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Mensaje por Larrydreams Miér 03 Jul 2013, 6:58 pm

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My shelter from the storm


Parte 1





 Tal vez lo que más entretenía a Harry era tratar de comprender aquellas cosas que se escapaban de sus manos, siempre fue uno de los que defendió a capa y espada su opinión sobre el destino, explicando que todo en la vida, tanto lo bueno como lo malo, ocurría por alguna razón y que no hacías nada enfrentándote a ello, tenías que aceptarlo y esperar a que con suerte, algún día, entenderías por qué había sucedido. Harry trataba de concentrarse en ese pensamiento, en dejar de lado las opiniones de los que lo rodeaban, trataba de olvidar los comentarios hirientes de su padre, la decepción que  vio reflejada en la cara de su madre aquel día, pero había un punto en el que no le encontraba sentido a pensar tanto y dejaba escapar algunas de las lagrimas que se acumulaban en sus ojos, lagrimas de impotencia, lagrimas de frustración.






No esperaba  que ellos estuvieran a gusto con la noticia,  pero desde ese momento era como si todos los años de su vida se hubiesen borrado, como si él fuera un completo extraño para ellos desde el instante en el que las palabras escaparon de su boca: “soy gay”. Habían pasado dos semanas desde aquella tarde y Harry no veía ninguna mejoría en el comportamiento de sus padres, al contrario, cada vez se alejaban más de él, si eso todavía era posible.  Había creado una rutina en la que hacía todo lo posible para perder el tiempo y no volver temprano a casa, pero en algún momento oscurecía y no tenía más remedio que regresar, saludar con la sonrisa menos fingida que encontraba y dar alguna excusa para no tener que cenar con ellos, refugiándose en su habitación, escondiéndose de todo lo que pudiera afectarlo.
 




Abrió los ojos lentamente entornándolos debido a la luz que se filtraba por la ventana, era  sábado y hacía un día precioso según los rayos de sol que invadían el lugar. Se levantó de su cama y atravesó la habitación con pasos perezosos, se deslizó en los primeros pantalones que encontró y bajó las escaleras. Harry escuchó como su estómago emitía pequeños rugidos y se dirigió a la cocina, arrastrando los pies más que caminando, aún un poco dormido. Encontró en un plato tapado lo que sería su desayuno y agradeció a su madre mentalmente por no dejarlo morir de hambre incluso cuando las cosas entre ellos no se encontraran en las mejores condiciones.






Sonó el teléfono de la casa y el repentino timbre logró por fin sacarlo de el ensimismamiento en el que se encontraba, esperó a que alguien en el salón contestara pero al ver que el sonido no cesaba, emprendió una pequeña carrera para lograr atender antes de que la persona que se encontraba al otro lado se cansara de esperar. No había terminado de llevarse el aparato al oído y ya podía escuchar la voz de su atorado y ansioso mejor amigo.






-Puede ser que siempre tengas apagado tu teléfono?- preguntó Niall, un poco frustrado gracias a la cantidad de veces que había intentado localizar a Harry a lo largo de la mañana, llamando al celular del chico y colgando la llamada cada vez que volvía a escuchar el buzón de voz, a estas alturas, ya Niall podía decir con toda seguridad que se conocía de memoria el mensaje.






-Puede ser que siempre pretendas llamarme a las horas en las que la gente normal suele dormir?- dijo Harry casi inmediatamente, haciendo irritar a su amigo aunque fuera un poco.






Hasta donde llegaba su memoria, siempre había tenido la mala costumbre de responder las preguntas que le hacían, con otra pregunta, cosa que su amigo siempre había criticado y que, para ser honestos, en ocasiones había llegado a molestarlo realmente.






 -En mi defensa, no te hubiese despertado a esa hora la última vez si no hubiese sido algo importante- contestó Niall, un poco ofendido.
 




Harry soltó una pequeña carcajada al tiempo que rodaba los ojos, divertido por lo dramático que podía ser Niall en ciertos casos, esta vez, llamando como ‘importante’ al hecho de que había roto, en un momento de descuido, el espejo de su cuarto y que, según él, eso le traería años de mala suerte, por lo que había decidido advertírselo a Harry en caso de que quisiera mantener distancia y no correr riesgo de que le pasara alguna tragedia a él también.






Muchas personas podrían llamarlo tonto, pero el caso era que Harry lo conocía de toda la vida, habían pasado innumerables momentos juntos, tanto buenos como malos y que aunque no lo pareciera, Niall podía ser  muchas veces esa persona que se sentara a escucharte, aconsejarte, entenderte, nunca juzgarte, lo cual valía mucho para Harry.






Después de tantos años de amistad, había encontrado a un hermano en él y si había algo de lo que estaba seguro, era que el apoyo más fiel e incondicional que podía haber conseguido, se encontraba en aquel rubio de ojos azules, siempre sincero, divertido y un poco (muy) supersticioso.
 




-No encuentro el chiste- dijo Niall, frunciendo el ceño al otro lado de la línea cuando escucho a Harry reírse, provocando así otra ola de carcajadas- En fin, llamé para recordarte que el partido de futbol es a las cuatro, puedes llegar a la hora y no 20 minutos después? Te encanta llegar tarde a todas partes.






Harry giró la cabeza para comprobar la hora en el reloj que descansaba sobre la mesita de la sala y un pedazo de papel que se encontraba ahí logró captar su atención, se acercó y leyó para sí mismo: “Salimos de viaje, volvemos mañana en la noche. Anne.” No pudo evitar pensar en lo poco que sus padres se preocupaban por él, o peor aún, en el poco esfuerzo que ponían en evitar demostrarlo. Decidió entonces ver el lado positivo de las cosas, tendría toda la paz que necesitaba por lo menos durante dos días, eso le bastaba.






-Sigues ahí?- preguntó Niall al no recibir respuesta alguna.






-Sí, lo siento, los veo en el partido.- dijo Harry distraídamente para luego colgar la llamada sin esperar realmente una respuesta de su amigo.






Vagó por la casa de regreso a la cocina para terminar su desayuno aunque su apetito repentinamente había desaparecido. Sin darse cuenta empezó a tararear una melodía y no pudo evitar sonreír cuando la reconoció. Era aquella que él tocaba, aquel chico sin nombre que lograba quitarle el sueño.  Él era su pequeño secreto, tal vez el único que de verdad importaba para Harry, él era la razón de aquella confesión a sus padres, sí, tal vez nunca lo había besado, o tocado, o ni siquiera le había hablado, pero sin embargo Harry sabía que causaba algo en él, algo que según la sociedad no estaba bien sentir. Pero se sentía bien pensar en él, soñar con él, quererlo a él. Había intentado dejar de verlo, pero era imposible. Día tras día pasaba por aquel parque, donde sabía iba a encontrarlo, sentado en el mismo  lugar de siempre  con una guitarra en la mano, tocando  aquellos acordes que se grabarían en su mente, que le sacarían la misma sonrisa que en ese momento ocupaba su rostro.






Harry amaba sentarse en aquel parque, a una distancia prudente que le permitiera escuchar sin parecer un extraño acosador. Y permanecía ahí por horas, escondiendo su cara detrás de cualquier libro o revista tratando de pasar desapercibido, lo que en realidad se le hacía bastante difícil, tomaba toda su fuerza de voluntad apartar los ojos de aquel chico, sobre todo cuando éste sin despegar los ojos de su guitarra, mordía su labio inferior para contener una sonrisa, como si supiera que Harry estaba ahí, observándolo, como siempre hacía.






Si bien Harry se conformaba con verlo a la distancia, no podía negar que muchas veces había sentido la necesidad de levantarse, ir directamente hacia él y finalmente hablarle. Sin embargo, nunca lograba reunir las fuerzas suficientes para hacerlo, tampoco se esperó nunca que él quisiera hablarle, así que no podía estar completamente seguro de si era su mente haciéndole una mala jugada o si de verdad había sucedido: la tarde anterior, aquel chico había dejado de tocar su guitarra, lo había visto a los ojos y le había sonreído. Pero, en alguna terrible confabulación del destino, el celular de Harry había sonado y con la voz de su madre al otro lado de la línea supo que las horas habían pasado más rápido de lo que él quería y debía volver a casa.
 
Suspiró, y sacudió la cabeza intentando alejar las ideas que se apoderaban de él. Era tonto esperar algún acercamiento, no mientras no fuera lo suficientemente valiente como para lograr hablarle.  Se dirigió  hacia el baño para tomar una ducha,  relajándose instantáneamente cuando el agua tibia corrió por su espalda, por su rostro, por su cuerpo, dejando en él un solo pensamiento: necesitaba saber su nombre, necesitaba conocerlo.


 


Última edición por Larrydreams el Miér 23 Oct 2013, 6:10 pm, editado 3 veces
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Mensaje por Larrydreams Miér 03 Jul 2013, 7:01 pm

Parte 2

Ahí estaba, esa sonrisa formándose en los labios del joven en el preciso momento que Harry se sentó aquel banquito, esa hermosa sonrisa que le hacía olvidar todo lo que tenía alrededor.








 
Los dedos se detuvieron aún sin despegarse de la guitarra para luego empezar a moverse nuevamente, de una forma más delicada y en diferentes acordes. Harry apoyó los codos sobre sus piernas para dejar descansar la cara entre sus manos, sin molestarse en ocultar de alguna forma lo embobado que estaba con la imagen. El chico levantó el rostro y fijó su mirada en él, su sonrisa ensanchándose en cuestión de segundos. Harry se quedó inmóvil, perdido en el azul de sus ojos, encantado con el brillo propio que parecían tener, e incapaz de apartar la mirada, continuó mirándolo por lo que pareció una eternidad mientras él seguía tocando la melodía de aquella canción, que si bien ya era del agrado de Harry, había pasado a ser una de sus favoritas desde el primer momento en que la escuchó salir de la guitarra del interesante extraño.












En algún momento de aquel trance que estaba viviendo, notó que debía tener la sonrisa más estúpida plasmada en su cara, por lo que se mordió el labio y se obligó a dejar de observarlo, aún cuando podía sentir todavía la mirada penetrante posada sobre él. De manera inconsciente sus labios empezaron a moverse, apenas pronunciando la letra de la canción cuando ésta llegó a su coro. Estaba seguro de que era un susurro casi inaudible lo que salía de su boca, por lo que levantó la vista sorprendido al escuchar la voz dulce y cautivante que cantó la estrofa que le seguía.












When my life is like a storm
Rising waters all I want is the shore
You say I’ll be ok and
Make it through the rain
You are my shelter from the storm
 












“Claro,  como si ya no fuera lo suficientemente perfecto como para no dejar de pensar en él, ahora también tiene la voz de un ángel” pensó Harry, mordiéndose el labio nuevamente. Era obvio que tenía un excelente manejo de la guitarra, pero que supiera cantar… eso era algo nuevo y a la vez fascinante.












El chico soltó una pequeña risita, al tiempo que dejaba de tocar la guitarra, dejó escapar un suspiro sin parar de sonreír y se puso de pie, para luego caminar lentamente hacia Harry y sentarse a su lado, todo de una forma delicada, como si tuviera miedo de espantarlo.












“Dado a que he notado que no es la primera vez que te sientas a escucharme y aún así nunca me has dirigido la palabra, llegué a la conclusión de que si pretendía esperar por ti, posiblemente llegaría a viejo antes de siquiera saber tu nombre” dijo al chico de cabello rulo, que todavía lo miraba con una expresión sorprendida en su rostro que lo hacía ver muy gracioso, pero adorable a la vez cuando sus mejillas se tornaron ligeramente rosadas. “Me llamo Louis, si es que te interesaba saberlo” siguió hablando el chico al no obtener respuesta, volviendo a reír levemente tratando de no quedar como un tonto.












“H-Harry” tartamudeó finalmente, estirando una mano.












Louis la estrechó suavemente, al tiempo que decía “gusto en conocerte, al fin”, con una sonrisa de medio lado que nunca lograría borrarse de la cabeza del chico.













Louis era una persona con la que se hacía fácil hablar, tal vez era porque estaba muy dispuesto a contarte un sin fin de historias o porque hacía fácilmente un chiste de cualquier situación, pero al final de la conversación, ya Harry se sentía orgulloso de poder decir que al menos lo conocía un poco más. Su apellido, había dicho, era Tomlinson. Tenía 20 años, vivía solo en un apartamento a unas pocas cuadras de donde se encontraban, se había mudado ahí hace un año en medio de una etapa de rebeldía y aunque su mamá nunca dejó de pedirle que regresara, había preferido finalmente conseguir un trabajo con el cual mantenerse y quedarse en el lugar. Por último, habían intercambiado sus números telefónicos, logrando así tranquilizarse sabiendo que podría verlo de nuevo.












Harry encontraba cada detalle de sus historias extremadamente fascinante, y no paraba de reír a la cantidad de comentarios graciosos que Louis emitía, era fácil sentirse cómodo estando a su lado, tan natural como una charla con alguien que has conocido durante toda tu vida. No hacía falta mencionar lo decepcionado que se había sentido cuando, horas después, supo que debía irse gracias al mensaje que había recibido.
























“Espero que en 20 minutos estés aquí. Puedes decir cualquier cosa menos que no te lo recordé”.Nialler.












“Tengo que irme ya” dijo Harry después de quejarse audiblemente. Louis hizo una mueca, dejando ver que la idea de dejarlo ir le agradaba tan poco como a él.












“Supongo que yo también debería irme” respondió para luego añadir con una pequeña sonrisa, “pero espero verte pronto”.












“Lo mismo digo” contestó Harry, sonrojándose un poco antes de darse la vuelta y caminar lejos del parque.












Para la felicidad de Niall, Harry llegó tan solo diez minutos después de su mensaje, dándole tiempo incluso para comer algo antes de disputar el partido. Harry,  como era de esperarse después de años jugando al futbol, llevó a la victoria a su equipo sin ningún problema, aún cuando su mente se encontraba completamente en otro lugar, tratando de imaginar qué estaría haciendo cierto chico de ojos azules y sonrisa deslumbrante.












Después de las respectivas celebraciones con sus compañeros, Harry se sentía agotado, por lo que no hizo falta más que una ducha de agua caliente al llegar a casa para irse a la cama y caer en un sueño ininterrumpido hasta la mañana siguiente.









Escuchó su celular sonar y tanteó con una de sus manos la mesita de noche en busca del aparato, llevándoselo al oído y atendiendo sin ver de quién se trataba.












“Um?” murmuró Harry, incapaz de articular algo coherente.












“Parece que alguien está un poco dormido todavía”  dijo Louis al otro lado de la línea, sin contener la risa.












“LOU!” contestó Harry con un tono de voz casi gritado y sintiéndose repentinamente despierto después de escuchar aquella voz. “No esperaba que llamaras” dijo, enderezándose en la cama y viendo el reloj de pared que marcaba eran las diez de la mañana.












Pensaba en invitarte a desayunar, si es que ya estás lo suficientemente consciente para salir de tu casa”, dijo Louis. Empezaba a ponerse nervioso ante el momento de silencio que le siguió a su pregunta hasta que escuchó la risa ligera de Harry al otro lado de la línea. “No deberías de tomar siempre la iniciativa, podría acostumbrarme a eso”












“Ay, cállate” contestó Louis juguetonamente, sin poder evitar la sonrisa tonta que se posó en su rostro. “Te espero en el parque, no tardes tanto”












“No lo haré” dijo el otro, ya empezando a vestirse y sintiéndose tan emocionado como un niño pequeño al que acaban de darle un juguete nuevo.












 —
Si no hubiese sido por lo extrovertido y atrevido que Louis había demostrado ser, Harry podría haber pensado fácilmente que el chico era totalmente lo opuesto cuando lo encontró en el mismo lugar de siempre, con una mirada que se debatía entre nervios y ansiedad, y jugando con sus dedos como intentando distraerse de lo que sea que lo tuviera así.












Louis notó su presencia y sonrió inmediatamente, olvidando todo lo que pasaba por su mente con la simple vista de aquel joven de cabello rulo y ojos de un verde esmeralda.








Una especie de escalofrío recorrió a Harry cuando logró entenderlo; era él, era él quien hacía que Louis estuviera tan nervioso. Y por primera vez en mucho tiempo, se sintió querido de alguna manera, sintió que pertenecía a un lugar.


 


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My shelter from the storm | Larry.  Empty Re: My shelter from the storm | Larry.

Mensaje por Larrydreams Miér 03 Jul 2013, 7:03 pm

Parte 3



Una vez más el tiempo junto a Louis parecía volar. Después de desayunar juntos en una cafetería cercana habían caminado por horas, hablando de cualquier cosa y de nada al mismo tiempo. Todo tema de conversación era recibido entre risas, disfrutando la compañía del otro cada segundo que pasaba. Harry no recordaba si había sido idea suya o de Louis, pero en algún momento de la tarde se encontraron sentados en una pequeña heladería. No era nada del otro mundo pero tenía un ambiente fresco y acogedor, con una especie de terraza delimitada por arbustos que eran mecidos por brisas que traía la tarde.








“Eres un niño, entre tantos que tenías para escoger terminas con uno de chocolate” dijo Louis en todo burlón.








“Es el clásico, los clásicos son buenos” contestó Harry en su defensa, aunque estaba prestando más atención al cono de helado en sus manos que al chiste de su acompañante.








Louis, por el contrario, tenía toda su atención en él. Estaba embobado, todo en este chico  de cabello enrulado parecía ser perfecto. La forma descuidada en que caían mechones en sus ojos cuando hacía movimientos repentinos, la forma en que sus hoyuelos se marcaban cada vez que sonreía, o como lograba ser adorable y sexy a la vez. Y cuando no pudo resistir más la fuerza de sus pensamientos, de sus ganas por el chico, se inclinó hacia él, sonriendo de satisfacción cuando, estando a pocos centímetros de su boca, se dio cuenta de que Harry no tenía la más mínima intención de alejarse. Él también quería ese beso. Sus labios se juntaron suavemente y aún con ese simple roce, Louis sentía que su cabeza daba vueltas.








Un carraspeo no muy sutil hizo que se separaran, y Harry insultó internamente al señor que los miraba frunciendo el ceño, al parecer demasiado molesto con la mínima demostración de cariño que estaba sucediendo. “Algunas personas de verdad necesitan meterse en sus propias vidas” pensó, pero no llegó a pronunciar palabra puesto que en seguida sintió los dedos de Louis entrelazándose en los suyos, arrastrándolo con él fuera del 
lugar.









Harry podía asegurar que la mayor parte del helado había quedado en sus caras, Louis se había encargado de hacer una guerra en cuestión de segundos y parecía divertirse embadurnando sus hoyuelos, nariz, frente (y cualquier parte de piel visible, en realidad), de chocolate.Y podría quejarse, tal vez, pero disfrutaba mucho más de las pequeñas arruguitas que se formaban en los ojos de Louis cuando sonreía, y sus carcajadas eran simplemente el sonido más perfecto que había escuchado en su vida. 








Tenían horas paseando y sus manos seguían unidas, cada cierto tiempo paraban a ver tonterías en diversas tiendas, señalaban niños corriendo por parques, jugando en columpios, siendo felices, libres, despreocupados. Oscurecía, y Harry sabía que tenía que volver a casa, pero saberlo no hacía que la idea fuera mucho más agradable. Louis se negó a dejarlo ir hasta el último minuto, incluso llegó a acompañarlo a casa, cual caballero en primera cita. Harry se preguntó momentáneamente si entonces podía llamarle cita a ese día, pero toda duda quedó borrada cuando Louis se puso en puntitas y aferrado a su cuello volvió a besarlo. Y esta vez si duró, esta vez Harry pudo sentir cómo los labios del chico se fundían con los suyos, cómo su lengua húmeda presionaba y se abría paso, explorando su boca, lamiendo cada centímetro como queriendo memorizar su sabor. 






Podría besarlo por siempre, pensó, pero le faltaba el aire y todo le daba vueltas. Se separó lentamente, sin abrir los ojos y sin alejarse demasiado, todavía podía sentir la respiración de Louis, la risita que soltó antes de decir “Eso estuvo bien”.






Sintió dedos pequeños y calientes recorrer su mejilla, abrió los ojos y vio otro par a pocos centímetros de los suyos, de un color azul imposible de describir. Vio pestañas largas, una pequeña naricita y una sonrisa que seguramente sería su perdición. Asintió, ¿qué más podía decir?. Como pudo susurró un “buenas noches” y con una sonrisa del tamaño de su cara terminó de entrar a su casa.






Al estar del otro lado, lastimosamente, lo primero que escuchó fue la voz molesta de su padre. Genial. No había estado en sus planes que ellos llegaran primero que él. Caminó lentamente a la cocina, de donde los gritos provenían, y apenas entró dos pares de ojos se clavaron en él.








“Así que decides honrarnos con tu presencia” dijo furioso Robin, Anne permaneció detrás de él, y el color de su rostro parecía haber desaparecido en cuestión de segundos.






“Wow, calma, no tengo nada que ver con tus problemas” contestó el chico, frunciendo el ceño ante el malhumorado hombre que lo enfrentaba.






 eres mi problema, ¿es mucho pedir un hijo normal? uno que no tengamos vergüenza de llevar con nosotros a visitar a nuestros amigos por no saber que responderá cuando le pregunten si tiene novia”.








Harry no sabía qué decir, el nudo en la garganta no lo dejaba respirar y no parecía querer desaparecer, sólo aumentaba considerablemente a medida que los gritos avanzaban, cada palabra destruyéndolo por dentro.








“¿Dónde se supone que estabas? habló su madre por primera vez, tratando de sonar dura, pero tenía un hilo de voz que se quebró con facilidad en el medio de la oración.








“Sólo salí a caminar con un amigo” dijo Harry, apenas audible.








“Con un amigo” repitió su padre, escupiendo las palabras. En tres largos pasos llegó a la ventana de la cocina y prácticamente arrancó la cortina de su lugar cuando quiso abrirla. Harry pudo ver a través del cristal la entrada de su casa, donde apenas unos minutos antes estaba parado con… Oh. “Debes tener un concepto muy moderno de amistad, entonces”






El chico tragó seco, incapaz de pronunciar palabra, no tenía nada que decir de todas formas, ya todo estaba hecho y obviamente habían presenciado cada instante del show.






“¿Siquiera dormiste aquí?”








“¿Qué dices?, por supuesto que dormí aquí.” Mientras en su cabeza la voz repetía como un mantra: “Calma. Controla el tono de voz, no te ayudará en nada irte a los gritos en este momento. Calma.”








“Me crees tan estúpido como para creerme eso, cuando seguramente estuviste en quién sabe donde, haciendo cualquier cochinada con alguien tan asqueroso como tú”.






Esa fue la gota que derramó el vaso. Seguro, Harry había escuchado miles de comentarios denigrantes, tanto de extraños como de la propia boca de su padre, no era nada nuevo. Pero hubo algo en el momento; tal vez el silencio de su madre, tal vez la cara de Robin, roja e hinchada debido a la rabia, tal vez simplemente que ya estaba cansado.






“Alguien tan asqueroso como tú”. Las palabras resonaban en su cabeza como parte de un eco, sintió odio, y ya no valía la pena controlar la voz, ya no valía la pena callar.






“Piensa lo que quieras, por lo menos estoy intentando ser feliz en vez de conformarme con una vida de mierda como la que llevan ustedes. Dime, ¿cuándo fue la última vez que de verdad sentiste algo por la mujer a la que llamas esposa?”. Las palabras salieron de su boca, una tras otra liberando todo lo que sentía.








Hubo un borrón y sintió el puño en su cara, a través de las lágrimas todo perdía el sentido y lo único que podía enfocar era a su madre cerrar los ojos, tambaleándose hacia atrás, queriendo huir de la situación. “Ayúdame, cobarde” quiso decir, pero luego sólo podía preguntarse si ella ya había experimentado esto. Si tal vez en algunas de las miles de peleas que Harry había escuchado a través de las paredes finas, su madre había sido víctima también de la rabia de Robin.










Como pudo se puso de pie, y corrió escaleras arriba, encerrándose en su cuarto. Rebuscó en su closet hasta encontrar el bolso más grande que tenía y vació el contenido de uno o dos cajones adentro. No importaba, en realidad, podía haberse ido sin nada, nada importaba excepto salir de ahí. Sentía escalofríos, sus manos temblaban tratando de marcar correctamente el número, y cuando logró llevar el teléfono a su oreja, la voz dulce y alegre ya se encontraba al otro lado, él sólo pudo ahogar un pequeño “Louis” pero no hacía falta nada más, lloraba y era obvio que algo estaba mal. El chico sólo contestó a su nombre un “ve al parque, estaré ahí en unos minutos”.








Salir de casa fue un borrón para él, las lágrimas no lo dejaban ver mucho y sólo escucho gritos detrás al salir corriendo, bolso en mano. Cuando logró detenerse, ya estaba en el parque, ya tenía a Louis al frente, ya sus brazos lo rodeaban, tratando de calmarlo. No hubieron preguntas, solo un brazo firme que lo rodeaba y una promesa de “todo va a estar bien” mientras caminaban.






El apartamento de Louis era pequeño, pero estaba sorprendentemente ordenado y a los ojos de Harry era realmente bonito. Las paredes estaban pintadas de un color azul pálido y muebles que no lograban combinar entre sí ocupaban la sala. Louis lo tomó de la mano y lo guió al cuarto, buscó en el bolso de Harry una muda de ropa más cómoda y lo ayudo a cambiarse, con cuidado, siempre buscando sus ojos, como queriendo asegurarse de que el chico no se fuera a romper en pequeños pedacitos en cualquier momento.




Porque así se sentía, sentía que era un jarrón roto, de esos que intentan pegar pero que las grietas siguen ahí y es cuestión de tiempo antes de que comience a desmoronarse y quede en pedazos otra vez.






“¿Quieres hablar?” 






Harry negó con la cabeza, cerró los ojos y abrazó al chico, porque por fin había parado de llorar, porque quería olvidar todo. Y era gracioso, la forma en que una persona que apenas conocía podía brindarle tanta tranquilidad, podía estar ahí para él cuando nadie más estaba, mientras que aquellos que más deberían ser cercanos, decidían darle la espalda.

 




 
Buscó la boca de Louis en la oscuridad, y lo escuchó suspirar cuando sus labios se encontraron, sintió el peso de su cuerpo, sintió uñas clavándose en su costado y su flequillo haciéndole cosquillas en la cara, sintió manos tibias rozando su piel, dedos enredándose en su cabello y un “estoy aquí para ti” entre susurros, que se repetiría en su cabeza a diario, en cada sonrisa de Louis, en cada buenos días, en cada taza de té que compartieran, en cada gesto tonto que lo haría enamorarse aún más de aquel chico que apareció en su vida para hacerle olvidar todos sus problemas, para convencerlo de que definitivamente todo en la vida, tanto lo bueno como lo malo, ocurre por una razón.
 


 

- Terminada -


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Mensaje por FUTURESTYLES Vie 05 Jul 2013, 2:20 am

dios es preciosaa me encanto de verdad.
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My shelter from the storm | Larry.  Empty Re: My shelter from the storm | Larry.

Mensaje por Larrydreams Vie 05 Jul 2013, 11:34 pm

FUTURESTYLES escribió:dios es preciosaa me encanto de verdad.

 ¡Gracias!
Larrydreams
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Mensaje por Invitado Dom 04 Ago 2013, 5:48 am

Hermoso OS :') 
Me imagino a Harry siendo un desastre cuando intentaba discimular que estaba viendolo JAJAJ.
Al fin y al cabo el hecho de que los padres de Harry fueran tan intolerantes con el es lo que llevo a que se quede con Lou.
Asi que si.. todo pasa por algo, y en algun momento llega esa respuesta.
Me encanto :) 
Adios ♥
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