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Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
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Fall Angels: The Sky War |2nd Temporada|
O W N :: Archivos :: Novelas Abandonadas
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¿Escribo bien?
Re: Fall Angels: The Sky War |2nd Temporada|
NATE YA LO SABE! MKJNHGFDEDFGHJNHGFD SEGUILA! YA YA YA! ANGELISTA FOREVAHH(?) SEGUILA LA AMO!
Invitado
Invitado
Re: Fall Angels: The Sky War |2nd Temporada|
LA SIGO LA SIGO DKXKCISKQOAODOAKDKCKAJFIJXJA SE VA A MONTAR PARDA. VAMOS A DIRECTIONERLANDIA WEEEE (?)
Jockie.
Re: Fall Angels: The Sky War |2nd Temporada|
[center]MARATÓN 4/5
Capitulo 7
Mis labios se entreabren, queriendo dejar que el aire se filtre por la boca y el oxígeno inunde mis pulmones secos. La sangre zumba por mis oidos y mis mejillas, regalándome una sensación de ardor por todo el cuerpo. Me culpo interiormente por no haberme dado cuenta antes, cuando todo esto estaba a mi alcanze. Ahora esta demasiado lejos, fuera de mis manos y mis pensamientos. De mi mente y cuerpo. ¿Cómo diablos no lo pensé así antes? Las diminutas piececitas del rompecabezas se unen, con un pequeño click enigmático y dejándome en blanco. Mis dedos traspasan mi cabello suelto, deslizandose hasta las puntas. El corazón se acelera y mi mente se ha quedado bloqueada en las palabras últimas que me han dicho. Una diminuta exclamación sale de mi garganta, y mis ojos se entrecierran, pareciendo diminutos y suaves rendijas del color del East River en invierno. Cada parte de mi cuerpo se retuerce por dentro. La voz de Valentina me llama, aterrorizada de que vuelva a entrar en el trance de hace dos semanas. En coma de nuevo. Me remplanteo de que todo esto pueda ser una pesadilla. De que duerma ahora mismo en alguna parte, y que al despertarme, los cálidos brazos de Harry me rodeen y su voz me asegure de que todo esto es una pesadilla. De que todo va bien. De que me ama. Parpadeo seguidamente, cuándo las manos de Valentina me inclinan sobre el colchón y las mantas, tapándome con las últimas. De sus yemas saltan chipas de color verde y yo sólo me limito a mirarlas en un trance profundo que inunda todo mi cuerpo. Me embriega ligeramente, transformándome en una persona confusa y pérdida de todo. Mi pecho asciendo, cuando tomo una profunda bocanada. Miro a el techo de cuadrados blancos divididos por lineas plateadas. Escucho a la voz de Valentina ordenarme que intente regular mi respiración, mi ritmo cardiáco. Sigo en shock. Sigo dejándole ventaja al coma, la confusión y a mi repentino estado de shok. Un nudo se forma en mi garganta y en la boca de mi estómago. Siento mi pecho ascender y descender presionado, con el sentimiemto de pesadez en el. Imagines borrosas aparecen ante mis ojos, ante mi. Sangre y el pensamiento de que tendré que matar al ser al que más he amado en mi vida. Dichoso destino. Mis manos se apoyan en las suaves y dulces sábanas de color hospital y aspiro la dulce fragancia de las pastillas, las flores medicinales por mi boca, junto a lo que debe de ser mi novena bocanada. La voz de Valentina se ahoga con la sangre de mis oidos, convirtiendose en un zumbido molesto que me raya la cabeza instantaneamente. Acurruco mi cabeza en la blanda almohada y espero a que todo esto pase. Los oidos se me destaponan de un golpe y regreso involuntareamente a la realidad. Los hilos que me llevaban al coma y mi trance durmiente se rompen de una manera mágica y me amarro a la realidad. No soy tan débil para volver a caer. No otra vez. Las rendijas de mis ojos se abren poco a poco y miro a Valentina. Le dedico una falsa sonrisa y murmuro sin precipitarme entre las pausas de mis palabras.
Yo: Estoy bien. No pasa nada.
Escucho a Valentina suspirar aliviada y veo como se lleva una mano a el pecho y otra a la cabeza.
Valentina: Menos mal que estas bien. A la que casi le da algo es a mi.
Se ha tragado mi mentira y sus ojos brillan calmados.
Valentina: Te dejaré descansar. No te levantes, ¿entiendes? El Hermano Zachariad te vendrá a revisar tu cabeza dentro de poco. Me voy a avisar a los chicos.
Asiento, con la sonrisa aún en mi rostro y aparentando que la haré caso en todo. Se marcha lentamente hacía la puerta y antes de cerrar para irse me mira y me acusa con un dedo.
Valentina: Hazme en caso. Voy muy enserio.
No contesto y escucho el cierre de la puerta. Acaricio mis pantorillas y me pongo en pie. Las piernas me tiemblan bajo el peso de mi cuerpo y beso el suelo. Wow, parece que se me ha olvidado como andar. Hago una mueca no muy agradable y escupo unas palabras que no son dignas de una señorita de mi edad como yo. Presiono mi frente contra el duro y gélido suelo de la enfermería. Entrecorto los centímetros que me separan de algún soporte y giro sobre mi misma por el suelo, quedándome de nuevo bocaarriba. Me incorporo, notando como la boca de mi estómago se encoge y me da un tirón que me recuerda que no he comido nada en dieciseis días. Agarro el borde la mesilla de noche blanca y consigo mantenerme en pie unos instantes antes de caer sobre la cama exhausta. Me desprendo de la cazadora que ahora se ha convertido en un estorbo pesado y calofirico. La dejo sobre la almohada y busco con la mirada mis botas negras. No estan. Mordisqueo mi labio ligeramente y reviso debajo de la cama, aún sin bajarme de ella. Encuentro mis calcetines grises y las botas. Estiro mis brazos, tirando de mis tendones y gruñendo. Mi dedo corazón llega a una de las botas y la agarra con fuerza. La arrastro hacía mi y la subo hasta la cama. Saco el calcetín lleno de sangre con una mueca y lo tiro al suelo, tragándome las naúseas que invaden mi estómago ahora mismo. Busco mi estela en la bota pero no. Suelto la bota y dejo que caiga en el suelo de pie y con un sonido sordo. Vuelo a inclinarme sobre el borde de la cama, provocando que el colchón cruja bajo mi peso. Mordisqueo mi labio inferior seco y estiro mi brazo todo lo que puedo, sintiendo un gran dolor en él. Presiono mis ojos y escucho la puerta abrirse.
Yo: No es lo que parece, Valentina... -empiezo a justificarme hasta que una voz aguda y a la vez masculina grita.
Elevo mis ojos del suelo y miro a Louis con los ojos aguados y mirandome. Su piel a perdido color y parece que ha visto un fantasma aunque, bueno, es normal. No todos los días tu hermana pequeña se despierta de un coma de dos semanas.
Louis: Nathalie... -murmura con las lágrimas rodando por sus mejillas y mojando su mano.
Yo: ¿Quién si no, señor Carrot? -pregunto con una sonrisa y mi tono de: es obvio.
Me incorporo con rápidez y cruzo mis piernas, con las manos posadas en mis palmas de los pies.
Yo: ¿Piensas salir del shok ahora o...?
Louis salta y se tira encima mía.
Louis: Estas viva.
Yo: No. Estoy muerta si te parece -aclaro con sarcásmo y poniendo los ojos en blanco.
Louis: Y conservas tú peculiar sentido del humor.
No me deja protestar ya que se dedica a darme besos en las mejillas, frente, nariz y a matarme a abrazos.
Louis: No sabes el susto que nos has dado a todos -dice besando mi pelo.
Puedo sentir su aliento contra mi cabeza, cálido y vivo.
Louis: No pensé que era cierto hasta que has hablado -me separa de él y me mira con los ojos rojos y con un brillo de confusión.- Porque... No serás una ilusión, ¿verdad?
Niego divertida.
Louis: Entonces esto es un sueño...
Le pellizco el brazo y este suelta una exclamación de dolor.
Yo: Si te duele no es un sueño.
Sonrio tiernamente y Louis se pone en pie.
Louis: Tengo que avisar a todos... Tengo que...
Yo: Louis... por favor. Deja de hablar tan rápido -pido riendo y con los ojos brillando de pura diversion.
Louis: Imposible. Estas viva... eres real...
Antes de que pueda abrir la boca sale del cuarto y se pone a gritar como loco. Meneo la cabeza lentamente riendo. Louis no cambiará nunca
Capitulo 7
Mis labios se entreabren, queriendo dejar que el aire se filtre por la boca y el oxígeno inunde mis pulmones secos. La sangre zumba por mis oidos y mis mejillas, regalándome una sensación de ardor por todo el cuerpo. Me culpo interiormente por no haberme dado cuenta antes, cuando todo esto estaba a mi alcanze. Ahora esta demasiado lejos, fuera de mis manos y mis pensamientos. De mi mente y cuerpo. ¿Cómo diablos no lo pensé así antes? Las diminutas piececitas del rompecabezas se unen, con un pequeño click enigmático y dejándome en blanco. Mis dedos traspasan mi cabello suelto, deslizandose hasta las puntas. El corazón se acelera y mi mente se ha quedado bloqueada en las palabras últimas que me han dicho. Una diminuta exclamación sale de mi garganta, y mis ojos se entrecierran, pareciendo diminutos y suaves rendijas del color del East River en invierno. Cada parte de mi cuerpo se retuerce por dentro. La voz de Valentina me llama, aterrorizada de que vuelva a entrar en el trance de hace dos semanas. En coma de nuevo. Me remplanteo de que todo esto pueda ser una pesadilla. De que duerma ahora mismo en alguna parte, y que al despertarme, los cálidos brazos de Harry me rodeen y su voz me asegure de que todo esto es una pesadilla. De que todo va bien. De que me ama. Parpadeo seguidamente, cuándo las manos de Valentina me inclinan sobre el colchón y las mantas, tapándome con las últimas. De sus yemas saltan chipas de color verde y yo sólo me limito a mirarlas en un trance profundo que inunda todo mi cuerpo. Me embriega ligeramente, transformándome en una persona confusa y pérdida de todo. Mi pecho asciendo, cuando tomo una profunda bocanada. Miro a el techo de cuadrados blancos divididos por lineas plateadas. Escucho a la voz de Valentina ordenarme que intente regular mi respiración, mi ritmo cardiáco. Sigo en shock. Sigo dejándole ventaja al coma, la confusión y a mi repentino estado de shok. Un nudo se forma en mi garganta y en la boca de mi estómago. Siento mi pecho ascender y descender presionado, con el sentimiemto de pesadez en el. Imagines borrosas aparecen ante mis ojos, ante mi. Sangre y el pensamiento de que tendré que matar al ser al que más he amado en mi vida. Dichoso destino. Mis manos se apoyan en las suaves y dulces sábanas de color hospital y aspiro la dulce fragancia de las pastillas, las flores medicinales por mi boca, junto a lo que debe de ser mi novena bocanada. La voz de Valentina se ahoga con la sangre de mis oidos, convirtiendose en un zumbido molesto que me raya la cabeza instantaneamente. Acurruco mi cabeza en la blanda almohada y espero a que todo esto pase. Los oidos se me destaponan de un golpe y regreso involuntareamente a la realidad. Los hilos que me llevaban al coma y mi trance durmiente se rompen de una manera mágica y me amarro a la realidad. No soy tan débil para volver a caer. No otra vez. Las rendijas de mis ojos se abren poco a poco y miro a Valentina. Le dedico una falsa sonrisa y murmuro sin precipitarme entre las pausas de mis palabras.
Yo: Estoy bien. No pasa nada.
Escucho a Valentina suspirar aliviada y veo como se lleva una mano a el pecho y otra a la cabeza.
Valentina: Menos mal que estas bien. A la que casi le da algo es a mi.
Se ha tragado mi mentira y sus ojos brillan calmados.
Valentina: Te dejaré descansar. No te levantes, ¿entiendes? El Hermano Zachariad te vendrá a revisar tu cabeza dentro de poco. Me voy a avisar a los chicos.
Asiento, con la sonrisa aún en mi rostro y aparentando que la haré caso en todo. Se marcha lentamente hacía la puerta y antes de cerrar para irse me mira y me acusa con un dedo.
Valentina: Hazme en caso. Voy muy enserio.
No contesto y escucho el cierre de la puerta. Acaricio mis pantorillas y me pongo en pie. Las piernas me tiemblan bajo el peso de mi cuerpo y beso el suelo. Wow, parece que se me ha olvidado como andar. Hago una mueca no muy agradable y escupo unas palabras que no son dignas de una señorita de mi edad como yo. Presiono mi frente contra el duro y gélido suelo de la enfermería. Entrecorto los centímetros que me separan de algún soporte y giro sobre mi misma por el suelo, quedándome de nuevo bocaarriba. Me incorporo, notando como la boca de mi estómago se encoge y me da un tirón que me recuerda que no he comido nada en dieciseis días. Agarro el borde la mesilla de noche blanca y consigo mantenerme en pie unos instantes antes de caer sobre la cama exhausta. Me desprendo de la cazadora que ahora se ha convertido en un estorbo pesado y calofirico. La dejo sobre la almohada y busco con la mirada mis botas negras. No estan. Mordisqueo mi labio ligeramente y reviso debajo de la cama, aún sin bajarme de ella. Encuentro mis calcetines grises y las botas. Estiro mis brazos, tirando de mis tendones y gruñendo. Mi dedo corazón llega a una de las botas y la agarra con fuerza. La arrastro hacía mi y la subo hasta la cama. Saco el calcetín lleno de sangre con una mueca y lo tiro al suelo, tragándome las naúseas que invaden mi estómago ahora mismo. Busco mi estela en la bota pero no. Suelto la bota y dejo que caiga en el suelo de pie y con un sonido sordo. Vuelo a inclinarme sobre el borde de la cama, provocando que el colchón cruja bajo mi peso. Mordisqueo mi labio inferior seco y estiro mi brazo todo lo que puedo, sintiendo un gran dolor en él. Presiono mis ojos y escucho la puerta abrirse.
Yo: No es lo que parece, Valentina... -empiezo a justificarme hasta que una voz aguda y a la vez masculina grita.
Elevo mis ojos del suelo y miro a Louis con los ojos aguados y mirandome. Su piel a perdido color y parece que ha visto un fantasma aunque, bueno, es normal. No todos los días tu hermana pequeña se despierta de un coma de dos semanas.
Louis: Nathalie... -murmura con las lágrimas rodando por sus mejillas y mojando su mano.
Yo: ¿Quién si no, señor Carrot? -pregunto con una sonrisa y mi tono de: es obvio.
Me incorporo con rápidez y cruzo mis piernas, con las manos posadas en mis palmas de los pies.
Yo: ¿Piensas salir del shok ahora o...?
Louis salta y se tira encima mía.
Louis: Estas viva.
Yo: No. Estoy muerta si te parece -aclaro con sarcásmo y poniendo los ojos en blanco.
Louis: Y conservas tú peculiar sentido del humor.
No me deja protestar ya que se dedica a darme besos en las mejillas, frente, nariz y a matarme a abrazos.
Louis: No sabes el susto que nos has dado a todos -dice besando mi pelo.
Puedo sentir su aliento contra mi cabeza, cálido y vivo.
Louis: No pensé que era cierto hasta que has hablado -me separa de él y me mira con los ojos rojos y con un brillo de confusión.- Porque... No serás una ilusión, ¿verdad?
Niego divertida.
Louis: Entonces esto es un sueño...
Le pellizco el brazo y este suelta una exclamación de dolor.
Yo: Si te duele no es un sueño.
Sonrio tiernamente y Louis se pone en pie.
Louis: Tengo que avisar a todos... Tengo que...
Yo: Louis... por favor. Deja de hablar tan rápido -pido riendo y con los ojos brillando de pura diversion.
Louis: Imposible. Estas viva... eres real...
Antes de que pueda abrir la boca sale del cuarto y se pone a gritar como loco. Meneo la cabeza lentamente riendo. Louis no cambiará nunca
Jockie.
Re: Fall Angels: The Sky War |2nd Temporada|
.lokjbvfcvbnjk,mjbgvcd ME ENCANTO! SEGUILA! Ya quiero ver cuando YO protega a Nate, recuerdo ese capitulo a la perfeccion (?)
Invitado
Invitado
Re: Fall Angels: The Sky War |2nd Temporada|
Me encantaron los capítulos, Nate viva, me hacen feliz. Ay mi Lou que monoso es! siguela yaaaaaaaaaaa de ya
Lidialovees
Re: Fall Angels: The Sky War |2nd Temporada|
Jajajaja Trabajo en el cap a pilaaas (?) Lo subo en medoa horaque Lana del Rey me inspira
Jockie.
Re: Fall Angels: The Sky War |2nd Temporada|
MARATÓN 5/5
Capitulo 8
Resoplo con fuerza, llevándome la mano a la cabeza y cerrando mis ojos con fuerza. Mi mano cae por mi rostro, cayendo por la mandíbula y acabar posada en mi rodilla. Humedezco mi labio superior, que me sabe a sal y me vuelvo a inclinar sobre la bota llena de barro. Recojo el cilindro transparente y dibujo dos Runas. El ardor de la punta quema mis tobillos, mandando escalofrios desde el fémur hasta la barbilla. Las pinceladas me recuerdan a tinta negra sobre mi dorada piel. Encuentro el brazalete oscuro de signos extraños en mi tobillo izquierdo e inconscientemente toco el relieve suave de la cicatriz. Dejo la estela a mi lado y mis dedos se encargan de descifrar las cicatrices oscuras diferentes a mis runas. Es de color rojo oscuro, como una marca demoniaca que se cierce a mi piel sin querer separarse. Me intento poner de pie, con las piernas temblando y mi mente nublada. Hago una mueca y mis manos van inconscientemente a la pared para sujetarse mejor. Camino a pequeños pasos de bebé, con los pies descalzos y mis plantas de los pies rasgando el suelo. Llego a el baño y me meto dentro. Me deshago de mis pantalones y mi camiseta y observo a la figura flacucha que se supone que soy yo. Me cuesta pensar que estoy viva, que puedo volver a respirar y puedo reservar mi último suspiro. Dos veces en las puertas de la muerte en esta semana. Todo un récord. No tengo magnificas curvas como Nachu, ni una talla de pecho perfecta como Ariadna. Me limito a mirarme horrorizada al espejo y darme cuenta de que es normal que no le gusta a Harry. Mi cara esta llena de pecas y mis ojos son sosos y tristes. Mis labios no son muy carnosos ni deseables como los de Harry o sus largas y firmes piernas, mi culo no es espectacular como el de Louis. No tengo el don de comer hasta hartarme y no engordar ni un gramo como Niall o el sentido del humor de Liam. No tengo los ojos del badboy de mi hermano Zayn y mi cabello es de color rojo. Sin brillo ni glamour. No tengo la delicada piel de Valentina ni nada interesante en mi. Son del montón. Normalucha. Abro la llave de la ducha y me deshago de mi ropa interior. Puedo localizar las huellas de los besos de Harry, su olor en mi piel... Una sensación de culpabilidad me rellena por dentro. Una vocecilla en mi cabeza me habla, echándome la culpa de todo esto. Quiero callar a la vocecilla pero no me siento potente para hacerlo. Me limito a agachar la cabeza, creando una cortina de fuego a mis lados y metiendome en la lluvía artificial caliente. Punzadas de dolor atacan mi cuerpo y me ducho. Escojo un jabón con olor a vainilla y me lavo con él. Cierro los ojos, permitiendo que el agua me purifuque. Mierda de todo. Alguien toca la puerta repetidamente. Me pongo tensa y cierro la llave del agua. Me seco en una toalla con bordados amarillos de margaritas y saco ropa seca interior y cómoda. Unos pantalones de chándal grises con lineas verticales a los lados y el número 67 en la cadera derecha y una camiseta de tirantes rosa fucsia fosforito. Guardo la ropa sucia en un cesto y salgo del baño, abrumada por el vapor de ducha que no se despega de mi. Me desenredo el cabello con los dedos, con la cabeza ladeada a un lado y los ojos abiertos. Mis manos se caen de mi cabello rojo a los costados y mis ojos se entrecierran con un "ah" decepcionado cuando miro la figura del Hermano Zachariad de espaldas a mi.
"Hola Nathalie."
Su voz es tan extraña como recuerdo. Los Hermanos Silenciosos me dan espina.
Yo: Hermano Zachariad -digo como saludo.
"Una persona a venido a visitarte."
Su mano muestra a una chica pelirroja -con el tono del cabello un poco más oscuro que el mío-, de grandes ojos castaños, nariz pequeña y piel lívida. Es casi tan alta como yo. Lleva unos vaqueros que se ajustan a sus curvas y una camiseta a rayas blanca y roja con una cazadora de color caramelo. Su mano va hacía un mechón rebelde rojo y se lo pone detrás de su oreja con un largo dedo. Su otra mano se extiende y una tímida sonrisa se dibuja en sus labios rojos pintados. Le estrecho la mano, con el rostro inexpresivo.
XX: Mi nombre es Dafne -se presenta la chica.
Capitulo 8
Resoplo con fuerza, llevándome la mano a la cabeza y cerrando mis ojos con fuerza. Mi mano cae por mi rostro, cayendo por la mandíbula y acabar posada en mi rodilla. Humedezco mi labio superior, que me sabe a sal y me vuelvo a inclinar sobre la bota llena de barro. Recojo el cilindro transparente y dibujo dos Runas. El ardor de la punta quema mis tobillos, mandando escalofrios desde el fémur hasta la barbilla. Las pinceladas me recuerdan a tinta negra sobre mi dorada piel. Encuentro el brazalete oscuro de signos extraños en mi tobillo izquierdo e inconscientemente toco el relieve suave de la cicatriz. Dejo la estela a mi lado y mis dedos se encargan de descifrar las cicatrices oscuras diferentes a mis runas. Es de color rojo oscuro, como una marca demoniaca que se cierce a mi piel sin querer separarse. Me intento poner de pie, con las piernas temblando y mi mente nublada. Hago una mueca y mis manos van inconscientemente a la pared para sujetarse mejor. Camino a pequeños pasos de bebé, con los pies descalzos y mis plantas de los pies rasgando el suelo. Llego a el baño y me meto dentro. Me deshago de mis pantalones y mi camiseta y observo a la figura flacucha que se supone que soy yo. Me cuesta pensar que estoy viva, que puedo volver a respirar y puedo reservar mi último suspiro. Dos veces en las puertas de la muerte en esta semana. Todo un récord. No tengo magnificas curvas como Nachu, ni una talla de pecho perfecta como Ariadna. Me limito a mirarme horrorizada al espejo y darme cuenta de que es normal que no le gusta a Harry. Mi cara esta llena de pecas y mis ojos son sosos y tristes. Mis labios no son muy carnosos ni deseables como los de Harry o sus largas y firmes piernas, mi culo no es espectacular como el de Louis. No tengo el don de comer hasta hartarme y no engordar ni un gramo como Niall o el sentido del humor de Liam. No tengo los ojos del badboy de mi hermano Zayn y mi cabello es de color rojo. Sin brillo ni glamour. No tengo la delicada piel de Valentina ni nada interesante en mi. Son del montón. Normalucha. Abro la llave de la ducha y me deshago de mi ropa interior. Puedo localizar las huellas de los besos de Harry, su olor en mi piel... Una sensación de culpabilidad me rellena por dentro. Una vocecilla en mi cabeza me habla, echándome la culpa de todo esto. Quiero callar a la vocecilla pero no me siento potente para hacerlo. Me limito a agachar la cabeza, creando una cortina de fuego a mis lados y metiendome en la lluvía artificial caliente. Punzadas de dolor atacan mi cuerpo y me ducho. Escojo un jabón con olor a vainilla y me lavo con él. Cierro los ojos, permitiendo que el agua me purifuque. Mierda de todo. Alguien toca la puerta repetidamente. Me pongo tensa y cierro la llave del agua. Me seco en una toalla con bordados amarillos de margaritas y saco ropa seca interior y cómoda. Unos pantalones de chándal grises con lineas verticales a los lados y el número 67 en la cadera derecha y una camiseta de tirantes rosa fucsia fosforito. Guardo la ropa sucia en un cesto y salgo del baño, abrumada por el vapor de ducha que no se despega de mi. Me desenredo el cabello con los dedos, con la cabeza ladeada a un lado y los ojos abiertos. Mis manos se caen de mi cabello rojo a los costados y mis ojos se entrecierran con un "ah" decepcionado cuando miro la figura del Hermano Zachariad de espaldas a mi.
"Hola Nathalie."
Su voz es tan extraña como recuerdo. Los Hermanos Silenciosos me dan espina.
Yo: Hermano Zachariad -digo como saludo.
"Una persona a venido a visitarte."
Su mano muestra a una chica pelirroja -con el tono del cabello un poco más oscuro que el mío-, de grandes ojos castaños, nariz pequeña y piel lívida. Es casi tan alta como yo. Lleva unos vaqueros que se ajustan a sus curvas y una camiseta a rayas blanca y roja con una cazadora de color caramelo. Su mano va hacía un mechón rebelde rojo y se lo pone detrás de su oreja con un largo dedo. Su otra mano se extiende y una tímida sonrisa se dibuja en sus labios rojos pintados. Le estrecho la mano, con el rostro inexpresivo.
XX: Mi nombre es Dafne -se presenta la chica.
Jockie.
Re: Fall Angels: The Sky War |2nd Temporada|
hbgfcdxcfghjhgfcdxs ME ENCANTO!! La protectora ya llego! (?) eguila! Ahora no, porque es tarde alla, son las 1:06 asi que anda a dormir maniana la seuis si queres hermosa!
Invitado
Invitado
Re: Fall Angels: The Sky War |2nd Temporada|
Jajaja Es cazi la una y no tengo suenio:/ Demasiado sad for sleep
Jockie.
Re: Fall Angels: The Sky War |2nd Temporada|
Siempre estoy dormida cuándo susbes capítulo -.-
Me encantó, mmm Dane y Nate juntas, no es mala combinación jejeje
Sigueeeeeeeeeeeeeeeeeeee
Me encantó, mmm Dane y Nate juntas, no es mala combinación jejeje
Sigueeeeeeeeeeeeeeeeeeee
Lidialovees
Re: Fall Angels: The Sky War |2nd Temporada|
Jajaja Subo cap a las 5 o por ahi. Tal vez incluso dos.
Jockie.
Re: Fall Angels: The Sky War |2nd Temporada|
Alla son las 11 de la maniana? Falta mucho paa las 5 !
Invitado
Invitado
Re: Fall Angels: The Sky War |2nd Temporada|
Capitulo 9:
Ride
Mis ojos se entrecierran en diminutas rendijas de pestañas pelirrojas.
Yo: Un placer. Nathalie Blackson -estrecho su mano con fuerza y mis ojos examinan el rostro de la chica.
El olor a limón inunda mis fosas nasales. Licántropa.
Dafne: Veo que ya has despertado. ¿Te encuentras mejor? -pregunta cortés mente.
Yo: Sí, gracías Dafne -contesto automáticamente, como mi madre me enseño.
Dafne: Llámame Sasi, por favor.
Asiento ligeramente.
Yo: ¿Desea que hablemos en otro parte? -mi voz es neutra y suave.
Dafne: Si no es molestía...
La conduzco por los pasillos del Instituto, desobedeciendo las normas que me ha puesto Valentina minutos antes. Mi piel siente el gélido suelo bajo ella y mis ojos recorren el pasillo. Las paredes siguen teniendo el mismo papel de rombos azul verdoso oscuro de siempre, los candelabros organizados estrategicamente para iluminar todos los pasillos. La alfombra roja tapado el suelo de madera oscura... Igual que siempte. El hedor a cera líquida y a antiguo. Lo echaba de menos. Giramos la esquina y abro con delicadeza una de las puertas dobles de la Biblioteca. El calor de la chimenea proyecta sobras oscuras de llamas en las paredes repletas de estanterias llenas de libros gruesos y de tapas duras. El choque de calor provoca una bofetada en mi cuerpo que me entumece los músculos internos y los estira. Nos dirijimos ambas en silencio a los sofás y sillones que se encuentran frente a la chimenea, separados por la mesa de centro rectangular de madera oscura. Mi cuerpo se sienta recto, apoyando la espalda en el aire en un ángulo perfecto y dandome la posición intimidante que deseo. Dafne me mira, con sus ojos castaños recorriendo el sitio.
Dafne: Bonito sitio -murmulla anodadada.
Yo: Sí -le doy la razón sin dudarlo.
Los ojos de Dafne se encuentran con los míos y sus hombros se tensan. Esta intimidada. Puedo notar su incómodidad en la forma en que su cuerpo descansa y el ligero movimiento del pie derecho. Mi Subconsciente se inclina hacía delante, murmurando ideas y formulando preguntas demasiado rápido como para que me puedo enterar. Dafne se echa el cabello rojo hacía atrás, con las manos temblorosas y esperando a que yo diga algo. Sonrío internamente.
Yo: ¿Quiere algo de beber, señorita...? -pregunto esperando a que finalicé la frase con su apellido.
Dafne: Harrison y no gracías. No tengo sed.
Asiento levemente y entorno mis ojos a su rostro inquietante. ¿Tanto intimido?
Yo: Y... Señorita Harrison... ¿a qué se debe el placer de su visita?
Traga saliva y entrelaza sus dedos unos con otros.
Dafne: Magnus Bane me mando aquí.
Yo: ¿Para qué?
Arrugo el ceño sintiendo mi instinto depredador despierto.
Dafne: Se supone que eres la Elegida, ¿no?
Murmuro una respuesta positiva sin perder el tono de voz neutro.
Dafne: Tengo que llevarte al Santurario para entrenarte -contesta con simpleza fingida.
Yo: ¿Cuándo partimos?
La mandíbula de Dafne se cae al piso y sus ojos se abren, saliendo de las órbitas. O eso me parece a mi.
Dafne: Primero tengo que hablar con tu tutor...
Yo: Ya soy mayor de edad.
Dafne: Pero acabas de salir de un coma... no estoy segura de que sea bueno para tu salud...
Entrecierro los ojos, amenazante.
Yo: Si le tranquiliza, hablaré con mi hermano mayor Louis.
Un rubor de color rosado inunda las mejillas de Dafne mostrando un aspecto muy inocente para ser una chica de diecinueve años.
Dafne: Oh no... no...
Yo: ¿Le pasa algo, señorita Harrison? Parece un poco nerviosa.
Dafne: En.. absoluto -tartamude apartando el contacto visual conmigo y clavandolo en sus manos.
La sombra de una sonrisa se dibuja debajo de mi labio inferior y no puedo evitar que mis ojos brillen de diversión inagualable. Tomo mi barbilla y ladeo la cabeza, interesada en por qué se pone tan nerviosa.
Yo: ¿No quiero hablar con mi hermano?
Dafne: No quiero molestar -musita intranquila.
Yo: De acuerdo.
Su pecho desciende de golpe y escucho el sonido de su respiración.
Yo: ¿Cuánto durará el... -busco la palabra indicada-, adiestramiento?
El semblante de Dafne vuelve hacía mi aunque aún puedo localizar el tono rosado en sus mejillas blancas.
Dafne: A finales de Octubre, señorita Blackson.
Yo: Horan. Mi apellido desde hoy es Horan -le corrijo intentando disimular la irritación en mi voz.
Dafne: Disculpe señorita Horan -se disculpa velozmente.
Yo: ¿Y dónde iremos?
Dafne: Eso es confidencial, señorita Horan. No puedo ofrecerle esa información aunque quisiera.
Yo: ¿Por qué no?
Dafne: Porque hicé un juramento. Al igual que si ustedes los nefilines juran por el Ángel no pueden romper su promesa yo he hecho un juramento incumpible.
Yo: ¿Y usted por qué ha jurado?
Dafne: Eso también es confidencial -contesta con una sonrisa de lado.
Mis labios se convierten en una fina linea de color blanca.
Yo: De acuerdo. ¿Cuándo partimos?
Dafne: Cuando el Hermano Zachariad y Valentina esten de acuerdo en que este usted recuperada.
Hago una mueca involuntaria y Dafne se pone en pie. La imito y estrechamos nuestras manos a modo de despedida.
Dafne: Mientras tanto la visitaré todos los días, señorita Horan. Un placer haberla conocido.
Yo: El gusto ha sido mío, señorita Harrison -contesto con una simulada sonrisa.
Dafne se marcha y yo caigo en el sofá, agotada. Joder.
Ride
Mis ojos se entrecierran en diminutas rendijas de pestañas pelirrojas.
Yo: Un placer. Nathalie Blackson -estrecho su mano con fuerza y mis ojos examinan el rostro de la chica.
El olor a limón inunda mis fosas nasales. Licántropa.
Dafne: Veo que ya has despertado. ¿Te encuentras mejor? -pregunta cortés mente.
Yo: Sí, gracías Dafne -contesto automáticamente, como mi madre me enseño.
Dafne: Llámame Sasi, por favor.
Asiento ligeramente.
Yo: ¿Desea que hablemos en otro parte? -mi voz es neutra y suave.
Dafne: Si no es molestía...
La conduzco por los pasillos del Instituto, desobedeciendo las normas que me ha puesto Valentina minutos antes. Mi piel siente el gélido suelo bajo ella y mis ojos recorren el pasillo. Las paredes siguen teniendo el mismo papel de rombos azul verdoso oscuro de siempre, los candelabros organizados estrategicamente para iluminar todos los pasillos. La alfombra roja tapado el suelo de madera oscura... Igual que siempte. El hedor a cera líquida y a antiguo. Lo echaba de menos. Giramos la esquina y abro con delicadeza una de las puertas dobles de la Biblioteca. El calor de la chimenea proyecta sobras oscuras de llamas en las paredes repletas de estanterias llenas de libros gruesos y de tapas duras. El choque de calor provoca una bofetada en mi cuerpo que me entumece los músculos internos y los estira. Nos dirijimos ambas en silencio a los sofás y sillones que se encuentran frente a la chimenea, separados por la mesa de centro rectangular de madera oscura. Mi cuerpo se sienta recto, apoyando la espalda en el aire en un ángulo perfecto y dandome la posición intimidante que deseo. Dafne me mira, con sus ojos castaños recorriendo el sitio.
Dafne: Bonito sitio -murmulla anodadada.
Yo: Sí -le doy la razón sin dudarlo.
Los ojos de Dafne se encuentran con los míos y sus hombros se tensan. Esta intimidada. Puedo notar su incómodidad en la forma en que su cuerpo descansa y el ligero movimiento del pie derecho. Mi Subconsciente se inclina hacía delante, murmurando ideas y formulando preguntas demasiado rápido como para que me puedo enterar. Dafne se echa el cabello rojo hacía atrás, con las manos temblorosas y esperando a que yo diga algo. Sonrío internamente.
Yo: ¿Quiere algo de beber, señorita...? -pregunto esperando a que finalicé la frase con su apellido.
Dafne: Harrison y no gracías. No tengo sed.
Asiento levemente y entorno mis ojos a su rostro inquietante. ¿Tanto intimido?
Yo: Y... Señorita Harrison... ¿a qué se debe el placer de su visita?
Traga saliva y entrelaza sus dedos unos con otros.
Dafne: Magnus Bane me mando aquí.
Yo: ¿Para qué?
Arrugo el ceño sintiendo mi instinto depredador despierto.
Dafne: Se supone que eres la Elegida, ¿no?
Murmuro una respuesta positiva sin perder el tono de voz neutro.
Dafne: Tengo que llevarte al Santurario para entrenarte -contesta con simpleza fingida.
Yo: ¿Cuándo partimos?
La mandíbula de Dafne se cae al piso y sus ojos se abren, saliendo de las órbitas. O eso me parece a mi.
Dafne: Primero tengo que hablar con tu tutor...
Yo: Ya soy mayor de edad.
Dafne: Pero acabas de salir de un coma... no estoy segura de que sea bueno para tu salud...
Entrecierro los ojos, amenazante.
Yo: Si le tranquiliza, hablaré con mi hermano mayor Louis.
Un rubor de color rosado inunda las mejillas de Dafne mostrando un aspecto muy inocente para ser una chica de diecinueve años.
Dafne: Oh no... no...
Yo: ¿Le pasa algo, señorita Harrison? Parece un poco nerviosa.
Dafne: En.. absoluto -tartamude apartando el contacto visual conmigo y clavandolo en sus manos.
La sombra de una sonrisa se dibuja debajo de mi labio inferior y no puedo evitar que mis ojos brillen de diversión inagualable. Tomo mi barbilla y ladeo la cabeza, interesada en por qué se pone tan nerviosa.
Yo: ¿No quiero hablar con mi hermano?
Dafne: No quiero molestar -musita intranquila.
Yo: De acuerdo.
Su pecho desciende de golpe y escucho el sonido de su respiración.
Yo: ¿Cuánto durará el... -busco la palabra indicada-, adiestramiento?
El semblante de Dafne vuelve hacía mi aunque aún puedo localizar el tono rosado en sus mejillas blancas.
Dafne: A finales de Octubre, señorita Blackson.
Yo: Horan. Mi apellido desde hoy es Horan -le corrijo intentando disimular la irritación en mi voz.
Dafne: Disculpe señorita Horan -se disculpa velozmente.
Yo: ¿Y dónde iremos?
Dafne: Eso es confidencial, señorita Horan. No puedo ofrecerle esa información aunque quisiera.
Yo: ¿Por qué no?
Dafne: Porque hicé un juramento. Al igual que si ustedes los nefilines juran por el Ángel no pueden romper su promesa yo he hecho un juramento incumpible.
Yo: ¿Y usted por qué ha jurado?
Dafne: Eso también es confidencial -contesta con una sonrisa de lado.
Mis labios se convierten en una fina linea de color blanca.
Yo: De acuerdo. ¿Cuándo partimos?
Dafne: Cuando el Hermano Zachariad y Valentina esten de acuerdo en que este usted recuperada.
Hago una mueca involuntaria y Dafne se pone en pie. La imito y estrechamos nuestras manos a modo de despedida.
Dafne: Mientras tanto la visitaré todos los días, señorita Horan. Un placer haberla conocido.
Yo: El gusto ha sido mío, señorita Harrison -contesto con una simulada sonrisa.
Dafne se marcha y yo caigo en el sofá, agotada. Joder.
Jockie.
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