In love with a criminal [Larry Stylinson] Smut

Unas lentas caricias sobre mi desnudo pecho, entremezclándose con unos suaves labios dándome lentos besos en mi pecho, me habían sacado de mi ensoñación, volviendo nuevamente al mundo real. Abrí mis ojos lentamentente, encontrándome una castaña cabellera revuelta sobre mi torso. Mi mirada se dirijo directamente hasta mis brazos, que estaban aferrando su cuerpo contra el mío. Un signo de pregunta se formó en mi cara, ¿qué se suponía que estaba haciendo? Mis ojos se posaron sobre su rostro. Él se encontraba mirando hacia algún punto fijo en la pared que daba al frente de la cama, con una expresión pacífica, angelical.



Ésto no debería de haber pasado, él no debió estar dando muestras de afecto, había sido lo primero que le había dicho.



Las yemas de sus dedos continuaron trazando suaves figuras imaginarias sobre mi pecho y un pesado suspiro escapó de sus labios antes de volver su mirada hacia mí, encontrándose el azul de sus orbes con los esmeralda míos. Los movimientos de sus dedos cesaron tan pronto como me vió con los ojos abiertos, algo me dijo que Louis no quería que yo me enterara de aquellas caricias, y entonces su mirada se endureció un poco, con un toque de miedo.



— ¿Qué se supone que estás haciendo? —pregunté autoritariamente con un tono de voz bajo. Louis se sentó a un lado mío

— Yo-o, lo s-siento, Harry. Yo... —comenzó, pero le interrumpí antes de que terminara su oración. No quería escuchar algo de lo que luego me arrepentiría

— Ya, déjalo así. Pero no vuelvas a hacerlo, ya sabes en lo que consistirá nuestra "relación", Louis. No sentimientos, fue lo primero que te dije —él agachó su cabeza y mordió su labio inferior, luego asintió

— Juro que no fue mi intención... no quise hacerlo, enserio —intentó excusarse

— Basta, no quiero escuchar más sobre ésto —hablé duramente, hice una pequeña pausa y, después de restregarme la cara con mis manos, solté un resoplido— Vamos. Tenemos que ir a mi casa y queda a unas dos horas de aquí.



Louis asintió con la cabeza y me levanté de la cama. Buscando mi ropa por la habitación, fui cambiándome de a poco, escuchando como él imitaba mi acción. Silencio incómodo. Una vez que terminé de vestirme, volteé mi mirada hacia Louis, quién se encontraba sentado sobre su cama colocando sus zapatillas con una mirada vacía.




Aquello no podía estar pasando. La información rebalsaba mi cerebro. Era mucho para apenas unas horas. No había podido sacarlo de mi cabeza desde aquella noche en el callejón, y unos días después, él aparecía y conseguía lo que muchos no han podido en meses. Él lograba intemidarme. Me producía una sensación de oscuridad y erotismo que nunca creí posible.



"Quiero que sepas que si te portas mal y desobedeces mis órdenes voy azotarte tan fuertemente, y no solo con mi mano, voy a llevarte al límite y te dejaré con las ganas. No vas a poder correrte hasta que yo no te lo ordene, porque juro que voy a dejarte sin sexo en lo que resta del día. ¿Entiendes, Louis? Respóndeme, Louis ¿Entendiste?"



Nunca, ni en un millón de años había permitido que nadie me trate así. Yo no era una prostituta para obedecer las órdenes de nadie, y menos de un tío que apenas conocía. Si, ya en aquel entonces cuando me abrió el culo en el callejón no tenía ni un pelo de virgen, pero cuando me tiraba a algunos tipos, antes lograba conocerlos, hablar con ellos y llegar a salir a tomar algo a algún bar. Nunca me había dejado tratar así, pero él... simplemente no podía discutir contra él. ¿Razón? Ni yo la se.



"No sentimientos".



Esa frase hacía eco en mi cabeza, que impedía que otro pensamiento invadiera mi ser. ¿Cómo fue que no había pensado siquiera sobre aquella propuesta sobre "ser su amante de ocasión? ¿Cómo fue que mis manos comenzaron a acariciar su cuerpo sin haberlo notado? Pero lo más importante, ¿era posible que estaba enamorándome de aquel tipo que solo me usaba y no conocía en absoluto? Puede ser. ¿Por qué no pude pensar siquiera en las consecuencias que ésto iba a traer, ya las estaba sufriendo. No sabía loque pasaba conmigo mismo. Pero de algo estaba seguro, tenía que dejar aquellos sentimientos de lado, Harry no era de esas personas con las que podías mantener una relación. No conocía la razón por la cuál él era tan duro hasta consigo mismo, pero estaba seguro de que había marcado su vida, y esa herida aún seguía abierta, pero no quería ser sanada, o él no se dejaba curar.



Una mano se posó sutilmente sobre mi hombro sacándome de mis pensamientos, volteé mi cabeza rápidamente y me encontré con aquellos orbes esmeralda que comenzaban a ser mi perdición. Me quedé algunos segundos embobado, perdido de la profundidad de sus ojos fríos y confusos. Pero desvié esos pensamientos rápidamente. No quería que ésto acabara así de rápido. Y sabía que si él descubría los sentimientos que estaba desarrollando por él, Harry iba a alejarse de mí, y no quería eso. Quería tenerlo cerca mío aunque sabía que eso implicaba que mis sentimeidentro de algunos días iba a terminar con mi carazón hecho pedazos, él iba a irse para nunca volver... o al menos no conmigo.



— ¿Te encuentras bien? —preguntó con una mirada interrogante

— Si, solo... nada. ¿Qué es lo que se supone que debo llevar a tu departamento? —pregunté cambiando de tema rápidamente, él se me quedó viendome por algunos segundos, escaneando mi mirada para ver si podía sacar algo de información

— Solo algo de ropa, no mucha ya que la mayoría del tiempo que estés ahí, estarás en ropa interior —respondió con una media sonrisa socarrona

— Claro.



Tomé mi mochila negra de adentro de mi ropero y me dispuse a sacar algo de ropa y meterla en el bolsillo más grande, algunos bóxers y, como no, el tanga que Liam, mi mejor amigo, me había regalado el año pasado para mi cumpleaños 21 como forma de broma. ¿Quién diría que luego de un año le daría un buen uso? Puse un par de zapatillas más y desosorante, perfume y crema de afeitar, junto con una rasuradora. Una vez mi mochila lista, la colgué en mi hombro derecho y salimos de mi habitación.



Una vez en la planta baja, tomé mi celular y la billetera de encima de la mesa de la cocina y, al cruzar la puerta de la misma, me encontré con unos penetrantes ojos verdes, que en ese momento estaban varios tonos más oscuros. Él me miró desde arriba hacia abajo y se relamió los labios, inconscientemente yo mordí los míos, pero unos dedos quitaron del agarre de mis dientes, mi labio inferior.



— No sabes todos los pensamientos sucios que me provocas cuando muerdes de esa forma tu labio inferior —dijo acercando su cara hacia la mía peligrosamente. Sus labios capturaron los míos y sentí desfallecer cuando sus brazos se envolvieron alrededor de mi cintura apretándome contra su caliente cuerpo... y de paso haciéndome sentir la firme erección que se había formado debajo de sus pantalones

— Fóllame, Harry —rogué. Otra cosa que nunca había hecho con nadie



Los ojos de mi amante mostraron fiereza ante mi petición y, sin decir nada, estrelló sus labios contra los míos, me tomó de los muslos y enrrolló mis piernas alrededor de si cintura. Caminó hacia la sala de estar y me tumbó en el sillón más grande, de cuero negro.



— Quítate los pantalones y túmbate contra el brazo del sillón. Voy a probar tu interior, nene —y eso me volvió loco, ¿él iba a darme un beso negro?