The Roadtrip {Novela Colectiva}

Sarah amaba el clima de California, y amaba aún más estar allí, pasando buenos ratos y sin tener que preocuparse por sus padres o por quién fuese. Estaba feliz. No necesitaba mucho para serlo; ella sabía que la mayoría de los que estaban allí tomaba o fumaba, y ella se sentía realmente completa cada vez que hacía alguna de esas dos cosas. Quizás algunos consideraran una adicción la que Sarah tenía por fumar marihuana, pero para la rubia, eso era simplemente normal, y no había nada de otro mundo en tener un porro en la mano a cada momento del día.
Sarah se colocó los audífonos para salir a dar un paseo por allí, sin alejarse mucho del campamento que habían montado con sus compañeros de escape. Puso el primer playlist que encontró y rápidamente comenzó a sonar Gives you hell en sus oídos. No tenía un rumbo fijo a donde ir, pero no quería quedarse en el campamento, y mucho menos ahora, puesto que algunos suponían que ella y Zuzu, su mejor amiga, habían extraviado a Fauna queriendo. Aunque eso era verdad, tanto la rubia como la pelirrosa no querían que eso se supiese.
La ojiazul comenzó a caminar por el mismo lugar hacia donde había ido a buscar algunas ramas y troncos para encender la fogata, hacía un par de horas. La canción de su reproductor de música cambió y ahora sonaba Afterlife, ella comenzó a tararear la canción mientras se fijaba en el paisaje, aunque iba más cabizbaja que otra cosa. No es que fuese una adicta a la naturaleza, pero ella sólo buscaba un poco de relajación. Resopló mientras buscaba un lugar para sentarse y poder escuchar música tranquilamente.
Se paró bruscamente cuando encontró el perfecto lugar para ello; debajo de un árbol que daba bastante sombra. Sonrió gustosa, sin percatarse que venían dos chicos detrás de ella.
— Ay, mierda. –soltó al encontrarse con Trevor y Nicholas. -¿Qué hacen aquí? –preguntó, sacándose uno de los auriculares. Tenía el volumen tan alto que la melodía de Smells like teen spirit de Nirvana podía escucharse.
— Queremos que confieses. –Trevor le dijo. La rubia rodó los ojos.
— ¿Confesar qué? –ella sabía muy bien lo que tenía que decir, pero no quería admitirlo. Sonrió levemente, luego buscó en el bolsillo trasero de sus shorts de jean por la cajita de sus Marlboro y el encendedor. Cuando los encontró, sacó un cigarro y se lo ofreció a Trevor. -¿Quieres?
— No, gracias. –el moreno dijo, y la ojiazul sólo se encogió de hombros. Después le ofreció uno a Nicholas, que simplemente negó con la cabeza. –Sarah, sabemos que fue intencional que tú y Candice hayan perdido a Fauna, o mejor dicho, hayan abandonado a Fauna.
Sarah volvió a sonreír, pero esta vez, cínicamente. Palmeó el hombro de Trevor, caló su cigarrillo y soltó el humo de forma lenta. Le dio un poco de risa la manera en la que el ojiazul la había acusado de haber sido ella. A ser honestos, la rubia no tenía ningún problema con decir que sí, que efectivamente había sido ocasional, pero sabía que Zuzu se enfadaría, y preferiría dejar las cosas de forma calma.
— Si de verdad crees que fue intencional que la loca haya salido disparada por ahí, entonces está bien. Cúlpame todo lo que quieras. –la ojiazul pensó que con eso había callado a Trevor, y estaba en lo cierto, pero para contra suya, ésta vez fue Nicholas el que habló.
— ¿Sabes que no puedes ir por la vida haciendo lo que quieras? –él replicó. –Tú y Zuzu lo hicieron a propósito, ya eres mayor, admítelo sin culpa.
Los ojos de Sarah brillaron con una chispa de confianza y de atrevimiento. ¿Era cierto? ¿O una broma? En todos sus años de vida, nunca antes le habían dicho algo así. Quiso reírse, reírsele en la cara a ese chico –estúpido, por cierto- que había intentado “aclararle algo”. Tiró lo último de su cigarrillo en el suelo, y lo apagó pisándolo. Se acercó demasiado al castaño, y le susurró en el oído.
— Escúchame, niño. Yo siempre he hecho lo que quiero, y no porque tú vengas a decirme algo, yo dejaré de vivir mi vida para complacerte. ¿Te queda claro? Y si intentas interponerte ante mí, o lo que fuese, quedarás peor que ese cigarrillo que acabo de aplastar.

— Creo que la gente cada vez se está volviendo más estúpida.
Fue lo que Sarah la dijo a Zuzu una vez que la encontró; ambas se habían sentado en los asientos delanteros de una camioneta, tenían el estéreo encendido y de fondo sonaba una canción que ninguna de las dos conocían… quizás era de los ’90 o años por ahí. La ojiazul o estaba de ánimos para comentarle del episodio de esa tarde con Trevor y Nicholas, pero iba a verse obligada a comentárselo, de todas formas, ya que sabía que la pelirrosa era bastante curiosa y querría saber a qué iba su comentario.
— ¿Por qué lo dices? –le indagó Zuzu, sin entender. –Yo te dije que vinieses conmigo hoy, pero tú quisiste ir por allí sola. Está bien que la hayas pasado mal, todo por no haber querido estar conmigo.
Sarah rodó los ojos y tuvo ganas de pegarle a Zuzu. A veces detestaba esas actitudes de su mejor amiga, pero la soportaba, después de todo… además, había ratos en los que la ojiazul se comportaba exactamente igual que la pelirrosa en ese momento.
— La verdad es que no ha tenido, en lo mínimo, que ver contigo. Aunque sí… ¿Sabes? Fui a caminar para escuchar música y esas cosas, y Trevor y Nicholas me siguieron para ir con toda la mierda de que tú y yo extraviamos a Fauna “con intención”. –Sarah no quería abrir la boca de más, ya que alguien podría estar escuchándolas.
Rápidamente, Zuzu se interesó en lo que su mejor amiga le decía. Y Sarah no tuvo otra opción que contarle todo, sin omitir ningún tipo de detalle. Quizás iba en la mitad de su relato cuando la puerta de la camioneta en donde estaban las dos, se abrió. Las dos chicas suspiraron de alivio cuando divisaron a Violet, a Myra y a Diane. Por lo menos, eran ellas y no alguno de los chicos. Hay que ser honestos; los chicos eran más cotillas que las chicas, y eso estaba claro.
— ¿Qué pasa, hermana? –Zimmerman mayor inquirió.
— Estábamos comiendo, quería saber si iban a venir…
Pero Sarah no la dejó terminar, y soltó un rápido y conciso “no”. A Violet no le quedó otra que marcharse de ahí y volver hacia donde estaban los demás, acompañada por la morena y la castaña.
Las dos chicas continuaron hablando sobre el tema de Fauna por algún rato, ninguna de las dos quería ir afuera a verles la cara a los estúpidos de allí, y es que, para ellas dos, todos lo eran. Exceptuando las personas geniales… que bueno, sólo eran ellas dos, Tyler, y… y bueno, algunas personas más. Al final, las dos chicas se durmieron, sin tener en cuenta la hora, ni la posición, ni los incómodos que eran los asientos…
Seguramente, mañana sería un mejor día.


♥
no lo comentéis, pasaros de largo bc es mierda ._. sé que tengo más tiempo para escribir buuuuuuuuuuuuuuuuut, mañana no voy a estar, y el domingo menos, el lunes se me hace complicado y el martes trabajo, entonces subía hoy o nada:c