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Te haré creer con mi magia. {Draco Malfoy}

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Te haré creer con mi magia. {Draco Malfoy} - Página 5 Empty Re: Te haré creer con mi magia. {Draco Malfoy}

Mensaje por Mina ♡ Miér 01 Mayo 2013, 12:50 pm

Te haré creer con mi magia. {Draco Malfoy} - Página 5 Tumblr_inline_mkp4t6dc1y1rcrss5
Capítulo cuatro.

La cicatriz



No despierta, creo que tendremos que usar el método Weasley –oigo decir a alguien, pero no reconozco la voz.
¿Estás seguro, Fred? ¿Y si se enfada?
Le diremos que tropezamos y se nos cayó - ¿eh? ¿Qué traman?
Está bien, trae el agua.

Me remuevo en la cama. Estoy demasiado cómoda como para moverme, chillar, matar a alguien o incluso taparme mejor con las sábanas. El colchón de los Weasley es realmente agradable. Unos pasos suenan a lo lejos, como si alguien se hubiera marchado, pero al segundo regresan.

¿Listo Fred?
¿Listo George?

Y antes de que puedan hacer algo, abro los ojos. Los gemelos están ahí, mirándome y sujetando un vaso de agua –la cual parece estar helada- cada uno. Ambos se sorprende y esconden los vasos detrás de sus espaldas. Yo frunzo el ceño, pero rápidamente cambio mi expresión a una divertida. Y la verdad, es extraño, porque normalmente les habría lanzado un hechizo o algo por el estilo. Quizá La Madriguera me esté cambiando.

—Buenos días Evelyn -me saludan los dos con una sonrisa inocente.
—Buenos días –me incorporo en la cama y bostezo al mismo tiempo que estiraba mi cansado cuerpo- No disimuléis más, os he pillado.
—Sabía que se daría cuenta –le dice George a su hermano- Pero tú no quisiste hacerme caso.
—Pero si el que propusiste la idea fuiste tú –le acusa Fred.
—¿La verdad? No importa. Solo agradeced que esa agua no ha mojado mi cara –les digo. Me levanto de la cama y busco las zapatillas del suelo con ambos pies. Me las pongo y me coloco al lado de los gemelos- Bonito pijama.
—Gracias –contestan a la vez- El resto está abajo desayunando. Mamá nos envió a despertarte.
—¿Qué hora es? –pregunto frunciendo el ceño.
—Las diez.
—¿Desde qué hora llevan todos despiertos?
—Desde las nueve.
—¿Y por qué no me habéis despertado? –pregunto alzando un poco el tono de voz.
—Mamá no nos dejó –responde Fred- Pero créeme que queríamos despertarte.
—No con un vaso de agua, no –añade George más información.
—Sino con una de nuestras pequeñas pero divertidas bromas que quizá te dejamos usar este curso en Hogwarts con tus compañeras de habitación por el precio de ¡dos galeones!
—Chicos basta, dejad de negociar con Evelyn -la voz de Hermione interrumpe a los gemelos. Me río y ellos la miran acusadoramente- Tampoco iba a aceptar, no seáis idiotas.
—¿Quién sabe? –pregunta George.
—La podríamos haber convencido con nuestros encantos de Weasley.
—Marcharos a desayunar –les obliga Hermione echándolos.
—Sí señora –ambos se van y nos dejan a solas. Me río mientras niego con la cabeza. Los gemelos son divertidos y saben hacerte despertar con una sonrisa en la cara, todo lo contrario a mi anterior estancia en la casa de los Kavanagh.
—¿Cómo estás, Evelyn? –me pregunta la castaña de pelo rizado.
—Pues la verdad, me siento como si acabara de nacer –musito. Me siento estúpida tras decir aquello, pero es la verdad.
—Has comenzado una nueva vida, yo también me sentiría así –dice sonriéndome. Hablar con Hermione es fácil, no me siento cohibida. Le devuelvo la sonrisa- Oye, baja a desayunar, tienes que estar hambrienta. Molly preparó tortitas, ¿te gustan?
—Sí, sí –asiento. Hace tiempo que no como tortitas- Me cambio y bajo en un momento.
—Vamos ves así, todos estamos en pijama –y es cierto. Ella también está en pijama.
—Está bien –acepto riendo.

Ambas bajamos las escaleras. La gran mesa donde los Weasley desayunan está llena de comestibles que, conociéndolos, se agotarán en tan solo quince minutos. Harry está también ahí. Habla con Ron y en cuanto nos ven bajar a Hermione y a mí, nos sonríen y acercan unas sillas para que nos sentemos con ellos.

—Buenos días Evelyn -me saluda Arthur- ¿Qué tal dormiste?
—Muy bien, Sr. Weasley –le contesto sonriendo- Muchas gracias por ofrecerme su casa. Es usted muy amable.
—Cariño, no tienes que darnos las gracias. Hacemos esto encantados –dice Molly con una jarra en la mano- ¿Quieres un poco de zumo de calabaza, cielo?
—Sí por favor.
—Oye mamá, ¿Cuándo iremos a comprar los libros?
—Cálmate Ron, iremos mañana. No te preocupes.
—Además, ¿qué tanta prisa por ir a comprar el material escolar si no vas a usarlo? –le pregunta Fred- Por cierto Evelyn, tienes unos ronquidos muy dulces.
—No ronco –les niego frunciendo el ceño.
—Se te escuchaba desde nuestra habitación –asegura George.
—Patanes, Evelyn no ronca –me defiende Ginny.
—Gracias Ginny –le sonrío.
—Ginevra no seas pelota –le dice su hermano Ron.
—Ya, dejad de discutir –les pide Molly- Siempre acabáis peleándoos y no quiero que Evelyn se lleve una mala imagen de nosotros.
—Pero si le hemos caído divinamente, mamá. ¿Verdad Evelyn? –me pregunta Fred.
—Por supuesto –contesto riendo.
—Por cierto Evelyn -me llama el Sr. Weasley- ¿Te leíste la información que te dio el profesor Dumbledore sobre tus padres?
—Sí –asiento con la cabeza.
—¿Y qué has averiguado? –pregunta Harry mirándome. Sus ojos son de un verde esmeralda capaces de dejarme colgada en ellos durante horas.
—Pues, los dos eran estudiantes de Hogwarts.
—¿Solo decía eso? –pregunta Ronald con la boca llena, el cual recibe un pequeño golpe en la nuca por parte de su madre.
—No –respondo riendo por la escena- Papá pertenecía a Slytherin y era un excelente alumno en cuanto a defensa contra las artes oscuras. Y mamá era de Gryffindor.
—¿Eran de casas rivales? –preguntan los gemelos. Yo asiento y hacen una mueca de asco en cuanto lo oyen- Pero es prácticamente imposible.
—Las dos casas somos enemigas –dice Ginny mirándome alucinada por lo que acabo de contar de mis padres.
—Pues al parecer no les importó mucho aquello –digo encogiéndome de hombros y sonriendo con vergüenza. Jamás me he sentido así.
—Ya sabéis el dicho, “quien se pelea se desea” –comenta Fred. Yo frunzo el ceño- Un dicho muggle.
—Papá nos lo dice mucho cuando nos peleamos entre nosotros –comenta George.
—Pero es absurdo, un hermano no puede desear a su hermana pequeña –piensa Ron en voz alta para después darle un mordisco a su tostada de margarina.
—Lo dice para que la idea os asquee y dejéis de pelearos –les informa la señora Weasley.
—Gracias por desvelarnos el secreto mamá –dicen los gemelos al mismo tiempo. Yo río. En esta casa siempre río.
—Iré a la cocina –dice Molly negando con la cabeza.
—¿Cómo se llamaban tus padres? –pregunta Ron.
—Eres un entrometido –le riñe Hermione. Alomejor piensa que hacerme hablar de eso me sentará mal. Considerado por su parte, pero es normal que se interesen por la vida de una desconocida no tan desconocida.
—Oye, es lógico que pregunte. ¡Estuvo con Harry la noche en la que Voldemort atacó a sus padres!
—¡Ronald Weasley no pronuncies ese nombre! –le regaña Arthur, haciéndome estremecer- Perdona querida, no quise asustarte –dice mirándome con una sonrisa inocente- Sabes que no me gusta que lo llaméis así –le recuerda a su hijo.
—Perdona papá, se me ha escapado.

Y dicho eso, el señor Weasley vuelve la vista hacia su periódico y sigue desayunando en silencio a pesar de que la sala esté un pelín alborotada por las múltiples conversaciones que se están llevando a cabo.

—Mi padre se llamaba Christian Maslow y mi madre Meredith Giovanni.
—¿Has dicho Giovanni? –Fred interrumpe su conversación con su otro gemelo.
—Sí –contesto confusa.
—No puede ser –exclama George.
—¿Qué pasa? –pregunto.
—¿Cómo que qué pasa? –me responden Harry y Ronald al mismo tiempo con otra pregunta.
—Meredith Giovanni es una campeona de Quidditch –me informa George.
—¿No lo sabías? –me pregunta Parcy, que al parecer está escuchando la conversación. Y como para no escucharla si sus hermanos lo único que saben hacer es dar voces.
—Sí, claro.
—Tiene que ser una pasada saber que tu madre es campeona de Quidditch –comenta Fred en tono soñador.
—Imagínate hermano, llegas a Hogwarts y nada más decir ‘mi mamá era Meredith Giovanni’, los tienes a todos comiendo de la palma de tu mano –río. Los gemelos son totalmente idiotas- ¿Verdad que sí, Evelyn?
—No quiero conseguir amigos por quienes eran mis padres, quiero conseguirlos por lo que soy.
—¡Eres la hija de Meredith Giovanni! –contestan Fred y George.
—Ya basta chicos, creo que a Evelyn le ha quedado bastante claro –los interrumpe Molly entrando al salón- Tienes que estar harta de ellos y nada más llevas un día.
—No importa, señora Weasley. Esto es mejor de lo que creía.
—Ya, pero no me llames por mi apellido. Nada de formalidades entre Arthur y yo, ¿entendido?
—Por supuesto, Sra. Weas… -frunce el ceño y rápidamente me corrijo- Molly.

El resto del día es entretenido. Por suerte no intentan sacarme más información. No es que no quiera decirles nada sobre mi pasado, sino que no me siento realmente cómoda hablando sobre ello. Mañana iremos al Callejón Diagon a comprar todo lo que necesitaremos para Hogwarts. Ya sabéis, uniforme, caldero, libros…, esas cosas. Por la noche, el viento azota con fuerza contra las paredes de La Madriguera y entre las copas de los árboles, el aire canta con un inquietante silbido.

La habitación de Ginny por ahora solo está siendo ocupada por mí. Las chicas están abajo y yo he subido para ponerme el pijama, pero al abrir el baúl y querer sacar las prendas de ropa, como la noche anterior hube hecho, me distraigo viendo el álbum de fotos que encontré ayer cuando dejaron mis cosas en el salón de los Weasley. ¿Recordáis los dos libros que habían? Bien, uno es un álbum de fotos y el otro un diario escrito por mamá. Esto último aún no he empezado a leerlo, pues las fotos son lo que más me interesan por ahora.

Te dije que estaría aquí –oigo como le decía Hermione a Ginny- ¿Qué hacías, Evelyn?
—Mirando unas fotos –contesto enseñándoles el libro. Ambas se sientan a mi lado y observan conmigo los únicos recuerdos que me quedan de mis padres.
—Tu madre era realmente hermosa –comenta Weasley señalando a Meredith embrazada de mí y abrazando a mi papá.
—Te pareces mucho a ella –comenta Hermione mirándome.
—Y tu padre era realmente guapo –Ginny suelta unas risas- Una lástima que no fuera de nuestra edad.

Me uno a las contagiosas carcajadas de la pelirroja y la castaña. Tan solo llevo aquí cuarenta y ocho horas, y ya las considero buenas amistades a las cuales puedo acudir en cuanto me haga falta. Las dos chicas deciden ponerse el pijama y me uno a su idea. Mañana tendremos que despertar temprano por lo tanto, nos acostaremos ya mismo. Me quito la camiseta y, creo que hago mal en hacerlo delante de ellos.

—Evelyn, ¿qué tienes en el brazo? –me pregunta Hermione.

Aún en sostén y sin camisa, la miro aterrada. Es esto lo que menos quiero que suceda. ¿Cómo reaccionarán al ver la marca de nacimiento que Alexia y Jack me han hecho idolatrar desde que era pequeña? ¿Cómo reaccionarán al saber que tienen en su misma habitación, a una mortífaga de catorce, casi catorce años? Tapo el dibujo del ante brazo con la otra mano, pero Hermione pronto me la arrebata, queriendo ver la serpiente con la calavera que ocupa gran parte de mi piel. Me mira atenta, con los ojos como platos y la boca abierta de asombro, al igual que Ginevra. Retiro el brazo bruscamente y me coloco la camiseta del pijama de mangas largas, agradeciendo que el dichoso tatuaje no se verá más.

—¿Eres… eres una mortífaga? –pregunta Granger.
—No sé exactamente qué soy.
—¿Cómo puedes… -pero no deja terminar a la inocente Ginny.
—Cerrad la puerta y sentaos –les obligo poniéndome el pantalón de rayas que uso para dormir. Me siento de piernas cruzadas en el colchón y ellas hacen lo mismo que yo- Cuando Voldemort mató a los padres de Harry, él se fue por un camino y yo por otro. Ambos totalmente diferentes. A mí me… “adoptó” una familia de mortífagos los cuales me inculcaron que Lord Voldemort se merecía mi respeto, mi lealtad e idolatración.
—¿Tú estabas de su parte?
—¿Cómo no iba a estarlo si no conocía ninguna otra? –le respondo con otra pregunta- Yo no sabía lo que hacía. No sabía otra cosa que la existencia de Lord Voldemort, no conocía el lado bueno.
—Pero, ¿tú no eras como ellos, verdad? –me pregunta Hermione- Quiero decir, no tienes pinta de ir matando a gente inocente solo porque el Señor Tenebroso te lo ordene.
—No, a mí no me ordenaban hacer nada.
—¿Entonces, qué sentido tiene esa calavera y esa serpiente dibujada en tu piel?
—Creo, que es lo que quisieron que me definiese por el resto de mi vida –comento encogiéndome de hombros- Pero yo nunca he sido como ellos. Me obligaban a despreciar a magos que no fueran de sangre pura aunque yo no lo viese correcto. ¿Pero qué podía hacer si cuando me negaba a hacer algo, me lanzaban maldiciones?
Hermione y Ginny se sorprenden ante lo último que digo.  Sí, Alexia y Jack no es que fueran partidistas de una charla y san se acabó. Ellos optaban antes por la violencia.
—¿Cómo pudiste aguantar todos estos años? –pregunta Hermione- Es… terrible.
—Simplemente, aguantando –limpio una lágrima que cae de mi ojo derecho con lentitud. Recordar el oscuro pasado que llevaré arrastrando con cadenas todo lo que me queda de existencia, me hace sentir mal- Para mí, ser mortífaga es simplemente tener un feo tatuaje en el brazo. No es nada más. Cumplía órdenes para que no me matasen, no para complacer a Voldemort. Si por mí fuera, habría impedido todas las víctimas que mis padres mataban. Bueno, ellos y todo el sequito.
—Eres, sin duda, la segunda persona más valiente que conozco –susurra Ginny.
—¿Quién es la primera? –pregunto sonriéndole.
—Harry –asiento con la cabeza. He oído hablar maravillas de él aun estando rodeada de gente que lo desprecia. Los elfos domésticos que teníamos en casa siempre conversaban conmigo a escondidas de los Kavanagh. Me hablaban de Hogwarts y sus misterios. Y sobre todo me hablaban del Niño Que Sobrevivió.
—Escucha Evelyn, no pienses que vamos a tratarte diferente por todo lo que nos has contado –me dice Hermione seriamente. Sonrío complacida tras haberme quitado un peso de encima. Lo que menos quiero ahora era que me traten como he tenido que tratar a muggles y mestizos por obligación de mis “padres”- De hecho, te mereces el mejor trato simplemente por haber tenido que convivir con gente muy distinta a tus ideales.
—No sabéis lo mucho que me alegro de oír eso, en serio –digo sonriéndoles- Jamás había tenido a dos amigas para poder hablar, sincerarme o llorar –y no me he dado cuenta que ahora mi manga está empapada de lágrimas- Desde que llegué aquí, me habéis tratado tan bien que a veces pienso que no me lo merezco.
—Eh no digas eso –Ginny me abraza, tomándome desprevenida. Le correspondo al abrazo y apoyo la cabeza en su hombro. Está calmándome. Nunca antes me han consolado de esta manera. De hecho, jamás me han consolado o apoyado. Se separa de mí y me pasa un pañuelo que hay al lado de mi cama- Lo que hiciste en tu pasado no fue por tu propia voluntad. Te obligaron, no conocías otra salida. Estoy seguro que de haber sabido desde hace tiempo tu origen, no habrías sido nunca así.
—Gracias –contesté después de haber estado tres o cuatro segundos en silencio- Me viene bien desahogarme.
—No agradezcas nada –me sonríe Hermione con dulzura- Para eso están las amigas.

Las tres nos abrazamos y por primera vez siento mi corazón acelerarse. Y no por miedo o adrenalina de hacer algo que sé que está mal, sino porque me estoy emocionando. Estoy sintiendo el cariño que jamás antes me han dado pero que siempre he deseado. Me están tratando como alguien normal. Me tratan como la verdadera Evelyn Rose Maslow que siempre he guardado en mi interior.

“Unos ojos verdes me miraban con temor. Llorábamos. Ambos llenábamos la habitación de un insufrible llanto. Una mujer dulce intentaba consolarnos. Nos abrazaba, nos cogía y nos mecía. Pero volvió a dejarnos en la cuna cuando unos pasos se escucharon desde el pasillo. Mi corazón latía a toda velocidad. Miraba con miedo al niño que había a mi lado. Entonces, todo fue rápido, seco… y horroroso. La dulce mujer que había estado cuidándonos descansaba en el suelo, sin vida, blanca. Inmóvil. Y unos ojos rojos se posaron en los míos y en los del bebé que había a mi lado. Aquél ser blanco, delgado, sin pelo, sin nariz y con una túnica negra que llegaba hasta el suelo, permanecía delante de nosotros, contemplándonos como si fuésemos algo extraño cuando lo único que correspondía al nombre de ‘extraño’, era él. Mi lloriqueo y el de él, el bebé que había junto a mí, era causado por un terrible dolor que ambos sentíamos como si de cuchillos clavándose en nosotros se tratase. Y miré por última vez aquellos ojos verdes esmeraldas, ya que fui cogida en brazos por un hombre y una mujer que vestían las mismas ropas que aquél malvado ser que acababa de visitarnos.”

—¡Evelyn despierta!

Abro los ojos y la vista es nublada. Todo da vuelta a mi alrededor. Las tres o cuatro figuras que hay a mi lado, no se ven con claridad. Pero a medida que tallo mis ojos, todo va volviéndose más nítido y claro. Hermione me mira asustada, al igual que Ginny, Ron y Harry. Me incorporo en la cama. Toco la marca que tengo en la nuca desde que nací, esta escuece. Cierro los ojos con fuerza para tratar de calmar el dolor.

—¿Estás bien, Evelyn? –me pregunta Ron. Abro los ojos y decido no responder, ya que si digo que no, estaré claramente mintiendo, y si digo que sí, los preocuparé aún más.
—Estábamos muy asustados –me informa Hermione. Toco mi frente, la cual está completamente empapada de sudor. Otra de mis pesadillas. Otra vez de nuevo. No, no me gusta esto.
—¿Qué estabas soñando? –pregunta Harry frunciendo el ceño- No parecía que fuera nada agradable.
—No lo era –pero entonces me fijo en el ojiverde. Su tonalidad de verdor es exactamente igual que la del niño de mi sueño, el cual tengo muchas noches seguidas. Suelto un grito ahogado. Claro, ahora todo tiene sentido. Me levanto de la cama y mis pies desnudos palpan el frío suelo.
—Deberías ducharte y bajar a desayunar –me aconseja Hermione- Dentro de un rato nos iremos a comprar todo el material.
—Claro.

Los tres se marchan. Harry es el último de la pequeña fila guiada hasta la puerta, pero antes de que esta sea cerrada por él, lo llamo. “Ahora voy yo”, le dice a sus amigos. Me quedo esperando de pie, en el suelo, aún sintiendo el frío de la madera sobre mi piel desnuda. Me sonríe.

—Hay algo que no te he contado –digo mirándolo fijamente- Es sobre el sueño que he tenido hoy.
—¿Qué pasa? –pregunta preocupado. Nadie antes se ha preocupado por mí. A excepción del profesor Dumbledore todos estos años tratando de encontrarme.
—Llevo soñando desde hace muchísimo tiempo lo mismo.
—¿Y qué es? –me mira desconcertado, frunciendo el ceño.
—Sueño con un niño de ojos verdes que está conmigo en una habitación. Ambos lloramos. Una mujer con rasgos dulces nos cuida. Pero pierde la vida cuando un ser de ojos rojos, pálido, delgado y sin pelo con túnica oscura hasta los pies, se nos pone delante. Entonces, el niño ojiverde tiene una cicatriz en la frente.
—Como la mía –dice tocándosela.
—Como la tuya –contesto en un susurro- Hace dos semanas volví a soñar lo mismo y me iba con la duda a dormir. No sabía por qué soñaba eso una y otra noche. Todos los días. Pero ahora sé que el niño de mis sueños eres tú.
—Yo también he tenido ese sueño muy de vez en cuando –abro los ojos sorprendida y él se encoge de hombros- Tampoco sabía qué quería decir hasta que te conocí. Ahí entendí a la niña que lloraba y era arrebatada por unas personas con capuchas.
—Mortífagos –contesto en voz baja.
—¿Qué? –pregunta él asombrado. Me levanto la manga de la camiseta y observa con atención el tatuaje de la calavera con la serpiente que la noche anterior vieron Hermione y Ginny.
—El hombre y la mujer que me llevaban en tu sueño eran mortífagos.
—¿Te criaste con ellos? –asiento con la cabeza- ¿Y tú eres…
—Lo soy por ellos, no porque yo quiera –le respondo antes de que logre acabar la pregunta. Me vuelvo a tapar el brazo y lo miro- No me juzgues antes de conocerme, por favor. No soy como ellos. No soy mala.
—Sé que no lo eres –dice mirándome- Pero es tan…
—Extraño, lo sé –me encojo de hombros y lo miro atentamente- Pero es algo con lo que debo vivir cada día de mi vida. Sé cosas de las que jamás habrías imaginado Harry.
—Me lo creo –susurra- ¿Tú has trabajado para… Voldemort?
—Sí y no –frunce el ceño confundido- Trabajaba para él, pero jamás me encargaron una misión.
—Nunca?
—Alguna que otra, pero no era nada como matar a gente inocente. Nada de eso.

Se sienta en la cama mirando a la nada. Lo imito y miro sus esmeraldas. Él posa la vista en mí y luego en mi brazo ya tapado. Con miedo, lentitud y con el pulso tembloroso, levanta la tela y observa de nuevo el dibujo. Lo toca y siento que se estremece, al igual que yo ante el contacto de sus dedos sobre mi piel.

—No soy como ellos –le susurro- Jamás haría daño a alguien. No ahora que sé la verdad.
—Por un momento pensé mal de ti, Evelyn -se sincera Harry conmigo- Discúlpame.
—No tienes que disculparte –le digo frunciendo los labios en una fina línea- Yo también habría hecho lo mismo que tú.
—Pero no quiero pensar mal de ti porque sé que no eres así. Ese tatuaje no te define.
—No, no lo hace –murmuro mirándolo. Me vuelvo a bajar la manga del pijama y me levanto. Le tiendo la mano y él la acepta al mismo tiempo que se pone de pie- Ves abajo con los chicos. Me ducharé e iré enseguida con vosotros.
—No tardes –dice mirándome para luego irse.

Suspiro. Ahora tendré que decírselo a Ron y a los gemelos, ya que ellos merecen saber esa parte oscura de mí. La verdad, había avergonzado muchísimo cuando tuve que contárselo a Hermione, Ginny y Harry. Aunque también era miedo lo que sentía. Pero miedo al rechazo, como había pensado que haría mi nuevo amigo Potter en cuanto escuchó toda la verdad salir de mi boca.

Me ducho sin dejar de pensar en… bueno, en todo. Me visto rápidamente, recojo mi larga melena en un moño suelto y ordeno parte de la habitación. Bajo las escaleras de dos en dos y ahí está la alegre y numerosa familia Weasley, desayunando y hablando al mismo tiempo, compartiendo risas y sonrisas, cosa que jamás yo he hecho en un desayuno, ni en una comida, ni en una cena, ni… en ningún lugar. Hermione y Harry me esperan, han dejado una silla a su lado especialmente para mí. Cuando cruzo la estancia para llegar hasta mi sitio, Fred y George me lanzan un pedazo de pan el cual puedo coger a vuelo.

—Buenos reflejos, Maslow –me halagan los dos a la vez. Les sonrío tímidamente y me llevo el pedazo de pan a la boca. Me siento en mi silla y Arthur desvía la vista de su periódico hacia mí, cuando lo veo, trago y lo saludo.
—Buenos días a ti también, Evelyn -contesta alegre- ¿Qué tal has dormido?
—Mhm, bien –miento. Los chicos me miran al instante- Por cierto Arthur.
—¿Sí?
—¿Yo cómo voy a pagar todo el material escolar? –pregunto- No tengo dinero.
—No te preocupes por eso, Evelyn-dice sonriéndome.
—No pienso permitir que me paguen nada –contesté cruzándome de brazos.
—Por desgracia no podemos permitírnoslo, pero tranquila, tendrás tu material y el dinero suficiente para comprarlo.
—Pero, ¿cómo?
—Tú mira bien el baúl la próxima vez –dice guiñándome un ojo. Frunzo el ceño y asiento con la cabeza no muy convencida. Me sirvo un poco de zumo de calabaza y empiezo a comer una tostada que Hermione me ha pasado de un plato cercano al suyo.


Última edición por Mina ♡ el Sáb 30 Nov 2013, 4:18 pm, editado 3 veces
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Te haré creer con mi magia. {Draco Malfoy} - Página 5 Empty Re: Te haré creer con mi magia. {Draco Malfoy}

Mensaje por Frey. Miér 01 Mayo 2013, 1:10 pm

Lindos *-*
Es como si rayis y Harry estuvieran conectados:3
Me he enamorado del capitulo ademas me encanta como escribes:D
¡GENIAL!
Frey.
Frey.


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Te haré creer con mi magia. {Draco Malfoy} - Página 5 Empty Re: Te haré creer con mi magia. {Draco Malfoy}

Mensaje por roronoa. Miér 01 Mayo 2013, 4:44 pm

Genial el capitulo
Siguela en cuanto puedas
Besos
roronoa.
roronoa.


http://ask.fm/ssweasley

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Te haré creer con mi magia. {Draco Malfoy} - Página 5 Empty Re: Te haré creer con mi magia. {Draco Malfoy}

Mensaje por Invitado Jue 02 Mayo 2013, 1:55 pm

Me ha encantado el capítulo!
Como reaccionaran los gemelos a la marca de los mortifagos? Me imaginó que harán una chiste o algo así hahahaha
Sigue porfiiiiii!!!
Invitado
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Te haré creer con mi magia. {Draco Malfoy} - Página 5 Empty Re: Te haré creer con mi magia. {Draco Malfoy}

Mensaje por mary de mellark Jue 02 Mayo 2013, 3:37 pm

Me encanto el cap fue tan AKJSHDLAGDAFJKJK!!!!
síguela pronto!!!!!
Besos, Mary
mary de mellark
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Te haré creer con mi magia. {Draco Malfoy} - Página 5 Empty Re: Te haré creer con mi magia. {Draco Malfoy}

Mensaje por Miluh. Jue 02 Mayo 2013, 5:48 pm

ME ENCANTOOOOOOOOOOOOOOO ♥ siguela cuando puedas!!!
Miluh.
Miluh.


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Te haré creer con mi magia. {Draco Malfoy} - Página 5 Empty Re: Te haré creer con mi magia. {Draco Malfoy}

Mensaje por #Morgenstern Vie 03 Mayo 2013, 2:37 am

OMGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGG *-*
¡El sueño,el sueño! ¡La marca,la marca!
LOL ._.
Hermione, Ginny y Harry descubren la marca de la rayis o.o
Y cuando Harry confiesa que por un momento pensó mal de ella es tan kadhjaksdhjkjahskjh!!!
Siguela pronto!
Un besis
<3
#Morgenstern
#Morgenstern
#Morgenstern


http://daughter-of-athena13.tumblr.com/

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Mensaje por Mina ♡ Sáb 04 Mayo 2013, 4:31 am

FreyCastronovo escribió:
Lindos *-*
Es como si rayis y Harry estuvieran conectados:3
Me he enamorado del capitulo ademas me encanta como escribes:D
¡GENIAL!

Son lindos juntos ashjdjaksd.
Mil gracias cielo, me alegro que te haya gustado tanto.
¡Bye!
Mina ♡
Mina ♡


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Mensaje por Mina ♡ Sáb 04 Mayo 2013, 4:32 am

SaraDirectioner(LLL) escribió:Genial el capitulo
Siguela en cuanto puedas
Besos

¡Gracias, la seguiré pronto!
Mina ♡
Mina ♡


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Mensaje por Mina ♡ Sáb 04 Mayo 2013, 4:34 am

Angel With a Shotgun escribió:Me ha encantado el capítulo!
Como reaccionaran los gemelos a la marca de los mortifagos? Me imaginó que harán una chiste o algo así hahahaha
Sigue porfiiiiii!!!

Pronto sabrás cómo reaccionan, jajaja.
Capaz mañana subo, idk ah.
Byeeee.
Mina ♡
Mina ♡


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Mensaje por Mina ♡ Sáb 04 Mayo 2013, 4:35 am

mary de mellark escribió:Me encanto el cap fue tan AKJSHDLAGDAFJKJK!!!!
síguela pronto!!!!!
Besos, Mary

Asdfghjkl qué bueno que te gustó.
Besis a ti también.
Mina ♡
Mina ♡


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Mensaje por Mina ♡ Sáb 04 Mayo 2013, 4:36 am

Miluh. escribió:ME ENCANTOOOOOOOOOOOOOOO ♥ siguela cuando puedas!!!

Me encanta que te encante (?) ah.
Asdfghjklñ la sigo mañana capas.
Bye:))
Mina ♡
Mina ♡


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Mensaje por Mina ♡ Sáb 04 Mayo 2013, 4:39 am

#Morgenstern escribió:
OMGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGG *-*
¡El sueño,el sueño! ¡La marca,la marca!
LOL ._.
Hermione, Ginny y Harry descubren la marca de la rayis o.o
Y cuando Harry confiesa que por un momento pensó mal de ella es tan kadhjaksdhjkjahskjh!!!
Siguela pronto!
Un besis
<3
#Morgenstern

Siempre amo tus comentarios.
Eres la que más largos los hace y los que más lindos y graciosos me parecen.
Qué amor, vaya asdfghjkl.
La sigo mañana alomejor, cielo.
Sigue la tuya pronto tú también, pls.
¡Chauchis linda!<3.
PD: Amor incondicional hacia tu firma.
Mina ♡
Mina ♡


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Mensaje por Mina ♡ Dom 05 Mayo 2013, 2:56 pm

Te haré creer con mi magia. {Draco Malfoy} - Página 5 Tumblr_miiqy1unQm1s3wmk7o1_500
Capítulo cinco.

Draco, Draco Malfoy


Estamos a punto de irnos. Corro hacia la habitación y me agacho delante de mi baúl dispuesta a abrirlo. “Tú mira bien el baúl la próxima vez”, recuerdo las palabras de Arthur en el desayuno. Levanto la tapa y remuevo entre las prendas de ropa, zapatos, libros y documentos que han pertenecido a mi familia. Ahí, en una esquina, hay una pequeña bolsa de tela atada con un cordón. La saco y la abro. Por las Barbas de Merlín, exclamo en voz alta. Hay por lo menos dos cientos galeones ahí metidos. Pestañeo y pellizco mi piel para ver si se trata de un sueño. Pero al parecer, esto es cierto. Cojo mi varita y junto a la bolsa, vuelvo al salón donde los Weasley, Harry y Hermione están dispuestos a viajar al Callejón Diagón por medio de la Red Flu.

—¿Estamos todos? –pregunta Molly. Me mira y sonríe- Bien, veo que sí.
—¡Yo primero! –gritan Fred y George a la vez- ¡No, yo! ¡He dicho que yo!
—Basta, basta –pide calma el Sr. Weasley- George va primero.
—Chúpate esa –le dice su hermano en voz baja. Toma un poco de polvos Flu, se mete en la chimenea y pronuncia claramente las dos palabras ‘Callejón Diagon’. Unas llamas verdes lo envuelven y, cuando estas cesan, puf, ya no está.
—Vamos Fred, ahora tú –le ordena su madre.

Vamos yendo de uno en uno, ya que obviamente no cabemos todos en la chimenea. En un santiamén  estamos todos reunidos en aquella aglomeración de magos y brujas que van y vienen con bolsas en la mano. De aquí para allá y de allá para ahí. Todo un revuelo de túnicas negras y sombreros puntiagudos tan altos que te da dolor de cuello al mirar su longitud.

—Bien –Molly habla- Pase lo que pase no os separéis ni entréis solos a ninguna tienda. Y Harry, vigila a Evelyn de que no se pierda, la veo un poco desconcertada.
—Esto es desconcertante, señora Weasley –le digo mirándolo todo con asombro. Jamás he estado en un lugar como este. La mujer pelirroja, ama de casa y madre de una gran familia arruga su frente tras haberla llamado por su apellido. Frunzo los labios apenada- Perdón, quise decir Molly.
—Así me gusta –me sonríe como si se hubiese olvidado tan de repente lo que acaba de suceder- George, Fred, ¿qué acabo de decir? Nada de separaros del grupo.
—Pero mamá, acabamos de ver una Saeta de Fuego…
—Que vale más que vosotros dos juntos –les interrumpe Ginny- Haced caso a mamá.
—¿Y desde cuando eres tan pelota? –le pregunta Ron frunciendo el ceño.
—Desde que no quiero oírla chillar por culpa de estos dos idiotas –contesta la más pequeña dándole un golpe en el pecho a cada uno de los gemelos- ¿O acaso tú sí?
—No, no –niega el pelirrojo de inmediato. Río junto a Harry y Hermione- Oye Evelyn, ¿no habías estado nunca aquí?
—No –niego con la cabeza y empiezo a caminar junto a los chicos en cuanto veo que los señores Weasley emprenden el camino hacia una librería.
—¿Y dónde comprabas todo el material escolar? –preguntan los gemelos al mismo tiempo.
—No necesitaba libros –me encojo de hombros.
—¿A qué escuela ibas antes de que te aceptaran en Hogwarts?
—No iba a ninguna escuela, me daban clases en casa –contesto. Por favor, que no saquen el tema de Jack y Alexia, que no lo saquen.
—¿Tus padres no biológicos eran profesores, acaso? –le frunzo el ceño a Ronald y trato de no contestarle de mala manera ya que estoy empezándome a irritar con tanta pregunta.
—Ron, ¿no crees que esto es mejor hablarlo en casa? –le pregunta Harry al notar mi grado de enfado- No aquí cuando pasa tanta gente. A ninguna de estas personas les interesa la vida privada de ___.
—Gracias, Harry –le susurro entre una media sonrisa.
—No hay de qué, Ronald a veces puede ser muy pesado e insistente con las preguntas.
—Demasiado –añade Hermione enfatizando la palabra. Ronald nos saca la lengua y le revuelvo la roja melena.

Pronto estamos en el interior de una librería que, como bien indica el nombre del edificio, está llena, llenísima de libros. En ella hay varias familias con sus hijos escogiendo los que seguramente serán los manuales reglamentarios de Hogwarts. Una castaña miel con rizos en las puntas dirige su vista hacia nosotros, pero lo único que parece estar viendo es a Harry. Miro a mi amigo ojiverde, el cual está pendiente de mirar su lista de material escolar. Le sonrío a la chica ahora ruborizada por haberla pillado espiando a mi compañero y vuelve la vista hacia el estante de libros que tiene en frente. Vaya, Harry tiene admiradoras en Hogwarts.

—¿Has encontrado el libro de Hechizos, Harry? –le pregunta Ron a su amigo.
—No.
—Quizá deberías mirar a tus lados y no siempre al frente, Harry –le indica la castaña alzando el brazo y tomando un grueso libro el cual es autora Miranda Goshawk. Reí. Hermione siempre les deja mal a los chicos en cuanto a estas cosas. Dos días y se puede ver con claridad que es la “ideas claras” del grupo, la inteligente, la lista. La sabelotodo Granger que no pierde su toque de humor por mucho que los libros la cieguen.
—Gracias, Herm –le contesta Harry. Me mira y entonces me tiende el libro, lo tomo y él alza el brazo al igual que ha hecho nuestra amiga anteriormente- Ya tenemos un libro menos que tachar.
—Sí –contesto entre risas, sacando la lista de mi bolsillo y dejándola sobre la cubierta del libro para empezar a leer qué es lo que nos falta por buscar.

Pero mi rápida lectura pronto cesa cuando mi vista se posa en el rubio platino que camina con paso decidido hacia aquí. El corazón por poco se me sale del pecho cuando aquellos grises ojos se posan en los míos, unos simples y feos castaños claros con pestañas largas y rizadas. Ríe con sarna y desvía su mirada de la mía para saltar a la de mis amigos Harry, Ron y Hermione.

—Vaya Potter, es la primera vez en muchos años que te veo con una chica distinta a la sangre sucia y a la pobretona Weasley.

A la sangre sucia. Aquellas dos palabras se clavan en mí, se atan con miles de cuerdas y permanecen en mi mente durante segundos haciendo eco entre las paredes de mi cerebro. Una imagen clara y a la vez dolorosa de Jack Kavanagh viene a mí. Tenía nueve años y estaba recibiendo una de sus muchas charlas. “Y a los sangre sucia, nacidos de muggles, hay que despreciarlos. Porque no son más que escoria y basura para nuestra sociedad, ¿te queda claro Evelyn?”. Y yo asentía con temor mientras esos ojos me miraban amenazantes. ¿Qué haría sino si mi cuerpo estaba expuesto a cualquier maldición imperdonable si me rebelaba o le comentaba lo que opinaba sobre el desprecio a diferentes “clases de sangre”? Niego con la cabeza y de nuevo vuelvo a fijarme en el irrespetuoso chaval que solo ha venido para burlarse de nosotros. O de mis amigos, en todo caso. Me fijo en su túnica. Vaya, Hogwarts.

—¿Por qué no te pierdes por los pasillos a buscar los libros reglamentarios del colegio, idiota? –le pregunto con asco. El rubio me mira impresionado, al igual que mis amigos, los cuales reprimen una posiblemente escandalosa carcajada.
—¿Por qué no te callas, mugrosa? –vacila el rubio.
—Porque tengo el valor suficiente para enfrentarme a quien quiera que se mete conmigo o con mis amigos.
—Vaya, ¿debo aplaudirte por eso? –pregunta con sarcasmo en su voz.
—No quiero nada que provenga de ti.
—Me alegro, tampoco obtendrías nada.
—¿Te marchas? Estamos ocupados buscando los libros de este año –me cruzo de brazos. Él me mira con furia, al igual que yo a él. Luego desvía la mirada al moreno con cicatriz en la frente, después a la castaña y por último al pelirrojo.
—Supongo que tú, Weasley, solo has venido a mirar como Potter y su zorrilla buscan sus libros. Tendrás que servirte con los viejos y estropeados ejemplares de los patéticos de tus hermanos.

Ron tiene las intenciones de tirarse al cuello del rubio, pero Harry y yo lo paramos. Y de pronto, un bastón golpea el hombreo del muchacho que no ha hecho otra cosa que meterse con nosotros desde que llegamos. Es un hombre exactamente igual que él, salvo que más alto y con facciones más maduras. Mis ojos no pueden creer lo que ven.

—Eh Draco, se más considerado –le dice su padre con voz tranquila. Posa la mirada en nosotros tres- Vaya, señor Potter, supongo que vuelve a asistir al cuarto curso de Hogwarts a pesar de haber oído los numerosos rumores sobre que la escuela no es segura.
—Ese es mi hogar, señor Malfoy. No pienso abandonarlo porque personas hipócritas inventen cosas que ni ellos saben. Creo que es el único sitio en el  que puedo estar más seguro –suelto un grito ahogado en cuanto Harry pronuncia el apellido del recién llegado. No, no puede ser él- ¿Qué te pasa, Evelyn?
—Oh, veo que es nueva en el trío de oro –dice con burla en su voz, mirándome a mí- Soy Lucius Malfoy, padre de Draco –posa su mano en el hombro de su hijo y sonríe con orgullo. Su primogénito, en cambio, me mira con rabia por haberlo desafiado momentos antes.
—Un placer –contesto fríamente tras reconocer el nombre de aquél hombre y seguramente, él también me ha reconocido a mí, pero se hace el tonto- Soy Evelyn Rose Maslow.

Los ojos de ambos se abren, tanto los de Malfoy padre como los de Malfoy hijo. Ron suelta una pequeña carcajada por la reacción de los dos personajes que tenemos delante. Harry me sonríe divertido y Hermione en cambio se limita a mirarlos con asco y repugnancia. Arthur y Molly pronto están detrás de nosotros.

—¿Qué pasa chicos? –pregunta Arthur, pero en cuanto se fija quién es el adulto que tenemos delante, su cara cambia- Lucius Malfoy.
—Hola Arthur –el hombre no cambia su expresión para nada, es fría e ilegible, como la de su hijo. Yo no hago más que mirar aquellos sombríos ojos que tantas veces he visto en la casa de los Kavanagh- ¿Haciendo compras para los jóvenes magos de la casa?
—Así es –asiente el padre de familia.
—Entonces no os interrumpimos más, debe ser una ocasión muy especial para tu familia poder salir de vuestra choza para comprar cosas, dado que pocas veces tenéis el gusto de hacer -¡Le arrancaría la cabellera enredándola en su bastón! Patético y egocéntrico Malfoy- Hasta otra.

Se gira, mas su hijo continúa viéndonos con asco, superioridad y al igual que su padre, con egocentrismo. Se dirige a cada uno de nosotros utilizando nuestro apellido despectivamente, menos con Hermione, a la cual la llama ‘sangre sucia’ en lugar de llamarla ‘Granger’. Cuando se va a ir, que casi está por atravesar la puerta, lo llamo gritando con brusquedad su apellido. La garganta me sabe ácido después de haber pronunciado aquél nombre propio después de tanto tiempo. Éste se gira y me mira.

—Átate los cordones. Caerás y despeinarás tu oxigenado pelo –los chicos irrumpen el silencio de la librería a carcajadas. La cara de Malfoy permanece seria, aunque ahora está algo llena de rencor y odio dirigido a la nueva compañera de su escuela, Evelyn Maslow.

Se marcha y los chicos siguen riéndose, pero yo, en su lugar, no lo hago. Acaban de tratar con el hijo de un mortífago, un mortífago fiel y servidor en cuanto al Señor de las Tinieblas. El más respetado de todo el clan, el que tantas veces he despreciado durante sus visitas a la casa de los Kavanagh. Ahí es donde se reunía y seguramente sigue reuniéndose toda aquella secta, en la casa de los mortífagos que me “acogieron” cuando era pequeña. Yo estaba ahí presente, pero no hablaba. No tenía voz ni voto. La única vez que se dirigían a mí era para regañarme de que me subiera la manga de la túnica y luciera con orgullo la serpiente y calavera que había en mi piel. Pero yo no estaba orgullosa de aquello. Una vez, Lucius Malfoy me reprendió. Pero éste llegó a algo más que alzar el tono de voz.

—¿Cómo osas estar aquí presente, entre nosotros, cuando ni si quiera luces orgullosa de tu familia? –gritó el rubio platino de larga cabellera mirándome con aire de enfado. Bajé la cabeza disgustada y volví a levantarme la manga de la túnica si no quería llevarme un golpe, un hechizo o quién sabe qué tortura más- ¡No me vale que lo hagas por compromiso, por obligación, tienes que serle leal y fiel a nuestro Señor! ¡Él no quiere cobardes en su círculo!

E impactó su bastón contra mi mejilla derecha. Bellatrix rio fuertemente, llenando la sala de sus molestas carcajadas. No era la primera vez que uno de los presentes en la sala me pegaba, pero él sí. Lo miré a los ojos como mucha de las veces que me había pedido, pero no quería que me viera llorar, ya que si así era, podría llegar a ser peor.

—Tendrías que estar agradecida de que tienes un lugar entre los brazos de nuestro Señor –dijo éste mirándome con desprecio- No mereces estar aquí sentada entre nosotros, pero no podemos hacer nada cuando tienes ese símbolo tatuado en tu piel de por vida.
—Lucius, continuemos con esto –le dijo con calma Jack. Por un momento pensé que quería defenderme o evitar que aquél hombre me volviera a pegar, pero pronto cambié de idea- ___ tendrá su castigo luego.


Mis ojos pican de lágrimas, pero no quiero romper a llorar delante de todas aquellas miradas que se posan indiscretamente sobre mí. Respiro profundamente, he dejado de hacerlo mientras a mi cabeza volvía el mismo flashback de varios años atrás. Harry me mira, en sus ojos se refleja la comprensión y casi el mismo dolor que yo siento. Frota mis hombros con ambas manos y cierro los ojos con fuerza para reprimir las dos gotas de agua que caerán mejillas abajo en cuestión de segundos.

—¿Estás bien? –pregunta mirándome fijamente. Me quedo pasmada ante el verde de sus ojos.
—Sí, solo…
—Lo hablaremos mejor en casa, ¿sí? –propone sonriendo. Hermione me mira con el ceño fruncido, al igual que Ron. Ginny le pregunta a su madre qué me pasa y los gemelos simplemente no tienen su sonrisa burlona en la cara. Están… ¿preocupados por mí?
—Anda cielo, vayamos a pagar todo eso –dice cogiendo los libros que llevo encima- Se nos hará tarde.

Harry y yo terminamos de buscar todos nuestros libros y pagamos. También compramos el resto del material que nos queda y pronto estuvimos en casa guardando nuestras cosas y poniéndonos el pijama.

—Ahora sí, vas a contarnos qué era lo que te pasaba en la librería –dice Ron entrando a la habitación de su hermana con los gemelos y Harry.

Ginny me mira y fruncí el ceño. Los echaría si yo no quiero comentarles nada. Asiento con la cabeza y entonces se levanta para cerrar la puerta. Les digo que se sienten. Fred y George lo hacen en el suelo ya que las camas están ocupadas. Ron está en la de Hermione, a su lado; Ginny está tumbada y por eso no ha dejado espacio a sus hermanos; y finalmente, Harry se coloca a mi lado, tan cerca, tan pero que tan cerca, que me siento protegida con su presencia.

—Antes tengo que contar una cosa muy importante pero, por favor, no me juzguéis y dejadme acabar, ¿vale? –pido. Ron y los gemelos asienten. Tomo una bocanada de aire y poco a poco voy levantándome la manga de la camiseta, mostrando por tercera vez el tatuaje que hay en mi ante brazo.
—¿Eres una de esos? –pregunta Ron en voz alta, mirándome con los ojos abiertos.
—¡Calla, Ronald! –le pide silencio Harry.

Los gemelos en cambio no dicen nada, simplemente miran y esperan una buena explicación por mi parte que, obviamente tendrán.

—Cuando mis padres murieron en manos de Lord Voldemort, una familia de mortífagos me acogió. Jack y Alexia Kavanagh. Desde pequeña me han inculcado que lo más importante en este mundo es la lealtad y fidelidad hacia el Señor Tenebroso. Pero yo no creía en esa mierda. Bueno, era lo único que podía hacer si no quería que me mataran. Desde siempre he vivido engañada. No sabía ni cómo me llamaba en realidad, ni quiénes eran mis padres… Nada.
—Entonces, tú no eres exactamente como esos.
—Lo único que tenemos en común es esta mierda de aquí –digo tocando el feo dibujo.
—Bueno, lo aceptamos –dice Fred mirándome seriamente, creo que esa es la primera vez en que lo veo así.
—Sí, nadie escoge su pasado ni a su familia. No tienes la culpa –añade George asintiendo con la cabeza.
—Gracias por creerme, chicos. Y sobre todo gracias por aceptarme –digo esta vez mirándolos a todos en general.
—No agradezcas nada –comenta Hermione- Eres nuestra amiga y te queremos tal y como eres.
—Eso sí, los amigos se lo cuentan todo. ¿Por qué has reaccionado de esa manera cuando has visto al padre de Malfoy? –pregunta Harry.

Suspiro pesadamente.

—En casa de los Kavanagh se organizaban todas las reuniones de mortífagos –respondo- Y yo obviamente estaba presente en todas y cada una de ellas.
—¿Y qué tiene que ver con Lucius Malfoy? –pregunta Ron interrumpiéndome.
—Que él estaba en esas reuniones –todos se sorprenden, abren la boca que casi parece que se les vaya a caer la mandíbula. Harry empieza a ahogarse por culpa de una repentina tos que le ha entrado y le doy golpecitos en la espalda- ¿Te encuentras bien, Harry?
—¡Malfoy un mortífago!
—¿Draco entonces también lo es? –pregunta Hermione mirándome con miedo.
—No, él no –respondo- Lo habría reconocido y aquella era la primera vez que lo veía en mi vida.
—Esto es increíble –Ron se deja caer de espaldas en el colchón y Hermione se asusta por el leve golpe que se da el pelirrojo en la cabeza- El padre de nuestro enemigo está en el lado oscuro.
—Se veía venir –comentan los gemelos- Siempre ha sido tan…
—Frío –le acaba la oración Fred.
—Su hijo también lo es y no es ningún mortífago –explica Hermione.
—Pero poco le queda, entonces –le aclara Ronald.
—Si Draco acabase convirtiéndose en mortífago, no sería por su propia voluntad –explico mirándolos a todos.
—¿Qué intentas decir?
—Que Draco no se haría mortífago porque él quisiese, sino porque sus padres le obligarían.
—¿Y tú qué sabes? –pregunta Ronald incorporándose- Malfoy es una de las peores personas con las que me he topado en la vida. Es arrogante, frío, malévolo, egocéntrico, y así una lista inmensa de características. Da el pego para el perfil de mortífago.
—Créeme Ron, no diría esto si no estuviese segura –le digo en voz baja, casi un susurro- No es que conozca mucho a Malfoy, lo único que he hecho ha sido discutir con él. Pero entiendo el porqué de su carácter. Yo he crecido básicamente como él. Yo era igual que él, Ron. Sus padres le dan ese ejemplo a Draco. Quieren que sea así, quieren que desprecie a “los sangre sucia”, quieren que la gente le tema y que sea un arrogante con todo el mundo porque así son ellos.
—No puedo creer que lo estés defendiendo –expresa Harry.
—No lo defiendo, simplemente os estoy dando una visión de la que anteriormente también me correspondía a mí –suspiro y agarro las puntas de mi cabello con nerviosismo para empezar a enredarlas en mi dedo índice- Draco Malfoy es la clara imagen de sus padres, no la que de verdad tendría que ser. Actúa como si fuera Lucius o Narcissa.
—¿Cómo sabes también el nombre su madre? –pregunta Fred. Le arqueo una ceja en tono obvio- Ya.
—¿Entendéis lo que os quiero decir ahora? –les pregunto, posando mi mirada en cada par de ojos que ahora me miran como si estuviera loca. Un cojín me impacta en la cara y me giro hacia Ron, el cual parece ser el primer sospechoso.
—Si nunca hubiese conocido a Draco Malfoy, si este no me hubiese molestado tantas veces y nunca me hubiese humillado antes, te habría hecho caso y habría tratado de relacionarme con él –le sonrío- Pero jamás tendría una conversación sin insultos hacia el feo oxigenado ese.

Río ante su infantil insulto. Feo. Siempre me ha parecido patético insultar a alguien llamándolo feo. Quiero decir, hay peores insultos, ¿no? Además, Draco Malfoy no es un chico feo. Su pelo y sus ojos lo hacen bonito. Pero en cuanto abre esa bocota arrogante y semejante a la del mortífago que tiene como padre, todo cambia y hace plos, a la mierda que se va todo. He odiado encontrármelo en la librería. He odiado sus palabras hacia mí y mis amigos. Pero, muy en el fondo y muy a mi pesar, lo puedo llegar a comprender. Porque ese Draco Malfoy que he conocido en el Callejón Diagon, es lo único que le han enseñado sus padres. Esa arrogancia es lo único que le está permitido demostrar. Es lo que yo anteriormente he sido y que espero nunca más volver a ser.

—Evelyn, baja de la nube –Harry me zarandea y consigue sacarme una sonrisa- ¿Dónde estabas?
—Lejos –murmuro- Pensando.
—¿Piensas? –pregunta Ron divertido.
—Más que tú –digo lanzándole el cojín que anteriormente ha impactado en mi cara por su culpa.
—Perdone señorita Maslow –sonríe divertido.

Harry le lanza mi almohada y éste se golpea la cabeza contra la pared al haberse tirado hacia atrás para esquivar el golpe. Percy, que duerme en la habitación de al lado, grita algo que no parecemos entender, pero seguramente es algo para que dejemos de hacer ruido.

—Será mejor que nos vayamos a dormir ya –nos aconseja Hermione- Mañana tendremos que despertarnos temprano.
—¿Para qué? –pregunto mirando a la castaña, confundida.
—¡Para irnos a los Mundiales de Quidditch! –grita Ron entusiasmado.
—¿Ah?
—Evelyn, en serio estás ida –dice Harry riendo.
—Es que, ¿cuándo lo dijeron? –pregunto rascándome la nuca, pero chasqueo la lengua cuando rozo mi cicatriz con las uñas sin querer- Mierda, la herida.
—¿Herida? –preguntan todos a la vez.
—¡Su cicatriz! –exclaman los gemelos. Reí. Al parecer se les ha encendido la lucecita de la cabeza. Cosa que pocas veces pasa. Todos se ponen a mi lado, echo la cabeza hacia delante y retiro mi larga melena atada en una cola de caballo para que puedan ver la cicatriz en forma de rayo, pero mucho más pequeña que la de mi amigo Potter- Es impresionante.
—¿Y por qué no la tienes en la frente como Harry? –pregunta Fred.
—Sí, ahí te daría un toque más misterioso.
—Más Potter –río de nuevo y me acomodo el cabello.
—No lo sé, supongo que Voldemort escogió… -me doy cuenta que digo su nombre y caigo en que eso no les gusta a los Weasley, así que me corrijo casi al instante- Digo, Quien-no-debe-ser-nombrado. Solo me dio en  la nuca y ya.
—¿Y te duele? –me pregunta Harry- A mí hay veces que me duele mucho. Sobre todo cuando tengo…
—Pesadillas –respondemos ambos a la vez- Sí, también me duele muchas veces.
—¿Y qué sueñas? –pregunta Hermione.

Justo en ese momento aparece Arthur, el cual se sorprende al ver a todo el escuadrón reunido en una sola habitación. Y encima, siendo tan pequeña y con tantas personas, la cosa impresiona un poquito bastante. Sonríe cuando ve que sus hijos, Hermione y Harry están a mi lado, reunidos como si les estuviese contando una historia de miedo a un par de niños pequeños.

—Veo que estáis entretenidos –comenta Arthur caminando hacia donde estamos nosotros, sentándose en el baúl de Ginny.
—Evelyn nos estaba enseñando su cicatriz y contando su pasado como mortífaga –explica George. Todos excepto yo, lo miran mal- ¿Qué? Seguramente él ya lo sabía.
—Sí hijo, yo lo sabía –asiente su padre- Pero tened un poco de respeto por ___.
—No se preocupe, Sr. Weasley –intenta parecer disgustado cuando uso su apellido, pero ríe en seguida, tranquilizándome- No me molesta hablar de esto con ellos. Al contrario, me siento bien.
—Somos sus psicólogos –bromea Ron.
—Bueno, pues estos psicólogos y esta paciente –dice mirándome y haciéndome sonreír- tienen que irse a la cama. Mañana tenemos que madrugar, la colina de Stoatshead nos queda un poco lejos.
—¿Y qué haremos en esa colina? –pregunto con curiosidad.
—Ahí hay uno de los trasladores que el Ministerio de Magia ha colocado para poder ir a ver los Mundiales. El Callejón Diagon y el andén nueve y tres cuartos están llenos de muggles y no podemos permitirnos ser vistos. Ahora, a la cama.

“Todo estaba tan oscuro, tan, tan oscuro, que yo, que no le temo a nada, empecé a sentir miedo. Hice que de mi varita surgiera una pequeña luz, pero era muy poca, así que con una palabra más, un hechizo más complejo, la luz se alzó y se volvió más grande. De pronto, la estancia, o mejor dicho, el campamento donde estaba, comenzó a hacerse aparecer. Había muchas tiendas de campaña quemándose, fuego por los alrededores. Un bosque también quemándose. Y estaba sola. Miraba a mis alrededores en busca de ayuda. Tenía miedo, hacía calor y sentía que algo malo sucedería. Un escalofrío recorrió toda mi espina dorsal, sacudiéndome de la cabeza a los pies. Entonces, alguien lanzó un hechizo sobre mí, obligándome a que me arrodillara. Miré hacia el horizonte. Había hombre con túnica negra, capucha y máscara dorada. Pero había algo que hacía que lo pudiese identificar del resto de mortífagos: su rubia y platinada melena cayéndole en cascada sobre los hombros. Solté un grito ahogado. Lucius Malfoy volvió a lanzarme otro hechizo, esta vez haciéndome mirar al oscuro cielo, ahora agitado y enfadado. Pero había algo en él, algo que no me gustaba. Era su símbolo. Era su marca. Era una gran calavera verde, con una serpiente saliéndole de la mandíbula como si fuese una lengua. Entonces, tanto la cicatriz de la nuca, como el tatuaje que cubría todo mi antebrazo, empezaron a arder. Dolían. Dolían tanto que parecían cuchillos clavarse en un golpe basto y seco, rápido. Mi alrededor se llenó de mortífagos. Muchos, más de los que podría recordar. Y entonces, un hombre bajito, regordete y feo, que estaba de espaldas, se fue girando poco a poco, mostrándome el bebé o no tan bebé que había en sus brazos. Cuando pude verle la cara, su rostro, tan horroroso y espeluznante, hizo que la marca me doliera más, haciendo que chillara. Él me miró. Estaba débil, pero una sonrisa sarcástica podía apreciarse.

—Quien en su día fue mortífago, en su lecho de muerto continuará siéndolo –dijo con voz ronca.”


Mi cuerpo se sacude, emito el chillido más agudo que jamás mis cuerdas vocales me han permitido hacer. Estoy empapada de sudor y de los ojos me salen lágrimas a borbotones. La marca me duele. El tatuaje, no. Pero la cicatriz, sí. Mucho muchísimo.

—¡Evelyn, por las barbas de Merlín, haz el favor de despertar! –en cuanto oigo la voz de mi amigo Harry, abro los ojos al instante. Jadeo, el pulso me va a mil, los pulmones me arden y la respiración está demasiado agitada. No puedo evitarlo. Rodeo su cuello con mis brazos y lo abrazo. Con él, por muy absurdo que parezca, me siento completamente segura, a salvo. Y sin querer, empiezo a sollozar. Aquél sueño, no. No me ha gustado nada. Encima parecía tan real- Ya está, ___. Solo ha sido un sueño.
—Harry, he oído gritos –oigo también la voz de Hermione, entrando por la habitación con aire apresurado. Me libero de mi amigo aún con lágrimas en los ojos- ___, ¿qué te ha pasado?

Harry se sienta a mi lado y toma mis dos manos, acariciando el dorso de estas con sus pulgares. Él me entiende. Lo veo en sus ojos. Sé cuántas noches en vela ha pasado por miedo a dormirse y tener que soñar con cosas horribles. También sé sus dolorosos despertares, su escozor en la cicatriz en forma de rayo que destaca en su frente de vez en cuando. Lo entiendo porque a mí también me pasa. Me pasa y muy seguido, aunque últimamente el dolor y la sensación de realismo es más intensa.

—Oíd, tendríais que estar ya vestidos. Nos iremos dentro de un rato –pero Ronald calla al ver que algo anda mal. Que yo ando mal- ¿Qué le pasa a Evelyn?
—Un mal sueño –contesta Potter por mí.
— ¿Tú también? –pregunta Ron- ¿También te pasa como a él?
Asiento con la cabeza. Me incorporo en la cama. Mis tres amigos están a mi alrededor. Harry sigue acariciándome las manos, con la vista en ellas, sin mirar nada más. Hermione peina mi cabello y lo aleja de todo rastro de sudor que hay sobre mi frente para que no se enganche más, y Ron simplemente está callado y contemplándome.
—¿Podríamos saber qué has soñado, Evelyn? –pregunta Hermione con aquella voz dulce.
—No sé dónde estaba, pero al principio estaba todo oscuro. Hice luz con mi varita y de repente, el campo en el que estaba empezó a iluminarse. Estaba todo en llamas. El bosque se quemaba, las tiendas de campañas estaban siendo destruidas por el fuego. Un hechizo me hizo arrodillarme en el suelo. Miré a lo lejos y era Lucius Malfoy con ropas de mortífago. Volvió a lanzarme un conjuro, pero esta vez me hizo mirar el cielo, donde había una gran calavera y una serpiente saliendo de ella. Era su marca –los chicos empalidecieron y permanecieron en silencio escuchando atentamente el relato de mi sueño- Y no sé cómo, empezaron a rodearme más mortífagos hasta que uno, que estaba de espaldas a mí, fue girándose con algo que parecía ser un bebé.
—¿Un bebé? –pregunta Ron.
—Pero no lo era –le respondo al instante- Era… era él. Era Voldemort. Pero estaba muy débil. Era horrible. Daba auténtico pavor. La marca del brazo me dolía y la cicatriz ya ni contaros. Estaba sufriendo muchísimo al tener que contemplar ese rostro. Entonces, él me miró y dijo: “Quien en su día fue mortífago, en su lecho de muerto continuará siéndolo” –repito las palabras que aquél ser había formulado en mi pesadilla.

Los chicos están en silencio. A mí me duele el pecho al recordar aquellas imágenes tan tenebrosas que mi subconsciente había creado. Me levanto de la cama y ellos se ponen de pie al igual que yo. Les digo que en cinco minutos estaré abajo, que me dejen duchar tranquila. Aceptan, pero Harry es el último en marcharse ya que antes me da un gran y largo abrazo. Justo lo que necesito. Una vez duchada, me visto con unos tejanos azules claros, unas bambas y una camiseta negra básica. Me hago una trenza a un lado y hago la cama. Bajo las escaleras de dos en dos y, como cada mañana (al menos las pocas que llevo en La Madriguera), Harry siempre tiene un sitio a su lado reservado para mí.

—Los Mundiales –dice Fred.
—Llevo esperando esto desde que soy un moco –le añade George.
—Siempre habéis sido un moco –les contesta Percy.
—No empecemos hermano –refunfuña Fred.
—Déjalo. Está celoso porque no es tan guapo como nosotros –no puedo evitar soltar una carcajada- Vas a decirnos, Evelyn, que Percy es más guapo que nosotros.
—No –ellos sonríen orgullosos- Pero no os echéis flores, vosotros tampoco me gustáis.
—Entonces, ¿quién te parece más atractivo de todos? –pregunta George. Hermione y yo acabamos riéndonos. Miramos a Ron, come cual cerdo. Alza la vista de su plato y posa la mirada en nosotras- ¿Ronald Weasley el más guapo de todos los hermanos varones?
—Bromeáis –dice Percy.
—Estáis locas –comenta Fred negando con la cabeza.
—Son adolescentes, aún no saben lo que quieren –le susurra George.
¿De ge habáis? –pregunta Ron con la boca llena.
- Déjalo Ron –le aconseja Hermione- Tú sigue comiendo.

Harry y yo soltamos unas carcajadas al mismo tiempo. Le quito una tostada a mi amigo azabache y le doy un mordisco mientras esbozo una sonrisa de niña inocente que jamás ha roto un plato. Éste niega con la cabeza y acaba cogiendo otra. Una vez que terminamos de desayunar, cogemos nuestras mochilas, nos despedimos de Molly, la cual nos repite una y otra vez que tengamos cuidado, y salimos de La Madriguera. El sol empieza a ponerse, es muy temprano, tanto, que ni los gemelos están de ánimos para ir haciendo bromas por el camino. Pero a los diez minutos se les quita el sueño y empiezan a molestarme.

—¿Qué te apuestas a que gana Irlanda? –me pregunta Fred.
—Bulgaria –responde su hermano por mí.
—¡Ganará Bulgaria! –grita Ron alzando su puño, totalmente exasperado.
—¿De qué parte vas, Evelyn? –me pregunta Harry. Me encojo de hombros, no sé mucho de Quidditch.
—Solo, que gane el mejor –sonrío a mi amigo.
—Bulgaria –repite Ronald.
—Irlanda –refunfuñan Fred y George.
—Bueno chicos, daos un poco de prisa –nos pide Arthur- Los Diggory nos esperan.
—Papá, ¿es verdad que estamos en uno de los mejores asientos? –pregunta Ginny con la emoción reflejada en sus ojos.
—Sí hija, te encantará. Son las mejores vistas de todo el estadio –le responde el Sr. Weasley revolviéndole el cabello y sonriendo con orgullo- Os divertiréis.
—¿Te pesa mucho? –oigo cómo le pregunta Ron a Hermione por la mochila, la cual ya está jadeando.
—No –resopnde la castaña- Gracias, Ron.
—Ambos se gustan –me susurra el azabache, que me ha pillado observando la escena de los dos amigos- Pero no lo admiten.
—Harían bonita pareja –comento sonriéndoles. Harry asiente dándome la razón.


Última edición por Mina ♡ el Sáb 30 Nov 2013, 4:24 pm, editado 3 veces
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Te haré creer con mi magia. {Draco Malfoy} - Página 5 Empty Re: Te haré creer con mi magia. {Draco Malfoy}

Mensaje por Invitado Dom 05 Mayo 2013, 3:30 pm

asdfghjkl *_____* Draco!! Vale, eres un idiota pero es que es tan adorable
~(*__*)~
Amo a los gemelos, en serio los amoooooo yo quiero gemelos así en mi vida!!!
Me ha encantado el capítulo, espero que puedas seguir pronto!!
Besos!!
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Te haré creer con mi magia. {Draco Malfoy} - Página 5 Empty Re: Te haré creer con mi magia. {Draco Malfoy}

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