El Que Se Enamora Pierde {Zayn Malik}

Despertó con el irritante y ensordecedor sonido del despertador, la hubiese tirado lejos si su madre no hubiese aparecido antes a rescatar la vida de la pobre y anticuada alarma.
-Zayn, tienes que ir a la escuela- le reprendió
-¿No puedo faltar hoy?- el susodicho hizo un puchero, que casi conmueve a su madre.
-No lo creo jovencito, nadie le dio siquiera el permiso para jugar en la Xbox hasta las 5 am- Trisha, su madre, se cruzó de brazos, si el chico no se levantaba sería capaz de llevarlo a rastras hasta la ducha.
-Está bien, está bien- susurró mientras su madre, una mujer de apenas 32 años, sonreía con autosuficiencia.
Trisha salió de la habitación, para así darle un poco de privacidad a su hijo, quién ahora se encontraba camino a la ducha. El moreno ingresó al baño, abrió la lluvia artificial mientras se desprendía de cada una de sus prendas e ingresaba a la ducha.
Seis minutos después y el chico estaba saliendo del cuarto de baño, con una toalla alrededor de su cintura camino al armario. Fácil, un polo azul, unos vaqueros color blanco, sus zapatillas converses azules y una chaqueta de cuero color blanco para complementar la vestimenta. Se miró al espejo, quedando satisfecho de la elección tomada.
Arregló su bolso y bajó los escalones, encontrándose a su madre en la blanca y espaciosa cocina con su desayuno en la mesa, el cual constaba de un cappuccino y un par de tostadas con mantequilla. Desayunó tranquilamente y subió los escalones de dos en dos para poder lavar sus dientes y terminar de cepillar su cabellera azabache.
Miró su reloj de pulsera, en diez minutos llegaría Liam. Su destino estaba más que firmado, tendría que ver a Luna aunque no quisiera…
El pobre de Zayn aún seguía arrepentido por haber aceptado esa estúpida apuesta, ahora, estaba completa y bobamente enamorado de la castaña.
-No entiendo para que seguir con este juego, si voy a estar muerto con sólo verla sonreír- pensó y al instante la bocina del automóvil de Liam lo alejaba de sus pensamientos y le hacía correr hasta la puerta, dónde el simpático de Payne, le esperaba con las manos en los bolsillos.
Luego de 15 minutos de risas y juegos dentro del auto de Liam, llegó la hora de entrar a la escuela. Ambos saludaron a cuánta persona conocida aparecía y se cruzaba por su camino.
Cuando el timbre recién había sonado para que cada quién entrara a su salón de clases, apareció Luna. Acaparando la atención de todos quienes habían dejado de hacer lo que sea que estuviesen haciendo, sólo para mirarla… ¿y quién no lo haría teniendo enfrente a una chica espectacular? Porque eso hay que admitirlo, la chica es hermosa tanto por dentro como por fuera.
La chica caminó, cohibida. Nunca le había gustado acaparar tanta atención y hoy no era la excepción. Los murmullos de la gente, tanto por envidia como por simpatía, reinaban en el lugar. Y al otro lado del largo pasillo estaba él, Zayn Malik, tanto su apuesta como el amor de su vida, quién la miraba caminar mientras sonreía enamorado.
-Ya era hora, señorita “soy popular”- cambió la expresión de su rostro, de enamorado a tosco, no debía demostrarle sus sentimientos a Luna.
-Popular será tu- hubiese continuado, si el director no hubiese aparecido detrás de Malik- tu vecina- concluyó la chica, sonriendo inocente, mientras el anticuado señor de traje se retiraba satisfecho.
-Camina Crowell, no tengo todo el día- apuró el moreno
-Nadie te obliga a llevarme a mi sala de clases- le encaró la chica- ¡adiós!- gritó mientras corría y saltaba hasta su sala de clases
-¡Eres una!- gritó Malik al verla correr- por eso te amo- susurró mientras giraba en sus talones para volver a su salón de clases
Ahí estaba Luna, en clase de literatura leyendo “Romeo y Julieta”, la obra famosa de uno de sus escritores favoritos, William Shakespeare, ¿cómo no pensar en Zayn, con un ambiente de tanto romanticismo?, pues, para ella era imposible, con o sin ambiente romántico ella no podía dejar de pensar en él, algo tenía ese moreno de cabellera azabache que hacía que su mente no dejara de imaginar una vida completa junto a él y que su corazón latiera a mil cada vez que lo veía…
-Listo, ¡me rindo!, le diré a Luna que la amo y dejaré toda esta estupidez de lado, ya no puedo seguir ocultando mis sentimientos- le comenté a mi rubio amigo que yacía sentado a mi lado en la clase de matemáticas.
-Tienes que aguantar, ¿cómo sabes si ella está enamorada de ti?, Quizá ni te quiera y te dejé sin Italia y sin corazón- contestó el irlandés ante mi comentario.
-No me importa lo que pase, yo ya no aguanto- dije.
Tocó el timbre indicando el receso, me levante rápidamente y me encaminé a los comedores, donde debería de estar la chica que roba mis suspiros…