La Sangre no puede unirnos(Liam Payne)NUEVA!!

HOLA LINDURAS!

Como están?, Me llamo Alejandra soy de Mexico.
Bueno esta es una de tantas novelas que tengo espero que sea de su agrado, no necesitare chicas:/, ya que los chicos no salen tanto, pero si necesitare lectoras y no me gustan los fantasmas, así que anímate a comentar bella chica no seas tímida!
Por el momento no la seguiré pero en una semana o si tengo tiempo la seguiré. Si quieres leer mas novelas mías, ve a mi galería, todas las tengo en curso. besos y anímense a comentar

Al borde de la locura

—Naomi, vete a llamar a tu hermanastro, la comida ya está lista.— le dijo su padre mientras ella terminaba de poner los platos sobre el mantel azulado de la mesa.
Suspiró con cierto fastidio. Hermanastro. Odiaba aquella palabra desde que fue consciente de la existencia de Liam, hijo de su padre. Eran de la misma sangre, aunque lo que los diferenciaba era que no compartían la misma madre.
—¿Aún por encima tengo que ir yo? ¡Venga ya! ¿Es que no sabe venir él solito? Se pasa los días fuera de casa o metido en su habitación, ya podía ayudar un poco.— empezó a maldecir por lo bajo, mientras abandonaba la cocina y se dirigía al pasillo.
No, definitivamente no se llevaban bien. Desde que habían convivido juntos apenas habían mantenido una conversación larga, simplemente él nunca le hablaba, algo que ella intentaba respetar, ya que la muerte de su madre cuando él apenas tenía unos meses de vida, podía haberle dejado cicatrices. Comprendía al menos que se hubiera convertido en un joven frío y antipático.
Pero ahora él ya tenía diecinueve años. ¡DIECINUEVE! Pensaba Naomi incrédula mientras terminaba de subir las escaleras. No era que hubiese tenido algún tipo de trauma al no tener aquella figura materna a su lado mientras crecía, ya que la madre de Naomi, había cuidado de él desde su segundo cumpleaños, como si fuese un hijo más para ella.
Y aún así, él trataba a su familia como si fueran todos completos desconocidos; algo que al menos Naomi, no conseguía comprender.
Llegó hasta su habitación, pero se encontraba de nuevo enfrente de aquella puerta que siempre estaba cerrada, y de la cual Naomi se mantenía alejada para evitar cualquier problema con su hermanastro.
—¿Debería llamar a la puerta?— pensaba con cierto nerviosismo.
Levantó su puño firme, y a la vez con un extraño sentimiento en su pecho que la obligaba a volver a bajar el brazo, pero no se echaría atrás, aquella vez no; golpeó tres veces la puerta con sus nudillos intentando no ser consciente de lo que hacía para después no poder dar marcha atrás.
—¿Liam?— lo llamó extrañada al no escuchar un adelante o un simple ¿quién es?
— Papá dice que bajes a cenar.— terminó con aquella inexistente conversación, como de costumbre pasaba entre ellos.
Pero esta vez no se giró, sino que continuó contemplando la puerta, como si en cualquier momento pudiese ver a través de ella y saber que diablos estaba haciendo. Sus ojos verdes descendieron y observaron el pomo, que brillaba gracias a la luz artificial de la lámpara del pasillo, haciéndolo todavía más tentador.
Su mano agarró automáticamente aquella esfera de metal, y en un simple gesto la giró, encontrándose con que la puerta no estaba fechada por dentro, algo que temía al principio. Tragó saliva, como si estuviera cometiendo un delito, aunque en su interior se repetía a sí misma que tan sólo obedecía las órdenes de su padre.
Sigilosamente abrió la puerta, evitando cualquier ruido, y allí estaba por primera vez después de mucho tiempo, en la habitación de Liam. Su vista lo buscó en aquel amplio espacio, hasta encontrarlo tumbado sobre la cama, de lado, utilizando uno de sus brazos como almohada.
—Que inútil pareces dormido.— pensó, y se rió malvadamente para sus adentros.
Arrimó la puerta evitando cualquier interrupción, no podía desaprovechar aquel valioso momento. Su habitación había cambiado bastante desde que era niño, eso creía también Naomi, lo que le hacía sentir extraña en aquel preciso instante.
Su mala relación había llegado a ser tan estricta que lo que hacían era simplemente evitarse y meterse lo menos posible en los asuntos del otro. Era como si no se conocieran absolutamente de nada.
Naomi se acercó a una estantería donde Liam parecía haber ordenado algunas películas por orden alfabético, y también guardaba unos libros actuales. Las preguntas dieron comienzo en la mente de Naomi.Qué tipo de películas le gustarían? ¿Las comedias, los romances? ¿Cuáles serían sus libros favoritos? ¿Le gustaba leer? Se preguntaba una y otra vez, sintiendo como un nudo se formaba en su garganta, y extrañamente, aquel horroroso sentimiento la hacía entristecer.
Agarro un carco de cristal transparente que encuadraba una foto, el alq ue vio a su hermanastro y dos chicos mas posando para la camara, con sonrisas de oreja a oreja que culquiera envidiaria.No podia hacer mas que ver detenidamente los labios curvados de Liam, ya que hasta ahora desconocia aquella expresion en su rostro.¿Que tipo de amigos tendra?¿Era sociable fuera de casa?¿Tendria novia?No sabia absolutamente nada de el.
Volvió a ver su sonrisa, y se preguntó como nunca sonreía cuando estaba con su padre, con la madre de Naomi, o con ella misma. Aquella sonrisa era perfecta. Pensaba, y se odiaba a sí misma por no haber podido hacer sonreír a su hermanastro así.
Dejó el marco sobre la estantería y le echó una mirada fugaz a Liam, comprobando que todavía seguía dormido. Se acercó a él sigilosamente, o al menos lo intentaba, hasta por fin llegar al borde de la cama, donde cuidadosamente se sentó.
Allí estaba su hermanastro, un completo desconocido para ella. ¿Cómo podía verse tan débil e inocente cuando dormía? Acercó su mano hasta tocar su sedoso cabello, medianamente corto y desordenado, aunque Naomi no podía mentir, y sabía que le quedaba bien, le encantaba. Sus dedos se hundieron en su cabello castaño tras aquel pensamiento, y lo masajeó tranquilamente, disfrutando de aquellas sensaciones.
Vio sus ojos, sus largas pestañas, y lo cierto era que le encantaba poder estar tan cerca de él sin llegar a discutir, Naomi ni siquiera podía recordar la última vez que su piel había rozado la suya.
Con un solo dedo, siguió el perfil de su rostro, hasta llegar a su pronunciada clavícula; y ahora que podía verlo bien de cerca, se daba cuenta de cuánto había cambiado. Y es que con diecinueve años, ya no tenía nada de niño.
Sus labios, delgados, llamaron su atención; se preguntaba nuevamente quien los había tocado antes, quien los había besado, mordido y rozado; cuantas chicas habían disfrutado de aquella boca, aparentemente perfecta, y sobre todo, a quien había sonreído.
No podía entender nada de lo que le pasaba, hasta que sintió como una lágrima resbalaba por su pálida mejilla, cayendo sobre la colcha de Liam.
¿Qué era aquel dolor que sentía en el pecho cada vez que lo veía? ¿Cada vez que se daba cuenta de que por mucha sangre que compartieran nada de eso conseguía unirlos?
Una fuerte mano agarró su muñeca cuando la yema de su dedo apenas había rozado los labios de Liam, asustada, su corazón se accionó y empezó a latir con fuerza, mientras sus ojos veían con atención los dedos de su hermanastro, que rodeaban su brazo.
Naomi tragó saliva, esperando insultos y preguntas por su parte, pero cuando miró su rostro, seguía con los ojos cerrados, y entonces su confusión aumentó.
—Naomi, ¿qué crees que estás haciendo?— preguntó con aquella voz profunda y masculina, aparentemente tranquilo, pero sin soltarla todavía.
—L-Lo siento.— se disculpó inmediatamente, evitando cualquier problema.—Creía que estabas dormido e intenté despertarte.— se excusó, secándose rápidamente las lágrimas con su mano izquierda, para que Liam no las viera.
—¿Intentabas despertarme acariciándome el pelo?— preguntó extrañado, y sus ojos se abrieron lentamente para poder verla.
Naomi empezó a cuestionarse con nerviosismo si su hermanastro ya estaba despierto cuando ella abrió la puerta.
—La cena ya está hecha.— intentó cambiar de tema, con aquel nudo en la garganta.
Los ojos oscuros de Liam desafiaron los suyos por un buen tiempo, mientras un incómodo silencio reinaba en la habitación. Entonces aflojó el agarre de la muñeca de Naomi y sus dedos se deslizaron sobre su piel, ascendiendo hasta acariciar su ondulado cabello rubio; Naomi frunció el ceño, extrañada, mientras un escalofrío recorría todo su cuerpo. Una sensación nueva junto al dolor de su estómago.
—¿Q-Qué haces?— preguntó nerviosa, sin dejar de ver su mirada penetrante.
—Lo mismo que tú hacías.— dijo casi en un susurro, y la atrajo hacia él, aprovechando que rodeaba su nuca con su mano.— ¿A que es molesto?— cuestionó al notar el nerviosismo de su hermanastra, y es que estaban tan cerca sus rostros que ella no podía creérselo todavía.
Sus ojos castaños vieron los labios rojizos de Naomi, y su dedo los acarició, dejándola nuevamente de piedra. De repente, Liam bajó su mano, cortando todo contacto, y se giró sobre su cama para darle la espalda.
—Dile a Jake que no tengo hambre.— murmuró con el mismo tono ácido y frío de siempre.
Todavía paralizada, Naomi asintió para sí misma, ya que él ya no la estaba viendo; con el corazón en su garganta, intentó levantarse, a pesar de que sus piernas temblaban descontroladamente. Y como pudo salió de aquel cuarto, impregnado de una fragancia que la hacía enloquecer.
Liam se quedó callado, tensando su mandíbula hasta el punto de hacer chirriar sus blanquecinos dientes. No entendía nada, ni por qué había hecho eso.
Simplemente no se pudo controlar. Se odiaba a sí mismo por querer alejarse de Naomi hasta el punto de ignorarla y tratarla mal durante todos los últimos años, no entendía su comportamiento y eso le frustraba. Tan solo quería desaparecer en aquel momento, y odiar su vida por haber sido tan injusta con él.
Sonó su teléfono móvil con una canción del grupo ‘Sleeping With Sirens’, sobresaltándolo al romper aquel silencio. Se giró y lo cogió no sin ver antes de quien se trataba: Danielle, su actual novia.
—¿Qué pasó?— preguntó en un tono frío y distante que no le gustó para nada a su novia, aunque trató de ignorarlo.
—¿A qué hora vas a salir esta noche?— dijo desde su cuarto, con una sonrisa de oreja a oreja.— ¿Vas a pasar por mi casa o quedamos en el sitio de siempre?
Liam pasó su mano izquierda por su rostro, algo desesperado y confundido por lo que estaba a punto de decir. Se tumbó boca arriba para ver en el techo de su habitación las siluetas de las ramas de un árbol que había al lado de su ventana.
—Olvídalo, hoy no saldré.— contestó al cabo de unos cortos segundos, que para Danielle se hicieron incómodos y eternos.
—¿Por qué? ¿Pasó algo?— preguntó realmente preocupada.
—Mira Danielle, no se si está bien que nosotros sigamos saliendo juntos.—susurró.
Pero antes de que su novia pudiese salir de su asombro y contestar, Liam ya había dado por finalizada la conversación colgándole y volviendo a dejar el teléfono sobre la mesilla de noche.
—Me odio.— dijo Liam mientras cerraba los ojos con fuerza, deseando desaparecer nuevamente.
Mientras tanto, Naomi suplicaba a sus padres, que ahora se sentaban enfrente de la mesa de la cocina, para que la dejasen quedar con sus amigas por la noche. Ellos eran algo estrictos respecto a ese tema, por eso pocas veces salía un sábado, y cuando lo hacía apenas le dejaban llegar mucho más tarde de las tres de la mañana.
Le parecía injusto, ya que los padres de sus amigas no tenían ningún problema respecto a ese tema, aunque la diferencia era que ella tenía diecisiete años y sus amigas tenían dieciocho. Una pequeña diferencia. Pero finalmente lo había conseguido y los había convencido, sabía que necesitaba despejarse, y estar en su casa no iba a ayudarla mucho teniendo a su hermanastro por ahí; aunque Naomi no sabía si Liam también iba a salir, pero rezaba para no encontrarlo durante la noche.
[...]
—¡Deja ya de beber!— le regañaba su amiga entre risas, quitándole el alcohol de la mano.
—Dámela, dámela.— lloriqueaba Naomi intentando recuperar su bebida, estirándose todo lo que podía para coger el vaso plástico que Noah alzaba en el aire.
—No te esfuerces y cuéntame.— dijo escondiendo ahora la bebida detrás de su espalda.— ¿Pasó algo con Liam?— preguntó frunciendo el ceño, mientras
Naomi se rendía y se mostraba tensa tras aquella cuestión.
—No quiero hablar ahora sobre ese desgraciado.— contestó sin saber realmente lo que decía.— En serio, ¡es un estúpido!
Lo cierto era que solo Noah sabía que Naomi no se llevaba bien con su hermanastro, se lo había comentado ya varias veces, y casi siempre era el único tema de conversación que tenían.
—Eh, tranquilízate, creo que estás demasiado borracha.— afirmó la pelirroja, todavía riéndose, mientras apoyaba su mano sobre la camisa blanca de encaje que Naomi compro hacía unos días.
Naomi se mostró molesta por lo que su mejor amiga había dicho sobre ella, pero razón no le faltaba, así que suspiró y luchó por hablar de otro tema que no fuese su hermanastro.
—¿Qué debería hacer para gustarle a un chico?— preguntó repentinamente, cambiando de tema, aunque para Naomi la conversación no se desviaba del todo.
Noah mostró cierta confusión en su rostro, pero pronto sonrió, ya que tampoco le extrañaba que alguien le pidiese consejo a ella, reina de los chicos, popular entre ellos por usarlos y luego tirarlos. Al menos estaba orgullosa de ser así, y que Naomi le hiciera aquella pregunta tan sólo llenaba más su orgullo.
—Veamos... Lo importante es seducirlo primero.— dijo, dando comienzo a sus clases.
—¿Seducirlo?— preguntó Naomi con un sonrojo en sus pálidas mejillas, sin poder sacar en aquel momento de su mente a Liam.
¿Era consciente de lo que iba a hacer? No.
[...]
Naomi entró en su casa sigilosamente, incluso había quitado los zapatos de tacón y los llevaba en su mano evitando hacer ruido. Todo aquello parecía hacerle mucha gracia, ya que no dejaba de reírse, aunque probablemente tan solo eran efectos del alcohol, la primera vez que se pasaba bebiendo.
Sabía que sus padres la matarían si la veían llegar a aquella hora, las cinco de la mañana según el reloj que colgaba de la pared de la entrada. Dejó los tacones sobre la alfombra y descalza, subió las escaleras.
Deseaba meterse en su cama y dormir, y sin embargo, había visto la tentadora puerta de su hermanastro, cerrada, como siempre, y sus planes cambiaron por completo. Empezó a recordar entonces la voz de su mejor amiga, Noah, y las estúpidas frases de ligoteo. Seducirlo es fácil, sólo tienes que llamar su atención.
Abrió la puerta fácilmente, no se lo había pensado tanto como la última vez, y rápidamente entró en la oscuridad, que era iluminada por la luz de la luna y las farolas.
Lo vio durmiendo plácidamente, con una cara angelical que enamoraría a cualquiera. Estaba tan borracha que ni se cuestionó el por qué Liam no había salido aquel sábado, como acostumbraba hacer siempre; y sin pensarlo dos veces se acercó a él y levantó con cuidado las sábanas y la colcha, viendo aquel hueco es su cama, que sin duda, estaba hecho para ella; o al menos eso creía y pensaba en ese instante.
Por desgracia, sus planes se habían acabado para ella cuando Liam abrió alarmado sus ojos al haber creído escuchar algo y sentir un aire frío acariciar su desnudo cuerpo; y es que algo que Naomi no sabía era que su hermanastro acostumbraba a dormir solo en bóxer.
Liam la vio extrañado y confuso, todavía medio dormido como para poder creérselo. Tenía su cabello rubio planchado, y parecía también algo maquillada, lo que la hacía ver más adulta, y eso a Liam pareció gustarle, ya que su corazón comenzó a latir con fuerza.
—¿Qué coño haces aquí?— masculló aterrado, evitando hacer mucho ruido y así despertar a su padre y a su madrastra.
Las palabras también son importantes para seducir a alguien, así podrás provocarlo. Seguía recordando Naomi, mientras veía con una sonrisa estúpida a Liam.
—No quiero dormir sola esta noche, y pensaba que no te importaría que me metiese en tu cama.— dijo imitando una voz sensual, creyendo que lo que había dicho había sido lo más terriblemente provocador que nadie podía haber pronunciado jamás.



Ya que nadie comento, les dejare un capitulo a ver si se animan a comentar.
Besos xoxox

nueva lectora me encantooo seguilaaa

∞ Vale Payne 1D ∞ escribió:nueva lectora me encantooo seguilaaa

ohh bienvenida!!, en cuanto pueda subo linda!!!:3

O nueva lectora me encanto el capitylo espero Ubas pronto

Hola Nueva lectora!! Me encaantó :) Siguela cuando puedas porfa :)
Besoo

definitivamente me obsesione con vos y tus gustos jajajaj
por lo que eo amamos el amor prohibido!
es de lo mejor!
aunque nunca tuve uno siento que debe ser emocionante jajajaj
siguela ...mi Leyumm mi debilidad..mi hermoso..me babeo jajajja
siguela linda
besos

Hola, me siento muy mal por no subir pero prometo que mañana hago un maratón lindas besos muck

ok no te preocupes sube pronto besos xx

Hola no te preocupes :)
Esperare ansiosa
Besoo

Cnociendo sus secretos.
Maraton(1/2)

Liam alzó una ceja tras aquella extraña frase, y esa tontería que su hermanastra acabara de decir había sido el aviso de que estaba perdidamente borracha.
No le hizo falta saber más.
—¡Vete a tu habitación, idiota!— intentaba intimidarla, pero tener que hablar en voz baja no lo ayudaba.— ¡Ahora!
—Venga, no pasará nada.— insistió, metiéndose como pudo entre sus sábanas.
Una de las largas y delgadas piernas de Naomi rozó la de Liam, provocándole un escalofrío y obligándole a arrimarse hacia el otro extremo de la cama, ya que estaban demasiado juntos.
Utiliza tus atributos para seducirlo, ya sabes, tus pechos y tu culo. Es lo que más le gusta a un tío. Naomi agradeció haber puesto aquella noche un pantalón negro y demasiado corto que le daba una forma perfecta a su culo, y
sobre todo la camisa de encaje que dejaba ver su sujetador.
Liam se había incorporado, casi sentándose sobre la cama; entonces Naomi no pudo más que hacer que ver sus perfectos y bien formados abdominales, que sencillamente la volvían loca.
—¿Me estás escuchando? ¡Que te largues!— no dejaba de repetir su hermanastro, completamente enfadado y fuera de sí.
Sin pensarlo, Naomi también se inclinó para sentarse, cerca de Liam, y rápidamente se deshizo de su camisa, tirándola al suelo en un hábil movimiento, sensual para Liam, aunque no lo aceptara.
Pero apenas tuvo tiempo para poder contemplar el cuerpo delgado de su hermanastra.
—Naomi... Que...— iba a protestar, cuando ella se acercó a él para tomar su mano y apoyarla sobre uno de sus pechos, que todavía eran cubiertos por un sujetador que había comprado a conjunto con sus bragas rosas.
Liam se quedó boquiabierto, ni siquiera podía pensar con claridad en aquel momento; ya no sabía si quería acabar con aquella estupidez o aprovechar el estado de su hermanastra. Los pechos de Naomi no eran grandes, tampoco
pequeños, pero aún así, el tan solo sentir su forma bajo su mano lo excitaba.
No le dio tiempo para reaccionar y ya tenía a Naomi casi encima suya, besando sensualmente su cuello. La situación se ponía cada vez peor, y aunque Liam hacía lo posible para no corresponder su locura, tampoco luchaba
por impedirselo; y es que aquel rastro de besos, que seguramente estaban manchando su piel de pintalabios rojo, lo volvía loco, y sin darse cuenta, había cerrado los ojos; aspirando el perfume de su largo cabello rubio, sintiendo el
tacto de su boca sobre él.
Pero de repente los besos acabaron, justo cuando Naomi había besado su mandíbula; y entonces Liam notó que el poco peso de su hermanastra se apoyaba en él, y al abrir los ojos, quizás decepcionado, se encontró con una Naomi profundamente dormida.
Se rió él solo con cierto nerviosismo después de aquella locura, incluso todavía creía que podía estar en uno de sus usuales sueños donde Naomi era la protagonista.
La acostó adecuadamente sobre la cama, no sin antes echarle un último vistazo a sus pechos y a su vientre; entonces se golpeó mentalmente y recordó que era su hermanastra, y eso sirvió para que sintiera un fuerte dolor en el
pecho.
Cubrió a ambos con las sábanas, y antes de darle la espalda a Naomi para evitar hacer cualquier locura durante la noche, besó su frente.
—Lo siento por hacerte sufrir durante tantos años.— susurró con una tristeza que nunca antes había sentido.
Cerró sus ojos, escuchando las profundas respiraciones de Naomi, y después de pensar durante bastante tiempo, también se quedó dormido.
Los rayos de sol entraron por la ventana de su habitación sobre las diez de la mañana, a causa de que Liam no había cerrado la persiana por la noche, pero eso era algo a lo que él ya estaba acostumbrado, así que no le molestó sentir
aquel calor sobre su rostro.
En cambio Naomi, era de las que no podían dormir con cualquier tipo de luz, y molesta, abrió los ojos con cierta dificultad, ya que el sol hacía daño a su vista, y añadiendo el dolor de cabeza que sentía, aún le era más difícil realizar cualquier movimiento.


Demaciado corto y tarde lose, pero el siguiente sera mas largoo!! besos si hay un error o algo es que no lo corregui bien pero si lo correguire!!!! las quiero.