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Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
The Destination |Harry Styles|
O W N :: Fanfiction :: Fanfiction :: One Shot's
Página 1 de 1. • Comparte
The Destination |Harry Styles|
Hola pipul(?) aquí les traigo un shot', que por el momento, no me ha llegado a convencer mucho. Espero que les guste, tal vez no hayan comprendido la mayoría del shot'(?) aksjhjs pero después de darán cuenta un poco mas c: soy Lore, mas conocida como Boo(?) ahque.
Bueno, ya no los jodo mas y les dejo mi encantador shot' :c
Bueno, ya no los jodo mas y les dejo mi encantador shot' :c
◖◗ Titulo: The Destination.
◖◗ Autor: Lore [BooBear*-*.]
◖◗ Adaptación: No, idea original.
◖◗ Género: Drama&Romence/Hot.
◖◗ Contenido: Alto lenguaje, escenas fuertes, etc.
◖◗ Advertencias: Ninguna, por el momento.
◖◗ Autor: Lore [BooBear*-*.]
◖◗ Adaptación: No, idea original.
◖◗ Género: Drama&Romence/
◖◗ Contenido: Alto lenguaje, escenas fuertes, etc.
◖◗ Advertencias: Ninguna, por el momento.
The Destination
Nos quiere juntos... De nuevo.
Te espero afuera de la estación de trenes. No llegues tarde -Cedric.
El vago recuerdo de aquel mensaje de texto, cuando coincidentemente se encontraba a unos metros de la estación. Claramente, la chica no buscaba más que a su madre con la simple mirada sensible azulada que ahora, estaba más que apagada. No le resultaba muy agradable la idea de volver a Sheffield, su ciudad natal. Mas sin embargo el caso lo ameritaba, por tal razón que en estos momentos se encontraban haciendo una eterna fila para al fin, lograr subir al molesto tren.
Cuando ya se encontraba dentro de este, el siguiente inconveniente era un puesto libre, lo cual no conseguiría muy fácilmente, ya que para su mala suerte, todos los puestos individuales se encontraban ocupados por turistas furibundos e incordiarles que se insinuaban a la pequeña castaña, con un semblante serio y refinado. ¿Estaba acaso en el lugar equivocado?, pareciese que estuviera en el lugar de los más refinados en esta ciudad de porquería. Sin hostilidad alguna, se encamino frágilmente por encima de todos los pasajeros, hasta llegar a uno de los últimos asientos donde casualmente, solo había un puesto. Solo que esta vez, un sumo problema se le hizo presente… una persona se encontraba en el mismo puesto donde, curiosamente, ella quería dejar caer su enorme trasero. El chico, insuficiente por la divertida presencia de la chica, tuvo que dejar a un lado sus audífonos y en vez de ello, poso su mirada cínica y perturbante sobre la chica. Sus mejillas pasaron a un color carmín, que hacía un efecto en ella al delatar aquellas inescrupulosas pecas debajo de sus pequeños ojos.
El joven rompió el impertinente contacto visual con la dama, y dejando a un lado sus impertinentes pensamientos atrás. Cosa que la chica también dejo de importarle, tomando a su vez, el pequeño lugar que había en el sumiso tren te Sheffield. Sus manos sudaban, haciéndole compañía a un molesto sonido con sus uñas largas, y su pequeña maleta violeta. Se sentía muy incómoda por la situación en la que se encontraba, pero se sentía a gusto cuando la brisa del otoño acercándose. Le agradecía a su madre, por haberla invitado en estas fechas tan sofisticadas y alegres.
Una vez llegado a la primera estación, el sonido del teléfono celular de su acompañante, la hizo desorbitarse de su propio lugar. Suspiro barias veces, intentando calmar aquella fiera que tenía en su subconsciente, cuando es totalmente consiente que su mal humor, es muy obstinante a la hora en que la despiertan de su caluroso sueño. Tomando en sí, su maleta, supuso que ya habían hecho la primera parada, por lo que muchas de las personas allí presentes; habían bajado por algo de beber, o tal vez, para tomar una que otra fotografía de recuerdo.
Hizo un leve movimiento brusco, haciendo que sus propias cosas caigan al suelo, al igual que la mochila de su acompañante.
— ¡Demonios! Niña, ¿acaso no vez? —exclamo toscamente, haciendo que su propia voz ronca suene en un molesto eco por todo el tren. Pensó exageradamente la chica, que en cualquier segundo, en el que ella estuviese en incáutela; podría abalanzarse sobre ella como una fiera.
— Lo siento, ¿sí? —replico esta, ayudándole al joven con todas las cosas tiradas que habían en el suelo. Odiaba la forma en la que el rubio la miraba, pero su sensible estatus emocional, la hacía recordar la última cosa que pudo hacer cuando su padre la separo de su bello amor.
— Tienes suerte de que mi IPod no se haya estropeado. Porque si no, te hubiese mandado a la mierda, sin importarme si eres mujer —Sentenció, y ahora, sin ninguna interrupción, se enterró en lo que se podría decir, silla.
— Valla, que cortes eres —inquirió sarcásticamente, atropellando las palabras al notar que el rubio estaba prestándole atención a todo lo que decía.
Cuestionando su palabra, y discutiendo con su yo interior; se doy cuenta sorpresivamente, que el rubio la estaba mirando pervertidamenté. Su mirada era tan profunda e indiscreta; tan cínica, pero a la vez con una melancolía transmisible. Podía notar en sus ojos, lo mucho que sufrió o ha sufrido en estos momentos. Ojos de un azul profundo, acompañados de unas pestañas largas y sedosas; cejas no tan abundantes, pero expresaban sensibilidad y honestidad; cabello rubio, en un corte muy común y perspicaz, llevaba algunos mechones teñidos de un azul claro; lo llevaba despeinado, lo que le hacía dar un toque de chico malo. Llevaba consigo, una chaqueta negra, jeans apretados del mismo color, zapatillas “supra” de color gris/negro y una gorra negra, que traía marcado “OBREY” en la parte superior.
La mandíbula se le tenso, y al notar al rubio mirarla por el rabillo del ojo con “cautela”.
— No deberías mirar a las personas fijamente… no sabes lo que puedan guardar en el bolsillo —opino este, seguido de una sonrisa sádica. Le perturbaba… le perturbaba su presencia, su forma de mirarla, de sonreírle, de hablarle y de tratarla como a la mismísima mierda.
— Y ¿Por qué estás tan consiente de que pueda ocurrir tal cosa? —optimiza la castaña, siguiéndole su caprichoso jueguito de niños.
— Creme linda, tú no me conoces —respondió este, con el tono de mil demonios— Eres una niñita ricachona, se nota hasta en tus jeans de marca —sonrió de lado, notando el rubor que teñía las mejillas de su acompañante.
¡Maldición!, me había estado mirando el trasero mientras guardaba mis cosas.
— No me gusta tu tono, querido —cuestiono miss universo— Además, se nota que tú tampoco me llegarías a conocer —finalizo, tomando nuevamente vista al camino, que por suerte, ya volvía a tomar sus rutas. El sonido del tren poniéndose en marcha, la hizo caer en cuenta que el conductor estaba hablando por la radio, avisándonos de la próxima parada.
Sheffield.
Un aproximo de tres horas había transcurrido desde la llegada a Sheffield, mas sin embargo no encontraba la mirada verdosa de su madre por ninguna parte. Su reloj marcaban las doce del mediodía, y su estómago rugía pidiendo comida. Estaba más que claro que la chica sufría de un problema con la comida, siempre tiene hambre. Lo curioso es que, por más que ella coma, nunca engorda y mantiene su cuerpo muy esculpido y en forma.
Los minutos pasaban, y su madre aun no daba señales de vida. Era obvio que a su madre se le había hecho tarde, y como es “extraño” en ella, para esta se le hace más importante sus cosas que la vida de sus propios hijos. Le causaba gracia solo pensarlo, ya que siempre ha sufrido el mismo problema siempre… Desde que tiene memoria.
Un chillido desorientador me hace volver a la realidad, y reconocer de donde viene. Mama…
— ¡Sidney! —chilla emocionada, mientras se acerca rápidamente hacia la castaña, y se abalanza con un fuerte abrazo. Ya hacía mucho que no veía a su madre, y ahora más que nunca se sentía algo… extraña, ya que hacía mucho tiempo que su madre no le demostraba afecto maternal.
— Hola, Kira —le responde indiferente— Creí que nunca llegarías —dice, y antes de escuchar alguna respuesta de su madre, agarra lo que tiene de sus maletas y se dirige a la puerta del aeropuerto.
— Lo siento, hija… tuve unos inconvenientes… —Comenzó a sisear una disculpa, siendo abruptamente interrumpida.
— Excusas, excusas… —susurra eufóricamente, casi echando humo por los oídos— Creme madre, tu nunca tienes inconvenientes. Tu único inconveniente es tu egocentrismo, y esa es unas de las tantas razones por las cuales me fui de la casa —confeso, pero se detuvo en seco cuando escucho un sollozo doloroso, y decepcionante.
— Tienes razón, yo siempre eh sido el mero retrato de una madre que no se preocupa por sus hijos… por eso quise armar este viaje, porque quería arreglar las cosas contigo, Sidney. Fui una mala madre, y eso lo tengo presente todos los días. Pero por favor, dame solo una oportunidad para demostrarte lo muy arrepentida que estoy… —sollozo Kira, posando su calurosa y áspera mano sobre el hombre de la castaña.
— Lo intentare —responde secamente, intentando no derramar ni una sola lagrima de dolor y lamento por lo mal que trata a su madre, prefiere gritarse en su subconsciente lo mucho que se odia por hacerle eso a la persona que más ama en este mundo.
— Ven, te llevare a casa —toma las maletas de Sidney— tus hermanos tienen muchas ganas de verte, incluso Sam —sonríe inconscientemente, tratando de darle un cierto toque de diversión al momento, y más para ella, que hace mucho que no veía a su hija sonreír.
— Me alegra que Sam aun no me haya olvidado —puntualiza esta entre risitas nerviosas, o mejor dicho, incomodas.
— Después de todo, es tu mascota… ¿Por qué habría de olvidarte? —cuestiona su madre, tomando el mando de la camioneta blanca, que ahora se ha descuidado demasiado. La última vez que la vio estaba en perfecto estado. Creo que tantos viajes de su madre, no solo ha ocasionado el descuido de su familia.
— Porque muchos lo han hecho… —inquiere Sidney, muy tranquila de su respuesta y de su relación entre madre e hija.
Kira toma la primera calle del aeropuerto, y empiezan el recorrido hasta la granja de su familia. No había olvidado ni el más mínimo detalle de ella, ni mucho menos de todo lo que estuvo alrededor de su niñez, hasta ahora, claro. No le resultaba muy familiares las calles o las personas que transitaban por las calles cercanas, antes le parecía muy familiar incluso le hacía recordar todas aquellas veces en las que corría por todo el campo, escapando de los brazos de su padre. Su padre… Dios, cuanto lo extrañaba, como extrañaba todas esas tardes inolvidables con su adorado viejo. Todo se había ido al caño por su propia voluntad, y por la relación que tenían sus padres. Nunca volvió a saber de su padre, pero sabe que aún está vivo, porque muchas veces recibe cartas anónimas expresadas con las más concretas palabras, que por más cortas que sean, la hacen sentirse más tranquila. “Estoy bien, no te preocupes por mi… Te amo - Randy”. Es extraño, ya que su padre nunca se ha revelado ante sus ojos desde hacía más de trece años, los cuales recuerda por el simple hecho de que, el mismo día en que ella se fue de su casa, sus padre habían decidido separarse.
El sonido del claxon fue tan abundante, que hizo que Sidney se removiera de incomodidad en su lugar. Y allí venían corriendo sus hermanos, ya todos unos hombres. La sola escena se le hacía demasiado conmovedora.
— ¡Sidney! —grito su hermano, acercándose a ella con pasos largos y firmes. Sin duda hacía mucho tiempo que no los veía, ahora incluso estaban más altos que ella.
— Rayos, Cedric; no puedo creer que seas tú —cuestiono su hermana, seguido de una pequeña carcajada, que para su entorno, sonó como una risa desquiciada.
— Pues créelo, ¿eh? —bromeo— Estas más hermosa que la última vez —le alago, sonriéndole de oreja a oreja. No pudo evitar dibujar una sonrisa en su rostro, desde luego se sentía muy a gusto volver a ver a su mellizo, a quien lo consideraba más que eso.
— ¿Dónde está Tiffany? —pregunto de repente, aclarando su garganta. Le había afectado en lo absoluto, incluso se regañó a si misma por aguantar tantas
— Esta adentro con Harry, ¿lo recuerdas? —pregunto dándole doble sentido a sus propias palabras, aunque se notaba que lo estaba haciendo intencionalmente.
Oh no… Los recuerdos, las promesas, los momentos, las caricias; todo se hacía presente en la mente de Sidney, todo volvía a coordinar por que otra de las muchas razones por las cuales se fue de su ciudad, dejando atrás una vida casi perfecta, sí; Casi. No lo había olvidado aun, todavía sentía el mismo amor que le tuvo hacía mucho tiempo, cuando él le confeso su amor hacia ella, cuando por primera vez tocaron sus labios, cuando fue su primera vez para ambos… todo se había ido al caño, y por culpa de ambos. Y ahora, lo tenía a centímetros de ella, con su muy típica hermosa sonrisa.
— Sidney…
Cuando ya se encontraba dentro de este, el siguiente inconveniente era un puesto libre, lo cual no conseguiría muy fácilmente, ya que para su mala suerte, todos los puestos individuales se encontraban ocupados por turistas furibundos e incordiarles que se insinuaban a la pequeña castaña, con un semblante serio y refinado. ¿Estaba acaso en el lugar equivocado?, pareciese que estuviera en el lugar de los más refinados en esta ciudad de porquería. Sin hostilidad alguna, se encamino frágilmente por encima de todos los pasajeros, hasta llegar a uno de los últimos asientos donde casualmente, solo había un puesto. Solo que esta vez, un sumo problema se le hizo presente… una persona se encontraba en el mismo puesto donde, curiosamente, ella quería dejar caer su enorme trasero. El chico, insuficiente por la divertida presencia de la chica, tuvo que dejar a un lado sus audífonos y en vez de ello, poso su mirada cínica y perturbante sobre la chica. Sus mejillas pasaron a un color carmín, que hacía un efecto en ella al delatar aquellas inescrupulosas pecas debajo de sus pequeños ojos.
El joven rompió el impertinente contacto visual con la dama, y dejando a un lado sus impertinentes pensamientos atrás. Cosa que la chica también dejo de importarle, tomando a su vez, el pequeño lugar que había en el sumiso tren te Sheffield. Sus manos sudaban, haciéndole compañía a un molesto sonido con sus uñas largas, y su pequeña maleta violeta. Se sentía muy incómoda por la situación en la que se encontraba, pero se sentía a gusto cuando la brisa del otoño acercándose. Le agradecía a su madre, por haberla invitado en estas fechas tan sofisticadas y alegres.
Una vez llegado a la primera estación, el sonido del teléfono celular de su acompañante, la hizo desorbitarse de su propio lugar. Suspiro barias veces, intentando calmar aquella fiera que tenía en su subconsciente, cuando es totalmente consiente que su mal humor, es muy obstinante a la hora en que la despiertan de su caluroso sueño. Tomando en sí, su maleta, supuso que ya habían hecho la primera parada, por lo que muchas de las personas allí presentes; habían bajado por algo de beber, o tal vez, para tomar una que otra fotografía de recuerdo.
Hizo un leve movimiento brusco, haciendo que sus propias cosas caigan al suelo, al igual que la mochila de su acompañante.
— ¡Demonios! Niña, ¿acaso no vez? —exclamo toscamente, haciendo que su propia voz ronca suene en un molesto eco por todo el tren. Pensó exageradamente la chica, que en cualquier segundo, en el que ella estuviese en incáutela; podría abalanzarse sobre ella como una fiera.
— Lo siento, ¿sí? —replico esta, ayudándole al joven con todas las cosas tiradas que habían en el suelo. Odiaba la forma en la que el rubio la miraba, pero su sensible estatus emocional, la hacía recordar la última cosa que pudo hacer cuando su padre la separo de su bello amor.
— Tienes suerte de que mi IPod no se haya estropeado. Porque si no, te hubiese mandado a la mierda, sin importarme si eres mujer —Sentenció, y ahora, sin ninguna interrupción, se enterró en lo que se podría decir, silla.
— Valla, que cortes eres —inquirió sarcásticamente, atropellando las palabras al notar que el rubio estaba prestándole atención a todo lo que decía.
Cuestionando su palabra, y discutiendo con su yo interior; se doy cuenta sorpresivamente, que el rubio la estaba mirando pervertidamenté. Su mirada era tan profunda e indiscreta; tan cínica, pero a la vez con una melancolía transmisible. Podía notar en sus ojos, lo mucho que sufrió o ha sufrido en estos momentos. Ojos de un azul profundo, acompañados de unas pestañas largas y sedosas; cejas no tan abundantes, pero expresaban sensibilidad y honestidad; cabello rubio, en un corte muy común y perspicaz, llevaba algunos mechones teñidos de un azul claro; lo llevaba despeinado, lo que le hacía dar un toque de chico malo. Llevaba consigo, una chaqueta negra, jeans apretados del mismo color, zapatillas “supra” de color gris/negro y una gorra negra, que traía marcado “OBREY” en la parte superior.
La mandíbula se le tenso, y al notar al rubio mirarla por el rabillo del ojo con “cautela”.
— No deberías mirar a las personas fijamente… no sabes lo que puedan guardar en el bolsillo —opino este, seguido de una sonrisa sádica. Le perturbaba… le perturbaba su presencia, su forma de mirarla, de sonreírle, de hablarle y de tratarla como a la mismísima mierda.
— Y ¿Por qué estás tan consiente de que pueda ocurrir tal cosa? —optimiza la castaña, siguiéndole su caprichoso jueguito de niños.
— Creme linda, tú no me conoces —respondió este, con el tono de mil demonios— Eres una niñita ricachona, se nota hasta en tus jeans de marca —sonrió de lado, notando el rubor que teñía las mejillas de su acompañante.
¡Maldición!, me había estado mirando el trasero mientras guardaba mis cosas.
— No me gusta tu tono, querido —cuestiono miss universo— Además, se nota que tú tampoco me llegarías a conocer —finalizo, tomando nuevamente vista al camino, que por suerte, ya volvía a tomar sus rutas. El sonido del tren poniéndose en marcha, la hizo caer en cuenta que el conductor estaba hablando por la radio, avisándonos de la próxima parada.
Sheffield.
***
Un aproximo de tres horas había transcurrido desde la llegada a Sheffield, mas sin embargo no encontraba la mirada verdosa de su madre por ninguna parte. Su reloj marcaban las doce del mediodía, y su estómago rugía pidiendo comida. Estaba más que claro que la chica sufría de un problema con la comida, siempre tiene hambre. Lo curioso es que, por más que ella coma, nunca engorda y mantiene su cuerpo muy esculpido y en forma.
Los minutos pasaban, y su madre aun no daba señales de vida. Era obvio que a su madre se le había hecho tarde, y como es “extraño” en ella, para esta se le hace más importante sus cosas que la vida de sus propios hijos. Le causaba gracia solo pensarlo, ya que siempre ha sufrido el mismo problema siempre… Desde que tiene memoria.
Un chillido desorientador me hace volver a la realidad, y reconocer de donde viene. Mama…
— ¡Sidney! —chilla emocionada, mientras se acerca rápidamente hacia la castaña, y se abalanza con un fuerte abrazo. Ya hacía mucho que no veía a su madre, y ahora más que nunca se sentía algo… extraña, ya que hacía mucho tiempo que su madre no le demostraba afecto maternal.
— Hola, Kira —le responde indiferente— Creí que nunca llegarías —dice, y antes de escuchar alguna respuesta de su madre, agarra lo que tiene de sus maletas y se dirige a la puerta del aeropuerto.
— Lo siento, hija… tuve unos inconvenientes… —Comenzó a sisear una disculpa, siendo abruptamente interrumpida.
— Excusas, excusas… —susurra eufóricamente, casi echando humo por los oídos— Creme madre, tu nunca tienes inconvenientes. Tu único inconveniente es tu egocentrismo, y esa es unas de las tantas razones por las cuales me fui de la casa —confeso, pero se detuvo en seco cuando escucho un sollozo doloroso, y decepcionante.
— Tienes razón, yo siempre eh sido el mero retrato de una madre que no se preocupa por sus hijos… por eso quise armar este viaje, porque quería arreglar las cosas contigo, Sidney. Fui una mala madre, y eso lo tengo presente todos los días. Pero por favor, dame solo una oportunidad para demostrarte lo muy arrepentida que estoy… —sollozo Kira, posando su calurosa y áspera mano sobre el hombre de la castaña.
— Lo intentare —responde secamente, intentando no derramar ni una sola lagrima de dolor y lamento por lo mal que trata a su madre, prefiere gritarse en su subconsciente lo mucho que se odia por hacerle eso a la persona que más ama en este mundo.
— Ven, te llevare a casa —toma las maletas de Sidney— tus hermanos tienen muchas ganas de verte, incluso Sam —sonríe inconscientemente, tratando de darle un cierto toque de diversión al momento, y más para ella, que hace mucho que no veía a su hija sonreír.
— Me alegra que Sam aun no me haya olvidado —puntualiza esta entre risitas nerviosas, o mejor dicho, incomodas.
— Después de todo, es tu mascota… ¿Por qué habría de olvidarte? —cuestiona su madre, tomando el mando de la camioneta blanca, que ahora se ha descuidado demasiado. La última vez que la vio estaba en perfecto estado. Creo que tantos viajes de su madre, no solo ha ocasionado el descuido de su familia.
— Porque muchos lo han hecho… —inquiere Sidney, muy tranquila de su respuesta y de su relación entre madre e hija.
Kira toma la primera calle del aeropuerto, y empiezan el recorrido hasta la granja de su familia. No había olvidado ni el más mínimo detalle de ella, ni mucho menos de todo lo que estuvo alrededor de su niñez, hasta ahora, claro. No le resultaba muy familiares las calles o las personas que transitaban por las calles cercanas, antes le parecía muy familiar incluso le hacía recordar todas aquellas veces en las que corría por todo el campo, escapando de los brazos de su padre. Su padre… Dios, cuanto lo extrañaba, como extrañaba todas esas tardes inolvidables con su adorado viejo. Todo se había ido al caño por su propia voluntad, y por la relación que tenían sus padres. Nunca volvió a saber de su padre, pero sabe que aún está vivo, porque muchas veces recibe cartas anónimas expresadas con las más concretas palabras, que por más cortas que sean, la hacen sentirse más tranquila. “Estoy bien, no te preocupes por mi… Te amo - Randy”. Es extraño, ya que su padre nunca se ha revelado ante sus ojos desde hacía más de trece años, los cuales recuerda por el simple hecho de que, el mismo día en que ella se fue de su casa, sus padre habían decidido separarse.
El sonido del claxon fue tan abundante, que hizo que Sidney se removiera de incomodidad en su lugar. Y allí venían corriendo sus hermanos, ya todos unos hombres. La sola escena se le hacía demasiado conmovedora.
— ¡Sidney! —grito su hermano, acercándose a ella con pasos largos y firmes. Sin duda hacía mucho tiempo que no los veía, ahora incluso estaban más altos que ella.
— Rayos, Cedric; no puedo creer que seas tú —cuestiono su hermana, seguido de una pequeña carcajada, que para su entorno, sonó como una risa desquiciada.
— Pues créelo, ¿eh? —bromeo— Estas más hermosa que la última vez —le alago, sonriéndole de oreja a oreja. No pudo evitar dibujar una sonrisa en su rostro, desde luego se sentía muy a gusto volver a ver a su mellizo, a quien lo consideraba más que eso.
— ¿Dónde está Tiffany? —pregunto de repente, aclarando su garganta. Le había afectado en lo absoluto, incluso se regañó a si misma por aguantar tantas
— Esta adentro con Harry, ¿lo recuerdas? —pregunto dándole doble sentido a sus propias palabras, aunque se notaba que lo estaba haciendo intencionalmente.
Oh no… Los recuerdos, las promesas, los momentos, las caricias; todo se hacía presente en la mente de Sidney, todo volvía a coordinar por que otra de las muchas razones por las cuales se fue de su ciudad, dejando atrás una vida casi perfecta, sí; Casi. No lo había olvidado aun, todavía sentía el mismo amor que le tuvo hacía mucho tiempo, cuando él le confeso su amor hacia ella, cuando por primera vez tocaron sus labios, cuando fue su primera vez para ambos… todo se había ido al caño, y por culpa de ambos. Y ahora, lo tenía a centímetros de ella, con su muy típica hermosa sonrisa.
— Sidney…
Invitado
Invitado
Re: The Destination |Harry Styles|
Lore *-* Ame tu shot Primero, creo que es Niall el rubio ese que parecia querer amenazarla de muerte(? y si es así, has echo a mi bebe un malote xd
Segundo, bien su madre se merecía ser tratada así, pero las segundas oportunidades existen y sería lindo que enserio Sidney le de una c:
Me preocupo el echo de como era la comunicación con su padre, al menos él aun quiere hacerle saber cuando la ama aunque no este presente.
Y Harry... ES PERFECTIRIJILLO MI VIDA HERMOSA DSNFKLASDNASDKLASND <3 Lo amo.
Ame el shot :') espero ver mas cosas así tuyas <3
Besitos n.n
Segundo, bien su madre se merecía ser tratada así, pero las segundas oportunidades existen y sería lindo que enserio Sidney le de una c:
Me preocupo el echo de como era la comunicación con su padre, al menos él aun quiere hacerle saber cuando la ama aunque no este presente.
Y Harry... ES PERFECTIRIJILLO MI VIDA HERMOSA DSNFKLASDNASDKLASND <3 Lo amo.
Ame el shot :') espero ver mas cosas así tuyas <3
Besitos n.n
Jaeger.
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Re: The Destination |Harry Styles|
Kande escribió:Lore *-* Ame tu shot Primero, creo que es Niall el rubio ese que parecia querer amenazarla de muerte(? y si es así, has echo a mi bebe un malote xd
Segundo, bien su madre se merecía ser tratada así, pero las segundas oportunidades existen y sería lindo que enserio Sidney le de una c:
Me preocupo el echo de como era la comunicación con su padre, al menos él aun quiere hacerle saber cuando la ama aunque no este presente.
Y Harry... ES PERFECTIRIJILLO MI VIDA HERMOSA DSNFKLASDNASDKLASND <3 Lo amo.
Ame el shot :') espero ver mas cosas así tuyas <3
Besitos n.n
Ow, Kande *-* ¡Gracias, cielo! pense quetal vez no había quedado bien :/ pero me alegra que te haya gustado :3 kfdhsjds (: Vale, creo que mi intensión de colocarle trama al rubio emo(?) no me resulto como esperaba XD. Niall es un malote que se quiere pasar de listo con mi Sidney(?) ahque. Y respecto a la relación madre e hija, en realidad no creo que pueda darle una oportunidad, ya que Sidney es mas terca que mi abuelita ¬¬ So... esperemos a ver que pasa (: ¡AH, LO SEE! Bueno, esperemos a ver que resulta entre el reencuentro de Hazza y Sidney :') No nada, gracias a ti<3 Y pues, yo tambien espero eso(?) ¡JA! XD. Ademas, falta la segunda parte
¡Besos! ¡Te quiero! :$
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