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The Deep Blue Sea {Larry} Capítulo XVII Final [Febrero 10]
O W N :: Archivos :: Novelas Abandonadas
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The Deep Blue Sea {Larry} Capítulo XVII Final [Febrero 10]
Nombre: The Deep Blue Sea.
Autor: Carla (Vicious)
Adaptación: No, la historia es mía.
Género: Drama/Romance
Advertencias: Contenido homosexual
Otras páginas: Ninguna por ahora.
Soy nueva por aquí y éste es mi primer fic Larry, so, si alguien lee, gracias (:
Au revoir ~
Autor: Carla (Vicious)
Adaptación: No, la historia es mía.
Género: Drama/Romance
Advertencias: Contenido homosexual
Otras páginas: Ninguna por ahora.
The Deep Blue Sea
I
I
Compass, Ship & Helm
Sus torpes pasos, sus hombros caídos y su vista perdida, denotaban cansancio y frustración mientras caminaba por las frías y vacías calles de la ciudad. Un suave viento movía el follaje casi inexistente de aquellos árboles que seguían dándole la lucha al implacable otoño, y también movían su abrigo, colándose a través de éste, congelándole los huesos.
La lluvia de la noche anterior había dejado pequeños charcos de agua que yacían prácticamente congelados bajos sus pies. El cielo se encontraba completamente nublado, cubierto por aquellas inmensas nubes de oscuro color que se apoderan de él, logrando que cada viva tonalidad se rinda ante su lúgubre majestuosidad.
Todo el mundo debía haberse dirigido a sus empleos o simplemente se encontraban bajo las mantas de sus camas en busca de calor. Él, en cambio, necesitaba despejar su mente, alejar todos sus pensamientos de aquel hombre que le atormentaba, aquel que se apoderaba de su mente, aquel que ocupaba cada especio de su día a día, haciéndole temer por su salud mental. No quería seguir pensándolo, viendo su rostro en cada lugar, le estaba haciendo mal, lo estaba matando poco a poco y no, no podía permitírselo, él no tenía ese derecho…
Pero sí tal vez el poder de hacerlo.
Suspiró y luego mordió fuertemente sus labios para no dejar escapar ninguna lágrima. No quería seguir llorando, no lo merecía. Él no merecía absolutamente nada, ni sus lágrimas, ni sus suspiros, ni sus lamentos, sin embargo, aún así no podía evitar sentir aquel terrible dolor en su pecho.
¿Cuándo pasará? ¿Cuándo volvería a ser él mismo?
Llevaba así casi dos semanas y ya era tiempo de que se detuviera. Se odiaba por no dejar de verlo en su mente, por no dejar de pensar en todo lo que pasaron. Se odiaba por no dejar ir aquellos recuerdos de lo que alguna vez fue una bella relación.
Se odiaba por no poder dejar de amarlo.
¡Y dolía! Sólo él sabía cuánto, sólo él sabía hasta dónde, y no podía hacer nada para que dejara de doler. Las heridas seguían allí, abiertas, sangrando…
Decidió pasar a la cafetería que le quedaba de camino, ya que en serio no sería capaz de soportar el frío por sí sólo. En cuanto ingresó, el exquisito olor del lugar le reconfortó e incluso casi le hizo sonreír. La cajera coqueteó con él mediante miradas y eso sí terminó por sacarle una sonrisa, ya que la chica era bonita, bastante, pero él era completamente homosexual, lo cual no dejaba ninguna posibilidad para ellos.
Por lo menos alguien cree que soy apuesto aun con estas terribles ojeras y mis labios resecos, inconscientemente relamió sus labios, acto que los ojos cafés de la chica admiraron sin vergüenza alguna.
— ¿Cuál es tu nombre? –preguntó ella para escribirlo en el envase de su café.
— Harry. –su voz grave al parecer agradó aún más a la muchacha, cuya sonrisa lasciva se acentuó.
— Por el costado te entregarán tu pedido. –señaló ella mientras le pasaba el recibo. Él sólo se limitó a asentir.
Luego de un par de segundos, un chico le llamó para entregarle su pedido, y con un quedo “gracias”, abandonó el lugar.
Dio un sorbo a su café de vainilla y cerró sus ojos disfrutando del exquisito sabor que inundaba su boca. Iba a tirar la boleta, pero se dio cuenta de que había algo escrito al reverso de ésta: el nombre y el número de teléfono de la chica. Hilarante, él pensaba que eso sólo ocurría en las películas.
Guardó el número, quizás algún día necesitara hablar con alguien, o tal vez sólo pasar el rato. Claramente sabía que Camille probablemente no quería precisamente hablar con él, pero bueno, ella se había arriesgado a darle el número.
Já, como si algún día la fueras a llamar, pensó.
Para cuando llegó a su destino, un par de rebeldes lágrimas habían escapado de sus ojos, acariciando sus mejillas con delicadeza, finalizando su recorrido en sus pálidos labios.
Se sentó en el lugar de siempre, tomándose unos minutos para admirar su alrededor, y posteriormente cerrar sus ojos para sentir el sonido de las hojas cayendo al suelo, el sonido de algunos valientes pájaros que aún se atrevían a salir pese al frío. Sus músculos se relajaron, y el nudo de su garganta se había aflojado un poco, probablemente gracias al café de vainilla que tanto a amaba, lo cual era una muy buena señal.
Extrajo de su bolso la copia de “Cómo matar a un Ruiseñor” para continuar su lectura, y así poder realizar el ensayo que su profesor le había pedido para esa semana.
Sin embargo, él seguía en su mente, estaba presente en cada uno de sus latidos, en cada pulsación, en cada respiración…
Oh, Dios, esto tiene que parar.
El viento pasó por su lado dejando un sutil beso junto a una caricia en su tan atractivo y característico cabello, logrando desordenarlo un poco. Se sintió como un consuelo, como lo que su madre y su hermana habían hecho cuando él les había contado lo acontecido.
Suspiró nuevamente y miró la tapa del libro y, sólo se quedó allí, sollozando, interrumpiendo la tranquilidad del lugar, sintiéndose un poco culpable por eso.
~
Harry Styles, un chico especial desde el día de su accidentado nacimiento. Queriendo liberarse antes del vientre de su madre, adelantó su llegada al mundo en un día, lo cual tomó por sorpresa a sus padres y hermana mayor, quien ansiosa esperaba la llegada de aquel nuevo integrante de la familia a quien había jurado proteger con su vida.
Durante su infancia llamó la atención de sus padres la facilidad con la que aprendía cosas nuevas. Tardó un poco más de lo esperado en comenzar a hablar, pero siempre estuvo un paso más adelante que sus compañeros. Era un niño bastante tímido y retraído, al cual siempre podías ver dibujando o pintando con una prolijidad poco común en los chicos de su edad.
Al comenzar la escuela, las cosas no cambiaron mucho para él. No tenía mucha “habilidad social”, por lo que hacer amigos nunca fue uno de sus fuertes, mucho menos una preocupación. Se las arreglaba bien él solo. Como era de esperarse fue un alumno sobresaliente en todas las asignaturas, incluso en los deportes, sobre todo en su favorito: soccer. Ganó más de una vez el concurso de literatura que su escuela organizaba anualmente. Incentivado por sus profesores, su gusto por aquel arte se fue incrementando con el paso de los años, haciendo que, una vez graduado, optara por profundizar sus conocimientos e ingresar a la carrera de Literatura.
Allí fue donde conoció a Tyler, su profesor de lingüística, diez años mayor que él, prácticamente su primer amor, con quien había aprendido lo que era sentirse enamorado, con quien había descubierto lo mágico que se sentía amar. El mismo por quien había estado llorando, el mismo que había hecho mierda su corazón.
El mismo que había dejado su autoestima por el suelo, haciéndole sentir miserable sin su compañía. Tyler, quien le había hecho saber lo que poco y nada que valía.
Dios, ¿qué andaba mal con él? ¿Por qué simplemente no había podido prosperar aquella relación? ¿En serio había sido sólo su culpa?
No, no, claro que no. O al menos eso decían sus amigos. Sin embargo, si él le hubiese dado un poco más de espacio, si no lo hubiera buscado cada vez que se sentía solo, si no hubiese salido cuando Tyler le había dicho que no lo hiciera, si no hubiese visto a sus amigos cuando él se lo hubiese prohibido, si no le hubiera aburrido su mierda de persona, tal vez sí seguirían juntos…
— Quizá deberías salir con Brad. –sugirió su madre luego de intercambiar miradas de preocupación con Gemma mientras tomaban el té. Él suspiró.
— Estoy bien, mamá. –habló bajito mientras le daba una mordida a su tostada con mermelada de frambuesa.
— ¿Qué te parece si vamos al cine mañana, eh? –ofreció su hermana con fingido entusiasmo.
— Tengo mucho que estudiar.- mintió. Harry jamás estaba demasiado ocupado con su estudio ya que era un chico bastante ordenado con sus horarios, por lo tanto, tenía tiempo para todo. Siempre.
— Pero…
— Saldré. –Anunció.- Iré a visitar a la abuela. –dijo como último recurso.
— Debes salir a divertirte. Está bien que vayas a ver a la abuela, pero… supongo que entiendes a lo que me refiero. –habló su madre.
— Tengo muchos exámenes, mucho que leer, ya saben, no puedo permitirme muchas salidas. –prosiguió sin mirarlas, temiendo que su mentira fuera descubierta.
Odiaba mentir, sobre todo odiaba mentirles a su madre y a su hermana, pero probablemente aquella mentira no sería contada, ya que ellas sabían de sobra que en realidad no quería salir y sólo estaba inventando excusas.
Ni su hermana ni su madre siguieron insistiendo en que saliera y se distrajera, lo cual agradeció mentalmente, y aunque él, de vez en cuando pensara en ir a alguna fiesta, en salir a divertirse como lo hacían los demás chicos de su edad, no sabría con quién hacerlo; desde su relación con Tyler, había perdido a la mayoría de sus amigos. Para su suerte, aún estaba Brad, quien siempre estuvo a su lado, su mejor amigo y el enemigo número uno de su ex novio.
Bradley Aldridge, un rubio de ojos esmeralda muy bueno para las fiestas y la vida nocturna, amante de las fiestas, las chicas y la vida, lo cual contrastaba bastante con la personalidad de Harry. Si bien ambos eran muy distintos, con caracteres y personalidades totalmente opuestos, de alguna manera se compenetraban muy bien, logrando así tener una amistad que sólo se volvía más fuerte con el pasar de los años y a pesar de todos los altibajos.
Entonces lo pensó: Quizá… sólo quizá podría pedirle a Brad que me… lleve de fiesta algún día.
Se levantó de la mesa, no sin antes agradecerle a su madre, y luego volvió a su habitación. Una vez dentro, tomó su móvil y estuvo dispuesto a llamar al oji-esmeralda para preguntarle si había alguna posibilidad de salir a… bailar, o algo así.
¿Bailar, Harry? ¿Estás loco? , se cuestionó devolviendo el aparatito a la mesita de noche tan rápido, como si quemara. No hizo más que suspirar y luego su móvil vibró obligándole a tomarlo nuevamente.
La pantalla anunciaba la llegada de un nuevo mensaje, justamente, de Brad.
“¿Recuerdas que mañana es la exposición, verdad Rulos? Te espero. ¡Estoy ansioso!” Una sonrisa danzó en sus labios al leer el final de aquel mensaje.
Casi había olvidado aquello, así que agradecía al cielo que Bradley fuera tan precavido y le hubiese enviado un mensaje para recordarle.
Bien, lo mejor que podía hacer si pretendía levantarse temprano para acudir a la primera exposición formal de su mejor amigo, era dormir en ese mismísimo instante, por lo que fue al baño, lavó sus dientes, se puso el pijama y se acomodó bajo las mantas.
Perfecto, algo diferente para mañana. Quizás así podría volver a retomar el curso normal de su vida. Tal vez pudiese volver a ser el chico retraído, pero risueño una vez que entraba en confianza, aquel chico cuya sonrisa dejaba ver unos adorables hoyuelos que todo el mundo adoraba y que tan poco se habían dejado ver durante las últimas semanas.
Quizá podría volver a tomar el timón de aquel barco, quizá podría encontrar su propia brújula y así hallar el camino de regreso a sí mismo.
~
Había olvidado poner la alarma de su móvil, por lo cual había sido prácticamente un milagro que se despertara sin ningún tipo de aviso. Pese a levantarse un poco más tarde de lo que debería haberlo hecho, logró llegar justo a la hora, cansado, con sus piernas rogando por un lugar en el cual sentarse, pero lo había logrado y eso era lo que importaba.
Había mucha gente para ser sábado por la mañana y eso le sorprendió un poco, ya que si no fuese porque Brad era su amigo y era su obligación estar allí en un momento tan importante, se hubiese quedado en su cama durmiendo plácidamente.
Sin quererlo, bostezó pero intentó disimularlo.
— ¡Viniste! –oyó a sus espaldas y luego sintió unos brazos rodeándole.
— Claro que sí. –contestó con media sonrisa.
— Muchas gracias, Rulos. –dijo su amigo con notable emoción.
— Hey, ¿cómo iba a perderme esta maravilla? –bromeó.
— ¿Cómo has estado? Siento no haberte visitado durante esta semana, pero ya sabes, todo esto implica mucho tiempo. –lamentó sinceramente.
— Oye, no tienes nada por lo cual disculparte. Yo estoy bien.- Una segunda mentira, eso estaba mal.
— No, no lo estás. Te conozco. –el rubio le dedicó aquella mirada de compasión que él tanto odiaba.
— Brad, estaré bien, ¿sí? No te preocupes por mí, mucho menos ahora que tienes algo mucho más importante que atender. –le sonrió para tranquilizarle.
— Tú eres muy importante para mí, lo sabes, ¿verdad, Rulos? –preguntó el rubio mientras le abrazaba nuevamente.
— Claro que sí. Tú también eres muy importante para mí, Brad. –respondió.- Y ahora vete a atender a todo este público. –le golpeó suavemente el brazo.
— Está bien, nos vemos luego. –indicó el oji-esmeralda para luego perderse entre la gente.
Sus ojos verdes se pasearon por las pinturas y más de una llamó su atención. Brad siempre había sido muy bueno con esas cosas, y se sentía más que orgulloso de tenerlo como amigo, de saber que le estaba yendo bien pese a lo difícil que era la vida de un artista. Estaba realmente muy orgulloso porque sabía cuánto le había costado al rubio llegar hasta allí. Ciertamente no sabía mucho sobre pintura, pero cada vez que tenía tiempo libre con su amigo, le pedía que le explicara algunas cosas, por lo que el pequeño conocimiento que tenía, se lo debía enteramente al rubio.
Recorrió la galería y se detuvo en el lugar de las esculturas. Vio trabajos preciosos e incluso se atrevió a tocar algunos aunque eso estuviese estrictamente prohibido. Recorrió un poco más y sin saber cómo, en un torpe descuido, tropezó quién sabe con qué e intentó afirmarse en una de las esculturas, la cual por suerte no cayó, mas él no corrió la misma suerte y de todas maneras terminó en el suelo.
— Hey, ¿estás bien? –escuchó una particular voz y posteriormente una mano lo tomó fuertemente del brazo para ayudarle a ponerse de pie nuevamente.
— Sí, gracias.- volteó un poco el rostro para ver de quién se trataba y a primera vista no reconoció a ese chico de llamativos ojos azules y cabello castaño claro.
— ¿Harry? –preguntó el muchacho mirándole incrédulo mientras una sonrisa tímida se dibujaba en sus finos labios.
— Uhm… sí. –respondió inseguro arreglando sus ropas.
— ¡Oh, no me recuerdas! –Exclamó con una sonrisa, mas se notaba un tanto desilusionado.- Soy Louis, Louis Tomlinson, el presidente del Consejo estudiantil en la secundaria. – Oh y ahora que hacía un poco de memoria, lograba recordar a ese chico.
— Oh, Louis, ¡claro! Qué estúpido soy. –Respondió él con gesto neutro - ¿Cómo estás? ¿Qué haces aquí? –inquirió sin saber por qué, ya que no le interesaba en lo más mínimo.
— Estoy bien, muchas gracias y ando aquí con mis alumnos.- Sus ojos azules se dirigieron hacia un grupo de muchachos quienes les miraban atentos.
— ¿Traes a tus alumnos un día sábado por la mañana a ver una exposición de pintura? –preguntó con notable curiosidad.
— Así es. Créeme, sus madres están más que contentas de saber que sus hijos estarán en una galería de arte en lugar de tener los ojos pegados al televisor durante horas. –Explicó de manera graciosa- ¿Tú qué haces aquí? –averiguó.
— Nada, pasando el rato, mi amigo expone hoy sus pinturas. -respondió mirando a su alrededor.
— ¿Sí? ¿Cuál es su nombre? –el castaño se mostró interesado. Harry se sintió un poco intimidado por aquel par de ojos azules que le miraban expectantes.
— Brad, Bradley Aldridge. –señaló.
— ¿Lo juras? –Louis parecía muy contento, como hiperactivo, tal y como lo recordaba. El castaño siempre había sido un chico alegre, lleno de energía. Sin embargo, se veía distinto, había algo nuevo en él, sin embargo, nunca fueron tan amigos como para que Harry pudiera dar con ese “algo” que había cambiado en Tomlinson.
— Ahá. –asintió.
— Brad también es amigo mío, de hecho fue él quien me invitó. – Eso sí que era una sorpresa. – Bien, yo… debo volver con los chicos. –Anunció- Espero que nos volvamos a ver pronto, ponernos al día y esas cosas, ya sabes. –sonrió nuevamente. –Nos vemos, Harry. -estrechó su mano.
— Claro, nos vemos. –Louis volteó para volver con sus alumnos.
Harry igualmente volteó y siguió curioseando en el lugar. A medida que caminaba fue recordando más y más cosas de la secundaria, de su curso, de Louis y oh… recordó que durante tres años, Louis Tomlinson, el chico con el cual acababa de toparse, había sido algo así como su amor platónico. Sus mejillas se tiñeron de un adorable color escarlata al recordarlo e instantáneamente llevó sus manos a su rostro para asegurarse de que nadie lo notara.
Dios, que vergüenza, pensó con una mueca en su rostro.
Luego de eso se rió, lo cual llamó la atención de algunos visitantes. No sabía por qué estaba riendo, no sabía si era una risa nerviosa, o sólo le parecía gracioso haberse topado con quien tuvo una especie de “flechazo” durante prácticamente toda la secundaria. Bueno, en realidad la situación era graciosa, pero aun así se sorprendió al oír su risa por primera vez en un par de semanas.
— Rulos, ¿te sientes bien? –preguntó su amigo llegando a su lado.
— Bastante, ¿por qué? –respondió volviendo a la normalidad.
— No lo sé, eso fue… extraño, es decir, genial, pero extraño. –Harry sabía a lo que se refería, y sólo sonrió.
— Estoy bien. –afirmó.
— Genial. Oh, me he topado con Louis, me dijo que habían ido a la misma secundaria. –Brad le miró inquisidor, dejando la idea abierta, claramente esperando a que él hablara, le contara de qué se conocían y eso.
— Uhm sí, él era el presidente del consejo estudiantil y ya sabes, fui presidente de mi curso durante toda la secundaria, por eso nos conocíamos. –dijo escuetamente intentando obviar un pequeño detalle para así no estallar en risas nuevamente.
— ¡Genial! Quizá podríamos salir juntos esta noche, u otro día y así me cuentan más acerca de ustedes. –su amigo sonrió ampliamente; le gustaba mucho la idea y a decir verdad, para él eso constituía un escenario bastante divertido, aunque la idea no le convencía del todo.
— Claro. –respondió de todas maneras.
— Bien, entonces iré a decírselo. –Oh, genial.- Nos vemos luego, Rulos. –Brad le sacudió el cabello y posteriormente desapareció.
Al rato se aburrió, por lo que decidió irse, no sin antes enviarle un mensaje al oji-esmeralda disculpándose por haberse retirado sin despedirse, pero se le había hecho imposible encontrarlo.
Una vez en su casa, en la cocina específicamente, Anne y Gemma le preguntaron acerca de la galería y quisieron sacarle hasta el más mínimo y estúpido detalle, logrando que incluso les contara que había caído al suelo sin saber cómo, obviando el hecho de que alguien le había ayudado a levantarse, ya que definitivamente no quería que se enteraran que había vuelto a ver aquel chico, ya que sabían acerca de los sentimientos que alguna vez tuvo por él.
— ¿Entonces lo pasaste bien? –inquirió su hermana ayudando a su madre a preparar el almuerzo.
— Si olvidamos el hecho de que me caí, sí, estuvo bien.- respondió con simpleza mientras mordía una manzana.- Además, Brad parecía fascinado, me dijo que había recibido muy buenos comentarios con respecto a su trabajo.
— ¡Eso es genial! Me gustaría poder ir a ver sus pinturas. –señaló Anne.
— Claro, puedes ir. Creo que estarán hasta el próximo sábado o algo así. Le preguntaré. –señaló.
Subió hasta su habitación y abrió las cortinas, dejando entrar los débiles rayos del sol que mantenían una silenciosa lucha con las nubes allí arriba. Ordenó un poco, topándose así con un par de fotografía de él junto a Tyler. Sus ojos se humedecieron y los cerró, impidiendo que las lágrimas nuevamente hicieran aparición.
Todo había estado genial hasta ese momento. ¿Por qué no había tirado aquellas cosas? ¿Por qué aún conservaba las fotografías, las cartas y todo ese tipo de cosas?
Nuevamente se sintió solo, vacío, y era estúpido porque tenía a su familia, tenía a Brad y ellos se preocupaban por él, sin embargo, él necesitaba sentir otro tipo de amor, aquel que al parecer no estaba destinado para él. Aquel que al parecer sólo le correspondía mirar desde fuera.
Demonios, en serio necesitaba saber qué andaba mal en él.
— ¿Harry? –escuchó desde la puerta de su habitación. – Hey, ¿qué pasa? –preguntó su hermana sentándose junto a él en el suelo.
No respondió, sólo se refugió en el cuello de su hermana y lloró durante mucho tiempo.
— Todo irá bien, Harry, ya verás. –dijo ella acariciándole la espalda.
Luego de un rato, logró calmarse y decidió que estudiaría cada segundo libre para así evitar pensar, ya que eso le hacía terrible, le dañaba en lo más profundo.
Agradeció a su hermana y ésta le hizo prometer que le diría cuando se sintiese mal, a lo cual él asintió con una pequeña sonrisa.
Hizo su cama y luego se tendió sobre ésta para leer; tenía montón de exámenes durante la semana, así que sólo le quedaba leer y tener, una vez más, una enorme taza de café en la mesita de noche.
Una sonrisa se le escapó al pensar en Camille, la chica que le había dado su número de teléfono.
Por lo menos tendré toda la semana ocupada, ese era su consuelo.
Suspiró mirando todo el material que debía leer y se preparó mentalmente durante unos minutos. Cerró sus ojos, respiró profundo y comenzó.
~
Eran las nueve de la noche cuando su estómago comenzó a rugir por comida. Había estudiado bastante, aunque claramente se había tomado varios descansos para estirar sus piernas, acercarse a la ventana a respirar e incluso se dio el lujo de tomar algunas fotografías al atardecer –aunque éste no tuviera nada de especial- para así olvidar el dolor.
Bajó al primer piso por algo de comer y se encontró solo. Seguramente su madre había ido a trabajar; al ser enfermera debía cubrir turnos y Harry sabía que aquella semana le tocaba trabajar de noche. Gemma probablemente había salido de fiesta, lo cual confirmó cuando vio su nota en la mesita de la cocina, y junto a ésta, la de su madre, diciendo que lo quería y que la cena estaba en el microondas.
Harry sonrió: su madre y su hermana sabían que su concentración era muy frágil, por lo que únicamente interrumpían su estudio cuando era estrictamente necesario, de lo contrario, sólo dejaban notas.
El sonido del teléfono de la casa lo hizo saltar del susto y maldijo por lo bajo para luego tomar el auricular.
— ¿Diga? –contestó.
— ¿Por qué jodidos no contestas tu celular? ¡Te he dejado muchos mensajes y te he llamado por lo menos tres veces, idiota! –le gruñó Brad.
— Lo siento, no me di cuenta. –se disculpó. Su amigo bufó.
— Como sea, ¿estás listo? –preguntó el rubio.
— ¿Listo? –inquirió confundido.
— ¡Claro! ¿Recuerdas que te dije que debíamos salir con Louis? Pues saldremos esta noche. – El tema ya no le causaba risa. Que tristeza.
— No… no puedo salir hoy, Brad. –susurró.
— ¿Por qué? ¡Vamos, Harry, sólo una noche! –dijo en tono suplicante.
— Tengo millones de exámenes, debo estudiar. Además ni Gemma ni mamá están en casa. –se excusó.
— Okay, tu último motivo es un tanto aceptable, pero eso de que tienes que estudiar me vale, Rulos, lo sabes. Puedes darte el lujo de divertirte un día porque eres un excelente alumno. –Harry sonrió ante eso.
— Gracias, Brad.
— Bueno, habrá que postergar la salida… ¡La próxima semana no te escapas, Rulos! –dijo su amigo en tono gracioso.
— Está bien, está bien, ya entendí. Diviértanse, adiós.
— ¡Nos vemos, amigo! –finalizó la llamada.
Nuevamente fue hasta la cocina para calentar la comida que su madre le había dejado. Mientras esperaba se puso a tararear una canción que no sabía de quién era, ni su nombre, sólo la tenía en mente.
Poco a poco fue recordando un par de cosas acerca de Louis y de todo el tema de la “secundaria”, fue entonces cuando se preguntó en qué estaba pensando cuando miró de esa manera al chico de ojos azules. Intentó recordar qué había sido eso que le había llamado la atención, lo primero que había notado de aquel alegre chico cuya expresión denotaba completa amabilidad…
¿Qué había sido eso que había hecho suspirar a Harry como una chica cada vez que debían verse por asuntos académicos? ¿Cuál había sido aquel pequeño detalle que le había atraído de Louis?
¿Su imborrable sonrisa? ¿Su particular tono de voz? O tal vez, ¿sus ojos?
Oh, sí, aquellos hermosos y penetrantes ojos de color azul.
Internamente agradecía haberse reencontrado con Louis, ya que recordar aquel sentimiento que tenía por él, la secundaria y todo eso, le habían hecho sentir un poco mejor, de hecho había sonreído bastante gracias a ello. Incluso comenzaba a sentirse un poco como él mismo.
Tal vez había encontrado su brújula, quizá aquel mismo día había tomado nuevamente el timón de su barco sin darse cuenta, y en gran parte se lo debía a Louis, al chico de los ojos azules, aquel azul que Harry sólo podía comparar con el azul del mar…
Sí, eso era, los ojos de Louis eran exactamente así, tan azules, tan profundos como el mismísimo mar.
:*
Sus torpes pasos, sus hombros caídos y su vista perdida, denotaban cansancio y frustración mientras caminaba por las frías y vacías calles de la ciudad. Un suave viento movía el follaje casi inexistente de aquellos árboles que seguían dándole la lucha al implacable otoño, y también movían su abrigo, colándose a través de éste, congelándole los huesos.
La lluvia de la noche anterior había dejado pequeños charcos de agua que yacían prácticamente congelados bajos sus pies. El cielo se encontraba completamente nublado, cubierto por aquellas inmensas nubes de oscuro color que se apoderan de él, logrando que cada viva tonalidad se rinda ante su lúgubre majestuosidad.
Todo el mundo debía haberse dirigido a sus empleos o simplemente se encontraban bajo las mantas de sus camas en busca de calor. Él, en cambio, necesitaba despejar su mente, alejar todos sus pensamientos de aquel hombre que le atormentaba, aquel que se apoderaba de su mente, aquel que ocupaba cada especio de su día a día, haciéndole temer por su salud mental. No quería seguir pensándolo, viendo su rostro en cada lugar, le estaba haciendo mal, lo estaba matando poco a poco y no, no podía permitírselo, él no tenía ese derecho…
Pero sí tal vez el poder de hacerlo.
Suspiró y luego mordió fuertemente sus labios para no dejar escapar ninguna lágrima. No quería seguir llorando, no lo merecía. Él no merecía absolutamente nada, ni sus lágrimas, ni sus suspiros, ni sus lamentos, sin embargo, aún así no podía evitar sentir aquel terrible dolor en su pecho.
¿Cuándo pasará? ¿Cuándo volvería a ser él mismo?
Llevaba así casi dos semanas y ya era tiempo de que se detuviera. Se odiaba por no dejar de verlo en su mente, por no dejar de pensar en todo lo que pasaron. Se odiaba por no dejar ir aquellos recuerdos de lo que alguna vez fue una bella relación.
Se odiaba por no poder dejar de amarlo.
¡Y dolía! Sólo él sabía cuánto, sólo él sabía hasta dónde, y no podía hacer nada para que dejara de doler. Las heridas seguían allí, abiertas, sangrando…
Decidió pasar a la cafetería que le quedaba de camino, ya que en serio no sería capaz de soportar el frío por sí sólo. En cuanto ingresó, el exquisito olor del lugar le reconfortó e incluso casi le hizo sonreír. La cajera coqueteó con él mediante miradas y eso sí terminó por sacarle una sonrisa, ya que la chica era bonita, bastante, pero él era completamente homosexual, lo cual no dejaba ninguna posibilidad para ellos.
Por lo menos alguien cree que soy apuesto aun con estas terribles ojeras y mis labios resecos, inconscientemente relamió sus labios, acto que los ojos cafés de la chica admiraron sin vergüenza alguna.
— ¿Cuál es tu nombre? –preguntó ella para escribirlo en el envase de su café.
— Harry. –su voz grave al parecer agradó aún más a la muchacha, cuya sonrisa lasciva se acentuó.
— Por el costado te entregarán tu pedido. –señaló ella mientras le pasaba el recibo. Él sólo se limitó a asentir.
Luego de un par de segundos, un chico le llamó para entregarle su pedido, y con un quedo “gracias”, abandonó el lugar.
Dio un sorbo a su café de vainilla y cerró sus ojos disfrutando del exquisito sabor que inundaba su boca. Iba a tirar la boleta, pero se dio cuenta de que había algo escrito al reverso de ésta: el nombre y el número de teléfono de la chica. Hilarante, él pensaba que eso sólo ocurría en las películas.
Guardó el número, quizás algún día necesitara hablar con alguien, o tal vez sólo pasar el rato. Claramente sabía que Camille probablemente no quería precisamente hablar con él, pero bueno, ella se había arriesgado a darle el número.
Já, como si algún día la fueras a llamar, pensó.
Para cuando llegó a su destino, un par de rebeldes lágrimas habían escapado de sus ojos, acariciando sus mejillas con delicadeza, finalizando su recorrido en sus pálidos labios.
Se sentó en el lugar de siempre, tomándose unos minutos para admirar su alrededor, y posteriormente cerrar sus ojos para sentir el sonido de las hojas cayendo al suelo, el sonido de algunos valientes pájaros que aún se atrevían a salir pese al frío. Sus músculos se relajaron, y el nudo de su garganta se había aflojado un poco, probablemente gracias al café de vainilla que tanto a amaba, lo cual era una muy buena señal.
Extrajo de su bolso la copia de “Cómo matar a un Ruiseñor” para continuar su lectura, y así poder realizar el ensayo que su profesor le había pedido para esa semana.
Sin embargo, él seguía en su mente, estaba presente en cada uno de sus latidos, en cada pulsación, en cada respiración…
Oh, Dios, esto tiene que parar.
El viento pasó por su lado dejando un sutil beso junto a una caricia en su tan atractivo y característico cabello, logrando desordenarlo un poco. Se sintió como un consuelo, como lo que su madre y su hermana habían hecho cuando él les había contado lo acontecido.
Suspiró nuevamente y miró la tapa del libro y, sólo se quedó allí, sollozando, interrumpiendo la tranquilidad del lugar, sintiéndose un poco culpable por eso.
~
Harry Styles, un chico especial desde el día de su accidentado nacimiento. Queriendo liberarse antes del vientre de su madre, adelantó su llegada al mundo en un día, lo cual tomó por sorpresa a sus padres y hermana mayor, quien ansiosa esperaba la llegada de aquel nuevo integrante de la familia a quien había jurado proteger con su vida.
Durante su infancia llamó la atención de sus padres la facilidad con la que aprendía cosas nuevas. Tardó un poco más de lo esperado en comenzar a hablar, pero siempre estuvo un paso más adelante que sus compañeros. Era un niño bastante tímido y retraído, al cual siempre podías ver dibujando o pintando con una prolijidad poco común en los chicos de su edad.
Al comenzar la escuela, las cosas no cambiaron mucho para él. No tenía mucha “habilidad social”, por lo que hacer amigos nunca fue uno de sus fuertes, mucho menos una preocupación. Se las arreglaba bien él solo. Como era de esperarse fue un alumno sobresaliente en todas las asignaturas, incluso en los deportes, sobre todo en su favorito: soccer. Ganó más de una vez el concurso de literatura que su escuela organizaba anualmente. Incentivado por sus profesores, su gusto por aquel arte se fue incrementando con el paso de los años, haciendo que, una vez graduado, optara por profundizar sus conocimientos e ingresar a la carrera de Literatura.
Allí fue donde conoció a Tyler, su profesor de lingüística, diez años mayor que él, prácticamente su primer amor, con quien había aprendido lo que era sentirse enamorado, con quien había descubierto lo mágico que se sentía amar. El mismo por quien había estado llorando, el mismo que había hecho mierda su corazón.
El mismo que había dejado su autoestima por el suelo, haciéndole sentir miserable sin su compañía. Tyler, quien le había hecho saber lo que poco y nada que valía.
Dios, ¿qué andaba mal con él? ¿Por qué simplemente no había podido prosperar aquella relación? ¿En serio había sido sólo su culpa?
No, no, claro que no. O al menos eso decían sus amigos. Sin embargo, si él le hubiese dado un poco más de espacio, si no lo hubiera buscado cada vez que se sentía solo, si no hubiese salido cuando Tyler le había dicho que no lo hiciera, si no hubiese visto a sus amigos cuando él se lo hubiese prohibido, si no le hubiera aburrido su mierda de persona, tal vez sí seguirían juntos…
— Quizá deberías salir con Brad. –sugirió su madre luego de intercambiar miradas de preocupación con Gemma mientras tomaban el té. Él suspiró.
— Estoy bien, mamá. –habló bajito mientras le daba una mordida a su tostada con mermelada de frambuesa.
— ¿Qué te parece si vamos al cine mañana, eh? –ofreció su hermana con fingido entusiasmo.
— Tengo mucho que estudiar.- mintió. Harry jamás estaba demasiado ocupado con su estudio ya que era un chico bastante ordenado con sus horarios, por lo tanto, tenía tiempo para todo. Siempre.
— Pero…
— Saldré. –Anunció.- Iré a visitar a la abuela. –dijo como último recurso.
— Debes salir a divertirte. Está bien que vayas a ver a la abuela, pero… supongo que entiendes a lo que me refiero. –habló su madre.
— Tengo muchos exámenes, mucho que leer, ya saben, no puedo permitirme muchas salidas. –prosiguió sin mirarlas, temiendo que su mentira fuera descubierta.
Odiaba mentir, sobre todo odiaba mentirles a su madre y a su hermana, pero probablemente aquella mentira no sería contada, ya que ellas sabían de sobra que en realidad no quería salir y sólo estaba inventando excusas.
Ni su hermana ni su madre siguieron insistiendo en que saliera y se distrajera, lo cual agradeció mentalmente, y aunque él, de vez en cuando pensara en ir a alguna fiesta, en salir a divertirse como lo hacían los demás chicos de su edad, no sabría con quién hacerlo; desde su relación con Tyler, había perdido a la mayoría de sus amigos. Para su suerte, aún estaba Brad, quien siempre estuvo a su lado, su mejor amigo y el enemigo número uno de su ex novio.
Bradley Aldridge, un rubio de ojos esmeralda muy bueno para las fiestas y la vida nocturna, amante de las fiestas, las chicas y la vida, lo cual contrastaba bastante con la personalidad de Harry. Si bien ambos eran muy distintos, con caracteres y personalidades totalmente opuestos, de alguna manera se compenetraban muy bien, logrando así tener una amistad que sólo se volvía más fuerte con el pasar de los años y a pesar de todos los altibajos.
Entonces lo pensó: Quizá… sólo quizá podría pedirle a Brad que me… lleve de fiesta algún día.
Se levantó de la mesa, no sin antes agradecerle a su madre, y luego volvió a su habitación. Una vez dentro, tomó su móvil y estuvo dispuesto a llamar al oji-esmeralda para preguntarle si había alguna posibilidad de salir a… bailar, o algo así.
¿Bailar, Harry? ¿Estás loco? , se cuestionó devolviendo el aparatito a la mesita de noche tan rápido, como si quemara. No hizo más que suspirar y luego su móvil vibró obligándole a tomarlo nuevamente.
La pantalla anunciaba la llegada de un nuevo mensaje, justamente, de Brad.
“¿Recuerdas que mañana es la exposición, verdad Rulos? Te espero. ¡Estoy ansioso!” Una sonrisa danzó en sus labios al leer el final de aquel mensaje.
Casi había olvidado aquello, así que agradecía al cielo que Bradley fuera tan precavido y le hubiese enviado un mensaje para recordarle.
Bien, lo mejor que podía hacer si pretendía levantarse temprano para acudir a la primera exposición formal de su mejor amigo, era dormir en ese mismísimo instante, por lo que fue al baño, lavó sus dientes, se puso el pijama y se acomodó bajo las mantas.
Perfecto, algo diferente para mañana. Quizás así podría volver a retomar el curso normal de su vida. Tal vez pudiese volver a ser el chico retraído, pero risueño una vez que entraba en confianza, aquel chico cuya sonrisa dejaba ver unos adorables hoyuelos que todo el mundo adoraba y que tan poco se habían dejado ver durante las últimas semanas.
Quizá podría volver a tomar el timón de aquel barco, quizá podría encontrar su propia brújula y así hallar el camino de regreso a sí mismo.
~
Había olvidado poner la alarma de su móvil, por lo cual había sido prácticamente un milagro que se despertara sin ningún tipo de aviso. Pese a levantarse un poco más tarde de lo que debería haberlo hecho, logró llegar justo a la hora, cansado, con sus piernas rogando por un lugar en el cual sentarse, pero lo había logrado y eso era lo que importaba.
Había mucha gente para ser sábado por la mañana y eso le sorprendió un poco, ya que si no fuese porque Brad era su amigo y era su obligación estar allí en un momento tan importante, se hubiese quedado en su cama durmiendo plácidamente.
Sin quererlo, bostezó pero intentó disimularlo.
— ¡Viniste! –oyó a sus espaldas y luego sintió unos brazos rodeándole.
— Claro que sí. –contestó con media sonrisa.
— Muchas gracias, Rulos. –dijo su amigo con notable emoción.
— Hey, ¿cómo iba a perderme esta maravilla? –bromeó.
— ¿Cómo has estado? Siento no haberte visitado durante esta semana, pero ya sabes, todo esto implica mucho tiempo. –lamentó sinceramente.
— Oye, no tienes nada por lo cual disculparte. Yo estoy bien.- Una segunda mentira, eso estaba mal.
— No, no lo estás. Te conozco. –el rubio le dedicó aquella mirada de compasión que él tanto odiaba.
— Brad, estaré bien, ¿sí? No te preocupes por mí, mucho menos ahora que tienes algo mucho más importante que atender. –le sonrió para tranquilizarle.
— Tú eres muy importante para mí, lo sabes, ¿verdad, Rulos? –preguntó el rubio mientras le abrazaba nuevamente.
— Claro que sí. Tú también eres muy importante para mí, Brad. –respondió.- Y ahora vete a atender a todo este público. –le golpeó suavemente el brazo.
— Está bien, nos vemos luego. –indicó el oji-esmeralda para luego perderse entre la gente.
Sus ojos verdes se pasearon por las pinturas y más de una llamó su atención. Brad siempre había sido muy bueno con esas cosas, y se sentía más que orgulloso de tenerlo como amigo, de saber que le estaba yendo bien pese a lo difícil que era la vida de un artista. Estaba realmente muy orgulloso porque sabía cuánto le había costado al rubio llegar hasta allí. Ciertamente no sabía mucho sobre pintura, pero cada vez que tenía tiempo libre con su amigo, le pedía que le explicara algunas cosas, por lo que el pequeño conocimiento que tenía, se lo debía enteramente al rubio.
Recorrió la galería y se detuvo en el lugar de las esculturas. Vio trabajos preciosos e incluso se atrevió a tocar algunos aunque eso estuviese estrictamente prohibido. Recorrió un poco más y sin saber cómo, en un torpe descuido, tropezó quién sabe con qué e intentó afirmarse en una de las esculturas, la cual por suerte no cayó, mas él no corrió la misma suerte y de todas maneras terminó en el suelo.
— Hey, ¿estás bien? –escuchó una particular voz y posteriormente una mano lo tomó fuertemente del brazo para ayudarle a ponerse de pie nuevamente.
— Sí, gracias.- volteó un poco el rostro para ver de quién se trataba y a primera vista no reconoció a ese chico de llamativos ojos azules y cabello castaño claro.
— ¿Harry? –preguntó el muchacho mirándole incrédulo mientras una sonrisa tímida se dibujaba en sus finos labios.
— Uhm… sí. –respondió inseguro arreglando sus ropas.
— ¡Oh, no me recuerdas! –Exclamó con una sonrisa, mas se notaba un tanto desilusionado.- Soy Louis, Louis Tomlinson, el presidente del Consejo estudiantil en la secundaria. – Oh y ahora que hacía un poco de memoria, lograba recordar a ese chico.
— Oh, Louis, ¡claro! Qué estúpido soy. –Respondió él con gesto neutro - ¿Cómo estás? ¿Qué haces aquí? –inquirió sin saber por qué, ya que no le interesaba en lo más mínimo.
— Estoy bien, muchas gracias y ando aquí con mis alumnos.- Sus ojos azules se dirigieron hacia un grupo de muchachos quienes les miraban atentos.
— ¿Traes a tus alumnos un día sábado por la mañana a ver una exposición de pintura? –preguntó con notable curiosidad.
— Así es. Créeme, sus madres están más que contentas de saber que sus hijos estarán en una galería de arte en lugar de tener los ojos pegados al televisor durante horas. –Explicó de manera graciosa- ¿Tú qué haces aquí? –averiguó.
— Nada, pasando el rato, mi amigo expone hoy sus pinturas. -respondió mirando a su alrededor.
— ¿Sí? ¿Cuál es su nombre? –el castaño se mostró interesado. Harry se sintió un poco intimidado por aquel par de ojos azules que le miraban expectantes.
— Brad, Bradley Aldridge. –señaló.
— ¿Lo juras? –Louis parecía muy contento, como hiperactivo, tal y como lo recordaba. El castaño siempre había sido un chico alegre, lleno de energía. Sin embargo, se veía distinto, había algo nuevo en él, sin embargo, nunca fueron tan amigos como para que Harry pudiera dar con ese “algo” que había cambiado en Tomlinson.
— Ahá. –asintió.
— Brad también es amigo mío, de hecho fue él quien me invitó. – Eso sí que era una sorpresa. – Bien, yo… debo volver con los chicos. –Anunció- Espero que nos volvamos a ver pronto, ponernos al día y esas cosas, ya sabes. –sonrió nuevamente. –Nos vemos, Harry. -estrechó su mano.
— Claro, nos vemos. –Louis volteó para volver con sus alumnos.
Harry igualmente volteó y siguió curioseando en el lugar. A medida que caminaba fue recordando más y más cosas de la secundaria, de su curso, de Louis y oh… recordó que durante tres años, Louis Tomlinson, el chico con el cual acababa de toparse, había sido algo así como su amor platónico. Sus mejillas se tiñeron de un adorable color escarlata al recordarlo e instantáneamente llevó sus manos a su rostro para asegurarse de que nadie lo notara.
Dios, que vergüenza, pensó con una mueca en su rostro.
Luego de eso se rió, lo cual llamó la atención de algunos visitantes. No sabía por qué estaba riendo, no sabía si era una risa nerviosa, o sólo le parecía gracioso haberse topado con quien tuvo una especie de “flechazo” durante prácticamente toda la secundaria. Bueno, en realidad la situación era graciosa, pero aun así se sorprendió al oír su risa por primera vez en un par de semanas.
— Rulos, ¿te sientes bien? –preguntó su amigo llegando a su lado.
— Bastante, ¿por qué? –respondió volviendo a la normalidad.
— No lo sé, eso fue… extraño, es decir, genial, pero extraño. –Harry sabía a lo que se refería, y sólo sonrió.
— Estoy bien. –afirmó.
— Genial. Oh, me he topado con Louis, me dijo que habían ido a la misma secundaria. –Brad le miró inquisidor, dejando la idea abierta, claramente esperando a que él hablara, le contara de qué se conocían y eso.
— Uhm sí, él era el presidente del consejo estudiantil y ya sabes, fui presidente de mi curso durante toda la secundaria, por eso nos conocíamos. –dijo escuetamente intentando obviar un pequeño detalle para así no estallar en risas nuevamente.
— ¡Genial! Quizá podríamos salir juntos esta noche, u otro día y así me cuentan más acerca de ustedes. –su amigo sonrió ampliamente; le gustaba mucho la idea y a decir verdad, para él eso constituía un escenario bastante divertido, aunque la idea no le convencía del todo.
— Claro. –respondió de todas maneras.
— Bien, entonces iré a decírselo. –Oh, genial.- Nos vemos luego, Rulos. –Brad le sacudió el cabello y posteriormente desapareció.
Al rato se aburrió, por lo que decidió irse, no sin antes enviarle un mensaje al oji-esmeralda disculpándose por haberse retirado sin despedirse, pero se le había hecho imposible encontrarlo.
Una vez en su casa, en la cocina específicamente, Anne y Gemma le preguntaron acerca de la galería y quisieron sacarle hasta el más mínimo y estúpido detalle, logrando que incluso les contara que había caído al suelo sin saber cómo, obviando el hecho de que alguien le había ayudado a levantarse, ya que definitivamente no quería que se enteraran que había vuelto a ver aquel chico, ya que sabían acerca de los sentimientos que alguna vez tuvo por él.
— ¿Entonces lo pasaste bien? –inquirió su hermana ayudando a su madre a preparar el almuerzo.
— Si olvidamos el hecho de que me caí, sí, estuvo bien.- respondió con simpleza mientras mordía una manzana.- Además, Brad parecía fascinado, me dijo que había recibido muy buenos comentarios con respecto a su trabajo.
— ¡Eso es genial! Me gustaría poder ir a ver sus pinturas. –señaló Anne.
— Claro, puedes ir. Creo que estarán hasta el próximo sábado o algo así. Le preguntaré. –señaló.
Subió hasta su habitación y abrió las cortinas, dejando entrar los débiles rayos del sol que mantenían una silenciosa lucha con las nubes allí arriba. Ordenó un poco, topándose así con un par de fotografía de él junto a Tyler. Sus ojos se humedecieron y los cerró, impidiendo que las lágrimas nuevamente hicieran aparición.
Todo había estado genial hasta ese momento. ¿Por qué no había tirado aquellas cosas? ¿Por qué aún conservaba las fotografías, las cartas y todo ese tipo de cosas?
Nuevamente se sintió solo, vacío, y era estúpido porque tenía a su familia, tenía a Brad y ellos se preocupaban por él, sin embargo, él necesitaba sentir otro tipo de amor, aquel que al parecer no estaba destinado para él. Aquel que al parecer sólo le correspondía mirar desde fuera.
Demonios, en serio necesitaba saber qué andaba mal en él.
— ¿Harry? –escuchó desde la puerta de su habitación. – Hey, ¿qué pasa? –preguntó su hermana sentándose junto a él en el suelo.
No respondió, sólo se refugió en el cuello de su hermana y lloró durante mucho tiempo.
— Todo irá bien, Harry, ya verás. –dijo ella acariciándole la espalda.
Luego de un rato, logró calmarse y decidió que estudiaría cada segundo libre para así evitar pensar, ya que eso le hacía terrible, le dañaba en lo más profundo.
Agradeció a su hermana y ésta le hizo prometer que le diría cuando se sintiese mal, a lo cual él asintió con una pequeña sonrisa.
Hizo su cama y luego se tendió sobre ésta para leer; tenía montón de exámenes durante la semana, así que sólo le quedaba leer y tener, una vez más, una enorme taza de café en la mesita de noche.
Una sonrisa se le escapó al pensar en Camille, la chica que le había dado su número de teléfono.
Por lo menos tendré toda la semana ocupada, ese era su consuelo.
Suspiró mirando todo el material que debía leer y se preparó mentalmente durante unos minutos. Cerró sus ojos, respiró profundo y comenzó.
~
Eran las nueve de la noche cuando su estómago comenzó a rugir por comida. Había estudiado bastante, aunque claramente se había tomado varios descansos para estirar sus piernas, acercarse a la ventana a respirar e incluso se dio el lujo de tomar algunas fotografías al atardecer –aunque éste no tuviera nada de especial- para así olvidar el dolor.
Bajó al primer piso por algo de comer y se encontró solo. Seguramente su madre había ido a trabajar; al ser enfermera debía cubrir turnos y Harry sabía que aquella semana le tocaba trabajar de noche. Gemma probablemente había salido de fiesta, lo cual confirmó cuando vio su nota en la mesita de la cocina, y junto a ésta, la de su madre, diciendo que lo quería y que la cena estaba en el microondas.
Harry sonrió: su madre y su hermana sabían que su concentración era muy frágil, por lo que únicamente interrumpían su estudio cuando era estrictamente necesario, de lo contrario, sólo dejaban notas.
El sonido del teléfono de la casa lo hizo saltar del susto y maldijo por lo bajo para luego tomar el auricular.
— ¿Diga? –contestó.
— ¿Por qué jodidos no contestas tu celular? ¡Te he dejado muchos mensajes y te he llamado por lo menos tres veces, idiota! –le gruñó Brad.
— Lo siento, no me di cuenta. –se disculpó. Su amigo bufó.
— Como sea, ¿estás listo? –preguntó el rubio.
— ¿Listo? –inquirió confundido.
— ¡Claro! ¿Recuerdas que te dije que debíamos salir con Louis? Pues saldremos esta noche. – El tema ya no le causaba risa. Que tristeza.
— No… no puedo salir hoy, Brad. –susurró.
— ¿Por qué? ¡Vamos, Harry, sólo una noche! –dijo en tono suplicante.
— Tengo millones de exámenes, debo estudiar. Además ni Gemma ni mamá están en casa. –se excusó.
— Okay, tu último motivo es un tanto aceptable, pero eso de que tienes que estudiar me vale, Rulos, lo sabes. Puedes darte el lujo de divertirte un día porque eres un excelente alumno. –Harry sonrió ante eso.
— Gracias, Brad.
— Bueno, habrá que postergar la salida… ¡La próxima semana no te escapas, Rulos! –dijo su amigo en tono gracioso.
— Está bien, está bien, ya entendí. Diviértanse, adiós.
— ¡Nos vemos, amigo! –finalizó la llamada.
Nuevamente fue hasta la cocina para calentar la comida que su madre le había dejado. Mientras esperaba se puso a tararear una canción que no sabía de quién era, ni su nombre, sólo la tenía en mente.
Poco a poco fue recordando un par de cosas acerca de Louis y de todo el tema de la “secundaria”, fue entonces cuando se preguntó en qué estaba pensando cuando miró de esa manera al chico de ojos azules. Intentó recordar qué había sido eso que le había llamado la atención, lo primero que había notado de aquel alegre chico cuya expresión denotaba completa amabilidad…
¿Qué había sido eso que había hecho suspirar a Harry como una chica cada vez que debían verse por asuntos académicos? ¿Cuál había sido aquel pequeño detalle que le había atraído de Louis?
¿Su imborrable sonrisa? ¿Su particular tono de voz? O tal vez, ¿sus ojos?
Oh, sí, aquellos hermosos y penetrantes ojos de color azul.
Internamente agradecía haberse reencontrado con Louis, ya que recordar aquel sentimiento que tenía por él, la secundaria y todo eso, le habían hecho sentir un poco mejor, de hecho había sonreído bastante gracias a ello. Incluso comenzaba a sentirse un poco como él mismo.
Tal vez había encontrado su brújula, quizá aquel mismo día había tomado nuevamente el timón de su barco sin darse cuenta, y en gran parte se lo debía a Louis, al chico de los ojos azules, aquel azul que Harry sólo podía comparar con el azul del mar…
Sí, eso era, los ojos de Louis eran exactamente así, tan azules, tan profundos como el mismísimo mar.
:*
Soy nueva por aquí y éste es mi primer fic Larry, so, si alguien lee, gracias (:
Au revoir ~
Última edición por Vicious ϟ el Dom 15 Sep 2013, 5:38 pm, editado 8 veces
Vicious ϟ
Re: The Deep Blue Sea {Larry} Capítulo XVII Final [Febrero 10]
Me gusta mucho
Y me encanta cómo escribes, el primer capítulo ha estado muy interesante
Espero que la sigas pronto
Love You
Y me encanta cómo escribes, el primer capítulo ha estado muy interesante
Espero que la sigas pronto
Love You
sofi16_1999
Re: The Deep Blue Sea {Larry} Capítulo XVII Final [Febrero 10]
sofi16_1999 escribió:Me gusta mucho
Y me encanta cómo escribes, el primer capítulo ha estado muy interesante
Espero que la sigas pronto
Love You
Hey, gracias por leer, actualizaré lo más pronto posible (:
Vicious ϟ
Re: The Deep Blue Sea {Larry} Capítulo XVII Final [Febrero 10]
Te encontré acá también! Ya te dejé mi comment en ao3 pero escribo por acá para quedar suscripta o como sea que funcione este foro xD
Voy a estar esperando el próximo capi :3
Voy a estar esperando el próximo capi :3
liliumpumilum
Re: The Deep Blue Sea {Larry} Capítulo XVII Final [Febrero 10]
Necesito nuevo capitulo, me esta gustando mucho y eso que apenas es el primer capitulo por favor continuala lo mas pornto posible :) :hug:
sunshinelovemix
Re: The Deep Blue Sea {Larry} Capítulo XVII Final [Febrero 10]
Me gusto mucho el capitulo, aparte de que es re largo y eso me gusta :D
_ForeverHazza1D
Re: The Deep Blue Sea {Larry} Capítulo XVII Final [Febrero 10]
Hola :)
Me encanto el primer capítulo es muy muy largó e interesante, debo pedirte disculpas porque ayer en la noche leí tu fic pero luego perdí el link y no recordaba el nombre pero lo busque y de verdad espero que lo sigas pronto.
Pobre de Harry el no merecía conocer a alguien que no lo apreciara y lo lastimara tanto ojalá ese hombre no le quiera hacer más daño y asjdhdss ya quiero ver como se va a ir dando la relación entre Harry y Lou. Síguela cuando puedas :) cuídate
Me encanto el primer capítulo es muy muy largó e interesante, debo pedirte disculpas porque ayer en la noche leí tu fic pero luego perdí el link y no recordaba el nombre pero lo busque y de verdad espero que lo sigas pronto.
Pobre de Harry el no merecía conocer a alguien que no lo apreciara y lo lastimara tanto ojalá ese hombre no le quiera hacer más daño y asjdhdss ya quiero ver como se va a ir dando la relación entre Harry y Lou. Síguela cuando puedas :) cuídate
Valerie _:D
Re: The Deep Blue Sea {Larry} Capítulo XVII Final [Febrero 10]
omf no se como llegue aqui, pero me ha gustado mucho! enserio eres buena escribiendo (aun que solo fue el primer capitulo) me encanto y yo igual me llamo karla, pero con k ah eso que, bueno espero y actualizes pronto :) un abrazo.
Larrystylinlove
Re: The Deep Blue Sea {Larry} Capítulo XVII Final [Febrero 10]
Hola, adivina quien soy :xd:
neh, tu ya sabes, me alegra mucho volverte a leer porque ultimamente hay como nada para leer y además me hacen falta tus fics, me pareeció muy lindo el primer cap :D aunque no sé porque sospecho que vas a hacer sufrir a Harry y eso no es justo porque ya sabes que Harry (al igual que Frank) no nació para sufrir :c no iba a crear cuenta pero decidí que era lo mejor porque no es lo mismo comentarte en twitter que por aquí y ya eso es toddo, sigue pronto por favoooor que qiero que Harry y Louis se vean y sen lindos :)
neh, tu ya sabes, me alegra mucho volverte a leer porque ultimamente hay como nada para leer y además me hacen falta tus fics, me pareeció muy lindo el primer cap :D aunque no sé porque sospecho que vas a hacer sufrir a Harry y eso no es justo porque ya sabes que Harry (al igual que Frank) no nació para sufrir :c no iba a crear cuenta pero decidí que era lo mejor porque no es lo mismo comentarte en twitter que por aquí y ya eso es toddo, sigue pronto por favoooor que qiero que Harry y Louis se vean y sen lindos :)
laultimaymevoy
Re: The Deep Blue Sea {Larry} Capítulo XVII Final [Febrero 10]
II
Old Crushes
El lápiz danzaba entre sus manos y la hoja, dando pasos torpes debido a la falta de práctica. Frente a él había una pequeña libretita en la cual intentaba terminar una pequeña historia que se le había ocurrido hacía ya bastantes meses, pero que había dejado sin terminar, guardada en el último cajón de su escritorio, ya que Tyler no la consideraba lo suficientemente buena.
¿Qué tan profundo había calado él en su interior? ¿Cuánto daño le había hecho realmente?
Sonrió con tristeza al sentir una estocada en su corazón; aún dolía, la herida seguía allí, pero ahora tenía fe, no sabía a qué se debía aquella sensación de fruición en su interior, y realmente poco y nada le interesaba hallar una respuesta. Sólo le importaba que aquella esperanza de que todo iría bien a partir de ese momento, floreciera cada día. Justamente por eso escribía, para sanar sus heridas, para dejar fluir su mente a través del papel, para que todo se fuera junto a la tinta que desprendía su lápiz.
Aquella era como una especie de terapia, escribir le hacía bien, le liberaba y eso le encantaba.
La brisa nocturna le rozó suavemente las mejillas, dejando caer además un par de hojas débiles sobre su cabello, las cuales se unirían a las que ya se encontraban sobre el verde pasto, indicándole que ya era hora de irse, que probablemente su madre debía estar preocupada porque hacía más de dos horas que debía haber llegado a casa.
Sin embargo, necesitaba un minuto a solas, tranquilo, y ese lugar le daba lo que necesitaba. Además, necesitaba un respiro luego de todos los exámenes en la universidad; había tenido una semana bastante agitada, lo cual le tenía bastante cansado.
Incluso su madre le había regañado más de una vez por encontrarlo estudiando en la madrugada.
“Cielo, debes descansar un poco”, había dicho su madre.
“Harry, luces terrible, deberías dormir mejor”, había dicho su hermana.
Y sinceramente, ya había perdido la cuenta de cuántas veces había oído aquello durante la semana.
Al llegar a casa las había encontrado mirando el noticiario, y no fue hasta entonces que se percató de lo tarde que era.
— ¿Qué tal estuvo tu día? –inquirió Anne besando su frente.
— Terrible, al igual que toda la semana. –respondió sin muchas ganas.
— Tranquilo –Habló Gemma – verás que el esfuerzo valdrá la pena. –le removió el cabello con cariño.
Su hermana, al igual que su madre, era enfermera, así que sí él creía estar presionado por la Universidad, no quería ni imaginarse cómo lo tuvo que pasar Gemma, antes de graduarse.
Luego de cenar, subió su cuarto y contemplar el desastre que había en su habitación lo desanimó. Pasó las manos por su rostro en repetidas oportunidades intentando “volver” al mundo real, ya que era tanto su cansancio, que a veces sentía que todo era un eterno déjà vu, una copia de una copia de una copia. Sin embargo, por fin ya era jueves y al día siguiente sólo quedaba un examen, el cual no era algo muy difícil, mucho menos para él, pero de todas maneras le dedicaría un par de horas y luego dormiría ocho horas seguidas, por primera vez en aquella semana.
Ordenó y posteriormente se sentó para repasar la materia de su último examen.
Vamos, un último esfuerzo, pensó.
Sacó sus libros y justo cuando se disponía a comenzar, su móvil comenzó a vibrar en el bolsillo de su pantalón indicando la llegada de un nuevo mensaje.
“Recuerda que mañana saldremos, y no, Harry, no aceptaré un no por respuesta”, sus labios esbozaron una sonrisa cansada al terminar de leer el mensaje. Había estado tan ocupado que olvidó por completo que la semana anterior Brad le había prácticamente obligado a aceptar salir con él y Louis.
En realidad le parecía una buena idea, ya que sinceramente necesitaba salir de su rutina. Aunque comúnmente no le gustaría romper con ella, sentía que necesitaba un cambio, volver a ser como antes, antes de Tyler, antes de las prohibiciones, antes de todo.
Así que sí, saldría con ellos, porque parecía una buena idea. Buenísima en realidad.
Prosiguió su estudio hasta cerca de las doce de la noche y luego se acostó, deseando que pronto acabara la semana.
~
Al día siguiente, luego de haberse alimentado bastante bien durante el desayuno, de que su madre le besara en la frente deseándole éxito y que su hermana hubiese hecho lo mismo pero con un -nada ligero- apretón de mejillas, partió rumbo a la Universidad para rendir el último examen de aquella maldita semana.
— ¡Harry! –oyó a sus espaldas, haciéndole voltear para encontrarse un par de lindos ojos color avellana y una sonrisa que parecía jamás borrarse de su rostro; Mike, un chico bastante parecido a él y con quien siempre repasaban antes de los exámenes.
— Hey, ¿cómo estás? –saludó devolviéndole la sonrisa.
— Feliz ahora que te veo –El oji-verde le miró sin entender.- Necesito ayuda con algunas cosas que no entiendo. –mordió su labio inferior.
— Bien, veamos de qué se trata. –caminaron hacia uno de los árboles más grandes del campus y se sentaron bajo sus largos brazos, los cuales les protegían de los rayos del sol.
Mike era bastante gracioso y risueño. A él le encantaba oírlo reír, ya que su risa era escandalosa e incitaba a seguirle. Era muy silencioso y tímido hasta que tomaba la suficiente confianza… ahí debías temer.
Harry le ayudó a entender aquello que complicaba al oji-avellana y luego de eso se quedaron conversando de lo estresante que había sido la semana, minutos antes de tener que entrar al salón de clases para rendir.
Si bien el oji-verde había entrado con confianza, todo se fue a la mierda en cuanto tuvo la prueba en frente. ¿Qué jodidos eran aquellas preguntas? ¿Por qué demonios no sabía las respuestas? ¿Qué había sucedido? ¿A caso se había confundido de sala?
Respiró en reiteradas ocasiones, no queriendo caer en pánico. Cerró sus ojos, respiró profundo y se dispuso a contestar aquello que sabía con seguridad, dejando para el final aquellas preguntas que no sabía de qué iban.
Además, vamos, no podía ser tan difícil, él sabía un poco y con ese poco, sabía podría escribir y escribir y escribir sin decir nada. En realidad era algo así como un don o así lo consideraba.
Suspiró con una sonrisa maliciosa en el rostro y continuó.
~
Al salir, maldijo a su profesor y a todos sus antepasados, mientras Mike sólo se dedicaba a reír a su lado, mientras no paraba de repetir:
— Es sólo un examen, Harry, la nota que saques, sea cual sea, no afectará demasiado en tu promedio. –le dio un par de palmaditas en la espalda. – Tranquilo.
— Es que… ¡Es que cómo jodidos se le ocurre hacer algo así! –vociferó una vez más con la ira brotándole por los poros.
— Hey, ya, cálmate, no sacas nada poniéndote de mal humor.- el oji-avellana le miró amistosamente.
— Sí, tienes razón. –Por segunda vez en el día, su móvil vibró en su pantalón.
“Hey, ¿cómo han estado los exámenes?”, leyó en la pantalla. Era un número desconocido y eso lo desconcertó un poco. Miró varias veces el número para ver si lo reconocía, pero no fue hasta que llegó un segundo mensaje que supo la identidad del emisor. “Soy Louis, por cierto. Robé el número del teléfono de Brad, para molestarte un rato, supongo.”, Harry sonrió sin saber por qué.
— ¿Quién es? –curioseó el castaño.
— Nadie, un… conocido de la secundaria. –dijo con simpleza dispuesto a contestar el mensaje.
— ¿Sólo eso? –averiguó el chico con una sonrisa ladina.
“Como la mierda, ha sido una semana terrible. ¿Qué tal la tuya?”, preguntó por cortesía.
— ¡Harry! –llamó nuevamente el muchacho.
— ¿Uhm? –el oji-verde guardó el móvil en su bolsillo y posteriormente miró a Mike.
— ¿Sólo un conocido? –el muchacho enarcó una ceja mirándole inquisidor. - ¡¿Quién es?! ¿Cómo se llama? –averiguó entusiasmado.
— Es… sólo un chico, Mike, no sé por qué le tomas tanta importancia. –soltó con desgana.
— Oh, Rulos, vamos, puedes contarme, además, quiero saber. –dijo el oji-avellana con una gran sonrisa.
— Mike en serio, no es nadie especial. –intentó convencerle.
— Harry… -llamó nuevamente y el tono de voz que había empleado le indicó al oji-verde que el castaño no dejaría de joder hasta que le dijera lo que quería saber.
Soltó un suspiro y Mike se alegró, ya que sabía que había conseguido lo que quería.
— Está bien, pero no es nadie importante.
Entonces Harry comenzó a contarle sobre la secundaria, y lo “normal” que había sido ésta para él. Su hermana un montón de veces le había dicho que la secundaria era difícil, bastante, por lo que debía estar preparado para cualquier cosa. Si bien él no había sido víctima de algún tipo de maltrato por parte de nadie, sí fue testigo de varios abusos, lo cual le hacía doler el corazón, porque Harry Styles era una especie de esponja: absorbía todos los problemas, los suyos y los de los demás, hasta que llegaba un punto en el que no podía más y explotaba así sin más.
Harry veía todo lo que ocurría mas nadie lo notaba a él, lo cual era a veces una ventaja, ya que sabía los secretos de cada uno de los estudiantes y aunque jamás fuese a decírselo a nadie, le era gracioso saberlo. Sabía, por ejemplo, que la mayoría de las animadoras eran ambiguas sexualmente, aunque se acostaran con el equipo completo de rugby de su colegio, también estaba seguro, e incluso había oído, que así como dormían con chicos de igualmente dormían con chicas y a veces las chicas se sentían mejor. También sabía que Chester, el capitán del equipo de fútbol tenía un pequeño –gran- problema con el alcohol, razón por la cual varias veces había estado a punto de ser expulsado del equipo. Igualmente, sabía del amorío entre una de sus compañeritas y el profesor de física, cuya relación mostraban abiertamente cuando creían que nadie los veía, pero se equivocaban. Nadie veía a Harry, pero él sí podía ver a todo el mundo.
— Ya, Rulos, te has dado vueltas innecesarias. –Le reprimió su amigo.- ¿Qué sucede con este chico?- averiguó.
Sin quererlo, sonrió, comenzando así el relato. Harry siempre se había sentido atraído por las chicas, fantaseaba con ellas y aquellas cosas normales en un adolescente. Sin embargo, siempre se había fijado en ellas superficialmente y no es que él fuera ese tipo de chico, era sólo que sabía que ellas jamás se fijarían en él porque, otra vez, el oji-verde era prácticamente invisible.
Hasta que, claro, llegaba el momento de elegir al presidente de curso. Harry fue el elegido durante toda la secundaria porque era el único que no se oponía, el único al que le parecía interesante, y le gustaba asistir a las reuniones tanto de profesores, como las que organizaba el Consejo Estudiantil.
— Fue ahí donde lo conocí. –señaló sin darle mayor relevancia.
— ¿A quién? ¿Al chico? –preguntó ansioso.
— Ahá, Louis, Louis Tomlinson. –reveló.
Louis, el presidente del Consejo, siempre había llamado su atención. Su tan particular tono de voz, objeto de burlas debido a lo poco “masculina” que era, pero que a él le encantaba; su piel dorada, sus tan marcadas pero sutiles facciones, y por último, aquellos hermosos y profundos ojos azules…
Otra vez estaba siendo superficial, mas con el tiempo, fue conociéndole, dándose cuenta que Lou era bastante inteligente, sabía mucho de cualquier tema que quisieras hablarle, siempre y cuando éste no implicara el campo científico, lo cual le parecía bastante gracioso, ya que para él era bastante fácil.
— Y eso es todo, no sé qué es lo interesante del asunto. De todas maneras fue gracioso encontrarlo allí, de hecho fue bastante divertido recordar lo que pensé alguna vez sobre él porque… -no alcanzó a terminar ya que su móvil vibró.
“Uhm… mi semana ha estado tranquila. Oush, te lees tenso, por lo que supongo te nos unes esta noche”, leyó y tragó grueso.
Mike le quitó el aparatito de las manos para también leer.
— ¿Se van a juntar? –inquirió con emoción.
— Algo así. Brad es quien insistente en que salgamos los tres y estoy obligado a presentarme esta noche.-dijo cogiendo el aparatito para responder.
“Sí, si no voy, Brad me matará. Así que… nos vemos.”
— ¡Eso es genial! –dijo efusivo. Harry rió si comprender por qué aquello era tan “genial”. – Y… creo que deberías ir a tu casa, dormir toda la tarde y luego darte una ducha, ponerte guapo y salir con ellos. ¿Cómo sabes si esta noche te depara alguna sorpresa? –sus cejas se movieron, logrando que Harry riera.
— Estás loco, Mike, pero sí, tienes razón, debería ir a casa a reponer fuerzas. –dijo estirando sus brazos por sobre su cabeza. – Nos vemos entonces. –se despidió.
— Claro, ¡espero los detalles el lunes! –exclamó.
— ¡Está bien, está bien! –le respondió el oji-verde, quien ya había emprendido su camino a casa.
~
Luego de almorzar solo en casa, ya que su madre y su hermana habían salido, se fue a la cama para dormir toda la tarde y así poder pasar una buena noche.
Llamó a Brad para preguntarle a qué hora pasaría por él, y así no dormir más de la cuenta y estar listo a la hora acordada. Se suponía que su amigo estaría allí a las nueve de la noche, por lo que despertar a las siete de la tarde le parecía algo bastante razonable.
Puso la alarma de su móvil y se metió bajo las cobijas de su cama, cayendo en un sueño profundo durante toda la tarde.
A las siete, tal y como lo había acordado con la alarma de su celular, se despertó. Rodó por la cama un par de veces, no queriendo levantarse ya que estaba muy cómodo allí, sin embargo, sabía que debía levantarse porque Bradley era capaz de subir y sacarlo a la fuerza, y definitivamente no quería eso.
Se dio una ducha larga, como las que siempre acostumbra a darse, y buscó ropa en su armario; y le daba pena aceptar que no sabía qué ponerse, por lo cual, se vio obligado a pedirle ayuda a Gemma.
— ¿Qué harías sin mí, Harry? –preguntó ella con aires de superioridad mientras buscaba entre las ropas del menor.
— No lo sé, Gem, no lo sé. –admitió él.
— Bien, veamos qué tenemos por aquí. –Luego de aproximadamente dos minutos de búsqueda, en la que él estuvo en un rincón observando a Gemma, por fin ella tuvo dos tenidas sobre la cama. – Supongo que irás a un lugar relajado, por lo que cualquiera de estas dos opciones, vendría bien. Anda, veamos cómo te quedan.
Primero se calzó unos pantalones negros junto a una polera blanca y encima de ésta, una camisa de mezclilla. Le gustó, pero de todas formas su hermana le obligó a probarse el otro conjunto, el cual era una camiseta de color gris junto a una chaqueta de cuero.
— Prefiero la primera, ¿qué dices? –preguntó su hermana.
— Sí, me gustó más. –dijo mirándose con una mueca en el rostro.
— Entonces cámbiate ya, seguro Brad no tarda en llegar. –señaló Gemma saliendo de la habitación.
Harry se cambió y se miró varias veces en el espejo, no sintiéndose completamente cómodo, mas eso le sucedía a menudo. En realidad jamás estaba cómodo con lo que usaba, siempre algo le molestaba, no sentía que se veía “bien” y… ese tipo de cosas.
Suspiró y decidió dejar de mirarse.
Definitivamente debía trabajar en el tema de su inseguridad.
Cabizbajo y un poco desganado, meditó la posibilidad de cancelar. Sabía que corría el riesgo de que su amigo le matara, pero ya no le importaba.
Odiaba que su ánimo cambiara con sólo mirarse al espejo, pero no podía evitarlo, simplemente no le gustaba lo que veía, no le gustaba absolutamente nada de aquella imagen reflejada en el espejo.
Dios, quería a Tyler de vuelta, él era el único que soportaría aquellos cambios de ánimo, y cada uno de sus defectos. Sin él, podía dar por sentado que le esperaría una vida solitaria.
Sin embargo, sabía que Tyler no volvería. Se había ido sin siquiera dejarle una nota, ni siquiera en la Universidad sabían de su paradero. Le había hecho mucho daño, pero aun así lo seguía amando.
— Vamos, Harry, Brad debe estar por llegar. –dijo su hermana desde el otro lado de la puerta, sacándolo de sus cavilaciones.
Suspiró, tomó su móvil, las copias de las llaves de la casa, su billetera y el sonido de una bocina le hizo asomarse por la ventana, dando con el auto de su amigo. Salió de la habitación, y se despidió de su madre y su hermana, quienes le dijeron que se veía muy guapo, comentarios que claramente ignoró por completo.
— Hey, Rulos. –le saludó el rubio en cuando el oji-verde se hubo sentado a su lado.
— Hola, Brad. –contestó él.
— ¿Sucede algo? –preguntó su amigo acelerando, notando en el rostro del menor que algo no andaba bien.
— No, todo está bien. –forzó una sonrisa. – Sólo que es extraño… hace mucho que no salía. –en parte aquello era cierto, por lo que no era una mentira, al menos no en su totalidad.
— Ya verás que la pasaremos genial. –una sonrisa reconfortante se asomó en el rostro de su amigo, lo cual le tranquilizó.
Bradley no había mencionado nada de Louis y aunque no sabía por qué quería saber si iría o no. De acuerdo a los mensajes que se habían enviado mutuamente, claramente el mayor asistiría, pero aun así deseaba que su amigo por lo menos lo nombrara.
— ¿Cómo has estado? –preguntó el rubio de pronto.
— Bien, gracias. –respondió extrañado.
— Me refiero a lo de Tyler… ¿Cómo lo llevas? –averiguó su amigo.
— Oh, eso… no creo que sea bueno hablar de eso ahora, Brad. –señaló.
— Debemos hablar de aquello, Rulos. Quiero saber qué sucede. –indicó.
— Entonces es una conversación pendiente. Ya tendremos tiempo para hablar con tranquilidad y entonces te contaré todo lo que quieras saber. –una nueva sonrisa falsa se dejó ver en sus labios.
Llegaron al bar, el cual quedaba en el corazón de la ciudad, justo donde convergían todos los locales nocturnos. Había mucha gente por lo que no era extraño que las carcajadas, y las conversaciones casi a gritos, se oyeran tan fuertes en el lugar. Buscaron una mesita, se sentaron y a los pocos minutos apareció un chico para tomar su orden.
— No, aún no pediremos nada, estamos esperando a alguien.- Harry se alegró. – Lou, siempre tan impuntual. –alcanzó a oír de la boca de Brad, mientras éste escribía algo en su móvil. - ¿Cómo estuvo tu semana, Rulos? ¿Demasiado agitada? –preguntó mirándole.
— Bastante, fue terrible. –Rió.- Pero al fin ya acabaron los exámenes y puedo respirar un poco más tranquilo. ¿Qué tal estuvo la galería esta semana?
— Muy bien, fue mucha gente y… realmente fue emocionante. –aceptó con una tierna sonrisa en el rostro.
— Me alegro, te felicito. Por cierto, mamá quería ir a visitarla, había olvidado por completo decírtelo. –lamentó.
— Dile que mañana es el último día y estaremos desde las once de la mañana hasta las ocho de la tarde. –señaló el rubio.
— Genial, se lo di…
— ¡Hey! –escucharon a sus espaldas. – Siento la demora. –dijo dándole un apretón de manos junto a un abrazo a Bradley. – Hey, Harry.- imitó el gesto con él, para luego tomar asiento junto a su amigo.
— Siempre es lo mismo contigo, Lou. –dijo Brad llamando al mesero con la mano.
— Lo sé y en serio lo siento. –señaló con gesto dramático.
— ¿Qué van a pedir? –interrumpió el muchacho.
Los tres decidieron pedir cervezas. Lo que Harry no se esperaba era el tamaño de los vasos, que en realidad eran monstruosos, enormes, algo que el oji-verde definitivamente no imaginó.
Debido a su poca costumbre, demoró bastante en acabar la primera ronda, mientras que Brad y Louis bebían a la par, incluso haciendo competencias, bebiendo sin siquiera respirar, lo cual le causaba mucha risa, y le hacía soltar estruendosas carcajadas.
Cuando al fin acabó su primera cerveza, se sentía un poco mareado, pero de todas maneras decidió pedir otra porque se sentía bien, extraño, porque hacía tiempo no salía con amigos a divertirse, pero estaba bien. Se sentía contento.
Mientras él recién comenzaba su segunda ronda, sus acompañantes ya estaban pidiendo una tercera.
— Rulos, ¿verdad o reto? –preguntó Brad de la nada, haciéndolos reír.
— ¿Qué? ¿De qué hablas? –respondió gracioso.
— Quiero que elijas, ¿verdad o reto? –reiteró.
— Verdad. –contestó intentando no sonreír estúpidamente, mas fue inútil, ya que el resultado final fue una lobuna sonrisa.
— ¿Cuándo fue la última vez que tuviste sexo? –inquirió causando la risa explosiva de Louis mientras éste preguntaba “¿Cómo jodidos haces esas preguntas?”
Era una pregunta estúpida, digna de Bradley, y aunque en circunstancias normales, quizá le hubiese causado pudor, había demasiada cerveza en su organismo como para que le interesara.
— Un mes. –respondió sonrojándose.
— ¡Ow! ¡Eso es demasiado! ¿Cómo puedes soportarlo? – Exclamó Brad sobreactuando lo cual le hizo soltar una gran carcajada.
— Eres un idiota –sentenció mientras volvía a beber de su vaso y los otros dos reían.
— Bien, Lou, tu turno. –El oji-azul sonrió solemnemente.
— Dispara, amigo. Verdad. –señaló el castaño.
— ¿Quién fue tu primer flechazo homosexual? –Harry se sorprendió. ¿Louis era homosexual? Es decir, siempre tuvo sus sospechas, pero el oji-azul se caracterizaba por tener muchas chicas alrededor, todas guapas y era sabido que con más de una, se había acostado. Igualmente la pregunta lo puso nervioso, por lo que bebió cerveza exageradamente intentando evadir todos aquellos pensamientos que había tenido con Louis durante la secundaria.
— Oh… Verás, Brad. –comenzó Louis apoyando uno de sus brazos en el hombro de Brad. – Esto es algo que nunca nadie supo. Absolutamente nadie, ni siquiera tú, Harry –le apuntó mientras reía de manera estúpida. – Durante la secundaria, tuve mi primer flechazo con un chico, y ese chico… -con sus manos golpeó la mesa imitando el sonido de “suspenso”- fuiste tú, Harry Styles. –confesó haciendo que de pronto, todo el mareo de Harry se fuera a la mierda.
Nuevamente se sentía sobrio, era como si un balde de agua fría le hubiera caído encima.
Le había tomado por sorpresa aquella declaración; jamás había esperado algo así, ya que casualmente, Louis Tomlinson también había sido su primer flechazo. Sintió sus mejillas sonrojarse.
— ¡Oh, eso es nuevo, Lou! –exclamó Brad riendo. La mirada azulada de Louis se fijó en la de Harry, mientras bebía, quizás esperando alguna reacción de su parte. Por su parte, Harry, luego de la sorpresa que le causó aquello, soltó un par de carcajadas. - ¿Qué opinas, Rulos? –molestó su amigo al tiempo que movía sus cejas.
— Estoy… en shock. –Rió estruendosamente.- Es decir, muchas gracias, supongo. Jamás me imaginé que podría haber sido yo. –confesó sonriendo.
— ¿Por qué no? –preguntó Louis con una insinuante sonrisa. ¿Qué era eso?
¿Acaso el oji-azul estaba coqueteándole? ¿Qué era aquello? ¿La hora de burlarse de Harry Styles?
— Simplemente porque… no. –respondió con gesto neutro.
— Por si nunca lo supiste, muchas chicas de la secundaria estaban tras de ti.
Sólo que jamás las miraste. Probablemente estabas muy sumido en tus estudios.- El oji-verde no alcanzó a descifrar si eso había sido sarcasmo, aunque en realidad él sí había estado muy metido en los estudios durante aquellos años.
— ¡Ya lo creo! –profirió Brad sabiendo cómo había sido su mejor amigo desde siempre.
— ¡Bien, es tu turno! –señaló deseando cambiar de tema lo antes posible, ya que le incomodaba sentir la atención puesta sobre él.
Ni siquiera escuchó lo que Louis le preguntó a Brad sino que se bebió su cerveza de un sopetón y entonces sí volvió a sentirse ebrio. Veía a los chicos reír y aunque no tuviera idea de lo que hablaban, igualmente reía porque nuevamente todo volvía a sentirse bien.
Las horas pasaron y ni siquiera se dio cuenta cuando se encontraba en el auto de Brad frente a su casa.
— Bien, Rulos, sano y salvo. –señaló su amigo removiéndole el cabello.
— Gracias por todo, Brad. Lo pasé bien. –le sonrió.
— De nada, me alegra que te hayas divertido.
— Nos vemos, buenas noches. –dijo abrazándole para luego bajar del auto.
— Buenas noches.
Palpó sus bolsillos para encontrar las llaves de la casa, entró y subió las escaleras sigilosamente para no despertar ni a su hermana ni a su madre, y se lanzó de espaldas sobre la cama cerrando sus ojos con una sonrisa estúpida en el rostro. Alzó su celular para ver la hora y éste vibró entre sus manos, logrando asustarlo, lo cual hizo que lo soltara y le cayera en el rostro.
— Oush, estúpido. – se quejó y lo tomó para abrir el nuevo mensaje.
“No fue mi intención hacerte sentir incomodo, pero mentiría si dijera que no me gustó ver cómo tus mejillas tomaban color. Que duermas bien, y nuevamente, lo siento si hice que te molestaras, no fue esa la intención. Buenas noches. L.”
Sintió un cosquilleo molesto en su estómago, el cual quiso ignorar, ya que definitivamente no quería volver a ilusionarse con algo que sabía, jamás funcionaría.
Sonrió amargamente y se recostó, justificando el actuar de Louis, llámese el coqueteo durante el juego, y aquel mensaje, con las cervezas que había bebido. Se encontraba bastante ebrio, ya que Harry estaba seguro de que sobrio, siquiera le miraría.
:*
Buenas noches/ madrugadas, whatever (: Espero todas se encuentren muy bien y hayan tenido una buena semana. Primero quería agradecerles por darse el tiempo de leer y comentar el fic o novela (estoy demasiado acostumbrada a llamarlo fanfiction, no novela, dato irrelevante por lo demás) porque eso me motiva a seguir escribiendo y además me pone muy contenta, así que… muchas muchas gracias a todas <3
En segundo lugar quería informarlas que subiré una vez por semana, por lo que me tendrán aquí sin falta el próximo sábado por la noche, más temprano si el cielo (y el trabajo) me lo permiten (:
Y para finalizar, responderé sus comentarios (:
sofi16_1999: Ya había respondido tu comentario, pero de todos modos, gracias por leer (: Y oh, fuiste la primera lectora oficial y el primer comentario <3
liliumpumilum: ¡Tú! A ti sí que tengo que agradecerte mucho por el comentario aquí, por el de AO3 y por recomendar este fic <3 Oh y claro, por hacer un pequeño espacio para poder leer y darme tu opinión. Gracias gracias <3
sunshinelovemix: Hey, me alegra montón que te haya gustado y que hubiera deseado otro capítulo <’: Espero cumplir con tus expectativas y que el capítulo haya sido de tu agrado *:
_ForeverHazza1D: Que bueno que te haya gustado el primer capítulo, en serio eso es muy genial para mí, y sí, los capítulos en realidad son bien largos, en documentos de word son 14 páginas, así que… eso, espero no te aburra por la longitud de los capítulos ):
Valerie _:D :No te disculpes por no comentar, I mean, lo hiciste de todas maneras y quiero que sepas que para mí es muy importante saber su opinión. Si no puedes comentar o lo olvidas, no hay problema, en realidad pero gracias por la consideración, y ya verás qué irá sucediendo con los personajes de esta historia que tanto me está gustando escribir <’:
Larrystylinlove: ¡Hey! Que bueno que llegaste aquí y sin saber cómo (?) Xd Y lo mejor del asunto es que te gustó lo que leíste, lo cual me pone muy contenta <’: Gracias por comentar *:
laultimaymevoy: Es tan extraño tener que responderte acá si sabes a lo que me refiero XD Primero que nada, ERES LA MEJOR, Eli, eso de crearte una cuenta acá sólo para comentarme y no decirme por tuiter, fue lo MÁS <3 No sabes lo hermoso que es para mí leer que te hace falta leerme, en serio, me hizo muy feliz. Respecto a lo de Harry y la comparación que hiciste con Frank… claramente no nacieron para sufrir, pero lasjdlk hay que sacrificar a alguno (?) ): Claro que continuaré pronto, aquí me tienes <’: Gracias, Eli <333
Nuevamente gracias a todas y cada una de ustedes por leer y comentar, en serio me hacen feliz.
Cuídense *:
Au revoir ~
Vicious ϟ
Re: The Deep Blue Sea {Larry} Capítulo XVII Final [Febrero 10]
AhhH!! Me está encantando, en serio. Me encanta que Louis sea tan pícaro y que se hayan reencontrado así... O sea es obvio que a Harry no se le va a pasar el dolor y la angustia en un segundo pero tiene que por lo menos distraerlo un poco ver de vuelta a su highschool crush y sobre todo enterarse de esa forma que la cosa era mutua al fin de cuentas :P
Genial capítulo! no puedo esperar para leer más..
Que andes bien! :D
Genial capítulo! no puedo esperar para leer más..
Que andes bien! :D
liliumpumilum
Re: The Deep Blue Sea {Larry} Capítulo XVII Final [Febrero 10]
Realmente me da curiosidad lo que pasó con Tyler y me pregunto si regresará
Luego, me gustan todos lo personajes que aparecen ( pero todavía faltan Niall, Zayn y Liam )
Luego, me encanta que los dos hayan tenido un crush el uno por el otro en secundaria
Síguela pronto
Love You
Luego, me gustan todos lo personajes que aparecen ( pero todavía faltan Niall, Zayn y Liam )
Luego, me encanta que los dos hayan tenido un crush el uno por el otro en secundaria
Síguela pronto
Love You
sofi16_1999
Re: The Deep Blue Sea {Larry} Capítulo XVII Final [Febrero 10]
ME ENCANTOO ESTE CAPITULOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO!!!!!!!!!!
YO IGUAL ME SENTI NERVIOSA CUANDO LEI LO QUE LE PUSO LOUIS A HARRY LOL, (esperando que ya sea sabado para leerla) nunca nunca dejes de seguir este fic, que con solo dos capitulos me ha puesto toda emocionada, un abrazo♥♥♥♥
YO IGUAL ME SENTI NERVIOSA CUANDO LEI LO QUE LE PUSO LOUIS A HARRY LOL, (esperando que ya sea sabado para leerla) nunca nunca dejes de seguir este fic, que con solo dos capitulos me ha puesto toda emocionada, un abrazo♥♥♥♥
Larrystylinlove
Re: The Deep Blue Sea {Larry} Capítulo XVII Final [Febrero 10]
me llamo Mariela y soy tu nueva lectora !
me encanto tu fic es tan genial srsly
...su primer crush de Harry fue Louis y el de Louis
Harry omfg ...y
estoy super interesada que fue lo que paso con Tyler?. PLEASE SIGUELAAAAA!!! ...
.
me encanto tu fic es tan genial srsly
...su primer crush de Harry fue Louis y el de Louis
Harry omfg ...y
estoy super interesada que fue lo que paso con Tyler?. PLEASE SIGUELAAAAA!!! ...
.
hazzabear
Re: The Deep Blue Sea {Larry} Capítulo XVII Final [Febrero 10]
Awwwwwwwww me ha encantado !!! pobre harry :( mato a Tyler nadie pero nadie hace sentir así a mi bebé !!!
Me llamo Alba :)
Begin Again (OS)
Me llamo Alba :)
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Dimples'sHarold
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