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Dulce Locura Nicholas y (__Tn) (TERMINADA)
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Página 2 de 17. • 1, 2, 3 ... 9 ... 17
Re: Dulce Locura Nicholas y (__Tn) (TERMINADA)
Ciin :) escribió:HOLISSSSSSSSSSSSSSSS !!!
NUEVA LECTORAAAAAAAAAAAAAAAAAAA
ciin reportandose en esta nueva novela...
que parece que esta demasiado genial...
ame el prologo... y el 1er cap....
omg.. mi vida pobrecito nick... el es perfecto asi como es! jum !
please siiguelaaaaaaaaaaaaaaaa
hoooooooooooooolaaaaaaaaaaaaaaaaaa
que genial q te estes reportandote
ya mismo la seguire y bienvenida cielito :hug:
ElitzJb
Re: Dulce Locura Nicholas y (__Tn) (TERMINADA)
GlodDeJonas escribió:nueva lectora!!!
SIGUELA se ve interesante :aah:
bienvenida corazon
ya la sigo
ElitzJb
Re: Dulce Locura Nicholas y (__Tn) (TERMINADA)
1. Cantando bajo la lluvia
Los primeros meses transcurrieron sin ningún contratiempo. A Nicholas le encantaba el proyecto Marítim y trabajar con el señor Alcázar, Juan, como él había insistido en que lo llamara, era de lo más estimulante. Era un arquitecto atrevido y a la vez respetuoso con las líneas básicas, y capaz de contagiar su entusiasmo al constructor más reticente. En lo que se refería a la vida personal de Nicholas , un par de compañeros de trabajo lo habían invitado a salir con sus amigos en unas cuantas ocasiones, y se había apuntado al mismo gimnasio al que iba Ian , el hermano de Ágata, al que había conocido cuando éste había ido a Inglaterra a visitar a Kevin . Aparte de eso, lo más emocionante que le había sucedido por el momento era presenciar la ruptura y reconciliación entre Ágata y Kevin .
Ser testigo de la historia de amor entre los dos le había hecho sentir algo que nunca había creído posible: ganas de compartir su vida con alguien, y eso que él sabía perfectamente que nunca sería capaz de hacerlo. Ese día precisamente había quedado con ellos. Ágata insistía en devolverle el favor que le había hecho él en Londres y, al parecer, se había apuntado a un concurso para ser la mejor guía turística de toda Barcelona; cada fin de semana le tenía preparada alguna visita, y Nicholas estaba convencido de que había visto más cosas de la Ciudad Condal que la mayoría de sus habitantes. Iba a reunirse con ella y con Kevin en un café cerca del Portal del Ángel y luego irían a visitar el Museo Picasso. Nicholas siempre había sido un gran enamorado de la pintura, y tenía muchas ganas de conocer más de cerca las obras del gran pintor. Estaba lloviendo, así que se sentó dentro a esperar a sus amigos y pidió un café. No habían pasado ni cinco minutos cuando oyó el tintineo de las campanillas que colgaban junto a la puerta y vio aparecer a Ágata.
—Tú debes de ser Nicholas —le dijo en ese momento una chica que se detuvo a su lado. Tenía el pelo casi empapado y estaba peleándose con un paraguas que se negaba a cerrarse.
—Sí —fue lo único que atinó a decir él—. ¿Necesitas que te ayude?
—No, gracias —respondió ella—. Ya está —Se oyó un clic y las varillas cedieron.
—Hola, Nicholas . —Ágata se acercó a él para saludarlo—. Siento haber llegado tarde, pero al parecer (_Tn) es incapaz de mirar el reloj.
—¿(_Tn)? —Nicholas desvió la mirada hacia la muchacha del paraguas—. ¿Tu hermana?
—Ay, lo siento, creía que os había presentado —contestó Ágata algo avergonzada—. Como siempre hablo de vosotros, estaba convencida de que os conocíais. (_Tn), Nicholas .
—Hola —saludó ella, y él vio que se sonrojaba.
—Hola, encantado de conocerte.
—Igualmente —(_Tn) se apartó un mechón de pelo que le había quedado pegado a la frente.
—Toma —Nicholas sacó un pañuelo perfectamente planchado del bolsillo y se le ofreció—. ¿Cómo es que te has mojado tanto?
—Mi querido paraguas, el mismo que hace unos segundos se negaba a cerrarse, era igual de reticente a abrirse. Y Ágata no aparecía por ninguna parte. —Miró a su hermana al mismo tiempo que aceptaba el pañuelo—. Gracias.
—Bueno —dijo Ágata—, supongo que ya te has dado cuenta de que Kevin no podrá venir. Lo ha llamado Sam y le ha pedido que echara un vistazo a no sé qué, y tu querido amigo no ha sabido decirle que no. En fin, seguro que me entiendes.
La verdad era que Nicholas no le había prestado demasiada atención, pues desde que (_Tn) le había dirigido la palabra parecía incapaz de fijarse en nada más.
—Por suerte, he llamado a (_Tn) y la he convencido para que me acompañara —añadió Ágata antes de terminar con su explicación.
—Y tú has llegado tarde —le recordó su hermana—. Me has tenido cinco minutos esperándote en el portal.
—Ya te he dicho que lo siento, pero es que cuando salía del piso Kevin me ha distraído y...
—Lo que tú digas. —(_Tn) dio por zanjado el tema, pero miró a Nicholas con una sonrisa, y él no pudo evitar devolvérsela.
—Si quieres, podemos dejar la visita al museo para otro día —le sugirió él a su amiga. Seguía sin saber muy bien qué le había pasado a Kevin pero le pareció de buena educación sugerirlo.
—No digas tonterías, me apetece mucho ir. Podemos tomarnos un café aquí con (_Tn) y luego nos vamos para el Picasso.
—¿Tú no vienes al museo? —le preguntó Nicholas a la chica.
—No puedo.
—Nunca puede hacer nada —intervino Ágata—. Siempre está estudiando, o en clase, o haciendo un trabajo, o...
—No todas somos tan listas como tú —se defendió su hermana.
—Ja. Eres la persona más lista que conozco, (_Tn). Y lo sabes. Pero en fin, al menos he conseguido arrancarte de tus libros para que vinieras a tomar un café con nosotros.
Nicholas observó fascinado el intercambio entre las dos. Era evidente que se adoraban y que tenían una relación muy estrecha. Él ya sabía que los hermanos Martí estaban todos muy unidos, incluso había visto a Ágata y a Ian , el mayor de todos, juntos en varias ocasiones; pero no podía evitar sorprenderse cada vez que veía a dos hermanos comportarse de ese modo. Sonrió resignado, le resultaba imposible imaginarse a Joe o a Sabina tratándolo con cariño.
—¿Por qué sonríes? —le preguntó (_Tn).
—Oh, por nada, lo siento. ¿Por qué no puedes venir al museo? —Desde su llegada a Barcelona, era la primera vez que sentía curiosidad acerca de algo o, mejor dicho, de alguien. Y los ojos color miel de (_Tn) exigían que los estudiara.
—Tengo mucho trabajo atrasado —le explicó, y él habría jurado que de verdad lamentaba no poder acompañarlos.
—¿Qué quieren tomar? —les preguntó un camarero que apareció de repente.
Pidieron sus bebidas y Ágata le contó a Nicholas que Kevin ya estaba del todo instalado en su piso y que los dos habían decidido quedarse a pasar una temporada en Barcelona. I ü trató de prestarle toda la atención que se merecía, pero no podía evitar que la mirada se le desviara hacia (_Tn) y el pelo que todavía tenía algo mojado. Ésta casi no dijo nada más, pero por los pocos comentarios que salieron de sus labios, Nicholas detectó que quería mucho a su hermana y que se alegraba de verdad de que hubiera encontrado la felicidad junto a Kevin . Veinte minutos después, terminaron las bebidas y pagaron la cuenta. Ágata se despidió de (_Tn) diciéndole que hiciera el favor de no olvidarse de cenar y recordándole que si quería podía pasarse por su casa cuando fuera. Ella asintió y le dio un cariñoso beso y, paraguas en mano, salió. Nicholas le sujetó la puerta a Ágata y después las siguió, y ya en la calle se acercó a (_Tn).
—¿De verdad no puedes venir al museo? —volvió a preguntarle, y sintió que unas gotas de lluvia le caían sobre la cara.
—No puedo. —Sacó el ipod que llevaba en el bolso, al tiempo que trataba de abrir el paraguas—. Recuerdo la última vez que estuve, hará un par de años. —Sin pedírselo, (_Tn) le tendió el ipod a Nicholas para que lo sujetara—. Acompañé a una amiga portuguesa que vino a la ciudad. Me gustó mucho un cuadro, y si no me falla la memoria creo que se llamaba La espera. No sé si sigue allí.
—¿Vas a escuchar música? —le preguntó él, y, mentalmente, tomó nota de buscar la obra que a ella tanto le había gustado.
—Ah, sí, cuando voy en metro, o en autobús —respondió, dejando el paraguas por imposible y resignándose a que la lluvia volviera a mojarle el pelo.
—¿Qué estás escuchando?
—Antony & The Johnsons, nadie sabe...
—Sé quiénes son, a mí también me gusta la música triste.
(_Tn) se quedó mirándolo, y tardó un par de segundos en contestar.
—¿Crees que a mí me gusta la música triste?
Nicholas se encogió de hombros, y la aparición de Ágata, que se había retirado un poco para llamar por el móvil, le evitó tener que responder.
—¿Nos vamos? Kevin dice que nos alcanzará en el museo —explicó, levantándose el cuello del abrigo.
—Claro. —Él se plantó delante de (_Tn)—. Bueno, supongo que ya nos veremos. —Se agachó un poco y le dio un único beso en la mejilla izquierda.
Ella levantó una mano, pero se detuvo antes de tocar la zona que él había besado. Se sonrojó otra vez y trató de sonreír.
—Supongo —dijo, más tímida de lo que lo había estado durante los minutos que habían compartido frente a los cafés—. Yo me voy hacia allí. Adiós.
—Adiós —repitieron Nicholas y Ágata al mismo tiempo, y juntos se dirigieron hacia el Museo Picasso, que los esperaba unas calles más abajo.
_______________________________________________________________________________________________________
Continuara
les agradezco el apoyo chicas se q la nove no las defraudara es muy bella se los aseguro
gracias x los comentarios y nos leemos luego vale :hug: :bye:
gracias x los comentarios y nos leemos luego vale :hug: :bye:
ElitzJb
Re: Dulce Locura Nicholas y (__Tn) (TERMINADA)
ohhh amo a Nicholas!!! :ilusion:
Es tan lindo!!! Dulce, tierno!!
Me dan unas ganas enormes de abrazarlo y nunca soltarlo!!! :aah:
Siguela!!!
Es tan lindo!!! Dulce, tierno!!
Me dan unas ganas enormes de abrazarlo y nunca soltarlo!!! :aah:
Siguela!!!
aranzhitha
Re: Dulce Locura Nicholas y (__Tn) (TERMINADA)
aaaaaaaaaaaaaaahhhh!!!!... Amor a primera vista!!!!!!!...... Ojala y se vuelvan a reunir!!!!!..... Queremos ver a nick sonreír un poco mas!!!!
chelis
Re: Dulce Locura Nicholas y (__Tn) (TERMINADA)
aaaaaaaaaaa
ya se conocieron....
y al parecer los dos se encantaron al instaante...
en verdad parece muy tierna esta novelaaa !
amee el cap
siiguelaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa
ya se conocieron....
y al parecer los dos se encantaron al instaante...
en verdad parece muy tierna esta novelaaa !
amee el cap
siiguelaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa
Ciin :)
Re: Dulce Locura Nicholas y (__Tn) (TERMINADA)
ElitzJb escribió:Ciin :) escribió:HOLISSSSSSSSSSSSSSSS !!!
NUEVA LECTORAAAAAAAAAAAAAAAAAAA
ciin reportandose en esta nueva novela...
que parece que esta demasiado genial...
ame el prologo... y el 1er cap....
omg.. mi vida pobrecito nick... el es perfecto asi como es! jum !
please siiguelaaaaaaaaaaaaaaaa
hoooooooooooooolaaaaaaaaaaaaaaaaaa
que genial q te estes reportandote
ya mismo la seguire y bienvenida cielito :hug:
MUCHISIMAS GRACIAS POR LA BIENVENIDA...
se que amaré esta novela :L
Ciin :)
Re: Dulce Locura Nicholas y (__Tn) (TERMINADA)
2. Tú y yo
Tres días después de aquella conversación bajo la lluvia, Nicholas reunió el valor suficiente como para llamar a Ágata y pedirle el teléfono de (_Tn). Habría podido llamar a Kevin , incluso a Ian , pero sabía que ellos dos serían mucho más sarcásticos, y que tendrían mucha más memoria. Si a Ágata le sorprendió que le pidiera el teléfono de una de sus hermanas, lo disimuló a la perfección, y se limitó a decirle que si llamaba a (_Tn) esa misma tarde le recordara que el viernes tenían una cena y que tenía que asistir. Nada de excusas. Nicholas le prometió que le daría el recado; él también estaba invitado al acontecimiento. Era la primera cena que organizaban Ágata y Kevin en el piso de Barcelona desde su reconciliación y no estaba dispuesto a perdérsela por nada. Nicholas colgó el teléfono y decidió sentarse en el sofá unos segundos. Había conocido a (_Tn) el sábado anterior. Ella no había hablado demasiado, pero a él lo había fascinado el modo en que elegía las palabras, igual que si las se sopesara una a una. (_Tn) se despidió con una sonrisa y un sonrojo, y Nicholas consiguió pasar la tarde sin interrogar a Ágata sobre su misteriosa hermana pequeña. Incluso aguanto sin decir nada a nadie ni el domingo ni el lunes, a pesar de que vio a Kevin en dos ocasiones y éste sacó el tema del café. El martes decidió que todo aquello era una tontería y que lo mejor que podía hacer era pedir el número de teléfono de (_Tn) a alguien y quedar con ella; una de dos, o se harían amigos, igual que había sucedido con Ágata, o no sabrían de qué hablar, y cuando volvieran a coincidir se limitarían a ser educados. Una parte de la mente de Nicholas le recordó que, como mínimo, había dos alternativas más: podían tener una relación, o podían enamorarse. La última la descartó por imposible, y la penúltima también. Así que finalmente no la llamó, y cuando una voz en su interior le dijo que era un cobarde, otra le recordó que era mejor así.
Desde muy joven, Nicholas había aprendido a clasificar a las mujeres en dos categorías muy bien definidas y que nunca se mezclaban: sus amigas y sus compañeras de cama. El distinguido primer grupo sólo estaba formado por Amanda y Ágata. A Amanda la conoció cuando Kevin entró a trabajar en The Whiteboard y se la presentó días después. En seguida le gustó, era cariñosa y directa y desde el minuto uno fue más que obvio que no existía ningún tipo de atracción entre los dos. Amanda era lo más parecido a una hermana mayor que jamás había tenido, y sin duda ese título le pertenecía mucho más a ella que a Sabina. A Ágata hacía relativamente poco que la conocía, y tenía que reconocer que la primera vez que la vio le pareció atractiva, pero tan pronto como se dio cuenta de lo que sucedía entre ella y Kevin , y lo perfectos que eran el uno para el otro, le entregó su amistad sin cuestionárselo y ella había hecho lo mismo, y que estuviera esa noche cenando en su casa era muestra de ello. En el segundo grupo, mucho más reducido de lo que sus amigos creían, estaban las mujeres con las que había mantenido algún tipo de relación física. En realidad, sólo habían sido cuatro, y de tres de ellas guardaba un grato recuerdo, y confiaba en que ellas también lo tuvieran de él. A la primera, Olga, la había conocido en la universidad cuando estudiaba arquitectura, y era cinco años mayor que él. Coincidieron en un seminario y su relación acabó al mismo tiempo que las clases; ella empezó a salir con un profesor con el que terminó casándose. A la segunda, Roxana, la conoció en un viaje que hizo solo a Costa Rica, era americana y todavía se mandaban algún e-mail de vez en cuando. Se había casado hacía poco y esperaba gemelos. La tercera, Marta, era quizá la única a la que querría olvidar, no porque él hubiera sentido algo excepcionalmente profundo por esa mujer, sino porque su relación finalizó cuando Nicholas se enteró de que ella estaba casada. Él sería muchas cosas, pero no le gustó nada ser el culpable de hacer daño a otro hombre, y menos sin saberlo. Después de eso, se volvió todavía más cauto, y la cuarta, Cristina, tardó bastante en aparecer. Cristina trabajaba para una importante empresa petrolera y viajaba muchísimo; la había conocido en el gimnasio y no tardaron demasiado en irse a la cama. Cristina estaba completamente centrada en su carrera profesional y, para ella, Nicholas era sólo otra vía de escape, cosa que a él le parecía bien. Cuando coincidían en Londres, iban a cenar, a tomar algo, y luego iban al perfecto y aséptico apartamento de ella. Nunca se quedaba a dormir allí, a Nicholas ni siquiera se le había pasado por la cabeza, y Cristina nunca se lo había insinuado. No la había visto desde su traslado a Barcelona, pero le había enviado un correo electrónico para contárselo, y ella le respondió unos días después, felicitándolo por la promoción y diciéndole que si algún día pasaba por España lo llamaría. Nicholas no era ningún misógino y, por supuesto, esas dos categorías no englobaban a todas las mujeres que conocía; había además un amplio grupo compuesto por todas aquellas compañeras de trabajo, conocidas y amistades varias que nunca formarían parte de ninguno de los otros dos, aunque sin duda eran personas interesantes.
Nicholas se pasó la tarde tratando de plasmar los últimos cambios que tanto él como Juan habían ideado para los edificios. Esa misma mañana, cuando se estaban tomando un café cerca de la obra, Juan le contó que él y su mujer se estaban divorciando. A Nicholas le sorprendió que le explicara algo tan íntimo, pero Juan le dijo que lo hacía porque en los próximos días iba a tener que ausentarse del despacho en varias ocasiones, y no quería que creyera que lo estaba dejando solo ante el peligro. Le explicó también que, desde la central de Londres, le habían ofrecido tomarse unas pequeñas vacaciones, pero que él había preferido no hacerlo. El trabajo lo ayudaba a no pensar en lo que le estaba sucediendo. Nicholas le dijo que no se preocupara, que él se ocuparía de todo, y que se tomara todo el tiempo que necesitara. Bajó la tapa del portátil que habían llevado hasta el bar y esperó a que Juan regresara de la barra de pagar las bebidas. De vuelta a la mesa, dobló los planos en los que habían estado trabajando, pero no se dirigió hacia la puerta, sino que volvió a sentarse. Nicholas estaba a punto de irse y dejarlo solo con sus pensamientos cuando el arquitecto español dijo:
—Tengo cuarenta y tres años. —Y se frotó la cara como si esos años le pesaran más que varios siglos—. Conocí a Lourdes, mi mujer, cuando los dos teníamos dieciséis, y ahora dice que nunca ha sido feliz. Que nunca me ha querido.
Nicholas se sentó y lo escuchó en silencio, convencido de que el otro aún no había terminado de decir todo lo que quería.
—Hace unos meses empezó a decirme que trabajaba demasiado, y yo pensé que quizá tenía razón, y le monté un fin de semana romántico en París. Fue un desastre. Al regresar, me dijo que quería el divorcio. —Juan levantó la vista—. No sé por qué estoy contándote todo esto. Lo siento.
—No, no pasa nada. A veces es mejor soltar las cosas. Créeme, lo sé.
Juan lo miró durante un instante y respiró hondo.
—No puedo hablar con nadie. Todos nuestros amigos han decidido no opinar, no ponerse a favor de ninguno. Y no quiero agobiar a nuestros hijos, tenemos dos; Miguel, de catorce años y Sonia, de doce.
—Quizá las cosas terminen por arreglarse —aventuró Nicholas , sin saber muy bien qué decir.
—Ella está con otro. —Ante la mirada atónita de su interlocutor, Juan por fin se desahogó—: Llevan casi un año juntos. Se llama Pedro, y lo conoció en un curso de cocina.
—Lo siento.
—Y yo. En fin, será mejor que regresemos al despacho, tenemos que corregir los planos y yo...
—Dámelos a mí. —Nicholas no esperó a que lo hiciera, sencillamente los cogió y los guardó en su bolsa—. ¿Por qué no te vas a casa?
Juan volvió a respirar hondo.
—Te lo agradezco, Nicholas . La verdad es que me iría bien dormir un rato. Desde que Lourdes no está en casa, todo se me hace una montaña. Tal vez podría comer con mis hijos.
—Claro, no te preocupes. Nos vemos mañana.
—Está bien. —Juan se levantó y se dirigió hacia la puerta del bar, pero al llegar a ésta se detuvo y dio media vuelta—. Siento —movió las manos sin poder explicarlo mejor—, siento todo esto.
—Ni lo menciones —contestó él, sincero.
Juan salió del local y Nicholas lo vio meterse en su coche e irse del aparcamiento cercano a las obras del edificio. Él regresó al trabajo y se encerró en su despacho, donde en esos momentos, cinco horas más tarde seguía tratando de corregir y mejorar los planos, al mismo tiempo que no podía quitarse de la cabeza la imagen de su compañero, tan derrotado por la vida. Nicholas siempre había admirado su trabajo, y en los pocos meses que llevaba en España había llegado también a admirarlo como persona. Le gustaba creer que entre los dos había al menos una amistad incipiente. No conocía a Lourdes, pero la historia que Juan le había contado lo había dejado estupefacto. ¿Cómo era posible que dos personas tuvieran una visión tan distinta de lo que había sido su vida en común durante los últimos veintisiete años? Bueno, pensó para sí, él nunca había tenido ninguna relación tan larga con una mujer, pero sabía que no se podía confiar en los sentimientos de las personas. Viendo que no iba a hacer nada más de provecho, y teniendo en cuenta que pasaban varios minutos de las ocho, decidió irse a casa.
Iba andando por la calle, pensando en sus cosas o, mejor dicho, tratando de dejar de pensar en sus cosas, cuando oyó que alguien lo llamaba. Volvió la cabeza a ambos lados y vio que justo en la acera de enfrente estaba (_Tn), y no pudo evitar sonreír. Al parecer, no había servido de nada que no la hubiera llamado; si él creyera en ese tipo de cosas, pensaría que el destino estaba tratando de decirle algo.
—Hola —saludó ella, que cruzó la calle antes de que Nicholas consiguiera reaccionar.
—Hola, ¿qué haces por aquí?
—Selena y yo tenemos un piso alquilado aquí cerca —le explicó—. ¿Y tú?
—Yo también vivo en este barrio, unas calles más abajo. ¿Te importa que te acompañe?
—Por supuesto que no —contestó con una sonrisa. Y ambos retomaron la marcha.
—Estudias medicina, ¿no? —se atrevió a preguntar él que, por algún motivo, cuando estaba con (_Tn) no sabía muy bien cómo reaccionar.
—Sí.
—¿Y te gusta? —le preguntó, al detenerse en un semáforo.
(_Tn) lo miró un segundo para luego volver a fijar la vista al frente.
—Mucho, siempre he querido ser médico.
—Te entiendo, yo de pequeño sólo jugaba con el lego, me encantaba construir edificios.
—Mi hermana me dijo que eras arquitecto.
—Así es. Es impresionante la cantidad de contenedores que hay en esta ciudad.
—¿Qué has dicho? —preguntó ella, sorprendida.
—Los contenedores. Hay muchísimos —le explicó Nicholas con una sonrisa.
—Vaya, ¿acaso no tenéis contenedores en Londres? —preguntó (_Tn), burlándose un poquito de él.
—Sí, claro que sí, pero supongo que no me llaman tanto la atención. O estoy tan acostumbrado a verlos que ni me fijo.
—¿Lo echas de menos?
—¿A los contenedores?
—No, bobo, Londres.
Ambos sonrieron y Nicholas se dio cuenta de que estaba flirteando. Él nunca coqueteaba, apenas sabía hacerlo. Se aclaró la garganta para disimular y respondió:
—Algunas cosas, pero la verdad es que no demasiadas.
—¿Como cuáles?
—El pastel de queso que hacen en una cafetería cerca del trabajo, las vistas de los edificios de la City con la catedral de St. Paul al fondo. La lluvia.
—¿La lluvia?
—Sí, la verdad es que sí, huele distinta a la de aquí —respondió él sorprendiéndose a sí mismo—. Cuando deja de llover, todo está más limpio, como si fuera nuevo.
—Pues tienes suerte de que Inglaterra sea un país tan lluvioso. —Sonrió—. Ya hemos llegado. —(_Tn) se detuvo frente a un portal—. Gracias por acompañarme.
—Bueno, la verdad es que no ha tenido ningún mérito. —Se metió las manos en los bolsillos—. Esta mañana le he pedido tu número de teléfono a Ágata —soltó de repente.
(_Tn), que había deslizado la llave en la cerradura de su portal, se detuvo y se dio media vuelta para mirarlo.
—¿Ah, sí? —dijo. A ella se le daban fatal ese tipo de conversaciones—. ¿Ibas a llamarme?
Nicholas sonrió con timidez y se sonrojó un poco.
—La verdad es que no —respondió, y, asombrado, vio que a (_Tn) le resultaba imposible mentirle.
—Oh —dijo ella, dándose la vuelta de nuevo. Estaba muerta de vergüenza.
—No, (_Tn). —Levantó una mano y la puso en el marco de la puerta—. Lo siento, deja que me explique. —Esperó a que ella se volviera de nuevo y carraspeó—. Iba a llamarte, pero luego he pensado que tal vez no debería hacerlo y por eso...
—¿Por qué no deberías? —preguntó ella con sincera curiosidad.
Él se encogió de hombros, un gesto al que al parecer recurría a menudo en presencia de (_Tn).
—Yo, no lo sé —optó por decir, aun a riesgo de quedar como un idiota. Los dos se quedaron mirándose durante unos segundos y al final Nicholas decidió arriesgarse—: ¿Te apetecería ir al cine el viernes, antes de la cena en casa de tu hermana? Yo también estoy invitado y, por cierto, Ágata me ha dicho que ni se te ocurra no ir —añadió con una sonrisa.
Ella esbozó una media sonrisa.
—Ni loca me perdería esa cena. Por fin Kevin tendrá que soportarnos a todos juntos. Creo que Ian tiene pensadas varias torturas. —Respiró hondo—. ¿Al cine? Claro, podría estar bien, pero no tengo ni idea de qué podríamos ir a ver.
—Yo me encargo —contestó Nicholas , que todavía no podía creerse lo que estaba haciendo—. Si te parece bien, te llamo mañana y acabamos de concretarlo.
—De acuerdo. —Le sonrió, pero esta vez del todo—. Voy a entrar.
—Claro. —Dio un paso hacia atrás—. Nos vemos el viernes. —Y en un impulso se agachó y le dio un beso en la mejilla. Ella levantó la mano y se recorrió con los dedos la zona en cuestión, ahora ruborizada—. Adiós.
(_Tn) se apoyó en la pared del pasillo. Había oído hablar mucho sobre el tal Nicholas , tanto su hermana como Kevin lo consideraban uno de sus mejores amigos. Los dos le habían contado lo bien que se había portado con ambos, tanto en Londres como en Barcelona, y era obvio que Nicholas sentía mucho cariño por ellos. (_Tn) ya sabía que él iba a caerle bien, lo contrario era casi imposible, pero al parecer, tanto su hermana como su casi cuñado se habían olvidado de mencionar que Nicholas tenía los ojos más tristes que cabía imaginar y que, a pesar de lo alto y lo serio que parecía, todo él emanaba dulzura. No había podido dejar de pensar en él desde aquella tarde bajo la lluvia. Negó con la cabeza y no pudo evitar sonreír; si sus hermanas supieran lo que pensaba, seguro que se reirían de ella. (_Tn) era consciente de que tanto Ágata como Selena creían que era sosa o, como mínimo, algo aburrida. Cuando sus hermanas la pinchaban diciéndole que nunca salía con nadie, ella siempre se escudaba en sus estudios, pero la verdad era que las pocas veces que había salido en pareja no había sabido qué hacer ni qué decir. Por no mencionar que los besos que había compartido con los chicos en cuestión dejaban tanto que desear que había llegado a pensar que todas las novelas de amor que había leído deberían estar en la sección de ciencia ficción de las librerías y no en las de romántica. Se apartó de la pared y subió la escalera repitiéndose cada dos escalones que sólo había quedado para ir al cine; seguro que Nicholas , siendo tan educado como era, la había invitado por compromiso.
Fiel a su palabra, Nicholas la llamó al día siguiente y le dijo que, si estaba de acuerdo, pasaría a buscarla el viernes a eso de las seis para ir al cine a ver una película antigua, de la que mantuvo el título en secreto, y luego podían ir juntos a casa de Ágata y Kevin . (_Tn) aceptó encantada, y ni durante un segundo se planteó si tenía que estudiar; le dijo que no hacía falta que fuera a recogerla, que podían quedar delante del cine, pero no sirvió de nada y terminó por aceptar que él se comportara como el caballero que era. El resto de la semana fue de lo más complicado, tanto para Nicholas como para (_Tn); él tuvo que hacerse cargo del proyecto por completo, pues Juan se ausentó en varias ocasiones, y ella tuvo que entregar varios trabajos en la facultad. Cuando llegó el viernes, los dos tenían muchas ganas de verse, aunque ambos trataron de convencerse de que no había para tanto. Al fin y al cabo sólo iban a ir al cine. Así que, a eso de las cinco, (_Tn) fue a vestirse; se puso unos vaqueros, una camiseta a rayas azules y blancas que le encantaba y una chaqueta azul oscuro que le habían regalado sus padres y que la abrigaba mucho. Completó su atuendo con unos pendientes y algo de colorete. (_Tn) no tenía ningún complejo y nunca había pensado que estuviera demasiado gorda o demasiado delgada. Ella sabía perfectamente que era del montón, y le gustaba. Así pasaba desapercibida, no como Selena , su hermana pequeña, que con sus largas piernas siempre llamaba la atención. O como Ágata, que con su cara angelical y sus enormes ojos oscuros atraía más de una mirada. No, ella era normal, y le encantaba serlo. Tenía el pelo relativamente bonito, eso lo sabía, lucía una media melena castaña con unas ligeras ondas que parecían artificiales, pero eran de lo más naturales. Tenía los ojos marrones, de color caoba, decía su madre, pero (_Tn) estaba convencida de que aquella comparación tan poética era sólo fruto del amor maternal y que nadie más lo veía así. Era de estatura normal, y como le gustaba mucho nadar siempre se había mantenido en buena forma. La ropa le quedaba bien, y tenía cierto buen gusto, aunque era incapaz de vestirse para ligar, según Selena , por supuesto. Con todas esas premisas, (_Tn) sabía sacarse partido. A decir verdad, era una de esas privilegiadas que le dan al aspecto físico su justa importancia. «Menos mal —pensó dándose un último repaso ante el espejo—. Si con lo tímida que soy fuera además insegura, jamás saldría de casa.»
La timidez de (_Tn) era uno de los mayores misterios familiares. Tanto sus padres como sus hermanos se preguntaban cómo era posible que una chica tan segura de sí misma en tantos aspectos y que era tan cariñosa con ellos fuera casi incapaz de hablar con desconocidos. En realidad era un fenómeno fascinante, (_Tn) podía estar relajada, charlando con sus hermanas sobre cualquier cosa, pero si alguien se acercaba a ellas, aunque fuera sólo para saludar, se quedaba muda. De jovencita había asistido a uno de esos seminarios para superar fobias, pero se había desapuntado a la mitad. Ella no se veía incapaz de hablar con desconocidos, el problema era que la mayor parte de las veces no sabía qué decir. Además, siempre había tenido la sensación de que su cuerpo o, mejor dicho, su mente, elegía a la gente con quien hablar. Por ejemplo, nunca había tenido problemas para hablar con Kevin , el novio de su hermana, ni de pequeña ni cuando había vuelto a verlo de mayor, y eso que sin duda era un hombre muy atractivo. Tampoco tenía ningún problema para dirigirse a sus profesores de facultad cuando tenía alguna duda, ni para quejarse en un restaurante si la atendían mal. Pero cuando se trataba de hablar con alguien en un entorno más social, era como si su cerebro se colapsara. Nunca sabía qué decir. Su padre le había aconsejado que pensara que estaba hablando con uno de sus hermanos, pues en casa siempre participaba en todas las conversaciones, pero (_Tn) no era capaz, así que al final se quedaba muda y se limitaba a escuchar. Gracias a eso, tenía un amplio conocimiento sobre la vida de sus amigas y de la mayoría de los compañeros de clase.
Sonó el timbre y corrió a contestar. Era Nicholas , así que (_Tn) dejó de pensar en tonterías, cogió el bolso, y bajó la escalera a toda velocidad. No quería hacerle esperar.
_______________________________________________________________________________________________________
Continuara...
ElitzJb
Re: Dulce Locura Nicholas y (__Tn) (TERMINADA)
AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHH!!!
ES EL DESTIINOOO!!!!!... Y LA SUERTE DE LOS DOOOSSS!!!
ES EL DESTIINOOO!!!!!... Y LA SUERTE DE LOS DOOOSSS!!!
chelis
Re: Dulce Locura Nicholas y (__Tn) (TERMINADA)
ahh no se porque Nicholas me da una ternura enorme!! :ilusion:
Tan dfghjks !!!!
Siguela!!!
Tan dfghjks !!!!
Siguela!!!
aranzhitha
Re: Dulce Locura Nicholas y (__Tn) (TERMINADA)
en verdad ellos dos harian una pareja muy tierna....
ademas...
creo que los dos se sienten igual respecto a sus hermanos....
que pasara en esa salida ?
ameeeee el cap !!!
siiguelaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa
ademas...
creo que los dos se sienten igual respecto a sus hermanos....
que pasara en esa salida ?
ameeeee el cap !!!
siiguelaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa
Ciin :)
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