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"Amor y otras drogas" (Nick y tu)
O W N :: Archivos :: Novelas Abandonadas
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Re: "Amor y otras drogas" (Nick y tu)
me encanto el capii!!!
la verdad te extrañabamoss!!!
y NUNCA,JAMAS nos vas a perder!!!(bueno a mi noo):)
felicitaciones por ser la mejor en literaturaa!!!!
seguelaa...:)
la verdad te extrañabamoss!!!
y NUNCA,JAMAS nos vas a perder!!!(bueno a mi noo):)
felicitaciones por ser la mejor en literaturaa!!!!
seguelaa...:)
Invitado
Invitado
Re: "Amor y otras drogas" (Nick y tu)
wee van a vivir juntoss
jaj genial cepp
me encanto sigueeeeeeeee
jaj genial cepp
me encanto sigueeeeeeeee
next to you
Re: "Amor y otras drogas" (Nick y tu)
Nuevaa novee nick y tu terminadaa: You Be Mine!!! Paasesnsee!! Graciass! https://onlywn.activoforo.com/t7724-you-be-mine-nick-y-tu-terminada#579032
Invitado
Invitado
Re: "Amor y otras drogas" (Nick y tu)
Sin internet #@"%&$!, mañana trato de subir :(
Invitado
Invitado
Re: "Amor y otras drogas" (Nick y tu)
por ♔RadiateLove♔ Hoy a las 3:26 pm
Sin internet #@"%&$!, mañana trato de subir
si nosotras esperamos...
bueno yo ....
jeje siguela...
jamileth
Re: "Amor y otras drogas" (Nick y tu)
ahh siento no haber pasado antes, pero que caps tan buenos, siguela cuando puedas ;)
Catherine
Re: "Amor y otras drogas" (Nick y tu)
Lo prometido es deuda :love:
________ abrió los ojos lentamente, viendo solo un gran borrón al principio. Cuando la imagen se aclaro, pudo apreciar la tapicería gris del interior del coche que sabía que Nicholas había alquilado para poder desplazarse durante las fiestas. Uno de los pequeños auriculares cayó de su oreja, haciéndola oír la voz de la cantante solo como un eco.
«Yellow diamonds in the light, and we're standing side by side. As your shadow crosses mine…»
— Ya casi hemos llegado —le informó Nicholas sin apartar la vista de la carretera.
El automóvil pasó entre las puertas del gran parking del aeropuerto y avanzó lentamente por las estrechas curvas de cada nivel.
— ¿Cómo has conseguido embarcar en el mismo avión que yo? La operadora dijo que yo había comprado el último billete. Estaba todo completo, ida y vuelta —preguntó la chica de repente mientras él maniobraba para aparcar el coche en el reducido espacio.
Nicholas gruñó.
— Tengo mis contactos.
— ¿Qué tipo de contactos?
No contestó, la ignoró y sacó la llave del contacto.
— Iré a pagar la plaza de parking y después entregaré las llaves del coche, ¿crees que podrás esperar aquí, junto a las maletas, quietecita, hasta que yo vuelva?
________ puso los ojos en blanco.
— Trataré, pero tendrás que ser tu quién saque las maletas del maletero, machomen.
— Me lo imaginaba.
La chica sonrió sarcástica y se desabrochó el cinturón de seguridad. Bajó del coche y caminó hacia la parte de atrás de este. Se apoyó en él y cruzó los brazos. ¿Cómo podía sentirse atraída por alguien tan arrogante?
— De acuerdo —dijo Nicholas bajando también del coche y abriendo el maletero—, las bajaré yo, no vayas a romperte una uña.
— ¿Quieres dejar de hablarme así? ¡Tengo veintidós años y me estás tratando como a una mocosa!
— Te comportas cómo tal —le contestó sin inmutarse— Mira, a mí tampoco me hace gracia eso de vivir contigo, pero sabes tan bien como yo que si no accedía aquello se convertiría en un infierno.
Él no era tonto, ella tampoco y la sonrisa de Joe lo delataba.
Días antes, había salido al porche una mañana helada. Joe estaba mirando por encima de la barandilla el blanco paisaje mientras se acababa su café. Nicholas se acercó a él lentamente, llevando en la mano su propia taza.
— ¿Hace frío, eh? —había preguntado el primerizo de Jane y Lucas.
— Bastante.
Pasaron unos segundos en silencio, solo contemplando el paisaje.
— Todo esto ha sido idea tuya ¿verdad? —preguntó por fin.
El otro tuvo el descaro de sonreír.
— Te has dado cuenta.
— Eres mal mentiroso —le informó mientras bebía de su café, intentando serenarse. Durante años había intentado mantenerse alejado de su hermana y ahora él lo estaba empujando hacía ella. Era desesperante. Joe siempre había sido fieramente protector con su hermana en cuando a los hombres. Nicholas era su mejor amigo, no podía quedarse colgado por su hermana, además, la razón con más peso seguía remordiéndole la consciencia. Él era mayor que ________, el no era el tipo de hombre que ella quería y necesitaba. Él no era para ella.
— Se que ella te gusta —aseguró el otro hombre.
Nicholas volvió al presente, no queriendo recordar aquella conversación en su total.
— Enseguida vuelvo —dijo y dejando la última maleta a su lado se alejo con paso apresurado.
_________ se quedó ahí de pie, mirando casi embobada su gran espalda y anchos hombros. Sacudiendo la cabeza, se obligo a apartar la mirada. Se estaba torturando. Era tonta. Esa era la verdad, era una tonta. No importaba que Nicholas hubiera aceptado vivir con ella, debería haberse negado a acogerlo en su casa. Como él mismo había afirmado, era ya mayorcito y capaz de valerse por sí mismo. Involuntariamente el título del libro que llevaba en su bolso empezó a inscribirse en su celebro con un dolor punzante. «Mala hasta los huesos». Así debería haber sido ella, pensó irónicamente. Consigo misma y con él. Debería haber sido mala consigo misma, más dura a la hora de exigirse sacar a Nicholas de su cabeza y debería haber sido mala con él por su propio bien. Debería haberse negado, volvió a repetirse por millonésima vez en su fuero interno. Pero lo hecho, hecho estaba. Nicholas había admitido que tampoco estaba muy entusiasmado por vivir con ella —y ________ se había esforzado enormemente por no sentirse más dolida que ofendida—, así que lo más probable era que buscara otro apartamento lo antes posible, estaba casi segura de que no convivirían por mucho tiempo.
— Vámonos —la voz de Nicholas la sorprendió y la muchacha dio un respingo.
— Eh, sí, vamos —dijo intentando tragar el nudo que se había formado en su garganta.
Cada uno cogió su maleta y entre el frío viento empezaron a caminar por el puente que comunicaba el parking de cinco plantas con el aeropuerto. Cómo ninguno hablaba, el único sonido apreciable era el de las ruedas de las maletas repicando sobre las lisas baldosas del suelo. ________ se concentro en aquel ruido, intentando mantener su mente en blanco y rechazando cualquier tipo de pensamientos atormentadores.
Entraron en el aeropuerto y esperaron en la larga cola para embarcar sus maletas.
— Pueden embarcar por la puerta A-5 en unos 20 minutos —les informó el hombre de detrás del mostrador.
Nicholas asintió y cogiéndola de la mano la guió fuera de la gran multitud de personas que se agolpaban a su alrededor. ________ sintió una corriente eléctrica recorriendo su columna vertebral cuando su suave piel chocó contra la suya, dura.
— Odio los aeropuertos —gruñó Nicholas una vez fuera de la masa de gente, soltando su mano como si su toque lo quemara.
— Ya somos dos —murmuró ella, un poco decepcionada ante el pensamiento de que él tuviera tanta prisa en apartarse de su lado.
— Necesito un café —anunció el chico de repente— cuando antes.
Empezó a caminar, hundiendo las manos en los bolsillos delanteros y esquivando a la gente con una mueca molesta en el rostro. ________ le siguió con la mirada clavada en el suelo, enfadada consigo misma por el pequeño incendio que ardía furioso en sus mejillas. No podía sonrojarse como una adolescente cada vez que Nicholas la tocaba, vivirían juntos ¡por amor de Dios! Era imposible que no se tocaran viviendo ambos en unos limitados metros cuadrados.
Llegaron a una mini-cafetería en un rincón cerca de las puertas del embarque, a esas horas de la madrugada era casi la única abierta en todo el aeropuerto.
— Un café solo —le pidió él a la chica encargada del pequeño local.
— Y uno con leche para mí, por favor.
La chica les sonrió y los más rápidamente que pudo les sirvió. Cada uno cogió en mano su café y se sentaron en una alta mesa rodeada por dos taburetes alargados. Ninguno hablo, formándose un incómodo silencio, pero ________ no era lo suficientemente valiente como para romperlo, no sabía que decir sinceramente, pensó, de nuevo, que vivir con Nicholas sería su infierno personal.
Unos suaves golpes resonaron por los altavoces de la enorme sala.
«Pasajeros con destino a Manhattan, Nueva York, embarquen por la puerta A-5»
Los golpes volvieron a sonar, indicando el final del comunicado.
— ¿Han pasado ya veinte minutos? —preguntó ________ sorprendida.
— Sí, vamos.
Tiraron los vasos de plástico a un cubo de basura cercano y cogiendo ella su bolso se colocaron a la cola. ________ puso el bolso en una bandeja gris junto con su cinturón, su reloj y sus pendientes y collar. Nicholas pasó primero y ella lo siguió.
— Un momento señorita —le pidió uno de los guardias cuando el estruendoso pitido de la puerta detecta-metales empezó a sonar—. Quítese las botas, por favor.
La chica levanto una pierna empezando a desabrochar la cremallera de una de las botas. En algún punto perdió el equilibrio y empezó a balancearse, cuando creía que acabaría chocando con el suelo y haciendo el ridículo, unas fuertes manos la cogieron por la cintura y la obligaron a mantener la compostura.
— Gracias —balbuceo intentando esquivar la mirada de Nicholas. Puso ambas botas en la bandeja y volvió a erguirse.
— Atraviese la puerta de nuevo —ordenó el guardia. ________ la cruzó y esta vez nada pitó—. Bien, ya pueden pasar.
________ sonrió y llevándose la bandeja lejos empezó a calzarse de nuevo y a ponerse el reloj y el cinturón. Ambos se colocaron en la segunda cola con sus pasaportes en la mano esperando a pasar el control y finalmente embarcar. Largos minutos pasaron hasta que ellos finalmente lograron subir al avión y una cuantas horas después, aterrizaron.
— Al fin en casa —soltó ________ en un suspiro.
— Es verdad, ¡al fin está en casa mi chica! —gritó una voz a su espalda.
▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬
Vale, no era este capi el que os iba a encantar —.—', será el siguiente, este es bastante aburrido, lo sé.
Capítulo 14|| Infierno personal
«Shine a light through an open door. Love and life I will divide. Turn away ‘cause I need you more. Feel the heartbeat in my mind, it's the way I'm feeling I just can't deny…but I've gotta let it go».________ abrió los ojos lentamente, viendo solo un gran borrón al principio. Cuando la imagen se aclaro, pudo apreciar la tapicería gris del interior del coche que sabía que Nicholas había alquilado para poder desplazarse durante las fiestas. Uno de los pequeños auriculares cayó de su oreja, haciéndola oír la voz de la cantante solo como un eco.
«Yellow diamonds in the light, and we're standing side by side. As your shadow crosses mine…»
— Ya casi hemos llegado —le informó Nicholas sin apartar la vista de la carretera.
El automóvil pasó entre las puertas del gran parking del aeropuerto y avanzó lentamente por las estrechas curvas de cada nivel.
— ¿Cómo has conseguido embarcar en el mismo avión que yo? La operadora dijo que yo había comprado el último billete. Estaba todo completo, ida y vuelta —preguntó la chica de repente mientras él maniobraba para aparcar el coche en el reducido espacio.
Nicholas gruñó.
— Tengo mis contactos.
— ¿Qué tipo de contactos?
No contestó, la ignoró y sacó la llave del contacto.
— Iré a pagar la plaza de parking y después entregaré las llaves del coche, ¿crees que podrás esperar aquí, junto a las maletas, quietecita, hasta que yo vuelva?
________ puso los ojos en blanco.
— Trataré, pero tendrás que ser tu quién saque las maletas del maletero, machomen.
— Me lo imaginaba.
La chica sonrió sarcástica y se desabrochó el cinturón de seguridad. Bajó del coche y caminó hacia la parte de atrás de este. Se apoyó en él y cruzó los brazos. ¿Cómo podía sentirse atraída por alguien tan arrogante?
— De acuerdo —dijo Nicholas bajando también del coche y abriendo el maletero—, las bajaré yo, no vayas a romperte una uña.
— ¿Quieres dejar de hablarme así? ¡Tengo veintidós años y me estás tratando como a una mocosa!
— Te comportas cómo tal —le contestó sin inmutarse— Mira, a mí tampoco me hace gracia eso de vivir contigo, pero sabes tan bien como yo que si no accedía aquello se convertiría en un infierno.
Él no era tonto, ella tampoco y la sonrisa de Joe lo delataba.
Días antes, había salido al porche una mañana helada. Joe estaba mirando por encima de la barandilla el blanco paisaje mientras se acababa su café. Nicholas se acercó a él lentamente, llevando en la mano su propia taza.
— ¿Hace frío, eh? —había preguntado el primerizo de Jane y Lucas.
— Bastante.
Pasaron unos segundos en silencio, solo contemplando el paisaje.
— Todo esto ha sido idea tuya ¿verdad? —preguntó por fin.
El otro tuvo el descaro de sonreír.
— Te has dado cuenta.
— Eres mal mentiroso —le informó mientras bebía de su café, intentando serenarse. Durante años había intentado mantenerse alejado de su hermana y ahora él lo estaba empujando hacía ella. Era desesperante. Joe siempre había sido fieramente protector con su hermana en cuando a los hombres. Nicholas era su mejor amigo, no podía quedarse colgado por su hermana, además, la razón con más peso seguía remordiéndole la consciencia. Él era mayor que ________, el no era el tipo de hombre que ella quería y necesitaba. Él no era para ella.
— Se que ella te gusta —aseguró el otro hombre.
Nicholas volvió al presente, no queriendo recordar aquella conversación en su total.
— Enseguida vuelvo —dijo y dejando la última maleta a su lado se alejo con paso apresurado.
_________ se quedó ahí de pie, mirando casi embobada su gran espalda y anchos hombros. Sacudiendo la cabeza, se obligo a apartar la mirada. Se estaba torturando. Era tonta. Esa era la verdad, era una tonta. No importaba que Nicholas hubiera aceptado vivir con ella, debería haberse negado a acogerlo en su casa. Como él mismo había afirmado, era ya mayorcito y capaz de valerse por sí mismo. Involuntariamente el título del libro que llevaba en su bolso empezó a inscribirse en su celebro con un dolor punzante. «Mala hasta los huesos». Así debería haber sido ella, pensó irónicamente. Consigo misma y con él. Debería haber sido mala consigo misma, más dura a la hora de exigirse sacar a Nicholas de su cabeza y debería haber sido mala con él por su propio bien. Debería haberse negado, volvió a repetirse por millonésima vez en su fuero interno. Pero lo hecho, hecho estaba. Nicholas había admitido que tampoco estaba muy entusiasmado por vivir con ella —y ________ se había esforzado enormemente por no sentirse más dolida que ofendida—, así que lo más probable era que buscara otro apartamento lo antes posible, estaba casi segura de que no convivirían por mucho tiempo.
— Vámonos —la voz de Nicholas la sorprendió y la muchacha dio un respingo.
— Eh, sí, vamos —dijo intentando tragar el nudo que se había formado en su garganta.
Cada uno cogió su maleta y entre el frío viento empezaron a caminar por el puente que comunicaba el parking de cinco plantas con el aeropuerto. Cómo ninguno hablaba, el único sonido apreciable era el de las ruedas de las maletas repicando sobre las lisas baldosas del suelo. ________ se concentro en aquel ruido, intentando mantener su mente en blanco y rechazando cualquier tipo de pensamientos atormentadores.
Entraron en el aeropuerto y esperaron en la larga cola para embarcar sus maletas.
— Pueden embarcar por la puerta A-5 en unos 20 minutos —les informó el hombre de detrás del mostrador.
Nicholas asintió y cogiéndola de la mano la guió fuera de la gran multitud de personas que se agolpaban a su alrededor. ________ sintió una corriente eléctrica recorriendo su columna vertebral cuando su suave piel chocó contra la suya, dura.
— Odio los aeropuertos —gruñó Nicholas una vez fuera de la masa de gente, soltando su mano como si su toque lo quemara.
— Ya somos dos —murmuró ella, un poco decepcionada ante el pensamiento de que él tuviera tanta prisa en apartarse de su lado.
— Necesito un café —anunció el chico de repente— cuando antes.
Empezó a caminar, hundiendo las manos en los bolsillos delanteros y esquivando a la gente con una mueca molesta en el rostro. ________ le siguió con la mirada clavada en el suelo, enfadada consigo misma por el pequeño incendio que ardía furioso en sus mejillas. No podía sonrojarse como una adolescente cada vez que Nicholas la tocaba, vivirían juntos ¡por amor de Dios! Era imposible que no se tocaran viviendo ambos en unos limitados metros cuadrados.
Llegaron a una mini-cafetería en un rincón cerca de las puertas del embarque, a esas horas de la madrugada era casi la única abierta en todo el aeropuerto.
— Un café solo —le pidió él a la chica encargada del pequeño local.
— Y uno con leche para mí, por favor.
La chica les sonrió y los más rápidamente que pudo les sirvió. Cada uno cogió en mano su café y se sentaron en una alta mesa rodeada por dos taburetes alargados. Ninguno hablo, formándose un incómodo silencio, pero ________ no era lo suficientemente valiente como para romperlo, no sabía que decir sinceramente, pensó, de nuevo, que vivir con Nicholas sería su infierno personal.
Unos suaves golpes resonaron por los altavoces de la enorme sala.
«Pasajeros con destino a Manhattan, Nueva York, embarquen por la puerta A-5»
Los golpes volvieron a sonar, indicando el final del comunicado.
— ¿Han pasado ya veinte minutos? —preguntó ________ sorprendida.
— Sí, vamos.
Tiraron los vasos de plástico a un cubo de basura cercano y cogiendo ella su bolso se colocaron a la cola. ________ puso el bolso en una bandeja gris junto con su cinturón, su reloj y sus pendientes y collar. Nicholas pasó primero y ella lo siguió.
— Un momento señorita —le pidió uno de los guardias cuando el estruendoso pitido de la puerta detecta-metales empezó a sonar—. Quítese las botas, por favor.
La chica levanto una pierna empezando a desabrochar la cremallera de una de las botas. En algún punto perdió el equilibrio y empezó a balancearse, cuando creía que acabaría chocando con el suelo y haciendo el ridículo, unas fuertes manos la cogieron por la cintura y la obligaron a mantener la compostura.
— Gracias —balbuceo intentando esquivar la mirada de Nicholas. Puso ambas botas en la bandeja y volvió a erguirse.
— Atraviese la puerta de nuevo —ordenó el guardia. ________ la cruzó y esta vez nada pitó—. Bien, ya pueden pasar.
________ sonrió y llevándose la bandeja lejos empezó a calzarse de nuevo y a ponerse el reloj y el cinturón. Ambos se colocaron en la segunda cola con sus pasaportes en la mano esperando a pasar el control y finalmente embarcar. Largos minutos pasaron hasta que ellos finalmente lograron subir al avión y una cuantas horas después, aterrizaron.
— Al fin en casa —soltó ________ en un suspiro.
— Es verdad, ¡al fin está en casa mi chica! —gritó una voz a su espalda.
▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬
Vale, no era este capi el que os iba a encantar —.—', será el siguiente, este es bastante aburrido, lo sé.
Invitado
Invitado
Re: "Amor y otras drogas" (Nick y tu)
SEGUILA, quiero ver qué onda cuando viven juntos ........
quiero que pase algo con ellos dos (? si, malpensalo, ahre.
SEGUILA :')
quiero que pase algo con ellos dos (? si, malpensalo, ahre.
SEGUILA :')
igetalittlecrazy
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