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Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
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El equipo de ______, Niall, Harry, Zayn, Louis, Liam y Tu (Adapatacion, Mega Hot)
O W N :: Archivos :: Novelas Abandonadas
Página 1 de 1. • Comparte
El equipo de ______, Niall, Harry, Zayn, Louis, Liam y Tu (Adapatacion, Mega Hot)
Nombre: El equipo de ______
Autor: Jayne Rylon
Genero: De todo un poco
Adaptacion: Si, del libro Kate´s Crew
Advertencias: un poco de lenguaje Vulgar y Escenas Hot.
Otras paginas: No tengo idea
ARGUMENTO:
No hay nada más sexy que un hombre, o cinco, con herramientas eléctricas…
El calor sofocante del verano no tiene nada en el equipo de cinco hombres renovando la casa de al lado. Nadie puede culpar a Invitado por asomarse a la ventana para tener una mejor visión de los depilados hombres. La horrible caída que le siguió no forma parte de su fantasía, pero el hombre que la salva de salpicar la acera es definitivamente la estrella.
Cuando Harry atiende personalmente sus heridas, se da cuenta de que su caballero blanco con un duro sombrero tiene un lado tierno, no dándola otra opción más que rendirse a los deseos que se han formado entre ellos desde el primer día. A raíz del mejor sexo de su vida, ella susurra su deseo más secreto: ser saqueada por su equipo.
Nunca esperó que Harry se atreviera a darle lo que ella quería, o que la libertad de hacer realidad sus deseos más decadentes pudiera ser la base de algo duradero…
Invitado limpió sus palmas en sus pantalones cortados llenos de pintura antes de ajustar la sujeción sobre la ventana reconstruida de dos hojas. Un destello de piel bronceada atrajo su atención hacia los músculos brillantes. Se mecían por encima de cinco sexis cuerpos cuando el equipo que restauraba la casa de al lado golpeaba clavo tras clavo en el techo del primer piso, solamente a unos metros por debajo de donde ella se sentaba.
Desde el interior de la habitación donde ella trabajaba, avanzó lentamente hasta el borde del peldaño de la escalera de mano, luego estiró su cuello a través de la apertura frente a ella para ver el intrincado tatuaje que abarcaba los anchos hombros de Harry. En cambio, le pilló estirándose para alcanzar de su reserva de suministros otro paquete de tejas de madera.
Cuando su mirada atrapó la gota de sudor que se deslizaba a lo largo de su cuello, se olvidó de respirar. Le observó hechizada como si fuera ella la que viajara por encima de sus pectorales definidos y sus abdominales de acero. Después de que fuera absorbida por los vaqueros ultra-bajos de cadera que eran abrazados por un abultado cinturón de herramientas, exhaló un suspiro de alivio.
Invitado explotó una burbuja de pintura que había caído de golpe encima de su muñeca inesperadamente mientras había mirado fijamente a Harry. Su lengua humedeció los labios mientras se imaginaba lamiendo un sendero similar por su cuerpo. El borde del descarado asiento apretaba su muslo cuando ella se estiró para una mejor vista. El jadeo la hizo agarrarse. Su cabeza se levantó, pillándola espiándole. Genial, ahora nunca podría convencerle para que la dejara tomar con calma sus persistentes insinuaciones o sus citas para salir. Y, no importa lo mucho que ella lo quisiera, ella no podría consentir cualquiera de sus deseos.
Harry le lanzó una deslumbrante sonrisa de triunfo. La anticipación que brillaba en su engreída mirada estalló en una onda expansiva a través de ella, creando dificultades en su equilibrio. La escalera se tambaleó y luego se inclinó. Ella probablemente podría haberse enderezado si no hubiera estado parada sobre las puntas de sus pies para maximizar la vista del escenario. En cámara lenta, observó su expresión transformándose de coqueta a horrorizada.
Invitado abrió sus brazos en un intento de alcanzar el marco antes de que se desplomara a través de ella pero el impulso la hizo mecerse alrededor. Su sien arañó el picaporte de estaño personalizado que ella había instalado el día anterior. Estaba colgada, suspendida en el aire, mientras Harry se levantaba del suelo. Los otros chicos empezaron a volverse hacia ella, pero él estaba ya corriendo a toda prisa por el borde.
El terror congeló su interior cuando él se lanzó cruzando los diez metros de distancia entre sus casas. Luego ella giró en círculos hacia fuera, perdiéndole de vista. Se preparó para un impacto inminente.
Mierda, esto va a doler.
Todo ocurrió al mismo tiempo. El aire pasando a toda velocidad desde sus pulmones cuando ella se dio un golpe, en su costado, sobre el techo. Rodó, flexionando sus tobillos en un intento de encontrar algo que detuviera su deslizamiento hacia el abismo. Pero su rodilla se torció en un ángulo incomodo mientras ella continuaba levantando las tejas. Su mano alcanzó el reborde de un conducto de ventilación del ático, retrasando su descenso, pero la gravedad venció al leve agarre. Sus dedos frenéticos retorcieron el borde de afilado metal.
Los canalones de tejado se precipitaron más, su última esperanza. Después de eso, ella tendría que rezar por que los arbustos de hoja perenne pudieran servirle de almohada, evitando cualquier hueso roto. Los tacones de sus botas de trabajo golpearon el reborde de aluminio pero siguió cayendo. Sus piernas colgaban en el aire.
Entonces una mano fuerte se unió alrededor de su muñeca. Su brazo casi se movió de un tirón ante el contacto cuando ella se tambaleó para detenerse. Invitado empujó sobre el reborde de las tejas de madera con su mano libre, luchando por mantenerse sobre el techo.
—¡Hijo de puta! — Harry tiró con fuerza de ella el resto del camino para arriba.
—Lo siento, he estado comiendo mucha comida basura en este trabajo. —Ella se sorprendió diciendo la falsa bravuconada después del golpeteo de su corazón y el estrangulamiento de su garganta. Hablando con descaro rompiendo en lágrimas de alivio enfrente del jefe de construcción convertido en héroe de acción que ella había deseado desde hace meses.
—Ahora no es el momento de hacerse una sabelotodo. Podrías haberte matado.
—Fue tu maldita culpa. —Ella no le esperó antes de escalar la pendiente hacia la seguridad de su ventana.
—¿Mi culpa? Te dijimos que era un pedazo de mierda la escalera. Eres demasiado obstinada para obtener una nueva.
—La escalera de mi abuelo funciona muy bien. —Ella ignoró su empujón de ayuda. La forma en que su mano abarcaba su trasero, sujetándola, podría lanzarla con fuerza al precipicio nuevamente si no tenía cuidado.
Harry escaló tan cerca detrás de ella que el calor de su definido pecho quemó sus brazos desnudos. Trató de alejarse de la tentación por su seguridad, pero un aumento de dolor arrasó por su tobillo, doblando sus rodillas.
Los sólidos bíceps se enrollaron alrededor de ella, moldeándola hacia su pecho cuando ellos se sentaron en el suelo.
—Jesús, nunca había estado tan asustado antes.
No bromeaba.
—No deberías haber hecho ese truco, Harry. ¿Quién pensabas que eras? ¿Jackie Chan? —Ella forcejeó para romper su agarre antes de que su adrenalina forzada la precipitara hacer algo estúpido, pero por su momentánea debilidad no se movió. Incapaz de luchar contra ambos, se rindió, apoyando la frente sobre el lado de su cuello. Se mordió su mejilla para abstenerse de lamer el pulso que golpeaba al alcance de sus labios. —Pero gracias.
Él la enmarcó su rostro, levantándolo para su escrutinio. Sus ojos verdes como la selva se dilataron ante su automática docilidad. Él acarició los mechones del cabello desde su mejilla con los nudillos de una mano. El hambre de Harry se delineaba en el gesto rígido de sus labios rellenos, encendiendo una llama de deseo en su corazón. Se apoyaban entre sí, con las bocas separadas, cuando el sonido de clomp de las botas de trabajo destrozó el momento.
Voluminosas formas perfeccionadas por años de trabajo manual invadieron todo el espacio libre de la habitación desocupada. Luego un coro de aplausos repletos de testosterona sofocó su conversación silenciosa con Harry.
—¡Eso fue asombroso!
—¡Así se hace, Harry! Amigo, cuando la cogiste en esa superficie resbaladiza estaba seguro que te caías por el borde con ella. —Liam se inclinó para darle a la espalda de Harry una palmada. El impacto empujó a Invitado, haciendo una mueca de dolor.
—Con cuidado, ella esta herida. —Niall se arrodilló al lado de ellos, pasando sus diestras manos sobre sus brazos, verificando que no se hubiera roto nada. Ella dio un respingo ante su contacto, pero no porque le doliera. De todos los chicos, él parecía el más reservado, tranquilo, seguro y sensible. Había tenido la tentación revelarle sus secretos más de una vez, en más de uno de sus descansos compartidos. Pero ella nunca había dilucidado como expresar su deseo sin parecerse a una puta. ¿Qué podría haber pensado él de su curiosidad decadente?
—No. Estoy bien. En serio. —Siempre y cuando no contaran la palpitación en su cabeza, el zumbido agudo subiendo de prisa por su pierna cada vez que ella se movía o la lujuria saturando sus nervios en cada lugar donde la tocó Harry.
—Voy a llevarla a St. Antonhy’s. Parece que el cielo está despejado. Terminaremos el techo mañana.
Aunque los cinco hombres eran compañeros, Harry parecía tomar la mayoría de las decisiones. Él tenía un don para los negocios, útil para dirigir su empresa de turning-house . Habían comprado la casa de piedra rojiza de al lado no mucho después de que su abuelo hubiera fallecido, dejándola en herencia su casa. No podía contar el número de veces que ellos habían sacrificado el progreso de su proyecto para ayudarla con las renovaciones menores de las que ella se había encargado, o le habían prestado sus herramientas. Algunas veces sospechaba que ellos se habían quedado alrededor más tiempo del necesario cuando habían intuido su melancolía ante la soledad de la gran casa.
También había perdido la cuenta de cuantas veces se había encontrado soñando con uno, o más, de ellos inclinándola sobre un caballete, sus herramientas rechinando juntas mientras buscaban el pago por su ayuda. O extendiéndola sobre el frondoso césped bajo el árbol de roble para un tipo de refrigerio completamente diferente al final del día.
Invitado había dejado de contar las depravadas combinaciones de un millón a una. Pero ¿Cómo podría mirar esos sexis cuerpos en movimiento, compartiendo el almuerzo y cervezas después de un duro día de trabajo, u observar su camaradería sin querer ser parte de ello? ¿Queriéndoles?
—Vamos, Invitado, — Louis dio una pequeña sacudida a su hombro que rompió su ensueño. —Nos estas dividiendo. Vamos a que te revisen.
—No es necesario. —Ella trató de sofocar sus protestas pero uno contra cinco no eran buenas probabilidades.
Al final, Zayn selló su destino. —Si no vas al médico entonces es mejor que decidas quien acampara contigo aquí esta noche.
—¿Qué? —¿Cómo podría elegir a Harry eligiéndole primero y ofendiendo a los demás? ¿Cómo podría pasar la noche aquí encerrada con cualquiera de ellos y evitar hacer el ridículo?
Ellos malinterpretaron su sobresalto de ofensa.
—Solamente saca tu cabeza por fuera de la ventana, estás sangrando por todas partes Harry y apenas eres capaz de concentrarte. De ninguna manera los dejaremos aquí solos, nena.
Y de ninguna manera podía dominarse a través de una sofocante noche de verano con una fantasía o cinco rondando cerca.
—Bien. Vamos a acabar con esto. Pero simplemente estáis perdiendo vuestro tiempo.
Podrían haberse quejado más en serio si ella no se hubiera desmayado en el momento en que se empeñó en ponerse de pie.
Autor: Jayne Rylon
Genero: De todo un poco
Adaptacion: Si, del libro Kate´s Crew
Advertencias: un poco de lenguaje Vulgar y Escenas Hot.
Otras paginas: No tengo idea
ARGUMENTO:
No hay nada más sexy que un hombre, o cinco, con herramientas eléctricas…
El calor sofocante del verano no tiene nada en el equipo de cinco hombres renovando la casa de al lado. Nadie puede culpar a Invitado por asomarse a la ventana para tener una mejor visión de los depilados hombres. La horrible caída que le siguió no forma parte de su fantasía, pero el hombre que la salva de salpicar la acera es definitivamente la estrella.
Cuando Harry atiende personalmente sus heridas, se da cuenta de que su caballero blanco con un duro sombrero tiene un lado tierno, no dándola otra opción más que rendirse a los deseos que se han formado entre ellos desde el primer día. A raíz del mejor sexo de su vida, ella susurra su deseo más secreto: ser saqueada por su equipo.
Nunca esperó que Harry se atreviera a darle lo que ella quería, o que la libertad de hacer realidad sus deseos más decadentes pudiera ser la base de algo duradero…
CAPÍTULO 01
Invitado limpió sus palmas en sus pantalones cortados llenos de pintura antes de ajustar la sujeción sobre la ventana reconstruida de dos hojas. Un destello de piel bronceada atrajo su atención hacia los músculos brillantes. Se mecían por encima de cinco sexis cuerpos cuando el equipo que restauraba la casa de al lado golpeaba clavo tras clavo en el techo del primer piso, solamente a unos metros por debajo de donde ella se sentaba.
Desde el interior de la habitación donde ella trabajaba, avanzó lentamente hasta el borde del peldaño de la escalera de mano, luego estiró su cuello a través de la apertura frente a ella para ver el intrincado tatuaje que abarcaba los anchos hombros de Harry. En cambio, le pilló estirándose para alcanzar de su reserva de suministros otro paquete de tejas de madera.
Cuando su mirada atrapó la gota de sudor que se deslizaba a lo largo de su cuello, se olvidó de respirar. Le observó hechizada como si fuera ella la que viajara por encima de sus pectorales definidos y sus abdominales de acero. Después de que fuera absorbida por los vaqueros ultra-bajos de cadera que eran abrazados por un abultado cinturón de herramientas, exhaló un suspiro de alivio.
Invitado explotó una burbuja de pintura que había caído de golpe encima de su muñeca inesperadamente mientras había mirado fijamente a Harry. Su lengua humedeció los labios mientras se imaginaba lamiendo un sendero similar por su cuerpo. El borde del descarado asiento apretaba su muslo cuando ella se estiró para una mejor vista. El jadeo la hizo agarrarse. Su cabeza se levantó, pillándola espiándole. Genial, ahora nunca podría convencerle para que la dejara tomar con calma sus persistentes insinuaciones o sus citas para salir. Y, no importa lo mucho que ella lo quisiera, ella no podría consentir cualquiera de sus deseos.
Harry le lanzó una deslumbrante sonrisa de triunfo. La anticipación que brillaba en su engreída mirada estalló en una onda expansiva a través de ella, creando dificultades en su equilibrio. La escalera se tambaleó y luego se inclinó. Ella probablemente podría haberse enderezado si no hubiera estado parada sobre las puntas de sus pies para maximizar la vista del escenario. En cámara lenta, observó su expresión transformándose de coqueta a horrorizada.
Invitado abrió sus brazos en un intento de alcanzar el marco antes de que se desplomara a través de ella pero el impulso la hizo mecerse alrededor. Su sien arañó el picaporte de estaño personalizado que ella había instalado el día anterior. Estaba colgada, suspendida en el aire, mientras Harry se levantaba del suelo. Los otros chicos empezaron a volverse hacia ella, pero él estaba ya corriendo a toda prisa por el borde.
El terror congeló su interior cuando él se lanzó cruzando los diez metros de distancia entre sus casas. Luego ella giró en círculos hacia fuera, perdiéndole de vista. Se preparó para un impacto inminente.
Mierda, esto va a doler.
Todo ocurrió al mismo tiempo. El aire pasando a toda velocidad desde sus pulmones cuando ella se dio un golpe, en su costado, sobre el techo. Rodó, flexionando sus tobillos en un intento de encontrar algo que detuviera su deslizamiento hacia el abismo. Pero su rodilla se torció en un ángulo incomodo mientras ella continuaba levantando las tejas. Su mano alcanzó el reborde de un conducto de ventilación del ático, retrasando su descenso, pero la gravedad venció al leve agarre. Sus dedos frenéticos retorcieron el borde de afilado metal.
Los canalones de tejado se precipitaron más, su última esperanza. Después de eso, ella tendría que rezar por que los arbustos de hoja perenne pudieran servirle de almohada, evitando cualquier hueso roto. Los tacones de sus botas de trabajo golpearon el reborde de aluminio pero siguió cayendo. Sus piernas colgaban en el aire.
Entonces una mano fuerte se unió alrededor de su muñeca. Su brazo casi se movió de un tirón ante el contacto cuando ella se tambaleó para detenerse. Invitado empujó sobre el reborde de las tejas de madera con su mano libre, luchando por mantenerse sobre el techo.
—¡Hijo de puta! — Harry tiró con fuerza de ella el resto del camino para arriba.
—Lo siento, he estado comiendo mucha comida basura en este trabajo. —Ella se sorprendió diciendo la falsa bravuconada después del golpeteo de su corazón y el estrangulamiento de su garganta. Hablando con descaro rompiendo en lágrimas de alivio enfrente del jefe de construcción convertido en héroe de acción que ella había deseado desde hace meses.
—Ahora no es el momento de hacerse una sabelotodo. Podrías haberte matado.
—Fue tu maldita culpa. —Ella no le esperó antes de escalar la pendiente hacia la seguridad de su ventana.
—¿Mi culpa? Te dijimos que era un pedazo de mierda la escalera. Eres demasiado obstinada para obtener una nueva.
—La escalera de mi abuelo funciona muy bien. —Ella ignoró su empujón de ayuda. La forma en que su mano abarcaba su trasero, sujetándola, podría lanzarla con fuerza al precipicio nuevamente si no tenía cuidado.
Harry escaló tan cerca detrás de ella que el calor de su definido pecho quemó sus brazos desnudos. Trató de alejarse de la tentación por su seguridad, pero un aumento de dolor arrasó por su tobillo, doblando sus rodillas.
Los sólidos bíceps se enrollaron alrededor de ella, moldeándola hacia su pecho cuando ellos se sentaron en el suelo.
—Jesús, nunca había estado tan asustado antes.
No bromeaba.
—No deberías haber hecho ese truco, Harry. ¿Quién pensabas que eras? ¿Jackie Chan? —Ella forcejeó para romper su agarre antes de que su adrenalina forzada la precipitara hacer algo estúpido, pero por su momentánea debilidad no se movió. Incapaz de luchar contra ambos, se rindió, apoyando la frente sobre el lado de su cuello. Se mordió su mejilla para abstenerse de lamer el pulso que golpeaba al alcance de sus labios. —Pero gracias.
Él la enmarcó su rostro, levantándolo para su escrutinio. Sus ojos verdes como la selva se dilataron ante su automática docilidad. Él acarició los mechones del cabello desde su mejilla con los nudillos de una mano. El hambre de Harry se delineaba en el gesto rígido de sus labios rellenos, encendiendo una llama de deseo en su corazón. Se apoyaban entre sí, con las bocas separadas, cuando el sonido de clomp de las botas de trabajo destrozó el momento.
Voluminosas formas perfeccionadas por años de trabajo manual invadieron todo el espacio libre de la habitación desocupada. Luego un coro de aplausos repletos de testosterona sofocó su conversación silenciosa con Harry.
—¡Eso fue asombroso!
—¡Así se hace, Harry! Amigo, cuando la cogiste en esa superficie resbaladiza estaba seguro que te caías por el borde con ella. —Liam se inclinó para darle a la espalda de Harry una palmada. El impacto empujó a Invitado, haciendo una mueca de dolor.
—Con cuidado, ella esta herida. —Niall se arrodilló al lado de ellos, pasando sus diestras manos sobre sus brazos, verificando que no se hubiera roto nada. Ella dio un respingo ante su contacto, pero no porque le doliera. De todos los chicos, él parecía el más reservado, tranquilo, seguro y sensible. Había tenido la tentación revelarle sus secretos más de una vez, en más de uno de sus descansos compartidos. Pero ella nunca había dilucidado como expresar su deseo sin parecerse a una puta. ¿Qué podría haber pensado él de su curiosidad decadente?
—No. Estoy bien. En serio. —Siempre y cuando no contaran la palpitación en su cabeza, el zumbido agudo subiendo de prisa por su pierna cada vez que ella se movía o la lujuria saturando sus nervios en cada lugar donde la tocó Harry.
—Voy a llevarla a St. Antonhy’s. Parece que el cielo está despejado. Terminaremos el techo mañana.
Aunque los cinco hombres eran compañeros, Harry parecía tomar la mayoría de las decisiones. Él tenía un don para los negocios, útil para dirigir su empresa de turning-house . Habían comprado la casa de piedra rojiza de al lado no mucho después de que su abuelo hubiera fallecido, dejándola en herencia su casa. No podía contar el número de veces que ellos habían sacrificado el progreso de su proyecto para ayudarla con las renovaciones menores de las que ella se había encargado, o le habían prestado sus herramientas. Algunas veces sospechaba que ellos se habían quedado alrededor más tiempo del necesario cuando habían intuido su melancolía ante la soledad de la gran casa.
También había perdido la cuenta de cuantas veces se había encontrado soñando con uno, o más, de ellos inclinándola sobre un caballete, sus herramientas rechinando juntas mientras buscaban el pago por su ayuda. O extendiéndola sobre el frondoso césped bajo el árbol de roble para un tipo de refrigerio completamente diferente al final del día.
Invitado había dejado de contar las depravadas combinaciones de un millón a una. Pero ¿Cómo podría mirar esos sexis cuerpos en movimiento, compartiendo el almuerzo y cervezas después de un duro día de trabajo, u observar su camaradería sin querer ser parte de ello? ¿Queriéndoles?
—Vamos, Invitado, — Louis dio una pequeña sacudida a su hombro que rompió su ensueño. —Nos estas dividiendo. Vamos a que te revisen.
—No es necesario. —Ella trató de sofocar sus protestas pero uno contra cinco no eran buenas probabilidades.
Al final, Zayn selló su destino. —Si no vas al médico entonces es mejor que decidas quien acampara contigo aquí esta noche.
—¿Qué? —¿Cómo podría elegir a Harry eligiéndole primero y ofendiendo a los demás? ¿Cómo podría pasar la noche aquí encerrada con cualquiera de ellos y evitar hacer el ridículo?
Ellos malinterpretaron su sobresalto de ofensa.
—Solamente saca tu cabeza por fuera de la ventana, estás sangrando por todas partes Harry y apenas eres capaz de concentrarte. De ninguna manera los dejaremos aquí solos, nena.
Y de ninguna manera podía dominarse a través de una sofocante noche de verano con una fantasía o cinco rondando cerca.
—Bien. Vamos a acabar con esto. Pero simplemente estáis perdiendo vuestro tiempo.
Podrían haberse quejado más en serio si ella no se hubiera desmayado en el momento en que se empeñó en ponerse de pie.
Invitado
Invitado
Capitulo 2 subido (ultra, iper, mega hot)
CAPÍTULO 02
Unas manos seguras la acariciaron a lo largo de su expuesta espalda. Un torso caliente se deslizó por encima de sus pezones duros como guijarros. Cerró las manos alrededor de un par de tirantes erecciones mientras alguien le daba una palmada en el culo y luego besaba donde la había dado.
Invitado se deleitaba con otro caliente sueño sobre Harry y su equipo. El haber soñado tanto con ellos era perfecto porque esta vez podría jurar que el calor de un abrazo íntimo chamuscaba su piel mientras se retorcía sobre las frías sábanas de su cama medio despierta. Cuando sus caderas empujaron, su hábil boca saboreó una polla dura como una roca y más larga que ninguna que pudiera imaginar.
Sus ojos se abrieron para confirmar sus sospechas. ¡Harry!
Estaba tendido sobre la cama, haciendo que la cama de tamaño King pareciera la cuna desvencijada en la que ella dormía cuando iba al camping de niña. Ahora se acordaba. Él la había acompañado desde urgencias a la casa y luego se había negado a irse, a pesar de su insistencia.
Mierda, casi se había follado a su pierna. Intentar disimular sería inútil. Las aletas de la nariz de Harry se tensaron mientras miraba los rayos dorados que atravesaban por la ventana que daba al este.
—Buenos días, —él saludó con voz ronca por el sueño acompañada por su sexy sonrisa hizo que su corazón empezara a latir como un loco pero él lo empeoró cuando la dijo, —No pares por mí. Sonaba como si te lo estuvieras pasando divinamente.
Debería haberse apartado de él, encerrarse durante una semana en el baño y así ignorar todo este error, pero él no la dejó huir. Antes de que se diera cuenta, él la había dado la vuelta y la había tendido de espaldas sobre la cama, atrapando sus muñecas con sus antebrazos y sus tobillos con sus espinillas. El áspero pelo de sus piernas quemaba su piel al intentar escapar de él. Cada delicioso roce atormentaba su sensitiva piel. El peso de su polla cayó sobre su estómago al acortar el espacio entre ellos para mirarla directamente a los ojos.
—Y ahora dime que no me deseas.
¿Cómo podía ella mentirle así? Él se enterraría en ella en cuestión de segundos si ella no ponía ninguna pega, pero su parte avariciosa la gritaba que tomara lo que los dos necesitaban y se enfrentara luego a las consecuencias. Con un gemido, se incorporó para cubrir su perversa boca, devorando su aturdida sonrisa.
Harry gruñó, hundiéndose en ella. La cadera herida protestó pero ella se olvidó de todo cuando él se colocó sobre ella, piel con piel, de la cabeza a los pies. Sus instintos se despertaron. Envolvió la cadera de él con sus piernas, cruzando los tobillos en la base de su espalda.
Sus lenguas jugaron, acariciándose, golpeándose, saboreándose. Invitado acarició con sus uñas toda la largura de su espalda hasta encontrar su culo. Los gordos músculos de allí se tensaron por la presión que dejaban diez semicírculos en miniatura en las perfectas nalgas.
Cuando él rompió el contacto con sus labios y apoyó la cabeza en la almohada al lado de ella un momento, su violenta respiración acariciaba la curva del cuello de ella.
—¿Y ahora... quieres... correr? Joder, Invitado. No tengo condones.
—Tomo la píldora, —susurró ella. —Estoy sana. Dime que tú también lo estás.
—Te lo juro. —Ella asintió y suspiró.
Él se deslizó para chupar el tenso pezón de Invitado, pero ella se retorció, angulando su pelvis hasta que la cabeza de su polla cocho contra la boca de su coño. Ambos gimieron al mismo tiempo. La atormentó con los suaves empujes de su cadera golpeando ligeramente contra su carne ultrasensible. Al poco rato, su coño estaba tan lubricado que él había empezado a deslizarse en vez de seguir golpeando.
Las crestas de su venosa polla acariciaron su clítoris mientras cabalgaba los surcos de sus labios inferiores. Un mechón de cabello negro cayó sobre la ceja de él cuando se inclinó para envolver su otro pezón con una húmeda succión. A Invitado le temblaron las rodillas. Cada lamida golpeaba sus nervios llevándolos hasta el precipicio.
Meses de anticipación la llenaban de necesidad. Las noches masturbándose no había disminuido su deseo. No quería correrse sin que él estuviera dentro de ella.
—Fóllame, Harry. —Ella deslizó una mano para tirar de los sedosos mechones de su pelo negro como la noche para forzarle a mirarla a los ojos. En el momento en que él reconoció cuánto le deseaba Invitado, perdió todo su control
—Mierda, sí. Yo también te necesito. —Metió sus brazos entre ella y el colchón, curvando sus manos sobre sus hombros. Cuando el culo de Harry se levantó debajo de sus pies, la gravedad hizo que la cabeza de su polla se hundiera. Se sumergió en su vagina.
Hicieron una pausa para tomar aire. Entonces los abrazos de él se flexionaron, los abultados tendones amortiguándola cuando él la empaló con su erección. Ella gritó de dolor y de placer al mismo tiempo. Su carne monstruosa la ensanchó, estirándola incluso cuando avivaba el bullente incendio en la boca de su estómago.
Él la acercó más a él, hundiéndola al mismo tiempo que empujaba hasta que consiguió meter toda su polla dentro de su vaina. Un escalofrío corrió por la espalda de Invitado cuando sus pelotas tocaron su culo.
—Encajas perfectamente conmigo. Sabía que sería así. — La satisfecha posesión que brillaba en los ojos de Harry hizo que su coño se tensara alrededor de su erección. Él hociqueó su cuello alternando mordiscos con lametones. Cuando ella se adaptó a su intrusión, él empezó a empujar.
Con los primeros movimientos dentro de ella, su hinchado pasaje se agarró a su polla como si temiera que la fuera a abandonar. Pero la hábil boca de Harry, sus dedos vagabundos y el movimiento circular de sus caderas atormentando su clítoris la engatusaron e hicieron que se mojara más, hasta que toda la circunferencia dentro de ella estuvo cubierta. Hábil y caliente, él se introducía en ella, llevándola hasta niveles de placer que nunca había experimentado.
Durar más que unos minutos sometida a ese placer no era posible. El fuego líquido que la traspasaba sobrepasaba incluso sus sueños más salvajes. Invitado se mordió el labio, intentando resistir los impulsos primarios que la animaban a correrse con el mejor orgasmo de su vida. No quería que se acabara tan pronto.
—Córrete. Te tengo.
Ella resistió la manta de placer que la sofocaba
—Habrá más, te lo prometo. Te daré más. Córrete.
Ella abrió los ojos. ¿Cuándo los había cerrado? Generoso pero al mismo tiempo ordenándoselo, Harry no le dio otra opción. Sus labios se cerraron sobre los de ella, metiendo la lengua en su boca, chupándola con el mismo ritmo con el que la follaba. Ella tuvo que obedecer.
Harry se tragó el grito de ella cuando rompió alrededor de él. Corcoveó, oprimiendo su coño contra su abdomen. Ella esperaba que él se corriera con ella, para acabar con su combate tan largamente esperado pero él mantuvo el control. No sin esfuerzo.
Ella se corrió con fuerza, el orgasmo apretaba su canal. Con cada apretón, Invitado juró que la mandíbula de Harry se tensaba en respuesta, apretando los dientes. Él echó la cabeza hacia atrás y gimió, pero se mantuvo firme.
Los movimientos de él se volvieron tan lentos que ella se preguntó si no se habría corrido y ella no se habría dado cuenta. Parado, toda su polla temblaba dentro de ella, que todavía disparaba convulsiones de placer. Ella deslizó su mano sobre su esculpido pecho, con los dedos flexionándose con los periódicos apretones de su coño.
La liberación que la bañaba no duró mucho. En lugar del hambre inconsciente al que se había rendido, un innegable anhelo se estaba construyendo dentro de ella. Tenía que devolverle a este hombre el placer que le había dado. Al menos esta vez. Invitado sabía lo que necesitaba. Después de todo, se había resistido durante semanas.
Con un gemido de pena, separó sus cuerpos. Su polla abandonó su coño haciendo un sonido de succión. En vez de salir de la cama, se dio la vuelta. Se puso a cuatro patas delante de él y, hundiendo los hombros en el colchón, le ofreció su culo.
Él gruñó. Entonces sus manos agarraron las caderas de ella como si se agarrara a la vida.
—¿Confías en mí?
—Por supuesto. —Ella tembló cuando pensó en todas las cosas que él podía hacerle en esta posición. Cuando algo golpeteó en su pasadizo trasero, ella saltó antes de darse cuenta de que era demasiado delgado para ser su polla. Él hizo círculos con su pulgar alrededor de su ano antes de mojarlo en los jugos que le bajaban a ella por los muslos.
Invitado apoyó su mejilla en la sábana otra vez. Gimió cuando la conmoción de su toque tabú provocó su persistente excitación. ¿Cómo sería que un hombre la follara por el culo?
—Relájate.
Harry la acarició hasta que la ansiedad se transformó en placer, permitiendo que sus músculos se aflojaran. Entonces su pulgar se hundió en su agujero virgen. Ella no había esperado que le gustara tanto. Justo cuando empezaba a acostumbrarse y a disfrutar de la nueva sensación, su polla penetró en su coño una vez más.
Esta vez se deslizó hasta la empuñadura. La combinación de su gorda polla y su pulgar en el culo la tenía ondulando debajo de él en cuestión de minutos. Cuando se inclinó sobre ella, descansando su antebrazo sobre los hombros de ella, relampagueantes rayos de deseo golpearon su sistema nervioso. Cubierta en su mayor parte por él, ella aceptó los deseos de Harry sólo para darse cuenta de que los habían hecho suyos.
—Sí. Por favor, Harry. Fóllame.
Él respondió a su ruego montándola duro y rápido. Saber que podía volverle salvaje hizo que ella se pusiera más caliente todavía. Ella ansiaba la prueba determinante. Los jadeos que él hacía mientras la follaba le indicaban que obtendría su deseo antes de que pasara mucho rato.
Pensar en ello hizo que sus músculos se contrajeran, abrazándole más firmemente. La constricción de su coño incrementó su propio placer. Flotaba en la cúspide de otro enorme orgasmo.
—¡Harry!
Su urgencia interrumpió el ritmo que él había impuesto.
—¿Sí? Dime, Invitado.
—Quiero que te corras sobre mí.
—¡Joder! —La ingle de Harry golpeó contra la parte de atrás de sus caderas mientras su pulgar giraba en su ano. Tres, cuatro veces más, se sumergió en ella antes de que retirara su polla de ella con un grito. El abrasador sonido de su eyaculación sobre su espalda hizo que se corriera. Cuando su culo apretó el pulgar de él, la sensación amplificó su orgasmo. Se corrió entre sus brazos mientras chorro tras chorro de su semen la marcaban.
Iba a la deriva en una nube de felicidad con él sobre ella, su fuerte presencia confortándola. Al rato, Harry alcanzó el suelo al lado de la cama para coger la camiseta que se había quitado. Secó la evidencia de su libertinaje de la piel antes de hacerle dar la vuelta a Invitado para mirarla. La ternura mezclada con felicidad en la expresión de él la estimuló a confesar.
—Lo siento Harry, pero no te puedes quedar.
Él dio un respingo pero se negó a moverse. Cuando ella intentó alejarse de su persuasiva mirada, él capturó su labio entre sus dientes y luego la mordisqueó.
—Ya basta. Ya basta de huir, Invitado.
Invitado se debatía por aceptar esta realidad alternativa donde ella por fin había conseguido lo que quería peo no podía mantenerlo. Si al menos pudiera vestirse, quizás consiguiera que él se fuera dejándola con un poco de su orgullo intacto.
—¿Qué ha pasado con nuestras ropas? —Su pregunta salió un poco extraña ya que él seguía mordisqueándola el labio. —Recuerdo que me quede dormida con el pijama puesto.
—Hace un calor de cojones aquí. Le diré a Niall que le eche luego un vistazo al aire acondicionado. Te quitaste la ropa a los cinco minutos de dormirte. —Los párpados se le entrecerraron con el recuerdo. —Ahora deja de buscar evasivas. ¿Por qué luchas contra lo que hay entre nosotros?
La besó con fuerza incluso cuando la excitación de él dejó una estela pegajosa en su polla casi dura, la cual trazaba un arco de poca profundidad sobre el abdomen de Invitado. Ella obligó a sus caderas a mantenerse pegadas a la sábana en vez de levantarse para alinear su doliente coño contra la cabeza de su polla. Aunque la interminable pasión la obligaba a olvidar su consciencia, la culpa interrumpió su felicidad.
—No es justo que te haga esto, —le susurró.
—Tentarme hasta que mis pelotas se pongan azules, ¿no es un mito del instituto? ¿Qué me irrites con esas dulces sonrisas y esos ojos descarados, y luego retirarte cuándo te tengo a una mano de distancia? ¿Qué reniegues de mí durante todo el jodido verano hasta que acabo follándote como si yo fuera un animal antes de que te haya llevado a cenar? ¿Qué? De toda esta mierda, ¿cuál no es justa?
Él nunca le había mostrado ni un ápice de impaciencia antes. No le dejaba otra opción que ser sincera. Que ser directa.
—No es justo empezar algo serio contigo cuando quiero follarme también a tu equipo.
Invitado
Invitado
Re: El equipo de ______, Niall, Harry, Zayn, Louis, Liam y Tu (Adapatacion, Mega Hot)
me gusta pon otro capitulo plisss
besitos y abrazos
besitos y abrazos
Invitado
Invitado
Re: El equipo de ______, Niall, Harry, Zayn, Louis, Liam y Tu (Adapatacion, Mega Hot)
jejeje ok, pero tendras que esperar hasta mañana, por que tengo que irme a dormir ya. :muack:directionerxsiempre escribió:me gusta pon otro capitulo plisss
besitos y abrazos
Invitado
Invitado
Re: El equipo de ______, Niall, Harry, Zayn, Louis, Liam y Tu (Adapatacion, Mega Hot)
Chicas, les advierto que no me hago responsable de traumas, u otras extrañas sensaciones que sientan al leer este cap, la verdad yo lo acabo de leer y no me gusto para nada, pero si ustedes quieren que siga subiendo caps comenten o si no la cancelare y eliminare.
El calor se expandía hasta su pecho y luego avanzaba hasta sus mejillas ante la aceptación. Nunca había tenido este tipo de urgencias antes. Bueno, tal vez una o dos veces. Pero sólo de una forma abstracta. Nunca había tenido a nadie específico en mente, y ella nunca, ciertamente, había admitido una fantasía a un amante.
Invitado había tratado de alejar y comprender su constante hambre por sus nuevos vecinos como producto de la temporada calurosa, sus cuerpos a menudo semidesnudos o, incluso, sus hormonas reaccionando en la medida en que se hacía mayor. Ninguna de sus mentiras soportaba el agua.
Algo acerca de este hombre la atraía como un oso a la miel. Y sus amigos endulzaban la oferta. El miedo a su rechazo tenía su mente tan fuera de control, que no se dio cuenta de que él había empezado a reír hasta que él se tiró sobre su espalda en el colchón junto a ella.
Él se puso su curtido brazo sobre sus ojos, hundiendo su nariz rota en el hueco de su codo. El tatuaje de un tribal rodeando su bíceps se estiraba mientras trataba de sofocar su diversión, pero fracasaba. La cara de Invitado se encendió a pesar de que tenía el estómago encogido.
Ella le pegó un puñetazo en el hombro. —¿De qué demonios te ríes? Sé que no soy nada especial, pero he visto la manera en que tus amigos me miran cuando piensan que no puedo ver. Maldición, puedo sentir sus ojos desnudándome cada vez que me inclino. ¡Me está volviendo loca!
Cuando se movió, plegando sus piernas bajó ella para huir de la de la cama, él rodó para su lado, apoyó su desaliñada mandíbula sobre su mano y a continuación, la agarró por la cintura y se negó a dejarla ir.
—No hay necesidad de que lleves tu bonita ropa interior en grupo, muñeca.
—¡Qué bueno, ya que no llevo puesto nada! —Ella alzó la barbilla.
—Eso es cierto. —Sus pupilas se dilataron. —Pero estás perdiendo mi punto de vista.
Harry la engatusó para que se reclinara a su lado con los movimientos lánguidos de sus dedos en la cintura. Luego sacudió la cabeza como si recordara lo que había estado diciendo. —No me puedo creer que me hicieras perseguirte como a un perro rabioso, porque mi equipo se enciende contigo.
—No es sólo que ellos estén fumando. —Ella se aclaró la garganta.
—No te preocupes. Te entendí la primera vez, nena. Tú quieres congeniar con ellos.
Invitado apretó el labio inferior entre los dientes luego asintió a regañadientes. —Lo siento.
—Ya basta. Para de dar por hecho que sabes lo que quiero.
¿Cómo había terminado sobre ella otra vez? Su mirada tan intensa cortó las negaciones endebles que ella intentaba construir.
—¿Alguna vez escuchaste el dicho, "Trabaja duro, juega duro"? —Harry había invadido su espacio personal, llenando cada espacio con su olor, su calor y su desafío.
—¿Qué pasa con ello? —Ella tragó saliva sintiéndose como un pez fuera del agua.
—Conozco al equipo desde hace diez años, desde que nosotros padecimos lo nuestro en la escuela. No hay mucho que no hayamos hecho juntos. Soy un chico de mente abierta. ¿Te sorprendería si te dijera que no serías la primera mujer que hemos compartido? —Él trazaba el contorno de su clavícula con la punta de su dedo índice.
Ella trató de responder, pero no podía, tenía la garganta seca.
—Piensa en ello, Invitado. ¿Dónde está tu espíritu combativo ahora? ¿Tienes las agallas de ir tras lo que quieres? Todo lo que tienes que hacer es preguntar.
Justo cuando pensaba que iba a robar sus inhibiciones con otro beso, saltó sobre ella y luego se dirigió a la ducha. En el umbral de azulejos de época al baño, se volvió. —Y una cosa más, dulzura... Eres bastante especial. No lo dudes.
¿A dónde diablos había desaparecido Harry? A Invitado no debería importarle, pero lo hacía. Se regañaba a si misma cuando escaneada el patio por décima en vez ese minuto. Había pasado la mañana tratando de ignorar su insoportable sonrisa, ya que se pavoneaba alrededor de todo el sitio, mientras que mentalmente recitaba todas las razones por las que no podía aceptar su proposición no convencional.
A pesar de la “llamada despertador” de esta mañana, las aventuras no eran su estilo. El impulso prudente para evitar que él abandonara el lugar después de la sudorosa unión casi había abrumado a su sentido de auto—preservación. En su lugar, ella había guiado su mano debajo de su muslo para evitar que tirara de él hacia la cama para otro revolcón después de su ducha. No podía arriesgarse a más implicaciones. No importa cuánto rezará que ella podría cambiar, ella siempre querría más, algo duradero.
Golpearse la frente en la plancha de yeso de la pared que había terminado de instalar hacía una hora casi ahogó su suspiro. Su teléfono celular vibró, avisándola de un mensaje de texto entrante. Cada nervio hipersensible de su cuerpo saltó de anticipación.
Pasó abrir el teléfono. Harry.
Nos vemos en nuestra sala de lavandería. Pasa por el garaje. En silencio. Rápido.
Hacer caso omiso de sus órdenes sería prudente. También imposible.
Invitado corrió por el pasillo a continuación, tomó las escaleras de dos en dos antes de salir por la puerta trasera. Saltó el muro bajo de piedra que dividía sus propiedades a continuación, y se coló en el garaje de los vecinos como un ladrón de guante blanco que trabaja en un robo de clase mundial.
Su mano movió el pomo de la puerta que conducía del garaje hacía la casa, donde la lavadora y la secadora estarían algún día, pero antes de que pudiera darle la vuelta. Los poderosos brazos de Harry la rodearon, presionando la espalda a su tenso abdomen. La cresta de su constante erección se acomodó en el valle de su culo, cubierto sólo por la delgada tela de sus sudorosos Capri y su tanga.
—¿Qué…?
El olor astringente de sellador se desprendía de su mano, la cual cubría su boca. En la oscuridad negra como el carbón, el roce de sus labios sobre su oreja la sobresaltó. Dio un respingo ante su susurro ronco. —Quiero mostrarte algo. Todo el mundo desea. Todo el mundo fantasea. Cuando tu amante te respeta, deberías sentirte libre para explorar tus deseos. No importa qué extremos puedan ser.
Sus ojos empezaron a acostumbrarse a la oscuridad. Rayos de luz que brillaban a través de las rejillas de ventilación procedentes del interior de la puerta lavadero, que daba a la cocina de Harry. Ahora que podía oír los rápidos latidos de su corazón, se quedó inmóvil. Un gemido masculino se hizo eco a través de la superficie de baldosas del espacio de la sala que estaba vacía. No, eran varios gemidos.
—¿Quieres ver lo que podría ser? —El pecho plano de Harry la acunaba mientras él avanzaba más cerca de los placeres prohibidos arrastrando sus botas con punta de acero. Sus manos rodearon su cintura. Las puntas de los dedos tentaron el dobladillo de su camiseta sin mangas. Luego se deslizaron debajo de ella para hacer irresistibles círculos sobre la piel a cada lado de su ombligo.
Invitado se estremeció con su toque.
—Vamos, echemos un vistazo. —Él la golpeó con su pelvis, oprimiéndose contra ella.
Estaba inquieta mordiéndose el labio inferior con los dientes mientras debatía. Pero el siguiente gruñido primal de placer disolvió todo rastro de resistencia. Antes de que supiera lo que iba a hacer, sus dedos se plegaron en los listones de madera que estaban al nivel de sus ojos y se arrimó hasta que la nariz chocó contra la madera fresca y pintada.
Oh. Dios mío.
Desde donde veía, captó los fuertes perfiles de ambos, Niall y Louis. Alto y esbelto, Louis se apoyaba en el final del mostrador para sostenerse, Con los vaqueros desabrochados. Enmarcada en un vaquero desgastado, su polla sobresalía de la de la bragueta abierta. Niall permanecía inmóvil a media pulgada de distancia de la cabeza. Sus labios entreabiertos, brillando con saliva, como si estuviera esperando el permiso.
—Chúpala. —La orden ronca resonó a través del espacio, causando que un goteo de humedad se escurriera sobre los muslos de Invitado.
En la cocina, Louis hundió los dedos en el pelo bronceado por el sol de Niall, con un tirón acercó al hombre arrodillado aún más. Con dos dedos, dirigió su polla erguida y recta hacia la boca abierta de Niall. Cuando él se deslizó en el interior, hasta las pelotas de una sola vez, la mirada de éxtasis en los rostros de ambos hombres le robaron el aliento.
Desde detrás de ella, las manos de Harry se movieron hacia abajo, sumergiéndose bajo la cintura de sus pantalones. Él los empujó por las caderas hasta que se agruparon en el suelo. —Mmm... Huele delicioso. ¿Estás mojada ya? Pensé que podrías disfrutar del espectáculo.
Él interrumpió su gemido cuando él inclinó la cara para un beso ardiente. Pero no la robó su concentración de los otros hombres durante mucho tiempo. Cuando volvió la cabeza para mirar otra vez, se habían detenido. ¿La habían oído?
¡Por favor, no paréis!
Como si leyeran sus pensamientos, los dos hombres retomaron su ritmo duro. La garganta robusta de Niall trabajaba tragando hasta el fondo la polla de Louis. Ella estuvo a punto de gritar de nuevo cuando su mandíbula se deslizó hacia delante, arrastrando su labio inferior hasta el testículo de Louis.
—¡Carajo! ¿Dónde aprendiste ese truco? —Jadeó Louis.
—De mí.
Los ojos de Invitado se abrieron cuando vio a Zayn paseándose desde la sala de estar. Un bulto impresionante se apreciaba al frente de sus shorts. Su cuerpo y estatura descomunal podrían haber sido intimidantes si él no fuera tan bromista o no echara una mano cuando era necesario.
—Hijo de puta. ¿No puedes estar dos de cada cinco minutos sin tener que bajar? —Liam venía un paso por detrás de Zayn. —Tenemos un plazo...
Él debería haber contenido su respiración. Niall continuaba dando a Louis lo que parecía ser una mamada de clase mundial. Ella pensó que la mirada de Louis parpadeó hacia el escondite de ella y Harry, pero él no dijo nada.
Liam sonrió, se encogió de hombros hacia Zayn.
—Ahora es un momento tan bueno como cualquier otro para un descanso. Necesitamos estar concentrados para hacer nuestra tarea de las líneas de tiza para el patio o todo va a estar fuera de escuadra, y pasaremos toda la tarde arreglándolo de todos modos.
El tolerante compañero se despojó de sus pantalones cortos en dos segundos. Su polla, desnuda bajo el caqui, saltó libre. Puso una mano sobre el mostrador luego saltó junto a Louis, con la gracia de los animales. Cuando sus pelotas se posaron en el mármol frío que habían reformado, dijo entre dientes.
—Vamos, Zayn. Veo que estás echando un vistazo al culo Niall. ¿Qué estás esperando?
CAPÍTULO 03
El calor se expandía hasta su pecho y luego avanzaba hasta sus mejillas ante la aceptación. Nunca había tenido este tipo de urgencias antes. Bueno, tal vez una o dos veces. Pero sólo de una forma abstracta. Nunca había tenido a nadie específico en mente, y ella nunca, ciertamente, había admitido una fantasía a un amante.
Invitado había tratado de alejar y comprender su constante hambre por sus nuevos vecinos como producto de la temporada calurosa, sus cuerpos a menudo semidesnudos o, incluso, sus hormonas reaccionando en la medida en que se hacía mayor. Ninguna de sus mentiras soportaba el agua.
Algo acerca de este hombre la atraía como un oso a la miel. Y sus amigos endulzaban la oferta. El miedo a su rechazo tenía su mente tan fuera de control, que no se dio cuenta de que él había empezado a reír hasta que él se tiró sobre su espalda en el colchón junto a ella.
Él se puso su curtido brazo sobre sus ojos, hundiendo su nariz rota en el hueco de su codo. El tatuaje de un tribal rodeando su bíceps se estiraba mientras trataba de sofocar su diversión, pero fracasaba. La cara de Invitado se encendió a pesar de que tenía el estómago encogido.
Ella le pegó un puñetazo en el hombro. —¿De qué demonios te ríes? Sé que no soy nada especial, pero he visto la manera en que tus amigos me miran cuando piensan que no puedo ver. Maldición, puedo sentir sus ojos desnudándome cada vez que me inclino. ¡Me está volviendo loca!
Cuando se movió, plegando sus piernas bajó ella para huir de la de la cama, él rodó para su lado, apoyó su desaliñada mandíbula sobre su mano y a continuación, la agarró por la cintura y se negó a dejarla ir.
—No hay necesidad de que lleves tu bonita ropa interior en grupo, muñeca.
—¡Qué bueno, ya que no llevo puesto nada! —Ella alzó la barbilla.
—Eso es cierto. —Sus pupilas se dilataron. —Pero estás perdiendo mi punto de vista.
Harry la engatusó para que se reclinara a su lado con los movimientos lánguidos de sus dedos en la cintura. Luego sacudió la cabeza como si recordara lo que había estado diciendo. —No me puedo creer que me hicieras perseguirte como a un perro rabioso, porque mi equipo se enciende contigo.
—No es sólo que ellos estén fumando. —Ella se aclaró la garganta.
—No te preocupes. Te entendí la primera vez, nena. Tú quieres congeniar con ellos.
Invitado apretó el labio inferior entre los dientes luego asintió a regañadientes. —Lo siento.
—Ya basta. Para de dar por hecho que sabes lo que quiero.
¿Cómo había terminado sobre ella otra vez? Su mirada tan intensa cortó las negaciones endebles que ella intentaba construir.
—¿Alguna vez escuchaste el dicho, "Trabaja duro, juega duro"? —Harry había invadido su espacio personal, llenando cada espacio con su olor, su calor y su desafío.
—¿Qué pasa con ello? —Ella tragó saliva sintiéndose como un pez fuera del agua.
—Conozco al equipo desde hace diez años, desde que nosotros padecimos lo nuestro en la escuela. No hay mucho que no hayamos hecho juntos. Soy un chico de mente abierta. ¿Te sorprendería si te dijera que no serías la primera mujer que hemos compartido? —Él trazaba el contorno de su clavícula con la punta de su dedo índice.
Ella trató de responder, pero no podía, tenía la garganta seca.
—Piensa en ello, Invitado. ¿Dónde está tu espíritu combativo ahora? ¿Tienes las agallas de ir tras lo que quieres? Todo lo que tienes que hacer es preguntar.
Justo cuando pensaba que iba a robar sus inhibiciones con otro beso, saltó sobre ella y luego se dirigió a la ducha. En el umbral de azulejos de época al baño, se volvió. —Y una cosa más, dulzura... Eres bastante especial. No lo dudes.
¿A dónde diablos había desaparecido Harry? A Invitado no debería importarle, pero lo hacía. Se regañaba a si misma cuando escaneada el patio por décima en vez ese minuto. Había pasado la mañana tratando de ignorar su insoportable sonrisa, ya que se pavoneaba alrededor de todo el sitio, mientras que mentalmente recitaba todas las razones por las que no podía aceptar su proposición no convencional.
A pesar de la “llamada despertador” de esta mañana, las aventuras no eran su estilo. El impulso prudente para evitar que él abandonara el lugar después de la sudorosa unión casi había abrumado a su sentido de auto—preservación. En su lugar, ella había guiado su mano debajo de su muslo para evitar que tirara de él hacia la cama para otro revolcón después de su ducha. No podía arriesgarse a más implicaciones. No importa cuánto rezará que ella podría cambiar, ella siempre querría más, algo duradero.
Golpearse la frente en la plancha de yeso de la pared que había terminado de instalar hacía una hora casi ahogó su suspiro. Su teléfono celular vibró, avisándola de un mensaje de texto entrante. Cada nervio hipersensible de su cuerpo saltó de anticipación.
Pasó abrir el teléfono. Harry.
Nos vemos en nuestra sala de lavandería. Pasa por el garaje. En silencio. Rápido.
Hacer caso omiso de sus órdenes sería prudente. También imposible.
Invitado corrió por el pasillo a continuación, tomó las escaleras de dos en dos antes de salir por la puerta trasera. Saltó el muro bajo de piedra que dividía sus propiedades a continuación, y se coló en el garaje de los vecinos como un ladrón de guante blanco que trabaja en un robo de clase mundial.
Su mano movió el pomo de la puerta que conducía del garaje hacía la casa, donde la lavadora y la secadora estarían algún día, pero antes de que pudiera darle la vuelta. Los poderosos brazos de Harry la rodearon, presionando la espalda a su tenso abdomen. La cresta de su constante erección se acomodó en el valle de su culo, cubierto sólo por la delgada tela de sus sudorosos Capri y su tanga.
—¿Qué…?
El olor astringente de sellador se desprendía de su mano, la cual cubría su boca. En la oscuridad negra como el carbón, el roce de sus labios sobre su oreja la sobresaltó. Dio un respingo ante su susurro ronco. —Quiero mostrarte algo. Todo el mundo desea. Todo el mundo fantasea. Cuando tu amante te respeta, deberías sentirte libre para explorar tus deseos. No importa qué extremos puedan ser.
Sus ojos empezaron a acostumbrarse a la oscuridad. Rayos de luz que brillaban a través de las rejillas de ventilación procedentes del interior de la puerta lavadero, que daba a la cocina de Harry. Ahora que podía oír los rápidos latidos de su corazón, se quedó inmóvil. Un gemido masculino se hizo eco a través de la superficie de baldosas del espacio de la sala que estaba vacía. No, eran varios gemidos.
—¿Quieres ver lo que podría ser? —El pecho plano de Harry la acunaba mientras él avanzaba más cerca de los placeres prohibidos arrastrando sus botas con punta de acero. Sus manos rodearon su cintura. Las puntas de los dedos tentaron el dobladillo de su camiseta sin mangas. Luego se deslizaron debajo de ella para hacer irresistibles círculos sobre la piel a cada lado de su ombligo.
Invitado se estremeció con su toque.
—Vamos, echemos un vistazo. —Él la golpeó con su pelvis, oprimiéndose contra ella.
Estaba inquieta mordiéndose el labio inferior con los dientes mientras debatía. Pero el siguiente gruñido primal de placer disolvió todo rastro de resistencia. Antes de que supiera lo que iba a hacer, sus dedos se plegaron en los listones de madera que estaban al nivel de sus ojos y se arrimó hasta que la nariz chocó contra la madera fresca y pintada.
Oh. Dios mío.
Desde donde veía, captó los fuertes perfiles de ambos, Niall y Louis. Alto y esbelto, Louis se apoyaba en el final del mostrador para sostenerse, Con los vaqueros desabrochados. Enmarcada en un vaquero desgastado, su polla sobresalía de la de la bragueta abierta. Niall permanecía inmóvil a media pulgada de distancia de la cabeza. Sus labios entreabiertos, brillando con saliva, como si estuviera esperando el permiso.
—Chúpala. —La orden ronca resonó a través del espacio, causando que un goteo de humedad se escurriera sobre los muslos de Invitado.
En la cocina, Louis hundió los dedos en el pelo bronceado por el sol de Niall, con un tirón acercó al hombre arrodillado aún más. Con dos dedos, dirigió su polla erguida y recta hacia la boca abierta de Niall. Cuando él se deslizó en el interior, hasta las pelotas de una sola vez, la mirada de éxtasis en los rostros de ambos hombres le robaron el aliento.
Desde detrás de ella, las manos de Harry se movieron hacia abajo, sumergiéndose bajo la cintura de sus pantalones. Él los empujó por las caderas hasta que se agruparon en el suelo. —Mmm... Huele delicioso. ¿Estás mojada ya? Pensé que podrías disfrutar del espectáculo.
Él interrumpió su gemido cuando él inclinó la cara para un beso ardiente. Pero no la robó su concentración de los otros hombres durante mucho tiempo. Cuando volvió la cabeza para mirar otra vez, se habían detenido. ¿La habían oído?
¡Por favor, no paréis!
Como si leyeran sus pensamientos, los dos hombres retomaron su ritmo duro. La garganta robusta de Niall trabajaba tragando hasta el fondo la polla de Louis. Ella estuvo a punto de gritar de nuevo cuando su mandíbula se deslizó hacia delante, arrastrando su labio inferior hasta el testículo de Louis.
—¡Carajo! ¿Dónde aprendiste ese truco? —Jadeó Louis.
—De mí.
Los ojos de Invitado se abrieron cuando vio a Zayn paseándose desde la sala de estar. Un bulto impresionante se apreciaba al frente de sus shorts. Su cuerpo y estatura descomunal podrían haber sido intimidantes si él no fuera tan bromista o no echara una mano cuando era necesario.
—Hijo de puta. ¿No puedes estar dos de cada cinco minutos sin tener que bajar? —Liam venía un paso por detrás de Zayn. —Tenemos un plazo...
Él debería haber contenido su respiración. Niall continuaba dando a Louis lo que parecía ser una mamada de clase mundial. Ella pensó que la mirada de Louis parpadeó hacia el escondite de ella y Harry, pero él no dijo nada.
Liam sonrió, se encogió de hombros hacia Zayn.
—Ahora es un momento tan bueno como cualquier otro para un descanso. Necesitamos estar concentrados para hacer nuestra tarea de las líneas de tiza para el patio o todo va a estar fuera de escuadra, y pasaremos toda la tarde arreglándolo de todos modos.
El tolerante compañero se despojó de sus pantalones cortos en dos segundos. Su polla, desnuda bajo el caqui, saltó libre. Puso una mano sobre el mostrador luego saltó junto a Louis, con la gracia de los animales. Cuando sus pelotas se posaron en el mármol frío que habían reformado, dijo entre dientes.
—Vamos, Zayn. Veo que estás echando un vistazo al culo Niall. ¿Qué estás esperando?
Invitado
Invitado
Re: El equipo de ______, Niall, Harry, Zayn, Louis, Liam y Tu (Adapatacion, Mega Hot)
Me ftp siguelaaaaaaaaaaaaa
||Hazzy||
Re: El equipo de ______, Niall, Harry, Zayn, Louis, Liam y Tu (Adapatacion, Mega Hot)
God!! lo ame! Tienes que seguirla!! Por favor! Me encanto, hay dios con todo eso entre los chicos maldita _____ afortunada.
AnnaMacias
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