I'm not so sure!

—Tú crees que todo es una broma, ¿verdad? —pregunte incrédula, fijando mi mirada en su control remoto. Él solo cambiaba de canal sin detenerse.— ¡Ponte en mis zapatos, Liam! ¿Crees que sí quisiera volver a Nueva York lo haría?
—Eres tan complicada, Leigh. Puedo creer cualquier cosa...
—¡No lo soy! —dije casi sonriendo, pero no pude contenerme más.
—Oh sí, sí lo eres. Incluso me atrevo a decir que esos zapatos no los escogiste tú, te los dio Owen y solo los usas para que no se sienta mal —me miro directamente, esperando mi reacción.

Me sonroje. Podía pensar cualquier cosa en este instante, y Liam que me conoce tan bien; lo podría adivinar.

—Eres mi mejor amiga en todo el mundo, Leigh. Los dos somos dos solteros contra el mundo, tratando de encontrarle sentido a las cosas. Lo ultimo no va tanto por ti, sino por mi —él rubio suspiro pesadamente— Hace mucho eh querido tener contacto con Jack, pero mis miedos son más grandes. No obstante, creo que cada vez más pienso en ella —sonrió al cielo— Cualquiera podría decir que estoy loco, pero es cierto.
—No podría haberlo dicho mejor, Niall —reí fuertemente— estas loco, loco por ella y se perfectamente que Jack también por ti. Del tiempo que hemos hablado, conozco sus indicios de melancolía; lo noto cuando te nombro.
—Me alegro que ustedes hayan regresado.
—Yo también, rubio, yo también.

—Al parecer ya no somos cuñadas, Payne.
—Así es, Tomlinson. De cierta forma me causa escalofríos el hacerme la idea de que tenía que verte todo el tiempo... ¿tú que piensas?
—¿Sobre qué?  
—Ya sabes... Louis y yo.
—Bueno, no es algo de lo que siempre estoy pensado. Pero creo que es su relación después de todo. Tomaron su decisión, no creo tener boca en esa situación. Aunque sigo creyendo que es una gran estupidez el que hayan destruido una relación como la suya. Digo, han pasado por tantas cosas.

—Savanna, solo dilo.
—Es atractivo. No huele mal, es generoso y, lastimosamente, amable. ¿Crees qué fue pura casualidad que se comportara de esa manera conmigo?
— Yo creo que le gustas —se giro sobre sus talones, regocijando la expresión de enfado de su amiga.— ¿Qué?
—No puedo creer que digas eso. ¿Acaso estamos hablando de Patch o de tu hermano? ¡Por dios! ¡Es Nathan!
—¿Y que? Es guapo, coqueto, huele bien y su apariencia de chico malo le da un toque de drama a todo esto.
—No lo sé, solo digo que... Es mejor mantenernos alejados de los Lancock Black's.

—Eres de lo peor.
—Me has llegado a amarme así y peor.
—... Para mi desgracias. Pero ya no más.

—¡Que sorpresa!
—Ni te emociones, mi padre me ha amenazado de muerte si no venía.
—Valla imbécil, ¿no te parece?
—Olvídate de que caeré en tus garras, Kira.
—No estés tan seguro.
— ¡¿Q-qué?! Ni un cuerno.
—Ugh, no te hagas el difícil, nalguitas.

—Spencer sabes que no me gusta que me beses en publico.
—No tiene nada de malo, Skylar, al contrario; saben que eres mi novia.
—¡Posesivo!
—Puede ser...
—Tonto.
—Un tonto que amas.
—Con toda el alma.

—Tú actitud me recuerda a mi cuando me salen granos.
—¡Imbécil! Lárgate antes que te golpee.
—Eh tratado de buscar razones concretas de por que te comportas así ante cualquier cosa...
—Cosas mías, Zen.
—Uhm... eso no me parece cierto.
—A mi tampoco.

—Al parecer le gustas a Zen.
—No, solo somos muy buenos amigos.
—Él es mío, Charlie.
—¿Disculpa?
—No te hagas la desentendida, se que no eres una perita en dulce.
—Eh, eh, un momento allí, Nirvana...
—Pierdo el tiempo contigo. Y antes de que me valla quiero dejar en claro algo; tú y yo jamas seremos amigas. Jamás.

—Olvídalo, Serena.
—Se razonable, Kit ¿cómo crees que yo puedo llevarte de la nada? De ninguna forma.
—¡Oh, vamos! Nunca te pido un asqueroso favor y por que lo haga ahora, es un no rotundo.
—¿Y si pierdo mi beca?
—Deja el drama, tampoco es para tanto.
—¡Bien! Has lo que se te venga en gana, después de todo siempre te sales con la tuya.
—Gracias, quería escucharlo de tu boca.

—Me parece a mí o... ya le echaste el ojo a la de allí.
—¿Qué dices, Lou? No tengo tan malos gustos.
—Bueno, si tu lo dices...
—Okey, okey, sí ya le eche el ojo a una de aquellas. La castaña, ¿la vez?
—Ajam.
—¿Y?
—Es mía, amigo.

—Exígete mucho a ti mismo y espera poco de los demás. Así te ahorrarás disgustos. ¿Lo ven? No es tan difícil ser yo, en especial cuando tu vida esta al carajo de la desgracia.

—No me enamorare de ti, Syd.
—¿Te lo eh pedido acaso?
—No, pero por lo pronto prefiero mantener distancias.
—Me lo esperaba, siempre has querido conmigo.
—Y yo no te lo niego.