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Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
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Out With A Fang - [Liam&Tu]
O W N :: Archivos :: Novelas Abandonadas
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Re: Out With A Fang - [Liam&Tu]
Capitulo 4 (Parte 3)
Si el hombre detrás del mostrador en el 7-Eleven pensaba que era raro que una mujer se presentara a las cuatro de la mañana, vestida con ropa de hombre y comprara seis perros calientes, toda la carne seca en el estante, tres bolsas de patatas fritas y dos botellas gigantes de agua, no lo dijo. Él simplemente tomó mi dinero y volvió a ver la película en su monitor. Corrí de nuevo hacia la planta con mi alijo colgando de mi mano. No me gustó dejar a Liam solo, pero era eso o morir de hambre.
Me comí todos los perros calientes incluso antes de que me diera cuenta y estaba acabando la primera bolsa de patatas fritas en el momento en que me arrastré de vuelta a través de la ventana. Liam parecía aliviado al verme, devorando mi cuerpo con sus ojos.
— Te ves encantadora con mi ropa,- comentó.
— ¿No se supone que tienes que decirme que me veo mejor sin ellas?- Bromeé, quitándome sus pantalones y entregándoselos a él. Llevaba blanquitos apretados que esbozaban mucho más de lo que recordaba, y me sonrojaba cada vez que lo miraba.
Debería ser pecado para los no-muertos verse así de buenos.
Me senté con las piernas cruzadas (mi camisa prestada cubría completamente) y le ofrecí un poco de mi carga. — ¿Puedes comer comida humana?-
Él negó con la cabeza hacia mí. — Voy a estar bien.-
— ¿Con qué frecuencia los vampiros necesitan beber?-
— No muy a menudo.-
Ah. Eso me sorprendió. Los cambia formas tenían metabolismos elevados a causa de nuestros cuerpos sobrenaturales, y supuse que sería lo mismo para los vampiros. Pero tal vez no.
Hice un gesto hacia la ventana cercana. — El sol va a salir pronto. Tan rápido como baje, vamos a salir de aquí, ya que ellos van a estar de vuelta esta noche.-
— Una de mis casas de seguridad no está lejos de aquí.-
— Suena como un plan,- le dije, poniéndome de pie para ajustar la lona sobre las cajas, por si acaso se habían movido durante la lucha anterior.
Él se puso de pie, también… y se tambaleó.
Automáticamente extendí la mano para sostenerlo, la alarma golpeando a través de mí. — Liam? ¿Estás bien?-
Volvió a sentarse de nuevo, apoyándose pesadamente contra una de las cajas. — Sí, sólo dame un segundo.-
— ¿Es el veneno? ¿Todavía estás enfermo?-
— Estaré bien,- dijo con una voz dura. — Déjame en paz, ______.-
— Oh, seguro,- le dije con sarcasmo. — Porque sé que cuando estoy bien, me caigo y tengo que apoyarme en los muebles. Eso es, completamente, lo que la gente que está bien hace, ¿verdad? Qué tonta de mí por estar preocupada.-
Su boca se curvó de un lado. — ¿Estás preocupada por mí?-
Él estaba casi a unos centímetros de conseguir un puño en la boca. — No trates de cambiar el tema hacia mí.-
— Estoy solo un poco débil todavía,- dijo, pasándose una mano por el pelo. Este se le levantó un poco más alto. — Va a irse con el tiempo, y me imagino que se habrá ido con la siguiente alimentación.-
Crucé los brazos sobre mi pecho, una sensación de hundimiento viniendo sobre mí. — Dime la verdad, ¿con qué frecuencia necesitan alimentarse los vampiros?-
Él me dio una sonrisa triste. — ¿Con qué frecuencia necesitas comer?-
— Liam,- le dije en un tono exasperado. — ¿Por qué no me lo dijiste?-
— Porque no hay nada que hacer al respecto.-
Pero lo había. Yo estaba llena de sangre agradable, fresca, y él no iba a preguntar. Sabía que de algún modo sería que yo me ofreciera de voluntaria, pero el recuerdo de lo horrible que era todavía me hacia estremecer con disgusto.
Pero yo no quería que él se muriera de hambre, tampoco. Suspiré.
— Está bien, ______,- dijo, enderezando los hombros. Se frotó la cabeza, haciendo que ese pelo loco se parara de punta. — Voy a estar bien. Sólo necesito dormir.-
— En realidad, yo sé lo que podemos hacer,- le dije, enrollando una de las largas mangas de mi camisa prestada.
Casi odie el relámpago de hambre que cruzó su hermoso rostro. — ¿Tú me vas a alimentar?-
— No, yo voy a ir a coger para ti una de esas ratas.- Ante su expresión de sorpresa, rodé mis ojos. — Por supuesto que voy a alimentarte.- Terminé de enrollar mi manga, mis movimientos alterados. Estaba nerviosa y más que un poco alborotada. Después de prometer nunca volver a alimentar a un vampiro, aquí estaba yo, ofreciendo mi muñeca buena como una idiota.
Los colmillos de Liam se alargaron mientras daba un paso hacia él, y la mirada de sus ojos se volvió ensoñadora con el deseo. — No voy a hacerte daño, ______. Te lo prometo.-
— No hagas promesas que no puedas cumplir,- le dije con voz dura, y empujé mi muñeca hacia adelante, ofreciéndosela. — Vamos a acabar de una vez.-
Él tomó mi muñeca lesionada delicadamente, su pulgar cepillando sobre la piel suave. Entonces él me miró, y sus pupilas eran casi negras, estaban muy oscuras con el hambre. Pero sólo presionó un beso en la palma. — ¿Tú no me crees cuando digo que no te haré daño? Lo juro.-
— Dice el hombre con colmillos de diez centímetros.-
Él sonrió, y los colmillos parecían aún más grandes. — Cinco centímetros. Pero halagas mi ego.-
Me sonrojé ante la insinuación y me di la vuelta así no lo vería mutilar mi muñeca. — Sólo acábalo de una vez.-
Tomó mi barbilla y me dio vuelta hacia él, su expresión perpleja, el hambre dilatando sus ojos cerrándolos un poco. — ¿Yo… te lastimé de mala forma la vez pasada?- Parecía triste ante la idea. — ¿Cuándo me alimentaste?-
Fue como tener mi muñeca desgarrada de mi brazo. Asentí con la cabeza, incapaz de detener el temblor en mi cuerpo.
Su mano libre rozó mi mejilla y me miró con ternura. — ¿Y sin embargo me alimentarías de nuevo?-
Me encogí de hombros, apartando los ojos. — Tú harías lo mismo por mí.-
— Lo haría,- dijo, y las palabras parecieron tener más peso de lo que una simple comida debería involucrar.
Él me atrapó por la cintura y tiró de mí cerca, y yo caí hacia adelante en sus brazos. — No se supone que duela,- murmuró. — La mordedura es agradable.-
No dije nada, pero mi expresión debe haber hablado alto.
Liam me tiró más cerca. Mis pechos apretados contra la parte superior de su cuerpo, y él me soltó la mano. Esta, instintivamente, fue a la pared firme de su pecho. Su piel se sentía fría contra la mía, pero no desagradable. En su lugar, su mano se deslizó hasta el cuello de mi camisa, alejándolo de mi cuello. — ¿Me crees cuando te prometo que no te dolerá?-
Me quedé inmóvil, el instinto y la memoria advirtiéndome contra la sensación de Liam contra mí. Mi sexo había empezado a palpitar de deseo, mis pezones raspando contra su pecho, duros y pequeños pinchazos.
— ¿Confías en mí?- Dijo él.
Mis dedos temblaban contra su pecho, y luego asentí con la cabeza lentamente.
Se inclinó tan cerca que pensé que podría besarme, pero él solo pasó los labios por encima de mi mandíbula.
Me estremecí contra él, mis dedos se cerraron un poco.
— El truco con los vampiros,- dijo mientras respiraba contra mi garganta, — es que nuestra saliva es un poco como una droga maravillosa. Es un coagulante y un afrodisíaco todo a la vez.-
Me puse rígida en sus brazos. — ¿Afrodisíaco?-
Retiró mi pelo de mi cuello con una mano. De la forma en que lo sostuvo, me vi obligada a inclinar un poco la cabeza, dejando al descubierto mi cuello.
— Déjame enseñarte,- dijo en voz baja. Se inclinó y lamió mi cuello en la curva de mi clavícula.
La sensación fue delicada y sexy y envió otra llamarada pulsando a la unión de mis muslos. Eso estuvo bien, pero no se sentía como nada especial. — No estoy segura de que este sintiendo algo. Tal vez los cambiantes somos inmunes…-
— No eres inmune,- dijo con una risita, y lamió el mismo lugar otra vez.
— Todavía no… ohhh…- El punto que él había lamido se sentía increíble. Hormigueante. Caliente. Delicioso. Mi sexo de repente se sentía caliente y resbaladizo por la necesidad, y me dolían los pezones, estaban tan apretados. Llegué a él, enredando mis dedos en su pelo. — Oh… Ya veo lo que quieres decir.-
Pasó la lengua por mi garganta otra vez, más lánguidamente, y yo no pude parar el gemido que se levantó de mi garganta.
— No bebemos de la muñeca,- dijo él contra mi garganta. — Hay demasiados huesos delicados empaquetados allí cerca y juntos. No hay suficiente superficie. El cuello es mucho más agradable, ¿no te parece?-
Mis caderas se levantaron involuntariamente, y me di cuenta vagamente de que estaba montándolo. No me importó. Dios, él se sentía bien. Mi piel se sentía caliente y enrojecida por la necesidad. — Oh, Liam.-
Él gimió contra mi garganta. — Me encanta oírte decir mi nombre, _______.- Él soltó una respiración entrecortada y luego acarició mi cuello una vez más. — Voy a beber ahora, cariño.-
Mi cuerpo se tensó un poco ante eso, mi corazón palpitando de miedo. Antes de que pudiera protestar, sin embargo, sentí su lengua prensarse contra mi garganta una vez más. Luego hubo un pequeño pinchazo, y sentí sus dientes hundirse en mi garganta, lo sentí tirar con fuerza, chupando mi sangre.
Dios, esto se sentía como si él se hubiera empujado muy dentro de mí. Gemí, y mi mano libre fue a mi sexo, encontrándolo empapado y dolorido por la necesidad. Esto era una mala idea, pero no me importaba. Me froté a mi misma mientras él chupaba de mí, y oí un gemido bajo en su garganta. Sus dedos se cerraron en las curvas de mi culo mientras bebía, y yo gemí, necesitando más. Queriendo más. Mi mano se deslizó fuera de mi sexo, y busqué la cremallera de sus pantalones. Su pene estaba caliente y duro debajo de mí, y cuando apreté mis caderas en las suyas, empujó contra mí con igual calor. Él quería esto, también. No me importaba si era sólo el afrodisíaco de su lengua o de mi propia necesidad desesperada, solitaria, pero yo lo necesitaba profundo dentro de mí.
— _______,- susurró él suavemente contra mi garganta antes de hundir sus colmillos de nuevo y beber una vez más. Levantó la cabeza, y sentí esos largos colmillos deslizarse fuera de mi piel una vez más. — ¿Estás segura…?-
— Sí. Te quiero,- le susurré. Empujé su cabeza, animándolo a volver a mi cuello.
Su lengua trazó la sangre derramada en mi piel, lamiéndola, y entonces sentí a sus colmillos regresar, sentí sus dientes hundirse profundamente.
Gemí. Mis dedos encontraron la dura longitud aterciopelada de él. Saltó libre de sus pantalones, y sentí apretar su agarre en mis caderas. Envolví mis dedos en torno a esa larga dureza y me dejé caer sobre él, mi aliento entrecortado mientras él se sentaba en mi calor apretado. Había pasado mucho tiempo desde que había tenido relaciones sexuales, y él era grande, ¿había sido siempre así de grande? Gemí de nuevo mientras sus caderas dieron un empuje desigual y su lengua se movió contra mi cuello. Yo no podía decir si todavía estaba chupando, pero eso no importaba. Estaba muy dentro de mí. Sacudí las caderas, gimiendo ante lo bien que él se sentía llenándome. Mi querido Liam.
Se empujó dentro de mí, y yo grité ante la deliciosa sensación. Su lengua lamió mi cuello mientras me inclinaba hacia delante, rozando mis pezones contra su pecho. Sus manos me tiraron hacia abajo con fuerza cada vez que él empujaba hacia arriba, y le oí susurrar mi nombre. Yo lo montaba, la necesidad sobrepasándome, hasta que estaba balanceándome salvajemente encima de él, encaminándome a un clímax, sus embestidas volviéndose tan desesperadas y desiguales como las mías. Sus dedos se clavaron en mis caderas más duro, tirando de mí hacia abajo sobre él con cada embestida salvaje, áspera. Justo cuando yo estaba cerca de golpear el pico, mordió mi cuello una vez más. Grité ante el placer puro, perforante, mi cuerpo entero poniéndose rígido, y lo sentí tensarse debajo de mí en el orgasmo. Olas de éxtasis rodaban a través de mí, explotando a través de mi cuerpo tembloroso, hasta que regresé a tierra y me encontré jadeando, sudando, y débil en los brazos de Liam.
Sus manos se deslizaron por mi espalda, y me acercó para un beso largo y caliente que sabía a mi propia sangre, sus colmillos retraídos ahora. Yo le devolví el beso, el calor quemando de nuevo cuando su lengua se frotó contra la mía. El beso pareció durar para siempre, y él presionó repetidos besos más pequeños en mi boca como si él fuera incapaz de dejar de probarme.
De pronto pensó en lo que acabábamos de hacer y me sonrojé de vergüenza. Habíamos estado reunidos en un abrir y cerrar de ojos, y aquí estaba yo encaramada encima de él como una gimnasta salvaje. Ya que yo no era del tipo de salida de una sola noche, esto podría complicar las cosas.
— Gracias, _______,- susurró contra mi boca, y me jaló hacia debajo del pequeño refugio con él mientras se movía hacia el sueño diurno.
Esas dos pequeñas palabras resonaron en mi cabeza, burlándose de mí, mientras Liam se quedaba dormido.
Gracias, ______.
¿Gracias? ¿Cómo si le hubiera entregado un sándwich o algo así? ¡Yo lo había dejado beber de mí! ¡Habíamos compartido sexo salvaje, orgásmico! Y conseguí una palmadita en el hombro y un agradecimiento?
Como un amigo.
Me comí todos los perros calientes incluso antes de que me diera cuenta y estaba acabando la primera bolsa de patatas fritas en el momento en que me arrastré de vuelta a través de la ventana. Liam parecía aliviado al verme, devorando mi cuerpo con sus ojos.
— Te ves encantadora con mi ropa,- comentó.
— ¿No se supone que tienes que decirme que me veo mejor sin ellas?- Bromeé, quitándome sus pantalones y entregándoselos a él. Llevaba blanquitos apretados que esbozaban mucho más de lo que recordaba, y me sonrojaba cada vez que lo miraba.
Debería ser pecado para los no-muertos verse así de buenos.
Me senté con las piernas cruzadas (mi camisa prestada cubría completamente) y le ofrecí un poco de mi carga. — ¿Puedes comer comida humana?-
Él negó con la cabeza hacia mí. — Voy a estar bien.-
— ¿Con qué frecuencia los vampiros necesitan beber?-
— No muy a menudo.-
Ah. Eso me sorprendió. Los cambia formas tenían metabolismos elevados a causa de nuestros cuerpos sobrenaturales, y supuse que sería lo mismo para los vampiros. Pero tal vez no.
Hice un gesto hacia la ventana cercana. — El sol va a salir pronto. Tan rápido como baje, vamos a salir de aquí, ya que ellos van a estar de vuelta esta noche.-
— Una de mis casas de seguridad no está lejos de aquí.-
— Suena como un plan,- le dije, poniéndome de pie para ajustar la lona sobre las cajas, por si acaso se habían movido durante la lucha anterior.
Él se puso de pie, también… y se tambaleó.
Automáticamente extendí la mano para sostenerlo, la alarma golpeando a través de mí. — Liam? ¿Estás bien?-
Volvió a sentarse de nuevo, apoyándose pesadamente contra una de las cajas. — Sí, sólo dame un segundo.-
— ¿Es el veneno? ¿Todavía estás enfermo?-
— Estaré bien,- dijo con una voz dura. — Déjame en paz, ______.-
— Oh, seguro,- le dije con sarcasmo. — Porque sé que cuando estoy bien, me caigo y tengo que apoyarme en los muebles. Eso es, completamente, lo que la gente que está bien hace, ¿verdad? Qué tonta de mí por estar preocupada.-
Su boca se curvó de un lado. — ¿Estás preocupada por mí?-
Él estaba casi a unos centímetros de conseguir un puño en la boca. — No trates de cambiar el tema hacia mí.-
— Estoy solo un poco débil todavía,- dijo, pasándose una mano por el pelo. Este se le levantó un poco más alto. — Va a irse con el tiempo, y me imagino que se habrá ido con la siguiente alimentación.-
Crucé los brazos sobre mi pecho, una sensación de hundimiento viniendo sobre mí. — Dime la verdad, ¿con qué frecuencia necesitan alimentarse los vampiros?-
Él me dio una sonrisa triste. — ¿Con qué frecuencia necesitas comer?-
— Liam,- le dije en un tono exasperado. — ¿Por qué no me lo dijiste?-
— Porque no hay nada que hacer al respecto.-
Pero lo había. Yo estaba llena de sangre agradable, fresca, y él no iba a preguntar. Sabía que de algún modo sería que yo me ofreciera de voluntaria, pero el recuerdo de lo horrible que era todavía me hacia estremecer con disgusto.
Pero yo no quería que él se muriera de hambre, tampoco. Suspiré.
— Está bien, ______,- dijo, enderezando los hombros. Se frotó la cabeza, haciendo que ese pelo loco se parara de punta. — Voy a estar bien. Sólo necesito dormir.-
— En realidad, yo sé lo que podemos hacer,- le dije, enrollando una de las largas mangas de mi camisa prestada.
Casi odie el relámpago de hambre que cruzó su hermoso rostro. — ¿Tú me vas a alimentar?-
— No, yo voy a ir a coger para ti una de esas ratas.- Ante su expresión de sorpresa, rodé mis ojos. — Por supuesto que voy a alimentarte.- Terminé de enrollar mi manga, mis movimientos alterados. Estaba nerviosa y más que un poco alborotada. Después de prometer nunca volver a alimentar a un vampiro, aquí estaba yo, ofreciendo mi muñeca buena como una idiota.
Los colmillos de Liam se alargaron mientras daba un paso hacia él, y la mirada de sus ojos se volvió ensoñadora con el deseo. — No voy a hacerte daño, ______. Te lo prometo.-
— No hagas promesas que no puedas cumplir,- le dije con voz dura, y empujé mi muñeca hacia adelante, ofreciéndosela. — Vamos a acabar de una vez.-
Él tomó mi muñeca lesionada delicadamente, su pulgar cepillando sobre la piel suave. Entonces él me miró, y sus pupilas eran casi negras, estaban muy oscuras con el hambre. Pero sólo presionó un beso en la palma. — ¿Tú no me crees cuando digo que no te haré daño? Lo juro.-
— Dice el hombre con colmillos de diez centímetros.-
Él sonrió, y los colmillos parecían aún más grandes. — Cinco centímetros. Pero halagas mi ego.-
Me sonrojé ante la insinuación y me di la vuelta así no lo vería mutilar mi muñeca. — Sólo acábalo de una vez.-
Tomó mi barbilla y me dio vuelta hacia él, su expresión perpleja, el hambre dilatando sus ojos cerrándolos un poco. — ¿Yo… te lastimé de mala forma la vez pasada?- Parecía triste ante la idea. — ¿Cuándo me alimentaste?-
Fue como tener mi muñeca desgarrada de mi brazo. Asentí con la cabeza, incapaz de detener el temblor en mi cuerpo.
Su mano libre rozó mi mejilla y me miró con ternura. — ¿Y sin embargo me alimentarías de nuevo?-
Me encogí de hombros, apartando los ojos. — Tú harías lo mismo por mí.-
— Lo haría,- dijo, y las palabras parecieron tener más peso de lo que una simple comida debería involucrar.
Él me atrapó por la cintura y tiró de mí cerca, y yo caí hacia adelante en sus brazos. — No se supone que duela,- murmuró. — La mordedura es agradable.-
No dije nada, pero mi expresión debe haber hablado alto.
Liam me tiró más cerca. Mis pechos apretados contra la parte superior de su cuerpo, y él me soltó la mano. Esta, instintivamente, fue a la pared firme de su pecho. Su piel se sentía fría contra la mía, pero no desagradable. En su lugar, su mano se deslizó hasta el cuello de mi camisa, alejándolo de mi cuello. — ¿Me crees cuando te prometo que no te dolerá?-
Me quedé inmóvil, el instinto y la memoria advirtiéndome contra la sensación de Liam contra mí. Mi sexo había empezado a palpitar de deseo, mis pezones raspando contra su pecho, duros y pequeños pinchazos.
— ¿Confías en mí?- Dijo él.
Mis dedos temblaban contra su pecho, y luego asentí con la cabeza lentamente.
Se inclinó tan cerca que pensé que podría besarme, pero él solo pasó los labios por encima de mi mandíbula.
Me estremecí contra él, mis dedos se cerraron un poco.
— El truco con los vampiros,- dijo mientras respiraba contra mi garganta, — es que nuestra saliva es un poco como una droga maravillosa. Es un coagulante y un afrodisíaco todo a la vez.-
Me puse rígida en sus brazos. — ¿Afrodisíaco?-
Retiró mi pelo de mi cuello con una mano. De la forma en que lo sostuvo, me vi obligada a inclinar un poco la cabeza, dejando al descubierto mi cuello.
— Déjame enseñarte,- dijo en voz baja. Se inclinó y lamió mi cuello en la curva de mi clavícula.
La sensación fue delicada y sexy y envió otra llamarada pulsando a la unión de mis muslos. Eso estuvo bien, pero no se sentía como nada especial. — No estoy segura de que este sintiendo algo. Tal vez los cambiantes somos inmunes…-
— No eres inmune,- dijo con una risita, y lamió el mismo lugar otra vez.
— Todavía no… ohhh…- El punto que él había lamido se sentía increíble. Hormigueante. Caliente. Delicioso. Mi sexo de repente se sentía caliente y resbaladizo por la necesidad, y me dolían los pezones, estaban tan apretados. Llegué a él, enredando mis dedos en su pelo. — Oh… Ya veo lo que quieres decir.-
Pasó la lengua por mi garganta otra vez, más lánguidamente, y yo no pude parar el gemido que se levantó de mi garganta.
— No bebemos de la muñeca,- dijo él contra mi garganta. — Hay demasiados huesos delicados empaquetados allí cerca y juntos. No hay suficiente superficie. El cuello es mucho más agradable, ¿no te parece?-
Mis caderas se levantaron involuntariamente, y me di cuenta vagamente de que estaba montándolo. No me importó. Dios, él se sentía bien. Mi piel se sentía caliente y enrojecida por la necesidad. — Oh, Liam.-
Él gimió contra mi garganta. — Me encanta oírte decir mi nombre, _______.- Él soltó una respiración entrecortada y luego acarició mi cuello una vez más. — Voy a beber ahora, cariño.-
Mi cuerpo se tensó un poco ante eso, mi corazón palpitando de miedo. Antes de que pudiera protestar, sin embargo, sentí su lengua prensarse contra mi garganta una vez más. Luego hubo un pequeño pinchazo, y sentí sus dientes hundirse en mi garganta, lo sentí tirar con fuerza, chupando mi sangre.
Dios, esto se sentía como si él se hubiera empujado muy dentro de mí. Gemí, y mi mano libre fue a mi sexo, encontrándolo empapado y dolorido por la necesidad. Esto era una mala idea, pero no me importaba. Me froté a mi misma mientras él chupaba de mí, y oí un gemido bajo en su garganta. Sus dedos se cerraron en las curvas de mi culo mientras bebía, y yo gemí, necesitando más. Queriendo más. Mi mano se deslizó fuera de mi sexo, y busqué la cremallera de sus pantalones. Su pene estaba caliente y duro debajo de mí, y cuando apreté mis caderas en las suyas, empujó contra mí con igual calor. Él quería esto, también. No me importaba si era sólo el afrodisíaco de su lengua o de mi propia necesidad desesperada, solitaria, pero yo lo necesitaba profundo dentro de mí.
— _______,- susurró él suavemente contra mi garganta antes de hundir sus colmillos de nuevo y beber una vez más. Levantó la cabeza, y sentí esos largos colmillos deslizarse fuera de mi piel una vez más. — ¿Estás segura…?-
— Sí. Te quiero,- le susurré. Empujé su cabeza, animándolo a volver a mi cuello.
Su lengua trazó la sangre derramada en mi piel, lamiéndola, y entonces sentí a sus colmillos regresar, sentí sus dientes hundirse profundamente.
Gemí. Mis dedos encontraron la dura longitud aterciopelada de él. Saltó libre de sus pantalones, y sentí apretar su agarre en mis caderas. Envolví mis dedos en torno a esa larga dureza y me dejé caer sobre él, mi aliento entrecortado mientras él se sentaba en mi calor apretado. Había pasado mucho tiempo desde que había tenido relaciones sexuales, y él era grande, ¿había sido siempre así de grande? Gemí de nuevo mientras sus caderas dieron un empuje desigual y su lengua se movió contra mi cuello. Yo no podía decir si todavía estaba chupando, pero eso no importaba. Estaba muy dentro de mí. Sacudí las caderas, gimiendo ante lo bien que él se sentía llenándome. Mi querido Liam.
Se empujó dentro de mí, y yo grité ante la deliciosa sensación. Su lengua lamió mi cuello mientras me inclinaba hacia delante, rozando mis pezones contra su pecho. Sus manos me tiraron hacia abajo con fuerza cada vez que él empujaba hacia arriba, y le oí susurrar mi nombre. Yo lo montaba, la necesidad sobrepasándome, hasta que estaba balanceándome salvajemente encima de él, encaminándome a un clímax, sus embestidas volviéndose tan desesperadas y desiguales como las mías. Sus dedos se clavaron en mis caderas más duro, tirando de mí hacia abajo sobre él con cada embestida salvaje, áspera. Justo cuando yo estaba cerca de golpear el pico, mordió mi cuello una vez más. Grité ante el placer puro, perforante, mi cuerpo entero poniéndose rígido, y lo sentí tensarse debajo de mí en el orgasmo. Olas de éxtasis rodaban a través de mí, explotando a través de mi cuerpo tembloroso, hasta que regresé a tierra y me encontré jadeando, sudando, y débil en los brazos de Liam.
Sus manos se deslizaron por mi espalda, y me acercó para un beso largo y caliente que sabía a mi propia sangre, sus colmillos retraídos ahora. Yo le devolví el beso, el calor quemando de nuevo cuando su lengua se frotó contra la mía. El beso pareció durar para siempre, y él presionó repetidos besos más pequeños en mi boca como si él fuera incapaz de dejar de probarme.
De pronto pensó en lo que acabábamos de hacer y me sonrojé de vergüenza. Habíamos estado reunidos en un abrir y cerrar de ojos, y aquí estaba yo encaramada encima de él como una gimnasta salvaje. Ya que yo no era del tipo de salida de una sola noche, esto podría complicar las cosas.
— Gracias, _______,- susurró contra mi boca, y me jaló hacia debajo del pequeño refugio con él mientras se movía hacia el sueño diurno.
Esas dos pequeñas palabras resonaron en mi cabeza, burlándose de mí, mientras Liam se quedaba dormido.
Gracias, ______.
¿Gracias? ¿Cómo si le hubiera entregado un sándwich o algo así? ¡Yo lo había dejado beber de mí! ¡Habíamos compartido sexo salvaje, orgásmico! Y conseguí una palmadita en el hombro y un agradecimiento?
Como un amigo.
Feer :)x.
Re: Out With A Fang - [Liam&Tu]
LOL la rayis se siente toda indignada porque solo le dieron las gracias
la verdad es que los hombres no son buenos para hablar despues del acto :D
siguelaaaaa
la verdad es que los hombres no son buenos para hablar despues del acto :D
siguelaaaaa
NaTnAt
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