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Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
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Ley de atracción -adaptación- Nick&Tu [Terminada]
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Re: Ley de atracción -adaptación- Nick&Tu [Terminada]
subee
la re caco cuando le dijo lo de destiny
la re caco cuando le dijo lo de destiny
#Fire Rouge..*
Re: Ley de atracción -adaptación- Nick&Tu [Terminada]
Aww todos los coments, GRACIAS!
Enserio sorry por no subir mas caps anoche ni hoy hasta ahorita pero he
estado super ocupada & asi, ya mañana entro de nuevo a clases D:
pero lo bueno es que son solo 4 semanas y ahora si VACACIONES DE VERANO!!!!!!!!!
hahaha nada emocionada :P bueenoo mil gracias por comentar, se merecen dos caps ...
uuummm a por cierto BIENVENIDA A LA NUEVA LECTORA :D
--------------------------♥
Nick
Cuando estoy lo suficientemente lejos de la tienda de té, saco el móvil que me dio Brittany. Golpeo el número de Devlin y espero.
Tan pronto como oigo que lo cogen, digo: –Nick Jonas. Querías mi atención, la tienes.
–¡Ah, Señor Jonas! estaba esperando que te pusieras en contacto conmigo –, dice una voz suave desde el otro extremo de la línea. Tiene que ser Devlin.
– ¿Qué quieres de mí?– Le pregunto, haciéndole saber de inmediato que no estoy jodiendo.
–Sólo quiero hablar.
Sigo caminando cuando hablo porque tengo un sentimiento loco sobre que el hombre tiene gente siguiéndome. – ¿No podrías haberlo hecho sin tener a Jason Glass me colocara?
–Necesitaba llamar tu atención, Jonas. Pero ahora que la tengo, es hora de que nos encontremos.
Mi cuerpo se tensa. Quiera conocer a Devlin o no, va a suceder. – ¿Cuándo?
– ¿Qué tal ahora?
– ¿Tienes a tíos siguiéndome?– Le pregunto, aunque sé la respuesta antes de preguntar.
–Por supuesto, Jonas. Soy un hombre de negocios, y tú eres mi nuevo aprendiz. Tengo que mantener mis ojos en ti.
–No he aceptado hacer mierda para ti, –le digo.
–No, pero lo harás. Me han dicho que tienes lo que se necesita.
– ¿Quién?
–Digamos que me dijo un pequeño Guerrero. Basta de hablar. Cuando veas uno de mis chicos conducir, entra.
– ¿Cómo sé que es uno de tus chicos?– Le pregunto.
Devlin se ríe. –Lo sabrás.
El teléfono muere. Unos minutos más tarde, un vehículo negro con vidrios polarizados para justo delante de mí. Respiro profundamente cuando se abre la puerta.
Estoy listo para enfrentar lo que está más allá. No importa lo que cada uno de mi familia piense, este es mi destino.
Me deslizo en el asiento de atrás y reconozco a Diego Rodríguez sentado a mi lado, un Guerrero que de los altos que siempre hablaba, pero rara vez lo veías. Asiento con la cabeza y me pregunto qué está haciendo con Wes Devlin. Conozco algunos chicos considerados híbridos y que están en afiliaciones de pandillas, pero nunca había visto en realidad a nadie tan alto en una organización salirse con la suya.
–Cuánto tiempo sin verte–, dice Rodríguez. Delante hay dos hombres blancos que se ven como dos culturistas o al menos entrenados para patear culos. Definitivamente están aquí para proteger a alguien, y ese alguien definitivamente no soy yo.
– ¿Dónde está Devlin?– Le pregunto.
–Vas a reunirte con él muy pronto.
Miro por la ventana para ver si puedo decir a dónde nos dirigimos, pero no sirve de nada. Estoy totalmente perdido y a merced de estos tres chicos. Me pregunto qué haría ____________ si supiera que estoy en un coche con un grupo de matones. Probablemente me diría que no debería haber subido en el coche en el primer lugar. No voy a bajar mi guardia ni durante un minuto, eso es seguro.
Pensando en dejar que mi guardia me haga pensar en ____________. En como la tuve ayer por la noche entre mis brazos y sentir su suave piel bajo mis dedos, estoy totalmente perdiendo el control. Demonios, estaba listo para cualquier cosa que tuviera que ofrecerme sin importar las consecuencias.
–Estamos aquí–, dice Diego, sacándome fuera de mis pensamientos de ____________ y de lo que podría haber sido.
–Aquí– es una casa grande con un muro de cemento que la rodea. Estamos circulando. Diego me dirige a través de la puerta principal y me lleva a una oficina lo suficientemente grande como para intimidar a cualquier director general corporativo.
El chico rubio sentado detrás de un escritorio de madera oscura es, obviamente, Devlin. Lleva un traje oscuro con corbata azul claro que coincide con sus ojos. Me hace un gesto para que me siente en una de las sillas frente a su escritorio. Cuando no lo hago, los dos tíos grandes del paseo en coche se ponen cada uno a mi lado.
Estoy en territorio peligroso, pero permaneceré en mi tierra. –Ten a tus perros entrenados lejos de mí–, le digo. Devlin les hace un gesto, y los dos chicos inmediatamente dan marcha atrás y bloquean la puerta de la habitación. Me pregunto cuánto les paga a sus perros guardianes.
Diego todavía está en la habitación, un segundo en silencio al mando. Devlin se inclina hacia atrás en su silla, evaluándome. –Así que tú eres Nick Jonas, este Diego de aquí me ha estado contando mucho sobre ti. Dice que pasaste de los Guerreros del barrio. Audaz movimiento, Nick, aunque supongo que si pones de nuevo un pie en México eres tan bueno como malo.
– ¿Es de lo que se trata todo esto?– Le pregunto. –Si te has afiliado a los Guerreros y te han dicho que te deshagas de mí, ¿por qué Jason me puso?
–Debido a que no voy a deshacerme de ti, Jonas, –interviene Diego –Te vamos a utilizar.
Esas palabras me dan ganas de atacar y de decirles a estos chicos que nadie me va a controlar o usar, pero me freno. Cuanto más hablen los chicos, más información podré conseguir.
–La verdad es que Jonas, –Diego dice: –estamos haciéndote un favor al no hacerte llegar de nuevo a los Guerreros en pedazos, y vas a hacernos un favor siendo nuestro chico bolsa.
Chico bolsa. Lo que quiere decir que tengo que ser su nuevo distribuidor de la calle, y aprovechar de buena gana la caída si me atrapan. Las drogas en mi taquilla fueron una prueba para ver si pasaba de Jason. Si lo hiciera, estaría vinculado con un soplón y probablemente estaría mintiendo en la morgue justo ahora. He demostrado que no soy un narco, por lo que ahora soy un producto valioso. Me recuerda al videojuego de Brandon, aunque este juego es letal.
Devlin se inclina hacia adelante. –Vamos a ponerlo de esta manera, Jonas. Trabajas con nosotros, no tienes nada de qué preocuparte. Además de eso, vas a ser un chico rico. –Saca un sobre del cajón del escritorio y me lo pasa. –Echa un vistazo.
Recojo el sobre. Dentro hay un montón de billetes de cien dólares, más de lo que he tenido en mis manos antes. Pongo el sobre de nuevo en su escritorio.
–Tómalo, es tuyo–, dice Devlin. –Ten en cuenta que una muestra de lo que puedes ganar conmigo en una semana.
– ¿Así que la familia Devlin se ha aliado con los Guerreros? ¿Cuando sucedió eso?
–Yo me alío con cualquiera que me lleve a mi objetivo final.
– ¿Cuál es tu objetivo, dominar el mundo?– Bromeo.
Devlin no se ríe. –En este momento es traer los envíos que vienen de México y asegurarnos de que no se pierdan, si sabes lo que quiero decir. Rodríguez piensa que tienes lo que se necesita. Oye, no soy el jefe de una pandilla callejera que lucha por su territorio, el color de su piel o su maldita nacionalidad. Soy un hombre de negocios, gestiono una empresa. Me podría importar una mierda si eres negro, blanco, asiático, o mexicano. Demonios, tengo más rusos que trabajan para mí que el Kremlin. Mientras tú te beneficias de mi negocio, quiero que trabajes para mí.
– ¿Y si no quiero entrar?– Le pregunto.
Devlin mira a Rodríguez.
–Tu madre vive en Atencingo, ¿no es cierto?– Rodríguez pregunta casualmente dando un paso adelante. Y tu hermano pequeño, también. Creo que su nombre es Luis. Chico lindo. He tenido a un tipo vigilándolos desde hace unas semanas. Una palabra mía y las balas vuelan. Van a estar muertos antes de saber lo que les golpeó.
Arremeto contra Rodríguez, sin importarme que sea más grande. Nadie se escapa de amenazar a mi familia. Se protege la cara con las manos, pero soy rápido y consigo un pedazo de él antes de que los dos tipos grandes agarren mis brazos y tiren de mí de inmediato. –Si le haces daño a mi familia, te arranco tu corazón de mierda con mis propias manos–, le advierto mientras lucho por liberarme.
Rodríguez acuna de la mejilla donde le he marcado. –No dejéis que se vaya–, ordena, a continuación, maldice contra mí en una mezcla de inglés y español. –Estás loco, ¿lo sabías?
–Sí. Muy loco, –le digo cuando uno de los hombres comete el error de aflojar su control para obtener un mejor agarre en mí. Le golpeo a distancia y lo mando a estrellarse contra un cuadro de la pared. Cuando se quiebra y se rompe en el suelo tras el impacto, me dirijo a ver otros daños que puedo hacer para demostrar que no soy alguien que se va a reducir de nuevo por el miedo de que mi familia esté amenazada. Otros dos tipos asaltan la habitación. Mierda. Soy fuerte y puedo darles una patada en el culo, pero cinco contra son malas probabilidades. Sin contar a Devlin, que está sentado en su sillón de cuero grande mirándonos al resto de nosotros como si lo hiciéramos únicamente para su diversión.
Me las arreglo para liberarme, a continuación, me mantengo durante unos minutos antes de que dos de los chicos se precipiten y me golpeen contra la pared. Estoy aturdido por el impacto cuando otro hombre comienza a golpearme. Puede ser que sea Rodríguez, o podría ser uno de los otros cuatro chicos. En este punto todo está difuminado.
Lucho contra ellos, pero cada golpe a mi estómago está tomando su peaje y duele como el infierno. Cuando conecta un puño con mi mandíbula una vez, luego dos, luego tres veces, noto la sangre. Me he convertido en su maldito saco de boxeo.
Reúno toda mi energía, ignoro el dolor intenso, y me libero. Lanzándome hacia adelante, conecto duro con uno de ellos. No voy a irme sin luchar, incluso aunque no tenga ninguna posibilidad de ganar.
Mi ventaja es de corta duración. Me apartan del hombre y me empujan al suelo alfombrado. Si me levanto tal vez pueda hacer más daño, pero estoy siendo golpeado y pateado desde todos los lados y siento que mi energía se está desvaneciendo rápidamente. Un sólido, doloroso golpe en mi espalda me dice que uno de los chicos usa botas con punta de acero. Con mi última gota de energía, agarro la pierna de quien me está pateando. Él cae hacia adelante, pero no importa. No tengo nada bien. No hay lucha, no hay energía... sólo la perforación del dolor con cada movimiento que hago. Lo único que puedo hacer es rezar para desmayarme pronto... o morir. En este punto, cualquiera de las dos sería bienvenida.
Cuando dejo de pelear, Devlin grita para que paren. –Levantadlo–, ordena.
Soy forzado hacia la silla frente a Devlin, que sigue teniendo el aspecto de un director general en su traje sin arrugas. Mi camiseta está rasgada por varios lugares y he salpicado de sangre por todas partes.
Devlin sacude mi cabeza. –Considera esto por salir de los Guerreros del barrio y entrar en la familia Devlin. Eres un Devlin ahora. Sé que no me vas a decepcionar.
No respondo. Demonios, ni siquiera sé si podría responder, incluso si quisiera. Sé que no soy un Devlin y nunca será un Devlin.
–Aprecio tu espíritu, pero no te metas a mi casa o luches con mis chicos de nuevo o eres hombre muerto. –Sale de la habitación, pero no antes de ordenar a sus hombres que limpien su oficina antes de girarse.
Soy arrastrado de la silla. Lo siguiente que sé, es que estoy siendo empujado al asiento trasero de la camioneta.
–No luches contra mí o Devlin–, dice Rodríguez mientras conducimos de vuelta. –Tenemos grandes planes, y te necesito. Los chicos de Devlin no tienen las conexiones de México que tenemos nosotros. Eso nos hace valiosos.
No me siento demasiado valioso ahora mismo. Mi cabeza se siente como si estuviera a punto de explotar. –Para el coche, –ordena Rodríguez cuando estamos a unas cuantas casas de distancia de la casa de los Westford. Abre la puerta y me arrastra hacia fuera. –Asegúrate de cuidar a esa chica con la que estás viviendo. No me gustaría que le sucediera algo. –Se mete de nuevo en el coche y tira el sobre del dinero a mis pies. –Deberías estar como nuevo en una semana. Me pondré en contacto contigo entonces –, dice, y se va.
Casi no lo puedo soportar, pero me fuerzo a ir a la puerta de la casa de los Westford. Apuesto que tengo el mismo aspecto que como me siento: como una completa mierda. Una vez dentro, trato de escabullirme a arriba para que nadie vea el caos sangriento que soy, intentando mantener la camisa contra mi boca para que no gotee sangre en la alfombra.
Me dirijo directamente hacia el cuarto de baño. El problema es que ____________ está saliendo de él cuando trato de entrar.
Ella fija la mirada en mí, jadea, y se cubre la boca con la mano. –Nick! Oh, Dios mío, ¿qué ha pasado?
–Todavía me reconoces con la cara rota. Eso es buena señal, ¿verdad?
Enserio sorry por no subir mas caps anoche ni hoy hasta ahorita pero he
estado super ocupada & asi, ya mañana entro de nuevo a clases D:
pero lo bueno es que son solo 4 semanas y ahora si VACACIONES DE VERANO!!!!!!!!!
hahaha nada emocionada :P bueenoo mil gracias por comentar, se merecen dos caps ...
uuummm a por cierto BIENVENIDA A LA NUEVA LECTORA :D
--------------------------♥
Nick
Cuando estoy lo suficientemente lejos de la tienda de té, saco el móvil que me dio Brittany. Golpeo el número de Devlin y espero.
Tan pronto como oigo que lo cogen, digo: –Nick Jonas. Querías mi atención, la tienes.
–¡Ah, Señor Jonas! estaba esperando que te pusieras en contacto conmigo –, dice una voz suave desde el otro extremo de la línea. Tiene que ser Devlin.
– ¿Qué quieres de mí?– Le pregunto, haciéndole saber de inmediato que no estoy jodiendo.
–Sólo quiero hablar.
Sigo caminando cuando hablo porque tengo un sentimiento loco sobre que el hombre tiene gente siguiéndome. – ¿No podrías haberlo hecho sin tener a Jason Glass me colocara?
–Necesitaba llamar tu atención, Jonas. Pero ahora que la tengo, es hora de que nos encontremos.
Mi cuerpo se tensa. Quiera conocer a Devlin o no, va a suceder. – ¿Cuándo?
– ¿Qué tal ahora?
– ¿Tienes a tíos siguiéndome?– Le pregunto, aunque sé la respuesta antes de preguntar.
–Por supuesto, Jonas. Soy un hombre de negocios, y tú eres mi nuevo aprendiz. Tengo que mantener mis ojos en ti.
–No he aceptado hacer mierda para ti, –le digo.
–No, pero lo harás. Me han dicho que tienes lo que se necesita.
– ¿Quién?
–Digamos que me dijo un pequeño Guerrero. Basta de hablar. Cuando veas uno de mis chicos conducir, entra.
– ¿Cómo sé que es uno de tus chicos?– Le pregunto.
Devlin se ríe. –Lo sabrás.
El teléfono muere. Unos minutos más tarde, un vehículo negro con vidrios polarizados para justo delante de mí. Respiro profundamente cuando se abre la puerta.
Estoy listo para enfrentar lo que está más allá. No importa lo que cada uno de mi familia piense, este es mi destino.
Me deslizo en el asiento de atrás y reconozco a Diego Rodríguez sentado a mi lado, un Guerrero que de los altos que siempre hablaba, pero rara vez lo veías. Asiento con la cabeza y me pregunto qué está haciendo con Wes Devlin. Conozco algunos chicos considerados híbridos y que están en afiliaciones de pandillas, pero nunca había visto en realidad a nadie tan alto en una organización salirse con la suya.
–Cuánto tiempo sin verte–, dice Rodríguez. Delante hay dos hombres blancos que se ven como dos culturistas o al menos entrenados para patear culos. Definitivamente están aquí para proteger a alguien, y ese alguien definitivamente no soy yo.
– ¿Dónde está Devlin?– Le pregunto.
–Vas a reunirte con él muy pronto.
Miro por la ventana para ver si puedo decir a dónde nos dirigimos, pero no sirve de nada. Estoy totalmente perdido y a merced de estos tres chicos. Me pregunto qué haría ____________ si supiera que estoy en un coche con un grupo de matones. Probablemente me diría que no debería haber subido en el coche en el primer lugar. No voy a bajar mi guardia ni durante un minuto, eso es seguro.
Pensando en dejar que mi guardia me haga pensar en ____________. En como la tuve ayer por la noche entre mis brazos y sentir su suave piel bajo mis dedos, estoy totalmente perdiendo el control. Demonios, estaba listo para cualquier cosa que tuviera que ofrecerme sin importar las consecuencias.
–Estamos aquí–, dice Diego, sacándome fuera de mis pensamientos de ____________ y de lo que podría haber sido.
–Aquí– es una casa grande con un muro de cemento que la rodea. Estamos circulando. Diego me dirige a través de la puerta principal y me lleva a una oficina lo suficientemente grande como para intimidar a cualquier director general corporativo.
El chico rubio sentado detrás de un escritorio de madera oscura es, obviamente, Devlin. Lleva un traje oscuro con corbata azul claro que coincide con sus ojos. Me hace un gesto para que me siente en una de las sillas frente a su escritorio. Cuando no lo hago, los dos tíos grandes del paseo en coche se ponen cada uno a mi lado.
Estoy en territorio peligroso, pero permaneceré en mi tierra. –Ten a tus perros entrenados lejos de mí–, le digo. Devlin les hace un gesto, y los dos chicos inmediatamente dan marcha atrás y bloquean la puerta de la habitación. Me pregunto cuánto les paga a sus perros guardianes.
Diego todavía está en la habitación, un segundo en silencio al mando. Devlin se inclina hacia atrás en su silla, evaluándome. –Así que tú eres Nick Jonas, este Diego de aquí me ha estado contando mucho sobre ti. Dice que pasaste de los Guerreros del barrio. Audaz movimiento, Nick, aunque supongo que si pones de nuevo un pie en México eres tan bueno como malo.
– ¿Es de lo que se trata todo esto?– Le pregunto. –Si te has afiliado a los Guerreros y te han dicho que te deshagas de mí, ¿por qué Jason me puso?
–Debido a que no voy a deshacerme de ti, Jonas, –interviene Diego –Te vamos a utilizar.
Esas palabras me dan ganas de atacar y de decirles a estos chicos que nadie me va a controlar o usar, pero me freno. Cuanto más hablen los chicos, más información podré conseguir.
–La verdad es que Jonas, –Diego dice: –estamos haciéndote un favor al no hacerte llegar de nuevo a los Guerreros en pedazos, y vas a hacernos un favor siendo nuestro chico bolsa.
Chico bolsa. Lo que quiere decir que tengo que ser su nuevo distribuidor de la calle, y aprovechar de buena gana la caída si me atrapan. Las drogas en mi taquilla fueron una prueba para ver si pasaba de Jason. Si lo hiciera, estaría vinculado con un soplón y probablemente estaría mintiendo en la morgue justo ahora. He demostrado que no soy un narco, por lo que ahora soy un producto valioso. Me recuerda al videojuego de Brandon, aunque este juego es letal.
Devlin se inclina hacia adelante. –Vamos a ponerlo de esta manera, Jonas. Trabajas con nosotros, no tienes nada de qué preocuparte. Además de eso, vas a ser un chico rico. –Saca un sobre del cajón del escritorio y me lo pasa. –Echa un vistazo.
Recojo el sobre. Dentro hay un montón de billetes de cien dólares, más de lo que he tenido en mis manos antes. Pongo el sobre de nuevo en su escritorio.
–Tómalo, es tuyo–, dice Devlin. –Ten en cuenta que una muestra de lo que puedes ganar conmigo en una semana.
– ¿Así que la familia Devlin se ha aliado con los Guerreros? ¿Cuando sucedió eso?
–Yo me alío con cualquiera que me lleve a mi objetivo final.
– ¿Cuál es tu objetivo, dominar el mundo?– Bromeo.
Devlin no se ríe. –En este momento es traer los envíos que vienen de México y asegurarnos de que no se pierdan, si sabes lo que quiero decir. Rodríguez piensa que tienes lo que se necesita. Oye, no soy el jefe de una pandilla callejera que lucha por su territorio, el color de su piel o su maldita nacionalidad. Soy un hombre de negocios, gestiono una empresa. Me podría importar una mierda si eres negro, blanco, asiático, o mexicano. Demonios, tengo más rusos que trabajan para mí que el Kremlin. Mientras tú te beneficias de mi negocio, quiero que trabajes para mí.
– ¿Y si no quiero entrar?– Le pregunto.
Devlin mira a Rodríguez.
–Tu madre vive en Atencingo, ¿no es cierto?– Rodríguez pregunta casualmente dando un paso adelante. Y tu hermano pequeño, también. Creo que su nombre es Luis. Chico lindo. He tenido a un tipo vigilándolos desde hace unas semanas. Una palabra mía y las balas vuelan. Van a estar muertos antes de saber lo que les golpeó.
Arremeto contra Rodríguez, sin importarme que sea más grande. Nadie se escapa de amenazar a mi familia. Se protege la cara con las manos, pero soy rápido y consigo un pedazo de él antes de que los dos tipos grandes agarren mis brazos y tiren de mí de inmediato. –Si le haces daño a mi familia, te arranco tu corazón de mierda con mis propias manos–, le advierto mientras lucho por liberarme.
Rodríguez acuna de la mejilla donde le he marcado. –No dejéis que se vaya–, ordena, a continuación, maldice contra mí en una mezcla de inglés y español. –Estás loco, ¿lo sabías?
–Sí. Muy loco, –le digo cuando uno de los hombres comete el error de aflojar su control para obtener un mejor agarre en mí. Le golpeo a distancia y lo mando a estrellarse contra un cuadro de la pared. Cuando se quiebra y se rompe en el suelo tras el impacto, me dirijo a ver otros daños que puedo hacer para demostrar que no soy alguien que se va a reducir de nuevo por el miedo de que mi familia esté amenazada. Otros dos tipos asaltan la habitación. Mierda. Soy fuerte y puedo darles una patada en el culo, pero cinco contra son malas probabilidades. Sin contar a Devlin, que está sentado en su sillón de cuero grande mirándonos al resto de nosotros como si lo hiciéramos únicamente para su diversión.
Me las arreglo para liberarme, a continuación, me mantengo durante unos minutos antes de que dos de los chicos se precipiten y me golpeen contra la pared. Estoy aturdido por el impacto cuando otro hombre comienza a golpearme. Puede ser que sea Rodríguez, o podría ser uno de los otros cuatro chicos. En este punto todo está difuminado.
Lucho contra ellos, pero cada golpe a mi estómago está tomando su peaje y duele como el infierno. Cuando conecta un puño con mi mandíbula una vez, luego dos, luego tres veces, noto la sangre. Me he convertido en su maldito saco de boxeo.
Reúno toda mi energía, ignoro el dolor intenso, y me libero. Lanzándome hacia adelante, conecto duro con uno de ellos. No voy a irme sin luchar, incluso aunque no tenga ninguna posibilidad de ganar.
Mi ventaja es de corta duración. Me apartan del hombre y me empujan al suelo alfombrado. Si me levanto tal vez pueda hacer más daño, pero estoy siendo golpeado y pateado desde todos los lados y siento que mi energía se está desvaneciendo rápidamente. Un sólido, doloroso golpe en mi espalda me dice que uno de los chicos usa botas con punta de acero. Con mi última gota de energía, agarro la pierna de quien me está pateando. Él cae hacia adelante, pero no importa. No tengo nada bien. No hay lucha, no hay energía... sólo la perforación del dolor con cada movimiento que hago. Lo único que puedo hacer es rezar para desmayarme pronto... o morir. En este punto, cualquiera de las dos sería bienvenida.
Cuando dejo de pelear, Devlin grita para que paren. –Levantadlo–, ordena.
Soy forzado hacia la silla frente a Devlin, que sigue teniendo el aspecto de un director general en su traje sin arrugas. Mi camiseta está rasgada por varios lugares y he salpicado de sangre por todas partes.
Devlin sacude mi cabeza. –Considera esto por salir de los Guerreros del barrio y entrar en la familia Devlin. Eres un Devlin ahora. Sé que no me vas a decepcionar.
No respondo. Demonios, ni siquiera sé si podría responder, incluso si quisiera. Sé que no soy un Devlin y nunca será un Devlin.
–Aprecio tu espíritu, pero no te metas a mi casa o luches con mis chicos de nuevo o eres hombre muerto. –Sale de la habitación, pero no antes de ordenar a sus hombres que limpien su oficina antes de girarse.
Soy arrastrado de la silla. Lo siguiente que sé, es que estoy siendo empujado al asiento trasero de la camioneta.
–No luches contra mí o Devlin–, dice Rodríguez mientras conducimos de vuelta. –Tenemos grandes planes, y te necesito. Los chicos de Devlin no tienen las conexiones de México que tenemos nosotros. Eso nos hace valiosos.
No me siento demasiado valioso ahora mismo. Mi cabeza se siente como si estuviera a punto de explotar. –Para el coche, –ordena Rodríguez cuando estamos a unas cuantas casas de distancia de la casa de los Westford. Abre la puerta y me arrastra hacia fuera. –Asegúrate de cuidar a esa chica con la que estás viviendo. No me gustaría que le sucediera algo. –Se mete de nuevo en el coche y tira el sobre del dinero a mis pies. –Deberías estar como nuevo en una semana. Me pondré en contacto contigo entonces –, dice, y se va.
Casi no lo puedo soportar, pero me fuerzo a ir a la puerta de la casa de los Westford. Apuesto que tengo el mismo aspecto que como me siento: como una completa mierda. Una vez dentro, trato de escabullirme a arriba para que nadie vea el caos sangriento que soy, intentando mantener la camisa contra mi boca para que no gotee sangre en la alfombra.
Me dirijo directamente hacia el cuarto de baño. El problema es que ____________ está saliendo de él cuando trato de entrar.
Ella fija la mirada en mí, jadea, y se cubre la boca con la mano. –Nick! Oh, Dios mío, ¿qué ha pasado?
–Todavía me reconoces con la cara rota. Eso es buena señal, ¿verdad?
Andiie
Re: Ley de atracción -adaptación- Nick&Tu [Terminada]
____________
Mi corazón late violentamente por el miedo y el shock cuando Nick se mueve más allá de mí y se inclina sobre el fregadero.
–Cierra la puerta–, dice, gimiendo de dolor mientras escupe sangre en el fregadero. –No quiero que tus padres me vean.
Cierro la puerta y corro con él. – ¿Qué ha pasado?
–Me han pateado el culo.
–Eso es obvio. –Cojo una toalla azul marino del armario y la humedezco en el fregadero. – ¿Quién?
–No quieras saberlo. –Se enjuaga la boca, a continuación, se mira en el espejo. Su labio está cortado y sangrando aún, y su ojo izquierdo está hinchado. Por la forma en que está apoyado en el lavabo me puedo imaginar cómo se siente el resto de él.
–Creo que tienes que ir al hospital, –le digo. –Y llamar a la policía.
Se vuelve hacia mí y se estremece, el movimiento, obviamente es doloroso. –Ningún hospital. Ni policía–, dice, gimiendo con cada palabra. –Estaré mejor por la mañana.
–No lo creo. –Cuando se estremece de nuevo, siento su dolor como si fuera mío. –Siéntate, –le digo, señalando el borde de la bañera. –Te ayudaré.
Nick realmente debe estar drenado emocionalmente y físicamente, porque se sienta en el borde de la bañera y se queda quieto mientras mojo la toalla de nuevo y limpio la sangre de esos labios que la noche anterior me estaban sonriendo cuando le di un beso. No están sonriendo ahora.
Con mucho cuidado golpeo ligeramente loa cortes abiertos, dolorosamente consciente de lo cerca que estamos. Él aquieta mi mano mientras muevo la toalla por su cara hinchada. –Gracias–, dice mientras miro sus ojos tristes.
Tengo que romper la intensidad de su mirada, por lo que mojo la toalla en el fregadero, y la escurro. –Sólo espero que el otro chico esté peor.
Él deja escapar una pequeña risa. –Hubo cinco chicos. Todos ellos se ven mejor que yo, aunque di lo mío por un rato. Deberías estar orgullosa.
–Lo dudo. ¿Empezaste tú?
–No me acuerdo.
¿Cinco chicos? Tengo miedo de pedir más detalles, porque sólo de ver sus heridas se me está revolviendo el estómago. Pero quiero saber qué pasó con él. Hay un sobre apoyado en el fregadero. Lo recojo y observo el dinero que asoma por la parte superior. Billetes de cien dólares. Un montón de ellos. Le enseño el sobre a Nick. – ¿Es tuyo?– Pido provisionalmente.
–Algo así.
Un millón de diferentes escenarios sobre cómo ha conseguido el dinero Nick empiezan a nadar en mi cabeza. Ninguno de ellos es bueno, pero ahora no es el momento de taladrarle acerca de cómo o por qué está llevando tanto dinero. Está herido, y voy a tener que insistir en llevarlo al hospital.
Pongo un dedo delante de mí. –Sigue el dedo con los ojos. Quiero asegurarme de que no tienes una conmoción cerebral.
Presto mucha atención a sus pupilas cuando siguen mi dedo en movimiento. Él parece estar bien, pero sigue mis órdenes sin ningún argumento, y eso me asusta. Me sentiría mucho mejor si fuera chequeado por un profesional.
–Quítate la camisa–, le digo. Busco en mi botiquín el Tylenol.
– ¿Por qué, quieres pasar el rato otra vez?
–No es divertido, Nick.
–Tienes razón. Pero te aviso. Si levanto mi brazo sobre la cabeza me puedo desmayar. El costado me está matando.
Sabiendo que su camisa ya está rota y arruinada, saco las tijeras de uno de los cajones de baño y corto una línea en el frente.
–Después de que hayas terminado, ¿puedo devolverte el favor?–, Bromea.
Estoy tratando de actuar como si fuéramos sólo amigos, pero sigue tirándome bolas curvas y me está confundiendo. –Pensaba que no querías involucrarte.
–No lo hago. Quiero adormecer el dolor, y me imagino que verte desnuda ahora podría ayudar.
–Aquí –le digo, empujando Tylenol y un vaso lleno de agua en su mano.
– ¿Tienes algo más fuerte?
–No, pero estoy segura de que si dejas que te lleve al hospital te darán algo más fuerte.
Sin responder, le echa la cabeza hacia atrás y se traga las pastillas. Retiro la camisa cortada y trato de no suspiro de nuevo cuando examino sus heridas. Me doy cuenta de algunas cicatrices antiguas en su cuerpo, pero el daño hecho hoy a la espalda y el pecho es francamente desagradable.
–He estado en peleas antes–, dice como si eso supusiera hacerme sentir mejor.
–Tal vez deberías evitarlo por completo–, le sugiero cuando froto suavemente por la espalda y el pecho. –Tienes cortes y contusiones en la espalda–, le digo. La visión de cada marca me da ganas de llorar por él.
–Ya lo sé. Puedo sentir cada uno.
Cuando he terminado de limpiar de toda la sangre, me retiro. Trata de sonreír, pero sus labios están tan hinchados que la sonrisa es desigual. – ¿Me veo mejor?
Sacudo la cabeza. –No puedes ocultar esta parte a mis padres, ya sabes. Una mirada y que van a hacer preguntas.
–No quiero pensar en eso. Ahora no, por lo menos. –Él se levanta, se agarra el estómago, y gruñe de dolor. –Me voy a la cama. Comprueba por la mañana si todavía estoy vivo. –Nick coge la camiseta y el sobre antes de dirigirse a su habitación, luego se derrumba en la cama. Cuando mira hacia arriba y se da cuenta de que lo he seguido, dice, – ¿Te he dado gracias?
–Un par de veces.
–Bien. Porque lo he dicho en serio y yo casi nunca lo digo.
Le pongo las sábanas por encima de su cuerpo dolorido. –Ya lo sé.
Empiezo a salir de la habitación, pero lo oigo en pánico y su dificultad para respirar sufran. Él llega a mí. –No te vayas. Por favor.
Me siento a su lado en la cama, preguntándome si tiene miedo de ser abandonado. Él pone su brazo alrededor de mi muslo y apoya su frente en mi rodilla.
–Tengo que protegerte–, dice en voz baja.
– ¿De quién?
–El Diablo.
– ¿El Diablo? ¿Quién es? –Le pregunto.
–Es complicado.
¿Qué significa eso? –Trata de descansar–, le digo.
–No puedo. Me duele todo el cuerpo.
-Ya lo sé. –Le froto suavemente el brazo que cuelga a mi alrededor hasta que su respiración es lenta. –Me gustaría poder ayudarte–, le susurro.
–Lo haces–, murmura contra mi rodilla. –Simplemente no me dejes, ¿de acuerdo? Todo el mundo me deja.
Tan pronto como puedo salir a hurtadillas de su habitación, me voy a llamar a Joe y le cuento a él y a mi padre lo que ha pasado. Me imagino que Nick no me estará agradecido. Lo más probable es que esté francamente molesto.
Mi corazón late violentamente por el miedo y el shock cuando Nick se mueve más allá de mí y se inclina sobre el fregadero.
–Cierra la puerta–, dice, gimiendo de dolor mientras escupe sangre en el fregadero. –No quiero que tus padres me vean.
Cierro la puerta y corro con él. – ¿Qué ha pasado?
–Me han pateado el culo.
–Eso es obvio. –Cojo una toalla azul marino del armario y la humedezco en el fregadero. – ¿Quién?
–No quieras saberlo. –Se enjuaga la boca, a continuación, se mira en el espejo. Su labio está cortado y sangrando aún, y su ojo izquierdo está hinchado. Por la forma en que está apoyado en el lavabo me puedo imaginar cómo se siente el resto de él.
–Creo que tienes que ir al hospital, –le digo. –Y llamar a la policía.
Se vuelve hacia mí y se estremece, el movimiento, obviamente es doloroso. –Ningún hospital. Ni policía–, dice, gimiendo con cada palabra. –Estaré mejor por la mañana.
–No lo creo. –Cuando se estremece de nuevo, siento su dolor como si fuera mío. –Siéntate, –le digo, señalando el borde de la bañera. –Te ayudaré.
Nick realmente debe estar drenado emocionalmente y físicamente, porque se sienta en el borde de la bañera y se queda quieto mientras mojo la toalla de nuevo y limpio la sangre de esos labios que la noche anterior me estaban sonriendo cuando le di un beso. No están sonriendo ahora.
Con mucho cuidado golpeo ligeramente loa cortes abiertos, dolorosamente consciente de lo cerca que estamos. Él aquieta mi mano mientras muevo la toalla por su cara hinchada. –Gracias–, dice mientras miro sus ojos tristes.
Tengo que romper la intensidad de su mirada, por lo que mojo la toalla en el fregadero, y la escurro. –Sólo espero que el otro chico esté peor.
Él deja escapar una pequeña risa. –Hubo cinco chicos. Todos ellos se ven mejor que yo, aunque di lo mío por un rato. Deberías estar orgullosa.
–Lo dudo. ¿Empezaste tú?
–No me acuerdo.
¿Cinco chicos? Tengo miedo de pedir más detalles, porque sólo de ver sus heridas se me está revolviendo el estómago. Pero quiero saber qué pasó con él. Hay un sobre apoyado en el fregadero. Lo recojo y observo el dinero que asoma por la parte superior. Billetes de cien dólares. Un montón de ellos. Le enseño el sobre a Nick. – ¿Es tuyo?– Pido provisionalmente.
–Algo así.
Un millón de diferentes escenarios sobre cómo ha conseguido el dinero Nick empiezan a nadar en mi cabeza. Ninguno de ellos es bueno, pero ahora no es el momento de taladrarle acerca de cómo o por qué está llevando tanto dinero. Está herido, y voy a tener que insistir en llevarlo al hospital.
Pongo un dedo delante de mí. –Sigue el dedo con los ojos. Quiero asegurarme de que no tienes una conmoción cerebral.
Presto mucha atención a sus pupilas cuando siguen mi dedo en movimiento. Él parece estar bien, pero sigue mis órdenes sin ningún argumento, y eso me asusta. Me sentiría mucho mejor si fuera chequeado por un profesional.
–Quítate la camisa–, le digo. Busco en mi botiquín el Tylenol.
– ¿Por qué, quieres pasar el rato otra vez?
–No es divertido, Nick.
–Tienes razón. Pero te aviso. Si levanto mi brazo sobre la cabeza me puedo desmayar. El costado me está matando.
Sabiendo que su camisa ya está rota y arruinada, saco las tijeras de uno de los cajones de baño y corto una línea en el frente.
–Después de que hayas terminado, ¿puedo devolverte el favor?–, Bromea.
Estoy tratando de actuar como si fuéramos sólo amigos, pero sigue tirándome bolas curvas y me está confundiendo. –Pensaba que no querías involucrarte.
–No lo hago. Quiero adormecer el dolor, y me imagino que verte desnuda ahora podría ayudar.
–Aquí –le digo, empujando Tylenol y un vaso lleno de agua en su mano.
– ¿Tienes algo más fuerte?
–No, pero estoy segura de que si dejas que te lleve al hospital te darán algo más fuerte.
Sin responder, le echa la cabeza hacia atrás y se traga las pastillas. Retiro la camisa cortada y trato de no suspiro de nuevo cuando examino sus heridas. Me doy cuenta de algunas cicatrices antiguas en su cuerpo, pero el daño hecho hoy a la espalda y el pecho es francamente desagradable.
–He estado en peleas antes–, dice como si eso supusiera hacerme sentir mejor.
–Tal vez deberías evitarlo por completo–, le sugiero cuando froto suavemente por la espalda y el pecho. –Tienes cortes y contusiones en la espalda–, le digo. La visión de cada marca me da ganas de llorar por él.
–Ya lo sé. Puedo sentir cada uno.
Cuando he terminado de limpiar de toda la sangre, me retiro. Trata de sonreír, pero sus labios están tan hinchados que la sonrisa es desigual. – ¿Me veo mejor?
Sacudo la cabeza. –No puedes ocultar esta parte a mis padres, ya sabes. Una mirada y que van a hacer preguntas.
–No quiero pensar en eso. Ahora no, por lo menos. –Él se levanta, se agarra el estómago, y gruñe de dolor. –Me voy a la cama. Comprueba por la mañana si todavía estoy vivo. –Nick coge la camiseta y el sobre antes de dirigirse a su habitación, luego se derrumba en la cama. Cuando mira hacia arriba y se da cuenta de que lo he seguido, dice, – ¿Te he dado gracias?
–Un par de veces.
–Bien. Porque lo he dicho en serio y yo casi nunca lo digo.
Le pongo las sábanas por encima de su cuerpo dolorido. –Ya lo sé.
Empiezo a salir de la habitación, pero lo oigo en pánico y su dificultad para respirar sufran. Él llega a mí. –No te vayas. Por favor.
Me siento a su lado en la cama, preguntándome si tiene miedo de ser abandonado. Él pone su brazo alrededor de mi muslo y apoya su frente en mi rodilla.
–Tengo que protegerte–, dice en voz baja.
– ¿De quién?
–El Diablo.
– ¿El Diablo? ¿Quién es? –Le pregunto.
–Es complicado.
¿Qué significa eso? –Trata de descansar–, le digo.
–No puedo. Me duele todo el cuerpo.
-Ya lo sé. –Le froto suavemente el brazo que cuelga a mi alrededor hasta que su respiración es lenta. –Me gustaría poder ayudarte–, le susurro.
–Lo haces–, murmura contra mi rodilla. –Simplemente no me dejes, ¿de acuerdo? Todo el mundo me deja.
Tan pronto como puedo salir a hurtadillas de su habitación, me voy a llamar a Joe y le cuento a él y a mi padre lo que ha pasado. Me imagino que Nick no me estará agradecido. Lo más probable es que esté francamente molesto.
Andiie
Re: Ley de atracción -adaptación- Nick&Tu [Terminada]
ahhhhhhhhhhhhhhhh madre miaaaaaaaaaaaaaaa.... no se que decir juro que los capitulos me dejaron muda!!!!!!!!!!!!!...SEGUILAAAAAAAAAAAA :affraid:
cami23593
Re: Ley de atracción -adaptación- Nick&Tu [Terminada]
rayos a Nick lo persigue su pasado, eso no esta nada bien; me imagino la cara el papi de la rayis cuando se entere:O
en serio esta super interesante
sigues?
en serio esta super interesante
sigues?
Invitado
Invitado
Re: Ley de atracción -adaptación- Nick&Tu [Terminada]
cami23593 escribió:ahhhhhhhhhhhhhhhh madre miaaaaaaaaaaaaaaa.... no se que decir juro que los capitulos me dejaron muda!!!!!!!!!!!!!...SEGUILAAAAAAAAAAAA :affraid:
Lose! los caps estos fueron como que woow, que hara Nick?
mañana les subo cap,
Gracias x leer!
Andiie
Re: Ley de atracción -adaptación- Nick&Tu [Terminada]
Floopii.xoxo escribió:plis plis siguela pbresitooo
gracias x comentar,
mañana llegando subo mas :D
Andiie
Re: Ley de atracción -adaptación- Nick&Tu [Terminada]
Albany escribió:rayos a Nick lo persigue su pasado, eso no esta nada bien; me imagino la cara el papi de la rayis cuando se entere:O
en serio esta super interesante
sigues?
Mm cierto!
cuando el papa de la rayita se entere ...... ok no les dire
mañana subo mas,
gracias x comentar ! :D
Andiie
Re: Ley de atracción -adaptación- Nick&Tu [Terminada]
Andiie escribió:Albany escribió:rayos a Nick lo persigue su pasado, eso no esta nada bien; me imagino la cara el papi de la rayis cuando se entere:O
en serio esta super interesante
sigues?
Mm cierto!
cuando el papa de la rayita se entere ...... ok no les dire
mañana subo mas,
gracias x comentar ! :D
Rayos, mañana? Bueno, que mas queda esperare </3
Invitado
Invitado
Re: Ley de atracción -adaptación- Nick&Tu [Terminada]
amo esta nove :') es la mas hermosa que vi en mi vida ♥ SIGUELA!! MAÑANA TE COMENTO MUCHO MUCHO Y OJALA APARESCA ALGUN CAPI XD
Invitado
Invitado
Re: Ley de atracción -adaptación- Nick&Tu [Terminada]
Pobre nick!Maldito devlin, quien es el para obligarlo a hacer nada¿?¿?!!!!!Que tierno la parte de el y la rayis, aunque ella es un bocazas por contarselo a joe y a su padre
Invitado
Invitado
Re: Ley de atracción -adaptación- Nick&Tu [Terminada]
siguelaaaaaaaaaaaaaaaa
me enacataron los caps
me enacataron los caps
N.L.T.J.B.
Re: Ley de atracción -adaptación- Nick&Tu [Terminada]
¡Regrese! Jajaja y sentía la muerte sin leer.
¡Dios! Nick es tan... )': lindo ¡Ooowwwww! De verdad que me encantó
Me encantó y no quiero que se acabe, es tan dulce.
Pobre Nick ):
¡Sigue! (x
¡Dios! Nick es tan... )': lindo ¡Ooowwwww! De verdad que me encantó
Me encantó y no quiero que se acabe, es tan dulce.
Pobre Nick ):
¡Sigue! (x
Born Free
Re: Ley de atracción -adaptación- Nick&Tu [Terminada]
JuuJonaatika; escribió:amo esta nove :') es la mas hermosa que vi en mi vida ♥ SIGUELA!! MAÑANA TE COMENTO MUCHO MUCHO Y OJALA APARESCA ALGUN CAPI XD
Aw que bien que te guste
y te paresca muy bonita :')
GRACIAS!
Andiie
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