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Juego de la Noche... Isabel y Kevin TERMINADA

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Mensaje por chelis Sáb 22 Jun 2013, 12:30 pm

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Mensaje por chelis Sáb 22 Jun 2013, 12:30 pm

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Mensaje por chelis Sáb 22 Jun 2013, 12:30 pm

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Mensaje por chelis Sáb 22 Jun 2013, 12:31 pm

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Juego de la Noche... Isabel y Kevin  TERMINADA - Página 37 Empty Re: Juego de la Noche... Isabel y Kevin TERMINADA

Mensaje por issadanger Sáb 22 Jun 2013, 7:31 pm

Chicas en un momento les subo el maratón final y comienzo aferraste a la noche la historia de tabitha y Zayn
issadanger
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Juego de la Noche... Isabel y Kevin  TERMINADA - Página 37 Empty Re: Juego de la Noche... Isabel y Kevin TERMINADA

Mensaje por chelis Sáb 22 Jun 2013, 7:40 pm

OOOOOOOOKIIISSSS
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Juego de la Noche... Isabel y Kevin  TERMINADA - Página 37 Empty Re: Juego de la Noche... Isabel y Kevin TERMINADA

Mensaje por issadanger Sáb 22 Jun 2013, 8:28 pm

Capitulo 12 Parte 3



—No —dijo sarcásticamente—, traficar con drogas hace eso. Y obtengo una considerable ganancia de mis proxenetas en Bourbon Street.
La expresión en el rostro del hermano de Isabel fue invaluable.
—Mira, voy a ser sincero contigo. Te metes con mi…
—¿Patrick? —Kevin miró más allá del hermano de Isabel para encontrarse con un hombre que parecía tener cincuenta y pico de años. De buen estado físico y bien parecido, tenía cabello gris bien estilizado y bigote—. No le estás dando a Kevin el discurso de "Métete con mi hermanita menor y te quebraré el cuello”, ¿verdad?
—Estaba intentándolo.
El hombre rió.
—No le prestes atención. Soy el Doctor McTierney —dijo, extendiendo su mano hacia Kevin—. Puedes llamarme Paul.
—Es un placer conocerlo, Paul.
Paul se volvió hacia Fury.
—Tú debes ser el hermano.
—Eso espero, estoy vistiendo sus calzoncillos. —Paul rió—. Así que, usted es el maligno rey castrador —dijo Fury—. Me preguntaba qué apariencia tendría.
—Fury —dijo Kevin en tono de advertencia.
Paul rió otra vez.
—¿Sabes algo acerca de perros, Kevin?
—Sí. Un poco.
—Bien. Tengo uno que quiero que conozcas.
—Oh, Jesús, Cujo no, papá. Eso es peor que mi discurso que interrumpiste.
Paul ignoró a su hijo mientras se dirigía a un área alambrada en el fondo, donde Kevin podía ver un número de casetas de perro.
Mientras Kevin y Fury pasaban junto a ellos, los perros, percibiendo su parte animal, salieron a ladrarles o para jugar.
Paul los condujo a una jaula al final de la fila, donde un furioso Labrador mestizo estaba encerrado. El perro estaba lleno de rabia y odio.
—No podemos hacer nada con él —dijo Paul—. Mi socio piensa que deberíamos sacrificarlo, pero detesto hacer eso. Me parece una condenada pena matar a un animal que ha sido lastimado.
Fury dejó la cerveza y fue hacia la puerta. El perro salió corriendo de su casa, ladrando y gruñendo.
—Shh —dijo Fury, estirando la mano para que el perro pudiera olfatearlo.
—No haría eso si fuera tú —dijo Patrick—. Casi le arrancó la mano al oficial de control de animales que lo capturó.
—Sí, alguien tendría que ponerlos en una jaula y golpearlos por un tiempo —dijo Fury, frunciendo el labio.
El perro continuó atacando.
—Apártate —dijo Kevin mientras buscaba el pestillo de la puerta.
Fury se puso de pie y se alejó mientras Kevin la abría. El perro arremetió y luego retrocedió rápidamente.
Kevin cerró la puerta y se acuclilló.
—Ven aquí, muchacho —le dijo dulcemente, estirando la mano. El perro corrió al interior de su casa y ladró aún más fuerte. Kevin se arrastró hacia la casa y metió lentamente la mano adentro—. No tengas miedo —le dijo, permitiendo que el perro atrapara su olor.
Podía sentir que comenzaba a calmarse. Sabía que no era completamente humano, y estaba empezando a confiar en el animal que olía.
Luego de algunos segundos de espera, el perro lamió la punta de los dedos de Kevin.
—Eso es —dijo Kevin, acariciándole la piel. Miró por sobre su hombro—. ¿Fury? ¿Podrías traer algo para que coma?
—Traeré un tazón —dijo Paul.
Una vez que Paul hubo regresado, le dio el tazón a Fury, quien lo llevó dentro. Fury se agachó fuera de la casa, junto a Kevin, y depositó cuidadosamente la comida frente al perro.
—Hombre, te jodieron mal, ¿eh? —le dijo Fury al perro.
Kevin se llenó la mano de comida y la sostuvo hacia el animal. Éste la removió con la nariz hasta que finalmente confió en él lo suficiente como para dar un mordisco.
—Ahí tienes —dijo en voz baja mientras tomaba más comida y alimentaba al perro con la mano.
—Maldición, papá —dijo Patrick del otro lado del alambrado—. Jamás vi algo parecido.
Luego de varios minutos, Kevin terminó de alimentar al perro. El animal trepó al regazo de Kevin y se quedó allí, necesitando consuelo. Fury le acarició el lomo mientras Kevin le masajeaba las orejas.
Kevin sintió a alguien mirándolo. Observando por encima de su hombro, vio a Isabel junto a su padre.
—¿Le diste de comer? —le preguntó ella.
—Sí.
Ella sonrió. Verla allí hizo que le doliera el corazón. ¿Cómo podía algo tan simple como una mera sonrisa causar semejantes estragos en su cuerpo?
—Vine a avisarles a todos que la cena estaba lista. Pero si necesitas más tiempo…
Kevin se levantó.
—Estará bien por un rato.
Fury palmeó al perro y luego se puso lentamente de pie.
Los dos salieron de la jaula y la cerraron. El perro fue corriendo hacia ellos, aullando.
—Está bien —le dijo Kevin—. Regresaremos.
—Sí —agregó Fury—, con un lindo regalo para ti.
Kevin pasó su brazo sobre los hombros de Isabel mientras seguían a su hermano y su padre hacia la casa.
—¿Creciste aquí? —le preguntó a Isabel.
—No. Mis padres se mudaron pocos años atrás, luego de vender su pequeña granja.
—Extraño ese viejo sitio —dijo Paul mientras mantenía la puerta abierta para ellos—. Hay demasiadas ordenanzas aquí. Tuve que obtener una licencia especial sólo para poder mantener a mis pacientes atrás, y tengo que pagar multas habitualmente.
—¿Por qué se mudaron? —preguntó Fury.
Paul se encogió de hombros.
—Su madre quería estar más cerca de la ciudad. ¿Qué puede hacer un hombre cuando su esposa se encapricha con algo?
Entraron al comedor, donde un enorme banquete esperaba junto a Deirdre, que aún se veía como si prefiriera que ellos se marcharan.
—Ven aquí y siéntate a mi lado, Kevin —dijo Joyce, indicando la silla a su derecha—. Y Fury, puedes sentarte al otro lado de Isabel. —En el instante en que Fury se sentó, Titus fue corriendo e intentó trepar a su falda—. ¡Oh, buen dios! —exclamó Joyce—. Paul, haz bajar al perro.
—Está bien —dijo Fury, riendo.
Entonces, cuando Kevin se sentó, Titus corrió hacia él y le lamió la cara.
—Hey, muchacho, cuidado con las pezuñas.
—¿Qué ha pasado con mi perro? —preguntó Joyce, tirando del collar de Titus—. Generalmente es reservado con la gente.
—Los perros reconocen a las buenas personas en cuanto las ven —dijo Paul, sacando un trozo de relleno del pavo—. Titus —dijo, sosteniéndolo para el perro.
Titus corrió a buscarlo.

Isabel se sentó junto a Kevin. —Bueno, Patrick, ¿dónde está Maggie?
issadanger
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Juego de la Noche... Isabel y Kevin  TERMINADA - Página 37 Empty Re: Juego de la Noche... Isabel y Kevin TERMINADA

Mensaje por issadanger Sáb 22 Jun 2013, 8:47 pm

Capitulo 12 Parte 4



—En lo de sus padres. Iré allí más tarde, después de comer. Como nos quedamos a dormir aquí, quería asegurarse que su madre no se pusiera celosa.
—Maggie es la esposa de Patrick —le explicó Joyce a Kevin—. Me hará abuela en la primavera.
—Felicitaciones —le dijo Kevin a Patrick.
—Sí, ya veremos. Estoy asustado como el demonio. Personalmente, no creo que esté preparado para ser el padre de alguien.
—Sí —dijo Isabel riendo—. Podrías tener que compartir tus juguetes.
Patrick le hizo una mueca antes de arrojarle un guisante hacia la cabeza por encima de la mesa. Kevin lo atrapó antes de que hiciera contacto, y se lo devolvió a Patrick. Lo golpeó directo entre los ojos.
Isabel rió a carcajadas.
—¡Niños! —exclamó Joyce—. Compórtense o los haré comer en el rincón.
—Buenos reflejos, amigo —dijo Patrick, secándose la ceja bondadosamente—. Pienso que deberíamos reclutarte para el equipo.
—No lo creo, Pat —dijo Isabel—. Por alguna razón creo que Kevin se opondría a vestir una camiseta que diga "Córtalo y abróchalo si lo amas" en la espalda. Es bastante sensible acerca de la castración de perros.
Kevin arqueó una ceja, pero mantuvo la boca sabiamente cerrada.
Su padre rió con fuerza.
—Puedo apreciar su punto de vista. No muchos hombres quieren jugar para los Castradores. Pero tenemos un montón de veterinarias que, extrañamente, lo hacen.
—Ah, lo persuadiremos —dijo Patrick—. Con esos reflejos, definitivamente podríamos usarlo.
Kevin notó la expresión de tristeza en el rostro de Deirdre, pero ella no dijo nada mientras se sentaba y colocaba la servilleta sobre su regazo.
El padre de Isabel dijo la bendición y entonces se puso de pie para cortar el pavo mientras que su madre comenzaba a pasar los platos.
Kevin sostuvo las fuentes mientras Isabel servía para él y para sí misma.
—¿Hay algo que no te guste? —le preguntó ella.
—En realidad, no.
Ella sonrió.
—Eres tan fácil de convencer.
Él le besó la mejilla impulsivamente, hasta que se percató de que la familia de ella los miraba fijamente.
—Lo siento —dijo, temeroso de haber hecho algo mal.
—No —le dijo Joyce—. Me agrada ver a mi bebé sonriendo por una vez.
Kevin le pasó el puré de papas a Fury, quien lo miró con un tremendo ceño.
—¿Qué es esto? —preguntó.
—Patatas —le dijo Kevin.
—¿Qué les hicieron?
—Sólo cómelas, Fury —dijo Kevin—. Te gustarán, confía en mí.
Patrick resopló.
—¿De dónde vienes, que nunca has visto puré de patatas antes?
—De Marte —dijo Fury mientras fruncía el ceño ante el modo en que las papas colgaban de la cuchara.
Tomó sólo un poquito, luego se las pasó a Paul. Fury se inclinó apenas hacia delante y olisqueó las papas en un gesto muy canino.
Isabel sintió la pierna de Kevin estirarse sobre la suya para patear la silla de Fury debajo de la mesa.
Fury se irguió rápidamente y miró a su hermano, que le estaba dando una mirada de advertencia.
—Realmente, ¿de dónde son? —preguntó Deirdre otra vez—. ¿Crecieron aquí?
—No —respondió Kevin—. Viajamos mucho mientras crecíamos. Hemos vivido prácticamente en todos lados.
La hermana lo miró penetrantemente.
—¿Qué los trajo a Nueva Orleáns?
—Deirdre —dijo Isabel—. ¿Desde cuándo esta es la Inquisición?
—Desde que mamá dijo que ibas en serio con él. Creo que debemos saber algo más acerca de tu nuevo novio, además de que se ve bien con un par de vaqueros.
—Deirdre —dijo Paul en un tono bajo pero severo—. No hagas pagar a Isabel y Kevin por los crímenes de Josh.
—Bien —exclamó Deirdre furiosamente—. Pero cuando él escape con su secretaria y la deje sola para explicarle a sus niños porqué papi es un idiota, espero que recuerdes esto.
Se levantó y abandonó la habitación.
—Lo siento —dijo Joyce, poniéndose de pie—. Sigan adelante, y coman. Regresaré en un minuto.
—El esposo de Deirdre la dejó unos meses atrás —le explicó Isabel a Kevin—. Sus hijos están con él durante el feriado, y Deirdre está pasando un mal rato por eso.
—¿Por qué un hum…? —Fury estiró la sílaba de un modo que le hizo saber a Isabel que estaba a punto de decir "humano"—. ¿Humillante idiota haría eso? —dijo, terminando la frase.
—No sé por qué algunos hombres lo hacen —dijo Paul—. Aunque supongo que al fin se quitó de encima a esa basura.
—Estoy de acuerdo —dijo Isabel, mirando a Kevin, quien jugaba con su muslo por debajo de la mesa, excitándola terriblemente.
Su contacto era electrizante.
Joyce regresó para tomar el plato de Deirdre, y luego volvió a salir de la habitación.
Paul suspiró.
—Desearía poder mejorar las cosas para ella. No hay nada peor que ver a uno de tus hijos sufriendo y no ser capaz de detenerlo.
—Podría matarlo para ella —se ofreció Fury. Kevin se aclaró la garganta—. Bueno, podría tener un accidente —intentó Fury nuevamente—. Los humanos los tienen todo el tiempo.
Patrick rió malignamente.
—Tengo una pala.
—Al diablo con eso —dijo Paul antes de tomar un sorbo de su vino—. Tengo un lagarto en el patio.
Todos rieron.
Joyce regresó y se sentó.
—Lo lamento.
—¿Está bien? —preguntó Isabel.
—Lo estará. Lleva tiempo.
Kevin sintió la tristeza de Isabel. Le apretó el muslo consoladoramente.
—Probablemente no debería haber traído a Kevin. Fue insensible de mi parte.
—¡Oh, bah! —exclamó Joyce—. No hiciste nada malo, Isabel. Queríamos conocerlo. —Le sonrió a Kevin—. Eso es asunto de Deirdre, ¿está bien?
Isabel asintió.
Terminaron su comida en paz, mientras Patrick y Paul bromeaban entre ellos. Entonces Joyce trajo una tarta de nueces de Pecan y una tarta con cuatro capas de chocolate.
Isabel cortó un trozo pequeño de tarta.
—¿No quieres tarta? —le preguntó Kevin—. Sé que la de chocolate es tu favorita.
Ella la miró fija, anhelantemente.
—No, será mejor que no coma. —Antes de que pudiera pasarla, Kevin colocó una tajada en su plato—. ¡Kevin!
—Lo querías. Conozco esa mirada.
Ella puso los ojos en blanco y tomó el tenedor.
—Gracias.
 
Kevin asintió. Sintió que su madre lo miraba. Echando un vistazo, recibió una sonrisa agradecida de Joyce, que se estiró y le palmeó suavemente el antebrazo.
Le causó la sensación más extraña. ¿Así era tener el toque de una verdadera madre?
Luego de la cena, Isabel decidió que había torturado a Kevin y Fury lo suficiente por un día.
—Probablemente deberíamos regresar —dijo.
—¿Qué? —preguntó su padre—. ¿Nada de juegos?
—Tú y Patrick pueden mirar el juego, papá.
Para su absoluta conmoción, su padre realmente puso mala cara.
Isabel le dio un abrazo por ser tan bondadoso con Kevin y Fury.
—Iré a despedirme de Deirdre. Sé agradable con los chicos hasta que regrese.
Isabel subió las escaleras hacia las habitaciones de huéspedes. Encontró a Deirdre en el último dormitorio del pasillo.
—Hey, cariño —le dijo, abriendo la puerta—. ¿Estás bien?
Los ojos de Deirdre estaban bordeados de rojo, estaba sentada en la cama, aferrando la almohada contra su estómago. Su plato de comida estaba sin tocar sobre la mesa de luz.
—Estoy bien. Supongo.
Deseando poder hacer algo para ayudar a su hermana, Isabel caminó hacia la cama. Cómo comprendía al corazón roto de Deirdre. Se había sentido de la misma manera hasta que Kevin había aparecido y la había hecho sonreír.
—Lo siento tanto.
—No. Me alegra que el imbécil se haya ido, pero tú… deberías dejar ir a Kevin.
No fueron tanto las palabras de su hermana lo que la conmocionaron, sino el rencor en el tono de Deirdre.
—¿Perdón?
—Vamos, Isabel. No seas estúpida. Míralo. Mírate. Ustedes dos no deben estar juntos.
Isabel miró boquiabierta a su hermana.
—¿Cómo dices?
—Taylor era un tipo genial… deberías haberte aferrado a él con ambas manos. Era confiable y estable. Más que nada, era respetado en la comunidad. Pero, en vez de hacer lo que él quería, te rehusaste a perder peso y te dejó porque eres gorda. Ahora aparece este tipo y saltas sobre él como si Taylor nunca hubiese existido. No es que te culpe. Es de primera, pero no seas tonta.
Oh, ese era un golpe bajo y, para ser sincera, Isabel estaba cansada de ser la "inteligente" mientras que Deirdre siempre había sido conocida como la "bonita."
—Sólo porque te casaste con una serpiente no significa que Kevin sea un perro. —Isabel vaciló ante eso. En realidad, Kevin era un perro, algo así. Pero no de ese modo. Kefvin jamás me engañaría.
—Sí, claro. Mírame, Isabel. Fui la segunda ganadora para Miss Louisiana y hubiese ganado si no hubiera sido tan joven en ese momento. Aún soy condenadamente atractiva y, sin embargo, mi esposo me abandonó. ¿Qué posibilidades tienes tú?
Furiosa con su "perfecta" hermana, Isabel se rehusó a mirarla. En cambio, fue hacia la ventana que daba al patio, donde vio a Kevin y Fury con su padre.
—Te casaste con Josh por dinero, ¿recuerdas? —dijo Isabel mientras los veía con los perros—. Me lo dijiste la noche antes a la boda.
—Oh, ¿y supongo que tú amas a Kevin por su personalidad? No soy estúpida. Lo amas por lo bien que se ve su trasero.
Y sin embargo, mientras Isabel observaba a su compañero, sabía la verdad. Kevin no era humano. No pensaba ni actuaba como humano. A diferencia de Taylor y Josh, jamás la dejaría porque ella no fuera lo que él quería.
La amaba tal y como era. Ni una sola vez Kevin había intentado cambiarla o alterarla de algún modo. Simplemente la aceptaba, con sus defectos y todo.

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Juego de la Noche... Isabel y Kevin  TERMINADA - Página 37 Empty Re: Juego de la Noche... Isabel y Kevin TERMINADA

Mensaje por issadanger Sáb 22 Jun 2013, 9:41 pm

Capitulo 12 Parte 5



Kevin jamás la engañaría. Nunca le mentiría. Y mataría a cualquiera que la lastimara.
Y en ese momento, mientras lo veía acariciar a un perro al que nadie había sido capaz de llegar, comprendió cuánto lo amaba.
Cuánto lo necesitaba.
La sola idea de vivir sin él la mataba.
No podía. En las últimas semanas, él se había convertido en una parte integral de su vida. Más que nada, era una parte integral de su corazón.
Sus ojos se llenaron de lágrimas mientras la realidad de ese pensamiento la aplastaba.
Realmente, verdaderamente lo amaba de un modo que jamás había sabido que una mujer pudiera amar a un hombre.
—No tienes idea de lo que estás hablando, Dee. Kevin es bueno y considerado. Me cuida.
—Sólo hace un par de semanas que lo conoces, y apenas habías terminado con Taylor. Es vergonzosa la manera en que te arrojas encima de él.
Isabel volvió a mirar a su hermana. Sentía lástima de Deirdre, pero eso no le daba derecho a su hermana para intentar hacerla sentir mal.
—Estás celosa.
—No, Isabel, no lo estoy. Soy realista. Kevin está completamente fuera de tu alcance.
Isabel miró con furia a su perfecta hermana pero, en el fondo, sentía muchísima pena por que Deirdre probablemente nunca conocería el amor que ella tenía con Kevin.
Si pudiera, le daría ese regalo a su hermana. Pero no eso no era posible.
—Como sea, Dee. Nos veremos después.
Kevin y Fury estaban afuera, en el patio, con el Labrador otra vez.
—No querrías llevarlo a casa contigo, ¿verdad? —preguntó Paul mientras Fury jugaba con el perro.
—Zayn se mearía los pantalones —dijo Fury—. ¿Puedo?
Kevin rió.
—Seguro. Pero Cujo probablemente terminará en El Santuario.
—Sabes —dijo Paul—, debería haber pensado en pedirle eso a los osos.
Kevin miró a Paul suspicazmente.
—¿Perdón?
—Pero, como es sólo un perro y no un Were, pensé que los osos no le darían la bienvenida. —Kevin no podría haber estado más pasmado si Paul lo hubiera pateado—. Cierra la boca, Kevin —dijo Paul en un tono paternal—. Soy el principal veterinario del estado. Carson aún está aprendiendo el ejercicio. ¿A quién crees que llama cuando hay algo que no puede manejar? —Carson era el veterinario residente de El Santuario. Él mismo era un Were-Hunter, tenía sólo cincuenta años, lo cual en su mundo lo hacía poco más que un niño—. También sé todo acerca de Fang —continuó Paul.
Fury se adelantó para pararse delante de la cerca. Colocó su mano en el alambrado, mientras miraba incrédulo a Paul.
—¿Por qué nos permitió venir aquí?
Paul tomó la mano de Kevin en la suya. La marca estaba escondida.
—No tenías que ocultarla. Supe lo que había sucedido en el instante en que Isabel me dijo tu nombre. Y sé cómo ustedes protegen a sus compañeras. No puedo decir que esté precisamente feliz por esto, pero al menos no tengo que temer que jamás la lastimes del modo en que Deirdre fue herida.
Kevin apretó los puños.
—¿Joyce sabe…?
—No. No sabe nada acerca de tu mundo, y quiero mantenerlo de ese modo. Jamás le he contado a nadie acerca de El Santuario —Paul soltó la mano de Kevin—. Si estás buscando mi bendición, la tienes. No estaba seguro hasta que los vi juntos en la cena. Ha pasado mucho tiempo desde que vi a mi pequeñita tan feliz. Pero, recuerda, si alguna vez la lastimas… —miró hacia donde un perro estaba en una jaula, con un cono alrededor de la cabeza.
—Ah, hombre —susurró Fury—. Eso es sencillamente enfermo.
—Estoy definitivamente de acuerdo —dijo Kevin.
—Sí, bueno, Isabel es mi bebé y sé cómo usar una pistola tranquilizadora y un bisturí.
Kevin se encogió mientras Fury se cubría.
—¿Kevin?
Se dieron vuelta, para ver a Isabel caminando hacia ellos.
Paul dio un paso atrás.
—Déjenme buscarles una correa para…
—No la necesitaremos —dijo Fury, abriendo la puerta y dejando salir al perro con él.
—No, supongo que no —dijo Paul.
Fue a acariciar al perro, quien intentó morderlo.
—Compórtate —dijo Fury, sosteniendo a Cujo.
Isabel vaciló mientras se aproximaba.
—Y será mejor que no muerdas a Isabel —le advirtió Kevin—. O te dejaremos aquí.
El perro movió la cola y se sentó.
—¿Vendrá con nosotros? —preguntó ella.
Su padre asintió.
—Fueron bastante buenos como para adoptarlo.
—Eso es dulce de tu parte —le dijo a Kevin.
Fury se mofó.
—En realidad no. Me compadezco de cualquiera que sea arrojado a una zanja.
Isabel se estiró y abrazó a Fury. Compadecía al lobo por lo que había pasado.
Fury se aclaró la garganta y retrocedió.
—No te pongas sentimental conmigo, Isabel, no sé cómo manejarlo. Al igual que Cujo, mi primer instinto es atacar, y eso haría que Kevin me dejara parecido a ese pobre muchacho que está allí.
Isabel vio al perro con el cono.
—Auch.
—Exactamente.
Kevin envolvió su brazo alrededor de ella y regresaron juntos a la casa, con su padre, Fury, y Cujo siguiéndolos.
Joyce los miró sorprendida al ver al perro con ellos, pero no dijo nada mientras le entregaba a Isabel un enorme paquete de Tupperwares
—Dividí las sobras entre todos.
—¿Nos tocaron patatas? —preguntó Fury.
Kevin arqueó una ceja.
—Así que, ¿ahora te gustan?
—Sí, estaban buenas.
Isabel besó a su madre en la mejilla.
—Gracias, mamá.
Patrick se encontró con ellos en el living. Le ofreció la mano a Kevin.
—Fue agradable conocerte, aunque seas traficante de drogas y proxeneta.
—A ti también.
—¿Perdón? —preguntó Isabel.
—Es una larga historia —dijo Fury riendo.
—Tengan cuidado en el regreso a casa —dijo Joyce mientras los acompañaba hacia el auto—. Oh, esperen, déjenme buscar una manta para el perro, para que no arañe los asientos de cuero.
Isabel se tomó unos minutos para volver a decir adiós mientras su madre buscaba la manta y luego la colocaba atrás, para Cujo. Después de haber abrazado y besado a sus padres, Isabel se unió a los lobos y el perro en el auto.
En un abrir y cerrar de ojos estaban yendo de regreso a Garden District.
—Tienes una agradable familia, Isabel —dijo Kevin.
Ella lo miró a él y luego a Fury.
—Sí, así es. Creo que ustedes son lo mejor.
El corazón de Kevin latió violentamente ante lo que le decía.
—Quise decir tu familia.
—Fury y tú son parte de mi familia, Kevin. Tú eres la mejor parte de ella.
—Creo que ustedes dos necesitan un poco de privacidad. —Fury se sentó y le apretó la mano a Isabel—. Hasta luego, hermanita.
Entonces él y el perro desaparecieron del asiento trasero.
Kevin se movió hacia el costado de la carretera y detuvo el auto.
—¿Qué es lo que me estás diciendo, Isabel?
Ella levantó la mano para jugar con el cabello de él, mientras miraba fijo a esos increíbles ojos verde-avellana que tenían su corazón esclavizado.
—Mientras mi hermana me gritaba acerca de cómo un día me dejarías plantada, tuve una revelación. Nunca en mi vida he conocido a nadie como tú, Kevin, y dudo que jamás lo haga. Me gusta la forma en que me miras, como si ya pudieras saborearme. Me gusta cómo te preocupas por si tengo demasiado frío o si comí lo suficiente. Más que nada, me encanta la forma en que te siento por la noche, cuando me abrazas con fuerza. El modo en que me tocas, como si temieras que fuera a romperme. Y cómo te ocupas de acunarme en tus brazos. —Se detuvo para respirar hondo antes de continuar—. Te amo, Kevin. Creo que nunca supe lo que era el verdadero amor hasta que entraste en mi vida. —Le mostró su mano marcada—. Estoy preparada para unirme a ti.
Él se veía sobresaltado e inseguro.
—¿Estás segura?
—El simple hecho de que estés haciéndome esa pregunta cuando sabes lo que perderás si digo que no, me prueba lo acertada que estoy respecto a ti. Sí, Kevin Kattalakis. Estoy segura.
Una lenta sonrisa se extendió por su rostro un segundo antes de que la atrajera a sus brazos y la besara hasta dejarla sin aliento. Kevin se apartó con un profundo y lobuno gruñido.
—Realmente odio haber tenido que conducir esta cosa. De otra forma, ahora mismo nos transportaría a la cama.
—¿No puedes llevarlo a casa?
—No. Es demasiado grande y pesado, y si lo abandono, lo robarán, y Otto nunca me perdonará. Ama este condenado pedazo de basura.
La soltó y se recostó en su asiento.
Y estuvo condenadamente cerca de darle un ataque al corazón a Isabel cuando condujo a casa en tiempo récord. Richard Petty no hubiera podido competir con Kevin mientras se abría paso entre el tráfico.
Se detuvieron con un chirrido fuera de la puerta de Zayn, y Kevin los transportó directamente del auto a su dormitorio. En un segundo estaban parados junto a la cama; al siguiente, estaban desnudos sobre ella.
Isabel rió ante su impaciencia.
—No pierdes el tiempo, ¿verdad?
—No quiero que cambies de opinión.
—No lo haré.
Kevin la besó intensamente. Ya estaba duro por ella.
Isabel pasó su mano por la espalda de él, deleitándose en la sensación. Su piel era tan cálida y masculina.
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Juego de la Noche... Isabel y Kevin  TERMINADA - Página 37 Empty Re: Juego de la Noche... Isabel y Kevin TERMINADA

Mensaje por issadanger Sáb 22 Jun 2013, 9:52 pm

Capitulo 12 Parte 6



—Sólo recuerda, esto no te libra de una gran boda irlandesa.
Él se rió.
—Lo que haga falta para hacerte feliz.
La sonrisa de ella se desvaneció cuando la seriedad se instaló en lo profundo de su corazón.
—Definitivamente, eso serías tú.
Él volvió a besarla, casi devorándola.
Para el momento en que se apartó, ella apenas podía respirar.
—Muy bien —dijo ella en voz baja—. ¿Qué tenemos que hacer?
Kevin rodó sobre su espalda y le robó la respiración, el modo en que se veía allí. Su piel bronceada resaltaba a la perfección contra las sábanas color crema. Su cabello estaba suelto y lo hacía parecer todavía más fascinante.
—Tienes que presionar tu palma marcada contra la mía. —Isabel colocó su palma contra la cálida y callosa de él. Kevin entrelazó los dedos con los de ella—. Ahora tienes que tomarme dentro de tu cuerpo sin mi interferencia.
—Eso es un poco extraño, pero está bien.
—En realidad, no. Fue establecido como garantía para proteger a nuestras mujeres. El Reclamo jamás puede ser forzado sobre una mujer. Ella debe completarlo por su absoluta voluntad.
Isabel se arrodilló y se puso a horcajadas cuidadosamente sobre la delgada cintura de él. Lo miró, preguntándose cómo los cambiaría esto.
¿Los cambiaría?
¿Cómo podía no hacerlo?
Después de esto, estarían emparejados. Ella le pertenecería y, hasta el día en que muriera, él le pertenecería a ella.
Kevin tomó su mano libre y se la besó con dulzura.
Con el corazón latiendo violentamente, Isabel movió su cuerpo hasta que él estuvo profundamente en su interior. Ambos gimieron ante la sensación.
Kevin apretó los dientes mientras su mano comenzaba a calentarse. Le hizo falta toda su fuerza de voluntad para no embestir contra ella. Pero esta no era su elección, sino de Isabel.
—Ahora tienes que decir lo siguiente: "Te acepto como eres, y siempre te tendré dentro de mi corazón. Caminaré a tu lado para siempre."
Isabel unió su mirada a la de él mientras su propia palma le cosquilleaba.
—Te acepto como eres, y siempre te tendré dentro de mi corazón. Caminaré a tu lado para siempre.
Los ojos de Kevin se oscurecieron antes de repetir el juramento para ella. Apenas había terminado de pronunciarlo cuando arqueó la espalda, como si estuviera sufriendo.
Isabel chilló, sorprendida, cuando los colmillos de él crecieron como si estuviera en una película de vampiros.
Kevin la mantuvo quieta mientras respiraba entrecortadamente. Todo su cuerpo estaba tenso y rígido.
—Está bien, Isabel —gruñó—. No tengas miedo. Es sólo nuestro hechizo de Reclamo llamando al thirio, para que podamos unir nuestras fuerzas vitales. Pasará en unos minutos.
—Parece que estuvieras sufriendo. ¿Hay algo que pueda hacer?
—Sólo esperar que pase —jadeó.
—Si nos unimos, ¿se detendrá? —Él asintió—. Entonces, únete a mí.
Él siseó, entonces sostuvo su mirada.
—¿Comprendes lo que es eso, Isabel? Si muero, tú mueres conmigo. Instantáneamente. A menos que estés embarazada, y entonces morirás en cuanto nuestro bebé haya nacido.
El corazón de ella triplicó sus latidos. Pero, mientras lo miraba, parecía un precio muy pequeño que pagar. ¿Quería vivir sin él?
—¿Qué diablos? —le dijo—. Si vamos a hacer esto, hagámoslo completo.
—¿Estás segura?
Ella asintió.
Kevin se sentó debajo de ella. La acunó contra su pecho y le hocicó el cuello.
—Luego de que te muerda, debes morderme en el hombro.
Antes de que pudiera responder, él hundió sus dientes en ella.
Isabel gritó, pero no de dolor. Un inimaginable placer la desgarró mientras lo sentía hinchándose en su interior. Embistió contra Kevin mientras un divino orgasmo la atravesaba.
Su visión se nubló mientras sentía sus propios colmillos creciendo en su boca. Algo parecía haberla poseído, y ya no se sentía humana.
Era…
Maravilloso. Lo siguiente que supo fue que había hundido los dientes en el hombro de Kevin.
Envueltos en éxtasis, se sostuvieron uno al otro mientras los latidos de sus corazones se sincronizaban y la habitación daba vueltas. Isabel nunca se había sentido tan cerca de otra persona en su vida. Realmente era como si fueran una sola persona, unidos. Físicamente.
Espiritualmente. Perfectamente.
Kevin no podía respirar mientras la saboreaba. Jamás debería haberse ligado a ella y, sin embargo, estaba tan agradecido que estuviera con él. Por primera vez comprendía porqué Anya se había unido a su compañero.
No quería perder a Isabel. Ni siquiera quería intentar imaginar un sólo día sin ella.
Ahora no tendría que hacerlo.
Su cabeza dio vueltas mientras su orgasmo se desvanecía y sus dientes retrocedían. Isabel se apartó y lo miró fijamente, como si estuviera ebria.
—¿Ha terminado? —le preguntó.
Él asintió, luego la besó. Y volvió a besarla.
—Eres mía, Isabel McTierney. Ahora y siempre.
Ella sonrió.
Kevin la recostó sobre la cama y se acostó sobre ella. Sólo quería sentirla. Su compañera.
La realidad de eso envolvió su corazón y lo hizo volar.
Isabel lo acunó con todo su cuerpo. Se sentía tan bien allí. Pasó la mano por el cabello de Kevin y comenzó a reír.
—¿Fue tan divertido?
—Estaba pensando que no todas las mujeres llegan a tener su propio lobo domesticado.
Los ojos de él brillaron.
—No estoy seguro de poder llamarme domesticado. Sólo tú tienes ese efecto sobre mí.
—Eso es lo que más me gusta de todo.
Mientras agachaba la cabeza para besarla, su teléfono sonó. Kevin se apartó con un gruñido. Estiró la mano y el teléfono voló por la habitación, hasta que lo agarró.
Isabel frunció el ceño.
—No estoy segura que alguna vez me acostumbre a que hagas eso.
Él le mordisqueó el cuello juguetonamente, y luego atendió.
—Hola, Aimee —dijo, y entonces se detuvo. La miró, y ella notó la confusión en sus ojos—. Gracias, realmente lo aprecio. Espera un segundo. —Apretó el botón de silencio—. Es uno de los osos de El Santuario, que está cuidando a Fang. Están teniendo su propia celebración del Día de Acción de Gracias, y han decidido levantar temporalmente mi proscripción si quiero visitar a Fang esta noche.
—Está bien.
—Me preguntaba si te gustaría ir conmigo y conocerlo. Quiero decir, no es que él esté hablando, pero…
—Me encantaría conocer a tu hermano —dijo ella, interrumpiéndolo.
Kevin pareció aliviado antes de regresar al teléfono.
—Sí, estaremos allí en un rato. Gracias.
Colgó el teléfono y lo colocó sobre la mesa de luz.
Isabel se quedó recostada allí, en silencio, intentando asumir lo que había hecho. Lo que les había sucedido esa tarde.
—¿Estás seguro de que no estoy envejeciendo? No siento nada diferente.
—Deberías estar unida a mí pero, como nunca me he emparejado antes, no sé cómo deberíamos sentirnos.
Isabel se miró la mano. Su marca ahora era de un vibrante rojo.
—Aunque esto es diferente. ¿Qué hay de la tuya?
—Se parece a la tuya.
Esa era una buena señal.
—¿Tengo que seguir tomando tu sangre?
Él negó con la cabeza.
—Nunca más.
—Bien. Es realmente asqueroso pensar en eso. — Kevin se levantó y la sacó de la cama—. ¿Qué estás haciendo?
—Voy a bañarte, Lady Wolf para poder llevarte a El Santuario y alardear contigo frente a todos.
Cómo deseaba Isabel ser tan hermosa como él pensaba que era. Era tan agradable estar con alguien que la veía color de rosa. 
Kevin la llevó al baño y abrió la ducha. Una vez que hubo regulado el agua, abrió la cortina para dejarla entrar primero.
Isabel se sentía un poquito incómoda. Nunca antes se había bañado con un hombre. Pero mientras Kevin comenzaba a enjabonarle el cuerpo, su incomodidad se desvaneció en una ola de caliente deseo por él.
Él se veía realmente bien desnudo y mojado, y sus manos eran increíbles mientras se deslizaban por cada centímetro del cuerpo de ella.
—Eres verdaderamente talentoso —le dijo, conteniendo la respiración mientras él la lavaba entre las piernas. La besó suavemente, dejó caer la esponja y usó sus dedos para acariciarla—. Nunca estás satisfecho, ¿verdad? —le preguntó Isabel al sentirlo endurecerse nuevamente.
—No cuando se trata de ti.
Presionó la espalda de ella contra la fría pared de azulejos. Le levantó una pierna para envolverla alrededor de su estrecha cintura antes de deslizarse dentro de ella.
Isabel gritó de placer mientras él embestía contra ella. No fue hasta llegar al clímax que ella se percató de que había envuelto ambas piernas alrededor de la cintura de él, y que él estaba aguantando todo su peso mientras continuaba embistiendo.
El cabello de Kevin estaba mojado y chorreando agua al capturarle los labios. Se enterró profundamente en su interior y entonces se estremeció.
Isabel estaba sólo vagamente consciente del rocío del agua contra sus brazos y piernas mientras observaba el rostro de Kevin. Su lobo era hermoso cuando llegaba al orgasmo con ella. La sostenía sin esfuerzo mientras su cuerpo continuaba temblando.
Una vez que hubo terminado, Isabel bajó las piernas mientras él se retiraba de ella.
Él suspiró entrecortadamente, luego giró para enfrentar el agua.
Isabel presionó su torso impulsivamente contra su espalda desnuda.
Kevin siseó ante la sensación de Isabel contra él. Ella envolvió los brazos alrededor de su cintura, deslizando las manos por su cuerpo.
—Sigue haciendo eso y jamás saldremos de esta ducha —le dijo roncamente.
—Claro que sí. No será muy divertido estar aquí si el agua se enfría.
—Cierto.
Entonces, para su deleite, ella lo dejó y tomó la esponja para bañarlo.
Isabel nunca había hecho nada como eso. En realidad, era muy divertido enjabonar esos magníficos músculos y ayudarlo a enjuagarse el cuerpo.

—Eres decadente —susurró.
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Juego de la Noche... Isabel y Kevin  TERMINADA - Página 37 Empty Re: Juego de la Noche... Isabel y Kevin TERMINADA

Mensaje por issadanger Sáb 22 Jun 2013, 10:08 pm

Capitulo 12 Parte 7



Él respondió a eso con una sonrisa y un beso.
Una vez que hubieron terminado, salieron de la ducha. Isabel pensó que tendrían que vestirse, pero Kevin la sorprendió volviendo a vestirlos con la ropa que habían llevado a la casa de sus padres.
—¿Cómo lo haces?
Kevin se encogió de hombros.
—Es como respirar. Apenas pienso en ello y puf. Es magia.
—Desearía que me advirtieras un poquito antes de hacerlo. Aún estoy acostumbrándome a todo esto.
Para complacerla, la condujo a través de la puerta y por el pasillo hacia la habitación de Fury.
Kevin golpeó a la puerta.
—¿Sí? —dijo Fury desde adentro.
Kevin la empujó con el hombro para encontrar a Fury con el perro sobre su cama.
—Íbamos a El Santuario. Me preguntaba si te gustaría venir con nosotros.
—Seguro. ¿Cujo puede ir?
—Supongo que sí. Podemos meterlo en una de las jaulas si se pone nervioso.
—¿Jaulas? —preguntó Isabel.
Kevin giró para enfrentarla.
—Como El Santuario tiene a muchas especies diferentes de animales, tienen una habitación llena de jaulas en caso de que alguien se ponga desagradable.
Fury y Cujo desaparecieron del dormitorio.
—¿Cómo quieres ir? —le preguntó Kevin.
Isabel suspiró profundamente.
—Hazme destellar, Scotty.
Kevin le tomó la mano y los transportó a El Santuario.
A Isabel le llevó un segundo orientarse. Había pasado por este bar millones de veces, pero nunca antes había estado dentro. Había un cartel en la puerta que decía que estaba cerrado. Sin embargo, había mucha actividad adentro. Al menos cincuenta "personas" estaban allí, incluyendo a Fury y Cujo, quien olfateaba a varios ocupantes.
Varias mesas habían sido unidas para formar una mesa de banquete realmente grande, cubierta con manteles blancos. Otra serie de mesas tenía más comida de la que había visto en su vida. Había una docena de pavos, veinte jamones, y al menos dos docenas de tortas y pasteles con cada acompañamiento conocido, y algunos que no pudo identificar.
Pero lo que más la aturdió fue lo increíblemente atractivos que eran todos allí. ¡Dios! Parecía una revista de modelos.
Isabel se sintió extremadamente intimidada.
—Kevin —dijo un hombre alto y hermoso mientras se acercaba a ellos—. Nos preguntábamos si lograrías venir.
—Hola, Dev.
Isabel vio a dos "Devs" más entrando a la habitación, cargando más comida.
—Somos cuatrillizos —dijo Dev con una traviesa sonrisa—. Puedes distinguirme por esto. —Levantó la manga de su remera para mostrarle su tatuaje de arco y flecha, y luego señaló a sus hermanos—. El de mala apariencia que lleva el gumbo (Comida tipica de Luisiana) es Remi. El tímido que está allí, con el cachorro de oso en su falda, es Quinn, y Cherif es el que sostiene la fuente de patas de cangrejo. No te preocupes si no puedes recordar quién es quién, sólo grita "cuatri" y responderemos.
Parecía muy abierto y amistoso.
—Soy Isabel —le dijo, extendiendo la mano hacia él—. Es un placer conocerte.
Mientras la saludaba, otro atractivo hombre rubio apareció detrás de Kevin. Gruñó gravemente, recordándole a un lobo.
 
—Ni siquiera lo piensas, Sasha —le gruñó Kevin, mirando letalmente al hombre—. No estoy de humor para tu mierda.
—Lobos —le dijo Dev a Kevin—. Los alfas tienen que hacer esa porquería de la dominación cada vez que se ven. Ves, yo soy un oso. Nos llevamos bien con casi todos. A menos que te metas con nosotros, entonces te arrancamos la cabeza. —Dev inclinó la cabeza hacia Sasha—. ¿Por qué no vas a ayudar a Papa a traer los barriles?
Sasha se aproximó y olfateó a Isabel. Pareció calmarse un poco antes de volver a mirar a Kevin.
—Seguro, Dev. No querría avergonzar a Kevin frente a su compañera derrotándolo.
Kevin dio un paso hacia él, hasta que Dev se metió en el medio.
—Ve, Sasha —le dijo Dev severamente. Sasha finalmente se marchó. Él respiró hondo y le sonrió—. Deberías haber probado con un oso, Isabel. Entonces no tendrías que preocuparte por esto.
—Está bien. Estoy bastante encariñada con los lobos.
Vio que Sasha se acercaba a Fury.
Fury se puso instantáneamente de pie, con un gruñido tan siniestro que realmente la asustó. Siempre relajado y un poquito inepto, no tenía idea de que Fury pudiera verse de ese modo.
Era verdaderamente terrorífico en su personalidad de lobo.
—¡Sepárense, lobos! —dijo una mujer alta y delgada con acento francés mientras se metía entre ellos—. O les arrojaré agua encima a ambos.
Remi apareció a su lado.
—¿Necesitas ayuda, maman?
—No de ti, cher —dijo ella, palmeándole bondadosamente el brazo—. Ve a ayudar a José en la cocina.
Remi lanzó a los lobos una mirada de advertencia antes de obedecer a su madre.
Una vez Sasha y Fury tuvieron algo de distancia entre ellos, la mujer se acercó a Kevin y a ella.
—Aquí estás, finalmente. —Besó a Kevin en la mejilla y luego se volvió hacia Isabel—. Soy Nicolette, pero la mayoría de la gente me llama Mamá.
—Isabel —dijo ella, estrechando la mano de la osa.
Nicolette le sonrió a Kevin—Es hermosa, mon petit loup.(mi pequeño Lobo en Francés) Has progresado.
Merci, Nicolette.
—Vamos —dijo, haciendo un gesto para que entraran más en la habitación—. Kevin, preséntale tu compañera a nuestra gente mientras me aseguro que mis hijos no peleen. Y no tengas miedo si no puedes recordar nuestros nombres, Isabel. Eres una sola mientras que nosotros somos muchos. Los aprenderás con el tiempo.
Isabel le agradeció y entonces Kevin la llevó por el salón, y la presentó a los leones, tigres, osos, halcones, chacales y leopardos. Incluso había un par de humanos allí.
Nicolette estaba en lo cierto. No podía recordar quién era quién o qué. Como había sólo un puñado de mujeres, la mayor parte de ellas compañeras de los hombres, eran más fáciles de recordar. Pero los hombres… era suficiente para hacerle dar vueltas la cabeza.
—¿Dónde está Fang? —preguntó mientras Kevin terminaba de presentarla a la gente en la cocina.
—Está arriba. Vamos, y te lo presentaré.
Kevin la condujo por una puerta que se abría hacia una enorme sala de recibo Victoriana.
Isabel se detuvo al verla. Lujosa y decorada con antigüedades, la casa era asombrosa.
—Esta es la Casa Peltier —le explicó Kevin—. Los Were-Hunters vivimos en este lado de las cosas, donde estamos a salvo de ser descubiertos.
—Es hermosa.
Merci —dijo Nicolette desde detrás de ellos—. Ha sido nuestro hogar durante más de un siglo. Nuestra meta es mantenerlo de este modo.
—¿Cómo pueden hacerlo sin que nadie descubra quiénes y qué son?
—Tenemos nuestros métodos, chérie —le dijo guiñándole el ojo—. La magia tiene sus beneficios.
Le alcanzó a Kevin una pequeña vela votiva.
Kevin vio que el recipiente de vidrio tenía el nombre "Anya" grabado. Su corazón sufrió al verlo.
—Siempre recordamos a quienes queremos, que se han ido —explicó Nicolette—. Como Fang no puede honrar a Anya, pensé que querrías hacerlo.
Kevin no podía hablar por el nudo que tenía en la garganta, mientras Nicolette lo conducía junto a Isabel dentro de una habitación en la que había cuatro velas en pedestales. La luz de las mismas titilaba como diamantes contra las paredes verde oscuro.
—Hay tantos —dijo Isabel, asombrada por la cantidad de nombres.
—Vivimos mucho tiempo —dijo Nicolette—. Y estamos en guerra. Los Katagaria contra los Arcadianos, los Dark Hunters contra los Daimons. Los Apolitas contra todos. Al final, lo único que tenemos son los recuerdos. —Señaló dos velas que estaban sujetas a la pared—. Esas son por mis hijos. Bastien y Gilbert. —Una lágrima cayó por su mejilla—. Es en su honor que fue fundado El Santuario. Juré que ninguna madre, sin importar que fuera humana, Apolita, Katagaria, o Arcadiana, jamás conocería mi sufrimiento mientras su hijo se alojara aquí, bajo mi techo.
—Lo siento tanto, Nicolette.
La osa inspiró y le palmeó el brazo.
—Agradezco tus palabras, Isabel. Es por ti que estoy renunciando a la proscripción de Kevin. —Kevin se veía estupefacto—. Es mi regalo de bodas —dijo Nicolette—. No tienes una manada que la proteja y, como dice Acheron, has pagado un precio demasiado alto por tu bondad. Protegiste a Sunshine para los Dark Hunters, y entonces ahora te protegemos a ti y a tu compañera.
—Gracias, Nicolette —dijo Kevin—. Gracias.
Nicolette inclinó la cabeza y entonces se excusó.
Kevin encendió la vela y la colocó junto a la que era para la madre de Colt. Su mano se demoró sobre el vidrio. Por su expresión, Isabel podía saber que estaba recordando a su hermana. Que estaba sufriendo horriblemente por ella.
Sus ojos estaban brillantes y resplandecientes mientras veía titilar la vela. Un momento después, la miró.
—Vamos —dijo, tomando la mano de Isabel—. Es hora de que conozcas a mi hermano.
Ella lo siguió fuera de la habitación y hacia la escalera.
Mientras pasaban junto a la primera habitación, un hombre salió, a quien Isabel reconoció.
—¿Carson?
Él parecía tan conmocionado por su presencia como ella por la suya.
—¿Isabel? ¿Qué estás haciendo…? —Su voz se desvaneció mientras olfateaba el aire. Sus ojos se ensancharon—. ¿Eres una de nosotros?
—¿Nosotros?
—Carson es un halcón —explicó Kevin.
—¡No puede ser!
Carson asintió.
—Soy el veterinario residente, y doctor aquí en El Santuario.
Él abrió la puerta del cuarto del que estaba saliendo, para mostrarle una sala de consulta ultramoderna, que estaba llena con algunas de las jaulas que Kevin había mencionado.


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Juego de la Noche... Isabel y Kevin  TERMINADA - Página 37 Empty Re: Juego de la Noche... Isabel y Kevin TERMINADA

Mensaje por issadanger Sáb 22 Jun 2013, 10:15 pm

Capitulo 12 Parte 8



—No puedo creerlo —dijo Isabeñ mientras miraba fijamente a Carson.
Hacía años que lo conocía.
—Yo tampoco —dijo él. Miró a Kevin—. Supongo que debo felicitarte. Sí sabes lo que su padre hace para ganarse la vida, ¿verdad?
—Sí. El Rey Castrador.
Carson respiró entre dientes.
—Tienes agallas, lobo. Montones y montones de ellas.
—Sí, lo sé.
—Bueno, supongo que iban camino al cuarto de Fang. Los veré abajo.
Kevin la llevó a la siguiente habitación, que era un dormitorio.
Isabel esperaba a medias encontrar a un hombre en la cama, y se sorprendió un poquito al ver a un lobo gris amarronado allí. También había otra mujer rubia extremadamente atractiva, que podría haber sido la hermana menor de Nicolette.
Kevin le presentó a la hija de Nicolette, Aimee, quien rápidamente se disculpó y los dejó a solas con Fang.
Kevin soltó la mano de Isabel mientras se acercaba y se arrodillaba al otro lado de la cama, hacia donde Fang estaba mirando.
—Hola, hermanito —le dijo en voz baja—. Traje a alguien aquí, que quiero que conozcas. ¿Isabel?
Ella se unió a él.
El lobo no se movió ni un poco.
—Hola, Fang —dijo Isabel. Miró a Kevin—. ¿Puedo tocarlo?
—Si quieres
Ella colocó la mano sobre su cabeza y lo acarició detrás de las orejas.
—Es un placer conocerte finalmente. Kevin me ha hablado mucho sobre ti.
Aún así, él no se movió.
Isabel quería llorar por los dos. Podía sentir cuánto le dolía a Kevin que su hermano no los reconociera.
—Supongo que te llevaré abajo —dijo Kevin con tristeza.
—Está bien. Podemos quedarnos un rato. No me molesta.
—¿Estás segura? —Ella asintió—. Está bien, iré a buscar algo para beber y regresaré enseguida.
—Espera —le dijo ella antes de que pudiera desaparecer—. ¿Hay algún baño cerca?
—Hay uno en la oficina de Carson.
—Bien.
Kevin desapareció de la habitación. Isabel se fue, para ocuparse de su asunto.
Mientras salía del baño, notó que la oficina de Carson tenía un espejo bilateral que daba a la habitación de Fang.
Pero no fue eso lo que le hizo detener el corazón.

Parada en el dormitorio de Fang, estaba Bryani.
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Juego de la Noche... Isabel y Kevin  TERMINADA - Página 37 Empty Re: Juego de la Noche... Isabel y Kevin TERMINADA

Mensaje por issadanger Sáb 22 Jun 2013, 10:23 pm

Capitulo 13 



Kevin se encontraba detrás de la barra, buscando Coca Colas para él y para Isabel cuando Colt se burló de él.
—¿Ahora estás contento que te haya enviado de regreso con ella?
—Cállate, Colt.
—Vamos, lobo. Sé que lo odias. Di "gracias, Colt".
—Preferiría meterme… —La voz de Kevin se desvaneció mientras algo brillante destellaba sobre la pista de baile.
Al principio pensó que sólo era alguien más uniéndose a la fiesta, hasta que se dio cuenta que el "humano" no lograba mantenerse en forma humana. Seguía cambiando de humano a lobo, una y otra vez.
También lo reconoció.
Era Stefan.
Kevin dejó las bebidas y saltó sobre la barra. Atravesó el cuarto corriendo hacia el lobo.
—Tranquilo —estaba diciendo Carson mientras recostaba al lobo herido sobre el piso de hormigón—. ¿Puedes mantenerte en tu forma básica?
—Advierte a… Kevin.
Kevin aferró a Stefan y usó sus poderes para mantenerlo humano.
—¿Advertirme acerca qué?
Stefan era un desastre ensangrentado. Alguien lo había golpeado hasta casi matarlo. Era asombroso que el lobo aún estuviera vivo.
—Tu… madre…
—No hables —le dijo a Stefan—. Piénsalo.
Stefan echó la cabeza atrás y cerró los ojos.
Ella y sus Centinelas mataron a Camilla y Aloysius —dijo Stefan en la cabeza de Kevin—. Yo no quería morir. Hice un pacto con ella, si me dejaba vivir la traería aquí para que los matara a ti y a Fang. —Kevin apretó los dientes, pero no hizo nada para interrumpirlo—. Se suponía que me dejaría ir. En cambio, cuando se enteró que Fang estaba en El Santuario, se volvió contra mí. Está viniendo, Kevin. Ya podría estar aquí.
—¡Wow! —la voz de Kyle resonó desde el umbral que conducía a la Casa Peltier—. Todos, vengan rápido. La pequeña compañera humana de Kevin está teniendo una terrible pelea con una loba allá arriba. ¡Y está ganando!
Isabel estaba aterrada. Su corazón martilleaba, pero aún así no estaba dispuesta a quedarse allí parada y permitir que Bryani matara a Fang.
Probablemente debería haber llamado a Kevin, pero quería terminar con esto.
Y sabía cómo ponerle fin.
Eso esperaba.
Isabel abrió de golpe la puerta de la habitación de Fang.
Bryani se volvió hacia ella con un gruñido.
—Mantente fuera de esto. No es asunto tuyo.
—Sí, lo es. Lastimaste a mi compañero, me lastimaste a mí, y no te permitiré hacerlo.
—No quiero herirte,Isabel.
—Entonces vete.
Bryani extendió la mano y la arrojó contra la pared. La espalda de Isabel dio punzadas ante el impacto, pero eso no hizo nada para disminuir su resolución.
Bryani giró hacia Fang y se estiró hacia él.
Isabel tomó la silla mecedora y la hizo caer sobre la espalda de la otra mujer. Bryani cayó de rodillas, y entonces intentó volver a golpearla con la mano.
Antes que pudiera, Isabel la inyectó con un tranquilizante que había tomado de la sala de consulta.
Bryani gritó y la empujó. Golpearon contra el tocador.
—Realmente, estoy demasiado vieja para pelear —dijo Isabel entre dientes—. ¡Y tú también!
Bryani se tambaleó mientras la droga comenzaba a hacer efecto. Utilizó sus poderes para golpear a Isabel con la lámpara, pero cayó al piso antes de alcanzarla.
—¿Qué me hiciste?
—Te drogué.
Tres segundos más tarde, Bryani estaba extendida en el suelo.
Isabel fue hacia ella y la puso de espaldas. Los ojos de Bryani estaban completamente abiertos, y la mujer la miró fijamente. Satisfecha por haberla domado un instante, Isabel agarró a su suegra y la arrastró a la habitación de al lado, donde la encerró dentro de una jaula. Había un botón rojo arriba, que decía "trabar". Isabel lo apretó y espero que de algún modo eso impidiera que Bryani usara sus poderes contra ella.
—Ahí está —dijo, mientras miraba a Bryani cautelosamente—. Iré a buscar a Carson en un minuto, porque no estoy segura de haberte dado la dosis correcta. Lo creas o no, no quiero matarte. Pero, por favor, date cuenta que dije que no quiero matarte. Eso no significa que no lo haré.
La mano de Bryani se movió.
Pero también era probable que Isabel no le hubiese dado lo suficiente, y por eso era que la había encerrado en la jaula.
—Mira, Bryani, realmente lamento lo que te sucedió. Lo siento, y comprendo porqué odias al padre de Kevin. Tienes todo el derecho. Pero eso es entre ustedes dos. No tiene nada que ver con Kevin, o Fang, o Fury. Ellos son tus hijos.
—Tienen que morir —jadeó Bryani, dejándole saber a Isabel que en realidad no había usado suficiente tranquilizante—. Son animales.
—¿Te has mirado al espejo? —le preguntó—. Los animales no comen a su cría por ninguna razón. Kevin no intentó matarte por haberme llevado. Los dejó a ti y a tu villa en paz. Eres tú quien está viajando a través del tiempo para matar a alguien que nunca ha hecho nada para lastimarte. Dios mío, golpeaste a Fury, tu propia carne y hueso, y lo dejaste para que muriera. ¿Cómo es eso humano? Deja de mentirte a ti misma. Tú tampoco eres humana, Bryani. O quizá lo eres. Dios sabe que los humanos han cometido algunos de los crímenes más atroces imaginables contra los demás. Los animales, como Fury dijo, sólo matan para proteger y alimentarse. Son leales a aquellos a quienes aman. Un humano fue quien me arrancó el corazón del pecho y lo pisoteó. Y fue Kevin quien apareció y me hizo sentir feliz otra vez. Recogió mi corazón y lo acunó cuidadosamente en sus manos. Sé que jamás me lastimaría, no de ese modo. —Los ojos de Isabel se llenaron de lágrimas al comprender cuánto amaba realmente a su compañero—. Supongo que, si tuviera que elegir entre un humano y un animal, escogería al animal. Así que, estás advertida, Bryani. Si alguna vez amenazas a Kevin o a sus hermanos otra vez, voy a demostrarte cuán humana soy. Me pondré mi camuflaje, te perseguiré y te despellejaré mientras gritas. ¿Me has comprendido?
Un masivo grito de aclamación sonó detrás de Isabel, sobresaltándola. Dándose vuelta, vio a todo el clan Peltier, y a algunos más, agolpados dentro y alrededor del umbral.
Pero fue Kevin quien atrapó su atención. La expresión de orgullo en su rostro hizo que todo su cuerpo se calentara.
—Maldición, Kevin, tienes a una tremenda compañera aquí —dijo uno de los cuatrillizos Peltier.
Bryani arremetió contra Isabel. Su brazo salió de la caja mientras intentaba agarrarla.
—No puedes detenerme, humana.
—No, pero yo puedo.
Isabel dio un paso a un costado mientras Acheron atravesaba la multitud para pararse frente a Bryani.
Él se agachó cerca de la caja y sostuvo la mirada de ella con la suya.
—Te llevaré a casa, Bryani, y me aseguraré que nunca puedas volver a abandonar tu época. No más paseos a cuestas de nadie. —Bryani lo miró resentidamente—. No —dijo Ash, como si pudiera leerle la mente—. Alastor no te ayudará otra vez. Tu contracto está anulado.
—No puedes hacer eso —gruñó ella—. El no será libre hasta que todos ellos hayan encontrado a sus compañeras.
Ash le regaló una media sonrisa burlona.
—Deberías pasar más tiempo con los dioses, Bryani. Me han enseñado bien sobre las lagunas jurídicas. Ya ves, todos tus hijos han encontrado a sus compañeras. Es sólo que aún no lo saben.
—¿Qué dices? —preguntó Fury.
Ash lo ignoró.
—Alastor está libre de ti, y por miedo a mi castigo, no hará ningún nuevo acuerdo contigo.
—¿Y qué hay de mi castigo? —chilló Bryani mientras sacudía los barrotes de su jaula—. ¿Dónde está mi justicia?
Ash se paró y suspiró con cansancio.
—Te diré una cosa. ¿Qué tal esto como pacto? Regresas a tu época y te aseguras que Dare permanezca donde está, y te daré lo que más quieres en la vida.
Bryani inclinó la cabeza, mientras contemplaba al Atlante.
—¿Lo juras?
—Sí.
Ella hizo un gesto desde su corazón a sus labios.
—Es un trato. Ahora déjame salir de esta jaula para poder decretar mi venganza.
Ash negó con la cabeza.
—No voy a dejarte matar a tus hijos, Bryani.
—Pero, dijiste…
—Tu deseo más querido no tiene nada que ver con ellos. Voy a enviarte a casa ahora y, te lo prometo, para cuando caiga la noche, serás una mujer feliz.
Bryani desapareció de la jaula.
—¿Qué vas a hacerle? —preguntó Fury.
Ash cruzó los brazos sobre el pecho mientras se daba vuelta para enfrentarlos.
—¿Qué es lo que tu padre siempre ha dicho públicamente por lo que daría cualquier cosa?
La mandíbula de Kevin quedó floja.
—Recuperar a su compañera. Pero eso era sólo una mentira que decía para que la manada sintiera pena por él.
—Bueno —pronunció Ash lentamente—. Uno debería tener cuidado con lo que desea. Porque podría obtenerlo.
Kevin silbó bajo.
—Recuérdame que nunca te haga enfurecer.
—En realidad no vas a unirlos, ¿verdad? —preguntó Isabel.
Ash se encogió de hombros.
—Fueron destinados a estar juntos, y es hora que se manejen el uno con el otro. Lo que suceda entre ellos, es asunto suyo.
—¿Qué te debo por este favor? —preguntó Kevin.
—Es gratis. Cuando ayudaste a Talon, pagaste un precio más alto del que nadie debería pagar jamás. Considéralo un regalo de bodas de parte mía y de Simi. Ni tu madre ni tu padre volverán a amenazarlos jamás a ustedes ni a sus hijos.
—¿Estás prediciendo el futuro, Acheron? —preguntó Nicolette.
—No exactamente. No les estoy diciendo lo que sucederá. Sólo lo que no.

—Gracias, Ash —dijo Kevin.
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Juego de la Noche... Isabel y Kevin  TERMINADA - Página 37 Empty Re: Juego de la Noche... Isabel y Kevin TERMINADA

Mensaje por issadanger Sáb 22 Jun 2013, 10:28 pm

Capitulo 13 Parte 2



—Ya que estás de un humor generoso —dijo Fury desde la entrada—, ¿quieres decirme quién es mi compañera?
Ash le ofreció una media sonrisa pícara.
—Depende de ti encontrarla.
—Sí, pero…
—Basta, lobo —dijo Colt, palmeándole la espalda—. El gran Acheron no va a responder eso.
—Ah, hombre, esto va a volverme loco. Sabes que he conocido a miles de mujeres en mi vida, ¿cierto?
—Sí —dijo Ash—, pero no te has acostado con todas ellas.
Fury parecía estar sufriendo.
Kevin se adelantó y atrajo a Isabel a sus brazos.
—Gracias —le dijo, abrazándola con fuerza—. Cuando Kyle me dijo que mi madre estaba aquí arriba contigo…
Ella le pasó los brazos alrededor del cuello y dejó que el amor que sentía por él la inundara.
—No iba a permitir que te lastimara.
Ash ahuyentó a todos fuera de la habitación, para que pudieran besarse en privado.
Luego de algunos minutos, Kevin los transportó desde la oficina de Carson a El Santuario. Stefan estaba sentado en una silla, se veía un poquito aturdido y todavía sangraba.
Pobre lobo. Pero viviría.
Alguien comenzó a tocar "Sweet Home Alabama".
—Llegas tarde —gritó Colt—. Ya sabemos que Ash está aquí.
—Entonces —dijo Ash, caminando hacia Kevin y Isabel—. ¿A quién respaldarás para que tome el control de tu manada?
—No es asunto mío. Fui exiliado.
—Sí, pero Markus se irá en aproximadamente, uhhh..., una hora, necesitarán a alguien que los lidere.
Kevin miró a Stefan, quien había querido la manada durante años. Desgraciadamente, el lobo era un idiota, de ahí su intento de pacto con la madre de Kevin.
Su mirada voló hacia Fury y Cujo.
—¿Fury? —lo llamó Kevin—. ¿Qué te parecería liderar una manada de lobos?
Una traviesa sonrisa se extendió por su rostro.
—Me encantaría.
—Mierda —refunfuñó Stefan mientras intentaba ponerse de pie. Aún estaba demasiado débil—. No es lo suficientemente fuerte como para contener a la manada.
Kevin miró a su hermano y luego a Stefan.
—Sí, lo es. Porque sé que mi hermano reubicará a la manada aquí en Nueva Orleáns.
—Nunca lo respaldaré —gruñó Stefan.
—Ni siquiera puedes tenerte en pie, imbécil —respondió Fury.
Kevin ignoró el arranque de Fury.
—Sí, lo harás. Si no lo haces, tú y yo terminamos.
Kevin retiró su hechizo y permitió que se vieran las marcas de su rostro. Stefan se puso aún más pálido—. ¿Alguna pregunta?
Stefan se volvió hacia Fury y sacudió la cabeza.
—¿Quieres que comience a mudarme?
La sonrisa de Fury se volvió malvada.
—Diría que sí, pero parece que lo único que puedes hacer es empezar a sangrar. Me ocuparé de la manada. Carson, ¿querrías acompañar a Stefan arriba antes de que se derrumbe? —Carson asintió y desapareció de la habitación con Stefan. Fury se adelantó—. Gracias, Kevin.
—No hay problema. Te lo has ganado, y decididamente lo mereces más que cualquiera de los otros.
Isabel no podría haber estado más orgullosa de Kevin que lo que estaba en ese momento.
—¡Comida!
Isabel se volvió ante el alegre grito de una voz que reconocía.
La amiga de Ash, Simi, apareció por la puerta con una resplandeciente sonrisa. Su largo cabello negro estaba trenzado a cada lado de su rostro, y tenía un brillante par de cuernos rojos en la cabeza. Vestía una falda corta de PVC negro, con calzas de rayas negras y púrpuras hasta el muslo, que desaparecían dentro de un par de estropeadas botas de combate. Tenía una camisa de red y un apretado corsé rojo.
Isabel notó que varios miembros del clan de los osos tenían expresiones tensas en el rostro.
—Muy bien, Kevin —le preguntó en voz baja—. ¿Qué es Simi? ¿Animal, vegetal, o mineral?
—Otro —dijo él riendo—. Es un demonio. Literalmente.
—Que alguien cuente a los cachorros —gritó Dev.
—Oh, bah —le dijo con desdén Simi—. No voy a comer ningún alimento peludo mientras ustedes tienen aquí las cosas buenas.
Abrió el enorme bolso negro que llevaba y extrajo una botella extra grande de salsa de barbacoa.
Simi pasó meneándose entre la multitud hasta que vio a Isabel. Chilló de alegría.
—¿Ahora también juegas aquí, Isabel? ¿Tienes alguna de esas geniales cositas brillantes?
—No, Simi. Están en mi tienda.
La niña hizo pucheros y giró hacia Ash.
—¿Akri? ¿Podemos volver a visitar la tienda de Isabel?
—Seguro, Simi. Pero no hoy. Isabel está aquí y no allá.
—Oh. Muy bien. ¿Simi puede comprar todo lo que quiera?
—Por supuesto.
Simi sonrió ampliamente, y luego comenzó a brincar como una pequeñita.
—¡Muy bien, bailen todos! Tú también, Akri.
De pronto, comenzó a sonar "Macarena". Todos en el bar gruñeron, excepto Simi, quien rió alegremente. Tomó la mano de Ash y lo empujó a la pista de baile.
—¡Ahora todos! —dijo Simi.
Lentamente, el resto de los habitantes del bar fueron hacia la pista de baile.
Isabel se asombró cuando Kevin la tomó de la mano y la llevó allí.
—Kevin…
—Cuando Simi dice "a bailar", todo el mundo baila.
—Y un demonio —gruñó uno de los hombres morenos más malhumorados, desde su silla en la mesa que estaba junto a ellos—. Yo no bailo para nadie. —Apenas hubo dicho esas palabras, dio un salto y comenzó a palmearse la entrepierna, como si estuviera incendiándose—. Maldito seas, Ash —le gruñó.
Ash sonrió con afectación.
—La dama dijo que bailaran, Justin. Trae aquí tu trasero de pantera.
Isabel rió mientras todos, incluyendo a Ash, comenzaban a bailar la Macarena. Tenía que ser el momento más extraño de su vida.

Cuando hubo terminado, Simi corrió con su salsa de barbacoa a una de las mesas y tomó un pavo entero para sí misma.
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Juego de la Noche... Isabel y Kevin  TERMINADA - Página 37 Empty Re: Juego de la Noche... Isabel y Kevin TERMINADA

Mensaje por issadanger Sáb 22 Jun 2013, 10:50 pm

Capitulo 13 Parte 3



—Es nocivo el modo en que malcrías a esa demonio, Ash —refunfuñó Justin.
Ash encogió los hombros afablemente y se dirigió a donde Simi estaba sentada, devorando su pavo.
Isabel y Kevin se sentaron junto a Fury mientras todos hacían fila por la comida.
—Ya estoy satisfecha —dijo Isabel.
—También yo —concordó Kevin.
Así que se sentaron y conversaron con los osos mientras comían.
Las charlas resonaron en la habitación hasta que los oídos de Isabel zumbaron por la alegre cháchara y la música.
De pronto, todos se quedaron callados.
Isabel vio que la mandíbula de Kevin se aflojaba mientras miraba fijamente la puerta de la cocina.
Giró la cabeza para ver a un magnífico hombre acercándose a ellos. Era un poquito más alto que Kevin y tenía cabello negro y desgreñado. Tenía los brazos envueltos a su alrededor de manera protectora, y vestía una camisa negra de mangas largas y vaqueros.
Su mirada estaba concentrada en ella y en Kevin mientras caminaba lentamente a través de la gente sin hablarle a nadie.
Se detuvo junto a ellos. Sus ojos estaban llenos de dolor y melancolía mientras extendía la mano hacia Isabel.
Con la mano temblando, Isabel se estiró hacia él.
—Es hermosa, Kevin —dijo Fang, con la voz ronca—. Me alegra que la hayas encontrado.
Kevin se puso de pie, pero su hermano retrocedió.
—¿Fang? —preguntó Kevin.
Él se alejó de ellos.
Isabel no podía respirar mientras lo veía abrirse camino hacia la cocina, donde Aimee estaba esperando. La osa puso sus brazos alrededor de él y, para asombro de Isabel, Fang le permitió sostenerlo mientras regresaba a la Casa Peltier.
—¿Estás bien? —le preguntó Isabel a Kevin mientras éste se sentaba.
Una sonrisa bailó en la comisura de sus labios.
—Sí. Por primera vez en mucho tiempo, creo que sí.
—Bien —dijo Fury—. Porque si está saliendo con Aimee Peltier, Fang nos necesitará a los dos para evitar que los osos lo despellejen.
La banda, que estaba compuesta por varios animales, subió al escenario y tomó sus instrumentos.
Mientras los afinaban, un pequeño mono fue corriendo hacia Isabel y saltó sobre su hombro.
—Hola —le dijo—. No sabía que había Were-Monos.
—No hay —dijo un rubio alto y delgado mientras estiraba el brazo hacia el mono. Isabel recordaba que se lo habían presentado antes. Se llamaba Wren—. Marvin es el único no-were en el bar.
El mono subió por su brazo y se posó sobre su hombro.
—Oh, lo siento.
Wren le sonrió.
—Está bien. También me llevó mucho tiempo acostumbrarme a la gente de este lugar.
Ella lo observó mientras se alejaba.
La banda prorrumpió con una entrega de canciones de lobos. Isabel sintió que se sonrojaba mientras ellos cantaban "Little Red Riding Hood" "Werewolves of London," "Bad Moon Rising," e incluso "Midnight Special".
—Ven aquí, Kevin —dijo Colt en el micrófono—. Y canta por tu cena.
Kevin parecía un poquito avergonzado antes de dejarla y unirse a ellos en el escenario.
—No sabía que podía cantar —le dijo a Fury.
—Yo tampoco.
Esperaba que Kevin cantara alguna canción clásica de rock, así que, cuando comenzó a entonar "The Story of My Life" Isabel sintió que se le llenaban los ojos de lagrimas. Kevin no estaba cantando por su cena.
Estaba cantando para ella.









Dev fue hacia ella y la empujó hacia el escenario.
Isabel no podía respirar mientras escuchaba a Kevin. Tenía una voz hermosa y, cuando terminó su canción, la subió al escenario con él. Allí, frente a todos los Were-Hunters, se arrodilló frente a ella.
—Sé que estamos unidos por la costumbre Were-Hunter, pero quería asegurarme de hacer esto bien para ti, nena.
Depositó el micrófono sobre el escenario y extrajo un anillo de su bolsillo.
Isabel sintió que las lágrimas caían por sus mejillas mientras él colocaba el solitario de diamante redondo en su dedo.
—Te amo, Isabel McTierney, y quiero pasar el resto de mi vida demostrándote cuánto te necesito. ¿Te casarías conmigo?
Ella no podía dejar de llorar. Diablos, apenas podía verlo en medio de las lágrimas. Lo único que podía hacer era asentir como una boba histérica.
Creyó que Kevin estaba sonriendo, pero no estaba segura.
—Está bien —dijo Kevin por el micrófono—. También lloró así el día que la conocí. Creo que es algo bueno para los humanos.
—Ahhh, yo también lloraría si tuviera que verte cada día durante el resto de mi vida, Kevin —dijo Colt.
Ignorándolo, Kevin se puso de pie frente a ella y le secó las lágrimas con sus manos.
—Estoy mejorando en esto, Isabel. Esta vez no te metí el dedo en el ojo.
—No —dijo ella, sorbiendo las lágrimas—, no lo hiciste.
Él la besó suavemente, y luego la apartó del escenario.
Ash se encontró con ellos junto a Simi, que también estaba llorando.
—Eso fue hermoso —le sollozó histéricamente a Kevin. Luego giró para enfrentar a Ash—. Akri, la Simi quiere que alguien le proponga matrimonio a ella de ese modo. Ve a buscar a ese modelo Travis Fimmel para mí, y oblígalo a hacer eso, también. ¡Por favor!
—Te lo dije, Sim, no puedes simplemente apartar a los humanos de sus vidas.
—Pero Kevin se llevó a Isabel.
—No, Sim. Isabel eligió a Kevin.
—Entonces ve a hacer que Travis me elija.
—No puedo hacer eso. No estaría bien.
La demonio le lanzó un bufido antes de ver a uno de los osos trayendo un pastel de la cocina. Sus lágrimas se secaron instantáneamente.
—Ooohhh —susurró Simi, mirando el pastel con hambre—. Chocolate. Mi favorita. Tengo que irme ahora. Adiós.
Ash rió mientras Simi corría y literalmente atacaba al pobre oso que llevaba el pastel. Se lo quitó de las manos y fue hacia un rincón para estar sola con el.
Sacudiendo la cabeza, Ash se volvió hacia ellos.
—Tu padre no volverá a molestarte, y quería felicitarlos nuevamente a ambos.
—Gracias, Ash —dijo Kevin, extendiendo la mano hacia él.
Ash asintió mientras se la estrechaba.
—A propósito, no necesitas preocuparte.
—¿Acerca de qué? —preguntó Isabel.
—Tendrás bebés, y no cachorros. Y nada de camadas.
Isabel estaba más aliviada de lo que hubiera creído posible.
—Gracias.
—Cuando quieras.
Ash los dejó y tomó una tarta de una mesa, la que le llevó a Simi, quien lo miró con el rostro cubierto de chocolate. Literalmente aspiró el pastel en menos de diez segundos.
Kevin pasó su brazo alrededor de los hombros de Isabel. Mientras regresaban a la mesa donde Fury y Cujo estaban compartiendo un trozo de bistec, Isabel comenzó a reír mientras miraba su nuevo zoológico y familia.
—¿Qué sucede? —preguntó Kevin.
—Nada. Simplemente pensaba que le he tirado mi vida completamente a los perros, y no querría que fuera de ninguna otra manera.


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Juego de la Noche... Isabel y Kevin  TERMINADA - Página 37 Empty Re: Juego de la Noche... Isabel y Kevin TERMINADA

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