Los labios cortados de María {Terror} Harry Styles.

Lugar: pueblo de Streiet \ Hora: 00:00 p.m. \Día: 31 de diciembre
La muchacha de pelo rubio de mechas rosas, caminaba con sus amigos tranquila con unas botellas de alcohol en la mano. Que digamos, sus pasos no eran rápidos, más bien curvos. No estaba borracha, pero tampoco se podía decir que no tenía las intenciones de pasárselo bien con las botellas de whisky o cerveza.

-Vamos al bosque, allá hay más espacio para estar solos-le habló su novio a la rubia.-

Ella, con inocencia pícara, sonrió y le acompaño hasta entrar en el bosque. Comenzaron a darse besos apasionados, y a tirar las botellas de alcohol a los árboles. Cuando le chico beso el cuello de la rubia, ella soltó un gemido que atrajo a ella. “Labios” susurró la pelirroja y comenzó a correr hacia ellos. Se paró.
Tocó las cicatrices que ella llamaba labios. Sonrió, dejando ver esos pútridos dientes a los que ella apodaba mandíbula.

-¡Labios!-gritó la pelirroja, algo que la rubia escuchó y al instante separó a su novio de ella.-

-Jack, ¿lo escuchaste?-preguntó ella.-

-Tu también lo has oído…-susurró el en su oído.-

Entonces, el muchacho comenzó a retorcerse. Sus ojos se volvieron negro y de ellos salieron gusanos. De sus dientes salieron larvas y, cuando la rubia ya no podía estar más asustada, su cara se tiñó de rojo. Una mano huesuda y descompuesta había atravesado a su novio. La rubia alzó la vista y consiguió ver unas cicatrices que parecían ser labios, Esas cicatrices seguían sangrando. María, era María. Su cabello pelirrojo se distinguía a kilómetros, y sus labios marcados eran fruto de la locura.

-Tú…u…-habló la rubia, pero, María soltó un gemido de voz rasgada.-

-Labios-volvió a decir.-

-No me hagas nada, por favor…-le suplicó la rubia llorando.-

-Labios-repitió María.-

-¿Qué?-cuestionó confusa y con temor la rubia.-

-Labios…

María se acercó a la chica. La rubia tembló. María estaba espantosa, su cara estaba pálida y descompuesta, de ella se podían ver como los cuervos picoteaban la carne que aún se podía comer. Su dentadura estaba pútrida, negra, amarillenta, solo se alimentaba de carne podrida que adornaba su matadero.
Una mano se posó en los labios de la rubia. Con temor, ella intentó negarse. Pero, una María sonriente, los atrapó y tiró de ellos hasta quitárselos. La rubia comenzó a llorar y gritar.

-La…labios…-susurró de nuevo María.-

-¡Aaaah!-gritó la chica dolorida.-

María la miró y giró completamente la cabeza. Aquella rubia de piel pálida se veía completamente apetitosa. Y, al contrario que las carnes del matadero, ella estaba en buen estado. María sonrió, esa noche le había gustado demasiado. Un chico muerto para colgar en su matadero y una rubia a la que poder comer.

-A…aah-se tocó al de cabello rubio los labios y miró a María.-

-Labios-sonrió la pelirroja y abrió la boca para después moder la cabeza de la rubia y dejar de ella un cadáver con la boca abierta.

María saboreo su cráneo, sus ojos…y sobre todo…sus LABIOS.

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María Blanco