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Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
Keep me alive {Nick Jonas}
O W N :: Fanfiction :: Fanfiction :: One Shot's
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Keep me alive {Nick Jonas}
• Titulo: Keep me alive
• Autor: Fantaisie., yo
• Adaptación: No, pero me inspiré en dos películas
• Género: Drama, romance.
• Contenido: Suicidio
• Advertencias: No lo creo.
• Otras páginas: Nop.
• Autor: Fantaisie., yo
• Adaptación: No, pero me inspiré en dos películas
• Género: Drama, romance.
• Contenido: Suicidio
• Advertencias: No lo creo.
• Otras páginas: Nop.
Keep me alive
Quizás fue la lluvia del otro lado o la fuerte brisa de otoño lo que lo llevó a tomar una decisión. Entre la pena sosegada y noches de penumbra junto a ella, toda su existencia se reducía a nada. Mientras el tiempo transcurre tan lento y los segundos lo ahorcan riéndosele en la cara, no puede evitar llorar.
El frío jamás lo deja pero una oleada de calor lo envuelve y las manos le comienzan a sudar. Y queda en silencio por tiempo indefinido sin realmente esperar nada. La lluvia suavemente lo acaricia y acompaña con sonidos en su espera hasta que, finalmente, sujeta el teléfono en sus manos. A pesar de la distancia entre el objeto y él, el clásico “tic tac” resuena con atropello, y no es hasta las 21 cuando torpemente sus dedos chocan con cada uno de los números memorizados tiempo atrás. Paulatinamente termina y el tono se alarga, pero sin darse por vencido, contestan del otro lado.
―¿Nick? ―su voz es suave y áspera. Sabe que la ha despertado mas agradece que su amiga le pusiera directamente el aparato al lado. Reprime el impulso de llorar y arruinarlo todo. Suspira con la mayor calma que le es concedida y la saluda.
―¿Cómo te sientes, cariño? ―Le sonríe a pesar de no tenerla enfrente. Pero un leve gruñido se escucha y Nick no puede evitar cerrar los ojos derramando una lágrima en el camino.
―Tengo sueño… ―susurra ella, y sabe que cierra los ojos de vez en cuando. Sin embargo, no puede dejarla dormir sin terminar de hablar primero.
Coloca su peso sobre el otro pie. Nuevamente todo se siente tan frío y la risa burlona del clima está sobre él. Es tarde, lo suficiente como para que sólo él ronde por los pasillos del hospital mientras el lugar se ve hasta el momento, vacío. Nadie camina por allí a esa hora, y agradece que las miradas preocupadas lo dejen en paz al menos esa noche.
―Te amo ―dice.
―Yo también te amo, Nick. ―Sabe que ella ahora le sonríe, y más lágrimas acompañan su pesar.
―¿Puedes… puedes cantarme? ―balbucea― ¿Puedes cantar para mí una última vez? ¿Cómo Celine Dion? ―Le sonríe.
―…Celine Dion ―repite ella con diversión―. Sabes que no lo lograré… ¿por qué me pides esto?
―Porque quiero escucharte cantar. Por favor Lila, canta para mí una vez más. ―Sabe que su voz suena entrecorta y que ella no tardará en preguntar que está mal. Pero mientras la distancia se mantenga de esa manera nadie podrá hacerle daño.
El suave tono es bajo cuando comienza, y a pesar de lo imposible que le es a la muchacha mejorar, Nicholas lo cree perfecto. Continúa lentamente mientras él mantiene aún los ojos cerrados. De pronto el sueño está ahí y desearía yacer a su lado en el instante en que los esfuerzos de su prometida le cumplen un último deseo.
Si aquello fuera primavera, nada de esto tendría por qué ocurrir. Así lo creía el muchacho. Pero lo que ignoraba es que aunque se encontraran en aquel momento, la situación era irreversible. Y el daño, irremediable desde un principio.
Una corazón fallando fue lo que detuvo a la novia en camino. Y lo que debió terminar en una entrada y salida de la iglesia con su nueva esposa en brazos y un largo viaje a lo que sería su luna de miel, acabó con la prometida en la sala de cuidados intensivos y unos resultados que culminaron con el miedo del que se convertiría en su marido a ser. Transformando los siguientes cuatro meses en nada más profundo que en, percances delicados sobre la ahora somnolienta castaña, y la insoportable realidad: que ya no había nada que esperar. Porque sin conocer una justificación razonable, los médicos a cargo de su estado anunciaron la rápida evolución decadente de su cuerpo al trabajar con instrumentos artificiales, y el bajo porcentaje que le producía en encontrar un corazón compatible a causa de esto.
Pero, mientras las posibilidades continuaran aún altas y las probabilidades benefactoras, Nicholas no podía dejar a la oportunidad ir. Porque mientras el tren se mantenga esperando y el tiempo aguarde lo suficiente alejado, el lo tomaría. Sin boleto de regreso.
Acorta la letra y se dirige hacia el final. Da su mejor esfuerzo, por él, y lo intenta:
―You're here, there's nothing I fear. And I know that my heart will go on. We'll stay forever this way. You are safe in my heart, and my heart will go on and on…
Tose al final sin poder evitar, al igual que Nicholas llorar. Éste limpia su rostro y revuele sus rulos, acerca más el auricular y habla.
―Eso fue hermoso, Lila ―carraspea―. Te juro que algún día lo lograrás. Vas a hacerlo, y yo voy a estar contigo, porque así fue cómo lo planeamos, ¿recuerdas? ―Sus sollozos comienzan, y entonces, no hay marcha atrás―. Quiero que lo hagas, Lila. ¿Me entiendes? Jamás te rindas. Van a haber personas allí afuera que intentarán destruirte, no sólo tirarte abajo, pero tú jamás les darás el placer de que lo vean en ti. Vas a levantarte cuando te sientas sola o creas que ya nada vale la pena, vas a levantarte aunque te sientas sola y tus rodillas sangren o duelan, porque esa es la Lila que conozco. Quiero que seas buena, con todo el mundo, y prometas que jamás te dejarás convertir por alguien más o perderte a ti misma. Amber estará siempre allí, también mi familia; nunca dudes que estás sola, por siempre hay alguien tras de ti. Prométeme que harás eso y mucho más; no te rindas, Lila. Y recuerda, que siempre estaré contigo.
Corta sin esperar su llamado del otro lado. No lo soportaría. Y eso era todo. Gira su cuerpo hacia un lado, y sin detenerse, comienza a caminar.
Los colores se tornan fríos, como todo recientemente, estaba nuevamente solo salvo por el hombre tras la caja registradora que de vez en cuanto desaparecía para limpiar o llevar algunas cosas hacia la parte inaccesible. Las luces todavía alumbraban lo suficiente, conscientes de que cualquier cosa puede pasar en ese instante, esperando, sin siquiera saber qué. Aparta la vista de televisor prendido y colocado en una esquina superior, sabía que el volumen se encontraba al mínimo puesto que en ese momento serviría para únicamente hacer compañía. El programa viejo no lo conocía, pero concordó con que el blanco y negro que otorgaba una idea de su antigüedad, se ajusta a lo que ahora sería su final.
Tan cortante se sintió el primer sorbo de su café, mas ignorando el sofocante sentimiento de renunciar, continúo. Deja su celular a un costado mientras los minutos prosiguen, y al cabo de vaciar su bebida y dos frascos de pastillas ajenas, mira al frente.
(…)
Casi una hora transcurrió entre el llamado y las promesas que no logró afirmar. El desconcierto no deja en paz su mente, pero no puede hacer nada más que declinarse a descansar. Sus párpados sienten el cansancio cerrándose de vez en cuando, mientras ella hace lo imposible por permanecer despierta.
―Tienes que descansar, Lila ―le recrimina Amber, su rubia amiga―. Él ya vendrá… Mañana, cuando despiertes verás que él estará aquí. Duerme, por favor.
―No puedo… Aún no lo entiendo… ―Suspira rendida ante la incapacidad de no poder reacomodarse y cierra los ojos agotada, rápidamente los vuelve a abrir. Mirando hacia la nada.
―¿Qué cosa? ―Amber la mira y se le acerca con la confusión tallada en el rostro―. ¿Qué dijo él?
―Yo… no estoy segura, no lo sé ―murmura―. Luego de que le cantara comenzó ―carraspea y vuelve a suspirar―, comenzó a decir cosas raras. Me hizo prometerle que… sería la mejor persona y que jamás me daría por vencida… Yo… no lo sé, sólo lo quiero aquí, ahora. ¿Podrías llamarlo? ¿Por favor?
Observa los ojos claros de su amiga digerir lo dicho y analizar con cuidado cada palabra. Sabe que no puede leerle la mente, pero algo está mal en su ceño fruncido.
―¿Y luego? ―demanda Amber―. ¿Qué dijo después él, o qué le dijiste?
―Nada… él, él me cortó.
Su garganta duele y el cansancio la rodea, le es imposible seguir así, por lo que antes de dejar vencer al sueño, con los ojos cerrados vuelve a rogarle a Amber.
―Llámalo por favor. ―Tose una y otra vez―. No, no me estoy sintiendo bien.
Amber ya no le responde, y luego de vacilar entre hablar o no, le besa la frente.
―Ya regreso, duerme por favor.
Maldice cuando el tartamudeo sale al aire. Tal vez no lo suficiente, pero lo que sea por no desequilibrar el delicado estado de su mejor amiga. Y vuelve a hacerlo en el instante en que recuerda haber ido a contestar su celular mientras Lila hablaba con Nick. Quería ahuyentar lo negativo en lo dicho por su amigo, aunque era casi improbable que desaparecieran hasta que confirmara todo de una buena vez.
Cierra la puerta con cuidado evitándole la menos molestia a Lila. Pero al momento de voltear y echarse a correr con el celular en mano, éste cae, y su cuerpo colisiona contra otro.
―¡Oh, lo siento tanto! ―La capeta azul traslúcida se abrió en el aire desparramando un manojo de papeles escritos por todo el suelo. Advirtió su celular separado en lo que era tapa, batería y pantalla, para hacerla exhalar con brusquedad.
El hombro le aclara que no era nada y a continuación ambos sobre sus rodillas juntan el desastre de la manera más rápida posible. Amber distingue el apuro en el Dr. Fell.
―Déjalo así, lo acomodaré luego ―dice él. Cierra la capeta sin total interés y la mira con un brillo particular―. Hay un asunto que debemos conversar.
―¿Es sobre Lila? ―inquiere alarmada la joven.
―Sí. ―Hace una pausa―. Tenemos un donante.
Instintivamente una mano cubre la boca de la rubia, con asombro sus ojos lo miran atentos y exclama exaltada.
―Oh por Dios, ¿es en serio? ―pregunta después―. ¿De quién?
―Un joven con un trágico final… Err, pero primero quiero mantenerla al tanto del estado de la Srita. Tunner: hay posibilidades de que esto no resulte.
―¿Qué tanto es el porciento?
―Un 35 de que su situación lo deteriore y no lo acepte, pero un 40 de que sí funcione ―le informa lentamente, al tanto de lo que la muchacha frente a él lo entienda mientras estudia sus facciones torcerse levemente.
―¿…Qué hay sobre el otro 25%? ―dice sin comprender.
Él hombre suspira.
―Que muera en el quirófano.
Amber deja caer los párpados, abatida, mientras asimila la noticia. El agua fría la despierta y de pronto todo tiene sentido.
―¿Hace cuánto sabe… sobre el donante? ―lo interroga alarmada. Aunque el doctor ignora ello y responde con normalidad.
―Hace casi una hora, el corazón está en camino; debemos prepararla... ―Se apresura a tomar el picaporte pero el tono titubeante de la rubia lo deja confundido.
―Sobre las probabilidades… ya estaban claras desde un principio, ¿no es cierto? ―El hombre le asiente, pero sin poder intervenir ella vuelva a preguntar―: ¿Hay alguien más que conocía… los porcentajes?
Lo ve dejar de verla a ella realmente y pensar lo dicho y si era cierto.
―Por supuesto… Su prometido, él me buscó hace dos días. Sabe lo frágil de la condición de su novia, y mientras más empeore, más aumentan las posibilidades de que un corazón nuevo no la salve.
Amber la deja ir.
(…)
Se acomoda la bata con una mano en el bolsillo. Frota sus ojos en un intento de permanecer atento y despierto, y cruza la puerta. Observa de reojo el lugar desierto: mesas ahora limpias, sillas para arriba y la televisión alejada todavía encendida. Thomas aparece desde el otro extremo, tras la barra, y el hombre en blanco agita su brazo en forma de saludo.
―¿Noche larga? ―dice él cuando lo tiene enfrente.
―Una hora más; supongo que él es el último ―señala el tipo junto a un gesto de cabeza, posa sus su vista sobre el joven tres mesas más alejado y el médico lo imita.
Advierte su cabeza inclinada, descansando en su palma y apoyándose contra la estructura no tan gruesa que sostiene el techo, sus ojos parecen abiertos y entonces el hombre comienza a caminar.
―¿Sr. Jonas? ―pregunta vacilante, mas éste lo ignora y el médico prosigue―. Tenemos buenas noticias… ¿Sr. Jonas?
Pero Nicholas nunca le responde, y algo empieza a estar mal en su aspecto y la negación ante el pestañear. Sus pupilas se encuentran dilatadas, y exceptuando la clara baja temperatura, está helado. Sin tiempo que perder el hombre toma su pulso, y entonces, ya se encuentra gritando por ayuda.
- Hey!:
- Demasiado largo, ¿no? :3 Bueno, este es el primer One Shot que subo a OnlyWn y espero que lo hayan disfrutado C:
¡Por fin hice uno con Nick! Nunca pegaba con la historia que hacía :/
Díganme Fani y siéntanse libres de dejar un lindo comentario ....Ahmm y perdón por tal vez matarlo :|
Fantaisie.
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