Re: Inocencia Impetuosa (Joe Jonas & _______ ) [Adaptación Terminada]

por **chelis** Dom 14 Jul 2013, 6:48 pm

oootrooooo

por **Ciin :)** Dom 14 Jul 2013, 7:34 pm

maaaaaaaaaaaaasssssssssssssssss

por **chelis** Dom 14 Jul 2013, 8:05 pm

PORFIIISSS

por **NiinnyJonas** Dom 14 Jul 2013, 10:46 pm

Afortunadamente, aquello era algo que podría exponer a la perfección. Sonrió. Le había dicho que la vería en la fiesta de los Rigdon, aquella noche. Según recordaba, Ridgon House tenía un maravilloso invernadero, situado en una esquina de la mansión, y desconocido para la mayoría de los invitados. El lugar perfecto. Y en cuanto a la oportunidad, no sería difícil organizarlo todo.

Caminó hacia la puerta, sintiéndose aliviado por haberse quitado aquella extraña carga de encima. Estaba flotando. Entonces, de repente, en su mente se combinó el significado de dos frases diferentes. Se quedó helado.

El amor secreto de _______________ era un hombre al que había conocido durante sus primeros días en Londres y que estaba a punto de casarse con otra mujer. Él había buscado entre los conocidos de _______________, y no había ninguno que se ciñera a aquella descripción. Y ella acababa de admitir que pensaba que él estaba enamorado de lady Changley y que había estado a punto de casarse con ella. ¡Ja!

La sonrisa de Joseph cuando salió de Winsmere House podría haber calentado el mundo entero.

_______________ entró a la fiesta con una extraña mezcla de nerviosismo y alivio. Al principio, se había quedado completamente abatida después de su conversación con lord Alton, pero después había pasado una hora a solas en su habitación, y con calma, había llegado a la conclusión de que era lo mejor. Al menos, él se había enterado de que no lo aceptaría, y de por qué. Se dijo a sí misma que sus problemas habían terminado. Aun así, en realidad, no estaba segura de que él hubiera aceptado su negativa. Y mucho menos, de querer que él la aceptara.

No había bajado de su habitación hasta que había llegado la hora de la cena. Tenía la esperanza de que la presencia de Arthur hiciera que Bella no le preguntara demasiadas cosas sobre el extraño comportamiento de su hermano. Sin embargo, Bella ni siquiera le hizo preguntas cuando estuvieron solas, en la intimidad del carruaje. _______________ se preguntó si estaría acostumbrada a que su hermano hiciera cosas tan horribles a menudo.

Después de que le presentaran a lord Ridgon, a quien _______________ no conocía, ella y Bella se mezclaron con los demás invitados y charlaron mientras esperaban a que empezara el baile.

_______________ llevó a cabo el procedimiento de llenar su tarjeta de baile, concediéndole el importantísimo vals de la cena a lord Ellsmere. Para su sorpresa, él también le pidió otro vals, uno más temprano durante la noche. Se quedó confundida, porque él raramente le pedía dos bailes en la misma noche desde que ella había rehusado su proposición de matrimonio. Aun así, era uno de los caballeros en los que más confiaba, así que le concedió el primer vals de la noche.

Cuando estaba girando en sus brazos por la pista de baile, se dio cuenta por primera vez del estatus que había pasado a ocupar. Varias señoras se habían sentado en primera fila, y por la dirección de sus miradas afiladas detrás de los abanicos, se dio cuenta de que era el tema de conversación. Unos minutos después, cuando el vals terminó y fue hacia un grupo de gente joven del brazo de lord Ellsmere, notó la mirada de envidia que le lanzó lady Sabina Matchwick, una de las «incomparables» de la temporada.

Lentamente se dio cuenta de que, tal y como Joseph había profetizado, la gente estaba empezando a hablar. Cuando estuvo a solas con Bella, durante un instante, _______________ no pudo evitar preguntarle:

—Bella, dime. ¿Es de verdad tan extraño que tu hermano lleve a una señorita al parque?

La mirada cándida de Bella se fijó en su cara. —Sí. Ya te lo dije. Joseph nunca ha llevado ninguna dama al parque.

—Oh.

Al ver su cara de asombro, Bella estalló en risas de alegría. Impulsivamente, abrazó a _______________.

—¡Oh, _______________! ¡Estoy tan contenta!

Sus compañeros para el próximo baile se acercaron, y aquello puso fin a las confidencias. _______________ se dio cuenta, a medida que la fiesta continuaba, de que las miradas y las inclinaciones de cabeza de la gente no eran de horror ni de desprecio, sino de envidiosa aprobación. ¡Cielos! Sólo con llevarla a dar un paseo al parque, lord Alton había hecho pública su declaración. ¿Cómo demonios se las iba a arreglar ella para rectificar aquella impresión equivocada? Entonces, _______________ se recordó que pasados unos días, la temporada habría terminado y ella volvería a Ravello y se olvidaría de lord Alton y de sus ojos azules.

Ya era casi la hora del vals de la cena. Lord Ellsmere se acercó a ella y, con alguna maniobra sutil, consiguió apartarla de su corte y llevársela al otro lado del salón.

—Mi querida _______________, espero que no me guarde rencor para siempre, pero tengo que hacerle una confesión.

Asombrada con aquellas palabras, _______________ lo miró.

—¿Confesión? —repitió, débilmente. Oh, Dios Santo, no iba a declararse de nuevo, ¿verdad?

Como si le estuviera leyendo el pensamiento, él sonrió.

—No, no. No es nada que le vaya a molestar. Al menos —se corrigió, frunciendo el ceño como si lo estuviera pensando mejor en aquel momento espero que no.

_______________ no podía aguantar más.

—Milord, le ruego que se descargue ya de ese horrible secreto.

Él sonrió de nuevo.

—Es muy simple. Le pedí el vals de la cena para otra persona.

A ella le dio un salto el corazón.

—¿Quién... —pero no se molestó en terminar la pregunta. Ya lo sabía. Y, como para confirmar sus sospechas, notó un cosquilleo familiar que se le extendía por el cuello y le bajaba por el cuerpo. No. Lord Alton no había aceptado su negativa.

—Ah, aquí está él.

Con una sonrisa y una elegante reverencia, lord Ellsmere se la cedió al caballero que había llegado a su lado.

_______________ notó que le tomaba la mano y sintió la calidez de sus labios en el dorso.

—¿_______________?

Su voz ronca le llenó los oídos. A pesar de todos sus propósitos, no pudo evitar mirarlo a los ojos, y entonces estuvo perdida. La hipnotizó de tal manera, que antes de que pudiera darse cuenta, ya estaba bailando entre sus brazos.

Haciendo un esfuerzo, _______________ se concentró en recuperar el sentido, y se dio cuenta de que él estaba sonriéndole divertido, seguro de su conquista. Entonces se dio cuenta, de repente, de la enormidad de su estrategia. Aunque hubieran estado bailando entre mil parejas, todos los ojos estaban fijos en ellos. _______________ se ruborizó vivamente.

Al notar su confusión, él se rió.

—No te preocupes. Estás maravillosa. Sólo piensa en la pareja tan magnífica que hacemos.

_______________ intentó reunir furia suficiente como para atravesarlo con la mirada, pero se sentía tan abrumada que no pudo.

Joseph observó sus ojos dorados, su piel blanca y los rizos, graciosamente recogidos. Aquella visión gloriosa le llenó los ojos. Más que satisfecho con su capitulación, tomó nota mental de jugar con los sentidos de _______________ más a menudo. Por el momento, era una tortura sutil, pero muy gratificante.

Cuando terminó la música, Joseph la guió por entre la gente hasta que salieron del salón. Mientras recorrían los largos pasillos, _______________ empezó a sospechar que aquel paseo tenía otro propósito que el de caminar antes de la cena, y alzó la cabeza para observarlo.

—He pensado, mi amor, que, dado tu aparente malentendido sobre mis sentimientos hacia ti, deberíamos encontrar algún sitio tranquilo en el que yo pueda aclarar ese concepto equivocado.

_______________ intentó darle alguna respuesta razonable, pero no pudo. Al final del largo pasillo, Joseph torció a la derecha, abrió una puerta de cristal y le cedió el paso hacia el maravilloso invernadero de la casa.

Ambos se sentaron en un banco de hierro, y él le tomó la mano. Después de besarle el dorso para calmarla, sonrió pícaramente.

—Y ahora, ¿dónde estábamos esta tarde, cuando te marchaste de repente de la sala? ¡Ah, sí! Me estabas diciendo que creías que yo estaba enamorado de lady Changley, y que tenía planes para casarme con ella y miró a _______________, buscando su confirmación.

_______________ enrojeció.

Sonriendo de nuevo, Joseph continuó.

—No estoy a favor de la idea de que un caballero hable de sus amantes con nadie, y mucho menos con la que se supone que va a ser su prometida. Las jovencitas no conocen el tipo de relaciones que tienen las mujeres como lady Changley. Sin embargo, como tú ya has oído hablar de ella, admito que tuvimos una breve amistad, que terminó varias semanas antes de que yo te conociera.

por **Ciin :)** Dom 14 Jul 2013, 10:56 pm

por que siento que la rayis no le va a creer nada...
aii dios.. espero que termine esto bien...
siiguelaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa

por **AniitaRP4** Dom 14 Jul 2013, 11:40 pm

SIGUELA!D:

por **aranzhitha** Lun 15 Jul 2013, 8:11 am

ahh ojala que la rayiz le crea!!
Y se arreglen!!
Siguela!!

por Invitado Lun 15 Jul 2013, 11:29 am

Seguilaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!!!

por **Augustinesg** Lun 15 Jul 2013, 5:56 pm

Me muero!!! Mon Dieu!!!
Vuelve pronto, me estoy muriendo de intruga hahla. Por favor!
Muchisimas gracias! :')

por **issadanger** Lun 15 Jul 2013, 6:05 pm

Awww porque nos dejas iniciadas awww sigueee

por **Ciin :)** Lun 15 Jul 2013, 6:41 pm

subeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee

por **chelis** Lun 15 Jul 2013, 8:10 pm

NOOOOOOOOOOOOOOOOOOO!!!!!!!!.... TIENES QUE SEGURILAAAA PORFIIISSS!!! COMO LA DEJAS AHIIII!!!!

por **fernanda** Lun 15 Jul 2013, 10:47 pm

DIOS TIENES QUE SEGUIRLA!

por **NiinnyJonas** Lun 15 Jul 2013, 11:03 pm

Joseph hizo una pausa para permitir que ella asimilara el significado de aquellas palabras. Después, pensativamente, empezó a acariciarle los dedos con el pulgar.

—Como todos los caballeros ricos y solteros, yo soy una presa importante para las damas como lady Changley. Ella, de forma muy poco inteligente, pensó que yo estaba lo suficientemente comprometido públicamente como para pedirle que se casara conmigo. Yo no lo hice en ningún momento. Tendrás que aceptar mi palabra en esto, aunque no creo que hayas oído a nadie acusarme de haber roto una promesa de ese tipo. Y eso es porque ella sabe que nadie creería que yo he perdido todo sentido de la honorabilidad como para ofrecerle que sea mi vizcondesa. Para _______________, aquellas palabras eran tan intoxicantes como las sensaciones que le producían sus caricias sobre los dedos. Joseph se llevó su mano a los labios, pero en aquella ocasión le dio un beso dulce y cálido en la palma de la mano. Sonrió al sentir el escalofrió que la recorrió, pero cuando empezó a hablar de nuevo, estaba serio.

—Los sentimientos que tengo hacia ti, mi amor, son muy diferentes del deseo que un hombre pueda sentir por su amante. Esa es una emoción efímera, que se disipa en meses o incluso en semanas. Ningún hombre se enamora de su amante. Lo que yo siento por ti es mucho más que lujuria. No puedo negar que sé lo que es eso y lo puedo definir, y no es lo que siento hacia ti. Yo me enamoré de ti la primera vez que te vi, dormida en la sala de Candlewick Hall. Tú perteneces a aquel lugar — hizo una pausa, sabiendo que su siguiente movimiento era arriesgado, pero, confiando en que había examinado sus reacciones y su temperamento acertadamente, continuó suavemente—: A pesar de lo que puedas decir, a pesar de todas las veces que lo niegues, sé que me quieres, exactamente igual que yo te quiero a ti.

Sus palabras, pronunciadas en voz baja y deliberadamente ronca, hicieron que _______________ se estremeciera. Todavía atrapada en su mirada azul, ella supo inmediatamente que su atención había cambiado. Sus ojos estaban fijos en aquel momento en uno de sus rizos dorados, que le colgaba al lado de la cara. Con uno de sus largos dedos, él acarició aquel mechón de pelo, y después siguió acariciándole la curva de una ceja, después la nariz y después, suavemente, la forma madura de sus labios. El dedo bajó hasta su barbilla, e hizo que ella levantara la cabeza. _______________ cerró los ojos. Entonces, los labios de Joseph rozaron los suyos con el más gentil de los besos.

Cuando él se retiró, _______________ casi no pudo resistir el impulso de lanzarse a sus brazos y comportarse como una atrevida. De nuevo, enrojeció como la grana, no por las acciones de Joseph, sino por sus propios pensamientos.

Completamente satisfecho con sus progresos hasta el momento, Joseph se recostó en el respaldo del banco y esperó pacientemente hasta que la respiración de _______________ se calmó, observándola con los ojos entrecerrados. Cuando se recuperó lo suficiente como para mirarlo de nuevo, él continuó.

—Como habrás observado, nuestro círculo social conoce perfectamente mis intenciones. Nuestros asuntos son del dominio público, así que, dada tu edad, tendremos que proceder con toda circunspección. Así pues, te voy a cortejar en toda regla. Te llevaré al parque todas las tardes, si el tiempo lo permite. Te acompañaré a las fiestas a las que quieras asistir. La gente se maravillará de verme a tus pies. Y después de todo eso, no tendré ninguna dificultad en pedirte que te cases conmigo al final de la temporada.

«Entonces, tú me aceptarás», pensó Joseph. Y gracias a Dios, sólo quedaba una semana para que terminara la temporada. Joseph se limitó a sonreírle de nuevo, le dio otro beso en los dedos y se levantó.

—Vamos, mi niña. Tenemos que volver, antes de que a las damas empiecen a darles vahídos.

El episodio del invernadero inquietó a _______________ más de lo que ella creía que era posible. Nunca había estado expuesta a una fuerza tan poderosa como la del hermano de Bella. Su magnetismo era tan fuerte que no había nada que se le resistiera. Sentada en su esquina del carruaje mientras volvían a casa después del baile de los Rigdon, _______________ era consciente de que Ravello y la libertad no tenían ningún atractivo ante lo que lord Alton estaba encendiendo habilidosamente.

Ella no tenía duda de lo que él quería en realidad: el Place. En la oscuridad del carruaje, se estremeció.

Su conversación no la había aliviado en absoluto de la preocupación y del sentimiento de culpabilidad. Él no amaba, y nunca había querido a lady Changley, eso estaba claro. _______________ lo había notado en el tono frío que había usado para referirse a ella. Lady Changley no era más que otra víctima del encanto del lord.

Desafortunadamente, todo lo que le había demostrado era que tenía toda la facilidad para hacer que las mujeres se enamoraran de él. No le había demostrado que la quisiera en realidad.

Cuanto más consideraba el asunto, más dudaba de la posibilidad. No entendía por qué iba a optar por ella un hombre guapo, rico, tan buen partido en todos los sentidos, de entre todas las debutantes de la temporada, las más famosas incluidas. La pequeña _______________ Hartley, cuya cabeza no le llegaba casi ni a los hombros, que no era nadie en la vida de la sociedad de Londres, y que no tenía nada que ver con la política en la que él estaba envuelto. ¿Por qué iba a elegirla a ella?

El Place. Era la única respuesta.

No pudo dormirse hasta mucho después de que Cruickshank hubiera apagado las velas. En la oscuridad, veía demonios, y todos tenían los ojos azules. Él decía que la quería, y ella deseaba creerlo, pero sus acciones contradecían sus palabras. Era cierto que ella se había criado en Italia, pero no podía creer que las fronteras cambiaran tanto la naturaleza humana. El amor verdadero siempre nacía junto al deseo, como era natural. Sin embargo, el beso que él le había dado no tenía ni rastro de pasión. Y ella sabía que él no besaba así a una mujer a la que deseaba.

Una y otra vez, sus pensamientos la llevaban hasta la misma deprimente conclusión. Él era un seductor, y ella una inexperta. Si se casaba con ella, se aseguraría la propiedad del Place, así que él se había propuesto conseguirlo poco a poco. En el mundo de la alta sociedad, aquello sería considerado como un intercambio justo: su tierra, por la posición social y la riqueza que él le proporcionaría.

Mientras pasaban las horas, _______________ pensó por primera vez si no sería inteligente escuchar lo que le decía su corazón: que aceptara la propuesta que, según él mismo le había advertido, estaba a punto de llegarle. Ella sabía que la trataría bien, con respeto y afecto, aunque no le diera el amor que ansiaba. Ella llenaría un vacío en su vida, cuidaría de él, le daría hijos.

Estuvo un rato pensando en cómo sería vivir en Candlewick, pero no podía ponerse a su lado en la visión. En vez de aquello, él aparecía como una figura nebulosa.

Con un sollozo, _______________ escondió la cara en la almohada. No. Era imposible. Si no podía tener su amor, el resto no tenía sentido. Se marcharía a Ravello tan pronto como terminase la temporada.

por **AniitaRP4** Lun 15 Jul 2013, 11:45 pm

SIGUELAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA ;D

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