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Mirame y Dispara {Zayn Malik y Tu}
O W N :: Archivos :: Novelas Abandonadas
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Re: Mirame y Dispara {Zayn Malik y Tu}
CAPITULO 2
Narra ______
—A Viale delle Magnolie, lo más rápido posible, por favor— dije sabiendo quellegaría con retraso. Solo faltaban diez minutos para las doce. Coger un taxi en el Corso del Renascimento me llevó cerca de quince minutos.Y cuando lo logré, me topé con un vehículo que parecía rodar de puro milagro. Altomar asiento, me clavé las bolitas de color teja de la funda del asiento. La voz de una cantante con problemas de garganta surgía de la radio. «Me llevó unos segundos reconocer que se trataba de música árabe» Un olor a kebab rancio cubría todo elinterior.
—Dios, tendré que volver a ducharme en cuanto llegué—
mascullé al descubrir que había grasa por todos lados— Dígame, ¿ha pensado en lavar este trasto?— El hombre sonrío y aceleró de golpe provocando que me estampara contra el asiento delantero. Lo hizo a propósito, pero no me molestó. Es más, sonreí.
—Señorita, se hace lo que se puede.
—Si usted lo dice.— Para ser casi medianoche, el tráfico era insufrible. Tan solo tres calles nos había llevado los diez minutos que tenía de límite. Y ahora nos encontrábamos en otro atasco en la Via del Corso.
—¿Está usted seguro de que este era el camino más corto?
—En Roma no hay atajos, señorita. Debería saberlo.
—Ya, claro. Usted está buscando propina— resoplé mientras el hombre sonreía.
—Por supuesto. Tengo que alimentar a mis tres esposas.— Le miré con los ojos abiertos de par en par.
—¿No lo dirá en serio?— Mi comentario le hizo aún más gracia.
—Solo bromeaba.— Negó con una mano.
—En fin, si acepta tarjeta, podemos llegar a un acuerdo. Siempre y cuando no lleguemos más tarde de las doce y cuarto. De lo contrario, se encontraría con un cadáver— le dije tan dramáticamente como pude.
—¿Dónde vive exactamente?
—En la mansión Carusso.— El taxista abrió la boca ligeramente. Después me observó por el retrovisor. Sin duda, no esperaba que viviera allí.
—¿Y qué hace cogiendo un taxi?— preguntó avanzando unos metros y volviéndose a detener. Por suerte, ya estábamos en la Piazza del Popolo.
—Quiero independencia…
De repente, su puerta se abrió y un muchacho arrancó al taxista del asiento de un tirón. Solté un chillido al verle rodar por el suelo mientras se quejaba y maldecía. El muchacho se subió al coche, cerró la puerta y comenzó a maniobrar de una forma tan experta como brusca. No me dio tiempo a verle la cara, porque caí entre los asientos cuando dio un giro violento, pero sí pude escuchar cómo chocábamos con varios vehículos.
Me incorporé sin dejar de gritar.«Que no sea un secuestro. Que no sea un secuestro», me iba diciendo a mímisma para tranquilizarme. Volvió a virar rápido para entrar en la Piazza del Popolo sin el menor temor a atropellar a algún peatón. Dios, iba a morir, seguro.Le miré. Era joven, de mi edad más o menos.
—¡Me ***** en la ****! ¡¿Cómo **** se apaga este trasto?!— gritó sofocado, intentando apagar la radio. Será gilipollas. Soltó el volante y se puso a darle golpes con el puño y con la pierna como si sele fuera la vida en ello. ¡Estaba loco!La chica con problemas de garganta dejó de sonar enseguida, pero la música fue sustituida por las sirenas de la policía. Venían detrás de nosotros. —Maldita **** de coche. ¿Por qué **** no he cogido el Fiat?— gritó, a la vezque se percataba por fin de que tenía compañía tras él— ¡Joder!— Aproveché para atacar y me lancé sobre él dándole patadas.
—¡No me secuestres, capullo! ¡Déjame bajar!— chillé con fuerza mientras él esquivaba mis golpes.
—¡¿Quieres estarte quieta?! ¡Estás delirando! El coche se desvió de repente y chocamos contra un muro. Salí despedida hacia delante y me golpeé la cabeza y los hombros contra el salpicadero. Los cristales cayeron sobre mí, pero enseguida percibí cómo el chico me cubría. De milagro, no sufrí ningún corte. Lo empujé y me arrastré hasta la puerta con el cuerpo dolorido. Me lancé al suelo y caí en un charco justo antes de que otro chaval se tropezara con mis piernas. ¿De dónde había salido este?
—¿Vienes a por más?, Franco— dijo mi presunto secuestrador.
—Me subestimas.— El tal Franco se lanzó a por el otro muchacho y comenzaron a pegarse prácticamente sobre mí. Intenté escapar, pero cayeron al suelo y Franco me dio un ****azo en el hombro.
—Quita de aquí, joder— me espetó. Le di una patada justo cuando un policía me sujetaba por la espalda y me arrastraba fuera de allí. El acero caliente del capó fue lo que sentí en mi cara mientras unas esposas me inmovilizaban las muñecas. Estaba detenida.
Narra Zayn
Franco logró escapar mientras detenían a la chica. Quise ir tras él, pero ya me habían cazado. Me empujaron contra la pared y me pusieron las esposas.
—Zayn, ¿cuándo aprenderás?— se mofó uno de los guardias.
—Tú no podrás ver ese día porque estarás de guardia de seguridad en uncentro comercial. Me encargaría de ello en cuanto pudiera.
—Qué gracioso.— Hizo una mueca antes de empujarme hacia el coche
—Vamos, esta noche dormirás en el calabozo.
La muchacha no dejaba de gritar y se resistía a entrar en el vehículo. Estaba toda desaliñada, pero aun así exhibía un cuerpo increíble… y bastante ágil. Colocó una
pierna en la puerta y empujó hacia atrás provocando que dos policías tuvieran que reducirla. Finalmente entró y comenzó a dar patadas a los asientos. Sonreí.
—Señorita, cálmese o tendrá problemas.
—¡Ya los tengo! ¡Le juro que se arrepentirán de esto!— les gritaba, y yo opinabalo mismo— Yo solo iba hacia mi casa cuando este gilipollas—
dijo señalándome con la cabeza. Alcé una ceja, incrédulo— sacó al taxista del coche y comenzó a conducir como un loco.
—Todo eso podrá contarlo en comisaría.
—¡¿Qué?! ¡Oh, Dios mío!—
Dejó de hablar y se desplomó en el asiento. Por fin pude observarla con tranquilidad. Era increíblemente guapa; piel páliday tersa, labios carnosos, nariz perfecta y unos ojos grises deslumbrantes. Casi iluminaban la penumbra del vehículo. Tenía el cabello muy largo y liso, de un castaño ceniza más claro que oscuro. Del cuerpo no pude ver mucho, pero apuntaba maneras.
—¿Qué **** estás mirando, imbécil?— me preguntó clavando aquellos ojazos en los míos. Jamás había visto una belleza igual.
—¡Eh, tranquila! Deberías relajar el labio… mira, se hace así. —Comencé amover la boca lentamente.
—Serás…— Se lanzó a por mí. Poco podía hacer con las manos detrás de la espalda, pero un mordisco podía hacer daño.
—Giorgio, esta chica intenta matarme— le dije a uno de los policías en tono jocoso.
—Si lo consigue, le estaré eternamente agradecido.
—¡Ja! qué gracioso.— La empujé con un hombro
— ¿A qué comisaría vamos?— Giorgio me miró con cara de pocos amigos mientras la muchacha me enviaba miradas asesinas.
—Ya lo sabes.
—No, no lo recuerdo— ahora me tocaba mofarme a mí. Sabía exactamente donde nos dirigíamos.
—A Trevi, y ahora cállate— le gruñó el policía.Trevi, perfecto. En una hora estaría en la calle.
Fin del flashback
.
.
.
Narra ______
Mi compañera de celda se sentó justo a mi lado y me observó con… ¿avidez?
Rezaba para que Enrico llegara cuanto antes. Ya le había llamado y me había dicho que no tardaría. La verdad es que parecía bastante tranquilo, como si ya supiera lo que había ocurrido. Al niñato chulo se lo habían llevado a otra celda, así que no sabía si había hecho su llamada ni si le dejarían salir pronto. Esperaba que no, y que se pudriera allí dentro. Aquella mujer tan desagradable comenzó a invadir mi espacio vital abalanzándose sobre mí lentamente.
—¿No sería mejor que habláramos un rato? Tu y yo podríamos ser amigas.— No, no seríamos amigas nunca.Su boca dibujó algo parecido a una sonrisa. De repente, estampó su nariz en mimejilla e inhaló mi aroma ruidosamente. Me quedé quieta, con los ojos como platos y sin saber qué hacer.
—______ Carusso di Castro—
llamó justo en ese momento el policía querespondía al nombre de Giorgio. Me levanté ipso facto y me lancé a los barrotes entre los que ya veía la tranquilizadora figura de Enrico.
—¡Gracias al cielo!— exclamé antes de que la puerta se abriera— Quita de en medio.— Empujé al policía que me franqueaba la puerta y me tiré al cuello de Enrico. Sus brazos me rodearon suavemente, apretándome contra su cuerpo. Su calor
me calmó… pero solo unos segundos. Cuando volví en mí, me aparté de él y comencé a despotricar. —Mi primera noche en Roma y acabo aquí por culpa de un capullo que está loco. Créeme Enrico, temí por mi vida. Deberían encerrarlo en un manicomio. Comenzó a pegarse con otro tío y me aplastaron. Y minutos antes nos estrellamos contra un muro. ¡Mira mi ropa!— Extrañamente, Enrico parecía divertido. Me cogió de los hombros y me obligó amirarle.
—Cálmate, ______, mi amor. No hay de qué preocuparse.
—¿Que no hay de qué preocuparse? ¡Mi padre me matará!
—Angelo cree que duermes en casa de Erika. Ya está todo listo, ella te espera en su casa.—Volví a abrazarle.
—Eres mi ángel.— En ese momento, la reclusa estiró el brazo, cogió un mechón de mi cabello y comenzó a olisquearlo entre los barrotes. Giorgio la alejó y a Enrico se le dibujó una sonrisa al ver mi cara de terror.
—Quieta, Rosa— dijo el policía.
—Sácame de aquí ahora mismo— murmuré con voz ahogada.
—Tengo que quedarme, fuera te espera un coche que te llevará a casa de los DeRossi.— Me besó en la frente y me alejé de él a toda prisa sintiendo cómo su mano se separaba de la mía cuando nuestros brazos ya no podían estirarse más
Chicas les subi ese cap a ver si les gusta ,no veo ningun comentarios . Por lo menos pongan me q no les gusta o algo pero comenten.
Última edición por Bella_Gleek el Dom 28 Jul 2013, 6:16 pm, editado 1 vez
Bella_Gleek
Re: Mirame y Dispara {Zayn Malik y Tu}
CAPITULO 3
Narra Zayn
Usher sonaba con la canción
Trading Places mientras me acomodaba en el Bentley de Enrico. Ya sabía que Taylor, Alex y Eric estaban a salvo en mi casa, y que mi padre esperaba a que llegara. Me aguardaba una buena bronca y, en realidad, con motivos.
Era la cuarta vez que visitaba los calabozos de la comisaría de Trevi en lo que iba de año. Y tan solo habían pasado ocho días desde Noche vieja.
—¿Sabes a quién has arrastrado contigo a la comisaría?— me preguntó Enrico aparentando seriedad, pero conteniendo una sonrisa. Enrico sabía el motivo de mi detención y opinaba que debía haber sido más duro con Franco.
—A una tía que estaba buenísima— recordé sus largas piernas— En serio, Enrico, si la hubieses visto, hasta tú te hubieses quedado aluciando.— Soltó una carcajada.
—Ya veo. En realidad, sí, era muy guapa.
—¿Pudiste verla?— pregunté extrañado.
—La saqué del calabozo, Zayn.
—¿Cómo?— Ahora estaba todavía más perdido. Detuvo el coche frente al garaje del edificio Malik. Cogió un pequeño mando, lo sacó por la ventanilla y pulsó el botón. La puerta comenzó a elevarse y Enrico aprovechó para mirarme.
—Esa «tía» que estaba buenísima era ______ Carusso.— Si esperaba sorprenderme, lo consiguió. Le miré boquiabierto y con los ojos desencajados. Joder, si Angelo se enterase de que su hija pequeña había estado en el calabozo por mi culpa, me mataría.«Con la de coches que había en la Via del Corso, y tuve que coger el taxi que llevaba a ______», pensé.
—¿Lo sabe Angelo?— pregunté temeroso.
—No, pero lo sabe Paul.
...
—¡Es increíble, Zayn! Sabes que no puedes ir por ahí pegándote con el grupito de Franco. No dejas de estar en boca de todos y eso nos traerá problemas— dijo mi padre, alterado pero intentando no gritar para no despertar a mi madre y a mis hermanos mayores— Encima, has metido a ______ Carusso de por medio. ¿Sabes que hará la prensa si se entera? ¡Jesús!— Sentado en un sillón, observaba cómo mi padre caminaba de un lado a otro fumando sin parar.
—Lo siento, tío Paul. No volverá a ocurrir— dijo Taylor poniendo cara de no haber roto un plato en su vida.
—Tú a callar, ya te hemos calado— dijo su padre, mi tío Alessio— Y vosotros…— Miró a Alex y a Eric— ¿Le disteis duro?— Les guiñó un ojo. Todos nos miramos algo confundidos, pero terminamos riendo. Estuvimos cerca de una hora comentando la pelea. Incluso Eric la representó en el centro del salón. Lo que comenzó como una reprimenda, terminó como una reunión de colegas que se explican unos a otros sus batallitas. Sin embargo, durante todo ese tiempo mi mente no estaba en aquel salón, sino en una chica de deslumbrantes ojos grises.
Narra ______
El lunes a primera hora me reuní con Erika, Daniela y Luca en la entrada del San Angelo. En ese colegio iba a cursar el último curso de enseñanza media antes de ira la universidad. Me sorprendió que el edificio fuera tan grande. Incluso tenía aparcamiento. Como bien planeó Enrico, mi padre no se había enterado de nada de lo que ocurrió el sábado, así que pude pasar el resto del fin de semana con Erika y sus amigos dando largos paseos por la ciudad y gastando dinero con la tarjeta. Por supuesto, fuimos caminando a todas partes. No podía arriesgarme a tener otro tropiezo. Estaba segura de que pasaría un tiempo hasta que volviera a coger un taxi. Cuando se lo expliqué a mis amigos, se partieron de risa.
No entendí por quéles hizo tanta gracia, la verdad. Entré en la secretaría. Por su decoración, parecía que estabas en la consulta de un médico de pago: sillones oscuros flanqueando una mesa de cristal con un bonito jarrón con flores rojas. No me extrañaría que esos colores estuvieran pensados para que combinaran con nuestros uniformes. La pared estaba llena de cuadros de alumnos ya graduados y artículos de periódico. El San Angelo era la mejor institución educativa de Roma y sus becas eran muy sonadas. Había una lista de espera de casi dos años para poder entrar. Algunos, como mi padre, se la saltaban utilizando las influencias. Contemplé mi imagen ataviada con el uniforme en un espejo que colgaba en lapared del fondo.
La falda de pliegues roja con los típicos cuadrados en amarillo y negro dejaba al descubierto mis rodillas, algo que en mi antiguo uniforme era impensable. De hecho, aquel conjunto era totalmente diferente al del internado. Era atrevido, incluso sexy, y muy rojo. La camisa blanca se ceñía a la cintura, lo que ayudaba a marcar la figura. El polo rojo era algo más holgado y clásico, con el nombre y el escudo del instituto bordado en hilo dorado, como una imagen típica de la realeza. Aquel jersey era optativo llevarlo, pero a mi madre no le parecía bien que prescindiera de él (me lo quité en cuanto salí de casa).
Lo más discreto, por así decirlo, era la corbata y las medias que ocultaban parte de mis rodillas y casi se unían a la falda. Y después estaban los zapatos, que llevaban algo de tacón siguiendo las normas imperantes. Porsupuesto, yo me puse unos más altos. Me acerqué al mostrador, donde una secretaria mordisqueaba un bolígrafo entre sorbo y sorbo de su café.
—Buenos días, soy ______ Carusso di Castro.— La secretaria se levantó sonriente y se puso a rebuscar mi matrícula en los archivos ordenados alfabéticamente que había tras ella. Extrajo mi carpeta, la abrió y cogió un folio que no tardó en sellar y firmar.
—Bien, estás en Ciencias, ¿verdad?— dijo, mientras se quitaba el bolígrafo de suboca.
—Así es.
—Tu clase es cuarto D. Aquí tienes el horario. ¿Quieres que te acompañe?
—No, no se preocupe. Tengo amigas que van a la misma clase.— Desvié lamirada hacia la puerta. Me saludaron de forma escandalosa desde fuera.
—Genial. Una chica sociable, me alegro— añadió, entregándome el horario— Bueno, pues que tengas un buen día de clase, ______ .
—Muchas gracias.
—Si necesitas algo, aquí estaré. Por cierto, me llamo Antonieta.
—Estupendo, Antonieta. Buenos días.— Salí de la secretaría mirándome el horario. Compartiría clase con Daniela.
—Bueno, ¿cuál es tu clase?—
preguntó Luca, expectante, en cuanto abrí lapuerta de cristal.
—Cuarto D.— Erika resopló algo decepcionada.
—En fin, nos veremos a la hora del recreo. Mi clase está en el otro extremo del pasillo. La comparto con tu querida prima.
—¡Y conmigo! Que no se te olvide— añadió Luca.
—¿Quién es tu prima?—
preguntó, curiosa, Daniela.
—Giovanna Carusso.
—¡Joder!— En ese momento, Erika miró por encima de mi hombro. Su cara reflejaba entre fascinación y aturdimiento. Jamás la había visto así. Un muchacho moreno con ojos marron claro se acercó y la saludó fríamente. Curiosamente, me recordó al loco del taxi. Debía de estar obsesionada.
—Hola Taylor. No me has llamado en todo el fin de semana— dijo Erika dándole un suave beso en los labios. Sin duda, aquel debía de ser el chico del que tanto me había hablado. Noter minaban de ser novios, pero ella tenía interés. Más del que él sugería; parecía aburrido. El tal Taylor me miró y sonrió, pasando de responder a Erika.
—Hola, ______— dijo arrastrando mi nombre. Sonó sexy.
—¿Y tú eres?— pregunté incrédula. ¿De qué me conocía? Erika le lanzó una mirada asesina. Estaba molesta, lo sabía. Taylor se acercó hasta mí y me dio dos besos
—Taylor Lautner. Si haces memoria, te acordarás de mí— Sonrió— Yo y miprimo solíamos enterrarte en la arena cuando veraneábamos en Cerdeña. Qué tiempos…
Por supuesto que me acordaba. Una vez estuve escupiendo arena durante todoel día. Suerte que Enrico y Khris Malik me protegían. Había cambiado muchísimo, pero seguía siendo muy guapo. Debía de ser elgen Malik: absolutamente todos los miembros de la familia eran apuestos. Aunque en ocasiones la naturaleza se excedía más con unos que con otros. Recordé a Zayn Malik. La última vez que lo vi tenía ocho años, pero ya era el más guapo de todos…
Y también el más travieso.
—¡Vaya, cuánto tiempo! Casi no me acordaba, lo siento—
exclamé sonriente antes de darle un abrazo. La verdad es que me alegraba mucho de verle.
—Estás perdonada. ¿Cuándo has vuelto?
—El sábado.
—Lo tuyo es suerte, ______. Al final conocerás a todo el instituto en menos de una hora—dijo sonriente Daniela— ¿Qué pasa, Taylor? ¿A mí no me saludas?— Taylor fue a por ella a la vez que Luca le daba un codazo simulando estar cabreado.
—Para ti también hay, guapita.
—No me llames así.— Luca fingió molestarse.— Seré gay, pero me gusta mi nombre. El timbre interrumpió nuestra conversación, lo que hizo que también me fijara en que Erika se había quedado un poco apartada y nos miraba con los brazos cruzados sobre el pecho. Ahora sí que estaba enfadadísima. Me pregunté si me echaría a mí la culpa. Se despidió de mí con un gruñido nada más llegar al segundo piso, y se alejó caminando aprisa mientras Luca le gritaba que esperara. Miré a Daniela, desconcertada.
—Es por Taylor. Él no le hace mucho caso— explicó antes de cogerme del brazoy comenzar a caminar— Pero no te preocupes. Venga, que te pondré al día.
Comenzó a señalar a diversas personas con las que nos íbamos cruzando por el pasillo; me decía sus nombres y cómo eran. En ese momento mi prima pasó justo a nuestro lado.
—Dios las cría y ellas se juntan— dijo escondiéndose detrás de mi hombro. Daniela quiso hablar, pero la interrumpí.
—¿Es por eso por lo que somos primas, Giovanna?— dije dándome la vuelta y cruzando los brazos. Me miró de arriba abajo y salió disparada.
—Creo que he encontrado mi alma gemela. Con la diferencia de que tú eres sexy de natural y yo tengo que luchar por serlo.— Daniela meneó la cabeza de un lado a otro.
—No desesperes.
—Lo intentaré.— Reímos antes de que prosiguiera con sus fugaces y agudos retratos
—Esa es Nikki Gilardino, y la larguirucha es Mía Fiorentini. Son las secuaces de tu primita. Igual de zorras, créeme.
—No creía que nadie pudiera igualarla— dije. Daniela soltó una carcajada. Nikki era una morena bajita y peripuesta, pero la llamativa (si se le puede llamar así) era Mía, una pelirroja estirada que enseguida me recordó a una llama.
—Y esa que está apoyada en la pared es Laura.—Daniela se acercó a mí para susurrarme— No te fíes de ella, es una chismosa. También es la encargada del periódico de la escuela.— Era una chica rubia y bastante atractiva. De lejos se podía confundir con una Barbie en edición limitada… no por prestigiosa, sino por lo pronto que se hartarían de ella. Con el dedo índice se enroscaba un mechón de su cabello mientras coqueteaba con un chico de cuerpo perfecto. Me recreé en mirarle. Nadie llevaba el uniforme como él: desenfadado, pero elegante.
Era desgarbado y alto, de espalda ancha y marcada.
Solo la visión de sus hombros ya incitaba a fantasear. De cintura para abajo…, aparté la mirada. Se me estaba yendo la olla. Me imaginaba qué haría si estuviese en la posición de Laura; para empezar, no entrar en clase. El chico tenía un brazo apoyado en el marco de la puerta de mi clase y susurraba algo a Laura con sensualidad mientras deslizaba sus labios por la mejilla dela chica.
Daniela solo me había ido informando sobre las chicas, así que decidí preguntarle por el sector masculino del colegio. Pero cuando iba a hacerlo, ya en la entrada de la clase, me topé con su rostro. El muchacho que coqueteaba con Laura ¡era el mismísimo loco del taxi! Me sobresalté tanto que choqué con el marco de la puerta.
Él me miró por encima de su brazo y me sonrió de una forma tan sensual que por un momento me quedé embobada mirando su boca. Reaccioné enseguida poniendo cara de asco para disimular. Él sonrió más.
—¡Tú!— susurré impactada.
—Hola, ______.— El tono de su voz me recordó al de Taylor— Debo decir que el uniforme te queda de escándalo.
—Cállate— interrumpió Daniela tapándole la boca. Sonrió mientras lo hacía. Entré con ella en clase y caminé hacia el pupitre del final casi sin darme cuenta.— ¿Estás bien?— preguntó Daniela.
—¡Ese de ahí es el capullo que robó el taxi!— dije exaltada, señalándole. Venía hacia mí mientras yo tomaba asiento.
—¿Zayn Malik? ¡Lo sabía!— Dani chasqueó los dedos.
—¡¿Zayn Malik ?!
Narra Zayn
—¿Me llamabas?— Tomé asiento a su lado con la vista fija en un botón de su camisa que andaba suelto. Pude ver el inicio de su pecho. Laura apareció detrás del cristal que daba al pasillo y me hizo un corte de mangas antes de entrar en su clase.
Ciao, bella, pensé acercándome más a _______.
—Vete de aquí— masculló con aquellos labios carnosos.
—Es mi clase.
—Vete del pupitre.
—Es mi sitio.— _______ miró a Daniela con ojos interrogantes. Taylor apareció en ese momento.
—Es cierto, es su sitio— dijo Daniela, encogiéndose de hombros.
—Taylor, ¿te importa sentarte con Dani?—Ni siquiera le miré, solo tenía ojos para intimidar a _______. Estaba comenzando a divertirme.
—Pero yo me iba a sentar con _______ — dijo Dani.
—¡No! Me sentaré yo con ella.— Se acercó demasiado. Quiso levantarse, pero se lo impedí coincidiendo con la llegada de la señora Sbaraglia, la profesora de biología. Miré a ______ directamente y le guiñe un ojo; esperaba que resoplara o que hiciera cualquier gesto de desesperación, pero no hizonada. Solo me observó fijamente mientras apretaba la mandíbula. Me estaba retando,así que le concedí el placer aceptando el reto con una sonrisa.—Soy Zayn Malik— Me acerqué a ella— Me alegro de verte.
—______ Carusso— dijo mirándome a los ojos— Yo no puedo decir lo mismo.
—Señora Sbaraglia, me alegra informarle— dije con sorna recostándome en el asiento— que tenemos una nueva alumna.— ______ frunció los labios antes de enviarle una sonrisa a la profesora.
—¡Oh, sí!— Sonrió Sbaraglia mirando su ficha— Es cierto.
—Propongo que se presente, ¿qué le parece?— Miré a mi nueva compañera de asiento de forma chulesca y comprendí por su gesto que ya me odiaba. ¡Perfecto! Un nuevo récord.
—¡Por supuesto!— ratificó la profesora
Última edición por Bella_Gleek el Dom 28 Jul 2013, 6:17 pm, editado 1 vez
Bella_Gleek
Re: Mirame y Dispara {Zayn Malik y Tu}
CAPITULO 4
Narra ______
Tomé asiento en la cafetería con un café entre las manos. Me había reunido con mis amigos y esperaba que los treinta minutos de recreo me sirvieran para calmarme. Zayn había estado jodiéndome las tres primeras horas y mucho me temía que insistiría en las tres próximas. Saqué mis apuntes de química y comencé a realizar unas fórmulas.
—Me parece increíble. Zayn nunca se sienta con nadie que no sea Taylor—
dijo Luca risueño. Al parecer, sus otros amigotes iban a otra clase. Intenté no distraerme con la
conversación… pero no lo logré.— Bueno, ______, ¿qué pensaste cuando reconociste que era el «loco» del taxi?— añadió Luca provocando las risas de mis amigas. Resoplé poniendo los ojos en blanco, pero de inmediato me quedé petrificada. Por encima del hombro de Erika vi cómo Zayn y sus amigos se acercaban con decisión.
Pensé que pasarían de largo, pero Zayn cogió una silla de una mesa cercana y la colocó justo a mi lado. Tomó asiento de la manera más condenadamente sexy que había visto en mi vida. Apoyó sus codos sobre las rodillas entreabiertas y mecontempló con el gesto torcido.
Todo en él me provocaba; y fui consciente de que si me quedaba mirándole demasiado tiempo, corría el riesgo de perder la cabeza. Saludó a los demás dedicándoles su mejor sonrisa, que terminó cuando memiró a mí. Su primo, Taylor, prácticamente se vio obligado a sentarse al lado de Erika, pero ella fingió no prestarle atención; se estaba haciendo la ofendida.
Un muchacho alto y fornido acarició el cuello de Daniela haciendo que esta se estremeciera y cerrara los ojos. Cuando el chico tomó asiento, se observaron: se estaban diciendo millones decosas sin que nadie pudiera escucharles. Se percibía que allí había algo más que amistad. El muchacho rapero y delgado fue el que mejor me cayó a simple vista. Parecía alegre y no pude evitar pensar cómo podía ser amigo de Zayn alguien así. Se acercó hasta mí.
—¡______!— exclamó, dándome un fuerte beso en la mejilla .Me dejó descolocada.
—Soy Eric. ¿No te acuerdas? Una vez te hice un dibujo de Sailor Moon— añadió provocando la sonrisa de Zayn. Aparté un momento la vista de Eric para fulminar a Zayn con la mirada.Él alzó las manos negando con la cabeza; como si me tuviera miedo y se protegiera. Seguía burlándose de mí. Volví a Eric. Me acordé de aquel muchacho. Era el menor de los Albori, una familia que también veraneaba con nosotros. Él y yo siempre estábamos dibujando…
cuando Taylor y el ****ero Zayn no nos molestaban.
—Hola, Eric— dije dándole un pequeño abrazo.También reconocí al joven fornido. Era el mediano de los De Rossi y se llamaba Alex. Este alargó su mano y me cogió suavemente de la mejilla.
—Yo soy Alex.—Me besó— Me alegro de que estés de vuelta.
—Gracias. Es agradable recibir algo de cortesía después del día que llevó— dije mirando con el rabillo del ojo a Zayn. Suspiró y su rodilla topó con la mía. Intenté que no se notara mi sobresalto.
—Tampoco seas tan dramática— dijo apoyándose en la mesa— ¿Sabéis que aquí, nuestra nueva compañera, tiene matrículas de honor y todo sobresaliente? ¡Nosabe lo que es un notable!— Puso cara de fingido asombro. Alex, Eric y Luca me observaron curiosos. Erika lo sabía de sobra y Dani y Taylor lo habían descubierto del mismo modo que Zayn: en clase. La profesora Sbaraglia, aprovechando mi obligada presentación, había ido mencionando lo buena estudiante que era, acompañándose de vez en cuando de algún «a ver si aprendéis».
—¿En serio? Vaya, nena, podrías haberlo dicho— dijo Luca acariciando mis manos. Miré a Zayn. Por un instante, no vi ni oí nada más. Como si solo estuviéramos él y yo en aquella cafetería. Él deslizó su mirada de mis ojos a mis labiosy entrecerró los ojos mientras apretaba la mandíbula. No podía hacerme una idea dequé se le pasaba por la cabeza.
Yo solía descifrar a las personas enseguida, pero Zayn se me escapaba. Me contemplaba de una forma tan intensa que hasta me costaba respirar. Me repuse e intenté hacer lo mismo. Observé su cuerpo con parsimonia, como él había estado haciendo todo el día conmigo.
Su físico incitaba a todo menos a pensar con cordura, y su rostro… su rostro era el que cualquier mujer vería en sus sueños. Era asombrosamente guapo. Efectivamente, como cuando éramos pequeños, seguía siendo el más apuesto de los Malik… con
diferencia. Su cabello era ondulado y algunos mechones le caían sobre sus ojos, lo que lejos de ocultarlos, todavía los hacía más penetrantes. Su mirada miel, inmensamente brillante, te embrujaba de tal forma que olvidabas todo lo demás.
Lo que daba más rabia era que sabía utilizarla. Como sabía utilizar sus labios, que reposaban sobre una piel pálida, sin ninguna imperfección. Me quedé fascinada por su belleza y por un instante (solo un instante) se disipó el odio que me había despertado. Humedeció sus labios con pausa y volvió a hablar. Aquel momento mágico se esfumó.
—Es toda una empollona.— Tocaba mis apuntes. No dejé de mirarlo— Quiénlo diría.— Se acercó a mí con la intención de intimidarme. Lo consiguió, pero no lomostre. —En realidad, pareces una de esas modelos frías y vanidosas que se creen insuperables físicamente, pero que tienen el cerebro de un pez.
Quería ofenderme y dejarme en ridículo. Yo no entendía por qué. ¿Por qué me odiaba de aquella forma? Yo tenía motivos: el sábado casi me mata en aquel maldito taxi y estuve en el calabozo cerca de dos horas, pero él… ¿cuáles eran sus razones? Estaba irritada.
—La belleza no está reñida con la inteligencia. Y yo tengo la suerte de tener ambas— le dije casi pegada a su cara. Me mordí el labio sabiendo que él miraba mi boca. Por fin le noté algún sentimiento: impotencia y deseo. Sonreí apartándome un poco—. Pero hablemos de ti. En tu caso la belleza te ha sido concedida…— Me levantéde la mesa con mis apuntes y el café, y añadí—
: pero la inteligencia brilla por su ausencia.— Sonó el timbre.
Zayn se levantó con brusquedad y me tiró el café en cima. Mi camisa quedó empapada.
—¡¿En qué estás pensando?! ¡Tenías espacio suficiente para esquivarme, imbécil!— le grité. Con furia, tiré al suelo el vaso de cartón. El poco líquido que quedaba terminó en nuestros zapatos. Él echó a caminar como si nada. Ni siquiera hizo el intento de disculparse. Avancé dando zancadas y le cogí del hombro obligándole a darse la vuelta. Segiró con pose arrogante, solo que esta vez frunció el ceño y los labios.
Estaba molesto.Con un gesto déspota, se retiró dejando mi mano en el aire. Por primera vez en mi vidame vencía la sensación de inferioridad. Media cafetería observaba expectante.
—¿Es que ni siquiera piensas pedir perdón?— pregunté, inventándome una seguridad que no existía. Él suspiró y comenzó a negar con la cabeza, lentamente.
—Dudo que lo merezcas— contestó con una voz grave. Pestañeé varias veces mientras digería lo que acababa de escuchar. Aquel tío dejaba de ser un imbécil para convertirse en el capullo más grande que había conocido.
—No solo te falta inteligencia sino también vergüenza— espeté, sabiendo que eso terminaría de crisparle los nervios. Apretó la mandíbula y acortó la poca distancia que nos mantenía separados con un decidido paso.
—Si no te hubieras interpuesto en mi camino, ahora no estarías aquí esperando una disculpa— susurró pegado a mi mejilla y totalmente irritado— Créeme, no voy adártela.— Su nariz rozó mi mandíbula.
—¿Crees que me acobardas con esa fachada de tipo duro, chulo y descarado? Pues te equivocas— le dije con voz contenida.
—Lo único que sé es que eres una jodida jaqueca.— ¿Acababa de llamarme jaqueca? Será capullo. Me ***** en…
—¿Cómo dices?— Casi me sale un tartamudeo.
—Te lo diré de otra forma. Estás comenzando a provocarme dolor de cabeza— me habló como si fuera una niña de tres años.
—No lo tendrías si no hubieras metido tus narices en esta mesa— casi grité. Daniela me cogió del brazo y me arrastró condescendiente.
—Para ya, Zayn— le dijo. Este suspiró, le sonrió y le guiñó un ojo. No comprendía cómo demonios Daniela lograba llevarse así de bien con él. Volví a clase.
Cuando escuché el último timbre del día, recogí mis cosas a prisa y salí del aula. No quería hablar más con Zayn, así que mejor evitar la ocasión. Daniela me siguió arrastrando su cartera a medio cerrar.
—¡Espera!— exclamó alcanzándome— Chica, ¡qué prisas!
—No quiero tener que volver a cruzarme con Zayn.
—Vamos, tranquila, Zayn no es tan capullo como crees.— Puse los ojos en blanco.
—Será contigo. Cada vez que me ve intenta fastidiarme y eso me incomoda, ¿sabes? Es muy difícil estar cerca de él. Ya ni te cuento si se sienta a tu lado.— Daniela se quedó pensativa mientras bajábamos las escaleras. No vi a Erika ni a Luca; seguramente ya estarían abajo.
—Lo extraño de todo esto es que nunca se había comportado así con una chica— comentó Daniela, como si siguiera una conversación con ella misma— Él no se anda con rodeos. Si le gusta alguien, se lo dice y después… bueno después…
—Después se la lleva a la cama, ¿no es así?— terminé por ella— Supongo que nisiquiera hay primera cita.
—Con Zayn las cosas no funcionan así. Él es diferente. No se compromete. Nunca ha tenido novia y tampoco quiere tenerla. Eso lo saben todas las chicas del instituto.— La miré incrédula. En realidad, no terminaba de comprenderla.
—Vale, y ¿qué me quieres decir con eso?
—Pues que es raro que Zayn te esté molestando. Él pasa de esas cosas.— Daniela frunció el ceño. ¿Qué pretendía decirme? ¿Qué excepción estaba haciendo Zayn conmigo?
—¿Crees que trama algo?— pregunté.
—Es capaz de cualquier cosa, así que no me extrañaría.— Entrecerró los ojos— Está claro que tú eres diferente, ______ .
—¿Diferente?— Arqueé una ceja antes de que se acercara a mí con una sonrisa pícara.
—Sí… — Me miró pensativa y tomó aire antes de hablar— Mira, ______, conozco a Zayn mejor que a mi hermano. Sé de sus rollos, de sus peleas, de sus problemas… Lo sé todo de él y de sus amigos porque también son los míos desde hace
mucho tiempo. Son mis mejores amigos, él es mi mejor amigo, pero no tengo ni la menor idea de por qué se está comportando así contigo.— Desvié la mirada, indecisa. No conocía a Daniela, pero me daba la sensación de que se estaba enfadando conmigo y eso era lo último que quería. Yo solo necesitaba saber por qué Zayn actuaba de este modo.
—Lo siento, Dani. No quería importunarte.
—Pero ¿qué dices? No estoy enfadada. Dios, perdóname si te he dado esa sensación, no era mi intención.— Me agarró del brazo antes de darme un beso— Solo intentaba decirte que no se me ocurre ningún motivo para que Zayn se comporte así.
—Me dejas más tranquila.
—A menos que…— ¿Qué? La sonrisita juguetona de Daniela me desquició. Me daba a entender muchas cosas, pero ninguna de ellas me concretaba nada.— Te diré una cosa y espero que no te moleste.— Humedeció sus labios— Eres exactamente igual que él, pero en versión femenina y algo menos chula.— «¿Iguales? Joder, lo que me faltaba, parecerme a ese capullo», pensé.
—¡Venga ya!— le dije. Daniela soltó una carcajada. Ni siquiera me había dado cuenta de que habíamos llegado a la entrada del colegio. Bajé las escaleras y salí al patio exterior donde me despedí de mis amigas. Erika continuaba seria, pero prefería esperar a llamarla para hablar con tranquilidad. Le guiñé un ojo antes de ver a Valentino apoyado en su impecable Aston Martin verde oscuro. Iba vestido con unos vaqueros y un polo blanco que marcaba cada músculo de su cuerpo. Pestañeé sorprendida cuando mi prima pasó por mi lado.
—¡Que tierno! Valentino ha venido a recogerte— dijo poniendo aquella *beep* voz de niñata— Es una pena que no sepas complacerle.— La miré y forcé una sonrisa.
—¡Qué lástima! Me prefiere a mí en vez de a ti. Así que algo tendré que le complazca, ¿no crees?— Me marché caminando con paso firme. Giovanna vivía enamorada de Valentino desde hacía unos años, pero, por lo que sabía, no había logrado nada con él. Así que mi comentario le tenía que haber hecho daño. «Te aguantas», pensé.
Mientras me acercaba a Valentino vi a Zayn al final del jardín. Hablaba con Mauro y Eric (Alex se había ido con Daniela en la moto). De repente, miró hacia mí sin dejar de hablar. Estaba lejos, pero no tanto como para no ver su mirada intensa y acusadora. Suspiró y se quitó la chaqueta del uniforme con cierta furia. Para él, un ademán típico, para mí, un gesto de lo más excitante. La cintura del pantalón se le ceñía a la cadera y marcaba sus piernas.
¿Por qué demonios estaba tan bueno? Llegué al Aston Martin, donde Valentino me esperaba con una encantadora sonrisa
—¡Hola! ¿Como tú por aquí?— dije mientras él me cogía de la cintura y me daba un abrazo más típico entre las parejas de enamorados que entre amigos. Además, nosotros solo éramos conocidos. Apenas habíamos tenido trato y Valentino ya se tomaba ciertas confianzas. Pude ver de soslayo cómo Zayn se mordía el labio. Ahora le tenía más cerca y algo me dijo que no le sentaba demasiado bien que estuviera en brazos de Valentino, así que decidí alargar el momento. Solté la cartera en el suelo y estiré lentamente mis brazos hasta rodear el cuello de Valentino. Cerré los ojos cuando me besó en el cuello. Le sonreí cuando los abrí.
—Quería darte una sorpresa. ¿Te apetece que comamos juntos?— me propuso, resistiéndose a soltarme. Zayn había desaparecido de mi campo de visión. Ya era demasiado tarde para volver atrás, así que no me quedó más remedio que aceptar la invitación. No quería intimar con Valentino, pero después de haberle utilizado me sentí en el compromiso de acceder. Me monté en el coche y bajé la ventanilla. Valentino arrancó el motor. La música de su reproductor saltó donde la había dejado antes de detener el vehículo. Sonaba una de las canciones del nuevo disco de Shakira: Rabiosa. Alcé las cejas, incrédula.
—¿Te gusta Shakira?— pregunté.
—No más que tú.— Perfecto. Tuve que girar la cara para que no percibiera lo poco que me había gustado el comentario. Antes de dejar la calle, escuché el rugido de un motor inconfundible: Bugatti Veyron. No sé cómo lo supe, pero estaba segura de que al volante de esa maravilla se hallaba Zayn. Así fue. Se colocó justo a mi lado haciendo gala una vez más de aquella mirada, tan bonita como inescrutable. Tenía una mano sobre el volante y la otra en laventanilla. Un cigarrillo colgaba de sus labios.
—¡Rabiosa!— exclamó mientras echaba la cabeza hacia atrás y empezaba a mover los hombros de un lado al otro. Ni siquiera el cachondeo restaba sensualidad asus movimientos, perfectamente acompasados con la melodía— Dime ______ , ¿me morderías la boca?— Un extraño resquemor a medio camino entre el odio y la excitación me recorrió el cuerpo. Le miré encolerizada.
—Tendrás que descubrirlo tú mismo.— ¡Dios! Si le odiaba, ¿por qué no podía evitar imaginar esa situación? Sí que le mordería la boca, sí…, entre otras muchas cosas.
«Estás loca. Esto no puede ser. Mándalo a la ****. Es un imbécil», me decía amí misma tratando de hacer entrar en razón a mis pensamientos. Taylor comenzó a aullar y levantó su puño con el pulgar hacia arriba. Iba sentado al lado de Zayn y mostraba la misma chulería que su primo.
—Valentino, deberías acostumbrarte a saludar, ¿no crees?— dijo Zayn. Valentino se echó para adelante y le lanzó una mirada iracunda. Zayn siguió mofándose. Ya había oído dos se odiaban, pero no me imaginé que uno de sus piques me pillaría a mí en medio.
—Lo que creo es que va siendo hora de que te acostumbres, Zayn.— Zayn apretó el acelerador retando a Valentino a una carrera. Al menos eso parecía. Valentino le imitó. Le miré con los ojos abiertos de par en par. La risa de Taylor llegaba clara. Al parecer, él sabía quién iba a ganar: confiaba en su primo y enaquel pedazo de coche.
—Ni se te ocurra, Valentino— dije algo timorata. Eran coches muy potentes y una calle muy estrecha.
—Haznos un favor a los dos y ¡cállate!— gritó acelerando. No me dio tiempo a enfadarme por el comentario. Me estampé contra el asiento antes de ver cómo Zayn nos adelantaba magistralmente y salía disparado. Valentino tuvo que frenar y comenzó a maldecir una y otra vez mientras el Bugatti negro se perdía rugiendo como solo él podía hacerlo. Sonreí en mi fuero interno. Sin saber muy bien por qué, me alegraba de que Zayn ganara aquella extraña competición.
Última edición por Bella_Gleek el Dom 28 Jul 2013, 6:19 pm, editado 1 vez
Bella_Gleek
Re: Mirame y Dispara {Zayn Malik y Tu}
Hola empece una nueva nove es esta https://onlywn.activoforo.com/t53483p15-solo-se-vive-una-vez-zayn-malik-y-tu#2826136
nose diganme que les parece y hoy sigo esta
#besos
nose diganme que les parece y hoy sigo esta
#besos
Bella_Gleek
Re: Mirame y Dispara {Zayn Malik y Tu}
ale-zuni17 escribió:Siguela ! esta muy buena !
Gracias ya la sigo
Bella_Gleek
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