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Pídeme Lo Que Quieras (Harry Styles & Tu) (HOT +18) [Primera Temporada] [TERMINADA]
O W N :: Archivos :: Novelas Abandonadas
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Re: Pídeme Lo Que Quieras (Harry Styles & Tu) (HOT +18) [Primera Temporada] [TERMINADA]
siguella siguellla!! me encanto
♫joshyta♥
Re: Pídeme Lo Que Quieras (Harry Styles & Tu) (HOT +18) [Primera Temporada] [TERMINADA]
Capitulo 19 (Parte 1)
Cuando suena mi despertador, quiero morir.
Estoy cansada. Apenas he dormido pensando en lo ocurrido en aquel bar. Las palabras de Harry, su mirada y cómo aquellos hombres me deseaban me impedían dormir. Al final, sobre las cuatro de la madrugada saqué el vibrador de la maleta y, tras jugar un poco con él, conseguí apagar mi fuego interno.
Como el día anterior, Caroline, Harry y yo salimos del hotel y el chófer nos llevó hasta las oficinas para proseguir la reunión. Hoy me he puesto pantalones. No quiero que vuelva a ocurrir lo del día anterior. Nada más verme, Harry ha paseado su mirada por mi cuerpo y, aunque sólo me ha dicho «Buenos días», por su tono intuyo que ya no está enfadado.
Durante horas, mientras escucho atenta la reunión, mi mirada y la de Harry se encuentran en varias ocasiones. Hoy no me manda ningún correo, ni interrumpe la reunión. Se lo agradezco. Quiero ser profesional en mi trabajo.
A las siete, cuando llegamos al hotel, me despido de él y de Caroline y subo a mi habitación. Estoy muerta de calor. Alguien llama a mi puerta. Abro y no me sorprendo cuando veo a Harry. Su mirada es decidida. Entra y cierra la puerta, se quita la chaqueta y la tira al suelo, se deshace el nudo de la corbata y después me coge entre sus brazos, y camina hacia el dormitorio con el morbo instalado en su mirada.
—Dios, pequeña… Te deseo.
No hace falta decir nada más. El deseo es mutuo y la noche, larga y perfecta.
Cuando me despierto a las seis de la mañana, Harry no está. Se ha ido de mi cama, pero como estoy tan agotada por nuestro maratón de sexo vuelvo a dormirme.
Sobre las diez de la mañana, el sonido de mi móvil me despierta. Rápidamente lo cojo y leo un mensaje de Harry: «Despierta».
Salto de la cama y me doy una ducha. Es sábado. Hoy no tenemos ninguna reunión y quiero pasar el máximo de tiempo con él. Cuando salgo de la ducha vestida sólo con la toalla, alguien llama a mi puerta. Abro y me encuentro a un magnífico Harry vestido con unos vaqueros de cinturilla baja y una camisa blanca abierta. Su aspecto es tentador y salvaje. Terriblemente apetecible.
¡Vaya, qué bueno está!
—Buenos días, pequeña.
—¡Buenas!
Lo miro, como si fuera una colegiala.
—¿Te apetece pasar el día conmigo? —me comenta.
Su pregunta me sorprende. Por una vez, no está dando nada por hecho.
—Por supuesto que sí.
—¡Genial! Te voy a llevar a comer a un sitio precioso. Coge el bañador.
Sonrío afirmativamente y él entra en la suite.
—Ve a vestirte o al final mi comida serás tú —murmura con voz ronca.
Divertida por sus palabras, corro hacia el dormitorio. Cuando entro, oigo una canción en la radio que me encanta y canto mientras me visto:
Muero por tus besos, por tu ingrata sonrisa.
Por tus bellas caricias, eres tú mi alegría.
Pido que no me falles, que nunca te me vayas
Y que nunca te olvides, que soy yo quien te ama.
Que soy yo quien te espera, que soy yo quien te llora,
Que soy yo quien te anhela los minutos y horas…
Me muero por besarte, dormirme en tu boca
Me muero por decirte que el mundo se equivoca…
Cuando me doy la vuelta, Harry está apoyado en el quicio de la puerta, observándome.
—¿Qué cantas?
—¿No conoces esta canción?
—No. ¿Quién canta?
Termino de abrocharme el vaquero y añado:
—Un grupo llamado La Quinta Estación y la canción se llama Me muero.
Harry se acerca. Me pongo el top lila, pero no puedo evitar sonreír, intuyo sus intenciones. Me coge de la cintura.
—La canción dice algo así como «me muero por besarte», ¿no?
Asiento como una boba. Pero qué tonta me pongo con él…
—Pues eso mismo me pasa a mí en este momento, pequeña.
Me coge entre sus brazos. Me aúpa y me besa. Me devora los labios con tal ímpetu que ya deseo que me desnude y prosiga devorándome. La canción continúa sonando, mientras me besa… me besa… me besa. Pero de pronto se detiene, me suelta y me da un azote divertido en el trasero.
—Termina de vestirte o no respondo de mí.
Me río y entro rápidamente en el baño para recogerme el pelo en una coleta alta. Cuando salgo, Harry está apoyado en la cristalera mirando hacia el exterior. Su perfil es impresionante. Sexy. Cuando me ve aparecer, sonríe.
—¿Cómo lo haces para estar cada día más guapa?
Encantada por aquel piropo, le dedico una sonrisa. Él se acerca a mí, me agarra del cuello y me besa. ¡Oh, sí! Finalmente, se separa de mí y me mira a los ojos.
—Salgamos de aquí antes de que te arranque la ropa, pequeña —murmura.
Entre risas llegamos a la recepción del hotel. No vuelve a tocarme ni a acercarse a mí más de lo necesario. Un joven recepcionista, al vernos, se acerca a nosotros y le entrega a Harry unas llaves. Cuando se aleja miro el llavero, movida por la curiosidad.
—¿Lotus?
Harry asiente y señala hacia la puerta del hotel donde veo aparcado un maravilloso deportivo naranja.
—¡Dios, un Lotus Elise 1600!
Harry se sorprende.
—Señorita (Tap__), ¿además de entender de fútbol también entiende de coches?
—Mi padre tiene un taller de reparaciones de coches en Jerez —respondo,
coqueta.
—¿Te gusta el coche?
—Pero ¿cómo no me va a gustar? ¡Es un Lotus!
—Me dejarás conducirlo, ¿verdad? —le pregunto, sin acercarme a él, a pesar de que lo estoy deseando.
Sin sonreír Harry me mira… me mira… me mira y al final tira las llaves al aire y yo las cojo.
—Todo tuyo, pequeña.
Deseo tirarme a su cuello y besarlo, pero me contengo. Al fondo veo a Caroline mirarnos con curiosidad y no quiero darle carnaza, aunque sé que ella está sacando sus propias conclusiones. ¡Que le den! Su cara lo dice todo y presiento que está muy… muy cabreada.
Harry y yo salimos por la puerta del hotel y, en cuanto nos montamos en el coche y lo arranco, pongo la radio. La canción Kiss de Prince suena y yo muevo los hombros, encantada. Harry me mira y pone los ojos en blanco. Divertida, sonrío por su gesto y, antes de que pueda decir nada, me pongo mis gafas de sol.
—Agárrate, nene.
El día se presenta fantástico. Conduzco un Lotus impresionante junto a un hombre más impresionante todavía. Cuando salimos de Barcelona en dirección a Tarragona me desvío por una carreterita. Harry no mira.
—No sé si sabes que yo he veraneado en Barcelona muchos años —le informo.
—No. No lo sabía.
Siento la adrenalina a tope mientras conduzco.
—Te voy a llevar a un sitio donde se puede probar esta maravilla. Verás. ¡Vas a flipar!
Con su seriedad habitual, Harry me mira y dice:
—(Tuapodo)… este camino no es para este coche.
—Tú tranquilo.
—Vamos a pinchar, (Tuapodo).
—¡Cállate, aguafiestas!
Mi adrenalina se revoluciona.
Continúo el camino y pasamos sobre varios charcos. El reluciente coche se
embarra y Harry me mira. Yo canturreo y hago como que no lo estoy viendo. Sigo mi camino pero de pronto, ¡oh, oh! El coche me hace un movimiento extraño y presiento que hemos pinchado una rueda.
La adrenalina, la alegría y el buen humor se esfuman en décimas de segundos y maldigo en mi interior. Seguro que me dice que me lo avisó y tendré que asentir y callar. Disminuyo la velocidad y, cuando paro, me muerdo el labio y lo miro con cara de circunstancias.
—Creo que hemos pinchado.
El gesto de Harry se descompone. Está claro que los imprevistos no le gustan. Estamos en medio de un camino a pleno sol a las doce de la mañana. Sin decir nada, sale del coche y da un portazo. Yo salgo también. El portazo lo omito. El coche está sucio y embarrado. Nada que ver con el precioso y reluciente coche que comencé a conducir apenas cuarenta minutos antes. La rueda pinchada es justo la delantera de mi lado. Harry cierra los ojos y resopla.
—Vale, hemos pinchado. Pero, tranquilo. Que no cunda el pánico. Si la rueda de repuesto está donde tiene que estar, yo la cambio en un santiamén.
No contesta. Malhumorado se dirige hacia la parte de atrás del coche, abre el portón trasero y veo que saca una rueda y las herramientas necesarias para cambiarla. De malos modos, se acerca hasta mí, suelta la rueda en el suelo y me dice con las manos ennegrecidas:
—¿Te puedes quitar de en medio?
Sus palabras me molestan. No sólo es su tono, es su intención.
—No —contesto sin moverme ni un centímetro—, no me puedo quitar de en medio.
1Daniiella
Re: Pídeme Lo Que Quieras (Harry Styles & Tu) (HOT +18) [Primera Temporada] [TERMINADA]
Capitulo 19 (Parte 2)
Mi respuesta lo sorprende.
—(Tuapodo) —gruñe—, acabas de estropear un bonito día. No lo estropees más.
Tiene razón. Yo me he empeñado en meterme por aquel camino, pero me duele que me hable así.
—El precioso día lo estás estropeando tú con tus malos modos y tus caras de fastidio —le contesto, incapaz de quedarme callada—. ¡Joder! Que sólo se ha pinchado la rueda del coche. No seas tan exagerado.
—¡¿Exagerado?!
—Sí, terriblemente exagerado. Y ahora, por favor, si te quitas de en medio yo solita cambiaré la rueda y pagaré mi terrible, irreparable y tremendo error.
Harry suda. Yo sudo. El sol no nos da tregua y no llevamos una mísera botella de agua para refrescarnos. Veo el agobio en su cara, en su mirada.
—Muy bien, listilla —me dice, abriendo las manos—. Ahora vas a cambiarla tú solita.
Sin más, comienza a andar hacia un árbol que está a unos diez metros del coche. En cuanto llega a la sombra, se sienta y me observa.
La furia me llena por dentro y empieza a picarme el cuello. ¡El sarpullido! Sin pararme a pensar en ello, pongo el gato del coche debajo de él y comienzo a hacer palanca para subirlo. El esfuerzo me hace sudar. Sudo como una cosaca. Mis pechos y mi espalda están empapados, el pelo de mi flequillo se me pega a la cara pero prosigo en mi empeño, sin dar mi brazo a torcer.
Para bruta y autosuficiente, ¡yo!
Tras un esfuerzo terrible en el que pienso que me va a dar un patatús, consigo quitar la rueda pinchada. Me pringo toda de grasa, pero la cosa ya no tiene remedio. Cuando estoy a punto de gritar de frustración, siento que Harry me agarra por la cintura.
—Vale, ya me has demostrado que tú solita sabes hacerlo —me dice con voz suave—. Ahora, por favor, ve a la sombra, yo terminaré de poner la rueda.
Quiero decirle que no. Pero tengo tanto… tanto… tanto calor que o voy bajo el árbol o estoy segura de que me voy a desmayar.
Diez minutos después, Harry arranca el coche, le da la vuelta y se acerca a mí marcha atrás.
—Vamos… monta.
Enfurruñada, hago lo que me pide.
Estoy sucia, furiosa y sedienta. Él está igual aunque reconozco que su humor es mejor que el mío. Conduce con cuidado por el puñetero camino y sale a la autopista. Cuando ve una gasolinera grande para, me mira y pregunta:
—¿Quieres beber algo fresquito?
—No… —Al ver cómo me mira, gruño—: Pues claro que quiero beber algo. Me muero de sed, ¿no lo ves?
—¿Se puede saber qué te pasa ahora?
—Me pasa que eres un amargado. Eso es lo que me pasa.
—¡¿Cómo?! —pregunta, sorprendido.
—Pero ¿de verdad crees que, por pinchar una rueda y manchar la ropa de grasa, el bonito día se puede jorobar? ¡Por favor! Qué poco sentido del humor y de la aventura que tienes. Inglés tenías que ser.
Va a responder algo pero se calla. Resopla, baja del coche y entra en la gasolinera. Entonces veo a mi lado un lavado de coches manual y no lo pienso. Arranco el coche, pongo el vehículo en paralelo, meto tres euros en la maquinita y la manguera de agua comienza a funcionar. Lo primero que hago es mojarme las manos y quitarme la grasa que la rueda ha dejado en ellas y es tanto el calor que siento que me suelto la coleta y, sin importarme quién me mire, meto la cabeza bajo el chorro. ¡Oh, qué frescura! ¡Qué gusto!
Cuando me he refrescado la cabeza, vuelvo a ver la vida de mil colores. Harry sale de la gasolinera con dos botellas grandes de agua y una Coca-Cola y se acerca a mí, sorprendido.
—Pero ¿qué estás haciendo?
—Refrescarme y, de paso, lavar el coche. —Y, sin previo aviso, giro el chorro hacia él y lo mojo mientras me río a carcajadas.
Su cara es un poema.
La gente nos mira y yo ya me estoy arrepintiendo de lo que acabo de hacer. ¡Madre, qué cara de mala leche! Esa espontaneidad mía me va a dar disgustos y creo que en décimas de segundos llegará el primero. Pero, sorprendiéndome, Harry suelta las botellas de agua y la Coca-Cola en el suelo y se acerca más hacia mí.
—Muy bien, nena, ¡tú lo has querido!
Corre hacia mí, me quita la manguera y me empapa entera. Yo grito, me río y corro alrededor del coche mientras él disfruta con lo que hace. Durante varios minutos nos empapamos mutuamente y nuestra furia se va con el barro y la suciedad. La gente nos mira divertida al pasar por nuestro lado mientras nosotros, como dos tontos, seguimos mojándonos y riéndonos a carcajadas.
Cuando el agua se corta de pronto porque los tres euros se han acabado, yo estoy empapada contra la puerta del coche. Harry suelta la manguera y se pega a mi cuerpo antes de besarme. Me devora la boca con auténtica pasión y me pone la carne de gallina.
—Algo tan inesperado como tú está dando emoción a un amargado inglés.
—¿De verdad? —murmuro como una boba.
Harry asiente y me besa.
—¿Dónde has estado toda mi vida?
¡Momentazo!
Momentazo de película. Me siento la heroína. Soy Julia Roberts en Pretty Woman. Baby en A tres metros sobre el cielo. Nunca nadie me ha dicho nada tan bonito en un momento tan perfecto.
Tras un montón de besos ardientes, decidimos marcharnos. Estamos empapados y ponemos unas toallas en los asientos de cuero del coche. Harry vuelve a darme las llaves del Lotus.
—Sigamos con la aventura —murmura.
Entre risas, llegamos hasta Sitges. Allí aparcamos el coche y no me sorprendo cuando, tras guardar las llaves en mi bandolera, Harry reclama mi mano. Se la entrego y juntos caminamos por las calles de aquella bonita localidad como una pareja más.
El calor seca nuestras ropas y me lleva hasta un precioso restaurante donde comemos mientras observamos el mar. Nuestra charla es fluida o, mejor dicho, mi charla es fluida. No paro de hablar y él sonríe. Pocas veces lo he visto así. En ese momento, ni él es mi jefe ni yo su secretaria. Simplemente somos una pareja que disfruta de un momento precioso.
Por la tarde, sobre las seis, decidimos darnos un baño en la playa. Nada más entrar en el agua, Harry me coge en sus brazos y camina conmigo hacia el interior hasta que me suelta y bebo un buen trago de agua. ¡Joder, qué mala está! Dispuesta a hacerle pagar su fechoría, meto una pierna entre las suyas y, cuando no se lo espera, la ahogadilla se la hago yo. Eso lo sorprende, así que intento escapar de él, pero me coge de nuevo y me sumerge en el mar.
Pasamos un rato divertido en el agua y, cuando salimos, nos tiramos sobre nuestras toallas en la arena y nos secamos al sol en silencio. La morriña se apodera de mí y estoy a punto de dejarme llevar por Morfeo cuando Harry se levanta y me propone tomar algo fresco. Lo acepto sin dudarlo. Recogemos nuestras cosas y nos acercamos a un chiringuito.
Harry va a pedir las bebidas mientras yo me siento a una mesita y me suena el teléfono. Mi hermana. Pienso si cogerlo o no, pero al final decido que no y corto la llamada. Vuelve a sonar y finalmente claudico.
—Dime, pesada.
—¿Pesada? ¿Cómo que pesada? Te he llamado mil veces, descastada.
Sonrío. No me ha llamado cuchufleta. Está cabreada. Mi hermana es un caso, pero como no estoy dispuesta a estar tres horas hablando con ella, le pregunto:
—¿Qué pasa, (Nher__)?
—¿Por qué no me llamas?
—Porque estoy muy liada. ¿Qué quieres? —pregunto mientras observo a Harry pedir las bebidas y luego teclear algo en su móvil.
—Hablar contigo, cuchuuuuuuu.
—(Nher__), cariño, ¿qué te parece si te llamo más tarde? Ahora no puedo hablar.
Oigo su resoplido.
—Vale, pero llámame, ¿de acuerdo?
—Besossssssssss.
Corto la comunicación y cierro los ojos. La brisa del mar me da en la cara y estoy feliz. El día está siendo maravilloso y no quiero que acabe nunca. El móvil suena otra vez y, convencida de que es mi hermana, respondo:
—Pero mira que eres pesadita, (Nher__), ¿qué narices quieres?
—Hola, guapísima, siento decirte que no soy la pesadita de (Nher__).
Inmediatamente me doy cuenta de que es Niall, el hijo de Bobby. Cambio mi tono de voz y suelto una carcajada.
—¡Ostras, Niall, perdona! Acababa de colgar a mi hermana y ya sabes lo pesadita que es…
Oigo cómo sonríe.
—¿Dónde estás? —me pregunta.
—En este momento en Sitges, Barcelona.
—¿Y qué haces allí?
—Trabajando.
—¿Hoy sábado?
—Nooooooooo… hoy no. Hoy disfruto del sol y la playa.
—¿Con quién estás?
Esa pregunta me pilla tan de sorpresa que no sé qué responder.
—Con gente de mi empresa —digo finalmente.
Harry se acerca a la mesa. Deja una Coca-Cola con mucho hielo y una cerveza sobre su superficie y se sienta a mi lado.
—¿Cuándo vienes a Jerez? Ya estoy esperándote.
—Dentro de unos días.
—¿Tanto vas a tardar?
—Me temo que sí.
—Joder —maldice.
Incómoda por cómo Harry me observa y escucha la conversación respondo:
—Tú pásalo bien. Ya sabes que por mí no tienes que guardar luto.
Niall resopla. Mis palabras no le han gustado y añade:
—Lo pasaré bien cuando tú llegues. Ya sabes que unas vacaciones sin mi jerezana preferida me saben a poco.
Me río. Harry me mira.
—Anda… no seas tonto, Niall. Tú pásalo bien y cuando llegue a Jerez te doy un toque y nos vemos, ¿de acuerdo?
Tras despedirnos, cierro el móvil, lo dejo sobre la mesa y cojo la Coca-Cola. Estoy sedienta. Durante unos segundos, Harry mira cómo bebo.
—¿Quién es Niall?
Dejo el vaso sobre la mesa y me retiro el pelo de la cara.
—Un amigo de Jerez. Quería saber cuándo voy a ir.
De pronto me doy cuenta de que le estoy dando explicaciones. ¿Qué hago? ¿Por qué se las doy?
—¿Un amigo… muy amigo? —insiste.
Sonrío al pensar en Niall.
—Dejémoslo en amigo.
El maravilloso hombre que está a mi lado asiente y mira al horizonte.
—¿Qué pasa? ¿Que tú no tienes amigas?
—Sí… y con algunas comparto sexo. ¿Compartes sexo tú con Niall?
Si me pudiera ver la cara, vería la cara de tonta que se me ha puesto con su pregunta.
—Alguna vez. Cuando nos apetece.
—¿Disfrutas con él?
Esa pregunta tan íntima me parece totalmente fuera de lugar.
—Sí.
—¿Tanto como conmigo?
—Es diferente. Tú eres tú y él es él.
Harry me clava su mirada, me observa… me observa y me observa.
—Haces muy bien, (Tuapodo). Disfruta de tu vida y del sexo.
Tras aquello, no vuelve a preguntar sobre Niall. Nuestra conversación continúa y el buen rollito entre nosotros prosigue.
A las siete de la tarde decidimos regresar a Barcelona. De nuevo Harry me da las llaves del Lotus y yo conduzco encantada, disfrutando del momento.
Esa noche, cuando llegamos al hotel, Harry pide que nos suban algo de cena a mi habitación y durante horas hacemos salvajemente el amor.
Hola mis perverts!!!!
Primero que nada BIENVENIDAS nuevas lectoras :) !! , ay me encantan que sean de otro país y que les guste la novela. Ahh quería aclararles que yo no me llamo Alexa jeje yo me llamo Daniella :) .. Puse Alexa para responderle a una lectora... Bueno mas tarde les subo otro capítulo :) .. Ahora me voy de comunión u.u jajaa... Besos
Dani
1Daniiella
Re: Pídeme Lo Que Quieras (Harry Styles & Tu) (HOT +18) [Primera Temporada] [TERMINADA]
ME ENCANTO SUBE PRONTO TA SUPER BESOS XX
||Hazzy||
Re: Pídeme Lo Que Quieras (Harry Styles & Tu) (HOT +18) [Primera Temporada] [TERMINADA]
Me encanto el capi... bueno los... aunque la verdad es uno pero dividido en dos.... sabes que olvidalo ni yo me entendo jeje el punto es que me encanto... seguila cuando podas hermosa!!! Besos!!!
Invitado
Invitado
Re: Pídeme Lo Que Quieras (Harry Styles & Tu) (HOT +18) [Primera Temporada] [TERMINADA]
me encanto siguella pronto!!
♫joshyta♥
Re: Pídeme Lo Que Quieras (Harry Styles & Tu) (HOT +18) [Primera Temporada] [TERMINADA]
SIGUELA!!! amo esta novela
alexa styparholikson
Re: Pídeme Lo Que Quieras (Harry Styles & Tu) (HOT +18) [Primera Temporada] [TERMINADA]
síguelaaaa!!!!!!!!
Pao Mijares
Re: Pídeme Lo Que Quieras (Harry Styles & Tu) (HOT +18) [Primera Temporada] [TERMINADA]
Capitulo 20 (Parte 1)
El fin de semana pasa y el lunes tomamos un avión que nos lleva a Guipúzcoa. La actitud de Caroline hacia mí no parece haber cambiado. Está cortante y más distante, algo que con Harry no sucede. Me molesta cómo intenta que no me preste atención. Pero el tiro le sale por la culata en todo momento. Harry, en sus funciones de jefe, me busca continuamente y eso a Caroline la saca de sus casillas. Las reuniones se suceden y, tras Guipúzcoa, vamos a Asturias.
Harry y yo durante el día trabajamos codo con codo como jefe y secretaria y por la noche jugamos y disfrutamos. Él lleva el morbo como algo innato y cada vez que estamos solos me vuelve loca con lo que me hace fantasear y con su manera de tocarme y poseerme. Le encanta mirarme mientras me masturbo con el vibrador que él me regaló, capricho que yo le concedo gustosa. Es tal la lujuria que me hace sentir que deseo volver a repetir lo de ir a un bar de intercambio de parejas y vivir lo que me hizo vivir. Cuando se lo confieso, ríe a carcajadas y, cuando me penetra, fantasea con que otro hombre me posea mientras él mira, cosa que me vuelve loca.
El miércoles, cuando llegamos a Orense, vamos directos a la reunión. Por el camino, Harry habla con una tal Gemma por teléfono y se cabrea. El día se tuerce y termina discutiendo por la falta de profesionalidad del jefe de la delegación. No tiene preparado nada de lo que necesita y Harry se lo toma muy mal. Intento mediar para que el ambiente se relaje, pero al final salgo escaldada y Harry, mi jefe, me pide de malos modos que me calle.
En el viaje de vuelta, el humor de Harry es siniestro. Caroline me mira con gesto de superioridad y yo estoy que muerdo. Cuando llegamos al hotel, Harry le pide a Caroline que baje del coche y nos deje unos minutos a solas. Ella lo hace y, cuando cierra la puerta, Harry me mira con un gesto que me hace trizas.
—Que sea la última vez que hablas en una reunión sin que yo te lo pida.
Entiendo su enfado. Tiene razón y, aunque me moleste su regañina, le quiero pedir disculpas, pero me interrumpe:
—Al final va a tener razón Caroline. Tu presencia no es necesaria.
El hecho de que mencione a esa mujer y de saber que le habla de mí me encoleriza.
—A mí lo que te diga esa imbécil me importa un pimiento.
—Pero quizá a mí no —gruñe.
Se toca la cabeza y los ojos. No tiene buena cara. Suena su teléfono. Harry lo mira y corta la llamada. Y, en un intento de suavizar el momento, murmuro:
—Tienes mala cara, ¿te duele la cabeza?
Sin contestar a mi pregunta, me clava su dura mirada.
—Buenas noches, (Tn__). Hasta mañana.
Lo miro, sorprendida. ¿Me está echando?
Con la dignidad que me queda, abro la puerta del coche y salgo. Caroline espera a escasos metros y prefiero no mirarla cuando paso junto a ella o la arrastraré de los pelos. Me voy directa a mi habitación.
A la mañana siguiente, jueves, cuando el despertador suena a las siete y veinte protesto. Quiero dormir más.
Entre gruñidos, me levanto de la cama y camino hacia la ducha. Necesito el frescor del agua en mi cuerpo para despertarme.
Bajo el agua, recuerdo que es jueves y eso me alegra. Harry y yo pronto tendremos el fin de semana para estar juntos. ¡Bien!
Cuando regreso al dormitorio envuelta en una esponjosa toalla color hueso que huele de maravilla, miro mi mesilla.
—¡Maquinote! Lo que disfruté contigo anoche.
Me río divertida.
Sobre unos pañuelos de papel, está el vibrador con forma de pintalabios que utilicé anoche para relajarme. El regalito de Harry. Lo cojo entre mis manos y suspiro mientras recuerdo la explosión de placer que sentí cuando jugaba con él.
Feliz de buena mañana, cojo el vibrador y regreso al baño. Lo lavo y finalmente lo meto en mi bolso. Ya no se me olvida. El maquinote y yo, juntos hasta la muerte. Abro la maleta y saco unas bragas. Me las pongo y pienso que tengo que pedirle a Harry las que me quitó o me quedaré sin suministros. Mi enfado ha desaparecido.
Estoy segura de que el de él también y que tendremos un maravilloso día por delante.
Miro el armario y me pongo un traje azulón con falda y una camisa abierta. Hoy quiero estar sexy para que desee regresar pronto al hotel.
A las ocho, alguien llama a la puerta de mi habitación y, dos segundos después, una camarera muy amable deja un bonito carrito con el desayuno y se marcha.
Cuando levanto las tapas salto de felicidad al ver la cantidad de bollos que tengo ante mí. Cojo una silla y me siento. Bebo un poco de zumo de naranja. ¡Hummm, qué rico! Me preparo un café y disfruto con un minipepito. Luego una napolitana y cuando voy a atacar un donut, me paro y consigo vencer la tentación. Demasiados bollos.
El móvil suena. He recibido un mensaje. Harry. «8.30 en recepción».
¡Qué explícito!
Ni un simple «Buenos días, pequeña», «(Tuapodo)» o como quiera.
Pero sin tiempo que perder y ansiosa por verlo de nuevo, cojo mi maletín. Meto el portátil y los documentos del día anterior y lo cierro. Hoy vamos a otra delegación de Asturias y sólo espero que el día se dé mejor que el anterior.
Al llegar a recepción veo a Harry apoyado en una mesa. Está impresionante con su traje gris claro y su camisa blanca. Veo que aún tiene su bonito pelo rizado algo mojado por la ducha y me estremezco. Me hubiera encantado ducharme con él.
Dos mujeres que pasan por su lado se vuelven para mirarlo. Normal. Es un bombón de chico. Cuando pasan por mi lado observo sus caras y cómo cuchichean. Imagino sobre lo que hablan. Con decisión, camino hacia él subida a mis tacones y repaso su ancha espalda mientras lo veo leer con concentración el periódico. Cuando llego a su altura lo saludo con voz melosa:
—¡Buenos días!
Harry no me mira.
—Buenos días, señorita (Tap__).
Pero bueno, ¿ya estamos otra vez con los puñeteros apellidos?
No esperaba que me cogiera entre sus brazos y me sonriera en plan novio. Pero hombre, algo más de cordialidad tras una noche separados, pues sí.
Su indiferencia me desconcierta.
¿Por qué no me mira?
Pero no dispuesta a comenzar el juego del gato y el ratón me quedo a su lado a la espera de que decida que nos vayamos. Echo una ojeada al reloj. Las ocho y media. Miro la entrada del hotel y veo la limusina esperando. ¿Por qué no nos vamos? Harry omite mi presencia y sigue leyendo el periódico con la mandíbula tensa. ¿Todavía está enfadado? Quiero preguntarle, pero no quiero ser yo la que dé el primer paso.
No me muevo. No resoplo. Seguro que está esperando alguno de mis movimientos para comenzar con sus agrias palabras.
La gente, el noventa por cierto ejecutivos como nosotros, pasa por nuestro lado. Las nueve menos veinticinco. Me sorprende que aún estemos allí. Harry es un maniático con la puntualidad. Las nueve menos veinte. Sigue tan pancho, sin importarle que yo esté allí plantada junto a él como un pasmarote, cuando oigo unos tacones acelerados. Caroline, con un traje chaqueta y falda blanca, se acerca a nosotros.
No me mira. Sólo tiene ojos para Harry, al que se dirige en inglés:
—Disculpa el retraso, Harry. Un problema con mi ropa.
Observo que él sonríe.
La mira.
La repasa de arriba abajo con su verdosa mirada.
—No te preocupes, Caroline. El retraso ha merecido la pena. ¿Has dormido bien?
Ella sonríe.
—Sí —responde, sin importarle mi cercanía—. Algo he dormido.
¿«Algo he dormido»?
¿Ha dicho «Algo he dormido»? Pero bueno, ¿qué me están dando a entender esos idiotas?
Ella sonríe como un loro tras una noche de botellón y le toca la cintura. Esa familiaridad me incomoda. Me repele mientras sus sonrisas me dan a entender muchas cosas.
Respiro con dificultad, al ser consciente de lo que ha ocurrido entre esos dos y quiero gritar y patalear. De pronto, Harry le planta la mano en la espalda a Caroline y, tocándole fugazmente la cintura, dice:
—Vamos, el chófer nos espera.
Y, sin mirarme, comienza a caminar con esa mujer a su lado, mientras pasa de mí.
Los observo y me quedo petrificada.
No sé qué hacer. Unos incontrolables celos que hasta el momento nunca había sentido se instalan en mi estómago y deseo coger el precioso jarrón que hay en la mesa y plantárselo en toda la cabeza a él.
El corazón me late a mil. Su latido es tan fuerte que creo que toda la recepción lo puede oír. Aquello me humilla, me fastidia y él ni se inmuta.
¡Imbécil!
1Daniiella
Re: Pídeme Lo Que Quieras (Harry Styles & Tu) (HOT +18) [Primera Temporada] [TERMINADA]
Capitulo 20 (Parte 2)
El enfado de Harry continúa y yo no entiendo por qué. Pero no. Eso no lo voy a consentir. Harry no me conoce y a mí nadie me chulea.
Comienzo a caminar tras ellos.
Si ese idiota inglés se cree que voy a montar un numerito, lo lleva claro. Menuda soy yo. Cuando llegamos a la limusina, el chófer abre la puerta. Entra Caroline, entra él y, cuando voy a entrar yo, Harry me hace un gesto con la mano.
—Señorita (Tap__), siéntese en la cabina delantera con el chófer, por favor.
¡Zas! Menudo guantazo con toda la mano abierta que me acaba de dar delante de Caroline.
Pero, sorprendentemente, sonrío con frialdad y digo:
—Como usted ordene, señor Styles.
Con mi máscara de indiferencia, me siento junto al chófer. ¡Vaya cabreo monumental que tengo! Durante unos segundos, los oigo hablar y reír detrás de mí hasta que un ruido metálico suena en mi oreja. Con el rabillo del ojo veo cómo un cristal opaco divide la parte de atrás de la delantera.
Estoy furiosa. Colérica. Exasperada.
Ese juego no me gusta y no entiendo por qué tiene que hacerlo delante de mí. Inconscientemente clavo mis uñas en las palmas de mis manos cuando oigo que el chófer me pregunta:
—¿Quiere escuchar música, señorita?
Con la cabeza, le digo que sí. No puedo hablar. Me pongo mis gafas de sol y escondo la mirada. De pronto, suena la canción de Dani Martín Mi lamento y siento unas terribles ganas de llorar.
Los ojos me escuecen y las lágrimas pugnan por salir. Pero no. Yo no lloro. Me trago mis lágrimas e intento disfrutar de la canción y del viaje. Incluso tarareo.
Durante los tres cuartos de hora que dura el viaje. Mi mente trabaja a toda
velocidad. ¿Qué harán atrás aquellos dos? ¿Por qué Harry me ha pedido que me siente delante? ¿Por qué sigue enfadado conmigo? Cuando el coche se detiene, me bajo sin necesidad de que el chófer me abra la puerta. Eso que se lo haga a ellos. A los señoritingos.
Al bajarme, sonrío al ver a Greg Horan. Él es el secretario de esa delegación y entre nosotros siempre hubo feeling. Pero feeling del bueno. Del decente. El chófer abre la puerta y salen Harry y Caroline. No los miro. Sólo miro al frente con mis gafas de sol puestas.
Harry saluda a Adam Burridge, el jefe de la delegación, y a su junta directiva. Les presenta a Caroline y luego me presenta a mí. Con profesionalidad, estrecho las manos de todos ellos para después seguirlos hasta una sala. Pero esta vez, en vez de ir detrás de Harry y Caroline, me retraso para saludar a Greg. Nos damos dos besos y entramos charlando.
Una vez allí, antes de sentarnos, unas señoritas nos ofrecen café. Lo acepto gustosa. Necesito café. Estoy atacada. Me tomo tres. Entonces, la distancia con Harry y la charla con Greg me comienza a tranquilizar. En ese momento, veo de reojo que Harry se gira. Es sólo un instante, pero sé que me ha mirado. Me ha buscado.
Greg y yo seguimos hablando y nos reímos mientras me cuenta cosas de su niña. Es todo un padrazo y eso me emociona. Diez minutos después, todos pasamos a la sala de reuniones, tomamos posiciones y, como siempre, Harry preside la mesa. Caroline se sienta a su derecha y yo intento colocarme en un segundo plano. No quiero ni mirarlo. No me apetece.
—Señorita (Tap__) —oigo que me llama mi jefe.
Sin dudarlo, me levanto y me acerco hasta él con profesionalidad.
Su perfume entra por mis fosas nasales y provoca en mí mil sensaciones, mil emociones. Pero consigo no cambiar mi gesto.
—Siéntese al fondo de la mesa, por favor. Frente a mí.
Lo mato… lo mato y lo mato.
No quiero mirarlo ni que me mire.
Pero dispuesta a ser la perfecta secretaria, cojo mi portátil y me siento donde él me indica. Al otro lado de la mesa, frente a él.
La reunión comienza y estoy atenta a todo lo que hablan. Ni lo miro ni creo que él tampoco me mire. Tengo el portátil abierto ante mí y temo recibir alguno de sus correos. Por suerte, no llega ninguno. A la una, la reunión se interrumpe. Es hora de comer. El jefe de la delegación ha reservado mesa en un hotel cercano para comer y Greg me propone ir en su coche. Acepto.
Sin mirar a mi particular Iceman que está junto a Caroline, paso junto a él cuando oigo que me llama. Le pido a Greg que me dé un segundo y me acerco a mi jefe.
—¿Adónde va, señorita (Tap__)?
—Al restaurante, señor Styles.
Harry mira a Greg.
—Puede venir en la limusina con nosotros.
Bien. Ahora, el cabreado es él.
¡Que le den!
Caroline nos mira. No nos entiende. Hablamos en español, cosa que creo que la mosquea.
—Gracias, señor Styles, pero si no le importa, iré con Greg.
—Me importa —responde.
No hay nadie a nuestro alrededor. Nadie nos puede escuchar.
—Peor para usted, señor.
Me doy la vuelta y me marcho.
¡Olé, la furia española!
España 1–Inglaterra 0.
Sé que acabo de cometer la mayor imprudencia que una secretaria pueda hacer. Y aún mayor tratándose de Harry. Pero lo necesitaba. Necesitaba hacerlo sentir como me siento yo.
Sin importarme las consecuencias, entre ellas el despido seguro, camino hacia Greg y lo agarro del brazo con familiaridad. Nos montamos en su Opel Corsa y nos dirigimos hacia el restaurante mientras comienzo a calcular el paro que me va a quedar. De ésta me despiden fijo.
Cuando llego al establecimiento, corro con Greg a tomarme varias Coca-Colas.
¡Oh, Dios! Cómo me gusta sentir sus burbujitas en mi boca.
Pero hasta las burbujas se deshinchan cuando veo entrar a Harry seguido de Caroline y los jefazos. Mira hacia donde estoy y puedo percibir su enfado. Los directivos entran en el comedor y rápidamente toman posiciones. Harry hace ademán de sentarse, pero entonces se excusa de sus acompañantes y me hace una señal con la mano. Greg y yo lo vemos y no me puedo negar a ir.
Doy un nuevo trago a mi Coca-Cola, la dejo sobre la barra y me acerco a él.
—Dígame, señor Styles. ¿Qué quiere?
Harry baja la voz y, sin cambiar su gesto, pregunta:
—¿Qué estás haciendo, (Tuapodo)?
Sorprendida, porque vuelvo a ser «(Tuapodo)» respondo:
—Tomarme una Coca-Cola. Por cierto, Zero, que engorda menos.
Mi contestación y mi chulería lo desesperan. Lo sé y eso me gusta.
—¿Por qué estás haciéndome enfadar todo el rato? —inquiere, desconcertándome.
¡Tendrá poca vergüenza…!
—¡¿Yo?! —Le susurro—. Tendrás cara…
Su mirada es tensa. Dura y desafiante.
Sus pupilas se contraen y me hablan pero hoy no quiero entenderlas. Me niego.
—Pasad al comedor —me dice, antes de darse la vuelta—. Vamos a comer.
Cuando Greg y yo llegamos al comedor, nos sentamos a la otra punta de la mesa. Suena mi móvil: ¡mi hermana! Decido pasar de ella otra vez, no me apetece escuchar sus lamentaciones. Más tarde la llamaré. La comida está exquisita y continúo mi charla con mi amigo.
En un par de ocasiones miro hacia mi jefe y veo que sonríe a Caroline. Mi cabreo vuelve a crecer. Pero cuando sus ojos se cruzan con los míos, ardo. Me caliento. Su mirada de Iceman consigue que todas mis terminaciones nerviosas se muevan al mismo tiempo y toda yo me incendie.
A las cuatro y media regresamos a la sede. Yo, por supuesto, vuelvo en el coche de Greg. La reunión se reemprende y acaba cerca de las siete de la tarde. ¡Estoy agotada!
1Daniiella
Re: Pídeme Lo Que Quieras (Harry Styles & Tu) (HOT +18) [Primera Temporada] [TERMINADA]
omg que le paso a harry para comportarce asi con la rayis me encanto siguelaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa
||Hazzy||
Re: Pídeme Lo Que Quieras (Harry Styles & Tu) (HOT +18) [Primera Temporada] [TERMINADA]
hay que Harry tan voluble síguela!!!!
Pao Mijares
Re: Pídeme Lo Que Quieras (Harry Styles & Tu) (HOT +18) [Primera Temporada] [TERMINADA]
me encanto siguella!!
♫joshyta♥
Re: Pídeme Lo Que Quieras (Harry Styles & Tu) (HOT +18) [Primera Temporada] [TERMINADA]
Ok hazza es bipolar jeje.... y zorra caroline.... :x :muere: :muere: jeje ame el capi... seguila cuando podas linda besos!!!
Invitado
Invitado
Re: Pídeme Lo Que Quieras (Harry Styles & Tu) (HOT +18) [Primera Temporada] [TERMINADA]
siiiiiiiiiiiiiguela.
InDreamsWith1D_
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