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Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
Wild [Joe Jonas]
O W N :: Archivos :: Novelas Abandonadas
Página 1 de 1. • Comparte
Wild [Joe Jonas]
Nombre: Wild.
Autor: Yo.
Adaptación: No.
Género: Drama y Romance.
Advertencia: No sé, quizás no pueda publicar seguido, o algo así, quien sabe, soy re impredecible. Y puede que a algunas no les guste la novela (?) ñe.
Otras Páginas: No.
—Muévete, maldito vago. —murmuró el hombre más despreciable que vi aquella mañana. Y vaya que conocí muchos de ellos a lo largo de estos ocho años. Yo simplemente estaba caminando a su lado, y entiendo perfectamente que no sea el tipo más lindo ni aseado del centro comercial pero ¡Demonios! Soy una persona después de todo.
Mi rostro era básicamente un casco de cabello, que no cortaba desde hacía ocho meses; y una selva tupida de barba oscura que solo dejaba ver mis labios deteriorados, mis ojos y claro, mi nariz. Debajo de todo ese vello facial enmarañado y sucio, había un hombre apuesto, lo juro.
—Cuida mi mochila, Joe, iré al baño a limpiarme un poco. —me grito Tara desde el otro lado del pasillo.
Yo seguía parado, junto a Stive, mirando una vidriera de zapatos caros. Algún tiempo atrás yo tuve un par de esos. Recordaba muy bien el duro y frío cuero en el que debía meter mis pies para ir a una oficina aburrida. Si mi jefe me viera ahora se reiría escandalosamente de mí. Y seguramente yo también me reiría de él para evitar así golpearlo en la cara.
—¿Quién le robaría la mochila a una vagabunda? —me dijo Stive.
Ignore su comentario.
—Hace rato que he perdido de vista a Debra.
—Creí que dijo que iría hasta el primer piso en busca de algo digno para comer. Tu sabes seguro trae una hamburguesa a medio comer.
¿Una hamburguesa a medio comer era digna? No lo creía, pero tampoco podía quejarme. Una hamburguesa a medio comer era mucho mejor que no almorzar nada. Estábamos en pleno Enero y el frío era tortuoso, incluso más que el hambre; pero todo cambiaba si dentro del estomago albergábamos algo sólido.
Me acomode el gorro marrón que llevaba desde hacía semanas sin quitármelo y camine hasta donde Tara dejo su mochila. La gente, apresurada, caminaba entre mi sin siquiera mirarme. Todavía recuerdo lo duro que fue al principio de todo esto acostumbrarse a ser ignorado. ¿Y cómo empezó todo esto? Todavía recordaba eso también...
—Listo, al fin agua caliente. —Hablo Tara—. ¿Por qué esa cara, Joey?
Agarró su mochila y de un salto la colgó en su espalda. La gran carga que transportaba Tara debía de pesar incluso el triple que ella. ¡Y eso que era yo quien cargaba la tienda de campaña en mis espaldas!
—Hoy estas inquebrantable. —Dijo apretando mis mejillas—. Vamos por los demás.
Los pantalones negros de Tara eran demasiado grandes para ella, y las zapatillas deportivas que calzaba estaban muy deterioradas, pero no más que las mías. Ella camino hasta Stive y yo la seguí, tal y como lo hice ocho años atrás. Conocí a Tara una noche donde el alcohol me manipulo violentamente y, claro que yo lo permití, fue ella quien me salvo de aquella madrugada de dolor.
Me reuní con los muchachos frente a la puerta del negocio de zapatos caros. Hacía veinte minutos que Debra se había ido en busca de algo comestible y en buen estado.
—Si Debra no regresa, deberemos irnos y esperar afuera.
—No, Stive. —Declaró bruscamente Tara—. Ya regresará y si no es así, iremos por ella. ¿Okay?
—Me costó trabajo escaparme del policía de la entrada, él vendrá pronto por mí. —se quejo mi amigo. Stive se cruzo de brazos y refunfuño.
—Mientras la esperamos podrían ir e intentar mejorar ese aspecto de espantapájaros que tienen los dos. ¿Cuándo fue la última vez que su piel conoció el jabón?
Yo mire a Stive. ¿La última vez que me bañe fue en Oregon o Washington? No podía recordar eso. De todas formas era comprensible porque habíamos estado en Washington el mes pasado donde pasamos la peor navidad de toda mi vida. Fue cuando por primera vez desee estar en casa con mi familia y mis hermanos, vistiendo ropa linda, sintiéndome limpio y calentito. ¡Comiendo cosas deliciosas preparadas por mi madre! ¿Estaría mi madre pensando en mí, también?
Festejamos el nacimiento de Jesús sentados, en posición india, en el césped congelado de un parque oscuro, mirándonos las caras sucias y nuestras expresiones desanimadas. Escuchando el sonido de nuestros estómagos quejosos, que si ordenábamos en notas armoniosas seguramente obtendríamos villancicos increíbles.
—Eso no es importante. —dije tranquilo—. En vez de quedarnos aquí parados como espantapájaros, podríamos ir a buscar algo de comida en el patio.
Tara lo medito unos momentos. Ella siempre, o al menos desde que conocí al grupo, tomaba las decisiones, y casi nunca se equivocaba. Después de todo yo no podría haber sobrevivido ocho años de esta forma.
Aunque a veces extrañaba mi vida monótona de antes, no me quejaba del presente que elegí donde cada día era un reto diferente. Sólo el día a día, sin si quiera preocuparnos si al siguiente moriríamos de frío o hambre. El hecho de pensar simplemente en el ahora fue lo que me ayudo a salir de aquel pozo en el que caí cuando por creer que hacía lo correcto en realidad estaba arruinando un futuro perfecto.
—Muy bien. Haremos lo siguiente, yo me quedare aquí buscando en el patio y ustedes subirán por Debra al último piso.
—¿Y cómo sabremos si ella no te encuentra a ti primero? —Preguntó Stive—. Además ¿Cómo sabemos que no almorzaras sola...?
—Nos veremos aquí en media hora. ¿Está bien para ti, señor desconfiado? —le espeto Tara casi con un grito.
Comencé a preocuparme por Debra, esperaba que ningún policía la haya atrapado, con los insensibles que eran quien sabe qué cosas le harían, y tan solo pensar en Debra lastimada me hervía la sangre. Ella significa mucho para mí, ella fue por mucho tiempo el cuerpo donde conocí lo más cercano al amor… pero nunca pude amarla verdaderamente.
—Demos una vuelta por este lado y luego vamos al primer piso. —recomendó mi amigo.
—Vamos o me congelaré aquí mismo.
Caminamos juntos de regreso por el pasillo hasta la puerta principal, giramos a la derecha y seguimos por ese pasillo hacía un gran espacio donde se encontraba el lugar más lindo del centro comercial: el patio de juegos. Yo tenía treinta y un años pero amaba los juegos de niños. Siempre me gustaron y siempre será así. Mis sueños de tener un pequeño hijo, de grandes ojos tan negros como la noche, con quien ir cada sábado a las ferias y los parques se hizo añicos ocho años atrás cuando prematuramente destruí mi familia antes de hacerla realidad.
Fue hace ocho años atrás cuando mi vida dio un giro de 360º. Y gracias a mí, por no decir que soy el culpable, claro.
Me quede atónito mirando a los pequeños en un océano de cientos de pelotitas plásticas de los colores más lindos que jamás pude imaginar. Quería estar ahí.
—¡Santo cielo, un ladrón! —grito una mujer de unos sesenta años.
Yo la mire sin entender. ¿Dónde estaba el ladrón?
Autor: Yo.
Adaptación: No.
Género: Drama y Romance.
Advertencia: No sé, quizás no pueda publicar seguido, o algo así, quien sabe, soy re impredecible. Y puede que a algunas no les guste la novela (?) ñe.
Otras Páginas: No.
Wild.
—Muévete, maldito vago. —murmuró el hombre más despreciable que vi aquella mañana. Y vaya que conocí muchos de ellos a lo largo de estos ocho años. Yo simplemente estaba caminando a su lado, y entiendo perfectamente que no sea el tipo más lindo ni aseado del centro comercial pero ¡Demonios! Soy una persona después de todo.
Mi rostro era básicamente un casco de cabello, que no cortaba desde hacía ocho meses; y una selva tupida de barba oscura que solo dejaba ver mis labios deteriorados, mis ojos y claro, mi nariz. Debajo de todo ese vello facial enmarañado y sucio, había un hombre apuesto, lo juro.
—Cuida mi mochila, Joe, iré al baño a limpiarme un poco. —me grito Tara desde el otro lado del pasillo.
Yo seguía parado, junto a Stive, mirando una vidriera de zapatos caros. Algún tiempo atrás yo tuve un par de esos. Recordaba muy bien el duro y frío cuero en el que debía meter mis pies para ir a una oficina aburrida. Si mi jefe me viera ahora se reiría escandalosamente de mí. Y seguramente yo también me reiría de él para evitar así golpearlo en la cara.
—¿Quién le robaría la mochila a una vagabunda? —me dijo Stive.
Ignore su comentario.
—Hace rato que he perdido de vista a Debra.
—Creí que dijo que iría hasta el primer piso en busca de algo digno para comer. Tu sabes seguro trae una hamburguesa a medio comer.
¿Una hamburguesa a medio comer era digna? No lo creía, pero tampoco podía quejarme. Una hamburguesa a medio comer era mucho mejor que no almorzar nada. Estábamos en pleno Enero y el frío era tortuoso, incluso más que el hambre; pero todo cambiaba si dentro del estomago albergábamos algo sólido.
Me acomode el gorro marrón que llevaba desde hacía semanas sin quitármelo y camine hasta donde Tara dejo su mochila. La gente, apresurada, caminaba entre mi sin siquiera mirarme. Todavía recuerdo lo duro que fue al principio de todo esto acostumbrarse a ser ignorado. ¿Y cómo empezó todo esto? Todavía recordaba eso también...
—Listo, al fin agua caliente. —Hablo Tara—. ¿Por qué esa cara, Joey?
Agarró su mochila y de un salto la colgó en su espalda. La gran carga que transportaba Tara debía de pesar incluso el triple que ella. ¡Y eso que era yo quien cargaba la tienda de campaña en mis espaldas!
—Hoy estas inquebrantable. —Dijo apretando mis mejillas—. Vamos por los demás.
Los pantalones negros de Tara eran demasiado grandes para ella, y las zapatillas deportivas que calzaba estaban muy deterioradas, pero no más que las mías. Ella camino hasta Stive y yo la seguí, tal y como lo hice ocho años atrás. Conocí a Tara una noche donde el alcohol me manipulo violentamente y, claro que yo lo permití, fue ella quien me salvo de aquella madrugada de dolor.
Me reuní con los muchachos frente a la puerta del negocio de zapatos caros. Hacía veinte minutos que Debra se había ido en busca de algo comestible y en buen estado.
—Si Debra no regresa, deberemos irnos y esperar afuera.
—No, Stive. —Declaró bruscamente Tara—. Ya regresará y si no es así, iremos por ella. ¿Okay?
—Me costó trabajo escaparme del policía de la entrada, él vendrá pronto por mí. —se quejo mi amigo. Stive se cruzo de brazos y refunfuño.
—Mientras la esperamos podrían ir e intentar mejorar ese aspecto de espantapájaros que tienen los dos. ¿Cuándo fue la última vez que su piel conoció el jabón?
Yo mire a Stive. ¿La última vez que me bañe fue en Oregon o Washington? No podía recordar eso. De todas formas era comprensible porque habíamos estado en Washington el mes pasado donde pasamos la peor navidad de toda mi vida. Fue cuando por primera vez desee estar en casa con mi familia y mis hermanos, vistiendo ropa linda, sintiéndome limpio y calentito. ¡Comiendo cosas deliciosas preparadas por mi madre! ¿Estaría mi madre pensando en mí, también?
Festejamos el nacimiento de Jesús sentados, en posición india, en el césped congelado de un parque oscuro, mirándonos las caras sucias y nuestras expresiones desanimadas. Escuchando el sonido de nuestros estómagos quejosos, que si ordenábamos en notas armoniosas seguramente obtendríamos villancicos increíbles.
—Eso no es importante. —dije tranquilo—. En vez de quedarnos aquí parados como espantapájaros, podríamos ir a buscar algo de comida en el patio.
Tara lo medito unos momentos. Ella siempre, o al menos desde que conocí al grupo, tomaba las decisiones, y casi nunca se equivocaba. Después de todo yo no podría haber sobrevivido ocho años de esta forma.
Aunque a veces extrañaba mi vida monótona de antes, no me quejaba del presente que elegí donde cada día era un reto diferente. Sólo el día a día, sin si quiera preocuparnos si al siguiente moriríamos de frío o hambre. El hecho de pensar simplemente en el ahora fue lo que me ayudo a salir de aquel pozo en el que caí cuando por creer que hacía lo correcto en realidad estaba arruinando un futuro perfecto.
—Muy bien. Haremos lo siguiente, yo me quedare aquí buscando en el patio y ustedes subirán por Debra al último piso.
—¿Y cómo sabremos si ella no te encuentra a ti primero? —Preguntó Stive—. Además ¿Cómo sabemos que no almorzaras sola...?
—Nos veremos aquí en media hora. ¿Está bien para ti, señor desconfiado? —le espeto Tara casi con un grito.
Comencé a preocuparme por Debra, esperaba que ningún policía la haya atrapado, con los insensibles que eran quien sabe qué cosas le harían, y tan solo pensar en Debra lastimada me hervía la sangre. Ella significa mucho para mí, ella fue por mucho tiempo el cuerpo donde conocí lo más cercano al amor… pero nunca pude amarla verdaderamente.
—Demos una vuelta por este lado y luego vamos al primer piso. —recomendó mi amigo.
—Vamos o me congelaré aquí mismo.
Caminamos juntos de regreso por el pasillo hasta la puerta principal, giramos a la derecha y seguimos por ese pasillo hacía un gran espacio donde se encontraba el lugar más lindo del centro comercial: el patio de juegos. Yo tenía treinta y un años pero amaba los juegos de niños. Siempre me gustaron y siempre será así. Mis sueños de tener un pequeño hijo, de grandes ojos tan negros como la noche, con quien ir cada sábado a las ferias y los parques se hizo añicos ocho años atrás cuando prematuramente destruí mi familia antes de hacerla realidad.
Fue hace ocho años atrás cuando mi vida dio un giro de 360º. Y gracias a mí, por no decir que soy el culpable, claro.
Me quede atónito mirando a los pequeños en un océano de cientos de pelotitas plásticas de los colores más lindos que jamás pude imaginar. Quería estar ahí.
—¡Santo cielo, un ladrón! —grito una mujer de unos sesenta años.
Yo la mire sin entender. ¿Dónde estaba el ladrón?
Ed Sheeran
Re: Wild [Joe Jonas]
Ooooh, santa mierda (¿puedo maldecir en este foro...? Bueno, supongo que sí, y da igual de todas formas). No pensé que subirías novela.
Empezando, me gusta bastante tú narración. Y la historia es llamativa, porque creo que jamás he leído de vagabundos (suena algo duro, no encontré sinónimo).
Tengo mis sospechas acerca de qué pasó (ahora yo vengo con las teorías xD).
En fin, me gustó y espero leer pronto más. Nada de que no sabes cada cuánto subirás ¬¬
Empezando, me gusta bastante tú narración. Y la historia es llamativa, porque creo que jamás he leído de vagabundos (suena algo duro, no encontré sinónimo).
Tengo mis sospechas acerca de qué pasó (ahora yo vengo con las teorías xD).
En fin, me gustó y espero leer pronto más. Nada de que no sabes cada cuánto subirás ¬¬
xlivelikeitsnowornever
Re: Wild [Joe Jonas]
Hey, hola, perdón por tardar en subir, tuve un pequeño inconveniente (?)
Espero les guste el capítulo.
—¡Vámonos, Joe, corre, idiota! —bramo Stive.
—Maldito mal viviente. —Me dijo la mujer y se acerco a mí para golpearme con la cartera que arrebato de la banca junto a la que estaba parado—. ¡Aléjate de nosotros!
Instintivamente me cubrí la cabeza con los brazos, agachándome un poco. Pronto me rescataron de la mujer embravecida, pero mi héroe no era mejor que aquella señora. Para los policías, como el que ahora me miraba ceñudo, los vagabundos mochileros como yo éramos sinónimo de ladrón.
Estaba en problemas.
—Camina rápido. —me grito tirándome del brazo.
Yo era un hombre promedio de un metro ochenta, algo delgado por mi pésima alimentación, pero aquel sujeto me superaba en creces y no me da pena decir que tenía miedo. Mucho miedo. Un operativo simple como el entrar a buscar comida a un centro comercial siempre tenía grandes probabilidades de acabar en estas aventuras.
En mi vida anterior, como una persona normal, ni en mis más terribles pesadillas había pensado ir a prisión. Pero desde que me convertí en este espécimen de hombre abandonado e irresponsable, mis más terrible pesadillas se habían hecho realidad al menos catorce veces a lo largo de todo el país.
—Yo no soy un ladrón. —me defendí mientras él me arrastraba a lo largo del centro comercial. Por primera vez en mucho tiempo la gente me miraba—. Yo no estaba robando. Solo vinimos por las sobras del McDonald’s.
Después que dije aquello, supe que él nunca iba a creerme.
—Yo decidiré eso. —dijo serio—. ¿Vinimos? ¿Quieres decir que hay más como tú?
¿Más como yo? Eso sonaba a: ‘¿Dónde está el resto de tu manada de bestias horrendas y deformes? ¿Van a comernos a todos en el centro comercial?’
Me empujó a una habitación pequeña a un lado del baño.
—Soy una persona y me llamo Joseph. ¿Cuál es tu nombre?
Él me miro con severidad.
—Está bien, nada de bromas. Pero juro que no intentaba robarle a esa señora, solamente miraba las pelotitas plásticas en los juegos de niños.
Usaría todos los argumentos posibles, me defendería como gato panza arriba. Pasar una noche, o tal vez dos, en una jefatura era muchísimo peor que dormir bajo el frío en las calles.
El sujeto suspiro profundamente y encendió un cigarrillo.
—Mira, Joseph, hoy es un día importante para la editorial del centro comercial porque se estrena un libro que al parecer es bueno, el punto aquí es que no me importa si querías robarle o no. El punto es que debes irte...
Pero yo no podía irme sin mis amigos. Es decir, no me iría sin mis amigos.
—Entiendo. Me iré si tú quieres.
—Es lo que mi jefe quiere y por lo tanto es lo que yo también quiero para mantenerlo contento ¿Entiendes, no?
—Claro.
Se puso de pie y espero a que yo hiciera lo mismo. Me extendió la mano para entregarme un cigarro antes de salir. Yo negué con la cabeza.
Camino frente a mí, yo miraba su gran espalda y sus gruesos brazos. Me reconfortaba bastante saber que mi miedo tenía buenas razones, en algunos estados jamás hablan con nosotros, sólo nos golpean.
No quería irme sin mis amigos, y no me iría sin mis amigos, tampoco dejaría que ellos solos tuvieran que encargarse de la comida, asía que cuando se giro, y me dio la espalda, para cerrar con llave la puerta, yo me dispuse a escapar. ¡Pero demonios! Ya no tenía veinte años y ahora cargada casi ocho kilos en mis espaldas. No sería fácil pero estaba determinado a correr, encontrar a Stive y ver a las chicas fuera del edificio.
—¡Vuelve aquí! —grito él. Tomó la radio que colgaba en su cintura y dijo algo que no pude oír. Ya estaba lejos de él.
Pronto todo el departamento de oficiales estaría buscándome. Una vez más arruine todo, pero claro también podía decir que ellos arruinaban todo una vez más. No yo, no yo.
Me volví por el pasillo a toda velocidad y gire hacía donde me disponía a ir con Stivie cuando me quede hipnotizado frente a los juegos. Esta vez ni siquiera mire hacía ahí, seguí mi camino a toda prisa. Esquive con mucha precisión a las miles de personas que caminaban alrededor de la tonta fuente en el centro.
—Con cuidado, permiso, ¡Discúlpenme! —gritaba a medida que corría por entre los hombres y mujeres que me gritaban cosas poco amables.
Cuando puse un pie en las escaleras eléctricas, digamos que pude respirar tranquilamente. Y cuando al fin pude ascender, me sentí en paz nuevamente. Me quede, de espaldas al segundo piso, mirando hacia abajo hasta que apareció el oficial. Estaba casi por llegar al segundo piso así que le dedique mi mejor sonrisa y un saludo con la mano ennegrecida y entumecida.
El movimiento se detuvo y supe que estaba ya en la segunda planta, me gire rápidamente para continuar con mi carrera y me choque con una persona. ¡Faltara más!
Ella cayó de trasero al piso y yo, amortiguando el golpe, caí sobre la pequeña mujer que me miro enojada por el incidente. Mi gorro voló unos metros y, sentí la brisa gélida en mi cabeza después de muchas semanas, me levante deprisa a recogerlo.
—¡Usted es un animal! —Dijo entre quejidos—. ¡Podría haber tenido más cuidado, señor!
Hacía mucho tiempo, ocho años exactamente, que nadie me llamaba señor.
—Lo lamento mucho, señora. —dije avergonzado extendiéndole mi mano para ayudarla a incorporarse—. Yo lamento muchísimo haberla golpeado. ¿Se encuentra usted bien?
Ella tomo mi mano sucia y fría y cuando estuvo de pie me miro a los ojos. En aquel momento, el frío del crudo invierno de Carson City en Nevada no se comparó con nada al escalofrío que sentí recorriendo mi espalda. De todas las personas que fueron aquel día al centro comercial, solo el destino maldito podía permitir que yo me topara con Clara.
Espero les guste el capítulo.
Wild.
II
—¡Vámonos, Joe, corre, idiota! —bramo Stive.
—Maldito mal viviente. —Me dijo la mujer y se acerco a mí para golpearme con la cartera que arrebato de la banca junto a la que estaba parado—. ¡Aléjate de nosotros!
Instintivamente me cubrí la cabeza con los brazos, agachándome un poco. Pronto me rescataron de la mujer embravecida, pero mi héroe no era mejor que aquella señora. Para los policías, como el que ahora me miraba ceñudo, los vagabundos mochileros como yo éramos sinónimo de ladrón.
Estaba en problemas.
—Camina rápido. —me grito tirándome del brazo.
Yo era un hombre promedio de un metro ochenta, algo delgado por mi pésima alimentación, pero aquel sujeto me superaba en creces y no me da pena decir que tenía miedo. Mucho miedo. Un operativo simple como el entrar a buscar comida a un centro comercial siempre tenía grandes probabilidades de acabar en estas aventuras.
En mi vida anterior, como una persona normal, ni en mis más terribles pesadillas había pensado ir a prisión. Pero desde que me convertí en este espécimen de hombre abandonado e irresponsable, mis más terrible pesadillas se habían hecho realidad al menos catorce veces a lo largo de todo el país.
—Yo no soy un ladrón. —me defendí mientras él me arrastraba a lo largo del centro comercial. Por primera vez en mucho tiempo la gente me miraba—. Yo no estaba robando. Solo vinimos por las sobras del McDonald’s.
Después que dije aquello, supe que él nunca iba a creerme.
—Yo decidiré eso. —dijo serio—. ¿Vinimos? ¿Quieres decir que hay más como tú?
¿Más como yo? Eso sonaba a: ‘¿Dónde está el resto de tu manada de bestias horrendas y deformes? ¿Van a comernos a todos en el centro comercial?’
Me empujó a una habitación pequeña a un lado del baño.
—Soy una persona y me llamo Joseph. ¿Cuál es tu nombre?
Él me miro con severidad.
—Está bien, nada de bromas. Pero juro que no intentaba robarle a esa señora, solamente miraba las pelotitas plásticas en los juegos de niños.
Usaría todos los argumentos posibles, me defendería como gato panza arriba. Pasar una noche, o tal vez dos, en una jefatura era muchísimo peor que dormir bajo el frío en las calles.
El sujeto suspiro profundamente y encendió un cigarrillo.
—Mira, Joseph, hoy es un día importante para la editorial del centro comercial porque se estrena un libro que al parecer es bueno, el punto aquí es que no me importa si querías robarle o no. El punto es que debes irte...
Pero yo no podía irme sin mis amigos. Es decir, no me iría sin mis amigos.
—Entiendo. Me iré si tú quieres.
—Es lo que mi jefe quiere y por lo tanto es lo que yo también quiero para mantenerlo contento ¿Entiendes, no?
—Claro.
Se puso de pie y espero a que yo hiciera lo mismo. Me extendió la mano para entregarme un cigarro antes de salir. Yo negué con la cabeza.
Camino frente a mí, yo miraba su gran espalda y sus gruesos brazos. Me reconfortaba bastante saber que mi miedo tenía buenas razones, en algunos estados jamás hablan con nosotros, sólo nos golpean.
No quería irme sin mis amigos, y no me iría sin mis amigos, tampoco dejaría que ellos solos tuvieran que encargarse de la comida, asía que cuando se giro, y me dio la espalda, para cerrar con llave la puerta, yo me dispuse a escapar. ¡Pero demonios! Ya no tenía veinte años y ahora cargada casi ocho kilos en mis espaldas. No sería fácil pero estaba determinado a correr, encontrar a Stive y ver a las chicas fuera del edificio.
—¡Vuelve aquí! —grito él. Tomó la radio que colgaba en su cintura y dijo algo que no pude oír. Ya estaba lejos de él.
Pronto todo el departamento de oficiales estaría buscándome. Una vez más arruine todo, pero claro también podía decir que ellos arruinaban todo una vez más. No yo, no yo.
Me volví por el pasillo a toda velocidad y gire hacía donde me disponía a ir con Stivie cuando me quede hipnotizado frente a los juegos. Esta vez ni siquiera mire hacía ahí, seguí mi camino a toda prisa. Esquive con mucha precisión a las miles de personas que caminaban alrededor de la tonta fuente en el centro.
—Con cuidado, permiso, ¡Discúlpenme! —gritaba a medida que corría por entre los hombres y mujeres que me gritaban cosas poco amables.
Cuando puse un pie en las escaleras eléctricas, digamos que pude respirar tranquilamente. Y cuando al fin pude ascender, me sentí en paz nuevamente. Me quede, de espaldas al segundo piso, mirando hacia abajo hasta que apareció el oficial. Estaba casi por llegar al segundo piso así que le dedique mi mejor sonrisa y un saludo con la mano ennegrecida y entumecida.
El movimiento se detuvo y supe que estaba ya en la segunda planta, me gire rápidamente para continuar con mi carrera y me choque con una persona. ¡Faltara más!
Ella cayó de trasero al piso y yo, amortiguando el golpe, caí sobre la pequeña mujer que me miro enojada por el incidente. Mi gorro voló unos metros y, sentí la brisa gélida en mi cabeza después de muchas semanas, me levante deprisa a recogerlo.
—¡Usted es un animal! —Dijo entre quejidos—. ¡Podría haber tenido más cuidado, señor!
Hacía mucho tiempo, ocho años exactamente, que nadie me llamaba señor.
—Lo lamento mucho, señora. —dije avergonzado extendiéndole mi mano para ayudarla a incorporarse—. Yo lamento muchísimo haberla golpeado. ¿Se encuentra usted bien?
Ella tomo mi mano sucia y fría y cuando estuvo de pie me miro a los ojos. En aquel momento, el frío del crudo invierno de Carson City en Nevada no se comparó con nada al escalofrío que sentí recorriendo mi espalda. De todas las personas que fueron aquel día al centro comercial, solo el destino maldito podía permitir que yo me topara con Clara.
Ed Sheeran
Re: Wild [Joe Jonas]
Ya te dije mi teoría, así que nada, no soy muy buena haciendo comentarios largos. Me voy al hueso: Sube más pronto.
Ya quiero ver como acierto
:) :)
PD: Ha, se devolvió. ¿Quién es sherlock ahora?
Ya quiero ver como acierto
:) :)
PD: Ha, se devolvió. ¿Quién es sherlock ahora?
xlivelikeitsnowornever
Re: Wild [Joe Jonas]
Wild.
II (Segunda parte)
—Joseph... —murmuro llevándose las manos a la boca como si aquel pensamiento se hubiera escapado de sus inmaculados labios, esos que amaba besar. Esos que dejaron su dulce sabor en los míos. Esos que ni los años, ni el sufrimiento lograron borrar.
—¡Vuelve aquí! —la escuche decir. Su voz sonaba a una súplica—. Joe, regresa.
Yo no pude quedarme y tuve que seguir. Parecía ser que sus ojos me dieron la energía que perdí en el tropezón que nos llevo al suelo de mármol. Ese bendito y estúpido tropezón. Pero tenía que seguir huyendo, por mi bien y mi libertad.
Si mamá me viera haciendo eso, seguramente se sentaría a llorar de la enorme decepción que yo le provocaría con mis actos poco honrados. Siempre que ocurría uno de estos episodios, yo pensaba en mi familia.
Habían pasado veintiocho días desde que llame a casa, en año nuevo, para felicitarlos y decirles que seguía vivo. Aquella tarde hable con todos, exceptuando a Nicholas, mi hermano menor, que aún no llegaba a casa de mis padres.
Unos metros más y lograría cruzar hacía los pasillos infinitos de tiendas de marcas caras y prestigiosas, pero un grito, que clamaba por mí, me hizo detenerme en seco.
—¡Por aquí! —dijo Debra parada en el umbral de una puerta de cristal perfectamente limpia.
Claro que no lo dude ni un segundo. Corrí hacía ella. Debra, así como Tara, tenía un gran sentido de supervivencia y no quiero decir que son unas brujas, pero de que tienen un sexto sentido pues lo tienen. Tres inviernos atrás, cuando Tara me aviso que no pisara aquel borde del lago porque caería como una bola de billar al agua congelada, y así sucedió, nunca más dude de ella.
Este no era un momento para ponerse a pensar, iba a obedecerla ciegamente. Mis piernas, al principio adormecidas por el invierno, ahora estaban tibias y cansadas. Era agradable sentir la sangre recorrer mis extremidades inferiores. Ni hablar del hecho de que mi corazón, que latía desbocado en mi pecho, quería salirse de la caja toráxica. La aterradora pero reconfortante sensación de estar vivos era gratificante, como un premio.
—¿Qué estás haciendo aquí? —brame agitado. Como dije, ya no tenía veinte años—. Creí que irías por las sobras del McDonald’s. ¡Estábamos buscándote pero me atraparon! Debemos irnos.
—Lo siento ok? Luego te explico lo que paso, ahora debemos encontrar a Stive y largarnos de aquí.
—Por lo menos has conseguido “comida” –Debra sonrió ampliamente.
—Me amaras luego de ver lo que he conseguido.
Por un momento me quedé inmóvil. “Me amaras” “amar” “amor”. Esas palabras hicieron que mi corazón se hiciera bolitas. Hacía tanto tiempo que no prestaba atención a aquella palabra, ni siquiera la recordaba y hoy, hoy de nuevo esa palabra estaba en el aire, intentando meterse de nuevo en mi cabeza y en todo mi ser.
¡Hola! Largo rato sin pasar por acá.
Espero les guste el capítulo.
Corrrrtisimo, lo se. Prometo que el otro será largo.
Ed Sheeran
Re: Wild [Joe Jonas]
Menos mal ¬¬ hjajajaja.
Así que, se re-encontró con esta chica que parece ser una parte importante de su vieja vida y la chica quiso detenerlo. Me pregunto por qué, ¿por qué quiere verlo ahora? ¿Por qué se dejaron de ver? ¿Hay algún embarazo que tuvo que ver con ello desde que él se quedó mirando a los niños?
Sube luego el próximo, Meel :)
Así que, se re-encontró con esta chica que parece ser una parte importante de su vieja vida y la chica quiso detenerlo. Me pregunto por qué, ¿por qué quiere verlo ahora? ¿Por qué se dejaron de ver? ¿Hay algún embarazo que tuvo que ver con ello desde que él se quedó mirando a los niños?
Sube luego el próximo, Meel :)
xlivelikeitsnowornever
Re: Wild [Joe Jonas]
el capituloesta geniall
espero el prox
yy QE IMAGINACION TIENE ESTA CHICAAA (xlivelikeitsnowornever)
jaajaja como ya penso en todo lo qe sucedera....
:jojojo: :bye: :bye:
espero el prox
yy QE IMAGINACION TIENE ESTA CHICAAA (xlivelikeitsnowornever)
jaajaja como ya penso en todo lo qe sucedera....
:jojojo: :bye: :bye:
MeliiKar
O W N :: Archivos :: Novelas Abandonadas
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Miér 20 Nov 2024, 12:51 am por SweetLove22
» My dearest
Lun 11 Nov 2024, 7:37 pm por lovesick
» Sayonara, friday night
Lun 11 Nov 2024, 12:38 am por lovesick
» in the heart of the circle
Dom 10 Nov 2024, 7:56 pm por hange.
» air nation
Miér 06 Nov 2024, 10:08 am por hange.
» life is a box of chocolates
Mar 05 Nov 2024, 2:54 pm por 14th moon
» —Hot clown shit
Lun 04 Nov 2024, 9:10 pm por Jigsaw
» outoflove.
Lun 04 Nov 2024, 11:42 am por indigo.
» witches of own
Dom 03 Nov 2024, 9:16 pm por hange.