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Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
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~Never Gonna Be Alone [Nicholas Jonas]
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Re: ~Never Gonna Be Alone [Nicholas Jonas]
Lo se, lo sé... con un lo siento no vale. Pero mi inspiración está por los suelos, por no decir ya que no existe apenas. ¿Os podéis creer que ayer tenía el documento abierto y solo escribí dos parrafos? La semana no ha ido mucho mejor... En fin, no me justifico más, solo os digo de nuevo lo siento. Intentaré compensaros con otro capítulo pronto si mis neuronas me dejan jajajaja! Un besazo! Os quiero!
P.D: Bienvenidas a las nuevas lectoras :D
Cuando llegué a casa, dejé que la gravedad hiciera su trabajo y me hundiera en el sofá cuando me tiré sin cuidado alguno. Me entraron unas ganas repentinas de dormirme y no despertarme jamás, o por lo menos, no en muchos años. O tal vez que aquello fuese tan solo un maldito mal sueño y despertase cuando antes mejor.
Quizás estaba obsesionándome con todo aquello o simplemente empezaba a ser producto de mi imaginación. Llegué a la conclusión de que el lunes buscaría un terapeuta sin falta, lo necesitaba urgentemente.
Tratando de despertar de mis desastrosas cavilaciones que parecían querer volverme más loca de lo que ya aparentaba (y le había hecho parecer a Nick), pasé una mano por mi cara logrando un resultado nefasto. No había sido un día especialmente increíble en ningún sentido y aún quedaba la cena para celebrar el cumpleaños de papá que ni siquiera me alegraba.
No tenía ganas de hacer nada, solo maldecir al destino por darme tan desagradable sorpresa y haberme deparado tal mal de amores. Esta vez había sido el turno de Nick pero anteriormente fue el de Gabin aunque nuestra relación acabó por si sola.
De repente, me invadió la melancolía. No llegué a despedirme de él y acabó por invadirme un mal sentimiento que me dejó más intranquila.
Miré el reloj que marcaba las seis y diez minutos. Tenía dos horas para darle un ligero cambio a mi aspecto sin absolutamente ningunas ganas de acicalarme.
Me levanté con decisión y, repitiéndome una y otra vez que: “un pequeño tropiezo en el camino de la vida, no es más que eso, un traspiés que no logrará obstaculizar mi meta”, llegué a mi habitación, con ánimos renovados. Era curioso el poder de la palabra o de una simple frase alentadora.
Busqué algún vestido de provecho en mi armario, después de haber esparcido toda la ropa (o casi toda) sobre la cama. Decidí ducharme para aclarar mis ideas antes de saber que iba a ponerme y así lo hice. Al final acabé decantándome por uno grisáceo oscuro de escote palabra de honor. La tela caía hasta medio muslo, sabía que era corto, aunque no lo suficiente para dejar volar mucho la imaginación masculina. El diseño era de letras negras que no llegaban a distinguirse bien si uno/a no se acercaba lo suficiente. Iba a dejarme el pelo suelto, por lo que no tenía mucho que preocuparme de que me dejaba media espalda al aire.
Me sequé la melena y, por millonésima vez en mi vida, odié mi color de pelo, tanto como su forma. Con la espuma moldeé la forma y por una vez, los tirabuzones y los rizos quedaron como yo quería. Luego, procedí a maquillarme. No quise excederme por lo que me limité a empolvarme un poco la cara, aplicarme colorete, rímel, raya y un pintalabios de color rosa pálido y estuve lista, justo cuando sonó mi teléfono móvil, avisándome de una llamada de mi hermana.
—¿Has acabado? —preguntó a bocajarro.
—Ahora mismo. Así que solo me falta recoger el bolso, las llaves del coche y el regalo y voy directa hacía allí. Ya me parecía raro que no llamaras.
—Lo que me parece raro es que estés lista. Es tan impropio de ti…
—Nos vemos ahora —dije, colgándole al acto casi con furia.
Me calcé los zapatos negros de tacón negros los cuales dejaban al descubierto mi tatuaje en forma de enredadera en mi tobillo derecho, que iban casi a juego con el vestido. Cuando hube recogido todo lo que le había nombrado a Lisa y me fui al garaje. Allí me esperaba, reluciente, el Audi TT rojo que papá me había prestado para mi estancia en California. Puse las llaves en el contacto y empecé a cambiar de marchas, aumentando la velocidad considerablemente hasta llegar unos minutos antes de la hora prevista. Le entregué las llaves al eficiente (y atractivo) aparca-coches y me dispuse a esperar.
Cuando mi coche desapareció doblando la esquina, otro negro paró frente a mí. Lisa, que iba de copiloto me sonrió cuando se bajó.
—Hola.
Subida sobre aquellos magníficos zapatos negros Guchi, sus favoritos, estilizaban su figura y sus piernas y, el maquillaje añadido era como un insulto a las demás mujeres con su base perfecta y potenciando bien su mirada azul celeste. Y, como salido ahí mismo del catálogo masculino de la ropa Armani, apareció Evan a su lado, pasándole un brazo por la cintura después de haberme estrechado entre sus brazos.
—¿Qué tal estás, enana? Has cambiado —sonrió.
—No soy enana, Evan. Y te aseguro que hoy no querrás meterte conmigo porque estoy en plena fase de cambios de humor.
Evan se rió.
—Oh —se acercó en plan confidencia y me susurró—, ¿tiene todo esto que ver por cierto ricitos que conociste en las alturas?
Tras mirar un momento a mí hermana intentando controlar todas mis acciones violentas, fulminé a Evan con la mirada –cariñosamente, a fin de cuentas él no tenía la culpa de que mi hermana tuviese la lengua demasiado larga–, levanté la cabeza con excesiva altanería y murmuré:
—No mencionaré nada al respecto.
—Será mejor que entremos —recomendó Lisa—. Mamá y papá ya han llegado.
—Y yo que estaba esperándoles aquí.
—Son tus padres, Cassandra. Sabes que son puntuales aunque para ellos la puntualidad significa llegar una hora antes de la acordada.
Lisa le golpeó el hombro haciendo que los tres estalláramos en carcajadas. El empleado, con una sonrisa correcta, nos abrió la puerta y otro nos condujo a nuestra mesa cuando hubieron comprobado los nombres.
El lujo podía respirarse a cada paso que daba. La combinación de colores era en clásico dorado que combinaba con la tapicería de terciopelo rojo de las sillas en un acogedor y elegante diseño. La mantelería blanca destacaba a la luz de una increíble lámpara de araña que presidía el techo y hacía brillar la estancia con varios cientos de lágrimas de cristal que eclipsaba las luces halógenas que separaban las vigas a la vista en un aire de antigüedad.
Dos pilares sostenían la superficie circular de la pista de baile que se encargaba de dar vida la música de una pequeña banda que tocaba a un lado haciéndose paso entre las cacofonías de las conversaciones.
—¡Felicidades, campeón! —le dije a papá cuando pude abrazarle.
Me regaló una amplia sonrisa como respuesta. Dejé paso a mi hermana y saludé a mi madre dispuesta a sentarme a su lado.
—Cassie, ¿puedes venir un momento? —me pidió Liz antes de que pudiera realizar cualquier otra acción que no fuera retirar la silla. Cuando llegué a su lado me dijo, mirando por encima de mi hombro—: No te alteres por lo que voy a decirte, pero, con disimulo, mira detrás de ti, a la izquierda de la columna.
Casi me caigo de la impresión al obedecerla.
—¡Nicholas! —mascullé, intentando no hacer caso al violento latido de mi corazón.
P.D: Bienvenidas a las nuevas lectoras :D
13.-
Cuando llegué a casa, dejé que la gravedad hiciera su trabajo y me hundiera en el sofá cuando me tiré sin cuidado alguno. Me entraron unas ganas repentinas de dormirme y no despertarme jamás, o por lo menos, no en muchos años. O tal vez que aquello fuese tan solo un maldito mal sueño y despertase cuando antes mejor.
Quizás estaba obsesionándome con todo aquello o simplemente empezaba a ser producto de mi imaginación. Llegué a la conclusión de que el lunes buscaría un terapeuta sin falta, lo necesitaba urgentemente.
Tratando de despertar de mis desastrosas cavilaciones que parecían querer volverme más loca de lo que ya aparentaba (y le había hecho parecer a Nick), pasé una mano por mi cara logrando un resultado nefasto. No había sido un día especialmente increíble en ningún sentido y aún quedaba la cena para celebrar el cumpleaños de papá que ni siquiera me alegraba.
No tenía ganas de hacer nada, solo maldecir al destino por darme tan desagradable sorpresa y haberme deparado tal mal de amores. Esta vez había sido el turno de Nick pero anteriormente fue el de Gabin aunque nuestra relación acabó por si sola.
De repente, me invadió la melancolía. No llegué a despedirme de él y acabó por invadirme un mal sentimiento que me dejó más intranquila.
Miré el reloj que marcaba las seis y diez minutos. Tenía dos horas para darle un ligero cambio a mi aspecto sin absolutamente ningunas ganas de acicalarme.
Me levanté con decisión y, repitiéndome una y otra vez que: “un pequeño tropiezo en el camino de la vida, no es más que eso, un traspiés que no logrará obstaculizar mi meta”, llegué a mi habitación, con ánimos renovados. Era curioso el poder de la palabra o de una simple frase alentadora.
Busqué algún vestido de provecho en mi armario, después de haber esparcido toda la ropa (o casi toda) sobre la cama. Decidí ducharme para aclarar mis ideas antes de saber que iba a ponerme y así lo hice. Al final acabé decantándome por uno grisáceo oscuro de escote palabra de honor. La tela caía hasta medio muslo, sabía que era corto, aunque no lo suficiente para dejar volar mucho la imaginación masculina. El diseño era de letras negras que no llegaban a distinguirse bien si uno/a no se acercaba lo suficiente. Iba a dejarme el pelo suelto, por lo que no tenía mucho que preocuparme de que me dejaba media espalda al aire.
Me sequé la melena y, por millonésima vez en mi vida, odié mi color de pelo, tanto como su forma. Con la espuma moldeé la forma y por una vez, los tirabuzones y los rizos quedaron como yo quería. Luego, procedí a maquillarme. No quise excederme por lo que me limité a empolvarme un poco la cara, aplicarme colorete, rímel, raya y un pintalabios de color rosa pálido y estuve lista, justo cuando sonó mi teléfono móvil, avisándome de una llamada de mi hermana.
—¿Has acabado? —preguntó a bocajarro.
—Ahora mismo. Así que solo me falta recoger el bolso, las llaves del coche y el regalo y voy directa hacía allí. Ya me parecía raro que no llamaras.
—Lo que me parece raro es que estés lista. Es tan impropio de ti…
—Nos vemos ahora —dije, colgándole al acto casi con furia.
Me calcé los zapatos negros de tacón negros los cuales dejaban al descubierto mi tatuaje en forma de enredadera en mi tobillo derecho, que iban casi a juego con el vestido. Cuando hube recogido todo lo que le había nombrado a Lisa y me fui al garaje. Allí me esperaba, reluciente, el Audi TT rojo que papá me había prestado para mi estancia en California. Puse las llaves en el contacto y empecé a cambiar de marchas, aumentando la velocidad considerablemente hasta llegar unos minutos antes de la hora prevista. Le entregué las llaves al eficiente (y atractivo) aparca-coches y me dispuse a esperar.
Cuando mi coche desapareció doblando la esquina, otro negro paró frente a mí. Lisa, que iba de copiloto me sonrió cuando se bajó.
—Hola.
Subida sobre aquellos magníficos zapatos negros Guchi, sus favoritos, estilizaban su figura y sus piernas y, el maquillaje añadido era como un insulto a las demás mujeres con su base perfecta y potenciando bien su mirada azul celeste. Y, como salido ahí mismo del catálogo masculino de la ropa Armani, apareció Evan a su lado, pasándole un brazo por la cintura después de haberme estrechado entre sus brazos.
—¿Qué tal estás, enana? Has cambiado —sonrió.
—No soy enana, Evan. Y te aseguro que hoy no querrás meterte conmigo porque estoy en plena fase de cambios de humor.
Evan se rió.
—Oh —se acercó en plan confidencia y me susurró—, ¿tiene todo esto que ver por cierto ricitos que conociste en las alturas?
Tras mirar un momento a mí hermana intentando controlar todas mis acciones violentas, fulminé a Evan con la mirada –cariñosamente, a fin de cuentas él no tenía la culpa de que mi hermana tuviese la lengua demasiado larga–, levanté la cabeza con excesiva altanería y murmuré:
—No mencionaré nada al respecto.
—Será mejor que entremos —recomendó Lisa—. Mamá y papá ya han llegado.
—Y yo que estaba esperándoles aquí.
—Son tus padres, Cassandra. Sabes que son puntuales aunque para ellos la puntualidad significa llegar una hora antes de la acordada.
Lisa le golpeó el hombro haciendo que los tres estalláramos en carcajadas. El empleado, con una sonrisa correcta, nos abrió la puerta y otro nos condujo a nuestra mesa cuando hubieron comprobado los nombres.
El lujo podía respirarse a cada paso que daba. La combinación de colores era en clásico dorado que combinaba con la tapicería de terciopelo rojo de las sillas en un acogedor y elegante diseño. La mantelería blanca destacaba a la luz de una increíble lámpara de araña que presidía el techo y hacía brillar la estancia con varios cientos de lágrimas de cristal que eclipsaba las luces halógenas que separaban las vigas a la vista en un aire de antigüedad.
Dos pilares sostenían la superficie circular de la pista de baile que se encargaba de dar vida la música de una pequeña banda que tocaba a un lado haciéndose paso entre las cacofonías de las conversaciones.
—¡Felicidades, campeón! —le dije a papá cuando pude abrazarle.
Me regaló una amplia sonrisa como respuesta. Dejé paso a mi hermana y saludé a mi madre dispuesta a sentarme a su lado.
—Cassie, ¿puedes venir un momento? —me pidió Liz antes de que pudiera realizar cualquier otra acción que no fuera retirar la silla. Cuando llegué a su lado me dijo, mirando por encima de mi hombro—: No te alteres por lo que voy a decirte, pero, con disimulo, mira detrás de ti, a la izquierda de la columna.
Casi me caigo de la impresión al obedecerla.
—¡Nicholas! —mascullé, intentando no hacer caso al violento latido de mi corazón.
Última edición por Kevonita el Mar 21 Mayo 2013, 11:36 am, editado 2 veces
Kevonita
Re: ~Never Gonna Be Alone [Nicholas Jonas]
SEGUILA!!!
SEGUILA!!!
SEGUILA!!!
SEGUILA!!!
.
SEGUILA!!!
SEGUILA!!!
SEGUILA!!!
.
i love u [silvanitaa]
Re: ~Never Gonna Be Alone [Nicholas Jonas]
NICHOLAS!! el siempre esta , no?
sigue porfavor!!!
sigue porfavor!!!
Invitado
Invitado
Re: ~Never Gonna Be Alone [Nicholas Jonas]
SOY UNA COMPLETA ESTUPIDA!
ME HABIA PERDIDO EL CAAAAAP!
Y YO TODOO ESTE TIEMPO PENSANDO QUE NO HABIAS SUBIDO ¬¬
QE IDIOTAAAAAAAA BUENO BUENO YA LO LEI JAJAJAJAA
¡NICHOLAS! AJAJAJAJAA SISISISI NIIIIICHOLAS :love:
QUIERO QUE SE VEAAAAAAN QUE SE ABRACEN QUE SE AMEN(?
ME ENCANTA LORE POR EL AMOR DE KEVIN (?
SEGUIIIIIIIIIIIIIIIIIILA :love:
ME HABIA PERDIDO EL CAAAAAP!
Y YO TODOO ESTE TIEMPO PENSANDO QUE NO HABIAS SUBIDO ¬¬
QE IDIOTAAAAAAAA BUENO BUENO YA LO LEI JAJAJAJAA
¡NICHOLAS! AJAJAJAJAA SISISISI NIIIIICHOLAS :love:
QUIERO QUE SE VEAAAAAAN QUE SE ABRACEN QUE SE AMEN(?
ME ENCANTA LORE POR EL AMOR DE KEVIN (?
SEGUIIIIIIIIIIIIIIIIIILA :love:
Invitado
Invitado
Re: ~Never Gonna Be Alone [Nicholas Jonas]
Lo siento de nuevo chicas... Tuve que formatear el ordenador y de nuevo la inspiración no acaba de fluir del todo bien... Os dejo el capítulo con la esperazna de que os guste aunque a mi no me convence. Un besazo! Os quiero! Gracias por seguir ahi :)
Nadie salvo mi hermana parecía haber notado mi tensión, aunque tampoco me apetecía que se descubriera, de lo contrario, una lluvia de preguntas caería sobre mí sin que yo pudiese evitarlas.
Estuve ausente durante toda la cena, intercambiando miradas con Nicholas. Las suyas eran dulces, acompañadas por sonrisas bonachonas que hasta esa misma tarde me habrían neutralizado, ahora en cambio, alimentaban mi fuero interno y solo conseguían que mi cólera aumentase más.
No estaba allí por pura coincidencia, de eso estaba segura, lo cual quería decir que había escuchado bastante más de la conversación que Lisa y yo habíamos tenido.
La elección de la comida también fue un momento para olvidar. El maître nos trajo la carta, la cual estaba llena de cosas impronunciables hasta para el mismísimo creador de de su plato con lo que, me decidí por algo medianamente conocido.
—Querida, ¿te encuentras bien? —preguntó mamá con una mueca de preocupación en el rostro.
—Claro —aseguré, distraídamente—. ¿Por qué lo preguntas? —sus ojos se desviaron hacía abajo, lo que hizo que yo siguiera su dirección: mi plato. El rissoto de pollo a las finas hierbas casi reposaba intacto en el plato—. Oh… Es que no me gusta mucho. Con tantos ingredientes… Además, supongo que estoy acostumbrada a la comida basura y entre eso, y que no acabo de acostumbrarme al horario… —me encogí de hombros. No era verdad, pero tampoco era del todo una mentira.
—Si quieres puedes pedirte otra cosa —me aconsejó Evan.
—No, no importa. Además, antes le eché el ojo a un postre que había en la carta.
—Bien. Entonces, antes de que lo traigan deberíamos bajar un poco la cena aunque tú no es que hayas devorado la comida —me extendió la mano, haciendo graciosamente una floritura que le salió a las mil maravillas a pesar de que su intento era que le saliera cómica—. ¿Querría usted, Milady, danzar conmigo al son de la música?
Su propuesta nos hizo reír a todos y a mí, además, me ayudó a disminuir la presión que estaba sintiendo desde que habíamos llegado.
—Sabes bien que no sé bailar, Milord.
—Considero que ya va siendo hora de que aprendas, pues —sin esperar a mi consentimiento, me cogió de la mano y me arrastró a la pista de baile del restaurante, dónde las pocas parejas que bailaban acaramelados eran cincuentones con mucha alegría en el cuerpo—. ¿Sabes el dicho ese de dos no bailan si uno no quiere? Pues pega con la situación, así que haz algo, por el amor de Dios.
—Yo te explico mi situación: soy muy torpe con estas cosas, Evan, solo que tu afán por dejarme en ridículo te puede.
—No me etiquetes como el malo de la película, yo solo intento ayudarte. Ven —me acercó a él, cogió mi mano derecha y la puso sobre su hombro y luego, colocó la suya en mi espalda para luego, tomó mi otra mano, manteniéndolas unidas. Inició unos movimientos fluidos—. Derecha, izquierda… ¿Crees que sigue siendo una misión imposible?
—Cuando te pise no dirás lo mismo, Evs —sonreí con malicia.
—Así que conociste a ese tal Nick en el avión ¿eh? Muy ingenioso.
—Sabía yo que se iba a ir demasiado de la lengua —dije, en referencia a Lisa.
—Me ofende tu carácter —bromeó—. El chico no se anda con rodeos y es un poco descarado, por seguirte hasta aquí. Parece que le gustas de verdad…
—Evan, se va a casar, ¡a casar! —Repetí intentando no alzar demasiado la voz—. No puedes esperar que ahora…
—Espera, calla un momento.
—Disculpa —Interrumpió la familiar voz de Nicholas mientras yo luchaba por recordar como se respiraba—. ¿Me dejarías bailar con ella?
Puso su mejor cara de quien no se esperaba que le preguntaran eso y luego me sonrió a mí de forma pícara para darle a él una cordial. Se separó de mí, ofreciéndole mi mano sin que yo le hubiera dado mi consentimiento. Me guiñó un ojo antes de ofrecerme otra sonrisa socarrona.
—Es toda tuya, compañero.
Me arrepentí de no haberme hecho la torpe y haberle dado un buen pisotón que le dejara el pie plano de por vida.
—Me las pagarás —le susurré a mi cuñado cuando Nick cogió mi mano y mi pulso se aceleró en el acto.
14.-
Nadie salvo mi hermana parecía haber notado mi tensión, aunque tampoco me apetecía que se descubriera, de lo contrario, una lluvia de preguntas caería sobre mí sin que yo pudiese evitarlas.
Estuve ausente durante toda la cena, intercambiando miradas con Nicholas. Las suyas eran dulces, acompañadas por sonrisas bonachonas que hasta esa misma tarde me habrían neutralizado, ahora en cambio, alimentaban mi fuero interno y solo conseguían que mi cólera aumentase más.
No estaba allí por pura coincidencia, de eso estaba segura, lo cual quería decir que había escuchado bastante más de la conversación que Lisa y yo habíamos tenido.
La elección de la comida también fue un momento para olvidar. El maître nos trajo la carta, la cual estaba llena de cosas impronunciables hasta para el mismísimo creador de de su plato con lo que, me decidí por algo medianamente conocido.
—Querida, ¿te encuentras bien? —preguntó mamá con una mueca de preocupación en el rostro.
—Claro —aseguré, distraídamente—. ¿Por qué lo preguntas? —sus ojos se desviaron hacía abajo, lo que hizo que yo siguiera su dirección: mi plato. El rissoto de pollo a las finas hierbas casi reposaba intacto en el plato—. Oh… Es que no me gusta mucho. Con tantos ingredientes… Además, supongo que estoy acostumbrada a la comida basura y entre eso, y que no acabo de acostumbrarme al horario… —me encogí de hombros. No era verdad, pero tampoco era del todo una mentira.
—Si quieres puedes pedirte otra cosa —me aconsejó Evan.
—No, no importa. Además, antes le eché el ojo a un postre que había en la carta.
—Bien. Entonces, antes de que lo traigan deberíamos bajar un poco la cena aunque tú no es que hayas devorado la comida —me extendió la mano, haciendo graciosamente una floritura que le salió a las mil maravillas a pesar de que su intento era que le saliera cómica—. ¿Querría usted, Milady, danzar conmigo al son de la música?
Su propuesta nos hizo reír a todos y a mí, además, me ayudó a disminuir la presión que estaba sintiendo desde que habíamos llegado.
—Sabes bien que no sé bailar, Milord.
—Considero que ya va siendo hora de que aprendas, pues —sin esperar a mi consentimiento, me cogió de la mano y me arrastró a la pista de baile del restaurante, dónde las pocas parejas que bailaban acaramelados eran cincuentones con mucha alegría en el cuerpo—. ¿Sabes el dicho ese de dos no bailan si uno no quiere? Pues pega con la situación, así que haz algo, por el amor de Dios.
—Yo te explico mi situación: soy muy torpe con estas cosas, Evan, solo que tu afán por dejarme en ridículo te puede.
—No me etiquetes como el malo de la película, yo solo intento ayudarte. Ven —me acercó a él, cogió mi mano derecha y la puso sobre su hombro y luego, colocó la suya en mi espalda para luego, tomó mi otra mano, manteniéndolas unidas. Inició unos movimientos fluidos—. Derecha, izquierda… ¿Crees que sigue siendo una misión imposible?
—Cuando te pise no dirás lo mismo, Evs —sonreí con malicia.
—Así que conociste a ese tal Nick en el avión ¿eh? Muy ingenioso.
—Sabía yo que se iba a ir demasiado de la lengua —dije, en referencia a Lisa.
—Me ofende tu carácter —bromeó—. El chico no se anda con rodeos y es un poco descarado, por seguirte hasta aquí. Parece que le gustas de verdad…
—Evan, se va a casar, ¡a casar! —Repetí intentando no alzar demasiado la voz—. No puedes esperar que ahora…
—Espera, calla un momento.
—Disculpa —Interrumpió la familiar voz de Nicholas mientras yo luchaba por recordar como se respiraba—. ¿Me dejarías bailar con ella?
Puso su mejor cara de quien no se esperaba que le preguntaran eso y luego me sonrió a mí de forma pícara para darle a él una cordial. Se separó de mí, ofreciéndole mi mano sin que yo le hubiera dado mi consentimiento. Me guiñó un ojo antes de ofrecerme otra sonrisa socarrona.
—Es toda tuya, compañero.
Me arrepentí de no haberme hecho la torpe y haberle dado un buen pisotón que le dejara el pie plano de por vida.
—Me las pagarás —le susurré a mi cuñado cuando Nick cogió mi mano y mi pulso se aceleró en el acto.
Última edición por Kevonita el Mar 21 Mayo 2013, 11:40 am, editado 2 veces
Kevonita
Re: ~Never Gonna Be Alone [Nicholas Jonas]
oh por dios que importa que el chico se vaya a casar .. de todos modos se que le guste y vs..
por que siempre cuesta tanto admitir las cosas? ..
pero bueno , ame el capitulo espero que el coqueteo no sea solo de nuestra miradas traviesas haha
cuidate
bye
por que siempre cuesta tanto admitir las cosas? ..
pero bueno , ame el capitulo espero que el coqueteo no sea solo de nuestra miradas traviesas haha
cuidate
bye
Invitado
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