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Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
Pídeme Lo Que Quieras (Harry Styles & Tu) (HOT +18) [Primera Temporada] [TERMINADA]
O W N :: Archivos :: Novelas Abandonadas
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Re: Pídeme Lo Que Quieras (Harry Styles & Tu) (HOT +18) [Primera Temporada] [TERMINADA]
como la dejas asi porfa siguela quiero mas si omg una mujer ose quede en shock cuando vi que era una mujer siguelaaaaaaaaaaaaaa
||Hazzy||
Re: Pídeme Lo Que Quieras (Harry Styles & Tu) (HOT +18) [Primera Temporada] [TERMINADA]
OOOOOOOOOOOOOOMG,SIGUELA.
InDreamsWith1D_
Re: Pídeme Lo Que Quieras (Harry Styles & Tu) (HOT +18) [Primera Temporada] [TERMINADA]
siguelaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa porfa subeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee
||Hazzy||
Re: Pídeme Lo Que Quieras (Harry Styles & Tu) (HOT +18) [Primera Temporada] [TERMINADA]
Capitulo 13
El domingo estoy agotada.
Quiero olvidarme de Harry pero todavía me duelen los músculos de mi vagina por sus gloriosas embestidas y eso me recuerda continuamente lo ocurrido el día anterior. Me parece horrible. Aún no he asumido que una mujer jugara con mi sexo ante él.
A las once y cuarto me levanto de la cama y lo primero que hago es hablar con mi padre. Lo hago todos los domingos por la mañana. Además, hoy es la final de la Eurocopa de fútbol y me imagino que estará como loco. Si a alguien le gusta el deporte, ése es mi padre. El teléfono da dos pitidos y oigo:
—Hola, morenita.
—Hola, papá.
Tras hablar durante diez minutos sobre Dusty y la Eurocopa, mi padre cambia el tema de conversación.
—¿Estás bien, mi vida? Te noto apagada.
—Estoy bien, papá. Es sólo que estoy cansada.
—Morenita —intenta alegrarme—, te quedan dos semanas para coger las vacaciones, ¿verdad?
Tiene razón. Mis vacaciones comienzan el 15 de julio y el hecho de recordarlo me hace alegrarme.
—Exacto, papá. Pero es que las veo tan cerca que no puedo evitar impacientarme.
Lo oigo sonreír. Eso me hace feliz. Papá lo pasó mal cuando mamá murió hace dos años y sentir que está bien me reconforta.
—¿Vas a venir unos días a casa? Ya sabes que aquí en el pueblo hace calor, pero puse la piscina para que vosotras la disfrutéis cuando vengáis.
—Por supuesto, papá. Eso no lo dudes.
—Ah… el otro día el (Namigo), el Bobby y yo fuimos a hacer la inscripción para lo de Puerto Real. Los vas a machacar.
Al pensar en ello, me animo. A mi padre y a sus dos amigos del alma les encanta que todos los años vayamos a ese evento y ni quiero, ni puedo negárselo. Es algo que hacemos desde que era una niña. Se pasan todo el año hablando de ello y, en cuanto me ven llegar a Jerez en verano, la adrenalina les sube por las venas.
—Perfecto, papá. Allí estaremos.
—Por cierto, ayer hablé con tu hermana.
—¡¿Y?!
—No sé, hija. La noté muy desanimada. ¿Tú sabes qué le pasa?
Con fingido disimulo respondo:
—Que yo sepa nada, papá. Ya sabes cómo es de histérica para todo —e intentando desviar el tema de conversación digo—: ¿Adónde vas a ver hoy el partido?
—En casa. ¿Y tú?
—He quedado con (Namiga) y unos amigos en un bar. —Sonrío al pensarlo.
—¿Algún amigo especial, morenita?
—No, papá. Ninguno.
—Ojú, hija, me alegra saberlo. Porque otro novio como ese que tuviste con un pendiente en la nariz y otro en la ceja me repugnaría.
—Papáaaaaaaaaaaa… —digo, mientras me río a carcajadas.
Recordar cómo miraba a Travis, un ex, cuando lo conoció todavía me resulta divertido. Mi padre es muy tradicional para muchas cosas y más para los novios. Consigo cambiar de tema y finalmente regresamos al fútbol.
—Pues yo, hija, he organizado una barbacoa en el patio trasero. Como imaginarás, vendrán los amigos de siempre y nos hincharemos a gritar. Por cierto, hace un par de días el Bobby me dijo que Niall llegará dentro de poco a Jerez. ¡Ah!, y creo que hoy está por Madrid y te visitará.
¡Ya empezamos con Niall!
Mi padre y el Bobby llevan toda la vida intentando que Niall y yo seamos novios formales. Niall me desvirgó cuando yo tenía (Tusaños). Fue mi primera relación con un hombre y, siempre que lo recuerdo, me hace sonreír. Qué nerviosa estaba y qué atento fue él. Es dulce y pausado en la cama y, aunque con él lo paso bien, he estado con otros hombres que me han hecho vibrar más.
Tras hablar un rato sobre Niall, su maravilloso trabajo de policía en Valencia y lo excelente chico que es, cambio de tema y regreso al fútbol. Mi padre se emociona con ese tema y yo disfruto. Imaginar a mi padre y a los amigos de toda la vida cantando divertidos eso de « Yo soy… español… español… español » me encanta.
Cinco minutos después, me despido de él y cuelgo el teléfono. Miro a Dusty, que está tumbado en el suelo, y lo subo al sofá. Respira con dificultad y eso me encoge el corazón. Hace dos meses, el veterinario me dijo que su vida se estaba apagando y que, cada día que pasa, va a más. Está viejito y, a pesar de la medicación, poco más se puede hacer por él salvo mimarlo y quererlo mucho.
Suena mi móvil. Un mensaje. ¡Niall!
«Estoy en Madrid. ¿Paso a buscarte y vemos el partido juntos?»
Le mando un «¡De acuerdo!» y me tiro en el sillón.
Sobre las dos y media de la tarde decido calentarme en el microondas un vasito de arroz blanco y unas salchichas. No me apetece cocinar. No estoy de humor. Después de comer, me tumbo en el sillón y en seguida viene a visitarme Morfeo, hasta que el sonido de mi móvil me despierta. Mi hermana.
—Hola, cuchufleta, ¿qué haces?
Me desperezo y contesto:
—Durmiendo, hasta que tú me has despertado.
—¿Saliste ayer de juerga?
Al pensar en el día anterior, asiento.
—Sí. Se puede decir que sí.
—¿Con quién?
—Con alguien que tú no conoces.
—¿Algo serio? —curiosea.
Al escuchar aquello sonrío.
—No. Nada importante —respondo, moviendo la cabeza.
Durante media hora me tiene al teléfono. Qué pesadita es (Nher__). No pasan dos días sin que hablemos. Yo soy más despegada. Menos mal que ella siempre hace por verme, porque si fuera por mí, ya la habría perdido como hermana. Como siempre, su conversación se centra en su desastrosa vida marital. Cuando por fin cuelgo Dusty sigue en el sillón. No se ha movido. Me acerco a él y veo que sus ojos me miran. Le beso la cabecita y me entran ganas de llorar. Pero, tras tragarme las lágrimas, le digo cosas cariñosas y después me levanto a por una Coca-Cola. La necesito.
Cuando regreso al salón cojo el portátil, lo enciendo y me conecto a Facebook. En seguida coincido con alguno de mis amigos virtuales y nos echamos unas risas. El correo me parpadea y decido mirarlo. Quince mensajes. Varios son de amigas y amigos proponiéndome viajes para el verano finalmente; veo una dirección que me deja atónita. Es Harry.
¿Cómo ha encontrado mi correo privado?
De: Harry Styles
Fecha: 1 de julio de 2012 04.23
Para: (Tn__) (Tap__)
Asunto: Confirmación de proposición
Querida señorita (Tap__):
Siento mucho si le desagradó mi compañía hace unas horas y todo lo que ello implica. Pero debemos ser profesionales, así que recuerde, necesito una respuesta en referencia a la proposición que le hice.
Atentamente,
Harry Styles
Boquiabierta, vuelvo a leer el mensaje. ¡Tendrá morro este chico…!
Estoy por dar al «Delete» y borrar definitivamente el mensaje. Pero mi impulsividad me hace responder:
De: (Tn__) (Tap__)
Fecha: 1 de julio de 2012 16.30
Para: Harry Styles
Asunto: Re: Confirmación de proposición
Querido señor Styles:
Como usted dice, seamos profesionales. Mi respuesta a su proposición es NO.
Atentamente,
(Tn__) (Tap__)
Envío el mensaje y un extraño regocijo se apodera de mí.
¡Olé por mí!
Pero dos segundos después, ese regocijo desaparece para dar paso a un dolor de estómago cuando veo que su respuesta llega de inmediato.
De: Harry Styles
Fecha: 1 de julio de 2012 16.31
Para: (Tn__) (Tap__)
Asunto: Sea profesional y piense en ello.
Querida señorita (Tap__):
En ocasiones, las precipitaciones no son buenas. Piénselo. Mi oferta seguirá en pie hasta el martes. Espero que disfrute del domingo y su selección gane la Eurocopa.
Atentamente,
Harry Styles
Miro la pantalla, bloqueada.
¿Por qué no puede aceptar mi respuesta?
Estoy tentada de escribirle un e-mail poniéndolo a caer de un burro, pero me niego. Dar más explicaciones a alguien para quien soy sólo sexo no merece la pena.
Enfadada, cierro el portátil y decido poner una lavadora.
Al sacar la ropa sucia del cesto me encuentro con las bragas rotas que Harry me arrancó. Cierro los ojos y suspiro. Recordar lo que hicimos en mi habitación me pone cardíaca.
Abro los ojos, me levanto y camino hacia mi dormitorio. Rodeo la cama y abro el cajón. Ante mí se encuentran los regalos que él me hizo: los vibradores. Los miro durante unos segundos y cierro el cajón con fuerza. Regreso hasta la lavadora. La abro y comienzo a meter la ropa. Echo el detergente, el suavizante y la programo.
La lavadora comienza a funcionar y diez minutos después sigo mirando cómo el tambor de la ropa da vueltas tan rápidamente como mi cabeza. Mi respiración se acelera y grito de frustración:
—Te odio, Harry Styles.
Mis pies se dan la vuelta y me dirijo de nuevo hasta mi habitación. Vuelvo a abrir el cajón y me quedo mirando el vibrador con mando a distancia que él usó conmigo.
Mi entrepierna me pide a gritos jugar.
¡Me niego!
Hasta yo misma utilizo la palabra «jugar». Finalmente e incapaz de quitarme a Harry de la cabeza y menos de mi entrepierna, me deshago de los pantalones, las bragas y me siento en la cama con el vibrador en la mano.
Toco la ruleta, lo pongo al 1 y la vibración comienza.
Después al 2, al 3, al 4 y el máximo es el 5.
Muevo el vibrador en mi mano mientras mi vagina y, en especial, mi clítoris gritan porque sea allí donde lo mueva. Me tumbo en la cama. Apago el vibrador y lo paseo por mis labios vaginales. Me sorprendo de lo húmeda que estoy. ¡Harry!
El pequeño vibrador se resbala por mis labios. Estoy húmeda y abierta. Lista para recibirlo. Lo pongo al 1. La vibración comienza y cierro los ojos. Subo la potencia al 2. Con mis dedos me abro los labios vaginales y dejo que me masajee la zona que está junto al clítoris. Un calor irresistible se apodera de mí y comienzo a jadear. Retiro el vibrador y junto las rodillas. Fuego. Pero quiero más. ¡Harry!
Separo de nuevo las piernas. Enciendo el vibrador al 3 y lo pongo sobre la zona donde el placer quería explotar. Pienso en Harry. En sus ojos. En su boca. En cómo me toca. Vuelvo a cerrar los ojos y pienso en el vídeo que vi. Me excita recordar su cara, su gesto, mientras aquella mujer me poseía. Volver a pensar en lo que sentí la tarde anterior me acelera la respiración. Aquello ha sido lo más morboso que me ha ocurrido en la vida. Yo, abierta de piernas en una cama, mientras una desconocida tomaba de mí lo que quería, yo se lo ofrecía y él miraba. ¡Harry!
Estoy caliente. Muy caliente. Pongo el vibrador al 4. El calor se hace insoportable. El ansia viva por correrme comienza a aflorar en mi interior. El ardor me sube a la cara mientras siento que voy a explotar y mi cabeza imagina todo tipo de juegos con él. ¡Harry!
Me arqueo en la cama. El clímax me llega mientras oigo mis propios ronroneos. Combustión. Jadeo aliviada y me convulsiono sobre la cama. Abro los ojos, mientras el acaloramiento se apodera de mí, y siento cómo el pequeño vibrador empapa mis dedos. Cierro las piernas con fuerza y me dejo llevar por el momento. Mientras, siento miles de sensaciones nuevas y todas maravillosas. Calor. Excitación. Fervor. Entusiasmo. Sólo falta ¡Harry!
Cinco minutos después y con la respiración normalizada, me siento en la cama. Miro con curiosidad aquel aparatito y sonrío. Aunque nunca se lo diré, he pensado en él. En ¡Harry!
A las siete y media, Niall llega a mi casa. Como siempre está feliz y sonriente. Me da un piquito en los labios y yo me dejo. Es un amor. A las ocho llegamos al bareto donde he quedado con mis amigos para ver la final España-Italia. Tenemos que ganar. La juerga nos rodea y comienzo a cantar y a divertirme como una loca con mi bandera de la selección española colgada a mi cuello y los colores rojo-amarillo-rojo pintados en mi cara.
Aparece Josh, un amigo tatuador. Es mi confidente. Tenemos una amistad muy especial y nos lo contamos todo. Cuando ve a Niall se ríe. Sabe la relación que tengo con él y le hace gracia. No entiende cómo éste sigue detrás de mí tras todos los desplantes que le hago.
A las nueve menos cuarto, el partido da comienzo. Estamos nerviosos. Nos jugamos el Mundial. ¡Vamos España!
¡¡¡No hay dos sin tres!!!
En el minuto 14, Silva mete un golazo que nos hace saltar de emoción. Niall me abraza y yo lo abrazo. Estamos felices. El ataque de Italia se endurece pero Jordi Alba, en el minuto 41, mete otro golazo que nos hace volver a gritar como descosidos. Niall me besa en el cuello y yo, feliz, se lo permito. Llega el descanso y Niall ya me tiene sujeta por la cintura.
El segundo tiempo comienza y yo grito que saquen a Torres.
¡Que saquen al Niño!
Y cuando veo que calienta y que el entrenador Del Bosque le dice que salga, grito, aplaudo y salto encantada. Niall aprovecha la situación y me sienta entre sus piernas. Yo me dejo. Pero mi gozo se completa cuando en el minuto 84, Torres, ¡mi Torres!, mete el tercer gol.
¡Bien! ¡Bien…!
Niall, al verme tan entregada a la causa, me aúpa entre sus brazos y, de la felicidad, me planta un besazo de campeonato. Después me suelta y, cuando, en el minuto 88, Mata mete un golazo tras un pedazo de pase de mi Torres, creo morir, pero ¡de gusto! Y esta vez soy yo la que se lanza a sus brazos y lo besa con furia española.
Cuando el partido termina, mis amigos y yo lo celebramos a lo grande. Niall no se separa y, en un momento de calentón, nos metemos en el baño de caballeros. Durante unos minutos dejo que me bese y que me toque. Lo necesito. Sus manos recorren mi cuerpo y ¡Dios! ¡No me puedo quitar a mi jefe de la cabeza! De pronto, Niall no existe. Sólo ¡Harry!
Necesito que sea posesivo y desafiante, pero Niall es de todo menos eso. Al final, consigo sacarlo del baño sin haber culminado. Está cabreado, pero ni siquiera así me pone. Cuando me invita a ir a su hotel y me niego, se marcha y, sinceramente, yo me quedo lo más de feliz. Cuando llego a mi casa sobre las tres de la mañana y me meto en la cama sonrío al pensar que somos ¡campeones!
Me niego a pensar en nada más.
Holaaaaaaaa mis perverts favoritas :)
Jajajaj yo también lo flipe con lo de la tia! fue como omg!! ..... No se preocupen por Rayis y Harry que ya llega la reconciliación! Pero también celos wooo .. Disfruten
1Daniiella
alexa styparholikson
Re: Pídeme Lo Que Quieras (Harry Styles & Tu) (HOT +18) [Primera Temporada] [TERMINADA]
lalalalalalala SEGUILA
alexa styparholikson
Re: Pídeme Lo Que Quieras (Harry Styles & Tu) (HOT +18) [Primera Temporada] [TERMINADA]
SÍGUELAAAA!!!!!!
Pao Mijares
♫joshyta♥
Re: Pídeme Lo Que Quieras (Harry Styles & Tu) (HOT +18) [Primera Temporada] [TERMINADA]
omg ta genial siguelaaaaaaaa bay buenas noches dulce sueios adiosito siguelaaaaaaaaaaaa
||Hazzy||
Re: Pídeme Lo Que Quieras (Harry Styles & Tu) (HOT +18) [Primera Temporada] [TERMINADA]
Capitulo 14 (Parte 1)
A las siete y media de la mañana del lunes estoy en pie. Dusty está tranquilo. Le doy su medicación y desayuno. Luego me meto en la ducha. Diez minutos después salgo, me visto y me maquillo.
A las ocho y media entro en la oficina. En el ascensor coincido con Liam y nos felicitamos por haber ganado la Eurocopa. Estamos emocionados. Bromeamos sobre nuestro fin de semana y, como siempre, terminamos a carcajadas. Subimos a la cafetería y allí gritamos con otros compañeros: «¡No hay dos sin tres!».
Finalmente, nos sentamos a una mesa a desayunar con nuestro café. Diez minutos después, la magdalena se me cae de las manos al ver a Harry entrar con mi jefa y dos jefes más.
Está impresionante con su traje oscuro y su camisa clara. Por su gesto serio habla de trabajo pero, cuando llegan a la barra y piden los cafés, me ve. Yo sigo hablando, disfrutando de la compañía de mis compañeros, aunque con el rabillo del ojo veo que ellos se sientan en una mesa alejada de la nuestra. Harry se sienta en la silla que queda frente a mí. Me mira y entonces yo también lo miro. Nuestros ojos se encuentran durante una fracción de segundo y, como era de esperar, mi cuerpo reacciona.
—Vaya. Ya han llegado los jefes —dice Liam—. Por cierto, me han dicho que el otro día te quedaste con el nuevo jefazo atrapada en el ascensor.
—Sí. Con él y con algunas personas más —respondo con desgana. Pero dispuesta a saber más del jefazo, le pregunto—: Oye, tú que eras el secretario de su padre, ¿de qué murió?
Liam mira con curiosidad hacia la mesa del fondo.
—La verdad es que era un hombre extraño y poco hablador. Murió de un ataque al corazón. —Y al ver a mi jefa reír, susurra—: Por lo que veo el nuevo jefazo le gusta a nuestra jefa. Sólo hay que ver cómo se ríe y se toca el pelo.
Sin poder evitarlo, miro hacia su mesa y, de nuevo, mis ojos se cruzan con la mirada fría y gélida de Harry.
—¿El señor Styles tenía más hijos?
—Sí. Pero sólo Iceman vive.
—¡¿Iceman?!
Liam se ríe y, acercándose, cuchichea:
—Harry Styles es ¡Iceman! El hombre de hielo. ¿No has visto la cara de mala leche continua que tiene? —Eso me hace reír y Liam añade—: Por lo que me ha dicho la jefa, es duro de pelar. Peor que su padre.
No me sorprende lo que me comenta. Se dice que la cara es el espejo del alma y la cara de Harry es de tormento continuo. Pero el nombrecito me hace gracia. Aun así, replico:
—¿Por qué dices que él es el único hijo que vive?
—Tenía una hermana, pero murió hace un par de años.
—¿Qué le pasó?
—No sé, (Tn__) … El señor Styles nunca habló de ello. Sólo sé que murió porque un día me dijo que se tenía que marchar a Inglaterra al entierro de su hija.
Saber eso me apena. Dos muertes en tan poco espacio de tiempo tiene que ser muy doloroso.
—El señor Styles estaba separado de su mujer —continúa Liam—. Iceman y él no tenían buena relación; por eso él nunca venía por España.
Saber aquellos datos de él me inquieta. Quiero saber más, así que pregunto:
—¿Y por qué no tenían buena relación?
—No lo sé, preciosa —responde Liam mientras pone un mechón de pelo tras mi oreja—. El señor Styles era bastante hermético con su vida privada. Por cierto, ¿cuándo vas a querer tomar una copa conmigo?
Escuchar aquello me hace sonreír. Apoyo los codos sobre la mesa y, al dejar caer mi cara en mis manos, respondo, mirándolo:
—Creo que nunca. No me gusta mezclar el trabajo con el placer.
Mi contestación cargada de una ironía que él no entiende me hace gracia. Liam se acerca un poco más a mí y murmura:
—Cuando hablas de placer, ¿a qué clase de placer te refieres?
Sin moverme un ápice respondo:
—Vamos a ver, guaperas. Eres el caramelito que todas las de la oficina se quieren comer y yo soy una mujer muy celosa y no comparto. Por lo tanto… búscate a otra porque conmigo lo llevas crudo.
—Mmmm… ¡Me gusta lo difícil!
Eso me hace soltar una carcajada y Liam me sigue. De pronto, veo que Harry se levanta y sale de la cafetería y respiro. No tenerlo cerca es un alivio para mí. Diez minutos después, mi compañero y yo regresamos a nuestros puestos.
Cuando llego a mi mesa veo que la puerta del despacho del jefazo está abierta. Maldigo. No quiero verlo. Me siento y de pronto el móvil pita y leo: «¿Ligando en horas de trabajo?».
Eso me incomoda, pero termino por sonreír.
En el fondo, el humor de Harry me hace gracia. No pienso responder aunque, como siempre que me pongo nerviosa, me rasco el cuello. Mi móvil vuelve a pitar y leo: «No te rasques o el sarpullido irá a peor».
Me observa. Miro hacia el despacho y lo veo sentado en la que fue la mesa de su padre. Se siente poderoso. Me está provocando, pero no pienso caer en su juego. Achino los ojos enfadada. Con la mirada, le digo de todo menos bonito y, sorprendentemente, curva sus labios mientras aguanta una sonrisa.
De pronto aparece mi jefa y dice, interponiéndose en nuestro campo de visión:
—(Tn__), si alguien me llama, pásame la llamada al despacho del señor Styles.
Sin abrir la boca, asiento. Mi jefa, contoneando sus caderas, entra en el despacho de Harry y cierra la puerta. Comienzo a trabajar y, a media mañana, la puerta del despacho se abre. Veo salir a mi jefa con una carpeta en las manos.
—(Tn__) —me dice—. Me voy a ausentar de la oficina una hora. Si el señor Styles necesita lo que sea, soluciónaselo. —Luego se vuelve hacia Liam y añade—: Acompáñame.
Mi compañero sonríe y yo también. ¡Vaya dos!
¡Ay!, si ellos supieran lo que yo sé…
Cuando desaparecen del despacho, el teléfono interno suena. Maldigo al saber que es él. Al final lo cojo.
—Señorita (Tap__), ¿puede pasar a mi despacho, por favor?
Estoy tentada de decir que no. Pero eso no sería profesional y yo, ante todo, soy una profesional.
—En seguida, señor Styles.
Me levanto, entro en el despacho y pregunto:
—¿Qué desea, señor Styles?
Veo que apoya la cabeza en el alto asiento de cuero negro.
—Cierre la puerta, por favor —responde, mirándome.
Resoplo y siento que mi piel comienza a arder. Mi maldito cuello me va a delatar y eso me incomoda. Pero le hago caso y cierro la puerta.
—Enhorabuena. Ganasteis la Eurocopa.
—Gracias, señor.
El silencio entre nosotros se hace insoportable.
—¿Lo pasaste bien anoche? —añade.
No respondo.
—¿Quién era el tipo al que besaste y con el que estuviste diecisiete minutos en el baño de hombres? —me pregunta.
Boquiabierta, me lo quedo mirando.
—Te he preguntado —insiste—. ¿Quién es?
Colérica por lo que escucho, deseo lanzarle el bolígrafo que llevo en la mano y clavárselo en el cráneo, pero lo aprieto y respondo, mientras contengo mis impulsos asesinos:
—Eso no le incumbe, señor Styles.
Increíble. ¿Me ha estado espiando? Me siento molesta.
—¿Qué hay entre tú y el ligue de tu jefa? —prosigue.
¡Hasta aquí hemos llegado! Pestañeo y respondo:
—Mire, señor Styles, no quiero ser desagradable pero nada de lo que me pregunta es de su incumbencia. Por lo tanto, si no quiere nada más, volveré a mi puesto de trabajo.
Enfadada y sin darle tiempo a decir nada más, salgo del despacho y cierro la puerta con ímpetu. ¿Quién se ha creído ése que es? Nada más sentarme en mi silla, el teléfono interno vuelve a sonar. Maldigo pero lo cojo.
—Señorita (Tap__), venga a mi despacho. ¡Ya!
Su voz suena enfurecida, pero yo también lo estoy. Cuelgo el teléfono y, enfadada, entro de nuevo dispuesta a mandarlo a la mierda.
—Tráigame un café, solo.
Salgo del despacho. Voy a la cafetería y, cuando regreso, se lo pongo encima de la mesa.
—No tomo azúcar. Tráigame sacarina.
Repito el camino, acordándome de todos sus antepasados y, cuando regreso con la puñetera sacarina, se la entrego.
—Eche medio sobrecito en el café y remuévalo.
¿Cómo? ¿Qué le remueva el puñetero café?
Aquel trato me indigna. No para de mirarme y la superioridad que muestra en su gesto me reconcome las tripas. ¡Será idiota, el inglés! Deseo tirarle el café a la cara, deseo mandarlo a freír espárragos, pero al final hago lo que me pide sin rechistar. Cuando termino, dejo el café frente a él y me doy la vuelta para salir del despacho.
—No salga del despacho, señorita (Tap__).
Oigo que se levanta. Me doy la vuelta para mirarlo.
Su ceño está fruncido. El mío también. Está enfadado. Yo también.
Rodea la mesa. Se sienta ante ella con los brazos cruzados y las piernas abiertas. Su actitud es intimidatoria. Nuestra distancia se ha acortado. Eso me pone nerviosa.
—(Tuapodo)…
—Para usted soy la señorita (Tap__), si no le importa.
Me mira con su típica cara de mala leche y siento que el aire se puede cortar con un cuchillo. ¡Menuda tensión!
—Señorita (Tap__), acérquese.
—No.
—Acérquese.
—¿Qué quiere? —exijo.
Sin cambiar su duro gesto, murmura entre dientes:
—Acérquese, por favor.
Resoplo para que vea mi estado de ánimo y doy un paso adelante.
Su dura mirada exige que me acerque más pero no me dejo amedrentar.
—Señor Styles, no me voy a acercar más. Despídame si eso le hace seguir sintiéndose el Rey del Universo. Pero no pienso acercarme más a usted. Y, como se pase un pelo, lo denuncio por acoso.
Se incorpora de la mesa. Da dos pasos hacia mí y yo doy un paso hacia atrás. Lo oigo resoplar. Me coge del brazo, tira de mí y abre las puertas del archivo. Me mete y, una vez en la intimidad que nos da ese lugar, me coge con sus manos la cabeza, me acerca a él y me besa con posesión.
Esta vez no se detiene a rozar su lengua contra mi labio superior. No me pide permiso. Sólo me atrae hacia él y me besa. Me empuja contra los archivos y, cuando siente que mi cuerpo no puede retroceder, abandona mis labios.
—Apenas he podido dormir pensando en ti y en lo que hacías con el tipo de anoche.
Obnubilada por lo que dice, respondo con un hilo de voz:
—No hice nada.
Harry aprieta sus caderas contra mí y siento su erección.
—Te agarraba por la cintura. Paseaba su mirada por tu cuerpo. Dejaste que te besara y entraste con él al baño de hombres. ¿Cómo puedes decir que no hiciste nada?
Enloquecida por lo que me está haciendo sentir con sus palabras y con su cercanía respondo:
—Con mi vida y con mi cuerpo hago lo que quiero, señor Styles.
Le doy un tremendo empujón y lo separo de mí.
—Yo no soy una muñequita de esas a las que supongo que está acostumbrado a dar órdenes. No vuelva a tocarme o…
—¿¡O!? —pregunta con voz ronca.
—O soy capaz de cualquier cosa —contesto.
Su mandíbula está tensa y, acercándose de nuevo a mí, susurra:
—(Tuapodo), me deseas tanto como yo a ti. No lo niegues —no respondo. No puedo. Su cercanía me provoca mil sensaciones.
Mis ojos chispean. No sé si es indignación, morbo o qué. El caso es que chispean mientras aquel gigante con su cara de mala leche se cierne sobre mí.
—No estoy dispuesta a…
—¿Al sado? Eso ya lo sé, pequeña.
Su respuesta me pilla tan de sorpresa que no sé qué responder. Su mirada me bloquea.
—¿Te está entrando el nervio?
Vuelve a desconcertarme, ¿cómo puede recordar aquello que le expliqué en el ascensor? Me toco el cuello. Voy a soltarle alguna de mis frescas, cuando veo que hace una mueca.
—No te rasques, (Tuapodo).
1Daniiella
Re: Pídeme Lo Que Quieras (Harry Styles & Tu) (HOT +18) [Primera Temporada] [TERMINADA]
Capitulo 14 (Parte 2)
Sin darme tiempo a moverme, se agacha y me sopla en el cuello. Cierro los ojos. Mi indignación baja de intensidad. Él se ha propuesto que sea así y lo ha conseguido.
—Siento haberte puesto nerviosa —musita de repente en mi oído—. Perdóname, pequeña.
Su poder es inmenso y ya me tiene donde quiere. ¡Soy una blanda!
Me besa. Esta vez con desesperación. Me sabotea y yo me dejo.
El hilo de mis pensamientos se bloquea y sólo pienso en besarlo y dejar que me bese.
¿Qué me ocurre?
Quiero reprimirme, pero no puedo. Nunca he sido un juguete para ningún hombre, pero él consigue controlarme. Lo deseo tanto como necesito el aire para respirar y eso me asusta. Me quema la vagina, la piel y siento que mis bragas se humedecen y que lo único que deseo es que me desnude y me posea.
Clavo mis ojos en él. Su cara seria y de perdonavidas me encanta. Me vuelve loca. Es tan sexy y devastador que soy incapaz de negarme a nada de lo que me exija. Por primera vez en mi vida me siento así y creo que no puedo hacer nada por evitarlo. Me desabrocha el pantalón. Su mano se mete con rapidez dentro de mis bragas.
—Estás húmeda para mí —me susurra.
¿Qué va a hacer? ¿Me va a desnudar en el archivo?
Pero no. Mete más la mano y siento que uno de sus dedos se introduce en mi interior y, segundos después, otro más. Me agarra por el pelo, tira de él y subo la cabeza. Me besa de nuevo con impaciencia, mientras me hace abrir las piernas con su pierna y sus dedos entran y salen una y otra vez de mí. Con su boca sobre la mía, reprimo mis gemidos y sé que el clímax está cerca.
—Córrete para mí, (Tuapodo).
Mi cuerpo vuelve a reaccionar a sus palabras.
El placer que me está dando me hace querer más. El brillo sensual de su mirada me vuelve loca y me hace desear que me desnude, me tire en el suelo y sea su pene el que juegue en mi interior. Me muerdo el labio. Si no lo hago, gritaré y toda la oficina vendrá para ver qué pasa.
—Vamos, (Tuapodo), déjate llevar.
Tenso la espalda y arqueo mis piernas mientras me dejo avasallar con gusto por él. Quiero sus dedos más dentro de mí y, cuando creo que voy a explotar, lo beso para ahogar de nuevo mi gemido en su boca, mientras siento que mis músculos se contraen una y otra vez sobre sus caricias y percibo aún más la humedad en mi entrepierna. Poco a poco él se detiene y, cuando saca sus dedos de mi interior, quiero protestar. Él se da cuenta. Vuelve a tomar mi cabeza entre sus manos.
—Me debes un orgasmo, pequeña —murmura.
No puedo responder.
Sólo puedo abrir la boca y entrelazar su lengua con la mía. Disfruto de su sabor excitante y peligroso, olvidándome de nuevo de todo lo que hay a nuestro alrededor y de mi enfado. No quiero pensar que me utiliza como a un juguete. No quiero pensar que es mi jefe. Simplemente no quiero pensar.
Dos minutos después y con las respiraciones más acompasadas, deja de presionarme contra los archivadores y yo vuelvo a tomar el control sobre mi cuerpo. Maldigo.
¿Qué he vuelto a hacer? ¿Cómo puedo ser tan idiota cada vez que lo veo?
Él parece darse cuenta de lo que pienso y me dedica una de sus habituales miradas gélidas.
—¿Has vuelto a pensar en mi proposición? —me pregunta.
Intento mirarlo. Me enfrento a Iceman y siento que pierdo toda compostura.
—Ayer ya te respondí y te dije que no aceptaba.
Aprieta los labios y yo resoplo.
Lo miro sorprendida.
—¿Por qué eres tan cabezona? —añade—. Lo que te propongo te reportaría unos beneficios monetarios.
—¿Sólo monetarios?
Harry deja de sonreír ante mi pregunta.
—Todo depende de lo que quieras. Tú decides, (Tuapodo). De momento necesito una secretaria. El sexo surgirá, si tiene que surgir.
—¿Y si me niego a que vuelva a surgir? —replico, intentando creerme mi propia mentira.
Harry me mira. Baja sus manos hasta mi pantalón y lo abrocha.
—Aceptaré tu negativa —añade con tranquilidad—. Otra accederá.
¡Será imbécil, creído y chulo…!
Y entonces sale del archivador y me deja sola. Durante unos segundos cierro los ojos y me regaño a mí misma. ¿Por qué soy tan facilona cuando estoy con él? Finalmente, me coloco la camisa y el pelo y lo sigo. Él ya está sentado ante su mesa y mira con el ceño fruncido la pantalla del ordenador. Me dirijo con calma hacia la puerta, dispuesta a salir.
—Te dije que te daba hasta el martes para la respuesta y así será —me dice antes de que abandone su despacho—. Ahora puedes regresar a tu puesto de trabajo. Si vuelvo a necesitarte… te llamaré.
Me pongo roja como un tomate.
Salgo del despacho. Cierro la puerta, me apoyo en ella y miro a mí alrededor durante unos segundos. Todos fuera de mi despacho están trabajando. Parece que nadie se ha dado cuenta de lo que acaba de suceder. Cojo mi bolso y me voy al baño. Necesito lavarme. Siento mi vagina empapada y eso me incomoda.
Veinte minutos después vuelvo a mi mesa y veo que Liam y mi jefa han regresado. Harry y yo no volvemos a hablar ni a mirarnos. A las dos, la puerta del despacho se abre y salen juntos. No me mira. Sólo mi jefa vuelve la cara hacia mí.
—Nos vamos a comer, (Tn__) —me informa.
Asiento y respiro aliviada. Veo a Liam recoger sus cosas cuando mi teléfono suena. Es mi hermana.
—(Tuapodo)… tienes que venir a casa. ¡Ya!
Al escuchar aquello cierro los ojos y me siento. Las piernas me tiemblan. No hace falta que siga hablando. Sé lo que pasa.
Cuando cuelgo el teléfono, reprimo el llanto y me trago las lágrimas. No quiero llorar en la oficina. Soy una chica dura y los numeritos no van conmigo. Busco a Liam y lo encuentro hablando con Rita. Parece que están ligando. Me acerco a él y le informo de que me ha surgido un problema urgente y que aquella tarde no regresaré a trabajar. Él asiente sin prestarme mucha atención y regreso a mi mesa. Vuelvo a sentarme. Bebo agua de la botellita y, finalmente, recojo mis cosas.
Las manos me tiemblan y las mejillas me arden. Necesito llorar. Hago un esfuerzo por apagar mi ordenador, contengo mi pena y voy hacia el ascensor. Cuando salgo de él, corro hacia el parking y entonces me permito llorar. Antes no.
Cuando llego a casa mi hermana está con los ojos encharcados por las lágrimas. Dusty respira con mucha dificultad y, sin perder un segundo, llamo a mi veterinario. El veterinario, que me conoce desde hace años, me indica que me espera en la clínica.
A las cuatro y media de la tarde, tras una inyección que el veterinario le pone para facilitarle el viaje, Dusty me deja. Me deja para siempre, con el corazón destrozado y con la sensación de una pérdida irreparable. Me agacho sobre la mesa donde su cuerpo sin vida descansa. Lo beso, acaricio su peluda cabeza por última vez y cientos de lágrimas me nublan por completo la vista.
—Adiós, cariño —murmuro.
Holaaaaaa mis perverts!!!
Aww les confieso algo? ...Yo llore con este capitulo, soy una blanda como Rayis :( me dio mucha pena que se muriera Dusty :( pero bueno... Espero que les guste el capitulo y los que siguen porque se acerca el viaje y van a pasar muchas cosas wajajaja.. Besitooos
Danii
1Daniiella
Re: Pídeme Lo Que Quieras (Harry Styles & Tu) (HOT +18) [Primera Temporada] [TERMINADA]
SIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIGUELA!!
InDreamsWith1D_
Re: Pídeme Lo Que Quieras (Harry Styles & Tu) (HOT +18) [Primera Temporada] [TERMINADA]
hola!!! SÍGUELA!!!!
Pao Mijares
Re: Pídeme Lo Que Quieras (Harry Styles & Tu) (HOT +18) [Primera Temporada] [TERMINADA]
Capitulo 15
A las siete de la tarde me encuentro sentada en el sofá de la casa de mi hermana.
Mi móvil suena. Mis amigos quieren que vaya a la Cibeles a celebrar el triunfo de la Eurocopa. Pero no estoy para fiestas. Apago el móvil. No quiero saber nada de nadie. Estoy triste, muy triste. Mi gran compañero, ese al que le contaba todas mis penas y mis alegrías me ha abandonado.
Lloro… lloro y lloro.
Mi hermana me abraza pero, inexplicablemente, siento que necesito el abrazo de cierto impertinente. ¿Por qué?
Hemos dejado a mi sobrina en casa de una vecina. No queremos que nos vea así. Bastante difícil ha sido explicarle que Dusty se ha ido al cielo de los gatos como para que nos vea llorar como dos magdalenas. Llega mi cuñado Sandy y se nos une en el duelo. Los tres lloramos. Y cuando llamo a mi padre por teléfono para decírselo, ya somos cuatro. ¡Qué triste es todo!
A las nueve de la noche enciendo el móvil y recibo la llamada de Niall. Mi hermana lo ha llamado y él se ofrece a venir a Madrid para consolarme. Me niego y, tras hablar con él unos pocos minutos, cuelgo y vuelvo a apagar el móvil. Después de cenar algo, decido regresar a mi casa. Necesito enfrentarme a ella y a su soledad.
Pero cuando entro, una extraña emoción se apodera de mí. Me da la sensación de que en cualquier momento Dusty, mi Dustycito, aparecerá por alguno de los rincones y me ronroneará entre las piernas. En cuanto cierro la puerta de la calle, me apoyo contra ella. Mis ojos se llenan de lágrimas y me niego a controlarlas.
Lloro, lloro y lloro, y esta vez en soledad, que sienta mejor.
Con los ojos hinchados y sin poder detenerme, me dirijo hasta la cocina. Observo el cuenco de la comida de Dusty y me agacho a cogerlo. Abro la basura y tiro la comida que hay en él. Lo meto en el fregadero y lo lavo. Después de secarlo, lo miro y no sé qué hacer con él. Lo dejo sobre la encimera. Después cojo la bolsita de pienso y las medicinas. Lo reúno todo y vuelvo a llorar como una tonta.
Dos segundos después oigo que la puerta de la calle se abre. Es mi hermana. Se acerca a mí y me abraza.
—Sabía que estarías así, cuchufleta. Vamos, por favor, deja de llorar.
Intento decir que no puedo. Que no quiero. Que me niego a creer que Dusty ya no regresará, pero el llanto me impide hacerlo. Media hora más tarde, la convenzo para que se marche de mi casa. Escondo sus llaves para que no se las lleve y no vuelva a molestarme. Necesito estar sola.
Cuando voy al baño para lavarme la cara, veo el arenero de Dusty y de nuevo el llanto hace acto de presencia. Me siento en el retrete dispuesta a llorar durante horas, cuando oigo unos golpes en la puerta. Convencida de que es mi hermana que se ha dado cuenta de que no lleva las llaves, abro y aparece el señor Styles con cara de pocos amigos.
¿Qué hace ahí?
Me mira sorprendido. Su expresión cambia por completo y, sin moverse, pregunta:
—¿Qué te ocurre, (Tuapodo)?
No puedo responder. Mi gesto se contrae y vuelvo a llorar.
Se queda paralizado y entonces yo me acerco a él, a su pecho, y me abraza. Necesito ese abrazo. Oigo que la puerta se cierra y lloro con más pena.
No sé durante cuánto tiempo estamos así hasta que de pronto soy consciente de que tiene la camisa empapada de lágrimas. Finalmente me separo de él.
—Dusty, mi gato, ha muerto —logro murmurar.
Es la primera vez que digo aquella terrible y horrible palabra. ¡La odio!
Mi cara vuelve a contraerse y comienzo a llorar. Esta vez siento que él tira de mí y se sienta en el sofá. Me sienta a su lado. Intento hablar, pero el hipo por mi tristeza no me lo permite. Sólo consigo articular palabras entrecortadas, mientras mi cuerpo se contrae involuntariamente y veo que él está totalmente desconcertado. No sabe qué hacer. Finalmente se levanta del sillón, coge un vaso y lo llena de agua. Me lo trae y me obliga a beber. Cinco minutos después me siento algo más tranquila.
—Lo siento, (Tuapodo). Lo siento muchísimo.
Asiento como puedo, mientras aprieto mis labios y trago el nudo de emociones que, de nuevo, pugna por salir de mi interior. Abrazada a él apoyo mi cabeza sobre su pecho y siento que mis lágrimas salen de nuevo descontroladas. Esta vez no tengo hipo y el simple hecho de sentir cómo su mano me acaricia el pelo y el brazo me reconforta.
Sobre las doce de la noche, la pena me sigue dominando, pero ya soy capaz de controlar mi cuerpo y mis palabras, de modo que me incorporo para mirarlo.
—Gracias —digo.
Siento que se conmueve, sus ojos lo revelan. Acerca su frente a la mía y me susurra:.
—(Tuapodo)… (Tuapodo)… ¿Por qué no me lo dijiste? Te hubiera acompañado y…
—No he estado sola. Mi hermana ha estado conmigo en todo momento.
Harry mueve su cabeza, comprensivo, y me pasa sus dedos pulgares por debajo de los ojos para retirar unas lágrimas.
—Deberías descansar. Estás agotada y tu mente necesita relajarse.
Asiento. Pero entonces me doy cuenta de que su gesto se contrae.
—¿Te encuentras bien? —le pregunto.
Sorprendido por aquella pregunta, me mira.
—Sí. Sólo me duele un poco la cabeza.
—Si quieres, tengo aspirinas en el botiquín.
Veo que sonríe. Entonces me da un beso en la cabeza.
—No te preocupes. Se pasará.
Necesito dormir, pero no quiero que se vaya, de modo que le sujeto la camisa para intentar impedírselo.
—Me gustaría que te quedaras conmigo, aunque sé que no puede ser.
—¿Por qué no puede ser?
—No quiero sexo —murmuro, con una aplastante sinceridad.
Harry levanta su mano y me toca el óvalo de la cara con una ternura que, hasta el momento, nunca había utilizado conmigo.
—Me quedaré contigo y no intentaré nada hasta que tú me lo pidas.
Eso me sorprende.
Se levanta y me tiende la mano. Yo se la cojo y me lleva hasta mi habitación. Asombrada, observo cómo se quita los zapatos. Yo hago lo mismo. Después se quita el pantalón. Lo imito. Deja la camisa sobre una silla y se queda vestido sólo con unos bóxers negros. ¡Sexy! Abre mi cama y se mete en ella. Consecuente con lo que le he pedido, me quito la camisa, después el sujetador y saco de debajo de mi almohada mi camiseta de tirantes y el culotte de dormir. Es del Demonio de Tasmania. Veo que sonríe y yo pongo los ojos en blanco.
Tras ponerme el pijama abro una pequeña cajita redonda, saco una pastillita y me la tomo.
—¿Qué es eso?
—Mi anticonceptivo —aclaro.
Instantes después me tumbo junto a él, que pasa su brazo bajo mi cuello. Me acerca hasta él y me besa en la punta de la nariz.
—Duerme, (Tuapodo)… duerme y descansa.
Su cercanía y su voz me relajan y, abrazados, siento que me quedo profundamente dormida.
Holaaaa mis perverts!!
Lo se el capitulo es un poco aburrido u.u ! pero bueno tenia que ponerlo, mas rato si eso subo otro :)
1Daniiella
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