Throug the Dark || Harry Styles

Rasque mis ojos, cuando la molesta alarma comenzó a despertarme justo cuando estaba en la paradisiaca playa del Carmen. ¿Será que algún día iría?, oh vamos. Levante mi apestoso, perezoso trasero hacia el baño y darme una larga y fresca ducha. Los exámenes de la primera parcial, iban a comenzar este martes por lo que debo estar más que despierta y con la mente fresca, para poder recordar todo aquello que pude guardar en mi pequeño cerebro. 

Cuando termine con mi cabello, en una cola alta de caballo. Me dispuse a tomar mi mochila, tipo de hombre. Salí de mi habitación, sino antes golpear con una almohada a mi compañera de habitación, Hannah. Dios, esa mujer es peor que un oso y eso que duerme mucho más temprano que yo.  A veces me pregunto qué sucedería si le hubiera tocado una compañera como Aries. Mejor ni quiero imaginarme. 

-Déjame dormir- gimió contra la almohada, mientras se enroscaba más hacia la sabana rosada. 

-Cinco minutos tarde- grite, antes de salir de nuestro pequeño departamento pero si no antes escuchar el “Mierda” de Hannah, seguido por cosas destrozadas en su camino. 

-Hola- me saludo una chica de segundo año, mostrándome su perfecta dentadura. Salude de vuelta, con un asentimiento hacia su dirección.

Como necesitaba en este momento el café. Podría asegurar que mis ojos eran dos bolsas, y ni decir de los oscuros círculos alrededor de mis ojos. ¿Quién diría que estudie la noche anterior para un examen?, ni Zayn me creería. Y hablando del rei de roma. Justo cuando pague mi café, mi mejor amigo, coloco todo su largo brazo alrededor de mi cuello, jalándome hacia su atlético cuerpo. Provocando que mi nariz se arrugara, siempre he odiado el olor a sudor. Y más cuando Zayn se acerca hacia a mí, después de una práctica de futbol. 

-Apestas- espete, apartándome de su agarre. El hombre, hizo un maldito mohín haciéndolo parecer un niño de tres años. 

-Sabes que los martes no me da tiempo de bañarme- arrugue la frente, llevándome el café  los labios. Oh dulce bebe. 

-¿Entonces porque los demás jugadores, si?- pregunte inocentemente aunque hasta esta distancia puedo oler el perfume barato de Tamara –la puta de la universidad-, una sonrisa maliciosa rompió su expresión seria. Hice una imitación de arcadas  falsas.  

-No sé cómo puedes dormir con esa mujer, desde esta distancia te puedo decir que huele a herpes, ugh. Apártate de mí. – le dije en broma, golpeando su pecho. Cuando quería abrazarme nuevamente. 

Mi relación con Zayn no era más que amistad. Ya que sería malditamente raro salir con mi mejor amigo. No dijo que sea guapo, porque ¡Vamos!, si fuera nueva, posiblemente estaría detrás de Zayn como las demás chicas de la universidad. Dejando un camino de baba ardiendo por el sexy Malik. Con su cabello negro, corto por los lados y largo en la parte inferior. Aquella barba sin afeitar, que le hacían ver como perfecto adonis. Su cuerpo atlético, que presume cada vez que hay entrenamiento frente a las porritas, donde Tamara y las demás, estan en primer fila, esperando por que el chico estuviera dentro de ellas. Pero aunque mi mejor amigo, sea un dios del sexo como han descrito todas las chicas con las que ha dormido, lo único que veo en el es un enorme cartel diciendo “cuidado”. 

-¿Por qué no solo te alejas?- gire mi cabeza, hacia la roja cabeza de Tamara. Quien estaba encorvada, intimidando a una chica de tercer años. Fruncí mis labios, y sin pensarlo dos veces cuando vi a la chica que estaba, molestando. Olvide completamente  a Zayn y me coloque al lado de Tamara.

-¿Qué haces?- pregunte, hacia la arpía de dos cabezas. Dijo, porque siempre lleva a sus dos clones a su lado, como si fueran fuerza de seguridad y ella obama. 

-No es de tu incumbencia, ¡LARGATE!- me trague una fuerte carcajada, cuando Tamara trato de lucirse frente a todos los chicos que posiblemente estaban esperando para un receso en clase para meterse dentro de su muy corta falda de animadora. Así, que solo sonreí y mire hacia Zayn quien me decía que no hiciera alguna locura. Pero como siempre, lo ignore. 

-Aries, vete a tu clase-

-Pero…- a la diminuta voz de Aries, me hizo girar mi rostro hacia mi propio reflejo y volví a repetir. 

-Tu clase comienza en cinco, vete. Yo me encargo- ella solo asintió y como pudo se aparto de una muy molesta Tamara. La morena, giro su rostro lleno de rabia hacia mi dirección y encogí mis hombros, ella rápidamente por un ataque de rabia levando su mano, con la intención de golpearme o rasguñarme con sus lindas, baratas uñas  largas. Pero no conto, con que la chica que tenía enfrente era más rápido. Eleve mi brazo, deteniendo el golpe de Tamara y enseguida apreté mi puño para estamparlo en su mandíbula haciéndola retroceder hacia atrás. Donde sus secuaces fueron a su auxilio. 

-Esto, es que para la próxima. No vuelvas a molestarla, ni a ella ni a nadie. ¿Te ha quedado claro, 

puta?- ella solo asintió como esos muñecos del auto.

-¡GRIFI CARTER!- 

Esto no era bueno.

Gire sobre mis talones para encontrarme con la persona que más me odia en el mundo.

Mi profesor de matemáticas

El idiota, Harry Styles. 

-¿Se puede saber que sucede?- pregunto el principal, Frederick. Acomodándose sus gafas, en el pequeño puente de su recta nariz. El hombre se veía tan cansado como para escuchar el mal comportamiento de sus estudiantes estrellas. Noten el sarcasmo. El profesor Frederick, estaba dispuesto a colocarme un sillón especial por las veces en las que me ha visto entrar y salir de su oficina. 

-La señorita Carter- apunto hacia a mí el profesor, mas idiota de la universidad de Londres. Rodee mis ojos, al escuchar el enorme informe que debía decirle el profesor Styles hacia mi persona. Si no fuera, porque los padres de este hombre eran amigos de mi madre posiblemente su entrepierna estuviera sufriendo en algún pasillo de la universidad y haciéndose nota mental de no volver a joder a Grifi Carter. 

-¿Señorita Carter, algo que decir a su favor?- pregunto el principal, inclinándose hacia delante cruzando sus delgadas manos sobre el escritorio, esperando mi respuesta. 

-Está defendiendo a Aries, Señor. Ya que nadie más pudo hacerlo- comente, apuntando hacia el querido profesor que estaba de pie a mi lado apretando sus puños. –No iba a dejar que Tamara se saliera con la suya, ya lo hizo una vez y dejo a Aries con un moretón en la mejilla. Le prometí no matarla en ese instante, pero esta vez fue suficiente y el castigo que quiera tomar en mi persona está bien, no me arrepiento de lo que hice. Alguien debe enseñarle a Tamara Henderson, no meterse Aries o cualquier otra persona que no se pueda defender. 

-Bien- dijo el principal. Quito las manos de su escritorio, para sacar del cajón que estaba abierto una libreta amarilla donde visualice un nombre familiar “Detención”- será solo por hoy, dos horas- me dijo escribiendo en el castigo-Profesor Styles?- gire mi rostro hacia Harry quien se veía más rojo que nunca. Hice un ademan con mi mano sobre mis labios, tratando de emitir una pequeña risita. Al parecer alguien no se salió con la suya. –Quiero a la señorita Henderson en mi oficina, en media hora. Se puede retirar- el hombre hizo lo que pidió, y Harry desapareció de la oficina dejándome con el principal a solas. 

-Tu madre hará una cena esta noche- rápidamente desvié mi mirada hacia el hombre que al parecer había quitado su titulo de principal para darle paso a su titulo de padre. Me recosté sobre mi asiento para, para visualizar a mi joven padre quien se veía más cansado que nunca. Desde la muerte de Echo, mi hermano mayor. La vida entre los cuatro no fue la misma. Todo cambio, yo cambie, mi hermana cambio, mis padres cambiaron. Todos necesitábamos un poco de Echo por lo menos un minuto.

Sabia a la perfección que esas cenas solo eran destinadas para hablar sobre Echo y como lo echaba de menos mama. Que en cualquier momento todo estallaría y yo saldría huyendo como rata asustada la casa de mis padres que una vez considere hogar. Sí, me había mudado a los apartamento de la universidad cuando todo perdió el control y sobre todo necesitaba un santuario para superar la herida que Echo había hecho en mi con su partida. 

-Tengo cosas que hacer- respondí tomando la nota de mi detención que había arrancado y dejado en la orilla del escritorio, lleno de papeles. El solo asintió y me dejo ir.

Sé que Frederick. Aun no supera la muerte de su único hijo varón. No yo creo que Echo me haya abandonado. El antes de irse al ejército, me juro. Hiperjuro. Volver con su elegante trague de general, para dejarnos a Aires y a mi reírnos como locas sobre su lujosa vestimenta. Pero ya no pudimos hacer eso. El nunca volvió, el partió mi corazón en dos. No cumplió su promesa y nunca pude ser la misma Grifi de antes. Echo era como mi mejor amigo aparte de hermano. Con él me sentía protegida, y que nada me faltaba. El era como la chispa en la familia, a pesar de los problemas, el siempre se ponía frente a nosotras para defendernos. Suspire entrecortadamente, el solo recordar a mi querido hermano quien estaba a solo dos horas de aquí bajo tierra. 

-¿Te encuentras bien?- brinque de susto al escuchar la susurrante voz de Zayn a un lado mío. No me había dado cuenta que estaba caminando entre los pasillos como un alma desolada. Mire hacia Zayn con el ceño fruncido y negué la cabeza, aferrándome más hacia las hebras de mi mochila. Zayn lleno a conocer a Echo, una semana antes de que él se fuera al ejercito. Zayn conocía, a la perfección por al situación que pasaba todos los días y el fantasma de mi hermano rondándome por la cabeza. El sabía que jamás olvidaría a Echo y que se me haría difícil sacarlo de mi cabeza, cuando aun pienso que él estaría en casa, en su habitación. Escuchando AC/DC. Pero luego caigo en la cruda realidad y sé que él no está en su habitación. Que jamás volvería a ver esos ojos chocolate, no volvería tirar de sus largos cabellos rubios, no golpearía más su bien cincelado cuerpo. 

-Grifi- nuevamente salí de mi burbuja, para observar a Zayn quien me observaba preocupado. Le di una leve torcida sonrisa  y agradecí que los demás estuvieran en clase para no ver a Grifi en su estado más débil. –No me gusta verte triste- comento, acortando la distancia entre nosotros. Sentí su cálido aliento golpear en mi mejilla, por lo cual me mando una señal de alerta y me aparte. Desde la muerte de Echo, no había llorado. No podía llorar, aunque por dentro todo este destruido. 

-Debo irme a clase. No quiero más problemas con el profesor Styles. Y menos hoy- vi una deslumbrante tristeza en sus ojos y asintió dejándome ir. En cuanto llegue al aula, agradecí que de que el hincha bolas todavía no llegara. Posiblemente estaría en la oficina con Tamara. Me senté en la esquina al final del pasillo como siempre. Saque el ipod de mi mochila para escuchar un poco de Trading Yesterday. Amaba ese grupo, aunque no era muy famoso. Lo cual era estúpido por sus canciones era tan más perfecto, que cualquier otro grupo pop sobrevalorado. 

Cuando presione bloquear encima de mi iPod, la imagen de Echo conmigo en el fondo de pantalla, me provocaba un estremecimiento. ¿Cómo es que aun después de un año siento como si fuera el día siguiente en que anunciaron su muerte?, todo se sentía tan vacio. 

-¿Carter?- levante mi mirada triste, hacia una cabeza llena de rubios desordenados color canela, y unos ojos verdes mirándome exceptivamente desde una larga distancia. Mire el reloj y me di cuenta que como siempre, me había quedado encerrada en mis pensamientos sobre Echo. 

-Lo siento- respondí automáticamente, guardando mi iPod e ignorando los susurros de los demás de la clase. Ha de ser porque por primera vez, no hice un revuelo. Como siempre en clase de matemáticas. Hasta podía jurar que Harry se extraño de no escuchar mi voz en un estado exasperado. El solo asintió y volvió a explicar algo de lo cual me había perdido. 

Clase había terminado tan rápido que el tiempo pareció volar. Lo cual fue raro ya que siempre en esta clase o estoy dormida y rogando al reloj adelantarse mágicamente. Pero hoy no, solo me dedique a poner atención hacia la clase. Y por primera vez en mi vida comprendí algo sobre álgebra. 

-Grifi- grito Aries. Todos los demás que se encontraban en el pasillo giraron hacia la viva imagen de la chica más problemática de la universidad. La chica se encogió, y camino hacia a mi tan rápido como pudo. –Papa me dijo que no iras- comento bajito, aun lado mío. Mientras yo guardaba mis libros, en el casillero. Cuando deje de guardar los que no iba necesitar, cerré colocando la clave y me gire hacia Aries. 

-Y es verdad- comente, volviéndome sobre mis talones para salir de este maldito lugar. Necesitaba salir, necesitaba ir a la cima. 

-Mama quiere que vayas, te echa de menos- murmuro. Así era Aries, la chica más tímida de todas. Era puro murmullos y susurros. Raramente la escuchabas gritar. Detuve mi paso a la altura de la puerta de la salida para enfrentar a mi hermana. Y decirle.

-No quiero volver a esa casa, tu como mama lo saben perfectamente. 

-Pero Echo…- la detuve antes de que continuara. 

-Echo está muerto, dejen de actuar como si estuviera aun en la guerra. El murió, ¿Qué parte no han comprendido aun?, el se fue, nos dejo. Prefirió irse a esa estúpida guerra y terminar con su vida. así que dejen de meter a Echo, y déjenlo descansar por una vez en su vida- en cuanto termine con mi rabioso comentario. No me percate de que aun seguía en la entrada de la puerta donde, los que iban saliendo se quedaron ahí. Observando la escena en que las gemelas Carter hacían. Nuevamente.

Gruñí entre dientes y salí de ahí antes de tomar a un clon de Tamara para arrojarla al suelo. para golpearla hasta que mis nudillos desaparecieran. 

-¡Viniste!- chillo Aries, quien ya colgaba de mi cuello. Si, ni yo sé cómo pude poner un pie en esta casa después de casi un año. Aparte a la rubia de mí, para tomar un poco de aire fresco, que mi querida hermana me prohibió tomar. –Pensé que no ibas a venir-

-Ni yo- musite, esquivándola para ir hacia la cocina donde se encontraba mi madre con un moño alto y vistiendo tan no como la señora Carter. Cuando la mujer levanto el rostro, dejo de hacer lo que estaba haciendo y en ese momento pensé que se iba poner a llorar. Pero no lo hizo. 

-¿Grifi?- la voz de mama era tan diminuta que pensé que me iba romper. Hacia tanto tiempo que no la veía y aun doliera admitir, extrañaba a esta loca mujer que me vestía como un pastelito. 

-Angelina…- asentí hacia su dirección y como si fuera Aries, corrió hacia a mi estrujándome sobre su pequeño cuerpo. Su figurado cuerpo, comenzó a temblar en pequeños sollozos. Con mis manos a los lados sin saber si abrazarla o simplemente rodearla con mis brazos, preferí quedarme como estoy mientras ella, rompía cada parte de mis huesos. –Angelina- dije en advertencia, cuando el aire comenzó a esfumarse. Sin darle oportunidad, coloque mis manos en sus hombros apartándola un poco. 

-Me alegra de que hayas venido- dijo ella llorosa. Seco las lagrimas que habían mojado sus mejillas y me sonrió. Algo en mi, se rompió cuando recordé que la profesora de Echo le había dicho a Angelina que Echo tenía su misma sonrisa. Baje la mirada hacia mis entrelazados dedos. 

-No hay de que alegrarse, solo vine por unas cosas que necesito- mentí. Había venido a la cena, pero al momento en que cruce el gran jardín, trabajado por Angelina. El recuerdo de Echo corriendo encima de ellos mientras yo le seguía y Aries le gritaba a mi madre sobre lo que hacíamos. Si, ese día Aries comió un enorme pastel de lodo por chiva. 

Esta casa me recordaba a Echo, el olor a Echo todavía podía picar en mi nariz. Nueces y fresas. Mi aroma favorito. Observe a Angelina asentir sin decir nada y sin dejar de sonreír. Decidí subir las escaleras de madera, para llegar hacia mi vieja habitación. Cuando estaba a punto de llegar hacia el segundo piso, observe hacia atrás donde todavía se encontraba Aries y Angelina mirándome como si fuera la jodida reina de Inglaterra. 

Entre a mi habitación. Todo había quedado intacto desde que me fui, el color rosa reinaba por cada oscuro rincón. Una cosquillosa sonrisa, pico mi rostro, provocándome sonreír como estúpida cuando fui hacia el pequeño pasadizo que Echo había hecho para nosotros. De pequeña, tuve pesadillas. De las cuales Echo se encargo de alejarlas, cuando cruzaba aquella puerta dentro del armario blanco, y se metía a la cama conmigo. Me mentí al armario y note como la pequeña puerta con melancolía. Tome el seguro, girándolo. Empuje la puerta hacia delante, encogí mis hombros, y poco a poco introduje todo mi cuerpo hacia la habitación de Echo. 

-Creo no es mi único escondite favorito- chille del susto cuando la voz de papa resonó desde la cama. Joder, ¿Cómo no lo había visto?, controle mi loco corazón y me acerque hacia mi padre quien seguía aun recostado y observando el techo. Hice lo mismo y note el collage de todos que una vez Echo hizo, cuando teníamos diez. Ese día papa y mama lo habían castigado por haberse ido sin permiso con sus amigos, esa tarde fue extraño el no escuchar ningún ruido de Echo, pero al pasar su castigo, mi madre entro a su habitación. Sorprendida, por el Collage que Echo había hecho de todos nosotros. 

-¿Puedo?- pregunte temerosamente. El, levanto su cabeza y asintió dándome una pequeña sonrisa. Tímidamente, me quite los vans y me coloque a un lado de mi papa. Acostados en la cama, coloque las manos sobre mi pecho y observe las viejas fotos y los recuerdos de cada una de ellas. 

-Esa es mi favorita- apunto hacia, la foto en blanco y negro donde Echo me cargaba a mi sobre su espalda y yo hacía lo mismo con Aries. Éramos tan pequeños ese día y habíamos retado quien tenía más fuerza de los tres. Claramente gano Echo. Deje escapar una risa entre dientes, al recordar el tremendo golpe que nos habíamos dado en el cemento cuando papa dijo que ya había tenido la fotografía. 

-Sí, creo que aun tengo el moretón sobre ese día- comente y su risa sonó amortiguada por los dientes apretados. El silencio gobernó entre nosotros, los dos sabíamos que no necesitábamos hablar para saber lo que sentíamos en este momento. Creo que en toda nuestra familia, la muerte de Echo nos golpeo mas a mi padre y a mí. 

-Hay veces que voy a mi despacho y saco la carta. Me dijo que es una broma de las que solían hacer con Harry por teléfono. Pero… todo vuelve, como en forma de flashes. El momento en que lo cargue por primera vez, la primera vez que lo escuche decirme papa, cuando ustedes vinieron a nuestra vida y él se encargo de protegerlas para que nada ni nadie les hiciera daño. Y bien que hizo su trabajo de cuidar a mis pequeñas.- respiro con dificultad y elevo su mano a la altura de su mejilla para secar una lágrima- jamás me voy a perdonar el haberlo dejado ir a aquella estúpida guerra. Pero yo solo quería hacerlo feliz, si la universidad de Derecho no lo hizo. Pensé que esto sí. Si tan solo hubiera sido como los demás padres, que los obligan a estudiar donde uno quiere. Ahora estaría aquí conmigo, odiándome. Pero aquí. 

La confesión de papa fue como limón directo hacia la herida. Todo en mi interior dolía. El no tenía la culpa de que Echo fuera un testarudo. Pero aun así, yo misma le ayudaría a que él se quedara en casa. Rápidamente aleje todo aquello que estaba a punto de hacerme volver a mi departamento para cubrirme con la sabana hasta la cabeza y llorar como un bebe. 

-Es mejor que nos levantemos. Harry y sus padres ya han de estar por llegar- aquel momento padre e hija se rompió cuando anuncio el nombre de la persona que más odio en el universo. Pero aun así le hice caso, me levante de la cama y sin decir nada volví a mi habitación de la misma y mi padre hija, solo que él salió por la puerta. 

Sip. Ellos habían llegado. Con tan solo diez minutos después de estar con mi padre en una clase de charla. Escuche el timbre de la puerta principal sonar por toda la casa. Seguido, por voces amortiguadas en la parte baja. Ugh, ¿Qué estudiante en el mundo ve a su profesor de matemáticas en su casa?, bueno. Casa de sus padres. 

-Grifi!, que gusto verte- exclamo Annie, apretándome sobre su cuerpo y luego apartarse. 

-Sí, lo mismo dije- musite dándole una cálida sonrisa. –Señor Dest- el marido de Annie me mostro toda su blanca dentadura. 

-Grifi!, ¿No vas a saludar a Harry?- pregunto mi madre, guiñándome el ojo. ¿Se le habrá metido algo en el ojo?, rodee los ojos y observe a Harry de pies a cabeza con los brazos cruzados en mi pecho. El parecía examinarme de la misma manera pero con una mueca de horror. 

-Harry- sentencie.

-Grifi- contesto el de la misma manera, fijando sus ojos verdes en mis grises. Que estúpido es esto. 

-Debo irme-

-¿Qué?, pero si acabamos de llegar-

-Lo siento Annie. Tengo cosas que hacer.

-¿Cómo la tarea de matemáticas?- pregunto Harry elevando sus cejas en forma de diversión. 

-No, tengo otras cosas mejores que hacer-

-¡PERO QUE CHICOS!- exclamo mama riéndose nerviosa. 

-Adiós, papa- 

-Adiós, Grifi- 

Realmente me puse mal, estuve al borde de las lágrimas, escribís perfectamente. No puedo, estúpido Harry.

Tercer capítulo, ¿por favor?

No puedo esperar para seguir leyendo, presiento que va a ser una de mis novelas favoritas. 

Se despide, tu primera, nueva y fiel lectora.

Con amor, Scar.

-¿Se puede saber porque tan gruñón?- pregunte mientras devoraba mi hamburguesa. Mire por encima de mis pestañas, hacia Zayn quien no dejaba de retorcerse sobre la silla y gruñir en cada momento. 

-Tuve el peor día de todos- contesto este evidentemente molesto, por aquel tono de voz que usaba. Zayn es una de las personas más sonrientes y graciosas que he conocido, pero al parecer este no era su mejor día y he decidido dejarlo así. Aunque la pequeña curiosidad  de saber el porqué estaba de aquel modo me picaba en el cerebro.  -¿Sabes que odio a Marcherita?- oh, así que el mal humor de mi mejor amigo se debe a su ex. Sí, hasta yo me pondría de mala leche por esa mujer. 

-¿Qué paso ahora?- pregunte, limpiándome los restos de comida que deje en mis comisuras. Espere a su respuesta pero solo hubo un largo silencio donde pareció ordenar primero todos sus pensamientos para luego dejarlo así. Al pasar diez segundos, contesto. 

-Trato mal a una persona- 

-¿Qué persona?- me incline sobre la mesa, observando a mi mejor amigo. El no es de defender a damiselas en peligro y si es así, debe ser especial y yo debo conocer toda la primicia antes de que este por toda la universidad. Aunque, se que Zayn solo tiene chicas del momento, simples aventuras de las cuales se aburre en dos semanas. 

-Uhm… no puedo decirte- se veía nervioso. Y yo me sentía más curiosa. 

-Oh vamos- exigí- sabes que puedes contar conmigo, no importa que tan mujeriego seas. Ahora dime, ¿Quién es la chica?- pregunte, mirándole maliciosamente enanchando mi sonrisa y esperando a que el hombre de la siguiente chica con el corazón roto debido a mi mejor amigo saliera de aquella delgada línea oscura, que suele llamar labios. 

-Aries- dijo sin más. Aquella feliz sonrisa se esfumo en un segundo cuando pronuncio el nombre de mi hermana. ¡DE NINGUNA MANERA!, me deje caer hacia atrás de mi asiento, fruncí mi ceño cruzándome los brazos. 

-¿Aries?- preguntando, para poder decirme a mi misma que no escuche mal. El no puede. Aries no. Él lo sabe perfectamente. 

-Por favor, Grifi. No hagas esto mas incomodo de lo que es- me dijo, moviéndose incomodo de su asiento. 

-¿Por qué Aries?- esto parecía uno de esos episodios de la ley y el orden, donde por fin encuentran al presunto culpable de una supuesta violación. Donde yo, haré todo lo posible por arrastrar toda la verdad y encarcelarlo, pero en este caso, sería golpearlo hasta dejarlo sin vida y lejos de mi hermana. 

-Grifi…-

-Zayn. ¿Por qué Aries?- volví a preguntar más calmada. Aunque por dentro, parecía que el infierno había gobernado. 

-Tú sabes el porqué Aries, lo has sabido desde que entramos a la universidad- asentí como si comprendiera su pequeña estúpida respuesta. Deshice mi brazos y me incline hacia él, sobre la mesa. 

-Ella no es como Marcherita, ella no es como las demás chicas que dejas en aquel callejón con el corazón roto. Ella no es la chica la cual vas a tener bajo tu brazo por dos semanas, ella no es como las demás Zayn. Y será mejor que te apartes de una puta vez, ¿Por qué sabes qué?, si te veo cerca de ella, respiras junto a ella. Jesús. Si la tocas, me va importar una mierda quien eres, o que somos. Te voy a sacar toda la mierda. Porque ella no es Grifi, ella no puede defenderse de tipos como tú. Ella es débil, una pequeña criatura frágil que puedes destruir en un abrir y cerrar de ojos. –Volví a mi asiento, sin dejar de despejar mi vista de aquellos ojos oscuros que me veían adoloridos- No voy a dejar que te acerques a ella, busca a otra. Folla a otra, pero no te acerques a Aries. Ella tendrá un mejor futuro que nosotros, ella está lejos de toda nuestra mierda. No la encierres dentro de tu mundo. 

3 horas más tarde.

Matemáticas. Traductor. Es una mierda. Observe sobre la cabeza de mi compañera de adelante a mi joven profesor quien se desenvolvía por explicar un problema que la mayoría comprendía y que la otra parte, se disponía a pretender que lo escuchaba, cuando sus pensamientos estaban posiblemente en trabajos disponibles a los cuales asistir cuando deban esta materia. Observe desde la ventana de mi asiento. Siempre tenía la mejor vista del campo de futbol. Gracias a la segunda planta del edificio, podía tener una hermosa vista hacia los campos recién podados y como los jugadores hacían lo suyo. Puede que sea una chica muy apartada de toda la mierda del romance, pero eso no quiere decir que de vez en cuando encuentre atractivo a un chico. Y si que era atractivo Sawyer, ese estúpido jugador que te hacia suspirar cuando pasaba al lado tuyo brindándote una cálida sonrisa. O un simple saludo.

Sawyer Juliart. No era el típico jugador del equipo americano que se veía el ombligo del mundo, creo que al ser hijo de las personas más humildes y caritativa, es como es. 

-¡SEÑORITA CARTER!- y con un brinco, lleve mi vista hacia al frente donde un profesor muy cabreado me veía desde su escritorio. -¿me puede explicar lo que acabo de decir?- mire el pizarrón donde se veían muchas formulas y letras con números, signos y cosas por el estilo que mi cerebro no tiene el dominio de procesar. Apretando mis puños, para no golpear a los que se estaban aguantando una enorme carcajada, negué con la cabeza. -¿Señorita?- volvió con su tono de voz retador. 

-No tengo la mínima idea- respondí firme. No solo porque sea mi profesor tiene el derecho de humillarme de aquella forma. El asintió y volvió hacia los cajones de su escritorio donde la familiar libreta apareció. En cuanto acabo de escribir, arranco con tal furia la nota.

-Fuera de mi clase, hasta que tenga las ganas de venir a aprender es bienvenida pero por el momento, tiene detención estos cinco sábados. 

-¿Me está jodiendo?, no puedo, tengo cosas que hacer- grite desde mi asiento. 

-Eso debió pensar antes de babear por nuestro equipo de futbol- respondió el. Tragando la bilis, tome mis cosas levantándome de mi asiento. Arrebate de su mano la estúpida nota y salí de su clase como el dijo.

Estúpido.

Gilipollas.

Me las iba pagar.

Pero primero, debo pensar en que le diré a Gordo cuando sepa que su principal distribuidora está castigada. Oh cierto, no me dará tiempo de excusarme cuando una bala cruce mi cráneo.

Que se joda, Styles.

El y sus castigos de mierda.

C A P I T U L O 4

La semana se fue tan rápido que en un solo parpadear ya estaba en la última clase del viernes y con una preocupación en mis manos. Mañana tengo detención y al mismo tiempo un trabajo el cual atender, por suerte. Tengo una gemela que haría todo por mí. Cuando mi clase de arte finalizo, busque hasta el cuarto edificio y preguntar hacia todas las personas por Aries. 

La rubia estaba a solo dos cabezas de mí conversando con alguien que no veía, ya que estaba dándome la espalda. Oh no esperen. Conozco perfectamente esa chaqueta. Apretando mis puños, acelere mi paso y me coloque en medio de la conversación, vi como el ceño de Aries se arrugaba pero enseguida, lo estiro y me miro con asombro y las mejillas sonrojadas. 

-Eh… ¿Lo siento?, estoy teniendo una conversación aquí- dijo el estúpido Connor Black. Me gire sobre mis talones en una amarga sonrisa y pareció comprender lo que decía en ella porque se alejo en solo dos segundos, se fue levantando sus manos como si fuera a dispararle. 

-Necesito de tu ayuda- dije, hacia Aries después de girarme nuevamente hacia ella. 

-¿Sobre qué?- me pregunto ella calmamente. Eh aquí, cuando abusas de la más débil. Aunque le he de devolver el favor y ese seria apartarla de todos los patanes sin futuro de esta universidad. 

-Mañana tengo detención y necesito que me cubras- 

-¿Qué?, yo no… no…-y aquí es el porqué todos utilizan a Aries como su chivo extripatorio, ese puto tartamudeo cuando se pone nerviosa. 

-Solo será este sábado, solo necesito que me cubras.

-¿Qué tal si me descubren?- eleve una ceja, apartándome dando un paso hacia atrás. ¿Hablo enserio?, cuando comprendió la ironía en mi mirada, asintió rendida.  –Pero… ¿debo usar tu ropa?- 

-Créeme, te vas a ver sexy como la mierda- la abrace sobre los hombros, mientras caminábamos hacia mi departamento donde le prestaría alguna de mis pocas prendas. Ya que si no quiere ser descubierta, debe dejar a un lado sus estúpidos vestidos florales, como si fuera una princesa de Disney. Ella necesitaba el toque rudo y varonil de Grifi, y también tendré que enseñarle mi forma de contestar y ayudarla con sus mejillas rojas. Ugh, esto será más difícil que explicarle a Gordo en porque debo cambiar los sábados por los domingos sin recibir por lo menos un golpe. 

Me puse las muñequeras negras, de donde debajo llevaba una manopla de hierro. Me coloque el gorro gris de lana y una chaqueta de cuero que Zayn había dejado en mi departamento hace tres noches. Con mis vaqueros entubados y mis botas de combate, salí con mi mochila de los “negocios” de mi ratonera. Saque mi móvil de esta, para asegurarme de que aun no han descubierto a Aries. La verdad, me sorprendió en como dos horas se convirtió en otra chica diferente. Hasta me dieron ganas de llorar. 

Cuando me mando el mensaje de regreso, sonreí. Todo iba perfecto. Gilipollas de Styles, no conoce el poder de las Carter. Espere  tan solo diez minutos, para que le auto o mejor dicho escarabajo de Zayn aparcara en la acera. Me subí enseguida en el, haciendo a un lado toda la basura. 

-Joder hombre, esto es peor que un basurero- proteste cerrando la puerta y añorando porque no hubiera un cuerpo muerto debajo mío, porque apestaba peor que sus gases. 

-Es lo que hay, si no ya sabes que el almacén está a solo tres kilómetros- contesto a la defensiva, arrancando el auto.

-Wao… hoy alguien no tuvo una buena mañana, ¿Saffa?- sí, la única razón por la que Zayn estuviera molesto un sábado en la mañana, sería por su pequeña hermana. O mejor dicho, ni tan pequeña. 

-No- respondió secamente, para meterse a la autopista que nos llevaría a nuestro destino.  

Y así fue como termino la simpática conversación. En cuando llegamos al almacén, salude hacia Emerson y Taylor. Quienes parecían unos jodidos perros guardianes con sus armas en cada esquina de la puerta, me guarde una buena burla y así salir con mi chulo sin ninguna bala. En cuando dimos nuestros nombres o mejor dicho, sobrenombres. Nos adentramos a lo que es el almacén, o bien una enorme mansión que bien parecía la casa blanca. 

-Miren pero quienes han llegado, mis favoritos- observamos como un hombre de unos treinta años, bajaba de unas muy bien limpias e inclinadas escaleras con dos guardias vestidos de negro y enserio, esto parecía la jodida casa blanca, donde el Gordo quien estaba vestido con su traje blanco y algunos detalles de oro, era seguido por dos perros que eran de seguridad, a uno de ellos lo reconocí de inmediato. El me ayudo a que no me reventaran la cabeza, cuando las cosas se pusieron feas en una estrega especial. 

-¿Qué hay, Gordo?- saludo primero Zayn, extendiéndole la mano y dándole un pequeño apretón de manos. Enseguida, fui yo pero este me atrajo más hacia su cuerpo, -un tanto voluptuoso- y darme un fuerte abrazo. Si no fuera porque meses antes lo había visto matar a un hombre sin ni siquiera inmutarse, diría que es hijo de uno de los osos cariñosos.  

-¿Qué haremos esta vez?- pregunte sin rodeos. El sabía perfectamente que no me sentía muy cómoda en el almacén, ya que no sabes cuándo se pueden enfrentar a una guerra de bandas. El nos hizo una señal para que lo siguiéramos hacia su despacho, donde los dos perros guardias se quedaron afuera, en cada esquina de la muy bien tallada madera mientras que nos nosotros nos adentrábamos a la conformidad de los asientos de piel negro. 

-Quiero decirle que esta vez no estamos tratando con hormigas, si no con peses gordos- comenzó a explicar, mientras se serbia un copa de sus vinos que estaban en una esquina, donde estaba su “pequeño” bar. Saboreo el liquido pálido sobre sus labios y le dio otro trago para continuar y sentarse en su enorme escritorio bien ordenado. –Será en Denver, esta vez. ¿Saben lo que significa, verdad?- 

-Pensé que habías cortado tus palancas, con esos hombres después de lo sucedido- 

-Oh, querida Lexi. Bien sabes que en este mundo, no puedo contar redes solo porque uno de sus muchachos tuvo una pequeña discusión con uno de mis hombres. Créeme, ese idiota ya está fuera de aquí- 

-¿Qué pasa si todo se vuelve a desatar?- quería una garantía. No quiero volverme a arrojar los lobos si no antes tener un jugoso pedazo de carne el cual lanzarles para poder huir de ellos. 

-De eso no hay que preocuparse, lo hemos arreglado. Mi distribución es muy importante para él, por lo que no puede dejar que uno de sus hombres lo vuelva a joder. Vamos Lexi, ¿tienes miedo?- 

¿Qué si tenía?, ¡JA!, estaba temblando todo en mi interior. 

-Claro que no. Solo no quiero salir como una jodida coladera de ese lugar- el hombre se echo a reír y observe a Zayn de reojo quien no había dicho ni una sola palabra desde que llegamos, salvo saludarlo, pero solo eso. Aleje a un lado mis pensamientos de un Zayn mudo y volví a los negocios. -¿Cuándo será?- 

-Eso me gusta de ti, ir al grano.- me dijo. Se agacho y de una enorme pila de papeles saco un sobre amarillo, bien sellado. Me lo entrego, estirándose un poco sobre el escritorio, lo tome y comencé a abrirlo. 

“Jueves 12 de Mayo 2013

Denver, EUA” 

Si, te sorprendería cuanto los “negociantes” pueden escribir. Metí la hoja blanca el cual contenía lo escrito de vuelta al sobre amarillo y se lo entregue. 

-Entonces, ¿Cuento con ustedes?- 

-Eso no se pregunta- el Gordo me dio una de sus sonrisas paternales y se levanto de su asiento para darme otro cálido abrazo. Ugh. 

-Que hubiera deseado por tener una hija como tú y no una arpía como la que me salió- 

-Jewel, lo ama. Y sabe que ella no es fan de lo que hacemos- sí, Gordo tenía una hija y era solo un año menor que yo. La pobre chica sin querer, se adentro al mundo del cual su padre no puede salir. Jewel vive con su madre en Australia, donde está lejos de todo el mal que le rodeaba cuando Gordo la trajo de vacaciones al almacén cuando ella solo tenía once. Creo que hasta yo me iría, hasta el fin del mundo si veo que mi padre ha matado a cientos de personas y que algún día puedes utilizarte a ti para llegar a tu padre. 

-Bah!, como sea. Las dos mujeres por lo que les daría todo me dejaron pero, ¿Qué puedo hacer?, no puedo sentarme a llorar y que unos jodidos narcos vengan a adueñarse de todo lo que es mío. Claro que no, gracias a esto soy quien soy y nunca ni por nadie voy a dejar de serlo- 

Solo tardamos otra hora con Gordo para ponernos de acuerdo con los detalles de la entrega y salimos del almacén con los guardias detrás de nosotros. Al llegar al auto y salir de la propiedad, me gire hacia Zayn quien aun seguía callado. 

-¿Vas a seguir ignorándome?, o Quieres que te saque esa jodida lengua atada de un puñetazo- 

-Bese a Aries- 

Bueno. Eso no es lo que esperaba. 

C A P I T U LO 5 

Si eso decía el mensaje de Aries. Tragando la saliva que se había quedado en camino de mi garganta, me quite las manoplas de los guantes y me coloque, otro tipo de ropa. No quería llevar el que lleve al almacén. Mire hacia los dos lados de la calle, cuando Salí de mi departamento. Camine rápidamente, hacia mi motocicleta y me subí a ella, en cuanto el motor rugió escuche algo. O mejor dicho a alguien. 

-¿Pensabas hacerme estúpido?- conocía esa voz. Me tense al momento en que, se acerco y saco las llaves de mi motocicleta. Levante mi vista, hacia unos ojos verdes furiosos. Bien, al parecer nuestro plan no funciono. -¿Enserio?, ¿Mandar a Aries a hacer el trabajo sucio?, por lo menos le hubieras puesto el tatuaje que tienes aquí –apunto hacia el reverso de mi muñeca- con tinta. ¿No crees?- 

No dije nada, porque he aprendido que cuando alguien dice la verdad no comenzar a decir una sarta de mentiras o excusas para tapar. Ruñí entre dientes y me baje de la motocicleta, ¿Por qué este día tenía que ser tan jodido? 

-Es mejor que tengas una explicación, si no quieres ir con el principal. Ya he hablado con tu padre. 

Bien. Más que bien, perfecto. 

-Tenía otros asuntos- respondí por fin, en un susurro. ¿Por qué siempre hablaba como si estuviera intimidada por él?, fruncí el ceño cuando me di cuenta de que me estaba convirtiendo en una pequeña criatura  débil, dispuesta a recibir el castigo que merecía. Levante mi rostro  y ahí estaba nuevamente, ese estúpido rostro que solo obtenía, el ceño fruncido, sus labios en una delgada línea recta y esos ojos verdes jodidamente oscuros por la furia. 

-Espero que esos “asuntos” hayan sido de importancia como para faltar a detención. Y no usted, va tener detención, no solo sábados si no domingos también, junto a Aries- 

-¡ELLA NO TIENE NADA QUE VER!- grite molesta. Bien, no dejaría que la cartilla de Aries sea presentada al empleo de su vida con “Conducta Media”, joder. ¡NO!, la única culpable acá soy yo y si tengo que pasar por una semana de detención y el culo golpeado, no me importaba. Aries no iba meterse en mi mierda. 

-Pues eso debió pensarlo cuando la metió en esto- gruño.

-¿Qué tengo que hacer?- dije, armándome de valor. Y esperando a que el peor castigo que nunca se ha dado en la universidad de Londres, sea dado. El me miro sin comprender lo que mis palabras decían, al paso de unos tres segundos resoplo y paso las dos manos por un cabello un tanto despeinado, y no sabía el porqué con aquel acto algo en mi interior golpeo las paredes de mi pecho. 

-No puedo con esto- musito, bajando las manos hacia su costado en un sonoro golpe a sus caderas. Y ahora era yo la que no comprendía lo que decía, pero para no salirnos del tema decidí descifrarle lo dicho. 

-Póngame en el castigo que tenga para Aries. 

-¿Por qué?-

-No quiero que presente una jodida mala conducta, hacia su trabajo. Ella tiene que obtener el empleo que desde pequeña soñó. No sería bueno que por culpa de su egoísta hermana, no obtenga lo que en años construyo. 

-¿Qué hay de ti?- 

-¿De mi?- reí sarcásticamente. –Sería un milagro si terminara la universidad con las notas que obtengo- el asintió. 

-Pero… ¿No sueñas con ser alguien?- pregunto tranquilamente y en un segundo mi cabeza dio un giro inesperado al darme cuenta que el tema sobre mi castigo había cambiado completamente hacia una jodida perfecta vida que nunca obtendría porque estaba metida en un negocio, en un empleo de por vida. 

-Para personas como yo no hay sueños, solo conseguir un empleo con el cual depender para vivir- el negó con la cabeza, baje mi mirada hacia mis botas de combate que estaban un poco sucias de la punta. Cuando no escuche nada de su parte, levante mi vista y me asuste cuando aquella penetrante verde, azulada mirada estaba a solo unos centímetros de los míos. Trague hondo, cuando observo mis labios en un tiempo indefinido y volvió hacia mis ojos pardo. 

¿Qué mierda estaba sucediendo?

¿Por qué estaba tan cerca de mi?

¿Por qué me miraba como si fuera una jodida x que necesita despejar de la ecuación?

¿Por qué no se aparta?!!!

Grito alguien mi interior. 

-Todos, tenemos sueños. Grifi, y yo se que tú tienes los tuyos. Dime, ¿Por qué no tendrías sueños?, todos los tenemos. Hasta los que han dejado de luchar por ellos, siguen soñando con que esos sueños por los que han peleado se hagan realidad y poder tener por lo menos una rayita de felicidad. Te hablo como Harry el mejor amigo de Echo y no como el profesor gilipollas que te manda a detención porque no sabe cómo tratarte. Y como Harry quiero decirte que no solo Echo te escuchaba detrás de la puerta de tu habitación, cuando rasgueabas la guitarra y una voz como un jodido ángel salía de esta boca. Tú tienes un sueño, solo que no quieres que las personas lo sepan porque tienes miedo que te tomen por débil, por el simple hecho de tomar una guitarra y cantar lo que sientes con la música que cantas. 

-Yo…no..-llevo su dedo índice hacia sus labios, haciéndome callar. Y como primera vez, cerré mi pico. 

-Lo tienes, ahí está.- apunto hacia mi cabeza- solo que no puedes, dime. ¿Es por Echo? 

Mi garganta se cerro, y mi respiración de acelero tanto que pensé que en cualquier momento caería al suelo dándome un fuerte golpe en la cabeza y ese sería el fin de Grifi. Quería gritarle que no era por Echo, que no era por el que deje la música a un lado y me dedique a extrañarlo todo el jodido día. No podía tocar esa guitarra, me traía tantos recuerdos, no solo de mis padres tocándola a media noche cuando los tres no podíamos dormir, si no. A Echo, habíamos soñado los dos con formar un dúo. Según mama, teníamos voces distintas pero serbia, porque la mía era gruesa y la de Echo débil pero melodioso como un susurro moja bragas, nos acoplábamos. Pero el día en que Echo murió, deje de tocar. Deje la música a un lado, porque si volvía hacia ella sentía que traicionaba a Echo por cumplir mi sueño sin él, siendo una egoísta al no dejarlo tocar junto a mí, porque él no estaba a mi lado. Extrañaría  a mi compañero de coro, en aquellas canciones de Jason Walker. Sentí algo caliente mojar mis mejillas y me aparte de 

Harry. No, no lloraría frente a él, dándole un último vistazo, lo empuje con mis manos en su pecho haciendo que retrocediera un poco y como toda una estúpida cobarde, fui dentro de mi departamento donde me desplome. 

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Nueva lectora!

C A P I T U L O 6 

PARTE l

Abrí mis ojos de golpe cuando escuche a alguien tocar la puerta del departamento. Desde mi lugar, mate al que estuviera jodiendome a esta hora. Suspire hondo cuando los golpes en la puerta volvieron, tomando unos shorts cortos y una camisa negra sin tirantes, fui hacia la puerta descalza. No quise preguntar quién era, porque posiblemente mi voz sonaría como el mismo exorcista y solo la abrí. 

Mala decisión. 

***

 Me coloque los lentes de sol con la esperanza de no encontrarme con cabeza de condón –profesor de Biología, Hilloger- ese hombre siempre suele patrullar los pasillos y mandar por lo menos a tres estudiantes en cada receso de hora por faltar a la “ley” de la escuela. Por suerte, estaban en el tercer periodo por lo que no me preocupe por él. Gemí un poco cuando, quite la cinta de mi hombro, para bajar la mochila al suelo y así poder abrir mi casillero y sacar mis libros de las siguientes horas. 

Cuando logre, agacharme sin que mis costillas dolieran como el mismo infierno, me acomode las cintas en un lugar del hombro donde no me doliera y me den ganas de colocarme en posición fetal. Probé la sangre fresca de mi labio que había sido liberada cuando este se partió en una esquina del labio inferior. 

Espere, en una silla blanca que se encontraba dentro del instituto, para que el timbre del cuarto periodo comenzara y así, poder entrar a clase de ma… joder. Tenía matemáticas. En ese momento, reconsidere la idea de ir al apartamento de Hannah, ya que posiblemente me ha de extrañar, yo vivía en su departamento, pero ella conocía perfectamente que los viernes por la noche, y todo el fin de semana estaba en mi departamento. 

Aburrida como la mierda, y de reacomodarme como quince veces de mi asiento, escuche la típica canción de Jazz en las bocinas.  No tardo ni diez segundos en que los alumnos se adueñaran de los pasillos que había recorrido sola. Suspire agotada, para poder levantarme pero alguien me impidió seguir con mi destino, rogué porque no sea el profesor Hilloger. Levante mi mirada, lentamente, y sep. No era él. 

-¿Por qué tienes esos anteojos?- comenzó a preguntarme, con el tono de voz que tenia Zayn, supuse que sabía lo sucedido. 

-Tengo resaca- conteste, esquivándolo para ir hacia mi clase de matemáticas. Aunque suene estúpido, tenía tantas de llegar, no para escuchar las estúpidas clases si no para esconderme de mí mejor amigo quien posiblemente me iba a interrogar como esos estúpidos programas de crímenes.  Tomando del brazo con fuerza, resople ante el golpe de dolor que cruzo de mi hombro hasta mi costilla. 

-Suélteme…- gruñí por lo más bajo. Sin importarle el show que estaba haciendo, me arrastro hacia fuera de la escuela, donde solo estaba el hombre de la limpieza, maldiciendo por quien sabe que, no le preste mucha atención. Cuando el dolor, fue demasiado para soportar y las lagrimas se fundieron en mis ojos, decidí apartarme bruscamente haciendo que mis costillas gritaran. 

-¿Qué mierda?- grito molesto, cuando me quito los lentes de sol y vio la marca morada en una esquina de mi ojo derecho, mis mejillas con la sangre acumulada por debajo y un labio morado y partido con aun sangre fresca. No deje que levantara mi blusa, ya que un sitio público y porque jamás en el mundo lo dejaría entrar dentro. Examine sus ojos color ámbar recorrerme todo el rostro con ira y rencor. Apretó los puños a sus costados y pensé lo peor. 

-Zayn…. No…- 

-¿Quiénes fueron?- 

-Zayn, vamos hombre. No es gran cosa. Me han dado peores- escuche su garganta gruñir. Bien, creo que ese no fue un buen comentario. 

-¿Quiénes fueron?- repitió entre dientes. Joder, si seguía jugando a mi suerte, iba tener otro merecido. Caí rendida, con la mirada agachada y sola respondí.

-No tengo idea, todo fue tan rápido. Abrí la puerta y alrededor de cinco hombres brincaron sobre mi cuerpo y…- no me dejo terminar cuando Zayn brinco hacia su motocicleta sin dejarme continuar. -¿Qué mierda haces?-

-Taylor. Le diré al Gordo.

Oh no. Justo cuando iba detenerlo, encendió su motocicleta y me dejo ahí en la cera gritándole mentalmente que no sea estúpido y regrese. 

¿Por qué tuve que venir?, podría ir al apartamento con Hannah y darme por enferma, pero no, la estúpida tenía que venía a clases porque si no tendría faltas. 

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Hola, chicas. Bueno nuevamente les agradezco por comentar, pero también quería invitarlas a visitar mi wattpad, donde tengo mas novelas. http://www.wattpad.com/user/ximwarriorx :D