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Cincuenta sombras liberadas - Harry Styles & Tú
O W N :: Archivos :: Novelas Abandonadas
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Cincuenta sombras liberadas - Harry Styles & Tú
Hi! Ladiesandgentlemen Mi nombre es Encarnación, Soy de España, Tengo 17 años(para 18) Me gusta Lady Gaga (creoquesenota) y bla bla bla...(;
Bueno pues he decidido, como veo que hay gente que empieza ha escribir novelas y las dejan al poco tiempo y estoy hasta el c*oño de eso ,pues voy ha adaptarles(ENTERA) 50 SOMBRAS LIBERADAS(de la trilogia de 50 sombras de Grey)con nuestro queridisimo&latigable Harry Styles. Bueno pues comencemos....
STOP! Antes que nada unos datitos importantes(ñe*) :3 x
• Titulo: 50 sombras más liberadas
• Autor: E. L. James
• Adaptación: Asi es una adaptación, NO ES MIA (jo*) de la trilogía de 50 sombras de Grey
• Género: Romance/Hot
• Contenido: Escenas eróticas (ESTAS AVISADO) :33
• Advertencias: SI eres menor, no la leas, vas a aprender demasiado rapido ♥ +16
Y os dejo el prólogo ;D
Ire subiendo cuando vea a gente interesada :3
Bueno pues he decidido, como veo que hay gente que empieza ha escribir novelas y las dejan al poco tiempo y estoy hasta el c*oño de eso ,pues voy ha adaptarles(ENTERA) 50 SOMBRAS LIBERADAS(de la trilogia de 50 sombras de Grey)con nuestro queridisimo&
STOP! Antes que nada unos datitos importantes(ñe*) :3 x
Ficha de la serie
• Titulo: 50 sombras más liberadas
• Autor: E. L. James
• Adaptación: Asi es una adaptación, NO ES MIA (jo*) de la trilogía de 50 sombras de Grey
• Género: Romance/Hot
• Contenido: Escenas eróticas (ESTAS AVISADO) :33
• Advertencias: SI eres menor, no la leas, vas a aprender demasiado rapido ♥ +16
Y os dejo el prólogo ;D
-PROLOGO-
—¡Mami! ¡Mami! Mami está dormida en el suelo. Lleva mucho tiempo dormida. Le cepillo el pelo porque sé que le gusta. No se despierta. La sacudo. ¡Mami! Me duele la tripa. Tengo hambre. Él no está aquí. Y también tengo sed. En la cocina acerco una silla al fregadero y bebo. El agua me salpica el jersey azul. Mami sigue dormida. ¡Mami, despierta! Está muy quieta. Y fría. Cojo mi mantita y la tapo. Yo me tumbo en la alfombra verde y pegajosa a su lado. Mami sigue durmiendo. Tengo dos coches de juguete y hago carreras con ellos por el suelo en el que está mami durmiendo. Creo que mami está enferma. Busco algo para comer. Encuentro guisantes en el congelador. Están fríos. Me los como muy despacio. Hacen que me duela el estómago. Me echo a dormir al lado de mami. Ya no hay guisantes. En el congelador hay algo más. Huele raro. Lo pruebo con la lengua y se me queda pegada. Me lo como lentamente. Sabe mal. Bebo agua. Juego con los coches y me duermo al lado de mami. Mami está muy fría y no se despierta. La puerta se abre con un estruendo. Tapoa mami con la mantita. Él está aquí. «Joder.¿Qué coño ha pasado aquí? Puta descerebrada… Mierda. Joder.Quita de mi vista, niño de mierda.» Me da una patada y yo me golpeo la cabeza con el suelo. Me duele. Llama a alguien y se va. Cierra con llave. Me tumbo al lado de mami. Me duele la cabeza. Ha venido una señora policía. No. No. No. No me toques. No me toques. No me toques. Quiero quedarme con mami. No. Aléjate de mí. La señora policía coge mi mantita y me lleva. Grito. ¡Mami! ¡Mami! Quiero a mami. Las palabras se van. No puedo decirlas. Mami no puede oírme. No tengo palabras. —¡Harry! ¡Harry! —El tono de ella es urgente y le arranca de las profundidades de su pesadilla, de su desesperación—. Estoy aquí. Estoy aquí. Él se despierta y ella está inclinada sobre él, agarrándole los hombros y sacudiéndole, con el rostro angustiado, los ojos azules como platos y llenos de lágrimas. —_______. —Su voz es solo un susurro entrecortado. El sabor del miedo le llena la boca—. Estás aquí. —Claro que estoy aquí. —He tenido un sueño… —Lo sé. Estoy aquí, estoy aquí. —________. —Él dice su nombre en un suspiro y es como un talismán contra el pánico negro y asfixiante que le recorre el cuerpo. —Harry, estoy aquí. —Se acurrucó a su lado, envolviéndole, transmitiéndole calor para que las sombras se alejen y el miedo desaparezca. Ella es el sol, la luz… y es suya. —No quiero que volvamos a pelearnos, por favor. —Tiene la voz ronca cuando la rodea con los brazos. —Está bien. —Los votos. No obedecerme. Puedo hacerlo. Encontraremos la manera. —Las palabras salen apresuradamente de su boca en una mezcla de emoción, confusión y ansiedad. —Sí, la encontraremos. Siempre encontraremos la manera —susurra ella y le cubre los labios con los suyos, silenciándole y devolviéndole al presente.
—¡Mami! ¡Mami! Mami está dormida en el suelo. Lleva mucho tiempo dormida. Le cepillo el pelo porque sé que le gusta. No se despierta. La sacudo. ¡Mami! Me duele la tripa. Tengo hambre. Él no está aquí. Y también tengo sed. En la cocina acerco una silla al fregadero y bebo. El agua me salpica el jersey azul. Mami sigue dormida. ¡Mami, despierta! Está muy quieta. Y fría. Cojo mi mantita y la tapo. Yo me tumbo en la alfombra verde y pegajosa a su lado. Mami sigue durmiendo. Tengo dos coches de juguete y hago carreras con ellos por el suelo en el que está mami durmiendo. Creo que mami está enferma. Busco algo para comer. Encuentro guisantes en el congelador. Están fríos. Me los como muy despacio. Hacen que me duela el estómago. Me echo a dormir al lado de mami. Ya no hay guisantes. En el congelador hay algo más. Huele raro. Lo pruebo con la lengua y se me queda pegada. Me lo como lentamente. Sabe mal. Bebo agua. Juego con los coches y me duermo al lado de mami. Mami está muy fría y no se despierta. La puerta se abre con un estruendo. Tapoa mami con la mantita. Él está aquí. «Joder.¿Qué coño ha pasado aquí? Puta descerebrada… Mierda. Joder.Quita de mi vista, niño de mierda.» Me da una patada y yo me golpeo la cabeza con el suelo. Me duele. Llama a alguien y se va. Cierra con llave. Me tumbo al lado de mami. Me duele la cabeza. Ha venido una señora policía. No. No. No. No me toques. No me toques. No me toques. Quiero quedarme con mami. No. Aléjate de mí. La señora policía coge mi mantita y me lleva. Grito. ¡Mami! ¡Mami! Quiero a mami. Las palabras se van. No puedo decirlas. Mami no puede oírme. No tengo palabras. —¡Harry! ¡Harry! —El tono de ella es urgente y le arranca de las profundidades de su pesadilla, de su desesperación—. Estoy aquí. Estoy aquí. Él se despierta y ella está inclinada sobre él, agarrándole los hombros y sacudiéndole, con el rostro angustiado, los ojos azules como platos y llenos de lágrimas. —_______. —Su voz es solo un susurro entrecortado. El sabor del miedo le llena la boca—. Estás aquí. —Claro que estoy aquí. —He tenido un sueño… —Lo sé. Estoy aquí, estoy aquí. —________. —Él dice su nombre en un suspiro y es como un talismán contra el pánico negro y asfixiante que le recorre el cuerpo. —Harry, estoy aquí. —Se acurrucó a su lado, envolviéndole, transmitiéndole calor para que las sombras se alejen y el miedo desaparezca. Ella es el sol, la luz… y es suya. —No quiero que volvamos a pelearnos, por favor. —Tiene la voz ronca cuando la rodea con los brazos. —Está bien. —Los votos. No obedecerme. Puedo hacerlo. Encontraremos la manera. —Las palabras salen apresuradamente de su boca en una mezcla de emoción, confusión y ansiedad. —Sí, la encontraremos. Siempre encontraremos la manera —susurra ella y le cubre los labios con los suyos, silenciándole y devolviéndole al presente.
Ire subiendo cuando vea a gente interesada :3
Última edición por LadyG412 el Miér 03 Abr 2013, 10:41 pm, editado 1 vez
LadyG412
Re: Cincuenta sombras liberadas - Harry Styles & Tú
Siguela. Aunque ya lei el libro pero quiero leerla con Harry:3
Puedo salir como amiga de esta rayita. Haciendole de Katherine. Con...Liam?
Puedo salir como amiga de esta rayita. Haciendole de Katherine. Con...Liam?
Última edición por Lia Angel Paradise el Miér 03 Abr 2013, 7:28 pm, editado 1 vez
Lia Angel Paradise
Re: Cincuenta sombras liberadas - Harry Styles & Tú
oli necesitas chicas ?? puedo ser con Nialler plisss??
Nombre: Andrea Salum Velazquez
Edad:18años
Apodo:Andy o Conejita
D.Fisica:soy asi -> http://loqueteintersahoy.blogspot.mx/2012/10/a-tenirse-las-puntas-si-salis-la.html?m=1 es la primera
D.Psicologica:Soy rara pero me quiero ,soy muy tierna, pero tambn tengo mis momentos de rudeza, soy muy sentimental y creo que ya
Gustos: La nutella, el color negro, mi patineta, los abrazos, las personas tiernas.
Disgustos:la gente hipocrita y falsa, el queso, que me critiquen y que me digan que hacer.
Estilo: http://ajwdf.blogspot.mx/2012/08/blog-post.html?m=1
Extras: tengo un piercing -> http://www.limonbay.com/index.php?option=com_content&view=article&id=74:icomo-son-los-piercings-de-auricula&catid=38:piercings-oreja&Itemid=44
Chico: Niall Horan :)
espero que esto sea suficiente y hojala me escogas y si no no importa seguire leyendo la nove
Nombre: Andrea Salum Velazquez
Edad:18años
Apodo:Andy o Conejita
D.Fisica:soy asi -> http://loqueteintersahoy.blogspot.mx/2012/10/a-tenirse-las-puntas-si-salis-la.html?m=1 es la primera
D.Psicologica:Soy rara pero me quiero ,soy muy tierna, pero tambn tengo mis momentos de rudeza, soy muy sentimental y creo que ya
Gustos: La nutella, el color negro, mi patineta, los abrazos, las personas tiernas.
Disgustos:la gente hipocrita y falsa, el queso, que me critiquen y que me digan que hacer.
Estilo: http://ajwdf.blogspot.mx/2012/08/blog-post.html?m=1
Extras: tengo un piercing -> http://www.limonbay.com/index.php?option=com_content&view=article&id=74:icomo-son-los-piercings-de-auricula&catid=38:piercings-oreja&Itemid=44
Chico: Niall Horan :)
espero que esto sea suficiente y hojala me escogas y si no no importa seguire leyendo la nove
anndy1D
Re: Cincuenta sombras liberadas - Harry Styles & Tú
Lia Angel Paradise escribió:Siguela. Aunque ya lei el libro pero quiero leerla con Harry:3
Puedo salir como amiga de esta rayita. Haciendole de Katherine. Con...Liam?
Pues pues la verdad es que para Elliot( hermano de Christian) Ya habia pensado en Niall ,
ya que Elliot es rubio & tiene los ojos azules
Pero si te da igual te puedo poner como Mia (hermana de Christian)
ya que ha ella le gusta Ethan , y él se parece más a Liam :DD
Vamos si te da igual
LadyG412
Re: Cincuenta sombras liberadas - Harry Styles & Tú
anndy1D escribió:oli necesitas chicas ?? puedo ser con Nialler plisss??
Nombre: Andrea Salum Velazquez
Edad:18años
Apodo:Andy o Conejita
D.Fisica:soy asi -> http://loqueteintersahoy.blogspot.mx/2012/10/a-tenirse-las-puntas-si-salis-la.html?m=1 es la primera
D.Psicologica:Soy rara pero me quiero ,soy muy tierna, pero tambn tengo mis momentos de rudeza, soy muy sentimental y creo que ya
Gustos: La nutella, el color negro, mi patineta, los abrazos, las personas tiernas.
Disgustos:la gente hipocrita y falsa, el queso, que me critiquen y que me digan que hacer.
Estilo: http://ajwdf.blogspot.mx/2012/08/blog-post.html?m=1
Extras: tengo un piercing -> http://www.limonbay.com/index.php?option=com_content&view=article&id=74:icomo-son-los-piercings-de-auricula&catid=38:piercings-oreja&Itemid=44
Chico: Niall Horan :)
espero que esto sea suficiente y hojala me escogas y si no no importa seguire leyendo la nove
La verdad es que al principio no necesitaba a gente, pero como veo que por lo menos alguien ha visto esto , pues pondre vuestros nombres tmbn :DD Y sí puedes estar con
LadyG412
Re: Cincuenta sombras liberadas - Harry Styles & Tú
OKI TU NO TE PREOCUPES !!!! pero... SIGUELA!!!
anndy1D
Re: Cincuenta sombras liberadas - Harry Styles & Tú
1
Levanto la vista para mirar a través de las rendijas de la sombrilla de brezo y admiro el más azul de los cielos, un azul veraniego, mediterráneo. Suspiro satisfecha. Harry está a mi lado, tirado en una tumbona. Mi marido, mi sexy y guapísimo marido, sin camisa y con unos vaqueros cortados, está leyendo un libro que predice la caída del sistema bancario occidental. Sin duda se trata de una lectura absorbente porque jamás le había visto tan quieto. Ahora mismo parece más un estudiante que el presidente de una de las principales empresas privadas de Estados Unidos. Son los últimos días de nuestra luna de miel y estamos haraganeando bajo el sol de la tarde en la playa del hotel Beach Plaza Monte Carlo de Mónaco, aunque en realidad no nos alojamos en él. Abro los ojos para buscar al Fair Lady, que está anclado en el puerto. Nosotros estamos en un yate de lujo, por supuesto. Construido en 1928, flota majestuosamente sobre las aguas, reinando sobre todos los demás barcos del puerto. Parece de juguete. A Harry le encanta y sospecho que tiene la tentación de comprarlo. Los niños y sus juguetes… Me acomodo en la tumbona y me pongo a escuchar la selección de música que ha metido Harry Styles en mi nuevo iPod y me quedo medio dormida bajo el sol de última hora de la tarde recordando su proposición de matrimonio. Oh, esa maravillosa proposición que me hizo en la casita del embarcadero… Casi puedo oler el aroma de las flores del prado… * * * —¿Y si nos casamos mañana? —me susurra Harry al oído. Estoy tumbada sobre su pecho bajo la pérgola llena de flores de la casita del embarcadero, más que satisfecha tras haber hecho el amor apasionadamente. —Mmm… —¿Eso es un sí? —Reconozco en su voz cierta sorpresa y esperanza. —Mmm. —¿O es un no? —Mmm. Siento que sonríe. —Señorita ________, ¿está siendo incoherente? Yo también sonrío. —Mmm. Ríe y me abraza con fuerza, besándome en el pelo. —En Las Vegas.Mañana. Está decidido. Adormilada, levanto la cabeza. —No creo que a mis padres les vaya a gustar mucho eso. Recorre con las yemas de los dedos mi espalda desnuda, arriba y abajo, acariciándome con suavidad. —¿Qué es lo que quieres, ________? ¿Las Vegas?¿Una boda por todo lo alto? Lo que tú me digas. —Una gran boda no… Solo los amigos y la familia. —Alzo la vista para mirarle, emocionada por la silenciosa súplica que veo en sus brillantes ojos grises. ¿Y qué es lo que quiere él? —Muy bien —asiente—. ¿Dónde? Me encojo de hombros. —¿Por qué no aquí? —pregunta vacilante. —¿En casa de tus padres? ¿No les importará? Ríe entre dientes. —A mi madre le daríamos una alegría. Estará encantada. —Bien, pues aquí. Seguro que mis padres también lo preferirán. Harry me acaricia el pelo. ¿Se puede ser más feliz de lo que soy yo ahora mismo? —Bien, ya tenemos el dónde. Ahora falta el cuándo. —Deberías preguntarle a tu madre. —Mmm. —La sonrisa de Harry desaparece—. Le daré un mes como mucho. Te deseo demasiado para esperar ni un segundo más. —Harry, pero si ya me tienes. Ya me has tenido durante algún tiempo. Pero me parece bien, un mes. Le doy un beso en el pecho, un beso suave y casto, y le miro sonriéndole. * * * —Te vas a quemar —me susurra Harry al oído, despertándome bruscamente de mi siesta. —Solo de deseo por ti. —Le dedico la más dulce de las sonrisas. El sol vespertino se ha desplazado y ahora estoy totalmente expuesta a sus rayos. Él me responde con una sonrisita y tira de mi tumbona con un movimiento rápido para ponerme bajo la sombrilla. —Mejor lejos de este sol mediterráneo, señora Styles. —Gracias por su altruismo, señor Styles. —Un placer, señora Styles, pero no estoy siendo altruista en absoluto. Si te quemas, no voy a poder tocarte. —Alza una ceja y sus ojos brillan divertidos. El corazón se me derrite—. Pero sospecho que ya lo sabes y que te estás riendo de mí. —¿Tú crees? —pregunto fingiendo inocencia. —Sí, eso creo. Lo haces a menudo. Es una de las muchas cosas que adoro de ti. —Se inclina y me da un beso, mordiéndome juguetón el labio inferior. —Tenía la esperanza de que quisieras darme más crema solar —le digo haciendo un mohín muy cerca de sus labios. —Señora Styles, me está usted proponiendo algo sucio… pero no puedo negarme. Incorpórate —me ordena con voz ronca. Hago lo que me pide y con movimientos lentos y meticulosos de sus dedos fuertes y flexibles me cubre el cuerpo de crema. —Eres preciosa. Soy un hombre con suerte —murmura mientras sus dedos pasan casi rozando mis pechos para extender la crema. —Sí, cierto. Es usted un hombre afortunado, señor Styles. —Le miro a través de las pestañas con coqueta modestia. —La modestia le sienta bien, señora Styles. Vuélvete. Voy a darte crema en la espalda. Sonriendo, me doy la vuelta y él me desata la tira trasera del biquini obscenamente caro que llevo. —¿Qué te parecería si hiciera topless como las demás mujeres de la playa? —le pregunto. —No me gustaría nada —me dice sin dudarlo—. Ni siquiera me gusta que lleves tan poca cosa como ahora. —Se acerca a mí inclinándose y me susurra al oído—. No tientes a la suerte. —¿Me está desafiando, señor Styles? —No. Estoy enunciando un hecho, señora Styles. Suspiro y sacudo la cabeza. Oh, Harry… mi posesivo y celoso obseso del control… Cuando termina me da un azote en el culo. —Ya está, señorita. Su BlackBerry, omnipresente y siempre encendida, empieza a vibrar. Frunzo el ceño y él sonríe. —Solo para mis ojos, señora Styles. —Levanta una ceja en una advertencia juguetona, me da otro azote y vuelve a su tumbona para contestar la llamada. La diosa que llevo dentro ronronea. Tal vez esta noche podamos hacer algún tipo de espectáculo en el suelo solo para sus ojos. La diosa sonríe cómplice arqueando una ceja. Yo también sonrío por lo que estoy pensando y vuelvo a abandonarme a mi siesta. * * * —Mam’selle? Un Perrier pour moi, un Coca-Cola light pour ma femme, s’il vous plaît. Et quelque chose à manger… laissez-moi voir la carte. Mmm… El fluido francés de Harry me despierta. Parpadeo un par de veces a causa de la luz del sol y cuando abro los ojos le encuentro observándome mientras una chica joven con librea se aleja con la bandeja en alto y una coleta alta y rubia oscilando provocativamente. —¿Tienes sed? —me pregunta.
—Sí —murmuro todavía medio dormida. —Podría pasarme todo el día mirándote. ¿Estás cansada? Me ruborizo. —Es que anoche no dormí mucho. —Yo tampoco. —Sonríe, deja la BlackBerry y se levanta. Los pantalones cortos se le caen un poco, de esa forma sugerente que tanto me gusta, dejando a la vista el bañador que lleva debajo. Después se quita los pantalones y las chanclas y yo pierdo el hilo de mis pensamientos—. Ven a nadar conmigo. —Me tiende la mano y yo le miro un poco aturdida—. ¿Nadamos? —repite ladeando un poco la cabeza y con una expresión divertida. Como no respondo, niega lentamente con la cabeza—. Creo que necesitas algo para despertarte. —De repente se lanza sobre mí y me coge en brazos. Yochillo, más de sorpresa que de miedo. —¡Harry! ¡Bájame! —le grito. Él ríe. —Solo cuando lleguemos al mar, nena. Varias personas que toman el sol en la playa nos miran con ese desinterés divertido tan típico de los monegascos, según acabo de descubrir, mientras Harry me lleva hasta el mar entre risas y empieza a sortear las olas. Le rodeo el cuello con los brazos. —No te atreverás —le digo casi sin aliento mientras intento sofocar mis risas. Él sonríe. —Oh, _____, nena, ¿es que no has aprendido nada en el poco tiempo que hace que me conoces? Me besa y yo aprovecho la oportunidad para deslizar los dedos entre su pelo, agarrárselo con las dos manos y devolverle el beso invadiéndole la boca con mi lengua. Él inspira bruscamente y se aparta con la mirada ardiente pero cautelosa. —Ya me conozco tu juego —me susurra y se va hundiendo lentamente en el agua fresca y clara conmigo en brazos, mientras sus labios vuelven a encontrarse con los míos. El frescor del mediterráneo queda pronto olvidado cuando envuelvo a mi marido con el cuerpo. —Creía que te apetecía nadar —le digo junto a su boca. —Me has distraído… — Harry me roza el labio inferior con los dientes—. Pero no sé si quiero que la buena gente de Montecarlo vea cómo mi esposa se abandona a la pasión. Le rozo la mandíbula con los dientes, con su principio de barba cosquilleándome la lengua, sin importarme un comino la buena gente de Montecarlo. —______ —gime. Se enrolla mi coleta en la muñeca y tira con suavidad para obligarme a echar la cabeza hacia atrás y tener mejor acceso a mi cuello. Después me besa la oreja y va bajando lentamente. —¿Quieres que vayamos más adentro? —pregunta en un jadeo. —Sí —susurro. Harry se aparta un poco y me mira con los ojos ardientes, llenos de deseo, divertidos. —Señora Styles, es usted una mujer insaciable y una descarada. ¿Qué clase de monstruo he creado? —Un monstruo hecho a tu medida. ¿Me querrías de alguna otra forma? —Te querría de cualquier forma en que pudiera tenerte, ya lo sabes. Pero ahora mismo no. No con público —dice señalando la orilla con la cabeza. ¿Qué? Es cierto que varias personas en la playa han abandonado su indiferencia y ahora nos miran con verdadero interés. De repente Harry me coge por la cintura y me tira al aire, dejando que caiga al agua y me hunda bajo las olas hasta tocar la suave arena que hay en el fondo. Salgo a la superficie tosiendo, escupiendo y riendo. —¡Harry! —le regaño mirándole fijamente. Creía que íbamos a hacer el amor en el agua… pero él ha vuelto a salirse con la suya. Se muerde el labio inferior para evitar reírse. Yole salpico y él me responde salpicándome también.
—Tenemos toda la noche —me dice sonriendo como un tonto—. Hasta luego, nena. —Se zambulle bajo el agua y vuelve a la superficie a un metro de donde estoy. Después, con un estilo crol fluido y grácil, se aleja de la orilla. Y de mí. ¡Oh, Cincuenta! Siempre tan seductor y juguetón… Me protejo los ojos del sol con la mano mientras le veo alejarse. Cómo le gusta provocarme… ¿Qué puedo hacer para que vuelva? Mientras nado de vuelta a la orilla, sopeso las posibilidades. En la zona de las tumbonas ya han llegado nuestras bebidas. Le doy un sorbo rápido a mi Coca-Cola. Harry solo es una pequeña motita en la distancia. Mmm… Me tumbo boca arriba y, tras pelearme un poco con los tirantes, me quito la parte de arriba del biquini y la dejo caer despreocupadamente sobre la tumbona de Christian. Para que vea lo descarada que puedo ser, señor Styles… ¡Ahora chúpate esa! Cierro los ojos y dejo que el sol me caliente la piel y los huesos… El calor me relaja mientras mis pensamientos vuelven al día de mi boda. —Ya puedes besar a la novia —anuncia el reverendo Walsh. Sonrío a mi flamante marido. —Al fin eres mía —me susurra tirando de mí para rodearme con los brazos y darme un beso casto en los labios. Estoy casada. Ya soy la señora de Harry Styles. Estoy borracha de felicidad. —Estás preciosa,______ —murmura y sonríe con los ojos brillando de amor… y algo más, algo oscuro y lujurioso—. No dejes que nadie que no sea yo te quite ese vestido, ¿entendido? —Su sonrisa sube de temperatura mientras con las yemas de los dedos me acaricia la mejilla, haciéndome hervir la sangre. Madre mía… ¿Cómo consigue hacerme esto, incluso aquí, con toda esta gente mirando? Asiento en silencio. Vaya,espero que nadie nos haya oído. Por suerte el reverendo Walsh se ha apartado discretamente. Miro a la multitud allí reunida vestida con sus mejores galas… Mi madre, Ray, Bob y los Styles, todos aplaudiendo. Y también Andrea, mi dama de honor, que está genial con un vestido rosa pálido de pie junto al padrino de Harry: su hermano Niall. ¿Y quién iba a pensar que Niall podía tener tan buena pinta una vez arreglado? Todos muestran unas brillantes sonrisas de oreja a oreja… excepto Anne, que está llorando discretamente cubriéndose con un delicado pañuelo blanco. —¿Preparada para la fiesta, señora Styles? —murmura Harry con una sonrisa tímida. Me derrito al verlo. Está fabuloso con un sencillo esmoquin negro con chaleco y corbata plateados. Se le ve… muy elegante. —Preparadísima. —La cara se me ilumina con una sonrisa bobalicona. Un poco más tarde, la fiesta está en su apogeo… Des y Anne se han superado. Han hecho que volvieran a colocar la carpa y la han decorado con rosa pálido, plata y marfil, dejando los lados abiertos con vistas a la bahía. Hemos tenido la suerte de tener un tiempo estupendo y ahora el sol de última hora de la tarde brilla sobre el agua. Hay una pista de baile en un extremo de la carpa y un buffet muy generoso en el otro. Ray y mi madre están bailando y riéndose juntos. Tengo una sensación agridulce al verlos así. Espero que Harry y yo duremos más; no sé qué haría si me dejara. Casamiento apresurado, arrepentimiento asegurado. Ese dicho no deja de repetirse en mi cabeza. Andy está a mi lado. Está guapísima con un vestido largo de seda. Me mira y frunce el ceño. —Oye, que se supone que hoy es el día más feliz de tu vida —me regaña. —Y lo es —le digo en voz baja. —Oh, ______, ¿qué te pasa? ¿Estás mirando a tu madre y a Ray? Asiento con aire triste. —Son felices. —Sí, felices separados. —¿Te están entrando las dudas? —me pregunta Andy alarmada. —No, no, claro que no. Solo es que… le quiero muchísimo. —Me quedo petrificada, sin poder o sin querer expresar mis miedos.
—_______, es obvio que te adora. Sé que habéis tenido un comienzo muy poco convencional en vuestra relación, pero yo he visto lo felices que habéis sido durante el último mes. —Me coge y me aprieta las manos—. Además, ya es demasiado tarde —añade con una sonrisa. Suelto una risita. Andy siempre diciendo lo que no hace falta decir. Me atrae hacia ella para darme el Abrazo Especial de Andrea Salum . —_____, vas a estar bien. Y si te hace daño alguna vez, aunque solo sea en un pelo de la cabeza, tendrá que responder ante mí. —Me suelta y le sonríe a alguien que hay detrás de mí. —Hola, nena. —Harry me sorprende rodeándome con los brazos y me da un beso en la sien—. Andrea —saluda. Sigue mostrándose algo frío con ella, aunque ya han pasado seis semanas. —Hola otra vez, Harry. Voy a buscar al padrino, que es tu hombre preferido y también el mío. —Con una sonrisa para ambos se aleja para ir con Niall, que está bebiendo con el hermano de Andrea, Liam, y nuestro amigo Louis. —Es hora de irse —murmura Harry. —¿Ya? Es la primera fiesta a la que asisto en la que no me importa ser el centro de atención. —Me giro entre sus brazos para poder mirarle de frente. —Mereces serlo. Estás impresionante, _______. —Y tú también. Me sonríe y su expresión sube de temperatura. —Ese vestido tan bonito te sienta bien. —¿Este trapo viejo? —me ruborizo tímidamente y tiro un poco de ribete de fino encaje del vestido de novia sencillo y entallado que ha diseñado para mí la madre de Andy. Me encanta que el encaje caiga justo por debajo del hombro; queda recatado, pero seductor, espero. Se inclina y me da un beso. —Vámonos. No quiero compartirte con toda esta gente ni un minuto más. —¿Podemos irnos de nuestra propia boda? —Nena, es nuestra fiesta y podemos hacer lo que queramos. Hemos cortado la tarta. Y ahora mismo lo que quiero es raptarte para tenerte toda para mí. Suelto una risita. —Me tiene para toda la vida, señor Styles. —Me alegro mucho de oír eso, señora Styles. —¡Oh, ahí estáis! Qué dos tortolitos. Gruño en mi fuero interno… La madre de Anne nos ha encontrado. —Harry, querido… ¿Otro baile con tu abuela? Harry frunce los labios. —Claro, abuela. —Y tú, preciosa _____, ve y haz feliz a un anciano: baila con Theo. —¿Con quién, señora Styles? —Con el abuelo Trevelyan. Y creo que ya puedes llamarme abuela. Vosotros dos tenéis que poneros cuanto antes manos a la obra en el asunto de darme bisnietos. No voy a durar mucho ya. —Nos mira con una sonrisa tontorrona.Harry la mira parpadeando, horrorizado. —Vamos, abuela —dice cogiéndola apresuradamente de la mano y llevándola a la pista de baile. Me mira casi haciendo un mohín y pone los ojos en blanco—. Luego, cariño. Mientras voy de camino adonde está el abuelo Trevelyan, Louis me aborda. —No te voy a pedir otro baile. Creo que ya te he monopolizado demasiado en la pista de baile hasta ahora… Me alegro de verte feliz, pero te lo digo en serio, _____. Estaré aquí… si me necesitas. —Gracias,Louis. Eres un buen amigo. —Lo digo en serio. —Sus ojos brillan por la sinceridad. —Ya lo sé. Gracias de verdad, Louis. Pero si me disculpas… Tengo una cita con un anciano. Arruga la frente, confuso. —El abuelo de Harry -aclaro.
Me sonríe. —Buena suerte con eso, Annie. Y buena suerte con todo. —Gracias, José. Después de mi baile con el siempre encantador abuelo de Harry, me quedo de pie junto a las cristaleras viendo como el sol se hunde lentamente por detrás de Seattle provocando sombras de color naranja y aguamarina en la bahía. —Vamos—me insiste Harry. —Tengo que cambiarme. —Le cojo la mano con intención de arrastrarle hacia la cristalera y que suba las escaleras conmigo. Frunce el ceño sin comprender y tira suavemente de mi mano para detenerme—. Creía que querías ser tú el que me quitara el vestido —le explico. Se le iluminan los ojos. —Cierto. —Me mira con una sonrisa lasciva—. Pero no te voy a desnudar aquí. Entonces no nos iríamos hasta… no sé… —dice agitando su mano de largos dedos. Deja la frase sin terminar pero el significado está más que claro. Me ruborizo y le suelto la mano. —Y no te sueltes el pelo —me murmura misteriosamente. —Pero… —Nada de «peros», _____. Estás preciosa. Y quiero ser yo el que te desnude. Frunzo el ceño. —Guarda en tu bolsa de mano la ropa que te ibas a poner —me ordena—. La vas a necesitar. Taylor ya tiene tu maleta. —Está bien. ¿Qué habrá planeado? No me ha dicho adónde vamos. De hecho, no creo que nadie sepa nada. Ni Lia ni Andrea han conseguido sacarle la información. Me vuelvo hacia mi madre y Andrea. —No me voy a cambiar. —¿Qué? —dice mi madre. —Harry no quiere que me cambie. —Me encojo de hombros, como si eso lo explicara todo. Ella arruga la frente. —No has prometido obedecer —me recuerda con mucha diplomacia. Andrea intenta hacer que su risa ahogada parezca una tos. La miro entornando los ojos. Ni ella ni mi madre tienen ni idea de la pelea que Harry y yo tuvimos por eso. No quiero resucitar esa discusión. Dios, mi Cincuenta Sombras se puede poner muy furioso a veces… y después tener pesadillas. El recuerdo me reafirma en mi decisión. —Lo sé, mamá, pero le gusta mi vestido y quiero darle ese gusto. Su expresión se suaviza. Andrea pone los ojos en blanco y con mucha discreción se aleja para dejarnos solas. —Estás muy guapa, hija. —Carla me coloca con cariño uno de los rizos que se me ha soltado y me acaricia la barbilla—. Estoy tan orgullosa de ti, cielo… Vas a hacer muy feliz a Harry —me dice y me da un abrazo. Oh, mamá… —No me lo puedo creer… Pareces tan mayor ahora… Vas a empezar una nueva vida; solo tienes que recordar siempre que los hombres vienen de un planeta diferente. Así todo te irá bien. Suelto una risita. Harry no es de otro planeta, es de otro universo. Si ella supiera… —Gracias, mamá. Ray se acerca a nosotras sonriéndonos dulcemente. —Te ha salido una niña preciosa, Carla —dice con los ojos brillándole por el orgullo. Está impecable con su esmoquin negro y el chaleco rosa pálido. Me emociono y se me llenan los ojos de lágrimas. Oh, no… Hasta ahora había conseguido no llorar… —Y tú la has ayudado a crecer y a ser lo que es, Ray. —La voz de Carla suena nostálgica. —Y he adorado cada momento del tiempo que he pasado con ella. Eres una novia sensacional, ________. —Ray me coloca tras la oreja el mismo rizo suelto de antes.
—Oh, papá… —Intento contener un sollozo y él me abraza brevemente, un poco incómodo. —Y vas a ser una esposa sensacional también —me susurra con voz ronca. Cuando me suelta, Harry está a mi lado. Ray le estrecha la mano afectuosamente. —Cuida de mi niña, Harry. —Eso es lo que pretendo hacer, Ray. Carla. —Saluda a mi padrastro con un movimiento de cabeza y le da un beso a mi madre. El resto de los invitados han creado un largo pasillo humano con un arco formado por sus brazos extendidos para que pasemos por él hacia la salida de la casa. —¿Lista? —pregunta Harry. —Sí. Me coge la mano y me guía bajo esos brazos estirados mientras los invitados nos gritan felicitaciones y deseos de buena suerte y nos tiran arroz. Al final del pasillo nos esperan Anne y Des con grandes sonrisas. Los dos nos abrazan y nos besan por turnos. Anne está emocionada de nuevo. Nos despedimos rápidamente de ellos. Taylor nos espera junto al Audi todoterreno. Harry se queda sosteniendo la puerta del coche para que yo entre, pero antes me giro y tiro el ramo de rosas de color blanco y rosa hacia el grupo de mujeres jóvenes que se ha reunido. Lia lo coge al vuelo y sonríe de oreja a oreja. Cuando entro en el todoterreno riéndome por la audaz forma de atrapar el ramo de Lia, Harry se agacha para ayudarme con el vestido. Cuando ya estoy bien acomodada dentro, se vuelve para despedirse de los invitados. Taylor mantiene la puerta abierta para él. —Felicidades, señor. —Gracias, Taylor —responde Harry mientras se sienta a mi lado. Cuanto Taylor entra en el coche, los invitados empiezan a tirarle arroz al coche. Harry me coge la mano y me besa los nudillos. —¿Todo bien por ahora, señora Styles? —Por ahora todo fantástico, señor Styles. ¿Adónde vamos? —Al aeropuerto —dice con una sonrisa enigmática. Mmm… ¿Qué estará planeando? Taylor no se dirige a la terminal de salidas como yo esperaba, sino que cruza una puerta de seguridad y va directamente hacia la pista. ¿Qué demonios…? Y entonces lo veo: el jet de Harry con STYLES ENTERPRISES HOLDINGS, INC. escrito en el fuselaje con grandes letras azules. —No me digas que vas a volver a hacer un uso personal de los bienes de la empresa. —Oh, eso espero, ______ —me sonríe Harry. Taylor detiene el Audi al pie de la escalerilla que sube al avión y salta del coche para abrirle la puerta a Harry. Intercambian unas palabras y después Christian viene a abrirme la puerta. Y en vez de apartarse para dejarme espacio para salir, se inclina y me coge en brazos. —¡Hey! ¿Qué haces? —chillo. —Cogerte en brazos para cruzar el umbral —me dice. —Oh… Pero ¿eso no se supone que se hace al cruzar el umbral de la casa? Me sube por la escalerilla sin esfuerzo aparente y Taylor nos sigue llevando mi maleta. La deja a la entrada del avión y vuelve al Audi. Dentro de la cabina reconozco a Stephan, el piloto de Harry, con su uniforme. —Bienvenido a bordo, señor. Señora Styles —nos saluda con una sonrisa. Harry me baja al suelo y estrecha la mano de Stephan. De pie junto a Stephan hay una mujer de pelo oscuro de unos… ¿qué? ¿Treinta y pocos? Ella también lleva uniforme. —Felicidades a los dos —continúa Stephan. —Gracias, Stephan. ______, ya conoces a Stephan. Va a ser nuestro comandante hoy. Y esta es la primera oficial Beighley.
La chica se sonroja cuando Harry la presenta y parpadea muy rápido. Tengo ganas de poner los ojos en blanco. Otra mujer que está completamente cautivada por mi marido, que es demasiado guapo incluso para su propio bien. —Encantada de conocerla —dice efusivamente Beighley. Le sonrío con amabilidad. Después de todo… él es mío. —¿Todo listo? —les pregunta Harry a ambos mientras yo examino la cabina. El interior es de madera de arce clara y piel de un suave color crema. Hay otra mujer joven en el otro extremo de la cabina, también vestida de uniforme; tiene el pelo castaño y es realmente guapa. —Ya nos han dado todos los permisos. El tiempo va a ser bueno desde aquí hasta Boston. ¿Boston? —¿Turbulencias? —Antes de llegar a Boston no. Pero hay un frente sobre Shannon que puede que nos dé algún sobresalto. ¿Shannon, Irlanda? —Ya veo. Bien, espero dormir durante el trayecto —dice Harry sin preocuparse lo más mínimo. ¿Dormir? —Bien, vamos a prepararnos para despegar, señor —anuncia Stephan—. Les dejo en las capaces manos de Natalia, nuestra azafata. —Harry mira en su dirección y frunce el ceño, pero después se vuelve hacia Stephan con una sonrisa. —Excelente. —Me coge la mano y me lleva hasta uno de los lujosos asientos de piel. Debe de haber unos doce en total—. Siéntate —dice mientras se quita la chaqueta y se desabrocha el chaleco de fino brocado. Nos sentamos en dos asientos individuales situados el uno frente al otro con una mesita reluciente entre ambos. —Bienvenidos a bordo, señor, señora. Y felicidades. —Natalia ha aparecido junto a nosotros para ofrecernos una copa de champán rosado. —Gracias —dice Harry. Ella nos sonríe educadamente y se retira a la cocina. —Por una feliz vida de casados, . —Harry levanta su copa y brindamos. El champán está delicioso. —¿Bollinger? —pregunto. —El mismo. —La primera vez que lo probé lo bebí en tazas de té. —Sonrío. —Recuerdo perfectamente ese día. Tu graduación. —¿Adónde vamos? —Ya no soy capaz de contener mi curiosidad ni un segundo más. —A Shannon —dice Harry con los ojos iluminados por el entusiasmo. Parece un niño pequeño. —¿Irlanda? —¡Vamosa Irlanda! —Para repostar combustible —añade juguetón. —¿Y después? —le animo. Su sonrisa se hace más amplia y niega con la cabeza. —¡Harry! —A Londres —dice mirándome fijamente para ver mi reacción. Doy un respingo. Madre mía… Pensaba que iríamos a algún sitio como Nueva York o Aspen, o incluso al Caribe. Casi no me lo puedo creer. La ilusión de mi vida siempre ha sido ir a Inglaterra. Siento que una luz se enciende en mi interior: la luz incandescente de la felicidad. —Después París. ¿Qué? —Y finalmente el sur de Francia. ¡Uau! —Sé que siempre has soñado con ir a Europa —me dice en voz baja—. Quiero hacer que tus sueños se conviertan en realidad, _______. —Tú eres mi sueño hecho realidad, Harry.
—Lo mismo digo, señora Styles —me susurra. Oh, Dios mío… —Abróchate el cinturón. Le sonrío y hago lo que me ha dicho. Mientras el avión se encamina a la pista, nos bebemos el champán sonriéndonos bobaliconamente. No me lo puedo creer. Con veintidós años por fin voy a salir de Estados Unidos para ir a Europa, a Londres para ser más exactos. Después de despegar Natalia nos sirve más champán y nos prepara el banquete nupcial. Y menudo banquete: salmón ahumado seguido de perdiz asada con ensalada de judías verdes y patatas dauphinoise, todo cocinado y servido por la tremendamente eficiente Natalia. —¿Quiere postre, señor Styles? —le pregunta. Niega con la cabeza y se pasa un dedo por el labio inferior mientras me mira inquisitivamente con una expresión oscura e inescrutable. —No, gracias —murmura sin romper el contacto visual conmigo. Cuando Natalia se retira, sus labios se curvan en una sonrisita secreta. —La verdad —vuelve a murmurar— es que había planeado que el postre fueras tú. Oh… ¿aquí? —Vamos —me dice levantándose y tendiéndome la mano. Me guía hasta el fondo de la cabina. —Hay un baño ahí —dice señalando una puertecita, pero sigue por un corto pasillo hasta cruzar una puerta que hay al final. Vaya… un dormitorio. Esta habitación también es de madera de arce y está decorada con colores crema. La cama de matrimonio está cubierta de cojines de color dorado y marrón. Parece muy cómoda. Harry se gira y me rodea con sus brazos sin dejar de mirarme. —Vamos a pasar nuestra noche de bodas a diez mil metros de altitud. Es algo que no he hecho nunca. Otra primera vez. Me quedo mirándole con la boca abierta y el corazón martilleándome en el pecho… el club de la milla. He oído hablar de él. —Pero primero tengo que quitarte ese vestido tan fabuloso. Le brillan los ojos de amor y de algo más oscuro, algo que me encanta y que despierta a la diosa que llevo dentro. Empiezo a quedarme sin aliento. —Vuélvete. —Su voz es baja, autoritaria y tremendamente sexy. ¿Cómo puede una sola palabra encerrar tantas promesas? Obedezco de buen grado y sus manos suben hasta mi pelo. Me va quitando las horquillas, una tras otra. Sus dedos expertos acaban con la tarea en un santiamén. El pelo me va cayendo sobre los hombros, rizo tras rizo, cubriéndome la espalda y sobre los pechos. Intento quedarme muy quieta, pero deseo con todas mis fuerzas su contacto. Después de este día tan excitante, aunque largo y agotador, le deseo, deseo todo su cuerpo. —Tienes un pelo precioso, _____. —Tiene la boca junto a mi oído y siento su aliento aunque no me toca con los labios. Cuando ya no me quedan horquillas, me peina un poco con los dedos y me masajea suavemente la cabeza. Oh, Dios mío… Cierro los ojos mientras disfruto de la sensación. Sus dedos siguen recorriendo mi pelo y después me lo agarra y me tira un poco para obligarme a echar atrás la cabeza y exponer la garganta. —Eres mía —suspira. Me tira del lóbulo de la oreja con los dientes. Yo dejo escapar un gemido. —Silencio —me ordena. Me aparta el pelo y, siguiendo con un dedo el borde de encaje del vestido, recorre la parte alta de mi espalda de un hombro a otro. Me estremezco por la anticipación. Me da un beso tierno en la espalda justo encima del primer botón del vestido. —Eres tan guapa… —dice mientras me desabrocha con destreza el primer botón—. Hoy me
has hecho el hombre más feliz del mundo. —Con una lentitud infinita me va desabrochando los botones uno a uno, bajando por toda la espalda—. Te quiero muchísimo. —Va encadenando besos desde mi nuca hasta el extremo del hombro. Después de cada beso murmura una palabra—: Te. Deseo. Mucho. Quiero. Estar. Dentro. De. Ti. Eres. Mía.
Levanto la vista para mirar a través de las rendijas de la sombrilla de brezo y admiro el más azul de los cielos, un azul veraniego, mediterráneo. Suspiro satisfecha. Harry está a mi lado, tirado en una tumbona. Mi marido, mi sexy y guapísimo marido, sin camisa y con unos vaqueros cortados, está leyendo un libro que predice la caída del sistema bancario occidental. Sin duda se trata de una lectura absorbente porque jamás le había visto tan quieto. Ahora mismo parece más un estudiante que el presidente de una de las principales empresas privadas de Estados Unidos. Son los últimos días de nuestra luna de miel y estamos haraganeando bajo el sol de la tarde en la playa del hotel Beach Plaza Monte Carlo de Mónaco, aunque en realidad no nos alojamos en él. Abro los ojos para buscar al Fair Lady, que está anclado en el puerto. Nosotros estamos en un yate de lujo, por supuesto. Construido en 1928, flota majestuosamente sobre las aguas, reinando sobre todos los demás barcos del puerto. Parece de juguete. A Harry le encanta y sospecho que tiene la tentación de comprarlo. Los niños y sus juguetes… Me acomodo en la tumbona y me pongo a escuchar la selección de música que ha metido Harry Styles en mi nuevo iPod y me quedo medio dormida bajo el sol de última hora de la tarde recordando su proposición de matrimonio. Oh, esa maravillosa proposición que me hizo en la casita del embarcadero… Casi puedo oler el aroma de las flores del prado… * * * —¿Y si nos casamos mañana? —me susurra Harry al oído. Estoy tumbada sobre su pecho bajo la pérgola llena de flores de la casita del embarcadero, más que satisfecha tras haber hecho el amor apasionadamente. —Mmm… —¿Eso es un sí? —Reconozco en su voz cierta sorpresa y esperanza. —Mmm. —¿O es un no? —Mmm. Siento que sonríe. —Señorita ________, ¿está siendo incoherente? Yo también sonrío. —Mmm. Ríe y me abraza con fuerza, besándome en el pelo. —En Las Vegas.Mañana. Está decidido. Adormilada, levanto la cabeza. —No creo que a mis padres les vaya a gustar mucho eso. Recorre con las yemas de los dedos mi espalda desnuda, arriba y abajo, acariciándome con suavidad. —¿Qué es lo que quieres, ________? ¿Las Vegas?¿Una boda por todo lo alto? Lo que tú me digas. —Una gran boda no… Solo los amigos y la familia. —Alzo la vista para mirarle, emocionada por la silenciosa súplica que veo en sus brillantes ojos grises. ¿Y qué es lo que quiere él? —Muy bien —asiente—. ¿Dónde? Me encojo de hombros. —¿Por qué no aquí? —pregunta vacilante. —¿En casa de tus padres? ¿No les importará? Ríe entre dientes. —A mi madre le daríamos una alegría. Estará encantada. —Bien, pues aquí. Seguro que mis padres también lo preferirán. Harry me acaricia el pelo. ¿Se puede ser más feliz de lo que soy yo ahora mismo? —Bien, ya tenemos el dónde. Ahora falta el cuándo. —Deberías preguntarle a tu madre. —Mmm. —La sonrisa de Harry desaparece—. Le daré un mes como mucho. Te deseo demasiado para esperar ni un segundo más. —Harry, pero si ya me tienes. Ya me has tenido durante algún tiempo. Pero me parece bien, un mes. Le doy un beso en el pecho, un beso suave y casto, y le miro sonriéndole. * * * —Te vas a quemar —me susurra Harry al oído, despertándome bruscamente de mi siesta. —Solo de deseo por ti. —Le dedico la más dulce de las sonrisas. El sol vespertino se ha desplazado y ahora estoy totalmente expuesta a sus rayos. Él me responde con una sonrisita y tira de mi tumbona con un movimiento rápido para ponerme bajo la sombrilla. —Mejor lejos de este sol mediterráneo, señora Styles. —Gracias por su altruismo, señor Styles. —Un placer, señora Styles, pero no estoy siendo altruista en absoluto. Si te quemas, no voy a poder tocarte. —Alza una ceja y sus ojos brillan divertidos. El corazón se me derrite—. Pero sospecho que ya lo sabes y que te estás riendo de mí. —¿Tú crees? —pregunto fingiendo inocencia. —Sí, eso creo. Lo haces a menudo. Es una de las muchas cosas que adoro de ti. —Se inclina y me da un beso, mordiéndome juguetón el labio inferior. —Tenía la esperanza de que quisieras darme más crema solar —le digo haciendo un mohín muy cerca de sus labios. —Señora Styles, me está usted proponiendo algo sucio… pero no puedo negarme. Incorpórate —me ordena con voz ronca. Hago lo que me pide y con movimientos lentos y meticulosos de sus dedos fuertes y flexibles me cubre el cuerpo de crema. —Eres preciosa. Soy un hombre con suerte —murmura mientras sus dedos pasan casi rozando mis pechos para extender la crema. —Sí, cierto. Es usted un hombre afortunado, señor Styles. —Le miro a través de las pestañas con coqueta modestia. —La modestia le sienta bien, señora Styles. Vuélvete. Voy a darte crema en la espalda. Sonriendo, me doy la vuelta y él me desata la tira trasera del biquini obscenamente caro que llevo. —¿Qué te parecería si hiciera topless como las demás mujeres de la playa? —le pregunto. —No me gustaría nada —me dice sin dudarlo—. Ni siquiera me gusta que lleves tan poca cosa como ahora. —Se acerca a mí inclinándose y me susurra al oído—. No tientes a la suerte. —¿Me está desafiando, señor Styles? —No. Estoy enunciando un hecho, señora Styles. Suspiro y sacudo la cabeza. Oh, Harry… mi posesivo y celoso obseso del control… Cuando termina me da un azote en el culo. —Ya está, señorita. Su BlackBerry, omnipresente y siempre encendida, empieza a vibrar. Frunzo el ceño y él sonríe. —Solo para mis ojos, señora Styles. —Levanta una ceja en una advertencia juguetona, me da otro azote y vuelve a su tumbona para contestar la llamada. La diosa que llevo dentro ronronea. Tal vez esta noche podamos hacer algún tipo de espectáculo en el suelo solo para sus ojos. La diosa sonríe cómplice arqueando una ceja. Yo también sonrío por lo que estoy pensando y vuelvo a abandonarme a mi siesta. * * * —Mam’selle? Un Perrier pour moi, un Coca-Cola light pour ma femme, s’il vous plaît. Et quelque chose à manger… laissez-moi voir la carte. Mmm… El fluido francés de Harry me despierta. Parpadeo un par de veces a causa de la luz del sol y cuando abro los ojos le encuentro observándome mientras una chica joven con librea se aleja con la bandeja en alto y una coleta alta y rubia oscilando provocativamente. —¿Tienes sed? —me pregunta.
—Sí —murmuro todavía medio dormida. —Podría pasarme todo el día mirándote. ¿Estás cansada? Me ruborizo. —Es que anoche no dormí mucho. —Yo tampoco. —Sonríe, deja la BlackBerry y se levanta. Los pantalones cortos se le caen un poco, de esa forma sugerente que tanto me gusta, dejando a la vista el bañador que lleva debajo. Después se quita los pantalones y las chanclas y yo pierdo el hilo de mis pensamientos—. Ven a nadar conmigo. —Me tiende la mano y yo le miro un poco aturdida—. ¿Nadamos? —repite ladeando un poco la cabeza y con una expresión divertida. Como no respondo, niega lentamente con la cabeza—. Creo que necesitas algo para despertarte. —De repente se lanza sobre mí y me coge en brazos. Yochillo, más de sorpresa que de miedo. —¡Harry! ¡Bájame! —le grito. Él ríe. —Solo cuando lleguemos al mar, nena. Varias personas que toman el sol en la playa nos miran con ese desinterés divertido tan típico de los monegascos, según acabo de descubrir, mientras Harry me lleva hasta el mar entre risas y empieza a sortear las olas. Le rodeo el cuello con los brazos. —No te atreverás —le digo casi sin aliento mientras intento sofocar mis risas. Él sonríe. —Oh, _____, nena, ¿es que no has aprendido nada en el poco tiempo que hace que me conoces? Me besa y yo aprovecho la oportunidad para deslizar los dedos entre su pelo, agarrárselo con las dos manos y devolverle el beso invadiéndole la boca con mi lengua. Él inspira bruscamente y se aparta con la mirada ardiente pero cautelosa. —Ya me conozco tu juego —me susurra y se va hundiendo lentamente en el agua fresca y clara conmigo en brazos, mientras sus labios vuelven a encontrarse con los míos. El frescor del mediterráneo queda pronto olvidado cuando envuelvo a mi marido con el cuerpo. —Creía que te apetecía nadar —le digo junto a su boca. —Me has distraído… — Harry me roza el labio inferior con los dientes—. Pero no sé si quiero que la buena gente de Montecarlo vea cómo mi esposa se abandona a la pasión. Le rozo la mandíbula con los dientes, con su principio de barba cosquilleándome la lengua, sin importarme un comino la buena gente de Montecarlo. —______ —gime. Se enrolla mi coleta en la muñeca y tira con suavidad para obligarme a echar la cabeza hacia atrás y tener mejor acceso a mi cuello. Después me besa la oreja y va bajando lentamente. —¿Quieres que vayamos más adentro? —pregunta en un jadeo. —Sí —susurro. Harry se aparta un poco y me mira con los ojos ardientes, llenos de deseo, divertidos. —Señora Styles, es usted una mujer insaciable y una descarada. ¿Qué clase de monstruo he creado? —Un monstruo hecho a tu medida. ¿Me querrías de alguna otra forma? —Te querría de cualquier forma en que pudiera tenerte, ya lo sabes. Pero ahora mismo no. No con público —dice señalando la orilla con la cabeza. ¿Qué? Es cierto que varias personas en la playa han abandonado su indiferencia y ahora nos miran con verdadero interés. De repente Harry me coge por la cintura y me tira al aire, dejando que caiga al agua y me hunda bajo las olas hasta tocar la suave arena que hay en el fondo. Salgo a la superficie tosiendo, escupiendo y riendo. —¡Harry! —le regaño mirándole fijamente. Creía que íbamos a hacer el amor en el agua… pero él ha vuelto a salirse con la suya. Se muerde el labio inferior para evitar reírse. Yole salpico y él me responde salpicándome también.
—Tenemos toda la noche —me dice sonriendo como un tonto—. Hasta luego, nena. —Se zambulle bajo el agua y vuelve a la superficie a un metro de donde estoy. Después, con un estilo crol fluido y grácil, se aleja de la orilla. Y de mí. ¡Oh, Cincuenta! Siempre tan seductor y juguetón… Me protejo los ojos del sol con la mano mientras le veo alejarse. Cómo le gusta provocarme… ¿Qué puedo hacer para que vuelva? Mientras nado de vuelta a la orilla, sopeso las posibilidades. En la zona de las tumbonas ya han llegado nuestras bebidas. Le doy un sorbo rápido a mi Coca-Cola. Harry solo es una pequeña motita en la distancia. Mmm… Me tumbo boca arriba y, tras pelearme un poco con los tirantes, me quito la parte de arriba del biquini y la dejo caer despreocupadamente sobre la tumbona de Christian. Para que vea lo descarada que puedo ser, señor Styles… ¡Ahora chúpate esa! Cierro los ojos y dejo que el sol me caliente la piel y los huesos… El calor me relaja mientras mis pensamientos vuelven al día de mi boda. —Ya puedes besar a la novia —anuncia el reverendo Walsh. Sonrío a mi flamante marido. —Al fin eres mía —me susurra tirando de mí para rodearme con los brazos y darme un beso casto en los labios. Estoy casada. Ya soy la señora de Harry Styles. Estoy borracha de felicidad. —Estás preciosa,______ —murmura y sonríe con los ojos brillando de amor… y algo más, algo oscuro y lujurioso—. No dejes que nadie que no sea yo te quite ese vestido, ¿entendido? —Su sonrisa sube de temperatura mientras con las yemas de los dedos me acaricia la mejilla, haciéndome hervir la sangre. Madre mía… ¿Cómo consigue hacerme esto, incluso aquí, con toda esta gente mirando? Asiento en silencio. Vaya,espero que nadie nos haya oído. Por suerte el reverendo Walsh se ha apartado discretamente. Miro a la multitud allí reunida vestida con sus mejores galas… Mi madre, Ray, Bob y los Styles, todos aplaudiendo. Y también Andrea, mi dama de honor, que está genial con un vestido rosa pálido de pie junto al padrino de Harry: su hermano Niall. ¿Y quién iba a pensar que Niall podía tener tan buena pinta una vez arreglado? Todos muestran unas brillantes sonrisas de oreja a oreja… excepto Anne, que está llorando discretamente cubriéndose con un delicado pañuelo blanco. —¿Preparada para la fiesta, señora Styles? —murmura Harry con una sonrisa tímida. Me derrito al verlo. Está fabuloso con un sencillo esmoquin negro con chaleco y corbata plateados. Se le ve… muy elegante. —Preparadísima. —La cara se me ilumina con una sonrisa bobalicona. Un poco más tarde, la fiesta está en su apogeo… Des y Anne se han superado. Han hecho que volvieran a colocar la carpa y la han decorado con rosa pálido, plata y marfil, dejando los lados abiertos con vistas a la bahía. Hemos tenido la suerte de tener un tiempo estupendo y ahora el sol de última hora de la tarde brilla sobre el agua. Hay una pista de baile en un extremo de la carpa y un buffet muy generoso en el otro. Ray y mi madre están bailando y riéndose juntos. Tengo una sensación agridulce al verlos así. Espero que Harry y yo duremos más; no sé qué haría si me dejara. Casamiento apresurado, arrepentimiento asegurado. Ese dicho no deja de repetirse en mi cabeza. Andy está a mi lado. Está guapísima con un vestido largo de seda. Me mira y frunce el ceño. —Oye, que se supone que hoy es el día más feliz de tu vida —me regaña. —Y lo es —le digo en voz baja. —Oh, ______, ¿qué te pasa? ¿Estás mirando a tu madre y a Ray? Asiento con aire triste. —Son felices. —Sí, felices separados. —¿Te están entrando las dudas? —me pregunta Andy alarmada. —No, no, claro que no. Solo es que… le quiero muchísimo. —Me quedo petrificada, sin poder o sin querer expresar mis miedos.
—_______, es obvio que te adora. Sé que habéis tenido un comienzo muy poco convencional en vuestra relación, pero yo he visto lo felices que habéis sido durante el último mes. —Me coge y me aprieta las manos—. Además, ya es demasiado tarde —añade con una sonrisa. Suelto una risita. Andy siempre diciendo lo que no hace falta decir. Me atrae hacia ella para darme el Abrazo Especial de Andrea Salum . —_____, vas a estar bien. Y si te hace daño alguna vez, aunque solo sea en un pelo de la cabeza, tendrá que responder ante mí. —Me suelta y le sonríe a alguien que hay detrás de mí. —Hola, nena. —Harry me sorprende rodeándome con los brazos y me da un beso en la sien—. Andrea —saluda. Sigue mostrándose algo frío con ella, aunque ya han pasado seis semanas. —Hola otra vez, Harry. Voy a buscar al padrino, que es tu hombre preferido y también el mío. —Con una sonrisa para ambos se aleja para ir con Niall, que está bebiendo con el hermano de Andrea, Liam, y nuestro amigo Louis. —Es hora de irse —murmura Harry. —¿Ya? Es la primera fiesta a la que asisto en la que no me importa ser el centro de atención. —Me giro entre sus brazos para poder mirarle de frente. —Mereces serlo. Estás impresionante, _______. —Y tú también. Me sonríe y su expresión sube de temperatura. —Ese vestido tan bonito te sienta bien. —¿Este trapo viejo? —me ruborizo tímidamente y tiro un poco de ribete de fino encaje del vestido de novia sencillo y entallado que ha diseñado para mí la madre de Andy. Me encanta que el encaje caiga justo por debajo del hombro; queda recatado, pero seductor, espero. Se inclina y me da un beso. —Vámonos. No quiero compartirte con toda esta gente ni un minuto más. —¿Podemos irnos de nuestra propia boda? —Nena, es nuestra fiesta y podemos hacer lo que queramos. Hemos cortado la tarta. Y ahora mismo lo que quiero es raptarte para tenerte toda para mí. Suelto una risita. —Me tiene para toda la vida, señor Styles. —Me alegro mucho de oír eso, señora Styles. —¡Oh, ahí estáis! Qué dos tortolitos. Gruño en mi fuero interno… La madre de Anne nos ha encontrado. —Harry, querido… ¿Otro baile con tu abuela? Harry frunce los labios. —Claro, abuela. —Y tú, preciosa _____, ve y haz feliz a un anciano: baila con Theo. —¿Con quién, señora Styles? —Con el abuelo Trevelyan. Y creo que ya puedes llamarme abuela. Vosotros dos tenéis que poneros cuanto antes manos a la obra en el asunto de darme bisnietos. No voy a durar mucho ya. —Nos mira con una sonrisa tontorrona.Harry la mira parpadeando, horrorizado. —Vamos, abuela —dice cogiéndola apresuradamente de la mano y llevándola a la pista de baile. Me mira casi haciendo un mohín y pone los ojos en blanco—. Luego, cariño. Mientras voy de camino adonde está el abuelo Trevelyan, Louis me aborda. —No te voy a pedir otro baile. Creo que ya te he monopolizado demasiado en la pista de baile hasta ahora… Me alegro de verte feliz, pero te lo digo en serio, _____. Estaré aquí… si me necesitas. —Gracias,Louis. Eres un buen amigo. —Lo digo en serio. —Sus ojos brillan por la sinceridad. —Ya lo sé. Gracias de verdad, Louis. Pero si me disculpas… Tengo una cita con un anciano. Arruga la frente, confuso. —El abuelo de Harry -aclaro.
Me sonríe. —Buena suerte con eso, Annie. Y buena suerte con todo. —Gracias, José. Después de mi baile con el siempre encantador abuelo de Harry, me quedo de pie junto a las cristaleras viendo como el sol se hunde lentamente por detrás de Seattle provocando sombras de color naranja y aguamarina en la bahía. —Vamos—me insiste Harry. —Tengo que cambiarme. —Le cojo la mano con intención de arrastrarle hacia la cristalera y que suba las escaleras conmigo. Frunce el ceño sin comprender y tira suavemente de mi mano para detenerme—. Creía que querías ser tú el que me quitara el vestido —le explico. Se le iluminan los ojos. —Cierto. —Me mira con una sonrisa lasciva—. Pero no te voy a desnudar aquí. Entonces no nos iríamos hasta… no sé… —dice agitando su mano de largos dedos. Deja la frase sin terminar pero el significado está más que claro. Me ruborizo y le suelto la mano. —Y no te sueltes el pelo —me murmura misteriosamente. —Pero… —Nada de «peros», _____. Estás preciosa. Y quiero ser yo el que te desnude. Frunzo el ceño. —Guarda en tu bolsa de mano la ropa que te ibas a poner —me ordena—. La vas a necesitar. Taylor ya tiene tu maleta. —Está bien. ¿Qué habrá planeado? No me ha dicho adónde vamos. De hecho, no creo que nadie sepa nada. Ni Lia ni Andrea han conseguido sacarle la información. Me vuelvo hacia mi madre y Andrea. —No me voy a cambiar. —¿Qué? —dice mi madre. —Harry no quiere que me cambie. —Me encojo de hombros, como si eso lo explicara todo. Ella arruga la frente. —No has prometido obedecer —me recuerda con mucha diplomacia. Andrea intenta hacer que su risa ahogada parezca una tos. La miro entornando los ojos. Ni ella ni mi madre tienen ni idea de la pelea que Harry y yo tuvimos por eso. No quiero resucitar esa discusión. Dios, mi Cincuenta Sombras se puede poner muy furioso a veces… y después tener pesadillas. El recuerdo me reafirma en mi decisión. —Lo sé, mamá, pero le gusta mi vestido y quiero darle ese gusto. Su expresión se suaviza. Andrea pone los ojos en blanco y con mucha discreción se aleja para dejarnos solas. —Estás muy guapa, hija. —Carla me coloca con cariño uno de los rizos que se me ha soltado y me acaricia la barbilla—. Estoy tan orgullosa de ti, cielo… Vas a hacer muy feliz a Harry —me dice y me da un abrazo. Oh, mamá… —No me lo puedo creer… Pareces tan mayor ahora… Vas a empezar una nueva vida; solo tienes que recordar siempre que los hombres vienen de un planeta diferente. Así todo te irá bien. Suelto una risita. Harry no es de otro planeta, es de otro universo. Si ella supiera… —Gracias, mamá. Ray se acerca a nosotras sonriéndonos dulcemente. —Te ha salido una niña preciosa, Carla —dice con los ojos brillándole por el orgullo. Está impecable con su esmoquin negro y el chaleco rosa pálido. Me emociono y se me llenan los ojos de lágrimas. Oh, no… Hasta ahora había conseguido no llorar… —Y tú la has ayudado a crecer y a ser lo que es, Ray. —La voz de Carla suena nostálgica. —Y he adorado cada momento del tiempo que he pasado con ella. Eres una novia sensacional, ________. —Ray me coloca tras la oreja el mismo rizo suelto de antes.
—Oh, papá… —Intento contener un sollozo y él me abraza brevemente, un poco incómodo. —Y vas a ser una esposa sensacional también —me susurra con voz ronca. Cuando me suelta, Harry está a mi lado. Ray le estrecha la mano afectuosamente. —Cuida de mi niña, Harry. —Eso es lo que pretendo hacer, Ray. Carla. —Saluda a mi padrastro con un movimiento de cabeza y le da un beso a mi madre. El resto de los invitados han creado un largo pasillo humano con un arco formado por sus brazos extendidos para que pasemos por él hacia la salida de la casa. —¿Lista? —pregunta Harry. —Sí. Me coge la mano y me guía bajo esos brazos estirados mientras los invitados nos gritan felicitaciones y deseos de buena suerte y nos tiran arroz. Al final del pasillo nos esperan Anne y Des con grandes sonrisas. Los dos nos abrazan y nos besan por turnos. Anne está emocionada de nuevo. Nos despedimos rápidamente de ellos. Taylor nos espera junto al Audi todoterreno. Harry se queda sosteniendo la puerta del coche para que yo entre, pero antes me giro y tiro el ramo de rosas de color blanco y rosa hacia el grupo de mujeres jóvenes que se ha reunido. Lia lo coge al vuelo y sonríe de oreja a oreja. Cuando entro en el todoterreno riéndome por la audaz forma de atrapar el ramo de Lia, Harry se agacha para ayudarme con el vestido. Cuando ya estoy bien acomodada dentro, se vuelve para despedirse de los invitados. Taylor mantiene la puerta abierta para él. —Felicidades, señor. —Gracias, Taylor —responde Harry mientras se sienta a mi lado. Cuanto Taylor entra en el coche, los invitados empiezan a tirarle arroz al coche. Harry me coge la mano y me besa los nudillos. —¿Todo bien por ahora, señora Styles? —Por ahora todo fantástico, señor Styles. ¿Adónde vamos? —Al aeropuerto —dice con una sonrisa enigmática. Mmm… ¿Qué estará planeando? Taylor no se dirige a la terminal de salidas como yo esperaba, sino que cruza una puerta de seguridad y va directamente hacia la pista. ¿Qué demonios…? Y entonces lo veo: el jet de Harry con STYLES ENTERPRISES HOLDINGS, INC. escrito en el fuselaje con grandes letras azules. —No me digas que vas a volver a hacer un uso personal de los bienes de la empresa. —Oh, eso espero, ______ —me sonríe Harry. Taylor detiene el Audi al pie de la escalerilla que sube al avión y salta del coche para abrirle la puerta a Harry. Intercambian unas palabras y después Christian viene a abrirme la puerta. Y en vez de apartarse para dejarme espacio para salir, se inclina y me coge en brazos. —¡Hey! ¿Qué haces? —chillo. —Cogerte en brazos para cruzar el umbral —me dice. —Oh… Pero ¿eso no se supone que se hace al cruzar el umbral de la casa? Me sube por la escalerilla sin esfuerzo aparente y Taylor nos sigue llevando mi maleta. La deja a la entrada del avión y vuelve al Audi. Dentro de la cabina reconozco a Stephan, el piloto de Harry, con su uniforme. —Bienvenido a bordo, señor. Señora Styles —nos saluda con una sonrisa. Harry me baja al suelo y estrecha la mano de Stephan. De pie junto a Stephan hay una mujer de pelo oscuro de unos… ¿qué? ¿Treinta y pocos? Ella también lleva uniforme. —Felicidades a los dos —continúa Stephan. —Gracias, Stephan. ______, ya conoces a Stephan. Va a ser nuestro comandante hoy. Y esta es la primera oficial Beighley.
La chica se sonroja cuando Harry la presenta y parpadea muy rápido. Tengo ganas de poner los ojos en blanco. Otra mujer que está completamente cautivada por mi marido, que es demasiado guapo incluso para su propio bien. —Encantada de conocerla —dice efusivamente Beighley. Le sonrío con amabilidad. Después de todo… él es mío. —¿Todo listo? —les pregunta Harry a ambos mientras yo examino la cabina. El interior es de madera de arce clara y piel de un suave color crema. Hay otra mujer joven en el otro extremo de la cabina, también vestida de uniforme; tiene el pelo castaño y es realmente guapa. —Ya nos han dado todos los permisos. El tiempo va a ser bueno desde aquí hasta Boston. ¿Boston? —¿Turbulencias? —Antes de llegar a Boston no. Pero hay un frente sobre Shannon que puede que nos dé algún sobresalto. ¿Shannon, Irlanda? —Ya veo. Bien, espero dormir durante el trayecto —dice Harry sin preocuparse lo más mínimo. ¿Dormir? —Bien, vamos a prepararnos para despegar, señor —anuncia Stephan—. Les dejo en las capaces manos de Natalia, nuestra azafata. —Harry mira en su dirección y frunce el ceño, pero después se vuelve hacia Stephan con una sonrisa. —Excelente. —Me coge la mano y me lleva hasta uno de los lujosos asientos de piel. Debe de haber unos doce en total—. Siéntate —dice mientras se quita la chaqueta y se desabrocha el chaleco de fino brocado. Nos sentamos en dos asientos individuales situados el uno frente al otro con una mesita reluciente entre ambos. —Bienvenidos a bordo, señor, señora. Y felicidades. —Natalia ha aparecido junto a nosotros para ofrecernos una copa de champán rosado. —Gracias —dice Harry. Ella nos sonríe educadamente y se retira a la cocina. —Por una feliz vida de casados, . —Harry levanta su copa y brindamos. El champán está delicioso. —¿Bollinger? —pregunto. —El mismo. —La primera vez que lo probé lo bebí en tazas de té. —Sonrío. —Recuerdo perfectamente ese día. Tu graduación. —¿Adónde vamos? —Ya no soy capaz de contener mi curiosidad ni un segundo más. —A Shannon —dice Harry con los ojos iluminados por el entusiasmo. Parece un niño pequeño. —¿Irlanda? —¡Vamosa Irlanda! —Para repostar combustible —añade juguetón. —¿Y después? —le animo. Su sonrisa se hace más amplia y niega con la cabeza. —¡Harry! —A Londres —dice mirándome fijamente para ver mi reacción. Doy un respingo. Madre mía… Pensaba que iríamos a algún sitio como Nueva York o Aspen, o incluso al Caribe. Casi no me lo puedo creer. La ilusión de mi vida siempre ha sido ir a Inglaterra. Siento que una luz se enciende en mi interior: la luz incandescente de la felicidad. —Después París. ¿Qué? —Y finalmente el sur de Francia. ¡Uau! —Sé que siempre has soñado con ir a Europa —me dice en voz baja—. Quiero hacer que tus sueños se conviertan en realidad, _______. —Tú eres mi sueño hecho realidad, Harry.
—Lo mismo digo, señora Styles —me susurra. Oh, Dios mío… —Abróchate el cinturón. Le sonrío y hago lo que me ha dicho. Mientras el avión se encamina a la pista, nos bebemos el champán sonriéndonos bobaliconamente. No me lo puedo creer. Con veintidós años por fin voy a salir de Estados Unidos para ir a Europa, a Londres para ser más exactos. Después de despegar Natalia nos sirve más champán y nos prepara el banquete nupcial. Y menudo banquete: salmón ahumado seguido de perdiz asada con ensalada de judías verdes y patatas dauphinoise, todo cocinado y servido por la tremendamente eficiente Natalia. —¿Quiere postre, señor Styles? —le pregunta. Niega con la cabeza y se pasa un dedo por el labio inferior mientras me mira inquisitivamente con una expresión oscura e inescrutable. —No, gracias —murmura sin romper el contacto visual conmigo. Cuando Natalia se retira, sus labios se curvan en una sonrisita secreta. —La verdad —vuelve a murmurar— es que había planeado que el postre fueras tú. Oh… ¿aquí? —Vamos —me dice levantándose y tendiéndome la mano. Me guía hasta el fondo de la cabina. —Hay un baño ahí —dice señalando una puertecita, pero sigue por un corto pasillo hasta cruzar una puerta que hay al final. Vaya… un dormitorio. Esta habitación también es de madera de arce y está decorada con colores crema. La cama de matrimonio está cubierta de cojines de color dorado y marrón. Parece muy cómoda. Harry se gira y me rodea con sus brazos sin dejar de mirarme. —Vamos a pasar nuestra noche de bodas a diez mil metros de altitud. Es algo que no he hecho nunca. Otra primera vez. Me quedo mirándole con la boca abierta y el corazón martilleándome en el pecho… el club de la milla. He oído hablar de él. —Pero primero tengo que quitarte ese vestido tan fabuloso. Le brillan los ojos de amor y de algo más oscuro, algo que me encanta y que despierta a la diosa que llevo dentro. Empiezo a quedarme sin aliento. —Vuélvete. —Su voz es baja, autoritaria y tremendamente sexy. ¿Cómo puede una sola palabra encerrar tantas promesas? Obedezco de buen grado y sus manos suben hasta mi pelo. Me va quitando las horquillas, una tras otra. Sus dedos expertos acaban con la tarea en un santiamén. El pelo me va cayendo sobre los hombros, rizo tras rizo, cubriéndome la espalda y sobre los pechos. Intento quedarme muy quieta, pero deseo con todas mis fuerzas su contacto. Después de este día tan excitante, aunque largo y agotador, le deseo, deseo todo su cuerpo. —Tienes un pelo precioso, _____. —Tiene la boca junto a mi oído y siento su aliento aunque no me toca con los labios. Cuando ya no me quedan horquillas, me peina un poco con los dedos y me masajea suavemente la cabeza. Oh, Dios mío… Cierro los ojos mientras disfruto de la sensación. Sus dedos siguen recorriendo mi pelo y después me lo agarra y me tira un poco para obligarme a echar atrás la cabeza y exponer la garganta. —Eres mía —suspira. Me tira del lóbulo de la oreja con los dientes. Yo dejo escapar un gemido. —Silencio —me ordena. Me aparta el pelo y, siguiendo con un dedo el borde de encaje del vestido, recorre la parte alta de mi espalda de un hombro a otro. Me estremezco por la anticipación. Me da un beso tierno en la espalda justo encima del primer botón del vestido. —Eres tan guapa… —dice mientras me desabrocha con destreza el primer botón—. Hoy me
has hecho el hombre más feliz del mundo. —Con una lentitud infinita me va desabrochando los botones uno a uno, bajando por toda la espalda—. Te quiero muchísimo. —Va encadenando besos desde mi nuca hasta el extremo del hombro. Después de cada beso murmura una palabra—: Te. Deseo. Mucho. Quiero. Estar. Dentro. De. Ti. Eres. Mía.
Despues subire la 2º parte del capitulo :3 Y si os acabo de dejar con toda la intriga (jiji) :DDDD OSQUUIERO BYE BYE
LadyG412
Re: Cincuenta sombras liberadas - Harry Styles & Tú
2 Parte
Las palabras me resultan embriagadoras. Cierro los ojos y ladeo el cuello para facilitarle el acceso y voy cayendo cada vez más profundamente bajo el hechizo de Harry Styles, mi marido. —Mía —repite en un susurro. Me va deslizando el vestido por los brazos hasta que cae a mis pies en una nube de seda marfil y encaje—. Vuélvete —me pide de nuevo con la voz ronca. Lo hago y él da un respingo. Llevo puesto un corsé ajustado de seda de un tono rosáceo con liguero, bragas de encaje a juego y medias de seda blancas. Los ojos de Harry me recorren el cuerpo ávidamente, pero no dice nada. Se limita a mirarme con los ojos muy abiertos por el deseo. —¿Te gusta? —le pregunto en un susurro, consciente del tímido rubor que me está apareciendo en las mejillas. —Más que eso, nena. Estás sensacional. Ven. —Me tiende la mano para ayudarme a desprenderme del vestido—. No te muevas —murmura, y sin apartar sus ojos cada vez más oscuros de los míos, recorre con el dedo corazón la línea del corsé que bordea mis pechos. Mi respiración se acelera y él repite el recorrido sobre mis pechos. Ese dedo travieso está provocándome escalofríos por toda la espalda. Se detiene y gira el dedo índice en el aire indicándome que dé una vuelta. Ahora mismo haría cualquier cosa que me pidiera. —Para —dice. Estoy de espaldas a él, mirando a la cama. Me rodea la cintura con el brazo, apretándome contra él, y me acaricia el cuello. Muy suavemente me cubre los pechos con las manos y juguetea con ellos mientras hace círculos sobre mis pezones con los pulgares hasta que logra que presionen y tensen la tela del corsé—. Mía —me susurra. —Tuya —jadeo yo. Abandona mis pechos y recorre con las manos mi estómago, mi vientre y después sigue bajando por los muslos y pasa casi rozándome el sexo. Ahogo un gemido. Mete los dedos por debajo de las tiras del liguero y, con su destreza habitual, suelta las dos medias a la vez. Ahora sus manos se dirigen a mi culo. —Mía —repite con las manos extendidas sobre mis nalgas y las puntas de los dedos rozándome el sexo. —Ah. —Harry. —Las manos descienden por la parte posterior de mis muslos y sueltan las presillas del liguero. Se inclina y aparta la colcha de la cama. —Siéntate. Lo hago totalmente hipnotizada por sus palabras. Harry se arrodilla a mis pies y me quita con suavidad los zapatos de novia de Jimmy Choo. Agarra la parte superior de mi media izquierda y la va deslizando por mi pierna lentamente, recorriendo la piel con el pulgar. Repite el proceso con la otra media. —Esto es como desenvolver los regalos de Navidad. —Me sonríe y me mira a través de sus largas pestañas oscuras. —Un regalo que ya tenías… Frunce el ceño contrariado. —Oh no, nena. Ahora eres mía de verdad. —Harry, he sido tuya desde que te dije que sí. —Me inclino hacia él y le rodeo con las manos esa cara que tanto amo—. Soy tuya. Siempre seré tuya, esposo mío. Pero ahora mismo creo que llevas demasiada ropa. —Me agacho todavía más para besarlo y él viene a mi encuentro, me besa en los labios y me coge la cabeza mientras enreda los dedos en mi pelo. —_____ —jadea—. Mi _____. —Sus exigentes labios se unen con los míos una vez más. Su lengua es invasivamente persuasiva. —La ropa —susurro. Nuestras respiraciones se mezclan mientras tiro del chaleco. A él le cuesta quitárselo, así que tiene que liberarme un momento. Se detiene y me mira con los ojos muy abiertos, llenos de deseo. —Déjame, por favor. —Mi voz suena suave y sensual. Quiero desnudar a mi marido, a mi Cincuenta. Se sienta sobre los talones y yo me acerco para cogerle la corbata (la corbata gris plateada, mi favorita), suelto el nudo lentamente y se la quito. Levanta la barbilla para dejarme desabrochar el botón superior de la camisa blanca. Cuando lo consigo, paso a los gemelos. Lleva unos gemelos de platino grabados con una __ y una S entrelazadas: mi regalo de boda. Cuando se los quito, me los coge de la mano y cierra la suya sobre ellos. Le da un beso a esa mano y después se los guarda en el bolsillo de los pantalones. —Qué romántico, señor Styles. —Para usted, señora Styles, solo corazones y flores. Siempre. Le cojo la mano y le miro a través de las pestañas mientras le doy un beso a su sencilla alianza de platino. Gime y cierra los ojos. —______ —susurra, y mi nombre es como una oración. Alzo las manos para ocuparme del segundo botón y, repitiendo lo que él me ha hecho a mí hace unos minutos, le doy un suave beso en el pecho después de desabrochar cada botón. Entre los besos voy intercalando palabras. —Tú. Me. Haces. Muy. Feliz. Te. Quiero. Vuelve a gemir y en un movimiento rapidísimo me agarra por la cintura y me sube a la cama. Él me acompaña un segundo después. Sus labios encuentran los míos y me rodea la cara con las manos para mantenerme quieta mientras nuestras lenguas se regodean la una de la otra. De repente Harry se aparta y se queda de rodillas, dejándome sin aliento y deseando más. —Eres tan preciosa… esposa mía. —Me recorre las piernas con las manos y me agarra el pie izquierdo—. Tienes unas piernas espectaculares. Quiero besar cada centímetro de ellas. Empezando por aquí. —Me da un beso en el dedo gordo y después me araña la yema de ese dedo con los dientes. Todo lo que hay por debajo de mi cintura se estremece. Desliza la lengua por el arco del pie. Después empieza a morderme en el talón y va subiendo hasta el tobillo. Recorre el interior de mi pantorrilla dándome besos, unos besos suaves y húmedos. Me retuerzo bajo su cuerpo. —Quieta, señora Styles —me advierte, y sin previo aviso me gira para dejarme boca abajo y continúa su viaje de placer recorriendo con la boca la parte posterior de las piernas, los muslos, el culo… y entonces se detiene. Gimo. —Por favor… —Te quiero desnuda —murmura, y me va soltando lentamente el corsé, desabrochando los corchetes uno a uno. Cuando la prenda queda plana sobre la cama debajo de mi cuerpo, él desliza la lengua por toda la longitud de mi espalda. —Harry, por favor. —¿Qué quiere, señora Styles? —Sus palabras son dulces y las oigo muy cerca de mi oído. Está casi tumbado sobre mí. Puedo sentir su erección contra mis nalgas. —A ti. —Y yo a ti, mi amor, mi vida… —me susurra, y antes de darme cuenta ha vuelto a girarme y a ponerme boca arriba. Se coloca de pie rápidamente y en un movimiento de lo más eficiente se quita a la vez los pantalones y los bóxer y se queda gloriosamente desnudo, cerniéndose sobre mí, listo para lo que va a venir. La pequeña cabina queda eclipsada por su impresionante belleza, su deseo y su necesidad de tenerme. Se inclina y me quita las bragas. Después me mira. —Mía —pronuncia. —Por favor —le suplico.
Él me sonríe; una sonrisa lasciva, perversa y tentadora. Una sonrisa muy propia de mi Cincuenta Sombras. Sube a cuatro patas a la cama y va recorriendo mi pierna derecha esta vez, llenándola de besos… Hasta que llega al vértice entre mis muslos. Me abre bien las piernas. —Ah… esposa mía —susurra antes de poner la boca sobre mi piel. Cierro los ojos y me rindo a esa lengua mucho más que hábil. Le agarro el pelo con las manos mientras mis caderas oscilan y se balancean. Me las sujeta para que me quede quieta, pero no detiene esa deliciosa tortura. Estoy cerca, muy cerca. —Harry… —gimo con fuerza. —Todavía no —jadea y asciende por mi cuerpo para hundirme la lengua en el ombligo. —¡No! —¡Maldita sea! Siento su sonrisa contra mi vientre pero no interrumpe su viaje hacia el norte. —Qué impaciente, señora Styles. Tenemos hasta que aterricemos en la isla Esmeralda. —Me va besando reverencialmente los pechos. Me coge el pezón izquierdo entre los labios y tira de él. No deja de mirarme mientras me martiriza y sus ojos están tan oscuros como una tormenta tropical. Oh, madre mía… Se me había olvidado. Europa… —Te deseo, esposo. Por favor. Se coloca sobre mí, cubriéndome con su cuerpo y descansando el peso en los codos. Me acaricia la nariz con la suya y yo recorro con las manos su espalda fuerte y flexible hasta llegar a su culo extraordinario. —Señora Styles… esposa. Estoy aquí para complacerla. —Me roza con los labios—. Te quiero. —Yo también te quiero. —Abre los ojos. Quiero verte. —Harry… ah… —grito cuando entra lentamente en mi interior. —______, oh, _______… —jadea Harry y empieza a moverse. —¿Qué diablos crees que estás haciendo? —grita Harry, despertándome de ese sueño tan placentero. Está de pie, mojado y hermoso, a los pies de mi tumbona mirándome fijamente. ¿Qué he hecho? Oh, no… Estoy boca arriba. No, no, no. Y él está furioso. Mierda. Está hecho una verdadera furia.
Él me sonríe; una sonrisa lasciva, perversa y tentadora. Una sonrisa muy propia de mi Cincuenta Sombras. Sube a cuatro patas a la cama y va recorriendo mi pierna derecha esta vez, llenándola de besos… Hasta que llega al vértice entre mis muslos. Me abre bien las piernas. —Ah… esposa mía —susurra antes de poner la boca sobre mi piel. Cierro los ojos y me rindo a esa lengua mucho más que hábil. Le agarro el pelo con las manos mientras mis caderas oscilan y se balancean. Me las sujeta para que me quede quieta, pero no detiene esa deliciosa tortura. Estoy cerca, muy cerca. —Harry… —gimo con fuerza. —Todavía no —jadea y asciende por mi cuerpo para hundirme la lengua en el ombligo. —¡No! —¡Maldita sea! Siento su sonrisa contra mi vientre pero no interrumpe su viaje hacia el norte. —Qué impaciente, señora Styles. Tenemos hasta que aterricemos en la isla Esmeralda. —Me va besando reverencialmente los pechos. Me coge el pezón izquierdo entre los labios y tira de él. No deja de mirarme mientras me martiriza y sus ojos están tan oscuros como una tormenta tropical. Oh, madre mía… Se me había olvidado. Europa… —Te deseo, esposo. Por favor. Se coloca sobre mí, cubriéndome con su cuerpo y descansando el peso en los codos. Me acaricia la nariz con la suya y yo recorro con las manos su espalda fuerte y flexible hasta llegar a su culo extraordinario. —Señora Styles… esposa. Estoy aquí para complacerla. —Me roza con los labios—. Te quiero. —Yo también te quiero. —Abre los ojos. Quiero verte. —Harry… ah… —grito cuando entra lentamente en mi interior. —______, oh, _______… —jadea Harry y empieza a moverse. —¿Qué diablos crees que estás haciendo? —grita Harry, despertándome de ese sueño tan placentero. Está de pie, mojado y hermoso, a los pies de mi tumbona mirándome fijamente. ¿Qué he hecho? Oh, no… Estoy boca arriba. No, no, no. Y él está furioso. Mierda. Está hecho una verdadera furia.
Capitulo 1 finished ;DD
LadyG412
Re: Cincuenta sombras liberadas - Harry Styles & Tú
Sii quiero salir como la hermana de Harry. Creeme q ya lei los libros ya se quienes son los personajes y me enamore de ellos
Lia Angel Paradise
Re: Cincuenta sombras liberadas - Harry Styles & Tú
eey que paso? solo subiste el primer capítulo?
dorispacheco
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