Irresistible Harry Styles.

Capítulo 1.


Estaba sola, en un campo… u…un momento… ¿Que hacia yo en un campo? ¿No debería estar durmiendo? Estaba confusa, miré a mi alrededor. A lo lejos visualicé a una persona, un chico dos años o tres mas que yo. Era un chico moreno con rizos. Tenía los ojos verdes esmeralda, aunque estuviéramos a distancia, no se cómo, pero se distinguían y oh dios, que ojos, parecían sacados de una película. No tengo ni la más remota idea de cuando ni como, pero empezamos a correr los dos, el uno hacia el otro.
No tenía control de mis piernas ni de mi cuerpo, por una parte quería parar y saber que me estaba pasando, pero por otra, quería ver a ese chico de rulos.

Nos acercábamos, yo llevaba un vestido blanco dos dedos más arriba de mis rodillas con unas sandalias marrones oscuras, maldecía porque se me estaban metiendo diminutas piedras por los pies. Me sentía hermosa por primera vez en mi vida, pero no era por el atuendo, en cambio era por él. Me fijé unos metros mas adelante para observarle de nuevo. Era el chico mas guapo que había visto en toda mi vida, pero bueno, solo tenia 17 años, pronto 18. Desvié mis pensamientos y me volví a fijar por tercera vez. El se fijó en mi, y me sonrío, este chico creo que me quería matar, dios, que sonrisa
.Yo no entendía nada, ¿Que hacia ahí? ¿Porque me sentía tan débil delante de ese chico tan hermoso? Pero lo más importante, ¿Quien era él?.
Seguíamos corriendo, el camino parecía infinito, a mi al rededor había un camino de arena por el que corría y al rededor se hallaban pequeñas flores rosas, blancas y amarillas con una inmensa cantidad de pasto verde.
Estaba a metros de él, poco a poco se convirtieron en escasos centímetros.

Nos abrazamos. En aproximadamente 2 segundos me llegó a mis fosas nasales un exquisito olor. Aparte de ser jodidamente perfecto, olía perfectamente bien. En ese momento comprendí que estaba con un dios griego.
Después de el abrazo nos miramos a los ojos, yo era alta, pero él aún más. Me cogió de el rostro y me miro con una mirada que creía que se me iba a salir el corazón, en un pequeño susurro me dijo:
-Te amo, por favor, no lo olvides.
Inconscientemente, sentí algo húmedo por mi mejilla derecha. Un momento, ¿estaba llorando? ¿Porqué?. Espera, espera… Esa frase me suena un montón… ¿La habría leído en alguna parte? Esto cada vez era más confuso.
De repente, me fue atrayendo a él, su fragancia me fue cautivando y se me hizo irresistible oponerme a ello.
Estábamos a centímetros, rozábamos nuestras narices, iba acercándose muy pero muy despacio, no pude más y lo besé. La primera vez que besaba en mi vida. Era… raro, nunca había sentido una sensación tan… irresistible. Sus labios eran finos, rosados, perfectos, los dos correspondíamos…
De repente desapareció, fue un poco gracioso ya que me quedé sola moviendo los labios… pero me di cuenta de que el hermoso chico de rizos ya no estaba. Vale, si, era muy raro.
Se volvió todo blanco, estaba sola, hacía frío. No entendía absolutamente nada.
- ¿Hola?
Nada. Sólo se oyó el eco que proporcionó mi voz al hablar por primera vez. Se empezó a oír un ruido, era… ¿música?

Me desperté sudando como un pavo, ¿Que había pasado? Nunca había tenido sueños tan pero tan raros. Apagué la música proveniente de mi I Pod Touch. Sonaba Be The One de Cody Simpson, mi ídolo. Muchos me critican por tener un ídolo, pero, que les den. Menos mal que les tenía a ellos, mi mejor amiga, Cristina, mi mejor amigo, Gonzalo y las CAMEGASELI, un nombre que nos inventamos mis amigas y yo para el grupo. No se que haría sin ellos. Quité los pensamientos y me metí corriendo a la ducha. El agua artificial me inundó el cuerpo. Vinieron a mi cabeza Imágenes de el chico de pelo rizado, pero vamos a ver, ¿Que mierdas me estaba pasando?.
Termine de aclararme el pelo y salí de la ducha. Me sequé, me eché crema corporal por el cuerpo, me vestí con mi uniforme y a continuación me desenredé, peiné y sequé mi pelo. Tengo el pelo marrón oscuro, ondulado y por mitad de la espalda, soy alta, la mas alta de todo el curso tengo el cuerpo… mmm normal (si se puede decir así) estoy mas tirando para gorda… vamos, que si, que estoy gorda. Tengo gafas, soy española, nací en España, pero desde los cinco años hasta los nueve años viví en U.K. mis recuerdos son pocos, pero me acuerdo de dos niñas guapísimas llamadas Laura y Cristina y de mis ex- mejores amigos Louis y Niall. Digo "ex" porque por la mudanza me tuve que ir. Nunca mas los volví a ver. Y… ¡Ah, Si! había otro chico… Ha… ¿Hareldo? ¿Hiroldo? ¡Harold! ¡Harry! ¡Harry Styles Cox! ¿Cómo podría haberme olvidado de el? Así se llamaba mi otro ex-mejor amigo, desafortunadamente, el se fue un año antes que yo. Me encantaba, siempre me llamaba princesa, y si alguien se metía con migo me defendía. Cuando se fue me quedé destrozada…
~~~~~Flashback~~~~~
Estaba en mi casa, hoy vendrían Louis, Niall, Cristina, Laura y Harry ya que era mi cumpleaños, 24 de abril, cumplía 8 años. Los chicos y sus padres habían venido para celebrarlo. Los seis éramos los mejores amigos.
Esperaba ansiosa por la llegada de esos cinco locos. Se oyó el timbre, bajé corriendo las escaleras de mi enorme casa no sin antes pararme en un espejo y bajar un poco mi vestido rosa y blanco.
Una vez abajo, los vi, pero faltaba uno, faltaba Harry…
-¡Hola chicos! ¿Qué tal?
-¡Hermosa!- Dijo Niall, mi irlandés (en ese momento moreno)- ¡Felicidades! Esto es para ti, de parte de todos- Me dio un beso en la mejilla y me entrego una pulsera de plata con diamantes, guau, les tiene que haber costado un riñón. Era preciosa, la cosa mas preciosa que había visto en mi vida.
-Gracias chicos, ¡os amo!- Los abracé. -¿Dónde esta Harry?-
Todos se callaron y bajaron la cabeza. Oh no, aquí pasaba algo…
-Chicos…¿Pasa algo? dónde esta Harry?-
Louis levantó la cabeza, me miró con los ojos llorosos, esperé impaciente la respuesta.
-Gracia… lo siento… pero él… se ha ido.- ¿Cómo? ¿Cómo que se había ido? ¿A donde?
-¿Qué? ¿A dónde? ¿A que hora a a llegar? Tengo unas ganas de verlo y abra…- Louis me calló con el dedo. Me entregó un sobré y un… ¿joyero?
-Léela a solas por favor…- Dijo Louis. - Nosotros iremos ayudando a tu madre.
Miré el regalo que me habían entregado.
-Pero…- No estaban. Habían desaparecido como por arte de magia.
Subí corriendo a mi habitación para ver que querían que viera, llegué a mi cama, me senté y abrí en joyero. Oh. Dios. Mío. Era un colgante, de plata como la pulsera, tenía puesta una H en la mitad de el corazón de plata, le di la vuelta y ponía: "Felicidades, te ama, Harry". Estaba súper emocionada, miré el sobré blanco que tenía a mi lado derecho. Lo abrí, contenía en su interior una carta. La leí, ponía:
"Gracia, princesa mía, como ya habrás visto el colgante, ya sabrás quien soy, Harry, tu mejor amigo, hago esta carta porque… bua, no se como decírtelo… me voy, me voy de Londres para siempre, lo sé soy un cobarde por no querer decírtelo. Pero… no podía, eres mi todo, mi sueños, sueño contigo todas las noches, estas siempre en mis pensamientos, cuando te veo… se me acelera el corazón, por eso no e podido decírtelo… por favor, princesa, no me guardes rencor ni llores, yo te quiero y jamás te olvidaré, lo siento mucho… el colgante que acabas de ver es mi regalo de cumpleaños y de despedida, Ah, por cierto… no eches la culpa a los cuatro locos restantes… les hice jurar que no te podían decir nada.
Bueno, este es el final de mi despedida, cuídate mucho, y repito: jamás te voy a olvidar.
Te amo, por favor no lo olvides:
Harry."
Empecé a llorar como una desquiciada, ¿cómo iba yo a vivir sin él? El era una parte de mi vida.
Estaba destrozada, no entendía por que no me lo había dicho antes, y es que… el pensar que no volveré a verle , no podré volver a abrazarle… me mata por dentro.
Bueno, ya tendría bastante tiempo para llorar, pero ahora lo más importante era bajar ya que mi madre me estaba llamando desde abajo. Me sequé las lágrimas y me puse el colgante.
Bajé y me fui inmediatamente al jardín donde me estaban esperando todos.
"¡Sorpresa!" Un momento, no estaban sólo esos cuatro tontos sus padres y mis padres. Estaban mis tíos, abuelos, primos… paré mi vista y me fijé en una persona en especial… ¿¡Sofía!?
-Oh, Dios mío… ¿¡Sofía!? ¡Cuanto tiempo son verte! Te e echado muchísimo de menos…- Sofía era mi prima segunda.
-Y yo a ti enana- Me dijo Sofía, ya que era un año mayor que yo.
Nos fundimos en un abrazo, más bien en un abrazo de oso. Después de hablar un rato con la loca de mi prima
me acerqué a mis cinco… digo, ahora cuatro mejores amigos, todavía no me hacía a la idea de haber perdido a Harry.
Me miraron todos con una sonrisa al llegar, pero bajaron la mirada hasta mi cuello para ver el medio corazón con la H de Harry. Se les borró la sonrisa al instante mientras a mi se me escapaba una lágrima más. Sobraban palabras, simplemente nos abrazamos. Dejamos el abrazo y seguimos con la fiesta.
~~~~~Fin del Flashback~~~~~
Eso dio la vuelta a la tortilla y aquí estoy, pensando en esto después de aproximadamente nueve años. Después de eso volví a mi vida, pero siempre estaba él, mi mejor… digo ex-mejor amigo. Después de un año mis padres me dijeron que iríamos a vivir a Segovia, en España. Cuando se lo dije a los chicos se quedaron destrozados, me hicieron una fiesta sorpresa y nos despedimos con llantos y abrazos. Volví a pensar en Harry, pero su rostro estaba borroso en mi mente. Entonces, me di cuenta, dejé mis pensamientos y fui corriendo a mi joyero, busqué y busqué hasta que … ¡Sí! Ahí estaba el colgante con la H inscrita, me lo puse y fui a el espejo que hay en mi cuarto, me encantaba. Bajé mi vista a mi reloj, las 8 y 15. Mierda, otra vez tarde.


Hola :)) Mi nombre es Gracia tengo 13 años y soy de Segovia, España. Bueno, esta es mi primera novela y espero que os guste :) este es el capítulo más largo y los demás son un poco corto pero subiré todos los días excepto alguna excepción. Por favor, quiero comentarios como buenos como malos. Gracias por leer x.

Capítulo 2
Bajé más escaleras como sí mi vida fuera en ello, me esperaba el desayuno en la mesa (si se le puede llamar desayuno a un colacao)
-Buenos días hija.
-Buenos días mama.
-¿Que tal as dormido?
Me vino el sueño a la cabeza, la sacudí inmediatamente.
- Mmm bien. ¿Y tu?
- Pues ya lo sabes, con los ronquidos que hace tu padre… es imposible dormir.
-Ya, lo sé, en los viajes siempre ronca como un animal.
Nos reímos, me encanta hablar con mi madre, menos cuando se pone pesada.
-¿Te pusiste el aparato anoche cariño?
-¡Claro! Como todas las noches…(no me lo pongo ni una noche ni lo pienso hacer)
-Bien cariño, venga que se te hace tarde.
Miré mi reloj, mierda, y veinte pasadas. Salí corriendo a el cuarto de baño a lavarme los dientes y a mi cuarto a coger mi mochila.
-¡Adiós!- Dije gritando.
Recibí el mismo despido de parte de mi madre desde la cocina, y de mi padre desde el salón. Fui corriendo a
mi odioso instituto/colegio.
En 5 minutos ya estaba ahí, me sorprendí de como no se me subió el corazón a la garganta, normalmente no aguanto tanto tiempo corriendo y menos corriendo a sprint. Subí las escaleras del colegio hasta el 3º piso. Llegué a mi clase…
Estaban todos sentados, sólo faltaba yo y algunos compañeros que supuse que estarían enfermos o se habrían quedado dormidos al igual que yo. Toqué nerviosamente la puerta de mi clase correspondiente. Inglés. La abrí no sin antes recibir por parte de mi profesor de inglés un "adelante"
-Llegas tarde.- Se limitó a decir. - por esta vez pasa, y que sea la última vez que ocurre.- ¿Estaba loco o que? Según mi reloj eran y 28, y las clases empezaban a y 30. Pero pasaba de discutir con el.
-De acuerdo… gracias.-
Recibí miradas de mis amigas y de parte de mis compañeros. Me senté en mi lugar, abrí mi mochila y saqué los libros de la asignatura correspondiente. Oí desde atrás como una amiga mía me preguntaba que sí me había quedado dormida otra vez, giré un poco hasta ver sus preciosos ojos verdes, la inconfundible María Bernabé tenía una sonrisa en su cara, que maja… la parecía gracioso.
Me límite a asentir con la cabeza, oí un: "nunca cambiarás". Sonreí, cómo me conocía, pero, ¿cómo no? Nos conocíamos desde la guardería, perdimos un poco el contacto al mudarme por cuatro años a Londres, pero al volver volvimos a coger el contacto y conocí a las locas de mis amigas, más adelante a mis mejores amigos, Gonzalo y Cristina.
Atendí a la clase, pero no me hacía falta, no es por fardar… pero se me da extremadamente bien el inglés, pero la verdad, es un poco obvio habiendo estado en Londres cuatro años… la verdad, mis recuerdos eran escasos aparte de fotos y vídeos.
Me vino una imagen, el chico de rulos y ojos verdes tal cual dos esmeraldas. ¿Qué me ocurría? Cada vez que pensaba en ingleses y en Londres aparecía en mi mente. Recordé las palabras de ese estarlo sueño: "Te amo, por favor no lo olvides" me sonaban un montón… pero no tenía idea de que… Inconscientemente llevé mi mano derecha a el colgante con forma de medio corazón, me dio un escalofrío. ¿Sería una señal? ¿Porqué me pasaba esto? En el sueño me sentía preciosa gracias a ese muchacho tan apuesto… ¡¿Pero que decía?! Era un estúpido sueño como otro cualquiera y punto. La campaña me sacó de mis pensamientos.

Capítulo 3

Segunda hora de clase, genial, religión. Me levanté de mi asiento para ir a hablar con Anabel y con Andrea. Anabel era rubisima con ojos azules súper guapa y muy sociable, me encanta cuando estornuda o tose, ¡Parece un cachorro! Era más mona…
La saludé con un beso en la mejilla. Sentí que me tapaban los ojos, sin duda la inconfundible Andrea.
-Andrea, cariño de mi alma y de mi corazón, se que eres tu.
-¡Jobar!. - Dijo la pequeñita Andrea -¿Cómo lo sabes siempre?
-Eres inconfundible, además se te nota mucho amor.
-¡Que mona! Me encantas.- Hizo una mueca bastante graciosa. Las tres nos reíamos, sin duda Andrea era la graciosa del grupo. Cada una éramos de un tipo. Andréa la graciosa, Anabel, por lo menos para mi, la cuqui, María la estilosa, y oh dios, que envidia, como se vestía la chica… Las Elenas, imposible no quererlas. Marina, guapísima, casi todos los chicos van detrás de ella, pero no los culpo, maja, guapa, inteligente… Alba, más pervertida que yo ( y eso que yo mal pienso día y noche ) con pelo rizado y súper morena, este año han venido nuevas chicas, una palabra: majísimas. Alguna es un poco… mmmm como decirlo… ¿idiota? Más que eso, pero en general todo bien.
-¿Que te ha pasado? No me lo digas, te has vuelto a quedar otra vez dormida…
-Si… pero es que…- Iba a contarlas lo del sueño con el chico del pelo rizado, ¡pero que más da! Es una tontería, se reirían de mi. -Ya sabes hoy es lunes y yo y los lunes no nos llevamos muy bien que digamos…
Asintieron no muy convencidas, vino María y corrimos a la siguiente clase. Llegamos y nos sentamos.
No se porqué, pero este día sería muy largo…

Salimos al recreo, en el recreo nos dejaban ir por toda la ciudad, pero por sí llegábamos tarde siempre íbamos por los al rededores a comprar comida.
Mire un poco para la derecha y ahí estaba, mi mejor amigo, Gonzalo.
Fui corriendo hacia su dirección, el estaba de espaldas, a sí que me subí a caballito, en enredo sus brazos entre mis piernas para cogerme mejor.
-¡Hola niño! ¿Qué te cuentas?.- Le besé la mejilla.
-Nada, cargando a una boba en mi espalda, ¿tu?
-¡Eh, yo no soy ninguna boba…- le cogí el refresco que suponía que se acababa de comprar y tomé un sorbo.
-¿Que haces? Que manía tienes de cogerme todo lo que se puede beber y comer e…
-Lo sé, pero me quieres.
-Que si, que si… pero ahora bájate de la espalda que pesas.
Automáticamente bajé de su espalda, y le abracé.
-Emm… Gracia, quería decirte que en dos días…
Oí mi nombre, mis amigas me reclamaban.
-Mañana me lo cuentas, que me reclaman, ¡te quiero bobo!
-Pero…
Me fui corriendo y le dije un adiós con la mano. A continuación alcancé a mis amigas y nos fuimos a comprar chuches y a dar una vuelta hasta la hora correspondiente.

Capítulo 4:

Ya eran las 14:30, la hora de la salida de la tortura llamada: instituto. Como lo odio, todos los días lo mismo, clases, recreo, clases, casa, comer, estudiar hasta las nueve de la noche… menos mal que este era mi último año aquí y que queda una semana y media para las vacaciones de Navidad.
Me agarré a mi abrigo cuando vino una oleada de vientos fríos. ¿Era necesario que hiciera tanto frío? Para el colmo empezó a llover, y yo sin paraguas, bien, todo iba de maravilla, nótese mi sarcasmo.
Me despedí corriendo de mis amigas y me fui con mi vecina a mi casa.
Una vez en el portal, subí corriendo las escaleras hasta llegar a mi casa, abrí la puerta e inmediatamente fui al cuarto de la plancha donde siempre dejábamos las cosas mojadas para que se secaran y quintábamos el barro. Lo coloqué en un extremo de la pequeña habitación junto al abrigo y me fui a mi cuarto a dejar la mochila, estaba empapada y eso que había ido rápido a mi casa obligando a mi pobre vecina a correr. Me sequé un poco y me puse ropa cómoda para estar por casa, me dirigí a la cocina a comer.
Entré por la puerta y lo primero que vi fue un sobre blanco. Pensé unos segundos en abrirlo o no, me decanté por la segunda opción ya que tenía mucha hambre, además seguro que sería algo de la empresa de mis padres. Como siempre, ya tenía la comida en la mesa, comía sola porque mis padres salían a trabajar justo a la hora de comer, ¿raro verdad? Lo sé, pero a mi me gusta comer sola, prefiero eso a oír los chistes verdes de mi padre y las preguntas de mi madre sobre que tal iba con los chicos.
Otra vez, el chico de rulos me vino a la mente, esto ya es pasarse, tengo que hacer cualquier cosa por sacármelo de la cabeza, esto ya me estresaba. Encendí la televisión haber si ya se me iba de la cabeza y comencé a comer mis macarrones con tomate.

Estaba escuchando música de Avril Lavigne y leyendo una novela típica de amor imposible, eran mi debilidad.
Miré mi reloj: 18:47, un momento… ¿¡Qué!? Me levanté corriendo de mi cama y fui corriendo a vestirme para mi clase de baile. Si, yo voy a baile, pero no a ballet, a baile moderno. Era el estilo que más me gustaba, y además de hacer deporte durante el invierno, hacia lo que amaba.
Me coloqué unos leguins negros y una camiseta de manga corta con estampados florales, mis queridas y amadas deportivas de baile y salí corriendo de mi casa no sin antes coger un bolso negro y un abrigo.
Llegué a la puerta de la escuela, 18:57, bien, una vez que llego pronto a algún lado. Festejé en mi interior y toqué el timbre de la puerta, Rebeca, mi profesora de baile, me abrió.

-¿Gracia? ¿Tu? ¿Aquí? ¿Pronto?
-Lo sé, lo sé estoy tan sorprendida como tu.
Las dos nos reímos.
-Bueno pues ve a quitarte las cosas y ve calentando, algunas chicas ya están abajo.
-De acuerdo, ¡Gracias!
Vi desaparecer su morena cabellera por un pasillo, Rebeca tenía 23 años, era alta y muy pero muy guapa.
Me llevaba muy bien con ella, era como mi tía, algunas veces la contaba mis problemas y la tenía un montón de confianza.
Empezamos el ensayo, hacíamos dos coreografías cada grupo, y al final del año las representábamos a todos los padres y familiares de los que asistían a esta escuela. Una canción me dejó elegirla especialmente a mi, elegí All Day de Cody Simpson, si, tengo una obsesión. La otra la habían escogido un grupo de mis compañeras, como no, escogieron una canción típica de reggeteon.
No es por hablar mal, pero una gran mayoría de mis compañeras eran unas… con perdón, guarras, unas guarras en toda regla.

Llegue a mi casa y me fui directa a estudiar y a hacer los deberes.
Esta vez terminé un poco más tarde de lo normal, fui a cenar, si es que "cenar" se le puede decir una barrita de cereales con chocolate y leche.
Todavía mis padres no llegaban, trabajaban hasta muy tarde, y para cuando llegaban ya estaba dormida.
Me acosté en la cama, tarde unos minutos en dormirme, pero lo conseguí.

A la madrugada siguiente…
Me desperté, otra vez ese sueño.
Me sequé la frente y me fui al baño a lavarme la cara, mire en el reloj de el pasillo al salir del cuarto de baño: 5:20
valla, si que era temprano, pero no tenía ganas de dormir, a sí que me fui a duchar y a hacer mi rutina mañanera. La primera vez en mi vida que lo hacía tan temprano. Salí de la ducha y me miré al espejo. Bajé mi mirada al colgante de medio corazón con la H inscrita, una ola de recuerdos mi inundó:
"¿Que tal princesa?" "No llores, siempre estaré ahí" "¿Que te ha pasado? Tranquila, no pasa nada, estoy aquí" "¿Mejores amigos para siempre? -Siempre"
Se me escapaban lágrimas mientras recordaba esos recuerdos, ¿cómo estaría? ¿seguiría siendo tan tierno? ¿Cómo sería? ¿Tendría novia?
La última pregunta fue como una flecha clavada en mi corazón, pero ¿porqué?
Dejé los pensamientos a un lado y me quité las lágrimas incrustadas en mis mejillas provenientes de mis ojos.
Salí del baño y me fui a mi cuarto a cambiarme y prepararme para la tortura: el instituto.

Irresistible Harry Styles. Capítulo 5.

Capítulo 5:

Las horas de clase se pasaron volando, ahora estaba a la salida para ir a ver a mi mejor amigo. Le vi abrazándose con todo el mundo, ¿que estaba pasando? Me acerqué a él empujando a un mogollón de gente que había a la salida del colegio, estudiantes que se quedaban para hablar con sus amigos o fumar un cigarro.
Llegué hasta el:
-Hola niño, ¿que te pasa? ¿Porqué todo el mundo te da abrazos? Que me pongo celosa e…- Dije animadamente
-Hola… pues verás… me voy.-dijo tristemente.
-¿A dónde? ¿Te vas a ir a comer? ¿De vacaciones? Jo… ¡que morro…- Me calló.
-Me voy para siempre.
Un segundo… ¿qué? Esto no podía estar pasando… otra vez no por favor…
-¿Cómo que para siempre? ¿A dónde? Dime que estas de broma por favor…
-A Francia…- dijo bajando la mirada.
Oh dios.
-¿¡Porqué no me lo dijiste antes!?- dije gritando y llevándome la atención de unos cuantos que andaban por ahí.
-Gracia baja la voz… te lo intentaba decir… ayer lo intenté, pero te fuiste con tus amigas corriendo.
-¿¡No me podías mandar un mensaje!? ¿¡Llamarme quizás!?
-Joder, lo siento…
-No, otra vez no me puede estar pasando esto… otra vez no señor…¿cuándo te vas?-
-Mañana… este es mi ultimo día en el instituto… lo siento de verdad Gracia.- dijo bajando de nuevo la mirada. Esta era la gota que colmaba el baso.
Empecé a verlo todo negro… no podía responder.
-¿Gracia? ¿¡Gracia!? ¡Qué alguien llame a una ambulancia por favor! ¡Que alguien llame a una ambulancia!-
Mis piernas no funcionaban, fui cayendo en un profundo sueño…

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Me desperté en una habitación… pero no era mi habitación, esta habitación era completamente blanca y sólo tenía una ventana y una camilla en la que estaba tumbada… ¿¡una camilla!?.
Me asusté, llevaba el uniforme de el instituto, ¿que me había pasado?
Oí unas voces detrás de una puerta que separaba la habitación del exterior.
-"Se lo tendremos que decir algún día"- dijo… ¿mi madre?- "Quedan sólo dos semanas, ¡se tiene que despedir se sus amigos!"
-"Cariño relajare."- dijo la voz inconfundible de mi padre.- "Se lo diremos en dos días, pero ahora no la podemos decir nada por como esta, si se ha ido su mejor amigo y se a puesto así, ¡imagínate como se pondrá al saber lo de la mudanza!"
¿Qué mudanza? ¿Qué estaba pasando?
-¿Mamá? ¿Papá?.- Se oyó el picaporte de la puerta, en unos segundos vi a mis padres.
-¡Hija! ¡Doctor, a despertado!
Vi enseguida a un doctor entrar por la puerta.
-Veamos… ¿cómo se encuentra señorita?.- me preguntó el hombre vestido con una nata blanca.
-¿Bien? Bien, supongo. Un poco cansada, ¿que me ha pasado? ¿Porqué estoy aquí?
-Verás, a la salida del colegio un amigo tuyo te dio una noticia un tanto inesperada… y te desmayaste.
-¿¡Que yo que!?.- intentaba procesar sus palabras en mi mente, lo recordé todo.-¿Cuanto tiempo e estado inconsciente?
-Tres días…
-¿¡Que!? ¿¡Cómo!?- grité a todo pulmón.- Imposible…
-Tranquilízate cariño…-
-¿¡Tranquilizarme!? ¿¡Cómo quieres que me tranquilice si no e podido despedirme de mi mejor amigo y no le voy a volver a ver en mi vida?! ¿¡Cómo mierdas lo hago!?
-Señorita mantenga la calma por favor, su amigo está aquí, quiere verla…-
Me quedé sin habla, ¿no se había ido?, asentí con la cabeza para que pasara. Mis padres y el doctor salieron fuera. Entonces le vi, Gonzalo.
Se fue acercando a mi y se sentó en la silla al lado de mi camilla que no me había dado cuenta de que estaba ahí hasta ahora.
-¿Cómo te encuentras?.- preguntó.
-Bien, ¿tu? ¿No tendrías que estar en Francia?
-Hemos retrasado el vuelo… sale esta tarde…-
-Oh, pues suerte…
-Gracias.
Nos quedamos en silencio, ninguno de los dos sabía que decir.
Pasaron unos dos minutos hasta que me miró y me abrazó. Fue un abrazo único, posiblemente sería el último abrazo que nos daríamos en mucho tiempo, o el último abrazo que nos daríamos en toda nuestra vida.
Rompí a llorar.
-No por favor… no llores…- dijo el también al borde del llanto
-Te voy a echar mucho de menos Gonzalo.
-Y yo a ti boba.
Se oyó un ruido desde el pasillo del hospital, Gonzalo tenía que irse.
-Bueno princesa, esta será la última vez que nos veamos… te quiero.
-Yo también te quiero.
-Adiós.- dijo mi ahora ex-mejor amigo
-Adiós…
Se levantó y fue a paso lento hacia la puerta, abrió el picaporte, giro la cabeza, nos observamos a los ojos y… se fue. Se fue para siempre. Rompí de nuevo en llanto. Después de pensar un rato mirando al techo de la habitación, me entró sueño, mucho sueño, a sí que opté por dormirme. Mañana sería un día muy pero muy largo. ¿Como habían podido suceder tantas cosas en sólo tres días? Era increíble. Dejando mis pensamientos me acosté en la sábana del hospital.
Volví a pensar en las palabras de mi padre: "¡imagínate como se pondrá al saber lo de la mudanza!" Con los nervios se me olvidó preguntarles, pero de todos modos dijeron que me lo dirían a sí que… sólo tendría que esperar dos días como mucho. Cerré mis ojos y me dormí.

Mayumalik: Mmm no, no la necesito :/ pero si quieres puedes salir, sólo necesito tu descripción :)) muchas gracias por leer

Capítulo 6:

Pasaron dos días, el día después de que se fuera Gonzalo volví al instituto, era muy incómodo ya que todo el mundo me miraba con cara rara… ese día fue muy largo ya que mis queridas amigas una por una me interrogaron cruelmente a base de un cuestionario sacado de una revista.
Si, ya no saben que poner en la prensa, el título era "como interrogar a alguien cuando le ha pasado algo traumático" muy ingenioso ¿verdad?. Cuando lo leí me caí de tanta risa, tengo un gran cardenal en la parte trasera de mi muslo derecho… pero ya sanará.
Respecto al chico de rulos, ahora los sueños eran más intensos, cada día más cosas pasaban, era como en una novela, como capítulos solo que salteados, y lo peor es que no sabía como quitármelo de la cabeza. Me sonaba mucho, pero no sabía de que.
Tenía que quitármelo de la cabeza ya, o me volvería completamente loca.
Volví mis pensamientos a la calle, por sí pisaba alguna caca de perro o un chicle. Había quedado con Cristina Martínez, mi mejor amiga. Ella es alta, guapa, ojos verdes y bastante raros pero bonitos, pelo marrón clarito casi rubio con mechas. Era inteligente, bipolar, loca, simpática… la encanta ir de fiesta y quedar con chicos. Lo digo por experiencia. La lista de los chicos que han salido con Cristina era muy larga, pero, ¿cómo no? No les puedo culpar.
Me había dicho que me tenía que presentar a alguien. Seguramente otro chico.
Llegué a el bar en la que habíamos quedado. Había muchas personas dentro, pero me llamó la atención un chico con unas gafas de sol de pelo rubio oscuro. Parecía que estaba esperando a alguien.
Me senté en la mesa y pedí una Cocacola, no tenía ganas de alcohol esa noche. En unos dos minutos oí una voz imposible de no reconocer. Era ella, Cristina.
-¡Hola hola!- Dijo dándome un abrazo y dos besos. - Te quiero presentar a alguien. ¡Justin!.
¿Justin? ¿Quien era ese?
Entonces el chico rubio de gafas de sol se levantó de la silla y vino hacia nosotras.
-Este es Justin. Gracia, Justin, Justin, Gracia.- El chico me dijo en bajito "Hola" y me saludó con dos besos.- El… es… mi novio…
Me quedé perpleja ante la confesión de mi mejor amiga. Era guapísimo, el chico más guapo que había visto, a parte del chico de mis sueños… ¿pero el no era real? ¿No?
"Deja esos pensamientos…" me dije a mi misma. Volví al mundo real.
-¡Pues encantada! Soy Gracia, Gracia Martín ¿que tal?.
-Hola yo soy Justin.- me dijo con una sonrisa.- pues muy bien ¿y tu?
-Bien.- Nos reímos por la incomodidad de no saber que decir.
-Emmm, yo ya e pedido… id pidiendo… si queréis claro.
-No no.- dijo Cristina.- Nosotros nos vamos.-
-A vale pues… ¿¡Espera que!? ¿No se suponía que tenía que estar con los tres?.- Pregunté.
-Perdón por no avisarte… pero nos vamos de cena… Justin me va a llevar a un sitio especial.- Justin asintió un poco incómodo.
-Y… ¿¡me as echo venir para estar aquí cinco minutos cuando tendrían que ser treinta!?.- Grité.
-Hey, hey no grites…- dijo medio riéndose. Que cabrona…
-Perdóneme usted, que ahora la culpable soy yo. Justin, ¿te importa dejarnos un momento a solas?
-Claro…- Dijo Justin. A continuación se marchó a la barra, seguramente para pedir algo.
-¿Que?
-¿¡Cómo que que!? ¿¡De que vas!? Primero me dices que vamos a quedar que me querías presentar a alguien, vengo aquí y te e tenido que esperar cuando deberías estar tú antes, ya que tú, no yo, se suponía que habías tenido la idea, me presentas a tu nuevo novio como sí nada, y después me dices que os vais a los dos minutos de estar aquí. ¡No me digas "que" porque eso es de mucha cara dura! ¡Pero mucha!
- Tranquilízate…- Dijo cómo sí no pasara nada.
-¿¡Qué me tranquilice!? ¿¡Qué me tranquilice!? Mira mejor me voy porque ya sabes que yo me pongo muy borde con estas cosas…
-Si se ve…
-¡Serás idiota! Mira adiós.
Salí por la puerta hacia mi casa echando humo, no era para tanto, pero me cabreó la forma en la que me habló, como si no la importara. Pues ala, que la cunda con su nuevo novio, a ver cuanto duran.
Andaba por la calle oscura a las diez y media de la noche. Hacía frío, mucho frío. Oí risas, seguramente de borrachos que salían de una discoteca a tomarse una copa a algún bar. Justamente las risas eran de la calle por la que tenía que pasar. Mierda. Comencé mi camino por la calle, pero me di media vuelta a ver la mala pinta que tenían esos grupos.
Salí casi pitando de allí, pero para mi mala suerte oí unas pisadas y unos gritos diciéndome cosas. Aligeré el paso.
"Preciosa, ¿no quieres pasar un ratito con migo?" "No mordemos" "Vamos, lo pasarás bien" y entre otro comentarios provenientes de ese grupo. Giré una esquina a la derecha y casi corrí. Llegué a un callejón sin salida. Mierda. Oí pasos, cada vez más cerca, estaba temblando del miedo.
"Pequeña, ¿estabas huyendo?" Me di la vuelta, el grupo de ocho personas que había visto se había convertido en tres. Me acorralaron, uno vino a mi y me cogió de la barbilla.
-Mmm interesante, ¿quieres venirte a jugar un rato con migo? Apuesto a que no, pero me da igual.-Dijo.
Estaba muriéndome de miedo, ¿porqué a mi?. Los tres se acercaron, pude verlos un poco más de cerca, tenían una pinta temerosa, tenían piercings por toda la cara, cresa y pelo rapado, como todo el mundo decía: canis, canis por todas partes, ahora comprendía su significado.
Me eché hacia atrás, toqué la pare de un muro. Por tercera vez: mierda.
-Si no te resistes te prometo que no te haré daño… claro… sólo si no eres virgen.- Aún por la poca luz, podía ver sus sonrisas arrogantes implantadas en sus caras.
Abrí los ojos como platos. Nunca había pasado tanto miedo en mi vida.
Se acercaron los otros dos restantes. No podía gritar, no podía correr, no podía hacer nada salvo rezar por tener suerte. Me fui agachando hasta caer de culo con las rodillas en mi cara. Sollocé, ya uno me estaba levantando del suelo, yo les suplicaba que me dejaran ir, ni caso. Hasta qué…
-¡Idiotas dejadla o os rompo la cara!.- dijo alguien detrás de los tres chicos. Caí de culo otra vez con la espalda tocando la pared. Rompí en llanto de nuevo. Levanté la cabeza, se iban corriendo y vi que a uno le salía sangre de la nariz, pasó demasiado rápido. Dirigí mi mirada hacia mi salvador. No, no podía ser, el chico de rulos ahí plantado, mirándome. Nos miramos a los ojos, sus inconfundibles ojos verdes esmeralda me miraban con sorpresa.
A lo mejor no le volvía a ver, a sí que, decidí hablar.
-Gracias…- Dije susurrando. Él estaba mas perplejo que yo, no dijo nada. Me quedé perpleja. ¿Era real?. No, no podía ser real. De repente, salió corriendo como un rayo. Entonces… ¿mis sueños habían sido una señal? No lo sabía, pero, aunque tardara años, podía e iba a averiguarlo.

Irresistible Harry Styles. Capítulo 7.
Capítulo 7:
Me levanté del suelo frío y emprendí mi camino hacia mi casa. Estos días habían sido los más raros de toda mi vida, ahora mismo lo único que quería era ir a mi casa, darme una ducha, ponerme el pijama más cómodo, pensar y dormirme.
Llegué a la puerta de mi casa, cogí las llaves y la abrí, para mi sorpresa estaban mis padres despiertos en frente de la puerta. Genial, ahora llegaba la bronca.
-¿Dónde estabas?.-Pregunto mi padre.- Estábamos muy preocupados por ti.
-Perdonad, e tenido un pequeño retraso… si me permitís… tengo mucho sueño y estoy por tirarme ahora mismo al suelo para dormir.-Dije bostezando.- adiós.
-Espera hija…-
-Si no os importa, tengo muchísimo sueño… me lo decís mañana por la mañana, ¿vale?
-De acuerdo, descansa bien hija.- Dijo mi madre.
-Gracias. Buenas noches.- Les contesté medio dormida.
-Adiós.- Dijeron al unísono.
Me retiré a mi habitación, no hice lo previsto. No me cambié, no fui a asearme, sólo me tumbé en la cama y miré al techo para pensar. Jamás imaginé que me pudiera pasar esto… En una semana e soñado con el chico de rulos, me he desmayado, mi mejor amigo se ha ido para siempre y seguramente no le volvería a ver, me intentaron violar y por fin vi a el chico de mis sueños. ¿Lo volvería a ver? Quiero saber más, saber quién es, su nombre, su edad, donde vive, todo, lo quería saber todo de él.
Poco a poco me fui quedando dormida. ¿Qué me querrían decir mis padres? Sería algo importante, ya que nunca me habían esperado despiertos y menos los dos plantados en la puerta. Tenía nervios, ¿se habría muerto algún familiar? No, si fuera así no me habrían dejado irme a mi habitación… y me lo habrían contado al momento… ¿tendrían más horas de trabajo? No, les dieron más hace unos diez días… era imposible que les dieran más, ya era raro que les dieran más la anterior vez…
Me estaba comiendo el coco, necesitaba dormir, pero no podría sin irme a la ducha, desde que me tocaron aunque sólo fuera la cara, ya tenía asco…
Me desvestí, encendí el grifo y me metí en la ducha. Después de echarme el champú, el gel corporal y aclararme decidí quedarme un poco más bajo la lluvia artificial para relajarme. Cerré los ojos. Inconscientemente me vinieron flashes a la cabeza…

"Estábamos en el jardín de la parte trasera de mi casa, Harry había venido a jugar como todas las tardes después del colegio. Después de jugar, nos sentamos en el césped que había para descansar. Era tarde, observábamos la puesta de sol. El empezó a hablar:
-¿Sabes?.-Me dijo mirándome.
-¿Qué?.- Dije volviendo la cabeza para observarle.
-Te quiero.- Soltó de repente.
-Ohhh rulitos yo también te quiero.-Dije sonriéndole.
-¿Me puedes prometer algo?
-¡Claro! Lo que sea.
-Puf, ¿me prometes que jamás me vas a olvidar?
-¡Claro que no te voy a olvidar bobo! ¿Porqué dices eso?
-Eee… nada… otra cosa…-Dijo cambiando de tema.
-¿Si?.- Dije un poco insegura.
-¿Mejores amigos para siempre?.-Me sorprendió lo que me dijo, estaba… ¿asustado quizás?
Sólo me limité a decir un:
-Siempre.
Sellamos ese pacto con el meñique, nuestros pactos eran sagrados. Nos sonreímos, ¿cómo le podía querer tanto? Me abrazó y nos quedamos viendo la puesta de sol juntos. Cuando se hizo de noche nos levantamos y me agarró la mano y entrelazó nuestros dedos, nos miramos y apoyé mi cabeza en su hombro izquierdo. Emprendimos el camino de vuelta al interior de la casa."

Abrí los ojos de sopetón, ¿soy tonta? ¿Cómo podía haberle olvidado? Era él, mi mejor amigo, y siempre, pasara lo que pasara, seguiría siéndolo. Pero lo olvidé, me olvidé de él y de posiblemente mis mejores recuerdos. Yo le amaba, le amaba de verdad. Pero tuvo que venir la estúpida distancia a separarme de el ser más preciado que tenía. No iba a perdonarme esto, no podía, sólo podía rezar para volverle a ver.

Apagué el grifo y salí de la ducha, me puse una toalla al rededor de mi cuerpo, cogí la ropa sucia que había dejado tirada por el suelo, mis pulseras, reloj, colgantes… y salí de el cuarto de baño.
Tiré la ropa al cesto de la ropa sucia y fui a mi armario a coger ropa interior y el pijama. Después de vestirme me sequé el pelo y me metí en la cama. Caí en un profundo sueño.

Estaba en un bosque, ¿un bosque? ¿Que hacía ahí? ¿Es un sueño? Era consciente de que era un sueño… pero quería averiguar que venía a continuación.
Miré a todos los lados. Cinco, diez minutos pasaron, a sí que decidí comenzar algún camino… pero, ¿a donde? Me decanté por la izquierda.
Andaba y andaba, pero nada. Encima hacía un frío cojonudo, y eso que serían las dos o tres de la tarde, que es donde más calor hace… divisé un acantilado… me acerqué visualicé una persona… no podía ser… el chico de rulos, otra vez, ahí, mirándome con sus ojos tal cual dos esmeraldas.
Me sonrío, oh dios, sus hoyuelos perfectos formándoseles en su preciosa cara. Vino hacia mi.
-Hola pequeña.- Dijo.
-Emmm ¿hola?.- Bien, por esta vez tenía en control de mis actos y de mis palabras.
El sonrió.
-¿No sabes quien soy verdad?.-Dijo
-No te ofendas pero…no.
Se le borró la sonrisa de la cara.
-Te has olvidado.-Dijo echándose para atrás.
-¿Olvidado de que?.- Dije confundida.
-De mí, de nosotros, te has olvidado.
¿Qué? ¿Que significaba eso?
-Pero… ¿Quién eres? ¿Cuál es tu nombre?.-Dije acercándome nuevamente a él.
-Rebusca en el pasado, tu sabes quien soy…- Dijo.
-Pero…
Desapareció, otra vez.

Irresistible Harry Styles. Capítulo 8:
Capítulo 8:
Me desperté de nuevo sudando como un pavo. Cada vez estaba más desconcertada de mis sueños, dijo que buscara en el pasado, ¿que significado tenía eso? Cada vez estaba más confundida.
Pensé y pensé hasta que entro por las persianas la luz cegadora del sol. Miré el reloj, 7:26 de la mañana. Me levanté y me cambié de ropa de deporte para salir a correr, era sábado, así que no tenía que ir a ningún sitio, simplemente todos los fines de semana lo que hacía era tocarme las narices.
Bajé las escaleras hacia la cocina a hacerme el desayuno, no fuera que me diera algo otra vez…
Tomé el zumo de naranja que previamente me había preparado y saque cuidadosamente las tostadas del tostador. Me comí todo, lo recogí, subí nuevamente a lavarme los dientes y a coger las llaves y mi i pod, donde tenía toda mi música. ¿Qué haría yo sin música? Seguramente sería una amargada social que no tendría con quien desahogarse, ya que sólo me desahogaba con mi almohada y con música. Me llegaba mucho a dentro.
Puse aleatorio y sonó Skater Boy de Avril Lavigne. Salí de casa y me dispuse a correr por una parte alta de la ciudad. Hacía frío, mucho frío, pero después se me iría al entrar en calor.

Llegué a la puerta de mi casa muy cansada y con unas ganas de tirarme a mi cama a descansar inmensas.
Fui a subir las escaleras, pero me fijé en que algunas cosas del salón no estaban. Miré sorprendida, el piano de madera y los cuadros no estaban.
¿Nos habían robado? ¿Qué había pasado? Bajé el escalón y puse la mano izquierda en el picaporte de adorno que tenía la barandilla de mi casa. De repente mi madre salió con dos cajas en sus brazos. Me miró sorprendida, como si yo no tuviera que estar ahí.
-Hija… ¿qué haces aquí?
-Acabo de venir, ¿Qué es todo esto? ¿Porqué faltan cosas?
-Pues verás….- Mi padre apareció por las escaleras.
-Cariño sabes donde puse la caja de los li….- Me observó también desconcertado, ¿Que cojones pasaba?
-Ya me estáis explicando que hacéis y porque faltan cosas aquí. ¡Ahora!.- Grité desesperadamente, me estaba poniendo muy nerviosa.
-Veamos… ha llegado el momento…-Dijo mi madre suspirando.
-¿El momento de que? ¡Venga! ¡Soltarlo!
-Esto es difícil…-Dijo mi padre bajando las escaleras y poniéndose en frente mío, abrazando a mi madre.- Nos mudamos, otra vez.
Espera… ¿¡Qué!? No, me negaba a asumirlo, seguro que esto es una broma, una broma de muy mal gusto.
Me reí.
-No enserio, ¿Qué esta pasando?
-Hija… nos vamos, otra vez, a Londres.
Esta vez lo dijeron totalmente en serio.
No, no, no, no podía ser verdad.
-¿Desde cuándo os dijeron que nos teníamos que ir?.- Pregunté mirando a un punto fijo.
-Hace dos semanas…- Dijo mi padre mirando al suelo.
-¿¡Dos semanas!? ¿¡Me estas hablando en serio!?, ¿¡No podríais haberlo dicho antes!?.-Dije gritando eufórica.
-Lo sentimos mucho, pero con tu pequeño accidente, no podíamos decírtelo, órdenes del médico.
Todo tenía sentido, me acordé de las palabras del hospital cuando yo había despertado.
"Si se ha ido su mejor amigo y se a puesto así, ¡imagínate como se pondrá al saber lo de la mudanza!"
Todo encajaba. No podía mirarles a la cara. Me lo habían ocultado.
-¿Cuándo nos vamos?.-Dije a punto de derramar lágrimas.
-En cuatro días.-
Genial. Nótese mi sarcasmo.
-¿¡Cómo que en cuatro días!?. Ahora si os habéis pasado.-
Me di media vuelta y me fui corriendo a mi habitación, nada más entrar por la puerta salté a mi cama a llorar. ¿Cómo me lo podían haber ocultado?. Sé que era órdenes del médico, pero me lo podrían haber dicho antes del accidente.
Volví a mis pensamientos, nunca volvería a ver a las chicas, a Cristina, a todos los que conozco, nunca. Y eso era algo que me mataba. Necesitaba abrazar a alguien, hablar, desahogarme por primera vez en vez de con mi almohada. Llamé a algunas de mis amigas y quedé con ellas en el centro comercial. ¿Me animaría ir de compras? No tenía nada que perder.
Me metí a la ducha y en unos veinte minutos salí. Me puse esto:



Me sequé el pelo y me fui a coger el autobús.
Salí de casa dando un portazo y sin mirar atrás, me fui a la parada del bus.
Al llegar al centro comercial las vi, María, Anabel y Elena.
Fui corriendo a abrazarlas.
-He, he, ¿Porqué tanto abrazo?.-Preguntó María.
Empecé a llorar en el hombro de Anabel. Todas se acercaron para ver que me pasaba.
-Yo…ellos…Londres…médico…- No podía hacer una frase coherente.
-¿Qué? Explícate mujer.
-Me voy a Londres, otra vez, y posiblemente nunca vuelva…
Todas se miraron y me abrazaron. Rompí en llanto de nuevo.
-Dios. ¿Cuándo te vas?
-Cuatro días.- Dije bajando la mirada.-
Mis amigas se alejaron.
-¿¡Y nos lo dices ahora!?.-Gritaron a la vez.
-Me lo acaban de decir… y lo mejor de todo es que lo sabían desde hace dos semanas. Me lo ocultaron…

Se miraron. Ellas sabían muy bien como yo que lo que me habían echo mis madres me había dolido. Y que nos íbamos a extrañar, y mucho. Jamás las olvidaría, y yo se que ellas a mi tampoco.

Capítulo 9:
Esos cuatro días ya habían pasado. Me encontraba en el aeropuerto, recordando esos buenos momentos que había pasado en España. Había tenido que dejar las clases de baile. Mi profesora y algunas compañeras lloraban y parecía que un río salía de sus ojos. Lo echaría mucho de menos. Pero con suerte encontraría otro estudio de baile allí. También recordé como ayer mis amigas me hicieron una fiesta de despedida, también me dieron otra sorpresa. En mi fiesta había personas que ni conocía, en concreto chicos. Mis amigas, cada una con novio. Todas menos yo. Me sorprendió bastante, sobretodo por que no les conocía de nada y eso que mi ciudad es pequeña… todos nos conocíamos y conocíamos todos los cotilleos.
Volviendo a lo anterior, la fiesta estuvo llena de llantos.
Cogí entre mis manos en ramo de flores gigantesco que me habían dado. Dios, como las iba a extrañar. Retenía las lágrimas que amenazaban por salir. Lo conseguí, pero una lágrima rebelde no dudó en bajar por mi mejilla izquierda. La limpié rápidamente.
Por todo el aeropuerto se oyó mi vuelo. Mis padres y yo cogimos las maletas y nos fuimos a la cola que había para entregar los billetes.
Una vez dentro del avión, me fijé que los asientos eran de dos en dos, y que mis padres ya se habían cogido asientos juntos. Da igual, total, no les hablaba desde hace cuatro días…
Miré mi billete y me fijé en que estaba al lado de la ventana. Bien, algo positivo. Fui a mi asiento correspondiente y me fije que había una persona. No sabía por donde pasar.
-Emmm ¿hola?.- La persona se dio la vuelta. Era una chica.- Si no te importa… ¿Te molestaría dejarme pasar?.-Pregunté.
-¡Oh! ¡Claro! Perdona. Yo soy Laura, ¿Y tu?.- Preguntó.
-Yo soy Gracia, encantada.- La dije con una sonrisa.
Me agaché y nos dimos dos besos.
Retiró un poco las piernas y pasé por el "pasillo" que había. Me senté en mi asiento y apagué el móvil como acababan de indicar las azafatas.
Me giré de nuevo.
-Bueno… ¿y a que vas a Londres?.- Pregunté
-Mis padres tuvieron que cambiar de destino y bueno… aquí estoy. Empezando una nueva vida.-Dijo mirándome con algo de tristeza.
-Te comprendo, yo me mudo a Londres por lo mismo.- Dije. Se la iluminaron los ojos.
-¿En serio? ¿Tu también has tenido que dejar todo atrás?.
-Si… mis amigos, mi familia de allí… todo.- Dije bajando la cabeza.
- ¡Alguien que me comprende! ¡Gracias señor!.-Dijo gritando y ganándose unas cuantas miradas del avión.
Me reí.
-Tranquila… no grites mujer.- me volví a reír.
-Se que soy un poco directa…-Dijo riéndose.- Pero, ¿Me podrías dar tu número? Para quedar por Londres y eso.
-¡Claro!.
Apuntamos ambos números y hablamos durante todo el vuelo.
Laura es alta, no mucho pero si, tiene el pelo marrón con mechas californianas. No la gustan sus piernas pero a mi me molan, la gusta vestir de zapatillas, pero los tacones también la gustan, y mucho. Es morena y la gusta hacer locuras, la música, el francés y dibujar. Para abreviar me dijo que la llamara "Lala"

Sin darme cuenta ya estábamos aterrizando. Ya estábamos aquí. En Londres.
-Bueno, creo que es hora de nuestra despedida.-La dije a Laura cuando el avión ya estaba en tierra.- A sido un placer haberte conocido.
-Oins, ¡igualmente!- Dijo sonriéndome.- ¿Nos volveremos a ver?-Preguntó
-Dalo por echo.
Nos sonreímos.
La gente ya se estaba levantando. Llamaron a Laura.
-Bueno, adiós.-Dijo sonriendo.
-Adiós.
Nos dimos dos besos y nos levantamos. Ella se fue con sus padres y yo con los míos. Esperaba volver a verla.
Salimos del avión y cruzamos el típico… ¿puente? si se le puede llamar así.
Una vez fuera de el aeropuerto, cogimos el primer taxi que pasó. Entonces pensé: estoy pisando tierras británicas. Después de tanto tiempo.
Llegó en taxi y subimos. En más o menos cuarenta y cinco minutos llegamos a la capital, Londres.
Llegamos a un barrio muy bonito. Nos detuvimos en frente de una casa:


No me creía que esa era mi casa. Era enorme.
-¿Esta es nuestra casa?.-Pregunté muy asombrada.
-Si, ¿te gusta?.- Dijo mi padre.
-Mm.-Dije asintiendo.
Mis padres pagaron el taxi y salimos hacia fuera para bajar las maletas. Una vez bajadas, mis padres pagaron el taxi y nos dirigimos al interior de la casa. Era preciosa.
Subí las escaleras y me fui a la primera puerta que encontré.
Oh Dios mío. ¿Esa era mi habitación? (Lo siento las imágenes no se pueden ver)

Miré una puerta en su interior. Baño propio. No me lo imaginaba, cada vez iba mejorando. Me di cuenta de que tenía un balcón. Daba a la ventana de mis otros vecinos. Estaba pegada literalmente a la otra casa. Salí fuera y medí más o menos la distancia de los balcones. Unos 70 centímetros de distancia. Por sí acaso cerraría el balcón.
Me tiré a la cama. Estaba muy cansada y ya era de noche. Caí en un profundo sueño.

Irresistible Harry Styles. Capítulo 10
Capítulo 10:

Me desperté por el sol quede asomaba por la ventana del balcón. Me quedé desde mi cama observando mi habitación. Todavía no me creía que estuviera en Londres y que viviera en una casa tan bonita y tan grande como esta. Miré mi móvil. Tenía veinte llamadas perdidas de mis amigas. Que locas estaban. Miré el reloj en la parte superior de la pantalla, 7:17 de la mañana hora inglesa. ¿Porqué últimamente me levantaba tan pronto? Yo solía ser de las que se levantaban a la una de la mañana…
Me levanté de mi cómoda cama a ir a mi cuarto de baño a asearme.
Una vez fuera de la ducha y secada el pelo me vestí así:


Bajé corriendo las escaleras hasta llegar a la cocina. Me hice el desayuno, me lavé los dientes y salí a explorar la ciudad. Una vez fuera de mi nueva casa, vi salir a mis nuevos vecinos. Me sonaban un montón, pero no sabía de que. Eran dos mujeres, una mayor con el pelo negro, largo y lacio y otra de unos veinte años con el pelo marrón oscuro, largo y muy guapa. Me dirigí en la dirección en la que se encontraban para saludar. Pero desafortunadamente se montaron en un Audi negro y se fueron como un rayo. Juraría que las había visto antes… lo dejé pasar y me di la vuelta para ir al centro. Caminé y vi el Big Ben, me encantaba. Caminé por el puente y me dirigí al London Eye. Quería montar… pero una cola de dos horas y media… me cansaba mucho y más si no iba con nadie. A sí que me dirigí a la parada del autobús donde cogería esos autobuses rojos de dos plantas. Me encantaban. Una vez dentro del autobús, me subí al segundo piso. No sabía a donde iba. Simplemente quería dar una vuelta por Londres. Vi el palacio, bajé rápidamente las escaleras con cuidado de no caerme ya que yo soy muy patosa. Se paró en la parada y bajé. Fui a hacer algunas fotos y pude contemplar el cambio de guardia de los guardias británicos. Nunca podría entender porque llevan unos sombreros tan extraños. Y además me encantaban porque no se inmutaban por nada.
Oí la voz de una mujer.
-Perdona…-Dijo en inglés.- ¿Sabes dónde está la calle Regent Street?-La noté acento. A sí que dije:
-¿Eres española?- La dije en Español.
La chica mi miró sorprendida.
-Si… ¿Tu también?- Dijo un poco confundida.
-¡Si! Soy de Segovia. ¿Tu?- La dije dándola dos besos.
-No puede ser… ¡Yo también! Soy Ana. ¿Y tu?
-Gracia.-La dije con una sonrisa incrustada.
-Pues encantada. ¿Qué haces por aquí? Explorando, ¿verdad?.-
-Ahí le has dado.- Dije riéndome.
-Yo igual. ¿Me ayudas a buscar la calle Regent? Es que he oído que ahí esta la tienda de juguetes más grande del mundo… y quiero ir…- Dijo sonrojada, ¡que maja!
-Tranquila, yo te ayudo. ¡Me encantan los juguetes! Puede que sea un poco inmaduro… pero no puedo evitarlo.- Dije tocándome la cabeza y bajando la mirada.
-Entonces ¿A qué esperamos?.- Dijo sonriéndome. Tenía la intuición de que nos íbamos a hacer grandes amigas. Nos dimos los números antes que nada y nos dirigimos hacia la calle.
Ana tenía el pelo marrón muy oscuro casi negro, era muy alta y tenía la misma edad que yo. Ella también había venido de España, sólo que ella había venido una semana antes que yo. En el camino descubrí que era un poco loca, odiaba el francés y que le gustaba un chico llamado Josh que había conocido hace cuatro días.

Ya estábamos enfrente de la calle, como las dos no teníamos ni idea de por donde ir, tuvimos que preguntar a tres personas que pasaban por la calle. Sólo nos contestó una.
Entramos en la tienda. Madre mía… siete pisos con juguetes por doquier y niños jugando felizmente. Fuimos a la tercera planta. Barbies, de todos los sitios, colores. Estantes cinco cabezas más grande que nosotras. Nos quedamos asombradas. De repente sentí que me tiraban del pantalón. Bajé la cabeza y vi a una niña de más o menos cuatro años.
-Hola…-Dijo sonrojada. Era monísima
-Hola cielo. ¿Qué te pasa?.- La pregunté con una sonrisa y agachándome un poco.
-Pues… es que quería esa muñeca…-Dijo señalando con el dedo a una barbie que tenía al lado.- Pero no llego… y no encuentro a mi mama… tu…¿Podrías cogérmela? ¿Por favor?.- Abrí los ojos, me levanté, me giré y cogí la muñeca. Me giré nuevamente y me puse de cuclillas para quedar a su altura.
-Toma cariño. -Dije entregándola la muñeca.- ¿Cuál es tu nombre?
-Lux…- Dijo la pequeña rubia.
-Pues espero que te lo pases muy bien jugando con esa muñeca.- La sonreí.
-¡Lux cariño! ¿¡Dónde estabas!? Me tenías muy preocupada.- Dijo una señora joven viniendo hacia nosotras. La pequeña se giró cuando estuvo delante de mí.
-Lo siento mami, quería esta muñeca y la pedí a esta chica si me la podía coger… perdón.
La señora me miró un poco asombrada.
-Muchas gracias por ayudar a mi hija.- Dijo con una sonrisa.
-De nada.- La dije.
Oí que Ana me llamaba diciendo que ya se tenía que ir.
-Bueno, hasta luego. Ha sido un gusto. Adiós.
-Adiós.- Dijeron las dos al unísono -muchas gracias de nuevo.- Dijo esta vez la madre. La sonreí de nuevo y me dirigí a Ana.
-¿Nos vamos?.-
Ella asintió.
Fuimos caminando por las calles de Londres. Sería la una y media de la tarde. Nos despedimos y cada una se fue a su casa. Me di media vuelta y me fui a casa. Se me hizo fácil el camino de vuelta a casa ya que sólo tenía que volver por dónde había venido. Una vez en la vuelta de casa. Saqué las llaves y abrí la puerta.
-¡Hola! ¡Ya estoy aquí!.-Dije gritando.- ¿Hola?.- Volví a decir. Nada. Me dirigí a la cocina y vi una nota:
"Hemos ido a arreglar unas cosas del trabajo. Tienes comida en el microondas, caliéntala a un minuto
Te queremos x."
Bien, segundo día y sola. Me hice la comida y me dirigí a mi cuarto a colocar la ropa en el armario y a ordenar todo.

Irresistible Harry Styles. Capítulo 11
Capítulo 11:

Me desperté por los gritos de mi madre.
-¡Baja ya o llegarás tarde a tu primer día de clase!.
Así es. Voy a ir a clase a falta de una semana para que lleguen las vacaciones de navidad. ¡Viva mi normalidad!.
Me levanté y me fui directa a la ducha. Una vez fuera de la ducha me vestí así:

Y bajé corriendo las escaleras.
-Vamos date prisa.-Dijo mi padre ya en la puerta de casa.
Cogí corriendo una tostada, mi mochila y salí disparada.
En el camino mi padre mi habló un poco de mi nuevo instituto. Era como cualquier instituto de Londres público. No era como el mío en España que te hacían llevar uniforme. No. Podías llevar lo que quisieras cuando quisieras. Y eso era algo que agradecía.
Paramos delante de mi instituto. Si por fuera era gigantesco… no me quería imaginar el interior.
-Que tengas un buen primer día.- Me dijo mi padre.
-Gracias.-
Le di un beso en la mejilla y bajé.
Caminé decidida hacia la gran puerta principal. Todos, absolutamente todos me miraban y cuchicheaban.
"Es la nueva" "¿Que hace entrando cuando nos van a dar las vacaciones" "No es de aquí, es Española"
El segundo comentario me hizo reír.
Entré por la puerta, en frente de mí un largo pasillo con taquillas y puertas. Ahora sólo me quedaba encontrar la dirección. Caminé por el pasillo. Notaba que me miraban de nuevo. No me importaba. Yo también miraría a la nueva chica que viene de otro país y que viene a una semana de las vacaciones de navidad.
Decidí preguntar a alguien.
-Perdona.- Le dije a una chica. -¿Me podrías decir donde esta la dirección?- La chica de giró.
No, no podía ser.
-¿Gracia?.- Preguntó.
-¿Laura?.- Pregunté.
Nos abrazamos. No podía creerlo. Nueve años sin verla. Nueve. Y después de eso, estamos otra vez juntas, unidas.
-No me lo puedo creer.- Dijo con los ojos abiertos.
-Ni yo.- Confesé.
Nos separamos y nos miramos. Había cambiado. Pero tenía la misma cara. Era de estatura normal. Pelo marrón claro por encima de el pecho y liso. Sonrió. La habían quitado los braquets.
-Dios estas tan… diferente.-Dijo.
-¿Eso es un cumplido?.- Dije sonriendo. Nos reímos.
-Tómalo como quieras.- Dijo sonriendo.- ¿¡Qué haces aquí!? ¿No estabas en España?- Preguntó.
-A mis padres la empresa les ha destinado aquí. Y he vuelto. Para quedarme.- Dije mirándola fijamente.
-Todavía no me creo que estés aquí-Dijo abrazándome nuevamente.- No me imagino cuando se entere de que estas aquí…- Dijo sonriendo cuando dejamos el abrazo.
-¿Que se entere quién?.- Pregunté.
Se calló al instante.
-Emm ¿Qué me querías preguntar?.- Dijo cambiando de tema.
- A sí, ¿dónde esta la dirección?.-
- Ven, yo te llevo.
Me agarró del brazo y me llevó por unas escaleras a la izquierda. Ponía en un cartel: "Dirección".
Tocamos la puerta y pasamos.
-¿Que quieren? ¿No deberían estar en clase?.- Nos preguntó la… ¿directora?
-Hola, yo soy Gracia… la nueva, de España, encantada.
Me miró.
-Ho, ya veo. Bienvenida a nuestro instituto. Yo soy Aina, la directora de el centro.
Era muy joven para ser directora, o por lo menos lo aparentaba.
-Aquí tienes tu número de taquilla, tu horario y tus libros. Espero que pases buen día.
-Gracias.- La dije sonrientemente.
Al salir de la dirección Laura me acompañó a mi taquilla.
-¿Qué tienes ahora?.- Me preguntó Laura.
-Mmm historia. ¿tu?
-Matemáticas, si quieres te acompaño y me voy.
-No hace falta en serio…
-¡No pasa nada mujer! Tu salón esta en la dirección del mío.- Dijo sonriendo. ¿Esta chica no se cansa de estar feliz?.
Giramos a la derecha y fuimos todo recto. Parecía un laberinto.
-Aquí es. Hasta luego.- Nos dimos un abrazo y se fue.
Toqué nerviosamente la puerta y entré. Todos giraron la cabeza a mi dirección.
Me dirigí al profesor mientras algunos aprovechaban para hablar entre ellos.
-Emm hola, soy Gracia. La nueva.- Le dije bajito.
Se acercó a la mesa, yo le seguí. Sacó una carpeta con documentos y hojas. Miró una y me volvió a mirar.
-Señorita Martín, siéntese al lado de el señor Malik.-
Miré en la dirección que miraban todos. A un chico, suponía que ese sería el señor Malik. Era guapísimo, tenía en pelo negro y con tupé. Me acerqué al supuesto señor Malik. Me senté a su lado y le miré. Además tenía los ojos color miel. El profesor vio que todos me miraban y cuchicheaban.
-¡Silencio si no quieren que les suspenda a todos!.- Dijo con enfado.
Todos miraron al frente. Pero dos chicos no, todavía me miraban.
-¡Horan! ¡Tomlinson!. ¿¡Quieren ustedes que les suspenda!?.-
Un momento ¿¡Que!? ¿Horan? ¿Niall Horan?. ¿Tomlinson? ¿Louis Tomlinson? ¿Mis chicos?
Me fijé en ellos. El supuesto Louis tenía la misma cara. Sin duda, era él. Esos ojos azules y ese pelo marrón no se me olvidarían. ¿Ese era Niall?
¿¡Se había echo rubio!? Dios, que ojos. Los tenía más azules que antes.
No les quedó más remedio que mirar al centro. Pero no sin antes mirarse en señal de que tendrían que hablar.
Me estaba poniendo muy nerviosa. ¿Volveríamos a ser los mejores amigos?
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POV LOUIS. Punto de vista de Louis

No podía ser ella. Gracia. Estaba guapísima, no la recordaba así.
La miré cuando entró, inmediatamente Niall y yo nos miramos y pensamos lo mismo. ¿Y cuándo se entere Harry de que ha vuelto la chica por la que se enamoró y de la que sigue enamorado? Me acuerdo cuando el volvió y ella no estaba…
Flashback
"Hacía tres años desde que Harry se había ido y dos desde que Gracia se fue también. Harry se había ido a vivir a Bradford, mientras que Gracia se había ido a vivir a España.
Iba andando por las calles de Londres. Había quedado con Laura mi mejor amiga… sólo eso… mejor amiga… ¿Pero a quien quieres engañar Louis? Te gusta, más que eso, te encanta. No se que haría sin ella.
-¿Louis?.- Dijo alguien detrás mío.
Me giré.
-¿Harry?.- Dije abriendo los ojos con sorpresa.
-El mismo.- Sonrió.
-Oh Dios, ¡Harry!.- Dije gritando y corriendo hacia él. - ¿¡Qué haces aquí!? ¿¡No estabas en Bradford!?
-¡Tranquilízate amigo!.- Dijo riéndose. - Yo también te he echado de menos.- Dijo.- Pues aquí estoy. De nuevo.
Nos abrazamos. Como le había echado de menos…
-Por cierto ¿están los demás?.- Preguntó
-Acababa de quedar con Laura, después vendrán Niall y Cristina.- Dije sonriendo.
-¿Y Gracia?.- Preguntó con intriga
Mierda… ahora llegaba la parte fuerte.
-Verás… ella… se fue a España hace cinco años…- Le dije. - Lo siento Hazza, se que la querías mucho.
No dijo nada. Sólo miró al frente y noté que se aguantó algunas lágrimas.
-¿Volverá?.- Preguntó.
-No lo se.- Dije sinceramente. No tenía ni idea de sí volvería o no."
Después de eso Hazza sigue enamorado de ella. No me quiero imaginar cuando se entere.
¿Sabría Gracia que él está aquí?
Hoy lo voy a averiguar.

Irresistible Harry Styles. Capítulo 12.

Capítulo 12

Narra Gracia.

Ya habían pasado todas las clases de la mañana. En la primera hora me levanté corriendo a hablar con los supuestos Louis y Niall… pero salieron corriendo como sí su vida fuera en ello. Ahora iba a mi nueva taquilla acompañada de Laura.
-¿Dónde esta la cafetería?.- Pregunté con curiosidad.
-Oh, pues está en el otro pabellón. Cuando dejes tus libros vamos para allá, ¿vale?.
-De acuerdo. Y también tenía que preguntarte algo…- Dije mirando al suelo.
-Dime.
Estaba nerviosa y no sabía porque.
-Niall y Louis… ¿Están en este instituto?.
Ella agachó la cabeza con tristeza.
-Si…
Oh Dios, ahora sin ninguna duda… eran ellos. Podríamos volver a ser los de antes.
-¡Genial! Podemos volver a ser los mejores amigos ¡Cómo antes!.- Dije feliz.
-No lo creo…- Dijo mirándome a los ojos.
-¿Que? ¿Porqué no?.- Dije tristemente.
-Verás… hace dos años los chicos nos dejaron tiradas a Cristina y a mí…
Abrí los ojos con sorpresa.
-¿Cómo que os hicieron eso?.- Pregunté con incredibilidad. Entonces repasé sus palabras…-Espera espera… ¿¡As dicho Cristina!? ¿¡Está aquí!?.- Pregunté sin creérmelo.
-Claramente.- Dijo riéndose por como lo había dicho.- Y nos está esperando en la cafetería. Cuando estemos las tres te lo explicamos todo.
Asentí, y la obligué a que me llevara a la cafetería en ese mismo instante. Al darme la vuelta me choqué con una persona.
-Oh perdona… no te había visto…-
-¿Gracia?.
-¿Lala?.- Dije súper sorprendida.
-OMG ¿¡Qué haces aquí!?.- Preguntó abrazándome.
-¡Eso mismo te tengo que preguntar a ti! Yo estudio aquí.
-¡Y yo! ¡Que fuerte!.- Dijo después del abrazo.
-¡Lo mismo digo!.
Dijo riéndose a carcajada pura.
Oímos un ruido.
-Oh, Laura, esta es Laura, Laura esta es Laura…
Me reí yo sola y en unos segundos me acompañaron.
-Encantada, soy Laura pero me pedes decir Lala.
-Igualmente, yo soy Laura y me puedes llamar… Laura.- Dijo riéndose ella sola.
-Siento interrumpir las presentaciones, pero ¿Podíamos ir a comer? Tengo un hambre…
-Sigues igual de glotona como cuando tenías ocho años. No cambias chica.- Dijo en tono burlón.
-Ya ves…- Dije encogiéndome de hombros. - Ala venga, ¡vamos a comer!.
Lala y yo seguimos a Laura ya que ella era la única de las tres que sabía donde estaba la cafetería.
Abrimos unas puertas blancas y ante nosotras el comedor más grande que había visto en mi vida. Tres pisos con un montón de alumnos y mesas.
-Guau. Esto es… guau.- Dijo Lala.
-Y que lo digas.- Dije yo todavía admirando el panorama que tenía delante.
-Dejad de babear y vamos a por la comida.- Dijo Laura.
Fuimos a la cola y de repente…
-¡Hola hola!.- Dijo una voz detrás de nosotras. Nos giramos.- ¿¡Gracia!? ¡Oh la madre que te parió que guapa estas!.- Dijo a todo volumen. Que loca. Sin duda era Cristina.
-Yo también te he echado de menos.- Dije riéndome.
-Oh Dios, ¡Laura aparta tu culo y déjame pasar!.- Dijo Cristina.
Nos abrazamos. Como la había echado de menos…
-¡Eh! Se que te gusta mi culo… Admítelo. - Dijo con picardía Laura.
Todas nos reímos.
-Por cierto, Cristina, esta es Laura, pero la puedes llamar Lala. Lala, esta es Cristina.
Se dieron un abrazo de forma de saludo.
-¿Otra Laura? Ala lo que nos faltaba…- Dijo bromeando.
-Hu, golpe bajo…- Dijo Laura.
-¡Que no que es broma! Te he echado de menos…
-¡Nos hemos visto hace tres horas!.- Dijo Laura riéndose.
-Eso es mucho…
-No. No lo es…- Dijimos Lala, Laura y yo a la vez.
-Ug, aburridas…- Dijo Cristina con un puchero.
Todas nos reímos de nuevo. No la recordaba tan loca.
-¿Que quieren para tomar?- Nos dijo la cocinera.
Todas pedimos lo nuestro y nos fuimos a una mesa.
Entre bromas me vino a la cabeza la pregunta que le hice a Laura hace un rato.
-Laura…
-¿Que?.- Contestaron las dos Lauras a la vez. Me reí
-No tu Lala… si no Laura. - Dije riéndome.
-Ah vale te parecerá bonito…- Dijo llorando de mentira. Pero enseguida se empezó a reír como una posesa. Las demás no nos quedamos atrás.
-En fin, voy al grano… ¿Qué pasa con Louis y con Niall?
Cristina y Laura bajaron la cabeza.
-Esos idiotas… Ag- Escupió Crisina.
-¿Que os han echo?.- Pregunté curiosa.
-Simplemente se olvidaron de nosotras. Hace dos años se fueron con los "malotes" de el instituto y nos dejaron tiradas.- Dijo Laura triste.
-¿¡Qué!?.- Dije levantando la voz.- ¿Niall y Louis los "malotes" de el instituto? No me creo…
-Míralo por ti misma.- Dijo Cristina mirando a la izquierda. Giré la cabeza. Por el cristal se veía a Niall, Louis y dos chicos más. Estaban en una moto negra cada uno.
-Si no lo veo no lo creo…- Dije sin creérmelo todavía.- ¿Que les ha pasado?.- Las dije dándome de nuevo la vuelta.
-No lo sabemos. De un día para otro ya no salían con nosotras y se iban con Zayn Malik y con Liam Payne. Igual pasó con…-
Cristina se calló y Laura la miró mal.
-¿Con…?- Dije para que terminara la frase.
-Y con… ¡Jimmy!.- Dijo Laura.
-¿Jimmy?.- Pregunté. -¿Quién es Jimmy?.
-Emm… un chico… que se fue este año…- Dijo claramente mintiendo. No dije nada. Si ellas no me querían contar nada lo respetaba.
-De acuerdo… volviendo al tema anterior. ¿No habéis vuelto ha hablar con ellos de nuevo?.- Pregunté.
-No…- Dijeron las dos.
No me lo creía, yo quería volver a lo de antes. Volver a los tiempos en los que nada podía impedir que esos cuatro tontos, (quitando a Harry) me hicieran sonreír. Y que nos quisiéramos todos como una familia.
Fijé mi mirada en Lala. Había estado callada. Me di cuenta de que miraba fijamente a Zayn, mi compañero en historia. Creo que cupido ha dado un flechazo…

Narra Louis.

Niall y yo buscábamos desesperadamente a Harry. El tenía que saber que ella estaba aquí.
¿Donde se ha metido este hombre?
Una, dos, tres veces llamándole al teléfono móvil y nada. Seguramente se habría quedado dormido, ya que era lunes. Muy típico de Harry.
-¡Ey Louis! ¡Niall! - Gritó alguien.- ¿Porqué tanta prisa ?.- Preguntó Zayn Malik, uno de mis cuatro mejores amigos alcanzándonos.
-¿Sabes dónde esta Harry?.- Le pregunté.
-Ni idea, pero ya sabes como es él, se queda dormido los lunes. Estará en su casa durmiendo. ¿Porqué?.
-¿Te acuerdas de cuando Harry nos habló de Gracia?.- Dije retomando el camino a paso rápido. El nos siguió.
-¿La chica por la que estaba Hazza desde niños, que no tuvo valor para decirla adiós y que la sigue amando después de nueve años?.- Preguntó Zayn recordando.
Asentí con la cabeza.
-Bueno ¿y que pasa con ella?.
-Ha vuelto. A Londres, y está en nuestro instituto. Es tu compañera de historia.- Dijo Niall.
Zayn paró en seco pensando. Supongo que estaría recordando la clase historia. Me miró.
-Hay que hablar con Hazza… ahora mismo.

Narra Gracia.

Una vez fuera del instituto me fui caminando a casa. Sonó mi teléfono móvil. Ese número no le tenía en mi agenda.
-¿Si?.- Contesté al teléfono.
-¿Gracia? ¿Prima?.- No podía ser.
-¿¡Sofía!? ¡Dios cuanto tiempo! ¿Qué te cuentas?
-¡Si! ¡Eres tu! ¡Tenía miedo de equivocarme y cagarla por teléfono!-
Me reí, no había cambiado. Eso me gustaba.
-Bueno he oído que estas en Londres… ¿te apetece que quedemos? En el starbucks a las… ¿cinco?.- Preguntó.
-Me parece perfecto. ¡Al fin te voy a ver! Te he echado mucho de menos.- Dije sinceramente.
-Y yo a ti prima.- Dijo con voz triste.- Bueno, tengo que colgar, me reclaman en el trabajo.
-¿¡Tienes un trabajo!? Valla, si que tienes cosas que contarme…- Dije alegremente.
-Si, nos vemos a las cinco, ¡no llegues tarde!.- Dijo.
-Allí estaré.
-Hasta luego.
-Adiós.
Colgué el teléfono. Al fin la iba a ver. Teníamos tantas cosas que contarnos…
Llegué a la puerta de mi casa y subí a mi habitación a hacer deberes. Cuando terminé vi que eran las cuatro y media. Había terminado pronto ya que me habían mandado poco el primer día de clase. Para qué me acostumbrara y blah blah.