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Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
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Lo que no se ve
O W N :: Archivos :: Novelas Abandonadas
Página 1 de 1. • Comparte
Lo que no se ve
por ~FerSwaggy~ Sáb 27 Jul 2013, 10:40 pm
- Spoiler:
- Nombre: Lo que no se ve.Autor: Yo.Adaptación: No, pero si la adaptan den creditos.Genero: Fantasía-Drama-Romance.Advertencia: Esta novela no esta echa con chicos famosos; One Direction, Justin Bieber, o actores, etc. Es original.Otras páginas: No.
Prefacio:
El Prólogo es lo que algunas personas aman. Es como si fuera el inicio de la vida. Luego, a medida que van pasando los capítulos, las personas lo odian. Y la vida… ¿La vida? La vida es algo irónico. Se vive, para luego morir, ¿No es así? Algunas veces me pregunto lo que debe ser morir ¿Qué abra luego de eso? Aunque fuese verdad, de que luego de la muerte exista algo, eso no lo quiero.
Mi nombre es Claire Bratcher, y mi intención es vivir para siempre.
—————————————————————————————————
Magia, seres únicos, hechizo, y una historia de amor entre la humanidad, y los que no han completado el proceso de aceptación. Una guerra entre mundos se desatara ¿Crees que podrás adentrarte a este mundo?
—————————————————————————————————
Espero que les guste esta novela, tanto como le gusta a una amiga mía. Eh decidido subirla aquí, porque quiero su opinión; sobre originalidad, gustos, etc.
Espero que comenten (:
~FerSwaggy~
Re: Lo que no se ve
por ~FerSwaggy~ Dom 28 Jul 2013, 3:23 pm
Bueno... No comentaron, pero bueno... Subiré el primer capitulo (:
Me encontraba en mi cama. Tapada. Sin frío.
Me senté. El piso estaba helado. Mis pies no tardaron en acostumbrarse a la temperatura. Fui hacía el baño. Mi cabello pelirrojo estaba desordenado. Era corto, por eso no tenía dificultad alguna en desenredarlo.
Al salir del baño pude escuchar el ruido que hacía una rama de un árbol al chocar contra mi ventana. No me sobresalto. Me quede mirando.
Mi casa estaba rodeada de bosque, prácticamente vivía en la nada misma, rodeada de árboles.
Me asome a la ventana. Desde mi cuarto podía ver hasta detrás de todo ese verde. Del otro lado se encontraba una casa. La casa esa siempre estuvo habitada por un hombre mayor, su hija, y su nieto. Todos decían que esa mujer estaba loca, que se suicidó, lo cual era verdad. Tenía pequeños cortes en los dedos, muñecas, en fin, su cuerpo.
Se preguntarán ¿Y mis padres? Pues ellos murieron…
Hace un par de años mi padre, Mark, mató a mi madre, Lucy. Aunque yo aún no me trago esa historia. Yo los encontré a ambos en el suelo del despacho de mi padre. Fue una escena terrible para mí, incluso hoy estoy tratando de superarlo. Él sostenía el arma. Según los policías decían que Mark mató a Lucy, y luego se suicidó para no vivir con la culpa, pero yo no pienso igual.
La bocina del auto me sobresalto. Mi hermano, Greg, estaba esperándome afuera para llevarme al instituto. No quedaba lejos, pero no era para ir caminando. Según él, porque la temperatura era muy baja.
Bajé. Salude a mi tía, o tía postiza por así llamarla, Elena. Ella apareció luego del asesinato de mis padres. Nunca en mi vida la había visto, pero se volvió una persona muy importante para mí en estos últimos años.
—Vamos Claire. Llegarás tarde. —negué con una sonrisa. Me subí al copiloto, mientras él manejaba. Me coloqué mis lentes, y mire hacía la ventana. Los árboles estaban desnudos, sin ninguna hoja. El vidrio se encontraba empeñado. Coloque mi dedo en él, e hice formas abstractas.
Mire a un lado. Estaba mi hermano manejando. Mi hermano era el único que me sacaba una sonrisa. Era a la única persona que en verdad quería, y él lo sabía.
—Cuídate en la escuela chiquilla.
—Lo haré Greg.
Le di un beso en la mejilla, y me encamine al instituto. Mientras iba caminando hacia allí miraba los árboles. En sus puntas había pequeños copos de nieve. Me quité las gafas y le limpie las lentes con la manga de mi blusa, se habían empañado un poco.
Me fui hacía mi taquilla, pasando por al lado de todos mis compañeros, los cuales me golpeaban al pasar. Al llegar a ella me choqué con un chico. Mi bolso se abrió, haciendo que todas las cosas cayeran al suelo, aunque este estaba totalmente cerrado. Se desparramaron, hasta que uno choco con el pie de él.
—Lo siento. —esas palabras se salieron de mi boca sin permiso.
Él no hizo nada, solo se quedó observándome.
— ¿Me…? —no termine de preguntar. El chico ese pateo el libro hacía mí, golpeándome la mano. —Gracias. —él solo hizo un gesto con su barbilla.
Fui hacía él, lo tome por la playera, era negra. A decir verdad, toda su vestimenta era negra. Llevaba unas converse, realmente viejas, negras, una playera, del mismo color, y unos tejanos, los cuales eran oscuros, no negros, si no oscuros.
Al darse vuelta pude ver sus ojos. Eran unos que nunca en mi vida había visto. Eran de un negro intenso, demasiado intenso.
—Modales… tú… no tener. —estaba tartamudeando. Las palabras no salían. Mi boca estaba entreabierta.
— ¿Disculpa? —su voz sonó ronca, música para mis oídos. Sacudí la cabeza, y trate de mirarlo a los ojos.
—Modales… ¿Qué acaso no los tienes? —esta vez mi voz sonó estricta.
— ¿Modales? —se dio vuelta hacía mí, sonriendo cínico.
—Sí. Modales. No puedes patearme un libro, y ya ¡Me lastimaste! —alcé mi mano, pero la baje al instante. No tenía nada malo, fue un leve golpe, nada más.
—Te diré una sola cosa. —miró para sus costados. Se acercó a mi oído izquierdo, no sin antes humedecerse los labios. —Nadie puede controlarme. Nadie.
Su voz me estremeció. Mire a mis costados, no había nadie. Nadie al decir de sus amigos ¿Qué acaso no tenía? ¿Con quién se juntaba? ¿Quién es?
— ¿Quién eres? —pregunte apartándome, poniéndome el bolso al hombro.
—Estoy en tu clase de Historia. —me guiño un ojo, me sonrió con una sonrisa maliciosa, mostrando sus dientes de perfil, y se fue, al mismo tiempo en el que sonó el timbre.
“Historia” eso retumbó en mis oídos, al igual que el sonido del timbre, el cual indicaba la primera clase: “Historia”
Al entrar al salón todos se me quedaron observando con mala cara, como siempre. El primer banco me esperaba vació.
—Señorita… —el profesor miró su lista. — ¿Bratcher?
Mi vista se desvió hacía el último asiento. Una media sonrisa se formó en mis labios. Una sonrisa curiosa, por así decirlo. Ese chico estaba allí sentado. Solo. Parecía como una sombra.
—Señorita Bratcher. —esta vez el profesor estaba junto a mí, sacudiéndome el hombro.
—Sí, lo siento. —coloqué un mechón de mi cabello detrás de mí oreja.
Pude escuchar un par de murmullos al sentarme en mi asiento. No dudo que hayan notado que miraba hacia atrás.
—Bueno… su llegada interrumpió mi discurso. —sonrió, mostrando su dentadura, parecía falsa. —Como saben…
Eso fue lo único que escuche. Me puse unos auriculares. Sonaba Asleep de The Smiths. No me gustaba Historia, pero me iba bien en la materia.
Un golpe seco hizo que me los quitará. Era la regla del profesor vaya a saber quién.
—Mi nombre. —dijo con voz estricta mirándome, luego a la clase. —Es Stuart, y seré su profesor de Historia. —rodó los ojos. Que buen profesor, pensé.
—Es un idiota. —susurraban los chicos de atrás.
Mi espalda se estremeció. Más bien era como si unos dedos calientes se posaran sobre mi tibia espalda, subiendo hasta mi nuca. El tacto era agradable. Mire por detrás de mi hombro, pero luego fije mi vista al frente.
— ¿Algo que vio señorita Bratcher?
— ¿Por qué solo me llama la atención en mí? Hay otros que se comportan peor. —levante mi mano en referencia en la clase.
— ¡Estúpida! —empezaron a gritar, y a tirarme papeles. Estaba a punto de derramar una lágrima, no por eso, por todo, pero no lo hice, solo coloque mi mano sobre mi sien, ocultándome, como si nadie me viese.
—Hay pobrecilla, ¿Por qué no te vas a llorar con tus papis? A cierto… no tienes. —mire a mi lado, al chico que me lo decía. Lo reconocía perfectamente. Era un chico llamado Michael. Uno rubio con ojos celestes, uno “perfecto”, el cual no me caía bien. La campana sonó.
—Bueno… —el profesor abrió la boca, para decir algo, pero el timbre lo cayó, y bufó. —Conmigo tienen dos horas los lunes, cuatro horas semanales.
Mire de reojo a mi lado y me levante.
—Siéntate. —Michael hizo que me sentaré de una, lo cual lo hizo reír a él, y todos los que estaban a mí alrededor observando la escena.
—Déjame en paz. —susurre en un tonó casi inaudible.
— ¿Qué dijiste chiquilla?
—Que me dejes en paz. —esta vez mi voz sonó más alta. Me levante de mi silla, todos dijeron el típico: “Uuh”.
—No. —volvió a tirarme, pero esta vez me caía detrás de la silla, haciendo que mi cabeza golpee contra el suelo, y mis piernas queden en la silla. Carcajadas, y más carcajadas, se escuchaban.
Me quedé allí recostada, hasta que se fueron todos, o eso pensaba. Un papel, completamente negro, descendió sobre mi pecho. Era una letra extraña, color blanco: “Shad” ¿Qué era Shad?
Me levanté, quedando sentada en la silla. Tome el papel entre mis manos. Shad; Shad.
1
Una mañana como ninguna otra. Podía ver las nubes grises a través de mi ventana. Un cristal transparente, empañado por la baja temperatura.Me encontraba en mi cama. Tapada. Sin frío.
Me senté. El piso estaba helado. Mis pies no tardaron en acostumbrarse a la temperatura. Fui hacía el baño. Mi cabello pelirrojo estaba desordenado. Era corto, por eso no tenía dificultad alguna en desenredarlo.
Al salir del baño pude escuchar el ruido que hacía una rama de un árbol al chocar contra mi ventana. No me sobresalto. Me quede mirando.
Mi casa estaba rodeada de bosque, prácticamente vivía en la nada misma, rodeada de árboles.
Me asome a la ventana. Desde mi cuarto podía ver hasta detrás de todo ese verde. Del otro lado se encontraba una casa. La casa esa siempre estuvo habitada por un hombre mayor, su hija, y su nieto. Todos decían que esa mujer estaba loca, que se suicidó, lo cual era verdad. Tenía pequeños cortes en los dedos, muñecas, en fin, su cuerpo.
Se preguntarán ¿Y mis padres? Pues ellos murieron…
Hace un par de años mi padre, Mark, mató a mi madre, Lucy. Aunque yo aún no me trago esa historia. Yo los encontré a ambos en el suelo del despacho de mi padre. Fue una escena terrible para mí, incluso hoy estoy tratando de superarlo. Él sostenía el arma. Según los policías decían que Mark mató a Lucy, y luego se suicidó para no vivir con la culpa, pero yo no pienso igual.
La bocina del auto me sobresalto. Mi hermano, Greg, estaba esperándome afuera para llevarme al instituto. No quedaba lejos, pero no era para ir caminando. Según él, porque la temperatura era muy baja.
Bajé. Salude a mi tía, o tía postiza por así llamarla, Elena. Ella apareció luego del asesinato de mis padres. Nunca en mi vida la había visto, pero se volvió una persona muy importante para mí en estos últimos años.
—Vamos Claire. Llegarás tarde. —negué con una sonrisa. Me subí al copiloto, mientras él manejaba. Me coloqué mis lentes, y mire hacía la ventana. Los árboles estaban desnudos, sin ninguna hoja. El vidrio se encontraba empeñado. Coloque mi dedo en él, e hice formas abstractas.
Mire a un lado. Estaba mi hermano manejando. Mi hermano era el único que me sacaba una sonrisa. Era a la única persona que en verdad quería, y él lo sabía.
—Cuídate en la escuela chiquilla.
—Lo haré Greg.
Le di un beso en la mejilla, y me encamine al instituto. Mientras iba caminando hacia allí miraba los árboles. En sus puntas había pequeños copos de nieve. Me quité las gafas y le limpie las lentes con la manga de mi blusa, se habían empañado un poco.
Me fui hacía mi taquilla, pasando por al lado de todos mis compañeros, los cuales me golpeaban al pasar. Al llegar a ella me choqué con un chico. Mi bolso se abrió, haciendo que todas las cosas cayeran al suelo, aunque este estaba totalmente cerrado. Se desparramaron, hasta que uno choco con el pie de él.
—Lo siento. —esas palabras se salieron de mi boca sin permiso.
Él no hizo nada, solo se quedó observándome.
— ¿Me…? —no termine de preguntar. El chico ese pateo el libro hacía mí, golpeándome la mano. —Gracias. —él solo hizo un gesto con su barbilla.
Fui hacía él, lo tome por la playera, era negra. A decir verdad, toda su vestimenta era negra. Llevaba unas converse, realmente viejas, negras, una playera, del mismo color, y unos tejanos, los cuales eran oscuros, no negros, si no oscuros.
Al darse vuelta pude ver sus ojos. Eran unos que nunca en mi vida había visto. Eran de un negro intenso, demasiado intenso.
—Modales… tú… no tener. —estaba tartamudeando. Las palabras no salían. Mi boca estaba entreabierta.
— ¿Disculpa? —su voz sonó ronca, música para mis oídos. Sacudí la cabeza, y trate de mirarlo a los ojos.
—Modales… ¿Qué acaso no los tienes? —esta vez mi voz sonó estricta.
— ¿Modales? —se dio vuelta hacía mí, sonriendo cínico.
—Sí. Modales. No puedes patearme un libro, y ya ¡Me lastimaste! —alcé mi mano, pero la baje al instante. No tenía nada malo, fue un leve golpe, nada más.
—Te diré una sola cosa. —miró para sus costados. Se acercó a mi oído izquierdo, no sin antes humedecerse los labios. —Nadie puede controlarme. Nadie.
Su voz me estremeció. Mire a mis costados, no había nadie. Nadie al decir de sus amigos ¿Qué acaso no tenía? ¿Con quién se juntaba? ¿Quién es?
— ¿Quién eres? —pregunte apartándome, poniéndome el bolso al hombro.
—Estoy en tu clase de Historia. —me guiño un ojo, me sonrió con una sonrisa maliciosa, mostrando sus dientes de perfil, y se fue, al mismo tiempo en el que sonó el timbre.
“Historia” eso retumbó en mis oídos, al igual que el sonido del timbre, el cual indicaba la primera clase: “Historia”
Al entrar al salón todos se me quedaron observando con mala cara, como siempre. El primer banco me esperaba vació.
—Señorita… —el profesor miró su lista. — ¿Bratcher?
Mi vista se desvió hacía el último asiento. Una media sonrisa se formó en mis labios. Una sonrisa curiosa, por así decirlo. Ese chico estaba allí sentado. Solo. Parecía como una sombra.
—Señorita Bratcher. —esta vez el profesor estaba junto a mí, sacudiéndome el hombro.
—Sí, lo siento. —coloqué un mechón de mi cabello detrás de mí oreja.
Pude escuchar un par de murmullos al sentarme en mi asiento. No dudo que hayan notado que miraba hacia atrás.
—Bueno… su llegada interrumpió mi discurso. —sonrió, mostrando su dentadura, parecía falsa. —Como saben…
Eso fue lo único que escuche. Me puse unos auriculares. Sonaba Asleep de The Smiths. No me gustaba Historia, pero me iba bien en la materia.
Un golpe seco hizo que me los quitará. Era la regla del profesor vaya a saber quién.
—Mi nombre. —dijo con voz estricta mirándome, luego a la clase. —Es Stuart, y seré su profesor de Historia. —rodó los ojos. Que buen profesor, pensé.
—Es un idiota. —susurraban los chicos de atrás.
Mi espalda se estremeció. Más bien era como si unos dedos calientes se posaran sobre mi tibia espalda, subiendo hasta mi nuca. El tacto era agradable. Mire por detrás de mi hombro, pero luego fije mi vista al frente.
— ¿Algo que vio señorita Bratcher?
— ¿Por qué solo me llama la atención en mí? Hay otros que se comportan peor. —levante mi mano en referencia en la clase.
— ¡Estúpida! —empezaron a gritar, y a tirarme papeles. Estaba a punto de derramar una lágrima, no por eso, por todo, pero no lo hice, solo coloque mi mano sobre mi sien, ocultándome, como si nadie me viese.
—Hay pobrecilla, ¿Por qué no te vas a llorar con tus papis? A cierto… no tienes. —mire a mi lado, al chico que me lo decía. Lo reconocía perfectamente. Era un chico llamado Michael. Uno rubio con ojos celestes, uno “perfecto”, el cual no me caía bien. La campana sonó.
—Bueno… —el profesor abrió la boca, para decir algo, pero el timbre lo cayó, y bufó. —Conmigo tienen dos horas los lunes, cuatro horas semanales.
Mire de reojo a mi lado y me levante.
—Siéntate. —Michael hizo que me sentaré de una, lo cual lo hizo reír a él, y todos los que estaban a mí alrededor observando la escena.
—Déjame en paz. —susurre en un tonó casi inaudible.
— ¿Qué dijiste chiquilla?
—Que me dejes en paz. —esta vez mi voz sonó más alta. Me levante de mi silla, todos dijeron el típico: “Uuh”.
—No. —volvió a tirarme, pero esta vez me caía detrás de la silla, haciendo que mi cabeza golpee contra el suelo, y mis piernas queden en la silla. Carcajadas, y más carcajadas, se escuchaban.
Me quedé allí recostada, hasta que se fueron todos, o eso pensaba. Un papel, completamente negro, descendió sobre mi pecho. Era una letra extraña, color blanco: “Shad” ¿Qué era Shad?
Me levanté, quedando sentada en la silla. Tome el papel entre mis manos. Shad; Shad.
~FerSwaggy~
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