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El Principe De Piedra (Joe & Tu) -Adaptación-
O W N :: Archivos :: Novelas Abandonadas
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Re: El Principe De Piedra (Joe & Tu) -Adaptación-
La boca se abrió de par en par, y las rodillas casi se derrumbaron.
—¿Casarme contigo? Creía que los matrimonios entre un hechicero y un mortal estaban prohibidos.
—Soy el hijo de un Gran Lord. Hago lo que me place.
—Así que, ¿Realmente, REALMENTE me estás pidiendo que me case contigo? —Rió, una risa genuina, feliz, pero que no pudo evitar. No parecía importar que lo que sugería fuera ridículo, que tanto el uno como el otro se conocían desde hacía muy poco tiempo y que él, muy posiblemente, podría estar usando el matrimonio como un medio para obtener lo que quería. La alegría simplemente viajó a través de ella de una forma alarmante.
—Mi gente no te aceptaría si no fueras mi compañera de vida, así que, sí, realmente, de verdad te pido que te cases conmigo. Durante un tiempo —añadió.
Durante un tiempo. Las palabras se grabaron en la mente, destruyendo poco a poco la alegría.
—Debo advertirte —dijo, casi en el último momento— que no estoy seguro de la diferencia temporal que existente entre nuestros mundos.
—¿Qué quieres decir?
—Sospecho que el tiempo pasa más rápidamente aquí —explicó— pero cuánto exactamente, lo desconozco.
—¿Entonces podría visitar Imperia durante cinco días, pero cuando vuelva, podrían haber pasado aquí quinientos años?
La mandíbula se tensó, y supo que no quería contestar, pero lo hizo de todos modos.
—Correcto. Sólo hay un hechicero que tiene el poder de manipular el tiempo. Mi hermano, Percen, el sumo sacerdote Druinn. Aunque nunca haría nada por ayudarme.
Las probabilidades y posibilidades fueron a la deriva en su mente. Si decidiera irse, definitivamente podía volver a la Tierra, pero la Tierra que conocía podía ser muy diferente de la que se marchó. Nunca podría volver a ver la maliciosa sonrisa de Nick. Nunca sentiría el calor de los abrazos de Denver y Erik. Nunca disfrutaría otra vez de la consoladora presencia de Gray. U oiría la ronca risa de Brian por teléfono. Todo por quedarse con Jorlan durante un tiempo.
—Lo siento —le dijo, mirándolo al pecho. No quería mirarlo a los ojos, no quería ver si se oscurecían con la decepción o se enfriaban por la indiferencia como creía que ocurriría. — No puedo casarme contigo, y no puedo irme contigo. Mi familia está aquí.
Asintió con brío, como si entendiera los motivos, pero no les gustaran.
—Te daré tiempo para que lo pienses.
Alzó de golpe la cabeza y lo miró fijamente.
—No necesito tiempo. Ya te di mi respuesta.
—Aquella respuesta no era aceptable. Necesitas más tiempo, y estoy dispuesto a dártelo.
Parte de ella quiso reír en silencio, otra parte quiso gritar. Señor, esto iba a ser duro, muy duro. ¿Por qué tenía que hacerlo más difícil? Sabía, más allá de toda duda, que se quedaría aquí, donde pertenecía y también sabía que continuaría sin ella, sin sentir ningún remordimiento. Quizás eso era lo que más le dolía.
¡Maldita sea! ¿Por qué no podía ser el machista dominante que pensó que era la primera vez? Pero no. Resultó ser algo más que un tirano dictatorial, resultó ser un Príncipe Encantador. Bajo su –las mujeres son subordinados– bombeaba el corazón de un hombre poderoso pero apacible cuyo toque derretía sus reservas y cuya determinación era admirable. No, no podía confiar en él pero todavía lo deseaba.
Tenía que cambiar de tema antes de que sucumbiera a las lágrimas.
—Mira, me voy a hacer footing, que es un tipo de deporte donde uno tiene que correr ciertos kilómetros —explicó ante la expresión confundida. Tenía que hacer footing. — Mientras estoy fuera, puedes probarte la ropa nueva. Ayer compré un par de pantalones, algunas camisas, zapatos, y, algo de ropa interior. Cuando vuelva, visitaremos las direcciones de mi lista.
—Insisto en hacer footing contigo.
Al principio, quiso negarse, pero luego comprendió que proporcionarle oxígeno a su cerebro, realmente le haría mucho bien. Buscó las zapatillas nuevas de deporte y se las dio. —¿Seguro que podrás seguirme? Estoy acostumbrada a correr cada mañana, y tienes una fuerte resaca.
—Haré más que seguirte, katya, te dejaré muy atrás.
¿A sí? Su confianza le ayudó a olvidarse de su tristeza. También, la naturaleza competitiva, saltó a la vida.
—Entonces, ¿Por qué no me lo demuestras?
—Siempre exiges una prueba. Bien, ésta es una prueba que con mucho gusto te daré. Estoy deseando ver la expresión de tu rostro cuando la carrera termine y comprendas que te he pasado. Dos veces. —Con eso, se puso las zapatillas y se dirigió hacia la puerta de la calle.
La carrera había comenzado.
Veinte minutos más tarde, ella le mantenía el paso. No hablaban, concentrados en la competición. Corrían por un camino en zigzag situado a una milla de su casa. Era un camino que rodeaba el Parque de Earlywine y estaba destinado expresamente para los corredores. Todo a su alrededor eran radiantes árboles marrones y verdes que daban sombra, y toda clase de rosadas florecitas que crecían aquí y allí con gracia. Las ramitas crujían bajo los zapatos y el rocío besaba el aire.
Otros cinco minutos pasaron bajo un paso vigoroso. Sin reducir la marcha, Joseph se quitó la camiseta y se la puso sobre los hombros. Ella abrió la boca para protestar, pero las palabras se congelaron en la garganta. El poderoso, bronceado y musculoso pecho brillaba por el sudor, y unas gotitas se deslizaban a lo largo del abdomen de tablita de chocolate. La vista la distrajo y tropezó. Riendo por lo bajo, aumentó la velocidad y la adelantó. _____ miró airadamente su espalda. Lo había hecho a propósito, el muy canalla.
Los músculos le quemaron a cada paso, pero aceleró hasta alcanzarlo. Otros diez minutos pasaron. Estaba cansada, pero no redujo la marcha. Joseph ni siquiera mostraba signos de querer detenerse, el condenado
—¿Vamos a correr para siempre? —soltó, resoplando y odiándose por ello.
—Yo puedo —fue la casual respuesta.
—Bien, yo también puedo — gruñó y reunió cada onza de fuerza que poseía para resistir. ¡Éste hombre no iba a ganarle!
Pero caray, tenía que haber algún modo de terminar con esto.
Inmediatamente, le vino una idea, y no se sorprendió de lo rápido que la mente trabajaba. Con todo el oxígeno que bombeaba a través del cuerpo, podría haber calculado la masa atómica de un elefante e inventando un plan para terminar con el hambre en el mundo.
—Una carrera hasta llegar a casa. El último pierde. —Dicho eso, se adelantó corriendo.
Trató de pasarle por la izquierda, pero ella viró por delante, bloqueándole el camino. Él se movió a la derecha, pero ya esperaba ese movimiento y se desvió para cortarle otra vez. _____ tocó la puerta un segundo antes y casi se cayó al tropezar con el periódico tirado sobre el porche, pero logró enderezarse a tiempo.
—¡Ja!¡ Gané! —Las palabras abandonaban la garganta entre jadeos cortos, entrecortados por la falta de aire. Se habría reído en su cara, pero sentía el pecho como un volcán a punto de explotar.
—No has jugado limpio, _____. —Parecía un poco jadeante.
—Por supuesto que no, Joseph. ¿Qué tendría eso de divertido?
Él abrió la boca para contestar, pero un coche entró por el camino de entrada, desviando la atención. Inmediatamente, su extraterrestre se transformó al modo de superhéroe-salvador y sólo cuando el coche aparcó detrás de la camioneta y Gray surgió del asiento del conductor, Joseph se relajó. Su hermano, sin embargo, lo miró de forma dura y glacial. Un poco resacoso, pero listo para batalla de todos modos.
La sonrisa de bienvenida de _____ se evaporó.
—¿Gray?¿Va todo bien?
No le hizo caso. Otro hombre salió del coche, y Gray le susurró algo, con tono enfadado. El hombre era una pulgada o dos más bajito que Gray, por lo que era un poco más alto que _____. Tenía el pelo negro y los grandes ojos como los de un cachorro. Las mujeres, probablemente, se volverían locas por él, es más, si _____ lo hubiera conocido hacia unos días, también se habría vuelto loca, o al menos por una primera cita. Pero ahora los pensamientos estaban consumidos por el guerrero que tenía a su lado.
Gray subió al porche y, sin siquiera un saludo, entró directamente al asunto.
—Quiero contarte algo sobre la pasada noche, algunas cosas que Jorlan nos dijo a mí y a los muchachos.
Aunque su hermano hablara con ella, miraba a Joseph. _____ se fijó primero en un hombre, luego en el otro. Joseph tenía los brazos cruzados sobre el pecho; los ojos estrechos en diminutas rajas; y las ventanas de la nariz llameantes. Se enfrentaban a pleno día.
—Te abandonará en dos semanas —siguió Gray.
—Ya lo sé. —Los hombros se hundieron con alivio. Durante un minuto, había creído que le diría que Joseph les había confesado que era de otro planeta. —Ahora que eso está claro, tienes exactamente cinco segundos para pedir perdón por tu comportamiento —dijo, y en un tono dulce como el caramelo, continuó — o te partiré el cuello como una ramita.
El hermoso forastero al lado de Gray rió. Era el primer sonido que había pronunciado hasta el momento.
—Me dijiste que era valiente, Gray —dijo el hombre, todavía riendo. —Pero no me contaste que era una homicida.
Gray decidido entonces hacer las presentaciones apropiadas.
—_____, Joseph, éste es Steve Harri. Steve, ésta es mi hermana _____ y su amigo, Joseph. Él es modelo de portadas románticas. — La repugnancia ante aquel hecho tardó mucho en desvanecerse después de las palabras.
¿Éste era Steve? Pensó, sorprendida.
¿Éste era Steve? Pensó Jorlan sombríamente. ¿El hombre con el que los hermanos de _____ la querían casar?
—Es un placer —les dijo Steve.
—Igualmente. —_____ aún no había conseguido cerrar la boca.
Hirviendo, Joseph permaneció callado, aunque la postura de si-la-tocas-mueres, era más que evidente. Por si acaso Steve no cogía la indirecta, agarró posesivamente a _____ por la cintura.
Steve ni siquiera intentó estrecharle la mano.
—No puedo creer que estés tan tranquila. —Gray se pasó la mano por el pelo. —¿Nunca sigues los consejos, _____? ¿Qué te digo siempre?
—No hables con extraños.
—Eso no.
—Luchar hasta la muerte.
—No, eso tampoco.
—Lleva...
—Qué nunca pierdas el tiempo con un hombre que no se quedará.
_____ colocó las manos sobre sus hombros, se alzó de puntillas, y besó a su hermano en la mejilla.
—También te quiero, Gray. Ahora sal de aquí. Tengo cosas de hacer.
—No hemos terminado con esta conversación. —Miró por encima del hombro y fijó los ojos en Joseph. —Hablaremos más.
Su extraterrestre asintió rígidamente.
—No, no hablarás más tarde con él —le gritó.
Pero Gray no la oyó. Steve y él ya se habían montado en el choche y se marchaban.
Las manos de Joseph le apretaron los brazos, amenazadoramente, y la sacudió.
—No volverás a ver a ese hombre otra vez.
—¿A mi hermano?
—No, al otro.
¿Qué era esto? ¿Un ataque de celos? Lo estudió, midiéndolo, observándolo. Oh, sí. Éste magnífico bárbaro estaba realmente celoso... Hirviendo de celos. Sintió un destello de diversión y tuvo que ocultar la sonrisa. Se lo merecía después de que la hubiera puesto celosa con la pelirroja.
—¿Y qué me harás si vuelvo a verlo?
La esquina del ojo se sacudió con un tic nervioso.
—¿Realmente deseas conocer la respuesta ?
—Absolutamente. —Se le escapó una risita.
Despacio, el deseo eclipsó a la cólera. Le dirigió esa mirada arrogante que daba a entender que sabía, exactamente, como hacer agradable el castigo de una mujer. Voy a... — Hizo una pausa, como si buscara el mejor método de corrección.
—¿Azotarme? —Le ofreció amablemente.
Negó, enérgicamente, con la cabeza.
Lo intentó otra vez.
—¿Empapar mi cuerpo desnudo con miel?
Los ojos se encendieron con un fuego azul.
—No. Te demostraré tú deseo hacia mí en cualquier parte, ante cualquiera que esté a nuestro alrededor.
—Si eres tan duro, ¿Por qué simplemente no lo intentas? —Antes de pensarlas, las palabras escaparon de su boca, emitiendo un desafío sexual a un competidor feroz, a un hombre que no le gustaba perder.
—¿Me provocas? —Dijo suavemente. —Lo haré, ya lo verás.
Vanee LovatoD'Jonas
Re: El Principe De Piedra (Joe & Tu) -Adaptación-
—Lo haré, ya lo verás— osea ves q te encanta q este como caritas de licuadora mágica no pss si eso ... y según yo vives en México asi q cuidado por que me queda cerca tu casa!!
Deni rt
Re: El Principe De Piedra (Joe & Tu) -Adaptación-
Hhahaha me gusta dejarlas con la intriga >.< Hhhahaha xD Si soy de México de que parte eres?Deni rt escribió:—Lo haré, ya lo verás— osea ves q te encanta q este como caritas de licuadora mágica no pss si eso ... y según yo vives en México asi q cuidado por que me queda cerca tu casa!!
Ya la sigo! tranqui!
Vanee LovatoD'Jonas
Re: El Principe De Piedra (Joe & Tu) -Adaptación-
Heheh ya la sigo!!! (:fernanda escribió:DIOS EN SERIO TIENES QUE SEGUIRLA!
Vanee LovatoD'Jonas
Re: El Principe De Piedra (Joe & Tu) -Adaptación-
CAPÍTULO 12
Tres días y doce psíquicos más tarde, ______ y Joseph habían desarrollado una rutina.
Mañana: footing y visitar psíquicos.
Tarde: trabajar en el Victorian.
Atardecer: Hablar y ver un rato la televisión.
Noche: dormir separados y fantasear.
Aunque el cuerpo y mente le gritaban que hiciera realidad esas fantasías, que el tiempo se agotaba rápidamente, Joseph no había besado a _____, ni la había tocado, ni le había susurrado palabras eróticas. No, la cortejaba a través de bromas y sutilezas, intentando ganarse su amor e intentando convencerla de que se casara con él. Hasta ahora, había fallado. De hecho, el comportamiento solícito estaba surtiendo el efecto contrario en _____, ya que parecía que se retraía un poco más cada día. El continuo fracaso, tanto con _____ como con los psíquicos, no hacía más que aumentar su desesperación.
Sólo le quedaban diez días. Diez cortos días para que la maldición lo reclamara una vez más.
¿Podría permitirse perder otro día ante su obstinación? A cada segundo que pasaba sentía la frialdad de la piedra correr por la sangre, intentando congelarlo donde estaba. Tenía que conseguir que _____ lo amara. Tenía que forzarla a caer utilizando cualquier método necesario. No podía permitirse otro fracaso más. Pronto, tenía que ganársela pronto.
¿Pero qué podía intentar que no hubiera intentado ya?
La había perseguido sexualmente, la había puesto celosa, había compartido el pasado con ella, le había dado tiempo, y cuando falló todo, había cultivado su amistad, tratando de demostrarle que realmente se preocupaba por ella y deseaba su felicidad. Aún así, sus esfuerzos no habían sido nada más que tiempo perdido.
Maldita sea. ¿No entendía el gran honor que le ofrecía al proponerle hacerla su compañera de vida temporal? ¡No, no lo hacía! Con su –No, no voy a casarme contigo –, y su –debes obedecer mis reglas–, la mujer agotaba rápidamente su legendario control. Ya debería conocerlo lo suficientemente bien como para saber que la convencería de irse con él, que le daría su corazón, y que le pertenecería durante todo el tiempo que quisiera retenerla.
Y no aceptaría nada menos que su absoluta sumisión.
Si sólo ese día no pareciera destinado al fracaso también.
Después de un accidente menor, en el que se vio implicado el transporte de _____ y un poste inmóvil, seis visitas a establecimientos no mágicos y una lucha contra un dolor de estómago causado, estaba seguro de eso, por una losa de grasiento alimento que _____ llamó pizza, no estaba de muy buen humor. Además, la nueva ropa que llevaba -el artículo que _____ llamaba ropa interior– estaba destrozándole los atributos masculinos.
—Bueno, éste era el último de todos —dijo _____, frotándose las manos una vez, dos veces.
Estaban de pie en el exterior de la Palma del Saber, un pequeño edificio que supuestamente albergaba a uno de los mayores psíquicos masculinos que existieron alguna vez. Que quizás existió en un mundo imaginario de su propia creación. Los pájaros volaban encima, dando vueltas y buscando alimento. El ardiente sol golpeaba con fuerza y una ligera brisa sopló, impregnada de un suave olor, como a flores y lluvia que le recordó a ______.
—Hemos malgastado la mañana de una consulta a otra. —dijo _____ protegiéndose los ojos con una mano. —Y tenemos mucho trabajo que hacer, el Victorian está patas arriba. Reuniré otra lista esta noche. Estoy segura que en Internet conseguiré más nombres, y podemos visitar uno o dos durante el fin de semana. Si no están demasiado lejanos —añadió.
Escuchó las palabras sin prestarle atención.
—Hemos ido a seis sitios, katya, pero había siete nombres en tu lista.
Desvió la mirada, con aire de culpabilidad.
—No vamos a ir al séptimo.
—¿Por qué no?
—Nos llevaría cuatro horas llegar y otras cuatro horas regresar.
—¿Tanto?
—Tanto, y ya me duele el condenado trasero, no conduciré hasta allí.
—Te daré un masaje para aliviar cualquier incomodad que sientas.
Cruzó las manos sobre el pecho.
—Tengo que trabajar para vivir, Joseph, porque cuando trabajo, gano dinero y puedo pagar mis gastos, como los de comida y refugio. Gastos que han aumentado desde que entraste en mi vida. No conduciré hasta allí.
Simplemente la miró fijamente.
Apretó los dientes, enfadada.
—Contrariamente a lo puedas pensar, no hablo para oír mi propia voz. Dije que visitaríamos más sitios el fin de semana, y eso haremos.
—No deseo esperar. Cogeré tu transporte y conduciré yo.
—¡No, No y No! —Colocó las manos sobre las caderas y mantuvo la postura. No cedería en esto y punto. Ningún camino al infierno conseguiría que hiciera ese viaje de ocho horas. Ya habían estado en el coche toda la mañana, y además, realmente tenía que trabajar.
Pero no es por eso que no quieres ir. La verdad bailaba dentro de la mente, y se tensó. No quería visitar a ningún psíquico más por hoy. Para ser sinceros, no quería visitar al siguiente, no porque estuviera cansada o tuviera que trabajar, sino porque tenía miedo de que tuvieran éxito. Si encontraban a alguien que pudiera llevar a Jorlan a su casa, la abandonaría más pronto que tarde.
¿Es que no comprendía que quería que se quedara aquí todo el tiempo posible?
No, no lo comprendía, porque se movió hacia ella con la intención brillando en los ojos. Retrocedió y él siguió avanzando. Entonces estuvo sobre ella. Sorprendentemente, no la arrastró a la camioneta y le exigió que condujera hasta Lubbock. Simplemente metió la mano dentro del bolsillo de los pantalones cortos, un toque inocente que hizo que fuegos artificiales explotaran entre sus piernas, ya que éste era el primer toque que le había dado en tres días, el muy idiota, y sacó las llaves de la camioneta.
El cuerpo gritó ¡Busca más llaves! Pero pudo deducir por la mirada irritada y expresión enfadada de Joseph, que asaltar su persona, de manera agradable o de cualquier otra forma, no estaba dentro de las intenciones. Se alejó diciendo.
—Visitaré ese lugar y después volveré.
En un flash se lo imaginó varado en algún camino aislado, o peor aún, en una poblada ciudad exigiéndoles a todos que obedecieran sus órdenes. Alguien se ofendería, habría una pelea, Joseph ganaría, tenía una espátula, después de todo y la otra persona moriría. Entonces sería arrestado y encarcelado a la espera de juicio. El gobierno averiguaría que era de otro planeta y se desataría un infierno.
No podía dejar que eso pasara.
Corrió tras él, haciéndole una zancadilla y haciéndole tropezar. Él se estrelló en la dura tierra, derrumbándose como una casa demolida. Se movió rápidamente, precipitándose sobre las manos, arrebatándole la llave. Cuando trató de salir corriendo, fuera de su alcance, la agarró del tobillo. La siguiente cosa que supo, fue que estaba tumbada sobre el estómago, tratando de respirar.
Joseph se le echó encima, cogió la llave de su apretón estilo Kung Fu y sonrió.
¡Sonrió!
Usó las manos para ponerse de pie y lo observó, prácticamente, saltar hacia la camioneta.
—¡Espera! —Corrió a trompicones detrás de él, levantando grava a cada paso y lo agarró del brazo. —Hagamos un trato.
—He sido un guerrero toda mi vida. No sé nada de tratos.
Con aquellas siniestras palabras resonando en los oídos, se deshizo del asimiento y caminó a zancadas hacia la puerta del conductor de la camioneta. Saltó hacia la parte delantera del vehículo, con los brazos completamente extendidos.
—Hiciste un trato con lo de las armas, ¿No? E hiciste otro cuando dormiste en el suelo en vez de mi cama —esperaba que la alzara y moviera a un lado de la carretera, apartándola eficazmente de su camino.
No lo hizo. Permaneció al lado de la puerta abierta.
—Si lo que te preocupa es conducir durante tanto tiempo —dijo con tono aparentemente suave— podemos regresar después del amanecer.
—No. Absolutamente no. Ya he perdido demasiado tiempo por tu culpa.
—Entonces, hasta luego. —Se metió dentro de la cabina.
—No conoces el camino. — ¡Ajá! Eso debería pararlo.
Las esquinas de los labios se elevaron con otra sonrisa satisfecha.
—Has estado usando este mapa durante todos estos días. —Sostuvo el folleto en cuestión. —¿Crees que no puedo hacer lo mismo?
—No conoces los nombres de las carreteras, y no puedes leer mi lengua. Además, te denunciaré a la policía por robar mi coche.
Suspiró.
—Lamento mucho el empleo de la fuerza, katya.
Los ojos se oscurecieron y ella hizo una pausa.
—No has usado ninguna fuerza —dijo cautelosamente.
—Pero lo voy a hacer.
Antes de que tuviera tiempo de parpadear, salió del coche, se acercó y con una mínima protesta de su parte, la levantó en brazos. Podría haber luchado o peleado con más fuerza, pero no quería hacerle daño. Sin una palabra, la soltó en el asiento de pasajeros y se colocó detrás del volante.
—Ahora vendrás conmigo —dijo con seguridad.
_____ intentó quitarle la llave. La eludió fácilmente y luego empujó el metal dentado en la ignición y comenzó a empujar los pedales. Tirón. Parada. Tirón. Parada. Un sudor frío rompió a través de ella, y se lanzó a su lado, tratando de agarrar el volante.
La dominó con facilidad.
Si veía un coche, sólo uno, dirigirse hacia ellos, tiraría a Joseph a empujones por la puerta, sin importarle las heridas que pudiera sufrir. O, tal vez, presionaría la arteria carótida hasta que se desmayara. Por ahora, iban solos por la carretera así que tenía tiempo de planearlo cuidadosamente.
—Me haces daño —gritó.
Indiferente al supuesto dolor, continuó.
—¿Quieres matarnos a los dos? Si sigues con esto, es lo que conseguirás. ¡Y vas a averiar la camioneta! Este viaje es ridículo. Ni siquiera tenemos una muda de ropa. Tendremos que volver esta noche y después, realmente me dolerá el trasero y haré que lo lamentes porque tendrás la culpa. Tengo demasiado trabajo por hacer en la casa. Voy contra reloj, pedazo de burro, y tendrás que pagarme todo este tiempo.
—¿Estás intentando que desee cortarme las orejas y que dé la vuelta? —gruñó, sin mirarla todavía.
—¡ Sí!
Agarraba el volante con tanta fuerza que hacía rato los nudillos se habían vuelto blancos. El camión se movía lentamente por la carretera, a no más de cinco kilómetros por hora.
—Puedo caminar más rápido que esto, abuelito.
Un músculo se movió nerviosamente sobre la mandíbula, y la expresión asediada del rostro fue casi cómica.
—Cierra la boca, _____, o lo haré por ti.
—Entonces hazlo por qué no me callo. Y para que lo sepas. ¡Si lo que quieres es que me quede en silencio, no habrá nadie que te avise de que vas por el camino incorrecto! —Antes de que pudiera responder, se inclinó hacia adelante y puso la radio a todo volumen. Meredith Brooks cantaba “Bitch”.
La letra la calmó al instante, y se deprimió. Él no se merecía esto. Simplemente quería volver a casa. Joseph debía pensar que sufría ataques de locura permanentes. Tal vez, por eso, no la había tocado durante esos tres días anteriores... Tendría miedo de que lo atacara y lo matara mientras estaba dormido. Suspirando, bajó la radio.
—Aparca —le dijo.
—No. —La palabra surgió como el gruñido de un animal enjaulado.
—Aparca. Conduciré yo.
La barbilla giró de golpe y la miró con esperanza.
—¿Lo dices en serio?
—Sí, maldita sea. Ahora aparca.
Habría parado justo allí, en medio del camino, tan grande era el alivio, pero le señaló hacia un lado. —No pares aquí. Para allí. —Una vez que se detuvieron, cambiaron rápidamente de sitio.
—Realmente me debes una por esto —refunfuñó.
—Fácilmente puedo pagarte una vez que lleguemos. Sólo necesito una cama y cinco minutos de tu tiempo. —La diversión brilló a través de los ojos, y sólo entonces comprendió cuánto lo había echado de menos.
—¿Cinco minutos?
—No. He cambiado de idea. —Los labios se estiraron. —Sólo necesito dos.
_____ sacudió la cabeza y giró la camioneta hacia la derecha.
—Eres incorregible ¿Sabes?
—Sí. Lo sé
Y le gustaba así.
Condujeron en silencio durante aproximadamente veinte kilómetros, con el suave murmullo de la radio como único ruido. Sentía el calor del cuerpo de Joseph, manteniendo los pensamientos en las zonas bajas. Quizás era, por naturaleza, más sensual de lo que había creído. O quizás, simplemente, era carnalmente adicta a Joseph, porque su cerebro comenzó a tejer fantasías en la mente. Lo veía todo tan claramente. Se acercaba más a su lado y deslizaba la mano por su muslo, haciendo que temblara dolorosamente por más. Los ojos la devoraban mientras susurraba una provocación que no podría ignorar. Te desafío a experimentar el placer supremo, _____. Y ella, Oh, le dejaría. Las puntas calientes de los dedos apartarían las bragas y resbalarían fácilmente dentro. Luego, la acariciaría, primero lentamente, con deliberadas caricias de terciopelo, luego, con rapidez impaciente.
Quizás sacaría los dedos de su interior y se los llevaría a la boca, como si no pudiera vivir un momento más sin probar su sabor.
—¿_____?
La voz era real, no parte de la fantasía y despertó de golpe.
—¡ Qué!
—¿ Es normal que conduzcas así?
—¡Oh, Dios! —Entre bocinazos y gestos con los dedos medios levantados, regresó la camioneta al carril adecuado. Se tomó un momento para reunir las ideas, reducir la marcha de la respiración y controlar los temblores que no tenían nada que ver con la mala conducción. Señor, quería explorar su cuerpo y permitirle que explorara el suyo. Quería sentir las duras ondulaciones de los músculos y la piel sedosa.
—¿En qué pensabas? —preguntó.
Tragando con fuerza, forzó la atención a permanecer en el camino.
—Simplemente, en que no puedo creer que hagamos esto. ¿Eres tan impulsivo en tú mundo?
—No. —No ofreció más información. —¿Cómo es ese lugar al que vamos?
—Bastante parecido a Dallas. — Tenía que conseguir que continuara hablando, tenía que mantenerse distraída. —Sabes, me has contado cosas de tu familia, pero nada realmente importante sobre tu mundo. ¿Cuáles son las diferencias entre Imperia y la Tierra, además del hecho de que todas sus mujeres son esclavas?
Se ofendió por eso.
—Las mujeres no son esclavas en Imperia. Simplemente son responsabilidad de sus hombres.
Rió de la ardiente mirada.
—¿Hay alguna diferencia?
—Sí. Un esclavo debe obedecer a su amo en cualquier momento. —Enfatizó la palabra esclavo, puntualizando que era masculino, el su se repitió en los oídos mucho después de que hubiera hablado. —No tienen derechos propios. Nunca. Pero a una mujer bajo la protección de un hombre se le permite expresar su opinión.
—Mientras que la opinión no sea diferente de la de su hombre, ¿Verdad?
—En público, no.
—Entonces no hay ninguna diferencia entre un esclavo y una mujer protegida.Si comentan mucho, les hare maraton!
Última edición por Vanee LovatoD'Jonas el Miér 02 Oct 2013, 7:23 pm, editado 1 vez
Vanee LovatoD'Jonas
Re: El Principe De Piedra (Joe & Tu) -Adaptación-
Del DF (: Ya subi capDeni rt escribió: de Hidalgo y tu? ahgg SIGUELA!!...
Vanee LovatoD'Jonas
Re: El Principe De Piedra (Joe & Tu) -Adaptación-
:O
Ay dios.. rayis y joseph son tan askdhkhsaf explosivos!!
Gracias por los caps siguela pronto!!
Ay dios.. rayis y joseph son tan askdhkhsaf explosivos!!
Gracias por los caps siguela pronto!!
helado00
Re: El Principe De Piedra (Joe & Tu) -Adaptación-
:O
Ay dios.. rayis y joseph son tan askdhkhsaf explosivos!!
Gracias por los caps siguela pronto!!
Ay dios.. rayis y joseph son tan askdhkhsaf explosivos!!
Gracias por los caps siguela pronto!!
helado00
Re: El Principe De Piedra (Joe & Tu) -Adaptación-
genial me quedas relativamente cerca mmmm.... yo voy seguido ya q una tia vive allá !! estas como a una hora 2 de mi !!
Deni rt
Re: El Principe De Piedra (Joe & Tu) -Adaptación-
Lo se son tan kjahslahsj Ya la sigo!!!helado00 escribió::O
Ay dios.. rayis y joseph son tan askdhkhsaf explosivos!!
Gracias por los caps siguela pronto!!
Vanee LovatoD'Jonas
Re: El Principe De Piedra (Joe & Tu) -Adaptación-
Hhehehe ya la sigo!fernanda escribió:DIOS TIENES QUE SEGUIRLA EN SERIO!
Vanee LovatoD'Jonas
Re: El Principe De Piedra (Joe & Tu) -Adaptación-
Hhahahah bien! Entonces me cuidare!!! xDDDeni rt escribió:genial me quedas relativamente cerca mmmm.... yo voy seguido ya q una tia vive allá !! estas como a una hora 2 de mi !!
Vanee LovatoD'Jonas
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