Lies Hidden. Larry Stylinson

por Invitado Vie 05 Jul 2013, 3:07 pm

Ficha de la serie

• Titulo: Lies Hidden.
• Autor: Giannina {Frazer}
• Adaptación: No.
• Género: Drama. Romance.
• Contenido: Lenguaje inapropiado, escenas inapropiadas.
• Advertencias: Contiene parejas homosexuales. Si eres homofóbico, no hay nada que podamos hacer. Sal de la página, por favor.
• Otras páginas: No.

Lies Hidden

Primera parte.

— Mamá, papá. — suspiró frente al espejo. Bajó la cabeza, pateó la mugre invisible con sus zapatos y regresó su mirada. — Soy gay. — sonrió. Tan pronto como vino, la sonrisa que marcaba los tiernos hoyuelos decayó al conocer la realidad. El reflejo de su propia persona mostraba lo cobarde que estaba siendo. Podía sentir el hormigueo cosquillar en su nuca, el miedo erizar los vellos de sus brazos, y la boca seca. Relamió sus labios, suspiró y corrió su rizado cabello. ¿Qué estaba haciendo? ¿Acaso tenía miedo de sus padres? Tal vez. Estaba tan cansado de que le buscaran una novia. La última vez que los visitó, su madre le habló de la hija del pizzero, Annabeth quien al parecer tenía una buena personalidad. Sí, claro; estaba loca. Por favor, sus coqueteos sobraban.
— No, así no. — negó repetidamente con la cabeza. — Mamá, papá. Soy homosexual. — infló el pecho y dejó escapar un suspiro agotador. Así no servía, — Mierda Harry. Puedes hacer esto — habló frente al espejo. Levantó su dedo índice y se señaló a él mismo, justo frente al vidrio. — Soy homosexual. Y si no me aceptan como soy, entonces, probablemente….¡mierda! — gruñó. No podía ser tan cobarde, pero si no lo hacía, ¿cuándo lo haría? No podía ocultarlo más. No cuando su novio pedía constantemente conocer a sus padres, y a él se le habían acabado las excusas. — Es fácil, Styles, vamos. — gimió. Apoyó la frente en el vidrio y tomó todo el aire que pudo. Se alejó, alzó una mano y ésta quedó estampada contra su mejilla. — ¡Carajo! Duele, duele — caminó a paso apresurado por toda la habitación, con la mano en su mejilla, la cual se apreciaba como ésta adquiría un color carmesí.
El estruendoso sonido del reloj los despertó de su sueño. O lo que sea que hacían. Harry gimió y restregó su cara contra la almohada. Sus rizos castaños disparados en todas direcciones, y los ronquidos que realizaban era la prueba de que tenía un muy profundo sueño. Una mano a su lado le golpeó en la cabeza. Desde el otro lado, el chico gimoteó y murmurando incoherencias, aun con el horripilante ruido de fondo.
— Despiértate, oye, abre los ojos. Idiota. — una voz femenina se coló en su oreja. El rizado no le dio importancia. Agatha resopló sentada en la mullida cama. — Harry, muévete. — se quejó golpeándolo aun más. El chico no tuvo otra opción, abrió los ojos estirando por completo sus brazos. Sin que se diera cuenta, golpeteó a la chica en la cara. Ésta frunció el ceño, y por fin, apagó el reloj.
— ¿Qué hora es? — preguntó restregando sus ojos. Imitó a su amiga, y logró sentarse en la cama con un ruidoso bostezo. La chica ignoró su pregunta y miró su pantalón de pijama. Levantó una ceja y sonrió de manera divertida. Harry clavo su mirada en el rostro de su amiga, preguntándose porque tenía una mueca extraña. Hasta que lo comprendió.
— Parece que alguien estuvo pensando en Louis. — anotó divertida. Styles abrió aun más los ojos, alejándose lentamente de Agatha.
— No, no, ¡No! Agatha, se hace tarde, se hace tarde. — quejidos salieron de su boca cuando la chica comenzó a hacerles cosquillas. Harry rió lo más que pudo mientras trataba de quitarse de encima a la castaña.
Francamente, esa podría ser su rutina diaria. Desde que Harry se había mudado al piso de su mejor amiga, las cosas habían tomado otro curso. De igual modo, hacían las mismas cosas típicas cuando Hazza, — apodo cariñoso de su novio — vivía con sus padres. Como las salidas en bicicletas, ir juntos a la tintorería en la que trabajaba Blaine, salir a los clubes con sus amigos. Pero, cuando conoció a Louis Tomlinson en uno de sus tantos paseos en bicicleta, pensó que su culo era una de las mejores cosas que había visto. Hasta que conoció su rostro, su personalidad, y su acento inglés.
— ¿Vamos a verificar si es homosexual? — había preguntado el rizado a su amiga, mientras caminaban junto a su bicicleta. En el otro extremo, se encontraba un castaño de profundos ojos turquesas tratando de arreglar, sin resultado, su bicicleta.
— Por supuesto que no. — Agatha ingenió una voz de ofendida y miró a su amigo. — Sólo vamos a ver a quien mira más. — cortó empezando a dirigirse hacia el chico. — Muévete, vamos Harry. No morderá. — lanzó una mirada coqueta. — Aunque, no querrás eso, ¿cierto? — rió en pequeñas carcajadas.
Vaya que la presentación e intentos de Agatha estaban de más. Tal vez, porque Louis no apartaba la mirada del cuerpo del rizado y éste comenzaba a sentir un fuego en su interior. Cualquiera lo hubiera presentido cuando Tomlinson se alejó unos pasos de la pareja de amigos para luego invitar a Harry a dar “una vuelta”. La verificación estaba completa.
Una vez más, el ruidoso reloj comenzó a sonar. Tomó un tiempo para que el constante murmullo de éste llegara al cerebro de Harry e hiciera “click”. Pero lo hizo.
— Mierda, mierda, mierda. — gritó apartándose de Agatha y colocándose los pantalones. Su brazo, de inmediato, casi dio con la estantería de libros que tenía su amiga. La castaña hizo una mueca y se levantó con la increíble paciencia que Harry no tenía. Aun con su camisón, se dirigió hacía la cocina y tomó una botella de refresco. Caminó hasta el pequeño sofá de la sala, pasando por la habitación, agarrando sus prendas del día. Además, no pudo evitar reírse cuando el chico trataba de ponerse inútilmente su camisa.
Harry corrió apresurado, revolviéndose sus cabellos en un vano intento de peinarlos. Lanzó una mirada fulminante a su amiga que continuaba demasiado tranquila en el sofá. — Agatha, vístete. — graznó. Ella, por su parte, rodó los ojos. No podía con tanta presión, ¿qué se suponía que debía hacer? Hasta podía sentir el sudor recorrer su cuerpo. Tomó asiento frente a la pantalla y esperó que la computadora lo deleitara con la cara de su amante.
Louis sonrió desde el cómodo sillón. — Hazza, ¡amor! — respiró feliz. El mencionado le regaló una sonrisa y de reojo observó como la chica, acostada en el sofá, con las piernas colgando, pretendía ahorcarse con su cabello. — ¿Cómo estás? Tengo una enorme sorpresa para ti.
Harry regresó su vista a la pantalla, sin antes mostrar el dedo del medio a su amiga. — Oh, bien, bien. ¿Cómo estás tú, Lou? — inquirió removiéndose en su asiento. — ¿De qué sorpresa hablas? — habló en tono nervioso. Pero, ¿por qué? Probablemente, fuera cualquier otra cosa, no creía que fuera eso. No aun. No cuando no se los dijo a sus padres.
— ¡Estoy perfecto! ¿sabes por qué? — Louis rió y acercó su rostro a la cámara. — Porque vendré a Holmes Chapel. — Harry comenzaba a respirar con dificultad. No podía venir, no cuando lo que le había dicho eran puras mentiras. —¡Mañana! — terminó de completar la oración con un grito encantador.
Pero eso fue todo. El rizado cerró de golpe la pantalla de su computadora portátil, barrió con sus brazos lo que se encontraba en la mesa, produciendo el sordo ruido de los adornos que decoraban, caer al suelo y estrellarse. Los murmullos de Agatha, y el sólo pensamiento de que sería su fin.

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