All Over Again [Harry Styles]. Continuación.

SII PORFA síguela pronto!!!!!!!
XxBesos 

Volvió a apoyarme contra la pared, y me besó. Otra vez sentí ganas de vomitar. Esta vez más intensa, más reales. Sentí el sabor amargo en mi boca, mezclado con su propio sabor a alcohol. Desagradable, asqueroso, insoportable. Quería terminar con todo en ese preciso momento, y así lo intenté. Deslicé mi mano por su estómago lentamente y él bajó sus defensas. Dejó de besarme y su cabeza fue hacia atrás, alejándose unos centímetros, mientras “tímidamente” lo acariciaba. Estaba lo suficientemente lejos. Y yo estaba lista. Una de mis piernas fue entre las suyas y mi rodilla en un ágil movimiento dio en sus testículos. Gritó y cayó al suelo desestabilizado. Antes de que pudiera levantarse, lo patié en el estómago.
Y una furia sobrenatural me invadió. Podía jurar que otra personalidad se había apoderado de mí,, mientras violentamente mi pie se estrellaba contra todo su cuerpo. Sus gemidos de dolor parecían estimularme a que continuara. Aquel hijo de puta me había tocado sin mi permiso. Se había aprovechado de mi inocencia, de mi tamaño, de mi poca fuerza. Porque era hombre y era más que yo. ¿Pues, era más que yo? Bien. No lo era. Y se lo estaba demostrando mientras él me imploraba. Como yo le había implorado sin escuchar clemencia de su parte. Pero yo si la tenía. Porque era más humana que la basura que tenía enfrente.
Corrí del recoveco oscuro antes de que alguien pudiera verme lastimarlo de esa forma. Desesperada, miré hacia todos lados, en busca de alguna escapatoria. Los baños. Eran seguros. Me escondí dentro de un cubículo y me senté en el suelo. Comencé a temblar y a llorar casi como si no lo sintiera. Los sollozos eran intensos al igual que el nudo en mi garganta. No podía sostenerlo. Era un sentimiento externo a mí. Jamás me había sentido así de desconcertada, de desesperada. No encontraba la calma ni tenía necesidad de hacerlo. Miraba atónita el suelo mientras las lágrimas parecían llenar todo mi espacio, aunque en realidad caían por mi rostro con toda la naturalidad que podía existir.
No sabía que hacer. Estaba en un estado de pánico y estrés que nunca había experimentado. Estaba aterrada y temblaba. Pensé que jamás iba a poder levantarme de ese lugar, imposibilitada de tener algún pensamiento coherente, más que la sucesión de la memoria reciente en mi mente. La pesada mano de Ed sobre mi mejilla, los gritos y las palabras hirientes, las peleas con Louis, el sentimiento de pérdida, abandono y vacío, las manos de Caleb y el extraño recorriéndome, la sangre recorriendo su rostro por mi defensa, mi ahogo emocional... y ya no veía nada más. Mi vista se nubló hasta llegar a ser nula, una pantalla negra escondiendo a mis ojos. Me sostuve con fuerza del retrete, que fue lo primero que encontré a mi izquierda. Volví a sentir todo mi estómago revuelto, mis ojos latiendo con fuerza pese a que estaban completamente cerrados, y un dolor en la nuca que desconocía. La bilis volvió a subirse por mi garganta y no pude contenerlo. Me incliné y vomité.

“Así es, pequeña. Disfrútalo.”

Vomité, vomité y vomité, golpeando con mi puño en la cerámica. No podía controlar esas reacciones de mi cuerpo. No había sentido un malestar tan conjunto en mi vida, y no sabía como frenarlo. Cuando mi cuerpo pareció vaciarse de alcohol, comida y cualquier líquido existente, caí sobre la puerta. Casi inconciente. Las lágrimas recordándome que aún estaba ahí. Que estaba viva, aunque no sintiera ni siquiera el agua deslizarse por mis pómulos. Mi corazón latía con fuerza en mi pecho que dolía como ninguna otra vez. Me sentía despreciada. Me sentía sin valor. Sin Louis. Sin Edward. Sin que mi madre me quisiera. Siendo corrompida por desconocidos.
Sentí un ruido proveniente de la puerta y mis sentidos se alertaron automáticamente, mi pánico volviendo a aparecer. Pese a que intenté ponerme de pie o siquiera abrir los ojos, no pude hacerlo. Mi cuerpo aún estaba en el suelo, tan vacío de energías como lo estaba de sentimientos mi alma. Escuchar la voz de una chica logró que me calmara, mi organismo relajándose suavemente. Pareció escucharme o saber de mi presencia, sin que entendiera el motivo. Abrió la puerta del cubículo, agachándose a mi altura, sonriendo y abandonando su sonrisa al ver mi rostro empapado, negro por el maquillaje corrido. Las lágrimas volvieron a salir casi por inercia. Toda mi dignidad se había ido por el mismo lugar que mis vómitos. Me sentía humillada, mientras le rogaba que ayudara a levantarme y ella lo hacía con el mayor cuidado posible. Su amiga a un costado llenaba un vaso con agua, y se acercaba a mí de la misma manera precavida. El líquido recorriendo mi garganta solo me llevó hacia uno de los lavamanos a continuar con las arcadas. Pude ver las miradas entre ellas, preocupación. Y es que solo para dar lástima servía. Intenté pararme derecha pero las piernas parecieron fallarme. La chica que me había dado el vaso de agua me ayudó a mantenerme en pie.

- ¿Qué es lo que pasa contigo? -preguntó, cuidadosa.- ¿Con quién has venido?
- Mi novio. -murmuré, insegura y en un tono imposiblemente más bajo.
- ¿Y te ha dejado quedarte aquí en estas condiciones? -cuestionó la otra, casi retóricamente.
- Quiero irme. -susurré, sin responder a su pregunta obvia.

Si. Louis me había dejado así en esas condiciones. Con dos desconocidos que se hacen llamar sus amigos. En una fiesta con gente superiormente mayor a mi. Con drogas, alcohol y miles de peligros más. Las lágrimas, esta vez de indignación y furia, salieron nuevamente por mis ojos mientras las dos chicas me llevaban hasta la salida. No quería siquiera buscarlo. Quería irme del lugar, borrar la memoria de toda esa noche para siempre de mí. No sabía a donde podía ir, porque las llaves de mi casa no las tenía. Insulté hacia el suelo, ahora parada por mi propia fuerza, el aire fresco renovando mi organismo. Y no podía pensar en nada más que en mi dolor en cuanto una de ellas llamaba a un taxi con la mano. Hacía frío, pero fue entonces cuando me di cuenta que tenía la campera de jean de Louis puesta. Me la había dado durante su pequeña enseñanza con el alcohol, otra de las cosas que quería olvidar y evadir en mi futuro. Metí la mano en el bolsillo encontrando sus llaves. Suspiré. Era mi única opción. Encontré algo de dinero en el otro bolsillo, mientras la chica que ahora reconocía como rubia, me ayudó a meterme en el automóvil.

- Gracias. -musité, alterada, aún conmocionada por todo lo ocurrido. Las lágrimas volvieron a rodar por mi rostro.
- Está bien. Espero que todo se solucione.

Saludaron ambas desde la vereda, con una sonrisa nostálgica. Me recosté sobre el asiento trasero, diciéndole la dirección de Louis al chofer antes. Mientras lloraba. Mientras no podía dejar de llorar. Mientras el dolor seguía creciendo en mí y dispersándose por todo mi cuerpo. Jamás me había sentido así. Como si una gran parte de mi ya no estuviera. Como si no hubiera forma de volver a unir todo otra vez. Como si nada encajara, como si fuera un vidrio que estalló en mil pedazos. No sabía lo que quería. Moría por tener a mi papá cerca. Moría por llorar junto a él como había hecho tantas otras veces de niña. Moría por acurrucarme en los brazos de Louis y que lograra que todo mi dolor desapareciera. Pero eso no bastaba. No quería verlos. No quería revivir todo el dolor, solo quería que sanara. Y no encontraba la forma en la que eso fuera posible.
Bajé del taxi, pagándole al chofer por la ventanilla. Agradeció, haciendo una pequeña mueca antes de despedirse. Una mueca de consuelo, no de disgusto, como las que últimamente tenía la desgracia de presenciar. El automóvil se alejó, dejándome sola en el silencio y la quietud de la noche. Eran algo más de las tres de la mañana. Bufé, y me dirigí a la puerta, buscando la llave correcta. Me adentré en su casa, una avalancha de recuerdos azotándome. Las lágrimas volvieron a caer y las limpié con el dorso de mi mano. Habíamos pasado tantas tardes juntos. Habíamos reído, habíamos mirado películas, habíamos jugado a juegos de mesa, habíamos bromeado con juegos de palabras hasta cansarnos... habíamos sido tan felices, y todo parecía tan lejano en ese momento. Todo parecía tan ajeno a la realidad actual. No podía verme de esa forma con Louis y eso me lastimaba. Profundamente. Lo amaba con tanta intensidad que lo sentía arder dentro mío como una quemadura a carne viva cerca nuevamente del fuego. Y todo eso me causaba más dolor.
Subí las escaleras hasta su habitación. Las mismas escaleras que había subido nerviosa y tímida la noche en que hicimos el amor por primera vez. La misma habitación de las únicas dos veces que nos habíamos unido físicamente. El mismo lugar lleno de fantasmas de nuestro pasado juntos, de siluetas que aún parecía ver nítidamente recorrer el lugar, reír, besarse. No podía ver a través de mis lágrimas, mientras quitaba mi ropa. Fui hacia el baño y sin quererlo, me miré en el espejo. Sentí terror de mi propio reflejo. Mi piel estaba pálida, aún con rastros negros del maquillaje. Mis ojos estaban hinchados, achinados y rojos por el llanto. Mi piel aún estaba mojada por las lágrimas que salían sin cesar. Estaba despeinada y con expresión fantasmagórica. Continué mirando mi cuerpo semidesnudo, cada pequeño detalle, y sentí asco. Estaba perdida. Lucía abandonada, descuidada, desorientada. Los sollozos se intensificaron mientras apoyaba ambas manos en el lavamanos, y dejaba caer mi cabeza hacia el vacío.
Tuvimos que haber vuelto a su casa cuando lo propuso. Tuvimos que haber hecho el amor. Tuvimos que haber dormido con nuestros cuerpos entrelazados. Tuvimos que haber estado juntos cada segundo posible, tuve que haber tenido que despertar a Louis a besos por sus ronquidos. Tuvimos que habernos reconciliado, tuvimos que haber reído, tuvimos que haber vuelto a ser los que éramos dos años atrás. O al menos un año atrás. Las cosas tenían que mejorar, tenía que encontrar mi calma en él. No tenía que perder mi genio, todo no tenía que empeorar, no tenía que sentirme de esa forma. Golpeé fuertemente los mosaicos del baño y grité. Si, grité. Y agradecí que sus padres no estuvieran en casa, porque no habría podido evitarlo. Intenté calmar mi desconsuelo, volviendo a su habitación. Busqué en sus cajones una de mis remeras favoritas de las que usaba regularmente. La deslicé por mi cuerpo y temblé. No supe si era por el llanto o por el frío de la tela. Me dio igual. Todo me daba igual. Porque ya nada servía. Ni de mí, ni de todo mi alrededor. Me adentré en sus sábanas, que tenían su esencia. Su perfume. Me abracé a mi misma y mi cuerpo se volvió a sacudir. Sollozaba, apretaba mis puños e intentaba contener toda mi furia. Pero no podía. Él no estaba junto a mí. Y no sabía hasta que punto quería que lo estuviera.


Corría. Más rápido de lo que daban mis piernas. Todo era oscuridad y soledad. Ese sentimiento de ahogo estaba presente, mientras corría desesperada. Caleb estaba detrás de mi. A solo unos pocos pasos. Superando mi rapidez segundo a segundo. Jadeaba, de miedo, de pánico mientras mis piernas seguían moviéndose. Pero él era más rápido. Su brazo se aferró a mi cintura y mi espalda chocó contra él. Grité, pero parecía que nadie iba a escucharme. Y otra vez mi peor miedo parecía materializarse...
Desperté, sudada, temblando, y quitando la asquerosa mano de mi cintura. Mientras intentaba tranquilizarme y limpiaba las lágrimas de mi rostro, me di cuenta que todo había sido un sueño. Y no era Caleb quien estaba a mi lado. Giré, encontrando a mi novio a mi lado, su mano aún apoyada en mi cintura, rozándola a través de la tela. Profundamente dormido, sus labios entreabiertos... imposiblemente más hermoso. Quise besarlo y olvidarme de todo lo ocurrido. Pero no podía. Porque ni siquiera quería compartir el mismo espacio que él. Aunque eso era todo lo que realmente necesitaba...
Y me acerqué un poco más, tragando duramente. Las lágrimas quisieron volvier a caer. Intenté evitarlo mientras inhalaba todo su olor masculino y fresco. No pude controlar el sollozo que se me escapó cuando su mano hizo presión en mi cintura. Me giré nuevamente, deslizandome hacia el otro extremo de la cama. Llorando. Sin consuelo. Y eso pareció despertarlo, porque su brazo ahora tomó mi cintura por completo, acariciando mi estómago y pegándome a él. Quise soltarme suavemente, confundida por la sensación, pero él continuó con su abrazo. Lloré con intensidad mientras él respiraba sobre mi hombro. Estaba ahí. Mi Louis. Pero ya no sabía si ese era mi Louis o era un desconocido que me había dejado caer lo más bajo que alguien pudiera caer.

- Sh, sh... mi amor. Sh. -intentaba silenciarme, calmarme, sin encontrar respuesta en mí. Mi cuerpo parecía temblar aún más con su cercanía y la presión en mi pecho crecía. Él quería sentirse mejor, porque sabía que todo había sido su culpa. Pero no iba a darle ese gusto, por más que hubiera querido hacerlo. Porque no podía.- Lo lamento, nena. En verdad, lo lamento tanto... -susurró en mi oído y dejó suaves besos por todo mi cuello. Me estremecí y no fue de placer. Fue de miedo. No quería su contacto físico.
- No me toques, por favor. -supliqué, en un hilo de voz. Pensé que mis cuerdas vocales ni siquiera existían después de todo lo que había sucedido.
- No, no, no... -musitó, asustado.- No hagas esto. -dijo, y su voz pareció quebrada. ¿Y por qué siquiera él iba a llorar? Si no tenía nada que lo atormentara más que la culpa.- Soy yo. Soy Louis, soy Tommo... jamás te dañaría pequeña, jamás haría algo que tú no quisieras... no soy Caleb.

Escuchar siquiera su nombre aumentaba mis ganas de vomitar. Bastardo. Me gustaría saber que fue lo que él había hecho con respecto a todo esa situación. ¿Habría reaccionado? ¿Lo habría golpeado? ¿Le habría hecho saber cuan basura en realidad es? Quería saberlo pero a la vez no. Quería olvidar todo. Eso era lo único que quería.

- Ya lo has hecho... -murmuré.
- Lo siento. No debí haberte dejado sola en ningún momento, amor. -excusó. Sus palabras parecían sinceras y era lo más cálido que había escuchado de él en las últimas semanas.- Por favor, mírame. Quiero ayudarte, quiero escucharte. Por favor...

Suplicó. Su voz estaba quebrada. Ahora era seguro. Louis Tomlinson iba a llorar. Y hacía meses no lo veía llorar, más que en una de nuestras peleas, que solo lo hizo por furia y no por sensibilidad o dolor. Sus manos me ayudaron a girar sobre mi propio cuerpo y cerré mis ojos. Su tacto quemaba. No sabía si era un consuelo o un martirio. Pero dejé que lo hiciera hasta que nos enfrentamos. Mi rostro empapado por lágrimas que seguían saliendo con fluidez y el suyo estaba perfectamente renovado por el sueño. Sus ojos azules brillantes, algo transparentes por las lágrimas que retenían y los míos opacos, translúcidos por el agua salada que los llenaba. Solo nos quedamos así. Mirándonos... y creí que no hacía falta nada más. Porque sabía que me amaba y sabía que lo amaba. Con todo mi corazón. Porque era lo único que quedaba a lo que pudiera aferrarme. Y así lo hice cuando una lágrima cayó por su mejilla y su mano volvió a tener contacto con mi piel, debajo de su remera, para poder atraerme a su pecho completamente. Ambos de mis brazos se abrazaron a su cuerpo y él me envolvió. Continué llorando y me pareció imposible todavía tener lágrimas en mi organismo. Ni siquiera cuando mis abuelos habían muerto había llorado de esa forma. Nada en mi vida podía compararse con esa experiencia dolorosa. Lo escuchaba llorar, pero no quería decir nada al respecto. Él mismo parecía querer controlarse y calmar su respiración. Intenté imitar su ritmo, pero me era imposible. Cuando lo lograba, mi labio inferior volvía a temblar y el ciclo se repetía. Interminable.

- Estoy aquí, tommo. -dijo, y incluso creí sentirlo sonreír, intentando lograr un cambio de ánimo en mi. Pero no iba a lograrlo.- Estoy aquí.

Tomó mi mentón con su pulgar para levantar mi rostro hacia el suyo. Me miró, sus cejas fruncidas, igual que se boca. Lástima. Eso era todo lo que podía ver. No podía ver dolor por todo el dolor que yo sentía. No podía ver ese sentimiento recíproco de amor. No lo encontraba en su mirada ni tampoco en sus acciones. Estaba perdiéndolo. Como había perdido todo lo importante en mi vida desde el comienzo de año. Me besó. No sabía si lo quería o no pero lo hizo. Solo una suave presión de labios, los suyos deslizándose a través de los míos, hinchados y mojados. El beso más dulce y sutil que jamás habíamos compartido. Pero estaba ese gusto agridulce. Y estaba su mirada. Sus ojos azules. Mirándome.

Lo había perdido.

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Hey hey hey, hola. Perdón por la hora y quería hacerlo más largo, pero estoy trabada y quiero escribir bien esta parte, o lo mejor que pueda. Quería hacerles una consulta:

Bien. Si no lo saben, deberían saber que la protagonista, efectivamente, tiene un nombre designado. El apellido es Tomson y ya lo sabían de algún capítulo que lo mencioné. Pero su verdadero nombre es Katelyn. Katelyn Tomson. Lo hice con esa raya solo porque era la primera vez que publicaba algo acá, todos lo hacían y nunca entendí mucho de los mecanismos de estas cosas. Los foros no son lo mío y hacía solo un mes que estaba leyendo cosas y escribiendo para subir. Mi pregunta es si a ustedes les molestaría que, desde la segunda temporada, ese sea el nombre de la protagonista. Si les molesta, o quieren que siga como está, solo díganlo. Diganme su opinión al respecto y de lo que opine la mayoría voy a tomar una decisión. La historia va a seguir igual que siempre solo que ella tendría su nombre. Eso es todo.

Diganme y lo discutimos. Gracias por todos sus comentarios y su apoyo. Charlie really loves you♥

Buenisimo el cap! Me re gusto!! 
Ya empezaste con la facultad charlie? Suerte con todo eso!

Me encanta la idea del nombre, podrías ponerselo desde ahora, así que yo estoy de acuerdo! Una pregunta, cuantos caps faltan para que termine la temporada?
xx

Rayita por favorrrr!!! :D ahh y siguela esta buenisimaa

Está genial. Quisiera que tuviera su propio nombre. Síguela cuando puedas.

¡Tantísimo tiempo sin pasarme por aquí y todo lo que me había perdido! ESTÁ GENIAAAAL. La intriga que tengo en estos momentos ¡¡me está matando!!.. Síguela en cuanto puedas. Una vez más te digo que ¡me encanta tu forma de escribir! Pareces una escritora profesional, deberías dedicarte a ello. :)
Respecto a lo del nombre, a mí me gusta más que tenga nombre porque queda mejor estéticamente y personalmente creo que hace más real al personaje. Siguelaa ;) BESOS!

Buenisimo el capítulo! Siempre te digo lo mismo, adoro tu forma de escribir!!
Louis me está cayendo mal y echo de menos a mi harry!! 
Respecto a tu pregunta, yo prefiero que tenga nombre, eso de ver una raya como protagonista de una historia sigue sin convencerme. ;)

me encanto el capitulo =), aunque me dio pena =S
yo preferiria que sigueras con rayita, no es que no me guste el nombre, solo que ya me acostumbre a la rayita, seria un poco confuso empezar a leer con el nombre, pero si decides ponerlo, esta bien, me acostumbrare =) Besos.

louis hijoo de pu*ta , lo odio weon fgidvncdsfgikjvndfgv, con respecto a el nombre, me gusta la idea!! , Caitlin se dice? , Me encanta el nombre e.e , Siguela pronto!
pd: Extraño a Harry! 
pd2: cuantos capitulos le quedan a esta temporada?

A mi no me importaria que aparesca con su nombre y oh dios pobresita y (amo a louis pero...) SE PASOOOO! lo sabia y no hizo nada! quiero que se deje querer por harry lo amo mas aun

Hola(: Nueva lectora. Soy Debbie.
Quiero decirte que esta novela es... Woow... Perfecta.
Entiendo la confucion de ______ con su pasado y todo eso, la entiendo en verdad porque lo describes de una forma que nadie las describe, eres la mejor escritora :D En serio, no había leído otra novela como esta... Muy confusa, misteriosa, genial... Jaja bueno, aunque no lo creas ne leí toda la novela. Si. TODA LA NOVELA. en solo dos días. No he parado de leerla desde ayer y acabo de ver que tu último mensaje fue ayer, la verdad creí qe estaba acabada por lo lardo de la novela pero me alegro de que no. Es divertido hablar con las escritoras asdfghjkl.
Ugh. Tu novela es asdfghjklkjhgfdsa <— algo así. (; en serio la amo.
Besos(: :*