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Sweet Killer Goddess :: Louis Tomlinson.
O W N :: Archivos :: Novelas Abandonadas
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Re: Sweet Killer Goddess :: Louis Tomlinson.
VIII
Apuesta.
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–Asi que Columbia... –murmuró Lexy antes de darle una última calada al cigarrillo de canela y dejarlo sobre el cenicero–. Salí con chicos de Columbia alguna vez. Genios petulantes, todos ellos –sentenció con indiferencia.
Erica dejó de caminar de un lado a otro en el estudio fotográfico como un gato enjaulado.
–Lex, esto es muy serio –apuntó–. Si Sybil se va, nos jode a todas. ¿Como podemos seguir siendo las caras de Guilty Angels con una menos? –se quejó.
¿Cómo iba a pagar el BMW que se iba a regalar a si misma y las muchas otras cosas que tenía que solventar? No, sencillamente no podía dejar que Sybil cometiera una estupidez monumental y de paso las jodiera a todas.
Mucho menos después de haber intentado razonar con ella. La rubia estaba hecha una necia con eso de dejar el modelaje por culpa del tal Louis.
Lexy levantó los grandes ojos grises, con una cara de póquer impresionante. La verdad, esa Sybil siempre les espantaba la buena suerte.
–¿Y qué propones que hagamos? –indagó ya más interesada– ¿Qué tiene que ver el chico de Columbia en todo esto?
Erica sonrió maquiavélicamente.
–Es simple. Tenemos que investigar al desgraciado. Vamos a ensuciarnos las manos –explicó con entusiasmo.
–¿Y eso para...?
Doddie buscó la foto del susodicho en su teléfono y se la enseño a Lex.
–Sólo míralo y dime si no parece al clásico golfo calientabragas.
–Oye, ¡está muy mono! –apuntó la castaña con gesto aprobatorio.
Erica le frunció el ceño.
–No te dejes engañar por esa cara –le reprendió–. Ese tipo esconde algo… No sé qué. Lo intuyo… –se encogió de hombros a modo de explicación.
–Ohh... –Lex creyó entender entonces la idea de Erica– Haremos trabajo detectivesco para descubrir sus trapos sucios y hacer que Sybil termine con él.
–Exacto.
Así como Erica, Lex tenía un nivel normal de inteligencia. Era por eso que le pedía ayuda a ella y no a las demás modelos aunque apenas se conocieran. Por otro lado, no es que Doddie se confiara tan fácilmente en una corazonada, pero "ese" algo que le hacía pensar mal del chico era demasiado fuerte para ser ignorado. Si se trataba de una esposa adolescente con un bebé de un año o si estaba metido en conspiraciones terroristas, no importaba. Pero de que lo iba a descubrir, lo iba a descubrir.
–Mejor para ti que valga la pena, Dodd –advirtió Lexy.
Erica le puso una sonrisa socarrona.
–Ya me lo agradecerás cuando todavía tengas trabajo.
* * *
El consejo estudiantil del campus Morningside Heights estaba organizando las elecciones para su nuevo presidente. Siempre se solían postular los alumnos más aplicados, de esos que bien podrían estar sentados salón Oval en la Casa Blanca dentro de algunos años, pero por alguna razón ahora la gente se estaba inclinando por un nuevo tipo de candidato; alguien popular, carismático y además brillante como la mierda: Alguien como Harry Styles.
El excéntrico Styles tenía su propio partido político y hasta un centenar de seguidores. Lo único que faltaba era que... bueno, que Styles aceptara ser el líder del partido y su candidatura a la presidencia.
Del otro lado del ring estaba la bella y audaz Krista Bomhart. No solo aspiraba a ser la presidenta del consejo sino que entre sus principales propuestas de trabajo estaba cambiar el selectivo modo para la admisión de alumnos. Era toda una reformista.
Louis Withacker por su parte, no podía estar más impresionado con la chica maravilla. Ella era increíble, lider de masas por naturaleza. Si se convertía en una política en el futuro, él quizá comenzaría a creer en los funcionarios públicos honrados.
Ahora lo único que se permitían compartir era el tiempo del almuerzo, ya que la restringida agenda de Krista rara vez le dejaba un momento libre.
–¿Hoy también te vas temprano, Louis? –quiso saber la chica al ver que su novio no le estaba pidiendo salir luego de clases.
–Tengo trabajo que hacer, nena –le respondió él con auténtico pesar.
Relajarse con Krista sonaba demasiado tentador... pero necesitaba encargarse de Dexter y Sybil antes.
–Solo me interesa tu voto, Withacker –sonrió Krista tragándose el rechazo con mucha diplomacia.
–Lo sé –él le dió un beso en la mejilla–. No me atrevería a pensar otra cosa –le sonrió antes de coger su mochila e irse.
Tomó un taxi que lo llevara por Broadway hasta el hotel Hilton, pero bajó unas cuadras antes para no llamar la atención. Vaya que los genios ricos sabían como despilfarrar recursos.
* * *
Dos elegantes chicas con unas estilosas pelucas francesas y un par de perritas collie lo habían estado siguiendo a una distancia prudente desde que salió del campus.
–¿No había otra cosa para ponerse que la ropa de Cruella DeVil? –refunfuñó Lexy a propósito del esponjoso abrigo de piel en el que estaba camuflada.
–Tenemos que pasar desapercibidas, Lex –le respondió Doddie.
Sin embargo, la gente que pasaba por allí las miraba raro. No es que en la Quinta Avenida fuera un crimen andar en maxitacones y estolas de piel a plena luz del día, pero quizá si no fuera por los inquietas perritas...
–Ah… –gruño Lexy– ¿y el chico? ¿Lo has perdido de vista?
Erica rara vez perdía algo de vista.
–Alli –señaló con el dedo.
Louis acababa de bajarse del taxi y se encaminaba hacia el frontis del hotel Hilton.
–¿A qué mierdas viene un universitario al Hilton?
Lo sabía, Withacker estaba metido en algo. Bastaba con ver esos perfectos y cínicos ojos azules y la sonrisilla burlona que tenía en la cara de muñeco inflable.
Lex sacaba sus propias deducciones.
–¿Crees que se esté acostando con alguna bruja millonaria para ganar dinero?
Vale, Lex tenía sus propios conceptos acerca de "golfo calientabragas".
–¿Y quién sería esa? –bufó Erica– ¿Paris o Nicki Hilton?
Lex la fulminó con el rabillo del ojo.
–¿Con qué clase de retrasada crees que estás, Eriquita?
En ese momento Louis desapareció tras las prístinas puertas de cristal. Dodd tenía que repensar su plan.
–Hay que entrar –sentenció–. Como sea.
Lexy hizo un mohín.
–¿Y que hacemos con las collies? No nos dejarán entrar con ellas...
Se inclinó a rascarle la cabeza a la perrita, que parecía haberle cogido cariño a la bota de Dodd, quien de pronto, se había puesto muy seria, y no era por su zapato.
–Mierda –susurró.
–Venga Dodd, es una perrita inocente, no sabe lo que hace… –se rió Lex.
Erica intentaba no ponerse nerviosa, pero la peluca no la ayudaba a pensar claro.
–Joder, ¡nos están siguiendo!
–¿En serio? –se asustó Lex– ¿Quién? –inquirió a la vez que buscaba su taser dentro del bolso.
El sexto sentido de Dodd le decía que no se estaba pasando de paranoica y que los dos hombres que se acercaban directamente a ellas desde ambos lados de la calle las tenían justo donde las querían, para abordarlas.
Pero no tenía por qué asustarse. En el peor de los casos bien podían ser auxiliadas por los policías apostados en las esquinas de la Quinta Avenida.
A menos que esos hombres...
–Buen día, señoritas –las saludó el que venía más cerca cuando les dió alcance. Era alto e intimidante–. Policía de Nueva York –les dijo enseñándoles una brillante placa identificativa.
Las chicas sintieron alivio al ver que no se trataba de acosadores o secuestradores. El otro hombre se colocó a unos metros detrás y habló por un micrófono oculto en su manga.
–¿Como le va oficial? –Erica le sonrió educadamente, segura de que podrían escaquearselos de encima. Tomó en brazos a la cariñosa Duquoise– llevamos a nuestras cachorras al pet stylist. ¿Podemos ayudarle en algo?
Lexy le dió un codazo.
–¡Eso no!
El apuesto oficial asintió. Un automóvil negro se estacionó junto a ellas. Otro oficial que no habían visto abrió la puerta.
–Si fuérais tan amables de acompañarnos... –señaló el interior del coche.
–¡Pero si nosotras no hemos hecho nada! –intervino Lexy, naturalmente indignada.
–Espiar a un oficial de policía es delito federal –aclaró el atractivo detective que estaba atrás–. Si cooperáis, pretenderemos no haber visto nada.
Lex y Dodd se miraron.
¿Espiar?
¡Pero si al que estaban siguiendo era a Withacker!
¿Withacker era… oficial de policìa?
ThatBitch.
Re: Sweet Killer Goddess :: Louis Tomlinson.
* * *
El automovil tenía cristales tintados y era a prueba de balas. Lexy estaba segura que aunque se aventaran fuera del auto en movimiento no serviría de nada. Las llevaron directamente hasta el Row Park en el centro cívico de Manhattan, y se detuvieron frente a un gran edificio asimétrico de trece plantas. El One Police Plaza, la sede principal de la policía de NY. Se sabía que allí no albergaban presos ni nada por el estilo... ¿o si?
Las metieron a un cuarto oscuro, de esos que están iluminados apenas por un foco blanco en el techo y tienen un espejo en una de las paredes para que se pudiera verlas a gusto desder del otro lado. Los guapos policías les quitaron las pelucas y las perritas y las dejaron solas allí. Ni siquiera iban a ser ellos quienes las interrogaran.
Lo que se sacaban por seguir a Withacker.
–Maggie y Ginny nos van a matar... –murmuró Lex, desajustándose el botín de taco aguja.
Dodd no se sentía tan negativa del todo, pues habían averiguado que Withacker si ocultaba algo: era un puto policía.
–No te preocupes Lex, estaremos fuera para el bocadillo –prometió solemnemente–. Solo... hay que decir la verdad para salir de aquí.
Por más infantil y tonta que sonara esa verdad.
Una voz masculina que no pertenecía a ninguno de los dos agentes que las habían traído les habló a través de un altavoz.
–Erica Dodd. Alexandra Vryza. Ya sabéis por qué os hemos traído aquí. Si cooperáis con nosotros, más pronto os soltaremos.
Erica se levantó, medio ofuscada.
–¿Qué? ¿De qué diablos va todo esto? –le reclamó a la cámara con la titilante lucecita roja que estaba en la esquina superior del cuarto.
–Hagamos esto muy simple –prosiguió la voz–: decidnos todo lo que habéis averiguado acerca de Louis Withacker y podréis iros.
–¿Eh? ¿Todo esto es por… Withacker? –se sorprendió la chica– ¿que él no es uno de los vuestros?
–Hoy estuvisteis siguiendo a un oficial condicionado en la policía de Nueva York, ese motivo es más que suficiente para encerrarlas en una celda apestosa el tiempo que se nos antoje –espetó el hombre burlonamente–. Venga, desembuchad de una buena vez.
Las chicas no estaban acostumbradas a este tipo de trato. Habían de reclamar el respeto que merecían.
–¿Y si no nos da la gana de cooperar contigo? ¿Nos vas a obligar? ¿Eh? –reclamó Dodd.
–Erica, mejor que te callaras –intervino Lex, algo asustada–. La vas a cagar mas.
–De ninguna manera –gruñó la morena–. No hay que dejarse intimidar por el sistema, Lexy. Nosotras tenemos derechos.
–Derecho a guardar silencio, hasta que tengamos un abogado a disposición –objetó Lex.
–Neeh… –continuó Doddie con un gesto desdeñoso–. No nos van a hacer nada.
Se acercó a la cámara desafiante ya que la voz no decía nada más.
–Este sujeto no va a dar la cara. Debe ser un gordo torpe de trasero enorme que apenas alcanza a mirarse los pies.
Lexy soltó una risita por la ocurrencia.
–Esa. Es. Una. Calumnia.
Erica sintió que el corazón se le bajó a los pies. El tipo de la voz estaba en persona, justo detrás de ella.
* * *
Al día siguiente...
Campus Morningside Heights, Manhattan.
Marzo 25; 14:36 hrs.
Harry Styles estaba sentado en un banco de piedra en medio del parque, leyendo tranquilamente una novela de vampiros adolescentes. No se veía para nada sospechoso o calculador, simplemente estaba leyendo.
Louis y Krista venían caminando por allí después de clases. Styles permanecía tan inmerso en la lectura que recién cuando Louis se acercó y le apartó el libro del rostro se dió cuenta de su presencia.
–¿Qué estás haciendo por aquí, Harry? –inquirió el ojiazul.
Harry no se molestó en esconder el título que estaba leyendo.
–Estudiando –contestó tranquilamente–. Tu mismo me dijiste que debía venir a la universidad mas seguido, ¿no?
–¿No necesitas salir con protección policiaca? –insistió su amigo.
–Asi es –asintió Styles–. Pero como dices que no eres Kira, seguramente estoy a salvo ¿eh? –le provocó–. Si llegara a pasarme algo ahora... bueno, tu eres el único civil en Manhattan que sabe quien soy en realidad.
Y alli dejó la cosa. ¡Que mejor protección para Dexter que estando junto al principal sospechoso!
Louis maldijo en voz baja. Es como si Dexter ya lo supiera. Había planeado hacer que Rem lo matara ese día... pero ahora no parecía tan buena idea.
–Louis –llamó Krista, que se había quedado esperandolo a pocos metros con el teléfono en mano–. Tengo una reunión, ¡te veo más tarde! –le dijo mientras corría en dirección opuesta.
Y era por estas cosas que no podían tener una relación normal. La cara de Louis reflejaba algo de decepción.
–Es muy guapa, esa Krista –opinó Styles en tono apreciativo.
Louis asintió. Ya solo se oía el ruido de los tacones de la chica más y más lejos.
–¿Vamos a comer algo? –propuso Louis para contentarse.
–Si, quiero un rollo primavera.
Y en cuanto empezaron a caminar en dirección a la cafetería, oyeron un grito chillón y discordante a sus espaldas.
–¡Louis! ¡Hey, Louis!
Al chico se le escarapeló el cuerpo entero. Esa cada vez mas familiar voz...
Era Sybil, que venía corriendo como una niña en un bonito catsuit color blanco y sus enormes Oliver People debajo de un sombrero de alas anchas. Eso era lo que según ella, servía para pasar desapercibida.
–Mierda –se ahogó Louis, poniendose nervioso.
Luego de insultar mentalmente la metida de pata de la chica, habiéndole dicho mil veces que jamás, jamás debían verse en público, decidió que no valdría la pena intentar ocultarla.
–Tenía una sesión de fotos por aquí cerca –explicó ella en cuanto se hubo colgado del cuello de Louis–, asi que vine un rato para saludarte, nene.
Louis tragó fuerte. Ahora tendría que presentársela a Dexter... pero no fué necesario que interviniera, la rubia ya estaba cara a cara con Styles, quien la miraba con una expresión indescifrable.
Un momento.
Quizá podía sacar provecho de la situación. ¡Sybil podía ver el verdadero nombre de Dexter ahora mismo!
–Oh, ¿quien es el? –preguntó Sybil– ¿Uno de tus amigos? –sonaba como toda un tonta, la verdad– ¿Que tal? –saludó al extraño tendiéndole la mano– Me llamo Sybil Epps, soy la novia de Louis.
Eso si que era raro. Harry estaba conociendo a dos novias en un mismo día.
Dexter tomó la mano que le ofrecía la chica y la estrechó cuidadosamente.
–Harry Styles –dijo.
Sybil puso cara de sorpresa.
–Aaaaah... ¿como el idolo pop? Oh mira, ¡si hasta te pareces a el! –se rió gratamente sorprendida.
Para alivio de Louis, ella ya se había percatado que el nombre que flotaba sobre la cabeza del chico no era ese. Sin embargo, no podia insinuarle nada frente a él o quien sabe si hacía algo estúpido. Louis solo podía rogar que ella viera bien el nombre y no se le olvidara.
¡El nombre, el nombre!
Styles sonrió de lado y empezó a emitir una risilla curiosa sin apartar la vista de la chica.
Louis se puso tenso. ¿Ya se habría dado cuenta de algo?
–Louis –murmuró Harry– cómo te envidio...
Se acerco a evaluar la cara de la chica con admiración.
–Oh Sybil, te he admirado desde que saliste en la portada de la revista Vogue –soltó inesperadamente.
Louis dejó escapar un bufido de sorpresa.
–Disculpe –dijo alguien a espaldas de la rubia– señorita Epps, ¿me firmaría un autógrafo?
Nadie se había percatado, pero un pequeño grupo de chicas se había formado en torno a ellos. Habían reconocido a Sybil de las Guilty Angels.
–Er... ¡por supuesto! –contestó ella con entusiasmo.
De inmediato el grupo se hizo más numeroso y pronto Sybil estuvo literalmente dentro en un mar de admiradores en busca de un autógrafo.
Louis y Harry no podían hacer otra cosa que dejarse aplastar por la gente, pero a Sybil ya se le daban bien estas cosas y lo manejaba muy bien. Solo unas cuantas fotos y firmas...
–Hey –gritó de pronto– ¡alguien me ha tocado el trasero!
Styles saltó entre la multitud.
–¡Pero qué sucede con la gente! ¡Esto es indignante! –rugió escandalizado en medio de la sorprendida multitud– ¡Aprovecharse de una situación como esta para cometer guarradas!
–Tu tranquila Sybil, yo encontraré al patán responsable –prometió a viva voz mientras agarraba del cuello a un par de chicos y comenzaba a interrogarlos.
Sybil se olvidó del asunto y comenzó a reirse como tonta. Este Harry era muy simpático.
–¡¡Sybil!!
La chica se envaró.
–Oh-oh.
Era Maggie Serwood que venia furiosa directo a ella junto con dos guardaespaldas.
–Sybil, ¿por qué te escapaste? ¿quieres que nos cancelen el contrato? –le gritó– Venga, vamonos ya.
La rubia aceptó irse a regañadientes, no sin antes escurrirse a besuquear a Louis.
–¡Adios Lou! Nos vemos luego, ¡te extraño! –le gritó mientras Maggie la arrastraba al interior de un auto.
Louis por fin se sintió tranquilo en cuanto el auto se alejó. Dejar que la chica viera a Dexter había sido un moviemiento arriesgado. La gente se dispersó tan rápido como se había juntado.
–Bueno. ¿Vamos a por ese springroll, Louis? –dijo Harry. desprocupadamente.
–Adelantate –respondió Louis– tengo que ir al baño.
–Ah. Vale.
Harry se fue caminando solo, sin una remota idea de que es lo que su compañero estaba tramando.
–Se acabo... –murmuró Louis mientras se alejaba unos pasos y sacaba el móvil del bolsillo–, fue divertido Dexter. Cuánto agradezco ser yo el que pueda matarte con mis propias manos.
Y con su media sonrisa sardónica marcó el número de Sybil.
Tres, cinco timbradas sin contestar. El ceño de Louis se pronunció cada vez más. Era demasiado raro que ella no contestara inmediatamente.
A unos seis metros, Styles se había detenido y sostenía un teléfono de color rosa en las manos, que no dejaba de sonar. Louis se quedó estupefacto al entender que es lo que había pasado. Styles había apovechado la situación y montado todo el numerito para sacarle el móvil a la chica.
Pero... ¿por qué?
Harry se volvió a mirar a Louis.
–A alguien debió caérsele este teléfono entre todo el alboroto –dijo a modo de explicación.
Louis tuvo que hacer uso de todo del autocontrol que tenía para no mostrar lo afectado que estaba, o las ganas que sentía por estrangular a cierta rubia tonta.
–Es el móvil de Sybil –gruñó entre dientes–. Dámelo, yo se lo devolveré.
Sin dudarlo, Dexter puso el teléfono en manos de su amigo y retomó su camino hacia la cafetería, como si nada. Por primera vez, Louis no sabía que hacer. Lo peor era que no tenía idea de cuanto sabía o sospechaba Dexter de Sybil.
Pero algo aquí estaba muy mal. Pensar con rapidez, eso tenía que hacer. Llamar a Sybil a su otro teléfono y encargarse de Styles lo antes posible. Con él una vez muerto, todos sus problemas se solucionarían como por magia.
Un ruidoso tono de llamada resonó cerca. Back in Black. Esta vez era el móvil de Harry. El chico no demoró en contestar y no se molestó en hablar en voz baja.
–Lydner. ¿Ya está hecho? Perfecto. Buen trabajo, muchachos –felicitó Dexter.
Se volvió una vez más a ver a Louis, con una pequeña mueca burlona en los labios.
–Louis –repuso– no sé como tomarás esto, pero acabamos de arrestar a Sybil Epps. Es nuestra principal sospechosa de ser Kira.[/size]
ThatBitch.
Re: Sweet Killer Goddess :: Louis Tomlinson.
oh my god!!!
como puedes dejarla asi Mapi??? tu quietes que me dee un patatus!!! no sabes las ganas que tengo de que la puedas seguir pronto!! si no llevo mal la cueta ya no falta mucho para que conozca a ciertp policia!!! perp bueno... me encanto el vap, tengo muchas ganas de saber quien es el policia con el.que estaban hablando las.chicas!!! ahoraa me voy qie tengo que estudiar para un examen de filosofia que tengo mañana!!! te adorooooo!!!
como puedes dejarla asi Mapi??? tu quietes que me dee un patatus!!! no sabes las ganas que tengo de que la puedas seguir pronto!! si no llevo mal la cueta ya no falta mucho para que conozca a ciertp policia!!! perp bueno... me encanto el vap, tengo muchas ganas de saber quien es el policia con el.que estaban hablando las.chicas!!! ahoraa me voy qie tengo que estudiar para un examen de filosofia que tengo mañana!!! te adorooooo!!!
{CJ}
Re: Sweet Killer Goddess :: Louis Tomlinson.
Mapi??
lo único que me falta es que no subas capítulo... necesito distraerme de mis problemas babe... espero que puedas seguirla pronto... te amo sis!
lo único que me falta es que no subas capítulo... necesito distraerme de mis problemas babe... espero que puedas seguirla pronto... te amo sis!
{CJ}
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