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Out With A Fang - [Liam&Tu]
O W N :: Archivos :: Novelas Abandonadas
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Re: Out With A Fang - [Liam&Tu]
Okey Chicas! han ganado el maratón e-e
PERO! en una hora mas empiezo a subirlo... ya que ahora debo estudiar para una prueba bieeeen especial (LaPSU) y eso. Nos leemos en una hora :)
PERO! en una hora mas empiezo a subirlo... ya que ahora debo estudiar para una prueba bieeeen especial (LaPSU) y eso. Nos leemos en una hora :)
Feer :)x.
Re: Out With A Fang - [Liam&Tu]
Maratón 1/ 3
Capitulo 5 ( Parte 3)
Los colmillos brotaron de su boca, y los vi descender, tan largos que prácticamente raspaban su barbilla. Con curiosidad, toqué uno con mi dedo y disfruté de su estremecimiento.
—¿Te. . . asustan. . . mis cambios? —Se señaló a sí mismo, su voz entrecortada, como si fuera difícil hablar alrededor de sus colmillos.
Me encogí de hombros.
—Estás hablando con una were-jaguar. Eres diferente pero no aterrador. —Mi sonrisa se curvó, y me incliné para pasar la punta de la lengua sobre un diente—. Además, creo que mis dientes son más largos en mi forma felina.
—_________ —dijo con un gemido, y su mano se extendió hacia mi nuca, como si quisiera atraerme cerca de él—. No tienes que hacer esto. Sé que no quieres estar aquí.
—Si no quisiera estar aquí —dije en voz baja—, habría cambiado y me habría ido hace dos días.
Cuando me incliné para besarlo, sus brazos rodearon mi cintura y me atrajo hacia él. Sus colmillos se retrajeron cuando mi boca tocó la suya, y su lengua se precipitó a rozarse contra la mía. Inmediatamente, sentí ese maravilloso florecimiento de placer de su boca, el beso lánguido del afrodisíaco. Caí sobre él, mis pechos presionando contra su camisa.
Él emitió un gruñido de frustración y, con una velocidad sobrenatural, volcó mi espalda sobre el colchón.
Me reí.
—Ahora, ese fue un buen truco.
Me devolvió la sonrisa, quitándose la ropa.
—Estoy a punto de mostrarte otros.
Cuando se quitó la camisa y la chaqueta, extendí mis manos, pasándolas sobre las almohadillas de músculo frío. Él siempre había tenido un cuerpo delgado y musculoso, y me encantaba que eso no hubiera cambiado. Suspiré ante el simple placer de ser capaz de pasar mis manos por su pecho.
Él se inclinó y me besó, el beso aumentando en intensidad y deseo. Cuando se terminó, yo estaba jadeando en busca de aire. Su mano se deslizó hasta mi pecho y lo ahuecó, y luego él se movió hacia abajo, hasta que su boca se cernió sobre mi pezón, y el otro era provocado suavemente por su mano hasta ponerse en pico. Podía sentir su aliento sobre la punta de mi pecho.
—¿Lista?
Me retorcí debajo de él.
—¿Lista para qué?
No respondió, solo se inclinó y lamió mi pezón. Contuve el aliento ante la sensación de su boca en la punta sensible. . . y luego el afrodisíaco hizo efecto. Gemí cuando el intenso placer atravesó mi cuerpo en espiral, el pezón volviéndose caliente y duro con el deseo. Me arqueé debajo de él.
—Oh, Dios mío.
—Lo sé —dijo con aire de suficiencia, y luego lamió mi pecho de nuevo. El segundo lametazo se sintió como si estuviera vibrando directamente en mi sexo, tan intenso era el placer. Mis manos empuñaron la almohada detrás de mi cabeza, y gemí de placer, jadeando cuando movió su boca al otro pecho e hizo lo mismo. Momentos más tarde, mis pechos eran faros gemelos de exquisito e intenso placer, y Liam no había terminado conmigo todavía. Se deslizó por mi vientre, presionó un breve beso en mi ombligo, y luego se cernió sobre el vértice de mis muslos.
—¿Lista? —Su murmullo grave y sensual rodó sobre mi piel, aumentando el intenso placer. Mis pezones estaban tan duros que dolían, y sentía que me caería de la cama si no ponía su boca sobre mí de nuevo.
—Liam, por favor. Oh, por favor…
Cuando puso su boca en mi sexo, el mundo entero se volcó, allí y en ese mismo momento.
Todo comenzó y terminó con Liam.
* * * * *
Unas horas más tarde, después de que Liam se había alimentado y habíamos tenido sexo otra vez, nos acurrucamos bajo las sábanas. Ninguno de los dos había hablado mucho después, pero no estábamos listos para dormir, tampoco. El sol saldría muy pronto, y dormiríamos entonces. Hasta que él cerrara los ojos, besaría y acariciaría cada centímetro de su cuerpo.
Sus dedos hicieron círculos en mi piel, y yo tracé los contornos de su pecho, sintiendo cada cresta de su estómago de lavadero.
—Así que, ¿por qué Mariah está obsesionada contigo? —pregunté finalmente.
Suspiró pesadamente.
—Creo que es porque soy nuevo en la comunidad. Me ve como un juguete exótico, y soy soltero y no tengo compañera de sangre. Piensa que como es una mujer vampiro, yo debería estar agradecido de que me quiera para compañero de sangre.
—¿Y por qué no la quieres? —pregunté, aunque no estaba segura de querer saber la respuesta.
—No quiero estar con Mariah. Un compañero de sangre es de por vida, y la eternidad es mucho tiempo para pasarla con alguien que es solo una comida conveniente.
Seguí pasando mis dedos sobre su pecho.
—Mencionaste compañero de sangre. ¿Eso es como el matrimonio?
—Un poco. Las normas vampíricas son bastante flexibles, pero un compañero de sangre es sagrado. Si estás emparejado, estás fuera del alcance de los demás. Llevas la marca de la mordida del otro en el cuello con orgullo, y pasan la eternidad juntos. Mariah no me gusta lo suficiente para un gran compromiso. Ella estaría en mucho mejores circunstancias estableciéndose con Angelo, pero mientras esté interesada en mí, él va a tratar de sacarme del campo de juego. Parece pensar que si se deshace de mí, su atención se dirigirá de nuevo a él.
—Entonces ahí está la respuesta —dije, sentándome—. Necesitas una compañera de sangre.
Él me sonrió, rozando mi mejilla con sus dedos.
—No he encontrado a una vampiro con la que quiera pasar la eternidad todavía.
¿Has encontrado a una no-vampiro? No pregunté porque no quería saber la respuesta. ¿Y cómo podía esperar que Liam pensara en mí de esa manera? Me estaba engañando a mí misma. Una were-jaguar y un vampiro podían salir, pero él necesitaba a una compañera de sangre para salvarlo de un vampiro despiadado. Por la mañana, llamaría a la agencia y vería si ellos podían emparejarlo con una mujer vampiro. Tal vez su necesidad mutua podía servir a ambos.
Apoyé la cabeza en su pecho y me obligué a no pensar en ese tipo de cosas.
—Has estado por toda Europa, ¿no? Háblame de ella —dije, mi garganta dolorida. Distracción era lo que necesitaba—. ¿Cómo era Roma?
—Vieja.
Lo golpeé en el pecho.
—No, de verdad.
—No, de verdad. Era vieja. Todo olía a viejo. Todo parecía viejo. Eso fue lo más importante que noté. Dondequiera que caminaba, no podía dejar de pensar que miles de personas habían caminado allí durante miles de años. Es increíble y humillante al mismo tiempo. Y es caliente, llena de gente y ruidosa, y simplemente no te importa, porque estás de pie en medio de la historia.
Cerré los ojos, tratando de imaginarlo.
—Suena maravilloso.
—Lo fue. —Su mano acarició distraídamente mi cabello—. Vi el Panteón, el Coliseo y la Fuente de Trevi, y tantas otras cosas.
—¿La Capilla Sixtina? —pregunté, esperanzada. Siempre había querido verla.
—Nop. No se puede encontrar un tour de noche.
Eso fue decepcionante. Me preguntaba cómo se había sentido respecto a su vampirismo cuando lo descubrió y acaricié su pecho de forma consoladora.
—Apuesto a que no es tan interesante de todos modos. Háblame de la fuente en su lugar. —Quería imaginarlo allí, en medio de la multitud en Roma, absorbiendo las vistas, mezclándose con los turistas humanos, rodeado de maravillas—. Háblame de todo.
Cuando pensó por un momento, su mano se detuvo en mi cabello, y luego comenzó de nuevo.
—Es una fuente enorme. Pensé que era una piscina al principio, porque es larga y cuadrada como una, excepto que hay personas rodeándola y este hermoso edificio barroco justo detrás. El centro de la fuente está lleno de estatuas, todas bellamente talladas con toda esta piedra, y caminas y piensas que has tropezado con alguna gruta donde los dioses han venido a jugar. Y está todo iluminado. Me imagino que es preciosa durante el día, pero por la noche, todo el mármol es dorado y brillante, y es la cosa más increíble que jamás he visto. Hay miles de monedas en el agua, y es increíble pensar que cada una representa a alguien que se detuvo junto a la fuente y pidió un deseo.
Sonreí, con los ojos cerrados.
—Suena precioso.
—Lo fue.
—Ahora háblame de París.
—Paris. . . no fue tan grandiosa.
Lo golpeé de nuevo.
—Estás mintiendo.
—Tal vez.
Levanté la cabeza y lo miré. Levanté una ceja.
—¿Estás minimizando deliberadamente las cosas para que no me ponga celosa de tus aventuras?
Me dio una sonrisa enigmática.
—Tal vez.
Eso fue dulce de su parte. Volví a apoyar la mejilla contra su pecho y le di un fuerte pellizco de advertencia en el abdomen.
—Paris. Detalles. Ahora.
Liam rió y envolvió su mano en mi cabello otra vez.
—Cuando llegué a París por primera vez, estaba lloviendo. . .
Feer :)x.
Re: Out With A Fang - [Liam&Tu]
Maratón 2/3
Capitulo 6
Mis ojos se abrieron de golpe, y miré a través de la pequeña habitación, tratando de descifrar qué me había despertado.
Liam todavía estaba acurrucado contra mi costado, su respiración suave y uniforme. Me senté, forzando mis oídos. Alguien estaba en la parte delantera de la tienda. Había oído el suave murmullo de la voz alegre del carnicero más temprano cuando él había ayudado a los clientes, pero ya eran las seis, y la tienda estaba cerrada.
Los pasos se acercaban. Mis oídos punzaron de nuevo. ¿Tal vez estaban reaprovisionando el mostrador delicatessen de las cosas en el congelador? Al oír los pasos, noté un patrón. Dos pasos y luego un suave rap-rap. Sucedió otra vez, y luego otra vez. Mi piel se erizó con conocimiento.
Dos pasos, rap-rap. Dos pasos, rap-rap.
Me deslicé de la cama y puse mi oreja contra la puerta. Dos pasos, rap-rap.
Alguien estaba golpeando las paredes. Me tensé, mi instinto depredador totalmente alerta. Quienquiera que estuviera al otro lado estaba probando la pared cada pocos metros.
Una pausa, y luego otro rap-rap. Entonces oí la puerta a la antecámara siendo abierta.
Un gruñido se formó en el fondo de mi garganta, y me lo tragué, pero permití que las garras formándose en las puntas de mis dedos surgieran.
Los pasos entraron en la pequeña antecámara contigua a nuestra habitación de seguridad y se detuvieron de nuevo. Oí bips cuando alguien oprimió el teclado. Una pausa, luego un poco más de bips. Luego una palabrota y otros botones, botones de teléfono, siendo oprimidos.
Con mi excelente audición, pude escuchar la conversación a través del teléfono.
—Oficina de Angelo Gaston —dijo una voz alegre.
—Encontré el lugar —dijo el intruso, y capté el tufillo de un olor perruno. Mis puños se apretaron. El estúpido hombre lobo nos había rastreado.
—Excelente —dijo la mujer—. ¿Lo atrapaste?
—Está en una habitación de pánico. Necesito el código de acceso.
—Yo no lo tengo.
Casi suspiré de alivio.
—Entonces consíguemelo —dijo el hombre lobo, hosco.
—El Sr. Gaston no estará despierto durante al menos una hora o dos —dijo ella dulcemente—. ¿Debo dejarle un mensaje?
Él maldijo quedamente entre dientes.
—No, ningún mensaje. Llamaré a Taylor cuando su hora de la siesta haya terminado.
—Muy bien, Sr. Anderson —dijo, y la llamada terminó.
Así que el lobo era Anderson, el vampiro cazando a Liam era Taylor, y ellos iban a descender sobre nosotros como buitres tan pronto como llegara la hora de que los vampiros despertaran.
Teníamos que salir de allí. Mientras el hombre iba y venía al otro lado de la puerta, me arrastré de vuelta al lado de Liam y saqué su ropa de la pila en el suelo. Lo vestiría, y tan pronto como despertara, saldríamos de allí. Tal vez nos dirigiríamos a otra de sus casas de seguridad o iríamos a mi casa, al menos por un poco de ropa. Solo teníamos que ir a otro lugar, no me importaba dónde.
Lo vestí mientras dormía, primero poniéndole lentamente la ropa interior y luego subiéndole los pantalones por las piernas. La camisa de botones fue un poco más de trabajo, pero lo logré, manteniendo mis movimientos tan ligeros como pude. No dejé de mirar el reloj mientras trabajaba, esperando el momento de que hiciera clic otra vez. ¿A qué hora despertaba Liam? ¿Seis? ¿Seis y media? ¿Siete?
Fuera de la habitación, el hombre estaba apoyado en la puerta, silbando. Él pensaba que esperaría el maldito código de acceso y nos sacaría, pero yo no le daría esa oportunidad.
Me senté a horcajadas sobre el pecho de Liam y puse mi mano sobre su boca, anticipando su despertar. Debo haber estado sentada allí durante diez minutos, mirándolo fijamente, esperando el aleteo de sus párpados.
Unos minutos más tarde, sus ojos parpadearon abiertos y dilatados, mirando hacia mí. Me incliné sobre él y presioné un dedo en sus labios, esperando que estuviera lo suficientemente despierto como para entender.
Hizo una pausa por un momento y luego asintió. Sentí sus dientes alargados contra mi mano al mismo tiempo que sentía su erección hinchándose en contra de mis caderas.
Me incliné hacia su oído, susurrando lo suficientemente bajo para que el hombre lobo no fuera capaz de detectar mi voz.
—Hay un hombre lobo al otro lado de la puerta. Si nos oye, vamos a perder el factor sorpresa.
Quité mi mano, y él extendió la suya para agarrar la parte de atrás de mi cuello, atrayendo mi oreja hacia su boca.
—Esa es la única manera de salir de aquí.
Asentí con la cabeza. Ya lo sabía. Me incliné de nuevo, incapaz de resistirme a rozar mi lengua contra la concha de su oreja.
—Yo me encargaré de él.
Me agarró del brazo cuando traté de deslizarme fuera de él, sacudiendo su cabeza en un movimiento rápido y furioso. ¿No le gustaba la idea de que yo eliminara al hombre lobo? Pero yo era el depredador. Era la cambiadora fuerte. Flexioné mi mano, mostrándole las garras listas para salir de las puntas de mis dedos si dejaba que el cambio tomara el relevo.
Él volvió a sacudir la cabeza violentamente.
—________, no —articuló.
Me di la vuelta, dirigiéndome a la puerta de puntillas. Me quedé con el dedo en los labios, asegurando que Liam permaneciera en silencio, aunque no le gustara mi idea. Detrás de mí, oí su mano agitándose a través del aire, sin duda tratando de llamar mi atención y decirme qué mala idea era ésta.
Pero toda mi atención estaba centrada en la puerta. Cada cuando podía oír al lobo cambiando su peso y el suave repiqueteo de las teclas en su teléfono. ¿Mandando mensajes de texto? ¿Navegando por la Web? ¿Obteniendo el código de acceso, incluso ahora?
Con mi mano en el pomo, lo moví hacía abajo por milímetros silenciosos hasta que había girado completamente. Entonces abrí la puerta empujándola tan fuerte como pude, usando todo mi peso para impulsarla hacia atrás con fuerza.
El hombre apoyado contra ella cayó al suelo al otro lado. Oí el chasquido de su cráneo y su gemido de dolor cuando fue arrojado contra la pared opuesta.
Salté sobre él. Había caído boca abajo, con una mano sosteniendo su cabeza. Me moví sobre su espalda, agarré su cabello y volví a golpear su cabeza contra el suelo.
Su cabeza hizo un ruido sordo y enfermizo, y él se quedó inmóvil.
—Maldita sea —dijo Liam detrás de mí—. Cuando dijiste que eras un depredador, no estabas bromeando.
Su elogio me complació, y sentí el absurdo impulso de ronronear. En cambio, froté un dedo bajo la nariz del lobo. Todavía respiraba, solo estaba inconsciente.
—Guarda tu halago para más tarde. Atémoslo.
Utilizamos las sábanas para atar de pies y manos al hombre lobo en la cama, luego lo encerramos dentro. Ahora nadie sería capaz de llegar a él a menos de que tuvieran el código de acceso. Liam parecía reacio a abandonarlo, pero le expliqué que tan pronto como despertara, empezaría a morder las ataduras de todos modos. Nuestro objetivo era poner a salvo a Michael.
Cambié a mi forma de jaguar y abrí la marcha. Otro lugar de Liam y mi casa probablemente serían demasiado vulnerables, por lo que nos dirigiríamos al apartamento de mi hermana. Estaba en esta parte de la ciudad, y esperaba que no estuviera demasiado furiosa cuando me presentara con un vampiro y un cazador de recompensas pisándonos la cola.
De cualquier manera, ella por lo menos tendría ropa para mí. Estaba bastante cansada de estar desnuda.
Quería apegarme a los callejones y sombras, pero Liam negó con la cabeza.
—Tomará mucho tiempo. Entre eso y el hecho de que tienen un rastreador, podrían encontrar nuestro rastro.
Él tenía razón.
Me puso un lazo rosa de collar, y mientras yo me escondía en un callejón próximo, entró en un negocio cercano para llamar a un taxi. Cuando el taxista nos vio, pensé que iba a marcharse, pero Michael ofreció suficiente dinero en efectivo para que el hombre me dejara entrar en el asiento trasero, aunque mantuvo el divisor de vidrio y me disparó miradas nerviosas todo el tiempo.
Hice todo lo que pude para parecer un felino manso y domesticado. Liam acarició y mimó mi cabeza mientras nos trasladábamos, su calma enmascarando el nerviosismo que ambos sentíamos.
Cuando el auto se acercó a una señal de alto, Liam se tensó, mirando por la ventana.
—Espere —le dijo al taxista—. ¿Podemos detenernos aquí?
Levanté la cabeza de su regazo, confundida.
El taxista miró al alto, luego de nuevo a mí, vacilante.
—No estoy seguro…
Liam sacó su billetera y extrajo varios billetes, agitándolos ante el taxista.
—Lo consiguió —dijo el conductor, entrando en un estacionamiento cercano—. Esperaré aquí.
El taxi fue puesto en posición de park, y Liam abrió la puerta y salió. Le dio un tirón a mi correa, indicando que debía seguirlo.
—Vamos, ________. Tengo algo que mostrarte.
Cuando me escabullí fuera del taxi, escuché al taxista murmurar entre dientes la palabra “loco”. Podía ver cómo Liam no parecía la persona más cuerda ahora mismo. Nos detuvimos en una calle lateral, con un alambrado que nos separaba de un parque cercano. Resultaba familiar, pero no tanto como para que entendiera por qué estábamos allí.
Liam saltó por encima del alambrado bajo y me sonrió desde el otro lado.
—Sígueme.
Como si pudiera protestar mientras estuviera en forma de jaguar. Tampoco podía quedarme ahí, no fuera que los pueblerinos sacaran sus armas. Así que salté por encima del alambrado, tratando de averiguar su plan.
Él se metió las manos en los bolsillos, dándome rienda suelta, y comenzó a pasear hacia adelante, silbando. Intrigada, lo seguí, observando nuestro entorno. Estábamos en un patio de recreo. Pasé una portería, la red ya no estaba. Podía oler la tiza con la que estaba rayada la cancha y oír el chirrido de un carrusel lejano. Aun lado, un par de columpios se mecían con la brisa del anochecer, y Liam se dirigió hacia ellos. Se sentó en uno de los columpios y extendió una mano hacia mí.
Avancé, empujando mi boca contra su mano.
Sus dedos rascaron justo debajo de mis bigotes en un lugar que era el cielo puro. Empecé a ronronear, apoyándome pesadamente contra él. No sabía por qué estábamos allí, pero por un breve momento, no me importó.
—Aquí es donde te vi por primera vez —reflexionó en voz baja.
Miré hacia arriba bruscamente. ¿Aquí? Esperaba una respuesta, y cuando él no continúo, empujé su mano con mi cara. Él me rascó de nuevo, así que lo mordí, ligeramente, solo lo suficiente para llamar su atención.
En lugar de estar asustado, Liam soltó una risa. Supongo que los dientes no asustaban a un vampiro.
—Lo siento. Sí, te vi por primera vez aquí. Estaba aquí para recoger a uno de mis primos de la escuela, y creo que tú estabas aquí para recoger a Jayde.
Miré alrededor. Efectivamente, se trataba de una escuela en la que Jayde había trabajado hace unos años como maestra de tercer grado. Había olvidado todo sobre ello hasta que él lo mencionó. ¿Había conocido a Liam aquí? No lo recordaba.
—Estaba en el estacionamiento, y te vi apoyada en la puerta de tu auto. Pensé que eras lo más hermoso que jamás había visto —dijo en una voz casi soñadora—. Tenías cabello largo, negro y rizado y un cuerpo pequeño y curvilíneo. Te veías tan suave y dulce, pero no podía despegar mis ojos de ti porque estabas tan segura de ti misma. Cada parte de ti parecía cantar con vitalidad y fuerza. Recuerdo haber pensado que me encantaría salir con una chica así. —Me miró, pasando los dedos por el pelo corto en mi hocico—. Estabas leyendo una revista. Seguí tratando de llamar tu atención, pero nunca levantaste la mirada. Eso fue una semana antes de clases. Cuando entré en Historia Americana y estabas sentada allí con una silla vacía a tu lado, pensé que era el destino.
No tenía ni idea. Ese pequeño y casual encuentro simplemente no se había grabado en mi memoria, y Liam nunca me lo había mencionado, incluso cuando estábamos saliendo. Por lo que yo recordaba, mi relación con Liam había comenzado el primer día de clases, cuando un chico guapo y alto con cabello revuelto se había sentado en una silla junto a mí en Historia y se había inclinado para tomar un lápiz prestado. Su olor había sido limpio, con solo una pizca de jabón y canela, como si hubiera estado masticando chicle. Recordaba estar encantada por eso y por la sonrisa que lanzó en mi dirección. La primera vez que se había pasado la mano por el cabello y lo dejó parado, estuve perdida.
Liam rascó mis bigotes de nuevo.
—Supongo que estoy siendo sentimental —me dijo con una media sonrisa. Se puso de pie y se sacudió los pantalones arrugados—. De cualquier manera, quería mostrarte esto porque. . . —Luchó por decir lo correcto—. Bueno, supongo que porque me alegro de que estés de vuelta en mi vida, ________. Se siente más rica contigo en ella.
No podía sonreír, así que me incliné y le di un suave lametazo a su mano, como diciendo: me alegro de que estés de vuelta, también.
—Amigos para siempre —dijo en voz baja.
Resistí el impulso de morder su maldita mano.
Feer :)x.
Re: Out With A Fang - [Liam&Tu]
Maratón 3/3
Capitulo 7 (parte 1)
Luego de que el taxi nos dejara en el complejo de apartamentos de Jayde, abrí el camino en dirección a su piso. Una pequeña luz estaba encendida en la ventana del apartamento del segundo piso, y suspiré con alivio. Ella se encontraba en casa.
Liam golpeó en su puerta, y esperamos. Un momento más tarde, Jayde abrió la puerta y alzó la mirada hacia Liam sorprendida.
—Mierda, ¿Liam? Yo… —Su voz se interrumpió cuando me vio en forma de gata, frotándome contra las piernas de él.
Abrió más la puerta, dejándonos entrar.
—Espero que un fetiche de gatito no sea la razón por la que ella está usando ese feo collar.
Liam rió, pero el sonido fue forzado.
—Necesitábamos un disfraz para ella. De lo contrario podría haber habido muchas preguntas.
Me agazapé en el suelo, bajo, y empecé mi transformación de regreso a humana.
—Un disfraz es una cosa. Un lazo rosa es sólo humillante —dijo Jayde, para luego señalar hacia la cocina—. ¿Café? Ella estará en un minuto.
Liam me miró cambiando, luego volvió hacia Jayde.
—No gracias.
Ella se encogió de hombros y se cruzó de brazos, mirándolo fijamente, y luego volteando hacia mí.
—Y yo que pensé que finalmente ella podría haber encontrado un sujeto con el que escaparse corriendo cuando estuvo perdida por los últimos tres días. —Olfateó el aire, luego frunció el ceño en dirección de Liam—. Hueles como a…
—Lo soy —dijo él, mostrándole sus colmillos.
—Puaj —dijo Jayde arrugando a nariz. Me miró consternada—. ¿No hemos caído muy lejos?
Me sacudí fuera de lo último de mi transformación y flexioné, para luego estirarme.
—Te lo explicaré más tarde, Jayde. Ahora mismo, tengo que pedirte prestado el teléfono.
Liam inmediatamente se quitó la chaqueta y me la entregó.
—Iré por el teléfono, y unas bragas —dijo, sacudiendo su largo cabello negro. Alcanzó su bolso y sacó su móvil, y luego me lo dio—. Llama primero a la agencia.
Le fruncí el ceño.
—¿Por qué?
—Porque pusieron un IDL sobre tu novio vampiro.
Miré a Liam con alarma, luego volví a Jayde.
—¿IDL?
—Sí. Intento de Localizar. La Alianza pensó que nuestro “Valjean” de aquí se hizo renegado y dejó tu cuerpo drenado en la zanja de algún lugar. Hay una cuadrilla peinando el área por él.
—No pareces preocupada —comentó Liam.
—No lo estaba —dijo Jayde, y bajó su nariz hacia él—. Ella es una were-jaguar. Pudo trapear el piso contigo si hubiera querido. Es esa rubia nerviosa de la agencia que se está volviendo loca.
Oh, chico.
—Llamaré y explicaré todo.
Ryder sonaba exhausta cuando contestó el teléfono, pero su agotamiento desapareció tan pronto como escuchó de mí. Recibí un intenso regaño, y pedí disculpas dócilmente por asustarla. No fue mi intención causarle esos días de preocupación, lo cual sonó como si así hubiera sido. Ella había pensado realmente que Liam me había asesinado y dejado en alguna parte. Había revocado su membrecía de la Alianza, cancelado su registro de la base de datos de Midnight Liaisons, y dijo que había enviado su perfil al equipo de seguridad de la Alianza, el cual lo estaba buscando ahora mismo.
Eran malas noticias. Los vampiros renegados eran asesinados apenas verlos. Me deslicé unas bragas y un sostén.
—Valjean no hizo nada malo. He pasado los últimos días protegiéndolo.
—¿Protegiéndolo de qué?
—No importa —dijo con rapidez, tirando una camisa sobre mi cabeza—. ¿Qué tan pronto puedes levantar el IDL así es seguro para él salir?
Ella tipió en la computadora, y escuché un revoltijo de papeles.
—Acabo de enviar el mensaje al equipo operativo de la noche, pero no sé cuándo lo recibirán. Y luego tengo que esperar por el cambio de turno para comprobar sus e-mails y mensajes de texto. Mantengan un bajo perfil, y los llamaré cuando tengamos el visto bueno.
—Bien —dije en voz baja—. Gracias. Lamento todo esto.
—Sólo no vayas a tu casa. Es uno de los puntos de vigilancia. Podrían lanzar ajo primero y preguntar después.
—Entendido.
—O a la casa de él. Sólo para estar seguros.
—Ok.
—O la casa de tu hermana.
Hice una mueca. Muy tarde.
—Gracias, Ryder. Nos esconderemos por otro día o dos.
Le di a ella el número del móvil de mi hermana y terminé la llamada, luego tiré de unos pantalones de yoga, pensando con fuerza. Necesitaba cancelar mis tarjetas de crédito, comprobar si habían robado mi casa, llamar al trabajo y dejarles saber que estaba viva; había tantas cosas que tenía que hacer.
Pero me encontré nuevamente atraída por Liam. Si me iba a dejar pronto, quería pasar cada minuto que pudiera con él. Regresé a la sala, mi mirada devorándolo. Él se paseaba mientras mi hermana miraba desde su posición privilegiada en el brazo del sofá, preocupado e inquieto.
Pareció distenderse al verme, aunque su mirada permaneció preocupada.
—_________, no puedo quedarme aquí.
—Lo sé —dije con una mirada a mi hermana—. No es seguro para Jayde. Tienen equipos buscándote, y a mí, en cierto sentido. Si vienen aquí, no quiero que la situación empeore.
Jayde resopló y se puso de pie, los brazos cruzados sobre su pecho.
—No seas tonta, hermanita. Quédate.
Sacudí la cabeza.
—Liam es realmente poco popular ahora mismo. Voy a quedarme con él.
—No. —La voz de Liam fue baja pero resuelta.
Me giré para verlo con sorpresa. El terror curvado en mi estómago.
—¿Qué quieres decir con no?
—Es demasiado peligroso para ti. —Sacudió la cabeza—. La peor cita a ciegas jamás, ¿recuerdas? Es mi culpa que hayan pasado dos días demasiado largos. Probablemente estés cansada de vigilarme, y no te culpo.
Por supuesto que no estaba cansada de Liam. Lo amaba. Siempre lo amé, siempre lo amaría. Estar con él nuevamente hizo que mi mundo se sintiera bien una vez más. Como si una pieza faltante hubiera encajado en el lugar. Había estado bien si él, pero no había sido feliz. Extrañaba ser feliz.
—Pero… —dije.
Está bien, _________ —dijo, y tomó mi mano en la suya.
Jayde dijo:
—Parece que necesitan un momento.
Cuando dejó la habitación, Michael puso su otra mano sobre la mía, mirando nuestras manos agarradas.
—Realmente aprecio lo que has hecho por mí en los últimos días. Has sido una muy buena amiga.
Ahí estaba esa maldita palabra con A nuevamente.
—No te puedes ir por tu cuenta. Ese hombre lobo está trabajando con el cazador de recompensas —dije, preguntándome si mi voz sonó tan desesperada como me sentía yo—. Pueden seguirte por tu olor. Y hay incluso más gente buscándote esta noche. Si sales sin mí a tu lado, muy bien podrías pintar un enorme objetivo en tu espalda.
—Mejor sobre mi espalda que en la tuya —dijo, y rozó sus dedos sobre mi mejilla en una caricia—. Has hecho suficiente. Sé que no quieres volver a verme. Pude saberlo en el momento en que te quitaste la venda. Fue obvio por la mirada en tu rostro, y siento que hayas estado encerrada conmigo. Tengo que hacerte volver a tu vida normal. Lamento haberte arrastrado a esto.
¿Qué vida? ¿Viendo cámaras de seguridad en la unidad de almacenamiento? ¿Pasando mis noches aburrida y buscando unas primeras citas torpes en el servicio de citas? ¿Pasando mi tiempo lamentando las elecciones que he hecho?
—No lamento que me hayas arrastrado —dije con suavidad.
Se inclinó y me besó. Sentí el más leve roce de sus dientes contra mi labio.
—Adiós, _________.
Y antes de que pudiera detenerlo, pasó junto a mí y abrió la puerta principal, mientras yo me quedaba sentada allí mirando fijamente. Me estaba dejando. La pesadilla de hace cuatro años impactó sobre mí una vez más.
Jayde salió de su habitación unos momentos más tarde, sin duda sospechando que Liam se había ido.
—Entonces, ¿vas a dejar que se marche otra vez?
No dije nada, el nudo de mi garganta era tan grande como una bola de boliche.
—Sé que lo quieres —señaló Jayde—. Normalmente, tienes una expresión miserable en la cara, pero esta noche estabas iluminada como un petardo. No se necesita ser un genio para darse cuenta que es él. ¿Y lo vas a dejar irse? ¿De nuevo? —Ella señaló hacia la puerta principal—. Los vampiros no están fuera del límite. ¿Cuál es el problema?
—Cree que sólo somos amigos —dije con amargura—. Me lo recordó varias veces.
Ella resopló.
—Podría no saber lo que está pasando entre ustedes dos, ¿pero la manera en que te mira? Es obvio que ustedes nunca fueron sólo amigos. ¿Dormiste con él?
Sentí mis mejillas calentarse.
—Ajá —dijo Jayde conocedora—. ¿Y duermes con tus otros amigos?
—No.
—¿Tú piensas que el duerme con sus otros amigos?
Sorprendida, la miré.
—Supongo que no.
Me dio un empujoncito.
—Entonces supongo que deberías ir a decirle que tus partes de chica siguen teniendo pensamientos poco amistosos por él.
—Pero Jayde, cree que lo engañé. No me lo preguntó, pero no pudo haberlo olvidado.
Todavía recordaba la mirada de total angustia en la cara de Liam, la tensión enfermiza en mi propio estómago, las lágrimas que no dejaría que fluyeran luego de que el cerró la puerta.
—¿Alguna vez escuchaste sobre las segundas oportunidades? —Jayde le dio a mi hombro un empujón con más fuerza—. Ve. Lo peor que puede decir es no, y entonces te convertirás en esa loca señorita gato a la que te estás dirigiendo de todas maneras.
Ella tenía razón. Tenía que intentarlo. Incluso si él me rechazaba, tenía que saber lo que realmente sentía. ¿Qué tenía que perder? Si él se iba, yo lo perdía todo.
Fui afuera y me detuve, oliendo en viento, buscando el aroma picante de Liam Quizás no era muy tarde. Yo podía explicarle lo que él había visto hace cuatro años. Tal vez podríamos ir a otra cita, tomarlo con calma.
Tal vez dejaría de llamarme su amiga.
El viento llevaba el aroma a vampiro en él, e inhalé, esperando llenar mis pulmones con el aroma de Liam. Tal vez me daría una segunda oportunidad…
Pero el aroma a vampiro no era de él. Jadeé.
—¿__________? —gritó Jayde desde el interior del departamento, escuchando mi jadeo a través de la puerta.
Me lancé a través del estacionamiento, siguiendo el olor, buscando la forma familiar de Liam. ¡Allí!
Él iba dando grandes zancadas calle abajo en las sombras, las manos metidas en los bolsillos, la cabeza gacha. Su cabello picudo parecía plano y marchito, como si todo su ser se hubiera abatido.
Una sombra se movió a su derecha, y vi al otro vampiro levantar la ballesta a su hombro.
Salí disparada hacia adelante, gritando.
—¡Liam! ¡Abajo!
Feer :)x.
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