Conectarse
Últimos temas
miembros del staff
Beta readers
|
|
|
|
Equipo de Baneo
|
|
Equipo de Ayuda
|
|
Equipo de Limpieza
|
|
|
|
Equipo de Eventos
|
|
|
Equipo de Tutoriales
|
|
Equipo de Diseño
|
|
créditos.
Skin hecho por Hardrock de Captain Knows Best. Personalización del skin por Insxne.
Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
† Harmenlock †
O W N :: Archivos :: Novelas Abandonadas
Página 2 de 59. • Comparte
Página 2 de 59. • 1, 2, 3 ... 30 ... 59
¿Cuánto te ha gustado Harmenlock?
Re: † Harmenlock †
De acuerdo y gracias chicas. Celeste tu ficha no la necesito ya que la tengo. Solo me falta lo de los poderes y entras cielo. Keep-smiling-and-be-happy me parece bien. Te reservo a Niall
Jockie.
Re: † Harmenlock †
Gracias aqui te los dejo, dime si le tengo que sacar o agregar algo
Graciiass besoos
Poderes:
- Telekinesis: Habilidad para manipular y controlar objetos con la mente, frecuentemente en formas no visibles para el ojo humano normal. Una telekinesis extremadamente poderosa podría controlar incluso átomos individuales.
- Transformador de ser: Cuando uno puede transformarse en alguien en una criatura, ser vivo, animal, insecto, etc, es un transformador de ser.
- Mimetismo o Absorción de Poder:Habilidad para copiar o absorber poderes o habilidades de otros. Este poder puede usarse, en algunos casos, sólo si se está cerca de alguien, o viéndo a quien poder copiar o absorber la habilidad, o incluso tocando la piel de éste.
Y por ultimo - Manipulación del Tiempo: Habilidad para afectar el flujo del tiempo, ralentizándolo, acelerándolo o incluso deteniéndolo. Chronokinesis
Graciiass besoos
Poderes:
- Telekinesis: Habilidad para manipular y controlar objetos con la mente, frecuentemente en formas no visibles para el ojo humano normal. Una telekinesis extremadamente poderosa podría controlar incluso átomos individuales.
- Transformador de ser: Cuando uno puede transformarse en alguien en una criatura, ser vivo, animal, insecto, etc, es un transformador de ser.
- Mimetismo o Absorción de Poder:Habilidad para copiar o absorber poderes o habilidades de otros. Este poder puede usarse, en algunos casos, sólo si se está cerca de alguien, o viéndo a quien poder copiar o absorber la habilidad, o incluso tocando la piel de éste.
Y por ultimo - Manipulación del Tiempo: Habilidad para afectar el flujo del tiempo, ralentizándolo, acelerándolo o incluso deteniéndolo. Chronokinesis
darkness.
Re: † Harmenlock †
No las des. Estan geniales los poderes. Entras. Estas oficialmente con Harry Styles y tranquila, en esta novela no le intentaras castrar xd Acabo el capitulo1 y lo subire
Jockie.
Re: † Harmenlock †
HAHA muerooo espero no castrarlo amorJocelyneAdams escribió: No las des. Estan geniales los poderes. Entras. Estas oficialmente con Harry Styles y tranquila, en esta novela no le intentaras castrar xd Acabo el capitulo1 y lo subire
Graciiass
Lo esperoooo
darkness.
Re: † Harmenlock †
† CAPÍTULO 1 †
Su teléfono vibró, en el interior de su bolsillo, con la canción de politono "Love Bites (So Do I) de Halestorm. Parpadeó adormilada, con la oscuridad a su alrededor y el sonido de las gotas de lluvía chocar contra el pecho. Su mano se metió en el pantalón y miró quien la llamaba. La pantalla estaba iluminada de azul y las letras blancas mostraban la palabra: " Mamá " Ella murmuro una palabrota y pulsó el botón de recibir la llamada. Se colocó el abricular en la oreja y apretó los ojos. Se escuchaba un zumbido por detrás de la línea.
--¿Dónde estas, Anastasía? -preguntó la voz de su madre adoptiva desde donde debería de ser su casa.
--Ya te lo dije, mamá. En casa de Miranda -contestó con la voz cansada.
--¿Miranda George?
--Esa misma -afirmó.
--He llamado a su casa y no estas ahí. Déjame de mentir, Anastasía y dime donde te has metido.
Apretó sus ojos y mordió su labio. La habian pillado.
--Anastasía Clarisse West, ¿piensas contestarme? -cuestionó Megan, su madre adoptiva.
--La verdad es que no tengo ni idea de que contestarte, Megan.
--Dime dónde estas. Es la una de la mañana y estoy preocupada por ti.
Anne hizó una mueca rara y miró a el frente, a la pared de piedra del panteón manchada de polvo.
--Estoy de camino a casa, Megan -mintió-. Estaré allí aproximadamente a la una y media, ¿si? Adiós.
Pulsó el botón de cortar llamada antes de que Megan decidiera bombardearla a preguntas por la línea teléfonica. Se puso en pie, con los ojos apretados aún. Sus manos olían a alcohol y a ceniza. Su cabello ya estaba seco, formándosele rebeldes rizos de carbón negro alrededor de su espalda. Cogió la mochila y salió, aún sintiéndose vigilada. La lluvía había cesado y ahora se levantaba una espesa bruma blanca que lo tapaba todo, nublando su visión. El frío congelaba sus brazos delgaduchos y lívidos. La linterna se había quedado sin pilas y la bombilla estaba caliente. Meneó la cabeza y la guardó en la mochila, junto a la botella de whisky y los botes de spray violetas y rojos. Su bolsillo vibró de nuevo, estaba vez para anunciarle que recibía un mensaje. Meneó la cabeza y regresó hasta la entrada del cementerio de Greendwich. Miró a todos lados, para asegurarse que el guardía del cementerio no estuviera al acecho. Nadie. Tiró la mochila por la reja como antes y volvió a escalar. Saltó y pisó el suelo. Se tambaleo un poco pero recuperó de regreso el equilibrio. Cacheó sus bolsillos, buscando el billete de bus picado ya exactamente cuatro veces. Dudaba que el autobús nocturno pasará a esas horas de la madrugada. Cogió la mochila y caminó en dirección a la parada de autobús. El banco marrón estaba empapado y sucio, asique decidió mejor no sentarse en el. El póster de metal mantenía en alto el cartel verde oxidado. Se leía en letras blancas casi invisibles: " PARADA DE AUTOBÚS. ". El bolsillo volvió a vibrar, ella lo ignoró. Suponía que sería su madre adoptiva Megan, machacándola a mensajes con contenidos como, por ejemplo: " ¿Dónde estas? ", " ¿A qué hora llegarás? ", " ¿Con quién estas? "... O cosas así. Y lo peor de todo era que, su madre era doctora y su padre, Greg, un importante empresario de Máchester. Sus verdaderos padres habían muerto cuando ella era tan sólo una niña. Su padre de cáncer, antes de que ella naciera y su madre, esa puta, de sobredosis en un motel en Las Vegas. Anne la odiaba. Era una puta drogadita con la tendencia de pegar a su única hija con un cinturón. Cuando se enteró de que aquella mujer había muerto, había sido el día más feliz de toda su vida. Se habían finalizado los castigos con el cinturón o las palizas sin control, todo porque ella no conseguía los gramos de cocaína que necesitaba para colocarse. Megan, la había salvado del tétrico orfanato y la había adoptado pero por lástima, Anne ya estaba corrompida. Era mala con todo el mundo, menos con su hermano mayor, Jace. Dos veces había estado en el centro de desintoxicación de Brandford y, a la segunda, había dejado las drogas y el tabaco. No quería acabar como la zorra que la parió. Ahora era la chica mala, ex-porrista y la persona más inteligente de todo el instituto. Rascó su frente seca con sus uñas mordidas y pintadas de negro y miró hacía los dos focos de luz amarilla que paseaban por la carretera. El autobús. Sacó de su bolsillo el ticket y espero paciente a que el autobús frenará. La compuerta se abrió con un chirrido agudo y molesto. Caminó en dirección a las escaleras grises y subió. La puerta se cerró instantáneamente detrás de ella. Metió el ticket para picarlo y miró a los sitios verdes vacios. Bueno, todos vemos el derecho a el fondo. Estaba ocupado por un chico alto, de piel lívida, cabello rizado y castaño y ojos verdes. Era guapo, había que admitirlo que a Anne le influía un aire extraño. El chico elevó la mirada del aparato que tenía entre sus manos y la miró. Anne caminó hasta uno de los sillones verdes y se sentó. Dejó la mochila a su lado y miró por la ventana, aburrida. El teléfono móvil volvió a vibrar en el bolsillo por tercera vez en la noche. Escuchó unos pasos acercándose a ella. Se colocó los abriculares que guardaba en el bolsillo delantero de la mochila y encendió la música de su maltrecho energy sistem. La canción de Rock Show estaba empezada y por el minuto 2:15. Anne no conocía a la cantante ni nada del grupo llamado Halestorm. Sólo sabía que la música estaba genial y a ella le importaba. Sintió la presencia del oji-verde sobre ella y vió por el reflejo del cristal al chico de rizos rebeldes apoyarse en el cabecero del la silla ocupada por su mochila. El oji-verde carraspeó y Anne le ignoró.
--Perdona -dijo el chico de rizos ya bautizado como Rizos Sexys.
Anne se quitó los abriculares y le miró mal, con su mirada desdeñosa e indiferente.
--¿Qué? -preguntó de mala gana.
El chico le miró sorprendido durante unos instantes y después regresó a su mirada seductora y coqueta que sólo consiguió que Anne tuviera más repulsión por el chico.
--¿Esta ocupado ese sitio? -preguntó.
Su acento era británico, muy marcado. Un escalofrío recorrió su espalda.
--Sí, ¿o es qué no lo ves? Mi mochila ocupa el sitio -respondió de mala gana y borde.
El ruloso pestañeo seguidamente, confuso y aturdido. Parecía que él no estaba acostumbrado a ser rechazado de esa forma. Se escuchó una risa del fondo del autobús y la oji-azul observó por encima de su asiento. Cuatro sitios verdes estaban ocupados por cuatro chicos totalmente diferentes entre ellos. La risa provenía de un morocho alto de cabello negro y ojos mieles con pestañas rizadas. Ella juraría que hace unos minutos nadie estaba ocupando ese sitio. El oji-verde regresó con los cuatro chicos. Anne se puso sus abriculares de nuevo y regresó a su tarea. El bolsillo volvió a vibrar. Ella estaba confusa. No recordaba ver a cinco chicos, sólo a uno. Tal vez se había equivocado. Se encogió de hombros mentalmente y decició dejar de darle tanta importancia. Un despite lo tenía cualquiera. Se seguía sintiendo observada y podía escuchar por encima de la música las risas y la charla de los cinco adolescentes de atrás. No le interesaba nada la conversación pero no tenía otra cosa que hacer.
--Es guapa -decía el chico de cabello rubio y ojos celestes.
--No es mi tipo -comentó el oji-verde al que ella había rechazado minutos antes.
--Claro, como te ha rechazado tus "encantos"... -murmuró el morocho de ojos mieles.
--A Harry Styles nadie le rechaza, ¿entiendes? -señaló con su dedo a si mismo el muy egocéntrico-. Yo rechazo a las chicas.
--Y dime pues, ¿qué ha sido lo que ha hecho la chica? Aaah, espera, rechazarte -dijo uno de ojos avellanas y cabello rapado.
--Sin comentarios -susurro el tal Harry.
Tres de ellos estallaron en carcajadas mientras, el oji-azulesverdosos no le quitaba la mirada a Anne. Ella se sentía incómoda bajo el manto de su penetrante mirada, por una vez en la vida y dejó de atendender a la conversación de los chicos. Paso el viaje con la mirada del castaño con ojos aguamarinas sobre ella y con la incómodidad de ella. Eran las dos menos diecisiete cuando el autobús frenó en su parada. Ella salió lo más rápido posible, notando a los cinco chicos mirarla como si fuera un trozo de carne fresca y ellos una manada de lobeznos hambrientos. La humedad la embriagaba cuando bajó del transporte público. El alcohol se mezclaba con lentitud junto con la BigMac y los aros de cebolla que había tomado tres horas antes como cena. Miró hacía la enorme mansión donde vivía y pestañeo seguidamente al notar las luces del salón encendidas. Ella la esperaba despierta. Anne sabía que su madre la mataría a preguntas todas referentes hacía su paradero durante la noche. Ella no podría responderle a todas sus preguntas. Se veía lo suficientemente cansada y borracha y, por si ella fuera, dormiria en el césped de la entrada de la mansión de los West pero, Anne sabría que Megan era capaz de enviar a un equipo de búsqueda para encontrarla por dormir fuera sin avisar. Anne sacó las llaves del bolsillo delantero de la mochila y la introduzco en la cerradura de las verjas.
Su teléfono vibró, en el interior de su bolsillo, con la canción de politono "Love Bites (So Do I) de Halestorm. Parpadeó adormilada, con la oscuridad a su alrededor y el sonido de las gotas de lluvía chocar contra el pecho. Su mano se metió en el pantalón y miró quien la llamaba. La pantalla estaba iluminada de azul y las letras blancas mostraban la palabra: " Mamá " Ella murmuro una palabrota y pulsó el botón de recibir la llamada. Se colocó el abricular en la oreja y apretó los ojos. Se escuchaba un zumbido por detrás de la línea.
--¿Dónde estas, Anastasía? -preguntó la voz de su madre adoptiva desde donde debería de ser su casa.
--Ya te lo dije, mamá. En casa de Miranda -contestó con la voz cansada.
--¿Miranda George?
--Esa misma -afirmó.
--He llamado a su casa y no estas ahí. Déjame de mentir, Anastasía y dime donde te has metido.
Apretó sus ojos y mordió su labio. La habian pillado.
--Anastasía Clarisse West, ¿piensas contestarme? -cuestionó Megan, su madre adoptiva.
--La verdad es que no tengo ni idea de que contestarte, Megan.
--Dime dónde estas. Es la una de la mañana y estoy preocupada por ti.
Anne hizó una mueca rara y miró a el frente, a la pared de piedra del panteón manchada de polvo.
--Estoy de camino a casa, Megan -mintió-. Estaré allí aproximadamente a la una y media, ¿si? Adiós.
Pulsó el botón de cortar llamada antes de que Megan decidiera bombardearla a preguntas por la línea teléfonica. Se puso en pie, con los ojos apretados aún. Sus manos olían a alcohol y a ceniza. Su cabello ya estaba seco, formándosele rebeldes rizos de carbón negro alrededor de su espalda. Cogió la mochila y salió, aún sintiéndose vigilada. La lluvía había cesado y ahora se levantaba una espesa bruma blanca que lo tapaba todo, nublando su visión. El frío congelaba sus brazos delgaduchos y lívidos. La linterna se había quedado sin pilas y la bombilla estaba caliente. Meneó la cabeza y la guardó en la mochila, junto a la botella de whisky y los botes de spray violetas y rojos. Su bolsillo vibró de nuevo, estaba vez para anunciarle que recibía un mensaje. Meneó la cabeza y regresó hasta la entrada del cementerio de Greendwich. Miró a todos lados, para asegurarse que el guardía del cementerio no estuviera al acecho. Nadie. Tiró la mochila por la reja como antes y volvió a escalar. Saltó y pisó el suelo. Se tambaleo un poco pero recuperó de regreso el equilibrio. Cacheó sus bolsillos, buscando el billete de bus picado ya exactamente cuatro veces. Dudaba que el autobús nocturno pasará a esas horas de la madrugada. Cogió la mochila y caminó en dirección a la parada de autobús. El banco marrón estaba empapado y sucio, asique decidió mejor no sentarse en el. El póster de metal mantenía en alto el cartel verde oxidado. Se leía en letras blancas casi invisibles: " PARADA DE AUTOBÚS. ". El bolsillo volvió a vibrar, ella lo ignoró. Suponía que sería su madre adoptiva Megan, machacándola a mensajes con contenidos como, por ejemplo: " ¿Dónde estas? ", " ¿A qué hora llegarás? ", " ¿Con quién estas? "... O cosas así. Y lo peor de todo era que, su madre era doctora y su padre, Greg, un importante empresario de Máchester. Sus verdaderos padres habían muerto cuando ella era tan sólo una niña. Su padre de cáncer, antes de que ella naciera y su madre, esa puta, de sobredosis en un motel en Las Vegas. Anne la odiaba. Era una puta drogadita con la tendencia de pegar a su única hija con un cinturón. Cuando se enteró de que aquella mujer había muerto, había sido el día más feliz de toda su vida. Se habían finalizado los castigos con el cinturón o las palizas sin control, todo porque ella no conseguía los gramos de cocaína que necesitaba para colocarse. Megan, la había salvado del tétrico orfanato y la había adoptado pero por lástima, Anne ya estaba corrompida. Era mala con todo el mundo, menos con su hermano mayor, Jace. Dos veces había estado en el centro de desintoxicación de Brandford y, a la segunda, había dejado las drogas y el tabaco. No quería acabar como la zorra que la parió. Ahora era la chica mala, ex-porrista y la persona más inteligente de todo el instituto. Rascó su frente seca con sus uñas mordidas y pintadas de negro y miró hacía los dos focos de luz amarilla que paseaban por la carretera. El autobús. Sacó de su bolsillo el ticket y espero paciente a que el autobús frenará. La compuerta se abrió con un chirrido agudo y molesto. Caminó en dirección a las escaleras grises y subió. La puerta se cerró instantáneamente detrás de ella. Metió el ticket para picarlo y miró a los sitios verdes vacios. Bueno, todos vemos el derecho a el fondo. Estaba ocupado por un chico alto, de piel lívida, cabello rizado y castaño y ojos verdes. Era guapo, había que admitirlo que a Anne le influía un aire extraño. El chico elevó la mirada del aparato que tenía entre sus manos y la miró. Anne caminó hasta uno de los sillones verdes y se sentó. Dejó la mochila a su lado y miró por la ventana, aburrida. El teléfono móvil volvió a vibrar en el bolsillo por tercera vez en la noche. Escuchó unos pasos acercándose a ella. Se colocó los abriculares que guardaba en el bolsillo delantero de la mochila y encendió la música de su maltrecho energy sistem. La canción de Rock Show estaba empezada y por el minuto 2:15. Anne no conocía a la cantante ni nada del grupo llamado Halestorm. Sólo sabía que la música estaba genial y a ella le importaba. Sintió la presencia del oji-verde sobre ella y vió por el reflejo del cristal al chico de rizos rebeldes apoyarse en el cabecero del la silla ocupada por su mochila. El oji-verde carraspeó y Anne le ignoró.
--Perdona -dijo el chico de rizos ya bautizado como Rizos Sexys.
Anne se quitó los abriculares y le miró mal, con su mirada desdeñosa e indiferente.
--¿Qué? -preguntó de mala gana.
El chico le miró sorprendido durante unos instantes y después regresó a su mirada seductora y coqueta que sólo consiguió que Anne tuviera más repulsión por el chico.
--¿Esta ocupado ese sitio? -preguntó.
Su acento era británico, muy marcado. Un escalofrío recorrió su espalda.
--Sí, ¿o es qué no lo ves? Mi mochila ocupa el sitio -respondió de mala gana y borde.
El ruloso pestañeo seguidamente, confuso y aturdido. Parecía que él no estaba acostumbrado a ser rechazado de esa forma. Se escuchó una risa del fondo del autobús y la oji-azul observó por encima de su asiento. Cuatro sitios verdes estaban ocupados por cuatro chicos totalmente diferentes entre ellos. La risa provenía de un morocho alto de cabello negro y ojos mieles con pestañas rizadas. Ella juraría que hace unos minutos nadie estaba ocupando ese sitio. El oji-verde regresó con los cuatro chicos. Anne se puso sus abriculares de nuevo y regresó a su tarea. El bolsillo volvió a vibrar. Ella estaba confusa. No recordaba ver a cinco chicos, sólo a uno. Tal vez se había equivocado. Se encogió de hombros mentalmente y decició dejar de darle tanta importancia. Un despite lo tenía cualquiera. Se seguía sintiendo observada y podía escuchar por encima de la música las risas y la charla de los cinco adolescentes de atrás. No le interesaba nada la conversación pero no tenía otra cosa que hacer.
--Es guapa -decía el chico de cabello rubio y ojos celestes.
--No es mi tipo -comentó el oji-verde al que ella había rechazado minutos antes.
--Claro, como te ha rechazado tus "encantos"... -murmuró el morocho de ojos mieles.
--A Harry Styles nadie le rechaza, ¿entiendes? -señaló con su dedo a si mismo el muy egocéntrico-. Yo rechazo a las chicas.
--Y dime pues, ¿qué ha sido lo que ha hecho la chica? Aaah, espera, rechazarte -dijo uno de ojos avellanas y cabello rapado.
--Sin comentarios -susurro el tal Harry.
Tres de ellos estallaron en carcajadas mientras, el oji-azulesverdosos no le quitaba la mirada a Anne. Ella se sentía incómoda bajo el manto de su penetrante mirada, por una vez en la vida y dejó de atendender a la conversación de los chicos. Paso el viaje con la mirada del castaño con ojos aguamarinas sobre ella y con la incómodidad de ella. Eran las dos menos diecisiete cuando el autobús frenó en su parada. Ella salió lo más rápido posible, notando a los cinco chicos mirarla como si fuera un trozo de carne fresca y ellos una manada de lobeznos hambrientos. La humedad la embriagaba cuando bajó del transporte público. El alcohol se mezclaba con lentitud junto con la BigMac y los aros de cebolla que había tomado tres horas antes como cena. Miró hacía la enorme mansión donde vivía y pestañeo seguidamente al notar las luces del salón encendidas. Ella la esperaba despierta. Anne sabía que su madre la mataría a preguntas todas referentes hacía su paradero durante la noche. Ella no podría responderle a todas sus preguntas. Se veía lo suficientemente cansada y borracha y, por si ella fuera, dormiria en el césped de la entrada de la mansión de los West pero, Anne sabría que Megan era capaz de enviar a un equipo de búsqueda para encontrarla por dormir fuera sin avisar. Anne sacó las llaves del bolsillo delantero de la mochila y la introduzco en la cerradura de las verjas.
Jockie.
Re: † Harmenlock †
Oh por dioossssss siguelaaaaaaaaaaaa
Me encanto
Styles fuiste rechazado
hahaha bueno en fin me encanto el primer cap
Fue bueniiiisiimoo
Pero bueno en fin siiguela
Me encanto
Styles fuiste rechazado
hahaha bueno en fin me encanto el primer cap
Fue bueniiiisiimoo
Pero bueno en fin siiguela
darkness.
Re: † Harmenlock †
Tienes que seguirla.
Harry, psss, Harry, psss ESTAS PONCHAOOO MI QUERIDO AMIGOOO!!!!!!!! NO ME LA CALO.
Debes de seguirla, nena, esta excelente.
Yo quiero ir a las Vegas, dicen que es el Infierno en la tierra, es romántico, la adoro.
Harry, psss, Harry, psss ESTAS PONCHAOOO MI QUERIDO AMIGOOO!!!!!!!! NO ME LA CALO.
Debes de seguirla, nena, esta excelente.
Yo quiero ir a las Vegas, dicen que es el Infierno en la tierra, es romántico, la adoro.
Zarek
Re: † Harmenlock †
La seguire en cuanto haya mas comentarios chicas:D Yo a donde quiero ir es a New York, Seattle o Chicago. Jajaja
Jockie.
Re: † Harmenlock †
Hey, debes de seguirla, muero por leer y así hay mas probabilidades de que comenten.
Zarek
Re: † Harmenlock †
† CAPÍTULO 2 †
Empujó y pasó a el extenso jardín verde lleno de flores de primavera, con el césped húmedo por los aspersores y la lluvía. Caminó despreocupada hacía la puerta principal. Sabía que no serviría de nada intentar colarse por la puerta de atrás, tan sólo conseguir una de las charlas extensas de Megan sobre responsabilidad y confianza. Metió la llave en la cerradura y la gira, con el chasquido inoportuno del abrir de los cerrojos. Con el pie empujó sin delicadeza la puerta y cerro detrás de si. Contó mentalmente hasta tres, para que después apareciera Megan. Su cabello rubio estaba recogido en su clásico moño, con varios pelos teñidos de gris por las canas. Sus ojos verdes la miraban efusiva. Llevaba un albornoz de color perla y muy caro, y sus brazos estaban cruzados sobre su pecho. La miraba mal, pero eso no le intimidaba.
--¿Dónde estabas, Anastasía? -preguntó con su voz madura.
--Por ahí -contestó ella despreocupada.
--¿Con quién?¿Qué es lo que llevas en la mochila?¿Sabes las horas qué son?¿Te parece bonito?¿Has estado bebiendo? -disparó todas las preguntas a la vez y eso le provocó un dolor de cabeza enorme.
El tono de su madre adoptiva se elevaba cada vez más. Anne guardó la compostura y contestó tranquila e indiferente:
--Con alguien, condones y vibradores sexuales con pilas, sí lo sé, me parece hermoso y claro que he estado bebiendo.
--Anastasía...
--¿Sabes? Estoy agotada y me encuentro mal. Me voy a ir a dormir y ya veremos si mañana estarás aquí para darme la tabarra con tu discurso de todas las noches -ella le sonrió con autosuficiencia.
Megan abrió los ojos como pares, dejando a la vista sus ojeras oscuras. Entreabrió sus labios pero antes de que pudiera decir algo el busca de su cadera sonó y se iluminó. Sus manos de cirujana cogieron el busca y lo observó.
--Te salvas por esta -murmuró enfadada.
Anne se encogió de hombros y observó a su madre correr para cambiarse y salir corriendo por la puerta, sin mirar atrás o despedirse. El teléfono volvió a vibrar, por séptima vez en todo en el rato en el que había salido del cementerio Greendwichn. Subió las escaleras y deambuló agotada hasta su cuarto. La puerta estaba marcada con carteles de tráficos. " Stop ", " No pasar ... Tiró del picaporte y soltó la mochila agotada. Está cayó en el suelo de una forma muy poco discreta y ruidosa. Se quitó la camiseta sin mangas y la cazadora de cuero oscura y la tiró al suelo, junto a el montón de ropa esparcido por todo el piso y suelo. Sacó el teléfono del bolsillo de sus pantalones y observó la pantalla que iluminaba su rostro de un azul fantasmal. " 5 mensajes en tu buzón de entrada " leyó. Soltó una carcajada amarga y se sentó en el borde de su cama. El colchón bajó un poco sobre su peso y crugió lentamente. Anne abrió el primer mensaje de Stephan.
Recibido a las 12:50
Voy a tener que atrasarme un poco más si quieres que traiga las palas y el cubo
Steph
Recibido a la 1:05
Estoy llendo para allá.
Steph
Recibido a la 1: 19
¿Dónde estas metida, Anne?
Steph
Recibido a la 1: 21
Cuando leas estos mensajes contéstame por favor.
Steph
Recibido a la 1:22
Me estoy preocupando. Espero que estes bien.
Steph
Recibido a la 1:24
Anne, ¿sigues con vida?¿Te han pillado? Por favor contéstame.
Steph
Recibido a las 2:07
¿Estas enfadada conmigo?
Steph
Anne soltó una carcajada seca de nuevo y dejó el aparato eléctronico en la mesilla de noche. Había decidido hacerle sufrir un poco más. Se quitó los pantalones y se recogió el cabello. Se tumbó en la cama y observó su pequeño espacio de estrellas que había creado cuando ella tenía doce años. Los puntitos verdes fluorescentes brillaban en el techo de color negro, creando un mapa de estrellas artificiales. Cerró los ojos, esperando a que el sueño la acogiera. La sangre zumbaba por sus oídos y su mente cambió de rumbo respecto a los persamientos. Acabó en los cinco chicos del autobús. Estaba segura de que nadie estaba sentado allí, salvó el oji-verde llamado Harry. ¿Se había equivocado o era magia? Miró con cara de espanto la estúpida idea. Claro que no era magia. La magia no existía, sólo para los niños inocentes que creian en los cuentos de hadas falsos y los finales felices. Ambas cosas para Anne, mitos para engañar. Ella nunca tuvo una infancia normal. Directamente, nunca la tuvo. Pensó en la inquietante mirada del chico de cabello castaño y ojos bipolares. Nunca nadie le había hecho sentir se esa manera tan extraña. Mordió su labio y se dió un susto al escuchar el ulular del buho del cementerio. Se sobresaltó y observó espantada al animal nocturo que se posaba en el alfeizar de su ventana y la observaba, con la cabeza ladeada. Sus plumas por las puntas parecian plateadas, por culpa de la luz lunar del cielo despejado. Sus ojos amarillos intimidaban. Anne se puso en pie y cerró la cortina. Regresó a la cama, con el sonido de sus descalzos pies tocar el suelo. Escuchaba atenta el canto nocturno del buho y pensó horrorizada que aquel animal le había seguido del cementerio hasta su casa. A las dos y media, acabó dormida, con el buho en su ventana y en la memoris fresca la imagen del chico del autobús.
Estaba envuelta en oscuridad muda y espesa. Siniestra y temblorosa. Su cuerpo se encontraba encogido debajo del lavamanos del apartamento sucio e infestado de ratas donde vivia con su madre biólogica. Tenía miedo. Sus manos temblaban y ella rezaba con que esa puta no la encontrará nunca. Se escuchó el primer portazo de la puerta principal, que se expandió por toda la casa, en un eco espeluznante. Ella ya había llegado y por el sonido de sus pasos, no estaba contenta. La niña de seis año se encogió un poco más, pegando su delgada espalda contra la pared mohosa de la cocina y el miedo palpando su rostro encrespado.
--Anne... -canturreaba su madre desde lo que podía ser el salón-. Anne, ¿dónde estas?
La niña apretó sus labios y evitó llorar de terror y miedo.
--Anne, no te voy a hacer nada. Su voz estaba más cerca. Se escuchó la puerta de la cocina abrirse y ella pudo oler el alcohol. Observó los tacones altos rojos de su madre. Sus pasos vacilantes y descordinados de una borracha. Contuvó la respiración, con el corazón bombardeando con fuerza y sonando como un tambor. Tenía miedo de que la encontrará. Llevaba la mujer una botella de licor en una mano, tapada con una bolsa de papel marrón. Se escuchaba el líquido chocar contra las paredes de cristal transparente. En su otra mano, llevaba un cinturón de cuero marrón. El cuero cabelludo le picó a la pequeña. La mujer desapareció del campo de visión y la niña suspiró. Un error del que se arrepentiria. La mujer de cabello negro y ojos azules se agachó en su dirección, con una sonrisa de psicópata. Sus ojos azules gélidos brillaban maniáticamente.
--Aquí estas, pequeña perra -murmuro la mujer, soltándole a la cara su aliento.
Olía a alcohol. Mucho alcohol.
--Dime pequeña perra. ¿Por qué te escondes? -preguntó mientrás extendía su brazo hacía la niña.
Ella quería gritar pero sabía que eso la enfurecería mucho más de lo que estaba. Se limitó a dejar que la arrastrará hasta la salida de su escondite y la pusiera en pie.
--Tumbate, pequeña perra. Vas a recibir tu castigo.
La niña dudo durante unos instantes y, después, obedeció. La mujer dejó la espalda de su "hija" a la vista, y, comenzó la tortura. El sonido del cinturón contra su espalda era una tortura, y el dolor inconsumible. Cada parte de su cuerpo le quemaba. Las lágrimas asomaban por sus ojos azules. Si lloraba, la puta le pegaría más fuerte. Si gritaba, el castigo se extendería más tiempo. A la puta no le gustaba la gente débil. La niña apreto sus labios, intentando no llorar.
--Anne -canturreaba su madre por cada latigazo-. Anne, ¿por qué te escondes de mi?
Empujó y pasó a el extenso jardín verde lleno de flores de primavera, con el césped húmedo por los aspersores y la lluvía. Caminó despreocupada hacía la puerta principal. Sabía que no serviría de nada intentar colarse por la puerta de atrás, tan sólo conseguir una de las charlas extensas de Megan sobre responsabilidad y confianza. Metió la llave en la cerradura y la gira, con el chasquido inoportuno del abrir de los cerrojos. Con el pie empujó sin delicadeza la puerta y cerro detrás de si. Contó mentalmente hasta tres, para que después apareciera Megan. Su cabello rubio estaba recogido en su clásico moño, con varios pelos teñidos de gris por las canas. Sus ojos verdes la miraban efusiva. Llevaba un albornoz de color perla y muy caro, y sus brazos estaban cruzados sobre su pecho. La miraba mal, pero eso no le intimidaba.
--¿Dónde estabas, Anastasía? -preguntó con su voz madura.
--Por ahí -contestó ella despreocupada.
--¿Con quién?¿Qué es lo que llevas en la mochila?¿Sabes las horas qué son?¿Te parece bonito?¿Has estado bebiendo? -disparó todas las preguntas a la vez y eso le provocó un dolor de cabeza enorme.
El tono de su madre adoptiva se elevaba cada vez más. Anne guardó la compostura y contestó tranquila e indiferente:
--Con alguien, condones y vibradores sexuales con pilas, sí lo sé, me parece hermoso y claro que he estado bebiendo.
--Anastasía...
--¿Sabes? Estoy agotada y me encuentro mal. Me voy a ir a dormir y ya veremos si mañana estarás aquí para darme la tabarra con tu discurso de todas las noches -ella le sonrió con autosuficiencia.
Megan abrió los ojos como pares, dejando a la vista sus ojeras oscuras. Entreabrió sus labios pero antes de que pudiera decir algo el busca de su cadera sonó y se iluminó. Sus manos de cirujana cogieron el busca y lo observó.
--Te salvas por esta -murmuró enfadada.
Anne se encogió de hombros y observó a su madre correr para cambiarse y salir corriendo por la puerta, sin mirar atrás o despedirse. El teléfono volvió a vibrar, por séptima vez en todo en el rato en el que había salido del cementerio Greendwichn. Subió las escaleras y deambuló agotada hasta su cuarto. La puerta estaba marcada con carteles de tráficos. " Stop ", " No pasar ... Tiró del picaporte y soltó la mochila agotada. Está cayó en el suelo de una forma muy poco discreta y ruidosa. Se quitó la camiseta sin mangas y la cazadora de cuero oscura y la tiró al suelo, junto a el montón de ropa esparcido por todo el piso y suelo. Sacó el teléfono del bolsillo de sus pantalones y observó la pantalla que iluminaba su rostro de un azul fantasmal. " 5 mensajes en tu buzón de entrada " leyó. Soltó una carcajada amarga y se sentó en el borde de su cama. El colchón bajó un poco sobre su peso y crugió lentamente. Anne abrió el primer mensaje de Stephan.
Recibido a las 12:50
Voy a tener que atrasarme un poco más si quieres que traiga las palas y el cubo
Steph
Recibido a la 1:05
Estoy llendo para allá.
Steph
Recibido a la 1: 19
¿Dónde estas metida, Anne?
Steph
Recibido a la 1: 21
Cuando leas estos mensajes contéstame por favor.
Steph
Recibido a la 1:22
Me estoy preocupando. Espero que estes bien.
Steph
Recibido a la 1:24
Anne, ¿sigues con vida?¿Te han pillado? Por favor contéstame.
Steph
Recibido a las 2:07
¿Estas enfadada conmigo?
Steph
Anne soltó una carcajada seca de nuevo y dejó el aparato eléctronico en la mesilla de noche. Había decidido hacerle sufrir un poco más. Se quitó los pantalones y se recogió el cabello. Se tumbó en la cama y observó su pequeño espacio de estrellas que había creado cuando ella tenía doce años. Los puntitos verdes fluorescentes brillaban en el techo de color negro, creando un mapa de estrellas artificiales. Cerró los ojos, esperando a que el sueño la acogiera. La sangre zumbaba por sus oídos y su mente cambió de rumbo respecto a los persamientos. Acabó en los cinco chicos del autobús. Estaba segura de que nadie estaba sentado allí, salvó el oji-verde llamado Harry. ¿Se había equivocado o era magia? Miró con cara de espanto la estúpida idea. Claro que no era magia. La magia no existía, sólo para los niños inocentes que creian en los cuentos de hadas falsos y los finales felices. Ambas cosas para Anne, mitos para engañar. Ella nunca tuvo una infancia normal. Directamente, nunca la tuvo. Pensó en la inquietante mirada del chico de cabello castaño y ojos bipolares. Nunca nadie le había hecho sentir se esa manera tan extraña. Mordió su labio y se dió un susto al escuchar el ulular del buho del cementerio. Se sobresaltó y observó espantada al animal nocturo que se posaba en el alfeizar de su ventana y la observaba, con la cabeza ladeada. Sus plumas por las puntas parecian plateadas, por culpa de la luz lunar del cielo despejado. Sus ojos amarillos intimidaban. Anne se puso en pie y cerró la cortina. Regresó a la cama, con el sonido de sus descalzos pies tocar el suelo. Escuchaba atenta el canto nocturno del buho y pensó horrorizada que aquel animal le había seguido del cementerio hasta su casa. A las dos y media, acabó dormida, con el buho en su ventana y en la memoris fresca la imagen del chico del autobús.
Estaba envuelta en oscuridad muda y espesa. Siniestra y temblorosa. Su cuerpo se encontraba encogido debajo del lavamanos del apartamento sucio e infestado de ratas donde vivia con su madre biólogica. Tenía miedo. Sus manos temblaban y ella rezaba con que esa puta no la encontrará nunca. Se escuchó el primer portazo de la puerta principal, que se expandió por toda la casa, en un eco espeluznante. Ella ya había llegado y por el sonido de sus pasos, no estaba contenta. La niña de seis año se encogió un poco más, pegando su delgada espalda contra la pared mohosa de la cocina y el miedo palpando su rostro encrespado.
--Anne... -canturreaba su madre desde lo que podía ser el salón-. Anne, ¿dónde estas?
La niña apretó sus labios y evitó llorar de terror y miedo.
--Anne, no te voy a hacer nada. Su voz estaba más cerca. Se escuchó la puerta de la cocina abrirse y ella pudo oler el alcohol. Observó los tacones altos rojos de su madre. Sus pasos vacilantes y descordinados de una borracha. Contuvó la respiración, con el corazón bombardeando con fuerza y sonando como un tambor. Tenía miedo de que la encontrará. Llevaba la mujer una botella de licor en una mano, tapada con una bolsa de papel marrón. Se escuchaba el líquido chocar contra las paredes de cristal transparente. En su otra mano, llevaba un cinturón de cuero marrón. El cuero cabelludo le picó a la pequeña. La mujer desapareció del campo de visión y la niña suspiró. Un error del que se arrepentiria. La mujer de cabello negro y ojos azules se agachó en su dirección, con una sonrisa de psicópata. Sus ojos azules gélidos brillaban maniáticamente.
--Aquí estas, pequeña perra -murmuro la mujer, soltándole a la cara su aliento.
Olía a alcohol. Mucho alcohol.
--Dime pequeña perra. ¿Por qué te escondes? -preguntó mientrás extendía su brazo hacía la niña.
Ella quería gritar pero sabía que eso la enfurecería mucho más de lo que estaba. Se limitó a dejar que la arrastrará hasta la salida de su escondite y la pusiera en pie.
--Tumbate, pequeña perra. Vas a recibir tu castigo.
La niña dudo durante unos instantes y, después, obedeció. La mujer dejó la espalda de su "hija" a la vista, y, comenzó la tortura. El sonido del cinturón contra su espalda era una tortura, y el dolor inconsumible. Cada parte de su cuerpo le quemaba. Las lágrimas asomaban por sus ojos azules. Si lloraba, la puta le pegaría más fuerte. Si gritaba, el castigo se extendería más tiempo. A la puta no le gustaba la gente débil. La niña apreto sus labios, intentando no llorar.
--Anne -canturreaba su madre por cada latigazo-. Anne, ¿por qué te escondes de mi?
Jockie.
Página 2 de 59. • 1, 2, 3 ... 30 ... 59
O W N :: Archivos :: Novelas Abandonadas
Página 2 de 59.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.
Miér 20 Nov 2024, 12:51 am por SweetLove22
» My dearest
Lun 11 Nov 2024, 7:37 pm por lovesick
» Sayonara, friday night
Lun 11 Nov 2024, 12:38 am por lovesick
» in the heart of the circle
Dom 10 Nov 2024, 7:56 pm por hange.
» air nation
Miér 06 Nov 2024, 10:08 am por hange.
» life is a box of chocolates
Mar 05 Nov 2024, 2:54 pm por 14th moon
» —Hot clown shit
Lun 04 Nov 2024, 9:10 pm por Jigsaw
» outoflove.
Lun 04 Nov 2024, 11:42 am por indigo.
» witches of own
Dom 03 Nov 2024, 9:16 pm por hange.