Amar a un imposible. { Niall Horan }

por **Germ.** Vie 29 Mar 2013, 8:03 pm

Nombre:Amar a un imposible.
Autor:No se sabe el nombre de la autora.
Adaptación:Sí, de Justin Bieber.
Género:Romance,drama,semi-hot.
Advertencias:No necesito chicas.Capítulos eróticos.
Otras páginas:En univision.

Uno

Albert Horan sostenía una copa mientras conversaba lánguidamente con un viejo conocido con el que solía hacer negocios. No hablaban de nada en concreto y en realidad estaba deseando librarse de él. Sentía que había perdido el tiempo al asistir a esa fiesta. Pero él era una persona importante, muy conocida, y esa clase de fiestas eran la ocasión perfecta para reforzar alianzas y fortalecer sus amistades. Por eso había acudido, aún cuando disfrutaría mucho más retozando con una joven de pechos generosos en el local de Madame Blanche.
Había dejado de prestar verdadera atención a la conversación cuando la vio. Se despedía cortésmente de un joven que la había invitado a bailar para regresar prudentemente con lo que suponía que sería su grupo de amigas. Con el cabello dorado recogido en un elegante moño, sujeto con un hermoso pasador de plata en forma de rosa. Vestía un sencillo pero elegante vestido de seda color azul que realzaba el tono de su piel y su esbelta figura. Tenía unos generosos pechos, cintura estrecha y caderas redondeadas. Pensó que era realmente hermosa y deseaba poder verla más de cerca. Pero antes trataría de averiguar algo más sobre ella.

- ¿Quién es la joven? – preguntó a Gerald Humms, el hombre con quien hablaba, mientras le hacía una indicación con la mirada.
- Supongo que se refiera a _____ Harris.
- _____ Harris - repitió. - ¿Qué sabe de ella?
- Es hija Robert y Georgina Harris.
- ¿Robert Harris? ¿El dueño de Textiles Harris? – preguntó Albert interesado.
- El mismo.
- ¿No está la empresa al borde de la bancarrota?
- Eso dicen. La competencia es dura en este mercado – dijo con una sonrisa. - Pero no solo es la empresa…el señor Harris es bien aficionado al juego y a las mujeres, o al menos eso es lo que dicen.
- Interesante… ¿qué más me puedes decir de la joven?
- Debe tener 17…18, quizá 19 ó 20 años. No lo sé seguro.
- ¿Está prometida?
- Creo que no, pero no podría asegurarlo.
- Es una muchacha hermosa.
- Sí que lo es pero… ¿en qué estás pensando? – preguntó el hombre.
- No lo sé Gerald, no lo sé.

La joven _____ se había alejado de la pista de baile y observaba desde lejos a los invitados. En parte le gustaban esa clase de fiestas. Una buena ocasión para lucir los mejores vestidos, beber el mejor champán, degustar las comidas más exquisitas y hablar con los amigos de la familia. Los hombres solían hablar de política y negocios. Las mujeres, más que hablar, cotilleaban. _____ frecuentemente se mantenía apartada de la gente. Prefería observar divertida a los demás: las jóvenes debutantes intentando atraer la atención de los más apuestos y acaudalados caballeros, las madres vigilantes, los jóvenes que miraban pícaramente a las debutantes que tonteaban…También le gustaba imaginar sobre qué podrían estar hablando todos ellos. Aunque su imaginación creaba conversaciones más entretenidas y divertidas que las que realmente se mantenían. Y con bastante menos hipocresía. Sí, _____ sabía de la hipocresía de su mundo, pero pensaba que en todas partes se representaba un papel, sin importar lo que uno sintiera realmente.
Esa era la primera fiesta a la que asistía en mucho tiempo. Pensó en lo mucho que le gustaría que Ben estuviese allí. Los dos podrían bailar y bailar. No importaría que rompieran las normas. Harían lo que ellos quisiesen. Pero sabía que eso era imposible. Ben y ella pertenecían a clases sociales diferentes, y por mucho que se quisieran, su relación era algo prohibido, y _____ no se atrevía a transgredir las normas. Se sentía demasiado débil. Por ello, y aunque no le apeteciera demasiado, permanecía en grupo con las otras chicas, participando sin ganas en sus triviales conversaciones. Y por ello, también debía aceptar el brazo del hombre que se lo ofreciese para bailar. No estaba bien visto rechazar una invitación así como no estaba bien visto bailar varias veces con la misma persona. Una muestra más de la hipocresía que la rodeaba.
Extraño sentimiento era el que tenía. Le agradaba asistir a esas fiestas, pero prefería estar sola, cuando normalmente la asistencia se realizaba para dejarse ver y poder hablar con los demás. Le divertían, aún sabiendo de la hipocresía que emanaban. Deseaba enfrentar las normas, pero no encontraba el valor necesario.
Sus pensamientos fueron interrumpidos por la voz de un hombre.

- Srta. Harris, permítame que me presente. Soy Albert Horan.
- Es un placer conocerle, señor Horan.
- ¿Sería tan amable de concederme este baile? – preguntó Albert Horan con una extraña sonrisa en sus labios.

_____ aceptó la invitación con una leve inclinación de la cabeza. “¿Quién es este?” – se preguntó. Preferiría quedarse descansando un rato, pero no sabía cómo negarse sin parecer descortés.
Albert condujo a _____ hacia el centro de la pista en el justo instante en que comenzaba a sonar un vals. Albert sujetó firmemente la mano de _____, mientras que con la otra la acercaba a su cuerpo más de lo que las normas sociales dictaban.
Mientras bailaban, ambos se inspeccionaron mutuamente. _____ de cerca, tenía unas facciones aún más bonitas. Ojos verdes, nariz pequeña, labios carnosos. Albert quiso imaginarla sin ropa. Más aún, deseó verla. Tan sólo su visión le había alegrado la noche y se dijo que después de todo, no había perdido el tiempo. _____ pensó que Albert Horan parecía mayor que su padre. Vestía elegantemente y parecía bastante atractivo, aunque viejo. Tenía el pelo canoso y los ojos grises. Y una mirada que atravesaba como el hielo. Había algo en él que no le gustaba. Sus pensamientos se vieron nuevamente interrumpidos cuando él habló:

- Tantos bailes de sociedad y no he tenido el gusto de conocerla antes. Me acordaría de una belleza como usted.

_____ sintió sonrojarse. Aquel hombre la había invitado a bailar y ahora…Ella se estaba empezando a sentir muy incómoda. Estaba demasiado pegada a su cuerpo y él le hablaba de una forma bastante indecorosa. No se acostumbraba a los halagos masculinos y eso que había recibido muchos. La mayoría por parte de jóvenes con las hormonas revolucionadas y nunca de un hombre que podría ser su padre.

- ¡Oh, no! Por favor, no se sonroje, Srta. Harris. No lo haga. Sólo admiro su belleza, no debe sentir vergüenza. Aunque así se ve aún más hermosa. – Hubo unos instantes de silencio. La respiración de _____ se volvía más agitada. – Hubiera creído que sus ojos eran marrones, pero ahora que los miro bien, son verdes. – Entonces le susurró al oído – Desearía perderme en ellos.

_____ paró en seco. Salió de la pista de baile ante la mirada sorprendida de los que estaban alrededor y se alejó por un pasillo todo lo aprisa que pudo. De repente, alguien la sujetó por el brazo y la hizo parar. Era él.

- _____ por favor, no me deje – dijo él - desearía…- _____ cada vez estaba más asustada. Albert le acarició la cara y pasó sus dedos por los labios de ella – desearía besar esos labios. – Albert se acercó peligrosamente a ella. _____ retrocedió un paso.
- Por favor – dijo casi en un suspiro. Él retrocedió, aunque le dedicó una sonrisa lasciva.
- ¡Oh, pequeña _____! Tarde o temprano, quieras o no, vas a ser mía, te lo aseguro. Desde el primer instante en el que te he visto, te he deseado. Y siempre consigo lo que deseo.
- ¿Qué va a hacer? – preguntó asustada. Albert rió.
- No se preocupe Srta. Harris. Prometo no deshonrarla. No me permitiría hacerle algo así a una señorita de su clase, y menos aún si parece un ángel – dijo antes de alejarse por el pasillo.

“¿Qué pretende?” – se preguntó _____. – “Jamás podrá tenerme”.

___________________________________________

Hola chicas,me presento.Soy Abigail pero me conocen más por Germa,me pueden decir Germ,tengo catorce años y soy mexicana, normalmente suelo subir ideas mías pero hace tiempo leí esta novela que es realmente hermosa y no he dejado de leerla cada vez que pueda,es una adaptación,la novela se enfonca en Niall y la rayita por lo que no necesitaré chicas,espero que les guste tanto como a mí.
xoxo

por Invitado Vie 29 Mar 2013, 9:38 pm

Me gusta mucho la idea! Sospecho hacia donde quiere ir el viejo ese... (no me cayo muy bien que digamos)
Espero que la sigas pronto, se ve super interesante!

por **Germ.** Vie 29 Mar 2013, 10:24 pm

Priscilla.- escribió:Me gusta mucho la idea! Sospecho hacia donde quiere ir el viejo ese... (no me cayo muy bien que digamos)
Espero que la sigas pronto, se ve super interesante!

Me encanta que te haya gustado:) ....¿Cual es tu nombre?...supongo que Priscilla ,¿no? Soy Germa pero dime Germ.La sigo pronto,besos.

por **nosnilytSyrraL** Vie 29 Mar 2013, 11:24 pm

La persona que me lo envio, está todavia asombrada delo que ocurrio, ya
que ella dice que lo hizo por hacerlo y que pidio algo que creia
imposible de lograr. Probemos.

* Para ti mismo di el nombre de la única persona del sexo opuesto con quien quieras estar (tres veces...)...

* Piensa en algo que quieras lograr dentro de la próxima semana y repítelo para ti mismo(a) (seis veces)...

*
Piensa en algo que quieras que pase entre tú y la persona especial (que
dijiste en el no. 1) y dilo a ti mismo/a (doce veces)...

* Ahora haz un último y final deseo acerca del deseo que escogiste.

* Después de leer esto tienes 1 hora para mandarlo a 15 temas y lo que pediste se te hará realidad en 1 semana.

A la mayor cantidad de gente a quien lo mandes más fuerte se hará tu deseo.
Si tu escoges ignorar esta carta lo contrario del deseo te sucederá,
o esto no sucederá jamás...

por **Germ.** Sáb 30 Mar 2013, 12:27 am

Corny escribió:La persona que me lo envio, está todavia asombrada delo que ocurrio, ya
que ella dice que lo hizo por hacerlo y que pidio algo que creia
imposible de lograr. Probemos.

* Para ti mismo di el nombre de la única persona del sexo opuesto con quien quieras estar (tres veces...)...

* Piensa en algo que quieras lograr dentro de la próxima semana y repítelo para ti mismo(a) (seis veces)...

*
Piensa en algo que quieras que pase entre tú y la persona especial (que
dijiste en el no. 1) y dilo a ti mismo/a (doce veces)...

* Ahora haz un último y final deseo acerca del deseo que escogiste.

* Después de leer esto tienes 1 hora para mandarlo a 15 temas y lo que pediste se te hará realidad en 1 semana.

A la mayor cantidad de gente a quien lo mandes más fuerte se hará tu deseo.
Si tu escoges ignorar esta carta lo contrario del deseo te sucederá,
o esto no sucederá jamás...

Linda no hagas eso,es molesto.

por **Germ.** Sáb 30 Mar 2013, 2:29 pm

Dos

Albert había regresado al gran salón. Buscó con la mirada al hombre con el que había estado hablando anteriormente, Gerald Humm. Necesitaba que le que le indicara donde se encontraba el padre de _____ pues estaba muy interesado en hablar con él y no le conocía en persona.
Finalmente halló a Gerald bailando junto a su esposa. Sin dudarlo un instante se acercó y le preguntó por el señor Harris. Su amigo le dijo que quizá se encontrara en el salón contiguo fumando y bebiendo con otros hombres y se prestó a acompañarle.
Pudieron encontrar al señor Harris bebiendo champán con un grupo de hombres que hablaban de economía. Gerald le señaló con la mirada al señor Harris y Albert se acercó con seguridad al grupo.

- ¿Es usted el señor Harris?- preguntó mirándole fijamente.
- Sí, soy yo. ¿Quién es usted?
- Mi nombre es Albert Horan.
- ¿Albert Horan? ¿El magnate?
- Si así es.
- ¿A qué se debe el honor? – el padre de _____ se apresuró a ofrecerle la mano.
- Desearía hablar con usted en privado, si eso fuese posible, y no estuviese interrumpiendo una conversación de suma importancia.
- Viejo Horan, deje sus ironías – dijo uno de los presentes.
- Cuide su arrogancia, en esta sala hay hombres tan ricos y poderosos como usted – dijo otro de los hombres – Hable con el señor Harris si usted quiere.
- Disculpen las molestias amables caballeros - respondió con arrogancia. - Señor Harris, si es usted tan amable de seguirme.
- No hay problema – dijo el señor Harris dejando su copa en una mesa cercana.

Ambos salieron de la sala y se dirigieron al jardín, donde nadie les molestaría. El grupo de hombres se quedaron enumerando las múltiples faltas de Albert Horan, pero nombrando a su vez todas sus posesiones y su gran capacidad para los negocios.

- Señor Horan ¿De que quería hablarme? – preguntó el señor Harris entre curioso y molesto porque le hubiera arrastrado fuera de la casa.
- Estoy al tanto de su gran afición al juego y las mujeres, y por su estado me atrevería también a decir por la bebida – dijo Albert sin contemplaciones.
- Señor, ¿Cómo se atreve a…
- No le juzgo, señor – le cortó Albert. – En mi opinión es bueno que un hombre tenga sus…entretenimientos. Siempre y cuando éstos no lleven a un hombre a la ruina.
- ¿Qué quiere decir? – preguntó hoscamente Robert Harris. El señor Horan era un hombre muy rico y poderoso, pero no estaba dispuesto a que le insultaran de esa manera en su propia cara.
- Conozco su inestabilidad económica, por llamarlo de alguna...manera.
- Señor, esta usted cruzando los límites de lo tolerable.
- No pretendo ofenderle. Si no más bien llegar a un acuerdo.
- ¿Acuerdo? ¿Qué acuerdo?
- Yo estaría más que dispuesto a invertir parte de mi capital en su negocio para lograr que salga a flote. Usted podría pagar todas sus deudas. Podría seguir con su vida tal y como lo ha hecho hasta ahora, y convertir esta situación tan sólo en un pequeño…obstáculo que ha logrado salvar con cierta dificultad. Y la gente no hablaría más de su familia.
- ¿Y qué consigue usted con eso? Si puede saberse.
- Bien. A este punto quería llegar yo. He conocido a su hija, una muchacha bellísima. Había pensado que a cambio de la ayuda que le he ofrecido, usted me diera…el permiso para casarme con ella.
- ¿Mi hija? Es usted mucho mayor que ella.
- Bah, chorradas. Eso no es impedimento.
- Pero usted…apenas la conoce…ha dicho usted que…
- ¿Está comprometida acaso?
- No, no señor…ha recibido alguna propuesta, pero ella…
- Apenas conozco a su hija. Pero estoy seguro de una cosa y es que la deseo. – El señor Harris se puso rojo como la grana. - ¿Acaso me permitiría deshonrarla? ¿Disfrutar de su cuerpo sin estar casado con ella?
- ¡Por supuesto que no, señor! – exclamó indignado. – Ni siquiera debería consentirle hablar de esa manera tan irrespetuosa.
- Señor Harris, deseo a su hija y no me cansaré de repetirlo. Pero estoy dispuesto a hacer bien las cosas. Píenselo. Conoce perfectamente mi gran fortuna. Haría bien a todos. – Albert pudo percatar el cambio en la mirada del señor Harris. Lo tenía en la palma de su mano. - Su única hija casada con un importante hombre de negocios, con una inmensa fortuna. Y usted y su esposa, viviendo plácidamente y disfrutando nuevamente de la solvencia económica que merecen. Creo que mi oferta resulta más que generosa.
- Señor Horan, la verdad es que…sí, es una oferta generosa…hablaré con mi esposa y…
- Quizá podríamos concertar una cita más formal en su casa – se aventuró Albert.
- Sí, claro…pero nosotros, ahora mismo estamos alojados en casa de mi hermana. Mañana debemos regresar a Gaithersburg sin falta…vivimos allí y…
- Entonces espero una nota suya cuando se hayan instalado en casa. Hacia final de la semana. – exigió inflexible.
- Bien, bien…así se hará – aseguró el señor Harris.

Albert sonrió satisfecho e hizo una ligera inclinación de cabeza antes de adentrarse nuevamente en la casa.

.....

_____ se dejó caer exhausta sobre la cama. Había sido una velada agotadora con tanto baile y conversaciones banales. Sin mencionar el desagradable incidente que había tenido con Albert Horan.
Ese hombre se había comportado con ella con una falta total de decoro y educación. Quizá pudiera disculparle si se tratara de un jovenzuelo recién salido de la escuela. Pero tratándose de un hombre de la edad de su padre era algo intolerable.
Su encuentro con ese hombre le había dejado un amargo sabor de boca y un nudo en el estómago. Su fría mirada y su sonrisa lasciva la habían asustado. Por poco se había librado de que él la besara contra su voluntad, allí en el pasillo, donde cualquiera les podría haber visto.
Decidió que lo mejor sería dejar de pensar en él y trataría de dormir. Mañana regresaría a casa y no volvería a verle.
Pensar en casa le hizo sonreír. Allí vería a Ben, y con él a su lado, no volvería a sentir miedo. Cerró los ojos con una dulce sonrisa al evocar el rostro de Ben y no tardó en quedarse dormida.

.....

Caroline rió alegremente al tiempo que se incorporaba levemente para mirar a su amante.
- Niall, ¿no tienes ganas de dormir hoy?
- No mi dulce Carol, creo que dormir teniéndote a ti al lado es una completa pérdida de tiempo.
- Eres un adulador. Quizá debería echarte. No quiero que caiga sobre mi conciencia tu falta de sueño y que por ello tengas un mal proceder en tus
negocios. – Niall sonrió.
- No deberías dudar de mis capacidades en los negocios, aunque agradezco tu preocupación – le dijo al tiempo que acariciaba la desnuda curvatura de su espalda.
- Pero no te vas a ir.
- Sólo si tú quieres que me vaya.
- No te vayas.
- La dama ha decidido – la besó mientras ella trataba de contener una carcajada. - ¿Qué ocurre? ¿Acaso te hago gracia?
- Dios Niall, a menudo me pregunto de dónde has salido. Nadie en mi vida habría dicho de mí que soy una dama.
- Quizá sea porque soy americano.
- Y yo que pensaba que nadie podría igualar, ni mucho menos superar, el refinamiento de los ingleses – replicó ella. Niall rió nuevamente.

Caroline pensó en la suerte que había tenido al encontrar a Niall. Era un hombre amable, divertido y generoso, en todos los sentidos. Nada que ver con los sosos caballeros de modales afectados ante los ojos de los demás y de intenciones perversas tras la puerta del dormitorio. Además era terriblemente apuesto. Alto y con un cuerpo bien definido, de brazos fuertes y manos grandes, con un alborotado e indomable cabello rubio, una ancha y franca sonrisa y unos brillantes ojos color azul. Sí… había tenido mucha suerte al encontrarle, y disfrutaría al máximo de su suerte mientras ésta le durase.

_______________________

+ Aquí tienen el capitulo chicas,espero que les haya gustado:) xoxo

por **Germ.** Lun 01 Abr 2013, 2:53 pm

¿Alguna lectora?
Okay:c

por Invitado Lun 01 Abr 2013, 5:39 pm

YOOO!
Si Priscilla. En realidad me llamo Rocio, pero aqui me dice Priscilla...

por Invitado Lun 01 Abr 2013, 5:44 pm

SIGUELA!

por **Germ.** Lun 01 Abr 2013, 6:05 pm

Priscilla.- escribió:YOOO!
Si Priscilla. En realidad me llamo Rocio, pero aqui me dice Priscilla...

Hehe okay Priscilla ....soy Germ c:

por **Germ.** Lun 01 Abr 2013, 6:06 pm

Priscilla.- escribió:SIGUELA!

Bien:) Ahora la sigo

por **Germ.** Lun 01 Abr 2013, 6:10 pm

Tres

Georgina Harris se sintió más que feliz cuando su marido le contó las intenciones del señor Horan. Incluso regañó a Robert por no habérselo contado antes.
Empezaba a estar realmente molesta con la altanería de su hija, rechazando pretendientes como si tal cosa. Robert Harris era demasiado indulgente con ella a su parecer. Y puesto que le culpaba a él de su vergonzosa situación, le exigió que formalizara el compromiso cuanto antes.
El padre de _____ escribió a Albert Horan al día siguiente de su vuelta a Gaithersburg, bajo las exigencias de su esposa. Le invitaban formalmente a comer con ellos al domingo siguiente. No tardaron en recibir la respuesta del señor Horan, aceptando encantado su amable invitación.
_____, ajena completamente a los planes sobre su futuro, pasó la semana entre sus quehaceres y los pequeños placeres que se permitía en la compañía de Ben, olvidando del todo al señor Horan. Hasta el domingo. Su madre le había avisado de que recibirían una visita muy importante y que debería vestirse adecuadamente para la ocasión.

Albert Horan llegó muy puntual. En la puerta le recibió el mayordomo de la familia. Le condujo hasta una pequeña pero elegante sala, donde se encontraban Robert y Georgina Harris.

- Señor Horan, qué gusto tenerle hoy entre nosotros – dijo Georgina. – Espero que el viaje no le haya resultado pesado.
- En absoluto señora Harris. – dijo Albert - Si me permite decírselo, está usted espléndida – y con un leve gesto le besó la mano.
- ¡Oh, muchas gracias! – respondió ella halagada. – Por favor, siéntese. ¿Desea tomar algo?
- No, gracias, creo que me reservaré para la comida. Señor Harris. – dijo Albert nuevamente estrechándole la mano al padre de _____ antes de sentarse. – Es un placer volver a verle. Y por lo que veo, su encantadora esposa parece contenta con mi visita.
- Por supuesto señor Horan, Georgina se ha mostrado entusiasmada con su propuesta.
- Cierto. – intervino ella – En un primer momento pensé que existía mucha diferencia de edad pero, bueno, siempre ha sido el hombre mayor que su esposa, y usted posee un gran negocio. ¿Podría desear algo mejor una madre para su hija?
- No lo sé, dígamelo usted – dijo Albert.
- Lo dudo mucho. Un hombre maduro, con un buen negocio, puede ofrecer un futuro estable, cómodo y agradable a una joven dama. No creí que mi hija gozara de tan buena suerte.
- Señora, usted me halaga, pero estoy segura que el hecho de que yo pague sus deudas es lo que más le ha convencido – dijo Albert. Georgina se sonrojó y bajó la cabeza. Ardía de ira y de vergüenza. Pero soportaría cualquier cosa con tal de no perder su posición. Soportaría las ironías y atrevimientos de ese hombre. – No se incomode señora Harris, para mí no supone ningún problema, siempre que yo obtenga lo que deseo. Y lo que deseo es a su hija.
- Por eso no habrá problema – dijo Robert Harris.
- ¿Han hablado con su hija? – preguntó Albert.
- No, aún no. Le hemos dicho que hoy recibiríamos una importante visita – contestó Georgina.
- ¿Creen que se resistirá al matrimonio?
- No lo hará. Por su propio bien. Ya hemos hablado entre nosotros sobre ello. No se preocupe. Se casará con ella. – dijo Robert. – Hoy mismo, durante la comida, podremos informarla. Si usted lo desea.
- Eso sería ideal – respondió Albert con una sonrisa maliciosa en el rostro.

El mayordomo entró en la estancia para informarles de que la comida sería servida en breves instantes. Todos se dirigieron al comedor principal. La señora Harris pidió a una sirvienta que mandara bajar a _____. Mientras los padres de _____ y el señor Horan tomaron asiento.

_____ entró en la sala ataviada con un vestido de seda amarillo pálido con un estampado floreado en tonos más oscuros. Albert ardía de deseo por ella. En cambio, la joven, al ver al señor Horan sentado a su mesa, palideció. Instantáneamente todos se levantaron cortésmente y Albert Horan no perdió ni un momento para ir a ofrecerle su brazo. La acompañó hasta su asiento y la ayudó a sentarse. _____ hacía un verdadero esfuerzo por mantener la compostura y no faltar a los modales en los que había sido educada.
Durante la comida ambos hombres conversaron de economía. Georgina intervino escasas veces para realizar absurdos comentarios sobre la temporada social y lo terriblemente atareada que se encontraba entre organizar la casa y atender a sus amistades. _____ no abrió la boca en todo el tiempo. Se sentía asustada. Le vinieron a la mente sus últimas palabras en el baile y no creyó que estuviera allí para hacer negocios con su padre.
Llegó el momento del postre, y entonces Georgina habló, cambiando el rumbo de la conversación:
- _____, hija mía. Supongo que te preguntarás a qué se debe la visita del señor Horan – dijo Georgina. _____ levantó la cabeza en un gesto algo brusco. – Verás, tu padre habló con él durante el baile en casa de los Garnier. Y luego le invitó a que viniera. Nos ha pedido tu mano en matrimonio.
- ¿Qué? – preguntó _____ horrorizada. - ¿Cómo es posible?
- _____, por favor, esos modales – le recriminó Georgina. – Tu padre y yo hemos llegado a un acuerdo con el señor Horan. Pensamos aceptar su propuesta.
- Señorita Harris – intervino Albert – para mí sería un auténtico honor tenerla como esposa.
- ¡No! – gritó ella a la vez que se levantaba de la silla. - ¡Es absurdo! No voy a casarme con él.
- _____ siéntate ahora mismo – dijo su padre.
- ¡No! No quiero seguir aquí – dijo ella y salió del comedor corriendo.
- Discúlpela señor Horan– dijo Georgina. – Pronto entrará en razón. Si me disculpan, hablaré con ella.

_____ entró en su cuarto precipitadamente y cerró la puerta. Caminaba de un lado para otro. “No puede ser”, “es imposible” – decía en voz alta. Dos golpes en la puerta la asustaron. Su madre apareció tras la puerta.

- _____, siéntate – dijo con tono severo. – No voy a tolerar este comportamiento en mi casa. Eres una dama. No te comportes igual que una chiquilla.
- Mamá…yo, lo siento…pero…ese hombre…
- Ese hombre va a ser tu esposo.
- No mamá, no voy a casarme con él.
- Sí que lo harás. – Georgina suspiró. – No entiendes nuestra situación ¿verdad?
- ¿Qué ocurre?
- Estamos arruinados.
- ¿Arruinados? – repitió ella.
- Es muy embarazoso tener que admitir algo así, y deberías avergonzarte por obligarme a revelarte esto. Deberías aceptar nuestra palabra sin objeciones. – Georgina miró con evidente enfado a su hija. - Tenemos muchas deudas. Si te casas con este hombre, podremos hacerlas frente.
- Pero podría casarme con otro hombre.
- ¿Acaso el muchachito ese con el que te ves tiene el dinero suficiente?
- ¿Qué? – preguntó perpleja.
- Sé perfectamente que te has estado viendo con ese tal…Ben, el hijo del carpintero.
- ¿Cómo has…?
- Estoy en la obligación de estar al tanto de lo que tú haces. Si no te he dicho nada, es porque sabía que llegado el momento, aceptarías tu lugar. Entretenerse con un vulgar muchachito no es que sea de mi agrado, pero confiaba en que no nos avergonzaras ni deshonrases a la familia… Porque no lo has hecho ¿verdad?
- No, madre.
- Bien. Pues ahora bajarás abajo y aceptarás la mano de Albert Horan.
- Pero mamá…
- Hija mía, ¿no quieres entender? ¡Es nuestra única solución! ¿O es que quieres perder todo esto? ¿Quieres ver a tu familia humillada? ¿Quieres ver a tus padres pidiendo limosna?
- ¿Tan mala es la situación?
- Mucho peor, por Dios. – Georgina trató de calmarse. – Está bien. No quería llegar a este punto. Si no deseas ayudar a tu familia…
- Sí que lo deseo mamá…pero el señor Horan…
- No podemos esperar a que aparezca otro.
- Pero mamá…hay muchos jóvenes que…
- Sí…muchos jóvenes que estarían dispuestos a casarse contigo y también son muchos a los que ya has rechazado.
- Pero mamá…
- Tu padre y yo lo hemos hablado. Si te niegas, te internaremos en un psiquiátrico.
- ¿Qué? No…no podéis hacerme eso.
- Claro que podemos. Y créeme que lo haremos. ¿Quieres vivir en un psiquiátrico?
- ¡No! No podéis…vosotros…
- ¡Entiende la situación! – gritó Georgina a la vez que sacudía los hombros de su hija. – Es tu deber ayudar a la familia.
- Pero yo no quiero casarme con él…
- ¿Vas a ser tan egoísta? ¿Prefieres vernos en la calle? Este hombre te ofrece infinitas comodidades, vivirás en la ciudad, podrás hacer montones de cosas…y nosotros estaremos salvados, todo a cambio de algo tan insignificante como un matrimonio.
- Mamá, siempre que he querido…yo amo a Ben.
- ¿Amar? ¿A ese inútil? No, hija mía, no…eso es un capricho tuyo.
- No lo es. Le amo de verdad
- Eres una niña mimada y malcriada. Hay cosas más importantes que el amor. Te hemos dado todo y tú…- sollozó la madre de _____ – tú no deseas hacer nada por nosotros…
- No es así mamá…si yo pudiera…
- Y puedes. Puedes aceptar a ese hombre. Y si no lo haces, te prometo que tu padre y yo te encerraremos. Y habrás conseguido destruir a la familia.

Hubo unos instantes de silencio. _____ lloraba. No podía contener las lágrimas. Era impensable casarse con ese hombre. Pero su familia…ellos la necesitaban. No podía hacerles eso. Y además, si no lo hacía…la encerrarían en un psiquiátrico. Se atormentó culpándose por ser tan cobarde. Y aún se culpó más por ser tan egoísta. No podía permitir que su familia lo perdiera todo. Suspiró profundamente y nuevamente habló:

- Está bien mamá, acepto casarme con él. – su madre sonrió y la ordenó recomponerse y bajar al salón. Allí tomarían el té. Ella tendría que ser cortés. Y luego tendría que hablar con él a solas.

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