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♥La Desobediente Prometida Del Jeque♥joe y tu♥adaptada-TERMINADA♥
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Re: ♥La Desobediente Prometida Del Jeque♥joe y tu♥adaptada-TERMINADA♥
maria eugenia es genial es genial muria eugenia es genial es genial...
gracias por el capi & por decicarme una partecita 8)
me gusto & Joe no se enfado tanto conmigo me gusta su actitud :yonofui: ¿te comente que estaba de vacaciones? bueno pues ya lo hice XD [
gracias por el capi & por decicarme una partecita 8)
me gusto & Joe no se enfado tanto conmigo me gusta su actitud :yonofui: ¿te comente que estaba de vacaciones? bueno pues ya lo hice XD [
Géne!
Re: ♥La Desobediente Prometida Del Jeque♥joe y tu♥adaptada-TERMINADA♥
haha sierto me lo acabas de decir haha!! :P
maru!!
Re: ♥La Desobediente Prometida Del Jeque♥joe y tu♥adaptada-TERMINADA♥
Sigue con la nove!!!!!!!!!!
Me encanta Joe en esta nove!!!!!!! y mas esta parte:
—Me crié en el Estado de Washington, cerca de las montañas Cascade. Llueve mucho y siempre ves alguna montaña, algún lago o un río. Es precioso e impresionante.
—Entonces, ¿por qué te fuiste?
—Porque me crié allí, pero no me parece mi hogar…
—¿Por qué? —le interrumpió él con insistencia.
—Porque no.
—¿Por qué?
—Necesito… quiero… —ella suspiró con cansancio—. Siempre necesito cambios.
Me encanta Joe en esta nove!!!!!!! y mas esta parte:
—Me crié en el Estado de Washington, cerca de las montañas Cascade. Llueve mucho y siempre ves alguna montaña, algún lago o un río. Es precioso e impresionante.
—Entonces, ¿por qué te fuiste?
—Porque me crié allí, pero no me parece mi hogar…
—¿Por qué? —le interrumpió él con insistencia.
—Porque no.
—¿Por qué?
—Necesito… quiero… —ella suspiró con cansancio—. Siempre necesito cambios.
♫ Laura Jonas ♥
Re: ♥La Desobediente Prometida Del Jeque♥joe y tu♥adaptada-TERMINADA♥
hahaha que simpatica eres :Bmaru!! escribió:haha sierto me lo acabas de decir haha!! :P
si.. se siente tan bien estar fuera de ese ******* que llaman colegio .-. LIBERTAD
Géne!
Re: ♥La Desobediente Prometida Del Jeque♥joe y tu♥adaptada-TERMINADA♥
haha como la cancion libres q dice algo asi..."libres, como el (algo) q puede al fin volar, libre como(otra cosa q no me acuerdo) q salio de su princion" y no me acuero mas la cancion hahahaa :D
maru!!
Re: ♥La Desobediente Prometida Del Jeque♥joe y tu♥adaptada-TERMINADA♥
hahahha SI que estas loca XD creo que no he oido esa cancion..:|maru!! escribió:haha como la cancion libres q dice algo asi..."libres, como el (algo) q puede al fin volar, libre como(otra cosa q no me acuerdo) q salio de su princion" y no me acuero mas la cancion hahahaa :D
Géne!
Re: ♥La Desobediente Prometida Del Jeque♥joe y tu♥adaptada-TERMINADA♥
haha lo daban en un reclame de aca q no me acuerdo de q era, lo dieron hace años...
y no eres la primera q me ha dicho q estoy un poco crazy haha!! :D
y no eres la primera q me ha dicho q estoy un poco crazy haha!! :D
maru!!
Re: ♥La Desobediente Prometida Del Jeque♥joe y tu♥adaptada-TERMINADA♥
ay no puedo creer q me perdi 2 caps :sad: en que momento subiste? bueno la cuestion es que me encantaron, joe ya no me cae tan mal 8)
siguee!!!!!! :P
siguee!!!!!! :P
Patu
Re: ♥La Desobediente Prometida Del Jeque♥joe y tu♥adaptada-TERMINADA♥
Siguela soy nueva lectora (:
plisss siguelaaa
PD:me llamo bianca*bia
plisss siguelaaa
PD:me llamo bianca*bia
bia.marie♥
Re: ♥La Desobediente Prometida Del Jeque♥joe y tu♥adaptada-TERMINADA♥
arrrgggg siempre me dejas con la intriga ¬¬ haha sigelaaa xoxo
Heaven.Foster
Re: ♥La Desobediente Prometida Del Jeque♥joe y tu♥adaptada-TERMINADA♥
bia.marie escribió:Siguela soy nueva lectora (:
plisss siguelaaa
PD:me llamo bianca*bia
BIENVENIDA bia.marie
dentro de un rato subo parte del cap5!! :D :D
maru!!
Re: ♥La Desobediente Prometida Del Jeque♥joe y tu♥adaptada-TERMINADA♥
Capítulo 5
Parte 1/2
—Sin embargo, todo te iba bien allí —la miró con los ojos entrecerrados.
—No —ella frunció los labios ante la insistencia de Joe—. Hacía años que no iba bien. Por eso empecé a viajar, ¿de acuerdo?
—¿Vas a casa de tu familia cuando vuelves a Washington?
—Ni hablar. Tengo un apartamento en Seattle, en Pioneer Square. Un barrio con muchas galerías de arte.
—¿Tienes una galería?
—La tuve.
—¿Qué paso?
—La vendí para venir aquí.
Había llegado a tener cierto éxito comercial y de crítica como fotógrafa, pero no le gustaba el trabajo en el estudio. Necesitaba más dificultades y riesgos. Paolo decía que necesitaba las dificultades y los riesgos porque huía de sí misma, algo que a ella le molestaba mucho, pero tenía algo de razón. Seguía intentando entender el significado de la felicidad y, a veces, era un concepto muy complicado.
—Quiero que me devuelvas las tarjetas de memoria —dijo ella secamente y con lágrimas en los ojos—. Ya sé lo que me has dicho, pero no lo acepto. No puedo permitir que te las quedes o las borres. He pasado semanas en Egipto, Marruecos y Baraka fotografiando niños. No estoy dispuesta a perder meses de trabajo porque a ti no te gusten —tomó aliento y se enjugó las lágrimas antes de que cayeran—. Si no me las das antes de que salga de aquí, diré a todo el mundo lo que has hecho. Lo contaré en todas las revistas y páginas de Internet. Diré que me secuestraste, me amenazaste, me intimidaste, me quitaste las fotos…
—¿Sabes que mi cultura no aprueba las representaciones de personas? —le preguntó él con tono tranquilo.
Ella se quedó en silencio y él se inclinó hacia delante con una mirada intensa.
—Eso se hace extensivo a las fotos —siguió él—. La mayoría de nuestra gente siente aversión por las fotos y las cámaras.
—A nadie le importó que le hiciera una foto —replicó ella con un hilo de voz.
—¿Estás segura? ¿No has sobornado para conseguir las fotos que querías? ¿No has dado dinero a unos y otros?
—Mi trabajo no explota a nadie…
—Fotografías niños y jóvenes.
—Es un libro sobre la infancia y su tránsito.
—¿Qué te hace pensar que puedes venir aquí y fotografiar a nuestros niños? Las familias no tienen fotos de sus hijos. Las pocas fotos que tenemos son retratos que conmemoran ocasiones especiales.
—No lo sabía. En cualquier caso… —__(tn) se apartó el pelo de la cara y se lo pasó por detrás de la oreja—. Joe, entiendo tu recelo hacia mí y hacia los niños de mi libro, pero hay casi trescientas fotos en esa tarjeta. Esos niños no te pertenecen y he dedicado más de un año a ese trabajo. Tengo que acabar el libro.
Él no dijo nada y se hizo un silencio interminable.
—¿Por qué no dices nada? —le preguntó ella.
—No tengo nada que decir.
—Puedes decirme que me devolverás las tarjetas de memoria. Puedes decirme que has cambiado de idea. Puedes decirme que pronto podré seguir con mi trabajo…
—Pero no es verdad, ¿cómo iba a decírtelo?
—¡No puedes decir que vas a retenerme aquí! —__(tn) cerró los ojos y se tapó la cara con las manos para ocultar las inminentes lágrimas—. No quiero quedarme aquí.
—Algunas veces, necesitamos precisamente lo que no queremos.
—¡Seguiré escapándome!
—Y yo seguiré trayéndote de vuelta.
—¿Por qué?
—A lo mejor es porque te quiero para mí.
Aquellas palabras fueron como un jarro de agua fría. Ella parpadeó y se quedó boquiabierta. Joe se levantó lentamente y __(tn) lo miró con el corazón en la garganta al darse cuenta de que iba a agarrarla. El pulso se le aceleró y cerró los puños aunque un extraño deseo se apoderó de ella. No podía hacerlo. Era un disparate. Todo aquello era un disparate.
—Por favor, márchate —balbució ella mientras se levantaba de un salto y retrocedía—. Por favor, vete.
Pero él no se marchó, __(tn) lo esquivó y fue al lado de la mesa donde había estado él. Se tropezó con uno de los almohadones en los que se había reclinado Joe, que se acercó y lo apartó de una patada. Entonces, ella vio un resplandor plateado y se dio cuenta de que era una daga labrada que se le debía de haber caído a él. No era muy grande y tenía una empuñadura incrustada de joyas, pero la hoja era muy brillante y afilada. Miró a Joe y luego al cuchillo. Podría ser su salvación. Pisó la daga para ocultarla; le daba valor.
—No sé qué quieres de mí. Creo que ni tú sabes lo que quieres de mí. Reconoce que has cometido un error y libérame antes de que sea tarde.
—No fue un error —contestó él cruzado de brazos y con los ojos entrecerrados.
—Sin embargo, lo es. No soy un objeto que puedas poseer. No viviré aquí, aunque es posible que muera aquí.
—Tal y como estás comportándote, efectivamente, es posible, pero también podrías vivir muy bien.
—Jamás.
Si moría allí, sería porque no le había quedado otra alternativa. Sin embargo, todavía tenía alguna posibilidad. Podía luchar. En ese momento, sólo le importaba la supervivencia. __(tn), espoleada por la adrenalina, se agachó, agarró la daga y la escondió detrás de ella.
—Pareces incómoda. ¿Te pasa algo en el brazo?
Ella apretó con fuerza la empuñadura. Aquello podría acabar muy mal, pero tenía que intentarlo. Tenía que hacer cualquier cosa menos quedarse cruzada de brazos. Él se equivocaba mucho si pensaba que iba a rendirse dócilmente y renunciar a sus sueños, sus metas y la idea que tenía de sí misma. Los ojos le abrasaban. Nunca había herido a nadie, pero lo heriría a él si tenía que hacerlo y tenía que hacerle entender que hablaba en serio. ¿Qué pasaría si lo mataba? El corazón le dio un vuelco. Él era el culpable de esa pesadilla. Él la había capturado. Si tenía que morir, que así fuera. Tragó saliva con la esperanza de que él se diera cuenta de que aquello podría acabar muy mal para los dos.
—No me pasa nada en el brazo, sólo sujeta un arma —contestó ella sin alterarse.
—¿Un arma? —él sonrió levemente—. Entiendo. Has encontrado mi cuchillo.
Ella comprendió que él sabía que se le había caído el arma. Paolo le había enseñado a usar un cuchillo.
—No te muevas.
Él rodeó la mesa para acercarse a ella.
—¿Qué podría pasar?
—Te mataré —ella le apoyó la punta del cuchillo en el pecho con una mano temblorosa—. Si vuelves a moverte, te juro que te mataré.
Joe no parpadeó y se limitó a mirarla con cierta suficiencia.
—Aparta eso.
—No.
—Vas a hacer daño a alguien.
—Sí, a ti.
Él la agarró de la muñeca tan rápidamente, que ni lo vio y, con un movimiento brusco, hizo que ella soltara el cuchillo. Joe la soltó y ella se agachó para recoger el cuchillo del suelo. Joe suspiró y se abrió la túnica.
—Si te empeñas —él se desabotonó lentamente la camisa—, te lo pondré más fácil.
A ella le tembló el pulso al ver su piel bronceada atravesada por una cicatriz que iba del esternón hasta su tetilla izquierda.
—Alguien lo intentó antes que yo —susurró ella.
—Efectivamente, no eres la primera —replicó él mirándola fijamente—. Inténtalo. La piel está curtida, pero puedes conseguirlo.
__(tn) no podía apartar la mirada de la cicatriz y los ojos se le empañaron de lágrimas.
—Vete —dijo ella mientras le entregaba el cuchillo—. Déjame sola.
Joe había mantenido la calma en la tienda, pero una vez fuera se sintió dominado por la rabia. Se quitó la túnica, se sacó la camisa de los pantalones y se la abrió completamente para que el aire fresco de la noche le acariciara la piel. Estaba furioso. La furia lo abrasaba por dentro. Estaba en el borde del campamento mirando la inmensidad del desierto iluminado por la luna.
Cuando vio la tormenta de arena en el horizonte, pensó que no alcanzaría a __(tn) a tiempo. Ordenó a sus hombres que volvieran al campamento y siguió buscándola solo. No tenía miedo de morir, sabía que moriría antes o después, pero temía por ella. Ella no conocía el desierto. Estaría sola y lo pasaría muy mal. Si ella iba a correr un peligro, lo menos que podía hacer era estar con ella. Ninguna mujer debía morir sola y asustada. Iba contra sus creencias. Aquella americana no lo entendía. El pertenecía a un mundo primitivo en el que la justicia y la muerte eran inmediatas. En el desierto, la justicia se aplicaba con mano firme e implacable, si no lo hacía antes la naturaleza. Aquél era su desierto, su tierra, su gente… Su padre había gobernado allí, así como su abuelo y muchas generaciones anteriores. Joe sabía que para la americana era un delincuente que no tendría derechos en el mundo de ella, pero no estaban en su mundo. Ella se acostumbraría a ese mundo antes o después.
__(tn) no pudo dormir esa noche. Le espantaba haber encontrado atractivo a Joe. No era un hombre bueno ni amable ni generoso. Sería un jeque, pero sobre todo era un secuestrador y un ladrón. Sin embargo, aun sabiéndolo, no había podido herirlo. Por eso tenía que escapar. Estaba perdiendo el juicio y la perspectiva. No podía permitir que un bárbaro del desierto la desconcertara y ya estaba muy desconcertada.
__(tn) se levantó justo antes del amanecer. Se escaparía mientras todos dormían. Se iría andando. Se llevaría todos los frutos secos que se había guardado de las comidas y una jarra de agua que había junto al arcón. El sol despuntaba por el horizonte cuando salió de la tienda. Todos dormían y se le acercó el perro cojo. Ella le dio un trozo de pan antes de que se pusiera a ladrar.
—Ha vuelto a marcharse, señor —le anunció el anciano bereber desde la entrada de la tienda de Joe—. Lo siento. Ha debido de escaparse cuando todos dormíamos.
Espero q les guste el cap
si de noche hay muchos comentarios
subo el resto del cap :D
byebye :D :D
Parte 1/2
—Sin embargo, todo te iba bien allí —la miró con los ojos entrecerrados.
—No —ella frunció los labios ante la insistencia de Joe—. Hacía años que no iba bien. Por eso empecé a viajar, ¿de acuerdo?
—¿Vas a casa de tu familia cuando vuelves a Washington?
—Ni hablar. Tengo un apartamento en Seattle, en Pioneer Square. Un barrio con muchas galerías de arte.
—¿Tienes una galería?
—La tuve.
—¿Qué paso?
—La vendí para venir aquí.
Había llegado a tener cierto éxito comercial y de crítica como fotógrafa, pero no le gustaba el trabajo en el estudio. Necesitaba más dificultades y riesgos. Paolo decía que necesitaba las dificultades y los riesgos porque huía de sí misma, algo que a ella le molestaba mucho, pero tenía algo de razón. Seguía intentando entender el significado de la felicidad y, a veces, era un concepto muy complicado.
—Quiero que me devuelvas las tarjetas de memoria —dijo ella secamente y con lágrimas en los ojos—. Ya sé lo que me has dicho, pero no lo acepto. No puedo permitir que te las quedes o las borres. He pasado semanas en Egipto, Marruecos y Baraka fotografiando niños. No estoy dispuesta a perder meses de trabajo porque a ti no te gusten —tomó aliento y se enjugó las lágrimas antes de que cayeran—. Si no me las das antes de que salga de aquí, diré a todo el mundo lo que has hecho. Lo contaré en todas las revistas y páginas de Internet. Diré que me secuestraste, me amenazaste, me intimidaste, me quitaste las fotos…
—¿Sabes que mi cultura no aprueba las representaciones de personas? —le preguntó él con tono tranquilo.
Ella se quedó en silencio y él se inclinó hacia delante con una mirada intensa.
—Eso se hace extensivo a las fotos —siguió él—. La mayoría de nuestra gente siente aversión por las fotos y las cámaras.
—A nadie le importó que le hiciera una foto —replicó ella con un hilo de voz.
—¿Estás segura? ¿No has sobornado para conseguir las fotos que querías? ¿No has dado dinero a unos y otros?
—Mi trabajo no explota a nadie…
—Fotografías niños y jóvenes.
—Es un libro sobre la infancia y su tránsito.
—¿Qué te hace pensar que puedes venir aquí y fotografiar a nuestros niños? Las familias no tienen fotos de sus hijos. Las pocas fotos que tenemos son retratos que conmemoran ocasiones especiales.
—No lo sabía. En cualquier caso… —__(tn) se apartó el pelo de la cara y se lo pasó por detrás de la oreja—. Joe, entiendo tu recelo hacia mí y hacia los niños de mi libro, pero hay casi trescientas fotos en esa tarjeta. Esos niños no te pertenecen y he dedicado más de un año a ese trabajo. Tengo que acabar el libro.
Él no dijo nada y se hizo un silencio interminable.
—¿Por qué no dices nada? —le preguntó ella.
—No tengo nada que decir.
—Puedes decirme que me devolverás las tarjetas de memoria. Puedes decirme que has cambiado de idea. Puedes decirme que pronto podré seguir con mi trabajo…
—Pero no es verdad, ¿cómo iba a decírtelo?
—¡No puedes decir que vas a retenerme aquí! —__(tn) cerró los ojos y se tapó la cara con las manos para ocultar las inminentes lágrimas—. No quiero quedarme aquí.
—Algunas veces, necesitamos precisamente lo que no queremos.
—¡Seguiré escapándome!
—Y yo seguiré trayéndote de vuelta.
—¿Por qué?
—A lo mejor es porque te quiero para mí.
Aquellas palabras fueron como un jarro de agua fría. Ella parpadeó y se quedó boquiabierta. Joe se levantó lentamente y __(tn) lo miró con el corazón en la garganta al darse cuenta de que iba a agarrarla. El pulso se le aceleró y cerró los puños aunque un extraño deseo se apoderó de ella. No podía hacerlo. Era un disparate. Todo aquello era un disparate.
—Por favor, márchate —balbució ella mientras se levantaba de un salto y retrocedía—. Por favor, vete.
Pero él no se marchó, __(tn) lo esquivó y fue al lado de la mesa donde había estado él. Se tropezó con uno de los almohadones en los que se había reclinado Joe, que se acercó y lo apartó de una patada. Entonces, ella vio un resplandor plateado y se dio cuenta de que era una daga labrada que se le debía de haber caído a él. No era muy grande y tenía una empuñadura incrustada de joyas, pero la hoja era muy brillante y afilada. Miró a Joe y luego al cuchillo. Podría ser su salvación. Pisó la daga para ocultarla; le daba valor.
—No sé qué quieres de mí. Creo que ni tú sabes lo que quieres de mí. Reconoce que has cometido un error y libérame antes de que sea tarde.
—No fue un error —contestó él cruzado de brazos y con los ojos entrecerrados.
—Sin embargo, lo es. No soy un objeto que puedas poseer. No viviré aquí, aunque es posible que muera aquí.
—Tal y como estás comportándote, efectivamente, es posible, pero también podrías vivir muy bien.
—Jamás.
Si moría allí, sería porque no le había quedado otra alternativa. Sin embargo, todavía tenía alguna posibilidad. Podía luchar. En ese momento, sólo le importaba la supervivencia. __(tn), espoleada por la adrenalina, se agachó, agarró la daga y la escondió detrás de ella.
—Pareces incómoda. ¿Te pasa algo en el brazo?
Ella apretó con fuerza la empuñadura. Aquello podría acabar muy mal, pero tenía que intentarlo. Tenía que hacer cualquier cosa menos quedarse cruzada de brazos. Él se equivocaba mucho si pensaba que iba a rendirse dócilmente y renunciar a sus sueños, sus metas y la idea que tenía de sí misma. Los ojos le abrasaban. Nunca había herido a nadie, pero lo heriría a él si tenía que hacerlo y tenía que hacerle entender que hablaba en serio. ¿Qué pasaría si lo mataba? El corazón le dio un vuelco. Él era el culpable de esa pesadilla. Él la había capturado. Si tenía que morir, que así fuera. Tragó saliva con la esperanza de que él se diera cuenta de que aquello podría acabar muy mal para los dos.
—No me pasa nada en el brazo, sólo sujeta un arma —contestó ella sin alterarse.
—¿Un arma? —él sonrió levemente—. Entiendo. Has encontrado mi cuchillo.
Ella comprendió que él sabía que se le había caído el arma. Paolo le había enseñado a usar un cuchillo.
—No te muevas.
Él rodeó la mesa para acercarse a ella.
—¿Qué podría pasar?
—Te mataré —ella le apoyó la punta del cuchillo en el pecho con una mano temblorosa—. Si vuelves a moverte, te juro que te mataré.
Joe no parpadeó y se limitó a mirarla con cierta suficiencia.
—Aparta eso.
—No.
—Vas a hacer daño a alguien.
—Sí, a ti.
Él la agarró de la muñeca tan rápidamente, que ni lo vio y, con un movimiento brusco, hizo que ella soltara el cuchillo. Joe la soltó y ella se agachó para recoger el cuchillo del suelo. Joe suspiró y se abrió la túnica.
—Si te empeñas —él se desabotonó lentamente la camisa—, te lo pondré más fácil.
A ella le tembló el pulso al ver su piel bronceada atravesada por una cicatriz que iba del esternón hasta su tetilla izquierda.
—Alguien lo intentó antes que yo —susurró ella.
—Efectivamente, no eres la primera —replicó él mirándola fijamente—. Inténtalo. La piel está curtida, pero puedes conseguirlo.
__(tn) no podía apartar la mirada de la cicatriz y los ojos se le empañaron de lágrimas.
—Vete —dijo ella mientras le entregaba el cuchillo—. Déjame sola.
Joe había mantenido la calma en la tienda, pero una vez fuera se sintió dominado por la rabia. Se quitó la túnica, se sacó la camisa de los pantalones y se la abrió completamente para que el aire fresco de la noche le acariciara la piel. Estaba furioso. La furia lo abrasaba por dentro. Estaba en el borde del campamento mirando la inmensidad del desierto iluminado por la luna.
Cuando vio la tormenta de arena en el horizonte, pensó que no alcanzaría a __(tn) a tiempo. Ordenó a sus hombres que volvieran al campamento y siguió buscándola solo. No tenía miedo de morir, sabía que moriría antes o después, pero temía por ella. Ella no conocía el desierto. Estaría sola y lo pasaría muy mal. Si ella iba a correr un peligro, lo menos que podía hacer era estar con ella. Ninguna mujer debía morir sola y asustada. Iba contra sus creencias. Aquella americana no lo entendía. El pertenecía a un mundo primitivo en el que la justicia y la muerte eran inmediatas. En el desierto, la justicia se aplicaba con mano firme e implacable, si no lo hacía antes la naturaleza. Aquél era su desierto, su tierra, su gente… Su padre había gobernado allí, así como su abuelo y muchas generaciones anteriores. Joe sabía que para la americana era un delincuente que no tendría derechos en el mundo de ella, pero no estaban en su mundo. Ella se acostumbraría a ese mundo antes o después.
__(tn) no pudo dormir esa noche. Le espantaba haber encontrado atractivo a Joe. No era un hombre bueno ni amable ni generoso. Sería un jeque, pero sobre todo era un secuestrador y un ladrón. Sin embargo, aun sabiéndolo, no había podido herirlo. Por eso tenía que escapar. Estaba perdiendo el juicio y la perspectiva. No podía permitir que un bárbaro del desierto la desconcertara y ya estaba muy desconcertada.
__(tn) se levantó justo antes del amanecer. Se escaparía mientras todos dormían. Se iría andando. Se llevaría todos los frutos secos que se había guardado de las comidas y una jarra de agua que había junto al arcón. El sol despuntaba por el horizonte cuando salió de la tienda. Todos dormían y se le acercó el perro cojo. Ella le dio un trozo de pan antes de que se pusiera a ladrar.
—Ha vuelto a marcharse, señor —le anunció el anciano bereber desde la entrada de la tienda de Joe—. Lo siento. Ha debido de escaparse cuando todos dormíamos.
Espero q les guste el cap
si de noche hay muchos comentarios
subo el resto del cap :D
byebye :D :D
maru!!
Re: ♥La Desobediente Prometida Del Jeque♥joe y tu♥adaptada-TERMINADA♥
m enkntaaaaaaaa .... siguela please jaja :)
Invitado
Invitado
Re: ♥La Desobediente Prometida Del Jeque♥joe y tu♥adaptada-TERMINADA♥
aaayy pobre de mi me gusta mi secuestrador jajaja
siguelaaaaaaaa
siguelaaaaaaaa
Julieta♥
Re: ♥La Desobediente Prometida Del Jeque♥joe y tu♥adaptada-TERMINADA♥
Joe suspiró y se abrió la túnica.
—Si te empeñas —él se desabotonó lentamente la camisa—, te lo pondré más fácil.
ya me imagino esa parte :¬w¬: creo esta vez joe si se va a enojar conmigo jajajaja quiero ver que pasa. siguela!!!! :jeje:
—Si te empeñas —él se desabotonó lentamente la camisa—, te lo pondré más fácil.
ya me imagino esa parte :¬w¬: creo esta vez joe si se va a enojar conmigo jajajaja quiero ver que pasa. siguela!!!! :jeje:
Patu
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