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Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
Crow's Row - Nicholas Jonas & TU (Adaptación) TERMINADA!
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Re: Crow's Row - Nicholas Jonas & TU (Adaptación) TERMINADA!
chelis escribió:ESTO ESTA CADA VEZ MEEEJOORR!!!!!!
AAAII SIN COMENTARIOS!!!
AAAII SIGUEELAAA POOOORRRFIISS
Siiiiiiiiiiiiiii ya verás que se pone aún mejor! ;)
\^.^/
Ya la Sigo! ;)
X
:bye:
HeyItsLupitaNJ
Re: Crow's Row - Nicholas Jonas & TU (Adaptación) TERMINADA!
aranzhitha escribió:ahh me encanta el perro!! :ilusion:
Y el dueño tambien!!
Espero que se quede con ella!!
Siguela!!!
JAJAJAJA
Si no dije que Meatball iba a ser genial! *.*
& lo vas a amar más! :hug:
Cuando TODOS dejen a la rayiz sola, siempre tendrá a Meatball!
Ya verás que pasa! ;) :P
\^.^/
Ya la Sigo! ;)
X
:bye:
HeyItsLupitaNJ
Re: Crow's Row - Nicholas Jonas & TU (Adaptación) TERMINADA!
ElitzJb escribió:pobre rayis y su dolor de cabbeza....
ese perro es un amor
q pasara a partir de ahora me tenes en ascuas siguela
:wut: :wut: :wut: :wut:
Ese será el mínimo de sus dolores....
Meatball es genial, será el fiel amigo de la rayiz! ;)
JAJAJAJ lo siento, te dejaré cada vez con más intriga! xD
\^.^/
Ya la Sigo! ;)
X
:bye:
HeyItsLupitaNJ
Re: Crow's Row - Nicholas Jonas & TU (Adaptación) TERMINADA!
• Chow Mein - Capitulo 4 (Parte 2) •
El pasillo ennegrecido tenía muchas puertas, todas iguales como la que acababa de atravesar y todas cerradas. La única fuente de luz llegó desde el otro extremo del pasillo. Pasé un pequeño vestíbulo de azulejos blancos y lo que parecía una puerta principal o una forma de escapar. La puerta tenía cinco cerraduras en ella, seguí adelante mientras trataba de calcular cuánto tiempo me llevaría pasar por todos esos bloqueos antes de que fuera descubierta. Un pequeño nudo aflojó dentro de mí cuando me di cuenta de mis familiares tenis desgastados, pulcramente colocados al lado de la pila de zapatos grandes que estaban en el piso.
En el salón, el muchacho grande, el que se parecía a un muñeco chucky grande, estaba tendido en uno de los sillones, el control remoto en mano, mirando absolutamente aburrido.
El hombre tatuado estaba sentado erguido en el borde de un sillón.
Se disparó y paró en cuanto me vio, su mirada venenosa no mejoraba.
El muchacho siguió la mirada de su colega y entrecerró los ojos, mientras me examinaba de la cabeza a los pies.
—Te ves como la mierda —remarcó, su mirada aletargada regresando a la TV. Apenas nos conocíamos, hasta donde sabia, podría haberlo analizado horriblemente todos los días.
Fruncí el ceño.
—Gracias —mi voz era ronca todavía.
—¿Hambre? —Preguntó la única voz que reconocía. Me volví para ver a Nicholas pasear fuera de la cocina, una caja de cartón con símbolos rojos en una mano, la otra rellena de palillos chinos cargados de fideos de un montón en la boca. Había algo decididamente diferente en él. Las arrugas de preocupación en la frente y alrededor de los ojos, estaban disminuidas.
No pude evitar que mi corazón latiera con fuerza. Era guapo, para ser un secuestrador.
Meatball estaba a los pies de Nicholas babeando y mirando con anticipación cada bocado de comida, con la esperanza de que algunos cayeran en su camino.
Sintiendo el peso de la mirada del hombre tatuado, metí mi cabello detrás de las orejas. La sonrisa de Nicholas casi llegó a sus ojos. Pegando sus palillos en la caja, sacó algo de su bolsillo y me lo entregó.
Era mi banda de goma.
Mi rostro se sonrojó mientras me observaba poner mi cabello hacia arriba pero me sentí mejor. Menos desnuda tan pronto como retiré mis cabellos zanahoria.
Con un movimiento de cabeza, Nicholas me indicó que lo siguiera a través de la pequeña cocina a la mesa. Sacó una silla y me dejó sujetar un plato. Tenía la esperanza de escapar de la mirada fija del hombre tatuado, con pesar, me senté a la vista de la sala de estar. Mantuve mis ojos en la mesa. Cuando levanté la mirada una vez más, el hombre tatuado había encontrado el borde de su asiento nuevamente y volvió la mitad de su atención a la televisión. La telaraña en la parte trasera de su cuello era lo único con lo que tenía que lidiar.
Nicholas colocó un plato demasiado lleno de comida china delante de mí, no había manera de que fuera capaz de terminarme eso. Pero comencé a llevar comida a mi boca mientras Nicholas observaba desde la puerta de la cocina. Cada vez que levantaba la mirada de mi plato, sus ojos estaban sobre mí. Había algo inquietante sobre comer con palillos chinos torpemente y nada menos que bajo el escrutinio de alguien.
—¿Te sientes mejor hoy? —Preguntó.
Tragué saliva.
Hizo una pausa y leyó mi cara. Sus ojos se estrecharon, insatisfechos con lo que encontraron.
—¿Cómo está tu cabeza?
Dudaba que supiera lo que era una pregunta capciosa. —Mi cabeza está bien.
—¿Te sientes mareada? —Preguntó rápidamente.
Llevé los palillos a mi boca. —Ya no.
Esperó y continuó—: ¿Algún dolor punzante?
—Solo un poco —le contesté con sinceridad, pero rápidamente antes de que decidiera empujar y pinchar mi cabeza para atraparme en una mentira otra vez.
Hizo una pausa y me miró.
—Bien —dijo finalmente con satisfacción. Solté un suspiro de alivio, había pasado su evaluación. Miré mi plato con sorpresa. Un palillo más y habría acabado.
—¿Mas? —Preguntó Nicholas con diversión, cuando tomé mi último bocado. Pensé en ello, pero sacudí mi cabeza. Tomó el plato vacío volviendo a la cocina. Con comida —mucha comida— en mi estómago y el humor fácil de Nicholas mis hombros estaban empezando a aflojar.
No se me ocurrió pensar por qué Nicholas estaba tan relajado, hasta que salió de la cocina y anunció su decisión—: Kid va a llevarte a dar una vuelta.
Mi estómago lleno cayó y la cabeza de Kid se levantó con interés al último descubrimiento, lejos de la TV.
—¿Yo? —Preguntó, haciendo eco de mi propio pensamiento, aunque el mío era más un grito horrorizado que una pregunta. El hombre tatuado, también pareció sorprendido por este anuncio, al parecer, Nicholas no había compartido su plan con nadie más.
—Sí —afirmó Nicholas con confianza, volviéndose hacia Kid—. Estarás llevando a ____(tn) a la granja esta noche.
Con este anuncio, el chico grande dejó caer su cabeza hacia atrás con fastidio, como un niño de diez años, al que se le pide que limpie su habitación. —¿Esta noche? ¿Estás bromeando? ¡Ya está oscureciendo! ¡Tomará una eternidad!
Todavía tenía esperanza, Kid con las manos ahora notablemente tamaño estrangulador era demasiado perezoso para matarme hoy. Pero Nicholas ofreció incentivos, agarró un juego de llaves del mostrador de la cocina y hábilmente las arrojó al otro lado de la habitación a Kid, que con habilidad las atrapó con sus monstruosas manos que se unían a sus gigantescos brazos.
Sus ojos se iluminaron.
—¿En serio? ¿Estás dejando que me lleve tu auto? —Dijo, su voz chillando de alegría.
El hombre tatuado se quedó mirando a Nicholas en señal de desaprobación, pero guardó silencio.
Sin necesidad de un mayor estimulo, Kid apresuradamente se levantó, miró en mi dirección y me dirigió a la puerta. —Vamos roja.
Mi estómago bajó hasta los dedos de mis pies. ¿Era a la granja algún tipo de palabra clave por las mismas líneas que dormir con los peces?
Lágrimas surgieron de mis ojos. No podía respirar. Me volví enfocando mis suplicas a Nicholas.
—Nicholas, por favor no hagas esto. No voy a hablar... Voy a hacer lo que quieras. No tiene que ser así.
Pero el fácil estado de ánimo de mi hermoso secuestrador se convirtió en hielo y sus labios delgados se extendieron.
—Tus zapatos están en la puerta —expresó bruscamente.
Miré hacia abajo, mis dientes mordiendo mi tembloroso labio inferior. Fui a la puerta principal y me deslicé en mi tenis sin molestarme en atar los cordones.
En el momento en que logré salir del apartamento, Kid ya estaba en el pasillo en el ascensor, presionaba con impaciencia el botón una y otra vez. Miré hacia atrás una vez, Nicholas estaba de espaldas y sus brazos, estaban tensos a su lado y cerré la puerta.
El pasillo era luminoso, con paredes de ladrillo pintadas de blanco y alfombra de felpa. No era el tipo de alfombra que esperaba encontrar en el pasillo de un edificio de apartamentos, pero del tipo caro en que tus pies se hunden y dejan huellas detrás, cuando caminas descalza sobre ella. Había solo dos puertas en este piso, por la que apenas había salido y la puerta del ascensor en la que estaba a punto de entrar. El departamento, me di cuenta, debía ser el ático.
Al bajar del ascensor, Kid estaba en silencio, inquieto, girando con entusiasmó el anillo de la llave alrededor de su dedo índice, claramente indiferente de que iba con él, incluso si solo fuera por un rato, hasta que estuviera muerta. Las puertas del ascensor se abrieron y nos bajamos en un garaje cerrado, con la puerta en la parte delantera y un carril lo suficientemente grande para permitir a los coches entrar y salir. Había cuatro vehículos en el garaje: uno era una camioneta Pick-up negra nuevo modelo y dos coches oxidados que estaban golpeados. El cuarto coche era un Audi negro, elegante con vidrios polarizados.
El Audi sonó mientras nos acercábamos. Kid subió del lado del conductor y lo puso en marcha. Dudé, echando un vistazo en busca de una salida que podría haber pasado por alto.
Bajó la ventanilla y asomó la cabeza. —¿Vienes o no?
No era tan tonta como para suponer que realmente me estaba dando la opción.
Mi corazón bombeaba a través de mis oídos, me subí en el lado del pasajero, las cerraduras del Audi haciendo clic tan pronto como cerré la puerta.
Kid con entusiasmo se apoderó del volante y me miró de lado. — Ponte el cinturón de seguridad, esto va a ser divertido.
Hice lo que me dijo y pulsó el botón rojo en el espejo retrovisor, lo que causó que la puerta del garaje se abriera.
Nos condujo en las calles sombrías. Kid no soltó el pedal del acelerador hasta que estuvimos conduciendo muy por encima del límite de velocidad. Señales destellaban por la calle ennegrecida. Aceleró a través de un semáforo en rojo, desviándose alrededor de un automóvil que esperaba pacientemente su turno. ¿Cuál era el punto de hacerme usar el cinturón de seguridad si él planeaba matarnos a ambos al estrellar el coche? Con una amplia sonrisa, nos tejió dentro y fuera del tráfico.
Finalmente nos alejamos de las calles de la cuidad y nos adentramos en una carretera rural. Adquirimos más velocidad, pero al menos no había otros coches para jugar con los pollos.
Fui capaz de aflojar mis dientes y el dominio en la barra de seguridad en la puerta, usando mi mano libre para limpiar mis mejillas recién humedecidas.
Con poca novedad y después de haber desaparecido la distracción de los carros, Kid recordó que estaba sentada a su lado.
—Perdón por golpearte en la cabeza ayer —dijo, con los ojos en el camino—. No pensé que te había golpeado tan duro.
No estaba preparada para este descubrimiento, me quedé callada.
¿Qué se suponía que debía decir? Conseguir un golpe en la cabeza parecía insignificante en comparación con lo que venía.
—¿Cómo te las arreglaste para colarte justo a mi lado? —Preguntó, como si estuviera nervioso con mi silencio.
—Yo no me colé al lado de nadie —susurré, mis ojos disparando dagas con la mirada—. Solo trataba de llegar a casa.
—¿Quién corre sola, en un cementerio oscuro, hacia el peligro? Es la cosa más estúpida que he escuchado.
Tuve que mirar hacia otro lado para mantener mi temperamento bajo control el tiempo suficiente para llegar a un plan.
Cuando estaba en octavo grado, la maestra se enfermó después de consumir pegamento que misteriosamente había encontrado su camino en su café de la mañana. Pasamos el resto del día sentados frente al televisor, mientras el director se apresuraba a buscar un maestro sustituto en el último minuto. De los múltiples videos educativos que nos vimos obligados a ver ese día, uno había sido una mala recreación de un intento de secuestro. No tenía que devanarme largamente el cerebro para recordar la primera regla: nunca subir al carro de un desconocido que te ofrece dulces.
Comencé a sentir pánico cuando me di cuenta de las parpadeantes señales de tráfico amarillos con fotos de desbordamiento de rocas. Nos dirigíamos a las montañas, las montañas en gran parte deshabitadas.
Y entonces mi pánico desencadenó algo, un brumoso consejo de supervivencia de unos de esos programas de crímenes: hacer que el atacante vea que eres una persona real, no solo un testigo anónimo de un asesinato, o algo por el estilo.
—Mi nombre es ____(tn) —anuncié.
Me miró como si estuviera loca. Claro. Había olvidado que Nicholas ya había mencionado mi nombre.
—¿Cuál es tu nombre? —Le pregunté, mi estómago lleno se tambaleaba cuando el Audi aceleraba en una curva.
Consideraba esto, mientras me tragaba la comida para llevarla de vuelta a mi garganta.
—Puedes llamarme Bull sexi.
Mi cabeza estaba zumbando y una gota de sudor se alineó en mi frente. Íbamos a vincularnos lo deseara o no.
—El nombre de mi madre es Isabelle y el nombre de mi padre es Burt, es la abreviatura de Bernard. Y tenía un osito de peluche llamado Booger cuando era niña, perdió un ojo después de que traté de planchar su pelaje. Y mi dedo medio de mi pie izquierdo es más largo que el gordo. Y cuando tenía cuatro años…
—Jesús, ¿Qué está mal contigo? ¿Todavía estas drogada? —Hubo incredulidad mezclada con un borde de preocupación en su voz.
—Y cuando tenía cuatro —repetí, pero el Audi fue corriendo a través de las curvas y subiendo y bajando colinas. El paisaje sombreado fue parpadeado. De pronto, mientras el coche curvó agresivamente alrededor de un acantilado, sentí un nudo en mi garganta, mi corazón comenzó a correr y mi temperatura corporal subió a mil grados.
—¡Oh Dios! —Grité.
—¿Y ahora qué? —Suspiro, molesto.
—¡Necesitas parar! ¡Voy a vomitar!
—¿Parar? ¡Estamos en medio de las montañas! ¡No hay donde parar!
Empecé a agitar mi mano delante de mi boca.
—¡Espera! ¡Mantenlo! —Advirtió y agitándose en pánico, jugueteaba a ciegas en el asiento trasero con la mano libre, sus ojos nunca dejando la carretera. Sacó una bolsa de plástico, vaciando su contenido antes de entregármela.
Tomé la bolsa abierta y vomité inmediatamente.
—¡Eso es tan asqueroso! —Jadeó, abriendo la ventanilla y sacando la cabeza—. Todavía huele a Chow mein.
El aire fresco corriendo desde su ventana abierta me hizo sentir mejor y ya no tenía nada en el estómago de todos modos. Después de unos minutos, puse mi cara lejos de la bolsa y miré hacia arriba.
Estaba mirándome, tapándose la nariz y haciendo una mueca. Su rostro y mejillas habían pasado de rosa a pálidas y enfermizas.
—Tira la bolsa por la ventana —ordenó.
—¡No puedo hacer eso! —dije—. Es una bolsa de plástico. Tomará más de cien años desintegrarse. No quiero contaminar.
—____(tn) —dijo, pronunciando con cuidado cada silaba—. Si no tiras la bolsa por la ventana en el siguiente segundo, también voy a vomitar. —
Suspiré y de mala gana arrojé la bolsa por la ventana. Pero no sentí la más mínima culpa cuando lo vi respirar a través de su náusea.
—Lo siento —le dije, tratando de burlarme de él—. Creo que mi magullada cabeza todavía no está del todo bien.
Me miró con repugnancia. —Esa es la cosa más grotesca que he visto nunca. Ahora estoy un poco contento de no tener mi coche. ¿Quién sabía que una chica podría ser un dolor... —Su voz se perdió de nuevo en su cabeza.
—¡Ugh! —Gimió dramáticamente unos segundos más tarde—. Eso realmente apesta —y sacó su cabeza por la ventana.
Nunca he tenido un estómago de hierro. Una vez un hombre chocó en su moto a mi lado y un hueso roto perforó la piel de su pantorrilla derecha. Pasó los siguientes veinte minutos sosteniendo mi cabello hacia atrás mientras vomitaba a un lado de la carretera. No podía recordar si alguna vez me dio las gracias por haber esperado con él.
Pensé en decirle a Kid sobre este evento vital para consolidar aún más nuestro vínculo de secuestrador–rehén, pero estaba agotada. Dejé que mi cabeza cayera hacia atrás en el asiento y cerré los ojos.
En el salón, el muchacho grande, el que se parecía a un muñeco chucky grande, estaba tendido en uno de los sillones, el control remoto en mano, mirando absolutamente aburrido.
El hombre tatuado estaba sentado erguido en el borde de un sillón.
Se disparó y paró en cuanto me vio, su mirada venenosa no mejoraba.
El muchacho siguió la mirada de su colega y entrecerró los ojos, mientras me examinaba de la cabeza a los pies.
—Te ves como la mierda —remarcó, su mirada aletargada regresando a la TV. Apenas nos conocíamos, hasta donde sabia, podría haberlo analizado horriblemente todos los días.
Fruncí el ceño.
—Gracias —mi voz era ronca todavía.
—¿Hambre? —Preguntó la única voz que reconocía. Me volví para ver a Nicholas pasear fuera de la cocina, una caja de cartón con símbolos rojos en una mano, la otra rellena de palillos chinos cargados de fideos de un montón en la boca. Había algo decididamente diferente en él. Las arrugas de preocupación en la frente y alrededor de los ojos, estaban disminuidas.
No pude evitar que mi corazón latiera con fuerza. Era guapo, para ser un secuestrador.
Meatball estaba a los pies de Nicholas babeando y mirando con anticipación cada bocado de comida, con la esperanza de que algunos cayeran en su camino.
Sintiendo el peso de la mirada del hombre tatuado, metí mi cabello detrás de las orejas. La sonrisa de Nicholas casi llegó a sus ojos. Pegando sus palillos en la caja, sacó algo de su bolsillo y me lo entregó.
Era mi banda de goma.
Mi rostro se sonrojó mientras me observaba poner mi cabello hacia arriba pero me sentí mejor. Menos desnuda tan pronto como retiré mis cabellos zanahoria.
Con un movimiento de cabeza, Nicholas me indicó que lo siguiera a través de la pequeña cocina a la mesa. Sacó una silla y me dejó sujetar un plato. Tenía la esperanza de escapar de la mirada fija del hombre tatuado, con pesar, me senté a la vista de la sala de estar. Mantuve mis ojos en la mesa. Cuando levanté la mirada una vez más, el hombre tatuado había encontrado el borde de su asiento nuevamente y volvió la mitad de su atención a la televisión. La telaraña en la parte trasera de su cuello era lo único con lo que tenía que lidiar.
Nicholas colocó un plato demasiado lleno de comida china delante de mí, no había manera de que fuera capaz de terminarme eso. Pero comencé a llevar comida a mi boca mientras Nicholas observaba desde la puerta de la cocina. Cada vez que levantaba la mirada de mi plato, sus ojos estaban sobre mí. Había algo inquietante sobre comer con palillos chinos torpemente y nada menos que bajo el escrutinio de alguien.
—¿Te sientes mejor hoy? —Preguntó.
Tragué saliva.
Hizo una pausa y leyó mi cara. Sus ojos se estrecharon, insatisfechos con lo que encontraron.
—¿Cómo está tu cabeza?
Dudaba que supiera lo que era una pregunta capciosa. —Mi cabeza está bien.
—¿Te sientes mareada? —Preguntó rápidamente.
Llevé los palillos a mi boca. —Ya no.
Esperó y continuó—: ¿Algún dolor punzante?
—Solo un poco —le contesté con sinceridad, pero rápidamente antes de que decidiera empujar y pinchar mi cabeza para atraparme en una mentira otra vez.
Hizo una pausa y me miró.
—Bien —dijo finalmente con satisfacción. Solté un suspiro de alivio, había pasado su evaluación. Miré mi plato con sorpresa. Un palillo más y habría acabado.
—¿Mas? —Preguntó Nicholas con diversión, cuando tomé mi último bocado. Pensé en ello, pero sacudí mi cabeza. Tomó el plato vacío volviendo a la cocina. Con comida —mucha comida— en mi estómago y el humor fácil de Nicholas mis hombros estaban empezando a aflojar.
No se me ocurrió pensar por qué Nicholas estaba tan relajado, hasta que salió de la cocina y anunció su decisión—: Kid va a llevarte a dar una vuelta.
Mi estómago lleno cayó y la cabeza de Kid se levantó con interés al último descubrimiento, lejos de la TV.
—¿Yo? —Preguntó, haciendo eco de mi propio pensamiento, aunque el mío era más un grito horrorizado que una pregunta. El hombre tatuado, también pareció sorprendido por este anuncio, al parecer, Nicholas no había compartido su plan con nadie más.
—Sí —afirmó Nicholas con confianza, volviéndose hacia Kid—. Estarás llevando a ____(tn) a la granja esta noche.
Con este anuncio, el chico grande dejó caer su cabeza hacia atrás con fastidio, como un niño de diez años, al que se le pide que limpie su habitación. —¿Esta noche? ¿Estás bromeando? ¡Ya está oscureciendo! ¡Tomará una eternidad!
Todavía tenía esperanza, Kid con las manos ahora notablemente tamaño estrangulador era demasiado perezoso para matarme hoy. Pero Nicholas ofreció incentivos, agarró un juego de llaves del mostrador de la cocina y hábilmente las arrojó al otro lado de la habitación a Kid, que con habilidad las atrapó con sus monstruosas manos que se unían a sus gigantescos brazos.
Sus ojos se iluminaron.
—¿En serio? ¿Estás dejando que me lleve tu auto? —Dijo, su voz chillando de alegría.
El hombre tatuado se quedó mirando a Nicholas en señal de desaprobación, pero guardó silencio.
Sin necesidad de un mayor estimulo, Kid apresuradamente se levantó, miró en mi dirección y me dirigió a la puerta. —Vamos roja.
Mi estómago bajó hasta los dedos de mis pies. ¿Era a la granja algún tipo de palabra clave por las mismas líneas que dormir con los peces?
Lágrimas surgieron de mis ojos. No podía respirar. Me volví enfocando mis suplicas a Nicholas.
—Nicholas, por favor no hagas esto. No voy a hablar... Voy a hacer lo que quieras. No tiene que ser así.
Pero el fácil estado de ánimo de mi hermoso secuestrador se convirtió en hielo y sus labios delgados se extendieron.
—Tus zapatos están en la puerta —expresó bruscamente.
Miré hacia abajo, mis dientes mordiendo mi tembloroso labio inferior. Fui a la puerta principal y me deslicé en mi tenis sin molestarme en atar los cordones.
En el momento en que logré salir del apartamento, Kid ya estaba en el pasillo en el ascensor, presionaba con impaciencia el botón una y otra vez. Miré hacia atrás una vez, Nicholas estaba de espaldas y sus brazos, estaban tensos a su lado y cerré la puerta.
El pasillo era luminoso, con paredes de ladrillo pintadas de blanco y alfombra de felpa. No era el tipo de alfombra que esperaba encontrar en el pasillo de un edificio de apartamentos, pero del tipo caro en que tus pies se hunden y dejan huellas detrás, cuando caminas descalza sobre ella. Había solo dos puertas en este piso, por la que apenas había salido y la puerta del ascensor en la que estaba a punto de entrar. El departamento, me di cuenta, debía ser el ático.
Al bajar del ascensor, Kid estaba en silencio, inquieto, girando con entusiasmó el anillo de la llave alrededor de su dedo índice, claramente indiferente de que iba con él, incluso si solo fuera por un rato, hasta que estuviera muerta. Las puertas del ascensor se abrieron y nos bajamos en un garaje cerrado, con la puerta en la parte delantera y un carril lo suficientemente grande para permitir a los coches entrar y salir. Había cuatro vehículos en el garaje: uno era una camioneta Pick-up negra nuevo modelo y dos coches oxidados que estaban golpeados. El cuarto coche era un Audi negro, elegante con vidrios polarizados.
El Audi sonó mientras nos acercábamos. Kid subió del lado del conductor y lo puso en marcha. Dudé, echando un vistazo en busca de una salida que podría haber pasado por alto.
Bajó la ventanilla y asomó la cabeza. —¿Vienes o no?
No era tan tonta como para suponer que realmente me estaba dando la opción.
Mi corazón bombeaba a través de mis oídos, me subí en el lado del pasajero, las cerraduras del Audi haciendo clic tan pronto como cerré la puerta.
Kid con entusiasmo se apoderó del volante y me miró de lado. — Ponte el cinturón de seguridad, esto va a ser divertido.
Hice lo que me dijo y pulsó el botón rojo en el espejo retrovisor, lo que causó que la puerta del garaje se abriera.
Nos condujo en las calles sombrías. Kid no soltó el pedal del acelerador hasta que estuvimos conduciendo muy por encima del límite de velocidad. Señales destellaban por la calle ennegrecida. Aceleró a través de un semáforo en rojo, desviándose alrededor de un automóvil que esperaba pacientemente su turno. ¿Cuál era el punto de hacerme usar el cinturón de seguridad si él planeaba matarnos a ambos al estrellar el coche? Con una amplia sonrisa, nos tejió dentro y fuera del tráfico.
Finalmente nos alejamos de las calles de la cuidad y nos adentramos en una carretera rural. Adquirimos más velocidad, pero al menos no había otros coches para jugar con los pollos.
Fui capaz de aflojar mis dientes y el dominio en la barra de seguridad en la puerta, usando mi mano libre para limpiar mis mejillas recién humedecidas.
Con poca novedad y después de haber desaparecido la distracción de los carros, Kid recordó que estaba sentada a su lado.
—Perdón por golpearte en la cabeza ayer —dijo, con los ojos en el camino—. No pensé que te había golpeado tan duro.
No estaba preparada para este descubrimiento, me quedé callada.
¿Qué se suponía que debía decir? Conseguir un golpe en la cabeza parecía insignificante en comparación con lo que venía.
—¿Cómo te las arreglaste para colarte justo a mi lado? —Preguntó, como si estuviera nervioso con mi silencio.
—Yo no me colé al lado de nadie —susurré, mis ojos disparando dagas con la mirada—. Solo trataba de llegar a casa.
—¿Quién corre sola, en un cementerio oscuro, hacia el peligro? Es la cosa más estúpida que he escuchado.
Tuve que mirar hacia otro lado para mantener mi temperamento bajo control el tiempo suficiente para llegar a un plan.
Cuando estaba en octavo grado, la maestra se enfermó después de consumir pegamento que misteriosamente había encontrado su camino en su café de la mañana. Pasamos el resto del día sentados frente al televisor, mientras el director se apresuraba a buscar un maestro sustituto en el último minuto. De los múltiples videos educativos que nos vimos obligados a ver ese día, uno había sido una mala recreación de un intento de secuestro. No tenía que devanarme largamente el cerebro para recordar la primera regla: nunca subir al carro de un desconocido que te ofrece dulces.
Comencé a sentir pánico cuando me di cuenta de las parpadeantes señales de tráfico amarillos con fotos de desbordamiento de rocas. Nos dirigíamos a las montañas, las montañas en gran parte deshabitadas.
Y entonces mi pánico desencadenó algo, un brumoso consejo de supervivencia de unos de esos programas de crímenes: hacer que el atacante vea que eres una persona real, no solo un testigo anónimo de un asesinato, o algo por el estilo.
—Mi nombre es ____(tn) —anuncié.
Me miró como si estuviera loca. Claro. Había olvidado que Nicholas ya había mencionado mi nombre.
—¿Cuál es tu nombre? —Le pregunté, mi estómago lleno se tambaleaba cuando el Audi aceleraba en una curva.
Consideraba esto, mientras me tragaba la comida para llevarla de vuelta a mi garganta.
—Puedes llamarme Bull sexi.
Mi cabeza estaba zumbando y una gota de sudor se alineó en mi frente. Íbamos a vincularnos lo deseara o no.
—El nombre de mi madre es Isabelle y el nombre de mi padre es Burt, es la abreviatura de Bernard. Y tenía un osito de peluche llamado Booger cuando era niña, perdió un ojo después de que traté de planchar su pelaje. Y mi dedo medio de mi pie izquierdo es más largo que el gordo. Y cuando tenía cuatro años…
—Jesús, ¿Qué está mal contigo? ¿Todavía estas drogada? —Hubo incredulidad mezclada con un borde de preocupación en su voz.
—Y cuando tenía cuatro —repetí, pero el Audi fue corriendo a través de las curvas y subiendo y bajando colinas. El paisaje sombreado fue parpadeado. De pronto, mientras el coche curvó agresivamente alrededor de un acantilado, sentí un nudo en mi garganta, mi corazón comenzó a correr y mi temperatura corporal subió a mil grados.
—¡Oh Dios! —Grité.
—¿Y ahora qué? —Suspiro, molesto.
—¡Necesitas parar! ¡Voy a vomitar!
—¿Parar? ¡Estamos en medio de las montañas! ¡No hay donde parar!
Empecé a agitar mi mano delante de mi boca.
—¡Espera! ¡Mantenlo! —Advirtió y agitándose en pánico, jugueteaba a ciegas en el asiento trasero con la mano libre, sus ojos nunca dejando la carretera. Sacó una bolsa de plástico, vaciando su contenido antes de entregármela.
Tomé la bolsa abierta y vomité inmediatamente.
—¡Eso es tan asqueroso! —Jadeó, abriendo la ventanilla y sacando la cabeza—. Todavía huele a Chow mein.
El aire fresco corriendo desde su ventana abierta me hizo sentir mejor y ya no tenía nada en el estómago de todos modos. Después de unos minutos, puse mi cara lejos de la bolsa y miré hacia arriba.
Estaba mirándome, tapándose la nariz y haciendo una mueca. Su rostro y mejillas habían pasado de rosa a pálidas y enfermizas.
—Tira la bolsa por la ventana —ordenó.
—¡No puedo hacer eso! —dije—. Es una bolsa de plástico. Tomará más de cien años desintegrarse. No quiero contaminar.
—____(tn) —dijo, pronunciando con cuidado cada silaba—. Si no tiras la bolsa por la ventana en el siguiente segundo, también voy a vomitar. —
Suspiré y de mala gana arrojé la bolsa por la ventana. Pero no sentí la más mínima culpa cuando lo vi respirar a través de su náusea.
—Lo siento —le dije, tratando de burlarme de él—. Creo que mi magullada cabeza todavía no está del todo bien.
Me miró con repugnancia. —Esa es la cosa más grotesca que he visto nunca. Ahora estoy un poco contento de no tener mi coche. ¿Quién sabía que una chica podría ser un dolor... —Su voz se perdió de nuevo en su cabeza.
—¡Ugh! —Gimió dramáticamente unos segundos más tarde—. Eso realmente apesta —y sacó su cabeza por la ventana.
Nunca he tenido un estómago de hierro. Una vez un hombre chocó en su moto a mi lado y un hueso roto perforó la piel de su pantorrilla derecha. Pasó los siguientes veinte minutos sosteniendo mi cabello hacia atrás mientras vomitaba a un lado de la carretera. No podía recordar si alguna vez me dio las gracias por haber esperado con él.
Pensé en decirle a Kid sobre este evento vital para consolidar aún más nuestro vínculo de secuestrador–rehén, pero estaba agotada. Dejé que mi cabeza cayera hacia atrás en el asiento y cerré los ojos.
:happuy: :happuy: :happuy: :happuy:
Se que Kid se lee todo malo y así!
Pero será el mejor amigo que la rayiz pueda tener! ;)
Es taaaaaaaaaaaaaaan divertido! ;)
Disfruten del capi! ;)
Las leo después! *.*
\^.^/
Lu wH!;*
X
:bye:
HeyItsLupitaNJ
Re: Crow's Row - Nicholas Jonas & TU (Adaptación) TERMINADA!
SIGUELA!!!!!
Secuestrador y todo Kit me cae bien!
Dale siguela
Besos xx.
Secuestrador y todo Kit me cae bien!
Dale siguela
Besos xx.
Val x.
Re: Crow's Row - Nicholas Jonas & TU (Adaptación) TERMINADA!
JAJAJAJAJAJJAJAJAJAJAJAJAJAJ!!!
POBRE DE KID!!!!!... JAJAJAJAJJAJAJAJA
YO TAMBIEN VOMITARIA!!!.. SOLO CON VER QUE OTRO LO HACE!!!!
JAJAJAJAJAJAJAJAJAJJA
AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHH!!!
PERO QUE ES LA GRANJA????
POBRE DE KID!!!!!... JAJAJAJAJJAJAJAJA
YO TAMBIEN VOMITARIA!!!.. SOLO CON VER QUE OTRO LO HACE!!!!
JAJAJAJAJAJAJAJAJAJJA
AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHH!!!
PERO QUE ES LA GRANJA????
chelis
Re: Crow's Row - Nicholas Jonas & TU (Adaptación) TERMINADA!
este kid me gusta!!
Aunque es un latoso!!!
Si la va a matar!!!!!!???
No creo, bueno eso espero!
Siguela!!
Aunque es un latoso!!!
Si la va a matar!!!!!!???
No creo, bueno eso espero!
Siguela!!
aranzhitha
Re: Crow's Row - Nicholas Jonas & TU (Adaptación) TERMINADA!
Valeefor1D ツ escribió:SIGUELA!!!!!
Secuestrador y todo Kit me cae bien!
Dale siguela
Besos xx.
Kid es genial, ya verás! ;)
\^.^/
Ya la Sigo! ;)
X
:bye:
HeyItsLupitaNJ
Re: Crow's Row - Nicholas Jonas & TU (Adaptación) TERMINADA!
chelis escribió:JAJAJAJAJAJJAJAJAJAJAJAJAJAJ!!!
POBRE DE KID!!!!!... JAJAJAJAJJAJAJAJA
YO TAMBIEN VOMITARIA!!!.. SOLO CON VER QUE OTRO LO HACE!!!!
JAJAJAJAJAJAJAJAJAJJA
AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHH!!!
PERO QUE ES LA GRANJA????
:imdead: :imdead: :imdead: :imdead:
eeewww a mi también me pasa lo mismo!
JAJAJ pero Kid puede manejarlo! ;)
Bueno ya verás que es la granja! *.*
\^.^/
Ya la Sigo! ;)
X
:bye:
HeyItsLupitaNJ
Re: Crow's Row - Nicholas Jonas & TU (Adaptación) TERMINADA!
aranzhitha escribió:este kid me gusta!!
Aunque es un latoso!!!
Si la va a matar!!!!!!???
No creo, bueno eso espero!
Siguela!!
& te va a gustar más!
Es genial Kid! *.*
Latoso y todo así lo vas a querer! :hug:
Bueno ya verás los planes que el Nicho tiene para ella! ;)
\^.^/
Ya la Sigo! ;)
X
:bye:
HeyItsLupitaNJ
Re: Crow's Row - Nicholas Jonas & TU (Adaptación) TERMINADA!
• La Granja - Capitulo 5 (Parte 1) •
Me despertó el sonido del césped aplastado contra las ruedas del Audi.
Kid se dio la vuelta en su asiento para mirarme.
—Bienvenida de nuevo a la tierra de los vivos —murmuró.
Habíamos salido por un camino estrecho de grava, donde las ramas de los árboles ennegrecidos flotaban demasiado cerca, tratando de agarrar el Audi, tratando de consumirlo. Kid estaba distraído tamborileando los dedos sobre el volante con una melodía de Britney Spears que se reproducía a través de la radio en ondas rotas. La oscuridad más allá de los faros... nos acosaba.
Estaba equivocado. Esta no era la tierra de los vivos. Era una zona muerta.
—¿Dónde estamos? —Grazné.
Kid estiró los brazos, empujando contra el volante, suspirando. — Casi allí, gracias a Dios. Nicholas me deberá una totalmente por esta.
Mi garganta estaba en carne viva, y mi cuerpo agotado emocionalmente. Podía sentir la soledad oscura que se filtra en el coche como una profunda depresión. Solo quería que esto terminara, pero parecía que él se estaba esforzando para alargar lo inevitable. Tal vez romper mi espíritu es la primera parte de la preparación.
Después de un rato con los neumáticos rebotando alrededor del camino, los árboles se alejaron, y Kid fue más despacio. Mis ojos estaban cansados, estaba empezando a ver al hombre sombra agitándose en el bosque. Me concentré en un punto de luz que brillaba delante. No podría haber imaginado que mientras conducíamos se iba haciendo más grande.
El coche se detuvo. Kid apagó el motor y salió en un instante, respirando el aire fresco dramáticamente en repetidas ocasiones. Esperé, frotándome los ojos, obligándolos a adaptarse a la luz que había en el interior del Audi.
Kid finalmente posó su mano en el marco de la puerta abierta del coche.
—No sé cómo puedes soportar estar un segundo más en ese coche. Realmente apesta aquí.
Levanté la mirada con los ojos cansados.
—¿Se supone que tengo que salir del coche?
Su rostro se arrugó.
—Eres tan... rara —murmuró, sacudiendo la cabeza mientras se alejaba. Sus métodos de secuestro eran confusos para mí, o tal vez, la mayoría de la gente sabría qué hacer en este tipo de situaciones. Tomé su respuesta oscura como un sí y salí del coche.
El aire fuera del coche era fresco y limpio, demasiado limpio, no estaba segura de si mis pulmones infectados por la ciudad podrían manejar las cosas puras. El cielo nocturno era increíblemente claro, supongo que siempre se debe ver así cuando las luces de la ciudad no están allí para deformarlo. Por supuesto que había visto las estrellas antes, pero no así. Era como si cada constelación imaginable brillara por encima. Me tomó un tiempo encontrar la osa mayor y la osa menor que eran las únicos que conocía, pero en este cielo perfecto, no eran las únicas superestrellas.
El sonido de una puerta abriéndose y la inundación de luz me hicieron salir de mi estupor. Un hombre caminó por la luz que se vertía por el cristal roto de una puerta.
Mis piernas se adormecieron cuando me di cuenta de que llevaba una escopeta de cañón largo por encima de su hombro.
Kid saludó al hombre armado con indiferencia cuando se reunieron en el centro.
—¿Por qué has vuelto tan pronto? —Preguntó el pistolero.
Kid se encogió de hombros con la cabeza en mi dirección y explicó—: Entregando un dolor en el culo.
El pistolero miró en mi dirección. Luego se separó de Kid para hacer su camino hacia mí.
Contuve la respiración y cerré los ojos, escuchando el sonido de sus pies contra el césped, no quería ver la bala que vendría hacia mí. Los pasos se acercaron arrastrando los pies y se fueron más allá de mí. Abrí un ojo en el momento en que desaparecía en la oscuridad de los bosques de los alrededores. Oí sus pasos aplastar el césped, hasta que no pude oír nada más que el viento que soplaba entre los árboles oscuros. Volví los ojos hacia el cielo otra vez. Estaba buscando mis estrellas afortunadas, pero todavía era temprano y no había demasiadas estrellas para encontrar las mías.
Kid había estado observándome a través de mi torrente de emociones, desde que la puerta se abrió. Con la misma mirada de perplejidad en el rostro, gritó—: Oye, loca, ¿te vas a quedar afuera sola toda la noche o piensas entrar?
La puerta donde se encontraba estaba unida a un gran edificio que, desde la oscuridad, parecía un granero. Había arbustos altos que se alineaban en el frente del edificio, la puerta parecía ser el único espacio sin un arbusto. El brillo de la luna se reflejaba en el techo de zinc, y no podía decir si el edificio tenía ventanas porque los cedros ocultaban sus muros exteriores.
El interior del granero era un vestíbulo con techo abovedado. El piso beige, los azulejos del vestíbulo se fusionaban con el suelo oscuro, madera dura de aspecto antiguo. Unas escaleras conducían a un pasillo de segundo nivel con una pared blanca. A través de una puerta lateral, otra escalera conducía a un piso más abajo. Pude ver el parpadeo de las imágenes de un televisor en el piso de abajo.
Kid se quitó los zapatos donde un montón de zapatos de hombres estaban esparcidos al lado de la entrada y desapareció por una puerta con un arco que estaba en el otro extremo del vestíbulo, junto a la escalera de caracol. Acostumbrada a sus órdenes tácitas, hice lo mismo y lo seguí a través del arco. En el momento en que bajé dos escalones que se dirigían a una sala de estar, él ya estaba tirado en frente de la televisión en uno de los dos sillones, con el control remoto en la mano, como si nunca hubiera dejado el apartamento en la ciudad.
Me senté en el borde del sofá y esperé, examinando cuidadosamente mi entorno.
Era un gran espacio abierto que conectaba una sala de estar con una cocina y con una gran mesa de comedor de pino de color claro. Podía ver ahora que el establo era un hogar. La sala tenía muebles de cuero marrón, del tipo suave que se ajustan a tu forma a medida que te hundes en ella. Había una chimenea hecha de piedras que llegaba hasta el techo alto, con una televisión de pantalla plana de gran tamaño que colgaba de la repisa de la chimenea, a la que Kid no podía quitarle la mirada de encima.
Una cocina gigante separaba la sala de estar de la mesa de comedor, que tenía dos de casi todos los aparatos: dos neveras de tamaño restaurante, dos microondas, dos tostadoras, dos lavavajillas, pero un solo horno. Y la mesa del comedor parecía lo suficientemente grande como para acomodar a veinte personas. Al otro lado de la sala de estar había un pequeño pasillo.
Mientras Kid se establecía en el canal de dibujos animados, nerviosamente mantuve mis ojos en él. Estaba tratando de decidir qué era peor: no saber cómo iba a morir, o no saber cuándo iba a suceder. Estaba cansada, impaciente.
Después de unos minutos de mirarle, Kid desvió su atención de la televisión y suspiró en voz alta.
—¿Eres siempre tan tensa, o simplemente no te gusta estar conmigo?
—No, suelo ser mucho más divertida cuando me secuestran y me traen en medio de la nada en contra de mi voluntad —espeté. Su indiferencia a mi situación era desesperante para mí.
Frunció sus cejas. —Hey, no te enojes conmigo. Solo estoy siguiendo órdenes.
—¿Cuáles son tus ordenes, exactamente? —Tomé la oportunidad de preguntar, por si acaso me respondía con una respuesta real.
—¿No estabas allí cuando las recibí? —Preguntó en respuesta a mi pregunta.
—Lo único que escuché fue que me iban a llevar a dar una vuelta a la granja. No sé lo que eso significa, pero este lugar no se parece mucho a una granja para mí.
—Lo es cuando sabes qué animales viven aquí —dijo entre risas.
Mis ojos recorrieron la habitación de nuevo y apoyé la espalda en el sofá.
—¿Este lugar es lo que Nicholas entiende por llevarme a la granja? —Había notado que su rostro se inmutó cuando dije el nombre de Nicholas, pero no dijo nada al respecto.
—¿Qué otra cosa podría significar?
Tragué saliva.
—La muerte —admití. Y luego aclaré—: Mi muerte.
Kid pareció considerar esto.
—¿Quieres decir que crees que Nicholas me mandaría a matar? — Asentí con la cabeza, aunque pensaba que ya lo había hecho bastante claro para él—. ¿En serio? —Insistió, con la voz de pitcheo en la última sílaba.
Asentí con la cabeza otra vez, pero con menos certeza esta vez.
—¡Guau! —Sonrió de oreja a oreja—. ¡Gracias!.
—¿Así que no me vas a matar?
Él negó con la cabeza. —No que yo sepa.
—¿Por qué estoy aquí, entonces?
Kid se encogió de hombros con desinterés.
—No tengo idea. Nadie me dice nada por aquí —inclinó su cuerpo hacia adelante, su sonrisa apareciendo de nuevo—. ¿Estabas asustada de mí porque pensabas que te iba a matar? —Continuó.
Dejé que mis hombros se relajaran y me acomodé de nuevo en el sofá. —Supongo.
Me miraba con entusiasmo.
—¿Qué es lo que te asustó más de mi? ¿Era mi voz? —Se preguntó, con un tono notablemente reducido al decir esto.
—Tu capacidad de conducción —le contesté. Mi boca aún tenía el sabor amargo al recordar eso.
Su sonrisa se convirtió en decepción.
—Supongo que esto explica por qué estabas actuando como un bicho raro. Estaba empezando a pensar que Nicholas estaba trayendo a casa a enfermos mentales —sus ojos se dirigieron a la pantalla del televisor.
Ahora que había abierto los ojos puede ver que este chico era llamado Kid porque era, de hecho, sólo un niño, me sentí un poco más valiente. Podría ser un gran chico que probablemente podría aplastarme con una mano, pero él no iba a ser el que me mate.
Sin embargo, con el conocimiento de que había algún hombre que caminaba afuera con una pistola muy grande, no pude tomar más consuelo que eso. Al menos, por ahora, nos quedamos solos, y por lo que sabíamos Kid y yo, no había planes para matarme.
Cuando me desperté me di cuenta que Kid estaba roncando. Con la amenaza de muerte inminente temporalmente fuera de mi mente, el resto de mis sentidos se habían vuelto igual que el sabor de la comida para llevar regurgitado en la boca y tenía la sensación de que las lágrimas se habían secado como costras en mi cara. De repente, la búsqueda de un baño fue ascendido a primer lugar en mi lista de supervivencia mental.
Mis pies pisando ligeramente sobre el suelo amplio o entablado. Me dirigí por el pasillo que estaba fuera de la sala de estar y de inmediato encontré el cuarto de baño, se sentía como en casa hasta que entré. Me fijé en las salpicaduras de jabón seco en el espejo, o los restos de barba en el fregadero, o los montones de ropa sucia y las toallas que cubrían todas las superficies del cuarto de baño y el lavadero adyacente, ¿tenía dos lavadoras y dos secadoras? Fuera lo que fuese, me hizo sentir un poco menos fuera de lugar.
Me tomé mi tiempo haciendo gárgaras de un enjuague bucal que encontré debajo del fregadero y me lavé mi cara pálida. Mi pelo, que parecía que había metido un dedo en un enchufe, lo controlé lo mejor que pude para mantener bloqueados los rizos planos contra la cabeza, pero los rizos se paraban tan pronto como se secaban.
Después de un rato, salí del baño y me sorprendí cuando cruzando a la derecha encontré a una chica pequeña con un pijama de franela roja. La chica se quedó quieta un largo rato, sus ojos se negaban apartarse de mí. Luego, con un movimiento rápido, ella me agarró del brazo y tiró con fuerza casi arrastrándome hacia la sala de estar, con el cabello oscuro volando violentamente por los hombros. Ella era definitivamente más fuerte de lo que parecía.
—Rocco —gritó ella, con los ojos en llamas—. ¿Qué está haciendo aquí? —Me arrastró a la a la sala anterior y me soltó el brazo. Kid fue obligado a salir de su sueño y miró hacia arriba.
—¡Oye! ¡No se supone que deberías estar usando mi nombre real alrededor de otras personas Carly!
—No me importa Rocco —dijo Carly, resopló y volvió a preguntar—. ¿Qué está haciendo aquí?
—Oh, está bien —Kid/Rocco se sentó, y se rascó la cabeza—. Esta es ____(tn) —señaló, agitando su mano en mi dirección.
—No te pregunté quién era, te pregunté qué está haciendo aquí — corrigió con voz aguda, su diminuto dedo apuntando hacia el suelo para la amplificación adicional.
—En este momento, apuesto a que ella desea no haberse ido vagando y encontrarse contigo.
Estaba en lo cierto.
—Deja de perder el tiempo, Rocco, y responde a mi pregunta ¿QUÉ– ES–LO–QUE–ESTÁ-HACIENDO–AQUÍ? —Explicándoselo poco a poco.
Rocco la fulminó con la mirada. —¿Por qué todo el mundo me pregunta eso? —Se quejó él—. No sé lo que está haciendo aquí.
—¿Dónde está Nicholas? —Preguntó ella, mirando alrededor—. ¿Sabe él que lo hiciste?
—Nicholas es el que la envió aquí —respondió con aire de suficiencia.
Su rostro perdió el color. —¿Qué?
Kid se dio la vuelta en su asiento para mirarme.
—Bienvenida de nuevo a la tierra de los vivos —murmuró.
Habíamos salido por un camino estrecho de grava, donde las ramas de los árboles ennegrecidos flotaban demasiado cerca, tratando de agarrar el Audi, tratando de consumirlo. Kid estaba distraído tamborileando los dedos sobre el volante con una melodía de Britney Spears que se reproducía a través de la radio en ondas rotas. La oscuridad más allá de los faros... nos acosaba.
Estaba equivocado. Esta no era la tierra de los vivos. Era una zona muerta.
—¿Dónde estamos? —Grazné.
Kid estiró los brazos, empujando contra el volante, suspirando. — Casi allí, gracias a Dios. Nicholas me deberá una totalmente por esta.
Mi garganta estaba en carne viva, y mi cuerpo agotado emocionalmente. Podía sentir la soledad oscura que se filtra en el coche como una profunda depresión. Solo quería que esto terminara, pero parecía que él se estaba esforzando para alargar lo inevitable. Tal vez romper mi espíritu es la primera parte de la preparación.
Después de un rato con los neumáticos rebotando alrededor del camino, los árboles se alejaron, y Kid fue más despacio. Mis ojos estaban cansados, estaba empezando a ver al hombre sombra agitándose en el bosque. Me concentré en un punto de luz que brillaba delante. No podría haber imaginado que mientras conducíamos se iba haciendo más grande.
El coche se detuvo. Kid apagó el motor y salió en un instante, respirando el aire fresco dramáticamente en repetidas ocasiones. Esperé, frotándome los ojos, obligándolos a adaptarse a la luz que había en el interior del Audi.
Kid finalmente posó su mano en el marco de la puerta abierta del coche.
—No sé cómo puedes soportar estar un segundo más en ese coche. Realmente apesta aquí.
Levanté la mirada con los ojos cansados.
—¿Se supone que tengo que salir del coche?
Su rostro se arrugó.
—Eres tan... rara —murmuró, sacudiendo la cabeza mientras se alejaba. Sus métodos de secuestro eran confusos para mí, o tal vez, la mayoría de la gente sabría qué hacer en este tipo de situaciones. Tomé su respuesta oscura como un sí y salí del coche.
El aire fuera del coche era fresco y limpio, demasiado limpio, no estaba segura de si mis pulmones infectados por la ciudad podrían manejar las cosas puras. El cielo nocturno era increíblemente claro, supongo que siempre se debe ver así cuando las luces de la ciudad no están allí para deformarlo. Por supuesto que había visto las estrellas antes, pero no así. Era como si cada constelación imaginable brillara por encima. Me tomó un tiempo encontrar la osa mayor y la osa menor que eran las únicos que conocía, pero en este cielo perfecto, no eran las únicas superestrellas.
El sonido de una puerta abriéndose y la inundación de luz me hicieron salir de mi estupor. Un hombre caminó por la luz que se vertía por el cristal roto de una puerta.
Mis piernas se adormecieron cuando me di cuenta de que llevaba una escopeta de cañón largo por encima de su hombro.
Kid saludó al hombre armado con indiferencia cuando se reunieron en el centro.
—¿Por qué has vuelto tan pronto? —Preguntó el pistolero.
Kid se encogió de hombros con la cabeza en mi dirección y explicó—: Entregando un dolor en el culo.
El pistolero miró en mi dirección. Luego se separó de Kid para hacer su camino hacia mí.
Contuve la respiración y cerré los ojos, escuchando el sonido de sus pies contra el césped, no quería ver la bala que vendría hacia mí. Los pasos se acercaron arrastrando los pies y se fueron más allá de mí. Abrí un ojo en el momento en que desaparecía en la oscuridad de los bosques de los alrededores. Oí sus pasos aplastar el césped, hasta que no pude oír nada más que el viento que soplaba entre los árboles oscuros. Volví los ojos hacia el cielo otra vez. Estaba buscando mis estrellas afortunadas, pero todavía era temprano y no había demasiadas estrellas para encontrar las mías.
Kid había estado observándome a través de mi torrente de emociones, desde que la puerta se abrió. Con la misma mirada de perplejidad en el rostro, gritó—: Oye, loca, ¿te vas a quedar afuera sola toda la noche o piensas entrar?
La puerta donde se encontraba estaba unida a un gran edificio que, desde la oscuridad, parecía un granero. Había arbustos altos que se alineaban en el frente del edificio, la puerta parecía ser el único espacio sin un arbusto. El brillo de la luna se reflejaba en el techo de zinc, y no podía decir si el edificio tenía ventanas porque los cedros ocultaban sus muros exteriores.
El interior del granero era un vestíbulo con techo abovedado. El piso beige, los azulejos del vestíbulo se fusionaban con el suelo oscuro, madera dura de aspecto antiguo. Unas escaleras conducían a un pasillo de segundo nivel con una pared blanca. A través de una puerta lateral, otra escalera conducía a un piso más abajo. Pude ver el parpadeo de las imágenes de un televisor en el piso de abajo.
Kid se quitó los zapatos donde un montón de zapatos de hombres estaban esparcidos al lado de la entrada y desapareció por una puerta con un arco que estaba en el otro extremo del vestíbulo, junto a la escalera de caracol. Acostumbrada a sus órdenes tácitas, hice lo mismo y lo seguí a través del arco. En el momento en que bajé dos escalones que se dirigían a una sala de estar, él ya estaba tirado en frente de la televisión en uno de los dos sillones, con el control remoto en la mano, como si nunca hubiera dejado el apartamento en la ciudad.
Me senté en el borde del sofá y esperé, examinando cuidadosamente mi entorno.
Era un gran espacio abierto que conectaba una sala de estar con una cocina y con una gran mesa de comedor de pino de color claro. Podía ver ahora que el establo era un hogar. La sala tenía muebles de cuero marrón, del tipo suave que se ajustan a tu forma a medida que te hundes en ella. Había una chimenea hecha de piedras que llegaba hasta el techo alto, con una televisión de pantalla plana de gran tamaño que colgaba de la repisa de la chimenea, a la que Kid no podía quitarle la mirada de encima.
Una cocina gigante separaba la sala de estar de la mesa de comedor, que tenía dos de casi todos los aparatos: dos neveras de tamaño restaurante, dos microondas, dos tostadoras, dos lavavajillas, pero un solo horno. Y la mesa del comedor parecía lo suficientemente grande como para acomodar a veinte personas. Al otro lado de la sala de estar había un pequeño pasillo.
Mientras Kid se establecía en el canal de dibujos animados, nerviosamente mantuve mis ojos en él. Estaba tratando de decidir qué era peor: no saber cómo iba a morir, o no saber cuándo iba a suceder. Estaba cansada, impaciente.
Después de unos minutos de mirarle, Kid desvió su atención de la televisión y suspiró en voz alta.
—¿Eres siempre tan tensa, o simplemente no te gusta estar conmigo?
—No, suelo ser mucho más divertida cuando me secuestran y me traen en medio de la nada en contra de mi voluntad —espeté. Su indiferencia a mi situación era desesperante para mí.
Frunció sus cejas. —Hey, no te enojes conmigo. Solo estoy siguiendo órdenes.
—¿Cuáles son tus ordenes, exactamente? —Tomé la oportunidad de preguntar, por si acaso me respondía con una respuesta real.
—¿No estabas allí cuando las recibí? —Preguntó en respuesta a mi pregunta.
—Lo único que escuché fue que me iban a llevar a dar una vuelta a la granja. No sé lo que eso significa, pero este lugar no se parece mucho a una granja para mí.
—Lo es cuando sabes qué animales viven aquí —dijo entre risas.
Mis ojos recorrieron la habitación de nuevo y apoyé la espalda en el sofá.
—¿Este lugar es lo que Nicholas entiende por llevarme a la granja? —Había notado que su rostro se inmutó cuando dije el nombre de Nicholas, pero no dijo nada al respecto.
—¿Qué otra cosa podría significar?
Tragué saliva.
—La muerte —admití. Y luego aclaré—: Mi muerte.
Kid pareció considerar esto.
—¿Quieres decir que crees que Nicholas me mandaría a matar? — Asentí con la cabeza, aunque pensaba que ya lo había hecho bastante claro para él—. ¿En serio? —Insistió, con la voz de pitcheo en la última sílaba.
Asentí con la cabeza otra vez, pero con menos certeza esta vez.
—¡Guau! —Sonrió de oreja a oreja—. ¡Gracias!.
—¿Así que no me vas a matar?
Él negó con la cabeza. —No que yo sepa.
—¿Por qué estoy aquí, entonces?
Kid se encogió de hombros con desinterés.
—No tengo idea. Nadie me dice nada por aquí —inclinó su cuerpo hacia adelante, su sonrisa apareciendo de nuevo—. ¿Estabas asustada de mí porque pensabas que te iba a matar? —Continuó.
Dejé que mis hombros se relajaran y me acomodé de nuevo en el sofá. —Supongo.
Me miraba con entusiasmo.
—¿Qué es lo que te asustó más de mi? ¿Era mi voz? —Se preguntó, con un tono notablemente reducido al decir esto.
—Tu capacidad de conducción —le contesté. Mi boca aún tenía el sabor amargo al recordar eso.
Su sonrisa se convirtió en decepción.
—Supongo que esto explica por qué estabas actuando como un bicho raro. Estaba empezando a pensar que Nicholas estaba trayendo a casa a enfermos mentales —sus ojos se dirigieron a la pantalla del televisor.
Ahora que había abierto los ojos puede ver que este chico era llamado Kid porque era, de hecho, sólo un niño, me sentí un poco más valiente. Podría ser un gran chico que probablemente podría aplastarme con una mano, pero él no iba a ser el que me mate.
Sin embargo, con el conocimiento de que había algún hombre que caminaba afuera con una pistola muy grande, no pude tomar más consuelo que eso. Al menos, por ahora, nos quedamos solos, y por lo que sabíamos Kid y yo, no había planes para matarme.
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Cuando me desperté me di cuenta que Kid estaba roncando. Con la amenaza de muerte inminente temporalmente fuera de mi mente, el resto de mis sentidos se habían vuelto igual que el sabor de la comida para llevar regurgitado en la boca y tenía la sensación de que las lágrimas se habían secado como costras en mi cara. De repente, la búsqueda de un baño fue ascendido a primer lugar en mi lista de supervivencia mental.
Mis pies pisando ligeramente sobre el suelo amplio o entablado. Me dirigí por el pasillo que estaba fuera de la sala de estar y de inmediato encontré el cuarto de baño, se sentía como en casa hasta que entré. Me fijé en las salpicaduras de jabón seco en el espejo, o los restos de barba en el fregadero, o los montones de ropa sucia y las toallas que cubrían todas las superficies del cuarto de baño y el lavadero adyacente, ¿tenía dos lavadoras y dos secadoras? Fuera lo que fuese, me hizo sentir un poco menos fuera de lugar.
Me tomé mi tiempo haciendo gárgaras de un enjuague bucal que encontré debajo del fregadero y me lavé mi cara pálida. Mi pelo, que parecía que había metido un dedo en un enchufe, lo controlé lo mejor que pude para mantener bloqueados los rizos planos contra la cabeza, pero los rizos se paraban tan pronto como se secaban.
Después de un rato, salí del baño y me sorprendí cuando cruzando a la derecha encontré a una chica pequeña con un pijama de franela roja. La chica se quedó quieta un largo rato, sus ojos se negaban apartarse de mí. Luego, con un movimiento rápido, ella me agarró del brazo y tiró con fuerza casi arrastrándome hacia la sala de estar, con el cabello oscuro volando violentamente por los hombros. Ella era definitivamente más fuerte de lo que parecía.
—Rocco —gritó ella, con los ojos en llamas—. ¿Qué está haciendo aquí? —Me arrastró a la a la sala anterior y me soltó el brazo. Kid fue obligado a salir de su sueño y miró hacia arriba.
—¡Oye! ¡No se supone que deberías estar usando mi nombre real alrededor de otras personas Carly!
—No me importa Rocco —dijo Carly, resopló y volvió a preguntar—. ¿Qué está haciendo aquí?
—Oh, está bien —Kid/Rocco se sentó, y se rascó la cabeza—. Esta es ____(tn) —señaló, agitando su mano en mi dirección.
—No te pregunté quién era, te pregunté qué está haciendo aquí — corrigió con voz aguda, su diminuto dedo apuntando hacia el suelo para la amplificación adicional.
—En este momento, apuesto a que ella desea no haberse ido vagando y encontrarse contigo.
Estaba en lo cierto.
—Deja de perder el tiempo, Rocco, y responde a mi pregunta ¿QUÉ– ES–LO–QUE–ESTÁ-HACIENDO–AQUÍ? —Explicándoselo poco a poco.
Rocco la fulminó con la mirada. —¿Por qué todo el mundo me pregunta eso? —Se quejó él—. No sé lo que está haciendo aquí.
—¿Dónde está Nicholas? —Preguntó ella, mirando alrededor—. ¿Sabe él que lo hiciste?
—Nicholas es el que la envió aquí —respondió con aire de suficiencia.
Su rostro perdió el color. —¿Qué?
:imdead: :imdead: :imdead: :imdead:
Bueno tenemos un personaje nuevo! ;)
Quien creen que es Carly! (?
Por cierto el nombre de Kid es Rocco & es hermano del Nicho en la nove! *.*
Disfruten del capi! ;)
Las leo después! :hug:
\^.^/
Lu wH!;*
X
:bye:
HeyItsLupitaNJ
Re: Crow's Row - Nicholas Jonas & TU (Adaptación) TERMINADA!
esa Carly quiere con mi Nicho!!!???
Mas le vale que no!
Proque soy celosa
Asi que Rocco es hermanos de Nicholas!!
Siguela!!!
Mas le vale que no!
Proque soy celosa
Asi que Rocco es hermanos de Nicholas!!
Siguela!!!
aranzhitha
Re: Crow's Row - Nicholas Jonas & TU (Adaptación) TERMINADA!
Ok!
Carly! Pones tus ojos en Nicholas! Y te juro por mi vida, que no la cuentas!
Porque soy posesiva y celosa y con la unica que lo puedo compartir son con las lectoras de la novelas, tu querida amiga, y la rayis! NADIE mas. :muere:
Okey
Kid y el ahora Rocco es hermano del Nicho!
Wow mucha novedades!
Siguela
Besos xx.
Carly! Pones tus ojos en Nicholas! Y te juro por mi vida, que no la cuentas!
Porque soy posesiva y celosa y con la unica que lo puedo compartir son con las lectoras de la novelas, tu querida amiga, y la rayis! NADIE mas. :muere:
Okey
Kid y el ahora Rocco es hermano del Nicho!
Wow mucha novedades!
Siguela
Besos xx.
Val x.
Re: Crow's Row - Nicholas Jonas & TU (Adaptación) TERMINADA!
DUUDAAASSS!!!
TENGOOO DUUUDAAASSS!!!!...... PERO QUIERO OTRO CAAPIISSS!!!
ME GUSTA ESTA NOVEEE!!! CREO QUE EMPIEZAN LOS MISTERIOS!!!!
JAJAJAJA
SIIGUEEE PORFIISS
TENGOOO DUUUDAAASSS!!!!...... PERO QUIERO OTRO CAAPIISSS!!!
ME GUSTA ESTA NOVEEE!!! CREO QUE EMPIEZAN LOS MISTERIOS!!!!
JAJAJAJA
SIIGUEEE PORFIISS
chelis
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