Re: Inocencia Impetuosa (Joe Jonas & _______ ) [Adaptación Terminada]

por **aranzhitha** Vie 28 Jun 2013, 8:08 am

aww Joe ya dile que la quieres!!
Siguela!!

por **issadanger** Vie 28 Jun 2013, 8:13 am

Aww diosss porque Joe no le confié q le gusta awwww dios sigueeee sigueee

por **chelis** Vie 28 Jun 2013, 1:45 pm

Creo que si no se apura Joseph a decirle lo que siente ella se ira!!!!!!!

por **fernanda** Vie 28 Jun 2013, 2:39 pm

Por que la rayis es tan terca!
siguela plisssss

por **Pao Jonatica Forever :3** Vie 28 Jun 2013, 7:28 pm

sihguela, no se puede ir!

por **chelis** Vie 28 Jun 2013, 8:19 pm

OOTROOOOO

por **NiinnyJonas** Vie 28 Jun 2013, 10:07 pm

La luz fue haciéndose más intensa a medida que entraban en Londres. Joseph salió de sus cavilaciones. Había estado observando a _______________ durante unos minutos, preguntándose por qué estaba tan seria cuando, de repente, se le ocurrió algo:

—_______________, ¿tienes alguna idea de por qué Charles quiere casarse contigo?

Al pronunciar aquellas palabras, se dio cuenta de que no eran muy halagadoras. Sin embargo, él tenía en muy alta opinión a _______________, y estaba seguro de que no era la clase de mujer superficial que creía que todos los hombres que querían casarse con ella querían hacerlo porque estaban locos por su belleza. Sin embargo, al acordarse de sus numerosos pretendientes, algunos de ellos verdaderamente locos por su belleza, entre los que se encontraba él mismo, hizo que se le dibujara una sonrisa irónica en los labios.

A la luz cambiante de las farolas, _______________ vio aquella sonrisa, y se dio por vencida. ¡Hacerle una pregunta como aquella y después sonreír condescendientemente! Bueno, si necesitaba algo que la convenciera definitivamente de que lord Alton no tenía ningún interés en ella, allí lo tenía.

Obstinadamente, se obligó a concentrarse en la pregunta. Sacudió la cabeza y respondió con sinceridad:

—No tengo ni la más mínima idea.

—¿Pasó lo mismo cuando estabas en el Place?

_______________ asintió.

—Exactamente lo mismo —hizo una pausa, y pensó que podía contarle a lord Alton lo que había ocurrido. En realidad, él ya sabía casi toda la historia. Eligiendo cuidadosamente las palabras, le explicó la idea de Charles sobre que había un compromiso arreglado por sus padres desde hacía mucho tiempo.

—¿Y tú estás segura de que ese compromiso nunca existió?

—Sí —respondió ella—. Mi padre y yo teníamos una relación muy cercana. El nunca habría hecho una cosa así sin decírmelo. Bajo ningún concepto.

Lord Alton aceptó su respuesta. Siguió en silencio hasta que llegaron a Green Street.

Joseph no tenía ninguna duda de que lo que le decía _______________ era verdad. Sólo deseaba haber sabido lo que Charles había dicho sobre aquel compromiso antes de haber vuelto al salón de la posada. La tensión que había sentido durante el camino hacia Hare and Hounds se había convertido en ira una vez que había puesto a _______________ a salvo, y aquella furia necesitaba una vía de salida. Así que había vuelto al salón, para ser provocado innecesariamente por la animadversión de Charles hacia su prima. Al final, Joseph le había administrado una paliza totalmente merecida. Sabía que Charles estaba arruinado, y que la pequeña fortuna de _______________ no se acercaría a cubrir sus deudas. Después de sugerirle a Charles que no volviera a acercarse a ella, le había repetido su oferta de comprarle el Place. La cantidad que le había ofrecido era mucho mayor que la que ningún otro le ofrecería, tal y como estaba la propiedad en aquel momento. Como respuesta, lo único que había hecho Charles había sido intentar reírse despreciativamente con la boca hinchada por un puñetazo.

Joseph pensó en volver a Hare and Hounds más tarde, por la noche, para averiguar la razón de la aparente obsesión de Charles por casarse con _______________. Desde luego, sabía igual que _______________ que Charles no estaba empeñado en hacerlo por el bien de la familia. Había algo en todo aquello que no encajaba, alguna pista muy importante que lo aclararía todo. Pero seguramente, Charles ya se habría marchado para cuando él hubiera—vuelto a la posada.

Estuvo dándole vueltas a las cosas extrañas que había en el comportamiento de Charles, con respecto a _______________ y al Place. Y, de repente, todo encajó. Joseph se irguió en su asiento.

—_______________, ¿has ido a ver a los abogados de tu padre en Londres?

Aquellas palabras sacaron a _______________ de profundidades mucho más melancólicas. Sacudió la cabeza.

—No. Supongo que debería, pero no creo que sea de mucha utilidad.

—Pero... —Joseph se interrumpió, pensando en que iba a interferir en algo en lo que no tenía derecho. Sin embargo, el derecho podía irse al cuerno. Iba a casarse con ella, ¿no?—. Corrígeme si me equivoco, pero me parece que te marchaste de Italia antes de que la notificación de la muerte de tu padre llegara a manos de los abogados ingleses, ¿verdad?

—¿Se refiere a antes de que escribieran la respuesta a la carta que les enviaron los abogados italianos? —cuando Joseph asintió, ella respondió—. Sí.

—¿Y no conoces el testamento de tu padre?

—No... no. Eso lo tienen los abogados de Londres. Pero yo siempre supe que heredaría el dinero de papá, y la casa de Ravello —y se detuvo, asombrada por todas aquellas preguntas, sin saber qué era lo que él estaba pensando—. Seguramente, si hubiera algo más, o algo inesperado, alguien me lo habría dicho ya, ¿no?

—¿Quiénes son tus abogados aquí?

—Whitworth and Whitworth, en Lincoln's Inn.

—Muy bien. Mañana te llevaré a verlos.

_______________ lo miró asombrada. Todavía no había tratado con la faceta autocrática del temperamento de lord Alton. Observó su sonrisa satisfecha recelosamente.

—Pero, ¿por qué?

—Porque, mi querida _______________ —dijo, mientras capturaba su mano y se la llevaba a los labios—, Charles, a pesar de todas las pruebas que tenemos en contra, no es completamente idiota. Sus intentos de obligarte a que te cases con él tienen un motivo y como vuestro parentesco es la única conexión que existe entre vosotros, sugiero que busquemos la respuesta con los abogados de tu padre.

A pesar de la clara impresión de que lord Alton tenía otro motivo más poderoso para querer visitar a sus abogados, _______________ no le preguntó nada más. Acababan de terminar de hablar cuando el carruaje se detuvo ante Winsmere House. En el jaleo que vino después, no tuvo oportunidad de hacer otra cosa más que agradecerle su ayuda con una sonrisa y aceptar sus instrucciones para que estuviera lista a la mañana siguiente a las once.

_______________ le devolvió a Arthur su sonrisa de ánimo mientras el coche de lord Alton se detenía a la entrada de Lincoln's Inn. Tanto ella como su anfitrión habían sido arrastrados por una fuerza irresistible aquella mañana a las once, camino de la oficina de los abogados de su padre.

La oficina de los abogados estaba en el primer piso del edificio. Un empleado los recibió y los acompañó a una pequeña sala.

por **issadanger** Vie 28 Jun 2013, 10:12 pm

Awww Joe como siempre sagas aww lo amooo sigue plizz siguee

por Invitado Vie 28 Jun 2013, 10:51 pm

Hay algo raro ahí!!!

Seguila pronto!!!!

por **fernanda** Vie 28 Jun 2013, 11:27 pm

ay estoy tan enamorada de joe :love:
que asco charles , sigue con ese tonto pensamiento , SÍGUELA!

por **chelis** Sáb 29 Jun 2013, 10:14 am

:wut: Joseph esta dando señales equivocadas!!!!.... Aaaaaajhhhh!!!! Sigue porfiiiisss

por **Pao Jonatica Forever :3** Sáb 29 Jun 2013, 11:50 am

siguela ya! fjksdf

por **aranzhitha** Sáb 29 Jun 2013, 12:00 pm

aww Joe es tan lindo e inteligente :aah:
siguela!!!!!

por **AniitaRP4** Sáb 29 Jun 2013, 10:12 pm

SIGUELA!:D

por **NiinnyJonas** Sáb 29 Jun 2013, 10:24 pm

—Por favor, esperen aquí mientras le pregunto al señor Whitworth si puede recibirlos.

Unos minutos después, el empleado volvió seguido por uno de los hermanos Whitworth. Era un hombre corpulento de mediana edad, que llevaba en la mano la tarjeta que lord Alton le había entregado al empleado.

—¿Milord...?

Joseph respondió:

—Yo soy lord Alton —le explicó suavemente—, y esta es la señorita _______________ Hartley, una de sus clientas. En la actualidad, está bajo la protección de mi hermana, lady Winsmere. Lord Winsmere — añadió, indicando quién era Arthur— y yo la hemos acompañado aquí con la esperanza de aclarar el asunto de su herencia.

Era dudoso que el señor Whitworth escuchara la última mitad de su discurso. Sus ojos se habían quedado fijos en _______________, con las cejas arqueadas hasta el pelo.

— ¡La señorita Hartley! ¿Es usted la hija del señor James Hartley? —le preguntó, casi sin aliento.

_______________ se quedó asombrada.

—Sí —confirmó ella.

—¡Mi querida señorita! ¡Bueno, es todo un alivio tenerla aquí, finalmente! La hemos estado buscando durante meses. Casi habíamos empezado a pensar que se trataba de una estafa. Cuando vimos que no podíamos ponemos en contacto con usted, y que nos devolvían las cartas sin abrir, y que nadie sabía dónde estaba... —de repente, se detuvo y se acordó de algo. Agitó la mano y dijo—: Pero, ¿en qué estoy pensando? Vengan a mi despacho, por favor. Allí resolveremos este asunto.

Cuando entraron en su despacho, otro caballero, impecablemente vestido, se levantó de uno de los impresionantes escritorios de caoba. El señor Whitworth, sujetando la puerta, proclamó:

—¡Alfred, la señorita Hartley está aquí!

El segundo Whitworth se quedó anonadado. Se colocó las gafas y se acercó a mirar a _______________. Después de un momento de contemplarla embelesado, suspiró.

—Gracias a Dios.

Los empleados de los abogados llevaron sillas para sus clientes. Una vez que estuvieron acomodados, cada uno de los hermanos ocupó su escritorio.

—Y ahora —dijo el mayor de los Whitworth— como puede ver, estamos encantados de verla, señorita Hartley. Hemos estado intentando ponernos en contacto con usted desde que supimos que su padre había muerto, para tratar el asunto de su herencia —en aquel punto, le dedicó a _______________ una sonrisa resplandeciente.

—¿Podríamos hablar con franqueza? —preguntó el Whitworth más joven, en un tono mucho menos jovial que el de su hermano.

A _______________ le costó un momento entender su pregunta.

—Oh, por favor —dijo ella rápidamente, cuando por fin reaccionó—. Lord Alton y lord Winsmere son amigos míos. Yo me guiaré por su consejo.

—Bien, bien —dijo el mayor, haciendo que _______________ volviera a mirarlo—. No es bueno que una joven señorita ande sola por el mundo. Y ahora, ¿por dónde empezamos? Por los legados de su padre... no ha sido mucho. Algunos bienes para los viejos sirvientes, lo normal. Pero el grueso del patrimonio está intacto —el abogado volvió a interrumpirse para sonreír a _______________.

—¿El grueso del patrimonio? —preguntó ella, completamente aturdida.

—Claro. Como beneficiaria principal del testamento de su padre, usted hereda la mayoría de su patrimonio —respondió Whitworth el joven.

—Lo cual engloba —de nuevo, tomó la palabra el mayor— la propiedad conocida como Hartley Place, en el estado de Buckinghamshire...

—Todo el capital que tenía invertido... la casa de Londres —continuó el joven.

—Y todos los cuadros que no haya vendido previamente —terminó el mayor.

Hubo una pausa. _______________ miró al último abogado que había hablado. Lord Winsmere estaba mirando por la ventana con los labios apretados, irritado por la conversación fragmentaria de los dos hermanos. Lord Alton estaba mirando a _______________. Las noticias de los abogados no le sorprendieron.

—¿El Place? Pero... tiene que haber algún error —_______________ no daba crédito a lo que había oído—. El Place es de mi primo Charles.

—¡Oh, no, querida mía! —dijo el Whitworth joven—. El señor Charles Hartley no es cliente nuestro.

—Y no tiene ningún derecho sobre el Place.

—Las propiedades se pasan generalmente al hijo mayor...

—Pero en este caso, su abuelo dividió su patrimonio en dos partes iguales y lo repartió entre sus dos hijos...

—Su padre y su tío Ernest.

—Los dos heredaron. Su padre heredó Hartley Place.

—Desgraciadamente, Ernest Hartley era un jugador, y finalmente, lo perdió todo, y tuvo que pedirle ayuda a su padre.

—Su padre tenía mucho éxito en Londres en aquel momento. Se había casado con su madre y estaba muy solicitado. ¡Querida, no sabe lo altos que eran sus honorarios! Astronómicos, según parece.

_______________ no pudo evitar ponerse una mano en la frente. La cabeza le daba vueltas.

—¿Podrían resumir la historia, caballeros? —el tono de lord Alton era de irritación.

—Eh... bien, sí —dijo el mayor, mirando de reojo a Joseph—. Para resumir, sus padres deseaban pasar tiempo en Italia, así que su padre instaló a su tío como una especie de supervisor en el Place, invirtió su capital en fondos, alquiló la casa de Londres y se marchó del país. Creo que usted era una niña en aquel momento.

_______________ asintió distraídamente. El Place era suyo. Nunca había sido propiedad de Charles, y él lo sabía.

—Cuando nos enteramos de la muerte de su padre, escribimos inmediatamente a su casa de Ravello. La carta nos fue devuelta por el gestor de su padre, diciéndonos que usted había vuelto a Inglaterra antes de saber del fallecimiento de su tío, y que tenía planeado quedarse en Hartley Place. Entonces le escribimos allí, pero las cartas nos eran devueltas sin ninguna explicación. Finalmente, enviamos a uno de nuestros empleados a buscarla, A su vuelta nos informó de que la casa estaba vacía y cerrada. Parecía que nadie sabía ni siquiera si usted había llegado del Continente.

_______________ estaba siguiendo la historia con dificultad, y se dio cuenta de lo que debía de haber ocurrido. Las preguntas le llenaron la cabeza, pero la mayoría no podía hacérselas a los abogados. Rápidamente, preguntó por lo que era más importante para ella.

—¿Ha mencionado usted las pinturas?

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