Las distintas caras de la locura.

—Tontos, estúpidos, inútiles. Tontos, estúpidos, inútiles. —No hacía más que murmurar esas tres palabras mientras se mecía en la pequeña silla en la que lo habían abandonado sus queridos amigos, los amigos a los que tanto le costó crear, los amigos a los cuales repudiaba…los amigos que pensaba asesinar.

¿Por qué lo han hecho? ¿No les di acaso todo lo que querían? ¿Por qué debían irse entonces? No paraba de hacerse preguntas, no quería más que volver a verlos y arrebatarles todo lo que tienen, todo lo que ahora les hiciera feliz, él quería que se sintieran como lo habían hecho sentir cuando se fueron, solo demostrarles lo mal que se portaron cuando estaban con él y castigarlos como se merecían. Una pequeña risa salió de los finos labios del joven, un ruido totalmente bienvenido en aquellos momentos, aquella risa tuvo el efecto de relajarlo un poco, pero temía que comenzara a prolongarse como lo hacía algunas veces, veces en donde los desconocidos lo miraban raro y le metían unas desagradables pastillas de diversos colores para que se detuviera la insoportable risa. El pelinegro hizo una mueca de disgusto y se removió en aquella silla para poder ver mejor el panorama que la ventana le brindaba; lluvia y bosque. Que vista más aburrida ante sus ojos, aquello le recordaba las tardes en que salía de casería con…sus amigos.

— ¡Tontos, estúpidos, inútiles, bastardos, idiotas, asnos, burros, hijos de…!

— ¡Zardker! —La voz femenina detrás de él lo reto.

Se quedó quieto en espera de algún golpe o de que lo arrastraran hasta esa habitación blanca en la que siempre lo encerraban, pero no llego nada, simplemente sentía la presencia de alguien detrás de él. Y entonces se dio cuenta, lo llamo Zardker. Ni Eric, ni señor Welch, no. Ella lo llamo Zardker.

— ¿Se te ofrece algo? —Pregunto despectivamente mientras seguía observando la ventana. Ahora recordaba esa voz, la voz de una perra con cara de ángel.

Lentamente, se levantó de aquella silla y se giró sobre sus talones para poder encarar a la pequeña muchacha detrás de él. Rubia, pálida, pequeña y delgada, con unos grandes ojos azules mirándolo inocentemente. Lentamente se acercó a ella, sin dejar de examinarla. Siempre he querido cortarle esos rizos. No pudo evitar el tratar de estirar su mano, cosa que fue estúpida. Maldita camisa. Otra cosa que odiaba de los desconocidos de este lugar: siempre le ponían esa incomoda camisa, eran muy pocas las veces en las que lo dejaban moverse libremente.

— ¿Y bien? —Pregunto al llegar donde ella se encontraba, agachándose para quedar a su altura, mirándola con sus grandes ojos de color verde escarlata.

Ella sonrió cariñosamente ante el tono serio del joven. —Se dónde están.

Solo aquellas cuatro palabras bastaron para hacer sonreír al pelinegro. ¿Por qué sonreía?, ¿Era su enfermedad? ¿La emoción por saber de esos bastardos? No tenía idea y no le importaba, solo quería ver de una maldita vez a los tres idiotas que se hicieron llamar sus amigos. Pestañeo repetidamente para volver a tierra y salir de su transe de quince segundos, observo a la rubia que jugaba con su rizado cabello, nerviosa e impaciente. No cambias, Brooke.

— ¿Y bien? —Pregunto tratando de parecer indiferente ante tal tema, rodando los ojos y girándose de nuevo para volver a la comodidad de la fría y metálica silla.

La rubia la siguió hasta llegar a su lado, y paseándose frente al gran libreo, comenzó a hablar.

—Hay una pequeña construcción en medio del bosque. —Murmuró pasando sus finos dedos sobre la tapa de uno de los más viejos libros, en el cual se podía leer Alicia a través del espejo, un libro no muy adecuado para un instituto mental. — Un castillo deteriorado y abandonado, en el cual por las noches se escuchan ruidos extraños, gritos de agonía, risas desquiciadas y gruñidos completamente bestiales. Se han encontrado varios animales muertos; perros de caza, zorros y algún que otro pájaro. —Hizo una pausa antes de seguir. — Nadie se ha atrevido a entrar, nadie se ha atrevido a ver qué es lo que hay. Pero claramente se pueden leer unas pequeñas letras junto a la puerta que dicen: El Refugio, entre bajo su propio riesgo.

El pelinegro no reaccionaba, escuchaba atentamente cada palabra que su socia de negocios le entregaba. ¿Un refugio?, ¿En medio de un bosque? ¡Qué mierda están pensando! Sin duda no tuvieron donde más ir luego de su partida. ¿Algún humano ya los había visto?, ¿Ya habían probado la carne humana? Soltó un fuerte y sonoro suspiro ante sus pensamientos.
Quería salir de allí.
Buscarlos y matarlos.

— ¿Algo más? —Pregunto seriamente, consiente del brillo asesino en su mirada.

—Bueno…—Susurró la rubia, sonriente y sonrojada ante la mirada del muchacho, deseando que este pudiera tocarla. — Se una cosa más…

— ¡Pues habla! ¿O acaso esperas a que lleguen los guardias o las enfermeras?

Sonaba exasperado, impaciente, nervioso, molesto…muchos sentimientos a la vez. Y la muchacha, enanchando su sonrisa ante las reacciones del joven, río suavemente.

—Psycho los ha dejado.

Mierda, puta, mierda, puta. La lluvia ya ha comenzado a caer, y él se había prometido que se iría antes de eso. ¿Cómo se pudo quedar dormido? Bueno, no se culpaba. Aquel árbol había sido la almohada perfecta, pero ahora se encontraba totalmente empapado, ni siquiera su cabeza se salvó; al menos agradece que aquel trueno lo despertara. Con cuidado de no embarrarse las manos, apoyándose del gran tronco del viejo árbol tras él, se levantó para comenzar su larga caminata bajo la lluvia—la que ya se planteaba, sería difícil. —, mejor buscar un refugio mejor que un bosque. La pura verdad es que el pobre no recuerda como llego allí, lo único que deseaba era el hacer correr sangre entre sus manos, ¿Cómo pudo perderse? Lo último que recuerda es que la humana estaba forcejeando. Son demasiado rápidos. Tendrá que buscar otra forma de asesinarlos, al parecer se defienden mejor que un animal en peligro, es como si solo reaccionaran en situaciones de desesperación pura. Oh, Skit. Me pregunto qué estarás haciendo.

Lentamente pasa su lengua por su labio inferior. Esta le proporciona un poco de calor por donde pasa, pero deja un frío aun peor que el que ya tenía antes. No me vendría mal algo de calor. Temblando, sintiendo como las gotas caen sobre su cabeza y hombros, para resbalar por el resto de su cuerpo, se abraza a sí mismo, para a los pocos segundos  parar en seco frente a otro árbol. Jamás llegare a casa si sigo dando vueltas en círculos. Un largo y sonoro suspiro sale de sus labios.

—Estoy más que perdido. Moriré en cualquier momento.

Cerrando los ojos fuertemente, se deja caer sobre el poco césped de esa pequeña zona a la que el agua no ha llegado y apoyando su cabeza en el árbol, decide esperar su lenta y seguramente dolorosa muerte, pues es la única que piensa merecer. Se pregunta si alguien, por alguna casualidad, lo encontrara. ¿Cómo reaccionara al encontrar a semejante criatura? ¿Saldrá gritando como ya lo ha hecho la otra humana? Niega para aclarar sus pensamientos, pero lo único que logra es darse cuenta de que tiene frío, hambre y necesidad de dormir un poco más. Pero no tiene a donde ir, ni a quién recurrir y si siguiera caminando, no tendría como defenderse en caso de una emergencia. Mi pobre cuchillo…oh, como te extraño. Como desearía al menos a ver alcanzado a enterrárselo a alguien antes de romperlo.

Sin más que hacer y consumido por la desesperación, lleva una mano a su calva cabeza, y la deja reposar allí. Sintiendo como las gotas de lluvia caen sobre su mano, haciendo que se relaje un poco, haciendo que se deje llevar por el cansancio.



Un pequeño malestar en la boca del estómago, hizo que recuperara la conciencia. Por un momento, no tenía idea de donde se encontraba o qué hora del día era, pero todo se aclaró cuando el canturreo de los pájaros se hizo presente. Seguía en el bosque, seguramente se había dormido otra vez. Lentamente, se decidió por abrir los ojos de una vez. Parpadeando repetidamente, acostumbrando sus ojos a la clara luz del sol, observando el panorama; arboles, césped. Ni un rastro de que alguien haya pasado por ahí. Suspirando pesadamente, tratando de aclarar todos los pensamientos en su cabeza, decide emprender otra vez el viaje hacia su destino.

Rápidamente, la presión en la cabeza lo hace detenerse. La falta de comida y agua comienzan a hacer efecto en su organismo. Llevándose una mano a la sien, con dos dedos comienza a masajearse suavemente, tratando de calmar el dolor, ¿Por qué cojones decidió llevar a cabo su misión en un bosque? Está seguro de que lo mataran cuando llegue a casa…si es que llega.

El camino se le comienza a hacer mucho más largo, el ruido de los pájaros le martillea la cabeza y tan solo un poco de brisa le provoca un fuerte dolor, que resuena en toda su carne. Parando un momento para aliviar el dolor, ve un pequeño pajarillo frente él; las plumas del animal son de un perfecto tono azul cielo, con el pecho un poco más oscuro. ¿Se podría ver más apetitoso? Con cuidado de no espantar al ave, se acerca lentamente hasta quedar frente a la pequeña roca. Oh, por fin algo de comida. Tomándolo entre sus manos, con cuidado de que no se le escape, se sienta lentamente en la roca. Lamiéndose los labios, ansioso por probar la tierna carne del ave y sentir la tibia sangre resbalando por su garganta.

Pero entonces, se vio interrumpido. ¡Mierda! Una fuerte punzada en su cabeza lo obligo a soltar al ave. Soltando un fuerte grito, tomo su cabeza entre sus manos y cayó de rodillas. ¿Por qué le pasaba esto a él? ¿Por qué no puedo quedarse en El Refugio? Claro, ahora lo recuerda: Hacer correr sangre entre sus manos; él quería explorar un poco del mundo exterior, conocer a los humanos y hacer lo que le diera la regalada gana. ¿Pero a qué precio? Ahora se estaba muriendo lentamente. Tal vez no lo pensó bien. No. Verdaderamente, no lo pensó bien. Lo único que hizo fue salir del refugio y buscar alguna víctima de la que nutrirse, ¡Pero nada más! No tomo en cuenta que tal vez necesitaría más, que necesitaría alimento y refugio. Que por tanto sol la cabeza comenzaría a dolerle y que los humanos a veces corren muy rápido. Todo esto era nuevo para él, nunca había estado tanto tiempo lejos de su hogar,  jamás había sentido tanta hambre y jamás le había dolido la cabeza. ¿Es que se estaba acercando su hora? Tal vez ya ha vivido mucho, ha cometido muchos delitos, pecados y cosas que no puede ni nombrar, ya era hora de pagarlos.



Rest me observaba atento, molesto, incluso puedo decir que su mirada era algo despectiva, aunque había otra cosa... ¿Decepción?, ¿Por qué? Lo único que yo quería era el probar la carne humana, nada más. ¿Cómo sabría yo que aquello sucedería? Exhalando fuerte y sonoramente, Rest me dio la espalda, no dijo—pensó— nada, solo camino, camino lejos de mí, lejos de El Refugio. Haciendo que sus pasos cada vez fueran más fuertes, que el dolor de cabeza que sentía fuera en aumento, mientras que lo último que escuche, antes de caer desplomado al suelo fue; «No puede volver a El Refugio, Mr. Psycho.»

Y cuando me nombro, la maldita risa de Zardker comenzó a invadir mis oídos, aumentando mi dolor de cabeza, gritando una y otra vez; « ¡Te lo dije! ¡Si se alejaban de mi se separarían! ¡Yo los mantenía unidos! ¡Yo lo soy todo para ustedes! »




—D-Despierta… ¿tío? —Oh, solo fue una pesadilla.

¿Qué paso? ¿Dónde se encontraba? Se sentía desorientado. ¿Qué era este lugar? ¿Cómo llego hasta aquí? Hasta ahora solo tenía la vista de unos ojos avellana que lo veían con preocupación y un toque de confusión. ¿Quién sería? ¿Lo han salvado? Por el tono de voz que uso, estaba seguro de que era una…eh, ¿hembra? Aún no está seguro del término que debe de usar con un humano.

— ¿Estas bien amigo?—Otra vez escucho la suave voz de la hembra. ¿Cómo lo encontró?

Con cuidado se levantó de la comodidad de aquella cama y se alejó para poder observar con más detalle a la criatura frente a él; alta, de contextura delgada y piel de un color blanco, algo grisáceo. Su figura estaba bien definida, una cintura pequeña y caderas perfectas. Su cabello azabache, el cual era sostenido con una pequeña tira de tela blanca, totalmente gastada y sucia…maltratada. Soltó un suspiro al terminar de contemplar al espécimen frente a él. Tiene muy poca carne. Estaba claro que no podría comérsela.

Posicionando sus manos detrás de él, tomando una pose relajada, pero elegante, comenzó a caminar en la pequeña habitación color azul pálido. Las paredes estaban hechas un asco, agregándole un aire depresivo al lugar, la cama en la que se encontraba anteriormente, tenía sábanas blancas, maltratadas, con un color gris en algunos extremos. Los muebles se veían antiguos, la cómoda y la mesita de noche tenían un pequeño trozo de tela encima como adorno. Al acercarse a la ventana noto que la lluvia había vuelto a caer. Soltó otro suspiro, jamás podrá volver a su hogar.

— ¿Todo bien? —Volvió a preguntar. ¿Todos los humanos son así de curiosos? No recuerdo que Zardker lo fuera.

Negó suavemente para que lo dejara tranquilo y se quedó en silencio mirando por la ventana. No tenía ganas de hablar por ahora, simplemente quería pensar en cómo llegar a su hogar y terminar con toda esta mierda, aunque era obvio que no saldría hasta que terminara la lluvia, eso tal vez sería recién hasta el otro día. Me cago en mi suerte. Dejando de lado la ventana, se giró sobre sus talones para encarar a la hembra, ¿Sigue ahí? ¿Me ha estado observando todo este tiempo? Los humanos son extraños.

oh my fucking god se deformo el foro. :wut:

candy caramelo escribió:kdljsdlksldkflak
lksdljskdfjsklfjk
kljdfksdjfkdjfkd

Oh por Dios!! esto es perfecto sjkjasfdk
aaah sigue pronto escribes muy bien!!!
ldkflksdalfjdks

pd: nueva lectora here!! ._./

«Esto es perfecto» Me halagas, tal vez, o lo que yo creo, es que aquella palabra le queda grande a esta historia. Aun así, agradezco tus palabras, me alegra que te guste y como nueva lectora, eres bienvenida. :corre:

Auditore escribió:AHHHH me encantó el capítulo, aunque todavía hay unas cuantas cosas que necesitas aclarar.
Te comprendo, el colegio es una mierda.
Te espero.

Lo sé, en esta historia hay muchos asuntos que aclarar. La verdad es que cuando le explico a mis amigas de que trata todo este mundo de fantasía que cree, terminan enredándose por que si cuento una cosa, tengo que contarlo desde el principio. Psycho se niega a contar su historia para no confundir a los seres con menos cerebro que él. Sí, es algo creído. Y si, el colegio es mierda, con algo de colonia para no darnos cuenta. Aun así se que la extrañare el próximo año. :misery:por cierto, creo que tu firma esta deformando el foro, deberías revisarla.

AnnyStylesHoranJonas escribió:haaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa


javi!!!!!!!!


te dije que iba a comentar!!!!

esta buenisima!!!!!!!!!!!!!!

siguela

me estan dando escalofríos

Bueno, comparado con tu forma de escribir, lo mío estaría por bajo de lo bueno. :roll:Y no te preocupes, la seguiré pronto, seguramente hoy o mañana, dependiendo de cuando avance con el capitulo del siguiente personaje. ¿Escalofríos? Jo, no sabía que tenía ese efecto en las personas.

Aclaración: