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Traveling in Time [HS]
O W N :: Archivos :: Novelas Abandonadas
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Traveling in Time [HS]
Ficha de la serie
• Titulo: Traveling in Time
• Autor: Kerstin Gier
• Adaptación: Si
• Género: Drama, Romance, Misterio y Fantasía
• Contenido: Muchos misterios
• Advertencias: No subiré seguido por la escuela
• Otras páginas: Ninguna, que yo sepa.
Última edición por I'mADayDreamer el Lun 06 Mayo 2013, 7:14 pm, editado 2 veces
I'mADayDreamer
Re: Traveling in Time [HS]
Vivir en una familia llena de secretos no es fácil.
O al menos eso es lo que piensa _____ Sheperd. Y es que en su casa nada ni nadie es del todo << normal >>: Empezando por su excéntrica tía abuela, pasando por la misteriosa Lucy, que se escapó de casa hace 17 años sin dejar rastro... y, para acabar, También está Charlotte, su encantadora y rabiosamente perfecta prima, quien, ha heredado un extraño gen familiar que le permitirá viajar por el tiempo.
O al menos eso es lo que piensa _____ Sheperd. Y es que en su casa nada ni nadie es del todo << normal >>: Empezando por su excéntrica tía abuela, pasando por la misteriosa Lucy, que se escapó de casa hace 17 años sin dejar rastro... y, para acabar, También está Charlotte, su encantadora y rabiosamente perfecta prima, quien, ha heredado un extraño gen familiar que le permitirá viajar por el tiempo.
Última edición por I'mADayDreamer el Vie 21 Jun 2013, 1:46 pm, editado 2 veces
I'mADayDreamer
Re: Traveling in Time [HS]
Prólogo
Hyde Park, Londres
8 de abril de 1912
Mientras ella se dejaba caer de rodillas y se echaba a llorar, él miró en todas direcciones. Como había supuesto, a esa hora, el parque estaba vacío. Faltaba mucho para que el jogging se pusiera de moda, y para los vagabundos que dormían en los bancos cubiertos solo con un periódico hacia demasiado frío.
Envolvió con cuidado el cronógrafo en el paño y lo guardó en su mochila, mientras ella permanecía acurrucada junto a uno de los árboles de la orilla norte del Serpentine Lake sobre una alfombra de flores marchitas.
Sus hombros se sacudían convulsivamente, y sus sollozos sonaban como los quejidos desesperados de un animal herido. Él no soportaba verla así, pero sabía por experiencia que era mejor dejarla en paz, de modo que se sentó a su lado en la hierba húmeda por el rocío, miró la superficie lisa como un espejo del lago y esperó.
Esperó a que el dolor, que probablemente nunca la abandonaría del todo, se aplacara un poco.
Aunque en realidad sentía lo mismo que ella, trató de dominarse. No quería que encima tuviera que preocuparse por él.
— ¿Ya se han inventado los pañuelos de papel? —preguntó finalmente, tratando de contener el llanto y volviendo hacia él la cara mojada por lágrimas.
—Ni idea, pero puedo ofrecerte un pañuelo de época de tela con monograma.
—G. M. No se lo habrás robado a Grace...
—Me lo dio por iniciativa propia. Puedes sonarte tranquilamente, princesa.
Ella esbozó una sonrisa mientras le devolvía el pañuelo.
—Te lo he dejado hecho un asco. Lo siento.
— ¡Da igual! En esta época los cuelgan a secar al sol y los utilizan otra vez —explicó él—. Lo importante es que has dejado de llorar.
Enseguida las lágrimas volvieron a asomar a sus ojos.
—No tendríamos que haberla en la estacada. ¡Nos necesita! No sabemos si nuestro truco funcionará, y nunca podremos saber si ha dado resultado.
Al oír sus palabras, sintió una punzada de dolor.
—Muertos le hubiéramos servido aún menos —repuso.
—Si hubiéramos podido escondernos con ella en algún sitio, en el extranjero, con nombres falsos, sólo hasta que fuera lo bastante mayor...
Él la interrumpió, sacudiendo enérgicamente la cabeza.
—Nos hubieran encontrado dondequiera que hubiésemos ido, ya lo hemos discutido mil veces. No la hemos dejado en la estacada; hemos hecho lo único que podíamos hacer: darle la posibilidad de vivir una vida segura. Al menos, durante los próximos dieciséis años.
Ella calló un momento. A lo lejos se oía relinchar un caballo y, aunque ya era casi de noche, llegaban voces del West Carriage Drive.
—Se que tienes razón —admitió finalmente—. Pero duele tanto saber que nunca volveremos a verla... —Se pasó la mano por los ojos llorosos—. En fin, al menos, no nos aburriremos, Tarde o temprano nos localizarán en esta época y nos echarán encima a los Vigilantes. Él no renunciará al cronógrafo ni a sus planes sin luchar.
La emoción de la aventura brillaba en sus ojos, y él sonrió aliviado al comprender que la crisis había pasado.
—Tal vez hayamos sido más listos que él —dijo—, o al final el otro no funcione. Entonces quedaría bloqueado.
—Sí, eso estaría muy bien. Pero, si no sucede así, nosotros somos los únicos que podemos interponernos en sus planes.
—Precisamente por eso hemos hecho lo correcto —repuso él levantándose y sacudiéndose la suciedad de los jeans—. ¡Y ahora ven! Esta hierba está empapada y tú aún tienes que cuidarte.
Dejó que tirara de ella hacia arriba y la besara.
—¿Qué hacemos ahora? ¿Buscar un escondite para el cronógrafo?
Indecisa, miró al otro lado del puente que separaba Hyde Park de Kensington Gardens.
—Sí. Pero antes saquearemos los depósitos de los Vigilantes y nos proveeremos de dinero. Luego podemos tomar el tren a Southampton. El miércoles, el Titanic zarpa de allí para su viaje inaugural.
— ¿Es esta tu idea de << cuidarse >>? —dijo ella riendo—. No me importa, estoy contigo.
Él se alegró tanto de verla sonreír de nuevo que inmediatamente volvió a besarla.
—De hecho, estaba pensando… Ya sabes que los capitanes de barco tienen autorización para celebrar matrimonios en alta mar, ¿verdad, princesa?
—¿Quieres casarte conmigo? ¿En el Titanic? ¿Estás loco?
—Sería muy romántico.
—Bueno, hasta que llegue lo del iceberg. —Apoyó la cabeza en su pecho y hundió la cara en su chaqueta—. Te quiero tanto… —murmuró.
—¿Quieres convertirte en mi mujer?
—Sí —respondió ella, con la cabeza enterrada en su pecho—. Pero sólo si bajamos en Queenstown como muy tarde.
—¿Lista para la siguiente aventura, princesa?
—Estoy lista si tú lo estás —dijo ella en voz baja.
Última edición por I'mADayDreamer el Mar 14 Mayo 2013, 8:17 pm, editado 1 vez
I'mADayDreamer
Re: Traveling in Time [HS]
holiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiis
primera y fiel lectora here
siguela esta super
besos>XX
primera y fiel lectora here
siguela esta super
besos>XX
mrs.horanbiebs
Re: Traveling in Time [HS]
mrs.horanbiebs escribió:holiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiis
primera y fiel lectora here
siguela esta super
besos>XX
Hola! Que bueno que te haya gustado.
Si puedo hoy mismo subo otro cap...
Si no hasta mañana :roll:
I'mADayDreamer
Re: Traveling in Time [HS]
HOLIWISS!! NUEVA SENSUALOSA LECTORA!
ME ENCANTO EL CAP *-*
BESITOS
Izzy
ME ENCANTO EL CAP *-*
BESITOS
Izzy
Izzy-Fate
Re: Traveling in Time [HS]
Isabelle Styles escribió:HOLIWISS!! NUEVA SENSUALOSA LECTORA!
ME ENCANTO EL CAP *-*
BESITOS
Izzy
Hola Izzy!
Que bueno que te gustó el cap :(L):
I'mADayDreamer
Re: Traveling in Time [HS]
Los viajes incontrolados en el tiempo se anuncian,
por regla general, unos minutos, o a veces
horas o incluso días antes, por una sensación de vértigo
en la cabeza, en el estómago y/o en las piernas. Muchos portadores
del gen han informado también aparición de dolores de cabeza
del tipo migrañoso. El primer salto en el tiempo —llamado Salto
de Iniciación— se produce entre los dieciséis y diesiete años del
portador del gen.
De las Crónicas de los Vigilantes,
volumen 2, «Leyes generales»
—No, gracias.
Aunque casualmente la blusa del uniforme del Saint Lennox tenía el mismo color que el puré de papas, la mancha llamaba desagradablemente la atención, de modo que me abroché la chaqueta azul marino para taparla.
—¡Vaya, la pequeña _____ ya está jugando otra vez con la comida! —exclamó Cynthia Dale—. Sobre todo, ni se te ocurra sentarte a mi lado, babosa apestosa.
—No te preocupes, Cyn, es lo último que haría.
Por desgracia, mis pequeños accidentes con la comida en la escuela se repetían con bastante frecuencia. Hacía solo una semana, una gelatina verde me había saltado del molde de aluminio y había aterrizado dos metros más allá, en los espaguetis a la carbonara de un alumno de quinto. La semana anterior se me había volcado el jugo de cerezas y había salpicado a todos mis compañeros de mesa, que parecía que hubieran pescado el sarampión. Por no hablar de las veces que había metido la estúpida corbata del uniforme en la salsa, el jugo o la leche.
Aunque anteriormente nunca había tenido vértigos.
Pensé que eran imaginaciones mías. Lo que ocurriá era que desde hacía un tiempo en caso sólo se hablaba de mareos, aunque no de los míos, sino de los de mi siempre encantadora y perfecta prima Charlotte, que se estaba comiendo a cucharadas su puré de papas sentada junto a Cynthia.
Toda la familia esperaba que Charlotte empezara a sentir vértigos. Había días en que Lady Arista, mi abuela, le preguntaba cada diez minutos si notaba algo raro, y mi tía Glenda, la madre de Charlotte, aprovechaba los intervalos para repetir exactamente la misma pregunta.
Y cada vez que Charlotte negaba con la cabeza, lady Arista apretaba los labios y la tía Glenda suspiraba. Aunque también podía ser a la inversa.
Los demás —mamá, mi hermana Katherine, mi hermano Nick, mi tía abuela Maddy y yo— poníamos los ojos en blanco. Naturalmente, era excitante tener a alguien en la familia con el gen de los viajes en el tiempo, pero con los años todo ese asunto había ido perdiendo interés, estábamos hasta la coronilla del teatro que se montaba en torno a Charlotte.
La propia Charlotte acostumbraba ocultar sus sentimientos tras una misteriosa sonrisa de Mona Lisa. Yo, en su lugar, tampoco hubiera sabido si debía alegrarme o enojarme por la ausencia de vértigos. Bueno, para ser sinceros, supongo que me habría alegrado. Yo era más bien del género asustadizo. Me gustaba la calma.
—Tarde o temprano llegará —decía lady Arista todos los dias—. Y tenemos que estar preparados para cuando eso ocurra.
De hecho, después de la comida, en la clase de historia de mister Whitman, efectivamente ocurrió. Yo me había levantado con hambre de la mesa. Para colmo, había encontrado un pelo negro en el postre —compota de grosella con pudín de vainilla— y no había podido decidir si era mío o de alguno de los ayudantes de cocina. Fuera como fuese, aquello me había hecho perder definitivamente el apetito.
En clase, mister Whitman nos devolvió la prueba de historia de la última semana.
—Veo que se habían preparado bien para el examen, especialmente Charlotte. Un sobresaliente.
Charlotte se apartó de la cara uno de sus resplandecientes mechones pelirrojos y dijo «Oh…», como si el resultado fuera una sorpresa para ella, cuando se sacaba siempre las mejores notas en todas las asignaturas.
Pero esa vez Leslie y yo también podíamos estar satisfechas. Las dos teníamos un notable alto, a pesar de que nuestra «buena preparación» había consistido en mirar la película sobre la reina Isabel con Cate Blanchett en DVD mientras nos atiborrábamos de papas fritas y helado. Aunque también es verdad que habíamos estado siempre atentas en clase, lo que, por desgracia, no podía decirse que pasara en otras asignaturas.
Ocurría sencillamente que las clases de mister Whitman eran tan interesantes que no te quedaba más remedio que escuchar. El propio mister Whitman también era muy interesante. La mayoría de las chicas estaban enamoradas secretamente, o no tan secretamente, de él. Igual que nuestra profesora de geografía, mistress Counter, que se ponía roja como un tomate cuando mister Whitman se cruzaba con ella. En cualquier caso, todo el mundo excepto Leslie, que pensaba que parecía una ardilla de dibujos animados.
«Cada vez que me mira con esos ojazos cafés, me entran ganas de darle unas nueces», decía, e incluso llegó al extremo de dejar de llamar ardillas a las ardillas del parque para pasar a llamarlas «mistresses Whitman». No sé por qué aquello era, de algún modo, contagioso, y al final yo también decía siempre cuando una ardilla se acercaba brincando: «Mira a esa mistress Whitman tan pequeña y gordita, ¿verdad que es una monada?».
Debido a esta comparación con las ardillas, Leslie y yo éramos las dos únicas chicas de la clase que no estábamos perdidas por mister Whitman. Yo lo intentaba una y otra vez (aunque sólo fuera porque todos los chicos de la escuela eran terriblemente infantiles), pero no servía de nada: la comparación con las ardillas se me había metido en la cabeza, ¡y nadie experimenta sentimientos románticos hacia una ardilla!
Cynthia había hecho correr el rumor de que mister Whitman había trabajado como modelo mientras estudiaba en la universidad. Como demostración había recortado un anuncio de una revista en el que un hombre que se parecía bastante a mister Whitman se enjabonaba con gel de ducha.
Pero, aparte de Cynthia, nadie creía que el hombre del gel fuera mister Whitman. El modelo tenía un hoyuelo en la barbilla, y mister Whitman no.
Los chicos de la clase, en cambio, no estaban tan entusiasmados con mister Whitman. Sobre todo, Gordon Gelderman, que no podía soportarlo. Hay que decir que, antes de que mister Whitman llegara a la escuela, todas las chicas de nuestra clase habían estado enamoradas de Gordon, incluida yo, aunque me cueste reconocerlo. Pero entonces yo tenía once años y Gordon aún era una monada, mientras que ahora, con dieciséis, no era más que un estúpido que desde hacía un par de años se encontraba en un estado de cambio de voz permanentemente. Por desgracia, los gallos y la voz de bajo no le impedían decir estupideces sin parar.
por regla general, unos minutos, o a veces
horas o incluso días antes, por una sensación de vértigo
en la cabeza, en el estómago y/o en las piernas. Muchos portadores
del gen han informado también aparición de dolores de cabeza
del tipo migrañoso. El primer salto en el tiempo —llamado Salto
de Iniciación— se produce entre los dieciséis y diesiete años del
portador del gen.
De las Crónicas de los Vigilantes,
volumen 2, «Leyes generales»
La primera vez que noté un mareo fue el lunes por la mañana en la cafetería de la escuela. Durante un instante tuve una sensación en el estómago como si estuviera en una montaña rusa bajando a toda velocidad desde el punto más alto. Duró solo dos segundos, pero fue suficiente para que me volcara el plato de puré de papas con salsa sobre el uniforme. Los cubiertos rebotaron tintineando contra el suelo, aunque conseguí sujetar el plato a tiempo.
—De todas maneras, este menjunje sabe como si lo hubieran recogido del suelo —me dijo mi amiga Leslie mientras yo limpiaba como podía la porquería. (Naturalmente, todo el mundo me miraba)—. Si quieres, puedes embadurnarte la blusa con mi ración.
—No, gracias.
Aunque casualmente la blusa del uniforme del Saint Lennox tenía el mismo color que el puré de papas, la mancha llamaba desagradablemente la atención, de modo que me abroché la chaqueta azul marino para taparla.
—¡Vaya, la pequeña _____ ya está jugando otra vez con la comida! —exclamó Cynthia Dale—. Sobre todo, ni se te ocurra sentarte a mi lado, babosa apestosa.
—No te preocupes, Cyn, es lo último que haría.
Por desgracia, mis pequeños accidentes con la comida en la escuela se repetían con bastante frecuencia. Hacía solo una semana, una gelatina verde me había saltado del molde de aluminio y había aterrizado dos metros más allá, en los espaguetis a la carbonara de un alumno de quinto. La semana anterior se me había volcado el jugo de cerezas y había salpicado a todos mis compañeros de mesa, que parecía que hubieran pescado el sarampión. Por no hablar de las veces que había metido la estúpida corbata del uniforme en la salsa, el jugo o la leche.
Aunque anteriormente nunca había tenido vértigos.
Pensé que eran imaginaciones mías. Lo que ocurriá era que desde hacía un tiempo en caso sólo se hablaba de mareos, aunque no de los míos, sino de los de mi siempre encantadora y perfecta prima Charlotte, que se estaba comiendo a cucharadas su puré de papas sentada junto a Cynthia.
Toda la familia esperaba que Charlotte empezara a sentir vértigos. Había días en que Lady Arista, mi abuela, le preguntaba cada diez minutos si notaba algo raro, y mi tía Glenda, la madre de Charlotte, aprovechaba los intervalos para repetir exactamente la misma pregunta.
Y cada vez que Charlotte negaba con la cabeza, lady Arista apretaba los labios y la tía Glenda suspiraba. Aunque también podía ser a la inversa.
Los demás —mamá, mi hermana Katherine, mi hermano Nick, mi tía abuela Maddy y yo— poníamos los ojos en blanco. Naturalmente, era excitante tener a alguien en la familia con el gen de los viajes en el tiempo, pero con los años todo ese asunto había ido perdiendo interés, estábamos hasta la coronilla del teatro que se montaba en torno a Charlotte.
La propia Charlotte acostumbraba ocultar sus sentimientos tras una misteriosa sonrisa de Mona Lisa. Yo, en su lugar, tampoco hubiera sabido si debía alegrarme o enojarme por la ausencia de vértigos. Bueno, para ser sinceros, supongo que me habría alegrado. Yo era más bien del género asustadizo. Me gustaba la calma.
—Tarde o temprano llegará —decía lady Arista todos los dias—. Y tenemos que estar preparados para cuando eso ocurra.
De hecho, después de la comida, en la clase de historia de mister Whitman, efectivamente ocurrió. Yo me había levantado con hambre de la mesa. Para colmo, había encontrado un pelo negro en el postre —compota de grosella con pudín de vainilla— y no había podido decidir si era mío o de alguno de los ayudantes de cocina. Fuera como fuese, aquello me había hecho perder definitivamente el apetito.
En clase, mister Whitman nos devolvió la prueba de historia de la última semana.
—Veo que se habían preparado bien para el examen, especialmente Charlotte. Un sobresaliente.
Charlotte se apartó de la cara uno de sus resplandecientes mechones pelirrojos y dijo «Oh…», como si el resultado fuera una sorpresa para ella, cuando se sacaba siempre las mejores notas en todas las asignaturas.
Pero esa vez Leslie y yo también podíamos estar satisfechas. Las dos teníamos un notable alto, a pesar de que nuestra «buena preparación» había consistido en mirar la película sobre la reina Isabel con Cate Blanchett en DVD mientras nos atiborrábamos de papas fritas y helado. Aunque también es verdad que habíamos estado siempre atentas en clase, lo que, por desgracia, no podía decirse que pasara en otras asignaturas.
Ocurría sencillamente que las clases de mister Whitman eran tan interesantes que no te quedaba más remedio que escuchar. El propio mister Whitman también era muy interesante. La mayoría de las chicas estaban enamoradas secretamente, o no tan secretamente, de él. Igual que nuestra profesora de geografía, mistress Counter, que se ponía roja como un tomate cuando mister Whitman se cruzaba con ella. En cualquier caso, todo el mundo excepto Leslie, que pensaba que parecía una ardilla de dibujos animados.
«Cada vez que me mira con esos ojazos cafés, me entran ganas de darle unas nueces», decía, e incluso llegó al extremo de dejar de llamar ardillas a las ardillas del parque para pasar a llamarlas «mistresses Whitman». No sé por qué aquello era, de algún modo, contagioso, y al final yo también decía siempre cuando una ardilla se acercaba brincando: «Mira a esa mistress Whitman tan pequeña y gordita, ¿verdad que es una monada?».
Debido a esta comparación con las ardillas, Leslie y yo éramos las dos únicas chicas de la clase que no estábamos perdidas por mister Whitman. Yo lo intentaba una y otra vez (aunque sólo fuera porque todos los chicos de la escuela eran terriblemente infantiles), pero no servía de nada: la comparación con las ardillas se me había metido en la cabeza, ¡y nadie experimenta sentimientos románticos hacia una ardilla!
Cynthia había hecho correr el rumor de que mister Whitman había trabajado como modelo mientras estudiaba en la universidad. Como demostración había recortado un anuncio de una revista en el que un hombre que se parecía bastante a mister Whitman se enjabonaba con gel de ducha.
Pero, aparte de Cynthia, nadie creía que el hombre del gel fuera mister Whitman. El modelo tenía un hoyuelo en la barbilla, y mister Whitman no.
Los chicos de la clase, en cambio, no estaban tan entusiasmados con mister Whitman. Sobre todo, Gordon Gelderman, que no podía soportarlo. Hay que decir que, antes de que mister Whitman llegara a la escuela, todas las chicas de nuestra clase habían estado enamoradas de Gordon, incluida yo, aunque me cueste reconocerlo. Pero entonces yo tenía once años y Gordon aún era una monada, mientras que ahora, con dieciséis, no era más que un estúpido que desde hacía un par de años se encontraba en un estado de cambio de voz permanentemente. Por desgracia, los gallos y la voz de bajo no le impedían decir estupideces sin parar.
Última edición por I'mADayDreamer el Vie 21 Jun 2013, 10:38 pm, editado 2 veces
I'mADayDreamer
Re: Traveling in Time [HS]
LO SIENTO
Lamento muchisisisisimo no haber podido actualizar en tanto tiempo,pero mi muy, muy, muy querida madre me castigo durante un mes y después empezaron mis exámenes finales, así que no tenía tiempo.También me dejaron sin libros durante todo ese tiempo así que estoy igual que ustedes.Voy a intentar subir mas seguido porque… ¡YA CASI ESTOY DE VACACIONES! Digo casi porque hoy no asistí pero tengo que ir el lunes :/ pero bueno la cosa es que voy a tratar de subir dos capítulos hoy ;)
I'mADayDreamer
Re: Traveling in Time [HS]
hola¡¡¡¡ nueva reader por aqui;) me encanto el prologo y el cap son muy buenos espero que la sigas pronto por cierto me llamo andrea y soy de españa y tu??? besos guapa:(L):
andreaplopez912
Re: Traveling in Time [HS]
Holaaaaaaaaaaaa nueva y fiel lectora reportandose
me llamo katherine pero dime kate a tus servicios
ame el prologo siiiii se quiere convertir en su mujer
me encanto el cap siguellaaaa pronto pasen por mis novelas:
me llamo katherine pero dime kate a tus servicios
ame el prologo siiiii se quiere convertir en su mujer
me encanto el cap siguellaaaa pronto pasen por mis novelas:
Luchare por Tu Amor Harry Styles Y tu.
https://onlywn.activoforo.com/t40442-luchare-por-tu-amor-harry-styles-y-tu#2142612
Forever Young Harry Styles Y Tu.
https://onlywn.activoforo.com/t51143-forever-young-harry-styles-y-tu#2664970
Siguelaaaa Adiosss
https://onlywn.activoforo.com/t40442-luchare-por-tu-amor-harry-styles-y-tu#2142612
Forever Young Harry Styles Y Tu.
https://onlywn.activoforo.com/t51143-forever-young-harry-styles-y-tu#2664970
Siguelaaaa Adiosss
KateКримир
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