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Forbidden (Nicholas Jonas)- Adaptada-

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Forbidden (Nicholas Jonas)- Adaptada- Empty Forbidden (Nicholas Jonas)- Adaptada-

Mensaje por belen_jonatika Dom 12 Mayo 2013, 4:24 pm

Nombre: Forbidden (Nicholas Jonas)
Autor: Anonimo
Adaptación: Si del libro Forbidden.
Género: Drama y romance.
Advertencias: Por ahora, ninguna. Cuando hayan, las escribiré.
Otras páginas: Solo Aqui.


Bueno esta es mi segunda novela y sera una adaptacion en muy linda! a siq ue espero varias lectoras! c: en un ratito mas subo la sinopsis c:
belen_jonatika
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Forbidden (Nicholas Jonas)- Adaptada- Empty Re: Forbidden (Nicholas Jonas)- Adaptada-

Mensaje por belen_jonatika Miér 15 Mayo 2013, 7:14 pm

Sinopsis:

Ella es guapa y talentosa, está en los dulces dieciséis y jamas a besado a nadie. El es guapo, tiene diecisiete y esta al borde de un futuro brillante. Y ahora se han enamorado, pero el unico problema es que... son hermanos.

Nicholas y _______(tu) Jonas siempre se han sentido mas amigos que hermanos. Juntos han tenido que intervenir por su madre alcohólicay caprichosa para cuidar a sus tres hermanos menores. Como padres de facto de los mas pequeños, Nick y ________(tu) han tenido que crecer rapido, y el estres de sus vidas, y la forma en la que se entienden tan completamente, los ha acercado mas de lo que estarian dos hermanos normalmente. Tan cerca, de hecho, que se han enamorado. Su romance clandestino florece rapidamente a un amor profundo y desesperado. Saben que su relacion esta ma y que posiblemente no puedan continuar. Y aun a si, no pueden detener lo que sienten tan increiblemente correcto.

Solo una cosa es segura: UN FINAL A SI DE DEVASTADOR NO TIENE UN FINAL FELIZ.

¿Como algo tan malo se puede sentir tan bien?


Ya chicas ahi esta! si les gusta la sigo si no, no po c: asdfdsdfds yaya eos bye bye c:
belen_jonatika
belen_jonatika


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Forbidden (Nicholas Jonas)- Adaptada- Empty Re: Forbidden (Nicholas Jonas)- Adaptada-

Mensaje por Val x. Vie 17 Mayo 2013, 8:50 am

Yo lei ese libro!
Y te juro que me puse a llorar con el final!
Me encanta que alguien la haya adaptado y mas si es con Nick!
Oqya!
Intentare comentar seguido!
Besos xx.
Val x.
Val x.


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Forbidden (Nicholas Jonas)- Adaptada- Empty Re: Forbidden (Nicholas Jonas)- Adaptada-

Mensaje por .Girlonfire. Sáb 18 Mayo 2013, 12:44 pm

OMG! este libro me lo iba a leer recién en PDF y encontré tu Tema ¡QUIERO MAAAAAAAAAAAAAAAS...........! :wut:
.Girlonfire.
.Girlonfire.


http://bailemos-en-la-lluvia-asdfghjkl.tumblr.com

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Forbidden (Nicholas Jonas)- Adaptada- Empty Re: Forbidden (Nicholas Jonas)- Adaptada-

Mensaje por belen_jonatika Mar 11 Jun 2013, 1:57 pm

CAPITULO 1.


Narra Nicholas.

Miro las moscas muertas en los bordes de las ventanas. Es difícil creer que estuvieron vivas alguna vez. Me pregunto cómo sería ser aprisionado en una caja de cristal sin aire, horneado lentamente por dos largos meses por el despiadado sol, capaz de ver al exterior, lanzarte una y otra vez a la pared invisible que sella herméticamente todo lo que es real y vivo y necesario hasta que finalmente sucumbes: chamuscado, exhausto,abrumado por la imposibilidad de la tarea. ¿En qué punto una mosca deja de intentar escapar a través de una ventana cerrada? ¿Son sus instintos de supervivencia los que la mantienen intentando hasta que es no es físicamente capaz de más? o ¿finalmenteaprende después de demasiados choques que no hay manera de salir? ¿En qué punto decides que suficiente es suficiente?
Trato de enfocarme en el pizarrón. Una delgada capa de sudor cubre mi piel, atrapando mechones de cabello contra mi frente, pegándose a mi camisa de la escuela. El sol ha estado fuerte toda la tarde y me siento incomodo.
La hoja vacía me mira mientras trabajo en mis ecuaciones, escribiendo a mano de manera apenas legible. Me duele la cabeza. El aire está pesado, impregnado con la transpiración de 32 adolescentes llenando un acalorado salón de clases. Hay un peso sobre mi pecho que me dificulta respirar desde el martes cuando tube que encarar otro año escolar. La semana no ha terminado y ya siento que he estado aquí toda la eternidad.Nada ha cambiado. La gente aún es la misma: rostros vacíos, sonrisas desafiantes. Mis ojos se deslizan a través de ellos mientras entro a los salones de clases y sus miradas pasan a través de mí.
Estoy aquí pero no aquí. Los maestros me anotan en el registro pero ninguno me ve, porque hace tiempo
que he perfeccionando el arte de ser invisible.

Hay una nueva profesora de inglés, la señorita Danielle . Tiene un descomunal cabello rizado agarrado por un pañuelo, piel bronceada, ojos cafes y una enorme sonrisa. Parece alarmantemente fuera de lugar en una escuela llena de profesores cansados y amargados. Ella no se ve mucho mayor que algunos de sus alumnos en el salón. Un grupo de chicos hacen estallar un monton de silbidos de admiración hasta que ella se gira para encararlos, mirándolos desdeñosamente hasta que comienzan a parecer incómodos y apartan las miradas.
No obstante, surge una estampida cuando ella ordena que todos dispongan los escritorios en un semicírculo. A pesar del caos, la señorita Peazer parece imperturbable; cuando finalmente todos se calman, mira alrededor del círculo y sonríe de alegría.
—Mucho mejor. Ahora puedo verlos a todos apropiadamente y todos pueden verme.
Anuncia que tomaremos turnos para presentarnos y comienza ella, exponiendo su amor por los viajes, su nuevo perro y su carrera previa de bailarina, se gira a la chica a su derecha.
Discimuladamente miro mi reloj, falta poco para el final de esta clase, la ultima de hoy. Todo el día he estado contando las horas, las clases, hasta esto. Ahora, solo quedan minutos que parecen interminables.
Me doy cuenta de que Josh, el idiota a mi derecha, está balbuceando algo acerca de su futuro musical de nuevo, casi todos en el salón han volteado. Cuando Josh finalmente cierra la boca, de repente hay silencio. Alzo la vista para encontrar a la señorita Peazer mirándome directamente.
—Paso. —respondo, sin levantar la mirada. Pero para mí horror, ella no capta la indicación. ¿No ha leído mi expediente? Aún estaba mirándome.
—¿No se lo dijeron? Él no habla inglés…
—O algún otro idioma. —Risas.
—¡Marciano, quizá!
—Me temo que pocas actividades en mis clases son opcionales—me informa.
Hay risas disimuladas en el grupo de Cher.
—Entonces estaremos aquí todo el dia - Dice un chico de aquel grupo
La profesora los silencia con una mirada. —Me temo que no es cómo funcionan las cosas en mis clases.
Le sigue otro largo silencio mientras los ojos de la clase queman mi cara. .
—¿Por qué no empiezas diciéndome tu nombre?—Su voz se ha suavizadoligeramente.
Me doy cuenta de que mi mano izquierda esta temblando y me apuro a esconderla debajo del escritorio, murmuro mi nombre y miro a mi compañero que empieza a presentarse sin darle tiempo a la profesora a preguntarme nada mas.
Cuando finalmente suena el último timbre a través del edificio, la clase se disuelve en el caos y salgo del salón rápidamente. Logro llegar hasta el pasillo principal hasta que siento una mano en mi brazo.
—Jonas, un minuto..
Wells, mi profesor de economia. Siento mis pulmones desinflarse. El profesor me lleva a un salón vacío y indica un asiento.
—Nick, estoy seguro de que eres consciente, de que este es un año particularmente importante para ti.
Doy un ligero asentimiento, forzándome a mí mismo a encontrar la mirada de mi tutor.
—¡También es el comienzo de un nuevo año académico!—anuncia Wells
Genial, como si necesitara recordarme ese hecho.
—Nuevos comienzos. Un nuevo comienzo…Nick, sabemos que no siempre encuentras fáciles las cosas, pero estamos esperando cosas grandiosas de ti en este semestre. Siempre has sido excelente en el trabajo escrito, y eso es maravilloso, pero ahora estás en tu último año y esperamos que nos muestres que eres capaz en otras áreas.
Otro asentimiento.
—Nicholas , si quieres entrar en UCL, sabes que es vital que comiences a tomar un papel más activo en clases, unirte a discusiones grupales, contribuir a las lecciones, responder cuando hagan una pregunta, levantar tu mano de vez en cuando. Tus notas son impecables pero.. ¿entiendes lo que te digo?
—Sí.
—Bien. Suerte, tienes un gran potencial y odiaríamos ver que se desperdiciara.Si necesitas ayuda de nuevo, sabes que podemos arreglarlo…
Siento que el calor sube a mis mejillas. —N-no. Está bien, realmente. Gracias de cualquier manera. —Recojo mi mochila y me dirijo a la puerta.
—Nicholas—el señor Wells me llama mientras camino. —Solo piénsalo.
Al fin. Me dirijo hacia afuera, la escuela rápidamente desaparece detrás de mí.
Son casi las cuatro en punto y el sol aún está ardiendo.He estado esperando este momento desde que la alarma me despertó esta mañana, pero ahora estoy aquí y me siento extrañamente vacío.
He estado enfocándome tan duro en salir de la escuela que parece que he olvidado qué hacer ahora que he escapado. La alegria que estaba esperando no se materializa y me siento perdido, desnudo,como si hubiera anticipado algo maravilloso y de repente olvidara qué era.
Caminando por la calle trato de pensar en algo, lo que sea, para encontrarlo.
En un esfuerzo para sacudirme de mi extraño humor, troto a través del agrietado pavimento; la calmante brisa de septiembre levanta el cabello de la nuca de mi cuello. Aflojo mi corbata y desabrocho los botones superiores de mi camisa. Siempre es bueno estirar mis piernas al final de un largo e insípido día de colegio. Giro la esquina entrando al familiar camino estrecho con sus dos hileras de pequeñas casas de ladrillo, estrechándose gradualmente colina arriba. Esta es la calle en la que he vivido los últimos cinco años,después de que nuestro padre se fue a Australia con su nueva esposa y la mantención de sus hijos se detuvo. Ahora nuestra casa es el número 62, de Bexham Road; un cubo gris de dos pisos y tres dormitorios
Al acercarme escucho los gritos de niños jugando un partido de fútbol y el reggae bullicioso de una ventana abierta.
Mientras troto, paso a los jugadores de fútbol, una figura familiar pasa a los defensores de la potería e intercambio la botella de plástico que venia pateando por la pelota; fácilmente esquivo a los chicos mientras me siguen gritando protestas. El rubio se tira en picado hacia mí: un pequeño hippie rubio con el cabello por debajo de los hombros, se las arregla para alcanzarme rápido como puede, gritando a viva voz .
—A mí Nick, a mí, Nick, ¡Pásamela!
Lo hago con una carcajada, y gritando triunfante, mi hermano de ocho años agarra la pelota y corre hacia sus compañeros, gritando:
—¡Se la quité, se la quité! ¿Vieron?
Entro a casa, encorvo mi espalda contra la puerta de enfrente para tranquilizar mi aliento mientras saco el cabello mojado de mi frente y comienzo a caminar esquivando los bolsos, zapatos y libros tirados por el pasillo
Encuentro a Steph en la cocina sobre mostrador, tratando de alcanzar una caja de cereales de la alacena. Se congela cuando me ve, con una mano en la caja y sus ojos azules abiertos con culpa debajo de su flequillo.
—¡________ olvidó mi merienda de hoy!
Me abalanzo hacia ella con un gruñido, la agarro de la cintura con un brazo y la balanceo de arriba abajo mientras ella grita con una mezcla de terror y deleite, con su largo cabello dorado desplegándose debajo de ella. Entonces la dejo sobre una silla de la cocina y bajo de un golpe la caja de cereales, la botella de leche, un tazón y una cuchara.
—Mitad del tazón, no más—le advierto levantando un dedo. —Cenaremos temprano esta noche; tengo toneladas de tarea que hacer.
—¿Cuándo?—Steph suena poco convencida, esparciendo aros cubiertos de azúcar a través de la mesa barata de roble que es la pieza central de nuestra desordenada cocina.
A pesar del revisado juego de Reglas de la casa que ________ pegó en la puerta del refrigerador, es claro que James no ha vaciado los cubos de basura rebosantes en días y Will ni siquiera ha comenzado a lavar los platos del desayuno apliados en el fregadero.
—¿Dónde está mamá?—pregunto.
—Alistándose.
Vacío mis pulmones con un suspiro y dejo la cocina, subiendo las estrechas escaleras, buscando a la única persona con la que me gustaba hablar, pero cuando noto la puerta de madera abierta de su cuarto vacío, recuerdo que está atorada en alguna cosa después de la escuela y mi pecho se desinfla.
En lugar de eso, me acerco al baño donde mi madre está inclinada sobre el lavabo hacia el espejo dando los toques finales a su máscara de pestañas y acomodandose su ajustado vestido plateado.Cuando me ve aparecer tras su reflejo, sus brillantes labios pintados se alzan y se abren en una sonrisa de aparente deleite.
—¡Hola, niño bonito!
se gira para encararme y comienza a reír.
—¡Mírate, de regreso al uniforme y casi tan desaliñado como los chicos! Necesitas un corte de pelo, dulzura. Oh querido, ¿Qué es esa apariencia atormentada?
Me recargo en el marco de la puerta, arrastrando mi blazer por el suelo.
—Es la tercera vez esta semana, mamá—protesto cansadamente.
—Lo sé, lo sé, pero no puedo perderme esto. ¡Dave finalmente firmó el contrato para el nuevo restaurante y quiere que salgamos a celebrar!— Abre su boca en una exclamación de deleite y cuando mi expresión no se derrite, cambia velozmente el tema. —¿Cómo estuvo tu día, cariño?
Pongo una sonrisa cansada. —Grandioso, mamá. Como siempre.
—¡Maravilloso!— exclama, eligiendo ignorar el sarcasmo en mi voz. Si hay una cosa en que mi madre sobresale, es en cuidar sus propios asuntos.
—Sólo un año ahora… ni eso, y serás libre de la escuela y de todas esas tonterías. —Su sonrisa se amplía. —¡Tan pronto cumplas dieciocho por fin serás realmente el hombre de la casa!
Inclino mi cabeza contra la puerta. El hombre de la casa. Ha estado llamándome así desde que tenía doce, desde que papá se fue. Volteándose hacia el espejo, junta sus senos debajo del vestido de escote bajo.
—¿Cómo luzco? Hoy me pagaron y me fui de compras. —Me da una mirada traviesa como si fuéramos conspiradores en su pequeña extravagancia. —Mira esas sandalias doradas, ¿no están ahí cariño?
Soy incapaz de regresar la sonrisa. Me pregunto cuánto se ha gastado ya del sueldo del mes. La terapia de compras ha sido su adicción por años. Mamá se aferra desesperadamente a su juventud, al tiempo en que su belleza giraba cabezas en la calle; pero su apariencia está desapareciendo rápidamente, su cara se avejentó
prematuramente por años de vida dura.
—Luces bien—respondo robóticamente.
Su sonrisa se desvanece un poco. —Harry, vamos, no seas así, necesito tu ayuda esta noche. Dave va a llevarme a un lugar realmente especial, ya sabes, ¿el lugar recién abierto en Stratton Road frente al cine?
—Ok, ok. Está bien, diviértete.
Con un considerable esfuerzo, borro el ceño fruncido y me las ingenio para mantener el resentimiento fuera de mi voz. No hay nada particularmente malo con Dave. De la larga retahíla de hombres con los que mi madre ha estado involucrada desde que mi papá se fue con una de sus colegas, Dave ha sido el más inofensivo.
Es nueve años menor que ella y el propietario del restaurante donde ella trabaja como jefa de meseras. Actualmente, está separado de su esposa. Pero como cada ligue de mamá, él parece poseer el mismo extraño poder que todos los hombres tienen sobre ella, la habilidad de transformarla en una chica nerviosa, coqueta y
aduladora, desesperada por gastar cada centavo duramente ganado en regalos innecesarios para su “hombre” y en vestimenta muy ajustada y reveladora. Esta tarde son casi las cinco en punto y su cara ya brilla con anticipación mientras se rejuvenece para esta cena, sin duda, habiendo pasado la última hora preocupándose sobre qué usar. Echando hacia atrás su reciente permanente rubia, ahora está experimentando con algún peinado exótico y me pide rápidamente el collar de diamantes falso (un regalo de Dave) que ella jura que es real.
Su curvilínea figura se ajusta a un vestido que su hija de dieciséis años no se pondría ni muerta, y el comentario “una vieja vestida de jovencita” regularmente oído de nuestros vecinos de los jardines de enfrente, hace eco en mis oídos.
Cierro la puerta de mi dormitorio tras de mí y me inclino contra ella por unos momentos, disfrutando este pequeño pedazo de alfombra que es mío. Es uno de los pocos lugares donde puedo estar completamente solo: sin compañeros con ojos conocedores y sonrisas burlonas; sin maestros disparándome preguntas; sin gritos,
ni cuerpos apretujados. Y hay un pequeño oasis de tiempo antes de que nuestra madre salga a su cita y la cena esté en camino y las peleas cobre comida, tarea y hora de dormir comiencen.
Dejo caer mi mochila y mi blazer al piso, me saco los zapatos de una patada y me siento en la cama con la espalda en la pared y las rodillas dobladas en frente de mí. Mi cuarto esta totalmente desordenado,las paredes descascaradas están desnudas excepto por una pequeña fotografía instantánea de nosotros siete,
tomada durante nuestras vacaciones anuales en Blackpool, dos meses antes de que papá se fuera. Steph aún era una bebé, está sobre el regazo de mamá, la cara de James esta embarrada con helado de chocolate, Will está colgando a un lado de una banca, y ________ está tratando de jalarlo del respaldo. Las únicas caras visibles son las de papá y la mía: tenemos nuestros brazos alrededor de los hombros del otro, sonriendo ampliamente a la cámara. Rara vez veo esa foto, a pesar de haberla rescatado de la hoguera de mamá. Pero me gusta la sensación de tenerla cerca, un recordatorio de que aquellos tiempos más felices no fueron simplemente un fragmento de mi imaginación.


CHICAS DE VERDAD LO SIENTO UN MONTON ESTUVE CON UNOS PROBLEMITAS POR AHI PERO YA ESTOY DE VUELTA! C: LES SUBIERE OTRO CAPITULO EN UN RATITO.. ESPERO QUE ENTIENDAD.... <3
belen_jonatika
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Mensaje por .Girlonfire. Mar 11 Jun 2013, 6:21 pm

quiero mas!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! otro, otro, otro :lloro:
.Girlonfire.
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http://bailemos-en-la-lluvia-asdfghjkl.tumblr.com

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Forbidden (Nicholas Jonas)- Adaptada- Empty Re: Forbidden (Nicholas Jonas)- Adaptada-

Mensaje por .Girlonfire. Mar 11 Jun 2013, 6:22 pm

siguela, siguela, siguela porfis.
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Mensaje por belen_jonatika Mar 11 Jun 2013, 7:09 pm

Capitulo 2

Narra _______

Mis llaves se atascan en la cerradura de nuevo. Maldigo, luego pateo la puerta de la forma habitual. En el momento en que salgo del sol de la tarde y entro en el pasillo oscuro, tengo la sensación de que las cosas ya están un poco salvajes.
Como era de esperar, la sala es un desastre: paquetes de papas fritas, bolsos con libros, cartas de la escuela y tareas abandonadas y esparcidas a lo largo de la alfombra.
Will está comiendo cereales directamente de la caja, tratando de lanzarlos a través de la habitación a la boca abierta Steph.
—¡________, _________! Mira lo que puede hacer Will- me grita Steph emocionada mientras me quito el blazer y cuelgo la corbata en la puerta. —¡Puede hacerlos entrar en mi boca desde allí!
A pesar de la confusión de cereal pisado en la alfombra, no puedo evitar sonreír. Mi hermana pequeña de cinco años es la niña más linda en la historia. Con sus hoyuelos en las mejillas característicos de la familia, de un color rosado por la emoción, aún ligeramente redondeada con la grasa de bebé, su cara se ilumina con una suave inocencia.
Desde que perdió sus dientes delanteros ha comenzado a meter la punta de la lengua a través del espacio cuando sonríe. Su cabello largo hasta la cintura cuelga hacia atrás, recto y fino como la seda de oro, del mismo color que los pequeños aros en sus oídos. Debajo de un fleco descuidado, sus grandes ojos llevan una
mirada permanentemente sorprendida, del color de las aguas profundas. Se ha cambiado su uniforme por un vestido de flores de verano de color rosa, su actual favorito, y salta de un pie a otro, encantada con las travesuras de su hermano adolescente.
Me dirijo a Will con una sonrisa. —Parece que los dos han tenido una tarde muy productiva. Espero que recuerdes donde guardamos la aspiradora.
Will responde lanzando un puñado de cereales en dirección a Steph. Por un momento, creo que es sólo va a ignorarme, pero luego declara: —No es un juego, es tiro al blanco. A mamá no le importa, está con su chico amoroso esta noche otra vez, y para la hora en que llegue a casa, estará muy perdida para darse cuenta.
Abro la boca para protestar por la elección de palabras de Will, pero Steph lo está incitando, y viendo que no él no está de mal humor ni tampoco está discutiendo, decido dejarlo pasar, y colapso en el sofá.
Mi hermano de trece años ha cambiado en los últimos meses: el crecimiento acelerado del verano ha acentuado su ya delgado cuerpo, se ha cortado el pelo rubio para mostrar el diamante falso en su oreja y sus ojos de color avellana se han endurecido. Algo ha cambiado en sus modales también. El niño todavía está ahí, pero sepultado bajo una dureza desconocida: el cambio alrededor de los ojos, la línea desafiante de su mandíbula, la dura risa sin alegría, le han dado un filo extraño e irregular. Sin embargo, durante breves instantes reales como estos, cuando sólo se está divirtiendo, la máscara se desliza un poco y veo a mi hermano pequeño otra vez.
—¿Nick está haciendo la cena esta noche?—pregunto.
—Obviamente.
—Cena…— La mano de Steph vuela a su boca, alarmada. —Nick dijo una última advertencia.
—Estaba echándose una paj...— Will trata de prevenirla, pero ella se aleja por el pasillo hacia la cocina al galope, siempre deseosa de complacer. Me siento en el sofá, bostezando, y Will comienza a golpear los cereales en mi frente.
—¡Cuidado! Eso es todo lo que tenemos por la mañana y no veo que se coman en el suelo. —Me pongo de pie. —Vamos. Vamos a ver lo que Nick ha cocinado.
—Maldita pasta, ¿qué otra cosa hace siempre? —Will lanza la caja abierta de cereales al sillón, derramando la mitad de su contenido a través de los cojines. Su buen humor se evapora en un instante.
—Bueno, tal vez podrías comenzar a aprender a cocinar. Entonces los tres podríamos turnarnos.
Will me lanza una mirada condescendiente y se va con paso majestuoso por delante de mí hacia la cocina.
—Fuera, James. Dije, lleva el balón fuera de la habitación. —Nick tiene una olla hirviendo en una mano y está tratando de mover a James a través de la puerta con la otra.
—¡Gol!—grita James, pateando la pelota bajo de la mesa. La atrapo, la lanzo al pasillo y agarro a James mientras intenta pasarme corriendo.
—¡Ayuda, ayuda, me está estrangulando!—grita, haciendo que se asfixia.
Hago maniobras para dejarlo en su silla. —¡Siéntate!
Cumple al ver la comida, agarrando el cuchillo y el tenedor, tocando un redoble de tambores en la mesa. Steph ríe y coge sus cubiertos para copiarle.
—No lo hagas… —le advierto.
Su sonrisa se desvanece, y por un momento parece castigada. Siento una punzada de culpa. Steph es amorosa y dócil, mientras que James siempre está lleno de energía y picardía. Como consecuencia de ello, siempre es testigo de que su hermano se salga con la suya. Moviéndome rápidamente alrededor de la cocina,
saco los platos, vierto el agua, y devuelvo los ingredientes para cocinar a sus respectivos lugares.
—Está bien, vamos, todo el mundo. —Nick ha servido. Cuatro platos, un plato de color rosa de Barbie. Pasta con queso, pasta con queso y salsa, pasta con salsa, pero sin queso, brócoli (que ni Will ni James van a tocar) astutamente oculto alrededor de los lados.
—Hola. —Cojo su manga antes de que se dirija de nuevo a la cocina, y le sonrío.—¿Estás bien?
—He estado en casa dos horas y ya se han vuelto locos. —Me lanza una mirada exagerada de desesperación y me río.
—¿Mamá ya se fue?
Él asiente. —¿Recordaste la leche?
—Sí, pero tenemos que hacer unas compras adecuadas.
—Iré mañana después de la escuela—.Nick da vuelta a tiempo para coger a James saltando por la puerta.
—¡Hey!
—¡Terminé, terminé! ¡Ya no tengo hambre!
—¿James, te sentarías a la mesa como una persona normal y comerías tu comida?—Nick empieza a subir la voz.
—¡Pero a Ben y Alex sólo les dejaron estar afuera otra media hora!— grita James en señal de protesta, con la cara escarlata bajo su mata de pelo rubio.
—¡Son las seis y media! ¡No vas a volver afuera esta noche!
James se lanza de nuevo a su silla con furia, con los brazos cruzados y las rodillas dobladas. —¡Eso no es justo! ¡Te odio!
Nicholas hace caso omiso sabiamente de las payasadas James y en cambio dirige su atención a Steph, que ha renunciado a intentar usar un tenedor y se está comiendo el espagueti con los dedos, inclinando hacia atrás la cabeza y succionando cada hebra por la parte inferior.
—Mira—le muestra Nick . —Lo enrollas así…
—¡Pero no dejan de caerse!
—Simplemente trata con un poco a la vez.
—No puedo—se lamenta. —Nick , ¿córtalo por mí?
—Steph, necesitas aprender…
—¡Pero con los dedos es más fácil!.
El lugar de Will permanece vacío mientras hace su camino alrededor de la cocina,abriendo y cerrando las puertas de los armarios
—Déjame ahorrarte algo de tiempo: la única comida que nos queda está en la mesa—dice Nicholas, recogiendo su tenedor.—Y no he puesto nada de arsénico en ella, por lo que es poco probable que te mate.
—Genial, ¿entonces se ha olvidado de dejarnos algo de dinero para comprar otra vez? Bueno, por supuesto, está bien para ella, su chico amoroso la lleva al Ritz.
—Su nombre es Dave—señala Nick por detrás de un bocado de comida.—Llamarlo así no te hace sonar genial.
Tragando mi bocado, me las arreglo para llamar la atención de Nicholas y dar una sacudida de cabeza apenas perceptible. Tengo la sensación de que Will se está preparando para una discusión, y Harry, por lo general tan experto en esquivar la confrontación, se ve cansado y al borde y parece estarse dirigiendo a ciegas a una colisión frontal esta noche.
Will cierra la última alacena con tal fuerza que todo el mundo salta. —¿Qué te hace pensar que estoy tratando de sonar genial? No soy el único atrapado en un salpicadero porque su madre está demasiado ocupada extendiendo sus piernas para…
Nicholas está fuera de su silla en un instante. Me abalanzo hacia él y fallo. Él se lanza sobre Will y lo agarra por el cuello, golpeándolo contra la nevera. —Hablas así delante de los pequeños otra vez y yo…
—Tú, ¿qué?—Will tiene la mano de su hermano mayor alrededor de su garganta, y a pesar de la sonrisa arrogante, reconozco un atisbo de miedo en sus ojos. Nick nunca antes lo ha amenazado físicamente, pero en los últimos meses su relación se ha deteriorado. Will ha empezado a resentir a Nick más y más profundamente por razones que cuesta entender. Sin embargo, a pesar de su sorpresa inicial, de alguna manera se las arregla para mantener en alto la expresión de burla, la mirada de condescendencia por el hermano casi cinco años mayor que él.
De repente, Nick parece darse cuenta de lo que está haciendo. Suelta a Will y salta hacia atrás, sorprendido por su propia explosión. Will se endereza, una mueca lenta se arrastra a sus labios. —Sí, eso es lo que pensé. Cobarde. Justo como en la escuela.
Ha ido demasiado lejos. James está en silencio, masticando lentamente, sus ojos cautelosos. Steph está mirando ansiosamente a Nick , tirando su oído nerviosamente, su comida olvidada. Nick está mirando la puerta vacía a través de la cual Will acaba de salir. Se limpia las manos en sus pantalones y se toma un tiempo para estabilizar su respiración antes de volverse a enfrentar a James y Steph. —Hey, vamos, muchachos, terminemos. —Su voz tiembla con falsa alegría.
Los ojos de James dudan. —¿Estabas a punto de darle un puñetazo?
—¡No!— Nicholas se ve profundamente afectado. —No, por supuesto que no, Jam. Nunca le habría hecho daño a Will. Nunca les haría hecho daño a ninguno de ustedes. ¡Por Dios!
James regresa a su comida, sin estar tan convencido. Steph no dice nada, solemnemente se chupa los dedos para limpiarlos; el resentimiento silencioso irradia de sus ojos.
Nick no vuelve a su asiento. En su lugar, parece perdido, mordiendo la comisura de los labios, su rostro trabajando. Me recuesto en mi silla y extiendo la mano hacia su brazo.
—Él solo estaba intentando acabar contigo, como siempre…
Él no responde. En cambio, toma otra respiración profunda antes de mirarme y decir: —¿Terminar con esto dices tú?
—Claro que no.
—Gracias. —Fuerza una sonrisa tranquilizadora antes de salir de la habitación.

Momentos más tarde, escucho que la puerta de su dormitorio se cierra. Me las arreglo para persuadir a James y Steph de que terminen su comida, y luego pongo en la nevera el plato que Harry apenas tocó. Will puede comerse el pan duro del mostrador para lo que me importa. Le doy un baño a Steph y obligo a un James protestante a que tome una ducha. Después de aspirar la habitación del frente, decido que irse temprano a la cama no les haría ningún daño e ignoro estudiadamente las protestas furiosas de James acerca de que todavía queda luz del sol de tarde. Mientras los beso cuando se acuestan, Steph pone sus brazos alrededor de mi cuello y me sostiene por un momento.
—¿Por qué Will odia a Nick ?—susurra.
Retrocedo un poco para mirarla a los ojos. —Cariño, Will no odia a Nicholas— le digo con cuidado. —Will sólo ha esta de mal humor estos días.
Sus profundos ojos azules se inundan con alivio. —¿Entonces se quieren de verdad?
—Por supuesto que sí. Y todos te quieren a ti. —La beso en la frente. —Buenas noches.
Confisco el Gameboy de James y los dejo escuchando un audio libro, luego hago mi camino hasta el otro extremo del pasillo, donde una escalera conduce al ático del tamaño de una caja, y le grito a Will para que baje la música. El año pasado, después de una queja lastimosa tras otra por tener que compartir una habitación con sus hermanos menores, Nick le ayudó a Will a limpiar el ático. A pesar de que el espacio es demasiado pequeño para ponerse de pie en forma correcta, es el refugio de Will, donde pasa la mayor parte de su tiempo cuando está en casa, con sus paredes inclinadas pintadas de negro y cubiertas con chicas rockeras, y una alfombra persa que Nick desenterró de alguna tienda de caridad. Aislado del resto de la casa por una escalera empinada que James y Steph tienen prohibido estrictamente subir, es el escondite perfecto para alguien como Will.
Finalmente cierro la puerta de mi habitación y empiezo mi tarea.
La casa está tranquila, por fin. Escucho que el audio libro llega a su fin y el aire se queda en silencio.Termino un ejercicio de comprensión y en un impulso, me pongo de pie y salgo al pasillo. Golpeo tentativamente. Si hubiera sido yo, probablemente habría salido de la casa, pero Nick no es así. Es demasiado maduro, demasiado sensible. Ni una sola vez en todas las noches desde que papá se fue ha salido furioso, ni siquiera
cuando James pegó su cabello con melaza y luego se negó a tomar un baño, o cuando Steph sollozó durante horas y horas porque alguien le había hecho roto a su muñeca.
Sin embargo, las cosas han ido rápidamente cuesta abajo últimamente. Incluso antes de su metamorfosis adolescente, Will era propenso a un berrinche cada vez que mamá salía de noche. El consejero de la escuela afirmó que se culpaba a sí mismo de que papá se fuera, que todavía albergaba la esperanza de que pudiera
regresar y por lo tanto, se sentía profundamente amenazado por alguien que está intentando tomar el lugar de su padre.
Personalmente, siempre sospeché que era algo mucho más simple: a Will no le gusta que los más pequeños reciban toda la atención por ser pequeños y lindos, ni que Nick y yo les digamos a todos qué hacer, mientras que él está atrapado en la tierra de normas, el arquetípico hijo del medio sin socio en el crimen. Ahora que Will se ha ganado el respeto necesario en la escuela por unirse a una banda que se escapa por las puertas a fumar marihuana en el parque local a la hora del almuerzo, se resiente con amargura al hecho de que en casa todavía sea considerado uno de los niños. Cuando mamá sale, lo que se está haciendo más frecuente, Nicholas es el encargado, de la forma en que siempre ha sido;Nicholas, al que ella recurre cada vez que tiene que trabajar horas extras o ir a fantasías de una noche con Dave o las chicas.
No hay respuesta a mi golpe, pero cuando voy abajo encuentro a Nick dormido en el sofá de la sala. Hay un grueso libro de texto apoyado contra su pecho, con las páginas abiertas, y hay hojas garabateadas con cálculos llenando la alfombra. Le suelto los dedos del libro, recojo sus cosas y las amontono en una pila sobre la mesa, saco la manta de la parte trasera del sofá, y la pongo sobre él. Me siento en el sillón y acomodo mis piernas, apoyando el mentón en las rodillas, mirándolo dormir debajo del suave resplandor naranja de las farolas que entra por la ventana sin cortinas.
Antes que cualquier cosa, estaba Nicholas. Cuando miro hacia atrás en mi vida, a los dieciséis años y medio año, Nick siempre estuvo ahí. Caminando a la escuela a mi lado, empujándome en el carro del centro comercial a través de un estacionamiento vacío a una velocidad vertiginosa, viniendo en mi ayuda en el patio de recreo después de haber causado un levantamiento en clase llamando “estúpida” a la Señorita Popular. Todavía lo recuerdo allí de pie, con los puños cerrados, un aspecto inusualmente intenso en su cara, desafiando a todos los niños a una pelea a pesar de ser ampliamente superado en número. Y de repente me di cuenta de que, mientras tuviera a Nick, nada ni nadie podrían hacerme daño. Pero tenía ocho años entonces, he crecido desde aquellos días. Ahora sé que Nicholas no siempre estará aquí, no será capaz de protegerme para siempre. A pesar de que está aplicando para estudiar en la Universidad de Londres, y dice que seguirá viviendo en casa, todavía podría cambiar de opinión y ver que esta es su oportunidad para escapar. Nunca antes había imaginado mi vida sin él. Como esta casa, él es mi único punto de referencia en esta difícil existencia, este mundo inestable y aterrador. La idea de salir de casa me llena de un terror tan intenso que me deja sin aliento.
Dormido, Nick parece un niño otra vez: los dedos manchados de tinta, una arrugada camiseta gris, pantalones vaqueros desgastados y pies descalzos. La gente dice que hay un fuerte parecido familiar; yo no lo veo. Para empezar, él es el único de nosotros con brillantes ojos verdes, tan claros como el cristal tallado. Su pelo rizado y enmarañado es castaño oscuro, y cubre su nuca y llega hasta sus ojos. Sus brazos todavía están bronceados del verano, con varios tatuajes pequeños en ellos que solo el comprende. Comenzo a hacercelos a los 15, como una forma de expresar su angustia en su piel, intuyo. Incluso en la penumbra puedo distinguir la silueta de sus bíceps. Está comenzando a desarrollar un aspecto atlético. Alcanzó tarde la pubertad, y durante un tiempo incluso yo era más alta que él, algo de lo que me burlaba sin piedad, llamándolo ‘mi hermano pequeño’, en ese entonces pensaba que esas cosas eran divertidas. No le dio importancia por supuesto, como siempre.
Pero recientemente las cosas han empezado a cambiar. A pesar de que él es muy tímido, la mayoría de las chicas en mi año fantasean con él, llenándome de una conflictiva mezcla de fastidio y orgullo. Sin embargo, sigue siendo incapaz de hablar con sus pares, rara vez sonríe fuera de estas paredes, y siempre, siempre lleva la misma mirada distante, obsesionada, un dejo de tristeza en sus ojos. En casa, sin embargo, cuando los más pequeños no son demasiado difíciles o cuando estamos bromeando y se siente relajado, a veces muestra un lado diferente: el amor por las travesuras, una sonrisa con hoyuelos en las mejillas, un sentido del humor autocrítico. Pero incluso en estos breves momentos, siento que está ocultando una parte más oscura y menos feliz de sí mismo, la parte que lucha para hacer frente a la escuela, en el mundo exterior, un mundo donde, por alguna razón, nunca se ha sentido en paz.
Un coche petardea en la calle, sacándome de mis pensamientos. Nick deja escapar un pequeño grito y lucha por levantarse, desorientado.
—Te quedaste dormido—le informo con una sonrisa. —Creo que podríamos comercializar la trigonometría como un nuevo tratamiento para el insomnio.
—Mierda. ¿Qué hora es? —Parece tener pánico por un momento, empujando hacia atrás la manta y poniendo los pies en el suelo, sacudiendose el pelo.
—Acaban de ser las nueve.
—¿Qué hay de…?
—James y Steph están profundamente dormidos y Will está ocupado siendo un adolescente furioso en su habitación.
—Oh. —Se relaja un poco, se frota los ojos con las palmas de las manos y parpadea soñolientamente hacia el suelo.
—Te ves agotado. Tal vez deberías olvidar los deberes por esta noche e irte a la cama.
—No, estoy bien. —Señala con un gesto hacia la pila de libros sobre la mesa. —De todos modos, tengo que terminar la revisión de eso antes de la prueba de mañana. —Estira la mano para encender la lámpara, emitiendo un pequeño círculo de la luz al suelo.
—Tenías que haberme dicho que tenías prueba. ¡Habría hecho la cena!
—Bueno, hiciste todo lo demás. —Hay una pausa incómoda. —Gracias por…por solucionarlo.
—No hay problema. —Bostezo, cambiando de lado en el sillón para colgar mis piernas sobre el reposabrazos, y sacar el cabello de mi cara. —Tal vez a partir de ahora deberíamos dejar la comida de Will en una bandeja en la parte inferior de la escalera. Podemos llamarlo servicio de habitaciones. Así todos podemos conseguir un poco de paz.
La insinuación de una sonrisa toca sus labios, pero luego se da la vuelta para mirar en blanco por la ventana y desciende el silencio.
Tomo una respiración fuerte. —Estaba siendo una mierda esta noche, Nick, eso de la escuela…
Parece congelarse, casi puedo ver los músculos contraerse por debajo de su camiseta mientras se sienta de lado en el sofá, un brazo colgando en el respaldo, con un pie en el suelo, y el otro escondido debajo de él. —Será mejor que termine esto. . .
Reconozco mi señal. Quiero decirle algo, algo en las líneas de: Todo es una actuación. Todos los demás están fingiendo, de todos modos. Puede que Will se rodee de un grupo de chicos que le escupen en la cara a la autoridad, pero están tan asustados como todos los demás. Se burlan de los demás y se meten con los solitarios sólo para poder pertenecer. Y yo no estoy mucho mejor. Puede que parezca confiada y habladora, pero paso la mayor parte de mi tiempo riéndome de chistes que no me parecen graciosos, diciendo cosas que realmente no quiero decir. Porque al fin y al cabo eso es lo que todos estamos tratando de hacer: encajar, de una u otra manera, tratando desesperadamente de fingir que todos somos iguales.
—Buenas noches entonces. No trabajes hasta demasiado tarde.
—Buenas noches, _________. —Sonríe repentinamente y se forman hoyuelos en las comisuras de su boca. Pero cuando hago una pausa en la puerta, mirándolo hacia atrás, está hojeando un libro de texto, sus dientes rozando la herida permanente dolorosamente roja debajo de su labio inferior.
Crees que nadie más te entiende, quiero decirle, pero te equivocas.
Yo te entiendo.
No estás solo.


[font=Comic Sans Ms]w]Ya chicas mañana les subo si o si!!!!!! c: comenare a subir todos os dias!!! gracias!!<3font]

belen_jonatika
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Mensaje por nickelen Miér 12 Jun 2013, 11:12 am

nueva lectoraaaa sigueeeelaaaaa me encanta la nove
nickelen
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Mensaje por .Girlonfire. Miér 12 Jun 2013, 8:03 pm

siguelaaaaaaaaaaaaa por favoooooooooooooooooooooooooooooooooor como me dejas asi, quiero mas... mucho mas por favor
.Girlonfire.
.Girlonfire.


http://bailemos-en-la-lluvia-asdfghjkl.tumblr.com

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Mensaje por nickelen Miér 12 Jun 2013, 9:00 pm

girls sigueeeeeeeeeeelaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa
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Mensaje por belen_jonatika Vie 14 Jun 2013, 6:53 pm

CAPITULO 3

Narra Nicholas

Nuestra madre se ve decaída a la dura luz gris de la mañana. Lleva una taza de café en una mano y un cigarrillo en la otra. Su pelo teñido es un lío, y el delineador de ojos corrido se ha filtrado en la media luna negra bajo sus ojos enrojecidos. La bata de seda rosa está anudada sobre un pequeño camisón: su aspecto desaliñado es una clara señal de que Dave no se quedó anoche. De hecho, ni siquiera recuerdo haberles escuchado entrar. En las raras ocasiones en las que vuelven a esta casa, golpean la puerta principal, se escuchan risas apagadas, las llaves que se caen en la puerta, cómo se silencian y más golpes, seguidos de carcajadas mientras él intenta subirla a cuestas por las escaleras. Los otros han aprendido a dormir con ello, pero siempre he sido de sueño ligero, y sus voces arrastradas me obligan a reconocer la conciencia; incluso mientras cierro los párpados e intento ignorar los gruñidos y chillidos y el rechinar rítmico del somier del dormitorio principal.
El martes es el día libre de mamá, lo que significa que por una vez prepara el desayuno y lleva a los pequeños al colegio. Pero ya son las siete y cuarenta y cinco, y Will aún no ha aparecido, James está desayunando en ropa interior y Steph no tiene calcetines limpios y se queja con cualquiera que la escuche. Voy a buscar el
uniforme de James y le obligo a vestirse en la mesa, ya que mi madre parece incapaz de hacer mucho más que tomarse un café y fumar por la ventana. _________ va en busca de los calcetines de Steph y la oigo dar golpes en la puerta de Will y gritar algo sobre las consecuencias de conseguir otra falta de atraso. Mamá acaba su último cigarrillo y viene a sentarse con nosotros a la mesa, hablando sobre los planes para el fin de semana que yo sé que nunca se realizarán. Tanto Steph como James comienzan a charlar a la vez, encantados con la atención, su desayuno olvidado, y siento que mis músculos se tensan.
—Tienen que estar fuera de la casa en cinco minutos y tienen que terminar el desayuno antes de eso.
Mamá me agarra por la muñeca cuando paso. —Nick , siéntate un momento. Nunca tengo la oportunidad de hablar contigo. Nunca nos sentamos así, como una familia.
Con un esfuerzo monumental me trago la frustración. —Mamá, tenemos que estar en la escuela en quince minutos y tengo un examen de matemáticas en la primera clase.
—Oh, ¡tan serio!— Ella me tira a la silla a su lado y toma mi barbilla en la mano.
—Mírate, tan pálido y estresado; siempre estudiando. Cuando yo tenía tu edad era la chica más hermosa en la escuela, todos los chicos querían salir conmigo. ¡Solía faltar a clase y pasar todo el día en el parque con uno de mis novios!—Hace un guiño de complicidad hacia James y Steph, quienes irrumpen muertos de risa.
—¿Besabas a tu novio en la boca?—pregunta James con una risita malvada.
—Oh, sí, y no sólo en la boca. —Me guiña el ojo, pasándose los dedos por el pelo enredado, con una sonrisita de niña.
—¡Qué asco!— Steph balancea sus piernas violentamente debajo de la mesa, echando hacia atrás la cabeza con disgusto.
—¿Lamías su lengua—continúa James—como lo hacen en la televisión?
—¡James!— Grito. —Deja de ser desagradable y termina tu desayuno.
James coge la cuchara a regañadientes, pero su rostro rompe en una sonrisa cuando mamá asiente rápidamente hacia él con una sonrisa pícara.
—Aargh, ¡eso es asqueroso!—Comienza a hacer ruidos de náuseas justo cuando entra _________, tratando de convencer a Will a través de la puerta y deja caer la cabeza sobre la mesa con un ruido sordo.
—¿Qué es asqueroso?—Pregunta mientras Will se escabulle de mal humor a su silla
—No quieres saber—comienzo rápidamente, pero James le cuenta de todos modos.
__________ hace una mueca. —¡Mamá!
—Sí, bueno, esa pequeña historia realmente me abrió el apetito— comenta Will, irritado.
—Tienes que comer algo—insiste _________. —Todavía estás creciendo.
—No, no, ¡se está encogiendo!
—Carcajea James.
—Cállate, mierda.
—Nick!! ¡Will me dijo mierda!
—Siéntate, _________
—dice mamá con una sonrisa empalagosa. —Ah, mírense, tan inteligentes con sus uniformes. ¡Y tomaremos desayuno todos juntos como una familia!
__________ le da una sonrisa forzada mientras le pone mantequilla a una tostada y la deja en el plato del Will. Siento que mi pulso comienza a elevarse. No puedo irme hasta que estén listos o habrá una gran probabilidad de que Will falte a la escuela otra vez y que mamá mantenga a James y a Steph en casa hasta media mañana. Y no puedo llegar tarde. No por la prueba… porque no puedo ser el último en entrar en el aula.
—Tenemos que irnos—le informo a ________, que todavía está tratando de persuadir a Will para que desayune mientras él permanece decaído con la cabeza en sus brazos.
—Oh, ¡por qué son mis conejitos tienen tanta prisa esta mañana!—exclama mamá. —_________, ¿harás que tu hermano se relaje? Míralo… —Ella frota mi hombro, su mano es como una quemadura a través de la tela de mi camisa. —Tan tenso.
—Nick tiene una prueba y vamos a llegar realmente tarde si no nos movemos — le informa _______ suavemente.
Mamá todavía tiene su otra mano apretada con fuerza alrededor de mi muñeca, lo que me impide levantarme para tomar mi habitual taza de café.
—Honestamente, no estás nervioso por una prueba estúpida, ¿verdad, Nick ? Porque hay cosas mucho más importantes en la vida, ya sabes. La última cosa que quieres hacer es convertirte en un nerd como tu padre, con la nariz siempre metida en un libro, viviendo como un vagabundo sólo para conseguir una de esas cositas
inútiles de doctorados. Y mira donde lo llevó su elegante educación de Cambridge: un poeta poco serio, ¡por Dios! ¡Ganaría más dinero barriendo las calles!
—dice con un resoplido de burla.
Levantado la cabeza de repente, Will pregunta burlonamente: —¿Cuándo ha fallado Nicholas en una prueba? Sólo tiene miedo de llegar tarde y…
_________ amenaza con meterle la tostada por la garganta. Me suelto del agarre de mamá y me tambaleo a través de la sala recogiendo el blazer, la cartera, las llaves y el bolso. Me encuentro con _________ en el pasillo y me dice que me adelante, que va a asegurarse de que mamá se vaya a tiempo con los pequeños y que Will llegue a la escuela. Aprieto su brazo en agradecimiento y luego me voy, corriendo por la calle vacía.

Llego a la escuela con unos segundos de margen. Llego a la sala de matemáticas justo antes de que el profesor entre arrastrando los pies y comience a repartir los papeles. Después de mis ochocientos metros de carrera apenas puedo ver, hay manchas rojas vibrando ante mis ojos. El Sr. Morris se acerca a mi mesa y mi aliento queda atrapado en mi garganta.
—¿Estás bien, Nicholas? Parece como si acabaras de correr un maratón.
Asiento con rapidez y tomo el papel que me tiende, sin levantar la vista.
La prueba comienza y desciende el silencio. Me encantan las pruebas. Siempre me han gustado las pruebas, los exámenes de cualquier tipo. Siempre y cuando sean escritos. Mientras abarquen toda la lección. Mientras no tenga que hablar o levantar la vista de mi trabajo hasta que suena la campana.
No sé cuando empezó, esta situación, pero está creciendo, envolviéndome, asfixiándome como hiedra venenosa. Crecí dentro de ella, y ésta creció dentro de mí. Difuminamos los bordes, nos convertimos en una cosa amorfa, que se filtra y se arrastra. A veces me las arreglo para distraerme, me engaño para salir de su morada, me convenzo de que estoy bien. En casa, por ejemplo, con mi familia, puedo ser yo mismo, ser normal otra vez. Hasta ayer por la noche. Hasta que sucedió lo inevitable, hasta que la noticia finalmente se filtró por el colegio: que Nicholas Jonas  era un bicho raro socialmente inepto. A pesar de que Will y yo nunca nos llevamos bien, el darme cuenta de que se avergüenza de mí es una sensación horrible, que me aprieta y se hunde en mi pecho. Sólo pensar en ello hace que el suelo se incline debajo de mi silla. Me siento como si estuviera en una pendiente resbaladiza y todo lo que puedo hacer es caer en picado. Lo sé todo acerca de avergonzarse de un miembro de la familia; el número de veces que he querido que mi madre actuara como una persona de su edad en público, ya que no lo hace en privado. Es horrible estar avergonzado de alguien que te importa, te corroe. Y si te dejas ir, si renuncias a la lucha y te entregas, con el tiempo esa vergüenza se convierte en odio.
No quiero que Will se averguence de mí. No quiero que me odie, aunque siento que lo odio a veces. Pero ese jodido niño pequeño lleno de ira y resentimiento sigue siendo mi hermano, sigue siendo familia. Familia: lo más importante de todo.
Mis hermanos pueden volverme loco a veces, pero son mi sangre. Son todo lo que he conocido. Mi familia soy yo. Ellos son mi vida. Sin ellos caminará solo por el planeta.
El resto son todos extraños. Nunca se transforman en amigos. Y aunque lo hicieran, incluso si encontrara, por algún milagro, una manera de conectar con alguien fuera de mi familia, ¿cómo podrían compararse con los que hablan mi idioma y cómo podrían saber quién soy, sin tener que contarles? Incluso si fuera capaz de encontrar sus ojos, incluso si fuera capaz de hablar sin que las palabras se quedaran atrapadas en mi garganta, incapaces de salir a la superficie, incluso aunque sus miradas no quemaran agujeros en mi piel y me dieran ganas de correr un millón de kilómetros, ¿cómo voy a ser capaz de preocuparme por ellos de la forma en que me preocupo por mis hermanos y hermanas?

Suena la campana y soy uno de los primeros en salir de mi asiento. Cuando paso por las filas y filas de alumnos, todos parecen alzar la mirada hacia mí. Me veo configurado en sus ojos: el tipo que siempre se entierra en la parte posterior de cada clase, que nunca habla, siempre está sentado solo en una de las escaleras al aire libre durante los recreos, encorvado sobre un libro. El tipo que no sabe cómo hablar con la gente, que sacude la cabeza cuando lo escogen en clase, que está ausente cada vez que hay algún tipo de presentación que hacer. Durante los años han aprendido a dejarme ser. Cuando llegué aquí, hubo un montón de bromas, un montón de empujones, pero finalmente se aburrieron. En ocasiones, un nuevo alumno ha tratado de entablar una conversación. Y he intentado, realmente lo he hecho. Pero cuando sólo te salen respuestas de una palabra, cuando tu voz falla por completo, ¿qué más puedes hacer? ¿Qué más pueden hacer ellos?. Las chicas son las peores, sobre todo en estos días. Se esfuerzan más, son más tenaces.
Algunas incluso me preguntan por qué no hablo, como si yo pudiera responder a eso. Coquetean, tratar de conseguir que sonría. Sus intenciones son buenas, pero lo que no entienden es que su sola presencia hace que me quiera morir.
Pero hoy, gracias a Dios, me he quedado solo. No hablo con nadie en toda la mañana. Veo a __________ a través de la sala de almuerzo, y ella mira a la chica que siempre está charlando a su lado y rueda los ojos. Sonrío. La veo fingir que escucha a su amiga, Demi , pero sigue mirándome, haciendo muecas para que me ría. Su camisa blanca de la escuela, varias tallas más grande, se cierne sobre su falda gris, de varios centímetros demasiado corta. Está usando sus zapatos con cordones porque ha perdido sus zapatos de la escuela. No lleva calcetines, y una gran venda, rodeada por una multitud de contusiones, cubre una rodilla raspada.
Su pelo castaño le llega a la cintura, largo y recto como el de Steph. Tiene pecas que salpican por encima sus pómulos, lo que acentúa la palidez natural de su piel. Incluso cuando está seria, sus profundos ojos azules siempre tienen una luz que sugiere que está a punto de sonreír. Durante el último año ha pasado de ser linda a muy hermosa en una forma inusual, delicada y desconcertante. Los chicos charlan con ella sin fin, de una forma alarmante.

Después de almuerzo, tomo mi copia de clase de Romeo y Julieta, que de hecho leí años atrás, y me instalo en el cuarto escalón de abajo de la escalera norte. Así es como se acumulan mis horas perdidas, al igual que mi soledad. Mantengo mi libro abierto en caso de que alguien se acerque, pero realmente no estoy de ánimo para volver a leerlo. En cambio, desde mi puesto concreto, veo un avión trazar una raya blanca en el azul profundo del cielo. Miro el pequeño avión, encogido por la distancia, y me maravillo con la vasta extensión entre todas las personas en el avión lleno de gente, y yo.
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Mensaje por belen_jonatika Vie 14 Jun 2013, 7:17 pm

CAPITULO 4

Narra ______:

—¿Cuándo me lo vas a presentar?—me pregunta Demi con tristeza. Ha seguido mi mirada hasta la encorvada figura solitaria,sentada en los escalones fuera del edificio de ciencias. —¿Aún está soltero?
—Te lo he dicho un millón de veces: a él no le gusta la gente
—respondo concisamente. La miro. Exuda un tipo de energía inagotable, el entusiasmo vital que viene naturalmente con ser una persona extrovertida. Tratar de imaginarla saliendo con mi hermano es casi imposible. —¿Cómo sabes que aún te gusta?
—¡Porque está malditamente bueno!—exclama Demi con emoción.
Sacudo la cabeza con una sonrisa. —Pero ustedes dos no tienen nada en común.
—¿Qué se supone que significa eso?—. De pronto, parece herida.
—Él no tiene nada en común con nadie—la tranquilizo rápidamente. —Es simplemente diferente. En realidad… no habla con la gente.
Demi echa hacia atrás su cabello. —Si, eso he oído. Taciturno como el infierno. ¿Es depresión?
—No. 
—Juego con un mechón de cabello. —La escuela lo hizo ir a ver un consejero el año pasado, pero sólo fue una pérdida de tiempo. Él habla en casa. Es sólo con la gente que no conoce, las personas fuera de la familia.
—¿Y qué? Sólo es tímido.

Suspiro en forma dubitativa. —Eso es una pequeña subestimación.
—¿De qué tiene que ser tímido?
—pregunta Demi —Quiero decir, ¿se ha mirado al espejo últimamente?
—Simplemente no es así alrededor de las chicas
—trato de explicarle. —Es así con todo el mundo. Ni siquiera responde las preguntas en clase… es como una fobia.
Demi da un silbido de incredulidad. —Dios, ¿siempre ha sido así?
—No lo sé
—. Ceso de jugar con mi cabello por un momento y pienso. —Cuando éramos pequeños, éramos como gemelos. Nacimos con trece meses de diferencia, así que todos pensaban que éramos gemelos, de todas formas. Hacíamos todo juntos. Y quiero decir, todo. Un día, él tenía amigdalitis y no pudo ir a la escuela. Papá me hizo ir igual y lloré todo el día. Teníamos nuestro propio idioma secreto.
A veces, cuando mamá y papá estaban en lo suyo, fingíamos que no podíamos hablar inglés, así que no hablábamos con nadie, excepto entre nosotros, por todo el día. Empezamos a tener problemas en la escuela. Dijeron que nos negábamos a mezclarnos, que no teníamos amigos. Pero estaban equivocados. Nos teníamos el uno al otro.
Él era mi mejor amigo en todo el mundo. Todavía lo es.


Llego a una casa llena de silencio. El vestíbulo está vacío de bolsos y blazers. Quizás, ella se los ha llevado al parque, pienso esperanzada. Luego, estoy a punto de estallar en carcajadas. ¿Cuándo fue la última vez que pasó eso? Voy a la cocina… tazas de café frío, ceniceros rebosantes y cereal helado en el fondo de los cuencos. La leche, el pan y la mantequilla aún están sobre la mesa, la tostada endurecida a medio comer de Will me observa acusadoramente. La mochila olvidada de James está en el suelo. El lazo abandonado de Steph… Un sonido en la sala me hace girar sobre mis talones. Camino de vuelta por el vestíbulo, notando las motitas que la luz del sol destaca sobre las superficies polvorientas.
La miro boquiabierta. —¿Qué pasó?
Encuentro a mamá sobre el sofá, mirándome con tristeza desde debajo de la colcha de Steph, un paño húmedo cubriéndole la frente.
—Creo que tengo gripe estomacal, dulzura. Tengo una jaqueca terrible y he estado vomitando todo el día.
—Los niños…
—empiezo.
Su rostro palidece y luego vuelve a encenderse, como un fósforo parpadeando en la oscuridad. —Están en el colegio, pastelito, no te preocupes. Los llevé esta mañana, me encontraba bien en ese momento. Sólo fue después del almuerzo que empecé a…
—Mamá…
—siento que mi voz comienza a subir de tono. —¡Son las cuatro y media!
—Lo sé, dulzura. Me levantaré en un minuto.
—¡Se suponía que tú los recogerías!
—ahora estoy gritando. —¡Terminan la escuela a las tres y media, ¿recuerdas?!
Mi madre me mira, una mirada horrible, sin fondo. —¿Pero hoy no es el turno tuyo o el de Nicholas?
—¡Hoy es martes! ¡Es tu día libre! ¡Siempre has ido a recogerlos en tu día libre!

Mamá cierra los ojos y deja escapar un pequeño gemido, modulado para provocar lástima. Quiero pegarle. En lugar de ello, corro a por el teléfono. Ella ha apagado el timbre, pero la luz roja del contestador automático titila acusadora.
Cuatro mensajes de St Luke’s, el último de ellos breve y enojado, sugiriendo que ésta no es la primera vez que la señora Jonas está extremadamente retrasada.
Instantáneamente, presiono la tecla de devolución de llamada, con la rabia rugiendo sorda contra mis costillas. James y Steph deben estar aterrorizados. Pensarán que han sido abandonados, que ella ha huido, como viene amenazando con hacer cuando está bebida. Logro contactar con la secretaria de la escuela y empiezo a borbotear excusas. Ella me interrumpe con un suave: —¿No es tu madre la que debería llamar, querida?
—Nuestra madre no se encuentra bien
—digo rápidamente. —Pero estoy saliendo ahora mismo y estaré en la escuela en diez minutos. Por favor, dígales a Steph y James que voy. Por favor, por favor, sólo dígales que mamá está bien y que ________ está en camino.
—Bueno, me temo que ellos ya no están aquí—. La secretaria suena un poco apagada. —Finalmente, los recogió la niñera hace media hora.
Se me doblan las piernas. Me hundo en el brazo del sillón. Mi cuerpo se siente tan flojo que estoy a punto de dejar caer el teléfono. —No tenemos niñera.
—Oh…
—¿Quién era? ¿Qué aspecto tenía? ¡Ella debió haber dado un nombre!
—La señorita Pierce sabía quién era. Los maestros no dejan que los niños se vayan con cualquiera, ¿sabes?
—. Otra vez la voz remilgada, unida ahora a un filo defensivo.
—Necesito hablar con la señorita Pierce—. Mi voz tiembla con una calma apenas controlada.
—Me temo que la señorita Pierce se marchó cuando recogieron finalmente a los niños. Puedo tratar de localizarla en su móvil…
Casi no puedo respirar. —Por favor, pídale que regrese directamente a la escuela. La encontraré allí.
Cuelgo y estoy temblando, literalmente. Mamá se levanta la franela del rostro y dice: —Dulzura, suenas molesta. ¿Está todo bien?
Estoy corriendo por el pasillo, poniéndome los zapatos, cogiendo las llaves y el teléfono móvil, presionando la tecla de marcado rápido, mientras salgo con un portazo de la casa. Él contesta al tercer timbrazo.
—¿Qué ha ocurrido?
Puedo oír que las risas y burlas en el fondo se van desvaneciendo a medida que abandona su clase de repaso extra-escolar. Ambos mantenemos nuestros teléfonos encendidos todo el tiempo. Él sabe que sólo llamaría durante el horario escolar por una emergencia.
Le explico apresuradamente los acontecimientos de los últimos cinco minutos.
—Voy de camino a la escuela ahora—. Una gigantesca bocina resuena cuando cruzo como un rayo la carretera principal.
—Nos vemos allí—dice él.
Cuando llego a St Luke’s encuentro las puertas cerradas. Empiezo a empujarlas y patearlas, hasta que el cuidador se apiada de mí y se acerca a destrabarlas.
—Tranquila—me dice. —¿Por qué tanto pánico?
Ignorándolo, corro hacia las puertas de la escuela y me meto por ellas. Circulo a los tumbos a través de un corredor. Veo a Nick en el otro extremo, hablando con la secretaria de la escuela. También él debió haber corrido todo el camino. Gracias, Dios. Nick  sabrá qué hacer. Él no se ha percatado de mi llegada, y por ello disminuyo mi paso a uno digno, acomodo mis ropas, tomo varias respiraciones profundas y trato de calmarme. He aprendido por las malas, a través de varios tratos con figuras de autoridad, que si aparentas estar molesto o enojado, te tratan como un niño y exigen hablar con tus padres. Nicholas ha trabajado duramente el arte de parecer calmado y articular claramente en estas circunstancias, pero estoy consciente que es una lucha terrible para él. Al acercarme, noto que sus manos tiemblan incontrolables a sus costados.
—¿La señorita P-Pierce fue la única persona que los vio marcharse?—está preguntando. Puedo decir que se está obligando a sí mismo a enfrentar la mirada de la secretaria.
—Así es—dice la horrible rubia platinada que siempre he despreciado. —Y la señorita Pierce nunca…
—Pero seguramente… seguramente hay otro número donde puedan localizarla.—Su voz es clara y firme. Nadie más que yo podría detectar el sutil temblor.
—Te lo dije… Lo he intentado. Su móvil está apagado. Pero, como dije, le he dejado un mensaje en el teléfono de su casa…
—Por favor, ¿podría seguir intentando en su teléfono?
La secretaria murmura algo y desaparece de vuelta en su oficina.
Toco la mano de Nick. Él pega un salto como si hubiera recibido un disparo, y por debajo de la aparente calma exterior, veo que se está desmoronando también.
—Continúa hablando de una niñera—me dice con voz entrecortada, apoya la espalda en el pasillo y me toma la mano. —¿Alguna vez mamá te dijo algo sobre pagarle a alguien para que viniera a recogerlos?
—¡No!

—¿Dónde está ella ahora?
—Tumbada en el sofá con una franela sobre su cara
—susurro. —Cuando le pregunté por James y Steph, dijo que pensaba que era nuestro turno de recogerlos.
Nick está respirando con dificultad. Puedo ver el rápido ascenso y descenso de su pecho bajo su camisa de la escuela. Su mochila y blazer no se ven por ninguna parte y se ha quitado la corbata. Me toma un momento darme cuenta que está tratando de disimular el hecho que aún es un estudiante.
—Estoy seguro que es algún tipo de malentendido—dice con un optimismo desesperado repicando en su voz. —Algún otro padre debe haber venido tarde y los llevó. Todo estará bien. Vamos a lograr superar este problema, _________. ¿Ok?—me aprieta la mano y me brinda una tensa sonrisa.
Asiento, obligándome a respirar. —Ok.
—Será mejor regresar y hablar con…
—¿Quieres que lo haga yo?
—pregunto con suavidad.
—yo puedo resolver esta…
—Lo sé
—doy marcha atrás rápidamente. —Sé que puedes.
El calor tiñe inmediatamente sus mejillas. —¡Por supuesto que no! Yo puedo…
Él se aparte de mi lado, cruza el umbral de la oficina y toma aire audiblemente.
—¿Todavía… todavía no hay suerte?
—No. Ella podría estar atrapada en el tráfico, supongo. En realidad, podría estar en cualquier parte
.
Oigo que Nick exhala con exasperación. —Mire, estoy seguro que la maestra no los dejaría ir voluntariamente con un extraño. P-pero usted debería entender que, justo ahora, esos niños están desaparecidos. Así que creo que sería mejor si usted llamara al director o al subdirector o… o a alguien que pueda ayudar. Vamos a tener que notificar a la policía y, probablemente, ellos van a querer hablar con quienes dirigen la escuela.
En el pasillo, fuera de la vista de rubia platinada, me aplasto contra la pared y presiono el dorso de mi mano contra mi boca. Policía significa autoridades. Autoridades significan Servicios Sociales. Nick realmente debe pensar que James y Steph han sido secuestrados, si está dispuesto a arriesgarse a involucrarlos.
Me estoy empezando a sentir cada vez más inestable, así que voy y me siento sobre las escaleras. No puedo entender cómo Nick logra permanecer allí, tan controlado y razonable, hasta que me doy cuenta de la mancha húmeda de sudor en la parte trasera de su camisa y el temblor, cada vez mayor, de sus manos.
Quiero levantarme y abrazarlo, decirle que todo va a salir bien. Excepto que no sé si será así.
El director, un hombre robusto y canoso, llega casi al mismo tiempo que la señorita Pierce, la maestra de Steph. Ella manifiesta que esperó con los dos chicos más de media hora, antes de que se presentara una dama, Sandra algo, aparentemente con instrucciones de recogerlos.
—Pero, seguramente, ustedes deben tener su apellido—está diciendo Nicholas por segunda vez.
—Naturalmente, tenemos registros de cada uno de los padres de los niños, guardianes o niñeras. Pero la única información de contacto que nos dieron de James y Stephanie es el nombre de la madre y el número de su hogar—está diciendo la señorita Pierce, una mujer joven y muy delgada, de mejillas sonrosadas. —Y, a pesar de todos nuestros intentos, no pudimos localizarla. Así que, cuando llegó esta dama, diciendo que era una amiga de la familia y que le habían pedido que recogiera los niños, no teníamos razones para desconfiar de ella.
Veo a Nick apretar las manos, tras su espalda, hasta empuñarlas. —¡Sin duda, comprobar quién lleva los niños hasta su hogar es parte de su trabajo!—Está comenzando a perder el control; las grietas empiezan a mostrarse.
—Yo habría pensado que es parte del trabajo de los padres recoger a sus hijos a tiempo—replica aguijoneada la señorita Pierce, y de pronto tengo ganas de tomar su cabeza, golpearla contra la de la rubia platinada y gritar. ¿No se dan cuenta que mientras ustedes están allí, actuando todos en defensa propia y discutiendo de quién es la culpa, un pedófilo podría estar huyendo con mis hermanos menores?
—¿Dónde están los padres, a todo esto?—interrumpe el director. —¿Por qué están aquí los hermanos solamente?
Siento el aliento que se atasca en mi garganta.
—Nuestra madre está enferma en estos momentos—dice Nick , e incluso mientras sale con esta frase tan bien preparada, puedo ver cómo está luchando por mantener la voz calmada.
—¿Demasiado enferma como para coger la carretera y averiguar qué ha sucedido con sus hijos?—pregunta la señorita Pierce.
Se produce un silencio. Nick está mirando a la maestra, sus hombros suben y bajan rápidamente. No reacciones, le pido en silencio, apretando mis nudillos contra mis labios.
—Bueno, miren, pienso que deberíamos alertar a las autoridades—está diciendo ahora el director. —Estoy seguro que es una falsa alarma, pero obviamente, necesitamos hacer lo posible para comprobarlo.
Ahora, Nicholas está retrocediendo, jalando de su cabello en un gesto característico de extrema angustia.
—Está bien. Sí, por supuesto. ¿Pero, podrían darnos un minuto simplemente?
Se aparta de la puerta de la oficina y se apresura a alejarse. —____________, quieren llamar a la policía…—su voz tiembla y su rostro brilla por el sudor. —Irán a la casa. Mamá… tendrá que involucrarse en esto. ¿Estaba sobria?
—No lo sé. ¡Definitivamente, estaba bajo los efectos de una resaca!
—Tal vez… Tal vez, debería quedarme aquí y esperar a la policía, mientras tú vas a casa y te unes a ella. Esconde cualquier botella y abre todas las ventanas
—.Está apretando la parte superior de mis brazos, tan fuertemente que me hace daño.
—Haz lo que puedas para eliminar el olor. Dile que llore o… o algo, de modo que parezca que está histérica en lugar de…
—Nick, lo tengo, puedo hacerlo. Sigue adelante y llama a la policía. Me aseguraré que nunca sepan…
—Se llevarán a los niños y nos separarán
—. Su voz se está quebrando.
—No, no lo harán. Nicholas, llama a la policía… ¡esto es más importante!
Retrocediendo, hace una copa con sus manos sobre su nariz y su boca, con los ojos muy abiertos, y asiente. Nunca lo he visto tan asustado. Entonces, se vuelve y camina a lo largo del pasillo hasta entrar a la oficina.
Echo a correr en dirección a las pesadas puertas dobles al final del pasillo. El linóleo blanco y negro desaparece bajo mis pies.
El repentino grito detrás de mí me golpea como una bala en el pecho. —¡Han encontrado el número de Sandra!
Con una mano sobre la puerta, me detengo. El rostro de Nick está iluminado por el alivio.
Cuando finalmente aparecen a través de las puertas de la escuela, James está soplando globos rosáceos con la boca llena de goma de mascar, y Steph come un chupetín. —¡Mira lo que tengo!
Abrazo a Steph tan fuerte que puedo sentir su corazón palpitando contra el mío. El aroma a limón de su cabello está en mi rostro y todo lo que puedo hacer es apretarla, y besarla, y tratar de mantenerla en mis brazos. Nick tiene un brazo en torno a James mientras éste se retuerce y ríe en su agarre.
Es claro que ninguno de ellos tiene idea que algo anduviese mal, así que me muerdo la lengua para evitar llorar. Sandra resulta ser nada más siniestro que una señora mayor, niñera de uno de los chicos de otra clase. Según ella, Anne Styles telefoneó justo después de las cuatro, esa tarde, explicando que estaba demasiado enferma para dejar la casa y preguntando si ella podría hacerle un favor y recoger los niños. Sandra, amablemente, regresó a la escuela, buscó a Steph y James y trató de devolverlos a casa. Al no recibir respuesta cuando pulsó el timbre, deslizó una nota por debajo de la puerta y los tomó a su propio cargo, aguardando la llamada telefónica de Anne.
Mientras cruzábamos el patio de juegos, sujeto apretadamente a James y Steph en cada mano y trato de hacer mi mejor esfuerzo por participar en la charla sobre su inesperada “cita para jugar”. Escucho cómo Nick le agradece a Sandra y lo veo garabatearle el número de su móvil, diciéndole que lo llame siempre que Anne le vuelva a pedir un “favor” de ese tipo. Apenas salimos de la escuela, James trata de liberarse de mi agarre, buscando algo en la calle para patearlo y hacerlo rodar a lo largo del camino. Le digo que jugaré Battleships con él por media hora, si sostiene mi mano todo el camino de vuelta. Sorprendentemente acepta, botando
de arriba abajo como si fuera un yo-yo en el extremo de mi brazo, amenazándolo con dislocarlo desde su base, pero no me importa. Mientras mantenga agarrada mi mano, realmente no me importa.
Seguimos a Nick todo el camino a casa. Él camina por delante, y algo me previene de intentar darle alcance. A James y Steph no parece importarles: aún están llenos de historias acerca de la nueva PlayStation que llegaron a probar.
Empiezo un sermón sobre los extraños que pueden ser peligrosos, pero resulta ser que la niñera de los Payne ya los ha recogido en varias ocasiones.

Apenas entramos, James y Steph ven a mamá, aún medio inconsciente sobre el sofá. Con un grito corren hacia ella, encantados por el cambio de encontrarla en casa, narrando todas sus anécdotas al mismo tiempo. 
Mamá se descubre el rostro, se sienta y ríe, abrazándolos estrechamente.
—Mis conejitos—dice. —¿Han tenido un buen día? Los extrañé todo el tiempo, lo saben.
Permanezco en el umbral de la puerta, el borde afilado del marco cortándome el hombro, observando el despliegue de esta pequeña escena en silencio. James está mostrando sus habilidades de malabarismo con algunas pelotas de tenis viejas, y Steph está intentando interesar a mamá en un juego de ¿Adivina Quién?.

Me toma un momento darme cuenta que Nick ha desaparecido escaleras arriba en el momento en que entramos a la casa. Me aparto de la sala, completamente agotada, y lentamente subo las escaleras. La música que retumba encima del ático me asegura que, al menos el tercer hijo llegó a casa sin incidentes. Entro a mi habitación, me despojo de mi blazer y mi corbata, pateo mis zapatos y me echo sobre la cama en un ovillo exhausto.
Debo haberme quedado frita, porque cuando oigo a James gritar —¡Cena!—me siento con un sobresalto, para descubrir que un crepúsculo azulado llena la pequeña habitación. Peinándome el cabello con los dedos para apartarlo de mis ojos, bajo soñolienta las escaleras.
La atmósfera en la cocina es discordante. Mamá se ha transformado en una mariposa: toda faldas tenues, mangas flotantes y estampados en colores brillantes.
Se ha duchado y lavado el cabello, aparentemente recobrada de su anterior brote de gripe. El pesado maquillaje la delata: es obvio que no se va a quedar viendo television esta noche. Ha preparado algún platillo de salchicha y frijoles al horno que Will está picoteando desdeñosamente con el tenedor. James y Steph, sentados uno al lado del otro, balancean las piernas tratando de patearse mutuamente por debajo de la mesa, con restos reveladores de chocolate alrededor de sus bocas y haciendo caso omiso de la poco apetitosa mezcla puesta frente a ellos.
—Esto no es comida—. Con la cabeza apoyada en una mano, Will frunce el ceño frente a su plato, moviendo los trozos de salchicha alrededor del borde. —¿Puedo salir?
—Cállate y come—suelta Nick de forma poco usual, yendo hacia el armario en busca de vasos.
Will está a punto de replicar, pero luego parece arrepentirse y empieza a picotear otra vez su comida. El tono en la voz de Nick sugiere que no es momento para discutir.
—Bueno, a empezar todo el mundo—dice mamá con una risita nerviosa. —Sé que no soy la mejor cocinera del mundo, pero puedo asegurarles que esto sabe mucho mejor de lo que parece.
Will resopla y murmura algo inaudible. Steph pincha un frijol horneado con la punta de su tenedor y se lo lleva de mala gana a la boca, lamiéndolo delicadamente con la punta de la lengua. Con aire sufrido, James toma un bocado de salchicha y luego hace una mueca, sus ojos lagrimean, listo tanto para atragantarse como para escupirlo. Rápidamente, traigo la jarra de agua y lleno los vasos. 
Finalmente, Nick  se sienta. Huele a escuela y sudor, y su despeinado cabello castaño contrasta agudamente con su rostro pálido. He notado cómo aprieta la mandíbula, el aspecto tormentoso de sus ojos, y siento la tensión que irradia de su cuerpo como si estuviera al rojo vivo.
—¿Vas a salir de nuevo esta noche, mamá?—pregunta Steph, tomando delicados mordisquitos de un pedazo de salchicha.
—No, no saldrá—dice Nick en voz baja, sin levantar la mirada. Por debajo de la mesa, presiono mi pie contra él, en una forma de advertencia.
Mamá se vuelve hacia él, con sorpresa. —Dave va a recogerme a las siete—protesta ella. —Está bien, conejitos. Voy a acostarlos antes de irme.
—Olvídalo—masculla James con enfado.
Steph con un suspiro, pinchando un segundo frijol.—Las siete en punto es una hora muy temprana para ir a la cama—comenta
—No vas a salir esta noche—le murmura Nick a mamá.
Se produce un silencio atónito.
—¡Te dije que él piensa que gobierna este sitio!— Will levanta la mirada de su plato, encantado con la oportunidad de interrumpir. —¿Vas a dejarte mangonear de ese modo, mamá?
Le lanzo a Will una mirada de advertencia y sacudo mi cabeza. Su rostro se ensombrece al instante. —¿Qué? ¿Ni siquiera se me permite hablar, ahora?
—Oh, voy a llegar tarde…
—dice mamá con una sonrisa benigna.
—¡Tú no vas a salir!—grita Nick de repente, golpeando la mesa. La vajilla tintinea y todo el mundo pega un salto. Siento una familiar tensión jaquecosa que aprieta mis sienes.
Mamá se lleva una mano a la garganta y deja escapar una aguda exclamación de sorpresa, una especie de risa estridente.—¡Oh, miren al gran hombre de la casa, diciéndole a su mamita lo que debe hacer!
—Observa cómo vive la otra mitad—murmura Will
Nick arroja su tenedor, su rostro enrojece, los músculos resaltan como cuerdas en su cuello. —¡Hace dos horas tenías una resaca tan malditamente grande que no podías salir a la calle para recoger a tus propios hijos de la escuela y ni siquiera podías recordar que le habías pedido a alguien más que lo hiciera!
Mamá abre ampliamente los ojos. —¿Pero, querido, no estás contento con que me sienta mucho mejor?
—¡Eso no va durar si sales otra noche a emborracharte!
—grita Nick, agarrando el borde de la mesa con ambas manos, sus nudillos están blancos. —Hoy estuvimos a punto de tener que involucrar a la policía. Nadie tenía idea de dónde estaban los niños. ¡Podría haberles ocurrido cualquier cosa y tú estabas demasiado ida como para notarlo!
—¡Nicholas!—la voz de mamá tiembla como la de una niña pequeña. —Tuve una intoxicación alimentaria. No podía parar de vomitar. No quería molestarte a ti o a ________ en la escuela. ¿Qué otra cosa se supone que debía hacer?
—¡Intoxicación alimentaria, mi culo!
—Nick se pone de pie tan violentamente que hace que su silla se estrelle contra las baldosas. —¿Cuándo vas a enfrentar la realidad y aceptar que tienes un problema con el alcohol?
—¡Oh, yo tengo un problema!— Los ojos de mamá relampaguean de repente, haciendo a un lado su actuación de niña pequeña. —No soy una madre convencional… así que demándame. ¡He tenido una vida dura! ¡Finalmente, he encontrado a alguien genial y quiero salir a tener un poco de diversión!. Diversión… algo que tú podrías intentar experimentar, Nick, en lugar de vivir tu vida con la cabeza dentro de un libro, como tu padre. ¿Dónde están tus amigos, eh? ¿Cuándo has salido… o traído a alguien a casa para eso?
Will se echa hacia atrás en su silla, mirando la escena con deleite.
—Mamá, por favor…—me acerco a ella, pero me aparta con fuerza. Huelo alcohol fresco en su aliento… en este estado, es capaz de decir cualquier cosa, de hacer cualquier cosa. Especialmente cuando Nick ha mencionado lo inmencionable.
Nicholas se ha convertido en piedra, una mano apretando el aparador para sostenerse. James está cubriéndose los oídos con las manos y Steph mira de un rostro a otro, sus ojos muy abiertos y fijos.
—Vamos—me levanto y jalo de ellos tras de mí hacia el corredor. —Suban a su habitación y entreténganse solos por un tiempo. Les llevaré algunos sándwiches en un minuto.
Steph sube trotando temerosa las escaleras. James, con el ceño fruncido, va tras ella. —Deberíamos quedarnos en casa de los Payne —le oigo murmurar y sus palabras me hacen doler la garganta.

Sin otra opción que regresar a la cocina para intentar controlar los daños, encuentro a mamá aún gritando, con los ojos entornados bajo el peso de sus párpados.
—No me mires de ese modo… sabes exactamente de qué estoy hablando. Nuca has tenido una novia como la gente, ¡ni siquiera has hecho un solo amigo, por Dios! ¡¿De qué vale ser el primero de la clase cuando la escuela vive diciéndome que necesitas ver un psicólogo porque eres tan tímido que ni siquiera puedes hablar con alguien?! ¡La única persona que tiene un problema eres tú! 
Nick  no se ha movido: la está observando con una mirada de horror enfermizo. Su falta de respuesta sólo sirve para espolear a mamá, que empieza a intentar justificar su exabrupto alimentando su propia rabia.
—Has tomado su ejemplo de todas las formas posibles… pensando que son mejores que todos los demás, con sus palabras largas y su grado de superioridad. ¡Tú no tienes absolutamente nada de respeto por tu propia madre!—grita ella, con el rostro manchado de furia. —¡¿Cómo te atreves a hablarme de esa forma delante de mis hijos?!
Me coloco frente a ella y empiezo a maniobrar para sacarla de la cocina. —Sólo vete con Dave—le pido. —Ve y encuéntrate temprano con él o algo así. ¡Dale una sorpresa! Vete, mamá, sólo vete.
—¡Siempre te pones de su lado!
—No me estoy poniendo del lado de nadie, mamá. Sólo creo que te estás poniendo en un estado que no es muy bueno, teniendo en cuenta que no te has sentido muy bien
—. Me las arreglo para llevarla hasta el pasillo.
Ella toma su cartera, pero no sin lanzar una última pulla por encima de su hombro.
—¡Nicholas, podrás acusarme de no ser una madre normal, el día que tú empieces a actuar como un adolescente normal!
La empujo hacia la puerta, y hago un esfuerzo para no cerrarla con fuerza tras ella. En lugar de eso, me apoyo contra la madera, temerosa de que ella pueda destrabarla y entrar violentamente de nuevo. Cierro mis ojos por un momento.
Cuando los abro de nuevo, me percato de una figura sentada en la parte superior de las escaleras.
—¿No tienes tareas que hacer, James?
—Ella dijo que ella nos iba a acostar
—. Hay un temblor en su voz.
—Lo sé—digo rápidamente mientras me enderezo. —Y lo decía en serio. Pero yo le dije que lo haría su lugar, porque ella iba a llegar tarde
—¡No quiero que lo hagas tú, quiero a mamá!
—grita James y, poniéndose de pie de un salto, corre hacia su habitación, golpeando la puerta detrás de él.
Vuelvo a la cocina. Will tiene los pies sobre la mesa, y está sacudiéndose con una risa silenciosa. —¡Dios, qué familia jodida que es ésta!
—Sólo sube las escaleras. No estás ayudando
—le digo en voz baja.
Él abre la boca para protestar, pero luego se deja caer enfadado sobre sus pies y su silla chirría contra las baldosas. Agarrando el dinero para el almuerzo de James y Steph que está en la mesa del vestíbulo, se dirige hacia la puerta principal.
—¿Adónde vas?—grito, tras él.
—¡Fuera, a conseguir algo de jodida comida!
Nick está recorriendo el piso de la cocina. En alguna forma, luce desarticulado, confuso. Su rostro luce jaspeado con líneas de color carmesí, dándole a su piel un curioso tono crudo.
—Lo siento, no debí haber comenzado con…—suena como si lo estuvieran sacudiendo. Trato de tocarle el brazo, pero se aleja de mí de un salto, como si lo hubiera picado. Su dolor es casi tangible: la angustia, el resentimiento, la furia, todo llenando la pequeña habitación.
—Nick, tenías todo el derecho a perder la calma. Lo que hizo mamá hoy es inexcusable. Pero, escúchame…—me ubico frente a él y trato de tocarlo otra vez. —Nick , escucha. Esas cosas que dijo, son sólo su manera de embestir. Tú mencionaste su alcoholismo y ella, simplemente, no puede lidiar con la verdad. Así que trató de encontrar la cosa más hiriente que pudo, para regresártela…
—Ella lo quería decir, quería decir cada palabra
—jala de su cabello, se frota las mejillas. —Y tenía razón. Yo no soy… yo no soy normal. Hay algo mal en mí y…
—Nick, no te preocupes por eso ahora, ¿ok? Es algo en lo que puedes trabajar… ¡es algo que puede ir mejorando con el tiempo! Hazza, detente un minuto. Mírame.
Alejándose de mí, continúa su paseo, como si el movimiento continuo le evitara desplomarse. —Pero ella es como Will. Ella está… ella está…—. No puede obligarse a decir la palabra. —Avergonzada—susurra finalmente.
Lo sujeto de un brazo para retenerlo. Puedo sentirlo temblar bajo mi tacto.
¿Dios, cómo podría hacerlo alguien? Todos sabemos que, sin ti, esta familia se desmoronaría.—Todo está bien. Los niños están bien y eso es todo lo que importa. No la escuches. Nunca más la escuches. Sólo es una vieja vaca amargada que nunca creció. Pero ella no se avergüenza de ti. Nadie se avergüenza de ti, Nick.  Todos sabemos que, sin ti, esta familia se desmoronaría.
Él deja caer la cabeza, derrotado. Puedo sentir los músculos agarrotados de sus hombros bajo mis dedos.Se está desmoronando. Le doy una pequeña sacudida de desesperación.
—Nick , no es así. Steph y James están bien. ¡Yo estoy bien! Will es un jodido adolescente común. Estamos todos juntos, todos estos años desde que papá se fue, desde que el problema de mamá empezó. Ninguno de nosotros ha sido descuidado y eso es todo gracias a ti.
Hay un largo silencio. Todo lo que puedo ver es la coronilla de Nick.
Él se inclina ligeramente hacia mí. Lo alcanzo, lo rodeo con mis brazos y lo aprieto con todas mis fuerzas. Bajo mi voz a un susurro.

—No eres solamente mi hermano, eres mi mejor amigo.


CHICAS LES DEJE 2 CAPITULOS POR EL RESTRASO ESPERO QUE LES GUSTE1 Y HARE TODO LO POSIBLE PARA SUBIR MAÑANA! <3
belen_jonatika
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Mensaje por .Girlonfire. Sáb 15 Jun 2013, 3:17 pm

¡OMG! ¿como la puedes dejar ahi? por favooooooooooooooooooooor quiero otro mas. ¡MAS! ¡MAS! ¡MAS! ¡MAS!
.Girlonfire.
.Girlonfire.


http://bailemos-en-la-lluvia-asdfghjkl.tumblr.com

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