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Mensaje por chelis Jue 12 Sep 2013, 8:27 am

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chelis
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Mensaje por Feer :)x. Jue 12 Sep 2013, 5:23 pm

siguelaaaaaaaaaaaa:C
Feer :)x.
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Mensaje por chelis Jue 12 Sep 2013, 6:08 pm

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Mensaje por chelis Jue 12 Sep 2013, 6:09 pm

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Mensaje por Feer :)x. Vie 13 Sep 2013, 9:07 pm

:lloro: :lloro: :lloro: :lloro: :lloro: :lloro: :lloro: :lloro: :lloro: :lloro: :lloro: :lloro: :lloro: :lloro: :lloro: :lloro: :lloro: :lloro:
Feer :)x.
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Mensaje por chelis Vie 13 Sep 2013, 9:33 pm

Porfiiiiisssss
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Bailando con el Diablo - James y Astrid - Página 42 Empty Re: Bailando con el Diablo - James y Astrid

Mensaje por issadanger Dom 15 Sep 2013, 12:21 pm

Maraton final

Capitulo 14 Parte 2





Ni siquiera lo intenten él les gruñó. No estoy de humor para tratar con ustedes. Estoy aquí por Thanatos.
Él no esta aquí dijo uno de los hombres.
Me lo figuraba. Pero por otra parte, me imagino que le puedes dirigir la palabra. ¿Puedes?
No.
Él va a matarnos la voz de un niño gritó desde la parte trasera de la casa.
El miedo en el tono del niño lo calmó, pero sólo un poco.
James soltó a los Apolitas que había inmovilizado. Dile a Thanatos que si él me quiere, lo estaré esperando en las afueras del pueblo en Bear‘s Hollow. Si él no está allí dentro de una hora, entonces vuelvo aquí y terminaré con todos los Daimons que pueda sentir.
Él se volvió y salió por la puerta.
James hizo una pausa a una corta distancia de ellos.
Echaron el cerrojo detrás de él y murmuraron entre ellos hasta que

decidieron quién debería ir a avisar a Thanatos.
Satisfecho por que darían su mensaje, James sonrió burlonamente y fue

hacia su maquina de nieve.
Montándose, condujo hacia el lugar de reunión y se sentó a esperar.
Sacó el teléfono celular de Spawn y llamó a Jess.
El cowboy contestó en el tercer llamado.
¿Oye, esquimal, eres tu?
Sí, soy yo. Oye, dejé a Astrid en mi cabaña.
¿Hiciste qué? Estas...
Sí, estoy loco, pero están seguras donde están. Quiero que esperes

aproximadamente tres horas y luego ve a buscarla. Eso me debería dar bastante tiempo.
¿Bastante tiempo para qué?
No te preocupes por eso. Entra en mi cabaña y dile a Astrid quien eres. Ella saldrá del escondite con otra mujer. Sé amable con la pequeña, ella pertenece a Joe.
¿Qué pequeña?
Ya verás.
¿En tres horas? repitió Jess.
Sí.
Jess hizo una pausa por breves segundos.
¿Qué hay de ti, Esquimal? ¿Qué pasa conmigo?
¿No estás haciendo algo estúpido, no?
No. Estoy haciendo algo inteligente . James colgó el teléfono.
Lanzó el teléfono en su mochila y sacó sus cigarrillos y su encendedor.

Encendió un cigarrillo mientras esperaba y se sentó en el frígido frío, añorando su abrigo.
Pero al pensar en el abrigo, sus pensamientos se dirigieron a Astrid y él se calentó considerablemente.
Cómo deseaba haber podido hacerle el amor una vez más.
Sentir su piel en la de él. Su respiración en su cara. Sus manos recorriendo su cuerpo.
Él nunca había conocido algo o alguien como ella, pero claro, ella era una ninfa después de todo. Totalmente diferente a cualquier otro en todo el universo.
Él todavía no podía creer en la forma que se sentía acerca de ella.
Cómo había sido capaz para serenar el dolor en él que había creído que nunca cesaría.
Extraño era cómo alejó sus pensamientos del pasado. De todo.
No era extraño que Talon hubiese estado dispuesto a morir por Sunshine. Ahora eso tenía completo sentido para él.
Pero James no quería morir por Astrid. Quería vivir por ella. Él quería pasar el

resto de su inmortalidad a su lado.
Él no podía.
Contemplando las montañas a su alrededor, pensó en el Olimpo. El hogar de

Astrid.
Los mortales no podían vivir allí y los dioses no vivían en la tierra.
No había esperanzas para ellos.
Y él era lo suficientemente pragmático para saberlo. No tenía ningún lado

soñador para creer por un minuto que algo pudiera unirlos. Cualquier optimismo que alguna vez él hubiera sentido le había sido sacado a patadas antes de que tuviera edad suficiente para afeitarse.
Aún así, no podía detener la parte de él que estaba sufriendo por la pérdida. La parte de él que gritaba desde lo profundo de su alma por que Astrid se quedara con él.
Maldición, Destinos. Malditas todas ustedes.
Pero claro, ellas lo estaban. Desde hacía mucho, mucho tiempo.
Él oyó el motor de una maquina de nieve acercándose.
James no se movió hasta que se acercó y se detuvo. Él estaba lateralmente

sentado sobre su asiento con sus piernas estiradas frente a él, sus tobillos cruzados. Sus brazos cruzados sobre su pecho, esperó pacientemente a que el conductor desmontase.
Thanatos se quitó el casco y lo miró como si no pudiera creer en lo que veía. Realmente estás aquí.
James inclinó su cabeza y le ofreció a la criatura una sonrisa afectada, fría, siniestra. El pelo del perro, niño. Tarde o temprano, todos bailamos con el diablo. Esta noche, es tu turno.
Thanatos entrecerró sus ojos. Eres un bastardo arrogante.
James dejó caer su cigarrillo al suelo y lo aplastó con el talón de la bota. Se rió amargamente mientras se apartaba de su maquina de nieve.
No, no un bastardo arrogante. No soy nada más que un pedazo de mierda que tocó una estrella . Él jaló ambas Glocks fuera de las pistoleras en sus hombros. Ahora soy el hijo de puta que va a sacarte de tu sufrimiento.
James comenzó a disparar.
Él no esperaba que funcionara y estuvo en lo correcto.
Sirvió nada más para que Thanatos se moviera torpemente hacia atrás. E 
hizo que James se sintiera un poco mejor.

Él tiró los cargadores en la nieve, volvió a recargar y disparó otra vez. Thanatos se rió. No me puedes matar con una pistola.
Lo sé, pero es divertido como el infierno tan solo dispararte . Y con algo

de suerte, podría debilitar lo suficientemente a Thanatos hasta el punto donde James pudiera tener alguna oportunidad de matarlo.
Era todo lo que él tenía. 

Cuando hubo gastado su última ronda, lanzó sus armas contra Thanatos y seguidas por dos granadas.
Nada de eso funcionó.
Apenas hizo que Thanatos hiciera una pausa.
Gruñendo, James se le abalanzó.
Se cayeron al suelo peleando. James pateó y golpeó con todo lo que tenía. Thanatos estaba sangrando mucho, pero también él.
No me puedes matar, Dark Hunter.
Si sangras, puedes morir.
Thanatos negó con la cabeza.
Eso es sólo un mito que los humanos se

dicen para sentirse mejor.
James lo pateó en respuesta y desenfundó su espada retráctil. Presionó el

botón en la empuñadura, extendiéndola a su largo total de un metro y medio. Los Cazadores Oscuros son un mito también, pero si cortas nuestras cabezas, morimos. ¿Qué hay acerca de ti? ¿Puedo cortar tu cabeza?
Él vio el pánico oscilar en los ojos del Daimon.
No creía que sí James arqueó el aspa hacia arriba.
Thanatos se agachó rápidamente y giró en espiral, alejándose de él. Sacó

una gran daga ornamental de su cinturón.
Las habilidades con la espada de James estaban un poco olvidadas, pero

mientras pelearon, su memoria regresó a él.
Oh, bravo, él recordaba bien cómo ensartar cosas.
Él cortó a Thanatos en el pecho. El Daimon siseó y trastabilló hacia atrás.
Te ves asustado, Thanatos.
Él curvó sus labios.
No temo a ninguna cosa, mucho menos a ti.
Thanatos lo atacó antes de que pudiera dar marcha atrás. Atrapó el brazo de

la espada de James y lo retorció. James siseó mientras el dolor lo atravesaba. Pero eso no fue nada comparado con la puñalada que Thanatos le dio a su
brazo izquierdo. Él maldijo.
Con su brazo entumecido, James no podía agarrar la espada.
Thanatos lo tiró al piso.
Él puso su rodilla en la columna vertebral de James y jaló de su pelo hasta

que su cuello estuvo al descubierto.
James trató de derribarlo, pero no hubo ninguna cosa que él pudiera hacer

excepto esperar que Thanatos cortara su cabeza completamente.
La hoja de la daga cortó su cuello.
James aguantó la respiración, asustado de moverse por miedo a ayudar a la

hoja a cortar su garganta.
En el momento que la hoja hacía un corte en su cuello, una carga explosiva

de luz llameó a través de la nieve, golpeando a Thanatos y tirándolo de espalda.
James cayó boca abajo en la nieve.
No, no, no dijo Simi mientras aparecía en forma humana al lado de James. Akri dijo que no puedes matar a James. Thanatos malo.
Con su cuerpo doliendo más allá de lo posible, James rodó sobre su espalda mientras Thanatos se ponía de pie.
¿Que diablos eres tú? preguntó Thanatos.
Nunca lo imaginarías dijo ella, arrodillándose al lado de James. Tocó el corte en su frente y miró su cuello y brazo sangrante. Oh, no, estas mal herido, Dark Hunter. Simi esta muy apenada. Pensamos que regresarías pero entonces Astrid se preocupó y me hizo venir a buscarte. No luces muy bien, sin embargo. Eras mucho más atractivo más temprano.
Thanatos se precipitó hacia ellos.
James se forzó a levantarse y la ayudó a ella a parase. Simi, vete antes de que te lastime.
Ella bufó como un caballo. Él no me puede lastimar. Nadie puede. Thanatos atacó con la daga.
Ves, mira . Simi dio la vuelta y dejó a Thanatos apuñalarla en el pecho. Él hundió la daga hasta el cuello, luego la sacudió con fuerza para liberarla. Los ojos del demonio se abrieron mientras se quedaba sin aliento por el dolor.

Al principio James pensó que ella estaba jugando hasta que se tambaleó
hacia atrás. Las lágrimas estaban en sus ojos mientras ella miraba a James angustiada, con incredulidad.
No se supone que duela ella lloró como una niña pequeña. Soy invencible. Akri lo dijo.
Su corazón golpeaba.
La sangre goteaba de sus labios.
James pateó a Thanatos hacia atrás y recogió a Simi en sus brazos. Si bien

su brazo herido tembló por la agonía de eso, él corrió con Simi hacia su maquina de nieve.
Thanatos dio un paso hacia atrás, esperando.
Él los miró partir y sonrió. Eso es, James. Corre hacia tu mujer. Muéstrame donde la tienes escondida.
Artemisa sintió la onda de choque pasar a través de su templo como un terremoto. Algo dejó escapar un rugido enojado, funesto.
Sus asistentes miraron hacia arriba, sus caras estaban blancas.
Artemisa se sentó en su trono. Si ella no lo supiese mejor, entonces pensaría...
La puerta de su cámara privada se desintegró. Los pedazos de ésta volaron por el cuarto como si fueran propulsados por un violento tornado.
Sus mujeres gritaron y corrieron en busca de la puerta que las llevaría afuera, buscando resguardarse de la inesperada vorágine. Artemisa quiso correr, también, pero su miedo la mantuvo inmóvil.
Era extremadamente raro que ella viese este lado de Joseph.
Ella estaba demasiada aterrorizada de él para alguna vez empujarlo hasta este punto.
Él flotó por su dormitorio con su pelo negro batiéndose alrededor de él. Sus ojos eran rojos como la sangre, formaban remolinos como fuego mientras sus poderes antinaturales surgían. Sus colmillos estaban demasiados crecidos y grandes.
Él era la cosa que ella más temía en el universo. En esta condición, él la podía matar con nada más que su pensamiento.
Ella se aterrorizó. Si no lo calmaba, entonces los otros dioses sentirían su presencia y sería un infierno a pagar por todos.
Sobre todo ella. 

issadanger
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Bailando con el Diablo - James y Astrid - Página 42 Empty Re: Bailando con el Diablo - James y Astrid

Mensaje por issadanger Dom 15 Sep 2013, 12:45 pm

Maratón Final

Capitulo 14 Parte 3



Ella usó sus poderes para disimularlo, esperando disfrazar sus habilidades como si fueran suyas. Con algo de suerte, los otros dioses asumirían que ella estaba teniendo una rabieta.
¿Joseph?
Él la maldijo en Atlante y la mantuvo apartada con una pared invisible. Ella sintió su agonía. Él estaba atormentando de dolor, pero ella no sabía por qué.
Todo en su templo giraba en el torbellino de sus poderes y su furia. Lo único todavía en el piso eran ellos dos.
¿Artemisa? Tengo un problema.
Ella se sobresaltó al oír la voz de Astrid en su cabeza. No Ahora, Astrid. Tengo una situación aquí.
¿Déjame adivinar, Joseph está enojado?
Estoy más allá de la cólera, Astrid . Su voz era baja, profunda, y sonaba malvada. La mirada fija, sangrienta de Joseph estacó a Artemisa. ¿Cómo es que Simi está herida?
El miedo de Artemisa se triplico. ¿El demonio esta herido?
Simi se está muriendo dijeron Astrid y Joseph simultáneamente. Artemisa se cubrió la boca. Ella se sintió repentinamente enferma.

Descompuesta. Horrorizada y asustada más allá de lo creíble.
Si cualquier cosa le ocurría a su demonio...
Él la mataría.
Joseph usó sus poderes para jalarle hacia él.
¿De dónde obtuvo Thanatos una de mis dagas, Artemisa?

Un pequeño temblor de culpabilidad la traspasó con esa pregunta. Cuando
ella había creado al primer Thanatos siete mil años atrás, le había concedido armas para matar violentamente a los Cazadores Oscuros. En ese momento ella había pensado que era justicia divina que él usara una de las dagas Atlantes de Joseph para matarlos.
Tan pronto como Joseph se había percatado que una daga faltaba, él había juntado todas sus armas y las había destruido.
Ahora ella entendía por qué.
Él lo había hecho para proteger a su demonio.
No sabía que tu daga la lastimaría.
Demonios, Artemisa. Has tomado todo de mí. ¡Todo!
Ella sintió su dolor, su pesar. Ella lo odió por eso. Si ella se muriese mañana,

a él no le importaría en absoluto.
Pero por el demonio, él lloraba.
¿Por qué no la amaría y la protegería así?
Iré a buscarla por ti, Joseph.
Joseph la detuvo antes que se alejara de su lado.
No hagas nada, Artemisa. Te conozco. No debes ayudar o tratar de aliviarla de ninguna forma. Solo la recoges y la traes de vuelta directamente aquí, a mí. Júralo en el Río Styx. ( Rio Que separa el inframundo de la tierra)

Lo juro. 

Él la soltó.
Artemisa brilló tenuemente y apareció donde Astrid, Simi, y James se escondían bajo tierra. El demonio yacía en el piso con James y Astrid arrodillados al lado de ella.
¡Quiero a akri! sollozó Simi. Ella estaba gritando y llorando histéricamente.
Shh dijo James, apaciguándola. Él sostenía un torniquete sobre la herida. Ambos, el torniquete y su mano estaban cubiertos en sangre. Tienes que calmarte, Simi. Lo estas empeorando.
¡Quiero a mi papá! Llévame a casa, Astrid. Necesito ir a casa ahora.
No puedo, Simi. Ese poder me es quitado hasta que le doy un veredicto a mi madre.
Quiero a akri gimió ella otra vez. No quiero morir sin él. Estoy asustada. Por favor, por favor llévame a casa. Solo quiero a mi papá.
James miró hacia arriba mientras una sombra caía sobre ellos.
Era una cara que él no había visto desde el día en que se había convertido en un Dark Hunter.
Artemisa.
Su pelo castaño rojizo, rizado alrededor de su delgado, bello cuerpo. Ella vestía un largo vestido blanco y sus ojos verdes brillaron ominosamente en la escasa luz del túnel.
Él contuvo la respiración, medio esperando que ella los matase. Ningún Cazador Oscuro tenía permitido estar en presencia de un dios.
Simi la vio a ella y dejó escapar un chillido terrible. ¡Ella no! ¡La diosa vaca va a matarme!
Cállate gruñó Artemisa enojada. Créeme, me gustaría verte muerta pero si tú mueres, nunca oiría el final de la historia.
Artemisa la recogió a pesar de su forcejeo.
Ella miró a Astrid y a James.
¿Ya lo has juzgado?
Antes de que Astrid pudiera contestar, la puerta detrás de ellos se abrió de 
golpe.

James maldijo al ver a Thanatos acercándose a través de ésta.
Él giró para pedirle a Artemisa que se llevara a Astrid con Simi, pero ella ya

se había desvanecido.
Él, sólo, tendría que protegerla.
¡Maldita Artemisa por esto!
¡Corre! le gritó a Astrid. Él la impulsó hacia la puerta que daba a su

cabaña.
¿Qué está ocurriendo?
¡Thanatos está aquí así es que a menos que tengas algún poder de diosa

que lo pueda matar, debes correr!
¿Dónde esta Artemisa?
Ella se evaporó.
Astrid le lanzó una mirada muy indignada, luego hizo lo que él dijo. Mientras James la ayudaba a subir, Thanatos los alcanzó.

James lo pateó.
No vas a escapar de mí, Dark Hunter. Pero por otro lado, no es realmente a ti a quien persigo.
Su sangre se congeló ante esas palabras, James miró hacia abajo para ver que la mirada de Thanatos estaba fija en Astrid. 

Thanatos se relamió los labios. La venganza es un plato que es mejor servirlo frío.
Una vez que Astrid estuvo fuera del sótano, James se dejó caer por la escalera y comenzó a golpear con los puños a Thanatos. Estamos en Alaska, imbécil. Aquí todo es frío.
James lo golpeó ruidosamente contra la pared, luego se precipitó hacia la puerta.
Una vez que estuvo en la cabaña, cerró y aseguró la puerta. James deslizó la estufa a leña sobre ella, luego estiró la mano para sacar al visón y a sus crías. La madre lo mordió, pero él no se sobresaltó.
Tan suavemente como pudo, los metió en su mochila y se apresuró a salir de la cabaña.
Astrid estaba justo al otro lado de la puerta. ¿James, eres tu?
Él la besó.
Es mejor que seas tú.

Él bufó ante eso.
Sin tiempo que perder, corrió hacia la maquina de nieve de Thanatos y rompió una manguera. Él condujo a Astrid hacia su vehículo. Tienes que salir de aquí, Princesa. Mis poderes no lo pueden contener por mucho más.
No puedo ver para manejar esta cosa.
James clavó los ojos en ella, memorizando su cara. Memorizando como lucía ella bajo la luz de la luna que atravesaba las nubes.
Ella era bella, su estrella.
Como ninguna en todo el universo.
Él oyó a Thanatos liberándose.
Luego él hizo algo que nunca antes había hecho. Era un poder que Joe le 
había enseñado siglos atrás, pero para el que nunca había tenido un uso.

Esta noche lo tenía.
La besó apasionadamente.
Astrid sintió el calor de los labios de James. Mientras su lengua bailaba con la 
de ella, sus ojos comenzaron a arder.

Ella se apartó de él, siseando, sólo para darse cuenta de que ella podía ver todo alrededor de ella.
Su corazón se detuvo.
James estaba parado delante de ella, sus ojos eran de un azul pálido, tan 
pálido como los de ella cuando perdía su visión. Sus labios estaban hinchados y amoratados, uno de sus ojos estaba negro y azul.

La sangre seca formaba una costra sobre su nariz y oreja. Sus ropas estaban también rotas y ensangrentadas.
Él tenía roto los huesos y nunca le había dicho ni una palabra acerca de ello.
Ella se sofocó al ver la sangre que todavía manaba del brazo, donde Thanatos lo había apuñalado.
Él le dio su mochila, luego tanteó nerviosamente la maquina de nieve hasta que arrancó.
Vete, Astrid. Fairbanks está en línea recta por ese camino . Él indicó una senda a través del bosque. No te detengas hasta que logres llegar.
¿Qué hay acerca de ti?
No te preocupes por mí.
¡James! le gritó ella. No te dejaré aquí para morir. 


Él le ofreció a ella una sonrisa triste mientras ahuecaba su cara entre sus manos. Está bien, princesa. No me importa morir por ti.
La besó suavemente en los labios.
Thanatos atravesó la puerta de la cabaña.
Súbete a la maquina de nieve, James. ¡Ahora!
Él negó con la cabeza.
Es mejor así, Astrid. Si estoy muerto, entonces él no tendrá una razón para lastimarte.

Su corazón se destrozó ante sus palabras. Ante el sacrificio que él estaba dispuesto a hacer por ella.
Ella comenzó a protestar, pero la maquina de nieve comenzó a andar. Ella
trató de frenarla, pero James debía estar usando sus poderes para mantenerla encendida.
Lo último que ella vio fue un James ciego dando la vuelta para enfrentar a Thanatos.


Joe agarró a Simi de los brazos de Artemisa en el mismo momento en que ella se materializó delante de él.
Acunó a su "bebé" amorosamente entre sus brazos mientras la llevaba a la cama de Artemisa.
¡Akri! gimió Simi, hocicando contra su pecho. La Simi está muy herida. Tú me dijiste que no podía lastimarme.
Lo sé, Sim, lo sé . Él la mantuvo cerca, medio asustado de mover hacia atrás su vendaje provisional y ver el daño que le habían hecho.
Sus lágrimas caían por sus mejillas, haciendo que sus propios ojos se llenaran de lágrimas. Por costumbre, comenzó a cantarle, un antiguo arrullo Atlante que él solía cantarle cuando ella era apenas poco más que una recién nacida.
Ella se calmó un poco.
Joe secó las lágrimas de sus mejillas frías, luego separó la tela.
Su daga la había atravesado, esquivando por muy poco su corazón, pero la

herida estaba limpia y el flujo sanguíneo se había desacelerado. Gracias a James, sin duda.
Él le debía al hombre más que de lo que él alguna vez podría recompensarle.
Convocando sus poderes, Joe posó su mano sobre su herida y cicatrizó la lesión.
Simi echó un vistazo a su pecho, luego ella lo miró. ¿Simi esta mejor?
Él asintió con la cabeza y sonrió.
Simi esta mejor.
Simi se miró el pecho. Levantó su camisa y miró debajo de ella, también, 
como para asegurarse a sí misma que estaba bien.

Riéndose, ella se lanzó a sus brazos.
Joe la abrazó, agradecido inmensamente de que ella no hubiese muerto.
Él la sostuvo cerca hasta que ella lloriqueó para que la dejara ir.
Besando su frente, él la soltó.
Regresa a mí, Simi.
Por una vez, ella no discutió. En forma de dragón, ella se posicionó sobre su 
corazón.

Estaba donde ella pertenecía.
Girando lentamente, Joe enfrentó a Artemisa. 





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Mensaje por issadanger Dom 15 Sep 2013, 1:43 pm

Maratón Final

Capitulo 14 Parte 4



Con desagrado, ella se paró con las manos en las caderas y con el cuerpo tenso. Oh, vamos, no estarás todavía disgustado. Hice lo correcto. Traje eso de regreso a ti.
¡Ella! rugió él, haciéndola saltar. Simi no es una cosa, Artemisa. Es una ella y quiero, siquiera por una vez, oírte decir su nombre.
Ella mostró su barbilla, desafiante. Estrechando sus ojos verdes, se forzó a sí misma a decir, "Simi"
Él asintió con la cabeza en señal de aprobación. En lo que respecta a lo correcto... no, Artie. Lo correcto hubiera sido no robarme. Lo correcto hubiera sido escucharme cuando te dije que no crearas a otro Thanatos. Lo que tu hiciste hoy es la cosa inteligente. Por eso, no voy a hacer lo equivocado y matarte. Pero Thanatos es otro tema.
No puedes salir de aquí para matarlo. No tengo que salir de aquí para matarlo.
¡Tu bastardo! rugió Thanatos mientras tiraba a James a un lado.
James trató de obligarse una vez más a ponerse de pie, pero su organismo ya no respondía.
No había una parte de él que no estuviera lastimada. Que no doliera.
Él todavía usaba sus poderes para mantener a la maquina de nieve andando en la dirección correcta.
Agotado, ya no tenía nada mas con qué pelear. Sin mencionar el hecho que él no podía ver a Thanatos, de todas formas.
Los golpes parecían abalanzarse sobre él desde todas direcciones. Tal como los había recibido cuando había sido humano.
James se rió.
¿Qué es tan gracioso?

James yacía en la nieve, congelándose y sangrando pero continuaba riéndose. Tu. Yo. La vida en general, y el hecho de que me estoy congelando el trasero como siempre.
Thanatos pateó cruelmente su costado. Eres psicótico.
Sí, él lo era. Pero sobre todo, estaba fatigado. Demasiado cansado para levantarse y moverse. Demasiado cansado para seguir peleando.
Él pensó en Astrid.
Lucha por ella...
Por una vez en su vida, tenía algo por qué vivir. Una razón para levantar su 
ciego trasero y luchar.

Apretando sus ojos trató de armarse con algunos de sus menguados poderes para usarlos en contra de la criatura.
James oyó el sonido de una daga dejando su funda.
James murmuró Joe en su mente.
James se sobresaltó mientras su vista volvía de nuevo, inesperadamente.

Qué diablos?
Cinco brillantes garras aparecieron en su mano izquierda.
James sonrió al verlas y formar un puño con su mano y sentir las puntas

afiladas de la cubierta de los dedos en su palma.
Joe siempre lo había conocido demasiado bien.
Hay una luna creciente entre los omóplatos de Thanatos, murmuró Joe.

Apuñálalo y él está muerto. Artemisa nunca crea algo sin un interruptor de apagado.
 James se volvió a parar.
Thanatos arqueó una ceja sorprendido. Así que aún quieres más pelea. Parece que el diablo trajo de excursión su trasero hasta Alaska para ver la nieve. Vamos, estúpido, bailemos.
James lo golpeó, y Thanatos voló hacia atrás.
Parecía que Joe le había dado más que sus garras. Fuerza y poder 
surgieron a través de él en una forma muy diferente a cualquier cosa que él hubiese experimentado antes.

James inspiró profundamente mientras todo el dolor que sentía se extinguía. Thanatos lo golpeó en la cara.
James se rió mientras el dolor venía y se iba. Ni siquiera lo aturdía. Thanatos palideció.

Bien, deberías asustarte le devolvió el golpe. ¿Apesta cuando no eres la cosa mas mala aquí, huh?
James lo levantó y lo lanzó.
Thanatos comenzó a rodar en la nieve. Él trató de levantarse y cayó hacia atrás. James lo siguió.
Era hora de poner fin a esto.
Él colocó su pie sobre la espalda de Thanatos para mantenerlo sujeto y abrió 
de un tirón su abrigo y su camisa para revelar la marca en su espalda.

Así es que Joe no había mentido.
Puedes matarme, Dark Hunter, pero no quitará el hecho que debieras

morir por haber matado a Dirce. Ella era inocente y tú la mataste.
James vaciló.
¿Dirce?
¿Ni siquiera la recuerdas? . Thanatos se tensó de furia mientras se

contorsionaba para mirarlo acusadoramente. Ella sólo tenía veinte años de edad cuando la mataste.
Los pensamientos de James volaron a lo que Simi le había mostrado en sus ojos...
La mujer rubia que Thanatos había empalado en su espada. ¿Ella era tuya?
Mi esposa, bastardo.
James clavó los ojos en la marca de Thanatos.

Él lo debería matar.
Pero no podía.
Los dos habían sido jodidos por la misma persona. Artemisa.
Y no era justo que él debiera matar a Thanatos por querer vengarse.
La venganza era algo que él entendía demasiado bien. Diablos, él había 
vendido su alma para vengarse. ¿Cómo podía culpar a Thanatos por hacer lo mismo?

James escuchó el sonido de una maquina de nieve dirigiéndose hacia él.
Supo sin mirar que era Astrid. Sin duda ella había dado la vuelta en el mismo momento en que él se había distraído por la pelea.
Él usó el poder que Joe le había dado para sujetar a Thanatos al suelo.
El Daimon pidió a gritos la liberación.
Él pidió a gritos su muerte.
James conocía el sonido de ambos. Muchas noches él había yacido despierto 
pidiendo la misma cosa.

Si él fuera compasivo, lo mataría. Pero ese no era su trabajo. 

Él era un Dark Hunter, y Thanatos...
James se lo dejaría a Joseph para que tratara el asunto.
Astrid estacionó la maquina de nieve y se acercó corriendo a él.
Sus ojos eran de un azul más profundo ahora que ella podía ver.
¿Esta él contenido?
Él asintió con la cabeza.
Ella se lanzó a sus brazos. James trastabilló hacia atrás.
Cálmate, Princesa. La única razón por la que estoy parado y no sentado

es mera fuerza de voluntad.
Astrid miró atrás de James y vio a Thanatos sobre la tierra, maldiciendo a los

dos. ¿Por qué no lo mataste?
No es mi posición. Además, estoy cansado de ser el perro faldero de

Artemisa. Es hora de decirle a la ―diosa vaca que se pierda.
Astrid empalideció. No puedes irte simplemente, James. Ella te matará.
Él sonrió desagradablemente.
Déjala probar. Estoy con ánimo para pelear

. Él bufó ante eso. Por otra parte, siempre estoy con ánimo para pelear. Astrid contuvo su aliento ante sus palabras. Le daban esperanza.
¿Qué hay acerca de nosotros? preguntó ella.
Por primera vez ella pudo ver la angustia en su cara mientras la miraba, ver

el dolor en sus ojos de medianoche. No hay ningún nosotros, Princesa. Nunca lo hubo.
Astrid abrió su boca para discutir, pero antes de poder, su madre apareció con Sasha, quien estaba en su forma humana.
Astrid la miró riéndose. Llegas un poco tarde, Mami
Culpa a tus hermanas. Atty me dijo que permaneciera quieta. Vine tan pronto como ella me dejó.
Sasha curvó sus labios a James quien a su vez lo miraba con rabia.
Lo siento, Scooby, me quedé sin LivaSnaps ( comida para perros).
Sasha frunció los labios.
Realmente te odio.
James le hizo un gesto de desprecio igual.
El sentimiento es enteramente

mutuo.
Themis ignoró a los hombres mientras se dirigía a Astrid.
¿Lo has juzgado,

hija?
Él es inocente . Ella apuntó hacia Thanatos, quien todavía los maldecía.

Allí está la prueba de su misericordia y humanidad.
Un chillido que perforaba los oídos sonó. Fue seguido por un silencio total.
¿Qué diablos fue eso? preguntó James.
Artemisa dijo Astrid al unísono con su madre y Sasha.
Themis suspiró.
No quisiera estar en el lugar de Joseph esta noche. ¿Por qué? preguntó James.
Fue Sasha quien contestó.
Nunca disgustes mucho a una diosa. Sabe Dios lo que le hará ella a él por haberte sacado del apuro.

James se sintió enfermo al recordar algunas cosas que Joseph le había
dicho en el pasado que sugería el hecho que Artemisa volcaba su cólera en él. ¿Ella realmente no lo castiga, verdad?
Las expresiones en sus caras le dijeron la verdad. 

James se sobresaltó al recordar todo las veces que Joe le había pedido que le facilitara las cosas. Todas las veces que le había dicho a Joe que se quemara en el infierno.
Sasha se abrió paso hacia Thanatos.
¿Qué sucederá con él? preguntó James.
Themis se encogió de hombros.
Depende de Artemisa. Él le pertenece a

ella.
James suspiró.
Tal vez lo debería haber matado después de todo.
Astrid usó su manga para limpiar la sangre en su cara.
No dijo su madre. Lo que hiciste por Simi y mi hija junto con la

misericordia que exteriorizaste hacia Thanatos es por lo que permito que el veredicto se mantenga aún, aunque ella violó su juramento de imparcialidad.
Astrid le sonrió a él, pero él no se alegró de la forma en que las cosas habían resultado.
Ven, Astrid dijo su madre, necesitamos ir a casa.
James no podía apartar la vista de ella mientras esas palabras apuñalaban su corazón como un cuchillo.
Déjala ir...
Él tenía que dejarla ir.
Y aun así, cada molécula de su cuerpo gritaba para que él la detuviera. Se

estirara y tomara su mano con la de él.
¿Tienes algo que decir acerca de eso, Dark Hunter? preguntó su madre. Él sí, pero las palabras no llegaron.
James había sido fuerte toda su vida. Él sería fuerte esta noche. Nunca la 
amarraría a él. No sería correcto.

"Algunas veces las estrellas caen a la tierra"
Él oyó las palabras de Joseph en su mente. Era cierto. Lo hacían y luego se volvían ordinarias como el resto de la tierra en el planeta.
Su estrella era única en su tipo.
Él nunca permitiría que fuese como cualquier otra. Nunca le permitiría volverse común o manchada.
No, su lugar estaba en el cielo. Con su familia.
Con su apestoso lobo favorito.
Nunca con él.
Que tengas una vida agradable, Princesa.
Los labios de Astrid temblaron. Sus ojos estaban llenos de lágrimas no

derramadas. Tu también, Príncipe Encantado.
Su madre tomó su mano mientras Sasha recogía a Thanatos. En el

parpadeo de un ojo dejaron de existir.
Todo era de la manera que había sido antes de que ella viniera.
Y aun así nada era lo mismo.
Zarek estaba parado solo en el medio de su jardín. No había viento. Todo 
estaba inmóvil.

Silencioso.
Calmado.
Todo, excepto su corazón, que se estaba rompiendo. Astrid se había ido.

Era por el bien de ella.
¿Entonces porque se sentía con el corazón destrozado?
Al dejar caer la cabeza, James advirtió la sangre que goteaba de su brazo. 



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Bailando con el Diablo - James y Astrid - Página 42 Empty Re: Bailando con el Diablo - James y Astrid

Mensaje por issadanger Dom 15 Sep 2013, 3:01 pm

Maratón Final

Capitulo 14 Parte 5



Sería mejor que tratara la herida antes de que cualquier oso o lobo sintieran su olor. Suspirando, entró en su cabaña vacía, cerró la puerta y la puso los cerrojos. Cruzó el cuarto hasta la alacena y la abrió.
Realmente no había ninguna forma de curar la herida aquí. Ya que su generador nunca había sido entregado, el agua se había congelado en el frío y no había calor para deshelar nada.
Aun su peróxido estaba sólidamente congelado.
James maldijo y regresó el peróxido de nuevo a la despensa, luego agarró una botella de vodka en lugar de eso. Era un líquido lodoso y espeso, pero todavía estaba líquido.
Oyó un débil sonido viniendo del exterior. Volviendo al jardín, recuperó la mochila que Astrid había dejado. El visón y sus crías estaban todavía dentro y aún enojadizos.
Ignorándolos, James sacó su teléfono. ¿Sí? dijo, contestando.
Es Jess. Acabo de recibir una llamada de Joseph diciéndome que regrese con Andy a casa. Quería comunicarme primero contigo, asegurarme que todavía estas vivo.
James tomó al visón y las crías y las llevó a su casa, colocándolos dentro de la seguridad de la estufa. Ya que contesté el teléfono, supongo que sí, todavía estoy vivo.
Sabiondo. ¿Aún necesitas que vaya a buscar a Astrid?
No, ella... se ahogó al tratar de decir la palabra. Aclarándose la voz, se forzó a decirlo. Ella se fue.
Lo siento.
¿Por qué?
El silencio quedó suspendido entre ellos.
Después de unos pocos segundos, Jess habló otra vez.
¿Ya que estamos, alguien te contó sobre Sharon? En toda la conmoción, no tuve tiempo.

James hizo una pausa, su mano en la estufa. ¿Qué sucede con ella? Thanatos la hirió tratando de encontrarte, pero ella estará bien. Otto va a quedarse aquí por un par de días más para asegurarse que tenga una casa nueva y alguien que cuide de ella cuando regrese del hospital. Sólo pensé que querrías saber. Yo... uh... le envié algunas flores de tu parte.
Él dejó escapar el aire lentamente. Le angustiaba que ella hubiera sido herida y él ni siquiera lo había sabido. Él arruinaba todo lo que tocaba. Gracias, Jess. Ha sido un gesto amable lo que has hecho por mí. Te lo agradezco.
Algo golpeó el aparato receptor del teléfono. Duramente. Causó que la oreja de James timbrara.
¿Perdón? preguntó Jess con incredulidad. ¿Es Congelado James con quien estoy hablando, correcto? ¿No es alguna persona extraña?
Él sacudió la cabeza mientras Jess se burlaba. Soy yo, estúpido.
Oye, ahora, eso es mucho más personal. No necesito saber tanto acerca de ti.
James sonrió sin entusiasmo. Cállate.
Bien, entonces. Voy a dirigirme fuera y dejar a Mike sacar mi trasero de aquí mientras todavía queda algo sin congelarse... Oh, oye, ya que estamos, Spawn se fue hace un rato. Dijo que te dijéramos que no te preocupes en devolver su teléfono. Sabes, él es bastante bueno para ser un Apolita y él no está tan lejos de aquí. Tal vez deberías llamarlo en alguna ocasión. 

¿Estas jugando a casamentero?
Um, no. Definitivamente no, y otra vez me enloqueces con ese pensamiento. He oído bastantes historias acerca de ustedes griegos y todo eso. De hecho, te diré qué, mejor te olvidas que dije cualquier cosa acerca de Spawn. Me estoy yendo de aquí. Cuídate, J. Te veré en la web.
James colgó el teléfono y lo apagó. Para qué lo querría. Jess era la única persona que alguna vez lo llamaría, de cualquier manera.
Se paró en el centro de su cabaña, sufriendo tanto que apenas podía respirar.
Solo, ahora, necesitaba a Astrid en una forma que desafiaba su habilidad de comprensión. Él quería algo de ella.
No, él necesitaba algo.
Haciendo a un lado la estufa, regresó al túnel donde él podría recordarse sosteniéndola. Aquí abajo en la oscuridad, él podría fingir que ella estaba todavía con él.
Si cerraba sus ojos, él aun podría fingir que ella estaba en sus sueños.
Pero no era ella. No realmente.
James dejó escapar una respiración entrecortada y recogió su abrigo del 
piso. Al comenzar a ponérselo, percibió un aroma de rosas. Astrid.

Él apretó firmemente el abrigo contra su piel, enterrando su cara profundamente en el pelaje a fin de poder capturar su perfume.
Él lo sostuvo con manos temblorosas mientras las emociones y los recuerdos chocaban a través de él, atormentándolo.
La necesitaba.
Oh, dioses, la amaba. Él la quería más de lo que alguna vez había imaginado posible. Él recordaba cada toque que ella le había dado. Cada risa que ella había tenido a su alrededor.
La forma en que ella lo hizo humano.
Y él no quería vivir sin ella. Ni por un momento. Ni tan solo uno.
James cayó en sus rodillas, incapaz de soportar el pensamiento de nunca

volverla a ver.
Sosteniendo su abrigo que olía a ella, él lloró.

Joe se apartó de James, dándole privacidad en su desconsuelo.
Artemisa estaba afuera en el patio del templo, teniendo una de sus rabietas de griterío sobre el veredicto mientras él estaba solo en su sala del trono con Simi segura en su pecho.
Que tontos son estos mortales suspiró él.
Por otro lado, él también había sido un tonto por amor. El amor hace tonto a todo el mundo. Dioses y hombres del mismo modo.
Es más, él no podía creer que James hubiera dejado ir a Astrid más de lo que podía creer que Astrid se hubiera ido.
Och mensch!(persona, ser humano en alemán)
Artemisa se materializó ante él. ¿Cómo es esto posible? denostó ella. ¡Nunca en toda la historia de su vida ella juzgó a un hombre inocente!
Él la miró serenamente. Sólo porque ella nunca antes había juzgado a un ―hombre inocente".
¡Te odio! 

Él se rió amargamente de eso. Oh, no me hagas ilusionar. Casi me provocas una erección con ese pensamiento. Al menos dime que esta vez tu odio durará más de cinco minutos.
Ella trató de abofetearlo, pero él atrapó su mano. En lugar de eso ella lo besó, luego se apartó de sus labios gritando.
Joe negó con la cabeza mientras ella se desvanecía otra vez.
Ella se calmaría con el tiempo. Ella siempre lo hacía.
Pero él tenía otras cosas por las que preocuparse por el momento. Cerrando los ojos, traspaso la distancia entre el Olimpo y el mundo humano. Allí él encontró lo que buscaba.

James levantó su cabeza para encontrarse en el centro de un cuarto blanco y dorado. Era enorme, con un cielo raso en forma de cúpula grabado en oro en relieve con escenas de la fauna silvestre. El cuarto estaba rodeado con columnas blancas de mármol y en el centro un sofá grande de marfil.
Lo que lo asombró más fue ver a Joseph parado delante del sofá, clavando los ojos en él con esos cambiantes ojos de plata tan extraños.
El Atlante tenía el pelo rubio, dorado y se veía extrañamente vulnerable, lo que para Joseph era imposible. Estaba vestido en un par de pantalones de cuero negros apretados y una camisa de seda negra con mangas que estaba desabotonada.
Gracias por Simi dijo Joseph, inclinando su cabeza hacia él. Aprecio lo que hiciste por ella cuando estaba herida.
James aclaró su garganta, se paró sobre sus pies, y dirigió una mirada enojada a Joseph. ¿Por qué jodiste con mi cabeza?
Tuve que hacerlo. Hay algunas cosas que es mejor que las personas no las conozcan.
Me dejaste pensar que había matado a mi propia gente.
¿La verdad habría sido más fácil para ti? En lugar de la cara de la vieja arpía, habrías estado obsesionado por la cara de una joven y de su esposo. Sin mencionar que habrías tenido el conocimiento para matar cualquier Cazador Oscuro que se cruzara en tu camino, incluyendo a Zayn, y haciendo eso, yo no hubiera podido salvarte. Nunca.
James se sobresaltó ante la mención de su hermano. Tanto como él odiaba admitirlo, Joe tenía razón. Él muy bien habría usado su conocimiento para matar a Zayn. No tienes derecho de jugar con las mentes de las personas.
El acuerdo de Joseph lo dejó estupefacto. No, no lo tengo. Y aunque parezca mentira, rara vez lo hago. Pero no es por eso que estás realmente disgustado en este momento, ¿no es así?
James se tensó. No sé que quieres decir.
Sí lo sabes, J cerró los ojos y levantó la cabeza como si escuchara algo. Conozco cada pensamiento dentro de ti. Tal como hice esa noche que mataste a los Apolitas y Daimons después de Taberleigh. Traté de darte tranquilidad de espíritu eliminando tus recuerdos, pero no lo aceptaste. No pude detener tus sueños y M'Adoc no pudo hacer nada. Por eso me disculpo. Pero ahora mismo tienes un problema mucho mayor que el que te hice cuando traté de ayudarte.
¿Sí? ¿Cuál es?
Joseph levantó una mano y proyectó una imagen en su palma. 


James contuvo la respiración al ver a Astrid llorando. Ella estaba sentada en un atrio pequeño con otras tres mujeres que la sostenían mientras ella lloraba.
Él caminó hacia la imagen, sólo para recordar que él realmente no podía tocarla.
Duele demasiado ella sollozaba.
Atty, ¡haz algo! dijo una mujer rubia, mirando a la mujer pelirroja que parecía ser la mayor. Ve a matarlo por herirla así.
No sollozó Astrid. No te atrevas. Nunca te perdonaré si lo lastimas. ¿Quiénes son esas mujeres que están con ella? preguntó James.
Los Tres Destinos. Atty, o Átropos, es la de pelo rojo. Clotho es la de

cabello rubio que esta abrazando a Astrid, y la de pelo oscuro es Lachesis, o Lacy.
James las miró, su corazón quebrándose ante el dolor que él le había causado a Astrid. Lo último que alguna vez querría, sería lastimarla. ¿Por qué estás mostrándome esto?
Joseph contestó a su pregunta con una suya. ¿Recuerdas lo que te dije en Nueva Orleáns?
James lo miró sardónicamente. Me dijiste un montón de mierda allí.
Entonces Joseph lo repitió. El pasado está muerto, J. Mañana se convertirá en cualquier decisión que hagas.
La mirada de Joseph ardió en él. Con ayuda de Dionisio lo arruinaste en la noche de Nueva Orleáns cuando atacaste a los policías, pero te compraste otra oportunidad cuando salvaste a Sunshine . Joe señaló a Astrid. Tienes otra elección crucial aquí, J. ¿Qué decidirás?
Joseph cerró su mano y la imagen de Astrid y sus hermanas desapareció. Todo el mundo merece ser amado, James. Incluso tú.
¡Cállate! gruñó él. No sabes lo que estas diciendo, Su Alteza James escupió el título. Él estaba tan harto de personas sermoneándole cuando desconocían por lo que él había pasado.

Era fácil para alguien como Joseph hablarle a él sobre amor. ¿Qué sabía un príncipe sobre personas odiándole? ¿Despreciándole?
¿Cuándo alguien alguna vez había escupido al Atlante?
Pero Joseph no habló.
Al menos no con palabras.
En lugar de eso, una imagen entró en la mente de James. Una de un

adolescente rubio atado con cadenas en la mitad de una antigua casa griega. El niño estaba sangrando mientras era golpeado.
Él rogaba a los que estaban a su alrededor por misericordia.
La respiración de James quedó atrapada al reconocer al joven...
Te entiendo en un modo que nadie más puede dijo Joseph quedamente.

Tienes una rara oportunidad, J. No la jodas.
Por primera vez en toda la vida, él escuchó a Joseph. Y lo miró con un 
respeto recién adquirido.

Eran mucho más parecidos de lo que él podría haber imaginado y se preguntó cómo había encontrado Joseph la humanidad que había abandonado James tanto tiempo atrás.
¿Qué ocurre si la lastimo? preguntó James. ¿Planeas lastimarla?
No, pero no puedo vivir aquí y ella.. 


¿Por qué no le preguntas a ella, J?
¿Qué hay acerca de su madre?
¿Qué hay acerca de ella? Estabas dispuesto a enfrentarte a Artemisa por

Thanatos. ¿Es que Astrid no vale tanto así?
Más . Él encontró la mirada fija de Ash con determinación. ¿Dónde

esta ella?
Antes de que James pudiera pestañar, se encontró en el atrio que Joseph le 
había mostrado.

Atty miró hacia arriba con un siseo. ¡Ningún hombre tiene permitido estar aquí!
La que Joseph había llamado Clotho comenzó a atacarlo. Pero ella se paró
abruptamente al aparecer Joseph al lado de él.
James las ignoró mientras se concentraba en Astrid que estaba sentada allí

con lágrimas en sus ojos, mirándolo como si él fuese una aparición.
Su corazón golpeaba, él caminó hacia ella y se arrodilló delante de su silla.
Se supone que las estrellas no lloran murmuró él a fin de que sólo ella lo

pudiera oír. Se supone que ríen.
¿Cómo puedo reírme cuando no tengo corazón?
Él tomó su mano entre las de él y besó la punta de cada dedo.
Tienes un

corazón colocó su mano sobre el suyo. Uno que sólo late por ti, Princesa. Ella le ofreció una sonrisa temblorosa. ¿Por qué estas aquí, James?
Él apartó las lágrimas de sus mejillas.
Estoy aquí para recoger a mi rosa, si es que ella volverá a casa conmigo.

Ni siquiera vayas allá lloró Atty. ¿Astrid, por favor no me digas que vas a escuchar esas tonterías?
Él es un hombre hermanita . Lacy se unió a la conversación. Si sus
labios se mueven, entonces él esta mintiendo.
¿Por qué ustedes tres no se quedan fuera de esto? dijo Joseph.
Atty se tensó.
¿Perdón? Somos los Destinos y...
Una mirada de soslayo de Joseph cortó su oración.
¿Por qué no los dejamos solos? dijo Atty dijo a sus hermanas. Las tres

se apresuraron a salir mientras Joseph observaba a James y a Astrid con sus brazos cruzados sobre pecho.
James todavía no había quitado su mirada de Astrid. ¿Vas a volverte un mirón, Joe?
Depende. ¿Vas a darme algo que mirar?
Si te quedas parado allí, entonces sí . Él miró sobre su hombro entonces.
Joseph inclinó su cabeza y dio la vuelta para salir. Mientras hacía eso, la brisa atrapó una porción de su camisa y la voló hacia atrás, mostrando una porción de un hombro.
James miró los verdugones rojos que revelaba. Verdugones que él sabía por experiencia que venían de un látigo.
¡Un momento! dijo Astrid parando a Joseph. ¿Qué hay acerca del alma de James?
Joseph se tensó muy ligeramente antes de llamar, ¿Artemisa? Ella brilló tenuemente al lado de él.
¿Qué? respondió ella gruñendo.
Él inclinó la cabeza hacia ellos.
Astrid quiere el alma de James. 








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Bailando con el Diablo - James y Astrid - Página 42 Empty Re: Bailando con el Diablo - James y Astrid

Mensaje por issadanger Dom 15 Sep 2013, 3:17 pm

Maratón Final

Capitulo 14 Parte 6





Oh, como si me importara, y ¿qué esta haciendo él aquí de cualquier manera? . Ella entrecerró sus ojos en Astrid. Deberías tener mejor criterio que traerlo aquí.
Joe despejó su garganta. Yo traje a James aquí.
Oh . Artemisa se calmó instantáneamente. ¿Por qué hiciste eso? Porque ellos deben estar juntos. Él sonrió irónicamente. Está predestinado.

Artemisa puso sus ojos en blanco. Aún no voy hacia allá.
Astrid se paró.
Quiero al alma de James, Artemisa. Devuélvesela a él.
No la tengo.
Todos se quedaron estupefactos por sus palabras.
¿Que quieres decir con que no la tienes? preguntó Joseph, su tono cortante y enojado. No me digas que la perdiste

Por supuesto no . Ella miró a James y a Astrid, y si James no la conociera
mejor, él diría que ella parecía un poco avergonzada. Nunca la tomé realmente.
Todos, los tres, clavaron los ojos en ella con incredulidad.
¿Puedes repetirlo otra vez? preguntó Joe.
Artemisa frunció sus labios al mirar a James.
No la podía tomar. Eso habría

involucrado que lo tocara y él era asqueroso en aquel entonces . Ella se estremeció. No había ninguna manera de que yo pusiera mi mano en él. Él apestaba.
Joseph boquiabierto, miró a James. Eres un bastardo afortunado . Luego se volvió hacia Artemisa. ¿Si no lo tocaste, cómo ha sido él un Cazador Oscuro inmortal todo este tiempo?
Artemisa dijo con arrogante desdén. ¿No sabes todo después de todo, no, Joseph?
Él dio un paso hacia ella y ella chilló, poniendo más distancia entre ellos. Le inyecté ichor dijo ella rápidamente.
James quedó aturdido. Ichor era un mineral encontrado en la sangre de los

dioses que se decía era para hacerlos inmortal.
¿Qué hay acerca de sus poderes de Dark Hunter? preguntó Joseph. Esos se los di separadamente, junto con los colmillos y otras cosas a fin de que no te percataras que él no era como los demás.

Joseph la miró con cansancio y repugnancia. Oh, sé que voy a odiar la respuesta a esto. Pero tengo que saber. ¿Qué hay acerca del sol, Artemisa? Ya que él tiene su alma me imagino que a él nunca lo afecto la luz del día, no?
La expresión en su cara lo confirmó.
¡Eres una perra! gruñó James, abalanzándose sobre ella.
Para su sorpresa, fue Joseph quien lo detuvo antes de alcanzarla.
Déjame ir. ¡Quiero arrancarle la garganta!
Astrid lo jaló hacia atrás.
Déjala sola, James. Ella tiene sus propios problemas.

James siseó a Artemisa, dejando al descubierto sus colmillos.
Colmillos que instantáneamente dejaron de existir.
James pasó su lengua sobre sus dientes humanos.
Un regalo dijo Joseph.
James se calmó un grado y aún más cuando él se percató que Astrid tenía 
sus brazos envueltos alrededor de su cintura. Su parte delantera estaba apretada contra su espalda y podía sentir sus pechos en contra de su columna vertebral.

Cerrando los ojos, saboreó el sentirla.
Estas libre de Artemisa, James dijo Astrid en su oreja. Has sido juzgado inocente y eres inmortal. ¿Dime, qué quieres hacer con el resto de tu eternidad?
Quiero recostarme en una playa en algún lugar caliente.
El corazón de Astrid se detuvo ante sus palabras. Ella tontamente había pensado que él diría algo acerca de ella.
Ya veo.
Pero sobre todo dijo él, volviéndose entre sus brazos para enfrentarla, quiero disgustar a todos.
¿A todo el mundo? preguntó ella, su corazón rompiéndose aún más.
Si... dijo él, concediéndole una rara sonrisa. Por lo que me figuro, si yo te dejo, sólo tú y yo estaremos descontentos. Si te llevo conmigo, entonces todo el mundo, menos nosotros, se disgustará, especialmente esa cosa sarnosa que llamas lobo. Eso tiene mucho atractivo para mí.
Ella arqueó una ceja ante eso. Si estás tratando de hacerme la corte con eso, entonces Príncipe Encantado, vas...
Él detuvo sus palabras con un beso tan supremo que los dedos del pie se le curvaron. Su corazón golpeaba.
James mordió sus labios, luego se hizo para atrás para mirarla. Vente conmigo, Astrid.
¿Por qué debería?
Su mirada ardió en la de ella. Porque te amo, e incluso yaciendo bajo el mismo sol me congelaré allí sin ti. Necesito mi estrella a fin de que pueda oírla reír.
Riéndose con excitación, ella le dio un beso "esquimal". Bora-Bora, aquí vamos.
James completó sus palabras con un beso real. Uno realmente largo. 
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Bailando con el Diablo - James y Astrid - Página 42 Empty Re: Bailando con el Diablo - James y Astrid

Mensaje por issadanger Dom 15 Sep 2013, 3:35 pm

Maratón Final

Capítulo 15




Joe abrió la puerta de la pequeña y restringida celda, donde Thanatos estaba detenido.
Parte de él quería la sangre del hombre por la vida de Bjorn que Thanatos había tomado, y por la gente que había lastimado. Sobre todo, quería su sangre por Simi y el miedo que había sufrido recientemente.
Pero parte de él entendía por qué Thanatos había perdido la razón.
Él también poseía cierto grado de locura. Era lo que lo había mantenido vivo estos últimos once mil años.
Thanatos lo miró mientras él entraba, su cara pálida y atormentada. ¿Quién eres?
Joe se hizo a un lado, así la luz de afuera podía iluminar al hombre en el piso. Sólo llámame el destino final. He venido a ti para concederte paz, pequeño hermano.
¿Vas a matarme?
Joe negó con la cabeza mientras se agachaba y sacaba su daga de la funda en la cintura de Thanatos. Él la sostuvo y miró los antiguos grabados que cubrían la hoja. Como todas las dagas Atlantes, esta era ondulada desde la empuñadura hasta la punta. La empuñadura en cruz, era oro sólido y tenía un rubí grande en su centro.
Era la daga de personas muertas hacía mucho tiempo, que eran más mito que realidad. Un tesoro como este estaba más allá de ningún valor.
En las manos de la persona equivocada esta arma podía hacer más que sólo lastimar a Simi. Podía destruir al mismo mundo.
Una oleada de furia lo atravesó. A veces, era casi imposible no matar a Artemisa.
Pero no estaba aquí por eso. Le gustara o no, él estaba aquí para protegerla, aún de su propia estupidez.
Joe convocó sus poderes Atlantes y los usó para disolver la daga en la nada.
Nadie, nunca, lastimaría a su Simi otra vez.
Y nadie destruiría el mundo. No mientras él estuviese aquí para cuidarlo.
Él extendió su mano a Thanatos.
Ponte de pie, Callyx. Tengo una opción

para ti.
¿Cómo sabes mi nombre?
Joe esperó hasta que él tomara su mano antes de jalarlo para ponerlo de pie 
y contestar a su pregunta. Sé todo acerca de ti y siento mucho todo lo que has perdido. Incluso estoy más que apenado por no haber podido detenerlo.

¿Fueron los poderes de Thanatos, no es así? dijo él quedamente. El otro Thanatos mató a mi esposa, no James.
Joe asintió con la cabeza. Él había tratado de borrar los recuerdos de Callyx en ese momento, tantos siglos antes, pero Artemisa había devuelto la memoria al Apolita a fin de que poderlo convertir en su sirviente.
Los humanos tienen un dicho viejo. El poder absoluto destruye absolutamente.
No murmuró Callyx. La venganza absoluta hace eso.
Joe estaba contento de ver que alguna claridad había recobrado el Apolita mientras había sido desterrado a este infierno.
¿Dijiste que tenías una opción para mí? preguntó Callyx con vacilación. 

He negociado un pacto a fin de que puedas estar suelto en los Campos Eliseos para tu descanso eterno o te puedo colocar vivo en tu edad actual en Cincinnati, Ohio.
Callyx frunció el ceño. ¿Qué es Cincinnati, Ohio?
Es una bonita ciudad en un país llamado América.
¿Por qué querría ir allá?
Porque hay una estudiante de segundo año en la Universidad de Ohio,

que se especializa en baile, que pienso que podrías querer conocer . Joe abrió su mano y le mostró una foto de la chica. Ella era preciosa, con largo cabello rubio y grandes ojos azules, estaba parada en un círculo de amigos después de clase.
Dirce susurró Callyx, su voz quebrándose al decir su nombre.
En realidad, ella es ahora Allison Grant. Una mujer humana.
Los ojos de Callyx estaban atormentados al encontrar la mirada de Joe.
— Pero sería un Apolita, condenado a morir en unos pocos años.

Él negó con la cabeza ligeramente. Si eliges estar con ella, entonces serás humano, también. No recordarás nada sobre ser Callyx o Thanatos. En tu mundo no habrá nada como Daimons o Apolitas. Ningún Cazador Oscuro o dioses antiguos. Desconocerás completamente todo esto.
¿Entonces cómo la encontraré si no voy a recordar quién soy yo?
Joe cerró su mano a fin de que Dirce ya no fuera visible.
Me aseguraré que la encuentres. Lo juro. Serás un estudiante allí, también.

¿Y la familia?
Serás un huérfano cuyo tío rico Joe murió y te hizo único heredero de su Joe fortuna. A ninguno de los dos les hará falta algo mientras vivan.

Los labios de Callyx temblaron. ¿Harías eso por mí siendo que yo maté a uno de tus hombres?
La mandíbula de Joe se crispó ante la mención de Bjorn. El perdón es la mejor parte del valor.
Siempre pensé que era la cautela.
Joe sacudió su cabeza.
La cautela es fácil. Es encontrar el coraje de perdonarte a ti mismo y a otros lo que es difícil.

Callyx pensó en silencio por varios minutos. Eres un hombre sabio.
Joe se sonrió a medias.
No realmente. ¿Entonces, has decidido?
La mirada de Callyx ardía al fijarla en la de él, antes de que diese la 
respuesta que Joe sabía que daría. No hay elección. ¿Cómo puedo conocer el paraíso sin Dirce? Quiero ir a Cincinnati.

Pensé que podrías sentirte así.
Dando un paso atrás, Joe le concedió a Callyx su deseo.
Solo, en la celda de Thanatos, Ash recorrió con la mirada las paredes 
oscuras, malsanas y húmedas y luchó contra sus propios demonios. Artemisa no había tenido derecho a condenarle a esto.

Un día ella iba a obtener su merecido castigo.
Pero primero estaba el tema de Dionisio del que ocuparse. La próxima vez que el dios del vino quisiera soltar una de las mascotas de Artemisa sobre los hombres de Joe, lo pensaría dos veces.
Él también tenía otras personas de quienes ocuparse. Todavía estaba el pequeño asunto de borrar de la memoria de Jess, Syra, y los Escuderos la información acerca de la marca del arco y la flecha. 

Sin duda debería suprimir la de James también, pero a él ya le había hecho bastante daño.
James no se lo diría a nadie y él tenía cosas más importantes de las que ocuparse.
Además, si todo resultaba de la forma que Ash suponía, entonces James aprendería cosas mucho más interesantes acerca de él y los Cazadores Oscuros que el secreto de su marca.
Artemisa estaba sola, sentada sobre su trono, jugueteando con sus almohadas. Joseph se había ido hacía mucho tiempo y ella comenzaba a preocuparse.
Él no podía dejar el Olimpo, pero podía hacer otras cosas...
Cosas que la podían meter en una gran cantidad de problemas si Zeus alguna vez se enteraba de ellas.
Tal vez ella había sido estúpida al darle una tarde de libertad en su montaña. Ya estaba lista a salir a buscarlo cuando las puertas del templo se abrieron. Ella sonrió al ver a Joseph caminar a grandes pasos a través de ellas.
Su Joseph estaba bellísimo.

Su largo cabello rubio fluía alrededor de sus hombros y los pantalones de cuero negro abrazaban un cuerpo que había sido creado para la seducción. Un cuerpo hecho para complacer a otros.
Las puertas se cerraron detrás de él.
Su cuerpo estaba caliente, ella se paró ante la dulce expectación. Reconoció la fiera mirada en sus ojos.
El hambre crudo, puro.
El deseo fluyó denso y pesado en sus venas mientras, repentinamente, sentía la humedad entre sus piernas.
Éste era el Joseph que ella más amaba.
El depredador. El que tomaba lo que quería y no negociaba.
Sus ropas se disolvieron de su cuerpo mientras se acercaba a ella.
Ella hizo lo mismo.
Ella tembló ante la magnitud de sus poderes. Poderes que ponían en ridículo

los de ella.
Él había pasado demasiado tiempo sin alimentarse. Ambos lo sabían.

Cuando él alcanzaba un cierto punto, su compasión moría y él se volvía amoral e insensible.
Él había alcanzado ese punto.
Ella gimió mientras él la agarraba y atraía cerca de su cuerpo duro y musculoso. Su erección ardía contra su cadera.
¿Qué quieres, Joseph? preguntó ella, pero su estado sofocado traicionó su fingida indiferencia.
Su mirada caliente barrió su cuerpo desnudo, haciéndola arder aún más. Sabes lo que quiero dijo él roncamente en Atlante. Después de todo, estoy en la cima de la Cadena Alimenticia y tú... eres la comida.
Sus ojos brillaron rojos mientras le separaba los muslos.
Artemisa gimió y se corrió tan pronto él se introdujo en forma dominante. Sintió vértigo, lo mantuvo cerca, corriendo sus manos sobre su espalda 
suave, musculosa, mientras él empujaba profundamente en su interior repetidas veces con un ritmo duro que la hizo marear. 


Sí, esto era lo que ella quería. Éste era el Joseph del que ella se había enamorado. El hombre por el que ella desafiaría aun a los mismos dioses, para conservarlo.
El hombre por quien ella había roto todas las regla a fin de poderlo amarrar a ella por siempre.
Le hizo el amor furiosamente, su hambre forjándose y abrazando la de ella. Artemisa inclinó su cabeza a un lado en espera de lo que sabía que vendría. Los ojos de Joseph ardieron como fuego rojo un instante antes de que él
bajara la cabeza y hundiera sus dientes en el cuello de ella, a fin de poder alimentarse.
Artemisa gritó mientras se corrían al unísono. Sus poderes la atravesaron, cegándola a todo excepto la percepción poderosa de él dentro a ella.
Ella podría fingir manejarlo todo lo que ella quisiera, pero al terminar el día ella sabía la verdad.
Él la manejaba.
Y ella lo odiaba por eso. 




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Mensaje por issadanger Dom 15 Sep 2013, 3:47 pm

Maratón final

Epilogo 


BORA BORA



James yacía en la playa dejando que el sol y el viento caliente quemaran su piel. ¡Oh, poder sentir eso!
Habían estado aquí cerca de un mes y todavía no había tenido lo suficiente de estar en la playa.
De estar con Astrid, día y noche.
Sintió que algo frío caía en su pecho.
Abriendo los ojos, vio a Astrid encima de él, sonriéndole mientras lo miraba.

Ella tenía un pequeño tazón en una mano y un vaso en la otra.
Cuidado, Princesa, sabes que odio cuando algo frió me toca de repente. Ella se arrodilló a su lado, y dejó el tazón a un costado antes de secar la gota de agua de su pecho, su toque fue más ardiente que el sol.

Su mirada recorría su cuerpo, hasta sus cortos pantalones de natación que ahora tenían un abultamiento bastante grande en ellos.
Ella sonrió malvadamente. Sabes, recuerdo haber visto una película una vez...
Él sospechó del brillo de sus ojos. ¿Sí?
Ella sacó un cubito de hielo de su vaso y lo colocó en su boca.
James observó, traspasado por la visión de ella lamiéndolo.
Lo sacó y lo colocó sobre su piel.
Astrid.
Shh dijo ella, rodeando su pezón hasta que estuvo duro y firme. Ella sopló su aliento caliente sobre este, causando que se hinchara aún más. ¿Sabes cual es la mejor parte acerca de tener frío, no?

¿Cuál?
Entrar en calor.
James gimió mientras ella bajaba su boca y daba golpecitos con su lengua 
atrás y adelante sobre su pezón.

Cuando ella se echó hacia atrás, él lloriqueó una pequeña protesta.
Lo ignoró y eludió sus manos.
Antes de que me olvide dijo ella, apartando juguetonamente a un lado sus manos, y si continúo haciendo esto, seguro me olvidaré, tengo algo para ti.

James se apoyó en sus codos. Por favor no me digas que Scooby viene a visitarnos.
Ella puso los ojos en blanco. No. Sasha se esta quedando en el Santuario en Nueva Orleáns por el momento. Ya que hemos estado quedándonos en la playa se rehúsa a venir y ver tu trasero desnudo, le da miedo quedarse ciego por eso.
James la miró menos que divertido. ¿Entonces qué es?
Ella le dio su tazón.
James miró el contenido, lo cual le recordó un poco al Jell-O
 de limón. — ¿Qué es esto? 


Ambrosía. Un mordisco de esto y te puedo llevar a casa conmigo, al Olimpo. De otra manera tengo que dejarte aquí en tres días e ir a casa sola.
¿Por qué?
Ella alisó el ceño fruncido de su frente con las puntas de sus dedos. Sabes que no puedo vivir en la tierra. Sólo puedo quedarme por un breve tiempo. Si quieres, puedes quedarte y regresaré cuando pueda, pero...
Él detuvo sus palabras con un beso.
James la atrajo. ¿Qué dirán los otros cuando aparezcas con un esclavo a tu lado?
No eres un esclavo, James, y no me importa lo que digan. ¿A ti?
Él bufó.
De ningún modo.
Ella sostuvo la ambrosía frente a sus labios.
James le dio un beso rápido, luego comió la ambrosía y bebió su néctar.

Esperaba que le doliera o quemara, pero bajó como el algodón de azúcar que ella le dio una vez. El sabor dulce, azucarado se disolvió instantáneamente en su boca.
¿Es todo? preguntó suspicazmente.
Ella inclinó la cabeza asintiendo. Exacto. ¿Qué? ¿Esperabas fuegos artificiales o algo?
No, sólo los espero cuando te hago el amor.
Aww susurró ella, frotando su nariz contra la de él. Me gusta horrores cuando me hablas dulcemente.
James besó su mano, luego comenzó a reírse mientras pensaba en todo lo que había ocurrido desde que la encontró.
¿Qué es tan chistoso? preguntó Astrid.
Solo estoy pensando, aquí estoy, un esclavo que tocó una estrella que luego lo hizo un semidiós. Tengo que ser el bastardo más afortunado que alguna vez vivió.
Sus ojos azules ardieron en los de él. Sí, lo eres, Príncipe Encantado, y nunca lo olvides.
Créeme, Princesa. No lo haré.



FIN 
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Mensaje por issadanger Dom 15 Sep 2013, 3:52 pm

Bueno mis niñas ha terminado otra bella historia lamento no haberles subido antes pero estab en semanas de parciales y tenia muchas cosas que leer y estudiar pero bueno hay les deje el maraton final espero les guste y la siguiente nove q subire sera  beso de medianoche creo jiji
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Mensaje por chelis Dom 15 Sep 2013, 4:35 pm

AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHH!!!!!... CASI SE MUERE SIMI!!!!!... ESTABA LLORANDO Y DIJEE NOOO SIMI QUE NO MUERAAA!!! Y LUEGO ASH DIGO JOE!!!!!...... LA CUROOO!!!! AAAAIII ES UN GRAN PADRE!!!.. Y GRAN HOMBRE POR COMO AYUDO A JAMES Y A THANATOS!!!!!.... Y A TOODOOOSSSS!!!... OJALA Y YA PRONTO SEA FELIZ!!!!!......  Y DESCUIDAAAAAA!!!!!..... ESPERARE EL SIGUIENTE ENLACE!!!!... DE LA NUEVA NOVEEEE!!!!
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