Basta {Louis Tomlinson}

por **Lucía Malik** Dom 20 Oct 2013, 3:07 pm

Nombre: Basta

Autor: Yo misma, Lucía Malik.

Adaptación: Nop. Todo de mi perversa y perturbada imaginación.

Género: Drama, Romance, alguna escena de violencia y hot.

Advertencias: Intentaré no ser muy brusca. Después del primer capítulo, no subiré otro hasta que no haya al menos 3 comentarios.

Otras páginas: Solo aqui en Onlywn

por **Lucía Malik** Dom 20 Oct 2013, 3:30 pm

PRÓLOGO

Annabeth Parton tiene 21 años. Ella es tan solo una chica cualquiera, que lastimosamente se encontró con el hombre equivocado. Annabeth podrías ser tú, o yo.

Su físico no destaca, tampoco su cara. Tan solo esos enormes ojos verdes parecen transmitir calma, pero no le han servido nunca para nada.

A los 19, embaucada por un donjuán sin remedio, Ana, o Annia, como la llaman sus amigas, contrajo matrimonio con Robert Parker, un adinerado empresario de familia estirada. Y desde entonces todo había sido como una bomba de relojería.

Cada noche que salían de cena con sus amigos, Annabeth tenía que maquillar sus heridas, aquellas provocadas por caer en las redes de un individuo que ni se merecía llamar hombre.

Pero, afortunadamente, justo cuando Annia no puede más, el destino decide intercalar a un tercer elemento, Louis Tomlinson, otro chico del montón. Es amigo de Robert desde la facultad, y afortunadamente han conseguido trabajo juntos.

Este chico nunca había tratado más que "hola" y "adiós" con Anabeth, pero esta vez será su única herramienta para escapar del desastroso presente que sufría la pobre chiquilla.

"-¿Qué es eso?-se alarmó Louis. Miraba a su cadera.
-No es nada, me he caído en el baño...-suspiró Annabeth"

"-PERO DÉJAME QUERERTE-exclamó el castaño, casi al borde del llanto.
-Yo no soy para tí-la morena bajó la mirada"

"-Por Dios, solo es una chica asustada. Tenemos que hacer algo-propuso Tomlinson"

"-Te prometo que no te volverá a tocar-Louis enterró el rostro de Annia en su pecho-yo te sacaré de esta mierda"

por **Lucía Malik** Mar 29 Oct 2013, 10:19 am

CAPÍTULO 1

Me miré al espejo. Estaba desnuda. Oh, cómo le gustaba a él verme así. Inferior, débil, sumisa. Miré a mi cadera. Otro moratón más que ocultar. Otra herida en mi corazón. Otra oportunidad de recordarme a mí misma lo idiota que había sido.

-Si alguien te pregunta, dí que te has caído en el baño-rugió a mis espaldas.

En al fondo, tal vez me lo merecía. Un chico que a los 24 ya se quiera casar, con toda su vida aún por delante, es un poco sospechoso. Y no me dí cuenta. Idiota.

Sequé mis lágrimas y me vestí para la velada. Esta noche mi marido tenía una cena de trabajo, y por supuesto, yo debía acompañarle. Como una gata mansa. Ya me cansaba aquello.

Bajé con timidez y miré a Robert. Él deslumbraba como siempre. Llevaba un traje ajustado que estilizaba su atlética figura. Su pelo negro como el carbón se deslizaba salvajemente hasta su frente. Sus ojos azules parecían serenos, sin embargo guardaban una expresión de asco.

-No quiero volverte a ver con esos vestidos más cortos que tu rodilla, pareces una puta. ¿Qué quieres, avergonzarme frente a mis amigos? Más te vale que te comportes hoy, o si no repetiré lo de esta tarde-involuntariamente llevé una mano a mi cadera. Aún dolía.

Me hice un moño elegante y abrillanté mis plataformas color carne. Mi maquillaje estaba recargado, y ni aún así me daban buen aspecto después de esta tarde. Cogí mi bolso y salí por la puerta. Robert ya estaba en el coche.

Condujo hasta el Teatro Mayor de Liverpool. La primera parte de la noche asistiríamos a un memorial a los Beatles, y después nos habilitarían un gran salón para la cena. Nada de eso causaba gran emoción en mí.

Lo cierto es que últimamente nada me daba emoción. Robert siempre estaba ahí para tirar de mí cuando empezaba a hacer feliz. No me dejaba ir la mayor parte de los días a la Universidad, apenas me reunía con mis dos únicas amigas por su culpa. Solo me dejaba hacer las cosas de casa y servir a sus amigotes cuando venían a casa a emborracharse. Y para eso, para él nunca estaba bien. Y me pegaba. Me humillaba delante de quien fuera. Me engañaba cada semana con una mujer distinta. No sé ni como conservaba lágrimas después de todo. Pero, ya ves, se ve que aún me queda algo sano en mí.

Pero lo peor era que seguía provocando algo en mí cada vez que me sonreía, aunque fuera falsamente. O cuando descubría su brazo al rededor de mi cintura al despertarme. O cuando lo hacíamos, aunque sacara esa vena dominante que resultaba la mayoría de las veces violenta.

Salimos del coche. En realidad llevábamos retraso, así que corrí lo más que pude con mis tacones de 14cm. La calle resonaba a las 11 de la noche con nuestros pasos. El suelo estaba mojado.

Nos paramos enfrente de la puerta principal, y se colocó su corbata. Me miró de arriba abajo, y puso su brazo en gancho caballerosamente, y yo pasé el mío por encima.

En el vestíbulo se encontraban ya todos, a la espera de que comenzara la exposición. Fuimos saludando uno a uno a los asistentes.

Primero acudimos junto al jefe, un hombre calvo de unos 60 años, y su esposa. Dos besos, y Robert la dio un apretón a su superior.

-Cada día más preciosa, señorita Annabeth. Y usted, mi empleado favorito...Un placer tenerlos aquí-dijo el anciano. Yo sonreí, y Robert le bañó con unos piropos de pelota.

A continuación, fuimos a la zona donde estaban todos los amigos de mi marido. Uno a uno los saludamos también. A la izquierda, ya con una copa de champán estaban Niall y Harry, los más jóvenes. Ellos tenían mi edad, 21, pero simulaban más por su aspecto, si no fuera por la mentalidad de niños de 14 años que tenían. Harry bebía hasta desmayarse, y Niall siempre estaba metido en líos. Ambos sucesos los había presenciado. Sin embargo, en su trabajo eran brillantes. Toda una sorpresa.

Eran los únicos que no traían nunca acompañante, pero no era la primera vez que terminaban en los baños con alguna camarera. Patético.

-Hey, Rob-Harry, ya contentillo, palmeó su hombro. Niall le hizo un saludo de manos.

-Hola, chicos. ¿Armando líos tan temprano?-contestó Robert.

-Por supuesto, señor estirado. No te pega el traje, los desalmados no son elegantes-bromeó Niall. No sabía ni él cuanta razón tenía.

-Oye, tal vez tu mujer y yo deberíamos dar un paseo luego-me miró Harry pasándose la lengua por la boca. Me tensé, incómoda, en el brazo de Robert.

-Esta noche no, amigo-dio golpecitos en la cara de Harry y los tres rieron como locos.

-Te dije que no trajeras ese puto vestido-apretó fuertemente mi brazo, haciéndome daño.

-Si no tuvieras amigos idiotas no pasaría nada-contraataqué, y me gané un bufido.

Ahora nos dirigimos junto a dos parejas: Liam, con una chica que no conocía, y Zayn con la adorable Perry.

Respecto a 'Zerrie', no tenía mucho que decir. Zayn era un hombre de pocas palabras, pero sin embargo se colocaba. Y eso no era ningún inconveniente, si no lo hiciera en mi propia casa. Pero no era el peor de todos. Perrie, rubia y perfecta, en el fondo estaba harta del moreno. ¿Cómo lo sabía? Porque yo sentía lo mismo, y nuestras reacciones eran parecidas. Tal vez Zayn le hiciera pasar a ella lo mismo que me hacía a mí Robert, pero prefería no tomar conclusiones precipitadas. Aun así tenían planes para casarse pronto. Otra boda. Otro evento al que preferiría no ir.

En cuanto a Liam, él las mataba callando. Bajo su aspecto formal, era todo un hijo de puta. Tal vez era el peor a mi punto de ver. Claro está, después de Robert. Nunca lo había visto asistir a este tipo de veladas con la misma chica. Es más, también era amigo de follarse a las mujeres del servicio en las cenas. Y entonces su acompañante se retiraba humillada, y Harry o Niall la aprovechaban. Siempre la misma historia.

La chica de hoy tenía la cara rechoncha, con buena delantera y culo saliente. Me pregunto cuántas noches habrá pasado con ese cabrón antes de venir.

Saludamos a ambas parejas, y Robert estuvo charlando con ellos. Entre otras cosas, preguntó por Louis. Oh, definitivamente, si había un ser humano en la Tierra al que apreciaba Robert, era a ese chico. Junto a mi marido, Liam, y Zayn, él tenía 25 años. Ocupaba el 2º puesto en la empresa, compartido con Rob. ¿Se lo merecía? Ni idea.

En realidad, no podía juzgar mucho a ese Louis. Simplemente, era el que más decencia tenía, y no se comportaba como un malnacido cuando venía a casa. Bueno, excepto cuando tuve que limpiar su vómito del suelo por beber demasiado, o cuando casi tira la puerta del baño abajo mientras me estaba duchando y él estaba fumado. Pero al menos no lo hacía tan descaradamente.

Él siempre traía a la misma chica. Desde la primera reunión. Se llamaba Eleanor. Era, por así decirlo, junto con Perrie, la chica perfecta. Risueña, simpática, extrovertida. Desprendía juventud y belleza, a la vez que elegancia. Era la favorita del jefe, siempre se quedaban hablando al final de la cena de cosas intelectuales. Había estudiado en una de las mejores universidades de Londres, y ahora era modelo. Yo me sentía un monstruo feo a su lado. Sin estudios, aburrida todo el día, deprimida. A pesar de ser 3 años más joven que ella, yo parecía su madre a su lado, por forma de ser, me refiero.

Ambos hacían una linda pareja. Los envidiaba profundamente. No tenían ningún tipo de intención de casarse, y si fuese un poco menos tímida, les recomendaría que no lo hicieran. Sabía que después de eso me esperaría una buena ronda de puñetazos y otras torturas que me hacía Robert, pero al menos no haría pasar a esa pareja feliz unos sufrimientos innecesarios.

Hablando de los indicados, ambos llegaron al vestíbulo riendo a carcajadas, como siempre. Se dieron un beso delante de todos y saludaron generalmente con la mano, yéndose a junto el jefe. Toda la atención estaba en ellos. Louis iba muy correcto con su traje, y Eleanor simplemente deslumbraba con su mono entero negro, y bolso brillante.

-Toma nota de Eleanor. Ella sabe al menos como vestirse para una fiesta. Como se nota lo inferior que eres-susurró Robert en mi oído. Como conocía mi punto débil.

Pronto la pareja se aproximó a junto nosotros, que nos encontrábamos próximos a Liam y Zayn.

-Tomlinson-abrazó Robert a Louis. Eran mejores amigos desde la facultad, y lo continuaban ahora.

-Hola, Rob. Increible verte con traje, amigo-le palmeó el hombro. Robert le sacaba 1 cabeza y media, pero se notaba que se llevaban bien.

-Hola, preciosa-Robert le dio dos besos a Eleanor. Él nunca me decía eso a mí. Una punzada me recorrió cuando se deshizo de mi brazo para ponerle una mano en el cuello, haciendo los dos besos más carnales. Eleanor y Robert también mantenían una fuerte amistad, pues había sido compañera de ambos, sin embargo pertenecía a la facultad de Derecho.

-¿Qué hay, Annabeth?-me sorprendió mi nombre en la voz de Louis, y me sonrojé. Le tendí una mano para estrecharla con la suya, sin embargo el la tomó y la besó cortésmente. Después me miró a los ojos, sonriendo. Yo le devolví una tímida sonrisilla.

Ahora que estábamos todos, entramos a la sala de exposición. Esta duró una hora, y fue bastante entretenida. Todo estaba en silencio, excepto porque Louis y Eleanor no paraban de reír íntimamente, y Liam se estaba literalmente comiendo a la chica que traía. Zayn y Perrie observaban en silencio. Harry comentaba con Robert cada elemento de la exposición, y Niall hacía preguntas con doble sentido a la expositora. Idiota. El jefe y el resto de los empleados, que por cierto nunca me habían presentado, se encontraban más alejados. Me sentía fuera de lugar.

A las 12 nos trasladamos a la sala de comidas. Era inmensa. Nos sentamos todos juntos, próximos al jefe, y comenzamos a comer. Harry y Niall se tiraban comida, como siempre. Liam estaba demasiado borracho como para decir una palabra coherente, y su acompañante miraba aburrida la copa del idiota vaciarse en décimas de segundo.

En ese momento había un debate entre el jefe de Rob y Eleanor. Ella decía tener una idea importantísima para la empresa,y el jefe solamente asentía y la aprobaba, dándole la enhorabuena a Louis por las ocurrencias de su novia. Como si él tuviese algo que ver!

De vez en cuando Robert me acariciaba la mejilla, para que no se notara lo mucho que me estaba odiando. Lo percibía.

-Y ahora, Annabeth, háblanos de tu día a día-Harry el borracho había dado en el clavo. Ese hijo de puta seguro que intuía algo.

-Pues-me aclaré la voz. Miré a Rob, quien con su mirada me transmitía que no me fuese de la lengua-me levanto temprano para ir a la Universidad, y Robert me tiene preparado el desayuno con flores. Nunca se lo puedo agradecer, porque ya se ha marchado a trabajar, es muy comprometido con su trabajo. Paso en la Universidad 6 horas y me vuelvo a casa, o a veces quedo a comer con Rob, si no tiene trabajo. Por la tarde estudio o hago algo nuevo, como leer, escribir, o tocar la guitarra. Otras veces salgo con mis amigas, porque a Robert no le importa con tal que me lo pase bien. Y por la noche cenamos juntos y vemos una película abrazados, porque nos queremos tanto que prácticamente no puede pasar un segundo sin que nos mostremos nuestro amor, ¿verdad, cariño?-pregunté, irónicamente. Me sorprendí por haber dicho tantas mentiras juntas.

La mesa estaba en silencio.

-Hmm, adorable-comentó el jefe-¿y qué estudias?

-Psicología-contesté, esta vez diciendo verdad.

-Me gusta. Tal vez podrías tener un hueco en la empresa-dijo el anciano, yo sonreí, sintiendo la rabia de Robert por haber captado la atención del viejo.

Terminamos la cena, y como siempre, los hombres fueron a tomar wiskey a la sala común. Muy machista todo. Una vez dejaron ir a Eleanor, pero porque es Eleanor.

Perrie y Eleanor reían a carcajadas en el minibar donde estábamos las chicas. La acompañante de Liam se aproximó a mí, ya que estaba completamente perdida.

-Me encantó lo que dijiste, Robert y tu hacéis una linda pareja-dijo, inocentemene.

-Euhh...gracias. Tu igual con Liam-sonreí falsamente.

-¿En serio?-abrió los ojos-me dijo que quería pasar mucho tiempo juntos, y que si seguía siendo tan buena nos casaríamos, ¿no es precioso?-sonaba tan inocente que me quebró el corazón.

Con una angustia superior a todo, salí corriendo por la puerta de atrás a los contenedores. Tomé aire fresco de la calle. Esa chica era yo hace ya casi un año. Inocente, joven, alegre, creyéndome las palabras del hijo de puta de Robert, en su caso Liam. Lo bueno del segundo es que un día le cortará y ella solo sufrirá por lo que pudo ser y no fue. Sin embargo yo estaba completamente atada de pies y manos a la muerte. Las lágrimas comenzaron a caer, y saqué un cigarro de mi bolso.

Mis sollozos resonaban en la calle, así que tuve que reprimirme. Pero era tarde, ya que una figura se sentó a mi lado.

-Ya, no llores más, todo pasará-reconocí la voz de Caroline, la anciana mujer del jefe.

-¿Caroline?-dije, sospechosa.

-Lo que dijiste en la mesa...todo el mundo se lo creyó, pero yo no. ¿Sabes por qué? Por que paso lo mismo que tú. Pero no te preocupes. Charlie también me hace la vida imposible, pero lo que tienes que hacer es aguantar para que vea que eres más fuerte que el-me acarició la espalda.

-Pero...no puedo más-lloré más fuerte.

-Lo sé, pequeña, pero tienes que soportarlo. O si no será mucho peor.

Sus palabras se grabaron en ese momento en mi mente, y ella abandonó mi lado. Me dirigí al baño a arreglarme para que no se notara mi momento de bajón. Al salir, me dirigí de nuevo junto a Marie, la chica de Liam, y continuamos hablando toda la noche, hasta que los hombres vinieron a nuestro encuentro.

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