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Escandalo en Primavera (Nick&Tu) (Adaptacion)
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Re: Escandalo en Primavera (Nick&Tu) (Adaptacion)
Capítulo 17
Cuando el carruaje alcanzó el final del camino de grava, la lluvia ya caía en gruesas gotas, y el viento golpeaba el vehículo. Recordando la fiesta del pueblo, Nicholas pensó divertido que muchos amoríos se verían frustrados por el aguacero.
El carruaje se detuvo, el techo del vehículo retumbaba por el impacto de la lluvia implacable. Normalmente un lacayo se acercaba hasta la puerta del carruaje con un paraguas, pero, sin duda, sería de poca ayuda ante la fuerza de ese diluvio.
Nicholas se quitó su abrigo y envolvió a _______ con él, levantándolo hasta cubrirle la cabeza y los hombros. Apenas servía como protección, pero la escudaría en el trayecto entre el carruaje y la puerta principal de la mansión.
—Te mojarás —protestó ______, recorriendo con la mirada las mangas de su camisa y su chaleco.
Él comenzó a reírse.
—No voy a deshacerme, no estoy hecho de azúcar.
—Ni yo tampoco.
—No señorita, usted sí que lo está —murmuró él, haciéndola sonrojarse. Él sonrió al verla mirando a hurtadillas por los pliegues del abrigo, como un mochuelo en el bosque—. Quédate el abrigo —insistió—. Sólo hay unas pocas yardas hasta la puerta.
La puerta del carruaje se abrió con brusquedad revelando a un lacayo que forcejeaba con un paraguas. Una racha de viento lo hizo volar. Nicholas saltó fuera del carruaje mojándose inmediatamente por la lluvia. Él empujó al lacayo con brusquedad.
—Entre —gritó entre el estruendo de la tormenta—. Yo ayudaré a la señorita Bowman.
El lacayo inclinó la cabeza y se retiró precipitadamente hacia la casa.
Volviéndose hacia el carruaje, Nicholas volvió al interior, sacó a ______, y la colocó con cuidado en el suelo. La condujo por el camino embarrado camino a las escaleras, no se detuvieron hasta que atravesaron el umbral de la casa.
El calor y la luz del vestíbulo los envolvió. Nicholas llevaba la camisa mojada pegada al cuerpo, un temblor agradable lo recorrió ante la idea de sentarse delante del fuego de la chimenea.
—Oh, querido —dijo ______, sonriendo al apartarle de la frente un mechón de pelo que chorreaba agua—, estás empapado.
Una doncella se acercó presurosa con un cargamento de toallas. Dándole las gracias con una leve inclinación de cabeza, Nicholas se secó el cabello y se enjugó el agua de la cara. Inclinó la cabeza para dejar que ______ le alisara el cabello con los dedos.
Percibiendo que alguien se acercaba, Nicholas echó un vistazo por encima su hombro. Westcliff entro en el vestíbulo. Tenía una expresión impasible, pero había algo en sus ojos, un aire de preocupación, que envió una corriente de aprensión a través de las venas de Nicholas.
—Jonas —dijo el conde quedamente—, hemos recibido unas visitas inesperadas esta tarde. Aún no han revelado el motivo que les ha hecho venir sin anunciarse, salvo que es un asunto que le concierne a usted.
NicholA sintió un escalofrío recorrerle todo el cuerpo, como si cristales de hielo se hubieran formado entre sus huesos.
—¿Quiénes son? —preguntó Nicholas.
—Un tal señor Wendell Waring, de Boston… y un par de agentes de policía de Bow Street.
Nichlas no se movió mientras asimilaba en silencio las noticias. Una ola de desesperación lo traspasó.
Cielos, pensó. ¿Cómo le había encontrado Waring aquí en Inglaterra? Cómo… oh cielos, no tenía importancia, todo había terminado. Todos los años que le había robado al destino… sin duda ahora el destino se los cobraba. Su corazón retumbaba frenético en su pecho. No existía ningún lugar donde escapar, y aunque así fuera, la verdad es que estaba cansado de vivir con miedo.
Sintió la pequeña mano de ______ en la suya, pero no le devolvió la presión de sus dedos. Clavó los ojos en el rostro de Westcliff. Lo que el conde vio en su mirada le hizo emitir un suspiro profundo.
—¡Maldita sea! —exclamó Westcliff—. Es algo malo, ¿no es cierto?
Nicholas sólo inclinó la cabeza por respuesta. Apartó su mano de la de ______. Ella no trató de tocarle otra vez, el desconcierto se reflejaba en su rostro.
Después de observarle en silencio durante un momento, Westcliff enderezó los hombros.
—Bien, entonces... —dijo con decisión—, entremos y aclaremos esto. Sea lo que sea, estaré a su lado como amigo—.
Una risa breve e incrédula escapó de los labios de Nicholas.
—Usted aún no sabe de lo qué se trata.
—No hago promesas en balde. Venga. Están en la sala principal.
Nicholas inclinó la cabeza, serio y resuelto. Estaba sorprendido de poder actuar como si nada ocurriera, como si su mundo entero no estuviera a punto de derrumbarse. Tenía la sensación de que era solamente un observador. El miedo nunca le había hecho eso antes. Pero tal vez fuese porque nunca había tenido tanto que perder.
______ se adelantó a él, Westcliff la detuvo y le susurró algo. Dirigió al conde una rápida inclinación de cabeza, pareciendo tranquilizarse.
Nicholas bajó la mirada. Mirarla le provocaba un dolor agudo en la garganta, como si le estuvieran clavando un estilete. Deseó que el entumecimiento volviera, y le aliviara ese dolor.
Entraron en la sala. Nicholas se sintió como un condenado en el día del juicio final al ver a Thomas Bowman, Mercedes, y Lillian. Mientras su mirada recorría la estancia, escuchó el grito de un hombre:
—¡Es él!
De pronto, sintió un violento dolor de cabeza, las piernas le fallaron como si se hubieran vuelto de arena. La luz explotaba como un millar de diminutas estrellas mientras la oscuridad se cernía sobre él, pero su mente luchaba contra el desconcierto, intentando débilmente aferrarse a la consciencia.
Nicholas descubrió de repente que estaba en el suelo, sintiendo la lana áspera de la alfombra bajo su mejilla. Algo húmedo goteaba de su boca. Tragó, notando un sabor salobre. Un suave gemido vibró en su garganta. Un dolor agudo se concentraba en su nuca. Lo habían golpeado con algún objeto duro.
Unas luces chisporroteaban detrás de sus ojos cuando sintió que lo levantaban, y tiraban de sus brazos. Escuchó gritos… de hombres enfurecidos, y un grito agudo de mujer… Nicholas parpadeó para aclarar su visión, pero los ojos le lloraban a causa del dolor. Le ataron las muñecas con un objeto de hierro. Unas esposas, pensó, y el recuerdo de sentirse esposado lo llenó de pánico.
Gradualmente las voces se volvieron reconocibles.
—¿Cómo osan... —lord Westcliff estaba furioso—… entrar en mi casa y asaltar a uno de mis invitados? ¿Saben ustedes quién soy yo? ¡Quítenle eso ahora mismo, o los veré a todos ustedes pudriéndose en Newgate!
Otra voz le contestó:
—No, después de buscarlo durante tantos años, no pienso permitir que se escape.
Era la voz del señor Wendell Waring, el patriarca de una familia acaudalada de Nueva Inglaterra. El segundo hombre que Nicholas más despreciaba en el mundo, el primero había sido el hijo del señor Waring, Harry.
Era curioso cómo un sonido o un perfume podía traer de vuelta el pasado tan fácilmente, sin importar cuánto había luchado Nicholas por olvidarlo.
—¿Y adónde... —preguntó ásperamente Westcliff— ...cree usted que va a huir?
—Estoy autorizado para retener al fugitivo por cualquier medio de mi elección. Usted no tiene derecho a oponerse.
Era evidente que Wescliff no estaba acostumbrado a que alguien le dijera que él no tenía derecho a hacer algo, especialmente en su casa. Era aún más evidente que Westcliff estaba furioso.
La discusión se tornó mas violenta que la tormenta que en ese momento tenía lugar en el exterior, pero Nicholas perdió el hilo de la conversación cuando sintió un toque gentil en su cara. Se sobresaltó y oyó el susurro de ______.
—No. Quédate quieto.
______ le limpió la cara con un paño seco, secándole los ojos y la boca, empujando hacia atrás su pelo húmedo. Él se sentó con las manos maniatadas en su regazo, luchando por reprimir un aullido de dolor, la miró a los ojos.
______ estaba pálida, pero notablemente tranquila. El desasosiego colocó dos franjas rojas en lo alto de sus mejillas, en contraste contra su piel pálida. Ella se arrodilló sobre la alfombra donde él estaba sentado para examinar las esposas que le apresaban las manos. Había una anilla de hierro cerrada alrededor de cada una de sus muñecas y estaban unidas entre ellas con una cadena, y unidas a otra cadena más gruesa que utilizaría un agente de policía para guiarlo.
Levantando la cabeza, Nicholas registró la presencia de dos fornidos oficiales vestidos con el uniforme típico de la policía, pantalones blancos, frac negro de cuello alto, y un rígido sombrero de copa. Ambos guardaban silencio, mirándole con severidad, mientras Wendell Waring, Westcliff y Thomas Bowman discutían acaloradamente.
______ manipulaba nerviosamente la cerradura de las esposas. El corazón de Nicholas se retorció dolorosamente al ver que ella introducía un alfiler para el cabello. Las habilidades de las hermanas Bowman con las cerraduras eran tristemente célebres, generadas por años de intentos frustrados por parte de sus padres por imponerles disciplina. Pero las manos de ______ temblaban demasiado para que ella pudiera abrir una cerradura poco familiar, y obviamente no tenía sentido intentarlo y conseguir liberarle. Cielos... ojalá él pudiera alejarla de toda esa fealdad, de su horrible pasado…, de él mismo.
—No —susurró Nicholas—. No vale la pena. ______, por favor.
—Aléjese ahora mismo... —dijo uno de los oficiales al ver lo que intentaba ______— ...del prisionero, señorita. —Dándose cuenta de que ella le ignoraba, el agente de policía dio un paso adelante levantando una de sus manos—. Señorita, le he dicho…
—No la toque —chasqueó Lillian, con tal ferocidad que causó un silencio momentáneo en la estancia. Incluso Westcliff y Waring se interrumpieron sorprendidos.
Mirando enfurecida al atónito agente de policía, Lillian se acercó a ______ y la apartó de un codazo. Le habló a los agentes de policía con manifiesto desprecio.
—Antes de que se atrevan a tocarme, les aconsejo que consideren lo que podría ocurrir con sus carreras si se corre la voz de que maltrataron a la condesa de Westcliff en su propia casa. —Ella extrajo un alfiler de su cabello y ocupó el lugar de ______, arrodillándose junto a Nicholas. En cuestión de segundos el cerrojo se abrió liberando sus muñecas.
Antes de que Nicholas pudiera agradecérselo, Lillian se levantó y continuó con su acalorada perorata contra los agentes de policía.
—Sin duda son ustedes un par de oficiales de primera, aceptando las órdenes de un yanqui maleducado que abusa de la hospitalidad de la familia que les ofreció refugio en medio de una tormenta. Obviamente, son demasiado estúpidos para ser conscientes del apoyo financiero y político que mi marido presta a la nueva policía. Con sólo mover un dedo, él podría reemplazar al Ministro del Interior y al Magistrado Jefe de Bow Street en cuestión de días. Así que yo en su lugar…
—Le pido disculpas milady, pero no tenemos elección —protestó uno de los fornidos agentes—. Tenemos órdenes de conducir al señor Phaelan a Bow Street.
—¿Quién malditos infiernos es el señor Phaelan? —exigió Lillian.
Atemorizado por el elocuente juramento de la condesa, el agente de policía exclamó “aquél de allí”, señalando a Nicholas.
Consciente de que era el centro de todas las miradas, Nicholas adoptó una expresión impasible.
______ fue la primera en reaccionar. Cogió las esposas del regazo de Nicholas y se acercó a la puerta, dónde se había reunido un pequeño grupo de sirvientes curiosos. Después de un pequeño intercambio de palabras en voz baja, regresó y ocupó una silla cerca de Nicholas.
—Y yo creía que pasaría una tarde aburrida en casa... —dijo secamente Lillian, tomando asiento al otro lado de Nicholas, dispuesta a defenderlo si era necesario.
______ se dirigió a Nicholas con un murmullo.
—¿Ese es tu nombre? ¿Nicholas Phaelan?
Él no podía contestar, cada músculo de su cuerpo estaba tenso por el rechazo que le producía ese apellido.
—Lo es —gritó Wendell Waring.
El señor Waring era uno de esos hombres desafortunados cuyas voces agudas resultaban inadecuadas para sus pesadas proporciones físicas. A pesar de ello, Waring poseía el porte y el aspecto de un hombre distinguido, con una gruesa mata de cabello plateado, patillas perfectamente cortadas y una poblada barba blanca. Él apestaba al viejo Boston, con su traje pasado de moda y el costoso, aunque gastado, abrigo de lana. Poseía un aire de confianza en sí mismo fruto de pertenecer a una familia con generaciones de graduados en Harvard. Sus ojos eran como piedras de cuarzo sin pulir, duros y fríos, pero sin brillo alguno.
Abalanzándose sobre Westcliff, Waring le arrojó un manojo de papeles.
—Esa es la prueba de mi autoridad sobre usted —dijo venenosamente—. Ahí tiene usted una copia de una solicitud diplomática de arresto provisional de la Secretaria de Estado Americana. Una copia de una orden del Secretario Británico del Interior, Sir James Graham, para el magistrado jefe de Bow Street, que autoriza el arresto de Nicholas Phaelan, alias Nicholas Jonas. Además de la copia de una declaración jurada que atestigua…
—Señor Waring —le interrumpió Westcliff con una suavidad que de ningún modo mitigaba la amenaza implícita en su voz—. Usted puede enterrarme hasta el cuello con copias de todas las órdenes de arresto impresas desde el manuscrito de Gutenberg. Pero eso no significa que vaya a entregarle a este hombre.
—¡No tiene otra alternativa! Él es un criminal condenado que debe ser extraditado a los Estados Unidos, a pesar de sus objeciones.
—¿Que no tengo otra alternativa? —Los ojos oscuros de Westcliff se agrandaron, y un rubor cubrió su rostro—. ¡Juro que mi paciencia jamás ha sido probada como ahora! Esta propiedad en la que se encuentra ha estado en posesión de mi familia durante cinco siglos, y en esta tierra, en esta casa, yo soy la autoridad. Ahora, señor mío procederá a contarme de la manera más respetuosa posible, qué acusaciones tiene contra este hombre.
Era impresionante ver a Marcus, lord Westcliff, encolerizado. Nicholas dudaba incluso de que Wendell Waring, quien tenía amistad con presidentes y hombres influyentes, hubiera conocido jamás a un hombre con más autoridad natural. Los dos agentes de policía miraron ansiosos a los dos hombres alternativamente.
Waring no miró a Nicholas cuando respondió, como si su vista le resultara demasiado repulsiva para tolerarla.
—Realmente no conocen al hombre que tienen ante ustedes y se hace llamar Nicholas Jonas. Él ha engañado y traicionado a todos los que se han cruzado en su camino. El mundo será un lugar mejor cuando sea exterminado como la sabandija que es. Cuando llegue ese día…
—Discúlpeme, señor —le interrumpió ______, con una exagerada cortesía que rayaba la burla—, pero al menos yo, preferiría escuchar la versión simple de los hechos. No tengo ningún interés en oír sus opiniones sobre el carácter del señor Jonas.
—Su apellido es Phaelan, no Jonas —replicó Waring—. Y es hijo de un borracho irlandés. Fue abandonado en el orfanato Charles River cuando era un bebé después de que su madre hubiera muerto en el parto. Tuve la desgracia de entablar relación con Nicholas Phaelan cuando le compré a la edad de once años para que ejerciera como compañero y ayuda de cámara de mi hijo Harry.
—¿Usted lo compró? —repitió ásperamente ______—. No sabía que los huérfanos podían ser comprados y vendidos.
—Le contraté, si lo prefiere —replicó el señor Waring, mirándola—. ¿Y quién es esta señorita descarada, que osa interrumpir a sus mayores?
Repentinamente Thomas Bowman se introdujo en el debate, su bigote se movía nerviosamente a causa de la ira.
—¡Es mi hija —rugió— y tiene mi permiso para hablar cuando lo desee!
Sorprendida por que su padre saliera en su defensa, ______ le sonrió brevemente, dirigiendo de nuevo su atención a Waring inquirió:
—¿Cuánto tiempo estuvo el señor Phaelan a su servicio?
—Durante un período de siete años. Él atendía a mi hijo Harry en el internado, cumplía sus órdenes, cuidaba de sus efectos personales, y volvía a casa con él en vacaciones. —Clavó la mirada en Nicholas, entornando los ojos acusadoramente.
Ahora que su presa estaba asegurada, la furia del señor Waring dio paso a una severa resolución. Parecía un hombre que había sufrido un calvario durante demasiado tiempo.
—No imaginábamos que estábamos abrigando a una serpiente en nuestro seno. Durante las últimas vacaciones que Harry pasó en casa, una fortuna en dinero en efectivo y joyas fue robada de la caja fuerte familiar. Uno de los artículos era un collar de diamantes que había pertenecido a los Waring desde hacía un siglo. Mi bisabuelo se lo había comprado a la Archiduquesa de Austria. El robo sólo pudo ser perpetrado por alguien de la familia, o por un sirviente de confianza que tuviera acceso a la llave de la caja. Todas las pruebas señalaron a una persona. Nicholas Phaelan.
Nicholas permanecía en silencio. Su actitud era serena pero sentía un caos en su interior. Lo contuvo con gran esfuerzo, sabiendo que no ganaría nada dejándose llevar por la desesperación.
—¿Y cómo sabe usted que la cerradura no fue forzada por un ladrón? —exclamó Lillian algo mas calmada.
—La caja fuerte tenía un mecanismo de seguridad —contestó Waring— que la bloqueaba en el caso de que la cerradura fuera manipulada con una ganzúa. Sólo una llave maestra o la llave original podían abrirla. Y Phaelan sabía dónde estaba la llave. De vez en cuando se le ordenaba sacar dinero o bienes personales de la caja fuerte.
—¡Él no es ningún ladrón! —Nicholas oyó como ______ replicaba colérica, defendiéndole antes de que él mismo pudiera defenderse—. Nunca sería capaz de robarle nada a nadie.
—Un jurado de doce hombres no estuvo de acuerdo con esa valoración —ladró el Waring, con renovada cólera—. Phaelan fue condenado por hurto mayor y sentenciado a prisión durante quince años. Huyó antes de que pudieran encerrarle, y desapareció.
Habiendo asumido que ______ se alejaría de él al conocer la verdad, Nicholas se percató asombrado de que ella arrastró su silla más cerca de el. Una de sus manos presionó ligeramente su hombro. No exteriorizó su reacción ante ese ligero toque, pero sus sentidos absorbieron ávidamente el contacto de sus dedos.
—¿Cómo me ha encontrado? —preguntó Nicholas roncamente, obligándose a mirar a Waring. El tiempo había cambiado al hombre de forma sutil. Las arrugas en su cara eran un poco más profundas, y sus pómulos eran algo más prominentes.
—He tenido a hombres buscándole durante años —dijo Waring con un toque melodramático que sus colegas bostonianos seguramente habrían encontrado excesivo—. Sabía que no podría permanecer escondido indefinidamente. Se entregó una gran donación anónima al orfanato Charles River. Sospeché que usted estaba detrás de ello, pero fue imposible penetrar a través del ejército de abogados y testaferros. Luego pensé que usted podría intentar encontrar a su padre. Le seguimos la pista, y por el precio de unos cuantos tragos él nos dijo todo lo que necesitábamos saber, su nombre falso y su dirección en Nueva York. —La voz de Waring destilaba desprecio cuando añadió—: Le vendieron por el equivalente de cinco raciones de whisky.
Nicholas contuvo el aliento. Sí... él había encontrado a su padre, y había decidido en contra de toda razón confiar en él. La necesidad de conexión con alguien, o algo, había sido demasiado abrumadora. Su padre era una ruina de ser humano, había quedado dolorosamente claro para el joven Nicholas que no podría hacer nada por él, salvo encontrarle un lugar para vivir y pagar su manutención.
Cada vez que Nicholas había logrado hacerle una visita en secreto, había botellas amontonadas por todas partes. “Si alguna vez me necesitas”, le había dicho a su padre, presionando una nota doblada en su mano, “búscame en esta dirección. No debes dársela a nadie ¿Entiendes?”. Su padre, bajo los efectos del alcohol, había dicho que sí, que entendía.
Si alguna vez me necesitas… Nicholas había deseado desesperadamente ser necesario para alguien.
Éste era el precio que tendría que pagar por aquella debilidad.
—Jonas —le preguntó Thomas Bowman—, ¿son ciertas las acusaciones de Waring? —su habitual vozarrón estaba teñido con una nota de pesar.
—No del todo —Nicholas paseó la mirada por la habitación. Lo que él había esperado ver en sus rostros, condenación, miedo, cólera, simplemente no estaba allí. Incluso Mercedes Bowman, que no era exactamente una mujer compasiva, le miraba con lo que él casi podría jurar que era amabilidad.
Repentinamente se percató que se encontraba en una posición diferente a la que tenía años atrás, cuándo él era un hombre pobre y sin amigos. Él había estado armado sólo con la verdad, que había probado ser ciertamente insuficiente. Sin embargo, ahora él tenía dinero e influencia, además de aliados poderosos. Y sobre todo tenía a _______, que permanecía en silencio apoyada en su hombro, fortaleciéndolo y confortándolo internamente.
Los ojos de Nicholas se estrecharon con desafío al enfrentarse con la mirada acusadora de Wendell Waring. Tanto si le gustaba como si no, Waring tendría que escuchar la verdad.
AHI ESTA, AHORA SIGO ADAPTANDO :)
Soof;)
Cuando el carruaje alcanzó el final del camino de grava, la lluvia ya caía en gruesas gotas, y el viento golpeaba el vehículo. Recordando la fiesta del pueblo, Nicholas pensó divertido que muchos amoríos se verían frustrados por el aguacero.
El carruaje se detuvo, el techo del vehículo retumbaba por el impacto de la lluvia implacable. Normalmente un lacayo se acercaba hasta la puerta del carruaje con un paraguas, pero, sin duda, sería de poca ayuda ante la fuerza de ese diluvio.
Nicholas se quitó su abrigo y envolvió a _______ con él, levantándolo hasta cubrirle la cabeza y los hombros. Apenas servía como protección, pero la escudaría en el trayecto entre el carruaje y la puerta principal de la mansión.
—Te mojarás —protestó ______, recorriendo con la mirada las mangas de su camisa y su chaleco.
Él comenzó a reírse.
—No voy a deshacerme, no estoy hecho de azúcar.
—Ni yo tampoco.
—No señorita, usted sí que lo está —murmuró él, haciéndola sonrojarse. Él sonrió al verla mirando a hurtadillas por los pliegues del abrigo, como un mochuelo en el bosque—. Quédate el abrigo —insistió—. Sólo hay unas pocas yardas hasta la puerta.
La puerta del carruaje se abrió con brusquedad revelando a un lacayo que forcejeaba con un paraguas. Una racha de viento lo hizo volar. Nicholas saltó fuera del carruaje mojándose inmediatamente por la lluvia. Él empujó al lacayo con brusquedad.
—Entre —gritó entre el estruendo de la tormenta—. Yo ayudaré a la señorita Bowman.
El lacayo inclinó la cabeza y se retiró precipitadamente hacia la casa.
Volviéndose hacia el carruaje, Nicholas volvió al interior, sacó a ______, y la colocó con cuidado en el suelo. La condujo por el camino embarrado camino a las escaleras, no se detuvieron hasta que atravesaron el umbral de la casa.
El calor y la luz del vestíbulo los envolvió. Nicholas llevaba la camisa mojada pegada al cuerpo, un temblor agradable lo recorrió ante la idea de sentarse delante del fuego de la chimenea.
—Oh, querido —dijo ______, sonriendo al apartarle de la frente un mechón de pelo que chorreaba agua—, estás empapado.
Una doncella se acercó presurosa con un cargamento de toallas. Dándole las gracias con una leve inclinación de cabeza, Nicholas se secó el cabello y se enjugó el agua de la cara. Inclinó la cabeza para dejar que ______ le alisara el cabello con los dedos.
Percibiendo que alguien se acercaba, Nicholas echó un vistazo por encima su hombro. Westcliff entro en el vestíbulo. Tenía una expresión impasible, pero había algo en sus ojos, un aire de preocupación, que envió una corriente de aprensión a través de las venas de Nicholas.
—Jonas —dijo el conde quedamente—, hemos recibido unas visitas inesperadas esta tarde. Aún no han revelado el motivo que les ha hecho venir sin anunciarse, salvo que es un asunto que le concierne a usted.
NicholA sintió un escalofrío recorrerle todo el cuerpo, como si cristales de hielo se hubieran formado entre sus huesos.
—¿Quiénes son? —preguntó Nicholas.
—Un tal señor Wendell Waring, de Boston… y un par de agentes de policía de Bow Street.
Nichlas no se movió mientras asimilaba en silencio las noticias. Una ola de desesperación lo traspasó.
Cielos, pensó. ¿Cómo le había encontrado Waring aquí en Inglaterra? Cómo… oh cielos, no tenía importancia, todo había terminado. Todos los años que le había robado al destino… sin duda ahora el destino se los cobraba. Su corazón retumbaba frenético en su pecho. No existía ningún lugar donde escapar, y aunque así fuera, la verdad es que estaba cansado de vivir con miedo.
Sintió la pequeña mano de ______ en la suya, pero no le devolvió la presión de sus dedos. Clavó los ojos en el rostro de Westcliff. Lo que el conde vio en su mirada le hizo emitir un suspiro profundo.
—¡Maldita sea! —exclamó Westcliff—. Es algo malo, ¿no es cierto?
Nicholas sólo inclinó la cabeza por respuesta. Apartó su mano de la de ______. Ella no trató de tocarle otra vez, el desconcierto se reflejaba en su rostro.
Después de observarle en silencio durante un momento, Westcliff enderezó los hombros.
—Bien, entonces... —dijo con decisión—, entremos y aclaremos esto. Sea lo que sea, estaré a su lado como amigo—.
Una risa breve e incrédula escapó de los labios de Nicholas.
—Usted aún no sabe de lo qué se trata.
—No hago promesas en balde. Venga. Están en la sala principal.
Nicholas inclinó la cabeza, serio y resuelto. Estaba sorprendido de poder actuar como si nada ocurriera, como si su mundo entero no estuviera a punto de derrumbarse. Tenía la sensación de que era solamente un observador. El miedo nunca le había hecho eso antes. Pero tal vez fuese porque nunca había tenido tanto que perder.
______ se adelantó a él, Westcliff la detuvo y le susurró algo. Dirigió al conde una rápida inclinación de cabeza, pareciendo tranquilizarse.
Nicholas bajó la mirada. Mirarla le provocaba un dolor agudo en la garganta, como si le estuvieran clavando un estilete. Deseó que el entumecimiento volviera, y le aliviara ese dolor.
Entraron en la sala. Nicholas se sintió como un condenado en el día del juicio final al ver a Thomas Bowman, Mercedes, y Lillian. Mientras su mirada recorría la estancia, escuchó el grito de un hombre:
—¡Es él!
De pronto, sintió un violento dolor de cabeza, las piernas le fallaron como si se hubieran vuelto de arena. La luz explotaba como un millar de diminutas estrellas mientras la oscuridad se cernía sobre él, pero su mente luchaba contra el desconcierto, intentando débilmente aferrarse a la consciencia.
Nicholas descubrió de repente que estaba en el suelo, sintiendo la lana áspera de la alfombra bajo su mejilla. Algo húmedo goteaba de su boca. Tragó, notando un sabor salobre. Un suave gemido vibró en su garganta. Un dolor agudo se concentraba en su nuca. Lo habían golpeado con algún objeto duro.
Unas luces chisporroteaban detrás de sus ojos cuando sintió que lo levantaban, y tiraban de sus brazos. Escuchó gritos… de hombres enfurecidos, y un grito agudo de mujer… Nicholas parpadeó para aclarar su visión, pero los ojos le lloraban a causa del dolor. Le ataron las muñecas con un objeto de hierro. Unas esposas, pensó, y el recuerdo de sentirse esposado lo llenó de pánico.
Gradualmente las voces se volvieron reconocibles.
—¿Cómo osan... —lord Westcliff estaba furioso—… entrar en mi casa y asaltar a uno de mis invitados? ¿Saben ustedes quién soy yo? ¡Quítenle eso ahora mismo, o los veré a todos ustedes pudriéndose en Newgate!
Otra voz le contestó:
—No, después de buscarlo durante tantos años, no pienso permitir que se escape.
Era la voz del señor Wendell Waring, el patriarca de una familia acaudalada de Nueva Inglaterra. El segundo hombre que Nicholas más despreciaba en el mundo, el primero había sido el hijo del señor Waring, Harry.
Era curioso cómo un sonido o un perfume podía traer de vuelta el pasado tan fácilmente, sin importar cuánto había luchado Nicholas por olvidarlo.
—¿Y adónde... —preguntó ásperamente Westcliff— ...cree usted que va a huir?
—Estoy autorizado para retener al fugitivo por cualquier medio de mi elección. Usted no tiene derecho a oponerse.
Era evidente que Wescliff no estaba acostumbrado a que alguien le dijera que él no tenía derecho a hacer algo, especialmente en su casa. Era aún más evidente que Westcliff estaba furioso.
La discusión se tornó mas violenta que la tormenta que en ese momento tenía lugar en el exterior, pero Nicholas perdió el hilo de la conversación cuando sintió un toque gentil en su cara. Se sobresaltó y oyó el susurro de ______.
—No. Quédate quieto.
______ le limpió la cara con un paño seco, secándole los ojos y la boca, empujando hacia atrás su pelo húmedo. Él se sentó con las manos maniatadas en su regazo, luchando por reprimir un aullido de dolor, la miró a los ojos.
______ estaba pálida, pero notablemente tranquila. El desasosiego colocó dos franjas rojas en lo alto de sus mejillas, en contraste contra su piel pálida. Ella se arrodilló sobre la alfombra donde él estaba sentado para examinar las esposas que le apresaban las manos. Había una anilla de hierro cerrada alrededor de cada una de sus muñecas y estaban unidas entre ellas con una cadena, y unidas a otra cadena más gruesa que utilizaría un agente de policía para guiarlo.
Levantando la cabeza, Nicholas registró la presencia de dos fornidos oficiales vestidos con el uniforme típico de la policía, pantalones blancos, frac negro de cuello alto, y un rígido sombrero de copa. Ambos guardaban silencio, mirándole con severidad, mientras Wendell Waring, Westcliff y Thomas Bowman discutían acaloradamente.
______ manipulaba nerviosamente la cerradura de las esposas. El corazón de Nicholas se retorció dolorosamente al ver que ella introducía un alfiler para el cabello. Las habilidades de las hermanas Bowman con las cerraduras eran tristemente célebres, generadas por años de intentos frustrados por parte de sus padres por imponerles disciplina. Pero las manos de ______ temblaban demasiado para que ella pudiera abrir una cerradura poco familiar, y obviamente no tenía sentido intentarlo y conseguir liberarle. Cielos... ojalá él pudiera alejarla de toda esa fealdad, de su horrible pasado…, de él mismo.
—No —susurró Nicholas—. No vale la pena. ______, por favor.
—Aléjese ahora mismo... —dijo uno de los oficiales al ver lo que intentaba ______— ...del prisionero, señorita. —Dándose cuenta de que ella le ignoraba, el agente de policía dio un paso adelante levantando una de sus manos—. Señorita, le he dicho…
—No la toque —chasqueó Lillian, con tal ferocidad que causó un silencio momentáneo en la estancia. Incluso Westcliff y Waring se interrumpieron sorprendidos.
Mirando enfurecida al atónito agente de policía, Lillian se acercó a ______ y la apartó de un codazo. Le habló a los agentes de policía con manifiesto desprecio.
—Antes de que se atrevan a tocarme, les aconsejo que consideren lo que podría ocurrir con sus carreras si se corre la voz de que maltrataron a la condesa de Westcliff en su propia casa. —Ella extrajo un alfiler de su cabello y ocupó el lugar de ______, arrodillándose junto a Nicholas. En cuestión de segundos el cerrojo se abrió liberando sus muñecas.
Antes de que Nicholas pudiera agradecérselo, Lillian se levantó y continuó con su acalorada perorata contra los agentes de policía.
—Sin duda son ustedes un par de oficiales de primera, aceptando las órdenes de un yanqui maleducado que abusa de la hospitalidad de la familia que les ofreció refugio en medio de una tormenta. Obviamente, son demasiado estúpidos para ser conscientes del apoyo financiero y político que mi marido presta a la nueva policía. Con sólo mover un dedo, él podría reemplazar al Ministro del Interior y al Magistrado Jefe de Bow Street en cuestión de días. Así que yo en su lugar…
—Le pido disculpas milady, pero no tenemos elección —protestó uno de los fornidos agentes—. Tenemos órdenes de conducir al señor Phaelan a Bow Street.
—¿Quién malditos infiernos es el señor Phaelan? —exigió Lillian.
Atemorizado por el elocuente juramento de la condesa, el agente de policía exclamó “aquél de allí”, señalando a Nicholas.
Consciente de que era el centro de todas las miradas, Nicholas adoptó una expresión impasible.
______ fue la primera en reaccionar. Cogió las esposas del regazo de Nicholas y se acercó a la puerta, dónde se había reunido un pequeño grupo de sirvientes curiosos. Después de un pequeño intercambio de palabras en voz baja, regresó y ocupó una silla cerca de Nicholas.
—Y yo creía que pasaría una tarde aburrida en casa... —dijo secamente Lillian, tomando asiento al otro lado de Nicholas, dispuesta a defenderlo si era necesario.
______ se dirigió a Nicholas con un murmullo.
—¿Ese es tu nombre? ¿Nicholas Phaelan?
Él no podía contestar, cada músculo de su cuerpo estaba tenso por el rechazo que le producía ese apellido.
—Lo es —gritó Wendell Waring.
El señor Waring era uno de esos hombres desafortunados cuyas voces agudas resultaban inadecuadas para sus pesadas proporciones físicas. A pesar de ello, Waring poseía el porte y el aspecto de un hombre distinguido, con una gruesa mata de cabello plateado, patillas perfectamente cortadas y una poblada barba blanca. Él apestaba al viejo Boston, con su traje pasado de moda y el costoso, aunque gastado, abrigo de lana. Poseía un aire de confianza en sí mismo fruto de pertenecer a una familia con generaciones de graduados en Harvard. Sus ojos eran como piedras de cuarzo sin pulir, duros y fríos, pero sin brillo alguno.
Abalanzándose sobre Westcliff, Waring le arrojó un manojo de papeles.
—Esa es la prueba de mi autoridad sobre usted —dijo venenosamente—. Ahí tiene usted una copia de una solicitud diplomática de arresto provisional de la Secretaria de Estado Americana. Una copia de una orden del Secretario Británico del Interior, Sir James Graham, para el magistrado jefe de Bow Street, que autoriza el arresto de Nicholas Phaelan, alias Nicholas Jonas. Además de la copia de una declaración jurada que atestigua…
—Señor Waring —le interrumpió Westcliff con una suavidad que de ningún modo mitigaba la amenaza implícita en su voz—. Usted puede enterrarme hasta el cuello con copias de todas las órdenes de arresto impresas desde el manuscrito de Gutenberg. Pero eso no significa que vaya a entregarle a este hombre.
—¡No tiene otra alternativa! Él es un criminal condenado que debe ser extraditado a los Estados Unidos, a pesar de sus objeciones.
—¿Que no tengo otra alternativa? —Los ojos oscuros de Westcliff se agrandaron, y un rubor cubrió su rostro—. ¡Juro que mi paciencia jamás ha sido probada como ahora! Esta propiedad en la que se encuentra ha estado en posesión de mi familia durante cinco siglos, y en esta tierra, en esta casa, yo soy la autoridad. Ahora, señor mío procederá a contarme de la manera más respetuosa posible, qué acusaciones tiene contra este hombre.
Era impresionante ver a Marcus, lord Westcliff, encolerizado. Nicholas dudaba incluso de que Wendell Waring, quien tenía amistad con presidentes y hombres influyentes, hubiera conocido jamás a un hombre con más autoridad natural. Los dos agentes de policía miraron ansiosos a los dos hombres alternativamente.
Waring no miró a Nicholas cuando respondió, como si su vista le resultara demasiado repulsiva para tolerarla.
—Realmente no conocen al hombre que tienen ante ustedes y se hace llamar Nicholas Jonas. Él ha engañado y traicionado a todos los que se han cruzado en su camino. El mundo será un lugar mejor cuando sea exterminado como la sabandija que es. Cuando llegue ese día…
—Discúlpeme, señor —le interrumpió ______, con una exagerada cortesía que rayaba la burla—, pero al menos yo, preferiría escuchar la versión simple de los hechos. No tengo ningún interés en oír sus opiniones sobre el carácter del señor Jonas.
—Su apellido es Phaelan, no Jonas —replicó Waring—. Y es hijo de un borracho irlandés. Fue abandonado en el orfanato Charles River cuando era un bebé después de que su madre hubiera muerto en el parto. Tuve la desgracia de entablar relación con Nicholas Phaelan cuando le compré a la edad de once años para que ejerciera como compañero y ayuda de cámara de mi hijo Harry.
—¿Usted lo compró? —repitió ásperamente ______—. No sabía que los huérfanos podían ser comprados y vendidos.
—Le contraté, si lo prefiere —replicó el señor Waring, mirándola—. ¿Y quién es esta señorita descarada, que osa interrumpir a sus mayores?
Repentinamente Thomas Bowman se introdujo en el debate, su bigote se movía nerviosamente a causa de la ira.
—¡Es mi hija —rugió— y tiene mi permiso para hablar cuando lo desee!
Sorprendida por que su padre saliera en su defensa, ______ le sonrió brevemente, dirigiendo de nuevo su atención a Waring inquirió:
—¿Cuánto tiempo estuvo el señor Phaelan a su servicio?
—Durante un período de siete años. Él atendía a mi hijo Harry en el internado, cumplía sus órdenes, cuidaba de sus efectos personales, y volvía a casa con él en vacaciones. —Clavó la mirada en Nicholas, entornando los ojos acusadoramente.
Ahora que su presa estaba asegurada, la furia del señor Waring dio paso a una severa resolución. Parecía un hombre que había sufrido un calvario durante demasiado tiempo.
—No imaginábamos que estábamos abrigando a una serpiente en nuestro seno. Durante las últimas vacaciones que Harry pasó en casa, una fortuna en dinero en efectivo y joyas fue robada de la caja fuerte familiar. Uno de los artículos era un collar de diamantes que había pertenecido a los Waring desde hacía un siglo. Mi bisabuelo se lo había comprado a la Archiduquesa de Austria. El robo sólo pudo ser perpetrado por alguien de la familia, o por un sirviente de confianza que tuviera acceso a la llave de la caja. Todas las pruebas señalaron a una persona. Nicholas Phaelan.
Nicholas permanecía en silencio. Su actitud era serena pero sentía un caos en su interior. Lo contuvo con gran esfuerzo, sabiendo que no ganaría nada dejándose llevar por la desesperación.
—¿Y cómo sabe usted que la cerradura no fue forzada por un ladrón? —exclamó Lillian algo mas calmada.
—La caja fuerte tenía un mecanismo de seguridad —contestó Waring— que la bloqueaba en el caso de que la cerradura fuera manipulada con una ganzúa. Sólo una llave maestra o la llave original podían abrirla. Y Phaelan sabía dónde estaba la llave. De vez en cuando se le ordenaba sacar dinero o bienes personales de la caja fuerte.
—¡Él no es ningún ladrón! —Nicholas oyó como ______ replicaba colérica, defendiéndole antes de que él mismo pudiera defenderse—. Nunca sería capaz de robarle nada a nadie.
—Un jurado de doce hombres no estuvo de acuerdo con esa valoración —ladró el Waring, con renovada cólera—. Phaelan fue condenado por hurto mayor y sentenciado a prisión durante quince años. Huyó antes de que pudieran encerrarle, y desapareció.
Habiendo asumido que ______ se alejaría de él al conocer la verdad, Nicholas se percató asombrado de que ella arrastró su silla más cerca de el. Una de sus manos presionó ligeramente su hombro. No exteriorizó su reacción ante ese ligero toque, pero sus sentidos absorbieron ávidamente el contacto de sus dedos.
—¿Cómo me ha encontrado? —preguntó Nicholas roncamente, obligándose a mirar a Waring. El tiempo había cambiado al hombre de forma sutil. Las arrugas en su cara eran un poco más profundas, y sus pómulos eran algo más prominentes.
—He tenido a hombres buscándole durante años —dijo Waring con un toque melodramático que sus colegas bostonianos seguramente habrían encontrado excesivo—. Sabía que no podría permanecer escondido indefinidamente. Se entregó una gran donación anónima al orfanato Charles River. Sospeché que usted estaba detrás de ello, pero fue imposible penetrar a través del ejército de abogados y testaferros. Luego pensé que usted podría intentar encontrar a su padre. Le seguimos la pista, y por el precio de unos cuantos tragos él nos dijo todo lo que necesitábamos saber, su nombre falso y su dirección en Nueva York. —La voz de Waring destilaba desprecio cuando añadió—: Le vendieron por el equivalente de cinco raciones de whisky.
Nicholas contuvo el aliento. Sí... él había encontrado a su padre, y había decidido en contra de toda razón confiar en él. La necesidad de conexión con alguien, o algo, había sido demasiado abrumadora. Su padre era una ruina de ser humano, había quedado dolorosamente claro para el joven Nicholas que no podría hacer nada por él, salvo encontrarle un lugar para vivir y pagar su manutención.
Cada vez que Nicholas había logrado hacerle una visita en secreto, había botellas amontonadas por todas partes. “Si alguna vez me necesitas”, le había dicho a su padre, presionando una nota doblada en su mano, “búscame en esta dirección. No debes dársela a nadie ¿Entiendes?”. Su padre, bajo los efectos del alcohol, había dicho que sí, que entendía.
Si alguna vez me necesitas… Nicholas había deseado desesperadamente ser necesario para alguien.
Éste era el precio que tendría que pagar por aquella debilidad.
—Jonas —le preguntó Thomas Bowman—, ¿son ciertas las acusaciones de Waring? —su habitual vozarrón estaba teñido con una nota de pesar.
—No del todo —Nicholas paseó la mirada por la habitación. Lo que él había esperado ver en sus rostros, condenación, miedo, cólera, simplemente no estaba allí. Incluso Mercedes Bowman, que no era exactamente una mujer compasiva, le miraba con lo que él casi podría jurar que era amabilidad.
Repentinamente se percató que se encontraba en una posición diferente a la que tenía años atrás, cuándo él era un hombre pobre y sin amigos. Él había estado armado sólo con la verdad, que había probado ser ciertamente insuficiente. Sin embargo, ahora él tenía dinero e influencia, además de aliados poderosos. Y sobre todo tenía a _______, que permanecía en silencio apoyada en su hombro, fortaleciéndolo y confortándolo internamente.
Los ojos de Nicholas se estrecharon con desafío al enfrentarse con la mirada acusadora de Wendell Waring. Tanto si le gustaba como si no, Waring tendría que escuchar la verdad.
AHI ESTA, AHORA SIGO ADAPTANDO :)
Soof;)
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Re: Escandalo en Primavera (Nick&Tu) (Adaptacion)
Capítulo 18
—Fui el ayuda de cámara de Harry Waring —comenzó Nicholas bruscamente—. Y le serví fielmente, aunque siempre supe que él no me consideraba un ser humano. Desde su punto de vista los sirvientes éramos iguales a los perros. Existía sólo para su conveniencia. Mi trabajo consistía en asumir la culpa de todas sus fechorías, soportar sus castigos, reparar lo que él rompía, conseguir lo que él necesitaba. Incluso siendo tan joven, Harry era un derrochador arrogante que pensaba que podría salir impune de cualquier cosa, inclusive el asesinato, gracias a la posición de su familia…
—¡No consentiré que le difames! —exclamó el señor Waring fuera de sí.
—Usted ha tenido su oportunidad —bramó Thomas Bowman—. Ahora quiero oír a Jonas.
—Ese no es su nombre…
—Déjele hablar —exclamó Westcliff con voz gélida, zanjando la cuestión.
Nicholas dedicó al conde una breve inclinación de cabeza en señal de agradecimiento. Su atención se desvió hacia _______ que se sentó en una silla a su lado. Ella acercó poco a poco el asiento hacia Nicholas hasta que su pierna derecha quedó medio oculta bajo los pliegues de su falda.
—Fui con Harry al Boston Latin —continuó Nicholas — y luego a Harvard. Dormía en los aposentos de los sirvientes en el sótano. Estudiaba los apuntes de sus amigos para las clases a las que Harry no asistía, y redactaba sus tareas…
—¡Eso es mentira! —gritó Waring—. Tú, que fuiste educado por las monjas de un orfanato, estás loco si piensas que alguien va a creerte.
Nicholas se permitió una sonrisa burlona.
—Aprendí más de esas monjas de lo que Harry aprendió jamás de su larga lista de tutores. Harry solía decir que él no necesitaba una educación puesto que disponía de un poderoso apellido y de dinero. Pero yo no tenía ninguna de las dos cosas, y mi única oportunidad era aprender todo lo posible con la esperanza de ascender algún día.
—¿Ascender? —le preguntó Waring con manifiesto desdén—. No eras más que un criado, un criado irlandés, no tenías ninguna posibilidad de convertirte en un caballero.
Una media sonrisa cruzó la cara de _______.
—Eso es precisamente lo que él hizo en Nueva York, señor Waring. Nicholas se ganó un lugar por sí mismo en el mundo de los negocios y en la sociedad; y ciertamente se ha convertido en un caballero.
—Bajo una identidad falsa —replicó Waring—. Este hombre no es más que un fraude, ¿acaso no lo ve?
—No —contestó _______, mirando directamente a Nicholas, sus ojos oscuros brillaban—. Cuando le miro veo a un caballero.
Nicholas quiso besar sus pies. En lugar de eso, apartó con esfuerzo la mirada y continuó.
—Hice todo lo que pude para mantener a Harry en Harvard, mientras él parecía firmemente decidido a ganarse la expulsión. Era aficionado a la bebida, al juego y… —Nicholas vaciló al recordar que había señoras presentes—… a otras cosas —concluyó—. Sus vicios empeoraron. Sus gastos mensuales superaron con mucho su asignación, y sus deudas de juego aumentaron tanto que comenzó a preocuparse. Le dieron miedo las repercusiones que tendría que afrontar cuando su padre conociera la extensión de su problema. Como siempre, Harry, buscó la salida más fácil. Lo que explica lo que ocurrió aquellas vacaciones en las que la caja fuerte fue robada. Lo supe cuando Harry ya lo había hecho.
—Eso son sólo mentiras venenosas —explotó Waring.
—Harry me señaló con el dedo —dijo Nicholas—, en lugar de admitir que se había visto obligado a robar la caja fuerte para cancelar sus deudas. Decidió usarme como chivo expiatorio para salvar su pellejo. Naturalmente su familia creyó en su palabra por encima de la mía.
—Tu culpabilidad fue probada en los tribunales —repuso Waring severamente.
—Nada fue probado —Nicholas hervía de cólera, y respiró hondo para recuperar el control. Sintió la mano de _______ buscando la suya, y la cogió. La agarró demasiado fuerte, pero al parecer no podía controlarse—. Aquel juicio fue una farsa —dijo Nicholas—. Los informes se prepararon apresuradamente. Mi abogado de oficio se durmió, literalmente, durante la mayor parte del proceso. No se presentó ninguna prueba concluyente que me asociara con el robo. Un sirviente de uno de los compañeros de Harry me informó de que oyó cómo Harry y dos amigos más planearon incriminarme, pero estaba demasiado asustado para testificar. —Viendo que los dedos de _______ se volvían blancos por la presión, Nicholas se esforzó por relajarse. Acarició suavemente con el pulgar sus nudillos—. Tuve un golpe de suerte —continuó quedamente— cuando un reportero del Daily Advertiser escribió un artículo sobre las deudas de juego del pasado de Harry, y revelando que esas mismas deudas casualmente habían sido canceladas inmediatamente después del robo. Como resultado del artículo hubo una protesta pública por la obvia parodia del proceso judicial.
—¿Y aún así fue usted condenado? —preguntó Lillian indignada.
Nicholas sonrió con amargura.
—La justicia puede ser ciega —dijo— pero adora el sonido del dinero. Los Waring eran demasiados poderosos, y yo tan sólo un sirviente pobre.
—¿Cómo lograste escapar? —preguntó _______.
La sombra de una sonrisa amarga se dibujó en su rostro.
—Fue algo inesperado tanto para mí como para todos los demás. Permanecía encerrado en un furgón, estaba previsto que saliera hacia la prisión estatal antes del amanecer. El furgón se detuvo sin motivo aparente en una zona desierta de la carretera. Repentinamente la puerta se abrió, y fui sacado hacia el exterior por media docena de hombres. Asumí que iba a ser linchado. Pero me dijeron que eran ciudadanos compasivos decididos a enmendar un agravio. Me pusieron en libertad y los guardas del furgón no opusieron ninguna resistencia, me dieron un caballo, al llegar a Nueva York, vendí el caballo, y empecé una nueva vida.
—¿Por qué escogiste el apellido Jonas? —preguntó _______.
—Para entonces ya había aprendido el inmenso poder que posee un nombre prestigioso. Y los Jonas son una familia muy numerosa, con muchas ramas, creí que era algo que me ayudaría a pasar inadvertido.
Thomas Bowman habló entonces, con orgullo herido.
—¿Por qué me pediste un empleo? ¿Pensaste hacerme pasar por tonto?
Nicholas le miró a los ojos, recordando su primera impresión de Thomas Bowman… un hombre poderoso dispuesto a darle una oportunidad, demasiado ocupado con su negocio como para pedir referencias. Astuto, obstinado, imperfecto, resuelto… la figura masculina más influyente en la vida de Nicholsd.
—Nunca —contestó Nicholas sinceramente—. Siempre lo he admirado. Quería aprender de usted. Y… —sintió un nudo en la garganta—… siempre ha tenido usted mi respeto y mi gratitud, y también mi afecto.
La cara de Bowman enrojeció e inclinó la cabeza ligeramente, con los ojos brillantes.
Waring tenía la apariencia de un hombre desecho, su compostura destrozada como un vaso barato. Fulminó a Nicholas con una mirada de odio.
—Estás tratando de manchar la memoria de mi hijo con tus mentiras —dijo—. No lo consentiré. Creíste que si viajabas a un país extranjero nadie podría…
—¿Su memoria? —Nicholas le miró con sorpresa, aturdido—. ¿Harry está muerto?
—¡Por tú culpa! Después del juicio hubo rumores, mentiras, dudas que nunca desaparecieron. Los amigos de Harry le evitaban. La mancha en su honor arruinó su vida. Si hubieras admitido tu culpabilidad, si hubieras cumplido tu condena, Harry todavía estaría conmigo. Pero las infames sospechas crecieron con el paso del tiempo, y vivir bajo esa sombra le hizo beber y vivir imprudentemente.
—Por lo visto —dijo Lillian sarcásticamente—, su hijo ya se dedicaba a eso antes del juicio.
Lillian tenía un talento singular para empujar a las personas más allá de sus límites. Waring no fue una excepción.
—¡Este hombre es un criminal convicto! —Waring cargó contra ella—. ¡Cómo se atreve a creer en su palabra antes que en la mía!
Westcliff le alcanzó en tres zancadas, pero Nicholas ya se había colocado delante de Lillian, protegiéndola de la furia de Waring.
—Señor Waring —dijo _______ en medio del tumulto—, por favor contrólese. Seguramente es consciente de que está perjudicando su causa con ese comportamiento. —Su tranquila lucidez consiguió traspasar la furia del hombre.
Waring dirigió a _______ una mirada extrañamente implorante.
—Mi hijo está muerto. Y Phaelan es el culpable.
—Aunque así fuera, eso no le devolverá a su hijo —dijo ella quedamente—. Tampoco honrará su memoria.
—Me traerá paz —gritó Waring.
La expresión de _______ era seria, su mirada compasiva.
—¿Está seguro de eso?
Todos los presentes se percataron de que eso era algo que ya no le importaba. Waring estaba más allá de toda razón.
—He esperado muchos años y he recorrido miles de millas para llegar a este momento —dijo Waring—. No pienso renunciar. Usted ha examinado los documentos, Westcliff. Ni siquiera usted está por encima de la ley. Los agentes de policía tienen órdenes de usar la fuerza si fuera necesario. Usted me lo entregará ahora, esta noche.
—Creo que no. —Los ojos de Westcliff eran duros como una roca—. Sería una locura viajar en una noche como ésta. Las tormentas primaverales en Hampshire pueden ser violentas e imprevisibles. Usted pasará la noche en Stony Cross Park mientras considero qué debe hacerse.
Los agentes se mostraron vagamente aliviados por esa sugerencia, puesto que ningún hombre sensato querría aventurarse a través de un diluvio.
—¿Y dar a Phaelan la oportunidad de escapar de nuevo? —le preguntó el señor Waring desdeñosamente—. No. Usted lo pondrá bajo mi custodia.
—Tiene mi palabra de que no huirá —replicó Westcliff.
—Su palabra no es suficiente para mi —replicó Waring—. Es obvio que está usted de su parte.
La palabra de un caballero inglés lo era todo y por supuesto ponerla en duda era el peor insulto inimaginable. Nicholas estaba asombrado de que Westcliff lograra contenerse. Sus tensas mejillas temblaban a causa de la afrenta.
—Buena la ha hecho usted —masculló Lillian, sonando bastante atemorizada. Incluso en las peores discusiones con su marido, ella nunca se había atrevido a dudar de su honor.
—Usted se llevará a este hombre... —le dijo Westcliff a Waring con un tono letal—... sobre mi cadáver.
En ese momento Nicholas se percató de que la situación había llegado demasiado lejos. Vio la mano de Waring introducirse en el bolsillo de su abrigo, la tela se abultaba a causa de algún objeto pesado, y vislumbró la culata de una pistola. Por supuesto. Un arma era un seguro contundente en caso de que los agentes resultaran ser ineficaces.
—Espere —dijo Nicholas. Él diría o haría lo que fuera necesario para evitar que sacara la pistola. Si eso llegaba a ocurrir, la confrontación se incrementaría hasta llegar a ser peligrosa para todos los presentes—. Iré con usted —clavó los ojos en Waring, queriendo tranquilizarlo—. El proceso se ha puesto en marcha. El cielo sabe que no puedo eludirlo por más tiempo.
—¡No! —gritó _______, arrojándole los brazos alrededor del cuello—. No estarás a salvo con él.
—Saldremos ahora mismo —le dijo Nicholas a Waring, mientras cuidadosamente se deshacía del abrazo de _______ y la escudaba con su cuerpo.
—No puedo permitirlo —repuso Westcliff.
Nicholas le interrumpió con firmeza.
—Será lo mejor. —Quería al enfurecido Waring y a los dos agentes fuera de Stony Cross Park lo antes posible—. Iré con ellos, y todo se aclarará en Londres. Éste no es el momento ni el lugar para discutirlo.
El conde juró quedamente. Como buen estratega, Westcliff comprendió que por el momento estaba en desventaja. Ésta no era una batalla que pudiera ser ganada por la fuerza bruta. Requeriría dinero, muchos trámites legales, e influencias políticas.
—Iré a Londres con ustedes —dijo Westcliff con decisión.
—Imposible —repuso Waring—. El carruaje dispone de cuatro plazas. Lo ocuparemos tan sólo los agentes de policía, el prisionero y yo.
—Les seguiré en mi carruaje.
—Le acompañaré —dijo decidido Thomas Bowman.
Lord Westcliff apartó a Nicholas a un lado, posando la mano en su hombro con una presión fraternal y le dijo quedamente.
—Conozco bastante bien al magistrado de Bow Street. Veré que comparezca ante él tan pronto como lleguemos a Londres y pediré que sea puesto en libertad de inmediato. Nos hospedaremos en mi residencia privada mientras esperamos una petición formal del embajador americano. Mientras tanto congregaré a un regimiento de abogados y utilizaré cada brizna de influencia política de que disponga.
Nicholas apenas podía hablar.
—Gracias —logró decir.
—Milord —preguntó _______ insegura—, ¿conseguirán extraditar a Nicholas?
Las facciones de Westcliff se endurecieron con arrogante certeza.
—En absoluto.
_______ dejó escapar una risa insegura.
—Bien —dijo—, voy a confiar en su palabra, milord, aunque el señor Waring no lo haga.
—Para cuando haya terminado con Waring… —masculló Westcliff, negando con la cabeza—. Discúlpenme pero debo avisar a los sirvientes para que preparen mi carruaje.
Cuando el conde salió, _______ levantó la mirada hacia Nicholas.
—Ahora comprendo tantas cosas —dijo ella—. Porque no querías contármelo.
—Sí —su voz era ronca—. Sabía que era algo muy malo. Sabía que te perdería cuando supieras la verdad.
—¿No pensaste que yo lo comprendería? —preguntó _______ con seriedad.
—No sabes lo horrible que fue. Nadie me creía. Los hechos no importaban. Después de haber pasado por eso, creí que nadie tendría fe en mi inocencia.
—Nicholas —dijo ella con sencillez—, siempre creeré en ti.
—¿Por qué? —susurró él.
—Porque te amo.
Las palabras lo devastaron.
—No tienes que decir eso. No…
—Te amo —insistió _______, agarrando su chaleco con las manos—. Debería habértelo dicho antes; quise esperar a que confiaras en mí lo suficiente como para dejar de ocultarme tu pasado. Pero ahora que ya conozco lo peor... —Hizo una pausa con una sonrisa sardónica—. Porque esto era todo ¿no es cierto? ¿No hay nada más que quieras confesar?
Nicholas asintió con la cabeza, aturdido.
—Sí. No. Esto es todo.
Su expresión se volvió tímida.
—¿No vas a decirme que me amas?
—No tengo derecho a decirte eso —dijo él—. No hasta que esto se solucione. No hasta que mi nombre sea…
—Dímelo —exclamó _______, dando un tirón a su chaleco.
—Te amo —masculló Nicholas. Maldita sea, que bien se sintió diciéndoselo.
Ella tiró fuertemente de él otra vez, esta vez como un gesto de posesión, una aseveración. Nicholas se resistió, colocando las manos en sus codos, sintiendo el calor de su piel a través de la tela húmeda de su vestido. A pesar de lo inapropiado de la situación, su cuerpo pulsó con deseo. Daisy, no quiero dejarte…
—Iré a Londres contigo —la oyó murmurar.
—No. Quédate aquí con tu hermana. No quiero verte involucrada en todo esto.
—Ahora ya es un poco tarde para eso ¿verdad? Como tu prometida tengo algo más que un interés pasajero en el resultado.
Nicholas inclinó la cabeza sobre la de ella, su boca rozó ligeramente su pelo.
—Será más difícil para mí si estás allí —dijo quedamente—. Necesito saber que estás a salvo aquí en Hampshire. —Apartándole las manos de su chaleco, las acercó a sus labios y las besó apasionadamente—. Ve al pozo mañana —susurró—. Voy a necesitar otro deseo de cinco dólares.
Los dedos de _______ estrecharon los de él.
—Mejor uno de diez.
Nicholas se apartó de ella al advertir que alguien se acercaba. Eran los dos agentes de policía, parecían malhumorados.
—Es obligatorio que los infractores de la ley lleven puestas las esposas durante el trasladado a Bow Street —dijo uno de ellos. Dirigió a _______ una mirada severa—. Discúlpeme, señorita, pero ¿qué ha hecho con las esposas que le quitó al señor Phaelan?
_______ volvió la mirada hacia él inocentemente.
—Se las di a una doncella. Me temo que es tremendamente despistada. Probablemente las ha extraviado.
—¿Por dónde deberíamos comenzar a buscar? —preguntó el oficial con un suspiro de impaciencia.
Con expresión impasible contestó:
—Le sugiero que empiece por los orinales.
JAJAJAJA ME DIO GRACIA LA ULTIMA PARTE JAJA
CAPAZ QUE TERMINO LA NOVE ANTES DE QE ME VAYA A BRASIL. SINO, LE DOY A MI AMIGA QUE POSTEE
GRACIAS POR LEER<3
Soof;)
—Fui el ayuda de cámara de Harry Waring —comenzó Nicholas bruscamente—. Y le serví fielmente, aunque siempre supe que él no me consideraba un ser humano. Desde su punto de vista los sirvientes éramos iguales a los perros. Existía sólo para su conveniencia. Mi trabajo consistía en asumir la culpa de todas sus fechorías, soportar sus castigos, reparar lo que él rompía, conseguir lo que él necesitaba. Incluso siendo tan joven, Harry era un derrochador arrogante que pensaba que podría salir impune de cualquier cosa, inclusive el asesinato, gracias a la posición de su familia…
—¡No consentiré que le difames! —exclamó el señor Waring fuera de sí.
—Usted ha tenido su oportunidad —bramó Thomas Bowman—. Ahora quiero oír a Jonas.
—Ese no es su nombre…
—Déjele hablar —exclamó Westcliff con voz gélida, zanjando la cuestión.
Nicholas dedicó al conde una breve inclinación de cabeza en señal de agradecimiento. Su atención se desvió hacia _______ que se sentó en una silla a su lado. Ella acercó poco a poco el asiento hacia Nicholas hasta que su pierna derecha quedó medio oculta bajo los pliegues de su falda.
—Fui con Harry al Boston Latin —continuó Nicholas — y luego a Harvard. Dormía en los aposentos de los sirvientes en el sótano. Estudiaba los apuntes de sus amigos para las clases a las que Harry no asistía, y redactaba sus tareas…
—¡Eso es mentira! —gritó Waring—. Tú, que fuiste educado por las monjas de un orfanato, estás loco si piensas que alguien va a creerte.
Nicholas se permitió una sonrisa burlona.
—Aprendí más de esas monjas de lo que Harry aprendió jamás de su larga lista de tutores. Harry solía decir que él no necesitaba una educación puesto que disponía de un poderoso apellido y de dinero. Pero yo no tenía ninguna de las dos cosas, y mi única oportunidad era aprender todo lo posible con la esperanza de ascender algún día.
—¿Ascender? —le preguntó Waring con manifiesto desdén—. No eras más que un criado, un criado irlandés, no tenías ninguna posibilidad de convertirte en un caballero.
Una media sonrisa cruzó la cara de _______.
—Eso es precisamente lo que él hizo en Nueva York, señor Waring. Nicholas se ganó un lugar por sí mismo en el mundo de los negocios y en la sociedad; y ciertamente se ha convertido en un caballero.
—Bajo una identidad falsa —replicó Waring—. Este hombre no es más que un fraude, ¿acaso no lo ve?
—No —contestó _______, mirando directamente a Nicholas, sus ojos oscuros brillaban—. Cuando le miro veo a un caballero.
Nicholas quiso besar sus pies. En lugar de eso, apartó con esfuerzo la mirada y continuó.
—Hice todo lo que pude para mantener a Harry en Harvard, mientras él parecía firmemente decidido a ganarse la expulsión. Era aficionado a la bebida, al juego y… —Nicholas vaciló al recordar que había señoras presentes—… a otras cosas —concluyó—. Sus vicios empeoraron. Sus gastos mensuales superaron con mucho su asignación, y sus deudas de juego aumentaron tanto que comenzó a preocuparse. Le dieron miedo las repercusiones que tendría que afrontar cuando su padre conociera la extensión de su problema. Como siempre, Harry, buscó la salida más fácil. Lo que explica lo que ocurrió aquellas vacaciones en las que la caja fuerte fue robada. Lo supe cuando Harry ya lo había hecho.
—Eso son sólo mentiras venenosas —explotó Waring.
—Harry me señaló con el dedo —dijo Nicholas—, en lugar de admitir que se había visto obligado a robar la caja fuerte para cancelar sus deudas. Decidió usarme como chivo expiatorio para salvar su pellejo. Naturalmente su familia creyó en su palabra por encima de la mía.
—Tu culpabilidad fue probada en los tribunales —repuso Waring severamente.
—Nada fue probado —Nicholas hervía de cólera, y respiró hondo para recuperar el control. Sintió la mano de _______ buscando la suya, y la cogió. La agarró demasiado fuerte, pero al parecer no podía controlarse—. Aquel juicio fue una farsa —dijo Nicholas—. Los informes se prepararon apresuradamente. Mi abogado de oficio se durmió, literalmente, durante la mayor parte del proceso. No se presentó ninguna prueba concluyente que me asociara con el robo. Un sirviente de uno de los compañeros de Harry me informó de que oyó cómo Harry y dos amigos más planearon incriminarme, pero estaba demasiado asustado para testificar. —Viendo que los dedos de _______ se volvían blancos por la presión, Nicholas se esforzó por relajarse. Acarició suavemente con el pulgar sus nudillos—. Tuve un golpe de suerte —continuó quedamente— cuando un reportero del Daily Advertiser escribió un artículo sobre las deudas de juego del pasado de Harry, y revelando que esas mismas deudas casualmente habían sido canceladas inmediatamente después del robo. Como resultado del artículo hubo una protesta pública por la obvia parodia del proceso judicial.
—¿Y aún así fue usted condenado? —preguntó Lillian indignada.
Nicholas sonrió con amargura.
—La justicia puede ser ciega —dijo— pero adora el sonido del dinero. Los Waring eran demasiados poderosos, y yo tan sólo un sirviente pobre.
—¿Cómo lograste escapar? —preguntó _______.
La sombra de una sonrisa amarga se dibujó en su rostro.
—Fue algo inesperado tanto para mí como para todos los demás. Permanecía encerrado en un furgón, estaba previsto que saliera hacia la prisión estatal antes del amanecer. El furgón se detuvo sin motivo aparente en una zona desierta de la carretera. Repentinamente la puerta se abrió, y fui sacado hacia el exterior por media docena de hombres. Asumí que iba a ser linchado. Pero me dijeron que eran ciudadanos compasivos decididos a enmendar un agravio. Me pusieron en libertad y los guardas del furgón no opusieron ninguna resistencia, me dieron un caballo, al llegar a Nueva York, vendí el caballo, y empecé una nueva vida.
—¿Por qué escogiste el apellido Jonas? —preguntó _______.
—Para entonces ya había aprendido el inmenso poder que posee un nombre prestigioso. Y los Jonas son una familia muy numerosa, con muchas ramas, creí que era algo que me ayudaría a pasar inadvertido.
Thomas Bowman habló entonces, con orgullo herido.
—¿Por qué me pediste un empleo? ¿Pensaste hacerme pasar por tonto?
Nicholas le miró a los ojos, recordando su primera impresión de Thomas Bowman… un hombre poderoso dispuesto a darle una oportunidad, demasiado ocupado con su negocio como para pedir referencias. Astuto, obstinado, imperfecto, resuelto… la figura masculina más influyente en la vida de Nicholsd.
—Nunca —contestó Nicholas sinceramente—. Siempre lo he admirado. Quería aprender de usted. Y… —sintió un nudo en la garganta—… siempre ha tenido usted mi respeto y mi gratitud, y también mi afecto.
La cara de Bowman enrojeció e inclinó la cabeza ligeramente, con los ojos brillantes.
Waring tenía la apariencia de un hombre desecho, su compostura destrozada como un vaso barato. Fulminó a Nicholas con una mirada de odio.
—Estás tratando de manchar la memoria de mi hijo con tus mentiras —dijo—. No lo consentiré. Creíste que si viajabas a un país extranjero nadie podría…
—¿Su memoria? —Nicholas le miró con sorpresa, aturdido—. ¿Harry está muerto?
—¡Por tú culpa! Después del juicio hubo rumores, mentiras, dudas que nunca desaparecieron. Los amigos de Harry le evitaban. La mancha en su honor arruinó su vida. Si hubieras admitido tu culpabilidad, si hubieras cumplido tu condena, Harry todavía estaría conmigo. Pero las infames sospechas crecieron con el paso del tiempo, y vivir bajo esa sombra le hizo beber y vivir imprudentemente.
—Por lo visto —dijo Lillian sarcásticamente—, su hijo ya se dedicaba a eso antes del juicio.
Lillian tenía un talento singular para empujar a las personas más allá de sus límites. Waring no fue una excepción.
—¡Este hombre es un criminal convicto! —Waring cargó contra ella—. ¡Cómo se atreve a creer en su palabra antes que en la mía!
Westcliff le alcanzó en tres zancadas, pero Nicholas ya se había colocado delante de Lillian, protegiéndola de la furia de Waring.
—Señor Waring —dijo _______ en medio del tumulto—, por favor contrólese. Seguramente es consciente de que está perjudicando su causa con ese comportamiento. —Su tranquila lucidez consiguió traspasar la furia del hombre.
Waring dirigió a _______ una mirada extrañamente implorante.
—Mi hijo está muerto. Y Phaelan es el culpable.
—Aunque así fuera, eso no le devolverá a su hijo —dijo ella quedamente—. Tampoco honrará su memoria.
—Me traerá paz —gritó Waring.
La expresión de _______ era seria, su mirada compasiva.
—¿Está seguro de eso?
Todos los presentes se percataron de que eso era algo que ya no le importaba. Waring estaba más allá de toda razón.
—He esperado muchos años y he recorrido miles de millas para llegar a este momento —dijo Waring—. No pienso renunciar. Usted ha examinado los documentos, Westcliff. Ni siquiera usted está por encima de la ley. Los agentes de policía tienen órdenes de usar la fuerza si fuera necesario. Usted me lo entregará ahora, esta noche.
—Creo que no. —Los ojos de Westcliff eran duros como una roca—. Sería una locura viajar en una noche como ésta. Las tormentas primaverales en Hampshire pueden ser violentas e imprevisibles. Usted pasará la noche en Stony Cross Park mientras considero qué debe hacerse.
Los agentes se mostraron vagamente aliviados por esa sugerencia, puesto que ningún hombre sensato querría aventurarse a través de un diluvio.
—¿Y dar a Phaelan la oportunidad de escapar de nuevo? —le preguntó el señor Waring desdeñosamente—. No. Usted lo pondrá bajo mi custodia.
—Tiene mi palabra de que no huirá —replicó Westcliff.
—Su palabra no es suficiente para mi —replicó Waring—. Es obvio que está usted de su parte.
La palabra de un caballero inglés lo era todo y por supuesto ponerla en duda era el peor insulto inimaginable. Nicholas estaba asombrado de que Westcliff lograra contenerse. Sus tensas mejillas temblaban a causa de la afrenta.
—Buena la ha hecho usted —masculló Lillian, sonando bastante atemorizada. Incluso en las peores discusiones con su marido, ella nunca se había atrevido a dudar de su honor.
—Usted se llevará a este hombre... —le dijo Westcliff a Waring con un tono letal—... sobre mi cadáver.
En ese momento Nicholas se percató de que la situación había llegado demasiado lejos. Vio la mano de Waring introducirse en el bolsillo de su abrigo, la tela se abultaba a causa de algún objeto pesado, y vislumbró la culata de una pistola. Por supuesto. Un arma era un seguro contundente en caso de que los agentes resultaran ser ineficaces.
—Espere —dijo Nicholas. Él diría o haría lo que fuera necesario para evitar que sacara la pistola. Si eso llegaba a ocurrir, la confrontación se incrementaría hasta llegar a ser peligrosa para todos los presentes—. Iré con usted —clavó los ojos en Waring, queriendo tranquilizarlo—. El proceso se ha puesto en marcha. El cielo sabe que no puedo eludirlo por más tiempo.
—¡No! —gritó _______, arrojándole los brazos alrededor del cuello—. No estarás a salvo con él.
—Saldremos ahora mismo —le dijo Nicholas a Waring, mientras cuidadosamente se deshacía del abrazo de _______ y la escudaba con su cuerpo.
—No puedo permitirlo —repuso Westcliff.
Nicholas le interrumpió con firmeza.
—Será lo mejor. —Quería al enfurecido Waring y a los dos agentes fuera de Stony Cross Park lo antes posible—. Iré con ellos, y todo se aclarará en Londres. Éste no es el momento ni el lugar para discutirlo.
El conde juró quedamente. Como buen estratega, Westcliff comprendió que por el momento estaba en desventaja. Ésta no era una batalla que pudiera ser ganada por la fuerza bruta. Requeriría dinero, muchos trámites legales, e influencias políticas.
—Iré a Londres con ustedes —dijo Westcliff con decisión.
—Imposible —repuso Waring—. El carruaje dispone de cuatro plazas. Lo ocuparemos tan sólo los agentes de policía, el prisionero y yo.
—Les seguiré en mi carruaje.
—Le acompañaré —dijo decidido Thomas Bowman.
Lord Westcliff apartó a Nicholas a un lado, posando la mano en su hombro con una presión fraternal y le dijo quedamente.
—Conozco bastante bien al magistrado de Bow Street. Veré que comparezca ante él tan pronto como lleguemos a Londres y pediré que sea puesto en libertad de inmediato. Nos hospedaremos en mi residencia privada mientras esperamos una petición formal del embajador americano. Mientras tanto congregaré a un regimiento de abogados y utilizaré cada brizna de influencia política de que disponga.
Nicholas apenas podía hablar.
—Gracias —logró decir.
—Milord —preguntó _______ insegura—, ¿conseguirán extraditar a Nicholas?
Las facciones de Westcliff se endurecieron con arrogante certeza.
—En absoluto.
_______ dejó escapar una risa insegura.
—Bien —dijo—, voy a confiar en su palabra, milord, aunque el señor Waring no lo haga.
—Para cuando haya terminado con Waring… —masculló Westcliff, negando con la cabeza—. Discúlpenme pero debo avisar a los sirvientes para que preparen mi carruaje.
Cuando el conde salió, _______ levantó la mirada hacia Nicholas.
—Ahora comprendo tantas cosas —dijo ella—. Porque no querías contármelo.
—Sí —su voz era ronca—. Sabía que era algo muy malo. Sabía que te perdería cuando supieras la verdad.
—¿No pensaste que yo lo comprendería? —preguntó _______ con seriedad.
—No sabes lo horrible que fue. Nadie me creía. Los hechos no importaban. Después de haber pasado por eso, creí que nadie tendría fe en mi inocencia.
—Nicholas —dijo ella con sencillez—, siempre creeré en ti.
—¿Por qué? —susurró él.
—Porque te amo.
Las palabras lo devastaron.
—No tienes que decir eso. No…
—Te amo —insistió _______, agarrando su chaleco con las manos—. Debería habértelo dicho antes; quise esperar a que confiaras en mí lo suficiente como para dejar de ocultarme tu pasado. Pero ahora que ya conozco lo peor... —Hizo una pausa con una sonrisa sardónica—. Porque esto era todo ¿no es cierto? ¿No hay nada más que quieras confesar?
Nicholas asintió con la cabeza, aturdido.
—Sí. No. Esto es todo.
Su expresión se volvió tímida.
—¿No vas a decirme que me amas?
—No tengo derecho a decirte eso —dijo él—. No hasta que esto se solucione. No hasta que mi nombre sea…
—Dímelo —exclamó _______, dando un tirón a su chaleco.
—Te amo —masculló Nicholas. Maldita sea, que bien se sintió diciéndoselo.
Ella tiró fuertemente de él otra vez, esta vez como un gesto de posesión, una aseveración. Nicholas se resistió, colocando las manos en sus codos, sintiendo el calor de su piel a través de la tela húmeda de su vestido. A pesar de lo inapropiado de la situación, su cuerpo pulsó con deseo. Daisy, no quiero dejarte…
—Iré a Londres contigo —la oyó murmurar.
—No. Quédate aquí con tu hermana. No quiero verte involucrada en todo esto.
—Ahora ya es un poco tarde para eso ¿verdad? Como tu prometida tengo algo más que un interés pasajero en el resultado.
Nicholas inclinó la cabeza sobre la de ella, su boca rozó ligeramente su pelo.
—Será más difícil para mí si estás allí —dijo quedamente—. Necesito saber que estás a salvo aquí en Hampshire. —Apartándole las manos de su chaleco, las acercó a sus labios y las besó apasionadamente—. Ve al pozo mañana —susurró—. Voy a necesitar otro deseo de cinco dólares.
Los dedos de _______ estrecharon los de él.
—Mejor uno de diez.
Nicholas se apartó de ella al advertir que alguien se acercaba. Eran los dos agentes de policía, parecían malhumorados.
—Es obligatorio que los infractores de la ley lleven puestas las esposas durante el trasladado a Bow Street —dijo uno de ellos. Dirigió a _______ una mirada severa—. Discúlpeme, señorita, pero ¿qué ha hecho con las esposas que le quitó al señor Phaelan?
_______ volvió la mirada hacia él inocentemente.
—Se las di a una doncella. Me temo que es tremendamente despistada. Probablemente las ha extraviado.
—¿Por dónde deberíamos comenzar a buscar? —preguntó el oficial con un suspiro de impaciencia.
Con expresión impasible contestó:
—Le sugiero que empiece por los orinales.
JAJAJAJA ME DIO GRACIA LA ULTIMA PARTE JAJA
CAPAZ QUE TERMINO LA NOVE ANTES DE QE ME VAYA A BRASIL. SINO, LE DOY A MI AMIGA QUE POSTEE
GRACIAS POR LEER<3
Soof;)
Invitado
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Re: Escandalo en Primavera (Nick&Tu) (Adaptacion)
siguela.. cada vez se va poniendo mejor..
:D
:D
Alee Lovatoo
Re: Escandalo en Primavera (Nick&Tu) (Adaptacion)
Omj!!!! q ya va a terminar :( ??? q pena!
sii la vdd lo ultimoo fue muuy gracioosoo!! :D
Jajajajajaja
Sigue!!! :D
sii la vdd lo ultimoo fue muuy gracioosoo!! :D
Jajajajajaja
Sigue!!! :D
Invitado
Invitado
Re: Escandalo en Primavera (Nick&Tu) (Adaptacion)
jajaja...
Me encanto.. :arre:
Siguelaaaa... !! :D
Me encanto.. :arre:
Siguelaaaa... !! :D
Alee Lovatoo
Re: Escandalo en Primavera (Nick&Tu) (Adaptacion)
Alex JB escribió:jajaja...
Me encanto.. :arre:
Siguelaaaa... !! :D
Invitado
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Re: Escandalo en Primavera (Nick&Tu) (Adaptacion)
Alex JB escribió:
Si... Sigue !! :cheers:
Stooy cntigoo!! SIGUE XFAS!! :D
Invitado
Invitado
Re: Escandalo en Primavera (Nick&Tu) (Adaptacion)
Aldi Danitah Jonas Miller escribió:Alex JB escribió:
Si... Sigue !! :cheers:
Stooy cntigoo!! SIGUE XFAS!! :D
Las 2 queremos mas cap !! :lol!:
Alee Lovatoo
Re: Escandalo en Primavera (Nick&Tu) (Adaptacion)
Alex JB escribió:Aldi Danitah Jonas Miller escribió:Alex JB escribió:
Si... Sigue !! :cheers:
Stooy cntigoo!! SIGUE XFAS!! :D
Las 2 queremos mas cap !! :lol!:
Sii Y Tmbiien amoo tu foto de perfil Alex JB
Invitado
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Re: Escandalo en Primavera (Nick&Tu) (Adaptacion)
Aldi Danitah Jonas Miller escribió:Alex JB escribió:Aldi Danitah Jonas Miller escribió:Alex JB escribió:
Si... Sigue !! :cheers:
Stooy cntigoo!! SIGUE XFAS!! :D
Las 2 queremos mas cap !! :lol!:
Sii Y Tmbiien amoo tu foto de perfil Alex JB
Gracias... :oops:
Tambien adoro la tuya...
y mas como se mueve nick ... :L:
Alee Lovatoo
Re: Escandalo en Primavera (Nick&Tu) (Adaptacion)
Alex JB escribió:Aldi Danitah Jonas Miller escribió:Alex JB escribió:Aldi Danitah Jonas Miller escribió:Alex JB escribió:
Si... Sigue !! :cheers:
Stooy cntigoo!! SIGUE XFAS!! :D
Las 2 queremos mas cap !! :lol!:
Sii Y Tmbiien amoo tu foto de perfil Alex JB
Gracias... :oops:
Tambien adoro la tuya...
y mas como se mueve nick ... :L:
Grrax!!
pero encerio la cara de nick q tiene en tu foto de perfil es re tierna!! me mata!
q pena q parece q sale cn esa samantha banks ash!!! :caliente:
Invitado
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Re: Escandalo en Primavera (Nick&Tu) (Adaptacion)
Aldi Danitah Jonas Miller escribió:Alex JB escribió:Aldi Danitah Jonas Miller escribió:Alex JB escribió:Aldi Danitah Jonas Miller escribió:
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Si verdad... Bueno nimodos.. le va a pasar lo mismo que a Ashley Grenne...
Todo mundo la va a odiar.. en especial nosotras.. :¬¬:
Alee Lovatoo
Re: Escandalo en Primavera (Nick&Tu) (Adaptacion)
Alex JB escribió:Aldi Danitah Jonas Miller escribió:Alex JB escribió:Aldi Danitah Jonas Miller escribió:Alex JB escribió:
Las 2 queremos mas cap !! :lol!:
Sii Y Tmbiien amoo tu foto de perfil Alex JB
Gracias... :oops:
Tambien adoro la tuya...
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Grrax!!
pero encerio la cara de nick q tiene en tu foto de perfil es re tierna!! me mata!
q pena q parece q sale cn esa samantha banks ash!!! :caliente:
Si verdad... Bueno nimodos.. le va a pasar lo mismo que a Ashley Grenne...
Todo mundo la va a odiar.. en especial nosotras.. :¬¬:
Sii la vdd... esqe ella si es fea ashley bue x lo menos es pasable para un chico como joe aunqe no alcanza a demi no es fea pero no hace limda pareja cn joe eso es lo malo
Invitado
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