"Pide un deseo" (Nick)

Después de sentarse, observó las teclas y sintió un extraño alivio al volver a hacer contacto con ellas después de un largo mes. Las presionó con suavidad y lentamente fue creando una hermosa melodía. Sus dedos se movían con gracia sin que ella diera comando alguno o que pensara las notas, la música fluía por sí misma. Era como si ya se la sabía de memoria. De pronto escuchó que alguien bajaba por las escaleras y al asustarse, detuvo su música.
— Guau—dijo Logan impresionado por lo que había escuLogano—. ¿tocas el piano?—Rachel asintió con timidez y se levantó.
— Oh no—Rachel sintió unas manos en sus hombros que la estiraban hacia el piano y la hicieron sentarse de nuevo—. Vuelve a tocar esa canción.
— Es que, no la se—Rachel soltó una leve risita y miró las teclas fijamente.
— Mala excusa.
— La acabo de escribir ¿de acuerdo? No la sé.
— ¿tú la escribiste?—preguntó Logan aun más impresionado que antes.
— Pues…, si. Creo que acabo de hacerlo—presionó las teclas y luego volvió a mirarlos.
— Así… ¿de la nada?
— Es para Nick.
— AAAHHH—exclamaron Logan y Kate a la vez y luego Rachel rió.
— Ya entiendo porque es tan hermosa—dijo Logan y ambas lo miraron sorprendidas.
— Guau, eso sí que fue muy gay—dijo Rachel y ambas explotaron de risa.
— Consideren que Nick no solo te inspira a ti—se justificó Nick y ambas siguieron riendo, a lo que el luego se unió.
— Tengo una idea—pensó Kate en voz alta y Rachel y Logan la miraron—. ¿Qué me miran?
— ¿Cuál es tu idea?—preguntó Logan acercándose y sentándose al lado de Rachel en el piano.
— Pues…—se mordió un labio mientras fantaseaba y continuó—: ¿Por qué no organizamos una cena aquí, en la mansión? Y tú y Nick pueden fingir que son de la alta sociedad y que yo los he invitado. Iremos de compras y te compraremos un vestido genial, iras al salón de belleza y te harás todo lo que necesites para llamar la atención. Entonces, en la fiesta, cuando tu y Nick estén hablando, recuerda que debes hablarle; le dirás sobre el deseo y su posición en este.
— Eso es brillante—dijo Rachel sonriendo—. Pero por favor no me presionen para que le diga. Lo haré yo misma.
— Nunca te presionaríamos—dijo Logan.
— Pues, tú ni siquiera tendrás la oportunidad—respondió Kate en una manera ofensiva.
— Cállate Katherine, Logan está invitado—dijo Rachel en voz autoritaria, se alejó para ir hasta el balcón gigantes del primer piso y los dejó discutiendo. Miró ese inmenso patio iluminado por unas majestuosas lámparas de gas. Flores y arbustos por doquier. Y arboles hermosos que adornaban y daban sombra. Parecía un parque, pero era su casa.
— ¿Qué haces aquí de nuevo? Enserio no entiendo que tienes que ver con Rachel—la chica volteó hacia la voz sin ganas y vio a Nick recostado contra las barandas del balcón de la misma forma que ella—. Sinceramente me estoy acostumbrando a verte por aquí y eso no me gusta. Si es alguna forma de perseguirme por favor ya no lo hagas.
— Todo siempre tiene que ser sobre ti, ¿no?—ella soltó unas risitas ahogadas en sus tristezas y siguió mirando el patio ignorando la presencia de Nick.
— No. Perdóname. ¿Por qué siempre estás aquí entonces?
— Pues—ella solo siguió mirando hacia abajo dándose cuenta de que no podía decirle nada porque arruinaría su plan y además de eso, el pensaría que ella estaba loca.

— Pues—ella solo siguió mirando hacia abajo dándose cuenta de que no podía decirle nada porque arruinaría su plan y además de eso, el pensaría que ella estaba loca.
— ¿lo ves? Nunca dices nada. Deja de perseguirme. ¿de acuerdo?—él se dirigió a la puerta y Rachel se volteó con los ojos aguados.
— Esta tarde no me habías dicho nada.
— Esta tarde no fue nada ¿de acuerdo?
— Para mí si lo fue. No sé si soy la única persona en este lugar que puede sentir algo en realidad. Nick—pasó un puño por debajo de sus ojos—. Me besaste.
— Guau. Me sorprende tu gran observación.
— No seas así. Por favor—ella sintió que su corazón se había partido un poco más cuando él era así de frío con ella. Soltó algunos sollozos mientras intentaba detener sus llantos.
— Vete de aquí—ella simplemente paso al lado de él, chocó su hombro levemente con el de él y entró a la casa para dirigirse a la salida. Nick se quedó allí plantado mirando el anillo de plástico color rosado que estaba allí tirado en el suelo. ¿Qué hacía Kate con el anillo de Rachel? Se acercó al anillo con movimientos lentos y casi cuidadosos, se agachó y agarró el anillo. Desde la izquierda escuchó el sonido de la puerta azotándose con fuerza. Vio a Kate corriendo hacia afuera de la casa. Se levantó mirando fijamente a Kate irse corriendo, luego cuando ella salió, volteó para entrar a la casa. Vio a una Rachel preocupada y hablando con otro chico. De alguna forma, esto le pareció extraño—. Hola—saludó el, luego se acercó a ambos y examinó a Logan de arriba abajo—. ¿Quién eres?
— Soy amigo de Rachel y Kate. Me llamo Logan. ¿tu quién eres?
— Soy Nick—estiró su mano para estrecharla con Logan. El chico pareció estar sorprendido de que el famoso Nick apareciera por aquí.
— El muy renombrado Nick apareció—Logan sonrió—. Creo que debería irme, no vi a Kate de muy buen humor que digamos.
— Nos vemos—dijeron Nick y Rachel. Logan se despidió con la mano antes de salir y luego corrió hacia Kate.
— ¿novedades?—preguntó Nick y se sentó en la silla del piano. Kate le siguió y se sentó con él.
— Pues…, me quieren comprometer con Greyson.
— ¿Qué?—preguntó Nick con incredulidad y enojo.
— Yo no quiero—torció su gesto y Nick le acarició la espalda para consolarla—. Eso de los compromisos esta tan viejo. Ya no se necesitan esas cosas. No sé por qué diablos lo hacen.
— Todo saldrá bien—presionó algunas teclas y una linda melodía salió.
— Oye. No sabía que tocabas el piano.
— Claro que sí. Tú me enseñaste—contrarió él riendo—. Y no es como si tocara mejor que tu. Tú eres la pianista aquí. Anda. Toca algo—Kate lo miró algo nerviosa.
— Tengo sueño. Mejor lo dejamos para otro día.
— Estas rara, Rachel. Dime que es lo que te sucede. Estoy muy confundido. Este mes ha sido lo más raro que me ha pasado en la vida.
— Bueno, yo…, Nick, estas invitado a una cena, que será en una semana. Espero que puedas venir.
— Me encantaría—dijo cayendo en el cambio de tema.
— Es de etiqueta, así que tendré que prestarte el esmoquin de mi papá de cuando él era joven.
— Jajaja, ¿será que lo notará?
— No lo sé—rió nerviosa y se levantó—. ¿qué quieres hacer?
— Pues…, no sé—se paró y se puso en frente.
— ¿alguna película?
— Claro—sonrió y ambos subieron las escaleras.



— No deberíamos haber comido tantas palomitas—dijo Nick entre quejidos por su estomago lleno.
— Lo sé—ambos cayeron dormidos luego de esa pequeña conversación.

Nick despertó con un fuerte ruido que se escuchó desde afuera de la habitación de Rachel. Caminó hacia el balcón y al mirar abajo vio a Kate tirada en el suelo, parecía inconsciente. Miró por unos segundos más y se percató de que la cabeza de esta estaba sangrando. Bajó con desesperación por las escaleras sin importarle quien lo viera y corrió hacia afuera.
— Kate, Kate. ¿Qué te hiciste?—preguntó con desesperación y la alzó en sus brazos. Miró la cara de Kate y casi no podía creer lo que había dicho ayer. Pero aun así no entendía a esta chica. Corrió con Kate en brazos hasta la salida, y empezó a desesperarse al ver que la sangre no paraba de salir.
— ¿Nick?—Nick volteó la cabeza y vio a Logan mirándolo desde su restaurante. Se acercó con Kate en brazos y le dijo con desesperación.
— Por favor ayúdanos a llegar al hospital.
— Claro, podemos ir en mi auto—agarró sus llaves y salió con rapidez, mientras se dirigía al auto. Una vez que ambos entraron, Logan arrancó el auto y Nick miraba el rostro de Kate casi llorando—. ¿Qué le hiciste a la pobre?
— No fui yo—afirmó en un tono un poco enojado y ofendido—. La encontré tirada en el piso de la mansión. No sé qué es lo que trataba de hacer.
Logan conducía con rapidez para llegar al hospital lo más rápido posible. Nick acariciaba el cabello de Kate con ternura mientras tenía ganas de derramar algunas lágrimas. Finalmente una de sus lágrimas cargadas en los ojos cayó sobre uno de los ojos de Kate. Nick pasó su dedo pulgar sobre el ojo de ella para secárselo y notó que ella abrió sus ojos levemente.
— Deberías peinarte. Pareces un tonto con el cabello así—afirmó ella con una leve sonrisita. Nick la miró soltando un resoplido casi como de alivio entre una sonrisa.
— Ja—la abrazó con todas sus fuerzas y lloró las lágrimas que le quedaban—. Me voy a peinar cuando lleguemos a nuestro departamento.
— ¿nuestro?—murmuró Rachel con los ojos cerrados.
— Si, Kate. Es nuestro.
— No me quites mis cosas—ella se abrazó un poco a él y se acomodó para dormir.
— De acuerdo. El departamento es tuyo—le contestó al darse cuenta que ella no deseaba compartir nada con el.
— Me duele la cabeza, Nick.
— Te lastimaste—el siguió acariciando el cabello de ella y luego ella se quedó dormida de nuevo. Minutos después de que ella durmiera, llegaron al hospital.
Nick bajó del auto con rapidez y corrió hasta la secretaria de la recepción. Empezó a pedirle desesperado que atendieran rápido a su hermosa novia. La secretaria solo soltó una risita y con cariño le apuntó la puerta a la derecha, donde supuestamente le atenderían muy bien. El corrió hacia la puerta con Kate en brazos y la abrió de golpe.
— Estoy ocupado—clamó el doctor que tenía el teléfono contra su oreja y Nick solamente bufó. Caminó hacia la camilla y recostó al físico Kate en esta.
— No. No lo está—dijo entre dientes—. Atiéndala por favor—trató de ser amable y el doctor sonrió para luego cortar su llamada.
— Claro. ¿Qué le sucedió?—se acercó y empezó a revisarla.
— No sé. Yo solo sé que estaba allí arriba y escuché un ruido y baje y luego la encontré inconsciente y estaba allí, sangrando y yo—decía aceleradamente hasta que el doctor le interrumpió.
— Pues parece que se ha dado un muy fuerte golpe en la cabeza y tendremos que coser la herida.
— Dios mío Katherine, ¿Qué es lo que estabas haciendo?—agarró la mano de Kate y miró su rostro. Parecía estar teniendo un lindo sueño. Vio como el doctor hacia su trabajo y lo único que pudo hacer fue cerrar los ojos y agarrar la mano de Kate con fuerza. Todas las tonterías que le había dicho a Kate alguna vez, le pasaban por la cabeza. No podía haber creído que ella le decía te amo y él le decía que se vaya. No era la mejor forma de hacerle ver lo mucho que la apreciaba en realidad. Acercó la mano de la chica a sus labios y le plantó un tierno beso. Sabía que luego de que las palabras que había dicho ya no las podía retirar. Pero si sabía que podía pedirle perdón por todo lo que había dicho y hecho, y dejar su tonto orgullo atrás. En el amor, no hay orgullo

Luego de que el doctor terminara lo que tenía que hacer, la dejó descansar un poco y Nick se quedó al lado de ella durante el tiempo que ella seguía dormida. Le agarraba la mano con firmeza y en algunos momentos le hablaba. Después de una hora de estar allí, cayó en los brazos de Morfeo y recostó su cabeza sobre la camilla, aun sosteniendo la mano de Kate.
Rachel despertó un poco aturdida y creyó que sus ojos la engañaban cuando vio a Nick agarrándole la mano con firmeza. Al acercarse a su rostro, vio que tenía unas marcas de al menos unas 2 o 3 lágrimas, como cuando dejan impreso en tu rostro el hecho de que estuvieron ahí, aunque ver la manga del saco de Nick un poco húmeda también ayudo. Sonrió amargamente y acarició el cabello del chico. Se veía un poco triste por más de que solo estuviera durmiendo. Apartó su mano y se levantó para irse al baño, pero cuando estaba avanzando sintió un abrazo desde atrás.
— Te detesto por asustarme tanto, Katherine—susurró Nick y ella acarició los firmes brazos que la abrazaban—. ¿en qué pensabas?
— En realidad, no lo recuerdo muy bien—volteó para mirarlo—. Eran algo así como que decían: “Nick me odia” y “Soy una idiota. Voy a despedirme de Kat—Rachel por una última vez”—murmuró un poco nerviosa por su obvia equivocación. Nick solo la pasó por alto y recostó su mentón en el hombro de ella con delicadeza.
— No te odio, perdón si te he dado esa impresión. Y si hay alguien idiota aquí…, soy yo.
Rachel cerraba sus ojos al escuchar la voz de Nick decir palabras tan dulces y abrazarla con tanta ternura. Sonrió levemente y se separó de él. Caminó hasta el baño y puso un brazo sobre el marco de la puerta, volteó levemente la cabeza para mirarlo y sonrió.
— Creo que podríamos gastar en hospital por mi culpa, lo mismo que gastarías en 2 años en víveres.
— No exageres—dijo el riendo—. Pero debes tener más cuidado.
Ella solo soltó unas risitas mientras cerraba la puerta con movimientos gráciles y lentos. Se miró al espejo por unos segundos y se arrojó agua a la cara sabiendo lo nerviosa que le ponía Nick. Soltó unos suspiros y trató de tranquilizarse.
En la habitación, Nick miraba por la ventana y se preguntaba si debía estar allí. Era tonto. Muy idiota. Había lastimado a Kate más de una vez y sabía que si lo hacía de nuevo, tal vez ni él se lo perdonaría. Salió de la habitación tratando de escapar definitivamente de Katherine. Corrió al elevador y se metió. No había nadie allí. Se tomó la cara con las manos cuando supo la probable solución que tenía. Debía irse a la casa de su amigo, Alex, quien le había ofrecido ese hogar hace unos años, pero él no lo había aceptado por Rachel. No quería abandonarla. Era por eso que se había enojado tanto. El estaba dispuesto a pelear por su amistad y luchar cada día en las calles, con tal de ver a Rachel al final del día. Pero ¿Rachel? Ella se rendía apenas escuchaba a sus padres hablar sobre una posible mudanza.
Salió del elevador decidido a ir hacia el teléfono público y llamara a Alex. Marcó el número con lentitud y conciencia de lo que estaba haciendo.
Salió del elevador decidido a ir hacia el teléfono público y llamara a Alex. Marcó el número con lentitud y conciencia de lo que estaba haciendo.
— Hola—dijo una voz rasposa y Nick supo que era su amigo Alex.
— Hola Alex, soy Nick.
— ¡NICK! ¿Cómo estas, amigo?
— Genial. ¿y tú?
— Pues, estoy considerando, si es que aun me dejas, la opción de mudarme contigo a Londres.
— Claro que si Nick. Eres bienvenido a mi hogar cuando lo necesites.
— Gracias. Debo ir lo más rápido que pueda así que me organizare para ir en dos semanas.
— Claro, Nick.
— Lo pagaré con mi trabajo de todo el año. Es una suerte que no lo haya gastado.
— Te estaré esperando.
Nick cortó la llamada y se dirigió directamente al lugar donde guardaba sus cosas, que era la casa de David Masen. Sacó la llave de la casa de su bolsillo y entró con pasos lentos.
— Amanda, ¿eres tú?—Nick vio a David levantarse de la silla del comedor que se encontraba a la derecha y luego pudo reconocer en la cara de David, que él se había extrañado por su presencia.
— Hola, David—dijo un poco nervioso.
— Ven aquí y dame un buen saludo—ambos se acercaron con sonrisas en el rostro y se dieron una palmada en la espalda y un leve abrazo.


— Creo que es lo último—guardo los últimos libros y cuadernos que David le había dado para que el pudiera ir a una universidad en Londres. David estiró el brazo para entregarle un sobre y cuando Nick vio lo que había adentro lo rechazó—. No puedo aceptarlo. Ya me has dado tanto y lo único que hice fue ser maleducado contigo.
— Acepta el dinero, Nick. Una vez que vayas a la universidad y seas un profesional ya no tendrás que pedirme nada más, ya que tendrás un oficio y ganarás dinero.
— Gracias, David. No sé como terminare de agradecerte alguna vez.
— Solo se feliz. ¿de acuerdo?—Nick le sonrió y asintió.
— Lo intentaré.