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Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
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corazon ciego (harry_styles y tu)
O W N :: Archivos :: Novelas Abandonadas
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corazon ciego (harry_styles y tu)
Nombre:Corazon Ciego
Autor:Aylinjcat (yo)
Adaptación:sip
Género:romantico
Advertencias:nop
Capítulo #1
— ¡Aquí hay algo! —Me dijo emocionada Caroline mientras sostenía el
periódico con fuerza entre sus manos, al grado de arrugarlo y dejar
marcas en él. Se lo arrebate de un tirón y después me senté a su lado—.
—Veamos —Comencé a leer en voz baja y lentamente subiendo de todo—. Se
solicita niñera con o sin experiencia, con mucha paciencia y ganas de
trabajar. El salario mínimo será de… ¡Madre santa!
— ¿Qué es?
¡Quiero leer! —Caroline chilló y me empujo. Sostuvo el periódico en lo
alto—. ¡Wow! Santo cielo... ¿Cómo es posible que puedan pagar tal
cantidad de dinero? Olvídalo. ¿Sabes qué? No pierdas el tiempo y marca,
¡ya!
Se levantó de la silla de madera y corrió con prisa hacía
la cocina. En pocos segundos regreso con un teléfono inalámbrico a la
mano y lo aventó hacía mí, por poco golpeándome contra la cabeza. Lo
tome y marque entusiasmada el número indicado.
—Si consigues el
trabajo, reunirás el dinero suficiente como para poder acompañarme a
ese concierto en Texas al que tanto quieres ir. ¿No te mueres por ver
kellin Quinn tanto como yo? Eso sería demasiado…
La interrumpí,
golpeándola con una almohada y después le hice una seña para que
guardara silencio. Ella solo me fulmino con la mirada.
—No quiero ir a ver a kellin Quinn. Prefiero ahorrar para…
Contestaron.
— ¿Aló? ¿Quién habla?
—Umm —Fue lo primero que salió de mi boca. Había estado tan
entusiasmada hace dos segundos. ¿Por qué me estoy muriendo de nervios?
Y, ¿por qué olvide que era lo que iba a decir?
—Si esto es una broma entonces…
— ¡No cuelgue! Perdón. —Sacudí la cabeza— ¿Hablo con la señora Styles? —Pregunte mientras rascaba mi pierna derecha—.
—Enseguida le atiende.
Caroline me miro y comenzó a reír a causa de mi nerviosismo. Le saque
de forma no-amistosa el dedo medio y ella sonrió divertida, sacándome la
lengua. Me levante del sillón y camine directo hacía el patio
delantero, sentándome sobre los escalones blanquecinos de la entrada.
— ¿Quién habla? —Pregunto la señora Shelley al otro lado de la línea—.
—Mi nombre es ________ Smith. He visto el anuncio en el periódico en el
que busca niñera y uh, estoy interesada en el trabajo —Le dije con el
tono más firme que podía conseguir, aunque lo último sonó más como una
pregunta que una afirmación—.
—Muy bien… ¿Estas ocupada en estos momentos, _______?
— ¿Eh? Uh, no. No realmente —Mire hacia el cielo. Extrañamente estaba
tan nublado, que podría jurar que llovería toda la tarde. Estábamos a
mediados de agosto en California, por lo cual me parecía tan raro. «Esa
es una señal» Me dije—.
— ¿Podrías venir a mi casa? Quiero hablarte de tus horarios y las demás cosas…
— ¿Me está dando el trabajo? —Pregunte incrédula mientras una sonrisa de oreja a oreja se formaba en mi rostro—. ¿Enserio?
—Solo si aceptas —Contesto la señora —.
—Oh… Por supuesto. Me, me encantaría.
—Bien. Te daré mi dirección.
Ella me dio las instrucciones para llegar a su casa y acordamos vernos
en media hora. Me volví hacía la casa de Caroline y le di el teléfono y
millones de gracias. Le abrace fuertemente y tome mi bolso, solo para
después salir corriendo de ahí. Por fortuna, mi casa quedaba a dos
manzanas de distancia, así que tardaría prácticamente nada en llegar.
Vivía con mis padres en una pequeña casa color marrón en West
Hollywood. Ellos no eran precisamente los más adinerados de la ciudad,
por lo cual no podían financiar mis estudios de Princeton, donde quería
asistir el año próximo. Había llegado a un acuerdo con ellos,
prometiéndoles que trabajaría duramente los dos veranos, y todas las
ganancias irían directamente hacía el banco, donde se quedarían hasta
que entrara a la universidad y tuviera que utilizarlas.
Con este trabajo podría conseguir el dinero en un mes.
Llegue a casa golpeando la puerta desenfrenadamente. Había perdido mis
llaves hace un mes y no me darían otras hasta que entrara a la escuela.
Intentaba hacer más ruido del necesario para que me dieran unas copias
cuanto antes.
—Deja de tocar como si alguien estuviera a punto
de asesinarte —Dijo mamá mientras me abría la puerta y me saludaba con
un beso en la mejilla—. Me asustas.
—Perdón. —Le dije sin sentirlo realmente y pasaba por debajo de su
brazo—. Sabes, en media hora tengo una entrevista de trabajo.
—Eso es realmente maravilloso hija. ¿De qué es el puesto?
— ¿Puesto? No trabajaré como secretaria si a eso te refieres. —Le
gritaba mientras subía las escaleras con dirección a mi cuarto y cerraba
la puerta tras de mí—.
— ¿Entonces? —Ella pregunto mientras caminaba hacía la cocina.
Abrí la puerta, asome mi cabeza y grite.
—Voy a ser niñera.
*****
Maneje sin prisa hacía Beverly Hills en mi destartalado Mustang Shelby
del año 67. Vestía unos vaqueros grises y un cardigán azul que la abuela
me había regalado en navidad. Duré aproximadamente unos 15 minutos en
llegar y cuando vi la enorme casa estuve a punto de caerme al pavimento;
Tenía proporciones inmensas, realmente era la más enorme del
vecindario. Había plantas por doquier y una fuente en medio del patio
delantero.
Volví a mirar el papel arrugado en el que había
anotado la dirección y me cerciore de que era el lugar correcto. Limpie
mis sudorosas palmas en los vaqueros y camine hacía la puerta. Toque el
timbre.
«Debería irme corriendo a casa»
Volví a tocar el timbre.
«Probablemente no haya nadie aquí»
Espere.
«Bien, me iré ya. O, ¿Debería quedarme?»
Decidí que no valía la pena, moría de nervios, así que di media vuelta y
camine hacía el coche. Tenía las llaves sobre la manilla cuando una voz
grito mi nombre por detrás de mí. Me giré.
La señora Shelley
caminaba rápidamente hacía mí. Tenía una piel bronceada y el cabello
castaño estaba recogido en una coleta alta. Vestía un traje rojo que
mamá solamente podía soñar que compraba y sus zapatillas eran más caras
que todo mi guardarropas junto. Trague duro. Me arrepentí de haber
venido tan informal y por un momento deseé tener un vestido elegante,
tal vez así no parecería tan vaga. Demonios, debí irme cuando pude.
—_______, cariño. ¿Podrías venir aquí? Me es imposible caminar a través
del césped en tacones —Dijo la señora Styles con una sonrisa en la
cara, aunque sus ojos expresaban una tristeza inmensa. Qué extraño—.
—Uh. Ho-Hola señora Styles —Dije mientras extendía una de mis manos hacía ella. Me devolvió el saludo—.
—Llámame Laura —Me dio un guiño y me invito a pasar a su casa con un gesto con la mano—.
—Está bien señora Styles.
Me miro alzando una ceja rubia.
—Disculpa, Laura. —Le dije avergonzada mientras metía las palmas de las
manos en los bolsillos delanteros de los vaqueros—. Así que… ¿Cuándo
empiezo?
—Primero tenemos que discutir algo. —Dijo Laura moviendo sus manos con nerviosismo—. Acompáñame al estudio.
La seguí a través de la enorme casa. Camino de aquí y allá conmigo
siguiéndola por detrás, hasta que se detuvo en un salón verde donde
había un inmenso escritorio de madera oscura y estantes llenos de libros
que probablemente nunca se leían. Me senté frente a ella y comenzó.
—Seguramente te preguntaras cómo es posible que nadie aún haya aceptado
el trabajo con tan buen salario, ¿no? —Dijo Laura mientras me miraba
fijamente. Yo asentí—. Bueno, primero tengo que decirte que me parece
maravilloso que estés aquí, y que si al final no quieres quedarte está
bien…
¿Acaso tenía por hijos a unos demonios o qué? No podría ser tan malo después de todo. Valdría la pena por Princeton.
—No importa, yo quiero el trabajo. Sus hijos estarán en buenas manos.
Tengo experiencia con mis primos pequeños y sé con cuales historias
pueden quedarse dormidos…
—Ese es uno de los problemas. Veras
_____, no quiero que cuides a ningún niño pequeño. Quiero que cuides a
mi hijo de diecinueve años.
— ¿Eh?
Es decir, ¿Qué? ¿Realmente su hijo de diecinueve años no puede cuidarse por sí mismo? ¡Es dos años mayor que yo!
—Sé que esto es extraño, pero mi pequeño George no puede cuidarse por
sí mismo. El perdió la vista hace dos meses y desde ese entonces se ha
negado a salir de esta casa. Tal vez tú podrías ayudarlo. Eres de su
edad, ¿no?
—Soy menor que él. —Caí en la cuenta de lo que ella
decía—. ¡No puedo! ¡Es demasiada responsabilidad! —Le dije atemorizada
con la idea de cuidar a alguien mayor que yo—. Probablemente si le
leyera “La Cenicienta” me sacaría a patadas de su cuarto.
— ¡Te
pagaré el doble! —Dijo Laura mientras se ponía de pie y hacía una mueca
extraña con la boca. Me miro—. Por favor, confió en que podrás. Si no
soportas una semana te puedes ir, pero por favor, aunque sea inténtalo.
La mire, frunciendo el ceño y mordí mi labio inferior con fuerza.
Al final, cedí.
—Está bien. Acepto. Cuidaré de su hijo.
«Aunque sea mayor que yo»
Capítulo #2
Me desperté más temprano de lo habitual al siguiente día. Había dejado
mi ventana abierta durante la noche, por lo que un sillón y una pequeña
parte del suelo quedaron empapados con gotas de lluvia y un par de hojas
verdes se habían colado hasta llegar a mi cabello.
Me estire perezosamente, bostece varias veces y rasque mi cabeza otras más hasta que decidí saltar de la cama y preparar
mi desayuno. A pesar de ser vacaciones, mis padres seguían trabajando
con un único descanso los domingos; Y como estábamos a jueves, tenía la
casa solamente para mí hasta muy tarde. Podría hacer lo que
quisiera—menos una fiesta salvaje, claro—, y no tendría que preocuparme
por los regaños ni insultos provenientes de mi padre.
Saque una
pequeña rama de mi cabeza y me reí un poco, mientras juntaba mi ropa
sucia e intentaba acomodar un poco mi cuarto—Si, se podrán dar cuenta
que soy muy salvaje cuando estoy sola—. Mire al reloj azulado encima de
mi mesilla de noche y de golpe volví a la realidad. Al igual que mis
padres, yo también tenía un trabajo, y si no me daba prisa, llegaría más
que tarde.
Sin pensarlo dos veces, me saque la ropa
interior—No sé dormir con mucha ropa—, y tome una toalla gris que
encontré en el pasillo camino al baño. La eché sobre mi hombro. Una de
las mil ventajas de estar solo en su hogar, era que podía andar de un
lado a otro desnuda sin padres desmayándose ni abuelos con paros
cardiacos. Por supuesto, evitaba las ventanas abiertas y las miradas
morbosas de los vecinos.
Cerré la puesta del baño por detrás de
mí y deje la toalla encima del toilette—no se preocupen, está
perfectamente limpio—. Giré las perillas de la bañera de mármol y
cascadas de agua brotaron de ella. Heladas, por supuesto.
Deje
reposando un poco el agua y miré mi rostro en el espejo. Mi enmarañado
cabello oscuro se levantaba en todas las direcciones posibles, como si
hubiera sido electrocutada o algo así. Mi rostro que normalmente era
bronceado por el sol de California, se veía pálido en días como estos.
Tenía una pequeña nariz respingada y unos enormes ojos entre castaño y
verde. Aunque hoy se veían azules.
Cuando el agua estuvo
finalmente lista, me metí a la bañera y me hundí por completo en esta.
Aún no podía creer la clase de trabajo de niñera que había obtenido. Le
había hecho uno que otro comentario a Caroline por teléfono y ella opto
por cambiar de opinión. Qué gran apoyo.
*****
Media
hora más tarde me encontraba en casa de la señora Shelley. Esta vez,
había cambiado mi tan informal ropa por algo más “elegante”. Llevaba un
vestido sin mangas verde y unos zapatos de charol marrones. Me veía más o
menos decente.
La señora Styles me acompaño hacía el vestíbulo principal de su casa y se sentó a mi lado en un gran sillón negro.
—Sabes ____, he hablado con mi hijo sobre esto, y bueno, el realmente
no está muy conforme con la idea —De nuevo estaba moviendo sus manos
nerviosamente sobre su regazo—. Tal vez esta no fue la mejor decisión
que he tomado así que…
— ¡No! —Dije rápidamente. Laura me miro
con una expresión confundida y continúe—. Es decir, tal vez yo podría
ayudarlo. «Piensa» Usted me ha dicho qué es de mi edad, ¿no? —Ella
asintió—. ¿Tiene hermanos?
—Dos. Harriet y Lucas. Pero son mayores que él, ellos ni siquiera viven aquí.
—¿Lo ve? No tiene a nadie más de su edad. No quiero ofenderla, pero tal
vez él se sentiría mejor con alguien que pudiera entenderlo mejor.
Podría ser su amiga -Laura asintió, convencida—. «Bien _____, tienes
Princeton asegurado» Pensé.
—Tienes razón. Solo una cosa. —Ella
vaciló—. Harry es… bueno, él puede ser demasiado terco para alguien
de su edad —Dijo mientras pasaba una de sus pequeñas manos por su
cabello rubio—.
—No se preocupe. Su hijo, uh, está en buenas
manos —Intente darle mi mejor sonrisa, aunque probablemente me parecía
más al gato Cheshire de Alicia en el País de las Maravillas que otra
cosa. Solo me faltaba teñirme el pelo magenta y tendría el disfraz
perfecto para Halloween—. Confié en mí.
—Así lo hago. Ahora, si
me disculpas, tengo que ir al trabajo —Me dijo levantándose del
sillón—. Deje un par de número telefónicos anotados a un lado del
teléfono de la cocina. Si necesitas dinero, pídele a mi hijo. Volveré a
las tres.
— ¡Esta bien! —Le dije mientras ella salía por la
puerta principal y la cerraba detrás de ella. Mire hacia la nada por
unos segundos—.
Estaba sola en esta inmensa casa
Capítulo #2
Me gire y contemple mejor la casa. Ahora que Laura no estaba, se sentía
muchísimo más espaciosa. Pensé que sería maravilloso vivir en alguna
casa como esta, aunque obviamente yo nunca podría permitirme algo así, a
menos que fuera una mafiosa. Mi imaginación era inmensa.
Sin embargo, no me habían contratado para que estuviera aquí parada todo el día y observando todo como niño curioso. Respire hondo y decidí buscar a ese tal George en su cuarto.
Aunque yo no sabía dónde se encontraba.
—Muy inteligente ____, muy inteligente —Me dije mientras llevaba un
dedo a la boca y comenzaba a morder mi uña. Era uno de los hábitos que
había adquirido en la infancia cuando me sentía nerviosa, justo como en
estos momentos. Quería encontrar a Harry y hablarle, aunque tampoco
podría andar fisgoneando por toda la casa sin que alguien me tachara de
ladrona o que se yo, incluso de acosadora.
Camine a través de la
planta baja. Conocía unas cuantas partes, pero aun así habían demasiados
cuartos—como un hotel—, y cualquiera podría ser el de Harry. Toque una
de las puertas en el corredor principal, por debajo de las escaleras.
Abrí con cuidado y descubrí que era un baño. Bien, obviamente aquí no
era su cuarto. La siguiente puerta era un cuarto pequeño, demasiado para
una casa como esta, se me ocurrió que podría ser un cuarto para
invitados. Ni siquiera me detuve en el siguiente cuarto. Ahí era el
estudio de Laura, y dudaba que George estuviera encerrado ahí.
Cuando termine con esa ala de la casa, fui al otro extremo. Una cocina
inmensa que solo me había tocado ver en programas para cocinar, otra
sala llena de cuadros y esculturas con formas extrañas y la puerta al
patio trasero. A este paso, me llevaría todo el verano encontrar a
George. Estupendo.
Miré hacía las escaleras de mármol blanquecino
que se encontraban en el vestíbulo. No tenía nada que perder, así que
subí lentamente. Lo único que me preocupaba seria el encontrarme a
George y que este me mirara y pensara que era una especie de ladrona.
Caí en la cuenta de mi idea estúpida y comencé a reír, aunque luego me
detuve porque era una grosería.
El segundo piso era casi como el
primero. Las paredes eran blancas y altas, y había cuadros y columnas
alrededor. El piso era de madera y estaba cubierto con una espesa y
mullida alfombra roja. Parecía más como un museo que una casa. Lo único
que realmente me gustaba, es que solo contaba con cuatro habitaciones,
en un pasillo estrecho frente a las escaleras. Más allá, en el ala
izquierda había una especie de salón de música, con un piano de cola,
guitarras acústicas y un precioso violín negro. El ala derecha era una
especie de salón de entretenimiento o algo parecido, estaba cubierto de
posters de películas viejas y discos de música variada. Me agradaba más
la gran pantalla plana que se encontraba en un rincón. Decidí que la
aprovecharía más al rato.
De vuelta en el pasillo, comencé a mirar
en cada uno de los cuartos. El primero estaba lleno de objetos antiguos y
no-tantos, el segundo era un cuarto de mujer, probablemente el de
Laura. El siguiente cuarto era…
Un baño.
Ocupado.
— ¿Qué demo…
— ¡Equivocado! ¡Lo siento! —Grite mientras cerraba con fuerza la puerta
y me recargaba en esta. Bien, esto tendría repercusiones en el futuro.
Necesitaba un psicólogo. Si, si, aún era virgen y pensaba seguir
siéndolo hasta dentro de mucho tiempo. Tampoco había visto a un hombre
desnudo. Hasta hoy.
Lleve mis manos hacia la cabeza y apreté. Sabía
que me estaba comportando como una bebe, pero ¿y qué? Había visto a ese
tal Harry bañándose, y no es como si él me pudiera ver a mí.
Rápidamente me retracte de haber dicho eso.
— ¿Qué es todo ese alboroto, Louis?
Lentamente levante la cabeza hacia la persona que hablaba. Me odie por
no haberlo hecho antes. Se trataba de un chico, probablemente de mi edad
o incluso un poco más grande. Estudie cada una de las facciones de su
rostro. Su piel estaba ligeramente bronceada, con pómulos altos y
mejillas rosadas. Me paralice al llegar a sus ojos, que eran más Mieles
que la miel Misma... Seguí recorriendo con la vista cada centímetro de
su cuerpo, intentando memorizarlo para cuando me fuera más útil. Su
cabello, que caía alborotadamente hasta un poco más arriba de la altura
del mentón, era un poco más claro que el mío. Su complexión era delgada,
aunque musculosa, y era mucho más alto que la mayoría de los muchachos
que conocía en la ciudad—y de los que conocería en toda mi vida—. Elevo
las comisuras de los labios, formando una sonrisa torcida. Parecía
divertido de una forma sarcástica.
— ¿Estás ahí? ¿Louis? —Pregunto,
obviamente refiriéndose a mí. Yo aún seguía en shock—. Pensé que había
oído una voz de mujer. ¿A quién has traído?
— ¡Harry! —La puerta
detrás de mí se abrió de repente y me golpeo en la espalda levemente.
Aun así solté un gemido de dolor—. ¡Oye! ¡Eso duele! —Grite frotando mi
espalda—.
— ¿Quién…quién eres? —Pregunto el chico del baño
desconcertado y con la cara roja. Lo más genial de esto es que aún
seguía desnudo. Intente mirar hacia otro lado—.
—Me llamo ___. Vengo
para hacerle compañía a Harry—El otro chico de pelo oscuro bufo. Me
puse de pie—. ¿Quién de ustedes es Harry?
—Wow. Hermano, no sabía
que estabas tan necesitado como para contratar a alguien que te haga los
favores —El chico desnudo me miro de arriba hacia abajo. Levante una
ceja y después fruncí el ceño—. Aunque no está nada mal, eh.
—Cállate Louis. Esta es mi niñera —Contesto el otro sarcástico. Se giró
hacia otro lado, rumbo a la habitación a la que yo no había entrado—.
Creo que te ha quedado perfectamente claro quién es quién, ¿no? Mejor no
molestes y ponte a ver la televisión o plantar flores en el jardín.
Solo mantente alejada y ni tú ni yo salimos perjudicados. ¿Estamos?
Con que ese era el tal George. Sarcástico, malhumorado y horrorosamente sexy. El destino es cruel, señores.
Cerró la puerta tras de él y Louis me lanzo una mirada como diciendo “lo
siento mucho por su carácter, pero desafortunadamente él es así”. Lo
miré fijamente a la cara, intentando no distraerme con su entrepierna y
le devolví una mirada de “Gracias, pero desafortunadamente deberías
volver a tu ducha”.
Le lance una pequeña sonrisa y después me marche de allí.
Autor:Aylinjcat (yo)
Adaptación:sip
Género:romantico
Advertencias:nop
Capítulo #1
— ¡Aquí hay algo! —Me dijo emocionada Caroline mientras sostenía el
periódico con fuerza entre sus manos, al grado de arrugarlo y dejar
marcas en él. Se lo arrebate de un tirón y después me senté a su lado—.
—Veamos —Comencé a leer en voz baja y lentamente subiendo de todo—. Se
solicita niñera con o sin experiencia, con mucha paciencia y ganas de
trabajar. El salario mínimo será de… ¡Madre santa!
— ¿Qué es?
¡Quiero leer! —Caroline chilló y me empujo. Sostuvo el periódico en lo
alto—. ¡Wow! Santo cielo... ¿Cómo es posible que puedan pagar tal
cantidad de dinero? Olvídalo. ¿Sabes qué? No pierdas el tiempo y marca,
¡ya!
Se levantó de la silla de madera y corrió con prisa hacía
la cocina. En pocos segundos regreso con un teléfono inalámbrico a la
mano y lo aventó hacía mí, por poco golpeándome contra la cabeza. Lo
tome y marque entusiasmada el número indicado.
—Si consigues el
trabajo, reunirás el dinero suficiente como para poder acompañarme a
ese concierto en Texas al que tanto quieres ir. ¿No te mueres por ver
kellin Quinn tanto como yo? Eso sería demasiado…
La interrumpí,
golpeándola con una almohada y después le hice una seña para que
guardara silencio. Ella solo me fulmino con la mirada.
—No quiero ir a ver a kellin Quinn. Prefiero ahorrar para…
Contestaron.
— ¿Aló? ¿Quién habla?
—Umm —Fue lo primero que salió de mi boca. Había estado tan
entusiasmada hace dos segundos. ¿Por qué me estoy muriendo de nervios?
Y, ¿por qué olvide que era lo que iba a decir?
—Si esto es una broma entonces…
— ¡No cuelgue! Perdón. —Sacudí la cabeza— ¿Hablo con la señora Styles? —Pregunte mientras rascaba mi pierna derecha—.
—Enseguida le atiende.
Caroline me miro y comenzó a reír a causa de mi nerviosismo. Le saque
de forma no-amistosa el dedo medio y ella sonrió divertida, sacándome la
lengua. Me levante del sillón y camine directo hacía el patio
delantero, sentándome sobre los escalones blanquecinos de la entrada.
— ¿Quién habla? —Pregunto la señora Shelley al otro lado de la línea—.
—Mi nombre es ________ Smith. He visto el anuncio en el periódico en el
que busca niñera y uh, estoy interesada en el trabajo —Le dije con el
tono más firme que podía conseguir, aunque lo último sonó más como una
pregunta que una afirmación—.
—Muy bien… ¿Estas ocupada en estos momentos, _______?
— ¿Eh? Uh, no. No realmente —Mire hacia el cielo. Extrañamente estaba
tan nublado, que podría jurar que llovería toda la tarde. Estábamos a
mediados de agosto en California, por lo cual me parecía tan raro. «Esa
es una señal» Me dije—.
— ¿Podrías venir a mi casa? Quiero hablarte de tus horarios y las demás cosas…
— ¿Me está dando el trabajo? —Pregunte incrédula mientras una sonrisa de oreja a oreja se formaba en mi rostro—. ¿Enserio?
—Solo si aceptas —Contesto la señora —.
—Oh… Por supuesto. Me, me encantaría.
—Bien. Te daré mi dirección.
Ella me dio las instrucciones para llegar a su casa y acordamos vernos
en media hora. Me volví hacía la casa de Caroline y le di el teléfono y
millones de gracias. Le abrace fuertemente y tome mi bolso, solo para
después salir corriendo de ahí. Por fortuna, mi casa quedaba a dos
manzanas de distancia, así que tardaría prácticamente nada en llegar.
Vivía con mis padres en una pequeña casa color marrón en West
Hollywood. Ellos no eran precisamente los más adinerados de la ciudad,
por lo cual no podían financiar mis estudios de Princeton, donde quería
asistir el año próximo. Había llegado a un acuerdo con ellos,
prometiéndoles que trabajaría duramente los dos veranos, y todas las
ganancias irían directamente hacía el banco, donde se quedarían hasta
que entrara a la universidad y tuviera que utilizarlas.
Con este trabajo podría conseguir el dinero en un mes.
Llegue a casa golpeando la puerta desenfrenadamente. Había perdido mis
llaves hace un mes y no me darían otras hasta que entrara a la escuela.
Intentaba hacer más ruido del necesario para que me dieran unas copias
cuanto antes.
—Deja de tocar como si alguien estuviera a punto
de asesinarte —Dijo mamá mientras me abría la puerta y me saludaba con
un beso en la mejilla—. Me asustas.
—Perdón. —Le dije sin sentirlo realmente y pasaba por debajo de su
brazo—. Sabes, en media hora tengo una entrevista de trabajo.
—Eso es realmente maravilloso hija. ¿De qué es el puesto?
— ¿Puesto? No trabajaré como secretaria si a eso te refieres. —Le
gritaba mientras subía las escaleras con dirección a mi cuarto y cerraba
la puerta tras de mí—.
— ¿Entonces? —Ella pregunto mientras caminaba hacía la cocina.
Abrí la puerta, asome mi cabeza y grite.
—Voy a ser niñera.
*****
Maneje sin prisa hacía Beverly Hills en mi destartalado Mustang Shelby
del año 67. Vestía unos vaqueros grises y un cardigán azul que la abuela
me había regalado en navidad. Duré aproximadamente unos 15 minutos en
llegar y cuando vi la enorme casa estuve a punto de caerme al pavimento;
Tenía proporciones inmensas, realmente era la más enorme del
vecindario. Había plantas por doquier y una fuente en medio del patio
delantero.
Volví a mirar el papel arrugado en el que había
anotado la dirección y me cerciore de que era el lugar correcto. Limpie
mis sudorosas palmas en los vaqueros y camine hacía la puerta. Toque el
timbre.
«Debería irme corriendo a casa»
Volví a tocar el timbre.
«Probablemente no haya nadie aquí»
Espere.
«Bien, me iré ya. O, ¿Debería quedarme?»
Decidí que no valía la pena, moría de nervios, así que di media vuelta y
camine hacía el coche. Tenía las llaves sobre la manilla cuando una voz
grito mi nombre por detrás de mí. Me giré.
La señora Shelley
caminaba rápidamente hacía mí. Tenía una piel bronceada y el cabello
castaño estaba recogido en una coleta alta. Vestía un traje rojo que
mamá solamente podía soñar que compraba y sus zapatillas eran más caras
que todo mi guardarropas junto. Trague duro. Me arrepentí de haber
venido tan informal y por un momento deseé tener un vestido elegante,
tal vez así no parecería tan vaga. Demonios, debí irme cuando pude.
—_______, cariño. ¿Podrías venir aquí? Me es imposible caminar a través
del césped en tacones —Dijo la señora Styles con una sonrisa en la
cara, aunque sus ojos expresaban una tristeza inmensa. Qué extraño—.
—Uh. Ho-Hola señora Styles —Dije mientras extendía una de mis manos hacía ella. Me devolvió el saludo—.
—Llámame Laura —Me dio un guiño y me invito a pasar a su casa con un gesto con la mano—.
—Está bien señora Styles.
Me miro alzando una ceja rubia.
—Disculpa, Laura. —Le dije avergonzada mientras metía las palmas de las
manos en los bolsillos delanteros de los vaqueros—. Así que… ¿Cuándo
empiezo?
—Primero tenemos que discutir algo. —Dijo Laura moviendo sus manos con nerviosismo—. Acompáñame al estudio.
La seguí a través de la enorme casa. Camino de aquí y allá conmigo
siguiéndola por detrás, hasta que se detuvo en un salón verde donde
había un inmenso escritorio de madera oscura y estantes llenos de libros
que probablemente nunca se leían. Me senté frente a ella y comenzó.
—Seguramente te preguntaras cómo es posible que nadie aún haya aceptado
el trabajo con tan buen salario, ¿no? —Dijo Laura mientras me miraba
fijamente. Yo asentí—. Bueno, primero tengo que decirte que me parece
maravilloso que estés aquí, y que si al final no quieres quedarte está
bien…
¿Acaso tenía por hijos a unos demonios o qué? No podría ser tan malo después de todo. Valdría la pena por Princeton.
—No importa, yo quiero el trabajo. Sus hijos estarán en buenas manos.
Tengo experiencia con mis primos pequeños y sé con cuales historias
pueden quedarse dormidos…
—Ese es uno de los problemas. Veras
_____, no quiero que cuides a ningún niño pequeño. Quiero que cuides a
mi hijo de diecinueve años.
— ¿Eh?
Es decir, ¿Qué? ¿Realmente su hijo de diecinueve años no puede cuidarse por sí mismo? ¡Es dos años mayor que yo!
—Sé que esto es extraño, pero mi pequeño George no puede cuidarse por
sí mismo. El perdió la vista hace dos meses y desde ese entonces se ha
negado a salir de esta casa. Tal vez tú podrías ayudarlo. Eres de su
edad, ¿no?
—Soy menor que él. —Caí en la cuenta de lo que ella
decía—. ¡No puedo! ¡Es demasiada responsabilidad! —Le dije atemorizada
con la idea de cuidar a alguien mayor que yo—. Probablemente si le
leyera “La Cenicienta” me sacaría a patadas de su cuarto.
— ¡Te
pagaré el doble! —Dijo Laura mientras se ponía de pie y hacía una mueca
extraña con la boca. Me miro—. Por favor, confió en que podrás. Si no
soportas una semana te puedes ir, pero por favor, aunque sea inténtalo.
La mire, frunciendo el ceño y mordí mi labio inferior con fuerza.
Al final, cedí.
—Está bien. Acepto. Cuidaré de su hijo.
«Aunque sea mayor que yo»
Capítulo #2
Me desperté más temprano de lo habitual al siguiente día. Había dejado
mi ventana abierta durante la noche, por lo que un sillón y una pequeña
parte del suelo quedaron empapados con gotas de lluvia y un par de hojas
verdes se habían colado hasta llegar a mi cabello.
Me estire perezosamente, bostece varias veces y rasque mi cabeza otras más hasta que decidí saltar de la cama y preparar
mi desayuno. A pesar de ser vacaciones, mis padres seguían trabajando
con un único descanso los domingos; Y como estábamos a jueves, tenía la
casa solamente para mí hasta muy tarde. Podría hacer lo que
quisiera—menos una fiesta salvaje, claro—, y no tendría que preocuparme
por los regaños ni insultos provenientes de mi padre.
Saque una
pequeña rama de mi cabeza y me reí un poco, mientras juntaba mi ropa
sucia e intentaba acomodar un poco mi cuarto—Si, se podrán dar cuenta
que soy muy salvaje cuando estoy sola—. Mire al reloj azulado encima de
mi mesilla de noche y de golpe volví a la realidad. Al igual que mis
padres, yo también tenía un trabajo, y si no me daba prisa, llegaría más
que tarde.
Sin pensarlo dos veces, me saque la ropa
interior—No sé dormir con mucha ropa—, y tome una toalla gris que
encontré en el pasillo camino al baño. La eché sobre mi hombro. Una de
las mil ventajas de estar solo en su hogar, era que podía andar de un
lado a otro desnuda sin padres desmayándose ni abuelos con paros
cardiacos. Por supuesto, evitaba las ventanas abiertas y las miradas
morbosas de los vecinos.
Cerré la puesta del baño por detrás de
mí y deje la toalla encima del toilette—no se preocupen, está
perfectamente limpio—. Giré las perillas de la bañera de mármol y
cascadas de agua brotaron de ella. Heladas, por supuesto.
Deje
reposando un poco el agua y miré mi rostro en el espejo. Mi enmarañado
cabello oscuro se levantaba en todas las direcciones posibles, como si
hubiera sido electrocutada o algo así. Mi rostro que normalmente era
bronceado por el sol de California, se veía pálido en días como estos.
Tenía una pequeña nariz respingada y unos enormes ojos entre castaño y
verde. Aunque hoy se veían azules.
Cuando el agua estuvo
finalmente lista, me metí a la bañera y me hundí por completo en esta.
Aún no podía creer la clase de trabajo de niñera que había obtenido. Le
había hecho uno que otro comentario a Caroline por teléfono y ella opto
por cambiar de opinión. Qué gran apoyo.
*****
Media
hora más tarde me encontraba en casa de la señora Shelley. Esta vez,
había cambiado mi tan informal ropa por algo más “elegante”. Llevaba un
vestido sin mangas verde y unos zapatos de charol marrones. Me veía más o
menos decente.
La señora Styles me acompaño hacía el vestíbulo principal de su casa y se sentó a mi lado en un gran sillón negro.
—Sabes ____, he hablado con mi hijo sobre esto, y bueno, el realmente
no está muy conforme con la idea —De nuevo estaba moviendo sus manos
nerviosamente sobre su regazo—. Tal vez esta no fue la mejor decisión
que he tomado así que…
— ¡No! —Dije rápidamente. Laura me miro
con una expresión confundida y continúe—. Es decir, tal vez yo podría
ayudarlo. «Piensa» Usted me ha dicho qué es de mi edad, ¿no? —Ella
asintió—. ¿Tiene hermanos?
—Dos. Harriet y Lucas. Pero son mayores que él, ellos ni siquiera viven aquí.
—¿Lo ve? No tiene a nadie más de su edad. No quiero ofenderla, pero tal
vez él se sentiría mejor con alguien que pudiera entenderlo mejor.
Podría ser su amiga -Laura asintió, convencida—. «Bien _____, tienes
Princeton asegurado» Pensé.
—Tienes razón. Solo una cosa. —Ella
vaciló—. Harry es… bueno, él puede ser demasiado terco para alguien
de su edad —Dijo mientras pasaba una de sus pequeñas manos por su
cabello rubio—.
—No se preocupe. Su hijo, uh, está en buenas
manos —Intente darle mi mejor sonrisa, aunque probablemente me parecía
más al gato Cheshire de Alicia en el País de las Maravillas que otra
cosa. Solo me faltaba teñirme el pelo magenta y tendría el disfraz
perfecto para Halloween—. Confié en mí.
—Así lo hago. Ahora, si
me disculpas, tengo que ir al trabajo —Me dijo levantándose del
sillón—. Deje un par de número telefónicos anotados a un lado del
teléfono de la cocina. Si necesitas dinero, pídele a mi hijo. Volveré a
las tres.
— ¡Esta bien! —Le dije mientras ella salía por la
puerta principal y la cerraba detrás de ella. Mire hacia la nada por
unos segundos—.
Estaba sola en esta inmensa casa
Capítulo #2
Me gire y contemple mejor la casa. Ahora que Laura no estaba, se sentía
muchísimo más espaciosa. Pensé que sería maravilloso vivir en alguna
casa como esta, aunque obviamente yo nunca podría permitirme algo así, a
menos que fuera una mafiosa. Mi imaginación era inmensa.
Sin embargo, no me habían contratado para que estuviera aquí parada todo el día y observando todo como niño curioso. Respire hondo y decidí buscar a ese tal George en su cuarto.
Aunque yo no sabía dónde se encontraba.
—Muy inteligente ____, muy inteligente —Me dije mientras llevaba un
dedo a la boca y comenzaba a morder mi uña. Era uno de los hábitos que
había adquirido en la infancia cuando me sentía nerviosa, justo como en
estos momentos. Quería encontrar a Harry y hablarle, aunque tampoco
podría andar fisgoneando por toda la casa sin que alguien me tachara de
ladrona o que se yo, incluso de acosadora.
Camine a través de la
planta baja. Conocía unas cuantas partes, pero aun así habían demasiados
cuartos—como un hotel—, y cualquiera podría ser el de Harry. Toque una
de las puertas en el corredor principal, por debajo de las escaleras.
Abrí con cuidado y descubrí que era un baño. Bien, obviamente aquí no
era su cuarto. La siguiente puerta era un cuarto pequeño, demasiado para
una casa como esta, se me ocurrió que podría ser un cuarto para
invitados. Ni siquiera me detuve en el siguiente cuarto. Ahí era el
estudio de Laura, y dudaba que George estuviera encerrado ahí.
Cuando termine con esa ala de la casa, fui al otro extremo. Una cocina
inmensa que solo me había tocado ver en programas para cocinar, otra
sala llena de cuadros y esculturas con formas extrañas y la puerta al
patio trasero. A este paso, me llevaría todo el verano encontrar a
George. Estupendo.
Miré hacía las escaleras de mármol blanquecino
que se encontraban en el vestíbulo. No tenía nada que perder, así que
subí lentamente. Lo único que me preocupaba seria el encontrarme a
George y que este me mirara y pensara que era una especie de ladrona.
Caí en la cuenta de mi idea estúpida y comencé a reír, aunque luego me
detuve porque era una grosería.
El segundo piso era casi como el
primero. Las paredes eran blancas y altas, y había cuadros y columnas
alrededor. El piso era de madera y estaba cubierto con una espesa y
mullida alfombra roja. Parecía más como un museo que una casa. Lo único
que realmente me gustaba, es que solo contaba con cuatro habitaciones,
en un pasillo estrecho frente a las escaleras. Más allá, en el ala
izquierda había una especie de salón de música, con un piano de cola,
guitarras acústicas y un precioso violín negro. El ala derecha era una
especie de salón de entretenimiento o algo parecido, estaba cubierto de
posters de películas viejas y discos de música variada. Me agradaba más
la gran pantalla plana que se encontraba en un rincón. Decidí que la
aprovecharía más al rato.
De vuelta en el pasillo, comencé a mirar
en cada uno de los cuartos. El primero estaba lleno de objetos antiguos y
no-tantos, el segundo era un cuarto de mujer, probablemente el de
Laura. El siguiente cuarto era…
Un baño.
Ocupado.
— ¿Qué demo…
— ¡Equivocado! ¡Lo siento! —Grite mientras cerraba con fuerza la puerta
y me recargaba en esta. Bien, esto tendría repercusiones en el futuro.
Necesitaba un psicólogo. Si, si, aún era virgen y pensaba seguir
siéndolo hasta dentro de mucho tiempo. Tampoco había visto a un hombre
desnudo. Hasta hoy.
Lleve mis manos hacia la cabeza y apreté. Sabía
que me estaba comportando como una bebe, pero ¿y qué? Había visto a ese
tal Harry bañándose, y no es como si él me pudiera ver a mí.
Rápidamente me retracte de haber dicho eso.
— ¿Qué es todo ese alboroto, Louis?
Lentamente levante la cabeza hacia la persona que hablaba. Me odie por
no haberlo hecho antes. Se trataba de un chico, probablemente de mi edad
o incluso un poco más grande. Estudie cada una de las facciones de su
rostro. Su piel estaba ligeramente bronceada, con pómulos altos y
mejillas rosadas. Me paralice al llegar a sus ojos, que eran más Mieles
que la miel Misma... Seguí recorriendo con la vista cada centímetro de
su cuerpo, intentando memorizarlo para cuando me fuera más útil. Su
cabello, que caía alborotadamente hasta un poco más arriba de la altura
del mentón, era un poco más claro que el mío. Su complexión era delgada,
aunque musculosa, y era mucho más alto que la mayoría de los muchachos
que conocía en la ciudad—y de los que conocería en toda mi vida—. Elevo
las comisuras de los labios, formando una sonrisa torcida. Parecía
divertido de una forma sarcástica.
— ¿Estás ahí? ¿Louis? —Pregunto,
obviamente refiriéndose a mí. Yo aún seguía en shock—. Pensé que había
oído una voz de mujer. ¿A quién has traído?
— ¡Harry! —La puerta
detrás de mí se abrió de repente y me golpeo en la espalda levemente.
Aun así solté un gemido de dolor—. ¡Oye! ¡Eso duele! —Grite frotando mi
espalda—.
— ¿Quién…quién eres? —Pregunto el chico del baño
desconcertado y con la cara roja. Lo más genial de esto es que aún
seguía desnudo. Intente mirar hacia otro lado—.
—Me llamo ___. Vengo
para hacerle compañía a Harry—El otro chico de pelo oscuro bufo. Me
puse de pie—. ¿Quién de ustedes es Harry?
—Wow. Hermano, no sabía
que estabas tan necesitado como para contratar a alguien que te haga los
favores —El chico desnudo me miro de arriba hacia abajo. Levante una
ceja y después fruncí el ceño—. Aunque no está nada mal, eh.
—Cállate Louis. Esta es mi niñera —Contesto el otro sarcástico. Se giró
hacia otro lado, rumbo a la habitación a la que yo no había entrado—.
Creo que te ha quedado perfectamente claro quién es quién, ¿no? Mejor no
molestes y ponte a ver la televisión o plantar flores en el jardín.
Solo mantente alejada y ni tú ni yo salimos perjudicados. ¿Estamos?
Con que ese era el tal George. Sarcástico, malhumorado y horrorosamente sexy. El destino es cruel, señores.
Cerró la puerta tras de él y Louis me lanzo una mirada como diciendo “lo
siento mucho por su carácter, pero desafortunadamente él es así”. Lo
miré fijamente a la cara, intentando no distraerme con su entrepierna y
le devolví una mirada de “Gracias, pero desafortunadamente deberías
volver a tu ducha”.
Le lance una pequeña sonrisa y después me marche de allí.
Aylinjcat
Re: corazon ciego (harry_styles y tu)
HOLA!!!!!
Soy Camille tu nueva y fiel lectora
Enserio tiene que cuidar a Hazza??? OMG
siguela pronto si necesitas chicas avisame
y reservame a Tommo :P
PD: SIGUELAAAAA!!!!
PD2: SI TIENES TIEMPO PASATE POR MI NOVE
Soy Camille tu nueva y fiel lectora
Enserio tiene que cuidar a Hazza??? OMG
siguela pronto si necesitas chicas avisame
y reservame a Tommo :P
PD: SIGUELAAAAA!!!!
PD2: SI TIENES TIEMPO PASATE POR MI NOVE
camillep07
Re: corazon ciego (harry_styles y tu)
Bien, tal vez estaba exagerando un poco ya que no me fui
realmente de la casa o algo parecido, de hecho, ni siquiera había bajado hacía
el primer piso, pero ese era otro caso.
Fui directamente hacía la sala de entretenimiento y encendí
el gran televisor con el control remoto. Me senté en un gran sillón de cuero
rojo que se encontraba en el centro y cerré con fuerza mis ojos. Lleve las
manos hacía la cabeza y apreté. No podía creer lo testarudo y grosero que era
ese tal. Harry Ni siquiera había tenido
una conversación real anteriormente con él, como para me hubiera tratado así.
Insolente, terco, creído, hermoso y con unos ojos preciosos que… Esperen, no.
«Detente», me dije. Tendría que dejar de pensar así sobre él. Nadie con ese
horrible carácter merecía la pena. Sin duda este sería un verano muy largo.
No me di cuenta de que alguien permanecía sentado a mi lado.
Tampoco me había dado cuenta de que el televisor estaba apagado. Abrí los ojos
y mire a Louis mientras revolvía su cabello con una mano y estiraba sus
piernas, reposándolas en la mesa de café cuadrada frente a nosotros.
Louis tenia una
complexión delgada y también era alto. Su piel era tan pálida que pensé que
nunca salía de casa. O de la ducha. Su cabello era castaño claro y alborotado,
y sus ojos eran celeste increíble, aunque nunca los compararía con los de
Harry. Me sonrío nerviosamente.
—Hola —Dijo. Lo salude con la mano y después las cruce por
delante de mi pecho. Me sentía un poco incomoda con el—. Así que _____, um.
¿Realmente estas aquí para hacerle compañía a Harry?
—Bueno, supongo —Dije extrañada por la pregunta. El asintió
para sí—.
—Entonces los rumores son ciertos.
— ¿Rumores? ¿Qué rumores? —Pregunte mientras lo veía fruncir
el ceño y sacudir su cabeza levemente—.
—Harry me comento algo ayer, pero pensé que estaba haciendo
una broma de mal gusto. Ahora entiendo su enojo —Dijo mientras se levantaba del
sillón y comenzaba a caminar a la salida—.
— ¿Sobre qué? ¡Hey! ¡No te vayas! ¡Espera! —Le grite
mientras me levantaba del sillón y corría tras de él. Se detuvo debajo del
marco de la puerta y me miro divertido—. ¿Qué dijo Harry7?
—Que su mamá le había conseguido una niñera —Dijo
divertido—.
— ¡No soy su niñera! —Le respondí enojada—.
— ¿Entonces? ¿Para qué te contrataron?
—Uh, yo… —y ahora, ¿qué le digo? Vamos ____, ¡piensa! —. Yo
um…
— ¡ Louis! ¡Ven aquí! —Harry gritaba desde su cuarto. Louis le grito un “Ya voy” en respuesta—.
—Nos vemos luego ___— Louis me dijo mientras me brindaba una
sonrisa. Después se marchó rápidamente al cuarto de George y me dejo ahí sola.
Decidí seguirlo.
—Creo que ella es molesta —Dijo Harry en tono arrogante. Me
detuve, escondiéndome por detrás de la pared—.
—No lo es. ____ parece ser realmente amigable.
Gracias Louis, te has ganado tres puntos.
Harry espero un
momento antes de preguntar. — ¿Cómo es ella? Quiero decir, físicamente.
—Tiene el cabello demasiado largo y ondulado. Mmm, ¿qué más?
—Asome mi cabeza un poco para obtener una visión concreta de la plática entre
los dos. Louis estaba de espaldas hacía mí, pero Harry me estaba mirando
fijamente. Mi corazón se detuvo por un segundo antes de darme cuenta que
realmente no podía verme. Louis volvió a
hablar—. Tiene mejor cuerpo que Alice, eso te lo puedo asegurar.
— ¿Qué hay de sus ojos? —Pregunto Harry, un poco más
entusiasmado que antes. Hombres—.
—Son grises. Me recuerdan a los ojos de Alondra. Olvídalo,
me recuerdan a tus ojos.
¿Está bromeando? Mis ojos son verdes. V-e-r-d-e-s.
—Ósea que esta ciega. Lo que me faltaba.
—Vamos, tu sabes a que me refiero —De pronto el teléfono de Louis
comenzó a sonar—. Un mensaje de mi mamá.
Lo siento, tengo que irme. ¿Podrías ser lindo con ____?
—Cállate.
Louis salió
rápidamente por la puerta y recordé que aún estaba espiando. Corrí de nuevo
hacía el cuarto y me avente en el sillón. Segundos después, Louisv entro.
—Tengo que irme. Nos vemos luego, ____.
—Bien. Hasta pronto —Le dije con el pulso a mil por hora y
la respiración entre cortada. Levanto una ceja y después salió.
Él le había dicho a Harry que fuera agradable conmigo—A eso
se refería, ya que no podría ser más lindo de lo que ya era. De nuevo, tengo
que detenerme—. Supuse que los dos eran mejores amigos, ya que, si Harry era tan gruñón como lo habría demostrado,
nunca hubiera dejado que Louis estuviera
a su lado. Así que, como buenos mejores amigos, tendría que hacerle caso.
Salí del cuarto y baje las escaleras de dos en dos, con
dirección a la cocina. Serví un poco de té de limón e hice algunos emparedados
para nosotros dos, y de nuevo me dirigí hacía el cuarto de Harry. Entre
cuidadosamente y coloque la comida sobre una silla de madera que se encontraba
a la derecha de la puerta. Contemple el cuarto. Era enorme.
Las paredes eran de color azul claro, al igual que las
cortinas, que permanecían cerradas sobre los grandes ventanales con dirección
al jardín trasero. Había una gran cama negra y un par de sillones, igualmente
negros con forma de “O”. No había tantos adornos y me sorprendí que todo
estuviera tan limpio. Quiero decir, para ser un hombre.
Harry estaba sentado
sobre la cama mirando hacia la nada. Pensé que podría llegar de sorpresa, pero
el hablo.
—Que no pueda ver, no significa que no te pueda sentir.
—Eh. Hola —Me senté frente a él, sobre el suelo—. Soy ___.
—Ya lo habías dicho. ¿Qué quieres?
—So-solo quería ha-hablarte. Te hice algo pa-para comer —Le
dije tartamudeando mientras me levantaba y le ofrecía un emparedado. Lo tomo—.
— ¿Cuánto te paga mi mamá? ¿Eh? Te pagaré el doble si te vas
hoy mismo.
— ¿¡Por qué eres tan testarudo y maleducado!? —Le grite
mientras aventaba el vaso de té hacía atrás. El sonrío—.
—Así me gusta ser. Probablemente así podrías irte sin que
tuviera que soltar un solo centavo.
—Mira, Harry—Le quite el emparedado y lo empuje hacía la
cama. Él se sorprendió un poco pero rápidamente volvió a su habitual rostro de
sarcasmo y “yo soy el mejor” —. No me importa que tan irritante puedas ser.
Estoy aquí para ayudarte y tienes que poner algo de tu parte. De todas formas,
tu madre me pagará, así que tú sabes.
De repente sonó el timbre y salí de su cuarto. Baje las
escaleras y la señora Styles se encontraba sonriente en la puerta.
— ¿Cómo ha ido tu primer día? —Pregunto mientras dejaba su
bolso sobre el sillón—.
—He tenido días mejores.
realmente de la casa o algo parecido, de hecho, ni siquiera había bajado hacía
el primer piso, pero ese era otro caso.
Fui directamente hacía la sala de entretenimiento y encendí
el gran televisor con el control remoto. Me senté en un gran sillón de cuero
rojo que se encontraba en el centro y cerré con fuerza mis ojos. Lleve las
manos hacía la cabeza y apreté. No podía creer lo testarudo y grosero que era
ese tal. Harry Ni siquiera había tenido
una conversación real anteriormente con él, como para me hubiera tratado así.
Insolente, terco, creído, hermoso y con unos ojos preciosos que… Esperen, no.
«Detente», me dije. Tendría que dejar de pensar así sobre él. Nadie con ese
horrible carácter merecía la pena. Sin duda este sería un verano muy largo.
No me di cuenta de que alguien permanecía sentado a mi lado.
Tampoco me había dado cuenta de que el televisor estaba apagado. Abrí los ojos
y mire a Louis mientras revolvía su cabello con una mano y estiraba sus
piernas, reposándolas en la mesa de café cuadrada frente a nosotros.
Louis tenia una
complexión delgada y también era alto. Su piel era tan pálida que pensé que
nunca salía de casa. O de la ducha. Su cabello era castaño claro y alborotado,
y sus ojos eran celeste increíble, aunque nunca los compararía con los de
Harry. Me sonrío nerviosamente.
—Hola —Dijo. Lo salude con la mano y después las cruce por
delante de mi pecho. Me sentía un poco incomoda con el—. Así que _____, um.
¿Realmente estas aquí para hacerle compañía a Harry?
—Bueno, supongo —Dije extrañada por la pregunta. El asintió
para sí—.
—Entonces los rumores son ciertos.
— ¿Rumores? ¿Qué rumores? —Pregunte mientras lo veía fruncir
el ceño y sacudir su cabeza levemente—.
—Harry me comento algo ayer, pero pensé que estaba haciendo
una broma de mal gusto. Ahora entiendo su enojo —Dijo mientras se levantaba del
sillón y comenzaba a caminar a la salida—.
— ¿Sobre qué? ¡Hey! ¡No te vayas! ¡Espera! —Le grite
mientras me levantaba del sillón y corría tras de él. Se detuvo debajo del
marco de la puerta y me miro divertido—. ¿Qué dijo Harry7?
—Que su mamá le había conseguido una niñera —Dijo
divertido—.
— ¡No soy su niñera! —Le respondí enojada—.
— ¿Entonces? ¿Para qué te contrataron?
—Uh, yo… —y ahora, ¿qué le digo? Vamos ____, ¡piensa! —. Yo
um…
— ¡ Louis! ¡Ven aquí! —Harry gritaba desde su cuarto. Louis le grito un “Ya voy” en respuesta—.
—Nos vemos luego ___— Louis me dijo mientras me brindaba una
sonrisa. Después se marchó rápidamente al cuarto de George y me dejo ahí sola.
Decidí seguirlo.
—Creo que ella es molesta —Dijo Harry en tono arrogante. Me
detuve, escondiéndome por detrás de la pared—.
—No lo es. ____ parece ser realmente amigable.
Gracias Louis, te has ganado tres puntos.
Harry espero un
momento antes de preguntar. — ¿Cómo es ella? Quiero decir, físicamente.
—Tiene el cabello demasiado largo y ondulado. Mmm, ¿qué más?
—Asome mi cabeza un poco para obtener una visión concreta de la plática entre
los dos. Louis estaba de espaldas hacía mí, pero Harry me estaba mirando
fijamente. Mi corazón se detuvo por un segundo antes de darme cuenta que
realmente no podía verme. Louis volvió a
hablar—. Tiene mejor cuerpo que Alice, eso te lo puedo asegurar.
— ¿Qué hay de sus ojos? —Pregunto Harry, un poco más
entusiasmado que antes. Hombres—.
—Son grises. Me recuerdan a los ojos de Alondra. Olvídalo,
me recuerdan a tus ojos.
¿Está bromeando? Mis ojos son verdes. V-e-r-d-e-s.
—Ósea que esta ciega. Lo que me faltaba.
—Vamos, tu sabes a que me refiero —De pronto el teléfono de Louis
comenzó a sonar—. Un mensaje de mi mamá.
Lo siento, tengo que irme. ¿Podrías ser lindo con ____?
—Cállate.
Louis salió
rápidamente por la puerta y recordé que aún estaba espiando. Corrí de nuevo
hacía el cuarto y me avente en el sillón. Segundos después, Louisv entro.
—Tengo que irme. Nos vemos luego, ____.
—Bien. Hasta pronto —Le dije con el pulso a mil por hora y
la respiración entre cortada. Levanto una ceja y después salió.
Él le había dicho a Harry que fuera agradable conmigo—A eso
se refería, ya que no podría ser más lindo de lo que ya era. De nuevo, tengo
que detenerme—. Supuse que los dos eran mejores amigos, ya que, si Harry era tan gruñón como lo habría demostrado,
nunca hubiera dejado que Louis estuviera
a su lado. Así que, como buenos mejores amigos, tendría que hacerle caso.
Salí del cuarto y baje las escaleras de dos en dos, con
dirección a la cocina. Serví un poco de té de limón e hice algunos emparedados
para nosotros dos, y de nuevo me dirigí hacía el cuarto de Harry. Entre
cuidadosamente y coloque la comida sobre una silla de madera que se encontraba
a la derecha de la puerta. Contemple el cuarto. Era enorme.
Las paredes eran de color azul claro, al igual que las
cortinas, que permanecían cerradas sobre los grandes ventanales con dirección
al jardín trasero. Había una gran cama negra y un par de sillones, igualmente
negros con forma de “O”. No había tantos adornos y me sorprendí que todo
estuviera tan limpio. Quiero decir, para ser un hombre.
Harry estaba sentado
sobre la cama mirando hacia la nada. Pensé que podría llegar de sorpresa, pero
el hablo.
—Que no pueda ver, no significa que no te pueda sentir.
—Eh. Hola —Me senté frente a él, sobre el suelo—. Soy ___.
—Ya lo habías dicho. ¿Qué quieres?
—So-solo quería ha-hablarte. Te hice algo pa-para comer —Le
dije tartamudeando mientras me levantaba y le ofrecía un emparedado. Lo tomo—.
— ¿Cuánto te paga mi mamá? ¿Eh? Te pagaré el doble si te vas
hoy mismo.
— ¿¡Por qué eres tan testarudo y maleducado!? —Le grite
mientras aventaba el vaso de té hacía atrás. El sonrío—.
—Así me gusta ser. Probablemente así podrías irte sin que
tuviera que soltar un solo centavo.
—Mira, Harry—Le quite el emparedado y lo empuje hacía la
cama. Él se sorprendió un poco pero rápidamente volvió a su habitual rostro de
sarcasmo y “yo soy el mejor” —. No me importa que tan irritante puedas ser.
Estoy aquí para ayudarte y tienes que poner algo de tu parte. De todas formas,
tu madre me pagará, así que tú sabes.
De repente sonó el timbre y salí de su cuarto. Baje las
escaleras y la señora Styles se encontraba sonriente en la puerta.
— ¿Cómo ha ido tu primer día? —Pregunto mientras dejaba su
bolso sobre el sillón—.
—He tenido días mejores.
Aylinjcat
Re: corazon ciego (harry_styles y tu)
Hola, esta largo! Pero interesante, me gusto y si necesitas chica para Zayn avísame :)
darko.
Re: corazon ciego (harry_styles y tu)
hola me encanto, simplemente me encanto siguela cuando puedas bye
Denisse.Tomlinson
Re: corazon ciego (harry_styles y tu)
Horas más tarde, me encontraba a mí misma sentada sobre una
silla con patrones chillantes en el cuarto de Caroline. Ella estaba frente a
mí, acostada sobre el piso y mirando el televisor con gesto aburrido.
Realmente, sin prestarle mucha atención. Yo solo me mordía las uñas de las
manos y miraba hacía todos lados nerviosamente.
— ¿Y bien? —Caroline me pregunto, apagando el televisor con
el control remoto e incorporándose hasta quedar sentada y con las piernas
cruzadas. La mire fijamente—.
— ¿De qué hablas? —Le pregunte, mientras, inconscientemente
mordisqueaba mis uñas con más fuerza—.
—Tú sabes a que me refiero. ¿ Harry?
Al salir de la casa de la señora Laura, rápidamente comencé
a hacer llamadas telefónicas a casa y también a Caroline. Ella me pedía la
versión corta de mi primer día y yo solo le di algunos detalles. Como la
profundidad de los ojos de Harry y la gran vista que había obtenido del trasero
deLouis. Para estas horas, yo ya no tenía ganas de hablar.
—Uh. No, no sé de qué hablas —Le dije mientras lanzaba
miradas cortas hacia el techo y después hacia Caroline. Ella suspiro—.
—Recuerda, hace cinco horas me hablaste por teléfono y
mencionaste lo loca que te traía ese chico. Realmente tiene que estar muy bueno
para que le hayas puesto el ojo encima.
— ¡Caroline! —Le grite indignada mientras lanzaba una
almohada en forma de serpiente hacía su cabeza. Ella la atrapo y la coloco a su
costado—. Al decir que él me traía loca, me estaba refiriendo a que realmente
él es un dolor de cabeza. Apenas le hable, ¿Cuánto? ¿Cinco segundos? Tal vez
menos. Y ya me estaba corriendo de su casa. El realmente apesta.
—Pero eso no le quita lo ardiente —Dijo levantándose del
suelo y peinando su larga melena pelirroja en una trenza. Tuve deseos de tener
tijeras a la mano y cortar cada cabello de su cabeza. No estaba celosa, lo
juro.
—Claro que sí. Además, tú no lo conoces. Oh, y dos palabras,
el-es insoportable.
—Esas son tres. Y tal vez tú seas demasiado insoportable
también.
—Oye, ¿estás de mi lado, o qué? —Le dije frunciendo el ceño
y bajando mis manos de la boca—.
— ¿Recuerdas el año antepasado? Cuando aquella tía tuya fue
a visitarte durante el verano y su pequeño hijo Charlie quedo ciego
temporalmente, porque un compañero suyo le echo arena en los ojos mientras
estaban en la playa. ¿Sabes de quién hablo? —Ella dijo mientras acomodaba su
cabeza en mi regazo y miraba con ojos abiertos—.
—Obviamente. Ellos son mis familiares —Lamí mi labio
inferior—. El pequeño Charlie duro enojado todas las vacaciones, y recuerdo que
se echaba a llorar cada vez que le hablábamos de castillos de arena y días
enteros en la playa. ¿A qué viene todo esto?
—Bueno, recuerda. ¿Qué paso después? ¿Acaso no me contaste
que un día fueron a la playa y él se rehusó a bajar del carro? Y entonces ahí
estabas tú, dispuesta a sacarlo del asiento trasero para que conviviera un rato
con ustedes. —Ella dijo mientras me miraba con una mueca de satisfacción en su
rostro. Yo aún no entendía nada—. Vamos, ¿qué paso después?
—El convivio todo el día con nosotros. Le asustaba meterse
al mar, porque en su estado se ahogaría al no ver. Pero…
—Tú estuviste con él. Y no lo dejaste solo. Al final del día
él se quedó sentado en la orilla, mojándose los pies y construyendo castillos
de arena. Porque no sentía más miedo. Él sabía que si algo malo ocurría, tu
estarías ahí para el —Caroline dijo, orgullosa de sí misma. Ahora yo entendía
su punto—.
— ¿Quieres decir que… Qué debería de ayudarlo a enfrentar…?
Uh. ¿Sus miedos?
—Exactamente.
— ¿Y a mí en que me beneficiaría? Es decir, ni siquiera me
cae bien.
—No seas tonta. Entre más pronto se recupere, terminaras más
pronto el trabajo. Obtendrás el dinero y ayudaras a alguien. No es tan difícil,
¿eh?
No lo había visto de esa forma. Si ayudaba a Harry, tendría
que dejar de verlo. No estaría obligada a ir y cumplir mi trabajo. Porque si
solo iba y renunciaba, no obtendría el dinero para Princeton. Solo tendría que
dar y recibir. Recibir y dar. Muy sencillo.
—Entonces, ¿cómo descubro sus, eh, miedos? El parece ser muy
duro de roer.
—Habla con su amigo. ¿Cómo dices qué se llama? Louis. Si,
él. Seguramente sabe todo sobre Harry . Lo harás, ¿cierto?
—Por supuesto que sí —Le dije mientras me levantaba del
sillón y caminaba hacia la puerta. Esta noche tendría en muchas cosas que
pensar.
Al siguiente día me levante con un muy buen humor de la
cama. Los luminosos rayos solares de California deslumbraban radiantes contra
mi piel, que había adquirido de nuevo su tono normal. Después de haber hecho mi
ritual higiénico y haber desayunado la mitad de la despensa, recorrí felizmente
las calles de la ciudad. Como había imaginado, estas se encontraban despejadas
por ser un sábado en el mediodía. La mayoría de los transeúntes era gente de
edad y niños pequeños con sus madres. Si hubiera llevado mi cámara y les
hubiera sacado fotos, sería como una postal mostrando gente de los años 50
desfilando por las avenidas, o algo por el estilo.
Llegue a mi destino rápidamente, con el carro chillando en
las banquetas y dando trompicones. Salte del carro y mire fijamente a la señora
Shelley saliendo por la puerta delantera, vestida con falda y playera blanca y
con una raqueta de tenis a la mano.
—Oh, querida. Es un placer que hayas venido de nuevo. Pensé
que por ser sábado, posiblemente saldrías con tus amigos a pasear en vez de
estar por aquí. Déjame contarte el día como tiempo extra, ¿sí?
—Eh, no se preocupe Laura —Le dije sonrientemente mientras
me acercaba a ella—. Estaré aquí probablemente todo el día, con Harry .
La señora Styles mostro una gigantesca sonrisa destellante y
hablo —Me encanta que te lleves bien con mi pequeño hijo. Ojalá que también
pudieras alejarlo de esas malas amistades que él tiene, si eso es posible —Dijo
dándome palmaditas sobre mi hombro. Yo asentí y ella continuo—. El día de hoy
yo me mantendré fuera, pero tu estarás aquí, ¿verdad?
—Por supuesto, ya le dije que estaría aquí todo el día.
Tenemos muchas cosas que hacer por hoy.
—Me parece estupendo. Entonces, me iré ya mismo para que
puedan comenzar con su diversión —Dijo entusiasmada. Como si le alguien le
hubiera regalado un millón de dólares, que probablemente a ella le sobraban. Me
sonrió una vez más y poco a poco se apartaba caminando. Mordí mi labio—.
— ¡Señora Styles! Perdón, ¡Laura! ¡Espere! —Le grite
mientras corría detrás de ella. Se detuvo y giro—.
— ¿Qué sucede, ___?
—Uh. Bueno, usted, eh… ¿podría decirme… p-por qué Harry quedo
ciego? Digo, solo quiero, ya sabe Umm, ¿entenderlo más? —Le pregunte mientras
la miraba de reojo. Ella cambio su sonrisa por una mueca triste que golpeo
contra mi pecho con firmeza. Que mal se ha de estar sintiendo—.
—El quedo ciego por una competencia de salto de caballo.
Algo asusto al pobre caballo y los dos cayeron sobre la tierra —Lentamente
masajeo su sien—. El caballo cayó encima de Harry y bueno, es un milagro que haya
sobrevivido…
—Eh. Oh, yo…yo lo siento mucho. No sabía que…
—Todo está bien, no te preocupes ___. Eso es cosa del pasado.
Ahora solo quiero que el salga adelante y rehaga su vida —Ella dijo mientras
secaba un par de lágrimas que corrían por sus mejillas rosadas—. Por favor, no
vayas a comentarle nada sobre lo que te he dicho. A él no le gusta… no le gusta
que sientan, como decirlo, eh, lastima. Sí, eso es. No le gusta que la gente
sienta lastima de él, por eso es como es.
—Está bien, yo no…
—Bien, es tarde. Que tengas un buen día, ¡hasta pronto! —La
señora Styles se despidió de mí y prácticamente salió volando hacia su camioneta
negra. La despedí con la mano y me volví hacía la casa—.
—Bien, aquí vamos de nuevo.
silla con patrones chillantes en el cuarto de Caroline. Ella estaba frente a
mí, acostada sobre el piso y mirando el televisor con gesto aburrido.
Realmente, sin prestarle mucha atención. Yo solo me mordía las uñas de las
manos y miraba hacía todos lados nerviosamente.
— ¿Y bien? —Caroline me pregunto, apagando el televisor con
el control remoto e incorporándose hasta quedar sentada y con las piernas
cruzadas. La mire fijamente—.
— ¿De qué hablas? —Le pregunte, mientras, inconscientemente
mordisqueaba mis uñas con más fuerza—.
—Tú sabes a que me refiero. ¿ Harry?
Al salir de la casa de la señora Laura, rápidamente comencé
a hacer llamadas telefónicas a casa y también a Caroline. Ella me pedía la
versión corta de mi primer día y yo solo le di algunos detalles. Como la
profundidad de los ojos de Harry y la gran vista que había obtenido del trasero
deLouis. Para estas horas, yo ya no tenía ganas de hablar.
—Uh. No, no sé de qué hablas —Le dije mientras lanzaba
miradas cortas hacia el techo y después hacia Caroline. Ella suspiro—.
—Recuerda, hace cinco horas me hablaste por teléfono y
mencionaste lo loca que te traía ese chico. Realmente tiene que estar muy bueno
para que le hayas puesto el ojo encima.
— ¡Caroline! —Le grite indignada mientras lanzaba una
almohada en forma de serpiente hacía su cabeza. Ella la atrapo y la coloco a su
costado—. Al decir que él me traía loca, me estaba refiriendo a que realmente
él es un dolor de cabeza. Apenas le hable, ¿Cuánto? ¿Cinco segundos? Tal vez
menos. Y ya me estaba corriendo de su casa. El realmente apesta.
—Pero eso no le quita lo ardiente —Dijo levantándose del
suelo y peinando su larga melena pelirroja en una trenza. Tuve deseos de tener
tijeras a la mano y cortar cada cabello de su cabeza. No estaba celosa, lo
juro.
—Claro que sí. Además, tú no lo conoces. Oh, y dos palabras,
el-es insoportable.
—Esas son tres. Y tal vez tú seas demasiado insoportable
también.
—Oye, ¿estás de mi lado, o qué? —Le dije frunciendo el ceño
y bajando mis manos de la boca—.
— ¿Recuerdas el año antepasado? Cuando aquella tía tuya fue
a visitarte durante el verano y su pequeño hijo Charlie quedo ciego
temporalmente, porque un compañero suyo le echo arena en los ojos mientras
estaban en la playa. ¿Sabes de quién hablo? —Ella dijo mientras acomodaba su
cabeza en mi regazo y miraba con ojos abiertos—.
—Obviamente. Ellos son mis familiares —Lamí mi labio
inferior—. El pequeño Charlie duro enojado todas las vacaciones, y recuerdo que
se echaba a llorar cada vez que le hablábamos de castillos de arena y días
enteros en la playa. ¿A qué viene todo esto?
—Bueno, recuerda. ¿Qué paso después? ¿Acaso no me contaste
que un día fueron a la playa y él se rehusó a bajar del carro? Y entonces ahí
estabas tú, dispuesta a sacarlo del asiento trasero para que conviviera un rato
con ustedes. —Ella dijo mientras me miraba con una mueca de satisfacción en su
rostro. Yo aún no entendía nada—. Vamos, ¿qué paso después?
—El convivio todo el día con nosotros. Le asustaba meterse
al mar, porque en su estado se ahogaría al no ver. Pero…
—Tú estuviste con él. Y no lo dejaste solo. Al final del día
él se quedó sentado en la orilla, mojándose los pies y construyendo castillos
de arena. Porque no sentía más miedo. Él sabía que si algo malo ocurría, tu
estarías ahí para el —Caroline dijo, orgullosa de sí misma. Ahora yo entendía
su punto—.
— ¿Quieres decir que… Qué debería de ayudarlo a enfrentar…?
Uh. ¿Sus miedos?
—Exactamente.
— ¿Y a mí en que me beneficiaría? Es decir, ni siquiera me
cae bien.
—No seas tonta. Entre más pronto se recupere, terminaras más
pronto el trabajo. Obtendrás el dinero y ayudaras a alguien. No es tan difícil,
¿eh?
No lo había visto de esa forma. Si ayudaba a Harry, tendría
que dejar de verlo. No estaría obligada a ir y cumplir mi trabajo. Porque si
solo iba y renunciaba, no obtendría el dinero para Princeton. Solo tendría que
dar y recibir. Recibir y dar. Muy sencillo.
—Entonces, ¿cómo descubro sus, eh, miedos? El parece ser muy
duro de roer.
—Habla con su amigo. ¿Cómo dices qué se llama? Louis. Si,
él. Seguramente sabe todo sobre Harry . Lo harás, ¿cierto?
—Por supuesto que sí —Le dije mientras me levantaba del
sillón y caminaba hacia la puerta. Esta noche tendría en muchas cosas que
pensar.
Al siguiente día me levante con un muy buen humor de la
cama. Los luminosos rayos solares de California deslumbraban radiantes contra
mi piel, que había adquirido de nuevo su tono normal. Después de haber hecho mi
ritual higiénico y haber desayunado la mitad de la despensa, recorrí felizmente
las calles de la ciudad. Como había imaginado, estas se encontraban despejadas
por ser un sábado en el mediodía. La mayoría de los transeúntes era gente de
edad y niños pequeños con sus madres. Si hubiera llevado mi cámara y les
hubiera sacado fotos, sería como una postal mostrando gente de los años 50
desfilando por las avenidas, o algo por el estilo.
Llegue a mi destino rápidamente, con el carro chillando en
las banquetas y dando trompicones. Salte del carro y mire fijamente a la señora
Shelley saliendo por la puerta delantera, vestida con falda y playera blanca y
con una raqueta de tenis a la mano.
—Oh, querida. Es un placer que hayas venido de nuevo. Pensé
que por ser sábado, posiblemente saldrías con tus amigos a pasear en vez de
estar por aquí. Déjame contarte el día como tiempo extra, ¿sí?
—Eh, no se preocupe Laura —Le dije sonrientemente mientras
me acercaba a ella—. Estaré aquí probablemente todo el día, con Harry .
La señora Styles mostro una gigantesca sonrisa destellante y
hablo —Me encanta que te lleves bien con mi pequeño hijo. Ojalá que también
pudieras alejarlo de esas malas amistades que él tiene, si eso es posible —Dijo
dándome palmaditas sobre mi hombro. Yo asentí y ella continuo—. El día de hoy
yo me mantendré fuera, pero tu estarás aquí, ¿verdad?
—Por supuesto, ya le dije que estaría aquí todo el día.
Tenemos muchas cosas que hacer por hoy.
—Me parece estupendo. Entonces, me iré ya mismo para que
puedan comenzar con su diversión —Dijo entusiasmada. Como si le alguien le
hubiera regalado un millón de dólares, que probablemente a ella le sobraban. Me
sonrió una vez más y poco a poco se apartaba caminando. Mordí mi labio—.
— ¡Señora Styles! Perdón, ¡Laura! ¡Espere! —Le grite
mientras corría detrás de ella. Se detuvo y giro—.
— ¿Qué sucede, ___?
—Uh. Bueno, usted, eh… ¿podría decirme… p-por qué Harry quedo
ciego? Digo, solo quiero, ya sabe Umm, ¿entenderlo más? —Le pregunte mientras
la miraba de reojo. Ella cambio su sonrisa por una mueca triste que golpeo
contra mi pecho con firmeza. Que mal se ha de estar sintiendo—.
—El quedo ciego por una competencia de salto de caballo.
Algo asusto al pobre caballo y los dos cayeron sobre la tierra —Lentamente
masajeo su sien—. El caballo cayó encima de Harry y bueno, es un milagro que haya
sobrevivido…
—Eh. Oh, yo…yo lo siento mucho. No sabía que…
—Todo está bien, no te preocupes ___. Eso es cosa del pasado.
Ahora solo quiero que el salga adelante y rehaga su vida —Ella dijo mientras
secaba un par de lágrimas que corrían por sus mejillas rosadas—. Por favor, no
vayas a comentarle nada sobre lo que te he dicho. A él no le gusta… no le gusta
que sientan, como decirlo, eh, lastima. Sí, eso es. No le gusta que la gente
sienta lastima de él, por eso es como es.
—Está bien, yo no…
—Bien, es tarde. Que tengas un buen día, ¡hasta pronto! —La
señora Styles se despidió de mí y prácticamente salió volando hacia su camioneta
negra. La despedí con la mano y me volví hacía la casa—.
—Bien, aquí vamos de nuevo.
Aylinjcat
Re: corazon ciego (harry_styles y tu)
Al
entrar me percate que la casa permanecía más silenciosa que en los tres
días que había esto ahí. También estaba muchísimo más limpia y
brillante. Deje mi mochila verde sobre un sillón en la sala y tome mi
ejemplar desgastado de Winterhaven. Me dirigía con paso seguro hacía
arriba, al cuarto de ,Harry cuando escuche unos breves sollozos
provenientes del patio trasero. La tentación no me dejo y opte por ir a averiguar quién provocaba los sonidos. Al fin y al cabo que era mujer.
Deje el libro sobre el suelo, ya que no había ningún mueble cerca y
abrí con cuidado la puerta. Por poco y me caigo al suelo. Aquello era
como entrar al bosque encantado de un cuento de hadas o algo así. Había
una alberca gigante en el centro del patio, pero estaba construido con
muchas piedras que le daban un aspecto de un rio encantado. Había
hileras de arces alrededor de ella y enredaderas sobre las paredes de
piedra. Lo único que le daba el aspecto de patio de ricos era el jacuzzi
negro y un par de bancas verdes distribuidas por todo el lugar. Di una
mirada a todo el lugar y de pronto me di cuenta de donde provenían los
llantos.
Harry.
Me acerque con cuidado hacía la banca, en la
cual él estaba apoyando únicamente sus brazos cruzados y sus piernas
estaban sobre la tierra. Su cabeza estaba apoyada sobre la banca
también, y escondía está entre sus manos. Sus sollozos de hacían cada
vez más fuertes y su respiración cada vez más entrecortada. Se me rompió
el corazón.
Me senté en el suelo a un lado de él y lo mire
fijamente mientras levantaba su rostro. Su pálida piel estaba enrojecida
y tenía los ojos hinchados, junto con sus mejillas húmedas por el
llanto. Miro hacia la nada por un segundo y después poso sus ojos sobre
mí.
Era la segunda vez que hacía eso. ¿Cómo podía?
— ¿Mamá? —Dijo lentamente mientras se limpiaba la nariz y después los ojos— Pensé que estarías en el club jugando tenis. Yo…
—No soy tu mamá, Harry—Le dije con ternura mientras veía como su
rostro se tornaba serio y sin rastro de emoción. Aun así, el hechizo no
se rompió—.
— ¿Qué haces aquí? Se supone que hoy no vendrías a
trabajar. Lárgate —Dijo mientras se levantaba del suelo, dispuesto a
marcharse. Camino un poco y después de un paso en falso, cayo—.
—
¡Harry! ¡Demonios! ¿Estás bien? —Le dije acercándome hacía el. Aún
seguía tendido en el suelo. Podía sentir su cálida respiración sobre mi
cara y mis ojos fundiéndose con los suyos. De pronto, el comenzó a
llorar—. ¿Qué dije? ¡Por favor, no llores!
Él se incorporó solo un poco, de modo que se apoyaba sobre sus antebrazos y flexionaba las piernas un poco. Comenzó a gritar.
— ¿Es qué no lo entiendes? ¡Yo no quiero tu ayuda! ¡Déjame en paz!
—Dijo alterado mientras intentaba incorporarse completamente. Yo lo
sostuve de los brazos—. ¡Te he dicho que me dejes en paz!
— ¡No!
¿Sabes qué? ¿Podrías dejar de ser tan estúpido por un momento y dejar de
gritar? ¡Estoy harta! —Le grite mientras lo jalaba de los brazos. Le
ayude a pararse, pero no solté sus brazos—. ¿Por qué no lo entiendes?
¡Yo quiero ayudarte! —Bien, tal vez eso era una pequeña mentira, pero
¿qué más da? Es tan terco que todo lo que le diga le entrará por un oído
y le saldrá por el otro—.
—Tú no quieres ayudarme. Solo estas aquí
por el dinero —Dijo más calmado, mientras giraba lentamente sobre sus
talones y se disponía a entrar a la casa—.
— ¡Detente! ¿Sabes qué?
¡No me importa lo que pienses! ¡Yo te ayudaré quieras o no quieras! —Se
detuvo por un momento y me enfrento. Cara a cara. Demonios, con la
cercanía de su rostro, solo venían a mi mente pensamientos extraños de
nosotros dos besándonos sobre el pasto verde y húmedo… ¡Rayos! ¡Qué
difícil es concentrarse! —.
—Dime. ¿Qué rayos quieres de mí?
—Susurro en mi oído. Ahora era el quién me sostenía por los brazos. Una
sensación de corriente eléctrica me atravesó de pies a cabeza, y mi
corazón comenzó a latir a mil por hora. Quería que me besara y me
deseara tanto como yo el… Aunque bueno, eso sería imposible, ya que
técnicamente, era como una especie de enemiga mortal para él, o yo que
sé—.
Trague duro.
—Quiero que me des una oportunidad —Demonios. «
¿Acaso mi voz no podía escucharse más quebrada, o qué? Valla tontería,
ahora de seguro me había descubierto a mí y a mis deseos oscuros hacía
el. Ahora él sabía que quería besarlo, tocarlo, que quería…»
—Solo
una. Más te vale que la aproveches, porque no tendrás otra. —Se alejó de
mí con una sonrisa torcida marcada en sus labios. Ningún rastro del
llanto de hace cinco minutos. Lamió su labio—. Te deseo suerte, porque
la necesitarás.
-Bueno chicas este es el capitulo de hoy espero les gustee!!!! Se que son ,muy largos pero xfavor leanlos!!! ;D :D
entrar me percate que la casa permanecía más silenciosa que en los tres
días que había esto ahí. También estaba muchísimo más limpia y
brillante. Deje mi mochila verde sobre un sillón en la sala y tome mi
ejemplar desgastado de Winterhaven. Me dirigía con paso seguro hacía
arriba, al cuarto de ,Harry cuando escuche unos breves sollozos
provenientes del patio trasero. La tentación no me dejo y opte por ir a averiguar quién provocaba los sonidos. Al fin y al cabo que era mujer.
Deje el libro sobre el suelo, ya que no había ningún mueble cerca y
abrí con cuidado la puerta. Por poco y me caigo al suelo. Aquello era
como entrar al bosque encantado de un cuento de hadas o algo así. Había
una alberca gigante en el centro del patio, pero estaba construido con
muchas piedras que le daban un aspecto de un rio encantado. Había
hileras de arces alrededor de ella y enredaderas sobre las paredes de
piedra. Lo único que le daba el aspecto de patio de ricos era el jacuzzi
negro y un par de bancas verdes distribuidas por todo el lugar. Di una
mirada a todo el lugar y de pronto me di cuenta de donde provenían los
llantos.
Harry.
Me acerque con cuidado hacía la banca, en la
cual él estaba apoyando únicamente sus brazos cruzados y sus piernas
estaban sobre la tierra. Su cabeza estaba apoyada sobre la banca
también, y escondía está entre sus manos. Sus sollozos de hacían cada
vez más fuertes y su respiración cada vez más entrecortada. Se me rompió
el corazón.
Me senté en el suelo a un lado de él y lo mire
fijamente mientras levantaba su rostro. Su pálida piel estaba enrojecida
y tenía los ojos hinchados, junto con sus mejillas húmedas por el
llanto. Miro hacia la nada por un segundo y después poso sus ojos sobre
mí.
Era la segunda vez que hacía eso. ¿Cómo podía?
— ¿Mamá? —Dijo lentamente mientras se limpiaba la nariz y después los ojos— Pensé que estarías en el club jugando tenis. Yo…
—No soy tu mamá, Harry—Le dije con ternura mientras veía como su
rostro se tornaba serio y sin rastro de emoción. Aun así, el hechizo no
se rompió—.
— ¿Qué haces aquí? Se supone que hoy no vendrías a
trabajar. Lárgate —Dijo mientras se levantaba del suelo, dispuesto a
marcharse. Camino un poco y después de un paso en falso, cayo—.
—
¡Harry! ¡Demonios! ¿Estás bien? —Le dije acercándome hacía el. Aún
seguía tendido en el suelo. Podía sentir su cálida respiración sobre mi
cara y mis ojos fundiéndose con los suyos. De pronto, el comenzó a
llorar—. ¿Qué dije? ¡Por favor, no llores!
Él se incorporó solo un poco, de modo que se apoyaba sobre sus antebrazos y flexionaba las piernas un poco. Comenzó a gritar.
— ¿Es qué no lo entiendes? ¡Yo no quiero tu ayuda! ¡Déjame en paz!
—Dijo alterado mientras intentaba incorporarse completamente. Yo lo
sostuve de los brazos—. ¡Te he dicho que me dejes en paz!
— ¡No!
¿Sabes qué? ¿Podrías dejar de ser tan estúpido por un momento y dejar de
gritar? ¡Estoy harta! —Le grite mientras lo jalaba de los brazos. Le
ayude a pararse, pero no solté sus brazos—. ¿Por qué no lo entiendes?
¡Yo quiero ayudarte! —Bien, tal vez eso era una pequeña mentira, pero
¿qué más da? Es tan terco que todo lo que le diga le entrará por un oído
y le saldrá por el otro—.
—Tú no quieres ayudarme. Solo estas aquí
por el dinero —Dijo más calmado, mientras giraba lentamente sobre sus
talones y se disponía a entrar a la casa—.
— ¡Detente! ¿Sabes qué?
¡No me importa lo que pienses! ¡Yo te ayudaré quieras o no quieras! —Se
detuvo por un momento y me enfrento. Cara a cara. Demonios, con la
cercanía de su rostro, solo venían a mi mente pensamientos extraños de
nosotros dos besándonos sobre el pasto verde y húmedo… ¡Rayos! ¡Qué
difícil es concentrarse! —.
—Dime. ¿Qué rayos quieres de mí?
—Susurro en mi oído. Ahora era el quién me sostenía por los brazos. Una
sensación de corriente eléctrica me atravesó de pies a cabeza, y mi
corazón comenzó a latir a mil por hora. Quería que me besara y me
deseara tanto como yo el… Aunque bueno, eso sería imposible, ya que
técnicamente, era como una especie de enemiga mortal para él, o yo que
sé—.
Trague duro.
—Quiero que me des una oportunidad —Demonios. «
¿Acaso mi voz no podía escucharse más quebrada, o qué? Valla tontería,
ahora de seguro me había descubierto a mí y a mis deseos oscuros hacía
el. Ahora él sabía que quería besarlo, tocarlo, que quería…»
—Solo
una. Más te vale que la aproveches, porque no tendrás otra. —Se alejó de
mí con una sonrisa torcida marcada en sus labios. Ningún rastro del
llanto de hace cinco minutos. Lamió su labio—. Te deseo suerte, porque
la necesitarás.
-Bueno chicas este es el capitulo de hoy espero les gustee!!!! Se que son ,muy largos pero xfavor leanlos!!! ;D :D
Aylinjcat
Re: corazon ciego (harry_styles y tu)
—Entonces… ¿Qué quieres hacer hoy? —Le pregunte a Harry
mientras estábamos en la cocina, unos quince minutos después del
enfrentamiento-conversación en el patio trasero. El se había aprovechado de la
situación bastante bien, y dijo que “como su niñera” tendría que prepararle un
desayuno/comida, porque eso es lo que las niñeras hacen—.
—Lo que sea. Solo quiero que me prepares más de esos
deliciosos Hot Cakes, ¿Por favor? ¿Cómo mi niñera? —Pregunto, patéticamente
fingiendo una voz de bebe desarrollado «por supuesto no del cerebro»—.
Lo fulmine con la mirada, aunque obviamente no sirvió de
nada, ya que él no podía notarlo.
—Bien —Respondí forzadamente en tono contento. «Dar y
recibir. Recibir y dar». El solo sonrió maliciosamente. Rode los ojos.
«Cretino» Pensé—.
Seguí haciendo cada vez más y más, mientras los acomodaba en
un gran plato de porcelana azul. Harry tamborileaba sus largos dedos contra la
barra negra de la cocina y balanceaba sus piernas de acá a allá. Acomode con
cuidado la comida frente a él y se quejo.
—¿Acaso esto no puede estar más quemado? —Pregunto arrogante
mientras llevaba otro trozo a la boca. Sonreí—.
—Bien, tú querías más, así que te di los quemados. Espero no
te moleste.
El solo levanto una ceja y sonrió.
—Bien, entonces, he terminado por hoy —Dijo mientras alejaba
el plato de él y cruzaba sus brazos sobre su pecho. Tome la comida y empecé a
picarla con los dedos, llevándolas a mi boca después—.
—Probablemente hagamos algo divertido hoy —Le comente, con
la boca llena—, tal vez podrías cambiarte con ropa decente y después podamos ir
a cualquier lugar que se me ocurra —Mire a su pijama negra. Para ser sincera,
le quedaba realmente bien. Pero nunca lo admitiría en voz alta—. Así que, ¿por
qué no te apuras?
La sonrisa se borro completamente de su rostro. Poco
después, sus mejillas se tornaron rojas como tomates. El bajo la cara solo un
poco.
—No puedo —Dijo mientras rascaba su barbilla con rapidez.
Parpadeé—.
—¿Por qué no puedes? Ya sabes, es solo tomar una ducha,
ponerse algún vaquero y alguna cazadora y listo. ¿Ves? No es tan difícil.
Me miro como si estuviera contando alguna especie de chiste
malo y gruño.
—No seas tonta. No puedo cambiarme.
—¿Qué? Bueno, en estos momentos no estás desnudo así qué…
—No puedo cambiarme sin ayuda —Dijo lentamente. Me sonroje
un poco—.
—¿Y-y qué -quieres qu-qué haga? —Le pregunte. Odiaba tartamudear.
Enserio.
—¿Ayudarme? — Dijo, como si fuera lo más obvio del mundo. Me
sonroje aún más—.
—Estás loco. ¡Eres un pervertido! —Le dije, fingiendo estar
enojada. El no dijo ni pio—. ¡Solo cuando te conviene! ¿Verdad?
—Lo siento muchísimo. Pero tú querías una oportunidad. Y
eso, es algo que las niñeras hacen, ¿o no?
hahah ese harry es todo un pèrvertido!!! ola chicas bueno este fue el capitulo de hoy!!!
mientras estábamos en la cocina, unos quince minutos después del
enfrentamiento-conversación en el patio trasero. El se había aprovechado de la
situación bastante bien, y dijo que “como su niñera” tendría que prepararle un
desayuno/comida, porque eso es lo que las niñeras hacen—.
—Lo que sea. Solo quiero que me prepares más de esos
deliciosos Hot Cakes, ¿Por favor? ¿Cómo mi niñera? —Pregunto, patéticamente
fingiendo una voz de bebe desarrollado «por supuesto no del cerebro»—.
Lo fulmine con la mirada, aunque obviamente no sirvió de
nada, ya que él no podía notarlo.
—Bien —Respondí forzadamente en tono contento. «Dar y
recibir. Recibir y dar». El solo sonrió maliciosamente. Rode los ojos.
«Cretino» Pensé—.
Seguí haciendo cada vez más y más, mientras los acomodaba en
un gran plato de porcelana azul. Harry tamborileaba sus largos dedos contra la
barra negra de la cocina y balanceaba sus piernas de acá a allá. Acomode con
cuidado la comida frente a él y se quejo.
—¿Acaso esto no puede estar más quemado? —Pregunto arrogante
mientras llevaba otro trozo a la boca. Sonreí—.
—Bien, tú querías más, así que te di los quemados. Espero no
te moleste.
El solo levanto una ceja y sonrió.
—Bien, entonces, he terminado por hoy —Dijo mientras alejaba
el plato de él y cruzaba sus brazos sobre su pecho. Tome la comida y empecé a
picarla con los dedos, llevándolas a mi boca después—.
—Probablemente hagamos algo divertido hoy —Le comente, con
la boca llena—, tal vez podrías cambiarte con ropa decente y después podamos ir
a cualquier lugar que se me ocurra —Mire a su pijama negra. Para ser sincera,
le quedaba realmente bien. Pero nunca lo admitiría en voz alta—. Así que, ¿por
qué no te apuras?
La sonrisa se borro completamente de su rostro. Poco
después, sus mejillas se tornaron rojas como tomates. El bajo la cara solo un
poco.
—No puedo —Dijo mientras rascaba su barbilla con rapidez.
Parpadeé—.
—¿Por qué no puedes? Ya sabes, es solo tomar una ducha,
ponerse algún vaquero y alguna cazadora y listo. ¿Ves? No es tan difícil.
Me miro como si estuviera contando alguna especie de chiste
malo y gruño.
—No seas tonta. No puedo cambiarme.
—¿Qué? Bueno, en estos momentos no estás desnudo así qué…
—No puedo cambiarme sin ayuda —Dijo lentamente. Me sonroje
un poco—.
—¿Y-y qué -quieres qu-qué haga? —Le pregunte. Odiaba tartamudear.
Enserio.
—¿Ayudarme? — Dijo, como si fuera lo más obvio del mundo. Me
sonroje aún más—.
—Estás loco. ¡Eres un pervertido! —Le dije, fingiendo estar
enojada. El no dijo ni pio—. ¡Solo cuando te conviene! ¿Verdad?
—Lo siento muchísimo. Pero tú querías una oportunidad. Y
eso, es algo que las niñeras hacen, ¿o no?
hahah ese harry es todo un pèrvertido!!! ola chicas bueno este fue el capitulo de hoy!!!
Aylinjcat
Re: corazon ciego (harry_styles y tu)
hahaha Harry si que es pervertido mori, tienes que seguirla
Pao Tomlinson
Re: corazon ciego (harry_styles y tu)
Al final decidí que lo mejor sería llamar a Louis por ayuda.
El apareció diez minutos después en la puerta, acompañado de una muchacha muy
alta y de profundos ojos castaños. Se presento a sí misma como Camila y
congeniamos rápidamente. Ella y Louis eran novios desde hace un par de meses;
se habían conocido gracias a Harry, ya que él y Camila eran algo así como
primos segundos—O algo parecido—.
Mientras Louis seguía arriba junto con Harry, nosotras
seguíamos hablando de cosas sin sentido alguno. Realmente podría asegurar que
ella y Caroline se llevarían demasiado bien. Tendríamos que averiguarlo pronto.
—Así que dime, ¿qué se siente ser la niñera de tiempo
completo de Harry, eh? —Pregunto ella muy interesada. Yo forcé una sonrisa—.
—No soy su niñera de tiempo completo —Respondí, aunque no
era del todo cierto—. Solo estoy con él hasta la tarde… ¡Oye! ¡Yo no soy su
niñera!
Camila comenzó a reír. Era una risa melodiosa, que solamente
me hacía sentir más culpable por mentirle. Yo era la niñera de Harry, nos
gustará o no.
—Vale, perdón —Dijo levantando los brazos levemente, en son
de paz. Sonreí—. No quise decir eso, solo, uh. ¿No te desespera?
—«Totalmente» pensé—. Uh, ¿a qué te refieres? —Pregunte
inocente.
—Bueno, lo conozco desde toda mi vida, y él es una persona
muy difícil. Sabes, antes del accidente, él solía ir a todos lados, acompañado
por mujeres y fumando y tomando sin control.
—Casi me ahogo—. ¿Qué? ¿El fuma y toma? «¿Y es un
mujeriego?».
—Ya no. Bueno, no lo sé —Confeso ella—. Antes lo hacía, pero
ahora… Uh no, no lo creo. El ha cambiado bastante. Aunque sigue siendo el mismo
arrogante de siempre.
—Te entiendo —Le dije, brindándole una sonrisa—.
Camila abrió la boca para decir algo más, pero rápidamente
fue interrumpida por los dos chicos, que iban bajando las escaleras. Harry
apoyado en Louis, por supuesto. La visión me recordó a los bailes de
graduaciones, en los cuales los chicos esperan a las chicas a que salgan de sus
cuartos y bajen de las escaleras para ponerles la flor en la mano. Solo que
aquí era al revés, chicos por chicas y sin ninguna flor.
Louis tomo la mano de Camila y le beso lentamente. Yo me
sonroje.
—Oh, vamos. No le den un espectáculo a ___, ¿está bien?
Louis, puedo oír tus gemidos a kilómetros —Harry dijo con tono irritado. Camila
lo golpeo en el hombro y Louis rodó los ojos—.
Me aclaré la garganta. —Bueno, se hace tarde, ¿no?
Deberíamos de irnos ya —Dije para romper la tensión imaginaria que se acumulaba
alrededor de mi. Los tres asintieron y en poco tiempo nos vimos apretujados los
cuatro en el viejo auto descapotado de Jsoh. Me senté en el asiento trasero
junto con Harry, con nuestras rodillas y hombros rozándose. Me sentía nerviosa.
—¿A dónde vamos, Louis? —Pregunto Harry mientras rascaba su
cabeza y miraba hacia el cielo. Literalmente—.
—Ya verás —Dijo él, visiblemente animado y sin percatarse
del silencio incomodo que creo con su comentario. Camila lo fulmino con la
mirada y de pronto pareció reaccionar—. Oh, Harry, perdón yo…
—Ahórratelo —Contesto Harry con tono frio y molesto—.
Valla, y este parecía ser un día muy bueno.
Media hora después, Louis estaciono el coche en frente de un
gran parque verde. Era uno de esos días en los que la feria ambulante andaba
por aquí, así que decidimos aprovecharlo al máximo. Camila se llevo a Harry a
comprar un par de entradas, mientras yo me quede con Louis a solas.
—Harry está muy molesto conmigo, ¿verdad? —Pregunto, con una
especie de curiosidad y tristeza en su tono de voz. Le respondí—.
—Sinceramente, no lo sé. A penas lo he tratado tres días.
Uno, si cuentas que desde hoy nos empezamos a llevar “bien” —Le dije,
intentando suavizar las cosas. Rápidamente añadí— Además, no creo que este enojado
contigo. Es decir, eres tú su mejor amigo, ¿no? —El asintió—. Desde que lo
conocí se ha comportado así conmigo, así que no te preocupes.
—Oh claro, me di cuenta el día en que nos conocimos los tres
—El dijo. Imágenes de su trasero mojado sobre mi cara cobraron vida. Oh Dios
No—.
—Sí. Como olvidarlo —Levante una ceja hacía él y solo se
carcajeo. Después dijo algo que no entendí—.
—Oye, qué te parece si yo me voy con Camila por ahí y tú te
quedas con Harry, ¿eh? Pareja y pareja. Aprovechemos que Harry no quiere hablar
conmigo —Me dio un ligero codazo y me sonroje—.
—Como quieras —Le dije, brindándole una sonrisa—.
—Bien, entonces, vayamos a buscarlos, ¿vale?
—Vale.
El apareció diez minutos después en la puerta, acompañado de una muchacha muy
alta y de profundos ojos castaños. Se presento a sí misma como Camila y
congeniamos rápidamente. Ella y Louis eran novios desde hace un par de meses;
se habían conocido gracias a Harry, ya que él y Camila eran algo así como
primos segundos—O algo parecido—.
Mientras Louis seguía arriba junto con Harry, nosotras
seguíamos hablando de cosas sin sentido alguno. Realmente podría asegurar que
ella y Caroline se llevarían demasiado bien. Tendríamos que averiguarlo pronto.
—Así que dime, ¿qué se siente ser la niñera de tiempo
completo de Harry, eh? —Pregunto ella muy interesada. Yo forcé una sonrisa—.
—No soy su niñera de tiempo completo —Respondí, aunque no
era del todo cierto—. Solo estoy con él hasta la tarde… ¡Oye! ¡Yo no soy su
niñera!
Camila comenzó a reír. Era una risa melodiosa, que solamente
me hacía sentir más culpable por mentirle. Yo era la niñera de Harry, nos
gustará o no.
—Vale, perdón —Dijo levantando los brazos levemente, en son
de paz. Sonreí—. No quise decir eso, solo, uh. ¿No te desespera?
—«Totalmente» pensé—. Uh, ¿a qué te refieres? —Pregunte
inocente.
—Bueno, lo conozco desde toda mi vida, y él es una persona
muy difícil. Sabes, antes del accidente, él solía ir a todos lados, acompañado
por mujeres y fumando y tomando sin control.
—Casi me ahogo—. ¿Qué? ¿El fuma y toma? «¿Y es un
mujeriego?».
—Ya no. Bueno, no lo sé —Confeso ella—. Antes lo hacía, pero
ahora… Uh no, no lo creo. El ha cambiado bastante. Aunque sigue siendo el mismo
arrogante de siempre.
—Te entiendo —Le dije, brindándole una sonrisa—.
Camila abrió la boca para decir algo más, pero rápidamente
fue interrumpida por los dos chicos, que iban bajando las escaleras. Harry
apoyado en Louis, por supuesto. La visión me recordó a los bailes de
graduaciones, en los cuales los chicos esperan a las chicas a que salgan de sus
cuartos y bajen de las escaleras para ponerles la flor en la mano. Solo que
aquí era al revés, chicos por chicas y sin ninguna flor.
Louis tomo la mano de Camila y le beso lentamente. Yo me
sonroje.
—Oh, vamos. No le den un espectáculo a ___, ¿está bien?
Louis, puedo oír tus gemidos a kilómetros —Harry dijo con tono irritado. Camila
lo golpeo en el hombro y Louis rodó los ojos—.
Me aclaré la garganta. —Bueno, se hace tarde, ¿no?
Deberíamos de irnos ya —Dije para romper la tensión imaginaria que se acumulaba
alrededor de mi. Los tres asintieron y en poco tiempo nos vimos apretujados los
cuatro en el viejo auto descapotado de Jsoh. Me senté en el asiento trasero
junto con Harry, con nuestras rodillas y hombros rozándose. Me sentía nerviosa.
—¿A dónde vamos, Louis? —Pregunto Harry mientras rascaba su
cabeza y miraba hacia el cielo. Literalmente—.
—Ya verás —Dijo él, visiblemente animado y sin percatarse
del silencio incomodo que creo con su comentario. Camila lo fulmino con la
mirada y de pronto pareció reaccionar—. Oh, Harry, perdón yo…
—Ahórratelo —Contesto Harry con tono frio y molesto—.
Valla, y este parecía ser un día muy bueno.
Media hora después, Louis estaciono el coche en frente de un
gran parque verde. Era uno de esos días en los que la feria ambulante andaba
por aquí, así que decidimos aprovecharlo al máximo. Camila se llevo a Harry a
comprar un par de entradas, mientras yo me quede con Louis a solas.
—Harry está muy molesto conmigo, ¿verdad? —Pregunto, con una
especie de curiosidad y tristeza en su tono de voz. Le respondí—.
—Sinceramente, no lo sé. A penas lo he tratado tres días.
Uno, si cuentas que desde hoy nos empezamos a llevar “bien” —Le dije,
intentando suavizar las cosas. Rápidamente añadí— Además, no creo que este enojado
contigo. Es decir, eres tú su mejor amigo, ¿no? —El asintió—. Desde que lo
conocí se ha comportado así conmigo, así que no te preocupes.
—Oh claro, me di cuenta el día en que nos conocimos los tres
—El dijo. Imágenes de su trasero mojado sobre mi cara cobraron vida. Oh Dios
No—.
—Sí. Como olvidarlo —Levante una ceja hacía él y solo se
carcajeo. Después dijo algo que no entendí—.
—Oye, qué te parece si yo me voy con Camila por ahí y tú te
quedas con Harry, ¿eh? Pareja y pareja. Aprovechemos que Harry no quiere hablar
conmigo —Me dio un ligero codazo y me sonroje—.
—Como quieras —Le dije, brindándole una sonrisa—.
—Bien, entonces, vayamos a buscarlos, ¿vale?
—Vale.
Aylinjcat
Re: corazon ciego (harry_styles y tu)
Durante el día ocurrieron muchísimas cosas. Después de haber
encontrado a Camila y Harry—que se encontraban comiendo manzanas de caramelo—,
nos dividimos en dos grupos. Louis tomo a Camila de la mano y acordamos vernos
debajo de la rueda de la fortuna a las ocho y media de la noche. Ellos dos se
alejaron y yo me quede sola con Harry.
—Y bien —Le dije a él mientras rascaba mi brazo izquierdo y
movía mi pie derecho contra el suelo—. ¿A dónde vamos primero?
— ¿Y yo que sé? —Dijo Harry, irritado—. De hecho, ni
siquiera sé qué rayos hago aquí. Todos ustedes tuvieron esa pésima idea de
traerme a este lugar y ¿para qué? No me trae ningún chiste subirme a todos esos
juegos si no los puedo ver —Mientras decía esto, ocultaba sus ojos con unas
gafas negras y metía las palmas de las manos en los vaqueros—.
—No empieces, Harry—Le conteste mientras lo jalaba del
brazo, con dirección hacía los juegos mecánicos—. El día de hoy te divertirás,
quieras o no.
Caminamos sin rumbo durante un par de minutos. Debatía
contra mí misma sobre a cuál juego o qué podríamos ir a hacer él y yo. No es
que hubiera muchas opciones, pero tenía miedo de provocar el enojo de Harry.
Otra vez.
—Mira, ¿qué te parece si probamos con la casa de los
espantos primero? —El bufó y después sacudió la cabeza—. ¡Vamos! ¿O acaso
tienes miedo? —Le di un ligero codazo en las costillas y él sonrió sarcástico—.
—Claro, me va a dar muchísimo miedo —Dijo él con sarcasmo
mientras caminábamos por el pasto—. ¿Para qué querría meterme en ese juego, si
no podré ver absolutamente nada? —Bien él tenía un punto. Pero yo también—.
—Porque, —Le decía mientras estaba a punto de tropezar con
un niño pequeño—, yo tampoco podré ver nada. De hecho, nadie lo hará. ¿Casa de
los espantos? Duh. Todos saben bien que esa atracción fue hecha para que las
parejas, conformadas por hombres y mujeres entraran, que estas últimas se
asustaran, cerraran sus ojos y se dejaran guiar por sus novios, que también
avanzaban con los ojos cerrados. ¿Entiendes mi punto? Solo habrá gente
besándose ahí adentro.
Harry sonrió y levanto las dos cejas. Después, yo caí en la
cuenta de todo lo que había dicho y me sonroje.
—No me refería a que tú y yo entraríamos a manosearnos. Es
decir, tampoco somos pareja, ¿sabes? No tenemos por qué hacerlo —Me sonroje aún
más. Palabras sin coherencia salían de mi boca y Harry se reía por lo bajo.
Deseé no haber dicho nada—. Olvídalo. Iremos, ¿sí o no?
—Llévame rápido —Dijo él mientras sostenía mi mano y lo
guiaba hasta allá.
En efecto, yo no me equivocaba. Nos formamos detrás de
pequeña fila de parejas que también entrarían en la casa de los espantos.
Hombres y mujeres manoseándose o dándose besos de muerte en mis narices. Supuse
que yo y Harry, probablemente estábamos dando la misma imagen de pareja
pervertida que solo entraría a la casa para hacer otras cosas que no sean
prestar atención. Me comenzó a dar calor por la vaga idea y me solté de su
mano.
La fila comenzó a avanzar poco a poco, hasta que por fin los
dos estuvimos dentro. No era más que una especie de casa antigua por
dentro—obviamente montada por los trabajadores de la feria—. El salón principal
era pequeño, pero estaba bien amueblado, aunque los muebles parecían
deteriorados. Había una serie de puertas alrededor del salón y unas escaleras
cortas que daban al segundo piso de la casa, donde ya no se veía más luz. Las
parejas—Solo entraban diez personas por turno—, se dispersaron por todo el
lugar. La mayoría se dirigió hacia la parte de arriba, con un par de risitas.
Me imagine a que iban.
Pronto, Harry y yo fuimos los únicos en quedar en el salón.
— ¿Y bien? ¿Dónde está el alboroto? —Pregunto él,
impaciente. Yo sonreí y me acerque a él—.
—Este lugar realmente no da miedo. Son solo puertas y
escaleras, y apenas y se puede ver algo —Me sobresalte por un grito en la parte
superior de la casa y me aferré al brazo de Harry—.
—Qué bueno que no te de miedo —Sonrió divertido por mi
reacción, pero aun así no me aparte de él—. Bien, ¿qué esperas? Vamos, continua
recorriendo la casa.
Entramos a uno de los cuartos donde otra pareja también se
encontraba. En este no podía ver absolutamente nada, y según decía la otra
pareja, este cuarto solo era para distinguir cosas con el tacto. Tome de la
mano a Harry y nos acercamos a un rincón. Me sentí mareada por su cercanía,
pero no lo aparte. En vez de eso, comenzamos a tocar los objetos en la
habitación.
Unos brazos me envolvieron por detrás y lance un grito,
horrorizada.
— ¡Cálmate! Solo soy yo —Dijo Harry mientras lanzaba una carcajada.
Solté varias palabrotas y después caminamos hacia otro cuarto—.
En este si había luz, para mi desgracia. Era como una
especie de cuarto de recién nacido. Había dos cunas de madera clara y
empapelado azul con decoraciones de caballitos de madera, pegado sobre la
pared. También, entre las dos cunas había una gran mecedora, y sentada en ella
había un gran payaso recostado. Sabía lo que pasaría, así que mejor decidí
salir antes de que fuera demasiado tarde.
Devuelta en el salón, Harry hablo.
—Que gallina eres. ¿Podrías mantenerte en un lugar aunque
sea unos cinco segundos? Te pagaré diez dólares si lo logras hacer.
—Cállate —Le dije molesta—. No tengo miedo, es solo que ya
me aburrí. Deberíamos de salir.
—Estamos saliendo —Dijo con esa mueca torcida sobre sus
labios, a la cual ya me había acostumbrado—.
Me sonroje. —No seas tonto. Tú sabes bien a que me refiero.
Deberíamos salir de aquí.
—No —Dijo el firmemente—. Un cuarto más, ¿sí?
Gruñí. —Bueno. Como quieras.
Hicimos el recorrido hasta el cuarto más alejado en el
salón, a un lado de las pequeñas escaleras. La puerta no tenía ningún símbolo
por fuera, así que no tenía ni la menor idea de que encontraríamos allí dentro.
Camine por detrás de Harry, mientras el entraba y me colocaba a un lado de él.
encontrado a Camila y Harry—que se encontraban comiendo manzanas de caramelo—,
nos dividimos en dos grupos. Louis tomo a Camila de la mano y acordamos vernos
debajo de la rueda de la fortuna a las ocho y media de la noche. Ellos dos se
alejaron y yo me quede sola con Harry.
—Y bien —Le dije a él mientras rascaba mi brazo izquierdo y
movía mi pie derecho contra el suelo—. ¿A dónde vamos primero?
— ¿Y yo que sé? —Dijo Harry, irritado—. De hecho, ni
siquiera sé qué rayos hago aquí. Todos ustedes tuvieron esa pésima idea de
traerme a este lugar y ¿para qué? No me trae ningún chiste subirme a todos esos
juegos si no los puedo ver —Mientras decía esto, ocultaba sus ojos con unas
gafas negras y metía las palmas de las manos en los vaqueros—.
—No empieces, Harry—Le conteste mientras lo jalaba del
brazo, con dirección hacía los juegos mecánicos—. El día de hoy te divertirás,
quieras o no.
Caminamos sin rumbo durante un par de minutos. Debatía
contra mí misma sobre a cuál juego o qué podríamos ir a hacer él y yo. No es
que hubiera muchas opciones, pero tenía miedo de provocar el enojo de Harry.
Otra vez.
—Mira, ¿qué te parece si probamos con la casa de los
espantos primero? —El bufó y después sacudió la cabeza—. ¡Vamos! ¿O acaso
tienes miedo? —Le di un ligero codazo en las costillas y él sonrió sarcástico—.
—Claro, me va a dar muchísimo miedo —Dijo él con sarcasmo
mientras caminábamos por el pasto—. ¿Para qué querría meterme en ese juego, si
no podré ver absolutamente nada? —Bien él tenía un punto. Pero yo también—.
—Porque, —Le decía mientras estaba a punto de tropezar con
un niño pequeño—, yo tampoco podré ver nada. De hecho, nadie lo hará. ¿Casa de
los espantos? Duh. Todos saben bien que esa atracción fue hecha para que las
parejas, conformadas por hombres y mujeres entraran, que estas últimas se
asustaran, cerraran sus ojos y se dejaran guiar por sus novios, que también
avanzaban con los ojos cerrados. ¿Entiendes mi punto? Solo habrá gente
besándose ahí adentro.
Harry sonrió y levanto las dos cejas. Después, yo caí en la
cuenta de todo lo que había dicho y me sonroje.
—No me refería a que tú y yo entraríamos a manosearnos. Es
decir, tampoco somos pareja, ¿sabes? No tenemos por qué hacerlo —Me sonroje aún
más. Palabras sin coherencia salían de mi boca y Harry se reía por lo bajo.
Deseé no haber dicho nada—. Olvídalo. Iremos, ¿sí o no?
—Llévame rápido —Dijo él mientras sostenía mi mano y lo
guiaba hasta allá.
En efecto, yo no me equivocaba. Nos formamos detrás de
pequeña fila de parejas que también entrarían en la casa de los espantos.
Hombres y mujeres manoseándose o dándose besos de muerte en mis narices. Supuse
que yo y Harry, probablemente estábamos dando la misma imagen de pareja
pervertida que solo entraría a la casa para hacer otras cosas que no sean
prestar atención. Me comenzó a dar calor por la vaga idea y me solté de su
mano.
La fila comenzó a avanzar poco a poco, hasta que por fin los
dos estuvimos dentro. No era más que una especie de casa antigua por
dentro—obviamente montada por los trabajadores de la feria—. El salón principal
era pequeño, pero estaba bien amueblado, aunque los muebles parecían
deteriorados. Había una serie de puertas alrededor del salón y unas escaleras
cortas que daban al segundo piso de la casa, donde ya no se veía más luz. Las
parejas—Solo entraban diez personas por turno—, se dispersaron por todo el
lugar. La mayoría se dirigió hacia la parte de arriba, con un par de risitas.
Me imagine a que iban.
Pronto, Harry y yo fuimos los únicos en quedar en el salón.
— ¿Y bien? ¿Dónde está el alboroto? —Pregunto él,
impaciente. Yo sonreí y me acerque a él—.
—Este lugar realmente no da miedo. Son solo puertas y
escaleras, y apenas y se puede ver algo —Me sobresalte por un grito en la parte
superior de la casa y me aferré al brazo de Harry—.
—Qué bueno que no te de miedo —Sonrió divertido por mi
reacción, pero aun así no me aparte de él—. Bien, ¿qué esperas? Vamos, continua
recorriendo la casa.
Entramos a uno de los cuartos donde otra pareja también se
encontraba. En este no podía ver absolutamente nada, y según decía la otra
pareja, este cuarto solo era para distinguir cosas con el tacto. Tome de la
mano a Harry y nos acercamos a un rincón. Me sentí mareada por su cercanía,
pero no lo aparte. En vez de eso, comenzamos a tocar los objetos en la
habitación.
Unos brazos me envolvieron por detrás y lance un grito,
horrorizada.
— ¡Cálmate! Solo soy yo —Dijo Harry mientras lanzaba una carcajada.
Solté varias palabrotas y después caminamos hacia otro cuarto—.
En este si había luz, para mi desgracia. Era como una
especie de cuarto de recién nacido. Había dos cunas de madera clara y
empapelado azul con decoraciones de caballitos de madera, pegado sobre la
pared. También, entre las dos cunas había una gran mecedora, y sentada en ella
había un gran payaso recostado. Sabía lo que pasaría, así que mejor decidí
salir antes de que fuera demasiado tarde.
Devuelta en el salón, Harry hablo.
—Que gallina eres. ¿Podrías mantenerte en un lugar aunque
sea unos cinco segundos? Te pagaré diez dólares si lo logras hacer.
—Cállate —Le dije molesta—. No tengo miedo, es solo que ya
me aburrí. Deberíamos de salir.
—Estamos saliendo —Dijo con esa mueca torcida sobre sus
labios, a la cual ya me había acostumbrado—.
Me sonroje. —No seas tonto. Tú sabes bien a que me refiero.
Deberíamos salir de aquí.
—No —Dijo el firmemente—. Un cuarto más, ¿sí?
Gruñí. —Bueno. Como quieras.
Hicimos el recorrido hasta el cuarto más alejado en el
salón, a un lado de las pequeñas escaleras. La puerta no tenía ningún símbolo
por fuera, así que no tenía ni la menor idea de que encontraríamos allí dentro.
Camine por detrás de Harry, mientras el entraba y me colocaba a un lado de él.
Aylinjcat
Re: corazon ciego (harry_styles y tu)
En la habitación—que era mucho más pequeña que la anterior—,
solo había un cristal transparente, que llegaba desde el suelo hasta el techo.
Daba la ilusión de que era una pecera gigante, bueno, de hecho, eso es lo que
era. Estaba rellena por agua un poco turbia, arena en el fondo y un par de
algas y otro tipo de fauna marina, que seguro se podía conseguir en cualquier
tienda de mascotas gigantes. Realmente, no daba nada de miedo, aunque eso sí,
para ser una feria ambulante, era mucho mejor que cualquier circo o parque de
atracciones que hubiera visitado.
— ¿Qué hay en este cuarto? —Pregunto Harry calmado. Le
describí cada rincón del lugar y el solo asintió—. Bien, me ha tocado entrar a
un cuarto parecido en una casa de espantos, hace como tres años. Y vaya que
realmente me espante —Dijo sonriente. Lo estudie—.
— ¿A qué te refieres? —Le dije curiosa—. Y por favor,
¿podrías quitar esa sonrisa de maniático? Realmente me asusta más que cualquier
otra cosa que haya visto.
—Solo espera —Dijo él. De pronto, los vidrios de la pecera
gigante comenzaron a crujir y vi como una mujer, con colmillos y piel
membranosa se acercaba hacía el cristal por dentro. Comencé a gritar cada vez
más fuerte y cerré los ojos. Harry me abrazo, pero aun así, él se seguía
riendo. Las luces se apagaron de golpe y volví a gritar—.
—Bien, tú ganas, ¡vámonos! —Le dije, mientras enterraba más
la cabeza contra su pecho—.
—Oh, pero, ¿por qué? Si la mejor parte viene ahora.
— ¿Qué quieres…?
Las luces se prendieron de golpe y a mi lado vi a aquella
mujer pescado parada frente a mí. Grite como nunca y tome a Harry de la mano,
solo para después arrastrarlo por todo el salón mientras corría hacía una
salida.
Mis ojos escocían por las lágrimas. Ya afuera, el sol se
había ocultado solo un poco. Ahora estábamos en una parte rodeada con árboles
gigantes. Empuje a Harry hacía un lado y me puse de cuclillas, cerrando mis
ojos y juntando mi cabeza con mis rodillas.
—No pensé que serías tan chillona —Dijo Harry con un tono
divertido. Lo fulmine con la mirada y después me incorpore. Luego le golpeé el
hombro—.
—Aquello fue lo más horrible de toda mi vida —Confesé. Harry
soltó una carcajada—. ¡No te rías! ¡No es gracioso!
El solo comenzó a reír más, y no pude evitarlo, así que
comencé a reír con él. Se sentía tan bien, ya que en esos momentos podía ser
quien yo misma era. Los dos caímos al suelo, doblándonos de la risa. Lo mire y
me detuve. Él también lo hizo.
Y por primera vez, lo vi sonreír de verdad. Sin sarcasmos,
ni burlas. Era realmente su sonrisa. Y era la más hermosa que jamás había
visto. Podría mirarlo para siempre.
Mi corazón comenzó a latir desenfrenadamente, y solo por un
momento, tuve miedo de que el también pudiera oírlo. Sentí las palmas sudorosas
y la respiración entrecortada. El cruzo los brazos por detrás de su cabeza y
giro su cabeza hacia arriba. Imite su gesto y así nos quedamos por unos
minutos.
Momentos después, el hablo.
—Sabes, tenía mucho tiempo sin sentirme así —Confeso—.
Habían pasado varias semanas que no me reía así, y uh, todo eso —Añadió
rápidamente, nervioso—. Gracias.
« ¿Acaso él me había dado las gracias?».
—Uh, bueno. De nada, supongo —Le dije, aunque después me
sentí totalmente estúpida con la contestación—. Cuando quieras, Harry.
El me volvió a brindar una sonrisa sincera, y después,
juntos los dos, miramos hacia el cielo.
solo había un cristal transparente, que llegaba desde el suelo hasta el techo.
Daba la ilusión de que era una pecera gigante, bueno, de hecho, eso es lo que
era. Estaba rellena por agua un poco turbia, arena en el fondo y un par de
algas y otro tipo de fauna marina, que seguro se podía conseguir en cualquier
tienda de mascotas gigantes. Realmente, no daba nada de miedo, aunque eso sí,
para ser una feria ambulante, era mucho mejor que cualquier circo o parque de
atracciones que hubiera visitado.
— ¿Qué hay en este cuarto? —Pregunto Harry calmado. Le
describí cada rincón del lugar y el solo asintió—. Bien, me ha tocado entrar a
un cuarto parecido en una casa de espantos, hace como tres años. Y vaya que
realmente me espante —Dijo sonriente. Lo estudie—.
— ¿A qué te refieres? —Le dije curiosa—. Y por favor,
¿podrías quitar esa sonrisa de maniático? Realmente me asusta más que cualquier
otra cosa que haya visto.
—Solo espera —Dijo él. De pronto, los vidrios de la pecera
gigante comenzaron a crujir y vi como una mujer, con colmillos y piel
membranosa se acercaba hacía el cristal por dentro. Comencé a gritar cada vez
más fuerte y cerré los ojos. Harry me abrazo, pero aun así, él se seguía
riendo. Las luces se apagaron de golpe y volví a gritar—.
—Bien, tú ganas, ¡vámonos! —Le dije, mientras enterraba más
la cabeza contra su pecho—.
—Oh, pero, ¿por qué? Si la mejor parte viene ahora.
— ¿Qué quieres…?
Las luces se prendieron de golpe y a mi lado vi a aquella
mujer pescado parada frente a mí. Grite como nunca y tome a Harry de la mano,
solo para después arrastrarlo por todo el salón mientras corría hacía una
salida.
Mis ojos escocían por las lágrimas. Ya afuera, el sol se
había ocultado solo un poco. Ahora estábamos en una parte rodeada con árboles
gigantes. Empuje a Harry hacía un lado y me puse de cuclillas, cerrando mis
ojos y juntando mi cabeza con mis rodillas.
—No pensé que serías tan chillona —Dijo Harry con un tono
divertido. Lo fulmine con la mirada y después me incorpore. Luego le golpeé el
hombro—.
—Aquello fue lo más horrible de toda mi vida —Confesé. Harry
soltó una carcajada—. ¡No te rías! ¡No es gracioso!
El solo comenzó a reír más, y no pude evitarlo, así que
comencé a reír con él. Se sentía tan bien, ya que en esos momentos podía ser
quien yo misma era. Los dos caímos al suelo, doblándonos de la risa. Lo mire y
me detuve. Él también lo hizo.
Y por primera vez, lo vi sonreír de verdad. Sin sarcasmos,
ni burlas. Era realmente su sonrisa. Y era la más hermosa que jamás había
visto. Podría mirarlo para siempre.
Mi corazón comenzó a latir desenfrenadamente, y solo por un
momento, tuve miedo de que el también pudiera oírlo. Sentí las palmas sudorosas
y la respiración entrecortada. El cruzo los brazos por detrás de su cabeza y
giro su cabeza hacia arriba. Imite su gesto y así nos quedamos por unos
minutos.
Momentos después, el hablo.
—Sabes, tenía mucho tiempo sin sentirme así —Confeso—.
Habían pasado varias semanas que no me reía así, y uh, todo eso —Añadió
rápidamente, nervioso—. Gracias.
« ¿Acaso él me había dado las gracias?».
—Uh, bueno. De nada, supongo —Le dije, aunque después me
sentí totalmente estúpida con la contestación—. Cuando quieras, Harry.
El me volvió a brindar una sonrisa sincera, y después,
juntos los dos, miramos hacia el cielo.
Aylinjcat
Re: corazon ciego (harry_styles y tu)
Última edición por Aylinjcat el Lun 10 Jun 2013, 7:43 pm, editado 1 vez
Aylinjcat
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