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Inocencia Impetuosa (Joe Jonas & _______ ) [Adaptación Terminada]
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Inocencia Impetuosa (Joe Jonas & _______ ) [Adaptación Terminada]
Nombre: Inocencia Impetuosa
Autor: NiinnyJonas
Adaptacion: Si, STEPHANIE LAURENS
Género: Eromantica
Advertencias: Ninguna, tratare de subir siempre, comenten si les gusta, no me gustan las invisibles
Otras páginas: No que yo sepa
ARGUMENTO:
Todo estaba saliendo como Joseph había planeado….bueno casi todo.
Autor: NiinnyJonas
Adaptacion: Si, STEPHANIE LAURENS
Género: Eromantica
Advertencias: Ninguna, tratare de subir siempre, comenten si les gusta, no me gustan las invisibles
Otras páginas: No que yo sepa
Hola chicas, como han de conocerme soy Niinny, pueden llamarme así si gustan, pueden seguirme en Twatter @JJMakeMeStrong He subido varias adaptaciónes, la última que subi y esta terminada es Seda y Acero, pueden leerla si gustan. Sin más nada que decir, les dejo el argumento.
INOCENCIA IMPETUOSA
ARGUMENTO:
Tras la muerte de su padre. _______________ Hartley regresó a Inglaterra… Donde tuvo que enfrentarse a las groseras proposiciones de su primo. Como no tenía otro lugar al que acudir, intento refugiarse en la propiedad de Joseph Jonas con la esperanza de que su vecino fuera amable con ella.
El vizconde Jonas no podía permitir que aquella encantadora muchacha se convirtiera en señorita de compañía de nadie, así que decidió ponerla en las sabias manos de su hermana.
De pronto, _______________ se había convertido en toda una dama que tenía que quitarse a los pretendientes de encima. Y Joseph no tardó en descubrir que él también la deseaba...
El vizconde Jonas no podía permitir que aquella encantadora muchacha se convirtiera en señorita de compañía de nadie, así que decidió ponerla en las sabias manos de su hermana.
De pronto, _______________ se había convertido en toda una dama que tenía que quitarse a los pretendientes de encima. Y Joseph no tardó en descubrir que él también la deseaba...
Última edición por NiinnyJonas el Vie 09 Ago 2013, 7:19 pm, editado 2 veces
NiinnyJonas
Re: Inocencia Impetuosa (Joe Jonas & _______ ) [Adaptación Terminada]
nueva lectora!!
ahhh me encanta!!ç
Ya sabes que me encantan de este tipo!!!
Espero el capi!!
ahhh me encanta!!ç
Ya sabes que me encantan de este tipo!!!
Espero el capi!!
aranzhitha
Re: Inocencia Impetuosa (Joe Jonas & _______ ) [Adaptación Terminada]
Hola de nuevo!!!
Te estare stalkeando por la pagina? Haahh
Como ya imaginarás, me encanto el argumento.
Aca vas a tener mis mensajes de agradecimiento como siempre.
Es un placer leer estas novelas. Verdad?
Te estare stalkeando por la pagina? Haahh
Como ya imaginarás, me encanto el argumento.
Aca vas a tener mis mensajes de agradecimiento como siempre.
Es un placer leer estas novelas. Verdad?
Augustinesg
Re: Inocencia Impetuosa (Joe Jonas & _______ ) [Adaptación Terminada]
Capítulo Uno
—¿_______________? ¡_______________! ¡Abre la puerta! Oh, vamos, _______________. Sólo un beso y un achuchón. ¿Me oyes, _______________? ¡Déjame entrar!
_______________ Hartley estaba sentada, completamente vestida, con las piernas cruzadas en mitad de su enorme cama. La luz vacilante de la única vela que alumbraba la habitación se reflejaba en sus rizos dorados, que todavía tenía recogidos en un elegante moño. Sus enormes ojos de color avellana estaban fijos en la puerta, mientras pensaba irritada que Charles se estaba convirtiendo en un verdadero zafio.
Era su séptima noche en Inglaterra, y la cuarta que pasaba en Hartley Place, la casa solariega en la que habían vivido sus antepasados y que había pasado a ser de su primo Charles. Y era la tercera noche en la que había tenido que encerrarse a una hora ridículamente temprana en su habitación para evitar el asedio de Charles. Definitivamente, su primo bebía demasiado.
Lo había hecho de nuevo.
_______________ se reprendió por haber cedido a su impulsividad, cosa que había hecho muchas veces antes y que, sin duda, haría de nuevo en el futuro, sin poder remediarlo. Por aquel motivo, únicamente, había dejado el clima soleado de la costa italiana y había regresado a la tierra en la que había nacido. Después de la muerte de su padre, aquello le había parecido lo más sensato.
Con un profundo suspiro, miró otra vez hacia la puerta. Todo se había quedado silencioso, pero ella sabía que Charles aún estaba allí, con la esperanza de que fuera lo suficientemente tonta como para intentar salir.
James Hartley, el padre de _______________ , había dejado a su única hija bajo la tutela de su hermano, Ernest. Pero el tío Ernest, que vivía en el Place, había muerto un mes antes que su padre. A _______________ se le cayó una lágrima. Sin duda, sentía mucho la muerte de su tío, pero tenía una pérdida mucho más devastadora a la que enfrentarse. Además, todas aquellas circunstancias habían hecho que acabara en poder de Charles. Los abogados italianos de James Hartley habían recibido la noticia de la muerte de Ernest Hartley cuando _______________ ya se había puesto en camino a Inglaterra, y cuando ella había llegado a Hartley Place, se había encontrado a Charles como dueño y señor.
La sólida puerta de roble retumbó, y _______________ la observó con preocupación. El cerrojo y las viejas bisagras de hierro eran todo lo que se interponía entre ella y su primo borracho.
—Ah, _______________, no seas orgullosa. Te gustará, te lo prometo. Sólo un poco de diversión —los hipos llegaron a oídos de _______________. — Muy bien. Sabes que me casaré contigo. Déjame entrar y nos casaremos mañana. ¿Me oyes, _______________? Vamos, _______________, abre la puerta, ¡demonios!
_______________ apenas pudo reprimir un escalofrío de repulsión. ¿Casarse con Charles? Sintió pánico y se propuso evitar por todos los medios aquel pensamiento. No era momento de venirse abajo.
La puerta volvió a retumbar, y _______________ recorrió la habitación con la mirada buscando algo con lo que defenderse; pero no había nada, ni siquiera un candelabro.
Con un gesto de resignación, volvió a mirar a la puerta, esperando filosóficamente lo que pudiera ocurrir, con la certeza de que un día u otro tendría que enfrentarse a él.
Sin embargo, la puerta se mantuvo firme. Con un último golpe, Charles cesó el aporreo.
—¡Maldita seas, _______________! ¡No te escaparás! Ya verás, tendrás que ceder, más tarde o más temprano —y después, soltó una carcajada de mofa—. Ya lo verás.
Entonces se oyeron unos pasos vacilantes que se alejaban por el pasillo. Charles se iba a la cama, riéndose como un loco.
Lentamente, _______________ arqueó las cejas. Permaneció inmóvil, escuchando. Cuando pasaron cinco minutos sin que hubiera escuchado ningún ruido desde el otro lado de la puerta, se levantó y empezó a pasear por la habitación con el ceño fruncido. ¿Cómo podría escapar?
Repasó las opciones que tenía. No eran muchas. No conocía a nadie en Inglaterra, y por lo tanto, no tenía a nadie a quien dirigirse. Pero una cosa sí era cierta: no podía quedarse allí. Si lo hacía, Charles la obligaría a casarse con él, por las malas o por las buenas.
Decidida, saltó de la cama, fue hasta el armario y lo abrió. Sacó su baúl, y una vez que lo tuvo en el suelo, lo acercó a la cama arrastrándolo.
Entonces, un ruido al lado de la puerta hizo que se sobresaltara. Lentamente, se incorporó y miró a la puerta con recelo.
Oyó el ruido de nuevo.
—¿Señorita _______________? Soy yo, Cruickshank.
_______________ dejó escapar un suspiro de alivio y se acercó a la puerta. Después de luchar con la llave y la cerradura, consiguió abrirla.
—¡Cruckers! Gracias a Dios que has venido. Me estaba estrujando el cerebro pensando en cómo llamarte.
María Cruickshank, una mujer delgada, alta y desgarbada, con el pelo gris recogido en un moño, la miró llorosa. Había sido la doncella de su madre, y era la persona más cercana que le quedaba a _______________ en el mundo.
_______________ Hartley estaba sentada, completamente vestida, con las piernas cruzadas en mitad de su enorme cama. La luz vacilante de la única vela que alumbraba la habitación se reflejaba en sus rizos dorados, que todavía tenía recogidos en un elegante moño. Sus enormes ojos de color avellana estaban fijos en la puerta, mientras pensaba irritada que Charles se estaba convirtiendo en un verdadero zafio.
Era su séptima noche en Inglaterra, y la cuarta que pasaba en Hartley Place, la casa solariega en la que habían vivido sus antepasados y que había pasado a ser de su primo Charles. Y era la tercera noche en la que había tenido que encerrarse a una hora ridículamente temprana en su habitación para evitar el asedio de Charles. Definitivamente, su primo bebía demasiado.
Lo había hecho de nuevo.
_______________ se reprendió por haber cedido a su impulsividad, cosa que había hecho muchas veces antes y que, sin duda, haría de nuevo en el futuro, sin poder remediarlo. Por aquel motivo, únicamente, había dejado el clima soleado de la costa italiana y había regresado a la tierra en la que había nacido. Después de la muerte de su padre, aquello le había parecido lo más sensato.
Con un profundo suspiro, miró otra vez hacia la puerta. Todo se había quedado silencioso, pero ella sabía que Charles aún estaba allí, con la esperanza de que fuera lo suficientemente tonta como para intentar salir.
James Hartley, el padre de _______________ , había dejado a su única hija bajo la tutela de su hermano, Ernest. Pero el tío Ernest, que vivía en el Place, había muerto un mes antes que su padre. A _______________ se le cayó una lágrima. Sin duda, sentía mucho la muerte de su tío, pero tenía una pérdida mucho más devastadora a la que enfrentarse. Además, todas aquellas circunstancias habían hecho que acabara en poder de Charles. Los abogados italianos de James Hartley habían recibido la noticia de la muerte de Ernest Hartley cuando _______________ ya se había puesto en camino a Inglaterra, y cuando ella había llegado a Hartley Place, se había encontrado a Charles como dueño y señor.
La sólida puerta de roble retumbó, y _______________ la observó con preocupación. El cerrojo y las viejas bisagras de hierro eran todo lo que se interponía entre ella y su primo borracho.
—Ah, _______________, no seas orgullosa. Te gustará, te lo prometo. Sólo un poco de diversión —los hipos llegaron a oídos de _______________. — Muy bien. Sabes que me casaré contigo. Déjame entrar y nos casaremos mañana. ¿Me oyes, _______________? Vamos, _______________, abre la puerta, ¡demonios!
_______________ apenas pudo reprimir un escalofrío de repulsión. ¿Casarse con Charles? Sintió pánico y se propuso evitar por todos los medios aquel pensamiento. No era momento de venirse abajo.
La puerta volvió a retumbar, y _______________ recorrió la habitación con la mirada buscando algo con lo que defenderse; pero no había nada, ni siquiera un candelabro.
Con un gesto de resignación, volvió a mirar a la puerta, esperando filosóficamente lo que pudiera ocurrir, con la certeza de que un día u otro tendría que enfrentarse a él.
Sin embargo, la puerta se mantuvo firme. Con un último golpe, Charles cesó el aporreo.
—¡Maldita seas, _______________! ¡No te escaparás! Ya verás, tendrás que ceder, más tarde o más temprano —y después, soltó una carcajada de mofa—. Ya lo verás.
Entonces se oyeron unos pasos vacilantes que se alejaban por el pasillo. Charles se iba a la cama, riéndose como un loco.
Lentamente, _______________ arqueó las cejas. Permaneció inmóvil, escuchando. Cuando pasaron cinco minutos sin que hubiera escuchado ningún ruido desde el otro lado de la puerta, se levantó y empezó a pasear por la habitación con el ceño fruncido. ¿Cómo podría escapar?
Repasó las opciones que tenía. No eran muchas. No conocía a nadie en Inglaterra, y por lo tanto, no tenía a nadie a quien dirigirse. Pero una cosa sí era cierta: no podía quedarse allí. Si lo hacía, Charles la obligaría a casarse con él, por las malas o por las buenas.
Decidida, saltó de la cama, fue hasta el armario y lo abrió. Sacó su baúl, y una vez que lo tuvo en el suelo, lo acercó a la cama arrastrándolo.
Entonces, un ruido al lado de la puerta hizo que se sobresaltara. Lentamente, se incorporó y miró a la puerta con recelo.
Oyó el ruido de nuevo.
—¿Señorita _______________? Soy yo, Cruickshank.
_______________ dejó escapar un suspiro de alivio y se acercó a la puerta. Después de luchar con la llave y la cerradura, consiguió abrirla.
—¡Cruckers! Gracias a Dios que has venido. Me estaba estrujando el cerebro pensando en cómo llamarte.
María Cruickshank, una mujer delgada, alta y desgarbada, con el pelo gris recogido en un moño, la miró llorosa. Había sido la doncella de su madre, y era la persona más cercana que le quedaba a _______________ en el mundo.
NiinnyJonas
Re: Inocencia Impetuosa (Joe Jonas & _______ ) [Adaptación Terminada]
hola me gusto mucho siguela porfa y creo que soy tu primer lectora
vania0107
Re: Inocencia Impetuosa (Joe Jonas & _______ ) [Adaptación Terminada]
GUUUUAAAUUUU!!! YA QUIERO EL QUE SIIGUEEE!!! Y CREO SOY LA CUARTA EN LLEGAAARRRR!!!!!..... JEJEJEJEJEJEJ
chelis
Re: Inocencia Impetuosa (Joe Jonas & _______ ) [Adaptación Terminada]
Ohhh! Ese Charles es un cretino!
Pobre chica :'`(
Gracias por subir la novela!&
Pobre chica :'`(
Gracias por subir la novela!&
Augustinesg
Re: Inocencia Impetuosa (Joe Jonas & _______ ) [Adaptación Terminada]
—Como si no fuera a venir corriendo con todo ese escándalo. Puede que Charles sea su primo, pero no es buena persona. Ya se lo dije. ¿Ahora me cree?
Entre las dos cerraron la puerta. Cruickshank giró la llave en la cerradura y se volvió hacia aquella niña a la que adoraba. Se puso las manos en las caderas y frunció el ceño.
—Ahora, señorita _______________, espero que esté convencida. Tenemos que marcharnos de esta casa. No es lugar para usted. No es lo que su padre quería, niña, ¡no!
_______________ sonrió y señaló hacia la cama.
Cruickshank abrió unos ojos como platos. Respiró hondo, como si estuviera preparándose para la batalla, y entonces vio el baúl. Soltó el aire con un suave silbido.
—Ah.
La sonrisa de _______________ se ensanchó.
—Exactamente. Nos marchamos. Ven y ayúdame.
Cruickshank no necesitó que se lo dijera dos veces. Diez minutos después, todas las posesiones de _______________ estaban en el baúl. Ella se sentó en la tapa, mordiéndose la punta de un dedo y pensando en cómo iban a escapar, mientras Cruickshank apretaba las correas.
—Ahora, Cruckers, no hay motivo alguno para salir de la casa hasta que amanezca, así que lo mejor es que durmamos un poco. Yo me quedaré aquí, y tú baja y cuéntaselo a Ben. Charles debe de estar como un muerto en estos momentos. Estoy segura de que no corro ningún peligro.
_______________ esperó la inevitable protesta. En vez de aquello, Cruickshank se limitó a soltar un bufido y se puso de pie con dificultad.
—Cierto. Se ha bebido una botella de whisky entera, así que no creo que se levante temprano.
_______________ se quedó sobrecogida.
—¿De verdad? ¡Dios Santo! Bueno, en realidad, mucho mejor. Cuanto más duerma, más lejos llegaremos antes de que averigüe que nos hemos marchado.
Cruickshank le preguntó, desdeñosamente:
—¿Usted cree que nos seguirá?
—Pues... no lo sé. Él dice que es mi tutor, pero no veo por qué —dijo, mientras se sentaba en la cama y se apartaba los rizos dorados de la frente, desconcertada—. Es todo tan confuso...
Su tono de voz hizo que Cruickshank se acercara a ella y le diera unos golpecitos en el hombro para confortarla.
—No se preocupe, señorita _______________. Ben y yo la cuidaremos.
_______________ sonrió débilmente y le tomó la mano a su doncella.
—Sí, por supuesto. No sé qué habría hecho sin vosotros —le dijo, mirando a los ojos a Cruickshank. La expresión severa de la señora se suavizó.
—Y ahora, querida, ¿tiene alguna idea de adónde deberíamos ir?
—Lo he pensado mucho, pero no se me ocurre nada. Lo mejor que puedo hacer es pedirle ayuda a alguna de las damas del vecindario. Debe de haber alguien que se acuerde del tío Ernest o de papá, y que, al menos, pueda aconsejarme.
Cruickshank asintió.
—Volveré en cuanto amanezca. Ben vendrá por el baúl. Ahora, acuéstese y descanse. Ha tenido demasiada excitación para una noche.
_______________ obedeció y dejó que Cruickshank la ayudara a ponerse el camisón y a subirse a la gran cama. La doncella la tapó y remetió las sábanas y la manta bajo el viejo colchón.
—Incluso aunque esta sea la casa de su abuelo, señorita, todo lo que puedo decir es que su habitación deja mucho que desear —y, con una última mirada hacia las sábanas gastadas, fue hacia la puerta—. Sólo para que esté segura, voy a cerrar la puerta con llave.
Con el problema de Charles superado, y lo que iba a hacer en el futuro inmediato decidido, _______________ se relajó. Suspirando, se acomodó en el colchón y se acurrucó. Se le estaban cerrando los ojos mientras miraba cómo la puerta se cerraba tras la fiel Cruickshank. Cuando sintió que había cerrado con llave, bostezó abiertamente y apagó la vela.
—¡Ssshhh! —Cruickshank se llevó el índice a los labios y, con la otra mano, señaló una puerta.
_______________ asintió y pasó sigilosamente al lado de la habitación en la que dormían el ama de llaves de Charles y su marido, borrachos, roncando sonoramente. No entendía cómo su primo podía haberlos contratado. Ninguno de los dos parecía tener muchos conocimientos sobre cómo dirigir una casa. Seguramente, era difícil contratar a gente en el campo. Además, el Place estaba en malas condiciones, así que el servicio experimentado no querría hacerse cargo de la casa.
Entre las dos cerraron la puerta. Cruickshank giró la llave en la cerradura y se volvió hacia aquella niña a la que adoraba. Se puso las manos en las caderas y frunció el ceño.
—Ahora, señorita _______________, espero que esté convencida. Tenemos que marcharnos de esta casa. No es lugar para usted. No es lo que su padre quería, niña, ¡no!
_______________ sonrió y señaló hacia la cama.
Cruickshank abrió unos ojos como platos. Respiró hondo, como si estuviera preparándose para la batalla, y entonces vio el baúl. Soltó el aire con un suave silbido.
—Ah.
La sonrisa de _______________ se ensanchó.
—Exactamente. Nos marchamos. Ven y ayúdame.
Cruickshank no necesitó que se lo dijera dos veces. Diez minutos después, todas las posesiones de _______________ estaban en el baúl. Ella se sentó en la tapa, mordiéndose la punta de un dedo y pensando en cómo iban a escapar, mientras Cruickshank apretaba las correas.
—Ahora, Cruckers, no hay motivo alguno para salir de la casa hasta que amanezca, así que lo mejor es que durmamos un poco. Yo me quedaré aquí, y tú baja y cuéntaselo a Ben. Charles debe de estar como un muerto en estos momentos. Estoy segura de que no corro ningún peligro.
_______________ esperó la inevitable protesta. En vez de aquello, Cruickshank se limitó a soltar un bufido y se puso de pie con dificultad.
—Cierto. Se ha bebido una botella de whisky entera, así que no creo que se levante temprano.
_______________ se quedó sobrecogida.
—¿De verdad? ¡Dios Santo! Bueno, en realidad, mucho mejor. Cuanto más duerma, más lejos llegaremos antes de que averigüe que nos hemos marchado.
Cruickshank le preguntó, desdeñosamente:
—¿Usted cree que nos seguirá?
—Pues... no lo sé. Él dice que es mi tutor, pero no veo por qué —dijo, mientras se sentaba en la cama y se apartaba los rizos dorados de la frente, desconcertada—. Es todo tan confuso...
Su tono de voz hizo que Cruickshank se acercara a ella y le diera unos golpecitos en el hombro para confortarla.
—No se preocupe, señorita _______________. Ben y yo la cuidaremos.
_______________ sonrió débilmente y le tomó la mano a su doncella.
—Sí, por supuesto. No sé qué habría hecho sin vosotros —le dijo, mirando a los ojos a Cruickshank. La expresión severa de la señora se suavizó.
—Y ahora, querida, ¿tiene alguna idea de adónde deberíamos ir?
—Lo he pensado mucho, pero no se me ocurre nada. Lo mejor que puedo hacer es pedirle ayuda a alguna de las damas del vecindario. Debe de haber alguien que se acuerde del tío Ernest o de papá, y que, al menos, pueda aconsejarme.
Cruickshank asintió.
—Volveré en cuanto amanezca. Ben vendrá por el baúl. Ahora, acuéstese y descanse. Ha tenido demasiada excitación para una noche.
_______________ obedeció y dejó que Cruickshank la ayudara a ponerse el camisón y a subirse a la gran cama. La doncella la tapó y remetió las sábanas y la manta bajo el viejo colchón.
—Incluso aunque esta sea la casa de su abuelo, señorita, todo lo que puedo decir es que su habitación deja mucho que desear —y, con una última mirada hacia las sábanas gastadas, fue hacia la puerta—. Sólo para que esté segura, voy a cerrar la puerta con llave.
Con el problema de Charles superado, y lo que iba a hacer en el futuro inmediato decidido, _______________ se relajó. Suspirando, se acomodó en el colchón y se acurrucó. Se le estaban cerrando los ojos mientras miraba cómo la puerta se cerraba tras la fiel Cruickshank. Cuando sintió que había cerrado con llave, bostezó abiertamente y apagó la vela.
—¡Ssshhh! —Cruickshank se llevó el índice a los labios y, con la otra mano, señaló una puerta.
_______________ asintió y pasó sigilosamente al lado de la habitación en la que dormían el ama de llaves de Charles y su marido, borrachos, roncando sonoramente. No entendía cómo su primo podía haberlos contratado. Ninguno de los dos parecía tener muchos conocimientos sobre cómo dirigir una casa. Seguramente, era difícil contratar a gente en el campo. Además, el Place estaba en malas condiciones, así que el servicio experimentado no querría hacerse cargo de la casa.
NiinnyJonas
Re: Inocencia Impetuosa (Joe Jonas & _______ ) [Adaptación Terminada]
CIELOS!!!.. PARECE LA CASA DEL TERROR!!!!.. JAJAJAJAJAJ PERO ESPEREMOS QUE NO LOS DESCUBRAN!!!!...AAAAAAAA YA QUIERO QUE SE ENCUENTRE CON JOE!!!!!
chelis
Re: Inocencia Impetuosa (Joe Jonas & _______ ) [Adaptación Terminada]
ahh con ese primo yo tambien huiria :gasp:
Que mal le estan saliendo las cosas!!
Siguela!!!
Que mal le estan saliendo las cosas!!
Siguela!!!
aranzhitha
Re: Inocencia Impetuosa (Joe Jonas & _______ ) [Adaptación Terminada]
soy nueva acaa!! Pero me interesa esta nove la empiezo a leer!!
besos
jess! :roll:
besos
jess! :roll:
jessnt
Re: Inocencia Impetuosa (Joe Jonas & _______ ) [Adaptación Terminada]
Siii va a escapar!! Woho!!
Gracias por subir!!!
:')
Un abrazo!!
Gracias por subir!!!
:')
Un abrazo!!
Augustinesg
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