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Sumisión y otros placeres {Harry y tú} |ERÓTICA|
O W N :: Archivos :: Novelas Abandonadas
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Sumisión y otros placeres {Harry y tú} |ERÓTICA|
Nombre: Sumision y otros placeres [H.S]
Autor: Kim
Adaptación: Siip
Genero: Erotica
Otras paginas: No...
Sinopsis.
Chocolate, pasteles y dominación, ¿Que más podría desear una chica?
___________ no había salido de su departamento en seis meses. Cuando lo hizo fue el olor de una pastelería local que le atrajo por la calle. Cada día se dirigía a Harold’s para admirar las tortas y disfrutar de su aroma, y entonces descubrió a Harry.
Harry, el dueño de la pastelería y el pastelero, es justamente el hombre dominante y autoritario que ella quiere, pero, ¿Puede ___________ aprender a aceptar su naturaleza sumisa? ¿Podrá satisfacer su apetito por un sexo chispeante e ignorar sus sentimientos de culpa de buena chica, o se resistirá a la tentación lamentándolo para siempre?
______________________
the girl on fire
Re: Sumisión y otros placeres {Harry y tú} |ERÓTICA|
Capítulo Uno.
Se había convertido en un hábito… agradable, tal vez el único en todo mi día.
Alrededor de las dos de la tarde iba caminando por la calle principal, había pasado el supermercado, el café, la tienda de electrodomésticos y la tienda de alfombras, y había girado hacia la calle lateral sin recordar nada en particular. Era un corto trayecto desde allí hasta el lugar que amaba: Harold’s.
Hará más o menos seis meses atrás, había caminado por esa calle y captado un delicioso olor en el aire. Una combinación de almendras, vainilla, chocolate y un toque de canela picante y cuando mi estómago hizo ruido, tuve que ver de qué se trataba.
Parecía tan reconfortante, ese aroma, me recordó tiempos felices en la cocina con mi madre cuando era una niña. Harold’s era nuevo entonces. Había carteles de oferta por la apertura en la ventana. El olor a pintura reciente era un trasfondo astringente cuando estuve más cerca del exterior negro brillante de la tienda.
Al principio, pensé que Harold’s era una pastelería, pero solo me tomo un momento notar los pasteles artísticos y arquitectónicos para darme cuenta de que era algo más. Recordé la palabra de mis clases de francés en la escuela secundaria. Harold’s era una Patisserie. Incluso entonces, con las ofertas de apertura, no podía permitirme probar un pastel. Quería. Había varios que me llamaron la atención.
Había una tarta hecha con capas acomodadas de manzana, un pastel de queso de
Un amarillo tan intenso que me hizo agua la boca y una tarta cuadrada de chocolate con glaseado y las más delicadas estrellas y destellos de decoración. No era justo que parecieran tan buenos tampoco. Olían divinos, también. Con cada apertura y cierre de la puerta, quería conseguir una ráfaga de olor a cálida y dulce panadería, y cerrar los ojos e imaginarme los sabores. Crema pastelera, crema, chocolate, esponjoso y crujiente merengue. Rápidamente se convirtió en mi lugar favorito.
Deseaba poder ir y comprar algo, pero los precios eran demasiado altos para mí.
Casi no podía permitirme un pastel barato y mucho menos uno de los caros pasteles artísticos. Pero cada día, me obsequiaba a mí misma su belleza visual combinada con su aroma celestial.
Fue un día de verano ya avanzado, con solo la insinuación del frio en el aire del Otoño que se avecinaba cuando hice mi trayecto habitual hacia Harold’s. Salí de mi casa a las dos, y estuve en la ventana de la patisserie a las dos y cuarto. Era un viernes, y pude ver que su mercadería estaba casi agotada. Todos los pasteles grandes se habían vendido excepto un pastel de zanahoria y uno esponjoso, y muchos de los estantes de la vidriera y el mostrador estaban casi vacíos.
Cerré los ojos e inhalé cuando la puerta se abrió y la campana tintineó. Los sutiles aromas a leve verano me llenaron… limón y naranja, los penetrantes olores cítricos mezclados con vainilla y fresas, crema de leche y la suave caricia del chocolate y la calidez del alcohol.
El chirrido de los frenos me sacó violentamente de mi sueño de verano y me transportó a mi pesadilla. Había ocurrido en invierno hacia casi un año, y había atormentado mi sueño en todo momento y a menudo se deslizaba en mis ensoñaciones, también.
Había estado tan increíblemente feliz. Era profesora de la Primaria local, y disfrutaba de mi trabajo inmensamente. Estaba comprometida con John, un profesor compañero y una de las personas más inteligentes que conocía.
No solo era inteligente, era amable, generoso, ingenioso y guapo. Vivíamos con una mano atrás y otra adelante. Pasaba la mayor parte de mi tiempo en su casa, aunque continuaba pagando el alquiler de mi pequeño departamento que albergaba a todas mis pertenencias personales y a mí en las noches ocasionales cuando nuestros horarios no coincidían.
Habíamos salido a comer con un grupo de otros profesores del periodo lectivo.
Había sido una gran noche, y todos habíamos bebido demasiado. John quería conseguir un taxi, pero yo quería caminar. No sé por qué había insistido. Estaba ventoso y cruelmente frio, pero como siempre, John había accedido para hacerme feliz.
Estábamos riendo y bromeando, burlándonos entre sí como un par de niños adolescentes. Besándonos y abrazándonos. Me dijo que me amaba y yo le respondí con una risita y otro beso. Me ponía tonta cuando bebía vino, y todavía estaba fastidiándolo cuando nos detuvimos en el cruce de peatones, esperando al hombrecito verde.
No recuerdo mucho después de que el sonido comenzó y apareció el hombrecito verde. Avanzamos por la calle tomados de la mano, y yo había oído el motor de un auto y un chirrido de frenos.
― ¡Ustedes, cuidado! ―. Él me empujo, y yo había tropezado hacia adelante y caído. En el siguiente momento, me había despertado en el hospital con un profundo dolor en mis piernas y una sensación aturdida en mi cabeza.
Nos había llevado por delante un conductor ebrio. John salvó mi vida al empujarme hacia adelante, a pesar de que mis piernas habían quedado completamente destrozadas como resultado del accidente. John había muerto instantáneamente. Había salvado mi vida y solo momentos antes, yo me había abstenido de decirle que lo amaba.
___________________
Les dejo otro capítulo, este es como la introducción de rayita.
the girl on fire
Nueva Lectora Reportándose!!!,
tienes que seguirla, y si no lo haces te haré responsable de mi muerte , okno, pero en serio síguela, te juro que cuando leí la parte de los pasteles me dio hambre, y cuando pasaron la calle y los atropellaron fue como que :wut: :gasp: y cuando rayita dijo que John habia muerto fue algo así como: . me volví bipolar, asdfghjklñ la AME!
Val'Rushertioner
Re: Sumisión y otros placeres {Harry y tú} |ERÓTICA|
Capítulo Dos
Me llevó meses recuperarme físicamente, pero el dolor emocional y psicológico apenas había disminuido con el tiempo. No podía perdonarme por permitirle que se matase, por no decirle que lo amaba. Una vez que estuve bien físicamente, tenía pensado volver a la Primaria pero había encontrado, para mi horror, que no podía atravesar las puertas. Había demasiados recuerdos, demasiado de él. Había estado sin empleo desde ese día. Veía a un psicólogo, lo único pequeñamente bueno que parecía realmente hacer. Había tratado duro de sentirme mejor, pero solo parecía empeorar.
El paseo hasta Harold’s se había convertido en mi terapia. Me ayudaba a salir de casa diariamente, a fortalecer las piernas y a hacerme sentir más cómoda con el hecho de estar afuera de nuevo. Podía no ser mucho, pero para mí era mi redención. Al principio, fue un pequeño triunfo haberme alejado de mi casa. Cada día que lo hacía, me sentía mejor. Pronto, la caminata se había convertido en un hábito y ya no en un logro, y eso en sí mismo me hizo sentir bien. Empecé a caminar más, para ir a diferentes lugares. Disfruté de un paseo alrededor del parque y de un vistazo a través de las tiendas. Empecé a sentirme normal otra vez.
Pero requería solo un momento para llevarme de regreso al tembloroso y trepidante revoltijo en que me había convertido después de la muerte de John.
―Señorita, ¿está bien?
Me enfoqué nuevamente y encontré a un hombre con un delantal negro parado delante de mí.
―___________, sí, creo, ―respondí.
―Te ves muy pálida. Vamos. Voy a llevarte adentro.
―No, voy a estar bien. ―Empecé a sentirme mareada y de repente, un fuerte brazo estaba a mi alrededor y estaba siendo llevada a fuerza en dirección a la puerta.
―Estoy bien― insistí, pero el hombre no escuchaba.
―Aquí tienes, cariño. Siéntate aquí.
Doblé mis rodillas y me senté en una dura silla de madera. Mis manos temblaban y enlacé los dedos en un intento de calmarlas.
―Voy a irme. Estaré bien…
―Te quedaras ahí―ordenó. Su tono de voz no permitía una respuesta, así que me quedé donde estaba. Se alejó de mí y escuché un tintineo de vidrio y a continuación el ruido del agua en la otra habitación. ―Toma, bebe sorbos lentos de esto. ―Presiono un frío vaso en mi mano, y tomé un pequeño trago de agua.
―Muchas gracias. ―Sonreí, y él asintió con la cabeza. Su cabello ondulado se agito y cayo alrededor de su frente y ojos color verde-esparrago. Me sentí abrumada por su olor por un momento. Estaba rodeada de la reconfortante esencia de la vainilla y la tentadora pisca de chocolate y especias.
Pero solo podía olerlo a él. Olía como un pastel de especias, canela y nuez moscada combinadas con un almizcle que era puramente masculino e, incluso a través de mi aturdida conmoción, sentí el estremecimiento de la excitación.
― ¿Qué pasó? Pensé que ibas a desmayarte.
―No sé. No estoy segura.
―Bueno, no importa, estás bien ahora.
―Debo irme. Estás trabajando.
―Oh no, quédate sentada un rato. La verdad es que es muy tranquilo a esta hora del día. Puede venirme bien un poco de compañía.
―Oh, vale.
Mi corazón retumbaba en mi pecho, y no era debido a la chirriante frenada ni a las dolorosas visiones al pasado. Realmente nunca lo había visto antes. Solo había captado vislumbres de sus manos y su sonrisa a través de la vidriera en la ventana.
Ahora que lo vi de cerca, entendí por qué tantas mujeres dejaban la tienda sonrientes, a veces incluso soltando risitas consigo mismas.
―Eres la mujer que viene y mira todos los días, ¿verdad?
― ¿Me has visto? ―Pregunté horrorizada. Mis mejillas ardieron cuando el calor se dirigió a mi rostro.
―Sí, te he visto antes. ¿Por qué nunca entras?
―___________, bueno… ―. Este tipo realmente no se andaba con rodeos, y en una fracción de segundo decidí que la honestidad era la mejor política. Suspiré.
―No puedo permitírmelo.
―Oh, es una lástima. Al menos, no es porque crees que soy desagradable o algo así.
―Oh, no, nada de eso, ―farfullé―. Eres encantador. ―Quería añadir que estaría más que feliz de hincarle el diente como lo sería mordisqueando uno de sus pasteles, pero me resistí.
―Como tú, ―respondió con una carcajada y una descarada sonrisa que me hizo sentir mareada de placer―. Bueno, te diré que. Si vienes y pasas un poco de tiempo conmigo por las tardes, puedes elegir cualquier pastel de la tienda que desees como forma de pago. ¿Qué opinas?
― ¿De verdad? ―Levanté la ceja con incredulidad. ¿Por qué este hombre guapo y seguro me desearía en su tienda?
―De verdad, me siento un poco aburrido por las tardes… y un poco solo, para ser honesto. Sería bonito tener a alguien para hablar un rato.
― ¡Pero tal vez yo sea aburrida!
― ¿Tú? No, lo dudo. Tienes ojos demasiado vividos para que seas aburrida.
Me puse colorada otra vez.
―Y de todos modos, yo hablo demasiado, ―continuó―. Tú solo tendrás que escuchar, en la mayor parte.
―Muy bien, entonces, tenemos un acuerdo. ―Sonreí, y él me ofreció una mano.
La tome en la mía y me estremecí por la potencia y la fuerza de su agarre.
the girl on fire
Re: Sumisión y otros placeres {Harry y tú} |ERÓTICA|
Capítulo Tres
―Tienes los dedos demasiado fríos, ―dijo―. Déjame darte una bebida caliente.
―Realmente debería irme a casa, ―dije un poco abrumada por todo y necesitando espacio para digerir todo lo que había sucedido.
―Solo quédate por una infusión, por favor. No estoy convencido de que estés lo suficientemente bien para irte todavía.
Y cuando pensé sobre ello, el probablemente estaba en lo cierto.
―Oh, vale.
― ¿Cómo te gusta él te?
―Con leche, por favor, ―dije―. Me gusta cremoso.
― ¿Un poco de azúcar? ―gritó desde el otro lado del marco de la puerta.
―No, gracias, ya soy lo suficientemente dulce, ―respondí por costumbre. John solía pensar que eso era gracioso. Una puñalada de dolor me atravesó, y sentí una ola de culpa pasándome por encima. ¿Cómo podía desear a otro hombre tan pronto?
Estaba a punto de levantarse y salir corriendo cuando apareció una taza de té seguida del magnífico hombre que había causado mi pánico.
―Aquí tienes. Esto te calentara. ―Me pasó la taza―. Ahora, no puedes tomarte un té sin un pastel. ¿Cuál te gusta?
Miré hacia abajo en la estantería de la vidriera delante mío y mmm.
―Decisiones, decisiones. ―Envolví mis dedos alrededor de la taza caliente y me incliné más hacia adelante para tener una mejor visión―. Me encantaría uno de esos merengues, en realidad ―dije al final.
―Una gran elección― se entusiasmó mientras levantaba una ligera y cremosa concha llena de esponjosa crema y decorada con fresas. Había tomado una bolsa de papel y la había colocado en el extremo del mostrador para mí.
―Así que, ¿quién hace las tortas, Harold? ―Le pregunte mientras apoyaba el humeante té y trataba de encontrar la manera de abordar el merengue. Al final, lo partí en dos mitades con aproximadamente la misma cantidad de fruta y crema en cada uno.
―Bueno, si, en cierto modo. Yo las hago a todas, pero me llamo Harry. Le di un toque francés al nombre, ―respondió.
―Soy ___________. ―Sonreí―. Debes trabajar muy duro si horneas y vendes todos estos pasteles.
―Me levanto a las cuatro de la madrugada todos los días. Cuando cierro a las tres y media, me voy arriba y derecho a la cama. Es un largo día.
―Guau, podrías buscar a alguien para que te dé una mano.
―Bueno, una vez que el negocio este en pie y dando buenas ganancias, pienso contratar a alguien para que me ayude.
―Parece como que el negocio va viento en popa para mí. ―Di un suspiro de apreciación cuando mordí en el merengue y fui abrumada por los olores del verano y el sabor del cielo―. Con merengues como este, no me sorprende.
Él se puso un poquito colorado y recuperó rápidamente su compostura.
―Oh, lo está, pero hay que afrontar muchos gastos al principio de un negocio. Recién estoy comenzando a reducir las deudas por la apertura de esta tienda en primer lugar.
― ¿Siempre te dedicaste a esto? ―Le pregunté mientras el té y el pastel me soltaban la lengua y me hacían sentir más relajada.
―Sí, siempre me ha gustado. Mi papé pensaba que era una cosa de chicas, sin embargo y me obligo a ir a estudiar Ciencias Económicas. Trabajé en un banco durante mucho tiempo y, entonces, un día, decidí que no podía soportar más otro aburrido trámite y abandoné. Y comencé con este lugar.
― ¿Eres más feliz ahora?
Él suspiro.
―Considerando que por esto perdí a mi novia y el respeto de mi padre, sí.
―Oh, estoy segura de que tu padre recapacitará. ¿Ha visto este lugar?
―No.
―Deberías invitarlo. Estaría orgulloso de ti, estoy segura.
―Qué dulce eres en decirlo, pero no estoy seguro de que sea cierto. No cambiaria mi vida ahora por nada, sin embargo. Me despierto para hacer lo que me gusta. Eso hace de cada día un placer.
Echaba de menos eso. Solía sentir eso cuando ensenaba. Cada día era un placer.
Me sentí vacía una vez más y bajé el último bocado de mi pastel, de repente incapaz de comer más.
― ¿Estás bien? ―pregunto―. Te pusiste pálida.
―Sí. Sentí ese placer una vez. Ya no lo tengo ahora, eso es todo.
Él apretó mi hombro.
―Estoy seguro de que lo encontraras otra vez, o él te encontrara a ti.
―Muchas gracias. ―Me levante de la silla―. Ahora, tengo que irme. Gracias por tu amabilidad.
―Volverás mañana, ¿verdad?
―Sí, lo haré.
―Vale, buenísimo, nos vemos mañana.
______________________________-
¡Se ven mañana! sñdlfadlk
the girl on fire
Re: Sumisión y otros placeres {Harry y tú} |ERÓTICA|
Capítulo Cuatro.
Pensé en Harry todo el camino a casa. Su olor perduraba, esa especiada masculinidad que tapaba cualquier otro olor parecía haberse adherido en mi sistema, no podía escapar de él y no quería. Pensé en su merengue, cómo sabía y cómo su olor a dulce vainilla y crema me excitó antes incluso de que una migaja tocara mis labios, pero principalmente, pensé de Harry. Parecía extraño que, en todo este tiempo que había pasado afuera de su tienda, nunca lo había visto verdaderamente antes. Nunca lo había notado, pero ahora que lo había conocido no podía pensar en ninguna otra cosa.
Necesité una ducha cuando llegué a casa, todavía sentía el sudor del pánico sobre mi piel y necesitaba borrarlo de mi mente. Abrí la ducha y rápidamente me eché hacia atrás. Me quité la ropa y esperé que saliera el agua caliente.
Realmente había pensado que había superado los ataques públicos de pánico por mi aflicción, pero el chirrido de los frenos y mi casi desmayo demostraron que no era el caso. Si Harry no hubiera salido a mi rescate, probablemente estarían en Accidentes y Emergencias ahora, mi cara cubierta de rasguños y mi mente siendo animada por los psicólogos de guardia.
Cuando me deslicé debajo del agua, gemí. Necesitaba el purificante calor y eso calmó mi cuerpo. Las salpicaduras de las poderosas gotitas impactaban sobre mi piel masajeándome, y me quedé parada debajo de la ducha, solo disfrutando de las sensaciones por un largo momento.
John odiaría como me enredo con todo esto. Era un hombre sensato, y simplemente no podía entender lo emocional que podía ponerme a veces. Sería mortificante para él saber cómo me había venido abajo con su muerte.
Recuerdo una vez que estuvimos hablando sobre un incidente particular que me había trastornado. No recuerdo exactamente que fue ahora, pero en el momento, tuve un completo ataque de nervios.
"No quiero que nunca te pongas así por mí, ______, ―dijo―, Odiaría hacerte eso".
Oh, bueno, no es como que uno pueda modificar su forma de ser, ¿verdad? Uno no puede, exactamente, divorciarse de uno mismo por sus emociones, o al menos yo no podía. John sacudiría la cabeza y me sostendría abrazada hasta que las lágrimas se detuvieran. Entonces, podría decirme que me amaba, para ayudarme a recuperarme y sonreír. El habría fortalecido mi resolución.
Una lágrima rodó por mi mejilla mientras deseé por millonésima vez que estuviera cerca para mí, que pudiera ser capaz de salir de esta ducha y meterme en sus brazos. Recordé entonces una vez cuando se metió en la ducha conmigo y me tomó en sus brazos, y en ese preciso momento frotó mis hombros y mi espalda y besó mi cuello. Me hizo girar, y nos besamos, el agua chorreando sobre nosotros, su excitación evidente. El placer me había abrumado cuando había caído sobre mis rodillas y lo había complacido justo allí, con el agua haciéndome cosquillas en mi espalda.
No era un amante particularmente audaz, y esa instancia fue una sorprendentemente agradable interrupción a la rutina de solo en el dormitorio. Me encantaba el John cariñoso, pero siempre me sentí culpable de añorar algo más que nunca me daría.
Hasta lo había mencionado una vez, a raíz de una estúpida escena en un programa de televisión.
“Creo que los azotes son bastante sexys”, le dije. Me mordí el labio inferior y me preparé para jugar a la niña traviesa.
“Yo no", respondió. "No está bien ejercer poder sobre el otro".
Y eso fue todo. No discutí. John habría ganado al final, y yo no quería revelar mi naturaleza pervertida. Me encanta ser sumisa, ser sostenida bajo el poder de un hombre. Nunca tuve eso con John.
Y repentinamente mi mente regreso a la patisserie y a Harry ordenándome que me quedara donde estaba. Mi estómago se apretó y la excitación corrió por mis venas. Harry parecía como un hombre que tomaría el control muy bien. Sus manos eran grandes y duras, y solo podía imaginarlas bajándome los pantalones y bragas, para azotarme por ser irritante y obstinada.
Simplemente me inclinaría sobre su regazo. No tengo una contextura pequeña, pero él podría manejarme en esa posición, y me azotaría, ignorando mis patadas y gritos. Me castigaría, por ser una lasciva chica traviesa, y yo amaría cada momento de eso. Mis dedos se habían colado debajo del elástico hacia mi suave pubis, y se deslizaron más abajo, la humedad entre mis muslos era espesa y untuosa, y no tenía nada que ver con las cálidas gotas que salían de la ducha.
Me tragué la culpa y me imagine de rodillas entre sus muslos, el almizcle de su piel tan evidente, la vainilla especiada tentándome a degustarlo. Imaginé mi trasero al aire, rojo por sus atenciones, y su polla en mi boca, los dedos en mi pelo. Quería adorar a este hombre de esa manera, mis manos detrás de mi espalda, dejándome la boca como única herramienta disponible para complacerlo.
_____________________________
¡RAYITA!
the girl on fire
Re: Sumisión y otros placeres {Harry y tú} |ERÓTICA|
AHHH!! Siguelaa, si, lo se me estañaste :aah: pero, es que no había podido, leer la nove, porque empece clases la semana pasada :calor: , pero ya volvió tu sexy lectora :niña:
Ame los cap, síguela pronto, no aguanto
Ame los cap, síguela pronto, no aguanto
Val'Rushertioner
Re: Sumisión y otros placeres {Harry y tú} |ERÓTICA|
Capítulo Cinco.
Mi fantasía pasó a otra escena cuando mis dedos frotaron apremiantemente mi clítoris. La necesidad de un orgasmo me estaba abrumando y haría cualquier cosa para correrme. Estaba de vuelta en la tienda, pero no sentada en la silla. Estaba arrodillada en ésta, mis manos esposadas en la espalda, mi culo apuntando hacia afuera, desnuda, húmeda y dispuesta. Él me follaba entonces, duro y sin pensar en ningún momento en mi placer. Su polla golpeando contra mi coño, y mientras el empujaba violentamente en mi interior, mantenía asido mi cabello como riendas.
Exploté, grité y me estremecí. Me sentí caliente y en paz por un momento y, entonces la culpa me aguijoneo. Era demasiado pronto para pensar en reemplazar a John, seguramente. Apenas había pasado un año desde su muerte. Habíamos estado enamorados. Por lo que no debería ser olvidado tan rápidamente, ¿verdad?
Detuve el flujo de agua y di un paso afuera sobre la gruesa alfombra del baño.
Envolví una toalla a mí alrededor y recordé a John. Él hubiera querido que yo siguiera adelante. Siempre supe eso.
"No lo lamentes", me diría una y otra vez. "Aprende a vivir sin lamentarlo, y encontraras la paz". Siempre todo fue tan blanco o negro para John, sin importar que yo siempre viera una nube gris. ¿Cómo podría no lamentar que nuestro amor se hubiera terminado tan bruscamente y prematuramente? Me preguntaba, si habría sido al revés, si él hubiera salido herido y yo habría estado muerta, si hubiera acabado conmigo, viviendo sin lamentarlo. Llegué a la conclusión de que, probablemente, lo haría.
Tal vez, debería seguir adelante, pero solo porque fantaseara con Harry no significaba que él fantaseara conmigo. Solo me quería allí para hablar. Estaba un poco solo, y probablemente, sintió pena por la desconocida a punto de desmayarse que estaba sin trabajo. No soy el tipo de mujer por la que un hombre caliente como Harry estaría interesado. Tengo demasiadas curvas en todos los lugares equivocados.
***************
―Pensé que no ibas a aparecer, ―dijo Harry cuando atravesé la puerta una buena media hora más tarde de lo que le había dicho que llegaría. El dulce aroma de la tienda se envolvió alrededor de mis sentidos y me abrazo, los vestigios de especias y vainilla calentaron mi cuerpo como los pensamientos en Harry y las fantasías de las que había disfrutado la noche anterior.
―Lo sé. Lo siento. Estaba a punto de salir de casa cuando el gato decidió vomitar por todas partes. Condenado animal.
―Pero lo amas en verdad, ―se rió.
―Sí, algo así. Mi mamá me lo compró después de lo que… ―me detuve, no quise revelar tanto tan pronto―. Bueno, para que no estuviera sola. Pero prefiero a los perros.
Harry se rió otra vez, y mi corazón latió con más fuerza.
―Creo que solo debería darte la mitad del pastel por tus servicios hoy.
―Oh, no te preocupes por eso. ―Me sonrojé―. Fuiste muy bueno conmigo ayer.
―No, una promesa es una promesa. Cualquier pastel que te guste. Elige.
―Oh, pues bien, ¿puedes darme un trozo de pastel de queso? He estado fantaseando acerca de tu pastel de queso mucho tiempo. Lo llevaré a casa, si no te importa.
―Bueno, pero observarte comerlo es mi parte favorita, ¿sabes? No puedo ver a las personas disfrutando de mis pasteles lo suficiente. Especialmente si has estado fantaseando con él.
Mi estómago estaba demasiado lleno de mariposas para tragar incluso un bocado, aunque en realidad quería complacerlo.
―Hoy me temo que no, Harry. Mi estómago no podría soportarlo.
―Bien, te empacaré un trozo. Toma asiento. ¿Te gustaría una bebida? ―Negué con la cabeza, y su frente se arrugo un poco.
― ¿Cómo ha estado el negocio hoy? ―Pregunté, intentando cambiar el tema.
―Oh, regular, regular, ―contestó―, tuve una buena mañana de cualquier manera. Ha caído esta tarde. Aquí, déjame tomar tu abrigo.
Desabroché los botones de mi delicado abrigo de lana. Se veía que había pasado tiempos mejores, aunque había sido caro cuando lo compré hacía un tiempo. Todavía me mantenía caliente, y como el otoño estaba aproximándose, lo necesitaba para contrarrestar el acérrimo viento frio y la gélida lluvia que llegaba inesperadamente a finales del verano.
Tenía un gato, a pesar de que pasaba la mayor parte del tiempo afuera, y de que era malditamente seguro que tenía dos o más casas, y de que no había vomitado en absoluto. Simplemente me tomo mucho tiempo decidir que ponerme.
Hacía demasiado frio para algo particularmente revelador, y no es que tuviera cualquier cosa particularmente reveladora, tampoco. Siendo una maestra, había aprendido a vestirme conservadoramente, especialmente con niños en el grupo. Encontré una remera de un oscuro color naranja con un largo ruedo vaporoso y un profundo escote en V que cubría la parte superior de mi barriga agradablemente y atraía la atención hacia mis abundantes pechos. La combiné con una falda gruesa de pana color marrón. Me sentía bastante sexy, especialmente cuando me puse mi ropa interior favorita de encaje rojo debajo.
________________________
RAYITA SEDUCIRÁ AL HARRY! D: jajaja
the girl on fire
Re: Sumisión y otros placeres {Harry y tú} |ERÓTICA|
Capítulo Seis.
―El naranja es un buen color en ti―dijo, mientras se volvía caminando dentro de la tienda, y me sonrojé.
―Oh, gracias.
―Complementa el color cremoso de tu piel.
Casi sentí las palabras acariciando la carne expuesta en la V de mi escote. Me mordí los labios y subrepticiamente restregué los muslos juntos. Este hombre me volvía loca de lujuria, y ni siquiera había dicho nada que fuera íntimo.
―No sé cómo te las arreglas para trabajar aquí día tras día. Yo estaría comiéndome toda la mercadería, ―dije―. Simplemente el delicioso aroma es suficiente para hacerme agua la boca.
El aire estaba denso con la vainilla, la crema y el chocolate, con ese especial ligero aroma a dulce horneado que cualquier panadero te dirá que permanece hasta mucho después de que el pastel haya terminado de cocinarse.
―Tengo mi buena participación en la prueba de sabores, ―contestó, su lengua asomándose para humedecer su labio inferior. Sonrió―. Pero disfruto de las ganancias mucho más.
―Parece un crimen comer estos. Son todas obras de arte.
―Me halagas. ―Fui recompensada por el más ligero rubor de sus mejillas―. No soy tan bueno.
―Oh, deja la falsa modestia. Podrías exhibir estos en una galería de arte, y las personas pagarían simplemente para mirarlos y olerlos.
―Ah, pero si no los tocas o los saboreas, te estás perdiendo la mayor parte de la sensación.
Sus ojos parecían haberse oscurecido al color de la espinaca cocida y en lugar de estar enfocados sobre sus pasteles, estaban clavados firmemente sobre los pálidos montículos de mis pechos.
―Oh, bueno, sé, saben divinos, ―contesté, azorada.
―Apuesto a que sí, ―dijo sarcásticamente y levantó una ceja. No me sonrojé solo en las mejillas. Se filtró hacia abajo y se difundió por mi pecho, también.
― ¿Cuál es tu favorito? ―Le pregunté, dirigiendo mi mirada a sus oscurecidos ojos y hacia el despliegue de pasteles al lado nuestro.
―Oh, es muy difícil escoger. ―Su voz ronroneó, pero la suavidad era desmentida por el puro poder de su tono―. Soy un fanático del chocolate, ―dijo―, y de la fruta fresca. Me gusta combinarlos con crema y un bizcocho liviano y tal vez solo el toque más dulce y más pequeño de especias exóticas. Los nuevos, los excitantes, los recién descubiertos son mis pasteles favoritos para crear.
―Eres muy talentoso. ―No lo vi dar un paso, pero pareció estar mucho más cerca de mi cuando volví a mirarlo. ¿Me había movido? Estaba confusa y un poquito hipnotizada por su mirada y justo cuando pensé que sus labios bajarían a los míos, la campana en la puerta tintineo.
Respingué. Él solo sonrió sarcásticamente y cambio su atención al cliente.
La lujuria martillada a través de mi corriente sanguíneo, desesperada para salir.
Tomé un trémulo aliento, y cuando Harry inclino la caja arriba de las magdalenas glaseadas hacia la señora, guiñó un ojo en mi dirección.
Intenté tomar el control de lo que estaba ocurriendo. Estaba bastante segura de que Harry había estado coqueteando conmigo. Sus palabras realmente habían parecido sugerentes en el momento, pero seguramente, estaba imaginándomelo. Él era alto, delgado y muy guapo. No había simplemente ninguna manera de que pudiera sentirse atraído por una curvilínea chica como yo, ¿verdad?
―Creo que ya es hora de cerrar, ―dijo y camino hacia la puerta atravesando la tienda ahora vacía―. No creo que venga nadie más por hoy. Las vacaciones escolares son malas para el comercio por las tardes. ―Giró el cartel de la ventana y corrió el cerrojo de la puerta―. Cerraré con llave correctamente más tarde. Ahora puedes venir y ver mí cocina.
Estaba un poco molesta por su falta de modales. ¿Quién dijo que quería ver su cocina y quién dijo que quería estar encerrada con él, a solas? Entonces la molestia se desvaneció, y los nervios ocuparon su lugar. Estaba segura de que realmente temblaba por la tensión.
Tomó mi mano cuando paso de largo. Para el parecía una acción natural. Para mí, tenía la impresión de que me estaba reclamando, marcándome como suya. Sus dedos eran largos y duros, y agarraron los míos con fuerza pero con una ternura que me quitó el aliento. Caminamos juntos alrededor de la parte visible de la tienda hacia atrás y entramos a la cocina. Él llevaba la delantera. Yo lo seguía. Disfruté de su toque y descubrí su olor profundamente almizclado. No era nada pretencioso, ninguna loción para después de afeitarse o producto caro. Era solo una sugerencia de un jabón fresco con un toque de limón y algo más exótico.
―Este es mi santuario, ―anunció cuando entramos en la enorme cocina industrial. En el centro había una gran mesa de madera con patas gruesas y una parte superior muy usada, todo alrededor de las paredes había hornos y repisas, a los lados, acero inoxidable y un gran, enorme fregadero―. Es mi orgullo y mi placer.
―Es asombroso, ―jadeé, sobrecogida por su tamaño y humillada por su simplicidad. Sabía que este era un lugar íntimo para él, y que no invitaría casi a nadie a su cocina. Se sentía como si me hubiera concedido el acceso a su ser más íntimo, incluso más íntimo que ser invitada a su dormitorio. Me sentí ligeramente incomoda con el nuevo paso en nuestra floreciente relación.
Me esforcé por no demostrarlo.
_______________________
Una pequeña advertencia.. ya se viene lo erótico de la novela
the girl on fire
Re: Sumisión y otros placeres {Harry y tú} |ERÓTICA|
asdfjklñ si lo sé me amas tanto que la seguiste :eaea: , okno .-. XD la ame desde el primer cap, es tan PER-FECT :ilusion:
siguela pronto :3 :bye:
siguela pronto :3 :bye:
Val'Rushertioner
Re: Sumisión y otros placeres {Harry y tú} |ERÓTICA|
hola nueva lectora, dios es ta super buena la novela siguela prontooooo, mi nombre en natascha pero pudes decirme naty, esperare el nuevo capitulo
NatyValen98
Re: Sumisión y otros placeres {Harry y tú} |ERÓTICA|
Bienvenidas chicas!
Estoy muy feliz, pensé que nadie la estaba leyendo , pero me demostraron lo contrario...
Una pregunta ¿de donde son? yo de Argentina :)
ya les subo un nuevo capitulo
P.D; Se pasan por mi otra nove, se llama "10 reglas del juego"
https://onlywn.activoforo.com/t54927p15-10-reglas-del-juego-harry-styles#2869354
Estoy muy feliz, pensé que nadie la estaba leyendo , pero me demostraron lo contrario...
Una pregunta ¿de donde son? yo de Argentina :)
ya les subo un nuevo capitulo
P.D; Se pasan por mi otra nove, se llama "10 reglas del juego"
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the girl on fire
Re: Sumisión y otros placeres {Harry y tú} |ERÓTICA|
Capítulo Siete.
―Me encanta esta mesa. ―Pasé la mano a lo largo del caliente y suave borde.
Sentí la ondulación de las vetas gastadas por el paso del tiempo debajo de mis dedos, el ligero barniz y la mesa obviamente antigua.
Justo cuando contemplaba preguntar acerca de su historia, mi mano se resbaló, golpeando un tazón plateado que hizo un ruido metálico y derramó el contenido completamente sobre la mesa.
―Oh, maldición, lo siento. ―El untuoso y brillante chocolate de buena calidad se desparramo por completo sobre la limpia superficie y formo un enorme lago de desastre pegajoso. La cálida y envolvente esencia lleno el aire y me hizo desear saborearlo―. Déjame limpiarlo. ¿Tienes algo que pueda usar?
―Sí, ―dijo, quitando el tazón plateado de la parte superior de la mesa―. Tu lengua. Puedes lamerlo.
Lo miré. No estaba bromeando. Su rostro estaba serio. Era una orden, pero vi un indicio de diversión en las verdes profundidades de sus ojos. Estaba jugando conmigo.
―Espera, sin embargo. No quiero que te ensucies con este hermoso desastre―. Me volteó para enfrentarlo, sus manos en mis caderas. Levantó mi remera, y yo levanté los brazos para que pudiera quitarla completamente. No sé por qué le permití desvestirme de esa manera. Tal vez no había sido miedo lo que aporreaba en mi pecho sino excitación―. Oh, guau, ese es un hermoso sostén, ―susurró cuando bajé mis brazos―. Mejor lo quitamos, también.
―Pero, ―comencé a protestar pero él me detuvo con su severa mirada, y me mordí los labios para callarme. Mis pechos son grandes, redondos, y suaves, pero no son perfectos. Contuve el aliento cuando él se movió detrás de mí y desabrochó el ganchito, entonces deslizó las correas hacia abajo por mis brazos. Sus fuertes manos excitando cada punto de piel que rozaban. Mis pechos cayeron a su posición más natural, al ser eliminada su vivacidad artificial. Cuando se paró delante de mí y me devoró con los ojos, no detecté un solo signo de desaprobación. Enderece mi espalda y saqué mis pechos. Disfruté de la objetivación de su mirada.
―Ahora limpia el desorden que hiciste. Vamos. No tengo todo el día.
Mire de él hacia la mesa enfrente de mí. El charco estaba ubicado hacia la mitad de la mesa. Aspire profundamente y obedecí su orden. Tuve que moverme para acercarme al borde de la mesa e inclinarme justo sobre este para llevar mi lengua al charco de chocolate. Olía cremoso pero amargo, la lechosa suavidad interrumpida por un borde brusco de cacao que parecía exótico y tentador, y cuando lamí, me di cuenta de que era una mezcla de un buen chocolate amargo y suave y sedosa crema. Sabía bien e imaginé que este brebaje terminaría en muchas de sus dulces creaciones.
Era extrañamente erótico, la madera debajo de mis pechos y estomago, el chocolate embarrando mi piel donde la tocaba, y la acción de lamer hacia que varias imágenes sexualmente explicitas se proyectaran en la mente. Abrí los ojos y miré directamente hacia adelante. Harry estaba allí, arrodillándose o poniéndose en cuclillas para que su cara quedara al nivel del borde de la mesa, y clavó fijamente los ojos sobre mi lengua.
Me sonrojé pero continué lamiendo el delicioso chocolate escurridizo delante de mí. Él se acarició los labios con su lengua y yo sentí a mi coño contraerse de placer. Qué zorra era.
―Sigue lamiendo, ―él ordenó y se corrió de la vista. Me preguntaba qué estaba haciendo. Continué la rítmica lamida, imaginando que era su pecho, su muslo, su polla, entonces grité por la sorpresa cuando sus manos asieron mis caderas.
Bajó la cremallera de mi falda, y esta cayó al piso. Estaba a punto de protestar, pero él me silenció con una fuerte orden.
―Silencio.
Siseó cuando su mano hizo contacto con mi trasero con una pesada palmada.
Deseé haberme puesto unas bragas diferentes, la parte trasera de estas no proveían ninguna protección en absoluto a mis nalgas.
―Silencio, dije. Voy a castigarte si haces ruido.
Era lo que yo siempre había querido. El encarnizado aguijón de su mano golpeando sobre la tierna carne de mi trasero y cambiando a placer por la avidez ronroneando en mi coño. Sus palmadas llovieron abajo más duras, e intenté lo mejor que pude para no hacer ningún sonido.
Dolía sin embargo, y pronto, estaba llevando las manos hacia abajo, a mi trasero, en un intento de escudarlo de sus golpes.
―No, ―chasqueó―. Quita esas manos, señorita. Ahora.
Lo hice, y el continuó golpeando mi carne caliente. A pesar de que estaba excitada al punto de la saturación, no pude tomar el amargo aguijón y moví mis manos para desviarlo otra vez.
―Correcto, bien, ―gruñó―. Estira los brazos directamente delante de ti.
Vacilé.
―Ahora, ―ladró, y accedí, el chocolate adhiriéndose y resbalándose a lo largo de cada extremidad cuando las extendí hacia adelante a través de lo que quedaba del charco de chocolate. Caminó a mi alrededor hasta detenerse frente a mi otra vez, su delantal en su mano. Enrolló la tela de algodón alrededor de mis muñecas y la ato con un nudo de manera que mis manos quedaran inmóviles por encima de mi cabeza.
―Bien. ―Levantó una espátula de madera de la mesa de enfrente, la de la clase con pequeños huecos rectangulares bajando hacia el centro. Y volvió a dar media vuelta otra vez saliendo de mi vista.
the girl on fire
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