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Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
MALDICIÓN OSCURA - Harry Styles y tu CANCELADA
O W N :: Archivos :: Novelas Abandonadas
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Re: MALDICIÓN OSCURA - Harry Styles y tu CANCELADA
ASI ES! ZAYN ES MIO! MUAJAJAJA! ME ENCANTO EL CAPITULO! SIGUELAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA
AndyCardona
Re: MALDICIÓN OSCURA - Harry Styles y tu CANCELADA
AndyCardona escribió: ASI ES! ZAYN ES MIO! MUAJAJAJA! ME ENCANTO EL CAPITULO! SIGUELAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA
ES TUYO! Tratare de subir hoy las ultimas dos partes pero si no puedo subire las segunda y mañana sin falta la ultima parte
Bye
Tama
Tama ;)
Re: MALDICIÓN OSCURA - Harry Styles y tu CANCELADA
Capitulo 1
2 / 3
-Es demasiado fuerte. -Gerald hincó los talones en la tierra y se aferró a Terry con toda la fuerza que poseía-. Deja de gastar tus energías gritando y ayúdame, maldita sea. Venga, Terry, aguanta.
Terry dejó de chillar bruscamente y empezó a luchar con todas sus fuerzas, lanzando patadas con la pierna libre, intentando zafarse de las dos cabezas viperinas.
De la planta nacieron más tentáculos, con sus extremos verdes y oscuros agitándose violentamente, buscando un cuerpo al que asirse. Los colmillos se hundieron con más fuerza en el tobillo de Terry, y rasgaron la carne y el hueso para conservar su presa.
____ corrió hacia él y alzó la cabeza hacia el cielo mientras murmuraba las palabras que conservaba en su memoria.
Invoco los poderes del cielo. Que el rayo se haga en mi ojo mental. Moldeándose, cambiando, que se presten a obrar según mi voluntad. Forjando una guadaña de acero afilado. Que el fuego refulja y queme y guíe mi mano con precisión.
Un rayo brotó del cielo e iluminó el perfil de las nubes. El aire a su alrededor se cargó de electricidad, y a los tres se les erizó el vello del cuerpo y el cabello. ____ sintió la electricidad chisporroteante en la punta de los dedos y se concentró en el trozo más delgado del cuerpo de las serpientes, entre los tentáculos y gruesos y las cabezas bulbosas.
Un destello de luz blanca cruzó la corta distancia y perforó los cuellos de las criaturas. Un olor a carne podrida brotó de las enredaderas. Los dos tentáculos destrozados cayeron flojamente al suelo, dejando las cabezas con los colmillos profundamente hincados en el tobillo de Terry. Los demás tentáculos se encogieron, intimidados, y volvieron a hundirse en la tierra y la nieve.
Terry cogió una de las cabezas para desalojarla.
-¡No! -advirtió ____-. Déjalo. Tenemos que salir de aquí enseguida.
-Me quema como si fuero ácido -dijo Terry. Estaba pálido, casi tan blanco como el manto de nieve, y unas gotas de sudor le perlaban la frente.
____ sacudió la cabeza.
-Tenemos que salir de aquí ahora mismo. Y no puedes correr por ningún riesgo hasta que les eche una mirada.
Lo cogió por un brazo y le hizo una señal a Gerald para que le cogiera el otro. Entre los dos consiguieron ponerlo de pie y empezaron a bajar la ladera en dirección al sendero que bajaba hacia la derecha.
-¿Que ha sido eso? -preguntó Gerald, con un silbido de voz, mirándola por encima de la cabeza de Terry-. ¿Alguna vez habías visto una serpiente como ésa?
-¿Tenía dos cabezas? -inquirió Terry. La ansiedad lo había hiperventilado-. No alcancé a verla bien antes de que me mordiera. ¿Crees que es venenosa?
-No te ha afectado el sistema nervioso central -dijo ____-. Al menos todavía no. Te llevaremos al pueblo y buscaremos un médico. Tengo algunos conocimientos de medicina. Te lo miraré en cuanto volvamos al coche.
Un ruido sordo agorero recorrió la montaña, que tembló bajo sus pies. ____ alzó la mirada hacia el torbellino de bruma blanca. Observó que, más arriba, la nieve empezaba a resquebrajarse. Las grietas se ensancharon.
Gerald lanzó una imprecación y cogió a Terry con fuerza y empezó a trotar siguiendo el sinuoso sendero.
-Se va a venir abajo.
Terry apretó los dientes para aguantar el dolor del tobillo.
-No puedo creer lo que está ocurriendo. Tengo náuseas.
____ seguía mirando la montaña a sus espaldas mientras corría, arrastrando a Terry por el sendero.
-Más rápido no pares.
El suelo se remeció y onduló y pequeñas superficies de nieve se deslizaron hacia el monte más abajo. Era una visión sobrecogedora, y hasta tenía algo hipnótica. Gerald no paraba de sacudir la cabeza y de mirar a ____, perplejo, hasta que ralentizó el paso y se quedo mirando las ondulaciones de la nieve.
-¿____? No recuerdo lo que a ocurrido. ¿Dónde estamos?
-Está a punto de tragarnos una avalancha, Gerald -advirtió ella-. Terry está herido y tenemos que correr lo más rápido posible. ¡Venga, muévete!
Cargó mentalmente su voz con una orden y puso en ello toda la energía que pudo mientras seguían corriendo. Afortunadamente, los dos hombres respondieron y se concentraron en correr montaña abajo lo más rápido posible sin hacer más preguntas. Las defensas que protegían la caverna eran no sólo letales, sino que confundían y desorientaban a cualquiera que tropezara con ellas. El sistema de alarma solía bastar para que cualquier persona sensata se sintiera en peligro y abandonara aquel lugar pero, una vez activadas, las defensas podían borrar los recuerdos e incluso matar para proteger la entrada a la caverna.
Era indudable que aquel era el lugar que ella buscaba. Ahora tenía que sobrevivir para volver e indagar en los secretos de su pasado, sepultados años atrás. Gerald tropezó y Terry gritó cuando, al caer, una de las cabezas de serpiente chocó contra un trozo de hielo y nieve endurecida, hundiéndole más profundamente los colmillos en el pie.
____ sintió que la montaña temblaba. Al principio, se hizo el silencio, y luego se oyó un ruido sordo distante. Aquel ruido distante fue aumentando hasta convertirse en un rugido. La nieve empezó a deslizarse, primero lentamente, pero de pronto fue cobrando velocidad, revolviéndose y agitándose y abalanzándose sobre ellos. ____ se obligó a reprimir el pánico y buscó en ese acervo de conocimientos que todavía conservaba en el fondo de sus recuerdos. Sus tías nunca habían cobrado un aspecto humano para ella, pero sus voces si eran humanas, y a lo largo de los siglos habían depositado en su memoria esa abundante información.
____ pertenecía a la estirpe de los caza usarla para buenos fines de dragones, una rica herencia carpatiana. También era humana, con el valor y que requerían los tiempos. Y también era maga, y podía acumular energía y usarla para buenos fines. Todos sus ancestros eran seres poderosos. La sangre de las tres especies corría por sus venas y, sin embargo, no pertenecía a ninguno de esos mundos. Había elegido su propio camino, a solas, pero siempre guiándose por ese tesoro de sabiduría que le habían dejado ellas.
Sintió que la fuerza estaba en su interior, e intuyó el chisporroteo de la electricidad cuando los rayos iluminaron el cielo. Una vez más, mirando hacia atrás por encima del hombro, envió una orden a los elementos para que neutralizaran el efecto de las defensas que el mago oscuro había elaborado en la montaña.
Os invoco, agua y hielo, venid a mis manos, dadnos el refugio que os ordenamos.
El avance de la nieve se detuvo bruscamente, y sólo quedó una nebulosa en el aire, congelada, curvándose sobre sus cabezas como una ola gigante.
-¡Corred! -gritó ____-. Venga, Gerald. ¡Tenemos que abandonar la montaña!
La noche empezaba a caer, y aquella avalancha no era lo más grave a lo que debían enfrentarse. El viento había amainado, pero las voces seguían ahí, chillidos agoreros que ella no podía ignorar. Cogieron a Terry y caminaron a toda prisa, a veces resbalando montaña abajo. Más arriba, el pesado manto de nieve había formado una ola que pendía sobre sus cabezas, congelada como una escultura ominosa.
Terry iba dejando un reguero de sangre a su paso por la superficie helada. Cuando llegaron al pie de la montaña, los tres sudaban copiosamente. No tardaron en encontrar el vehículo. En aquella región de Rumanía, la mayoría de los habitantes locales se desplazaban en carros con ruedas de coches tirados por caballos. No era nada habitual ver coches y el suyo, por pequeño que fuera, parecía demasiado moderno en un lugar que se remontaba a siglos en la antigüedad.
Gerald arrastró a Terry por el prado hasta llegar al coche, aparcado bajo unos árboles de ramas desnudas. ____ se giró hacia la montaña, soltó una bocanada de aire y batió palmas tres veces. Siguió una misteriosa pausa de expectación. La ola siguió su curso, la nieve cayó, la montaña dejó ir su carga y una nube de partículas blancas se diseminó por el aire.
-____ -pidió Terry, casi sin aliento-. Tienes que arrancarme estos dientes del tobillo. La pierna me quema, joder, y te aseguro que hay algo que se mueve dentro de mi, en mi pierna -dijo, y se dejó ir sobre el asiento trasero. Su tez había cobrado un tinte grisaseo y tenía la ropa empapada de sudor. Respiraba a duras penas.
____ se arrodilló y examinó las horribles cabezas. Sabía que eran híbridos del mago oscuro, creadas para cumplir con sus designios. En sus pesadillas, había sido testigo de su creación. Aquellas serpientes inyectaban una poderosa mezcla de venenos en su víctima, entre ellos, unos parásitos microscópicos. Esos organismos acabarían apoderándose del cuerpo de la víctima, y luego de su cerebro, hasta convertirse en una simple marioneta al servicio del mago oscuro.-Lo siento, Terry -dijo ella, con voz queda -. Los colmillos están enganchados y hay que quitarlos con mucho cuidado.
-¿Eso quiere decir que as visto algo así antes? -Terry la cogió por la muñeca y la atrajo hacia él mientras ella permanecía arrodillada junto a la puerta abierta del coche. Estaba tendido en el asiento trasero retorciéndose de dolor-. No sé por qué, pero el hecho de que sepas de que se trata me causa cierto alivio.
Aquella confesión desde luego, no la alivio a ella, que de niña había sido un objeto de laboratorio. Lo que había visto y olido era tan repugnante que su intención había sido olvidarlo todo. El hedor de la sangre, los gritos, y aquellos grotescos gusanos diminutos en una bola putrefacta, agitándose en sus ansias de alimentarse, consumiendo la sangre y la carne humana.
____ respiró hondo y espiró. No les quedaba demasiado tiempo. Tenía que llevar a Terry a un sanador maestro que supiera remediar aquellos males, si bien ella misma podía ralentizar el deterioro en ese momento.
Gerald miró a su alrededor, y luego alzó la vista hacia la montaña, ahora quieta y apacible. Aquí y allá flotaban trozos de bruma, pero las voces se habían callado. Por encima de sus cabezas, las nubes se iban espesando y ennegreciendo aunque la montaña conservaba su aspecto prístino y virgen, sin rastro de que alguien la hubiera escalado y luego sido víctimas de sus ataques.
- ¿____?-dijo
... Continuara
Tama ;)
Re: MALDICIÓN OSCURA - Harry Styles y tu CANCELADA
SUBIRE MAÑANA LA ULTIMA PARTE Y SI HAY COMENTARIOS TAMBIEN LA PRIMERA DEL CAPITULO 2 ;)
Tama ;)
Re: MALDICIÓN OSCURA - Harry Styles y tu CANCELADA
Ojalá terry se cure! D:
Siguelaaaaaaaaaa!
Oye por cierto yo que soy de Zayn? Soy buena con el? xD! Si quieres eso respondemelo en mensajes :)
Siguelaaaaaaaaaa!
Oye por cierto yo que soy de Zayn? Soy buena con el? xD! Si quieres eso respondemelo en mensajes :)
AndyCardona
Re: MALDICIÓN OSCURA - Harry Styles y tu CANCELADA
HELLOO!! :3
Perdon x no comentar, estuve en San Rafael con mi abuela y mi mama,,, peroo te digo: AMOO TU NOVEE, estos pocos caps me atrapan, enserioooooo... seguilaa..
Y con lo del mje anterior.. NI la canceles.. ajaj si te entiendo, ami me paso primero con una qe la cancele era re triste.. ahora tengo otra en la qe solo tengo pocas lectoras y PUUROS fantasmas -.- peroo no la qiero cancelar asiqe la sigoo :s te hacen sentir mal, pero bueno uno la sigue..
Esperoo el capp siguiente MUAJAJA :3
Un besoo!
Perdon x no comentar, estuve en San Rafael con mi abuela y mi mama,,, peroo te digo: AMOO TU NOVEE, estos pocos caps me atrapan, enserioooooo... seguilaa..
Y con lo del mje anterior.. NI la canceles.. ajaj si te entiendo, ami me paso primero con una qe la cancele era re triste.. ahora tengo otra en la qe solo tengo pocas lectoras y PUUROS fantasmas -.- peroo no la qiero cancelar asiqe la sigoo :s te hacen sentir mal, pero bueno uno la sigue..
Esperoo el capp siguiente MUAJAJA :3
Un besoo!
~Malik's.Girl.Greyita~
Re: MALDICIÓN OSCURA - Harry Styles y tu CANCELADA
AndyCardona escribió:Ojalá terry se cure! D:
Siguelaaaaaaaaaa!
Oye por cierto yo que soy de Zayn? Soy buena con el? xD! Si quieres eso respondemelo en mensajes :)
Lo veras luego :)
mañana subiré lo prometo
eres su avio päläfertiil (pareja eterna)
y estas esperando un hijo de él no dire más
xx
Tama ;)
Re: MALDICIÓN OSCURA - Harry Styles y tu CANCELADA
SaahMaaliik escribió:HELLOO!! :3
Perdon x no comentar, estuve en San Rafael con mi abuela y mi mama,,, peroo te digo: AMOO TU NOVEE, estos pocos caps me atrapan, enserioooooo... seguilaa..
Y con lo del mje anterior.. NI la canceles.. ajaj si te entiendo, ami me paso primero con una qe la cancele era re triste.. ahora tengo otra en la qe solo tengo pocas lectoras y PUUROS fantasmas -.- peroo no la qiero cancelar asiqe la sigoo :s te hacen sentir mal, pero bueno uno la sigue..
Esperoo el capp siguiente MUAJAJA :3
Un besoo!
HOLIWI!
Estas perdonada :)
La amaras más a partir del capitulo 2 te lo aseguro ;)
la seguiré mañana
NO PIENSO CANCELARLA!
¿quieres estar en la nove?
con Liam, Niall o Louis tu elige ;)
mándame el link de tu nove así tienes una fiel lectora nueva :)
Tama ;)
Re: MALDICIÓN OSCURA - Harry Styles y tu CANCELADA
Ooh dios...espero un hijo de el! :D xD Pero cuando salgo yo? xD? Andale dime eso no mas :pTama escribió:AndyCardona escribió:Ojalá terry se cure! D:
Siguelaaaaaaaaaa!
Oye por cierto yo que soy de Zayn? Soy buena con el? xD! Si quieres eso respondemelo en mensajes :)
Lo veras luego :)
mañana subiré lo prometo
eres su avio päläfertiil (pareja eterna)
y estas esperando un hijo de él no dire más
xx
Si! Mas te vale que mañana la sigas! jaksajak :3
AndyCardona
Re: MALDICIÓN OSCURA - Harry Styles y tu CANCELADA
Capitulo 1
3 / 3
3 / 3
-¿____? -dijo. Sonaba tan perplejo como lo parecía-. No puedo recordar dónde estábamos. No recuerdo el momento en que estas serpientes atacaron a Terry. ¿Las serpientes no viven en ambientes cálidos? ¿Que me está ocurriendo?
-Ahora mismo no importa. Lo que sí importa es quitarle a Terry estos colmillos de la pierna, llevarlo a la posada, y buscar a alguien que pueda ayudarlo. -Alguien que poseyera dones naturales para sanar, algo más que conocimientos médicos. Si se encontraban en los parajes donde la habían mantenido secuestrada durante años de su infancia, era razonable pensar que habría alguien que supiera cómo tratar las heridas infligidas por el mago.
Cerró los ojos para borrar de su mente el rostro pálido de Terry y la mirada ansiosa de Gerald. En lo más profundo de sí misma, donde atesoraba esos conocimientos, encontró la calma de su propio centro. Casi oía las voces susurrantes de sus tías, que la orientaban a medida que la información fluía en su mente. Los colmillos curvos tenían una púa en la punta.
Cabeza cercenada que ahora muerde, afloja tus colmillos cuando la luz lo acuerde. Extraed el veneno restante, mitigad el daño y el dolor rampante.
-Puede que encontremos a alguien más diestro que sepa extraerlos -dijo-. Podemos llevarte rápidamente a la posada, y quizá la pareja de dueños conozcan a alguien que ya aya tratado con heridas como ésta.
Terry la miraba sacudiendo la cabeza.
-No aguanto más, ____. Si no me las quitas ahora, me las arrancaré yo mismo. No puedo aguantarlo, no puedo más.
Ella asintió con un gesto de la cabeza para darle a entender que comprendía, y sacó el cuchillo que llevaba debajo del anorak.
-Entonces, hagámoslo. Gerald, ve por el otro lado y sujétale los hombros. -Sobre todo, no quería exponer a Gerald a las salpicaduras de sangre. Aquellos microorganismos eran una amenaza para cualquiera.
Gerald le obedeció sin rechistar, y ____ examinó la primera cabeza. Aquel híbrido era mitad planta, mitad animal, y daba miedo. Había sido creado para atacar a los seres vivos, sin importar al especie, y para someter a su victima al control del mago oscuro. Éste no solo había torturado a humanos y carpatianos sino también a los de su propia estirpe. Nadie estaba a salvo de ese monstruo, ni siquiera los miembros de su propia familia, y ella era la prueba viva de ello.
Cerró los ojos y tragó saliva. Cerró de golpe la puerta para dejar fuera los recuerdos demasiado dolorosos, demasiado aterradores para tenerlos presentes mientras se enfrentaba a una tarea tan compleja. Rara vez había utilizado sus dotes curativas en los últimos años. De pequeña, había cometido varias veces ese error, mientras viajaba con los gitanos. Había recompuesto huesos rotos y sanado heridas de arma blanca que habría matado a un hombre. Había desalojado bacterias nocivas de los pulmones de los niños. Al comienzo, la gente se mostraba agradecida, pero con el tiempo era inevitable que acabaran temiéndola.
Nunca muestres que eres diferente. Debes mezclarte,estés donde estés. Aprender las lenguas y las costumbres. Vestirte como ellos se visten. Hablar como ellos hablan. Ocultar quien eres y de donde vienes, y nunca confiar en nadie.
____ apreciaba a Gerald y a Terry. Llevaban muchos años trabajando juntos, pero ella nunca se había inmiscuido demasiado en sus vidas y había sido muy cauta para no mostrarles que era diferente.
-____
La voz implorante de Terry la obligo a concentrarse en la tarea que tenía entre manos. Recuperó le entereza y lo miró con un ligero asentimiento de la cabeza. Los dos hombre estaban acostumbrados a seguirla y era normal que en ese momento se volvieran hacia ella. Entonces volvió a respirar hondo y reprimió la sensación de asco que iba en aumento.
La letra de los cánticos sanación broto de ese mismo pozo de sabiduría, y ella la repitió en un susurro, a la vez que deslizaba el cuchillo por debajo de la piel de Terry hasta encontrar la púa.
Kuríasz, nélkül sivdobbanás, nélkül fesztelen löyly. Ot élidamet andam szabadon élidadért. O jelä sielam jorem ot ainamet es sone ot élidadet. O jelä sielam pukta kinn mindem szelemeket belsó´. Pajnak o susu hanyet és o nyelv nyálamet sívadaba. Vii, o verim sone o verid andam.
La antigua lengua carpatiana que había aprendido de niña le vino a la memoria con facilidad. Puede que estuviera un poco oxidada, ya que nunca la había usado para otra cosa que para murmurarse cosas a sí misma antes de dormirse. Sin embargo, aquellas palabras, dichas en una especie de cántico, siempre la serenaba.
Mientras pronunciaba las palabras curativas, bloqueó el dolor de Terry. Era un colmillo siniestro, y estaba hecho para hacer daño. Con su forma curva, se adentraba en la carne ensanchándose y, al final, casi al llegar a la punta, nacía la púa en forma de gancho, curvándose en la dirección contraria. Tenía que cortar la piel con cuidado para permitir que la punta se aflojara lo suficiente sin agravar la herida del pie.
Al principio, se sirvió de su visión humana y bloqueó toda otra forma de visión hasta que pudo extraer el colmillo. Sólo entonces se permitió mirar con la agudeza de una maga. Unos gusanos blancos, diminutos se retorcían y penetraban en la carne, pululando alrededor de las células para reproducirse lo más rápido posible. ____ sintió un vacío en el estómago. Tuvo que hacer un esfuerzo enorme para deshacerse de la conciencia de sus propios pensamientos y de su ser físico y convertirse en un haz de luz blanquecina y curativa que se derramó sobre la herida de Terry, quemando los organismos en cuanto los tuvo en el punto de mira.
Aquellos parásitos intentaban huir de la luz y se reproducían a gran velocidad. ____ procuraba ser minuciosa, pero Terry la distraía retorciéndose y gimiendo. Intentó cogerse el otro tobillo con la intención de arrancarse la cabeza de serpiente.
De pronto, ____ se dio cuenta de que había vuelto a su propio cuerpo y, por un momento, se sintió desorientada y presa del pánico.
-¡Terry! Déjalo. yo te lo sacaré.
Su advertencia había llegado demasiado tarde. Terry lanzó un grito cuando tiró de la cabeza venenosa y la arrancó de su asidero en el tobillo. La púa le desgarró la carne y los músculos. La sangre salpicó el asiento trasero del coche y, al rebotar, manchó a Gerald en el pecho.
-¡No toques la sangre en tus manos! -advirtió ____-. Utiliza un paño. Quítate el anorak, Gerald.
Taponó la herida con las dos manos y presionó con fuerza, y tuvo que reprimir el dolor que le causó la sangre que le bañaba la piel de las manos y la quemaba hasta los huesos. Tuvo que superar el pánico que se apoderaba de ella y encontrar en sí misma aquel lugar de su alma donde reinaba el equilibrio. Invocó la luz curativa, una luz blanca y candente y pura, para contrarrestar el ácido de la sangre viperina. Su marca de nacimiento le quemaba de tal manera que pensó que aquel líquido corrosivo probablemente contenía sangre de vampiro.
Gerald se abrió el anorak y lo lanzó a un lado. El material de la prenda se consumió dejando una estela de humo grisáceo.
Terry se calmó mientras ____ proyectaba su luz curativa sobre su cuerpo hasta llegar a la herida abierta en el pie. La hemorragia cesó hasta convertirse en un hilillo y los parásitos huyeron del calor que ella generaba. Cauterizó la herida, destruyendo tantos parásitos como pudo antes de hacer que sus propias manos y brazos se bañaran en aquella energía candente.
-¿Te ha salpicado sangre, Gerald?
Éste respondió sacudiendo la cabeza.
-Creo que no. Por un instante creí que sí, pero me he limpiado las manos y la cara y no hay manchas.
-Cuando llevemos a Terry a un sanador, date una ducha en cuanto puedas. Y quema tu ropa. No la laves, quémala. Quémalo todo.
____ retrocedió para salir del asiento y ayudó a Terry a plegar las piernas para que pudiera cerrar la puerta. enseguida se puso al volante. El color de la tez de Terry era alarmante, pero más grave aún era su manera de respirar. En parte, su agitación quizá se debiera al estado de shock, y la respiración demasiado acelerada fuera producto del pánico, pero ____ temió que no había detenido del todo el asalto de los parásitos contra su organismo. Necesitaba un maestro sanador urgentemente.
Condujo a toda velocidad por el estrecho camino de la montaña, derrapando en las curvas más pronunciadas y dando botes en los baches tapados por el lodo, lanzando chorros de agua sucia hacia los lados. A su alrededor, la tranquilidad de aquel paisaje bucólico contrastaba abiertamente con el terror y la desesperación que atenazaba a los ocupantes del vehículo.
En los prados, las vacas pacían entre montones de heno. Las viviendas de techos de paja y los carros tirados por caballos daban la impresión de que los tres habían viajado hacia atrás en el tiempo y regresaban a una época feliz de ritmos más pausados. Los castillos y iglesias daban al paisaje un aire medieval, como si en cualquier momento fueran a aparecer caballeros con armaduras montados en briosos corceles.
____ había viajado por todo el mundo en busca de su pasado. Recordaba poca cosa del viaje que había emprendido después de salir de la caverna de hielo y, una vez que los gitanos la encontraron, había recorrido toda Europa. Pasaba de una familia a otra, pero jamás le dijeron dónde la habían encontrado. Viajar a los montes Cárpatos había sido como volver al hogar. Y al entrar en Rumanía se sintió totalmente en casa. Aquel país conservaba su naturaleza salvaje, los bosques no habían sido arrasados y la tierra bajo sus pies todavía estaba viva.
Una curva en el camino marcaba la transición entre la espesura del bosque y las turberas. El camino se estrechó aún más, serpenteando por terreno sólido, y olieron el aire pútrido del pantano. Los árboles se mecían y combaban bajo el peso de la nieve. En la distancia, unas luces anunciaron la cercanía de una granja y, por un momento, ____ pensó en detenerse para pedir ayuda. Sin embargo, a Terry lo había mordido una serpiente creada por un mago, y su mordedura estaba contaminada por sangre de vampiro. Curar una herida infligida por un mago era un asunto bastante difícil, pero un híbrido con sangre de vampiro requería habilidades muy superiores a las suyas o a las de un médico convencional.
Su única esperanza eran los dueños de la posada. Aquella pareja había nacido y se había criado en ea región y había vivido allí toda su vida. ____ no podía imaginar que no tuvieran una idea del peligro que latía en las entrañas del monte. Con el tiempo, resultaba difícil manipular los recuerdos. Pero había algo en aquella posada que la había atraído. Intuía las pulsaciones de una energía, como si flotara en el ambiente una sutil influencia que entusiasmaba a los turistas y visitantes para que se quedaran y disfrutaran de aquella posada acogedora y hogareña.
____ había permitido mostrarse sensible ante aquel flujo de energía, porque era la primera vez, desde que el dragón la había ayudado a salir de la caverna, que sentía esa presencia ligera y sutil. Había olvidado la sensación de bañarse en aquella energía puramente eléctrica, sentir que la rodeaba y que fluía por sus células hasta que todo su cuerpo vibraba con ella. La posada y el pueblo transmitían esa sensación desconcertante, aunque era tan sutil que ella casi no había reparado en ello.
-____ -dijo Gerald desde el asiento trasero-. La piel me quema.
-Ya casi estamos. Lo primero que tienes que hacer es darte una ducha.-No quería ni pensar en lo que estaba sufriendo Terry, que ahora guardaba silencio, aparte de unos leves gemidos-. Gerald, cuando lleguemos a la posada, tendremos que hablar con los dueños y preguntar dónde vive el sanador del pueblo.
-La mujer se llama Slavica, y parecía muy agradable.
-Es de esperar que también sea discreta. Al parecer, conoce a todo el mundo.
-¿No sería más conveniente preguntar por un médico? -sugirió Gerald.
____ procuró que su respuesta sonara como una información cualquiera.
-A veces, los sanadores locales conocen mucho mejor los animales y las plantas de la región. Aunque nunca hemos visto esa especie de bicho, es muy probable que los del pueblo sí la conozcan, y que el sanador local sepa exactamente que hacer para extraer la ponzo... -balbuceó y, antes de acabar sustituyó la última palabra-... el veneno.
____ siguió por el camino lleno de curvas hasta llegar a la posada situada en la entrada del pueblo. La fachada principal del amplio edificio de dos plantas, con un porche espacioso y bonitos balcones, miraba hacia el bosque. ____ aparcó el coche lo más cerca que pudo de las escaleras y bajó corriendo para ayudar a salir a Gerald y Terry.
Las sombras se alargaron y se expandieron a medida que las nubes en el cielo se volvieron más espesas, anunciando nieve. El viento ululó y los árboles se mecieron y agitaron, como si protestaran. ____ paseó una mirada rápida y cauta a su alrededor antes de abrir la puerta trasera y ayudar a Terry a bajar.
-Volveré a buscar las cabezas de serpiente para enseñárselas al dueño de la posada. No las toques -le advirtió.
Terry era casi un peso muerto entre los dos, y Gerald tuvo que cargar con él, tropezando en la nieve. La entrada estaba despejada, pero ellos tomaron un atajo y subieron por la breve cuesta para llegar antes al porche.
Un hombre alto de pelo oscuro les abrió la puerta y les ayudó a entrar. A pesar de la agitación, ____ lo encontró atractivo, incluso muy atractivo.
-No te manches con la sangre -le advirtió-. Es muy venenosa.
El hombre alzo la cabeza y, al encontrar sus ojos, se quedo como clavado. Por un momento, brilló en su mirada una especie de vago reconocimiento que desapareció enseguida. Acto seguido, prestó su hombro para que Terry se apoyara y así la aliviara a ella el peso.
____ giró sobre sus talones y volvió al coche.
-Entrad con él y pedidle al dueño de la posada que busque a un sanador. Yo iré por las cabezas de serpiente.
Bajo corriendo las escaleras y llegó rápidamente al coche. Al abrir la puerta de un tirón, sintió que su marca de nacimiento, con la forma del dragón, empezaba a quemarle intensamente. Sólo había una cosa que pudiera activar la advertencia del dragón. Esa cosa era el vampiro, y ____ dedujo que debía encontrarse en las inmediaciones. Con un gesto rápido, echó mano de una falda y un manto para ocultar sus armas. Cerró la puerta y paseó una mirada cauta a su alrededor, al tiempo que deslizaba una mano bajo la gruesa capa roja para palpar la empuñadura del cuchillo que le colgaba del cinto.
Tama ;)
Re: MALDICIÓN OSCURA - Harry Styles y tu CANCELADA
Tama escribió:Capitulo 1
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-¿____? -dijo. Sonaba tan perplejo como lo parecía-. No puedo recordar dónde estábamos. No recuerdo el momento en que estas serpientes atacaron a Terry. ¿Las serpientes no viven en ambientes cálidos? ¿Que me está ocurriendo?
-Ahora mismo no importa. Lo que sí importa es quitarle a Terry estos colmillos de la pierna, llevarlo a la posada, y buscar a alguien que pueda ayudarlo. -Alguien que poseyera dones naturales para sanar, algo más que conocimientos médicos. Si se encontraban en los parajes donde la habían mantenido secuestrada durante años de su infancia, era razonable pensar que habría alguien que supiera cómo tratar las heridas infligidas por el mago.
Cerró los ojos para borrar de su mente el rostro pálido de Terry y la mirada ansiosa de Gerald. En lo más profundo de sí misma, donde atesoraba esos conocimientos, encontró la calma de su propio centro. Casi oía las voces susurrantes de sus tías, que la orientaban a medida que la información fluía en su mente. Los colmillos curvos tenían una púa en la punta.
Cabeza cercenada que ahora muerde, afloja tus colmillos cuando la luz lo acuerde. Extraed el veneno restante, mitigad el daño y el dolor rampante.
-Puede que encontremos a alguien más diestro que sepa extraerlos -dijo-. Podemos llevarte rápidamente a la posada, y quizá la pareja de dueños conozcan a alguien que ya aya tratado con heridas como ésta.
Terry la miraba sacudiendo la cabeza.
-No aguanto más, ____. Si no me las quitas ahora, me las arrancaré yo mismo. No puedo aguantarlo, no puedo más.
Ella asintió con un gesto de la cabeza para darle a entender que comprendía, y sacó el cuchillo que llevaba debajo del anorak.
-Entonces, hagámoslo. Gerald, ve por el otro lado y sujétale los hombros. -Sobre todo, no quería exponer a Gerald a las salpicaduras de sangre. Aquellos microorganismos eran una amenaza para cualquiera.
Gerald le obedeció sin rechistar, y ____ examinó la primera cabeza. Aquel híbrido era mitad planta, mitad animal, y daba miedo. Había sido creado para atacar a los seres vivos, sin importar al especie, y para someter a su victima al control del mago oscuro. Éste no solo había torturado a humanos y carpatianos sino también a los de su propia estirpe. Nadie estaba a salvo de ese monstruo, ni siquiera los miembros de su propia familia, y ella era la prueba viva de ello.
Cerró los ojos y tragó saliva. Cerró de golpe la puerta para dejar fuera los recuerdos demasiado dolorosos, demasiado aterradores para tenerlos presentes mientras se enfrentaba a una tarea tan compleja. Rara vez había utilizado sus dotes curativas en los últimos años. De pequeña, había cometido varias veces ese error, mientras viajaba con los gitanos. Había recompuesto huesos rotos y sanado heridas de arma blanca que habría matado a un hombre. Había desalojado bacterias nocivas de los pulmones de los niños. Al comienzo, la gente se mostraba agradecida, pero con el tiempo era inevitable que acabaran temiéndola.
Nunca muestres que eres diferente. Debes mezclarte,estés donde estés. Aprender las lenguas y las costumbres. Vestirte como ellos se visten. Hablar como ellos hablan. Ocultar quien eres y de donde vienes, y nunca confiar en nadie.
____ apreciaba a Gerald y a Terry. Llevaban muchos años trabajando juntos, pero ella nunca se había inmiscuido demasiado en sus vidas y había sido muy cauta para no mostrarles que era diferente.
-____
La voz implorante de Terry la obligo a concentrarse en la tarea que tenía entre manos. Recuperó le entereza y lo miró con un ligero asentimiento de la cabeza. Los dos hombre estaban acostumbrados a seguirla y era normal que en ese momento se volvieran hacia ella. Entonces volvió a respirar hondo y reprimió la sensación de asco que iba en aumento.
La letra de los cánticos sanación broto de ese mismo pozo de sabiduría, y ella la repitió en un susurro, a la vez que deslizaba el cuchillo por debajo de la piel de Terry hasta encontrar la púa.
Kuríasz, nélkül sivdobbanás, nélkül fesztelen löyly. Ot élidamet andam szabadon élidadért. O jelä sielam jorem ot ainamet es sone ot élidadet. O jelä sielam pukta kinn mindem szelemeket belsó´. Pajnak o susu hanyet és o nyelv nyálamet sívadaba. Vii, o verim sone o verid andam.
La antigua lengua carpatiana que había aprendido de niña le vino a la memoria con facilidad. Puede que estuviera un poco oxidada, ya que nunca la había usado para otra cosa que para murmurarse cosas a sí misma antes de dormirse. Sin embargo, aquellas palabras, dichas en una especie de cántico, siempre la serenaba.
Mientras pronunciaba las palabras curativas, bloqueó el dolor de Terry. Era un colmillo siniestro, y estaba hecho para hacer daño. Con su forma curva, se adentraba en la carne ensanchándose y, al final, casi al llegar a la punta, nacía la púa en forma de gancho, curvándose en la dirección contraria. Tenía que cortar la piel con cuidado para permitir que la punta se aflojara lo suficiente sin agravar la herida del pie.
Al principio, se sirvió de su visión humana y bloqueó toda otra forma de visión hasta que pudo extraer el colmillo. Sólo entonces se permitió mirar con la agudeza de una maga. Unos gusanos blancos, diminutos se retorcían y penetraban en la carne, pululando alrededor de las células para reproducirse lo más rápido posible. ____ sintió un vacío en el estómago. Tuvo que hacer un esfuerzo enorme para deshacerse de la conciencia de sus propios pensamientos y de su ser físico y convertirse en un haz de luz blanquecina y curativa que se derramó sobre la herida de Terry, quemando los organismos en cuanto los tuvo en el punto de mira.
Aquellos parásitos intentaban huir de la luz y se reproducían a gran velocidad. ____ procuraba ser minuciosa, pero Terry la distraía retorciéndose y gimiendo. Intentó cogerse el otro tobillo con la intención de arrancarse la cabeza de serpiente.
De pronto, ____ se dio cuenta de que había vuelto a su propio cuerpo y, por un momento, se sintió desorientada y presa del pánico.
-¡Terry! Déjalo. yo te lo sacaré.
Su advertencia había llegado demasiado tarde. Terry lanzó un grito cuando tiró de la cabeza venenosa y la arrancó de su asidero en el tobillo. La púa le desgarró la carne y los músculos. La sangre salpicó el asiento trasero del coche y, al rebotar, manchó a Gerald en el pecho.
-¡No toques la sangre en tus manos! -advirtió ____-. Utiliza un paño. Quítate el anorak, Gerald.
Taponó la herida con las dos manos y presionó con fuerza, y tuvo que reprimir el dolor que le causó la sangre que le bañaba la piel de las manos y la quemaba hasta los huesos. Tuvo que superar el pánico que se apoderaba de ella y encontrar en sí misma aquel lugar de su alma donde reinaba el equilibrio. Invocó la luz curativa, una luz blanca y candente y pura, para contrarrestar el ácido de la sangre viperina. Su marca de nacimiento le quemaba de tal manera que pensó que aquel líquido corrosivo probablemente contenía sangre de vampiro.
Gerald se abrió el anorak y lo lanzó a un lado. El material de la prenda se consumió dejando una estela de humo grisáceo.
Terry se calmó mientras ____ proyectaba su luz curativa sobre su cuerpo hasta llegar a la herida abierta en el pie. La hemorragia cesó hasta convertirse en un hilillo y los parásitos huyeron del calor que ella generaba. Cauterizó la herida, destruyendo tantos parásitos como pudo antes de hacer que sus propias manos y brazos se bañaran en aquella energía candente.
-¿Te ha salpicado sangre, Gerald?
Éste respondió sacudiendo la cabeza.
-Creo que no. Por un instante creí que sí, pero me he limpiado las manos y la cara y no hay manchas.
-Cuando llevemos a Terry a un sanador, date una ducha en cuanto puedas. Y quema tu ropa. No la laves, quémala. Quémalo todo.
____ retrocedió para salir del asiento y ayudó a Terry a plegar las piernas para que pudiera cerrar la puerta. enseguida se puso al volante. El color de la tez de Terry era alarmante, pero más grave aún era su manera de respirar. En parte, su agitación quizá se debiera al estado de shock, y la respiración demasiado acelerada fuera producto del pánico, pero ____ temió que no había detenido del todo el asalto de los parásitos contra su organismo. Necesitaba un maestro sanador urgentemente.
Condujo a toda velocidad por el estrecho camino de la montaña, derrapando en las curvas más pronunciadas y dando botes en los baches tapados por el lodo, lanzando chorros de agua sucia hacia los lados. A su alrededor, la tranquilidad de aquel paisaje bucólico contrastaba abiertamente con el terror y la desesperación que atenazaba a los ocupantes del vehículo.
En los prados, las vacas pacían entre montones de heno. Las viviendas de techos de paja y los carros tirados por caballos daban la impresión de que los tres habían viajado hacia atrás en el tiempo y regresaban a una época feliz de ritmos más pausados. Los castillos y iglesias daban al paisaje un aire medieval, como si en cualquier momento fueran a aparecer caballeros con armaduras montados en briosos corceles.
____ había viajado por todo el mundo en busca de su pasado. Recordaba poca cosa del viaje que había emprendido después de salir de la caverna de hielo y, una vez que los gitanos la encontraron, había recorrido toda Europa. Pasaba de una familia a otra, pero jamás le dijeron dónde la habían encontrado. Viajar a los montes Cárpatos había sido como volver al hogar. Y al entrar en Rumanía se sintió totalmente en casa. Aquel país conservaba su naturaleza salvaje, los bosques no habían sido arrasados y la tierra bajo sus pies todavía estaba viva.
Una curva en el camino marcaba la transición entre la espesura del bosque y las turberas. El camino se estrechó aún más, serpenteando por terreno sólido, y olieron el aire pútrido del pantano. Los árboles se mecían y combaban bajo el peso de la nieve. En la distancia, unas luces anunciaron la cercanía de una granja y, por un momento, ____ pensó en detenerse para pedir ayuda. Sin embargo, a Terry lo había mordido una serpiente creada por un mago, y su mordedura estaba contaminada por sangre de vampiro. Curar una herida infligida por un mago era un asunto bastante difícil, pero un híbrido con sangre de vampiro requería habilidades muy superiores a las suyas o a las de un médico convencional.
Su única esperanza eran los dueños de la posada. Aquella pareja había nacido y se había criado en ea región y había vivido allí toda su vida. ____ no podía imaginar que no tuvieran una idea del peligro que latía en las entrañas del monte. Con el tiempo, resultaba difícil manipular los recuerdos. Pero había algo en aquella posada que la había atraído. Intuía las pulsaciones de una energía, como si flotara en el ambiente una sutil influencia que entusiasmaba a los turistas y visitantes para que se quedaran y disfrutaran de aquella posada acogedora y hogareña.
____ había permitido mostrarse sensible ante aquel flujo de energía, porque era la primera vez, desde que el dragón la había ayudado a salir de la caverna, que sentía esa presencia ligera y sutil. Había olvidado la sensación de bañarse en aquella energía puramente eléctrica, sentir que la rodeaba y que fluía por sus células hasta que todo su cuerpo vibraba con ella. La posada y el pueblo transmitían esa sensación desconcertante, aunque era tan sutil que ella casi no había reparado en ello.
-____ -dijo Gerald desde el asiento trasero-. La piel me quema.
-Ya casi estamos. Lo primero que tienes que hacer es darte una ducha.-No quería ni pensar en lo que estaba sufriendo Terry, que ahora guardaba silencio, aparte de unos leves gemidos-. Gerald, cuando lleguemos a la posada, tendremos que hablar con los dueños y preguntar dónde vive el sanador del pueblo.
-La mujer se llama Slavica, y parecía muy agradable.
-Es de esperar que también sea discreta. Al parecer, conoce a todo el mundo.
-¿No sería más conveniente preguntar por un médico? -sugirió Gerald.
____ procuró que su respuesta sonara como una información cualquiera.
-A veces, los sanadores locales conocen mucho mejor los animales y las plantas de la región. Aunque nunca hemos visto esa especie de bicho, es muy probable que los del pueblo sí la conozcan, y que el sanador local sepa exactamente que hacer para extraer la ponzo... -balbuceó y, antes de acabar sustituyó la última palabra-... el veneno.
____ siguió por el camino lleno de curvas hasta llegar a la posada situada en la entrada del pueblo. La fachada principal del amplio edificio de dos plantas, con un porche espacioso y bonitos balcones, miraba hacia el bosque. ____ aparcó el coche lo más cerca que pudo de las escaleras y bajó corriendo para ayudar a salir a Gerald y Terry.
Las sombras se alargaron y se expandieron a medida que las nubes en el cielo se volvieron más espesas, anunciando nieve. El viento ululó y los árboles se mecieron y agitaron, como si protestaran. ____ paseó una mirada rápida y cauta a su alrededor antes de abrir la puerta trasera y ayudar a Terry a bajar.
-Volveré a buscar las cabezas de serpiente para enseñárselas al dueño de la posada. No las toques -le advirtió.
Terry era casi un peso muerto entre los dos, y Gerald tuvo que cargar con él, tropezando en la nieve. La entrada estaba despejada, pero ellos tomaron un atajo y subieron por la breve cuesta para llegar antes al porche.
Un hombre alto de pelo oscuro les abrió la puerta y les ayudó a entrar. A pesar de la agitación, ____ lo encontró atractivo, incluso muy atractivo.
-No te manches con la sangre -le advirtió-. Es muy venenosa.
El hombre alzo la cabeza y, al encontrar sus ojos, se quedo como clavado. Por un momento, brilló en su mirada una especie de vago reconocimiento que desapareció enseguida. Acto seguido, prestó su hombro para que Terry se apoyara y así la aliviara a ella el peso.
____ giró sobre sus talones y volvió al coche.
-Entrad con él y pedidle al dueño de la posada que busque a un sanador. Yo iré por las cabezas de serpiente.
Bajo corriendo las escaleras y llegó rápidamente al coche. Al abrir la puerta de un tirón, sintió que su marca de nacimiento, con la forma del dragón, empezaba a quemarle intensamente. Sólo había una cosa que pudiera activar la advertencia del dragón. Esa cosa era el vampiro, y ____ dedujo que debía encontrarse en las inmediaciones. Con un gesto rápido, echó mano de una falda y un manto para ocultar sus armas. Cerró la puerta y paseó una mirada cauta a su alrededor, al tiempo que deslizaba una mano bajo la gruesa capa roja para palpar la empuñadura del cuchillo que le colgaba del cinto.
:o! SIGUELAAAAAAAAAAAAAAAAAA
AndyCardona
AVISO!
Chicas hoy es mi último dia de vacaciones :(
Subire todos los jueves a partir de este
Tendrán un capitulo entero por jueves :)
xx
Su escritora
Subire todos los jueves a partir de este
Tendrán un capitulo entero por jueves :)
xx
Su escritora
Tama ;)
Re: MALDICIÓN OSCURA - Harry Styles y tu CANCELADA
Tama escribió:Chicas hoy es mi último dia de vacaciones :(
Subire todos los jueves a partir de este
Tendrán un capitulo entero por jueves :)
xx
Su escritora
ok :( pero no nos falles! y por que es tu ultimo dia? cuando saliste de vacaciones? Yo entro hasta agosto :3
AndyCardona
Re: MALDICIÓN OSCURA - Harry Styles y tu CANCELADA
Chicas perdónenme por favor lo siento no puedo subir la segunda parte. Tengo que ir a ver a un pariente al hospital :(. Les subi este lo más rápido que pude mañana subire la segunda y para recompensarlas un adelanto del cap 3 ;)
Disfrutenlo!
Era una noche sumamente fría. Él no tendría por qué sentirla. Los carpatianos eran capaces de regular la temperatura de su cuerpo, pero él quería sentir frío. Era una sensación. No era una emoción, pero al menos era algo. Quizás el frío fuera como la amargura, y la amargura era una emoción. Quizás aquello fuera lo más parecido a un sentimiento que experimentaría antes de morir.
Harry Styles cruzó el pueblo a paso largo y lento, girando la cara al encontrarse con la mirada de los demás transeúntes para evitar que le vieran los ojos. Sabía que esos ojos, normalmente verdes como esmeraldas, ahora brillaban con un profundo fulgor rubí. En la boca del estómago sentía un frío gélido y, en lo más profundo, ahí donde debía alojarse el alma, sólo quedaba una mancha oscura, y esa mancha también estaba llena de agujeros. Los siglos que llevaba cazando y matando vampiros se habían cobrado su tributo hacia mucho tiempo.
Alzó la cabeza hacia las nubes que se agitaban en el cielo, cargadas de nieve. Aquella era su última noche, porque se había propuesto poner fin a su lucha. Había servido honrosamente a su pueblo y a su familia, había resistido a lo largo de siglos y acabado con más camaradas renegados que la mayoría de cazadores. Al día siguiente, saldría al encuentro del alba y pondría fin a su larga y desolada existencia.
Estaba lejos de su hogar y de sus hermanos. Su hermano mayor, Zacarías, no podría impedírselo desde tan lejos. De hecho, sólo se enteraría de su final cuando ya fuera demasiado tarde. Se preguntaba cuanto tardaría el sol en consumirlo hasta dejarlo purificado. Tardaría bastante, teniendo en cuenta las manchas que le oscurecían el alma, pero, aún así, sus hermanos no tendrían que compartir la intensidad del sufrimiento de sus últimos minutos de vida.
Se estremeció, agradecido de sentir el frío en la cara y en la piel, de aquellas sensaciones físicas. Había perdido la capacidad de tener emociones hacía tanto tiempo que éstas no eran más que un recuerdo distante, o quizás ni siquiera fueran sus propios recuerdos. Tres de sus hermanos habían encontrado su compañera eterna y a veces compartían con él sus emociones recién descubiertas. De alguna manera, la felicidad de ellos hacia que le fuera más difícil soportar su propia soledad.
Había venido a dar un último paseo por el pueblo antes de encontrarse con Zayn Malik, el príncipe del pueblo carpatiano. Había acudido desde muy lejos para transmitirle una advertencia, pero ahora no estaba seguro de que una reunión cara a cara fuera conveniente, sobre todo en el espacio cerrado de la posada del pueblo. Ya sentía el poderoso latido de su corazón, que lo abrumaba con su deseo de alimentarse de sangre rica y caliente. Los colmillos dentro de su boca pugnaban por mostrarse, y salivaba anticipándose al festín.
No tendría que hacer grandes esfuerzos para probar -sólo por un momento, por una vez- el flujo caliente de la sangre cargada de adrenalina. Aquello le daría al menos un atisbo de emoción. Y una mujer. Cómo ansiaba tocar la piel suave de una mujer, aspirar sus olores, fingir por un momento que tenía a alguien que le pertenecía, que lo miraría con un sentimiento amoroso, con autentico amor, algo muy diferente de esa calentura teñida de avaricia que manifestaban las mujeres en cuanto se enteraban de la fortuna material que poseía.
Si era capaz de sentir arrepentimiento, no seria por las incontables veces que había tenido que acabar con la vida de un antiguo camarada, ni por las muchas almas que había liberado y conducido a un descanso eterno, sino por no haber sentido jamás la verdadera necesidad de una mujer. Jamás había sostenido en sus brazos a una mujer amada, jamás la había adorado con todo su cuerpo.
Los susurros en su mente se volvieron más ruidosos, tentándolo con aquellas cosas que nunca había conocido en su larga vida.
A las mujeres les atraía su aspecto, su poder y su dinero. Él se había servido de ellas como sustento, pero nunca había experimentado los placeres físicos que una mujer podía darle, ni la paz con que podía apaciguar su alma. Quisiera probarlo, pensó. Sólo una vez. Hundir los dientes en la piel suave y sentir el flujo de la vida, escuchar el ritmo acelerado de su corazón que se acompasaba con el suyo. Ella lo temería, temería su dominación, la absoluta supremacía sobre su persona. La vida o la muerte. Él tenía ese poder.
De pronto, el corazón le dio un brusco bandazo, como si todo su cuerpo se despertara a la vida. Olió a una presa, una fragancia que lo llamaba desde la bella oscuridad de la noche. Sólo le quedaba probar aquella última vez y podría vivirlo todo antes de que saliera el sol y lo dejara convertido en un montón de cenizas. Giró la cabeza y la vio en medio de las sombras. Fue como si se hubiera quedado sin aire en los pulmones.
Aquella mujer tenía una piel pálida y perfecta. Llevaba el pelo recogido en una trenza larga y gruesa y sus ojos grandes brillaban como animador por un ligero fulgor. Daba la impresión de que esperaba a alguien. ¿A un hombre? De su pecho nació un rugido ronco, y se dio cuenta de que todo su cuerpo reaccionaba ante esa idea. A pesar de sentirse como desprendido de sus actos, no dejó de parecerle interesante. Jamás se había sentido amenazado por ningún hombre, bestia o monstruo. Sin embargo, al mirar a esa mujer joven, supo que lucharía hasta morir por una posibilidad de saborear su sangre, sentir su piel, ver cómo el corazón de ella se acompasa con el suyo.
Por primera vez en su dilatada existencia, surgieron en su pensamiento imágenes eróticas propias, no extraídas de la mente de otro. Fue como si se hubiera despertado para acosarlo. Imágenes de aquella mujer retorciéndose y gimiendo, suplicándole que se lo diera todo. Él no sentiría nada cuando tomara su ofrenda pero, quizá, si le arrancaba la vida al mismo tiempo, gozaría de ese momento único...
Ella se giró bruscamente y clavó la mirada en él. Él no percibió en sus ojos la mirada que esperaba, la mirada de una mujer que reparaba en un hombre atractivo. Tenía aspecto de predadora, con su mirada fulgurante y su boca firme.Tenía un cuerpo muy femenino, e iba vestida con varias capas y un jersey oscuro de cuello alto, con largas mangas que le cubrían hasta más abajo de las muñecas. Unos leotardos negros enfundados en unas botas altas perfilaban unas piernas bien torneadas. Llevaba una falda alrededor de su fina cintura cerrada con un cinturón grueso, ceñida a los leotardos, pero dejándole gran libertad de movimiento. De su hombro colgaba una capa larga y gruesa que le llegaba a las rodillas.
Había algo familiar en aquella mujer, como si se hubieran encontrado en otra ocasión. Por mucho que lo intentara, Harry no lograba apartar la vista de su cara. Con las mujeres siempre llevaba las de ganar, las atraía con su aspecto y su aire peligroso. Sin embargo, intuía que en ese momento no despertaba ni el más mínimo interés en aquella.
Volvió a sentir esa intensa reacción visceral. La necesidad de que ella lo deseara. Ven a mí, ahora. Ofrécete a mí.
Lo embargó cierta vergüenza por utilizar el don de su voz para atraparla y seducirla. La fantasía habría sido más grata si ella se le hubiera acercado por su propia voluntad. Después, quizás él consiguiera convencerse de que ella lo deseaba, pero no de esa manera, sometida a una orden suya.
Ella se sacudió. Levantó el mentón y sus ojos brillantes refulgieron. Como su supiera. Empezó a caminar hacia él. Con el corazón acelerado, él se oculto entre las sombras. Ya empezaba a sentirla en su boca, imaginaba su piel suave frotándose contra él. Sintió el torrente de sangre caliente.
La mujer era de estatura mediana, aunque quedaba empequeñecida por la enorme estatura de él. Sin embargo, sus curvas eran muy femeninas y parecía fuerte. Se movía con elegancia, y no vacilaba ni se detenía como si se resistiera a una orden. Por un instante, las nubes se abrieron y la luz le iluminó el rostro. Él sintió un nudo en las entrañas.
¡Detente! Vuelve. Vete dentro. Tenía que salvarla. Las manos le temblaron, le temblaron de verdad, y aunque lo condenaran para siempre jamás, su cuerpo reaccionó, caliente y duro y deseándola hasta que le dolió, una reacción que no había experimentado en toda su vida. La vida de ella, su alma misma, así como la suya propia, estaba en peligro. Al tiempo que le lanzaba ese aviso, dio un paso en su dirección. Deseándola. Necesitándola. Si la tocaba, o si se acercaba demasiado, los dos estarían perdidos.
En el rostro de ella asomó un ceño. Se apretó la mano contra el bajo vientre y se detuvo con un gesto que delataba su confusión.
____ se quedó mirando al hombre alto de anchos hombros que venía hacia ella. Era el hombre más bello, según los cánones clásicos, que había visto en toda su vida. En su rostro había una belleza masculina natural, y sus ojos verdes como esmeraldas aunque, cuando se giraba, de pronto brillaban como rubíes, un detalle que enseguida le erizó los pelos de la nuca. Se movía con una rara elegancia y, al andar, su cuerpo era un conjunto de músculos vivos, sutiles como un gran felino en busca de una presa.
Ella no reaccionaba ante los hombres, por muy atractivos que fueran. Su cuerpo seguía siendo tan frío y frígido como las cavernas de hielo donde habían transcurrido los primeros años de su vida. Sin embargo, al mirar a ese individuo, todo cambió. Se le aceleró la respiración. El pulso se le disparó. Sintió un vacío en el vientre y una reacción visceral que le tensó la entrepierna, caliente. Pero también sintió el calor de su marca de nacimiento, algo que sólo podía anunciar la presencia del vampiro.
El problema era que, al parecer, su marca de nacimiento tenía una especie de desperfecto. De repente le ardía hasta quemarla y, al momento siguiente, estaba fría y como inerte. ____ tenía la hoja del puñal oculta junto a la muñeca, cubierta por la larga manga, firmemente empuñado. No correría ningún riesgo con aquel tipo, por muy atractivo que pareciera.
Y entonces él habló. Una voz suave y aterciopelada de seducción pura. Una melodía nocturna de promesas oscuras, ora llamándola, ora rechazándola. Cuando Harry pronunció las primeras palabras para dar la orden, ella tuvo la certeza de que se trataba de un vampiro que la atraía hacia él para alimentarse de ella. Al instante siguiente, daba la impresión de que intentaba advertirle de una amenaza, pero siguió acercándose, paseando la mirada por su cara como si fuera su dueño.
Harry no podía evitarlo, y seguía caminando hacia ella, como si fuera él, no ella, el que obedecía una orden. Tendría que comunicarse con Zayn para que le ayudara a salvarla. Pero estaba tan ensimismado que cabía la posibilidad de que si el príncipe se presentaba, él se mostrara dispuesto a enfrentársele por esa mujer. Y a Zayn no se le podía exponer a ese peligro si querían que su especie sobreviviera.
¡Vete! ¡No sigas! Volvió a advertirle, con su voz ronca y firme, pero no logró ocultar una orden en sus palabras. Así como una parte de él quería salvarla, la otra parte, como un testigo indiferente y ávido de un momento de vida verdadera, ansiando experimentar un sentimiento antes de poner fin a sus días, no era lo bastante noble como para advertirle que escapara.
____ se giró y su mirada escudriñó las sombras y los tejados en busca de alguna amenaza. Él estaba casi junto a ella cuando volvió a girarse. De cerca era muy guapo, sobrecogedoramente guapo. Y ella tenía una piel exquisita, su aroma era leve y lo atraía, no paraba de atraerlo. Harry sintió que caía en una especie de trance, si algo así era posible en hombres como él.
Entonces le rodeó el brazo con dos dedos, como un brazalete, ligero pero hecho de acero. Ella también se movió y, al tiempo que se giraba para enfrentarse a él, le propinó un violento codazo en el esternón. Harry apenas sintió aquel golpe que habría tumbado a cualquier humano. De pronto, la tenía cogida en sus brazos y sepultó la cabeza en su frondoso cabello. Era suave. Era el cielo.
____ sintió que en su sangre latía un flujo y un reflujo, como en las mareas, golpeándola, dándole a entender que él (y ella) estaban vivos. No meramente existían, sino que estaban vivos. Parados ahí, en medio de la noche, rodeados por los olores del bosque cuando él estaba a punto de darse su último festín.
Los murmullos que Harry escuchaba en su cabeza se convirtieron en rugidos posesivos. Aquella presa era solo suya. No vaciló y bajó la cabeza hasta el hombro, apartando el jersey con la nariz hasta dejar expuesto su cuello desnudo y el pulso que latía con fuerza. No hizo nada para calmarla, ni para someterla con una orden. La adrenalina en su sangre haría la experiencia más emocionante, le transmitiría una ola de sentimientos y él guardaría para siempre ese momento en su recuerdo. Hundió los dientes profundamente y se apoderó de le esencia de aquella mujer.
-¡Suéltame, cabrón! -exclamó ____, sin titubear, espantada con el dolor repentino, asombrada porque después de tantos años jurándose a sí misma que nadie tomaría jamás -jamás- su sangre, estaba atrapada en los brazos de un vampiro.
De pequeña, la habían utilizado sólo para alimentarse de ella. Su padre y su bisabuelo le habían roto las venas y bebido de ella como si no fuera nada, ni humana ni carpatiana y, desde luego, tampoco maga. Había sido una fuente de sustento y nada más.
Se sintió barrida por una ola de rabia que la sacudió. Fue tan intensa que la cogió por sorpresa. Jamás en su vida había tenido tanta rabia. Y, sin embargo, después de la mordedura inicial, la seducción oscura y erótica la hizo desear ser parte de él y tuvo ganas de sucumbir al fuego y al deseo, hasta de dar la vida por él.
Apretó los dientes y luchó contra la necesidad y el deseo que latía en ella. Sin embargo, no estaba dispuesta a prestarse a ello tan fácilmente, ni a ceder. No tenía ni idea de que un vampiro podía ser tan astuto. De repente daba la alarma y, al momento siguiente, lanzaba una advertencia y luego la mordía. Un mordisco que obraba como una seducción en toda regla.
Echó mano del puñal que llevaba al cinto e intentó tener espacio suficiente para mover la mano hacia sus costillas, aunque en ese momento miraba hacia el lado opuesto y no sabía donde estaba él. De pronto un rayo chisporroteó y se descargó en sus venas, despojándola de toda capacidad para concentrarse.
Harry se había perdido hasta tal punto en el éxtasis de aquel sabor y forma y tacto que tardó un momento en darse cuenta de que ella había hablado. ¡Suéltame, cabrón! Las palabras dejaron un eco en su cabeza, viajaron más allá de su subconsciencia y se apoderaron de su corazón.
Sintió que lo embargaba la emoción a una velocidad que lo mareó. Fue una emoción rápida y penetrante y confusa, hasta que le fue imposible discernir qué ocurría. El amor que sentía por sus hermanos de pronto se apoderó de su corazón y su mente. Sintió ira. Rabia por haber seguido un camino honroso y, aún así, haber estado a punto de convertirse. Vergüenza. Por haber siquiera rosado a aquel monstruo que había perseguido y cazado durante siglos. Y más vergüenza por los pecados que aún debía confesar ante el príncipe, pecados cometidos contra el líder de su pueblo. No por sus actos, si no en el corazón y el alma suya y de sus hermanos. Sintió alegría por la mujer que tenía en sus brazos, que lo salvaría de un destino que lo habría deshonrado no sólo a él sino a toda su familia.
Era demasiado para intentar pensarlo todo de golpe. Y entre tanto se había endurecido hasta el dolor, con la entrepierna tan caliente y llena que la tela de la ropa llegaba a dolerle. Quería a esa mujer. La necesitaba. Tenía que poseerla. Su sabor era diferente a todo lo que había conocido. Esa mujer. Su compañera eterna. La única mujer capaz de devolverle sus emociones.
Abrió los ojos y quedó deslumbrado por su cabellera. En la oscuridad brillaba con un rojo vivo pero, mientras miraba, su visión le jugó una mala pasada, porque las ondas de color le transmitieron un brillo metálico, cobrizo. No podía encontrar la fuerza de voluntad para apartarse de ella, para detener es dulce fuego que le bajaba por la garganta, uniéndolos a los dos a la manera de los suyos. En algún lugar en la distancia, oía su propia mente gritándole que estaba perdiendo la razón, que la había encontrado demasiado tarde y que la estaba matando, pero no conseguía parar.
Sintió un dolor agudo en el costado izquierdo, un dolor que lo sacó de su estado de trance. Alzó la cabeza bruscamente, sin pasar la lengua por los diminutos orificios que le había dejado en el cuello pulsante para cerrar la herida. La sangre le corrió a ____ por el cuello y le manchó el jersey de color terracota. Harry vio la prenda en cuestión, de un color vivido, matices de marrón y dorado, y las gotas rojas que teñían el tejido.
El color, finalmente, después de siglos viendo sólo tonos de gris. Colores bellos y asombrosos. Harry se miró el costado, ahí donde había sentido la punzada. Tenía un puñal hundido en las costillas. Ella se apartó de él y se giró para mirarlo. Sus ojos eran dos gemas relucientes de color esmeralda. Mientras él miraba, el color se difuminó y viró de un verde profundo a un azul ártico. Era el azul de los glaciares, limpio, puro y gélido, pero ardiendo de intensidad y fogosidad.
Él le sonrió:
-Ta avio päläfertiilam. Éntoläm kuulua, avio päläfertiilam.
Era una voz grave, oscura y seductora que se derramó sobre sus sentidos, como terciopelo rozándole la piel, excitándola. ____ ya había oído esas palabras, hacía muchos años, cuando sus tías le cantaban para dormirla. Era una canción sobre una historia de amor, sobre un hombre, oscuro como el pecado y una mujer, clara como la luz. Sólo esa mujer podía salvar al hombre del peor de los sufrimientos de una muerte honrosa, o del peor destino de convertirse en vampiro. Ella tenía el poder de restituirle las emociones perdidas, de devolver los vivos y bellos colores al mundo. Aquella historia de amor había sido la historia más bella de su infancia y ____ se había aferrado a ella, porque necesitaba aferrarse a algo.
Te avio päläfertiilam. Éntoläm kuulua, avio päläfertiilam. Eres mi compañera eterna. Te reclamó como mi compañera eterna. Eran palabras tan bellas y transmitían algo tan cercano que ____ oyó resonar el eco en su corazón y en su mente. Eran las palabras de un cuento, y soñaba con ellas, las encontraba muy románticas. Sin embargo, el hombre de su cuento no era tan seductoramente bello ni tan peligroso. Y, desde luego, no había bebido de la sangre de su dama sin antes pedir permiso. Aquello estaba mal, era una violación que no consentiría.
Disfrutenlo!
Capitulo 2
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Harry Styles cruzó el pueblo a paso largo y lento, girando la cara al encontrarse con la mirada de los demás transeúntes para evitar que le vieran los ojos. Sabía que esos ojos, normalmente verdes como esmeraldas, ahora brillaban con un profundo fulgor rubí. En la boca del estómago sentía un frío gélido y, en lo más profundo, ahí donde debía alojarse el alma, sólo quedaba una mancha oscura, y esa mancha también estaba llena de agujeros. Los siglos que llevaba cazando y matando vampiros se habían cobrado su tributo hacia mucho tiempo.
Alzó la cabeza hacia las nubes que se agitaban en el cielo, cargadas de nieve. Aquella era su última noche, porque se había propuesto poner fin a su lucha. Había servido honrosamente a su pueblo y a su familia, había resistido a lo largo de siglos y acabado con más camaradas renegados que la mayoría de cazadores. Al día siguiente, saldría al encuentro del alba y pondría fin a su larga y desolada existencia.
Estaba lejos de su hogar y de sus hermanos. Su hermano mayor, Zacarías, no podría impedírselo desde tan lejos. De hecho, sólo se enteraría de su final cuando ya fuera demasiado tarde. Se preguntaba cuanto tardaría el sol en consumirlo hasta dejarlo purificado. Tardaría bastante, teniendo en cuenta las manchas que le oscurecían el alma, pero, aún así, sus hermanos no tendrían que compartir la intensidad del sufrimiento de sus últimos minutos de vida.
Se estremeció, agradecido de sentir el frío en la cara y en la piel, de aquellas sensaciones físicas. Había perdido la capacidad de tener emociones hacía tanto tiempo que éstas no eran más que un recuerdo distante, o quizás ni siquiera fueran sus propios recuerdos. Tres de sus hermanos habían encontrado su compañera eterna y a veces compartían con él sus emociones recién descubiertas. De alguna manera, la felicidad de ellos hacia que le fuera más difícil soportar su propia soledad.
Había venido a dar un último paseo por el pueblo antes de encontrarse con Zayn Malik, el príncipe del pueblo carpatiano. Había acudido desde muy lejos para transmitirle una advertencia, pero ahora no estaba seguro de que una reunión cara a cara fuera conveniente, sobre todo en el espacio cerrado de la posada del pueblo. Ya sentía el poderoso latido de su corazón, que lo abrumaba con su deseo de alimentarse de sangre rica y caliente. Los colmillos dentro de su boca pugnaban por mostrarse, y salivaba anticipándose al festín.
No tendría que hacer grandes esfuerzos para probar -sólo por un momento, por una vez- el flujo caliente de la sangre cargada de adrenalina. Aquello le daría al menos un atisbo de emoción. Y una mujer. Cómo ansiaba tocar la piel suave de una mujer, aspirar sus olores, fingir por un momento que tenía a alguien que le pertenecía, que lo miraría con un sentimiento amoroso, con autentico amor, algo muy diferente de esa calentura teñida de avaricia que manifestaban las mujeres en cuanto se enteraban de la fortuna material que poseía.
Si era capaz de sentir arrepentimiento, no seria por las incontables veces que había tenido que acabar con la vida de un antiguo camarada, ni por las muchas almas que había liberado y conducido a un descanso eterno, sino por no haber sentido jamás la verdadera necesidad de una mujer. Jamás había sostenido en sus brazos a una mujer amada, jamás la había adorado con todo su cuerpo.
Los susurros en su mente se volvieron más ruidosos, tentándolo con aquellas cosas que nunca había conocido en su larga vida.
A las mujeres les atraía su aspecto, su poder y su dinero. Él se había servido de ellas como sustento, pero nunca había experimentado los placeres físicos que una mujer podía darle, ni la paz con que podía apaciguar su alma. Quisiera probarlo, pensó. Sólo una vez. Hundir los dientes en la piel suave y sentir el flujo de la vida, escuchar el ritmo acelerado de su corazón que se acompasaba con el suyo. Ella lo temería, temería su dominación, la absoluta supremacía sobre su persona. La vida o la muerte. Él tenía ese poder.
De pronto, el corazón le dio un brusco bandazo, como si todo su cuerpo se despertara a la vida. Olió a una presa, una fragancia que lo llamaba desde la bella oscuridad de la noche. Sólo le quedaba probar aquella última vez y podría vivirlo todo antes de que saliera el sol y lo dejara convertido en un montón de cenizas. Giró la cabeza y la vio en medio de las sombras. Fue como si se hubiera quedado sin aire en los pulmones.
Aquella mujer tenía una piel pálida y perfecta. Llevaba el pelo recogido en una trenza larga y gruesa y sus ojos grandes brillaban como animador por un ligero fulgor. Daba la impresión de que esperaba a alguien. ¿A un hombre? De su pecho nació un rugido ronco, y se dio cuenta de que todo su cuerpo reaccionaba ante esa idea. A pesar de sentirse como desprendido de sus actos, no dejó de parecerle interesante. Jamás se había sentido amenazado por ningún hombre, bestia o monstruo. Sin embargo, al mirar a esa mujer joven, supo que lucharía hasta morir por una posibilidad de saborear su sangre, sentir su piel, ver cómo el corazón de ella se acompasa con el suyo.
Por primera vez en su dilatada existencia, surgieron en su pensamiento imágenes eróticas propias, no extraídas de la mente de otro. Fue como si se hubiera despertado para acosarlo. Imágenes de aquella mujer retorciéndose y gimiendo, suplicándole que se lo diera todo. Él no sentiría nada cuando tomara su ofrenda pero, quizá, si le arrancaba la vida al mismo tiempo, gozaría de ese momento único...
Ella se giró bruscamente y clavó la mirada en él. Él no percibió en sus ojos la mirada que esperaba, la mirada de una mujer que reparaba en un hombre atractivo. Tenía aspecto de predadora, con su mirada fulgurante y su boca firme.Tenía un cuerpo muy femenino, e iba vestida con varias capas y un jersey oscuro de cuello alto, con largas mangas que le cubrían hasta más abajo de las muñecas. Unos leotardos negros enfundados en unas botas altas perfilaban unas piernas bien torneadas. Llevaba una falda alrededor de su fina cintura cerrada con un cinturón grueso, ceñida a los leotardos, pero dejándole gran libertad de movimiento. De su hombro colgaba una capa larga y gruesa que le llegaba a las rodillas.
Había algo familiar en aquella mujer, como si se hubieran encontrado en otra ocasión. Por mucho que lo intentara, Harry no lograba apartar la vista de su cara. Con las mujeres siempre llevaba las de ganar, las atraía con su aspecto y su aire peligroso. Sin embargo, intuía que en ese momento no despertaba ni el más mínimo interés en aquella.
Volvió a sentir esa intensa reacción visceral. La necesidad de que ella lo deseara. Ven a mí, ahora. Ofrécete a mí.
Lo embargó cierta vergüenza por utilizar el don de su voz para atraparla y seducirla. La fantasía habría sido más grata si ella se le hubiera acercado por su propia voluntad. Después, quizás él consiguiera convencerse de que ella lo deseaba, pero no de esa manera, sometida a una orden suya.
Ella se sacudió. Levantó el mentón y sus ojos brillantes refulgieron. Como su supiera. Empezó a caminar hacia él. Con el corazón acelerado, él se oculto entre las sombras. Ya empezaba a sentirla en su boca, imaginaba su piel suave frotándose contra él. Sintió el torrente de sangre caliente.
La mujer era de estatura mediana, aunque quedaba empequeñecida por la enorme estatura de él. Sin embargo, sus curvas eran muy femeninas y parecía fuerte. Se movía con elegancia, y no vacilaba ni se detenía como si se resistiera a una orden. Por un instante, las nubes se abrieron y la luz le iluminó el rostro. Él sintió un nudo en las entrañas.
¡Detente! Vuelve. Vete dentro. Tenía que salvarla. Las manos le temblaron, le temblaron de verdad, y aunque lo condenaran para siempre jamás, su cuerpo reaccionó, caliente y duro y deseándola hasta que le dolió, una reacción que no había experimentado en toda su vida. La vida de ella, su alma misma, así como la suya propia, estaba en peligro. Al tiempo que le lanzaba ese aviso, dio un paso en su dirección. Deseándola. Necesitándola. Si la tocaba, o si se acercaba demasiado, los dos estarían perdidos.
En el rostro de ella asomó un ceño. Se apretó la mano contra el bajo vientre y se detuvo con un gesto que delataba su confusión.
____ se quedó mirando al hombre alto de anchos hombros que venía hacia ella. Era el hombre más bello, según los cánones clásicos, que había visto en toda su vida. En su rostro había una belleza masculina natural, y sus ojos verdes como esmeraldas aunque, cuando se giraba, de pronto brillaban como rubíes, un detalle que enseguida le erizó los pelos de la nuca. Se movía con una rara elegancia y, al andar, su cuerpo era un conjunto de músculos vivos, sutiles como un gran felino en busca de una presa.
Ella no reaccionaba ante los hombres, por muy atractivos que fueran. Su cuerpo seguía siendo tan frío y frígido como las cavernas de hielo donde habían transcurrido los primeros años de su vida. Sin embargo, al mirar a ese individuo, todo cambió. Se le aceleró la respiración. El pulso se le disparó. Sintió un vacío en el vientre y una reacción visceral que le tensó la entrepierna, caliente. Pero también sintió el calor de su marca de nacimiento, algo que sólo podía anunciar la presencia del vampiro.
El problema era que, al parecer, su marca de nacimiento tenía una especie de desperfecto. De repente le ardía hasta quemarla y, al momento siguiente, estaba fría y como inerte. ____ tenía la hoja del puñal oculta junto a la muñeca, cubierta por la larga manga, firmemente empuñado. No correría ningún riesgo con aquel tipo, por muy atractivo que pareciera.
Y entonces él habló. Una voz suave y aterciopelada de seducción pura. Una melodía nocturna de promesas oscuras, ora llamándola, ora rechazándola. Cuando Harry pronunció las primeras palabras para dar la orden, ella tuvo la certeza de que se trataba de un vampiro que la atraía hacia él para alimentarse de ella. Al instante siguiente, daba la impresión de que intentaba advertirle de una amenaza, pero siguió acercándose, paseando la mirada por su cara como si fuera su dueño.
Harry no podía evitarlo, y seguía caminando hacia ella, como si fuera él, no ella, el que obedecía una orden. Tendría que comunicarse con Zayn para que le ayudara a salvarla. Pero estaba tan ensimismado que cabía la posibilidad de que si el príncipe se presentaba, él se mostrara dispuesto a enfrentársele por esa mujer. Y a Zayn no se le podía exponer a ese peligro si querían que su especie sobreviviera.
¡Vete! ¡No sigas! Volvió a advertirle, con su voz ronca y firme, pero no logró ocultar una orden en sus palabras. Así como una parte de él quería salvarla, la otra parte, como un testigo indiferente y ávido de un momento de vida verdadera, ansiando experimentar un sentimiento antes de poner fin a sus días, no era lo bastante noble como para advertirle que escapara.
____ se giró y su mirada escudriñó las sombras y los tejados en busca de alguna amenaza. Él estaba casi junto a ella cuando volvió a girarse. De cerca era muy guapo, sobrecogedoramente guapo. Y ella tenía una piel exquisita, su aroma era leve y lo atraía, no paraba de atraerlo. Harry sintió que caía en una especie de trance, si algo así era posible en hombres como él.
Entonces le rodeó el brazo con dos dedos, como un brazalete, ligero pero hecho de acero. Ella también se movió y, al tiempo que se giraba para enfrentarse a él, le propinó un violento codazo en el esternón. Harry apenas sintió aquel golpe que habría tumbado a cualquier humano. De pronto, la tenía cogida en sus brazos y sepultó la cabeza en su frondoso cabello. Era suave. Era el cielo.
____ sintió que en su sangre latía un flujo y un reflujo, como en las mareas, golpeándola, dándole a entender que él (y ella) estaban vivos. No meramente existían, sino que estaban vivos. Parados ahí, en medio de la noche, rodeados por los olores del bosque cuando él estaba a punto de darse su último festín.
Los murmullos que Harry escuchaba en su cabeza se convirtieron en rugidos posesivos. Aquella presa era solo suya. No vaciló y bajó la cabeza hasta el hombro, apartando el jersey con la nariz hasta dejar expuesto su cuello desnudo y el pulso que latía con fuerza. No hizo nada para calmarla, ni para someterla con una orden. La adrenalina en su sangre haría la experiencia más emocionante, le transmitiría una ola de sentimientos y él guardaría para siempre ese momento en su recuerdo. Hundió los dientes profundamente y se apoderó de le esencia de aquella mujer.
-¡Suéltame, cabrón! -exclamó ____, sin titubear, espantada con el dolor repentino, asombrada porque después de tantos años jurándose a sí misma que nadie tomaría jamás -jamás- su sangre, estaba atrapada en los brazos de un vampiro.
De pequeña, la habían utilizado sólo para alimentarse de ella. Su padre y su bisabuelo le habían roto las venas y bebido de ella como si no fuera nada, ni humana ni carpatiana y, desde luego, tampoco maga. Había sido una fuente de sustento y nada más.
Se sintió barrida por una ola de rabia que la sacudió. Fue tan intensa que la cogió por sorpresa. Jamás en su vida había tenido tanta rabia. Y, sin embargo, después de la mordedura inicial, la seducción oscura y erótica la hizo desear ser parte de él y tuvo ganas de sucumbir al fuego y al deseo, hasta de dar la vida por él.
Apretó los dientes y luchó contra la necesidad y el deseo que latía en ella. Sin embargo, no estaba dispuesta a prestarse a ello tan fácilmente, ni a ceder. No tenía ni idea de que un vampiro podía ser tan astuto. De repente daba la alarma y, al momento siguiente, lanzaba una advertencia y luego la mordía. Un mordisco que obraba como una seducción en toda regla.
Echó mano del puñal que llevaba al cinto e intentó tener espacio suficiente para mover la mano hacia sus costillas, aunque en ese momento miraba hacia el lado opuesto y no sabía donde estaba él. De pronto un rayo chisporroteó y se descargó en sus venas, despojándola de toda capacidad para concentrarse.
Harry se había perdido hasta tal punto en el éxtasis de aquel sabor y forma y tacto que tardó un momento en darse cuenta de que ella había hablado. ¡Suéltame, cabrón! Las palabras dejaron un eco en su cabeza, viajaron más allá de su subconsciencia y se apoderaron de su corazón.
Sintió que lo embargaba la emoción a una velocidad que lo mareó. Fue una emoción rápida y penetrante y confusa, hasta que le fue imposible discernir qué ocurría. El amor que sentía por sus hermanos de pronto se apoderó de su corazón y su mente. Sintió ira. Rabia por haber seguido un camino honroso y, aún así, haber estado a punto de convertirse. Vergüenza. Por haber siquiera rosado a aquel monstruo que había perseguido y cazado durante siglos. Y más vergüenza por los pecados que aún debía confesar ante el príncipe, pecados cometidos contra el líder de su pueblo. No por sus actos, si no en el corazón y el alma suya y de sus hermanos. Sintió alegría por la mujer que tenía en sus brazos, que lo salvaría de un destino que lo habría deshonrado no sólo a él sino a toda su familia.
Era demasiado para intentar pensarlo todo de golpe. Y entre tanto se había endurecido hasta el dolor, con la entrepierna tan caliente y llena que la tela de la ropa llegaba a dolerle. Quería a esa mujer. La necesitaba. Tenía que poseerla. Su sabor era diferente a todo lo que había conocido. Esa mujer. Su compañera eterna. La única mujer capaz de devolverle sus emociones.
Abrió los ojos y quedó deslumbrado por su cabellera. En la oscuridad brillaba con un rojo vivo pero, mientras miraba, su visión le jugó una mala pasada, porque las ondas de color le transmitieron un brillo metálico, cobrizo. No podía encontrar la fuerza de voluntad para apartarse de ella, para detener es dulce fuego que le bajaba por la garganta, uniéndolos a los dos a la manera de los suyos. En algún lugar en la distancia, oía su propia mente gritándole que estaba perdiendo la razón, que la había encontrado demasiado tarde y que la estaba matando, pero no conseguía parar.
Sintió un dolor agudo en el costado izquierdo, un dolor que lo sacó de su estado de trance. Alzó la cabeza bruscamente, sin pasar la lengua por los diminutos orificios que le había dejado en el cuello pulsante para cerrar la herida. La sangre le corrió a ____ por el cuello y le manchó el jersey de color terracota. Harry vio la prenda en cuestión, de un color vivido, matices de marrón y dorado, y las gotas rojas que teñían el tejido.
El color, finalmente, después de siglos viendo sólo tonos de gris. Colores bellos y asombrosos. Harry se miró el costado, ahí donde había sentido la punzada. Tenía un puñal hundido en las costillas. Ella se apartó de él y se giró para mirarlo. Sus ojos eran dos gemas relucientes de color esmeralda. Mientras él miraba, el color se difuminó y viró de un verde profundo a un azul ártico. Era el azul de los glaciares, limpio, puro y gélido, pero ardiendo de intensidad y fogosidad.
Él le sonrió:
-Ta avio päläfertiilam. Éntoläm kuulua, avio päläfertiilam.
Era una voz grave, oscura y seductora que se derramó sobre sus sentidos, como terciopelo rozándole la piel, excitándola. ____ ya había oído esas palabras, hacía muchos años, cuando sus tías le cantaban para dormirla. Era una canción sobre una historia de amor, sobre un hombre, oscuro como el pecado y una mujer, clara como la luz. Sólo esa mujer podía salvar al hombre del peor de los sufrimientos de una muerte honrosa, o del peor destino de convertirse en vampiro. Ella tenía el poder de restituirle las emociones perdidas, de devolver los vivos y bellos colores al mundo. Aquella historia de amor había sido la historia más bella de su infancia y ____ se había aferrado a ella, porque necesitaba aferrarse a algo.
Te avio päläfertiilam. Éntoläm kuulua, avio päläfertiilam. Eres mi compañera eterna. Te reclamó como mi compañera eterna. Eran palabras tan bellas y transmitían algo tan cercano que ____ oyó resonar el eco en su corazón y en su mente. Eran las palabras de un cuento, y soñaba con ellas, las encontraba muy románticas. Sin embargo, el hombre de su cuento no era tan seductoramente bello ni tan peligroso. Y, desde luego, no había bebido de la sangre de su dama sin antes pedir permiso. Aquello estaba mal, era una violación que no consentiría.
Última edición por Tama ;) el Lun 02 Sep 2013, 3:25 pm, editado 2 veces
Tama ;)
Re: MALDICIÓN OSCURA - Harry Styles y tu CANCELADA
:0!!! estuvo FANTASTICO! SIGUELAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA
AndyCardona
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