"Pide un deseo" (Nick)

Era una casa de tamaño considerable, con plantas que adornaban una pared completa en el frente y dos robles altos que adornaban los costados de un sendero que llevaba hasta la puerta.
Nick no paraba de mirar a su novia una y otra vez y decirle lo hermosa que estaba. Ella solo sonreía con las mejillas sonrojadas y esperaba a que les abrieran la puerta. Se agarraron por las manos y entrelazaron sus dedos para darse confianza el uno al otro. Cuando finalmente les atendieron, abrió una mujer de cabello color mostaza que estaba muy bien vestida. Llevaba un vestido color rojo, tenía unos zapatos de marca negros y un conjunto de aros y un collar que sería casi un insulto decir que eran bonitos.
— ¡Nick!—dijo la chica dándole un efusivo abrazo. Los celos de Rachel aumentaron cuando Nick le correspondió encantado y le dio un cumplido. Agarró la mano de Nick con fuerza y el soltó una risotada—. Y tú debes ser Rachel—dijo la chica y Rachel abrió los ojos como platos.
— No, en realidad soy Kate—la chica le dirigió una mirada a Nick, quien levantó los hombros.
— Me dijiste que—Nick negó con la cabeza.
— No importa lo que te dije, traje a mi novia. Como corresponde—la chica asintió con una sonrisa.
— Pues que bueno—miró a Rachel y se acercó a saludarle. Rachel aun no entendía que había sucedido, pero estaba segura que le preguntaría luego—. Bienvenida a nuestra familia, querida—le dio a un abrazó y susurró al oído—: Nick realmente te quiere mucho.
— Pues que bueno—repetí—, yo lo amo—ambas se miraron y la chica le miró totalmente enternecida.
— Voy a llamar a Joseph para poder finalmente ir al restaurante—abrió la puerta de tal forma en que Rachel y Nick pasaran y ellos entraron. La chica subió por las escaleras y cuando ya no estaba a la vista, Rachel se volteó hacia Nick con los brazos cruzados.
— ¿Qué es ella tuyo?—Nick rió y cruzó sus brazos igual que Rachel.
— Ella es algo así como mi hermana y se llama Amanda. Es la hija de Joseph y yo soy algo así como alguien a quien Joseph acogió como su hijo. Igual no duermo en su casa ni nada, sería mucho pedir. Después vas a conocer a la que considero mi madre.
— Lo siento—dijo Rachel con las mejillas rojas.
— Me encanta que seas posesiva—le acarició el cabello—, pero no tienes porque temer de mi fidelidad.
— Lo sé—musitó Rachel en un hilo de voz que más sonaba como si se hablara a sí misma.
Rachel pasaba un proceso bastante interesante en este momento. Estaba convencida de que a la persona a quien Nick le decía “Te amo y te quiero” era a Kate, pero no podía olvidar todo lo que hablaba Nick sobre ella. Si no lo callaba por poco se quedaba hablando de sus anécdotas con ella todo el día. Por otra parte, la forma en la que Nick le trataba solo hacía que ella se enamorara más y más de él, pero eso no estaba bien. El amor es algo bueno, si es que es honesto. Y Rachel no fue completamente honesta con Nick…, ni consigo misma. Rachel sabía muy en el fondo que lo que hacía de alguna forma era incorrecto, aunque se sentía bien.

Se sentaron en una mesa para cuatro que tenía un mantel rojo a cuadros y tenía un florero con flores amarillas. El restaurante le tenía totalmente encantada a Rachel. Era de lo más hogareño y bien decorado, su sonrisa no se despegaba. Solo en esos momentos agradecía que Nick fuera muy confiado, osino habría preguntas.
— Me encanta el restaurante—dijo Rachel, recostando su cabeza en el hombro de Nick y el sonrió. Rachel pudo ver por debajo de sus pestañas, a Amanda mirando todo con enojo.
<< ¿Será que hay algo que cariño de hermanos por parte de ella?>> —pensó Rachel observando cada movimiento de la chica.
— Que suerte—Nick le dio un beso en su cabeza, volteando un poco su cabeza y luego virando su mirada hacía el menú de nuevo.
— ¿en qué trabajas, Kate?—preguntó Amanda y Rachel se incorporó de su anterior posición.
— Trabajo en lo que venga—puso un mechón de cabello detrás de su oreja—, actualmente trabajo en un parque de diversiones. Reparto folletos, digo direcciones, ayudo a los niños perdidos y cosas así. Es muy divertido.
— Oh, sí—dijo ella cubriéndose con el menú para ocultar una risita de la cual Rachel se había dado cuenta—. No es a lo que yo llamaría un trabajo, pero…
— Por lo menos tengo un trabajo—interrumpió Rachel y levantó sus cejas, sugiriendo que Amanda era una niña de papá. Sin siquiera saberlo, pero para su suerte: había acertado—. Y tu amado hermano trabaja conmigo, así que por favor no insultes algo que le sirve a mucha gente, como lo es un trabajo que aunque sea pequeño, es útil.
— Pues no estaba degradando el empleo—Nick escuchaba todo con los oídos atentos—, solo decía que yo voy a trabajar en algo mejor que aquello.
— Pues que suerte la tuya ¿no?—le sonrío fingidamente—. Tienes todo lo que quieres con un chasquido, montones de dinero y una gran y hermosa habitación para ti misma. Apuesto que te dan el dinero que quieras para que compres lo que quieras y lo inviertes en kilos de ropa, maquillaje y otras cosas superficiales…
— ¡Suficiente!—dijo Joseph, golpeando el menú contra la mesa—. Vinimos a disfrutar de una linda velada y a conocerte mejor, Katherine. Pero estamos empezando mal.
— Pues que hermosa impresión me ha dejado su hija…—entrecerró los ojos, luego escuchó una risita de parte de Nick, quién aun se cubría con el menú para que no lo vean, y se volteó para fulminarlo con la mirada—. ¿Qué es tan gracioso?

— Te adoro—dijo mientras no podía parar de reír y se acercó para darle un beso en los labios.
— ¿qué diablos Nick?—exclamó Amanda ofendida.
— Lo siento, no puedo evitar amar como me defiende de las ocasionales tonterías que se te dan por decir. Perdóname enserio Joseph, se que te hemos ofendido, pero debes entender que mi novia solo me defendía y yo haré lo mismo. No voy a permitir ninguna clase de insulto por parte de Amanda.
— Siento mucho decirte Nick, que yo tampoco voy a permitir que tu impertinente novia insulte a mi . hija
— En mi defensa…
— ¡Tu cállate!—dijo Amanda entre dientes y acercó su rostro mirándola totalmente enojada—. Has arruinado esta noche con tus comentarios bromistas.
— Quería decir que yo no la insulte en ningún momento. Y sobre los comentarios bromistas, el mejor chiste fue decir que mi trabajo no era un buen trabajo. Eres hilarante Amanda. Eres exactamente la clase de gente de la que estoy rodeada cada uno de mis días. Gente adinerada, superficial, que se cree superior a los demás y que tiene todo al alcance de sus manos. Consiguen lo que quieren con solo una orden, chasquido o mi favorito: el timbre. Tienes miles de amigos que te adoran pero tú nunca estás segura si es por el dinero. Tus chimeneas y escaleras son de mármol y hay esculturas por todo tu patio. Vives por el dinero. Yo vivo por la felicidad.
— Eres una…
— ¿Qué soy?—Rachel se levantó de la silla y arrojó su servilleta contra la mesa—. ¿Una persona que dice la verdad tan cruda como sea?, ¿alguien que sabe cómo se siente ser controlada por gente que espera siempre lo mejor de ti para que heredes algo que no quieres?, ¿algo como una empresa familiar?
— Eres una cualquiera—dijo Amanda retirándose de la mesa y Joseph la siguió.
— Yo que pensé que los perritos falderos eran los hijos, no los padres.
— Te pasaste de la raya, Katherine—dijo Nick y ella bajo la cabeza dándose cuenta de todo lo que había dicho—. ¿Qué era lo que estabas diciendo? Me parecía que casi hablabas de Rachel. ¿Hay algo que debas contarme?
— No, Nick. Déjalo así.
— Kate—dijo el agarrándola por el codo una vez que ella se había volteado para irse.
— Déjame, Nick—se soltó del agarre y salió dando grandes zancadas.
Sus ojos estaban extremadamente cargados con lágrimas. Salió apretando los puños y dientes para no llorar, pero no lo soportó y se sentó al borde de la vereda. Recostó sus codos en los muslos y enterró su rostro entre estos. Sabía que en cualquier momento podía llegar Nick y de hecho de alguna forma lo esperaba.
El jamás la buscó.
Corriendo por las veredas de la ciudad, se dirigió directamente hacia su único consuelo: Rachel. Su camisa blanca estaba desabrochada en los dos primeros botones de arriba y mientras corría esta se arrugaba y mojaba con sudor. Tomó un taxi con el dinero que no había podido usar y le dijo la dirección.
Kate se encontraba ahora mismo cenando en la gran sala, con la familia Hoffman. Las cenas se iban haciendo más frecuentes y era porque los padres de Rachel estaban hablando sobre algo de negociaciones con Gordon (su nombre hace honor a su textura física), el Hoffman Alfa o…papá. Planeaban unir las dos empresas de las que eran dueños, para así hacer una grande. El papá de Rachel tenía una gran empresa en el sector primario, y trabajaban con la agricultura y ganadería. Lo que ellos esperaban al unir ambas empresas es que la empresa de Gordon Hoffman, “trabajara” los productos que producía Evans place. El nombre estaba pensado: “Evans & Hoffman Inc.”
— ¿Rachel?—susurró Nick entrando a la habitación de su mejor amiga y no la encontró. Se sentó en el sillón y esperó tanto que se durmió.
Rachel se había rendido y decidió que no podía esperar una eternidad por Nick durante la noche, porque se hacía peligroso y no quería. Se sacó los tacones al entrar al departamento y su maquillaje estaba corrido por toda su cara. Se quitó el vestido rápidamente y lo arrojó al otro lado de la habitación con rabia. Se puso su pijama y fue a sacarse el maquillaje.
<< Apuesto a que ahora mismo le esta besando los pies a Amanda y que me odiara por el resto de mi vida, que nunca volveré a mi cuerpo y me veré resignada a vivir sin Nick. Es un mentiroso>> –pensaba Rachel mientras se miraba al espejo.
“¿Nick es mentiroso? En mis tiempos la omisión se consideraba mentira”
Rachel volteó espantada para mirar desde donde había escuchado la voz.
— Que yo recuerde no me fume nada como para estar alucinando—se acercó a la habitación.